colombia prehispanica regiones arqueológicas

318

Upload: others

Post on 17-Nov-2021

9 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas
Page 2: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

2

COLOMBIA PREHISPANICA

Regiones Arqueológicas

Alvaro Botiva Contreras

Gilberto Cadavid

Leonor Herrera

Ana María Groot de Mahecha

Santiago Mora

AÑO NACIONAL DE LA CULTURA

Page 3: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

3

© Colcultura / Instituto colombiano de Antropología

Carátula: Fotografía de Arturo Vargas de la terraza central (helipuerto) de Buritaca 200

(Ciudad Perdida). Diseño: María Cristina Jimeno.

Coordinación Editorial: Leonor Herrera, Ana María Groot, Santiago Mora, María

Clemencia Ramírez de Jara.

Fotografías: Archivo ICAN, Santiago Mora, Gilberto Cadavid, Augusto Gómez, Alvaro

Soto, Braida Elena Enciso, Ann Osborn,, Marianne Cardale de Schrimpff, Warwick Bray,

Carlos Armando Rodríguez, Inés Cavelier, Leonor Herrera, Expedición Colombo- Británica

Amazonas 77, Collier Standard Oil Co.

Mapas: Camilo Rodríguez y Susana Cartagena.

Impresión: Empresa Editorial Universidad Nacional

ISBN: 958-612024-4

Page 4: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

4

Nota editorial

Los manuscritos para esta obra fueron entregados a finales de 1986. Dificultades,

especialmente de índole presupuestal impidieron que se publicara en ese año. Aunque

algunos de los capítulos fueron actualizados para incluir datos sobre publicaciones e

informes inéditos aparecedios en 1987 y 1988, esto no fue posible en todos los casos. Los

editores y autores de esta obra presentan excusas a aquellos investigadores cuyos trabajos

más recientes no se mencionen.

Colección Orlando Fals Borda 1. arqueología-antropología. Incluye bibliografía

Page 5: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

5

Colombia prehispánica: regiones arqueológicas Ana María Groot / Gilberto Cadavid / Alvaro Botiva Contreras / Leonor Herrera / Santiago Mora

Bogotá, D. E., Octubre de 1989

Contenido

INTRODUCCIÓN .............................................................................................................................. 6

MAPA DE LAS REGIONES ARQUEOLÓGICAS ......................................................................... 11

I. LA COSTA ATLÁNTICA ............................................................................................................ 12

II. VALLE INTERMEDIO DEL RÍO MAGDALENA .................................................................... 57

III. EL MACIZO CENTRAL ANTIOQUEÑO ................................................................................ 72

IV. LA MONTAÑA SANTANDEREANA ...................................................................................... 78

V. LA ALTIPLANICIE CUNDIBOYACENSE ............................................................................... 87

VI. CUENCA MONTAÑOSA DEL RÍO CAUCA ........................................................................ 148

VII. COSTA DEL OCÉANO PACÍFICO Y VERTIENTE OESTE DE LA CORDILLERA

OCCIDENTAL ............................................................................................................................... 170

VIII. MACIZO COLOMBIANO-ALTO MAGDALENA ............................................................. 200

IX. MACIZO ANDINO SUR ......................................................................................................... 226

X. LLANOS ORIENTALES........................................................................................................... 236

XI AMAZONÍA COLOMBIANA .................................................................................................. 254

BIBLIOGRAFÍA GENERAL ......................................................................................................... 265

BIBLIOGRAFÍA POR REGIÓN .................................................................................................... 266

Page 6: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

6

INTRODUCCIÓN

Ana María Groot de Mahecha

La presente obra constituye un esfuerzo del Instituto Colombiano de Antropología por

organizar la información existente sobre la historia prehispánica de Colombia, con el objeto de

registrar las necesidades de investigación arqueológica en el país, para contribuir con ello, en la

orientación futura de las tendencias investigativas de los profesionales en este campo, como

una de sus varias tareas académicas.

El impulso inicial que condujo a la culminación de la misma fue dado por el Doctor Roberto

Pineda Giraldo quien en el año de 1985 era director del Instituto Colombiano de Antropología.

Con el interés de producir un documento marco que le permitiera a la institución cumplir con la

meta propuesta, se organizó un taller de trabajo sobre "El Estado Actual y las Necesidades de

Investigación Arqueológica en Colombia", con el patrocinio de la Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales del Banco de la República, el cual se llevó a cabo en

Bogotá en el mes de abril de 1985. Participaron en esta reunión, investigadores escogidos de

acuerdo con su responsabilidad en la docencia de la arqueología en diversas universidades del

país, o por su posición directiva en centros de investigación especializada en esta rama del

conocimiento. Concurrieron los investigadores que a continuación se relacionan:

Roberto Pineda Giraldo

Director del Instituto Colombiano de Antropología, Bogotá.

Luis Duque Gómez

Director Ejecutivo de la Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Bogotá.

Jorge Morales

Jefe del Departamento de Antropología de la Universidad de Los Andes, Bogotá.

Gustavo Santos

Jefe del Departamento de Antropología de la Universidad de Antioquia, Medellín.

Clemencia Plazas

Subdirectora Técnica del Museo del Oro, Bogotá.

Page 7: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

7

Carlos Angulo

Universidad del Norte, Barranquilla.

Julio César Cubillos

Universidad del Valle, Cali.

Gonzalo Correal

Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, Bogotá.

Héctor Llanos

Departamento de Antropología de la Universidad Nacional, Bogotá.

Carlos Humberto Illera

Departamento de Antropología de la Universidad del Cauca, Popayán.

Neyla Castillo

Departamento de Antropología de la Universidad de Antioquia, Medellín.

Héctor Salgado

Instituto Vallecaucano de Investigaciones Científicas, Cali.

Álvaro Botiva

Instituto Colombiano de Antropología, Bogotá.

Leonero Herrera

Instituto Colombiano de Antropología, Bogotá.

Ana María Groot de Mahecha

Instituto Colombiano de Antropología, Bogotá.

Gerardo Ardila.

Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Bogotá.

En desarrollo de este taller se revisó un documento de trabajo que fue presentado a

consideración de los participantes por los arqueólogos del Instituto Colombiano de

Antropología, se evaluó la información en éste contenida, y como resultado de las

Page 8: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

8

deliberaciones, se hicieron importantes observaciones al mismo, que ayudaron a precisar datos

y marcaron una pauta en la estructura de la presente obra. Con las múltiples contribuciones de

los estudiosos que expusieron sus conocimientos e ideas en el taller, a la par que con una

exhaustiva revisión bibliográfica sobre el tema, se busca con este escrito, presentar al lector un

documento de útil referencia sobre el estado actual de la investigación arqueológica en el país.

Al tomar en cuenta el territorio que comprende hoy la República de Colombia e intentar trazar

una historia desde su más remoto pasado, a la vez de organizar la información que existe al

respecto, se encontraron tres dificultades iniciales. En primera instancia, la heterogeneidad

geográfica del territorio señalaba una constante dentro de la cual, la adaptación del hombre

produjo respuestas diferentes que incidieron en la pluralidad de los desarrollos culturales del

pasado. De otra parte, se observó la imposibilidad de asimilar zonas a territorios étnicos de la

antiguedad, dada la existencia de un vector diacrónico, que indicaba cambios en las fronteras y

procesos de desaparición y reemplazo de unos grupos por otros. Por último, fue

extremadamente notoria la existencia de zonas aún inexploradas o muy precariamente

conocidas, en oposición a otras con numerosos datos y una larga tradición en investigaciones.

Los anteriores planteamientos obligaron a la búsqueda de principios organizadores de la

información, con el fin de dar coherencia al discurso arqueológico-histórico.

Dos vectores, que corren paralelos sirven para organizar la información: El Espacio y El

Tiempo. Tomados como referencia permiten su sectorización de acuerdo a sucesos

considerados como relevantes en la historia de la cultura. Del manejo de cada uno de estos

vectores, así como del énfasis con que sean tratados se obtendrá un enfoque del pasado.

En la organización de este escrito, dadas sus características, se recurrió a tratar la información

por regiones según criterios geográfico-culturales , referidos los datos al factor tiempo, en

donde el nivel de los estudios lo permite. La agrupación del conocimiento por regiones no

busca de ninguna manera el identificar regiones con ciertos rasgos geográficos, con procesos o

etapas que se puedan considerar de carácter determinista. La discusión no gira en torno a la

independencia o la dependencia del hombre con respecto al medio, transcurre alrededor del

dato básico con el cual se cuenta para cada una de las zonas demarcadas. De otra parte, no se

intenta ignorar o dejar de lado el sentido procesual de la historia. La región solamente

representa en este caso, una herramienta conceptual y metodológica, que permite la exposición

de los datos de una manera sistemática.

Durante el proceso de elaboración de este documento, los autores tuvieron varias discusiones

acerca de la estructura que debía seguirse para organizar la información de cada región, en un

esfuerzo por darle uniformidad a éste. Inevitablemente, cada uno tenía ideas diferentes no tanto

sobre la clase de información que era necesario incluir, sino sobre el orden y la presentación de

la misma. Más aún, los autores vieron que no les quedaba fácil manejar de la misma forma cada

una de las regiones cuyo tratamiento temían a su cargo, debido a que el material que requerían

Page 9: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

9

procesar para las mismas variaba notablemente en su estado de elaboración.

El texto de cada región cubre los temas que a continuación se relacionan, resueltos paras cada

caso en forma un poco distinta; el orden puede variar, y en ocasiones se desarrollan a nivel

general de región, en otras de subregión.

1. Descripción de las Características geográficas de la región.

2. Recuento de las investigaciones realizadas, con mención de sus autores.

3. Resumen de la información para cada región obtenida a través de las varias investigaciones.

En cada texto se incluyeron cuadros en donde se acopia la mayoría de las fechas de radio

carbono que ilustran los datos.

4. Balance de esta información en términos de generalizaciones posibles, problemas y

necesidades de investigación futura.

5. Bibliografía, seleccionada de acuerdo con los puntos anteriores.

La confusión prevalente en el uso de ciertas palabras comunes en escritos arqueológicos, se

refleja inevitablemente en este documento, por la indiscriminada utilización dada por los

autores en los textos consultados. Complejo, estilo, fase, tradición, cultura, horizonte, son

términos que tienen una clara connotación conceptual y con frecuencia se usan en forma

intercambiable, aún en un mismo escrito. Algo similar ocurre con el uso de conceptos

relacionados con periodización, paleoindio, arcaico, precerámico, formativo, desarrollo

regional, cacicazgos, pre-clásico e integración entre otros. Evidentemente sobre estos dos

puntos se observa la necesidad de homologar criterios. Sin embargo, ambos problemas se salen

del objetivo de este documento, pero no deben ignorarse.

Finalmente, cabe señalar que el proponer una regionalización del país que sea funcional para la

historia prehispánica es un intento difícil. La información disponible es insuficiente y al final

queda la duda sobre si las regiones establecidas corresponden, por lo menos en buena parte, a la

realidad teniendo en cuenta que el período de tiempo al cual se aplicaría un modelo de esta

clase comprende varios miles de años. Lapso durante el cual se generaron diferentes desarrollos

culturales, que a veces se superpusieron y que tuvieron una distribución espacial oscilante.

Sin embargo, definir regiones y acopiar la información existente sobre ellas, aún dentro de un

panorama tan complejo geográficamente y heterogéneo culturalmente como el de la prehistoria

colombiana es, sin lugar a dudas, una premisa para el ordenamiento y orientación de la

investigación.

El Instituto Colombiano de Antropología contribuye con esta obra al planteamiento

Page 10: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

10

anteriormente expuesto y espera que de la lectura de la misma se propongan tareas concretas

que puedan resultar en el enriquecimiento y consolidación del conocimiento sobre la historia de

aquellos grupos humanos que vivieron en el pasado, sin importar que tan lejanos o cercanos de

nosotros se encuentren en el tiempo, pero que hacen parte de nuestra identidad nacional.

Page 11: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

11

MAPA DE LAS REGIONES ARQUEOLÓGICAS

Page 12: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

12

I. LA COSTA ATLÁNTICA Ana María Groot

Esta región limita por el Norte con el mar Caribe, por el Sur con el sistema andino alto; por

el Oriente con la Sierra Nevada de Santa Marta, la Guajira y la Cordillera Oriental; y, por el

Oeste con las últimas estribaciones de la Cordillera Occidental, que representa la zona de

transición hacia la húmeda llanura del Pacífico. En su límite Sur se destaca la depresión

Momposina, donde convergen el río Magdalena y el río Cesar por la derecha; el Cauca y el

San Jorge por la izquierda.

Excepción hecha de la Sierra Nevada de Santa Marta, predomina en la región un sistema

suavemente ondulado, de bajas montañas, cuyas alturas no pasan de los 300 metros sobre el

nivel del mar. (Guhl, 1976: 147).

La temperatura promedio anual en toda la llanura del Caribe es superior a 270C. Entre los

suelos se destacan grandes regiones aluviales en las partes inferiores de los grandes ríos

Sinú, San Jorge, Cauca y Magdalena; y, un cinturón de la misma textura al pie de las

montañas altas. Hacia el Noreste, a medida que disminuye la precipitación anual, crece la

oscilación diurna, hasta alcanzar su máximo (más o menos 20C) en la subregión

semidesértica de la Guajira.

Hacia el Sur, a medida que aumenta la precipitación, se incrementa también ligeramente la

temperatura y disminuye la oscilación, excepto en la zona que queda bajo la influencia de la

sombra seca de la Sierra Nevada de Santa Marta. En consecuencia, se observa partiendo de

la costa al interior, primero, que el ambiente xerófilo es reemplazado por el mesófilo,

propicio para la agricultura; luego en la zona selvática y limítrofe con la región montañosa

andina -que representa una zona fitogeográfica de separación entre los Andes y la llanura

del Caribe- predomina un clima bochornoso caracterizado por la alta y permanente

lluviosidad (más o menos 3.500 mm), las altas temperaturas, y el poco movimiento

atmosférico.

En el extremo nororiental se da la situación opuesta, con lluviosidad baja en sólo algunos

meses. Los fuertes vientos y la casi constante insolación durante gran parte del año,

provocan la sequía y con ella la implantación de un sistema semi-nómade, de traslado anual

del ganado hacia los valles, con playones húmedos, de sus grandes ríos (Guhl, 1976: 147-

148).

Esta amplia región se subdivide en siete subregiones, de acuerdo con características

geográficas y culturales: Corredor Costero, Urabá -Alto Sinú, Depresión Momposina,

Guajira- Corredor Cesar, Sierra Nevada de Santa Marta, Catatumbo y Región Insular.

Page 13: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

13

Importancia Arqueológica de la Región

La región de la Costa Atlántica fue en época muy antigua, anterior al advenimiento de

Cristo, como lo atestiguan los vestigios arqueológicos, un foco de desarrollo cultural de

importante trascendencia, "cuyos procesos influyeron de un modo decisivo sobre el curso

de la evolución de las sociedades indígenas en una muy extensa zona de América".

(Reichel-Dolmatoff, 1982: 48).

Los primeros pobladores de esta región la ocuparon en el pleistoceno tardío y holoceno

temprano, según se infiere de los hallazgos de puntas de proyectil e industrias líticas

simples, que parecen corresponder a la etapa paleoindia, caracterizada por la presencia de

cazadores y recolectores tempranos. Estas evidencias culturales sugieren que la costa

Atlántica sirvió como corredor de paso y de dispersión, en varios sentidos, de grupos

humanos que una vez cruzado el Istmo de Panamá siguieron en dirección Oeste-este por el

corredor costero o se adentraron por el Chocó, y por los valles de los ríos Magdalena y

Cauca en dirección Norte-Sur.

Ya en el holoceno, las condiciones variadas que ofrecía la región, con sus lagunas y esteros,

sus ríos y colinas, permitieron y estimularon el establecimiento de grupos humanos que

dieron inicio a una forma de vida sedentaria, a prácticas agrícolas y al posterior desarrollo

de la vida aldeana (Reichel-Dolmatoff, 1982).

Para la época que precede al comienzo de la era cristiana, los grupos humanos que poblaron

la costa Atlántica, poseían ya un profundo conocimiento de los varios microambientes de la

región y una larga tradición agrícola, que los condujo, a una diversificación cultural que se

reflejó en un notable regionalismo y en la conformación de instituciones económicas,

sociales y religiosas propias.

A continuación se dará énfasis a los desarrollos culturales sobre los cuales hay referencias,

considerando cada una de las subregiones separadamente.

Page 14: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

14

El Corredor Costerodepresión momposina

Incluye una amplia zona de sabanas y colinas bajas entre el mar Caribe al Norte y la

depresión Momposina al Sur. Hacia el Oeste se extiende hasta el río Sinú en sus cursos

medio y bajo; y por el Este hasta la Sierra Nevada de Santa Marta, la cuenca baja del río

Arigüani y el llamado "territorio de los Chimila" .

Investigaciones Arqueológicas

Son escasos los datos referentes a la etapa de cazadores y recolectores tempranos en esta

subregión, y sólo se dispone de hallazgos ocasionales de unas pocas puntas de proyectil y

algunos conjuntos o industrias de artefactos líticos. Puntas de proyectil, carentes de un

contexto de hallazgo se han referenciado en los sitios de Santa Marta, Mahates y la laguna

Page 15: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

15

de Betancí. Se caracterizan por una talla bifacial y algunos retoques secundarios, aunque

varían en forma y en detalles de su técnica de manufactura. (Reichel-Dolmatoff, 1965).

La costa Atlántica y el bajo Magdalena, por el crecido número de sistemas ecológicos

que ofrecen, ricos en recursos, desempeñaron un papel relevante en la adaptación de

grupos humanos al medio, y en la implementación de sistemas hortícolas que

permitieron la vida aldeana, en el segundo milenio antes de Cristo.

En la categoría de industrias líticas, formadas por un número más o menos elevado de

instrumentos tallados de lascas o de núcleos desbastados, se han registrado sitios en el

Canal del Dique, cerca a Cartagena (Reichel-Dolmatoff, 1982: 42) y en las estaciones de

Puerta Roja 1 y Villa Mery, en las proximidades del municipio de San Cayetano (Correal,

1977).

Se destaca además, en el sitio de San Nicolás de Barí (bajo río Sinú), la presencia de

artefactos de silex trabajados rudimentariamente con un mínimo de retoques secundarios

por presión, sin estar asociados a cerámica ni a piedra pulida (Reichel-Dolmatoff, 1957:

134). La mayoría de estas industrias carecen de datación. Se requiere ampliar los estudios y

realizar excavaciones estratigráficas para determinar su verdadero significado y posición

cronológica.

Hacia el cuarto milenio antes de Cristo, los pobladores de las tierras bajas de la costa

Atlántica, habían logrado adaptarse a distintos ambientes: marino, ribereño, lacustre,

sabanero y selvático. Como expresión de esta época se destacan los materiales excavados

en los sitios de : Monsú, Puerto Hormiga, Canapote y Barlovento, cuya importancia estriba

Page 16: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

16

en la escala cronológica detallada que forman, la cual abarca desde los comienzos del

cuarto milenio, hasta el primero antes de Cristo y representa secuencias de desarrollo

cultural que, por sus múltiples características adquiere un valor que va mucho más allá de la

Costa Atlántica Colombiana (Reichel-Dolmatoff, 1982).

En Puerto Hormiga, hoy Puerto Badel, a unos 300 metros de la orilla oriental del Canal del

Dique, en el departamento de Bolívar, Reichel-Dolmatoff, excavó un yacimiento tipificado

por una acumulación de conchas marinas entremezcladas con artefactos líticos, óseos y con

fragmentos de cerámica caracterizada por el uso de desgrasante vegetal, adornos modelados

y decoración incisa, que presenta un nivel bastante desarrollado, lo que hace suponer que

los comienzos del arte alfarero se pueden remontar a épocas aún anteriores. Entre los

artefactos líticos figuran principalmente piedras con pequeñas depresiones ovaladas, que

sirvieron de yunques para romper semillas duras; placas de piedra arenisca y granulosa, que

sirvieron de base para moler o triturar materiales blandos; lascas de filo cortante,

raspadores, golpeadores y pequeñas manos de triturar y machacar1.

Los pobladores recolectaban moluscos del litoral y complementaban su dieta con la caza de

especies pequeñas y la recolección de frutos vegetales. La ocupación de Puerto Hormiga,

por fechas de radio carbono, se ubica entre 3090 ± 70 a.C. y 2552 a.C., lo cual indica una

ocupación de más de quinientos años, sin mayores cambios en su composición cultural. Al

parecer ocupaban el conchero sólo por temporadas (Reichel-Dolmatoff, 1965).

En el año de 1956 Reichel-Dolmatoff (1965) encontró en el sitio Bucarelia, cerca de

Zambrano a orillas del río Magdalena, un complejo cerámico parecido al de Puerto

Hormiga; pero allí, los antiguos pobladores eran pescadores y recolectores ribereños y

lacustres.

La variada secuencia registrada en los yacimientos de Monsú, Canapote y Barlovento

indica que sus antiguos pobladores sabían explorar eficazmente los múltiples recursos de

los ambientes ecológicos, y habían desarrollado diversos modos de subsistencia.

Canapote y Barlovento, muestran, al igual que Puerto Hormiga, la adaptación a un

ambiente de literal de grupos que dependían principalmente de la recolección de moluscos.

