comandos argentinos en malvinas

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Alberto N. Manfredi (h) 506 LA COMPAÑÍA DE COMANDOS 601 Como en toda contienda acaecida desde la Segunda Guerra Mundial, en Malvinas los comandos desempeñaron un papel decisivo en el conflicto, tanto en uno como en otro bando. Siguiendo el relato que Isidoro Ruiz Moreno hace en su libro Comandos en Acción. El Ejército en Malvinas, del que nos hemos nutrido para redactar este capítulo y los referentes a los comandos argentinos, desde tiempos inmemoriales existieron soldados audaces encargados de ejecutar misiones de alto riesgo tras las líneas enemigas. El primer ejemplo que menciona es el del Caballo de Troya, posiblemente el génesis de las incursiones comando cuando los griegos, dirigidos por el gran Ulises, penetraron en la inexpugnable ciudad del rey Príamo escondidos en el interior de un gigantesco equino de madera, asestando el golpe más espectacular de todos los tiempos. Se trata en realidad de partidas reducidas destinadas a llevar a cabo actos de sabotaje con la intención de desarticular el dispositivo enemigo, obtener información y causar daños en su retaguardia, tendiendo emboscadas audaces, golpes de mano o misiones veloces en territorio adversario. Roma también tuvo sus tropas de elite en la Legión XII “Fulminante”, un equivalente de los actuales paracaidistas, a la que llegó a comandar San Expedito. La XII estaba destinada a misiones especiales, incursionando ahí donde la legión común no podía combatir. La conformaba una tropa heterogénea y muy bien preparada, con efectivos provenientes principalmente de Italia, Galia y España aunque posteriormente se reclutaron muchos elementos en oriente, en especial, Armenia 1 . Los comandos, tal como los conocemos hoy, datan de la Segunda Guerra Mundial y fueron organizados por Gran Bretaña en 1940. Su primera misión tuvo lugar en la Francia ocupada por los alemanes y la idea fue bien recibida por Churchill. Sus acciones resultaron ser tan efectivas que el mismo Hitler expidió una orden fechada el 10 de octubre de 1942, condenando a muerte a todos los integrantes de esos cuerpos que cayesen prisioneros, por no considerarlos soldados regulares. Los comandos actuaron principalmente en Francia, la península escandinava, Italia, el norte de África y la misma Alemania, en tanto en oriente lo hicieron preferentemente en Birmania y las islas del Pacífico. En 1942 nació el SBS (Special Boat Scuadron) que operó preferentemente sobre el litoral y los ríos interiores de Francia y luego en África. Poco después, el mayor David Stirling de los Guardias Escoceses, fundó el SAS (Special Air Service), integrado exclusivamente por paracaidistas, que incursionó por medio aéreo sobre los territorios ocupados por los nazis. Los alemanes no se quedaron atrás y en base a los comandos británicos constituyeron cuerpos especiales que llevaron a cabo operaciones de alto riesgo, la más espectacular, el rescate de Mussolini en el monte Sasso, operación impecable comandada por el mayor austríaco de las Waffen SS, Otto Skorzeny, en 1943. Después de la gran conflagración, otras naciones como Francia, Italia, España, Rusia y Estados Unidos, organizaron sus tropas de elite. Los norteamericanos crearon los “Rangers”, nombre que también utilizaron los bolivianos para bautizar a los suyos durante la campaña contra el Che Guevara en 1967; Colombia hizo lo propio con el cuerpo de “Lanceros”, Haití con los “Leopardos” y Venezuela con los “Cazadores”. Comandos estadounidenses y británicos actuaron en la guerra de Corea y posteriormente los norteamericanos lo hicieron en Vietnam; los israelíes organizaron los suyos, destacando entre sus principales acciones la infiltración de agentes del Mossad especialmente adiestrados para capturar y secuestrar en la Argentina a Adolf Eichmann

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  • Alberto N. Manfredi (h)

    506

    LA COMPAA DE COMANDOS 601

    Como en toda contienda acaecida desde la Segunda Guerra Mundial, en Malvinas los comandos desempearon un papel decisivo en el conflicto, tanto en uno como en otro bando. Siguiendo el relato que Isidoro Ruiz Moreno hace en su libro Comandos en Accin. El Ejrcito en Malvinas, del que nos hemos nutrido para redactar este captulo y los referentes a los comandos argentinos, desde tiempos inmemoriales existieron soldados audaces encargados de ejecutar misiones de alto riesgo tras las lneas enemigas. El primer ejemplo que menciona es el del Caballo de Troya, posiblemente el gnesis de las incursiones comando cuando los griegos, dirigidos por el gran Ulises, penetraron en la inexpugnable ciudad del rey Pramo escondidos en el interior de un gigantesco equino de madera, asestando el golpe ms espectacular de todos los tiempos. Se trata en realidad de partidas reducidas destinadas a llevar a cabo actos de sabotaje con la intencin de desarticular el dispositivo enemigo, obtener informacin y causar daos en su retaguardia, tendiendo emboscadas audaces, golpes de mano o misiones veloces en territorio adversario. Roma tambin tuvo sus tropas de elite en la Legin XII Fulminante, un equivalente de los actuales paracaidistas, a la que lleg a comandar San Expedito. La XII estaba destinada a misiones especiales, incursionando ah donde la legin comn no poda combatir. La conformaba una tropa heterognea y muy bien preparada, con efectivos provenientes principalmente de Italia, Galia y Espaa aunque posteriormente se reclutaron muchos elementos en oriente, en especial, Armenia1. Los comandos, tal como los conocemos hoy, datan de la Segunda Guerra Mundial y fueron organizados por Gran Bretaa en 1940. Su primera misin tuvo lugar en la Francia ocupada por los alemanes y la idea fue bien recibida por Churchill. Sus acciones resultaron ser tan efectivas que el mismo Hitler expidi una orden fechada el 10 de octubre de 1942, condenando a muerte a todos los integrantes de esos cuerpos que cayesen prisioneros, por no considerarlos soldados regulares. Los comandos actuaron principalmente en Francia, la pennsula escandinava, Italia, el norte de frica y la misma Alemania, en tanto en oriente lo hicieron preferentemente en Birmania y las islas del Pacfico. En 1942 naci el SBS (Special Boat Scuadron) que oper preferentemente sobre el litoral y los ros interiores de Francia y luego en frica. Poco despus, el mayor David Stirling de los Guardias Escoceses, fund el SAS (Special Air Service), integrado exclusivamente por paracaidistas, que incursion por medio areo sobre los territorios ocupados por los nazis. Los alemanes no se quedaron atrs y en base a los comandos britnicos constituyeron cuerpos especiales que llevaron a cabo operaciones de alto riesgo, la ms espectacular, el rescate de Mussolini en el monte Sasso, operacin impecable comandada por el mayor austraco de las Waffen SS, Otto Skorzeny, en 1943. Despus de la gran conflagracin, otras naciones como Francia, Italia, Espaa, Rusia y Estados Unidos, organizaron sus tropas de elite. Los norteamericanos crearon los Rangers, nombre que tambin utilizaron los bolivianos para bautizar a los suyos durante la campaa contra el Che Guevara en 1967; Colombia hizo lo propio con el cuerpo de Lanceros, Hait con los Leopardos y Venezuela con los Cazadores. Comandos estadounidenses y britnicos actuaron en la guerra de Corea y posteriormente los norteamericanos lo hicieron en Vietnam; los israeles organizaron los suyos, destacando entre sus principales acciones la infiltracin de agentes del Mossad especialmente adiestrados para capturar y secuestrar en la Argentina a Adolf Eichmann

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    (1960) a efectos de ser juzgado y ejecutado en Tel Aviv y el espectacular raid de Entebbe, en julio de 1976, que permiti rescatar a los pasajeros de un avin secuestrado en Uganda por terroristas palestinos; durante la guerra del Yom Kippur (1973), sus similares sirios capturaron las alturas del monte Hermn y los alemanes llevaron a cabo una misin similar a Entebbe en Mogadiscio, capital de Somala, cuando liberaron a los 86 pasajeros de un avin de Lufthansa, en octubre de 1977. En 1980 los norteamericanos intentaron un golpe de mano de similares caractersticas para rescatar a los rehenes de su embajada en Irn pero la operacin fracas cuando los dos helicpteros que transportaban a sus efectivos chocaron entre si y se estrellaron en el desierto. Mucho ms reciente, la espectacular accin desarrollada por los comandos peruanos del Grupo Chavin de Huantar (abril de 1997) contra una unidad del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) que haba ocupado la embajada de Japn en Lima y secuestrado a altos funcionarios de gobierno, volvi a demostrar la importancia de las tropas de elite a la hora de poner en marcha operaciones de alto riesgo. En la Argentina, los cuerpos de tropas especiales surgieron a fines de 1963, despus de la Crisis de los Misiles de Cuba, cuando el Ejrcito comenz a dictar los primeros cursos de treinta das de duracin. Los mismos se intensificaron entre enero y febrero de 1964 y estuvieron integrados principalmente por paracaidistas y subtenientes recin egresados del Colegio Militar. Su primer jefe fue el teniente coronel Leandro Narvaja Luque y su asesor el mayor del ejrcito norteamericano William Cole, veterano de la guerra de Corea. Las primeras prcticas, segn Ruiz Moreno, se llevaron a cabo en el Centro de Instruccin de Infantera, provincia de Crdoba, hasta que en 1966 pasaron a realizarse en la Escuela de Infantera de Buenos Aires, aumentando su duracin a cuarenta y cinco das con ejercicios en Campo de Mayo, en las sierras de Crdoba, en Bariloche, en Tartagal (Salta), en las selvas de Misiones y en el Delta del Paran, donde se complementaban con prcticas de buceo. En 1973, durante la guerra antisubversiva, se incorporaron tcnicas de lucha antiguerrillera y se comenzaron a recibir efectivos de pases extranjeros, para su adiestramiento, preferentemente de Francia. Los comandos argentinos tuvieron su bautismo de fuego en octubre de 1975, durante el Operativo Independencia en la provincia de Tucumn, cuando el gobierno de la viuda de Pern puso en marcha una gran operacin destinada a combatir al Ejrcito Revolucionario del Pueblo (ERP) y a las clulas terroristas que le brindaban su apoyo con el objeto de liberar el territorio y obtener reconocimiento internacional. Segn relata Ricardo Burzaco en Infierno en el monte tucumano, a mediados de 1975 finaliz el curso de comandos correspondiente a ese ao y a instancias de su instructor, el mayor Mohamed Al Seineldn, se solicit al Estado Mayor del Ejrcito finalizar la ltima etapa de adiestramiento en la zona de operaciones, sobre la sierra del Aconquija, al sudoeste de San Miguel de Tucumn, donde las fuerzas regulares venan combatiendo desde 1974. Concedida la autorizacin, la Compaa de Comandos 601 recibi la orden de alistamiento y una vez completado, se traslad hasta en El Palomar para abordar un Hrcules C-130 de la Fuerza Area y volar al teatro de operaciones. All, a poco de su arribo, troc su uniforme verde oliva por ropa de camuflaje, borcegues negros y boina verde y se dispuso a entrar en operaciones. Al da siguiente de su llegada, el escuadrn se intern en la espesura iniciando las primeras misiones de combate, en especial, el asalto a los campamentos de la guerrilla en la espesura, emboscadas, relevamientos y exploracin avanzada, operando

