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Discurso de Lord Salisbury

El imperialismo europeo y su filosofía

Reunión anual de la Primrose League

Albert Halla en Londres

3/05/1898

Publicado el 4/05/1898 en el periódico The Times

Maria del Mar Moreno Carretero. Historia Contemporánea

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Autor

Robert Arthur Talbot Gascoyne-Cecil, tercer marqués de Salisbury. Nacido en Hatfield, una propiedad de la familia situada en Hertfordshire, estudió en la Universidad de Oxford. Después de licenciarse en matemáticas por Oxford con la nota más baja posible, Salisbury decidió realizar un largo viaje por las colonias británicas. Visitaría Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda, entre otros países. Este viaje fue importante por dos factores fundamentales: lograría robustecer a Salisbury y fortalecer su salud, a la vez que propiciaría que aumentara su interés por la administración del Imperio Británico. Fue elegido miembro de la Cámara de los Comunes como representante del Partido Conservador en 1853. Tras el fallecimiento de su padre en 1868, heredó el título de marqués de Salisbury. Político británico, conservador, fue secretario para la India participó en la Conferencia de Constantinopla. Ministro de Asuntos Exteriores (1878-1880), se opuso a la expansión de Rusia en el Congreso de Berlín. Nombrado primer ministro (1885-1886, 1886-1892 y 1895-1902), combatió el nacionalismo irlandés y actuó con decisión en las colonias, pero moderadamente en Europa.

No estaba de acuerdo con la expansión de Rusia en el congreso de Berlín. Venció abrumadoramente en las elecciones de 1886 pudiendo formar un gobierno sólido y combatió el nacionalismo irlandés. Lord Salisbury es ante todo conocido por sus éxitos en política exterior y, más concretamente, por su papel en la expansión del poder colonial británico en África. Volvió a ser primer ministro y ministro de Asuntos Exteriores en 1895; gracias a su labor, Francia aceptó que Sudán quedara bajo control anglo-egipcio en 1899. Ese mismo año hizo intervenir a su país en la Guerra Bóer, que permitió a los británicos dominar toda Sudáfrica. Antes de abandonar la política en 1902, firmó la alianza anglo-japonesa, que permaneció en vigor hasta después de la I Guerra Mundial.

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Tipo de texto, destino y circunstancias

espacio-temporal

Se trata de un texto político, ya que es un discurso. El autor hace un análisis de la situación, nos comenta una serie de conflictos y explica la postura de Gran Bretaña. El presente discurso fue exhibido siendo el marqués de Salisbury primer ministro del gobierno inglés. Su destino es el de divulgar la situación del momento, lo cometió en un sitio abiertamente al publico a la audiencia del Albert Hall en medio de miles de lectores y periodistas vinculados al periódico “The Times”. Por estas circunstancias este texto es de carácter público. En cuanto al tiempo en el que se realizo se sitúa en el último cuarto del s.s. XIX. Dividió a las naciones del mundo en naciones vivas y naciones muertas, fue el mayor movimiento en cuanto a colonialismo. Durante 1898 tuvieron lugar grandes acontecimientos coloniales, y hay que recordar la perdida de España de Cuba, Filipinas y Puerto Rico. En cuanto al espacio, Inglaterra significativa nación potencial colonial de la época En aquel periodo, la nación británica precisaba de una enorme potencia naval.

Análisis y comentario

En el primer párrafo, realiza una inquietud hacia el futuro de la nación”Si pudiéramos contemplar simplemente el mundo tal y como se nos presenta…..desde luego que podríamos mirar al futuro sin inquietud” En el segundo párrafo, elabora una síntesis:

• “Las naciones se dividen en vivas y moribundas”. Las “naciones moribundas” pueden entenderse como aquellos imperios que se encontraban en decadencia como África y Asia y como “naciones viva” hace referencia a Francia e Inglaterra.

• A continuación menciona los atributos característicos de las naciones

florecientes, que se lanzaron a la aventura colonial, encabezada por Inglaterra,

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Francia y Alemania, gracias a los ferrocarriles que les hacen llegar fuerzas militares aumentando asi los poderes de los grandes países. “Por un lado….Los ferrocarriles les han dado el poder de concentrar…y poder reunir ejércitos de un tamaño y poder nunca soñados”

• Desde “Junto a estas esplendidas organizaciones...comunidades moribundas… no cristianas…Década tras década, cada vez son mas débiles, más pobres y poseen menos hombres destacados…” hasta la frase “…Se aferren con extraña tenacidad a la vida que tiene”. puntualiza las peculiaridades de las naciones moribundas, de cuyos antiguos territorios se sirven las entonces pujantes potencias coloniales. También habla de intereses entre las potencias imperialistas, territorios ansiados por las diversas potencias;”

• Comenta la corrupción de los órganos administrativos que afectan las naciones moribundas, “En ellas no solo no se pone remedio a la mala administración…es un nido de corrupción.”