El primero, excavado por Bischof, es un gran conchero de forma anular, localizado en la

Ciénaga de Tesca y fechado en 1940 años a.C. Barlovento, excavado por Reichel-

Dolmatoff en el año 1954, está formado por seis concheros, dispuestos en un círculo y

unidos por sus bases cuya ubicación temporal está dada por fechas de radiocarbono entre

1560 a.C. y 1030 a.C. (Reichel-Dolmatoff, 1955; 1982: 50).

Monsú, en la margen de una ciénaga de la última vuelta del Canal del Dique, excavado por

1 El sitio fue excavado en dos temporadas llevadas a cabo en los años 1961 y 1963. La primera patrocinada

por el Instituto Colombiano de Antropología y la segunda por la Universidad de los Andes.

Page 17: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

17

Reichel-Dolmatoff en 1974, se caracteriza por una gran acumulación, en forma anular, de

desperdicios culturales, relacionados con una dieta vegetal y no tanto de moluscos. Es

relevante la presencia de grandes azadas que señala que sus habitantes ya labraban la tierra

y probablemente cultivaban algunas raíces como la yuca (1985).

En este yacimiento se estableció una prolongada secuencia cultural que comienza en época

muy anterior al desarrollo de Puerto Hormiga, incluye el Período Canapote y concluye con

el Período Barlovento. En dicha secuencia se distinguen varios pisos de ocupación,

denominados por Reichel-Dolmatoff (1985) Períodos Turbana, Monsú, Pangola, Macavi y

Barlovento. Los Períodos Turbana y Monsú, constituyen una fase de desarrollo del

montículo y sus vestigios culturales pertenecen esencialmente a un solo desarrollo

coherente. La parte tardía del Período Monsú tiene una fecha de radiocarbono de 3350 ± 80

años a.C., mientras que el Período Pangola que le sigue, está fechado aproximadamente en

2250 ± 80 años a.C. Entre Monsú y Pangola hay un intervalo temporal de 1100 años

durante el cual el montículo estuvo deshabitado. Fue durante este lapso cuando se

desarrolló la cultura de Puerto Hormiga en la vecindad del montículo de Monsú, entre 3090

± 70 a.C. y 2252 ± 250 a.C. La cerámica de Puerto Hormiga no está representada en el

montículo durante el intervalo que marca la desocupación temporal del mismo (Reichel-

Dolmatoff, 1985).

La ocupación humana que cronológicamente le sigue a Pangola, corresponde al Período

Macavi. Para este período es aplicable, una fecha de radiocarbono de 1940 ± 100 años a.C.

obtenida por Bischof (1966) para el sitio de Canapote, ya que el material cerámico que lo

representa está estrechamente relacionado con el Período Canapote definido por el mismo

investigador. Entre el Período Macavi y el Período Barlovento, último en la secuencia del

montículo, parece que hubo cierta continuidad, la acumulación de residuos culturales de la

ocupación Barlovento, cubre toda la superficie del montículo y su posición cronológica se

referencia respecto al sitio tipo de Barlovento. Además se cuenta con una fecha, para uno

de los entierros intrusos que perforaron el montículo, de 850 a 80 años a.C., posterior al

abandono del montículo, al terminar el período Barlovento (Reichel-Dolmatoff, 1985: 46-

47).

La cerámica de este montículo que representa los Períodos Turbana y Monsú corresponde a

la cerámica decorada más antigua del continente, y se trata principalmente de tipos inciso-

punteados. La decoración incisa es sumamente profunda y no corresponde a lo

característico de un formativo temprano. De acuerdo con la propia expresión de Reichel-

Dolmatoff, "tanto por su tecnología relativamente competente, como por su decoración

estilísticamente coherente, se trata de un producto que debe basarse en una larga tradición

previa" (1985:117). No se parece en nada a la del complejo alfarero de Puerto Hormiga,

representa una tradición diferente, sin desgrasante vegetal, y sus motivos decorativos

sugieren otras múltiples tradiciones e influencias.

Page 18: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

18

En el Período Macavi aparecen además de las categorías cerámicas establecidas para el

sitio de la Ciénaga de Tesca, numerosos elementos nuevos que señalan que se trata de una

época en que las tradiciones cerámicas eran ya muy variadas. El período final del sitio de

Monsú, caracterizado por un complejo cerámico relacionado con Barlovento, representa

una dependencia alimenticia mayor, en pescado y fauna terrestre de la región, y no en

moluscos (Reichel-Dolmatoff, 1985).

Manifestaciones culturales representativas de la secuencia Monsú, Puerto Hormiga,

Canapote, Barlovento, se encuentran desde el golfo de Urabá hasta la baja Guajira y en el

bajo río Magdalena hasta el Banco y la laguna de Zapatosa (Reichel-Dolmatoff, 1965:

1982). Recientemente fue registrado un sitio denominado el Pozón en las Sabanas de San

Marcos, Sucre, con material cultural relacionado con los anteriores, que data del año 1.700

a.C. (Plazas y Falchetti, 1986:16-20).

De otra parte, el arqueólogo A. Oyuela contribuye con nuevos datos sobre esta época

formativa, al referenciar dos sitios en la Serranía de San Jacinto, departamento de Bolívar.

Uno de ellos, San Jacinto I, presenta cerámica con desgrasante de fibra vegetal y

decoración incisa sencilla, fechada en 3.750 ± 430 años a.C. (1987:6). El otro, San Jacinto

II, se caracteriza por cerámica con desgrasante tanto de fibra vegetal como de arena y

decoración muy recargada utilizando como técnica la incisión panda y ancha (1987:10). Por

comparaciones con el material arqueológico de los otros sitios de esta época, con los cuales

presenta similitudes, considera que San Jacinto II podría ubicarse temporalmente entre el

lapso de 3.000 y 2.000 años a.C. Al analizar las evidencias que le permiten inferir sobre la

base de subsistencia de los dos sitios, considera que la caza menor y la pesca al igual que la

recolección de nueces y caracoles ocupaba un lugar secundario, y esboza una posible

hipótesis de agricultura incipiente de yuca brava en San Jacinto I y una manifestación

temprana de agricultura de maíz en San Jacinto II (Oyuela, 1987:16).

Ejemplo de esta nueva forma de adaptación es Malambo (al borde de una laguna al sur de

Barranquilla, cerca de la orilla Occidental del río Magdalena), sitio investigado por C.

Angulo, a partir de 1957. Se trata de los vestigios de una población ribereña y sedentaria,

que aparece hacia el año 1120 a.C., en los que se encuentra cerámica, más rica en formas

que la de los períodos anteriores, caracterizada por elementos modelados, delimitados por

anchas incisiones. En rasgos como éste, se relaciona con la cerámica de Barrancas, en el

bajo río Orinoco (Venezuela), sitio habitado en una época contemporánea a la de Malambo

(Reichel-Dolmatoff, 1982).

En Malambo se registraron con profusión fragmentos de grandes platos planos, "budares",

que se asocian con la preparación del cazabe, o pan de harina de yuca. Al parecer, los

habitantes basaban su subsistencia en el cultivo de la yuca y dependían en alto grado de la

pesca; con caza ocasional. La cronología identifica este sitio con los primeros ensayos de

vegecultura, con testimonios de la presencia de yuca (Manihot esculenta) en el año 1130

Page 19: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

19

a.C. (Angulo, 1981).

Malambo señala un cambio en el poblamiento temprano del litoral Caribe: los grupos se

alejan del mar y de los esteros y se asientan a lo largo de los ríos y en las orillas de las

grandes lagunas de los ríos Magdalena y Sinú, principalmente. Reorientación que implicó

una modificación en aspectos cualitativos de la subsistencia. La fauna de ambiente marino

y de litoral fue reemplazada por fauna de agua dulce; y la mejor calidad de las tierras

aluviales húmedas, propiciaron una experimentación agrícola y el desarrollo de una

agricultura más eficiente y variada (Reichel-Dolmatoff, 1982: 5758).

La perspectiva de esta tradición cultural se enriqueció con el descubrimiento del sitio Los

Mangos (municipio de Sabana Grande), que en el río Magdalena representa la fase mas

antigua de Malambo. (Angulo, 1981).

Momil, ubicado en la margen Nororiental de la Ciénaga Grande en el bajo río Sinú, es otro

yacimiento arqueológico, sistemáticamente estudiado por los esposos Reichel-Dolmatoff

(1956), que tipifica bien la etapa de adaptación lacustre y ribereña, atestigua un largo

período de ocupación humana y fuerte incidencia en los desarrollos de la Costa Atlántica

colombiana y de regiones vecinas. Allí se encontró una secuencia que mostró un cambio

significativo, fundamentalmente en la base de subsistencia de sus antiguos habitantes.

En la primera parte de esta secuencia, fechada para sus comienzos en unos 170 años a.C. se

registraron numerosos fragmentos de platos, que indican el cultivo de la yuca y, muchas

esquirlas de piedra muy dura que probablemente hacían parte de rallos o instrumentos

similares usados en la preparación de raíces; además, huesos de mamíferos, aves acuáticas,

reptiles y anfibios, representados los últimos en restos de caparazones de tortugas de agua

dulce. La cerámicas es muy variada en formas, tales como vasijas de silueta compuesta,

vasijas globulares, cuencos y recipientes de base anular, entre otras (Reichel-Dolmatoff,

1982:59).

En la segunda parte de la secuencia, cronológicamente más reciente, al paso que

disminuyen los elementos que atestiguan el cultivo de la yuca, aparecen los grandes metates

y manos de moler, platos y tinajas de cerámica, indicativos del cultivo del maíz; también,

vasijas trípodes con soportes macizos o huecos mamiformes y vasijas con reborde basal

(Reichel-Dolmatoff, 1982:66).

En la cerámica de Momil, predomina la decoración incisa, con gran diversidad en los

motivos, y la pintada, bicroma (negro sobre blanco o negro sobre rojo), policroma (negro y

rojo sobre blanco) y negativa.

Momil y el período cultural que representa, marca el paso del cultivo de raíces al de

semillas, lo cual no implica solamente reemplazar un elemento por otro, sino un cambio en

los procedimientos agrícolas, de trascendencia para las nuevas formas de desarrollo social

Page 20: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

20

(Reichel-Dolmatoff, 1982:60).

En Momil se aprecian rasgos que anotan cierta especialización artesanal, diferencias en los

adornos personales, y se deducen actividades rituales posiblemente relacionadas con la

fertilidad y la curación de enfermedades, todo ello probablemente relacionado con una

jerarquización social y el surgimiento de un grupo de especialistas en artes y oficios

(Reichel-Dolmatoff, 1982:62).

Manifestaciones arqueológicas comparables con Momil se hallan en muchos lugares de la

costa Atlántica. Reichel-Dolmatoff se refiere a las regiones de los ríos Mulatos, San Juan y

Canalete; entre el Golfo de Urabá y la hoya del río Sinú; las lagunas del río San Jorge y la

ancha región del bajo río Magdalena en donde se destacan los lugares de El Banco,

Zambrano y Calamar (1982:63). En el Golfo de Morrosquillo, el sitio "Marta", es descrito

por Ortiz Troncoso y Santos como relacionado culturalmente con Momil (1985: 34-38).

De acuerdo con Reichel-Dolmatoff fue el desarrollo del cultivo del maíz, lo que permitió a

habitantes ribereños y costaneros que dependían de la combinación de recursos acuáticos y

del cultivo de la yuca, retirarse de los ríos y avanzar sobre las laderas montañosas del

sistema andino, dando paso a una vida más estable, una diversificación cultural, y un

notable regionalismo (1965, 1982).

Hasta aquí se han tratado los yacimientos arqueológicos tomados como base para la

definición de una amplia etapa formativa, en la cual se inicia el sedentarismo, se desarrolla

la agricultura y se establece la vida aldeana. No todos están estudiados sistemáticamente y

algunos se conocen sólo por recolecciones de material de superficie. A continuación se hará

referencia a los desarrollos culturales que tienen una evolución posterior al advenimiento de

Cristo, algunos de los cuales se prolongan hasta la Conquista.

Las investigaciones de Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff (1957) en el curso medio del

río Sinú definieron dos complejos culturales, conocidos como Ciénaga de Oro y Betancí. El

yacimiento de Ciénaga de Oro, en la proximidad de una laguna, consiste en acumulaciones

de basura de viviendas que al parecer formaban una población nucleada de una extensión

de unos 500 por 300 metros (1957: 85). Parte del material cultural señala un parentesco con

Momil II, pero otros elementos tienen un desarrollo muy marcado que se presenta en

culturas cuya posición cronológica es tardía respecto a Momil. Se trata de copas pandas de

pie tubular, bases coronarias; vasijas pandas con decoración interior; bordes anchos con

lóbulos o triángulos modelados que salen horizontalmente (1957: 128). Según Foster y

Lathrap estos elementos que no tienen relación con Momil, forman parte de una

ramificación tardía de la expansión barrancoide (1977).

El complejo Betancí es un desarrollo tardío que está atestiguado por la comparación con los

datos de los cronistas del siglo XVI. La pauta de poblamiento se caracterizaba por aldeas en

diversos ambientes: ribereños (lagunas, ríos grandes y arroyos), en terrenos planos; y se

Page 21: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

21

construían túmulos para entierro (Reichel-Dolmatoff, 1957). Por los cronistas se sabe que

eran hábiles orfebres, lo cual ha sido a su vez constatado por la arqueología (Falchetti,

1978; Legast, 1978, 1985). Al parecer este complejo se difundió sobre la extensa región del

curso medio del río Sinú, y casi toda la hoya del río San Jorge, entre el Sinú y el río

Magdalena (Reichel-Dolmatoff, 1957: 130).

En el curso bajo del Sinú, Reichel-Dolmatoff (1957) menciona varios sitios que guardan un

marcado parentesco estilístico y tecnológico, en lo que se refiere a la cerámica, con el

complejo de Tierra Alta, del alto Sinú. Sin embargo, por la escasez de materiales y por no

haberse hallado ninguna superposición estratigráfica, es difícil reconocer una eventual

secuencia.

El sitio de Crespo, en inmediaciones de Cartagena, ejemplifica una forma de vida

observada en las bahías y en las islas costaneras entre la desembocadura del río Magdalena

y el Golfo de Urabá, consistente en agrupaciones de pescadores y agricultores establecidos

en pequeñas aldeas y campamentos (Reichel-Dolmatoff, 1982:85). En este yacimiento,

excavado por Alicia Reichel-Dolmatoff (1954), los complejos cerámicos descritos incluyen

budares, vasijas pandas para triturar condimentos, copas y platos con bases anulares, ollas

globulares con cuello restringido y pequeñas figurinas antropomorfas. La decoración se

caracteriza por motivos simples, incisas o punteadas y en ocasiones caras humanas

moldeadas. Se encuentran hachas y azadas tanto de piedra pulida como de grandes conchas,

que probablemente fueron utilizadas en la agricultura, en la manufactura de canoas, y en la

extracción de almidón de los troncos de las palmas. También es notoria la presencia de

piedras de moler. Se observan relaciones tipológicas con los complejos culturales del bajo

Magdalena y, en algunos rasgos se vislumbran posibles contactos con culturas de la costa

venezolana y de Panamá. Este sitio ha sido fechado en la última parte del siglo XIII

después de Cristo y se cree que corresponde a las poblaciones que encontraron los

españoles en el siglo XVI (Reichel-Dolmatoff, 1982: 85-86).

En el área del bajo Magdalena, en la desembocadura del río Cauca, Reichel-Dolmatoff

registró en 1953, restos de poblaciones con grandes acumulaciones de basura y otros

vestigios que indican la presencia de grupos que combinan la agricultura con la caza, la

pesca y la recolección de recursos silvestres. Son de señalar los sitios de Plato y Zambrano,

en donde, con recolecciones de superficie, se identificó una tradición de alfarería incisa que

al parecer tiene una posición cronológica reciente (1954).

La cerámica de Tenerife, difiere de la de estos dos sitios y se observa un cierto parentesco

con algunos de los complejos del río Ranchería (Reichel-Dolmatoff, 1954).

En el municipio de Pedraza, en el sitio Guaiquirí, L. Reines registró vestigios de un pueblo

sedentario dependiente del medio semi-acuático, con una tradición cerámica incisa (Reines,

1985). Para este sitio existen dos fechas citadas por Plazas y Falchetti de Sáenz (1981),

Page 22: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

22

asociadas a los tipos cerámicos del complejo Plato-Zambrano, una del siglo XVI y la otra

del siglo XIX, esta última muy tardía.

Grandes áreas cubiertas de conchales fueron registradas por Reichel-Dolmatoff (1955) en la

franja litoral de la Isla de Salamanca, que alcanzaban más de 6 metros de altura, y en cuyas

capas superiores se encontraban numerosos fragmentos, de cerámica Tairona II, y de las

culturas del río Magdalena. Muchos de estos conchales, con excepción de los que existen

en Tasajeras y Palmira, fueron destruidos o alterados durante la construcción de la carretera

Barranquilla-Santa Marta (Angulo. 1978).

Sobre las zonas antes citadas y sobre las orillas de la Ciénaga Grande de Santa Marta, se

dispone de varios estudios. En 1961, H. Bischof hizo un corte en Mina de Oro, sitio

ubicado a unos dos kilómetros al oriente de la desembocadura del río Fundación. Los

resultados de esta experiencia le sirvieron junto con otros, para proponer la tesis de un

período temprano para la cultura Tairona, denominado Nahuange. En este yacimiento se

obtuvo una fecha de 487 años d.C. (Bischof, 1969).

En 1975, los arqueólogos D. Sutherland y C. Murdy hicieron un reconocimiento de la Isla

de Salamanca y efectuaron excavaciones en los sitios de Cangarú y Caimán. En el registro

reconocieron influencias del área del bajo Magdalena, y contactos con la cultura Tairona.

Page 23: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

23

En la Ciénaga Grande y la Ciénaga de Pajaral, que se encuentran conectadas y forman una

unidad lacustre, son frecuentes extensos conchales, mezclados con cerámica, artefactos

líticos y restos óseos de fauna. Allí realizó C. Angulo (1978) una exploración, de la cual

obtuvo varias colecciones de superficie. Excavó, además, en los sitios de Palmira, Tasajeras

y Los Jagüeyes (Isla de Salamanca), en Loma de López (orilla Oriental de la Ciénaga

Grande) y en las Islas Cecilio y Tía María (complejo lacustre de Pajaral).

Los conchales estudiados hablan de una ocupación tardía por grupos humanos, que tenían

campamentos tanto estacionales como permanentes. El asentamiento más antiguo de la Isla

de Salamanca es el sitio los Jagüeyes fechado en el siglo IV de nuestra era. Son posteriores

los asentamientos de Palmira (siglo VI d.C.) y Tasajeras (siglo X d.C.). En la Ciénaga

Grande el primer asentamiento humano -Mina de Oro- ha sido fechado en el siglo V d.C.

Loma de López se inicia en el siglo XI d.C. y su historia parece subsistir hasta la época de

la conquista (Angulo, 1978:164-165,122).

A partir de la estructura de los cortes y del análisis del material, se distinguieron dos

períodos de ocupación. El primero y más antiguo corresponde a comunidades de tradición

agrícola, y el más reciente, a grupos con economía de pescadores. Los grupos agrícolas que

se asentaron en la Isla de Salamanca y luego a orillas de la Ciénaga, procedentes al parecer

en el primer caso, de las tierras planas que se extienden entre el piedemonte occidental de la

Sierra Nevada de Santa Marta y la orilla oriental de la Ciénaga, y en el segundo del bajo

Magdalena, reorientaron la base de su subsistencia hacia la pesca y la recolección de

moluscos. En la ocupación más reciente se evidencia un estrecho contacto con los grupos

tardíos de la Sierra Nevada de Santa Marta (Cultura Tairona) (Angulo, 1978:166-167).

Recientemente, el investigador C. Langebaek, realizó excavaciones en antiguas terrazas

aluviales en el bajo río Córdoba a lado y lado de la desembocadura del río y en una colina

próxima a esta, en predios de la Hacienda Papare. Como resultado de su estudio se definen

tres tradiciones alfareras cronológicamente superpuestas; la más antigua la denomina

"malamboide" por su similitud con los materiales culturales descritos por Angulo (1981)

para el sitio tipo de Malambo, sigue en la secuencia una tradición de cerámica semejante a

la que Bischof llamó "Nahuange" (1969) y por último señala una tradición netamente

Tairona (Langebaek, 1987:84). En una de las excavaciones (Tigrera), obtuvo una datación

de 970 ± 80 años d.C., que se asocia con la aparición en la secuencia de la alfarería Tairona

(Langebaek, 1987:87).

Dejando hacia el oriente la Ciénaga Grande de Santa Marta, con el nombre de "Valle de

Santiago", se conoce una micro-región del departamento del Atlántico que se extiende

desde el piedemonte Occidental de la serranía de Piojó y los contrafuertes septentrionales

de la loma del Caballo, hasta el mar Caribe. En esta zona, Angulo (1983) excavó en los

sitios de San Juan y María Jacinta en proximidades de la Ciénaga de Tocahagua, en Palmar

de Candelaria y en la Isla, y definió tres fases arqueológicas: Tocahagua, Palmar y la Isla,

Page 24: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

24

las cuales derivan de tradiciones diferentes, aunque al parecer contemporáneas durante las

últimas centurias.