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    principalmente al oeste de Famaill y reservando los enfrentamientos abiertos a elementos regulares del Ejrcito, la Gendarmera y la polica. Un antecedente de este tipo de operaciones fueron las entradas que hizo en el monte el comisario Alberto Villar al frente de los Centuriones, en mayo de 1974, escuadrn de elite de la Polica Federal, seguido despus por tropas regulares del ejrcito al mando del general Mario Benjamn Menndez, que no llegaron a tomar contacto con el enemigo. La preparacin de este tipo de unidades tomo cuerpo durante la crisis del Canal de Beagle que estuvo a punto de llevar a la belicosa Argentina de fines de los setenta y principios de los ochenta, a la guerra con Chile. En la oportunidad, fue creado el Equipo Especial Halcn 8 cuyo primer jefe fue el mismo Seineldn, soldado dotado de una mstica patritica y religiosa fuera de lo comn. Hijo de padres libaneses radicados en la provincia de Entre Ros, Seineldn fue criado en la religin drusa y orientado paulatinamente a la catlica, que abraz con fervor cuando dejaba la infancia e iniciaba la adolescencia. Nacido en Concepcin del Uruguay el 12 de noviembre de 1933, en 1948 ingres al Colegio Militar de la Nacin del que egres en 1957 con el grado de subteniente de Infantera. Despus de prestar servicios en aquella casa de estudios y en la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral, fue jefe de una compaa de paracaidistas en la provincia de Catamarca y tiempo despus, profesor de la Escuela Superior de Guerra como oficial del Estado Mayor. Despus de trabajar en los planes de estudios de la Polica Federal Argentina, organiz los cursos de comandos a los que hemos hecho alusin, tomando parte en los enfrentamientos que tuvieron lugar en la guerra de Tucumn, de los que fue relevado en 1976 por manifestar su apoyo al teniente general Alberto Numa Laplane, comandante en jefe del Ejrcito. Al producirse el golpe de Estado de 1976, Seineldn era mayor. Sus discrepancias con la cpula del Proceso de Reorganizacin Nacional fueron conocidas en su momento pero tratndose de un soldado profesional con experiencia de combate, en 1978, durante la crisis con Chile, se lo envi a la Patagonia, para que se hiciera cargo de los grupos comandos que operaran durante la invasin al vecino pas. Superado el conflicto, fue nombrado jefe del Regimiento de Infantera 25, con asiento en Sarmiento, provincia de Chubut y en ese destino lo sorprendi la guerra, siendo convocado para embarcar con su unidad en la Flota de Mar y tomar parte en la Operacin Azul, rebautizada por sugerencia suya, Operacin Rosario. Su trayectoria est plagada de hechos que permanecen bajo estricto secreto profesional. Se lo ha vinculado, sin fundamentos, con la organizacin y el adoctrinamiento de la Triple A; se asegura que encabez el grupo de militares argentinos que tomaron parte en el golpe de estado de Bolivia que derroc a la presidenta Lidia Gueiler y coloc en el poder al general Luis Garca Meza; tambin se ha dicho que organiz los grupos de choque especiales que en 1978 tendran a su cargo el operativo de seguridad durante el Mundial de Ftbol organizado por la Argentina ese ao y que antes de su primer intento carapintada (1988), tuvo a su cargo el adiestramiento de las fuerzas especiales del presidente Manuel Noriega de Panam. Entre sus principales cualidades, supo transmitir a sus hombres su fe religiosa y su espritu nacionalista, ensendoles que la obediencia y el cumplimiento del deber son, prioridad absoluta en el soldado junto al sacrificio y la abnegacin. Respetando esa mstica y actuando en concordancia con sus ideas, logr que los hombres a su mando

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    experimentasen por l una admiracin fuera de lo comn y que estuviesen a la altura del lema de la unidad: Dios, Patria o Muerte. La Armada Argentinas y la Fuerza Area tuvieron sus equivalentes en la Agrupacin de Buzos Tcticos y los Comandos Anfibios y en el Grupo de Operaciones Especiales respectivamente, en tanto la Prefectura Naval y la Gendarmera organizaron los suyos, a saberse, la Agrupacin Albatros y el clebre Escuadrn Alacrn. Las de la marina de guerra son las fuerzas especiales ms antiguas de Amrica Latina, creadas ambas en 1952, durante el gobierno de Pern. Los Buzos Tcticos fueron inspirados en las experiencias estadounidenses e italianas de la Segunda Guerra Mundial y tuvieron su antecedente en los cursos de Buzos Autnomos que comenzaron a dictarse en 1947 por disposicin del contraalmirante Jorge Ibarborde. En sus inicios, sus misiones fueron acciones sobre costas y puertos enemigos y la preparacin del terreno para el desembarco, con caractersticas eminentementes acuticas. Tuvieron su primer asiento en el buque de desembarco ARA San Bartolom y en la Escuadra Naval del Plata donde mont su sede una segunda agrupacin que al fusionarse con la anterior, pas a la Base Naval de Mar del Plata como dependencia del Comando de Submarinos de la Armada Argentina (desde 1984 forman parte de la Fuerza Conjunta de Desplazamiento Rpido). La Agrupacin de Comandos Anfibios (APCA) fue creada como una fuerza de operaciones especiales de la Armada Argentina entrenada para realizar rpidos y precisos reconocimientos y asaltos anfibios, as como tambin operaciones de acciones directas. Desde el ao de su organizacin pas a depender de la Compaa de Vigilancia y Seguridad de la Base Naval de Mar del Plata y en 1960 recibi su primer curso de entrenamiento avanzado de reconocimiento anfibio, fuerza aerotransportada, paracaidismo y buzos militares. Esos cursos se intensificaron en 1973, en plena guerra antisubversiva, cuando se incorpor a su entrenamiento la funcin de comandos adquiriendo, al ao siguiente, su denominacin actual. El equipo y armamento de los Buzos Tcticos cont siempre con elementos de ltima tecnologa, destacando los fusiles FAL de 7,62 mm, Steyr y M-16 de 5,56; subfusiles Imgran, Uzi y Sterling de 9 mm; ametralladoras MAG de 7,62, Minimi de 5,56 mm, armas de puo, granadas de fusil y explosivo de distintas caractersticas. El equipo personal consta de paracadas MC1, MC5, XL, uniformes para todo tipo de ambientes, GPS porttiles, visores nocturnos y modernos equipos de comunicaciones. Los Buzos Tcticos pueden ser desplegados desde submarinos aunque tambin estn entrenados para ser introducidos por medios areos y navales. Cada unidad operativa de buzos tcticos comprende tres grupos operativos de 16 hombres cada uno, con equipo completo y un grupo de sostn logstico. Ambas agrupaciones participaron en el despliegue de fuerzas de Infatera de Marina que se llev a cabo en Tierra del Fuego en 1978 durante el conflicto del Canal de Beagle, ejecutando numerosas misiones especiales. Por su parte, la Fuerza Area Argentina dio origen al Grupo de Operaciones Especiales (GOE), creado en 1979 a poco de finalizada la crisis del Beagle, para realizar operaciones de tipo comando en profundidad, ms all las lneas enemigas y servir de apoyo a las misiones areas basndose exclusivamente en el exhaustivo y riguroso entrenamiento de sus cuadros, especialistas en paracaidismo, buceo tctico, tiro y resistencia fsica que los hace extremadamente aptos para llevar a cabo difciles incursiones en las lneas enemigas, con pequeos grupos de hombres (se los sola llamar

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    los come vidrio por sus costumbres de disfrutar del peligro, las privaciones y todo lo que fuera privaciones fsicas). Su participacin en la Operacin Rosario ha sido narrada por el entonces primer teniente Eduardo Spadaro. Siguiendo su relato hemos sabido que cuatro das antes de la invasin, una febril actividad despert a los miembros del GOE en su base de Jos C. Paz (VII Brigada Area), evidencia de que algo fuera de lo comn estaba aconteciendo. En una sala prxima al Casino de Oficiales haba una mesa con la maqueta de una pista que se extenda sobre una pennsula, rodeada de costas agrestes y agua que llam la atencin de muchos oficiales. Cuando alguien pregunt de qu se trataba aquello, nadie le respondi. Sin embargo, poco despus, el jefe del GOE, vicecomodoro Esteban Luis Correa, reuni a sus hombres y les dijo que todo ese despliegue no era un ejercicio sino una verdadera operacin de guerra. Se orden el acuartelamiento y poco despus se le inform a la tropa que se iban a invadir los archipilagos australes y que la orden de alistamiento era inminente. Asombro, emocin, incertidumbre, orgullo y confusin fueron algunas de las sensaciones que experimentaron los cuadros. Sin embargo, a las 21.00 de ese mismo da, la misin se suspendi, dando lugar a la consabida desazn. Sin embargo, al da siguiente por la maana, la movilizacin volvi a ponerse en marcha y los efectivos iniciaron su febril actividad. La noche del 31 de marzo las tropas marcharon en hilera hasta el vehculo que los iba a conducir a la Base de El Palomar, cargando su armamento y equipo, todo bajo la triste mirada de aquellos que no haban sido seleccionados para participar en la operacin. En momentos de partir, alguien grit Fuerza GOE, con todo!, y eso les elev los nimos todava ms. El camin cubri el trayecto de Jos C. Paz hasta la base area en menos de media hora y una vez all, los hombres echaron pie a tierra para abordar el avin que los conducira hasta la base de redespliegue en Comodoro Rivadavia. Llegaron despus de dos horas de vuelo y a las 04.00 del 1 de abril abordaron el Hrcules C-130 matrcula TC-68 en el que viajaran hasta el teatro de operaciones. La gente del GOE parti rumbo a Malvinas a las 05.15, iniciando un viaje silencioso que dur poco ms de una hora. Junto a ellos embarc el Estado Mayor del Componente Areo del Teatro de Operaciones Malvinas (EMCATO), un Elemento Control Transporte Areo y el material para establecer una terminal de cargas en la nueva unidad area de combate. Se iniciaba de ese modo, la ejecucin de la fase Asalto de la Orden de Operaciones Aries 82. El Hrcules, piloteado por el comodoro Carlos Julio Beltramone, se mantuvo en vuelo durante una hora, orbitando al este de Puerto Stanley, mientras se combata y la gente de Seineldn trabajaba afanosamente para despejarla. Finalmente, a las 08.45, comenzaron a descender. Mientras lo hacan, una voz gruesa se dej or repentinamente por los parlantes del avin.

    -No podemos aterrizar; se est combatiendo en el Aeropuerto, no han encendido las balizas; hay una ametralladora 12,7 de ellos en la cabecera de pista!

    Inmediatamente despus, la misma voz volvi a decir:

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    -Atentos que ah vamos! Tomar los dispositivos de combate, suboficial Barros, cubra puerta derecha, suboficial Martnez la izquierda!

    El avin se iba aproximando a la pista mientras abajo las trazadoras cruzaban en todas direcciones. Al tocar tierr, los efectivos sintieron una leve sacudida y casi al mismo tiempo el ruido de los motores durante la maniobra de frenado.

    -Abrir puertas y bajar plataforma! volvi a decir la voz a travs del parlante- Atentos con la ametralladora de la cabecera! Preparado el GOE para el asalto, se est combatiendo duro!

    El teniente Eduardo Spadano, ubicado en el noveno lugar de la hilera que se dispona a descender, apretaba con fuerza su fusil esperando con ansias que las compuertas se abrieran y toda la unidad saltase a tierra. Al frente se encontraba su jefe, el capitn Luis Daro Castagnari e inmediatamente detrs su segundo, el primer teniente Salvador Ozn con el resto de la agrupacin, todos ellos tensos y nervioso, con la boca seca y los msculos rgidos. Cuando el gigantesco avin carreteaba sobre la carpeta asfltica, muchos recordaron el da de su primer salto en paracadas y otros, alguna de las tantas pelculas blicas que haban visto en su vida. Con las turbinas haciendo vibrar el avin con una fuerza de mil demonios, la compuerta trasera se abri y los comandos saltaron a tierra, precedidos por su jefe.

