comentario sobre un capitulo del quijote

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Universidad Nacional de Cuyo – Facultad de Filosofía y Letras Comentario sobre el capítulo VIII de la primera parte de “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha” 2013

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Comentario sobre el capitulo VIII del Quijote, de Miguel de Cerantes

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Universidad Nacional de Cuyo Facultad de Filosofa y Letras

Comentario sobre el captulo VIII de la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha

Alumno: Gabriel RomeroRegistro n: 22497

Tenemos a dos extraos caminando por los campos de Montiel. Uno a caballo, el otro en asno; uno prometiendo, el otro repitiendo yo lo creo todo as como vuestra merced me lo dice. Uno perdido en su mundo de aventuras y el otro postrado en el mundo prctico, pero ambos cabalgando codo a codo. Ambos persiguiendo sueos que van contra todas las posibilidades. Ambos viviendo lo que los otros tildan de absurdo. Don Quijote, con sus grandes recursos retricos y con su an ms grande entusiasmo logra convencer a Sancho Panza de acompaarlo. Y, a diferencia del resto, este labrador debi ver en esa extraa figura algo ms que palabras y promesas; o quizs acept porque el trabajo de labrador era aburrido, o porque realmente tena poca sal en la mollera. En el principio de esta relacin pareciera que la razn por la que estn juntos es porque ambos son marginados, ambos perdedores encerrados en sus propios mundos. Inclusive pareciera, en estos primero captulos, que don Quijote es ms loco, y que Sancho es ms tonto de lo que resultarn ser. Pero lo que no puede negarse es que ambos estn agradecidos de tener un compaero. Alguien a quien hacerle promesas, alguien a quien cuidar. Y frente a la primera derrota sale a la luz aquel brote que ir creciendo a lo largo de la historia, aquello que realmente uni a estos dos personajes y aquello que, en mi opinin, hace que El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha sea atemporal. En la espantable y jams imaginable aventura de los molinos de viento, como toda primera aventura con un nuevo compaero, empiezan a perfilarse los personajes: sus roces, sus conflictos, sus mundos. Y si tomamos este hecho como un pequeo vaticinio de la relacin que forjarn, se puede ver el gnesis de la transformacin de ese loco y ese glotn en el ingenioso don Quijote de la Mancha y en el Gran Sancho Panza. La aventura comienza con don Quijote y Sancho cabalgando, cada uno con su cabeza en donde pertenece: el hidalgo en las aventuras y el escudero en la realidad. Y frente al avistamiento de los gigantes-molinos de viento se plantea el primer roce entre sus realidades. Sin importar cuanto gritara Sancho que eran simples molinos o cuanto maldijera don Quijote a esos gigantes, ninguno pudo convencer a su compaero, pero en lugar de que esto trajera problemas entre ambos, y frente al sacudn que recibe el caballero, Sancho sale disparado a socorrerlo, ms preocupado por la salud de su amigo que por los molinos. Y cuando Panza hace referencia al golpe, y el hidalgo a las reglas de los caballeros andantes, todo se resuelve con una risa: Si no me quejo del dolor, es porque no es dado a los caballeros andantes quejarse de herida alguna, aunque se le salgan las tripas por ella. Si eso es as, no tengo yo que replicar, respondi Sancho () De m se decir que me he de quejar del ms pequeo dolor que tenga, si ya no se entiende tambin con los escuderos de los caballeros andantes eso del no quejarse. No se dej de rer don Quijote ()Frente a la adversidad y la derrota, ser la simplicidad de Sancho, el contraste de miradas y el humor de don Quijote lo que har que ellos puedan llevar sus fallos sin perder los nimos. Por ms golpeado y abatido que est don Quijote, Sancho siempre tendr algo para hacerlo olvidar de su derrota. Y sea una invitacin a comer y descansar, un dicho popular o una simple pregunta de cmo se encuentra. Y a su vez, Sancho sabe que don Quijote lo escuchar, y prometindole reinos e nsulas para gobernar, deposita as su confianza en aquel hombre que en la Mancha tenan por idiota.

2013