La Fase Tocahagua se caracteriza por la utilización, como atemperante, de concha molida

de caracoles terrestres, entierros en posición fetal lateral, uso de topias para fogones,

aparición del cultivo del maíz y evidencias de casas comunales. Su posición cronológica se

infiere por una fecha de 900 años d. C. proveniente de la parte media de la secuencia y de

otras, de los siglos XVI y XVII en la parte final (Angulo, 1983:162-163). La fase Palmar

presenta elementos característicos del área del bajo Magdalena, tales como decoración

modelada - incisa, figurinas en arcilla y bases de pedestal, y se ubica cronológicamente

entre los siglos XIII y XVII d.C. Por último la fase la Isla, de la cual se tiene una datación

del siglo XVII, corresponde a grupos que se desplazaron hacia la costa, donde abandonaron

luego la utilización de la concha molida como atemperante (Angulo, 1983:163). Sólo en la

fase Palmar se dan evidencias del cultivo del maíz, que en los sitios que representan las

fases la Isla y Tocahagua, se limitan a muestras de superficie. En las tres fases, se infieren

actividades de caza y pesca. En las fases Tocahagua y Palmar se recolectaban moluscos y

caracoles terrestres, los últimos de los cuales son escasos en la fase La Isla, en la que

predominan, en cambio, los restos de caracoles marinos. (Angulo, 1983).

Posteriormente, Angulo (1986) extendió sus estudios arqueológicos a las orillas y

alrededores inmediatos de la Ciénaga de Guájaro, y, a la vertiente norte de la Serranía del

Caballo.

Las evidencias culturales, la estratigrafía y los datos cronológicos le permitieron definir dos

períodos culturales, denominados "Rotinet" y "Carrizal". Estos períodos aparecen separados

por un lapso aproximadamente de 1000 años lo cual se ha interpretado como una larga

etapa de abandono del sitio (Angulo, 1986:50).

El período Rotinet corresponde a la ocupación más antigua del lugar, se relaciona con las

manifestaciones culturales de la secuencia Monsú, Puerto Hormiga, Canapote y Barlovento

y presenta una posición cronológica hacia el tercer milenio antes de Cristo.

Hacia comienzos de la era cristiana, el mismo lugar fue repoblado por grupos que se

desplazaban por el bajo río Magdalena, los cuales introdujeron nuevos aportes culturales.

Corresponde esta reocupación al Período Carrizal, caracterizado por un modo de vida

vegecultor en su fase inicial (Zahino), en la cual se intensifica la caza, la pesca y el cultivo

de la yuca. Posteriormente se percibe un cambio en la subsistencia de estos grupos, al

parecer por la introducción del cultivo del maíz. Esta fase es definida Palmar y corresponde

estilísticamente y en el modo de vida a la fase del mismo nombre en el Valle de Santiago

(Angulo, 1986).

Page 25: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

25

Urabá - Alto Sinú

Esta subregión incluye el alto río Sinú, las estribaciones de las serranías de San Jerónimo y

Abibe, y la zona del golfo de Urabá.

La posición geográfica, las condiciones geomorfológicas y ecológicas, con bosque húmedo

tropical y bosque muy húmedo tropical hacen de la costa Pacífica Septentrional, Urabá y

Alto Sinú, un área estratégica de paso obligado a migraciones y apta para los asentamientos

humanos. El medio ambiente con su alta temperatura y pluviosidad posibilitan un alto

índice de fotosíntesis y por ende un rápido y exhuberante desarrollo de la vegetación, y es

propicio para la caza, la recolección y la explotación agrícola. Además el mar, los ríos y

quebradas, albergan una gran riqueza ictiológica.

El área presenta una gran variedad de paisajes: el literal y la zona costera Septentrional del

Pacífico y la serranía de Los Saltos *; la cuenca del río Atrato, la depresión del golfo y sus

playas, las colinas de las estribaciones de la serranía de Abibe al Occidente y los planos

aluviales superior e inferior de las partes planas bajas formados por la red hidrográfica que

llega al golfo; las superficies de erosión con alturas de más de 100 metros de la serranía de

Abibe hacia el Este; las colinas y cerros de 100 - 200 y más de 800 metros de la serranía de

San Jerónimo hacia el Occidente; diferentes niveles de terrazas y aluviones altos inundables

con buen drenaje de las cabeceras del Sinú. Estos últimos, aptos para la agricultura (Botiva,

1985).

* Se sabe que en el pasado prehispánico existieron vínculos culturales entre la región de

Urabá-Alto Sinú y la zona costera septentrional del Pacífico, pero para efectos del presente

trabajo, esta última zona se consideró geográficamente en la región Costa Pacífica.

Investigaciones Arqueológicas

El poblamiento temprano de cazadores y recolectores, cuenta con la evidencia cultural de

bahía Gloria en el golfo de Urabá, en donde G. Correal encontró una punta de proyectil

acanalada, similar a las del complejo "Lago Meden" en Panamá. En el Alto Sinú, el mismo

investigador registró varios yacimientos de industrias de lascas y nódulos que indican

poblamientos dispersos, en estaciones temporales de corta duración. Los artefactos líticos

hallados en los sitios de Angostura, Caimanera y Frasquillo sugieren una subsistencia

subordinada a actividades de cacería y pesca (Correal, 1977).

Las investigaciones arqueológicas adelantadas en el noroeste colombiano sobre el período

cerámico han puesto de manifiesto la presencia de rasgos alfareros semejantes, que se

extienden hasta el Darién panameño.

Page 26: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

26

Este complejo está representado por el asentamiento lineal a lo largo de los ríos, las

quebradas y las colinas bajas de la región. Los yacimientos son extensos y densos

basureros de conchas de moluscos asociadas a materiales cerámicos, líticos y óseos;

además, se encuentran entierros humanos y fogones. Aunque la mayor parte de la

evidencia es de conchas de bivalvos y caracoles, no se trata de simples recolectores de

moluscos sino de cazadores y pescadores que practicaron también la agricultura y que

debieron recoger el molusco como actividad complementaria (Botiva et. al., 1986).

Sigvald Linné, en 1927, exploró la costa Atlántica de Panamá y el golfo de Urabá. En la

Gloria efectuó excavaciones de algunos entierros secundarios en urnas funerarias, y en los

sitios de Candelaria, Severa, Titumate, Triganá y Acandí, recolectó tiestos superficiales, de

cuyo análisis deduce un carácter homogéneo. Solo en Severá encuentra diferencias en la

cerámica y la relaciona con la encontrada en la costa Pacifica y en la Isla de las Perlas, que

se caracteriza por la decoración impresa, utilizando como herramienta, conchas (Lineé,

1929).

En los últimos años, investigadores de la Universidad de Antioquia han llevado a cabo

estudios en la costa del golfo cerca a Turbo y Necoclí y a lo largo de la costa hasta

Arboletes (Botiva y Santos, 1980; Santos et. al., 1980, 1983).

En esta área se identificó un complejo cultural denominado "Estorbo" en el cual se observa

una tradición cerámica modelada incisa con rasgos estilísticos y tecnológicos propios. Los

sitios más representativos son: El Estorbo I, Agualinda (Estorbo II), colinas por las que

desciende la quebrada el Estorbo (III y IV), Tie, el Totumo, Necoclí, Piatra y más al Norte

Page 27: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

27

fuera del golfo, Arboletes. En la margen izquierda persiste la pauta de asentamiento

definida para este complejo: Triganá, bahía Gloria, Capurganá, Acandí, Santa María la

Antigua del Darién, bahía Rufino y Zapzurro.

Las formas de cerámica más representativas son cuencos de borde evertido horizontalmente

con decoración modelada-incisa e impresa en el borde y bases anulares perforadas a

trechos, cuencos sencillos de borde evertido engrosado hacía el exterior, platos, figurinas y

rodillos.

La posición cronológica aún no está claramente definida. Como referencia temporal se

dispone de las fechas 350 ± 95 a.C. y 420 ± 130 d.C., que son miradas con precaución por

Santos et, al., quienes consideran que el comienzo de la ocupación de El Estorbo no se

remonta a una fecha anterior al siglo V d.C., y juzgan más acertada otra fecha del siglo IX

d.C.

En el año 1983, M.E. Naranjo y M.C. Bedoya (1985), adelantaron en la localidad de

Capurganá, un trabajo arqueológico para su tesis de grado, que les permitió señalar la

existencia de dos ocupaciones culturales distintas, tanto en su alfarería como en su situación

temporal. La cerámica más antigua con incisiones y pintura policroma de colores blanco,

rojo y negro, se relaciona con Momil, la más reciente corresponde a la tradición modelada-

incisa del Estorbo, definida como típica de todo el golfo.

Los dos conjuntos cerámicos muestran una distribución indicadora de que los

asentamientos se dieron en áreas diferentes, apareciendo sólo superpuestos hacia el

piedemonte, mientras que la evidencia dejada por la ocupación más tardía (Estorbo), es la

única que aparece superficialmente en todos los sitios reseñados en Capurganá. En este

lugar, antiguamente la playa estaba más cerca del piedemonte lo cual se constata por la

presencia de formaciones coralinas muy adentro de la línea costera, hecho que permite

interpretar la distribución de las evidencias y explica por qué las dos ocupaciones aparecen

únicamente en el sector aledaño al piedemonte. Después del retire del mar, se estableció

otra ocupación en la zona dejada por 61 y sobre las evidencias anteriores (Botiva, 1986).

En el área del golfo, también es de anotar la investigación de G, Arcila (1985), para ubicar

a Santa María la Antigua del Darién. El análisis de los materiales excavados allí, tanto

indígenas como españoles, denota una convivencia de los dos grupos por un corto espacio

de tiempo. Tras el abandono del sitio por los españoles, no se observa sobrevivencia

aborigen.

Hacia el Este de Urabá se encuentra la zona del Alto Sinú, en donde las investigaciones

realizadas por G. Reichel-Dolmatoff en el año 1957 permitieron definir el complejo

cerámico "Tierralta". El sitio tipo de este complejo fue excavado en el Cabrero, y los sitios

de Frasquillo, Gaitá, Táparo, Socorrer y Crucita, se definieron como parte del mismo

complejo. En el bajo Sinú también se registraron algunos sitios relacionados (1957).

Page 28: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

28

La economía de este complejo cultural se basaba principalmente en el cultivo del maíz, y se

registran entierros secundarios en urnas y orfebrería, que son característicos en la costa

Caribe de Colombia de culturas post-formativas, más bien tardías. La posición cronológica

es, por lo tanto, posterior a Momil y se encuentra separado de este complejo por un

considerable espacio de tiempo. Tierralta, al parecer, se deriva del complejo Ciénaga de

Oro, del medio Sinú, sin embargo, al respecto no hay una comprobación estratigráfica

(Reichel-Dolmatoff, 1957).

Recientemente, G. Casasbuenas y A. Espinosa, adelantaron en el año 1983 su trabajo de

tesis en Frasquillo (margen izquierda del río Sinú) y en quebrada Mulas (margen derecha

del río Verde). Las excavaciones en Frasquillo permitieron ubicar cronológicamente

elementos pertenecientes al complejo Tierralta hacia finales del siglo IV d.C. Al comparar

las formas cerámicas y su decoración con áreas arqueológicas vecinas, se observa una

estrecha relación con la cerámica del sitio El Estorbo en Urabá. De otra parte, las

evidencias cerámicas que se obtuvieron en la quebrada de Mulas, también presentan

características muy semejantes a las del complejo de Urabá, aunque son cronológicamente

más recientes (siglo IX d.C.) (Casasbuenas y Espinosa, 1985).

Posteriormente, el Instituto Colombiano de Antropología entre 1985 y 1986 realizó en el

Alto Sinú, como parte del estudio de impacto ambiental del Embalse de Urra I, la

Page 29: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

29

investigación de la zona que iba a ser alterada por las obras de ingeniería y de sus

alrededores. Bajo la dirección del arqueólogo Alvaro Botiva se llevó a cabo una exhaustiva

prospección del área y se excavaron los sitios de El Cabrero, Frasquillo y El Gallo (Botiva,

1987). De acuerdo con la información arqueológica recogida, se allegaron nuevos datos

cronológicos y sobre distribución espacial del complejo Tierralta. Se puede agregar a lo ya

conocido que los antiguos habitantes de esta región vivieron en asentamientos en las

márgenes del río y combinaron la agricultura con la explotación de los recursos del río, de

las quebradas y de los bosques. Se observa al parecer una paulatina migración que del Bajo

y Medio Sinú va colonizando las partes altas del río dejando huella de casas aisladas y

caseríos dispersos y que se extiende a la región del Golfo de Urabá. La situación temporal

puede considerarse entre los siglos III y XI d.C. (Botiva, 1987).

El investigador Botiva propone redefinir el complejo cultural arqueológico registrado en el

Alto Sinú y en Urabá con "la combinación de los nombres tipos asignados: Tierralta

(Reichel-Dolmatoff, 1957) y El Estorbo (Botiva y Santos, 1980); complejo cultural que se

precisa al encontrarse la misma tipología cerámica y lítica, así como un patrón de

asentamiento semejante con modificaciones locales muy secundarias y una relación con el

medio particular de acuerdo a las características fisiográficas y bióticas de cada región..."

(1987:210).

En la cerámica de Tierralta - El Estorbo, el modelado y la incisión son rasgos

predominantes y, en formas, son frecuentes "los cuencos miniatura, pequeños y medianos

de uso doméstico y ceremonial; cuencos de borde evertido horizontalmente con bases

coronarias adosadas con sonajeros que representan figuras zoomorfas; urnas funerarias con

bases coronarias; mocasines; así como vasijas globulares para uso culinario y

almacenamiento de líquidos". (Botiva, 1987:211).

La Depresión Momposina

La Depresión Momposina se extiende a lo largo del Magdalena y en sus afluentes el Cauca,

el San Jorge y el Cesar, formando un valle fértil aunque sujeto a inundaciones y ocupado

por extensas ciénagas que en las épocas de las crecientes amplían considerablemente su

superficie. (Guhl, 1976: 153). La precipitación es superior a los 2500 mm., la morfología es

plana y cenagosa en la cual la alternancia de aguas altas y bajas hace que las ciénagas se

rebosen, esparciendo agua de inundación por caños y tierras llanas o que los playones

queden secos y se puedan utilizar como potreros.

Investigaciones Arqueológicas

La región del bajo río San Jorge, cuya importancia arqueológica fuera mencionada por

Gerardo Reichel-Dolmatoff en 1958 y divulgada posteriormente por James Parsons desde

Page 30: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

30

1965, fue objeto de una exhaustiva investigación en años recientes por C. Plazas y A.M.

Falchetti de Sáenz, que permitió reconstruir el patrón de asentamiento de los grupos

humanos que la ocuparon. Entre los años 1976-1981 estudiaron sitios arqueológicos en una

extensa área, desde Jegua, al norte, hasta la Ciénaga de las Flores al Suroeste y Sucre, sobre

el caño Mojana, al Oriente; simultáneamente, trabajaron en detalle dos zonas: una de

vivienda dispersa a lo largo de los caños Carate - Mabobo donde los canales artificiales

forman un sistema de gran magnitud y otra de vivienda nucleada sobre el caño Rabón

(Plazas y Falchetti de Sáenz, (1981: 10-33).

En esta área se determinó la existencia de dos ocupaciones prehispánicas, correspondientes

a dos grupos étnicos no contemporáneos, que tuvieron orígenes, adaptaciones y desarrollos

culturales diferentes .

La primera ocupación se dió entre el siglo I y el X de nuestra era y se caracterizó por una

alta densidad de población que adoptó el área como lugar de habitación permanente y de

utilización productiva. A esta época corresponden los canales de control de aguas que

cubren cerca de 500.000 hectáreas de terrenos inundables- las plataformas de vivienda y los

montículos funerarios en donde se encuentran objetos de oro y cerámica de la tradición

modelada-pintada. (Plazas y Falchetti de Sáenz, 1981).

Aproximadamente en el siglo VII d.C. en adelante, se llevó a cabo una relativa

desocupación del Bajo San Jorge, quedando en el siglo XVI algunos remanentes de este

desarrollo cultural en sitios como Ayapel. En el curso medio del mismo río, hacia el siglo

X, se encuentran en la región de Monte-Líbano evidencias de esta misma tradición,

correspondientes quizás a movimientos de población río arriba o sobrevivencias de

asentamientos locales más antiguos (Plazas y Falchetti de Sáenz, 1981: 9-10).

En el bajo río San Jorge, a partir del siglo XIV en adelante se encuentran evidencias de otro

grupo étnico, procedente del río Magdalena, que ocupa los espacios elevados disponibles,

aprovechando solamente el área circundante.

Los vestigios de esta ocupación se encuentran dispersos sobre las orillas de los caños y

meandros sin relación con los sistemas hidráulicos. La cerámica asociada corresponde a la

Tradición Incisa Alisada, extendida a lo largo del curso bajo del Magdalena (Plazas y

Falchetti de Sáenz, 1981: 10).

Las autoras entrelazan la información arqueológica con los relatos de los cronistas del siglo

XVI sobre los indígenas Zenúes y tratan de indicar su pertenencia a un desarrollo cultural

común con los habitantes que ocupan el bajo San Jorge en los primeros siglos (1981).

El complejo Betancí, del río Sinú guarda una estrecha relación con el desarrollo cultural del

Valle del San Jorge; con el cual comparte el enterramiento en túmulos y el estilo de la

orfebrería. Sin embargo, aunque existen algunos complejos cerámicos que se relacionan,

Page 31: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

31

hay otros que no están presentes en el San Jorge, tal como ocurre con la decoración incisa

profunda que, al parecer, tiene un mayor parentesco con la alfarería de la región de Urabá.

(Bray, 1984: 334).

Las tradiciones recogidas por los cronistas sobre los indígenas Zenúes y los datos

arqueológicos indican la antigua existencia de una estructura de poder de jefaturas

(Cacicazgos) que dominaba política y económicamente las hoyas de los ríos Sinú, San

Jorge, bajo Cauca y Nechí (Plazas y Falchetti, 1981).

En el siglo XVI, a la llegada de los españoles, estaba establecido en parte de la Depresión

Momposina y en las riberas del Magdalena, el grupo étnico Malibú que tenía un patrón de

poblamiento lineal sobre los barrancos que bordean los cursos de los ríos, en viviendas

dispersas y caseríos ribereños. A orillas del Magdalena establecieron poblaciones de alguna

importancia como Mompós, Tamalameque y el mercado de Zambrano. (Reichel-Dolmatoff,

1951).

Una extensión de grupos de esta etnia hacia el bajo San Jorge a partir del siglo XVI en

adelante, fue determinada por Plazas y Falchetti de Sáenz (1981) por excavaciones en el

sitio "Las Palmas" en el caño San Matías, donde estudiaron una plataforma de habitación y

encontraron basureros y entierros dentro de las viviendas, directamente en la tierra o en

urnas funerarias en el caso de los niños, junto con ofrendas de cerámica. Se sabe que el

lugar estaba habitado hacia el año 1300 después de Cristo y que su ocupación se prolongó

al parecer hasta finales del siglo XVI. La cerámica hallada pertenece a la tradición Incisa

Alisada y se caracteriza por formas sobrias, sin distinción entre vasijas para uso doméstico

y ritual. Son vasijas de servicio culinario y almacenamiento, tales como copas de pedestal,

ollas globulares pequeñas y grandes, estas últimas reutilizadas como urnas funerarias.

Las actividades de subsistencia se basaban en la pesca, la caza, la agricultura y la

recolección de alimentos vegetales (Plazas y Falchetti de Sáenz, 1981:98).

En el área del río Magdalena, que hace parte de la depresión Momposina, Gerardo y Alicia

Reichel-Dolmatoff (1953) realizaron una prospección de las riberas del río y de la región de

la laguna de Zapatosa, es decir, el curso inferior del río Cesar, como resultado de la cual

reseñaron numerosos sitios que se referenciaron de acuerdo con el tipo de vestigios

arqueológicos hallados en ellos, tales como: entierros en urnas funerarias; fragmentos de

cerámica superficiales; fragmentos de cerámica y líticos; fragmentos de cerámica, túmulos

de piedra; terrazas de cultivo con murallas, cerámica y líticos; calzadas de caminos y

terrazas y por último petroglifos y cerámica.

En la ciénaga de Zapatosa estudiaron en detalle el sitio de Saloa y la isla del Barrancón.

Estos sitios pertenecen a un mismo período aunque es posible observar ciertas

diferenciaciones características que parecen tener algún valor cronológico, y que insinúan

que el yacimiento arqueológico de Saloa forma una base más antigua que los yacimientos

Page 32: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

32

de la isla del Barrancón, donde se encuentran evidencias de la época de contacto con los

españoles. Con base en estos estudios se definió un complejo alfarero inciso que parece

tener una tradición larga e influyó hacia el norte, tal como se manifiesta en diferentes

niveles de la zona de contacto y transición de áreas del río Cesar. (Reichel-Dolmatoff,

1953).

En la región de Tamalameque, en el lugar de la Sabana de San Luis, excavaron un

cementerio de entierros de urnas, perteneciente a la misma cultura observada en Saloa, la

cual a su vez se relaciona con el grupo étnico de los Malibú en el siglo XVI (Reichel-

Dolmatoff, 1953).

En general la cerámica tardía del bajo Magdalena, incluyendo la Depresión Momposina

forma parte de una tradición incisa, con tipos cerámicos relacionados, que probablemente

correspondían a desarrollos locales.

Guajira-Corredor Cesar

Esta subregión comprende el valle del río Cesar y sus dilatadas praderas, que se extienden

entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la Cordillera Oriental, la Sierra de Perijá y la

Guajira. En esta unidad espacial se encuentran varios conjuntos climáticos que van desde el

semiárido de la alta Guajira al seco de la media Guajira, que se prolonga en forma de Golfo

de sequía en la depresión del Cesar, desde Carraipia hasta el sur de Valledupar; el semi-

húmedo que incluye la faja del valle del Cesar entre la región seca y las faldas húmedas de

los macizos montañosos (Sierra Nevada y Serranía de Perijá).