    -A tierra GOE!!

    Los efectivos abandonaron la aeronave y echaron a correr hacia delante, entre explosiones de morteros y las rfagas de metralla. Inmediatamente despus se dispersaron por el terreno y amparados por la obscuridad que lentamente iba dejando paso a las primeras luces, buscaron cobertura y comenzaron a disparar. El tiroteo dur poco porque los Royal Marines se replegaron en direccin a la Casa de Gobierno y eso le permiti al GOE abandonar sus posiciones y junto a los comandos anfibios y el Regimiento de Infantera 25, efectuar un exhaustivo examen del terreno en busca de trampas cazabobos. Cuando todo hubo terminado, se les orden formar y poco despus se encaminaron hacia un hangar, detrs de la usina, que a partir de ese momento se convirti en su cuartel. Habiendo cumplido su misin, el 3 de abril la unidad deba regresar al continente pero una contraorden llegada desde el comando, la mantuvo en el teatro de operaciones. Durante todo ese mes, el grupo colabor activamente con la seguridad y la actividad de la BAM Malvinas, cavando trincheras, construyendo puestos de guardia y refugios, preparando sistemas de trampas con explosivos e instruyendo al personal que se desempeaba en el aeropuerto en labores tcnicas y logsticas. Adems, debieron llevar a cabo tareas inusuales como aquella de liberar la hlice del Ro Cincel, que se haba enredado en la cadena del ancla del pesquero polaco Goplo, segn se ha referido en pginas anteriores y otras del mismo tenor En apoyo a las operaciones areas el GOE llev a cabo tareas de balizamiento y seguridad de vuelo en la pista del aeropuerto, que facilitaron notablemente la misin de los aviones de transporte que mantenan activo el puente areo entre las islas y el continente, en especial despus de que la misma fuera daada.

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    Consciente de la experiencia y el profesionalismo de los integrantes de la agrupacin, el alto mando les asign la responsabilidad de instruir a los soldados, levantarles el nimo y mantenerlo en alto para el momento del combate. En la madrugada del da 29 de abril (04.00 hora argentina), una rfaga de ametralladora perfor las chapas del hangar donde se alojaban los cuadros. Los hombres del GOE se incorporaron sobresaltados y al ganar el exterior rodearon los tambores de combustible que se hallaban apilados cerca, descubriendo que detrs de ellos se hallaba agazapado un joven conscripto. Debido al error de un centinela, el soldado casi abate a uno de los comandos que en esos momentos montaba vigilancia, que salv su vida al arrojarse al suelo (los disparos pasaron a milmetros de su cabeza). El GOE tuvo su bautismo de fuego en la madrugada del 1 de mayo, cuando una bomba cay exactamente detrs del hangar que ocupaba y otra peg junto al vivac de la IX Brigada Area, causando muertos y heridos. A las 07.30 (10.30Z) otros dos Sea Harrier llegaron por el norte y le dieron a un segundo hangar, prximo a la planta de combustible3.

    La Agrupacin Albatros, fuerza de elite de la Prefectura Naval tuvo su primer antecedente en 1970 con la creacin de la Compaa de Control de Disturbios, dependiente de la Escuela de Suboficiales Coronel Martn Jacobo Thompson. La unidad se emancip el 25 de febrero de 1975 adoptando la denominacin Agrupacin Albatros que en su faz operativa pas a depender del director de Operaciones de la Prefectura Naval Argentina. Su organizacin y equipamiento la convirtieron en un elemento operativo, gil, flexible y capacitado para actuar en tareas preventivas y represivas de caractersticas policiales, especialmente en zonas que requiriesen la utilizacin de personal y equipamiento para operar en el agua. Si bien la unidad no fue desplegada a la zona de operaciones, cinco de sus integrantes, los cabos primeros Carlos Ral Vallejos, Jorge Omar Crdenas, Miguel ngel Taborda, Julio Argentina Vargas y Sergio Omar Matassa, fueron enviados al archipilago como componentes del grupo terrestre. Por su parte, la Gendarmera Nacional se apresur a organizar su propio grupo de operaciones especiales que en 1982, con motivo del estallido de la guerra, pas a Malvinas bajon la denominacin Escuadrn Alacrn, destinado a prestar apoyo a las compaas de comandos del Ejrcito Argentino.

    Para las tropas de elite argentinas no existan mejores camaradas que sus pares sudafricanos con quienes mantenan una estrecha amistad y efectuaban numerosas prcticas y entrenamientos conjuntos. Conocida ha sido la amistad entre ambas naciones y el apoyo que el gobierno de ese pas brind a la Argentina durante el conflicto; tanto fue as, que a poco de haber estallado la guerra, uno de esos comandos se ofreci como voluntario, solicitando a Buenos Aires su traslado inmediato al teatro de operaciones (se trataba de un veterano combatiente de Angola y Namibia). La maana del 2 de abril, cuando an no haba amanecido, el mayor Mario Castagneto fue despertado por los insistentes golpes que daba en la puerta de su habitacin, en Campo de Mayo, un emocionado suboficial. Cuando se incorpor, no imaginaba lo que le estaban por comunicar.

    -Despirtese, mi mayor; no se imagina lo que ha sucedido!

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    Sobresaltado, Castagneto abri la puerta y al preguntar que estaba ocurriendo, se enter que las Malvinas haban sido recuperadas. Casi le salta el corazn de la alegra. No lejos de all, los tenientes Juan Eduardo Elmiger y Fernando Alonso, escuchaban por la radio del automvil en el que viajaban, lo que haba ocurrido. El primero, que iba al volante, comenz a hacer sonar la bocina. En Campo de Mayo reinaba la euforia. Castagneto era uno de los ms alegres pero, al igual que muchos de sus compaeros, senta una profunda sensacin de tristeza porque consideraba que tanto l como sus hombres, deban haber tomado parte en la operacin. Para eso eran comandos y para tal fin se haban entrenado durante tanto tiempo. Pero la sensacin de frustracin se mitig en parte al saber que su antiguo jefe e instructor, el teniente coronel Mohamed Al Seineldn, haba jugando un rol destacado en la invasin. Lo que todava ignoraba era que para las operaciones especiales haban sido seleccionados sus colegas de la Armada, los buzos tcticos, cuyo desempeo en el operativo fue impecablemente.

    A partir de ese momento, tuvieron lugar una serie de ajetreos que modificaron los planes de las diferentes unidades militares. Por empezar, las pruebas de salto en paracadas programadas para esa fecha quedaron suspendidas y al medio da lleg la noticia de que la Compaa de Comandos 601 deba iniciar su alistamiento. Los primeros en ser convocados fueron los cuadros militares y profesionales, todos ellos oficiales y suboficiales que prestaban servicios en otras dependencias de la Escuela de Infantera y algo ms tarde se hizo lo propio con quienes se desempeaban en destinos ms alejados. En los das siguientes, comenz un duro programa de entrenamiento con marchas de hasta dos horas a travs de 14 kilmetros, salto de vallas, escalamiento de obstculos y clases de defensa personal. Se practic tambin con armamento liviano, ametralladoras MAG, morteros y explosivos, al tiempo que Castagneto comenzaba a organizar su plana mayor, distribuyendo las correspondientes tareas de operaciones, inteligencia, comunicaciones, logstica y personal entre sus subalternos. El capitn Jorge Eduardo Jndula y el teniente Marcelo Alejandro Anadn fueron los encargados de explicar sobre los mapas y cartas geogrficas las caractersticas de las islas, su orografa, sus accidentes costeros, su hidrografa y, sobre todo, sus condiciones climticas, contra las que se debera combatir tambin. Pese a la celeridad de los preparativos, la orden de traslado no llegaba y eso daba lugar a diversas especulaciones sobre otros destinos, el ms mencionado, la frontera con Chile. Integraran la plana mayor de la Compaa su jefe, el mayor Mario Castagneto, oficial de alta graduacin nacido en La Rioja aunque de familia santafecina (se hallaba emparentada con el recordado dirigente Dr. Enrique M. Mosca, de quien era sobrino nieto por va materna). Castagneto haba egresado del Colegio Militar de la Nacin en 1966, con el grado de subteniente, destacando por su concepto y puntaje sobresaliente. Poco despus inici los cursos de paracaidista y aviador de Ejrcito, que una vez finalizados, complet con los de comando. El segundo jefe de la Compaa era el capitn Rubn Figueroa, oriundo de Santiago del Estero. Su familia, de humildes orgenes, estaba compuesta por seis hermanos de los cuales dos eran sacerdotes. A los 13 aos, finalizado el ciclo primario y cuando integraba la agrupacin scout de su provincia natal, ingres en el Liceo Militar General Paz de Crdoba del que egres como subteniente de reserva. El capitn Jorge Jndula, oficial de Inteligencia, haba nacido en Salta en 1946 y perteneca a una familia con tradicin militar y cierta actuacin poltica en las dcadas

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    anteriores. Cuando de nio manifest su deseo de incorporarse a la Fuerza Area, su madre, temerosa, le escondi la solicitud por lo que se inscribi en el Ejrcito, donde habra de destacar por su carcter impulsivo, nervioso y fuerte. El capitn Jorge Ramn Negretti, por el contrario, era un individuo tranquilo, responsable y cordial. Nacido en Formosa en 1951, haba egresado del Liceo Militar General Belgrano de la ciudad de Santa Fe y tendra a su cargo la provisin de raciones de combate. El capitn Ricardo Frecha, por su parte, era hijo de un coronel retirado y tena un hermano en Malvinas formando parte del grupo de oficiales del Regimiento de Infantera 3. Nacido en la ciudad de Buenos Aires en 1950 y era conocido por su amplia cultura y por su habilidad para el dibujo, de ah que el mayor Castagneto, le haya encomendado la confeccin de mapas y bosquejos, extremadamente necesarios a la hora de reconocer el terreno. El capitn mdico Pablo Llanos, oriundo de la ciudad de Crdoba, era hijo de un mdico de la Fuerza Area y adems de buen soldado, tena bien ganado su reconocimiento como profesional y mdico competente. Castagneto esperaba ansiosamente que el gobernador militar de las islas, general Mario Benjamn Menndez, lo llamara para presentarse el mismo da de su asuncin (7 de abril), pero eso no sucedi. A quien s convocaron fue al capitn Frecha a travs de un telegrama fechado el da 17, en el que se le ordenaba presentarse en Puerto Argentino a la mayor brevedad posible. Fue uno de los momentos ms felices de su vida ya que el aviso coincidi con el da de su cumpleaos y eso hizo que la sensacin de orgullo y alegra fuera doble. Frecha vol a Malvinas el 20 de abril y una vez en las islas, se lo asign a la X Brigada de Infantera para desempear funciones de asesor en materia de misiles antiareos. En el continente, mientras tanto, Castagneto y los suyos seguan impacientes, preguntndose cuando les llegara la tan esperada orden de pasar al archipilago. La sensacin de frustracin comenz a invadir el espritu los comandos por resultarles incomprensible que no se los tuviera en cuenta en una guerra para la que se haban preparado toda la vida. Fue por esa razn que decidieron apersonarse en el Estado Mayor General del Ejrcito a efectos de apresurar los acontecimientos. Castagneto y Figueroa expusieron sus planes ante la Jefatura III y el 20 de abril el general Vaquero dispuso el despliegue de la Compaa hacia el sur, paso previo al teatro de operaciones. Sin embargo, una decisin de ltimo momento vino a empaar la alegra en lugar de mandarlos al archipilago se los enviara a controlar la frontera con Chile. La gente de Castagneto protest indignada porque saba perfectamente que con los chilenos no iba a suceder nada porque, dada su naturaleza, jams iban a atacar y que, por consiguiente, iban a estar all perdiendo el tiempo, sin entrar en accin. Pese a ello, el alto mando dio instrucciones de que la Compaa de Comandos 601 enviase una avanzada de reconocimiento para explorar el terreno y efectuar un pormenorizado estudio de las posiciones que deba ocupar. Para ello, Castagneto plane un recorrido que inclua las localidades de Comodoro Rivadavia, Ro Gallegos, la frontera con Chile y si le quedaba tiempo, Puerto Argentino, que fue aprobado por la superioridad. Para encarar esa misin, el jefe de la Compaa seleccion a los capitanes Figueroa y Jndula y al efectivo ms joven de la unidad, el teniente Anadn, de 24 aos de edad, quien estara a cargo de las comunicaciones. Anadn era tucumano y como muchos de sus compaeros, tambin perteneca a una familia de militares.