• Desde “por lo que no existe una base firme…” hasta el final del párrafo, expone

una serie de problemas que afectan a las naciones pobres, y pide que les pongan soluciones, lo cual también siente la desconfianza de que se vayan a solucionar todos los problemas que surgen en las naciones muertas.

• El final del texto viene a decir, la posición que ocuparia Inglaterra frente al

progresivo reparto del mundo; dejando claro que quedara en un reparto ventajoso aunque con la posibilidad de que alguna nación se beneficie de algún territorio, si con ello lleva a la solución de algunos problemas internos de la zona cedida.

Conclusión

El desarrollo colonialista atendió a un gran número de factores y circunstancias que fueron más allá de los meramente económicos; pero sin éstos no puede explicarse tal expansión. Las economías más poderosas tuvieron la necesidad -y a la vez fueron el respaldo- del desarrollo del colonialismo europeo. La expansión del capitalismo hizo que dentro de cada país se alcanzara pronto la plenitud en lo referente a fuerza laboral empleada, materia prima disponible, mercancía producida y dominio del mercado; por tanto, era necesaria una proyección exterior de estos capitalismos nacionales, cuyo objetivo era la ampliación de sus territorios de producción y de consumo. La victoria del proteccionismo -elevados impuestos a la importación de mercancías extranjeras para favorecer el consumo de productos nacionales, lo que, a corto plazo, permitía el crecimiento de la economía interior- frente al librecambismo hizo que los

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Estados disminuyesen sus posibilidades de comerciar con otros países y se tuviesen que limitar a sus propios territorios. Para mantener y expandir el comercio nacional fue necesario ampliar estos territorios, pero esto sólo era posible en las colonias. Lo que hasta ese momento habían sido dominios puramente teóricos en África y Asia, sin unas fronteras claras, fueron convertidos en verdaderas colonias de las que extraer abundantes materias primas y donde colocar inversiones de los capitales nacionales excedentes. Los grandes imperios anteriores fueron expansiones territoriales cuyos territorios se anexionaban al núcleo original, llegando en ocasiones, como -en los imperios romanos y español-, a establecerse una teórica igualdad jurídica entre todas las partes de ese imperio. La principal diferencia del imperialismo colonial del siglo XIX respecto a los modelos anteriores era la identificación de dos partes bien diferenciadas: la metrópoli, el Estado que practicaba el imperialismo, y las colonias -los territorios dominados-, que en ningún momento llegaban a identificarse con aquélla. La segunda gran diferencia era la total dependencia política de las colonias respecto de la metrópoli, que utilizaba este control para realizar un aprovechamiento total de los recursos materiales y humanos de sus colonias. Además de esta base ideológica, era necesario un excedente de población para realizar la expansión colonial. La revolución demográfica había multiplicado enormemente la población europea; la fuerza laboral excedente debió buscar trabajo fuera de sus respectivos países: buena parte de ella se encaminó hacia las colonias y actuó, por tanto, como agente colonial en los nuevos dominios. La expansión colonial se apoyó también en los grandes medios tecnológicos de la época, que permitieron trasladar rápidamente grandes cantidades de población –valores- y de mercancías –ferrocarril-, y que aseguraron una superioridad militar -cañoneras, armas de fuego- en las conquistas. Por último, la expansión colonial se debió a factores políticos: el imperialismo ofreció prestigio, tanto de cara a la población interior como de cara al mundo internacional. Francia, gracias a la expansión colonial, pudo olvidar su humillante derrota ante Prusia; Gran Bretaña demostró con su imperio el peso económico e industrial que tenía: Holanda y Bélgica necesitaban del comercio exterior, dado su reducido territorio. “Alemania no podía quedar al margen del movimiento colonial; Italia intentaba recuperar el esplendor del imperio romano e incluso Portugal y España -ya en crisis gran parte del imperio portugués, y perdido casi por completo el español- reivindicaban su papel de pioneros en la expansión europea moderna.

Vocabulario

Capitalismo. Proteccionismo.Librecambrismo.Imperialismo.Territorio.Revolución demográfica.

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Recursos

• http://www.biografiasyvidas.com/biografia/s/salisbury.htm

• M.FERNANDEZ MADRID.M. GOMEZ LORENTE,MARTIN LOZANO. Historia del mundo contemporáneo. McGraw-Hill.2000.