Investigaciones Arqueológicas

Correal (1977) puso en evidencia la presencia de grupos líticos en la Guajira, mediante el

hallazgo de estaciones líticas al aire libre en Carrizal, Camuchisain y Serranía de Cocinas.

En inmediaciones del Departamento del Cesar, en predios de la hacienda "El Espejo", sobre

la margen izquierda del río Minas, en el corregimiento de Media Luna, localizó dos

sectores de abrigos de rocas areniscas duras del cretásico superior, muy propias para la

habitación humana. En un corte de observación en uno de ellos determinó un horizonte

cerámico en los estratos iniciales, y en los estratos más profundos, otro de elementos líticos

que aparentemente se relaciona con la época paleoindígena. Sin embargo, como él mismo

lo anota, "solamente una excavación amplia permitirá definir las características de los

posibles complejos líticos de esta área" (Correal, 1977: 47).

Page 33: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

33

El mismo Correal informa sobre la existencia de petroglifos en Barrancas y en la

Inspección de Policía de San Pedro, y Gerardo Ardila detectó tres cuevas con pictografías

en el curso bajo del arroyo Tres Calabazos (Ardila, 1983: 42).

Para una etapa formativa tardía, son de especial relevancia los trabajos de G. y A. Reichel-

Dolmatoff (1951) en el valle del río Ranchería, a lo largo del cual encontraron numerosos

sitios que forman parte de una secuencia de complejos agrícolas sedentarios, caracterizados

por la presencia de cerámica pintada cuya posición cronológica estimaron coetánea con

Momil (Reichel-Dolmatoff, 1982). Los autores dividen la ocupación del área en dos mareas

culturales, que denominaron primer horizonte pintado y segundo horizonte pintado de

acuerdo con una secuencia comprobada por la estratificación de los vestigios y corroborada

por comparaciones en un sentido horizontal. El primero y más antiguo está constituido por

los períodos Loma, Homo y Cocos y el segundo, por las fases I y II del Período Portacelli.

Page 34: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

34

En síntesis, tal como lo expresan los esposos Reichel-Dolmatoff : "Los vestigios

observados en la Cuenca del río Ranchería, corresponden a las manifestaciones de dos

culturas aborígenes que sucesivamente ocuparon esta zona en tiempos pasados,

desapareciendo finalmente en una época muy anterior a la Conquista. El estrato cultural

más antiguo lo forma la cultura que hemos designado como períodos Loma y Hornos,

mientras que el estrato siguiente está formado por la cultura del Período Portacelli, la

secuencia de estas dos culturas representa un desarrollo de un complejo cerámico

policromado hacia un complejo bicromado, a través de una fase de experimentación

pictórica y plástica como lo es el Período Horno. No sabemos como se efectuó la sucesión

de estas dos olas, y si fue en forma de conquista o en forma de lenta penetración. Lo brusco

del cambio parece indicar la primera forma; la cultura Portacelli se superpuso, ocupando

casi todos los sitios anteriormente habitados por la cultura antigua, pero tal vez no los

ocupó todos al mismo tiempo, sino en épocas distintas" (1951: 208). Con sus excavaciones

en la vertiente Suroriental de la Sierra Nevada, lograron constatar la asociación cronológica

del período más antiguo del área de la Sierra Nevada con la fase superior y más reciente del

Período Portacelli.

La cantidad y calidad de los vestigios culturales encontrados, indican largos períodos de

ocupación y una población indígena numerosa, distribuida en aldeas extensas. Al parecer

durante las dos ocupaciones, la base de la economía fue la agricultura; sin embargo, en los

períodos Loma y Horno, es notable la ausencia de piedras y manes de moler, así como la de

manes de triturar o de amasar granos. Estos elementos aparecen en la fase reciente del

Período Portacelli y podrían señalar la introducción o por lo menos la intensificación del

cultivo del maíz en esta época (Reichel-Dolmatoff, 1951).

Cañon del Alto Río Frío en la Sierra Nevada de Santa

Marta. (Foto: Gilberto Cadavid)

Page 35: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

35

Las dos culturas agrícoias-aldeanas del Ranchería tienen nexos inmediatos que se extienden

a través de la Guajira y la Serranía de Perijá hacia el Occidente de Venezuela, y también en

dirección Sur, por la Hoya del río Cesar. Hacia el Magdalena medio, sigue observándose la

influencia de estas culturas, aunque con algunas modificaciones (Reichel-Dolmatoff, 1982).

De acuerdo con sus investigaciones en el valle del río Cesar en donde efectuaron

excavaciones en los sitios de Villanueva, El Hático y el Porvenir, se puso en evidencia que

la secuencia Loma, Horno, Portacelli, es también válida para el Cesar, y encontraron

además manifestaciones de un nuevo complejo local que designaron como Período Hático,

que tiene una posición cronológica entre el Período Horno y el Período Portacelli, siendo

probablemente contemporáneo a este último, por lo menos en sus primeros comienzos. Se

trata de un complejo de cerámica incisa que, al parecer, guarda estrechas relaciones

tipológicas y cronológicas con las culturas del área del bajo Magdalena (Laguna de

Zapatosa) (Reichel-Dolmatoff, 1951).

En el sitio El Porvenir, además de la influencia procedente del Bajo Magdalena, se

determinó que en la última fase del complejo local hay contacto también con el período

Mesa del área de la Sierra Nevada (Reichel-Dolmatoff, 1951).

Aunque a grandes rasgos las culturas del río Ranchería y del río Cesar, no se diferencian de

un modo notable, existen variaciones pequeñas pero significativas. Los antiguos habitantes

del río Cesar dejaron restos abundantes de piedras y manos de moler, así como de grandes

platos discoidales para tostar, que indican un sistema agrícola basado principalmente en el

cultivo del maíz. Sin duda el hábitat de la cuenca del río Cesar ofrecía mayores

posibilidades económicas, por la fertilidad de las tierras y la relativa abundancia de aguas

permanentes. Sin embargo, el tamaño de las aldeas parece haber sido de menor extensión,

que las del Ranchería (Reichel-Dolmatoff, 1951).

La cuenca del río Cesar es de gran relevancia, por el hallazgo de varios sitios de contacto

que ponen en relación cuatro áreas vecinas: Ranchería, Cesar, Sierra Nevada y Bajo

Magdalena. Estas evidencias muestran que el alto río Cesar fue una zona de traslado, en

donde se encuentran múltiples influencias en una y otra dirección. La zona fue en época

prehispánica un verdadero cruce de caminos, tal como lo sigue siendo hoy (Reichel-

Dolmatoff, 1951: 288-289).

Se destaca además, en esta zona, otro complejo cultural, dado a conocer igualmente por G.

y A. Reichel-Dolmatoff (1949-1951) y que tentativamente denominaron Período La Paz,

cuya definición se dio a partir de las excavaciones en una cueva funeraria cerca de la

población de La Paz, en la vertiente meridional del valle del Riecito, en las estribaciones de

la Sierra de Perijá. En el estrecho y profundo zanjón de la cueva, encontraron 120

esqueletos incinerados, acompañados de 33 vasijas enteras de cerámica. Son característicos

de este período la pintura negativa y recipientes de base circular convexa, hombro angular y

Page 36: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

36

curve, pared inclinada hacia el interior, abriéndose luego hacia la boca donde forma un

reborde exterior. La posición cronológica del Período La Paz, aunque con pruebas muy

débiles por comparaciones tipológicas, parece ser anterior al Período Loma (Reichel-

Dolmatoff, 1951). La definición de este período en un contexto regional más amplio sería

de gran importancia para la arqueología de la zona.

Recientemente, dentro del marco del estudio de impacto ambiental del proyecto carbonífero

de El Cerrejón, se han aportado nuevos datos para el conocimiento arqueológico de la zona.

A. Botiva (1980-1982) llevó a cabo una evaluación de los sitios que iban a ser afectados

por la minería y excavó un conchero post-hispánico en Punta Media Luna y un montículo

Guajiro actual en bahía Portete.

Posteriormente, G. Ardila excavó algunos de los yacimientos existentes en la Zona Central

y en la Zona Norte del Proyecto de El Cerrejón. En la zona Norte estudió el sitio El Palmar,

y en la zona Central los sitios Suán, Patilla y Paredón (1983 1984). Como resultado de

estos estudios se amplió la información sobre las culturas agrícolas-aldeanas de la zona y se

obtuvieron fechas absolutas que situaron cronológicamente algunas de las fases de los

complejos cerámicos del Ranchería, anteriormente descritos por Reichel-Dolmatoff.

Con estas nuevas evidencias se sabe que en el valle medio del río Ranchería, los entierros

sin ajuar funerario cubiertos con piedras, están situados temporalmente entre el siglo V a.C.

y el siglo I a.C. Por la asociación de un entierro de éstos, una fecha de radiocarbono y

cerámica del período Loma en el corte Patilla III, se presume que "la ocupación por la gente

de Loma del valle del Ranchería se había iniciado desde el siglo V a.C. y habría durado

hasta cerca de la iniciación de la era cristiana, tiempo durante el cual la experimentación

plástica de diseños cristaliza en el dominio de estas técnicas durante el Período Horno.

Parece que la densidad de la población es relativamente baja comparada con la del período

siguiente" (Ardila, 1984:66).

A partir del siglo I d.C. y hasta el siglo VII d.C., aproximadamente, el Período Horno

florece y declina, el valle medio del río Ranchería alcanza la mayor densidad de población

que halla tenido en el pasado, y se extiende su influjo mucho más allá de estos límites.

(Ardila, 1984).

Al finalizar el siglo VII o en los comienzos del siglo IX d.C., se incia el Período Portacelli,

cuyas gentes eran culturalmente diferentes a las del Primer Horizonte Pintado. Hacia el

final del siglo X d.C., se vislumbran en la Fase II de Portacelli, contactos con áreas diversas

como la Sierra Nevada, la Costa y el valle del Magdalena. Como lo anota Ardila, esta

"influencia cultural de múltiples regiones pesa sobre la gente del Ranchería, que

aparentemente se encuentra atravesando una etapa de inestabilidad cultural que hace que

adopte y se desprenda rápidamente de elementos culturales variados", lo cual conllevó a la

Page 37: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

37

disolución de la cultura hacia principios del siglo XIV d.C. (1984:73).

Recientemente, el mismo investigador adelantó una prospección arqueológica del área

comprendida entre el curso bajo del río Jerez y el curso bajo del río Ranchería, y desde la

costa hasta el pié de monte de la Sierra nevada de Santa Marta, con el fin de determinar el

tipo de yacimientos en el área. La zona la considera relevante, dada su ubicación entre áreas

arqueológicas diferentes (Cuenca de Maracaibo, Valle del río Ranchería, Vertiente Norte y

Este de la Sierra Nevada y tierras bajas del Caribe), lo cual la convierte en un punto de

contacto de varias corrientes culturales en épocas diferentes.

En el sitio de San Ramón, en el curso bajo del río Ranchería cerca de su desembocadura,

realizó la excavación de un basurero. Del análisis inicial de la cerámica obtenida en esta

excavación y en las colecciones de superficie, llama la atención la ausencia de materiales

pertenecientes a la secuencia Loma Horno y la presencia en todos los casos de tipos

cerámicos asignados a la fase II del Período Portacelli (Ardilla, 1985).

Sierra Nevada de Santa Marta

Es notorio el contraste que ofrece la Sierra Nevada de Santa Marta en la configuración

superficial de las llanuras del Caribe, ya que es la montaña de litoral más elevada del

mundo. Sus cumbres se alzan bruscamente por todos lados y sus picos Simón Bolivar y

Cristobal Colón presentan una altura de 5.775 mts. y 5.770 mts. sobre el nivel del mar,

respectivamente. Desde su base a nivel del mar, hasta sus cumbres de nieves perpetuas se

encuentra gran diversidad de climas, abundancia de agua y una flora y fauna muy variada.

Investigaciones Arqueológicas

La mayoría de los estudios arqueológicos se han concentrado en las vertientes Norte y

Occidental, por ser la zona en la cual se ha encontrado profusión de vestigios culturales

pertenecientes a la cultura Tairona, de aldeas extensas con arquitectura lítica.

Page 38: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

38

Alden J. Mason, en 1922 y 1923, efectuó una exploración de la zona costera y el pie de

monte entre Santa Marta y el Cabo de San Juan de Guia, de la zona de la Cuchilla de San

Lorenzo, del alto río Frío y de algunos sitios aislados, tales como el alto río Don Diego, el

río Macotama y la región de Dibulla; encontró ruinas de antiguas poblaciones Taironas;

definió los rasgos característicos de las mismas y realizó excavaciones en algunas de ellas.

De Pueblito, Gairaca y Nahuange precede la mayor parte de su material cultural. Destaca la

importancia de Gairaca, Nahuange, Guachaquita y Palmarito, ya que a pesar de que algunas

de estas bahías no poseen agua dulce en el verano, abundan las evidencias de ocupación y

los restos de arquitectura, algunos de ellos adecuados para suplir la falta de agua tales como

aljibes, canales y acequias. (Mason, 1931).

Del estudio de estos vestigios y de los elementos de cultura material asociados, llegó a la

consideración de que existen algunas diferenciaciones de acuerdo con la situación

Page 39: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

39

geográfica, pero los rasgos generales son muy similares, conformando un mismo contexto

cultural (Mason, 1939).

Entre los años 1946 y 1950 G. y A. Reichel-Dolmatoff, llevaron a cabo excavaciones

arqueológicas en Pueblito y exploraron las hoyas de los ríos Manzanares, Córdoba y

Sevilla, lo cual les permitió elaborar una hipótesis de trabajo, en la cual señalaron tres fases

de desarrollo que tentativamente denominaron Tairona II, Tairona I y Subtairona. La Fase

Tairona II, comprende culturas protohistóricas a históricas cuya posición cronológica más

tardía fue dada por la presencia de objetos indígenas, encontrados en asociación con objetos

introducidos por los españoles. La Fase Tairona I, se asocia a manifestaciones culturales

que se distinguen tipológicamente de la Fase II pero que aparentemente la anteceden. No es

descrita, sólo se le menciona y se advierte que ambas fases están estrechamente

relacionadas. Como Subtairona, se designa una fase muy extendida en las faldas

meridionales y orientales de la Sierra, que parece representar formas ancestrales de Tairona

I y II y se caracteriza por la formación incipiente de poblados y comienzos de agricultura

sistemática. Esta fase tiene un carácter provisional ya que su posición cronológica es

problemática; bien puede tratarse de un desarrollo temprano o bien de un desarrollo

contemporáneo a Tairona I y II y limitado a dicha zona (Reichel-Dolmatoff, 1954). Se trata

del complejo de "La Mesa", sobre el cual se tratará más adelante.

En el año 1961, H. Bischof excavó una planta de habitación y su terraza correspondiente en

el sitio arqueológico de Pueblito. Dado que aún no era claro el desarrollo de la cultura

Tairona ni su cronología interna, él de acuerdo con los resultados de la excavación propone

una nueva hipótesis de trabajo, con dos períodos cronológicos de desarrollo de la cultura; el

más antiguo, denominado "Nahuange" se remonta a los siglos VI y VII de nuestra era y el

más reciente "Pueblito Tardío" es contemporáneo de la conquista. (Bischof, 1968).

El Período Nahuange, está definido por los hallazgos de Mason en una tumba del sitio 1 de

Nahuange (1931: 32-36) y los de Bischof en el relleno de una terraza en Pueblito (1968:

266-267). La cerámica de dichos sitios es diferente a la que comúnmente se conoce como

Tairona.

Es una cerámica monocroma gris y con incisiones y cerámica pintada rojo sobre crema,

esta última relacionada con la decoración típica del Período El Horno del río Ranchería.

Bischof determinó la posición cronológica del Período Nahuange, por medio de la cerámica

monocroma, la cual pudo relacionar con material procedente de la excavación de un corte

estratigráfico en el conchal "Mina de Oro" en la Ciénaga Grande de Santa Marta, fechado

entre 500 y 750 años después de Cristo. A su vez la fecha la relaciona con el material

asociado al entierro de Nahuange (sitio 1): cerámica de tipo Horno rojo sobre crema

(atribuida hasta ese momento a tiempo antes de Jesucristo); objetos ornamentales y

ceremoniales de piedra fina, metalurgia desarrollada de oro y tumbaga y arquitectura lítica.

Los elementos mencionados constitutivos de este Período, exceptuando la cerámica, se

Page 40: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

40

encuentran hasta la época que antecede al contacto español, lo que indicaría una

persistencia de la cultura Tairona por más de 1.000 años. El complejo Pueblito Tardío se

caracteriza por la cerámica típica Tairona tal como esta representada en la mayor parte de

las colecciones y esta definida su posición cronológica por los numerosos objetos de hierro

de origen español encontrados en asociación con materiales de los aborígenes (Bischof,

1968:264-267).

Entre 1973 y 1974, Jack Wynn, efectuó un reconocimiento de la zona costera en el área de

la desembocadura del río Buritaca y en las estribaciones bajas de la Sierra entre los ríos

Buritaca y Don Diego, hasta la cota de los 250 metros sobre el nivel del mar. En la costa

llevó a cabo excavaciones en un cementerio y en el pie de monte, cerca a construcciones

líticas en el valle de la quebrada El Estadio, afluente del río Don Diego. En ambos sitios

encontró estratificación cultural y de acuerdo con ella y a la seriación de los materiales

culturales, presenta dos fases de ocupación, la más antigua de ellas denominada Buritaca

con un contenido cultural similar al del Período Nahuange de Bischof. La fase reciente,

Tairona Tardía está representada por los materiales típicos Tairona. Hay un período

intermedio, al cual le asigna un espacio temporal de 200 a 300 años no bien definido, pero

que parece relacionarse con la fase tardía (Wynn, 1975).

Entre 1974 y 1975, Carson N. Murdy, hizo el reconocimiento de la franja costera entre

Santa Marta al Occidente y el Cabo de San Juan de Guía al Oriente. En su estudio describe

la ecología del área y los sitios arqueológicos, algunos de los cuales ya habían sido

descritos por Mason, y ofrece una interpretación del uso de esta zona por los taironas.

Afirma que poseían un sistema económico basado principalmente en la recolección de los

recursos del mar y el intercambio. La densidad de la población fue baja y en algunas bahías

posiblemente La ocupación no fue permanente sino estacional. No obstante, la presencia de

aljibes y de piedras de moler en áreas sin habitación permanente, sugiere que la zona tuvo

un uso intensivo en determinadas épocas del año. Los habitantes de la costa intercambiaban

sal, pescado y productos del mar por productos agrícolas, telas de algodón y otros

elementos de la gente de la Sierra a través de mecanismos de redistribución que influía en

las relaciones económicas, políticas y sociales entre estas dos zonas (Murdy, 1975: 139-

140).

Entre los años 1973 y 1976 los arqueólogos G. Cadavid y L.F. Herrera de Turbay,

investigadores del Instituto Colombiano de Antropología, exploraron las vertientes Norte y

Occidental de la Sierra con el fin de localizar las antiguas poblaciones Tairona que citan los

cronistas.

En la prospección reseñaron 211 sitios arqueológicos o aldeas con obras de infraestructura

en piedra y definidas características urbanas, en cuya disposición espacial se observaron

pautas de poblamiento que guardan una relación directa con los rasgos de los diferentes

Page 41: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

41

pisos ecológicos-geográficos en que se hallan. Las ligeras diferencias que revisten algunos

conjuntos de poblaciones en materia constructiva, corresponden aparentemente a su

adaptación a las condiciones del terreno. Sin embargo, hay que considerar posibles

determinantes de las mismas, como son, la antigüedad, por un lado y, por otro, la función

que desempeñaron en la sociedad Tairona. Los remanentes cerámicos hallados en los varios

núcleos urbanos explorados en los distintos niveles altitudinales son tipológicamente muy

similares, aunque se notan variaciones, tanto en la frecuencia de aparición de algunos tipos

Y formas de cerámica como de ciertos objetos líticos. Esto podría estar indicando

desarrollos locales, que hasta el momento no se han definido (Cadavid y Herrera de Turbay,

1985).

A partir del año 1976, el Instituto Colombiano de Antropología continuó la investigación

arqueológica de la Sierra, dirigiendo su atención hacia una de las zonas más densamente

pobladas, correspondiente al valle alto y medio del río Buritaca, con el estudio del

asentamiento Buritaca 200. Entre 1979 y 1982, el proyecto de investigación estuvo a cargo

de la Fundación Cultura Tairona y en los años subsiguientes, nuevamente a cargo del

Instituto Colombiano de Antropología.

Page 42: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

42

Camino empredado en Ciudad Perdida. (Foto: Augusto Gómez)

Los estudios efectuados por el Instituto Colombiano de Antropología entre 1976-1979, se

centraron en labores de excavación, consolidación y restauración de Buritaca 200.

Paralelamente se exploró la zona adyacente al sitio, registrándose otros varios yacimientos

en la vecindad.

Por el trabajo conjunto realizado en este sitio, se tiene hoy una visión completa del plano

urbano de una población Tairona, se ha reunido un significativo cuerpo de material cultural

asociado a diferentes tipos de estructuras y basureros, y, se han obtenido varias fechas

absolutas de radiocarbono que refieren la ocupación del poblado, a una época que va del

siglo XI después de Cristo hasta la conquista española en el siglo XVI (Groot, 1985;

Cadavid, 1986; Oyuela, 1986).