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    Por su parte, el capitn Negretti quedara en Buenos Aires, a cargo de la Compaa, listo para saltar al archipilago en cuanto se emitiese la orden. La avanzada de la Compaa de Comandos 601 parti el 24 de abril dispuesta a hacer una trampa. Los cuatro efectivos mencionados pasaran directamente a Malvinas y una vez all, intentaran convencer al gobernador de la necesidad de trasladar a toda la unidad para tenerla preparada en caso de que se reiniciasen las hostilidades. En el aeropuerto militar de El Palomar, Castagneto y sus hombres esperaron todo el da a que uno de los aviones que despegaban desde all con destino al archipilago dispusiese de cuatro plazas para ellos, pero como no pudieron abordar ninguno se encaminaron al Aeroparque Metropolitano Jorge Newbery para ver si tenan mejor suerte. Llegaron vistiendo uniforme de camuflaje, portando sus armas automticas y cargando sus mochilas, lo que llam la atencin de pasajeros y personal de la estacin area, sin embargo, para no alarmar a los civiles que esperaba abordar los aviones comerciales, se los aloj provisoriamente en el saln VIP desde donde, al cabo de una hora, se los condujo en automvil hasta un Boeing 727 que parta hacia Comodoro Rivadavia. Cuando abordaron la aeronave, el pasaje los recibi con aplausos, cosa que los sorprendi y satisfizo profundamente. Llegaron a la capital de Chubut a las 18.30 cuando el Regimiento de Infantera 12 iniciaba el cruce a las islas despus de su largo peregrinar. En la estacin area patagnica pudieron notar que todos los aviones estaban ocupados por lo que recin despus de dos horas consiguieron abordar un Fokker F-27 que parta hacia Puerto Argentino llevando equipos y personal. Aterrizaron a las 21.10, despus de un vuelo sin contratiempos y lo primero que sintieron al pisar el teatro de operaciones fue una sensacin de profunda emocin que alcanz su punto ms alto cuando el capitn Jndula se inclin, bes el suelo malvinense y se persign. Ese mismo da el mayor Castagneto da deba contraer matrimonio en la lejana Salta. Los cuatro comandos abordaron un camin del Ejrcito y por ese medio llegaron a la capital. Una vez all, se presentaron a las autoridades e inmediatamente despus fueron alojados en los altillos de Moody Brook, donde funcionaba el puesto de mando de la X Brigada. All se encontraron con el capitn Frecha y con numerosos oficiales de aspecto desalineado y barbas crecidas que, llegados de la primera lnea, se hallaban en el lugar para reforzar las defensas de la poblacin. Haba una gran sensacin de desorganizacin y sobre todo, un preocupante desconocimiento de lo que haba que hacer ya que el dispositivo de defensa an no se haba completado y para peor, se ignoraba la verdadera capacidad del enemigo que se aproximaba. Al da siguiente, los britnicos atacaron Grytviken y recuperaron las Georgias, noticia que cay como una bomba entre las tropas apostadas en Malvinas y en la poblacin que segua expectante los acontecimientos. Los comandos se levantaron temprano, cuando an era de noche y se dedicaron a recorrer la ciudad. El general Menndez recin los recibi a las 11.00 y cuando lo hizo, los trat con mucha cordialidad porque al haberse desempeado en Tucumn durante el Operativo Independencia, saba de aquellas tropas. Fue entonces que el mayor Castagneto le solicit la orden de traslado de toda la Compaa, pedido que apoy incondicionalmente el secretario del gobernador, mayor Carlos Doglioli que comparta con los recin llegados su preocupacin por la excesiva libertad que se les daba a los kelpers. Mencionaron el riesgo que ello significaba dada la posibilidad de que estuvieran realizando tareas de inteligencia y por esa razn, recomendaron limitar esa libertad y efectuar un censo de la poblacin civil.

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    Utilizando una carta geogrfica, Castagneto y sus hombres explicaron como la situacin se iba a ir complicando paulatinamente, convenciendo a Menndez de trasladar a toda la Compaa para utilizarla en misiones de exploracin. En vista de la situacin imperante y dado que los aviones Pucar, Aermacchi y Mentor ms los helicpteros destacados en misiones de observacin no haban recogido informacin concluyente, se decidi emplear a los comandos como reserva aeromvil decisiva. Finalmente, se curs al Estado Mayor General del Ejrcito la orden para el traslado del total de la unidad y de ese modo, se puso en marcha su movilizacin junto con instrucciones de Castagneto destinadas a sus oficiales, a quienes les encargaba tomar contacto con sus respectivas especialidades. Hubo mucho regocijo en Campo de Mayo donde sus hombres aguardaban impacientes la orden.

    El domingo por la maana, el teniente Anadn fue a escuchar misa en la iglesia catlica malvinense de Santa Mara, necesitado como estaba de apoyo espiritual. La feligresa kelper se sobresalt al verlo ingresar con su pual y solicit al cura prroco interceder para que se lo quitase. En vista de todos los presentes el sacerdote le pidi al comando que dejase el arma fuera pero el argentino se neg terminantemente y entr igual. Mientras tanto, en Campo de Mayo, el resto de la Compaa se dispona a pasar al Teatro de Operaciones, alistando el material necesario para la campaa de invierno, a saberse, camisetas, uniformes de camuflaje, borcegues, pasamontaas, mscaras antigases, mochilas y cascos. El armamento de la unidad consista en fusiles FAL con culata rebatible de cinco cargas cada uno, pistolas Browning 9 mm de trece tiros, ametralladoras Sterling, fusiles M-16 de 5,56 mm, ametralladoras Manlincher 7,62 con mira telescpica, dos ametralladoras MAG 7,62 de 600 y 800 disparos y 11 kilogramos de peso, morteros de 60 mm de 1000 metros de alcance para transportar al hombro, lanzacohetes Instalaza de origen espaol de 88,9 mm, proyectiles antitanque PAF y antipersonales PDEF, adems de municiones y puales. Isidoro Ruiz Moreno se refiere a un hecho desconcertante que tuvo por protagonista al teniente primero Leopoldo Quintana. El oficial viajaba en su automvil, rumbo a la Escuela de Infantera, cuando cerca de la media noche pas por la puerta de la discoteca New York City, en el centro de Buenos Aires y vio a la gente totalmente despreocupada, pensando solamente en divertirse y pasar un buen momento riendo y luciendo su indumentaria, sin importarles en lo mas mnimo que en el sur, individuos que pasaban fro, hambre y diversas privaciones se aprestaban a luchar y morir por ellos, enfrentando a una de las naciones ms poderosas del mundo. Escenas similares se repetan en otros puntos de la capital y en las principales ciudades del interior, no as en la Patagonia, ms all de Baha Blanca, donde la poblacin viva compenetrada de lo que suceda. Y es que a esa altura de los acontecimientos, pasada la euforia inicial, el pas pareca dividirse en dos; una parte al norte de la mencionada ciudad, viviendo la guerra como algo lejano y ajeno al trajn cotidiano y otra al sur, muy comprometida, tomndola como algo grave e importante, con continuos alertas, apagones, simulacros de evacuacin y la permanente sensacin de que en cualquier momento iba a suceder algo. Cmo poda la gente desinteresarse tanto? Cmo poda concurrir a bailes, estadios, cines y lugares de esparcimiento cuando miles de compatriotas se preparaban para afrontar momentos tremendos como la lucha cuerpo a cuerpo, los bombardeos areos, el caoneo naval, el fro polar, las heladas, el hambre y el temor, sabiendo que era muy posible morir de manera espantosa o quedar mutilados? Ese era el pueblo argentino y

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    esa sigue siendo su idiosincrasia. Tanto machacar con que para los britnicos aquella era una guerra colonial y un problema distante y la gente de Buenos Aires, como la de las principales ciudades del interior viva el problema de la misma manera.

    A las 02.00 horas del 26 de abril finaliz el alistamiento. Los comandos se trasladaron al aeropuerto militar de El Palomar y a bordo de un Hrcules C-130 de los que a diario desafiaban el bloqueo, se dispusieron a efectuar el cruce a las islas. En momentos que los efectivos abordaban el avin cargando armas y mochilas, un sacerdote que se encontraba all, recin llegado de Puerto Argentino, les entreg varios rosarios y escapularios que fueron muy bien recibidos. El Hrcules hizo una breve escala en Villa Reynolds, asiento del Grupo 5 de Caza, para cargar una turbina de avin con destino al archipilago y luego sigui rumbo a Comodoro Rivadavia, donde aterriz en plena noche, en medio de una tormenta feroz. Como se ha dicho, en la principal ciudad de Chubut el ambiente era muy diferente al de Buenos Aires. Los comandos pasaron la noche en el hall del aeropuerto, metidos en sus bolsas de dormir despus de descargar ellos mismos todo el equipo, tarea extenuante que les llev desde las 22.00 hasta las 02.00 del da siguiente. Se levantaron a las 10.00 para abordar nuevamente el Hrcules y despus de un vuelo de dos horas a travs de un cielo lmpido y despejado, alcanzaron a divisar las primeras islas del archipilago. El teniente primero Alonso se encontraba en la cabina del avin cuando las mismas asomaron en el horizonte; al verlas, sinti un escalofro que le recorra el cuerpo pues la vista le hizo tomar conciencia de que tanto l como su unidad comenzaban a hacer historia. Tras un aterrizaje normal, el Hrcules rod varios metros por la carpeta asfltica y al llegar a su cabecera abrila rampa trasera por la cual comenzaron a descender los hombres de Castagneto. Igual que a su jefe, los sorprendi el desorden y la desorganizacin que imperaban en el lugar; se vean cajas amontonadas por todas partes y hombres yendo y viniendo sin saber bien que deban hacer. Los comandos se reencontraron con viejos camaradas de los regimientos de Infantera 4 y 25, entre ellos, el teniente coronel Seineldn, a quien saludaron efusivamente y le manifestaron que estaban prontos a marchar hacia el monte Wall. Acto seguido, procedieron a cargar su equipo en dos camiones requisados pero una discusin con los conductores, que argumentaban tener rdenes de trasladar inmediatamente material de comunicaciones a diferentes sectores, oblig la presencia de un coronel. Mientras los choferes esperaban que se resolviese la situacin, apareci un soldado al volante de un Unimog al que obligaron a detener exigindole que los condujese sin demoras al centro de la ciudad. Segn cuenta Ruiz Moreno, desde una de las cocinas de campaa un cocinero les ofreci comida, oferta que aceptaron todos por el consejo del teniente primero Jos M. Duarte, pues en tiempos de guerra es difcil saber cuando ser la prxima vez que se presente esa oportunidad. As pasaron junto al RI4 que marchaba a pie hacia sus posiciones y una hora despus se alojaron en el gimnasio contiguo a la iglesia catlica, donde se hallaba apostada una batera antiarea y tena su puesto de mando la Polica Militar. El remanente de la unidad se estableci en el Centro Cvico (Town Hall) donde funcionaban el puesto de mando de la III Brigada y el correo y all fue donde monseor Piccinalli bendijo la bandera de la Compaa despus de misa, ceremonia que fue filmada para la TV. En la oportunidad, el mayor Castagneto design abanderado al