Entre 1979-1982, los investigadores de la Fundación cultura Tairona, tuvieron como base

inicial de sus trabajos a Buritaca 200 y realizaron una prospección de las zonas aledañas,

con la cual, delimitaron un área de reserva cultural y natural, localizaron 25 poblaciones y

rastrearon algunos de los caminos que las comunican entre sí. También, abrieron nuevos

frentes de trabajo en los sitios de Frontera, Tigres y Alto de Mira. En Buritaca 200

realizaron estudios sobre la utilización del recurso agua en términos de la distribución

espacial de estructuras y vías de acceso; clasificaron las estructuras y analizaron su

Page 43: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

43

distribución espacial, elaboraron cálculos demográficos, estudiaron cómo manejar el

bosque dentro del perímetro del asentamiento y excavaron algunas estructuras. En los sitios

de Frontera, Tigres y Alto de Mira excavaron y restauraron algunos caminos y sectores,

excavaron zonas muy alteradas por guaquería, e iniciaron estudios botánicos con la

participación, por temporadas, de estudiantes (Informes varios citados en: Soto, 1982).

Las excavaciones en Alto de Mira, realizadas por G. Ardila (1986) señalan su ocupación

entre los siglos XIV y XV; y en Frontera, por las excavaciones de P. Cardoso (1986), se

conocen fechas de ocupación entre los siglos XII y XVI. Cardoso hace alusión a otra fecha,

correspondiente al año 660 después de Cristo, asociada con arquitectura lítica, y material

cerámico y lítico clásico Tairona, que por el momento se ha tomado con cautela, mientras

se dispone de mayores elementos de comparación que puedan corroborarla.

En el año, 1980, L. F. Herrera de Turbay realizó un estudio comparativo de las prácticas

agrícolas prehispánicas y modernas de los habitantes de la Sierra, con el fin de precisar la

incidencia de cada una de ellas en la transformación ecológica del medio. Obtuvo muestras

para análisis de polen en tres sitios arqueológicos -Buritaca 200, La Estrella y Las Animas-

en la vertiente Norte entre los 350 y los 1.200 metros sobre el nivel del mar. En la Estrella

estableció dos fechas de carbono 14; una de ellas para un entierro de pozo en el siglo XVI y

la otra para una terraza de cultivo, sin asociación de elementos culturales, en el siglo VIII

después de Cristo. En las Animas obtuvo dos fechas en la excavación de un corte en lo que

parecía ser una antigua plataforma de vivienda, una se refiere al siglo V después de Cristo,

asociada a dos fragmentos de cerámica y la otra al siglo XIV antes de Cristo. Esta última

datación se toma con precaución, ya que no está asociada con elementos culturales (Herrera

de Turbay, 1985).

Page 44: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

44

Su estudio concluye con la apreciación de que la agricultura prehispánica en la Sierra no

produjo una degradación del medio ambiente, por lo menos en los microambientes

seleccionados como muestra para el análisis.

En las ensenadas de Nahuange y Cinto, fue realizada una investigación por A. Oyuela,

como opción para la tesis de grado. En estas localidades, referenciadas por otros autores

con anterioridad, se presentaban indicios culturales de una ocupación temprana del área, lo

cual motivó su interés. Efectuó cinco excavaciones estratigráficas con base en las cuales

definió para la franja costera tres períodos: Tairona temprano costero, Tairona medio

costero y Tairona tardío costero. (Oyuela, 1985).

Para el período temprano, obtuvo una fecha de C14 de 430 ± 60 después de Cristo, que

siendo la primera para el literal confirma la hipótesis de un período temprano, previamente

planteado por H. Bischof (1968) y J. Wynn (1975). El período medio corresponde a una

etapa que probablemente se desarrolló entre el siglo IX después de Cristo y la conquista

española en el siglo XVI. Por último, el período tardío se relaciona con la etapa de

Conquista, fundación de capillas y encomiendas (Oyuela, 1985: 18-19).

Recientemente, dentro del marco del Proyecto de preservación y consolidación del sitio de

Pueblito, se han hecho nuevos aportes a la cronología Tairona al referenciar G. Cadavid, en

el corredor adyacente al basamento de una vivienda un entierro secundario en una vasija

semiglobular de cerámica roja, fechado en 1350 ± 90 años d.C. (Cadavid, 1988,

comunicación personal).

De la vertiente Suroriental de la Sierra se cuenta con la investigación de los esposos

Reichel-Dolmatoff (1959) en el yacimiento arqueológico de La Mesa, situado a 20

kilómetros al Noreste de la ciudad de Valledupar, en las orillas del río Azúcar Buena. El

complejo arqueológico se caracteriza por la presencia de terrazas de cultivo delimitadas por

muros de piedra, sitios de habitación demarcados por hileras de piedra y lugares de

enterramiento constituidos por acumulaciones de piedras redondas, formando leves

montículos ovalados. Los entierros fueron realizados en urnas (Reichel-Dolmatoff, 1959).

Al comparar este complejo con lo que se ha denominado cultura Tairona, G. y A. Reichel-

Dolmatoff encuentran relación con la alineación de piedras, algunas semejanzas de formas

en las vasijas, las cuentas de collar de cuarcita y las pequeñas ranas de cobre, y destacan

preferencialmente, posibles relaciones con el conjunto estilístico de las urnas, con sus

representaciones antropomorfas y su decoración aplicada (1959: 198).

Elementos culturales relacionados con este complejo tienen una amplia distribución en la

vertiente Meridional y Oriental de la sierra, y han sido divulgados con anterioridad por

varias personas en los lugares que a continuación se citan de acuerdo con la información

sintetizada por Reichel-Dolmatoff: Riohacha (Joseph de Brettes); río Enea (Jorge Isaacs,

1984) Pueblo Bello (Gustaf Bolinder); Rancho Valeria en la hoya del río Guatapurí (Yves

Page 45: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

45

Pret, 1950); río Seco (Joaquín Parra, 1952); Hato Nuevo, al pie de las últimas estribaciones

Nororientales de la sierra, sobre las orillas del río Ranchería (Darío Suescún, 1953) y en el

río Tapias (Aquileo Parra, 1955). (Reichel-Dolmatoff, 1959:181-190).

La posición cronológica de este complejo es problemática y probablemente está

conformada por varias fases de desarrollo, como lo señalan la asociación tardía tanto de

elementos Tairona como del Período Portacelli

Catatumbo

Esta subregión comprende la hoya del Catatumbo también llamada Central en el

departamento del Norte de Santander, que se forma a partir del nudo de San Turbán en

donde la cordillera Oriental se bifurca en dos ramales; uno que se dirige hacia el Norte y el

Oeste (serranía de los Motilones) y el otro hacia el Nordeste (Serranía de Mérida). Esta

gran hoya se encuentra recorrida por las digitaciones de Pamplona y Gramalote (sección

Este) Mesallana (sección Oeste). Las cuales se desprenden irregularmente de los

mencionados ramales.

Se destaca además la zona de Ocaña que ocupa la mesa del mismo nombre en las vertientes

de la cordillera al Magdalena.

El territorio de Norte de Santander es muy quebrado, y en él, si bien predominan las

altitudes medias (clima templado) no faltan al Sur y al Oeste las grandes alturas con

vegetación paramuna. Este relieve irregular contrasta al Nordeste con una franja en llanada,

dividida desigualmente por una línea de lomas que se extiende más allá de la frontera

internacional hasta el lago de Maracaibo.

Investigaciones Arqueológicas

La prehistoria de esta subregión es prácticamente desconocida. Se sabe que la región Sur

fue asiento en el siglo XVI del grupo llamado Chitarero, posiblemente emparentado con sus

vecinos de habla chibcha (Guanes y Laches). En la serranía de los Motilones, subsiste un

grupo indígena conocido como Motilón o Yuko, cuyo asentamiento en el área bien puede

ser anterior a la conquista española y en el Catatumbo subsisten los Barí.

En los valles de Cúcuta y el Zulia los españoles encontraron otros grupos no muy bien

identificados.

En 1942, Gregorio Hernández de Alba refiriéndose a las novedades arqueológicas de una

exposición realizada en Ocaña, señala la presencia de urnas ovoidales provenientes de la

localidad de Mosquito, que se caracterizan por una tapa arqueada y circular sobre la cual

reposa un cuerpo humano, sentado, con brazos y piernas en diferentes actitudes,

Page 46: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

46

predominando las manos sobre las rodillas. La superficie de las urnas revela pintura blanca

sobre la cual dibujaron en negro figuras geométricas.

En 1946, G. Reichel-Dolmatoff, refiere algunos sitios arqueológicos que observó durante su

recorrido en la zona Sur del territorio motilón. La zona entre Cúcuta y Sardinata parece ser

más bien pobre en sitios arqueológicos, pero la zona Ocaña Convención- el Carmen parece

tener gran interés; menciona en ella sitios con urnas funerarias, momias en cuevas, cuevas

con osamenta y petroglifos. Ninguno de los sitios, que según los datos pertenecen a culturas

distintas, ha sido explorado científicamente.

Al hacer un balance se observa que esta subregión carece de investigaciones arqueológicas

sistemáticas.

Subregión Insular

Esta subregión abarca el conjunto de islas y cayos del Archipiélago de San Andrés, en el

mar Caribe, a unos 700 km. de la costa norte del país. El Archipiélago está constituido por

las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina; los bancos Alicia, Quitasueño,

Serrana y Serranilla, el bajo Nuevo y una serie de cayos entre los que sobresalen Roncador

y Albunquerque. En ella no se han realizado investigaciones arqueológicas sistemáticas.

Balance General de la Región

La Costa Atlántica colombiana es una de las regiones del país sobre la cual se tiene mayor

información arqueológica, debido a sus condiciones propias que favorecieron el asiento de

diversos grupos humanos desde época muy temprana, y al tesón y dinamismo que los

esposos Reichel-Dolmatoff expresaron por la investigación de estos temas en la región.

Estos investigadores, a través del Instituto Etnológico del Magdalena, emprendieron en el

año de 1946, un amplio proyecto de estudios sistemáticos sobre la arqueología regional,

cuyos frutos han sido el eje para trazar la prehistoria de la Costa Atlántica .

Es de señalar también la labor desarrollada por el Arqueólogo Carlos Angulo V., quien ha

puesto especial empeño por el estudio arqueológico sistemático del departamento del

Atlántico. En años recientes nuevos investigadores se han interesado por los problemas

arqueológicos de la región, contribuyendo así a enriquecer el conocimiento prehistórico de

esta parte Norte del país.

Como balance general sobre la arqueología de esta región se pretende señalar algunos de

los requerimientos de investigación que, de una u otra manera, han sido planteados por

algunos investigadores de la región, y fueron destacados por los participantes al Taller de

Arqueología.

Page 47: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

47

De la síntesis anterior sobre cada subregión se observa que los desarrollos culturales que

desde épocas tempranas se llevaron a cabo, en ocasiones no se pueden circunscribir

únicamente a determinada subregión. En consecuencia, algunos temas de investigación se

plantearán de manera general, ya porque inciden en una geografía más amplia, ya porque

son comunes a la problemática de cada subregión. Cuando sea del caso, se tratarán los

temas separadamente.

En lo que atañe a la etapa precerámica el esfuerzo se ha centrado en seguir la huella de

campamentos y estaciones más prolongadas de habitación, dejadas por grupos tempranos

de cazadores y recolectores. De estas señales de migración y paulatino asentamiento se han

identificado varios sitios superficiales, en algunos de los cuales valdría la pena realizar

estudios estratigráficos, con el fin de ubicarlos temporalmente. A ello va ligada la

necesidad de definir horizontes de industrias líticas, tales como de puntas de proyectil, que

hasta el momento han sido hallazgos casuales, desconociéndose su asociación estratigráfica

y cultural. Uno de los lugares que se ha recomendado explorar y estudiar con intensidad es

la bahía Gloria en el Golfo de Urabá.

También se ha enfatizado en la necesidad de efectuar estudios palinológicos en varias

zonas, como por ejemplo a lo largo del río Magdalena y en general del holoceno temprano

en el corredor costero y en la Guajira.

De la época comprendida entre los 5.000 y 1.000 años antes de Cristo, se han estudiado

rigurosamente varios yacimientos tales como Monsú, Puerto Hormiga, Canapote,

Barlovento, Malambo y Momil. De ello se desprende el papel relevante que en época

remota desempeñó la región en los desarrollos tecnológicos, artísticos y económicos. Dado

que como bien lo expresa Reichel-Dolmatoff es en este tipo de ambiente tropical donde se

puede suponer que se halla iniciado la horticultura, tal vez en las riberas inundadizas del

bajo Magdalena, en las orillas de las lagunas o cerca de los grandes esteros del literal, se

han sugerido estudios complementarios sobre el proceso de domesticación de plantas y el

paso hacia la agricultura, que con seguridad podrán llenar fases intermedias y transitorias,

que están por completarse y definirse en el proceso de desarrollo de los complejos

culturales de esta época de experimentación.

En cuanto a las subregiones se hacen las siguientes observaciones y recomendaciones:

En el Corredor Costero, además de los temas ya sugeridos que trascienden el espacio

geográfico de esta región, se requiere información adicional para afianzar la posición

cronológica de complejos tales como Ciénaga de Oro y Betancí. También es importante el

estudio del Complejo Betancí, en relación con el complejo cultural emparentado del curso

del río San Jorge y los sistemas de canales de drenaje del medio río Sinú.

Page 48: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

48

En cuanto al Complejo Inciso del Bajo Magdalena, que al parecer se extiende desde la

depresión Momposina hacia el Norte e irradia su influencia a varias zonas, como el bajo

San Jorge, el bajo y medio río Cesar y la Ciénaga Grande de Santa Marta, son muy pocos

los sitios estratificados estudiados. Sería conveniente ampliar la información en este

sentido, para definir secuencias de cronología y relaciones con desarrollos culturales

contemporáneos.

En la subregión Urabá - Alto Sinú, Estorbo y Tierralta señalan un parentesco tan estrecho

que bien puede entenderse como un solo complejo, con claros desarrollos locales, que al

parecer se prolongan hasta la conquista española. No obstante, su posición cronológica no

es aún lo suficientemente clara. Por lo tanto, es necesario ampliar los estudios de sitios

estratificados y profundizar en: el patrón de asentamiento, la vivienda, costumbres

funerarias y definición de etnias. Estos trabajos son urgentes debido a que el alto Sinú está

expuesto y afectado por la construcción de la Hidroeléctrica de Urrá.

En la Depresión Momposina, subregión donde se ha realizado un riguroso estudio sobre el

sistema de explotación agrícola que practicaban los indios Zenúes, en el bajo río San Jorge,

existe una extensa zona sin explorar -bajo río Cauca y río Nechí- en donde valdría la pena

efectuar prospecciones y estudios arqueológicos.

En la subregión Guajira - Corredor Cesar, se debe enfatizar el estudio de la etapa de

cazadores y recolectores tempranos; en este sentido la Serranía de Cosinas y el sitio el

Page 49: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

49

Espejo revisten características especiales. En relación con las dos ocupaciones del valle

medio del río Ranchería, las dataciones obtenidas son muy importantes para conocer y

precisar la cronología, pero no pueden tomarse como concluyentes hasta tanto no se logren

nuevas dataciones de sitios estratificados que garanticen una mayor confiabilidad.

Para entender y explicar los procesos culturales manifiestos en la ocupación prehispánica

de esta subregión y su relación con áreas vecinas, es necesario realizar estudios en el valle

alto y bajo del río Ranchería, en el valle medio del río Cesar, en la Serranía de Perijá y en

los valles de los ríos Catatumbo y Zulia. Sobre esta última zona no existen estudios

arqueológicos pero se estima que estuvo fuertemente influida por las culturas del río

Ranchería.

Por último, es necesario definir el período La Paz (Serranía de Perijá), en un contexto

regional más amplio y buscar sitios estratificados que permitan una ubicación cronológica

más precisa.

De la Sierra Nevada de Santa Marta se tiene una visión generalizada sobre el poblamiento

prehispánico, principalmente en lo que respecta a una época tardía y se esbozan varias

hipótesis y planteamientos referentes a ocupaciones tempranas en el área del litoral y en la

vertiente Suroriental, que en uno u otro rasgo de su bagaje cultural sugieren lazos o

relaciones con la ocupación tardía. La hipótesis y planteamientos sobre una ocupación

temprana requieren de mayores estudios arqueológicos, para su comprobación. Es

importante en este sentido el estudio de la franja del literal, la zona de contacto con la

Ciénaga Grande, y toda la zona Suroriental de la Sierra, hacia los cursos altos de los ríos

Ariguaní, Cesar y Ranchería.

De otra parte, con el fin de obtener un panorama claro de los procesos que se dieron para

configurar la sociedad Tairona tal como se presenta en el siglo XVI se debe determinar en

detalle el patrón de asentamiento según zonas ecológicas, para lo cual es necesario

caracterizar los asentamientos (antigüedad, organización interna, demografía y función) y

definir desarrollos locales o regionales (secuencias culturales y cronología).

En las subregiones de Catatumbo e Insular, la necesidad de investigación es inmediata,

pues carecen por completo de estudios arqueológicos sistemáticos.

Page 50: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

50

Page 51: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

51

Page 52: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

52

Page 53: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

53

Page 54: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

54

Page 55: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

55

Page 56: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

56

Page 57: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

57

II. VALLE INTERMEDIO DEL RÍO MAGDALENA

Gilberto Cadavid

Se denomina Valle Intermedio del río Magdalena al área comprendida entre la ciudad de Neiva,

capital del departamento del Huila y el municipio de Morales, en el departamento de Bolívar,

incluyendo las llanuras laterales que conforman el respectivo valle por debajo de los 1.500

metros entre Neiva y Girardot, para luego conservar la cota de los 1.000 metros hasta Morales.

El río Magdalena en esta región tiene un recorrido aproximado de 700 kilómetros, presentando

una diferencia de altura entre los dos puntos extremos (Neiva y Morales) de 456 metros. La

región se subdivide en cuatro sub-regiones, de sur a norte, de acuerdo al curso del río.

Llanos del Huila y Tolima

Esta subregión se extiende a lo largo del valle del Magdalena entre las ciudades de Neiva y

Girardot, y comprende los llanos secos de los departamentos de Huila y Tolima, valles y

montañas del río Saldaña y la vertiente al Magdalena de la Cordillera Oriental colindante con el

páramo de Sumapaz. Se caracteriza por el recorrido del río sobre un valle relativamente

estrecho, que se amplía en su banda izquierda a la altura de Natagaima, mientras que en su

margen derecha, el valle no supera en ningún punto los 25 kilómetros de anchura.

El río Magdalena recibe en esta subregión, numerosos afluentes entre ellos el Baché, Aipe,

Saldaña, Coello, Las Ceibas, loro, Fortalecillas, Bateas, Villavieja, Cabrera, Yaví, Cunday y

Sumapaz.

Page 58: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

58

Page 59: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

59

Investigaciones Arqueológicas

G. Reichel-Dolmatoff (1943) describe los hallazgos de urnas funerarias en el Valle del

Magdalena desde Tamalameque hasta El Espinal, e identifica cierta uniformidad en la

concepción fundamental de los patrones funerarios en torno a ese elemento común que fue la

urna para entierro secundario. En estos sitios, se señala un horizonte cerámico muy definido a

lo largo del valle del Magdalena, que aún cuando presenta variaciones locales, parece

pertenecer a grupos étnicos muy homogéneos de filiación karib.

Para esta subregión de las llanuras del Huila y Tolima, se identificaron los sitios de Espinal y

Ricaurte. El primero de estos se encuentra localizado en territorio ocupado por los pijao en el

momento de la conquista, el cual aportó urnas funerarias de forma esférica, en cuya parte

superior se encuentran representaciones de una cara humana en alto relieve. Sus tapas

consistían en platos circulares pandos sin ninguna decoración; en Ricaurte, ya en territorio

Panche, se hallaron numerosas urnas de forma semiesférica a veces enterradas en grupos, cuya

tapa consiste en un casquete pando de características similares a las del Espinal.

Por su parte, Julio César Cubillos, excavó en 1945 en Rioblanco cerca a Chaparral (Tolima), un

sitio parcialmente alterado por la acción de los guaqueros, en donde se observaba una

apreciable acumulación de material cultural con una profundidad oscilante entre los 1.60 y los

2.50 metros. En este depósito encontró algunas piezas de oro que se relacionan técnica y

estilísticamente con la orfebrería quimbaya, así como abundante cerámica de dos clases muy

típicas de la región del Magdalena Medio.

El Sitio Arqueológico de Puerto Serviez se observa a la izquierda, en la colina más cercana a

la orilla del Río Magdalena. Archivo ICAN(Foto: Alvaro Soto)

Page 60: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

60

En 1954, Julio César Cubillos y Víctor Bedoya, efectúan un trabajo de salvamento en el sitio

La Jabonera sobre el río Magdalena, en inmediaciones del Espinal. Se trataba en este caso de

un amplio basurero con intrusiones de tumbas, localizado sobre una terraza paralela al río, que

había sido alterada parcialmente durante los trabajos de construcción de una carretera veredal.