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    teniente Marcelo Anadn, por ser el oficial ms joven y como escoltas al sargento primero Ramn Vergara y al cabo primero Hctor Coronel. Los comandos dedicaron los primeros das para aclimatarse al lugar y familiarizarse con el terreno, efectuando largas recorridas por la poblacin y sus alrededores. El general Menndez, les asign entonces funciones de polica militar, tareas que desempearan de manera impecable. Cumpliendo esa misin, llevaron a cabo detenciones e interrogatorios, requisas e inspecciones y pese a que la Compaa haba sido asignada a la III Brigada, al mando del general Parada, su libertad fue total y sus movimientos, completamente independientes. Para ello dividieron la ciudad en tres secciones, destinando una patrulla para cada una de ellas. Durante los interrogatorios, el doctor Llanos hizo las veces de intrprete, notndose que los kelpers respondan a todo sin poner ningn tipo de traba. La primera misin de importancia que se le encomend a la Compaa fue desactivar el faro de la pennsula de Freycinet (30 de abril), desde donde se poda orientar a los aviones y las embarcaciones enemigas. Al parecer, segn algunas versiones, el mismo era utilizado con esa finalidad en horas de la noche y por esa razn haba que dejarlo inoperable. Para esa tarea, el mayor Castagneto despleg tres secciones asignando a la que comandaba el teniente primero Jos Martiniano Duarte destruir el objetivo, efectuar exploracin costera desde el aire, previo reconocimiento del establecimiento Estancia House y montar una emboscada en las tierras de Green Match donde se presuma, haban desembarcado comandos ingleses. Integraban esa seccin el teniente Fernando Isidro Alonso como jefe del grupo de asalto y el capitn Jos Ramn Negretti como oficial de logstica. La segunda seccin, al mando del teniente primero Sergio Fernndez, deba dirigirse al noroeste para reconocer el sector norte de la Gran Malvina, la Isla Borbn y la Isla de los Remolinos y la tercera, encabezada por el teniente primero Daniel Gonzlez Deibe, marchara hacia el sudoeste para explorar el poblado de Fitz Roy y sus alrededores. La seccin del teniente primero Duarte abord un helicptero Bell UH-1H y a las 10.00 parti hacia su destino, sobrevolando en el trayecto lo que alguna vez fue Puerto Saint Louis o Puerto Soledad, poblado fundado por los franceses en 1764 y ocupado por los espaoles seis aos despus. Tras mantenerse estticos sobre las ruinas unos minutos, la mquina sigui vuelo sobre las costas adyacentes, haciendo reconocimiento, mientras el grupo de Ingenieros colocaba minas. Un trecho ms adelante, distinguieron la silueta del faro y diez minutos despus, se posaron en sus inmediaciones, despus de corroborar que la zona se hallaba despejada. Los comandos saltaron a tierra y comenzaron a caminar hacia la torre, notando que el faro funcionaba pero que efectivos del RI4 le haban quitado la batera. Se hallaban todos concentrados en sus tareas, inspeccionando el edificio y reconociendo sus alrededores cuando a uno de los efectivos se le escap un disparo. Pensando que estaban siendo atacados, sus compaeros se arrojaron a tierra pero para su alivio, la cosa no pas de un susto que motivara luego, ms de una broma. Finalizada la labor, los comandos abordaron nuevamente el helicptero y partieron hacia Estancia House, aterrizando dentro de su predio despus de varios minutos de vuelo. El lugar era un tpico establecimiento rural malvinense compuesto por varias edificaciones, a saberse, la vivienda principal habitada por una familia kelper y tres o cuatro galpones, adems de los corrales, bebederos y otras instalaciones.

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    Cuando la aeronave se pos, haba algunos hombres trabajando en el campo. Los comandos se les acercaron cautelosamente y tras comprobar que no haba tropas enemigas, reunieron a los pastores y procedieron a interrogarlos. Los kelpers respondieron todas las preguntas y permanecieron quietos mientras los soldados revisaban la propiedad. Encontraron municiones y ropa de combate pero se trataba de prendas y balas que los marines provean a los civiles en tiempos de paz, para su entrenamiento militar. Antes de partir, el teniente primero Duarte orden incautar las municiones y luego abordaron el helicptero para volar hacia Green Match, un sector de terreno blando, hmedo y esponjoso donde aterrizaron a las 14.00. Los comandos saltaron a tierra y echaron a andar. El sargento primero ngel Armando Soria, un hombre alto y corpulento, no pareca tener dificultades para desplazarse por la turba pese a que llevaba sobre sus hombros la pesada ametralladora MAG. Por el contrario, el suboficial que trasportaba las municiones debi ser asistido por el teniente primero Leopoldo Quintana porque al hundir sus pies en el suelo cenagoso, retrasaba un tanto la marcha. En esas condiciones atravesaron los traicioneros ros de piedra que abundan en las islas resbalando y cayendo frecuentemente, mojndose y golpendose contra las rocas y helndose hasta los huesos al tropezar en la parte ms honda de sus lechos. Anocheca cuando llegaron a una loma, desde donde se dominaba todo Green Match, a solo un kilmetro de Puerto Argentino. Mientas eso ocurra en la zona de Puerto San Luis, la seccin del teniente Sergio Fernndez se desplazaba en camin desde el gimnasio que les serva de alojamiento hasta los cuarteles de Moody Brook, donde finalizaba el pavimento, recorrido que les llev unos veinte minutos. All los aguardaba otro helicptero Bell que abordaron presurosamente para despegar escoltado por otros dos aparatos similares. Uno de los objetivos de la misin era la radio de alta frecuencia que los kelpers tenan en la Isla de los Remolinos y neutralizarla. Volando a baja altura atravesaron la Isla Soledad, de este a oeste cruzaron el Estrecho de San Carlos un tanto al sur de Punta Roca Blanca y casi enseguida distinguieron el monte Rosala y algo ms all, las Seis Colinas. Por entonces se saba que la flota enemiga se hallaba a solamente 100 kilmetros de distancia y que las posiciones argentinas se encontraban dentro del radio de accin de los Sea Harrier, por lo que comandos y tripulantes se hallaban extremadamente tensos en el interior del helicptero aunque cuidndose muy bien de demostrarlo. Al cabo de veinte minutos, los pilotos creyeron distinguir al norte lo que les pareci la silueta gris de una embarcacin pero al aproximarse un poco ms, result ser una saliente rocosa contra la que golpeaban las olas con no demasiada fuerza. Sobrevolando la Gran Malvina detectaron a lo lejos, un punto rojo. Recin cuando estuvieron encima pudieron determinar que se trataba de uno de los globos meteorolgicos como los que los britnicos utilizaban en tiempos de paz. Los helicpteros tomaron tierra y los comandos se apoderaron del objeto despus de efectuar de una minuciosa inspeccin. Ya sobre la Isla Borbn sobrevolaron el pequeo poblado de Peeble, aterrizando inmediatamente despus en la Estacin Aeronaval Caldern donde se hallaban estacionados varios Mentor T-34 y el Skyvan de la Prefectura Naval junto a algunos helicpteros. Los Bell procedieron a cargar combustible pero como empezaba a anochecer los comandos informaron a los pilotos, tras una breve deliberacin, que iban a pernoctar en

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    el lugar. Fernndez y sus hombres fueron alojados en el cuarto de oficiales de la base donde extendieron sus bolsas y se dispusieron a racionar. Para entonces, las comunicaciones con Puerto Argentino estaban cortadas, cosa que tena preocupado a todo el mundo, en especial a los comandos porque, de esa manera, quedaban completamente aislados. Tampoco funcionaba la red telegrfica del Ejrcito ni la de la Aviacin Naval, cosa que vena a agravar en extremo la situacin pues se tema que el enemigo hubiese iniciado contramedidas electrnicas tendientes y hubiese neutralizado todo tipo de enlaces, barriendo de ese modo, el total de las frecuencias.

    La tercera seccin, a cargo el teniente primero Gonzlez Deibe, parti hacia Fitz Roy en horas de la tarde, a bordo de un helicptero Puma del Ejrcito piloteado por el teniente primero Juan Buschiazzo, quien tiempo despus, caera en combate. Su misin era efectuar exploracin y levantar un censo de la poblacin y una vez finalizada la labor, mantenerse en espera de instrucciones. Fitz Roy era el tercer conglomerado urbano de las islas despus de Puerto Argentino y Prado del Ganso. Su puerto de gran calado estaba provisto de un muelle grande y dispona tambin de una pista de aterrizaje con cierta inclinacin, ideal para que desde all operasen los Harrier si se la pavimentaba o cubra con planchas de hierro desplegables. Aterrizaron cerca de las 17.00, a menos de tres kilmetros del casero., a escasos metros de un grupo de ingenieros que controlaba el puente por el que pasaba el camino a Puerto Argentino, al que deba volar en caso de que las fuerzas britnicas se hiciesen presentes. Los comandos echaron pie a tierra y despus de preparar el armamento, iniciaron el avance, Gonzlez Deibe en primer lugar, secundado por Juan Elmger, Alejandro Brizuela y el resto del pelotn. Elmger fue destacado hacia un punto al que su jefe le seal, para montar un puesto de observacin, eso despus que la patrulla hiciera un alto para estudiar el terreno y racionar. Eran las 21.30 de una noche cerrada y el silencio en los alrededores era total. Elmger regres a las 24.00 y despus de dar un detalle de lo que haba visto, la seccin reinici el avance efectuando una lenta aproximacin a la poblacin, para tomar por sorpresa a sus habitantes y a posibles efectivos infiltrados. Gonzlez Deibe llevaba consigo una lista con los nombres de los integrantes de Defensa Civil y sus jerarquas militares que le resultara de suma utilidad a la hora de efectuar arrestos e identificaciones. En lo alto de un cerro instalaron la ametralladora pesada MAG junto a una pieza antitanque Instalaza y despus de dejar un grupo de vigilancia, procedieron a descansar dentro de sus bolsas de dormir. En esos momentos llova intensamente y el fro calaba los huesos.

    A las 04.32 de la maana del 1 de mayo una poderosa explosin despert a los comandos en Green Match y Fitz Roy. Se incorporaron sumamente sobresaltados y cuando se asomaron por sobre las lomas, pudieron observar, uno tras otro, veintisiete fogonazos seguidos a los dos o tres segundos, por igual nmero de detonaciones. Los hombres de Castagneto sintieron vibrar la tierra y vieron como el cielo nocturno en Puerto Argentino se iluminaba ttricamente. Era la seal de que se haban reiniciado las hostilidades, esta vez con ms violencia que nunca y que la crisis desembocaba en tragedia. Era el primer bombardeo de la operacin Black Buck.