Para efectos de excavación, y teniendo en cuenta el limitado tiempo disponible, se utilizó una

motoniveladora que profundizó hasta los 0.40 metros, hasta encontrar algunos pisos de

vivienda, abriendo así mismo trincheras de control que no dieron tampoco posibilidades

estratigráficas pues se trataba de una misma capa cultural homogénea en todo el sitio. Sin

embargo, se canalizaron 206 fragmentos cerámicos que mostraron una estrecha relación

tipológica en la cerámica de los demás sitios arqueológicos situados entre La Jabonera y Puerto

Wilches. Datos adicionales aportados por los trabajadores de la carretera que alteraron el sitio

en cuestión, establecen que algunas tumbas saqueadas eran de pozo con pequeña cámara lateral

que contenían urnas funerarias para entierro secundario, pero no se mencionan sus rasgos

característicos.

En la zona de Santa Ana (Huila), en el año de 1972, los arqueólogos norteamericanos Thomas

Myers, L.B. Bruillard y S. Hunter de la Universidad de Indiana, realizaron un trabajo

preliminar, en el que ubicaron cerca de 50 sitios arqueológicos de diferentes tipos. Se destaca

entre éstos el Abrigo de Salamanca, que no llenó las expectativas estratigráficas puesto que

todo el material cultural se halló en un solo estrato uniforme de 30 centímetros.

Durante este trabajo identificaron 4 tipos de cerámica, herramientas líticas en chert de

manufactura muy simple y dos narigueras sencillas de oro. Los autores definen para la región

del Alto Cabrera dos fases: temprana (aproximadamente 500 años d.C.), que se denominó Fase

Salamanca que corresponde a un patrón de asentamiento disperso y la Fase Moderna

(aproximadamente 1.700 años d.C.) que se caracteriza por un patrón de asentamiento nucleado.

Gonzalo Correal efectúa en 1976 exploraciones arqueológicas con el apoyo de FIAN y de la

Universidad Nacional, trabajo este en el que cubre una extensa zona que incluyó los

departamentos de la Guajira, Cesar, Magdalena, Bolívar, Sucre, Córdoba, Huila y región del

valle del Magdalena, obteniendo como resultado la identificación de 21 sitios correspondientes

a la etapa lítica, además de sitios cerámicos y áreas con pictografías. Para tal efecto se

exploraron especialmente las terrazas altas en proximidades de ríos, sectores aledaños a la

ciénagas, abrigos rocosos, cuevas, mesetas y valles aptos para la supervivencia de grupos

cazadores-pescadores-recolectores . En estas áreas se ubicaron industrias de chopper y

chopping tools no definidas anteriormente en el país, concentradas especialmente en un sector

que incluye el Magdalena Medio hasta el Huila.

En esta subregión, se ubicaron sitios en inmediaciones de Neiva y en la región de Villavieja,

sobre terrazas pleistocénicas altas. Se registraron estaciones con alta densidad de elementos

líticos, correspondientes a estaciones temporarias abiertas, de grupos muy densos de cazadores-

pescadores-recolectores.

Page 61: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

61

En el sitio denominado el Hotel (en cercanías de Neiva) los elementos líticos corresponden a

desechos de talla o lascas atípicas con bordes de utilización y lascas concoidales. Esta misma

situación se repite en los sitios de La Argentina (cerca a Neiva), San José I y Pachingo en

Villavieja. Sus características son comparables a las anteriormente registradas para el sitio

Hacienda Boulder.

Arnold Tovar en 1980 realiza su trabajo de tesis en el Cañón de Anaime (municipio de

Cajamarca), en un sitio correspondiente a un tambo de vivienda localizado sobre vertiente. El

material cerámico obtenido se clasificó en un sólo tipo, y corresponde a elementos cerámicos

de uso doméstico, que por su decoración guardan cierta similitud, según el autor, con la

cerámica del Período yotoco y de la Fase Sonso de la Cordillera Occidental. En la misma zona

de Anaime ubicó varias tumbas agrupadas, en cuyo interior encontró restos humanos deshechos

por la humedad.

En 1982, el arqueólogo Alvaro Botiva del ICAN, efectuó un trabajo de Arqueología de

Salvamento en cercanías de Neiva, en predios del campamento de HOCOL (Houston Oil

Colombiana S.A.). Se trató en este caso de ocho estructuras funerarias, seis de las cuales habían

sido alteradas casi en su totalidad por maquinaria pesada y por trabajadores de la empresa.

El trabajo de salvamento se concentró en dos tumbas encontradas en buen estado, que

aportaron valiosos datos sobre las prácticas funerarias de esta región. En la tumba identificada

como No. 3, se hallaron restos óseos muy deteriorados de ocho individuos adultos, además

como ajuar funerario 7 volantes de huso, 2 narigueras circulares y una lámina de oro. La tumba

No. 7 presentó una situación bastante confusa en donde sólo fue posible delimitar el pozo,

puesto que la cámara o bóveda estaba derrumbada, encontrándose en su interior restos humanos

muy deteriorados además de huesos de pequeños roedores y aves, un volante de huso y algunos

fragmentos cerámicos.

En 1984, Arturo Cifuentes practica su trabajo de tesis en inmediaciones del Espinal en la

Vereda Montalvo. El objetivo de este trabajo fue el de rastrear una tradición alfarera típica del

Magdalena Medio sobre las márgenes de los ríos Bogotá, Coello, Sumapaz y Saldaña, con el

fin de determinar posibles poblamientos o avances de grupos provenientes del Magdalena. El

investigador encontró afinidades estilísticas de una tradición cerámica que puede tener

relaciones con la Sabana de Bogotá durante el período Herrera, además el material obtenido

sirvió de base para establecer posibles relaciones con otros sitios encontrados anteriormente en

El Espinal (La Jabonera), Honda, Guarinó y Quininí.

Subregión comprendida entre la desembocadura del Río Bogotá y los Raudales de Honda

Como límite superior del valle se tomó la cota de nivel de los 1.000 m.s.n.m. En este sector, el

río tiene un recorrido de 145 kilómetros, mientras que el valle presenta una longitud de 105

Page 62: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

62

kilómetros. Girardot, en su extremo sur está a 289 m.s.n.m., en tanto que los raudales de Honda

a 220 m.s.n.m. presentan un desnivel de 69 metros.

Se puede concluir que se trata todavía de un valle intercordillerano estrecho, puesto que a esta

altura no sobrepasa los 40 kilómetros de anchura. Presenta, sin embargo, diferentes

características sobre cada una de sus bandas, siendo así que la izquierda es bastante regular, con

una anchura promedio de 20 kilómetros; por su parte, la margen derecha se estrecha

sensiblemente a partir de la desembocadura del río Seco, presentando numerosas digitaciones y

colinas bajas que mueren a menos de 10 kilómetros del río.

Desembocan al Magdalena los siguientes tributarios sobre la margen izquierda: Río Coello, Río

Totaré, quebradas Agua Blanca, Tantan, La Pena, ríos Lagunilla y Guamo, Quebrada Seca y río

Gualí; sobre la margen derecha, los ríos Bogotá, Seco, Seco de Palmas y varias quebradas y

arroyos menores.

Los suelos son altamente productivos, por tratarse de llanuras aluviales, así como de abanicos

aluviales provenientes especialmente de la Cordillera Central. La vegetación predominante

hasta los 500 m.s.n.m., que representa las 3/4 partes de la extensión de este sector, corresponde

al bosque seco tropical; por encima de los 500 m.s.n.m. y hasta los 1.000 predomina el bosque

húmedo premontano.

Investigaciones Arqueológicas

En 1943, G. Reichel-Dolmatoff en su trabajo en esta zona destaca la presencia de urnas

funerarias en los siguientes sitios:

Girardot, en donde reseña urnas de características muy similares a las de Ricaurte (subregión de

las Llanuras del Huila y Tolima).

Guarinó, zona limítrofe entre los territorios Pantágora y Panche, en la que se han hallado

numerosos sitios de enterramiento de urnas funerarias con tapa. El autor estudió un grupo de

nueve urnas y diez tapas, fuera de contexto original. Se trata de urnas altas, de forma cilíndrica,

base redondeada, de cuerpo ovoidal u ovoidal achatado. Las tapas tienen representaciones zoo

o antropomorfas sentadas en un banquito. Comparten muchos rasgos distintivos con las

reseñadas para el río La Miel.

Región de Honda, territorio ocupado por los Panches en el momento de la conquista, en donde

se reportaron urnas en las localidades de Arrancaplumas, Pescaderías y mesuno. Se trata en

estos casos de urnas funerarias de cuerpo subglobular achatado con cuello corto y boca ancha.

Las tapas correspondientes no fueron definidas en su estilo, por encontrarse tan sólo fragmentos

de éstas. Conviene destacar sin embargo que en la localidad de Arrancaplumas se identificó

cerámica fitomorfa en asocio a otras formas y decoraciones muy variadas, no muy frecuentes

Page 63: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

63

en otros sitios.

Las estructuras en cuestión fueron construidas en un estrato correspondiente al

relleno aluvial del río Magdalena, que por sus características permitió dar a estas

tumbas un acabado muy elaborado especialmente sobre las paredes, en las cuales se

hicieron grabados de figuras zoo y antropomorfas estilizadas, así como diseños

geométricos varios. Las tumbas son predominantemente de pozo con cámara lateral

de planta rectangular y poco profundas.

En 1969, Gilberto Cadavid C., excavó en dos extensos basureros pertenecientes a zona de

habitación cercanas al río Magdalena, en los sitios de Calzón de Oro y San Germán, al norte del

municipio de Honda en área ocupada por el grupo Panche en tiempos de la conquista. Los

basureros en cuestión, a pesar de estar distanciados tres kilómetros entre sí, presentan un

material cerámico y lítico homogéneo, tanto en su tipología como en su frecuencia. Sobresale

dentro de la cerámica la alta proporción de fragmentos decorados, superior al 25% del total. En

sí, este material es muy característico de esta región y se extiende con rasgos muy similares

hasta las regiones de Antioquia y Santander, sobre el río Magdalena.

En 1976, Marianne Cardale, realizó investigaciones en Pubenza (Tocaima). Para tal fin efectúa

cuatro cortes en lo que parece ser el resto de una tenaza aluvial erosionada hace mucho tiempo.

Encuentra gran cantidad de cerámica de formas muy variadas, que clasifica dentro de tres tipos

diferentes. En el mismo sitio encuentra una industria lítica en chert trabajada por percusión, así

mismo ubica restos óseos de conejos, aves, iguanas, venados, roedores pequeños y caracoles de

Page 64: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

64

dos especies diferentes.

Cerámica muy similar a la de Pubenza se ha ubicado en cerro Coloma (municipio de

Jerusalém), en el sur de la Sabana de Bogotá, Cerro Quininí y en Pasca. Estilísticamente

presenta alguna relación con la cerámica de Arrancaplumas (Honda)y la del Espinal. El sitio de

Pubenza está dentro de la zona ocupada por el grupo cultural Panche, pero la autora se

cuestiona si pertenecía a este grupo, debido a la antigüedad de las fechas de C-14 obtenidas.

En 1978, Cecilia de Hernández trabajó para su tesis de grado en un asentamiento Panche, en la

localidad de Armero (Tolima). Para tal efecto excava un área de 256 metros cuadrados, aparte

de cortes efectuados en el sitio denominado La Capilla. El material cultural consistió en

numerosa cerámica y líticos en chert, material que es típico de esta zona del Tolima.

Cecilia de Hernández y Carmen A. de Fulleda en 1982, excavan en un sitio localizado en la

confluencia del río Guaduero con el río Negro, en inmediaciones del municipio de Guaduero

(Cundinamarca). Abrieron tres pozos de sondeo en un basurero que, según las autoras,

correspondería a un taller cerámico de una cultura del período formativo, que se fue

desarrollando a lo largo de los siglos, presentando una densa acumulación de material, que se

definió como muy uniforme en toda su profundidad, y que permitió distinguir 22 formas

cerámicas diferentes.

Subregión comprendida entre los raudales de Honda y Barrancabermeja

Para esta subregión se ha delimitado la cota de nivel de 1.500 m.s.n.m. Entre sus puntos

extremos, el río tiene un recorrido de 260 kilómetros, el valle una longitud de 220 kilómetros.

Los raudales de Honda se encuentran a 220 m.s.n.m. y Barrancabermeja a 75 m.s.n.m.,

presentando un desnivel en el curso del río de 145 metros.

Como en la anterior subregión, el valle presenta características diferentes sobre las respectivas

vertientes de las Cordilleras Oriental (banda derecha) y Central (banda izquierda).

Sobre la banda derecha, a la altura de los Saltos o Raudales de Honda, el valle tiene apenas 10

kilómetros de anchura sobre la cota de los 1.000 m.s.n.m., más al norte se va abriendo poco a

poco en las cabeceras del río Negro en cercanías de Puerto Salgar, para ampliarse

definitivamente en el Territorio Vásquez, alcanzando posteriormente, a la altura de

Barrancabermeja, los 60 kilómetros de ancho. En esta banda el Magdalena recibe el tributo de

los siguientes cursos de agua: ríos Negro, Palenque, Hermitaño, y Quebradas La Muerta,

Carolina y Montoyas, ríos Carare y Opón.

Sobre la banda izquierda, el valle conserva una anchura promedio de 30 kilómetros, desde la

desembocadura del río Guarinó, en límites entre los departamentos de Tolima y Caldas;

posteriormente, ya en tierras del departamento de Antioquia, el valle presenta un perfil sinuoso

sobre las estribaciones de la Cordillera Central, en donde tiene un promedio de anchura

Page 65: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

65

oscilante entre los 35 y 40 kilómetros.

Los suelos son variables en fertilidad y capacidad de uso. La vegetación predominantemente es

el bosque húmedo tropical y el bosque húmedo premontano; posee una alta precipitación y

clima cálido con más de 26ºC.

Investigaciones Arqueológicas

Las investigaciones en el Valle Intermedio del Magdalena se iniciaron en 1942 con Graciliano

Arcila Vélez, en la Paz y Alto Opón; reseñó varios cementerios ya guaqueados y algunas

cuevas, en las cuales efectuó recolecciones superficiales de material óseo y cerámico,

practicando además pequeños pozos de sondeo para determinar la profundidad cultural de los

sitios.

El Oro se excavó algunas pequeñas tumbas de pozo, con profundidad promedio de 1.50 metros,

en las cuales encuentra un ajuar funerario pobre consistente en cerámica tosca. Concluye del

análisis de los materiales obtenidos, que los grupos que habitaron los sitios de La Paz y Alto

Opón pertenecían a culturas diferentes.

Reichel-Dolmatoff (1943), menciona urnas funerarias en los siguientes sitios:

Región de Ocaña, en la margen derecha del río Lebrija, área en donde se han hallado

numerosas urnas que se han atribuido genéricamente a la "Civilización Mosquito". Las urnas en

cuestión son de cuerpo cilíndrico alto, bases redondeadas y cuello ligeramente invertido; su

tapa es un casquete semiesférico, sobre el cual hay una figura humana sedente, cuyos brazos

descansan sobre los músculos en posición natural. Este tipo de urnas también se ha reportado

en varias ocasiones en la región de Bucaramanga.

Río La Miel, región que fue habitada por los Pantágora o Palenque. Los hallazgos provienen de

dos tumbas de pozo y cámara lateral, que aportaron 142 piezas cerámicas, en las que

predominan las grandes urnas funerarias con formas que varían entre ovaladas con cuello

cilíndrico, ovoidales achatadas de cuello cilíndrico, subglobulares achatadas de cuello corto y

boca ancha y ovoidales achatadas con cuello cilíndrico. Sus tapas se caracterizan por tener

representaciones antropomorfas muy realistas, que consisten en una figura sentada en un

banquito en posición erguida, en la que se detallan minuciosamente los rasgos de la cara, el

adorno personal y la deformación intencional de brazos y piernas. Se presentan también

motivos ornitomorfos sobre las tapas. Es muy típica localmente la decoración de pequeñas

lentejuelas (vértebras de pescado) adheridas a la superficie de las urnas formando diseños

geométricos.

En Puerto Niño se reportaron así mismo, algunas urnas de características idénticas a las de la

Page 66: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

66

zona del río La Miel.

Diez años más tarde en 1946, Eliécer Silva Celis, realizó una inspección arqueológica por el

Alto río Minero, en el municipio de Buena Vista (Boyacá), en donde encontró cerámica muy

similar estilísticamente a la reseñada anteriormente en las localidades de Honda, Guarinó, La

Miel y Ricaurte, con la peculiaridad de encontrar en el mismo sitio cerámica Muisca clásica. El

territorio en cuestión era dominado por los Colimas y Muzos, que se acercaba a Chiquinquirá

en el momento de la Conquista.

Luisa Fernanda Herrera y Mauricio Londoño, en 1975, efectuaron en Puerto Serviez un trabajo

de salvamento arqueológico. Localizaron en esta zona, ocupada en tiempos de la Conquista por

el grupo Pantágora, una tumba parcialmente guaqueada en donde encontraron a 6.60 metros de

profundidad dos cámaras intactas, con material cerámico consistente en 63 urnas funerarias

cuyas tapas estaban fracturadas por el derrumbe del techo de la bóveda, y 63 vasijas más como

parte del ajuar Funerario. En algunas urnas hallaron huesos humanos parcialmente calcinados

en mal estado de conservación y en otras, restos de armadillos y venados. El material cerámico

se clasificó en un solo tipo denominado Habano medio, tipológicamente igual al hallado por

Reichel en La Miel.

Gonzalo Correal (1976) investigó en cercanías de Puerto Berrío, las Cuevas de la Gustina, La

Enganera y Los Liberales, en formaciones calizas que bordean el curso del río Alicante. En

ellas obtuvo pocos elementos líticos, especialmente en chert.

En cercanías de Nare (Antioquia), reseñó el sitio de Portobelo, en donde obtuvo 107 elementos

líticos que se caracterizaron por la presencia de raspadores que indican una subsistencia basada

Page 67: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

67

en la cacería, lascas concoidales con huellas de utilización para actividades relacionadas con la

pesca y raspadores cóncavos para el trabajo de la madera.

Los sitios arqueológicos del Edén y Guayaquil I, en cercanías de Puerto Boyacá (territorio

Vásquez) y Bocas de Palagua en inmediaciones de Puerto Serviez, presentan industrias líticas

cuya mayor densidad está representada por desechos de tallas, lascas concoidales y navajas

laminares que conjuntamente con los cantos rodados indican actividades de cacería y

recolección. Iguales características se manifiestan en los sitios del Portal y Pipintá en el

departamento de Caldas. Conviene destacar que la pauta de poblamiento para el área que se

extiende desde Portobelo (Antioquia) hasta El Portal (Caldas), indica pequeñas estaciones

temporales con una baja densidad en líticos, localizados en terrenos semiondulados, colinas y

terrazas por encima del nivel de inundación.

El sitio de Puerto Parra, en jurisdicción de Vélez en la confluencia del río Carare con el

Magdalena, aportó 210 elementos líticos, especialmente desperdicios desbastados o desechos

de talla.

En San Juan I al sureste de Puerto Carare, se hallaron lascas irregulares sin evidencia de

utilización, lascas concoidales, núcleos, choppers y raspadores laterales.

Tal vez el sitio más importante de esta subregión está representado por la Estación

Paleoindígena de la Ciénaga de Chucurí, localizada a unos 40 metros sobre el nivel del río, en

un área plana de 90 por 80 metros. Allí se obtuvieron 1.010 líticos, la mayoría de éstos en chert,

consistentes en desperdicios desbastados, lascas triangulares, navajas laminares, lascas

prismáticas, raspadores de varios tipos y cantos rodados. El número relativamente alto de

utensilios indica por su tipología, que fueron elaborados in-situ y se utilizaron en actividades de

limpieza de pescado, y en menor proporción en tareas de recolección.

Carlos Castaño y Carmen L. Dávila excavaron en 1981 los sitios de Colorados y Mayaca, en

inmediaciones de Puerto Salgar (Cundinamarca). El sitio de Colorados corresponde a un

conjunto habitacional localizado en el Alto de Miraflores, a una altura de 350 a 400 metros, en

la que además se encontró una sementera, basureros de pendiente, un taller lítico y cementerios

en dos montículos. Por su parte el sitio denominado Mayaca, localizado entre Puerto Salgar y

Guaduas (margen derecha del Magdalena) corresponde a un área arqueológica de unos 2.000

metros cuadrados, en la que se detectó un sitio de vivienda de forma oval de 12 por 6 metros,

que aportó numeroso material cultural consistente en 14 recipientes cerámicos y varios líticos.

Según los autores esta vivienda fue ocupada por un grupo de 10 a 12 personas, de acuerdo a los

materiales y disposición interna de los mismos.

Los dos sitios anteriormente mencionados, presentan una distribución espacial y contenido

semejantes, en donde se evidencia la ocupación permanente de estos por parte de grupos que

compartían una misma tradición cultural, fundamentada en el mismo patrón funerario y los

mismos estilos cerámicos. Son especialmente significativas las urnas funerarias, en cuyas tapas

Page 68: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

68

se encuentran figuras antropomorfas sedentes, rasgos que son típicos del Magdalena medio,

entre Honda y Puerto Mosquito. En estos dos sitios se aprecia, así mismo, el desarrollo de

técnicas agrícolas que permitieron a estos grupos ir abandonando paulatinamente los márgenes

del Magdalena, e ir ascendiendo hacia el altiplano cundiboyacense.

Por último, Carlos Castaño y Carmen L. Dávila (1984a) con el apoyo de la Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, efectúan un trabajo de investigación en la hoya baja

del río de La Miel, en donde se pudo obtener en diferentes localidades una secuencia que parte

desde el período paleoindio hasta la consolidación de los cacicazgos subandinos aunque

existen, sin embargo, algunos vacíos temporales en lo referente al formativo temprano.

Las investigaciones permitieron establecer la importancia del río La Miel, en el

desenvolvimiento de procesos culturales que pueden relacionarse con otras áreas del país. El

material cultural hallado en esta zona permitió a los autores, establecer vínculos con el área

Quimbaya, así como la del Ranchería y Cesar, particularmente con los de la Fase de Horno

como con otros sitios cercanos del Valle Medio del Magdalena.

Subregión comprendida entre Barrancabermeja y Morales

Para esta subregión se ha conservado la cota de nivel de los 1.000 m.s.n.m., cerrando su

perímetro hacia el oeste sobre la divisoria de aguas en la Serranía de San Lucas, bajando por la

quebrada Labranza hasta su desembocadura en el Magdalena, frente al municipio de Morales.

En este sector, el río tiene un recorrido de 190 kilómetros, el valle una longitud de 160

kilómetros y el desnivel entre sus puntos extremos es de 25 metros. El valle alcanza en algunos

sectores una anchura superior a los 200 kilómetros, presentando un cambio definitivo al

tornarse en una llanura inundable. Sobre el margen izquierdo confluyen al Magdalena los ríos

Cimitarra y Boque, además de otras pequeñas quebradas de segundo orden. Por la margen

derecha recibe el caudal de los ríos Sogamoso, Caño Negro y Lebrija.

En esta zona hay diversidad de suelos que tienen la limitante severa de su carácter inundable.

Predominan el bosque húmedo tropical y bosque húmedo premontano, con alta precipitación y

clima superior a los 26°C.

Investigaciones Arqueológicas

Zaida Castellanos excavó, en 1975, en inmediaciones de los cultivos de Indupalma en San

Alberto (Cesar), un basurero poco profundo, que evidenció una corta ocupación por un grupo

del Formativo. El material cerámico hallado se clasificó en cuatro tipos, cuyas formas generales

son cuencos, copas y vasijas subglobulares con un porcentaje de decoración superior al 29% y

diferente tipológicamente del hallado anteriormente en zonas relativamente cercanas. La autora

concluye que este material apenas tiene algunas similitudes con el de Zambrano, y ninguna

Page 69: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

69

relación con el de San Lucas, menos desarrollado estilísticamente.

Correal (1977), reseño en esta subregión en el sitio de Ciénaga de San Silvestre (en cercanías a

Barrancabermeja), una estación abierta, en la que halló numerosos artefactos, entre ellos, lascas

triangulares, navajas laminares, raspadores y choppers.

Roberto Lleras Pérez, investigador del Instituto Colombiano de Antropología efectuó un

Trabajo de salvamento en la localidad santandereana de Landázuri en el año de 1983. Se trataba

en este caso de un sitio de habitación en el que también se encontraron tumbas de pozo con

cámara lateral. La excavación arrojó resultados particularmente interesantes, por la presencia

de material cerámico típico del Magdalena Medio (Santa Helena del Opón, La Paz y La Miel),

asociado con material clásico Guane al cual se relacionan algunas piezas de orfebrería de

láminas recortadas, repujadas y trabajadas a la cera perdida. El autor plantea la posibilidad de la

existencia en este sitio de una colonia agrícola Guane, coexistiendo con este grupo del Valle del

Magdalena, puesto que en el piso de vivienda excavado el material Guane y Magdalena se

encontraba mezclado.

Gilberto Cadavid, en el desarrollo de trabajos arqueológicos en el área Guane en 1982, trabajó

esto último, financiado por la Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales,

intentando delimitar el territorio Guane; excavó tres tumbas de pozo con cámara lateral en las

que se hallaron varias urnas funerarias para enterramiento secundario. El material cerámico es

típico del Magdalena Medio, descartándose la ocupación Guane del territorio de Llano de

Palmas (municipio de Rionegro, Santander), confirmando por su parte, la del grupo Yareguí.

Balance General de la Región

El Valle del Magdalena, ruta natural para la migración humana, desempeñó un papel de

primera magnitud pues por él se desplazaron en diferentes épocas grupos humanos que, de

acuerdo con el momento histórico, poseían diversos grados de desarrollo cultural.

De acuerdo con las investigaciones de Gonzalo Correal sobre la etapa de cazadores-pescadores-

recolectores, los primeros pobladores de nuestro territorio ingresaron por el Istmo de Panamá y

fueron avanzando hacia la costa, evitando las zonas inundables, desplazándose posteriormente

por diversas rutas naturales, una de éstas, el valle del río Magdalena que los conduciría hacia el

interior del país.

La localización de los sitios arqueológicos se ha dificultado por el hundimiento progresivo de la

cuenca del Magdalena, fenómeno que ha destruido incontables yacimientos. Sin embargo,

algunas de las estaciones arqueológicas correspondientes a esta época se encuentran localizadas

generalmente sobre terrazas inundables próximas a las ciénagas o confluencia de los ríos, sitios

estos que presentan una mayor disponibilidad de recursos. Dichas estaciones corresponden,

Page 70: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

70

generalmente, a estaciones temporarias al descubierto, con industrias líticas denominadas de

chopper y chooping tools, que presentan algunas variantes locales determinadas por la

adaptación a diferentes ecologías. Sitios de este tipo se encuentran concentrados,

especialmente, en las ciénagas aledañas al río Magdalena (Ciénagas de San Silvestre y

Chucurí), prolongándose hasta los llanos de Huila y Tolima (El Hotel, La Argentina, San José y

Pachingo).

A partir del segundo milenio antes de Cristo, se modifican los aspectos cualitativos de

subsistencia en los grupos de las llanuras del Caribe, cambios que inciden en el desarrollo y

evolución de los grupos del Valle del Magdalena, en donde se da un gradual movimiento hacia

las laderas andinas, favorables para el desarrollo del cultivo del maíz, por parte de pequeños

grupos, generando, a la postre, un regionalismo marcado y el surgimiento de la jerarquización

en estas sociedades.

Los planteamientos teóricos de Reichel-Dolmatoff (1978), sugieren que algunas etnias del

primer milenio a.C. crearon complejos cerámicos de avanzada tecnología y concepción estética,

como por ejemplo los habitantes de las orillas de los ríos Ranchería y Cesar, los pobladores de

las riberas del Bajo Magdalena en las Areas del Banco, Plato y Zambrano, o los grupos

ribereños del medio y alto Magdalena (Barrancabermeja, Honda, Girardot, Espinal y el

Guamo). En estos últimos grupos es común encontrar entre sus costumbres la práctica de

entierros secundarios en grandes urnas funerarias. La importancia de estas etnias,

esencialmente selváticas, estriba en que muy probablemente formaban parte del gran horizonte

de horticultores mixtos, del cual surgieron, en algunas regiones, los cacicazgos. Algunas de las

sociedades organizadas en cacicazgos perduraron hasta la conquista española, por ejemplo los

Pantágora, Pijao, Panche y Carare en el valle del río Magdalena.

Las investigaciones arqueológicas que se han realizado en el Magdalena medio y alto

(exceptuando la región de San Agustín) han sido muy esporádicas y existen muy pocos datos

sobre el desarrollo histórico-cultural que se dió en esta amplia zona, desde las tempranas

estaciones temporales de cazadores y recolectores, hasta el advenimiento y fortalecimiento de

los cacicazgos. La mayoría de los estudios no cuentan con datación absoluta, carencia que es

una limitante para la comprensión del desarrollo cultural que se dió en las laderas andinas del

valle del Magdalena, y en las llanuras del Tolima y del Huila.

Sobre la llamada colonización maicera de las vertientes andinas, es muy poco lo que se conoce

y dado que es el eje de todo un proceso histórico cultural, es importante que se efectúen los

respectivos estudios arqueológicos y paleocológicos. Si bien es cierto que el maíz se introduce

tardíamente en las llanuras del Caribe (Momil), poco se sabe sobre la domesticación de esta

planta en Colombia o sobre la dirección de su difusión. Tan sólo se tienen unos pocos datos

sobre el cultivo temprano del maíz en San Agustín y en la Sabana de Bogotá, lo que estimula

aún más la investigación de este aspecto en los valles interandinos.

Page 71: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

71

Page 72: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

72

III. EL MACIZO CENTRAL ANTIOQUEÑO Gilberto Cadavid

Esta región corresponde al segmento de la Cordillera Central que se interna en el territorio del

departamento de Antioquia a partir del Páramo de Arboleda, región donde se encuentran las

cabeceras de los ríos Arma y Samaná Sur, que corren en direcciones opuestas, de forma que el

primero vierte sus aguas al río Cauca muy cerca del municipio de La Pintada, mientras que el

segundo avanza hacia el Oriente desembocando en el río La Miel, que a su vez, es tributario del

Magdalena. Estos dos ríos definen el límite Sur de Antioquia en Caldas, en lo concerniente a la

Cordillera Central.

Esta región, que se extiende en dirección norte por unos 170 kilómetros, aproximadamente

hasta la altura del municipio de Valdivia, transcurre entre el escarpado y angosto Cañón del

Cauca y Valle del Magdalena. Las vertientes Occidentales son más cortas y pendientes que las

Orientales que se dirigen hacia el Magdalena, formando a su paso algunas cordilleras o ramales

transversales de considerable extensión.

El Macizo Central Antioqueño está dominado por dos grandes altiplanicies de superficies

cambiantes que en ciertas áreas pueden estar disectadas y en otras presentar relieve suavemente

ondulado. Estas dos altiplanicies están separadas diagonalmente por el angosto valle del río

Cauca. Para fines prácticos se subdivide esta región en tres subregiones a saber: Altiplanicie de

Rionegro y Sonsón, Valle del río Medellín y Altiplanicie de Santa Rosa de Osos.

Page 73: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

73

Altiplanicie de Rionegro y Sonsón

Para definir el contorno de esta altiplanicie se toma como referencia la cota de nivel de los

1500 m.s.n.m.

Sus límites por el sur están dados por la divisoria de aguas entre los ríos Arma y Samaná Sur en

el páramo de Arboledas, que sirve así mismo de límite departamental entre Antioquia y Caldas,

por el Este. Siguiendo la mencionada cota se va conformando una altiplanicie con numerosas

digitaciones que se extienden hacia el cercano valle del Magdalena llegando hasta la altura de

la población de Cisneros, que sería el punto extremo sobre el norte; por el Oeste, a partir del

límite departamental se conforma la altiplanicie desde el municipio de Sonsón extendiendo sus

ramificaciones hacia el Cañón del Cauca, cerrándose posteriormente a lo largo del Valle del

Page 74: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

74

Río Medellín, sobre la población de Cisneros.

En cuanto a su relieve, aunque se trata de una altiplanicie, tiende a ser relativamente quebrado

destacándose especialmente los Altos del Cóndor (2800 m.s.n.m.) en cercanías del municipio

de Sonsón, el páramo de Sonsón (3200 m.s.n.m.), Cerro de los Parados en cercanías del

municipio del Cármen de Viboral, Cuchillas de San Rafael y Altos del Tablazo (3100 m.s.n.m.)

en inmediaciones de Río Negro y Cuchilla de Machado (2200 m.s.n.m.) contigua al municipio

del Peñol.

Respecto a su hidrografía, la cordillera Central en este sector sirve de divisoria de aguas entre

las cuencas de los ríos Cauca y Magdalena, siendo más numerosos, largos y caudalosos los ríos

tributarios de este último.

Los ríos pertenecientes a la cuenca del Magdalena, son los siguientes:

Río Samaná Sur, tributario del río Miel afluente a su vez del Magdalena; Río Samaná Norte,

que tiene como tributarios a los ríos Calderas, Dormilón, San Miguel y Guatapé; Río Nare, que

recibe aguas de los ríos Pereira, Samaná Norte, Nus y San Lorenzo.

Los ríos de la Cuenca del Cauca son los siguientes; Río Arma, que recibe la confluencia de los

ríos San Pedro, Perrillo, Sonsón, Aures y El Buey; Río Poblanco, límite entre los municipios de

Fredonia y Santa Barbara, que recibe como afluentes a las quebradas Naranjala y Las Frías;

Quebrada Sinifana, que baña los Municipios de Amagá, Titiribí y Venecia.

Climatológicamente la altiplanicie en cuestión, por hallarse en su gran mayoría por encima de

la cota de los 2000 m.s.n.m., participa de los pisos térmicos templado a frío con temperaturas

oscilantes entre los 18 y 14C. Los suelos, debido a su condición topográfica quebrada, por su

origen volcánico y su alta precipitación pluvial, presentan una fuerte tendencia a la erosión,

haciéndolos improductivos e inadecuados para la agricultura.

La vegetación característica de la mayoría de su superficie es de tipo Bosque Montano Bajo y

Bosque Húmedo Premontano.

Investigaciones Arqueológicas

En el año de 1980, el ICAN inició una prospección arqueológica a cargo de Gilberto Cadavid

C., sobre una extensa región del territorio antioqueño para ubicar y tipificar asentamientos

arqueológicos, áreas habitacionales, basureros, zonas de enterramiento y cualquier otra

manifestación observable, y obtener colecciones cerámicas y líticas superficiales, para,

configurar un proyecto de excavaciones sistemáticas. Se logró identificar un buen número de

sitios arqueológicos, en cercanías de Medellín, Guarne, Rionegro, San Rafael, Santuario, El

Retiro y La Ceja, consistentes en grandes concentraciones de terrazas de habitación o "Patios

de Indios", algunos de ellos con zonas anexas de enterramiento.

Page 75: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

75

Valle del Río Medellín

El estrecho Valle del Río Medellín se encuentra ubicado aproximadamente en la parte media

del Macizo Central Antioqueño, separando las altiplanicies de Río Negro - Sonsón y Santa

Rosa de Osos. El valle se inicia pocos kilómetros al sur del municipio de Caldas y se prolonga

aproximadamente por 75 kms, alcanzando una anchura máxima de 10 kms, aunque por lo

general no sobrepasa los 5 kms. Su extremo septentrional se encuentra en la confluencia del río

Grande con el Medellín, a la altura de la población de Porcecito, allí cambia el nombre por

Porce. A partir de allí el valle se ensancha considerablemente presentando condiciones

topográficas y ecológicas diferentes.

El río Medellín, que define el valle que lleva su nombre, nace en el alto de San Miguel a 3100

m.s.n.m., y en sus 10 primeros kilómetros sobre el valle lleva una dirección aproximada norte-

sur, la cual modifica a partir de los ancones de La Estrella, en donde tuerce su curso unos

grados hacia el Este, recorriendo hasta los ancones o estrechura de Copacabana unos 25 kms

más.

Seguidamente el río toma una dirección constante noreste hasta el final del valle en la localidad

de Porcecito. Durante este recorrido recibe el curso de numerosas quebradas, especialmente

sobre su margen norte, provenientes de la altiplanicie de Santa rosa de Osos.

La topografía del valle es bastante regular, conservando en toda su extensión una altura

aproximada de 1500 m.s.n.m. Consecuentemente a su Profundidad respecto a las dos

altiplanicies que lo limitan, ejercen la función de chimenea climática, provocando una zona

sensiblemente más seca en relación a su periferia, conservando así mismo una temperatura

entre 22 y 24C, con una precipitación hasta de 2000 mm. anuales. Sus suelos por estar en

terreno plano, no presentan erosión, siendo por lo tanto, altamente favorables para la

agricultura. Actualmente la vegetación predominante en las zonas despobladas es el bosque

húmedo subtropical.

Investigaciones Arqueológicas

En cuanto al valle del río Medellín, se tiene una información a partir del año de 1938, cuando

el Dr. Félix Mejía Arango, relaciona en un trabajo de arqueología descriptiva algunos objetos

líticos encontrados en Barbosa a 5 metros de profundidad en los aluviones del río Medellín, que

pudieron haber sido manufacturados y utilizados por el hombre. Así mismo se refiere al

hallazgo de una punta de proyectil encontrada en Niquía (Bello) a 10 mts. de profundidad y sin

asociación alguna.

A partir de 1953 y 1954, se dispone de los trabajos de salvamento efectuados por el Dr.

Graciliano Arcila, en los que se refiere esencialmente a lo que denominó Estación

Page 76: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

76

Arqueológica de Guayabal (Medellín), sitio éste en donde un guaquero ubicó una serie de

tumbas de las que dio aviso al servicio Etnológico de la Universidad de Antioquia para que

pudieran ser estudiadas convenientemente. El mencionado arqueólogo, inició trabajos

arqueológicos en una tumba de pozo con cámara lateral, con una profundidad de 5 metros y un

diámetro en el pozo de 2 mts., en el interior de la cual se hallaron restos humanos en tan mal

estado de conservación que no pudieron ser estudiados, como ajuar funerario había 4 piezas de

cerámica utilitaria, 5 narigueras de oro, varios instrumentos líticos y 213 volantes de huso.

Deduce el autor que el sitio en cuestión era el poblado indígena que hallaron los españoles el 10

de agosto de 1541 y que se trataba de un sitio de textileros, a juzgar por la gran cantidad de

volantes de huso. Es quizás por esta razón que dedica especial atención a la descripción de los

volantes en cuanto a su forma y decoración, en contraste con el resto del material cultural que

apenas es mencionado superficialmente.

De otra parte, menciona el hallazgo de diversas tumbas descubiertas accidentalmente durante el

proceso de urbanización y expansión de Medellín, trabajo éste fundamentalmente descriptivo

en el que llega a concluir que se trata de tumbas de una época posterior a la de la Estación

Arqueológica de Guayabal. Complementa sus observaciones de terreno con la descripción de

algunas piezas cerámicas de colecciones particulares y del Museo de la Universidad de

Antioquia, cuyo origen y asociación generalmente se desconoce.

Posteriormente en 1971, efectúa un análisis sobre las características de los diseños de los

petroglifos de la localidad de Itagüí, de donde colige sin mayores argumentos, que son de

influencia antillana y posteriores a la introducción de la cerámica en el valle de Aburrá.

Altiplanicie de Santa Rosa de Osos

Conservando así mismo la cota de los 1500 m.s.n.m. el punto extremo hacia el Sur está a la

altura del municipio de Angelópolis sobre la Cuchilla del Romeral (2800 m.s.n.m.) que se

dilata en dirección Norte, abriéndose hacia el Este a partir del Alto del Silencio (2700 m.s.n.m.)

en inmediaciones del corregimiento de Prado, punto desde el cual el río Medellín tuerce su

curso al Noroeste. El límite de la altiplanicie por el Sureste está dado por el valle del río

Medellín hasta la desembocadura de la quebrada de San Pablo, siguiendo hasta la altura del

municipio de Carolina. El perfil de la altiplanicie conforma hacia el Noroeste numerosas

digitaciones, hasta alcanzar su máximo desarrollo a la altura del municipio de Valdivia en su

extremo Norte. El límite sobre el Oeste está definido por el Cañón del río Cauca.

Hacia el Este el relieve de la altiplanicie va descendiendo en forma de colinas piedemontanas

hacia el valle del Magdalena. Sobre este flanco drenan los ríos Nechí, Pajarito, Minavieja y

Dolores.

Climatológicamente, la altiplanicie participa en casi toda su extensión del clima frío; los suelos

Page 77: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

77

de origen ígneo, de alta acidez, pobres en nutrientes y poco aptos para la agricultura. Debido

además al relieve escarpado, tienen fuerte propensión a la erosión, especialmente en áreas

cercanas al municipio de Yarumal, en donde afloran suelos esqueléticos. El tipo de vegetación

predominante es el Bosque Húmedo Montano Bajo.

Balance General de la Región

La Arqueología del Macizo Central Antioqueño es practicamente desconocida, puesto que no

se han efectuado investigaciones arqueológicas diferentes a las de salvamento, como las

realizadas en la subregión del valle del río Medellín, que presentan resultados muy limitados.

Sobre los desarrollos culturales en las altiplanicies de Rionegro, Sonsón y Santa Rosa de Osos,

no se posee ninguna información procedente de investigaciones arqueológicas y sólo se sabe de

la existencia de los grupos humanos que las habitaron, a través de las crónicas de la conquista,

que los ubican de forma confusa y simplista, probablemente arbitraria. De las crónicas se

infiere a grandes rasgos, que los habitantes de estas regiones, en el momento de la conquista,

eran Nutabes, entre el Cauca y el Porce y Tahamíes que ocupaban la región comprendida entre

el Porce y el Valle del Magdalena. Sin embargo se evidencia en los documentos la baja

densidad demográfica imperante en toda esta región. Si bien esta visión puede ser parcialmente

verídica para el momento en cuestión, conviene tomar en cuenta los numerosos hallazgos

efectuados por parte de guaqueros durante varias generaciones en la misma región, lo que

podría significar que a pesar de la pobreza y mala calidad de los suelos, la situación

demográfica fuera diferente en siglos anteriores a la conquista.

Como puede colegirse del anterior recuento sobre la arqueología de la región del Macizo

Central Antioqueño, prácticamente todo está por hacerse, pues aparte de una base etnohistórica

que se ha empezado a consolidar en recientes trabajos de tesis para la Universidad de

Antioquia, ninguno de los temas de investigación propuestos en el presente trabajo han sido

desarrollados en esta extensa e importante región.

Page 78: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

78

IV. LA MONTAÑA SANTANDEREANA Gilberto Cadavid

Comprende la sección norte de la Cordillera Oriental, siendo ésta una de las regiones

topográficamente más compleja del país. En su diversidad están presentes los páramos que

establecen límites departamentales entre los Santanderes y Boyacá, además de los colindantes

con el territorio venezolano. En esta región se encuentran, así mismo, diversos valles, terrazas y

mesetas como la de Mogotes, Los Santos, Piedecuesta y Bucaramanga, destacándose en medio

de ellas el profundo Cañón del Chicamocha y su afluente el Suárez.