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    Mientras los hombres de Castagneto comentaban excitados lo que estaba ocurriendo, el radioperador inform que haba silencio de radio total en todas las frecuencias y que, por consiguiente, era imposible establecer contacto. Con las primeras luces del da, los Sea Harrier atacaron el aeropuerto siendo rechazados por las antiareas apostadas en proximidades de la pista. Desde sus posiciones, los comandos podan escuchar claramente el fragor de la batalla, divisando a lo lejos las negras columnas de humo que se elevaban hacia el firmamento desde el sector que ocupaba el RI25. Era evidente que Seineldn y sus hombres estaban soportando un duro bombardeo, cosa que corrobor el teniente primero Duarte a travs de sus prismticos.

    -Deben estar por desembarcar en Teal Inlet dijo el oficial sin dejar de observar.

    Acto seguido orden un repliegue hasta el monte Kent para dirigirse desde all hacia la capital pues entenda que era all donde se los necesitaba. La seccin se puso en movimiento encabezada por Alonso, con su jefe caminando detrs, siempre a travs del terreno de turba que les haca sumamente dificultoso el avance. Durante un alto, Duarte volvi a enfocar con sus lentes de largo alcance y fue entonces que crey percibir movimientos.

    -Es el desembarco!! grit - debemos alcanzar la alturas lo antes posible!

    Los soldados echaron a correr por una pendiente, aferrando sus armas con fuerza y una vez en lo alto, se detuvieron para dar tiempo a su jefe de echar una nueva mirada. Duarte volvi a apuntar con los binoculares y para su alivio pudo comprobar que el movimiento que haba detectado anteriormente era en realidad el desplazamiento presuroso de un rebao de ovejas, sobresaltadas por los estallidos. Al escuchar eso, sus hombres lanzaron al unsono una fuerte carcajada y eso sirvi para aliviar tensiones y hacer una serie de bromas que fueron muy bien asimiladas por el jefe de la seccin. Llova intensamente y comenzaba a caer granizo cuando procedieron a racionar, siempre a la intemperie, mientras los vientos helados azotaban desde el sur. En esos momentos, la seccin del teniente primero Gonzlez Deibe se encontraba acantonada a unos 3000 metros de Fitz Roy, sobre una altura de 400 metros desde la que recin a las 06.30 iniciaron el avance en formacin de combate. Los soldados entraron al poblado, lenta y cautelosamente, notando que las casas se hallaban a obscuras, sin percibir ningn movimiento, ni adentro ni afuera. Cuando llegaron a la del administrador, la rodearon lentamente y sin dejar de vigilar los alrededores, tomaron ubicacin y a viva voz ordenaron a sus ocupantes salir con las manos en alto. Los moradores de la propiedad aparecieron sin ofrecer ningn tipo de resistencia y con la celeridad del rayo, los comandos se introdujeron en el interior, generando la consabida angustia de sus propietarios. Una vez dentro, el jefe de la seccin corri hasta el telfono y llam a Puerto Argentino. Lo atendi Negretti, en momentos en que la capital era bombardeada desde el aire. Gonzlez Deibe pregunt si haba heridos en la compaa y para su alivio escuch que la respuesta era negativa. Acto seguido, tom el telfono Castagneto y sin ms prembulos le explic que no se haba producido ningn desembarco y que el ataque haba sido repelido.

    -Vnganse inmediatamente para ac- le orden a continuacin y tras unas pocas palabras, cort la comunicacin.

    Gonzlez Deibe se apoder de tres Land Rover que haba en Fitz Roy, propiedad de los civiles, pero antes de partir, procedi a realizar el censo, tarea que le llev un par de horas. Sus resultados fueron poco ms de un centenar de habitantes de los cuales unos sesenta estaban en condiciones de empuar las armas. Los comandos se apoderaron de cuanto rifle, pistola y escopeta haba en el lugar e inmediatamente despus se retiraron. Ninguno de los malvinenses que haban recibido

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    entrenamiento haba ofrecido la ms mnima resistencia y junto al resto de los pobladores, prefirieron permanecer encerrados en sus casas hasta que los argentinos se marcharon. El trayecto hasta la capital fue lento y complicado a causa del fango, la turba y las irregularidades del terreno. En algunos tramos debieron descender y empujar los vehculos porque sus ruedas se haban empantanado y en una de esas ocasiones creyeron distinguir a lo lejos las siluetas de tres buques enemigos que parecan disparar sobre la ciudad. Cuando la seccin de Gonzlez Deibe regresaba a Puerto Argentino, el mayor Castagneto abord un Puma de la Prefectura Naval y parti en busca del teniente primero Duarte que se hallaba apostada en Green Check. Despegaron a las 11.50 escoltados por un Augusta y llegaron quince minutos despus, sin novedad. Una vez que la seccin estuvo a bordo, Castagneto le dijo a Duarte que se dirigan a la estancia de un kelper de apellido Pitaluga, a orillas de la gran baha Salvador que, segn informacin suministrada por el CIC Malvinas, se comunicaba con el Hermes a travs de un equipo de radio y brindaba informacin. Segn Juan Carlos Moreno en su libro Nuestras Malvinas, los Pitaluga eran una de las familias ms antiguas y prestigiosas del archipilago, establecida all a mediados del siglo XVIII2. Su estancia, Rincn Grande, era la ms extensa y moderna de las islas y la componan doce edificaciones ubicadas en uno de los lugares ms bellos de la regin. Adems de la casa principal, que constitua la residencia de la familia, destacaban varios galpones, establos y las construcciones destinadas a los peones. Los helicpteros se fueron aproximando al establecimiento y una vez all, se posaron sobre la turba para que los comandos echasen pie a tierra y procediese a cercar la residencia a efectos de impedir cualquier intento de fuga. Lo primero que observaron fue un helicptero Sikorsky desprovisto de aletas, posado cerca de un tinglado y algo ms all, tractores y ms vehculos, prueba de que los dueos eran, realmente, gente de buena posicin. Se presuma que haba efectivos enemigos en el lugar y por esa razn, se adoptaron todos los recaudos para entrar en combate, el primero de ellos, encomendarle al escaln del teniente Leopoldo Quiroga tomar ubicacin en unas elevaciones cercanas para proveer cobertura. Castagneto le orden al teniente Alonso que l y su gente efectuase la aproximacin hacia el edificio principal en tanto el resto de la seccin ocupaba puestos de combate. Cuando la casa estuvo completamente rodeada, el capitn Jndula se acerc hasta la puerta trasera y de una patada la abri, permitiendo que los comandos se abalanzasen hacia el interior, tomando por sorpresa a la familia. Sin dejar de apuntar a los propietarios, el teniente Alonso imparti una serie de indicaciones, la principal, efectuar un minucioso registro de la propiedad que por lejos, era una de la construccin ms confortable que haban visto desde su llegada a las islas, despus de la residencia del gobernador. Tena un jardn muy bien cuidado y en la costa haba un muelle con una lancha amarrada. Durante el registro apareci lo que estaban buscando: la radio de largo alcance con la que, al parecer, los moradores mantenan contacto con la flota. En vista de ello, Castagneto procedi a interrogar a cada uno de los miembros de la familia, empezando por el mismsimo Pitaluga, un kelper alto, apuesto y sumamente educado, de no ms de cuarenta y cinco aos de edad, que se ofreci a responder todas las preguntas. Por el contrario, su esposa, era poco agraciada y bastante desagradable, contraste que llam la atencin de los recin llegados. El malvinense reconoci haber establecido contacto con el Hermes pero asegur que no fue para pasar informacin sino para hacerle llegar al gobernador Menndez una propuesta de rendicin incondicional del almirante Woodward. Adems agreg, como si estuviera realmente convencido, que como ciudadano britnico, poda hablar con su

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    gente cuando lo quisiera, afirmacin que asombr a sus interlocutores por lo superficial e ingenua. Los comandos procedieron a confiscar el aparato y mientras el cabo primero Miguel ngel Rivero se dedicaba a desarmarlo, pieza por pieza, el hijo de Pitaluga, un muchacho alto, de unos 17 aos de edad, recrimin a los argentinos dicindoles en perfecto espaol (y hasta con acento argentino puesto que haba estudiado en Crdoba), que eran invasores y que las islas le pertenecan a los malvinenses y, por consiguiente, eran legtimamente britnicas. En tono irnico, Jndula le pregunt porque, siendo tan britnico, haba ido a estudiar a la Argentina y no a Inglaterra a lo que el muchacho, vaco de argumentos frente a tan hbil requisitoria, contest que l con su vida, haca lo que quera. Por orden de Castagneto, Pitaluga fue detenido y conducido a Puerto Argentino. Al escuchar eso, su mujer se asust mucho y el hijo, casi con lgrimas en los ojos, volvi a acusara los argentinos de invasores. Minutos despus, la seccin abord los helicpteros y puso rumbo a la capital llevando consigo al prisionero. Mientras eso ocurra en Rincn Grande, la segunda seccin al mando del teniente primero Fernndez, permaneca aislada en la Isla Borbn, sin contacto radial. A las 06.00 un suboficial radioperador ingres corriendo en el cuarto de oficiales para anunciarle a su jefe que Puerto Argentino estaba siendo bombardeado y que la pista del aeropuerto pareca haber sido destruida. Fernndez se incorpor rpidamente y como no poda hacer otra cosa, orden a sus hombres alistarse para seguir adelante con la misin. Cuando su reloj sealaba las 08.00, abordaron un helicptero monoturbina Bell y poco despus dejaban atrs la Gran Malvina en direccin a la isla Remolinos, sobrevolando las bahas Goulding y San Francisco de Paula, volando a 180 km. de velocidad y un metro y medio de altura. Cuidndose de pasar lo ms lejos posible del establecimiento Dunbar, alcanzaron el extremo oeste de pennsula y cruzaron a la mencionada isla cuando ya amaneca. En ese momento, un albatros que levant vuelo asustado, se estrell contra el parabrisas de la aeronave obligando a su piloto, el teniente Arturo Jardel, a sujetar con fuerza los mandos para no perder el control. El aparato aterriz sobre una hondonada, a 500 metros de un establecimiento rural compuesto por una vivienda principal, algunos galpones y unas pocas edificaciones costeras y una vez seguros, los comandos saltaron a tierra y con mucha cautela comenzaron a acercarse al grupo de edificios, cubiertos por la seccin del teniente primero Fernando R. Garca Pinasco, que qued apostada detrs. Tal como ocurri en lo de Pitaluga, cuando llegaron a la vivienda tomaron posiciones y les ordenaron a sus moradores salir con las manos en alto. Con los efectivos apuntando hacia la entrada, la puerta se abri y a travs de ella salieron tres kelpers muy asustados, el propietario, un individuo de apellido Napier y dos mujeres, una de ellas su esposa y la otra su cuada. Los argentinos ingresaron en la propiedad y comenzaron a revisar su interior sin la menor objecin por parte de sus moradores. Napier era el dueo de la isla y se dedicaba a la cra de ganado ovino, tal como lo vena haciendo su familia desde 1860. Posea adems un moderno velero amarrado junto a uno de los muelles y una embarcacin ms antigua dotada de un obsoleto equipo de comunicaciones que pareca inadecuado para establecer enlace con las unidades navales enemigas. La requisa no arroj resultados ya que solo hallaron un viejo fusil Enfield de la Segunda Guerra Mundial, una escopeta de caza y un segundo equipo de comunicaciones, bastante moderno en este caso aunque de poco alcance.

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    Los comandos procedieron a incautar todo el material, incluyendo la radio del barco y lo llevaron hasta el helicptero desoyendo las protestas de las mujeres que intentaban explicarles que sin esos aparatos quedaran completamente aislados e imposibilitados de solicitar asistencia mdica en caso de necesitarla. De todas maneras, esos kelper fueron de lo ms atentos y agradables, muchos ms que otros y antes que los soldados se retirasen con el material incautado, les convidaron caf, algo que aquellos aceptaron de muy buena gana. Mientras los argentinos beban, los malvinenses entablaron una amable conversacin. Napier les dijo que haba nacido ah mismo y las mujeres sostuvieron con firmeza, aunque con mucha educacin, que lamentaban profundamente que hubiese estallado la guerra pero que aquello era territorio britnico y las islas les pertenecan a quienes las habitaban desde haca tantas generaciones. Pese a la discrepancia, cuando los ocho hombres de la seccin se alejaron en direccin al helicptero, se despidieron desendoles suerte. Regresaron a la Isla Borbn al medioda, con los tanques de combustible casi agotados, en el preciso momento en que despegaban los Mentor del teniente Pereyra para atacar a un helicptero que merodeaba en las cercanas y enfrentarse a los mismsimos Sea Harrier en el que result ser el primer encuentro areo de la contienda, segn hemos relatado. Una vez en la Estacin Aeronaval Caldern, los hombres del teniente primero Fernndez se pusieron al tanto de lo que haba acaecido durante su ausencia y mientras lo hacan, el operador de radio estableci comunicacin directa con Ro Grande, novedad que les permiti recibir varios alertas de ataques areos con bastante anticipacin. Ese da, por la tarde, llegaron dos Pucar provenientes de Darwin, cuyos pilotos informaron sobre los bombardeos areos y navales a la BAM Cndor, incluyendo la muerte del teniente Daniel Jukic junto a todos sus asistentes. Dieron cuenta, adems, de la presencia enemiga en cercanas de San Carlos, de la posible infiltracin de elementos del SAS y SBS y otros detalles que sumieron en preocupacin a los comandos y al personal de la estacin. Cerca de las 16.30 horas, comandos, pilotos y efectivos fueron testigos del combate areo entre los Mirages del capitn Garca Cuerva y el teniente Perona y dos Sea Harrier el Escuadrn 801. La guerra se haba desatado en toda su intensidad y nada pereca detenerla. Un anlisis no demasiado exhaustivo permiti determinar que, tras el bombardeo a los dos principales aerdromos de las islas, era el turno de la Estacin Aeronaval Caldern, oportunidad en la que el teniente primero Garca Pinasco pronunci aquellas profticas palabras que quedaran grabadas en los odos de sus subordinados por mucho tiempo: Esto no va a terminar hasta que corra mucha sangre3. Siguiendo con el relato de Isidoro Ruiz Moreno, antes de regresar a Puerto Argentino, el teniente primero Fernndez decidi cruzar a la Gran Malvina para continuar explorando y reconociendo el terreno, movimiento que iniciaron unas horas despus, en plena noche, bajo la llova y con temperaturas que oscilaban entre los 20 y los 25 bajo cero. Aterrizaron en una zona desrtica, a mitad de camino entre la isla Borbn y Puerto Howard y recin a las 07.00 Anadn logr sintonizar la radio y escuchar noticias procedentes de Buenos Aires. A travs de las mismas, pudieron saber que pese a los combates areos y los duelos de artillera, an se intentaba encontrar una solucin pacfica a la disputa y que en ese sentido, las organizaciones internacionales y los representantes de varios gobiernos se movan aceleradamente. De todas maneras, los efectivos de la 601 siguieron adelante, dispuestos a cumplir las rdenes que les haba

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    impartido su jefe, el mayor Castagneto y en ese sentido, se desplegaron por el terreno intentando dar con elementos infiltrados.

    A las 14.00 horas del 1 de mayo, la seccin del teniente primero Sergio Fernndez lleg a Puerto Argentino y una vez en el gimnasio que les serva de cuartel, procedi a limpiar el armamento y descansar. Fue all, distendidos y algo ms relajados, que los comandos decidieron reemplazar los cascos de acero por las mucho ms cmodas gorras de lana negra y boinas verdes y cargar las mochilas al mximo con municiones y alimentos y desechar todo aquello que no fuera indispensable. En la madrugada del da 2, un helicptero Augusta explor la regin de San Carlos y poco despus, otros tres cruzaron por el punto ms angosto del estrecho, volando a baja altura a intervalos de cinco minutos uno de otro.

    En Moody Brook, mientras tanto, la seccin del teniente primero Duarte esperaba que el tiempo mejorase para embarcar en los helicpteros y volar hacia un punto situado al sur de la pennsula de Murrell, en cuyas playas se haban detectado movimientos sospechosos. La avanzada lleg al lugar despus de un vuelo de veinte minutos y tras saltar a tierra, comenz una minuciosa bsqueda que arroj como resultado el descubrimiento de un bote inflable en posicin invertida sobre la arena y elementos menores. En vista e ello, el teniente Duarte decidi dividir a su grupo en dos escalones, ordenndole al primero (apoyo) tomar posiciones en las alturas cercanas y al segundo (asalto) iniciar la aproximacin hacia el gomn. Cuando el teniente Fernndez Alonso se acerc al bote, un grito del sargento ayudante Francisco Altamirano lo hizo detener. El suboficial lo previno sobre la posibilidad de que el enemigo hubiera colocado una trampa cazabobos y en vista de ello, se arrojaron ambos a tierra para aproximarse a la rastra y ver si haba algo debajo. Cuando llegaron, descubrieron que haba otros objetos en su interior y esa haca factible que fueran explosivos. Por tal motivo, decidieron pasar una soga por las agarraderas y luego tirar fuerte hacia atrs, para ver que ocurra. As lo hicieron y para su alivio, nada ocurri. Se incorporaron adoptando las precauciones del caso y procedieron a dar vuelta al bote, descubriendo su motor de 45 HP con combustible en su tanque, tres salvavidas con la inscripcin Hermes, una campera de cuerina, envases vacos de leche y cuerdas. Se trataba de una lancha de goma del tipo Zodiac para una dotacin de ocho hombres, que perteneca, sin ninguna duda, a un escuadrn del SB, cuyos integrantes debieron haberse mimetizado entre la poblacin civil. Nada de eso pareci importar al personal de la Estacin cuando llegaron varias horas despus, luego de conocer la perturbadora noticia del hundimiento del General Belgrano. La novedad sumi a la guarnicin argentina en un sombro pesar y as la mantuvo hasta el 4 de mayo, cuando el hundimiento del Sheffield pareci mitigar en parte (una parte muy nfima) aquella sensacin. La actividad de los comandos durante los primeros das de mayo fue realmente intensa, con numerosas misiones de exploracin y patrulla tendientes a detectar presencia enemiga y posibles desembarcos. Una de aquellas recorridas tuvo por destino las islas Tussac, al norte de Puerto Argentino, frente a la pennsula Freyssinet (las mismas que el 5 de abril fue atacada con napalm por aviones Pucar), donde todo pareca indicar que se dirigan los bombardeos. Los comandos se encaminaron hacia el lugar y regresaron sin haber encontrado nada aunque negros de holln de pies a cabeza; algo ms tarde, procedieron a inspeccionar las

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    posiciones ocupadas por los regimientos de infantera 4, 3 y 25 y despus de eso, abordaron la lancha patrullera Ro Iguaz para recorrer la Baha de Aceite con el objeto de brindar cobertura desde all. La misin tuvo lugar en horas de la noche, cuando seis hombres al mando del teniente Garca Pinasco (la mitad de la 2 Seccin) abordaron el guardacostas llevando consigo un cohete antitanque Instalaza de 88,9 mm, una MAG y un mortero de 60 mm. Las rdenes eran precisas, deban explorar el litoral norte de la Isla Soledad y recorrer la pennsula de San Luis porque se tenan indicios de que por ese sector se haban infiltrado comandos del SAS y el SBS. Sobre las aguas de un mar embravecido, la lancha naveg sorteando las olas que batan la zona mientras en su interior, los hombres del Ejrcito sufran mareos y descomposturas. Para su fortuna, los marinos disponan de pastillas especiales antimareo y eso les devolvi la compostura. La patrulla no arroj resultados, sin embargo, en momentos en que Garca Pinasco observaba la costa con sus lentes de visin nocturna, crey detectar movimientos. Los hombres abrieron fuego batiendo la costa tanto con la ametralaldora pesada y el mortero como con sus armas livianas sin que se produjera respuesta y llegado el amanecer, emprendieron el regreso a Puerto Argentino sin saber si realmente, haban rechazado un nuevo intento de infiltracin. Los comandos encontraron a Castagneto sumamente alterado con los altos mandos ya que, a su entender, sus hombres estaban siendo utilizados en tareas elementales y no en el tipo de misiones para las que haban sido entrenados. Por esa razn, faenas como las realizadas en la Ro Iguaz se suspendieron definitivamente. La primera oportunidad pareci llegar el 4 de mayo por la maana, cuando el mayor Doglioli, ayudante del gobernador, le hizo saber al jefe de los comandos que el puesto de mando del general Menndez iba a ser atacado. Por tal motivo, se haba decidido el traslado de su cuartel general ubicado en Stanley House, sobre el 25 de la costanera Ross Road, hasta la Secretara de Gobierno y para ello, los efectivos de la Compaa 601 deberan proveer cobertura. Se estimaba que ese ataque se iba a llevar a cabo alrededor de las 21.00 y por esa razn, se debera hacer el desplazamiento lo ms rpidamente posible. Mientras el estado mayor del gobernador proceda a ocupar el slido edificio de piedra y dos plantas, Castagneto volvi a protestar por considerar que la tarea asignada no era propia de comandos argumentando con razn, que para eso sobraban tropas regulares. Adems, la 1 Seccin del teniente Duarte se hallaba en una misin fuera de la ciudad y eso debilitaba la unidad. El mayor Doglioli, amigo personal de Castagneto, le explic con cierta firmeza que los datos que tena eran sumamente precisos y que esa misma noche se concretara el ataque. Dudando de la veracidad de esos informes, Castagneto organiz una suerte de guardia pretoriana con elementos de las secciones de Fernndez y Gonzlez Deibe, que debera cubrir el traslado del gobernador a su nuevo destino. Para asombro de los comandos, lo que debi ser una mudanza casi secreta fue, al mejor estilo argentino, una operacin al descubierto, en el ms completo desorden, a la vista de todo el mundo, en especial de los kelpers, con rdenes a viva voz y gente desplazndose desorientada de aqu para all llevando objetos y cajas hasta los camiones y otras unidades mviles que esperaban en la calle. Qu hubiera ocurrido si los tan temidos elementos infiltrados hubieran registrado la operacin? Nadie pens que los malvinenses podan pasar esa informacin?

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    Pasaron las horas y llegada la noche, los hombres de Castagneto se hallaban apostados en torno a la Secretara de Gobierno, atentos al menor movimiento cuando, tal como lo adelantara Doglioli, a las 21.00 se inici un tiroteo desde la parte posterior de la Casa de Gobierno, con disparos intermitentes que parecan provenir de diferentes puntos. Los argentinos respondieron con fuego graneado, apuntando en direccin a la Casa del gobernador y a Wireless Ridge (Colina de la Radio), donde se hallaba apostado el Regimiento de Infantera 7. La baha se ilumin con las trazadoras y a los pocos minutos, los arbustos secos que rodeaban el monumento de la batalla naval de las Islas Malvinas en la Primera Guerra Mundial, comenzaron a arder, desatando un incendio de consideracin. Los comandos disparaban con decisin, respondiendo el intenso fuego que reciban de elementos desconocidos y as lo hicieron durante una hora hasta que, pasadas las 22.00, el combate finaliz. Nadie result herido pero qued latente la sensacin de que el enemigo haba infiltrado fuerzas especiales y que Menndez era un inepto general de escritorio que haba mostrado abiertamente su cambio de posicin. A las 05.00 de la maana, se produjo el segundo bombardeo de los Vulcan, con los mismos resultados del anterior y durante la noche, se mont un nuevo operativo a cargo de los capitanes Frecha, Figueroa, Jndula, Llanos y Negretti, cuyo objetivo era el mercado de West Store (Mercado del Oeste) donde se presupona que se movan efectivos britnicos mimetizados entre la poblacin. Como bien explica Ruiz Moreno, se refugiaban all numerosos civiles que buscaban el amparo de los bombardeos nocturnos ya que el edificio, construido en piedra, era extremadamente slido y su techo ostentaba la inscripcin Defensa Civil. Los comandos rodearon la construccin y amparados por la obscuridad, adoptando medidas precautorias, se asomaron por las ventanas justo cuando alguien en el interior apagaba las luces. Los hombres de la 601 comprobaron que desde ese lugar era sumamente fcil seguir los desplazamientos de las tropas y los movimientos que tenan lugar en la capital y por esa razn decidieron proceder. Para informar la novedad, el capitn Figueroa sac su equipo de radio y tras establecer comunicacin y dar cuenta de lo que estaba ocurriendo, recibi la escueta orden de esperar. En plena noche y torturados por el fro, los efectivos argentinos aguardaban agazapados, observando permanentemente el mercado hasta que, de pronto, un disparo solitario peg muy cerca de donde se encontraba ubicado el capitn Jndula. Pese a la sorpresa, el oficial supo mantener el aplomo y se mantuvo quieto en su lugar aunque sin poder evitar una imprecacin. Los disparos aislados eran comunes en la ciudad, sobre todo de noche y eran, por lo general, producto de conscriptos nerviosos que reaccionaban ante cualquier movimiento extrao. Sin embargo, haba otros, ocasionados por efectivos infiltrados, que dara origen a la infundada versin de que eran los propios malvinenses quienes abran fuego contra las tropas ocupantes. Amaneca cuando lleg al lugar el mayor Castagneto decidido a ingresar en el interior del edificio. Y as ocurri. A una orden suya, los comandos se incorporaron y se abalanzaron con suma brusquedad sobre los accesos, sobresaltando a los kelpers que dorman en el interior. Los argentinos irrumpieron a los gritos, apuntando a los temblorosos kelpers con sus armas, generando su consabido temor e incertidumbre. Se los oblig a formar una hilera con las manos en alto, de cara contra la pared y se procedi a revisarlos, no sin cierta

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    brusquedad. Los pobres individuos estaban realmente asustados y nada dijeron cuando se los someti a un riguroso control personal. Los hombres de Castagneto no hallaron nada porque se haba tratado de una falsa alarma. Por esa razn, cuando se retiraron, los malvinenses fueron corriendo hasta donde se encontraba el comodoro Carlos Bloomer Reeves, con quien tenan muy buenas relaciones y le presentaron su queja.

    El 5 de mayo fue un da especial para los comandos porque el propio gobernador militar les encomend una misin de alto riesgo. Deban explorar la Isla de los Leones Marinos, al sudeste de la pennsula de Lafonia, donde aviones de exploracin propios haban detectado lo que parecan ser antenas y radares. Al parecer, la Fuerza de Tareas britnica utilizaba esos elementos para orientar un desembarco intermedio de pertrechos, tropas y helicpteros y por esa razn, era imperioso neutralizarlos. Se trataba en verdad de una misin de alto riesgo pues la isla se encontraba dentro del radio de accin de los Harrier y las unidades de superficie enemigas y poda ser batida con facilidad. Fue una vez ms la seccin del teniente primero Duarte la que Castagneto seleccion para llevar a cabo la tarea aunque esta vez, su jefe manifest ciertos reparos ya que consideraba que las posibilidades de sus hombres iban a ser nulas. A su entender, veinte efectivos solos no podran con toda la flota y, por esa razn, haba que planificar mejor la operacin. Segn cuenta Ruiz Moreno, al escuchar esas palabras a alguien se le ocurri que eran ideales para el ttulo de una pelcula blica: Veinte hombres contra la flota. Se trataba, en verdad, de una misin casi suicida que implicara la muerte de toda la seccin en caso de establecerse contacto con las fuerzas enemigas. Pero el mayor Castagneto insisti dado que el alto mando ya haba impartido la orden y no haba ms que discutir. Y para aumentar la sensacin de soledad y abandono, desde el continente se inform que ese da, debido a las psimas condiciones climticas, los aviones que deban brindar proteccin coordinando sus movimientos con los comandos, no iban a poder operar. Duarte no dijo ms. A ver si despus de todo, piensan que tengo miedo, pens4. En cumplimento de la rdenes recibidas, alist su equipo y el armamento y cuando los relojes daban las 06.00 del 6 de mayo, abord un helicptero Puma y despus de esperar a que el viento y la lluvia amainasen, despeg con su seccin, escoltado por un Augusta. Integraban el grupo, adems de Duarte, los capitanes Frecha y Llanos y los suboficiales Quintana, Alonso, Ros, Moreno, Clgaro, Altamirano, Rivero, Vera, Contreras, Pichihuelches, Tunini y los dos Gmez. Aquella misma noche una lancha patrullera de la PNA parti hacia el mismo destino5, llevando a bordo a un escuadrn de comandos anfibios de la Armada que deba operar como avanzada, en lo que sera la primera operacin conjunta de las fuerzas argentinas6. Los helicpteros volaban a 200 km/h, a escasos cinco metros de un mar encrespado, separados a una distancia de 150 metros uno de otro. En su interior, los comandos, con sus trajes de camuflaje y sus rostros ennegrecidos, se mantenan en silencio, sujetando sus armas con fuerza e intentando minimizar la tensin y el nerviosismo propio de las misiones de alto riesgo. Sus pares de la marina los precedan a bordo de la patrullera, intentando alcanzar antes que ellos el objetivo, al que llegaron despus de bordear la costa oriental de la isla Soledad, dejando a su derecha Fitz Roy, Baha Agradable, la gran desembocadura del seno Choiseul y la isla Bougainville. A la altura de la baha de los Abrigos, pusieron proa al sur y con mucha cautela, debido al mal tiempo, se adentraron en aguas abiertas.

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    Una vez frente a la isla principal, los comandos anfibios, vistiendo ntegramente de negro y con sus rostros cubiertos de betn, abordaron los botes inflables y comenzaron a remar hacia la costa, siempre al amparo de la obscuridad. Al tocar la playa, saltaron al agua y comenzaron a arrastrar las balsas para abandonarlas sobre la arena y el pedregullo. Con mucha previsin subieron por las barrancas rocosas y una vez en lo alto comenzaron a aproximarse lentamente al establecimiento. Su indumentaria y sus rostros ennegrecidos les daban un aspecto realmente escalofriante que hubiera aterrorizado a los habitantes del peasco, ms sabiendo que esos hombres estaban dispuestos a abrir fuego. Deslizndose agazapados a travs del terreno, llegaron a la edificacin principal y tras una minuciosa inspeccin, pudieron determinar que no haba nadie. Al parecer, el islote estaba deshabitado. En esos momentos, en otro lugar, el teniente primero Duarte le indicaba al Augusta que los sobrepasase para ametrallar cualquier movimiento sospechoso que fuera detectado. Ruiz Moreno describe el establecimiento de la isla principal explicando que ocupaba el total del promontorio cuyas costas se hallaban pobladas de gran nmero de elefantes marinos y una inmensa variedad de aves. Cerca de la casa, que era el edificio ms prximo al litoral por el noreste, pastaban tranquilamente ovejas, vacas y caballos de muy buena calidad y algo ms al sur se halzaban galpones, depsitos y ms casas. La seccin de Duarte aterriz cerca de la propiedad y ni bien pis tierra, se uni a los comandos de la Armada. Cuando echaron andar, comprobaron que la puerta de la viviendas principal se hallaba abierta y que nada se mova a su alrededor. Con mucha precaucin la rodearon e inmediatamente despus irrumpi en su interior un grupo de hombres. El lugar pareca haber sido abandonado recientemente; haba una videocassetera conectada a un televisor, uniformes britnicos, dos fusiles y un equipo de radio. Afuera encontraron un pozo de zorro y trincheras y cerca de all, un Land Rover y una lancha con su motor fuera de borda. Lo ms llamativo fueron los numerosos tambores de combustible y las balizas apiladas cerca de un galpn, detalle que les dio la pauta de que los britnicos planeaban acondicionar el lugar para operar desde all con sus helicpteros. Hacia la media maana, la isla haba sido completamente explorada, lo mismo varios de los islotes cercanos, razn por la cual, despus de comprobar que el rea estaba deshabitada, abordaron la lancha unos y las aeronaves los otros y emprendieron el regreso. Durante el vuelo, se recibi una comunicacin desde Puerto Argentino dando cuenta que un avin argentino haba sido derribado en la Isla de Bougainville, al este de Lafonia, y que deban dirigirse all para investigar. Los helicpteros viraron hacia ese punto y al llegar, aterrizaron cerca de unas elevaciones bajas, al noroeste de la isla, comprobando que buena parte del terreno arda y que los restos del aparatso e hallaban dispersos por doquier. Como la bsqueda no arroj resultados, decidieron trasladarse al establecimiento Lively para interrogar a sus moradores. Se encontraron con gente amable, que los trat con mucha cortesa y hasta les dijo que deseaban que Gran Bretaa fuera derrotada (seguramente temerosos de la reaccin de los recin llegados)7. Los malvinenses manifestaron haber presenciado el combate areo y crean que el avin britnico que haba derribado al caza argentino tambin haba sido alcanzado. Ruiz Moreno deja entrever que aquellos kelpers se hallaban muy lejos de sus connacionales, abandonados a su suerte e incluso olvidados. Manifestaron estar desabastecidos y hasta pasar hambre y por esa razn, los comandos les dejaron parte de sus raciones.

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    Los pobladores de Lively despidieron a los visitantes con calurosas muestras de afecto, estrechando sus manos, palmendolos y agitando sus brazos en seal de saludo e incluso cuando los helicpteros se elevaron, comenzaron a aplaudir. Para tener una idea de lo riesgosa que haba sido la operacin, el autor de Comandos en Accin recuerda que tres das despus de aquella patrulla (9 de mayo), fue hundido en aguas prximas a la Isla de los Elefantes Marinos el pesquero Narwal y que un helicptero del Ejrcito que haba despachado en su rescate, fue abatido por las fuerzas enemigas pereciendo sus tres tripulantes.

    Otra de las misiones que llevaron a cabo los comandos fue el reconocimiento de las inmediaciones del puente del ro Murrel. La misin fue encomendada al capitn Frecha y el teniente primero Fernndez, quienes partieron de Puerto Argentino a las 10.00 cada uno a bordo de sendas motos de tipo motocross, con las que tomaron el camino que conduca al monte Kent, bajo un cielo plomizo, azotados por una helada llovizna. Siete horas despus (17.00) se encontraban en el puesto de mando del mayor Oscar Jaimet, jefe del Regimiento de Infantera 6, donde se comunicaron por radio con el mayor Castagneto para informarle que pasaran la noche all porque la niebla, sumamente espesa, no les permita continuar (apenas se poda ver a dos o tres metros de distancia). Conversando con Jaimet comieron una racin en caliente y hasta disfrutaron de un poco de licor que el jefe del regimiento les convid, antes de retirarse a dormir a una de las carpas que les haban acondicionado especialmente. A las 01.00 la zona comenz a ser batida por el caoneo naval. Frecha y Fernndez se incorporaron y buscaron cobertura junto a los soldados que abandonaban sus bolsas de dormir p