El límite sur de la región está dado por la Loma de Mascachoque, el río Huertas y el río Tolotá;

hacia el Noreste, el límite departamental entre los santanderes y Boyacá, hasta la altura de

Onzaga, para extenderse hasta el páramo de Santa Isabel en proximidades del límite con

Venezuela; de este punto, siguiendo en dirección Noreste hasta la Cuchilla de Santa Cruz y el

Páramo de los Bueyes, entrando nuevamente al territorio de Santander por el río Romeritos; el

sector occidental esta demarcado por el cauce del río Romeritos, hasta las Cuchillas de

Magueyes y Filo de La Mesa. Posteriormente la vertiente occidental de la Cordillera de los

Yareguiés, cierra el área con el cauce del río Huertas, entre los municipios de San Benito y

Suaita.

Esta región se divide en las siguientes subregiones: Cordillera de los Yareguiés, Valles

longitudinales de los ríos Suárez y Fonce, Cañón del Chicamocha, Mesetas y terrazas de la

vertiente occidental de la Cordillera Oriental y los Páramos de Oriente.

Page 79: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

79

Cordillera de los Yareguiés

Esta cordillera, localizada en el extremo occidental de la Montaña Santandereana, se extiende a

partir de la Quebrada Cimera en el Sur, hasta la confluencia del río Chucurí con el río

Sogamoso.

Transcurre esta cordillera entre el Valle del Magdalena al Oeste y el Cañon del río Suárez hacia

el Este. Su dirección aproximada es Sur-Norte y alcanza una altura máxima de 3.500 m.s.n.m.

Cuenta en su parte baja sobre el Suárez con numerosas vegas y mesetas entre las que se

destacan las de Zapatoca y Betulia, localizadas en su extremo norte. Sus tierras aunque

propensas a la erosión son aptas para la agricultura.

Page 80: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

80

Nacen en esta zona numerosos tributarios de los ríos Suárez y Magdalena. Los pertenecientes a

la Cuenca del Suárez, son: Quebradas Macangua, Cimera, Guamacá, Santa Rosa, de los Cinco

Mil, Vitoca, Chiribí y Zapatoca; por su parte los que confluyen al Magdalena, son: Las

Quebradas Alférez, Cañaveral, Fortuna, Araya, Aragua, Río Verde, que desembocan en el río

Opón, afluente del Magdalena; en su extremo norte se encuentran varias quebradas que vierten

sus aguas al río Sogamoso, siendo éstas, la Quebradas Zapatoca, Betulia, río Chucurí, río

Agualinda, y Quebrada Putana.

No se han realizado investigaciones arqueológicas en esta subregión.

Valles Longitudinales de los Ríos Suárez y Fonce

Esta subregión está conformada, realmente, por dos zonas con características topográficas y

ecológicas diferentes. La primera de éstas es el valle de los mencionados ríos con sus

respectivas cuchillas transversales. Se compone de tierras bajas entre los 500 y los 1.00

m.s.n.m., con temperatura superior a los 24ºC y expuesta a vientos secos que definen la escasez

de la vegetación en la región.

Se conforma así una zona árida con predominante vegetación xerofítica y sub-xerofítica con

suelos altamente expuestos a la erosión.

La segunda zona, está conformada por las mesetas colindantes al cañón del río Suárez,

localizadas entre los 1000 y los 1500 m.s.n.m. El relieve de estas mesetas es moderadamente

quebrado y su temperatura oscila entre los 18 y los 24ºC, con mayor humedad ambiental que la

subregión anterior, predominando la vegetación arbustil. Por sus características ecológicas, ésta

fue una de las zonas que más recursos ofreció a los antiguos pobladores y actualmente contiene

una alta densidad de población distribuida en los municipios de Guadalupe, Chima, Simacota,

Palmeras del Socorro, Socorro, Palmar, Hato, Cabrera y Galán.

Investigaciones Arqueológicas

Miguel Such Martín, efectuó investigaciones en el año de 1942 en cercanías de los municipios

de Oiba y Guápota, enfatizando en sus trabajos el estudio de las prácticas funerarias de la

región. Para el caso, excavó varias tumbas de pozo con cámara lateral en las que halló cerámica

tosca que identificó como de filiación chibcha.

Cañon del Chicamocha

Es la zona más inhóspita de la Montaña Santandereana. El río Chicamocha transcurre por un

profundo y angosto cañón en donde su cauce está a unos 400 m.s.n.m. Sus laderas son azotadas

Page 81: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

81

permanentemente por vientos cálidos y secos que provocan una Constante erosión y la pérdida

paulatina de la vegetación arbustiva y xerofítica que cubre parcialmente al Cañón.

Investigaciones Arqueológicas

La tarea investigativa en la Montaña Santandereana comienza a partir del año 1939, cuando el

Ministerio de Educación Nacional recibe un denuncio sobre el descubrimiento por parte de los

hermanos Bárcenas, guaqueros de profesión, de una cueva localizada en el municipio de la

Mesa de los Santos, en la que se hallaron gran cantidad de restos, momificados, textiles, objetos

varios de madera, concha y hueso además de numerosas cerámicas en perfecto estado de

conservación. Seguidamente el Ministerio de Educación comisionó al arqueólogo alemán

Justus W. Schottelius para que efectuara el reconocimiento de los sitios y el rescate del material

A partir de entonces, se estructuró un proyecto arqueológico que se dilató hasta 1941, año en el

que se efectuaron varias excavaciones en las Cuevas de los indios y de La Loma. La primera,

aportó un voluminoso material cultural y definió sitios de enterramiento con dos patrones

funerarios diferentes, el uno en un estrato inferior caracterizado por enterramientos secundarios

en urnas funerarias y el otro en el nivel superior, representado por momificación. Se plantea así

la existencia de dos niveles de ocupación diferentes, el inferior de probable origen caribe y el

superior de factible origen local.

En 1940, el médico Martín Carvajal, vivamente interesado por la arqueología, estableció una

tipología de entierros y describió el tipo físico de los restos humanos hallados por Schottelius

en La Cueva de los Indios, tratándose en este caso, sólo de un informe preliminar.

Edith Jiménez en 1945, elaboró una corta reseña etnoistórica sobre el pueblo Guane y reelaboró

así el análisis descriptivo del material cerámico obtenido por Schottelius en la Cueva de los

Indios.

Posteriormente, en el año de 1949, el médico Gabriel Giraldo Jaramillo excavó nuevamente en

la Cueva de los Indios obteniendo en esta ocasión una colección de cerámica Guane que se

destaca por su decoración amarilla y roja, siendo sin embargo, típica de esta zona.

Page 82: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

82

Edith Jiménez en 1945, elaboró una

corta reseña etnohistórica sobre el

pueblo Guane y reelaboró así, el

análisis descriptivo del material

cerámico obtenido por Schottelius en

la Cueva de los Indios.

Posteriormente, en el año de 1949, el

medico Gabriel Giraldo Jaramillo,

excavó nuevamente en la Cueva de los

Indios obteniendo en esta ocasión una

colección de cerámica Guane que se

destaca por su decoración amarilla y

roja, siendo sin embargo, típica de esta

zona.

En el año 1981, el Instituto Colombiano de Antropología mediante convenio con la Fundación

de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, estableció un proyecto en el que intervinieron

Gilberto Cadavid en la parte arqueológica y Jorge Morales en la investigación etnohistórica del

área Guane. En lo correspondiente a la etnohistoria se precisó el territorio ocupado por los

Guane en el momento de la Conquista. Se llegó a establecer que dicho territorio incluía la zona

de Bucaramanga y el río de Oro, revaluando anteriores versiones en las que se establecía su

límite norte en la Mesa de los Santos. Se investigaron así mismo muchos documentos y se

definió para el territorio limítrofe con sus grupos vecinos una frontera tentativa, que aún debe

ser confrontada y verificada mediante trabajos arqueológicos. Se estableció además, que

Muisca y Guane eran grupos culturales diferentes con plena autonomía política, aún cuando

mantenían estrechas relaciones comerciales, siendo la estructura social de los guanes

organizada en torno al cacicazgo de Guanentá en La Mesa de Los Santos.

El trabajo arqueológico se orientó inicialmente hacia la prospección de sitios arqueológicos

tanto del área guane como de zonas periféricas ocupadas por otros grupos, con el fin de

caracterizar los diferentes tipos de yacimientos. El trabajo se concentró en la Mesa de los

Santos, en donde se ubicaron extensas áreas de población en la parte baja oriental de la Mesa

colindante con el río Chicamocha, terrazas de cultivo en una extensión aproximada de 850

hectáreas y pictografías policromas sobre las paredes de la "cincha" o farallones sobre el

Chicamocha, cuyos motivos se repiten en los textiles y en las cerámicas. Finalmente se

efectuaron excavaciones arqueológicas en un extenso sitio de habitación (vereda de los Teres),

que correspondía a la población de Guanentá. Aquí se obtuvo material cerámico similar al

hallado por Schottelius en la Cueva de los Indios y por Arturo Vargas y Roberto Lleras en

Page 83: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

83

Villanueva; también se hallaron algunos objetos líticos y miles de conchas de gasterópodos,

que sirvieron de recurso alimenticio a los antiguos moradores de la región.

En 1983, Marianne de Schrimpff realizó un estudio sobre los textiles del Museo Casa de

Bolivar de Bucaramanga, los cuales fueron hallados por el doctor Mario Acevedo Díaz en

algunas cuevas de la Mesa de los Santos y en la Cueva de La Antigua en San Gil. En este

trabajo se hace un análisis de las técnicas textileras, sobre las fibras y tintes utilizados.

Mesetas y Terrazas de la Vertiente Occidental de la Cordillera Oriental

Esta zona está limitada por los cañones de los ríos Suárez, Fonce y Chicamocha, dichas

mesetas y terrazas están conformadas por áreas con relieve relativamente suave localizadas

entre los 1000 y los 1600 m.s.n.m. Sobresalen entre éstas las de Barichara-Villa Nueva, la Mesa

de los Santos y la Mesa de Bucaramanga. En general toda esta región comparte las mismas

condiciones climáticas, con una temperatura promedio entre los 22 y 24ºC, y una vegetación de

tipo bosque húmedo premontano.

Conviene destacar entre estas mesetas a la Mesa de los Santos, pues por su localización posee

algunas características que le son propias y prácticamente la individualizan. La Mesa tiene una

extensión de 446 Kms.2 de los cuales 132 están sobre los 1600 m.s.n.m.; su topografía es de

relieve casi plano con ligeras ondulaciones que no sobrepasan los 50 mts.; es una zona que a

pesar de su aridez se diferencia notablemente del contorno, puesto que su fisionomía vegetal ha

sido intensamente modificada por la acción humana desde los tiempos prehispánicos. En su

parte alta, las manchas de vegetación, que son muy escasas, corresponden al bosque húmedo

premontano, mientras que en su extremo sur hay algunas coberturas de vegetación de bosque

seco premontano.

Investigaciones Arqueológicas

Donald Sutherland inició trabajos en 1971, en una amplia región que comprendía los

municipios de Barichara, Jordán, Curití, Pinchote, Charalá Oiba. En sus trabajos se limitó a

excavaciones de tumbas de pozo de cámara lateral, de características muy similares a las ya

reseñadas por Miguel Such Martin; además menciona la existencia de probables sitios de

vivienda y de basureros presuntamente asociados a éstas.

En 1980, Arturo Vargas del Instituto Colombiano de Antropología, efectuó un trabajo de

arqueología de salvamento en el Barrio Mutiz de Bucaramanga en donde ubicó varias tumbas

que fueron alteradas a causa del movimiento de tierras para la ampliación de la zona

urbanizable. Excavó una tumba de pozo con cámara lateral, en cuyo interior se encontró como

ajuar funerario cerámica típica Guane, una nariguera de oro y algunas cuentas de collar en

concha de molusco. Este hallazgo fue muy significativo, puesto que planteó el hecho de que el

Page 84: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

84

grupo Guane ocupara la meseta de Bucaramanga, en épocas anteriores a la conquista.

Durante el año de 1982, Arturo Vargas y Roberto Lleras, investigadores del Instituto

Colombiano de Antropología, ubicaron y excavaron un extenso sitio en Palo Gordo, en

jurisdicción de Villanueva. Durante el proceso de excavación arqueológica encontraron varios

enterramientos de características antes no reseñadas, puesto que se trataba de fosas simples que

contenían restos de adultos en posición de decúbito dorsal, y de siete niños, algunos de estos

nonatos y neonatos los cuales estaban depositados en cerámicas utilitarias o domésticas,

evidenciando, para este momento, una alta mortalidad infantil. En cuanto al material cerámico,

están presentes los mismos tipos establecidos para la Mesa de los Santos (vereda de los Teres),

pero en proporciones diferentes. También se identificaron restos de conchas de gasterópodos,

ratones, iguanas, venados, armadillos y varios tipos de aves que figuran entre sus fuentes

alimenticias.

Finalmente en 1984, el Instituto Colombiano de Antropología, atendiendo a una solicitud del

Museo Casa de Bolivar de Bucaramanga, comisionó a Gilberto Cadavid para efectuar

excavaciones de salvamento en inmediaciones de Curití, en un cementerio indígena que venía

siendo destruido por gentes de la región. El área de enterramiento se encontró efectivamente

destruida casi en su totalidad y sólo fue posible excavar una tumba de pozo con cámara lateral

de tres metros de profundidad. La Tumba en cuestión era típica de esta zona y muy similar a las

encontradas anteriormente por Donald Sutherland (1971) en la misma región. La tumba

referida contenía los restos totalmente deshechos de una persona adulta en posición decúbito

dorsal, con un ajuar funerario consistente en un collar de cuentas de concha y un nódulo de

piedra colocado a la altura de la cabeza del difunto.

Páramos de Oriente

Esta amplia zona se extiende desde el límite departamental entre los santanderes y Boyacá,

hasta los límites con Venezuela en el departamento de Norte de Santander.

Su frontera sur está conformada por los páramos de Chontales de la Rusia y Guántiva,

extendiéndose hacia el norte hasta el páramo de Bueyes y el cerro Babilonia en donde se

encuentra el nacimiento del río Zulia.

Sobresale en esta región el nudo orográfico de Santurbán, localizado entre los municipios de

Tona, California, Mutiscua y Silos. En este lugar la cordillera Oriental se divide en dos

ramales, uno que se dirige hacia el norte formando la Serranía de los Motilones y el otro que se

interna hacia el oriente en territorio venezolano tomando el nombre de Serranía de Mérida. En

este nudo nacen los ríos Suratá, Vetas y Zulia. En esta región del páramo tiene origen

Page 85: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

85

numerosos ríos y quebradas entre los que se destacan los ríos Chicamocha, Fonce, Zulia,

Pamplonita, Cucutilla, Chitagá, Valegrá y Margua.

Investigaciones Arqueológicas

Jairo Calle Orozco y Luis Raúl Rodríguez en 1962, practican un reconocimiento arqueológico y

excavaciones limitadas en inmediaciones del municipio nortesantanderano de Mutiscua. En

este trabajo ubican cinco cuevas en los corregimientos de La Chorrera y Valegrá, en donde

efectúan recolecciones superficiales y pequeños pozos de sondeo con el fin de obtener una

muestra representativa, tanto del material cerámico, como de lítico y óseo. Concluyen del

análisis de los materiales, que se trata en este caso de un pueblo de origen Karib por los rasgos

típicos de la deformación craneana. Así mismo, establecen dos tipos de material cerámico, el

cual clasifican de acuerdo a su uso como cerámica funeraria y cerámica doméstica.

Balance General de la Región

De la anterior reseña de los trabajos efectuados en la región de la montaña santandereana

podemos concluir que todas las investigaciones con una sola excepción, se han realizado en el

área ocupada por el grupo cultural Guane, concentrándose de dicha forma en las subregiones de

las Mesetas y Terrazas de la Vertiente Occidental de la Cordillera Oriental y en los valles

longitudinales de los ríos Suárez y Fonce.

La base etnohistórica en el caso de los guanes, ha reportado una gran proporción de la

información de que se dispone hasta el momento, puesto que ha aclarado, así sea muy

parcialmente y para una época muy específica, el territorio ocupado por este grupo, las

relaciones lingüísticas y culturales con sus vecinos Muiscas, características generales de los

grupos vecinos, datos sobre la población indígena, pautas de poblamiento y características de la

vivienda, actividades económicas y especialmente detalles sobre organización social y política.

Por su parte el trabajo arqueológico, sólo ha podido sustentar y contrastar muy pocos de los

temas anteriormente mencionados, puesto que la mayoría de las investigaciones han enfatizado

y concentrado su interés especialmente en la obtención de material cultural asociado a sitios de

enterramiento, ya sea en cuevas o en tumbas, lo que tiende definitivamente: a presentar una

visión muy paralizada de la cultura Guane.

Sabemos sin embargo a través de los trabajos arqueológicos, que los Guane habitan la zona

anteriormente descrita en el momento de la conquista y que su ocupación se remonta

aproximadamente hasta los siglos XI, ó XII d.C.; que existían aldeas nucleares relativamente

grandes Los Teres, Garbanzal, San Rafael y Ventorrillo en la Mesa de los Santos y Palo Gordo

en Villa Nueva; que dominaban una avanzada tecnología agrícola representada por terrazas de

cultivo en la Mesa de los Santos; que alcanzaron un alto grado de desarrollo en las técnicas

Page 86: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

86

textileras y la existencia de numerosos sitios con pintura rupestre, en algunos casos policroma;

una gran uniformidad en cuanto a sus practicas funerarias, tipos cerámicos en general son

compatidos en su territorio, con algunas variaciones locales en cuanto a su frecuencia.

En general, para toda la región de la montaña santandereana quedan numerosos problemas por

investigar, comenzando por el establecimiento de secuencias culturales y desarrollo de los

diferentes grupos, delimitación de fronteras, relación de los grupos entre sí, definición de

patrones de asentamiento, desarrollo de la agricultura y manejo de diferentes sistemas agrícolas

y sus respectivas técnicas asociadas, rutas de comercio e intercambio, relaciones de los grupos

de la montaña santandereana con los de la región del Medio y Alto Magdalena y con los de las

regiones colindantes del Oriente.

Algunas de las zonas de la montaña santandereana, por sus características ambientales han

permitido la conservación de restos humanos, posibilitando de esta forma las investigaciones

sobre antropología física y paleopatología. La misma condición ambiental ha favorecido los

textiles y demás objetos de madera, concha y hueso, permitiendo por su perfecto estado de

conservación estudios detallados de cultura material y su tecnología, condición ésta que no se

presenta en casi ninguna otra región del país.

Page 87: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

87

V. LA ALTIPLANICIE CUNDIBOYACENSE Alvaro Botiva Contreras

Nota Introductoria

En este capítulo se presenta una aproximación al conocimiento del Período Prehispánico

del altiplano Cundiboyacense; para su elaboración se recurrió a la consulta de la

bibliografía arqueológica existente para esta región.

A lo largo de 51 años de investigación arqueológica en el altiplano (1937-1988) se ha ido

complementando la información; cada trabajo hace énfasis en aspectos distintos, tanto que,

a veces, da la impresión de conocer puntos de vista contradictorios. Si a lo anterior se

agregan las diversas interpretaciones sobre el poblamiento, formas de organización y

períodos de ocupación, resulta entonces claro que hacer una presentación de esta región es

tarea difícil aventurada.

Las anteriores consideraciones significan que en el proceso de elaboración de este capítulo

se dieron varias direcciones. En primer lugar, teniendo en cuenta que las investigaciones

sobre el período precerámico fundamentalmente han estado dirigidas por un reducido grupo

de arqueólogos que ha implementado una metodología unificada, se presenta la

información de acuerdo al orden cronológico de datos, retomando en varios casos las

secuencias de las excavaciones, sin querer mostrar procesos unilineales en sentido

evolucionista; sin embargo en el estado actual de los conocimientos se puede observar una

secuencia de poblamiento en la Sabana de Bogotá y sus alrededores que abarca varios miles

de años, período en el cual se presentan sucesivos complejos culturales.

Puede, en segundo lugar sintetizarse la información sobre el "Período Herrera" partiendo de

los resultados de las pocas investigaciones adelantadas sobre dicho período. No sobra

aclarar que con los datos disponibles es demasiado arriesgado definirlo cultural y

cronológicamente. El "Período Herrera" debe entenderse como un complejo Formativo de

la Sabana de Bogotá. A través de los datos el lector podrá observar cómo las evidencias

culturales que se asocian con este período son fundamentalmente la cerámica y las pautas

de asentamiento que corresponden a una sociedad con una agricultura desarrollada.

Los vestigios se encuentran junto con elementos del período lítico, o en sitios ocupados

más tarde por los Muisca, sin una continuidad cultural, con excepción de la aparente

transición Herrera-Muisca que se presenta en el yacimiento de Tunja.

Page 88: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

88

En tercer lugar, con relación al último período de ocupación Prehispánico en el Altiplano

Cundiboyacense no se pretende mostrar un punto de vista sobre lo que fue la sociedad

Muisca; ni plantear una interpretación sobre esta etnia; por el contrario, se piensa que un

buen punto de partida puede ser el hacer referencia a las investigaciones realizadas en el

campo de la arqueología pues, por una parte se pueden apreciar las diferentes metodologías

empleadas, por otra, observar hasta que punto el registro, manejo de información y

descripción de los vestigios permite conocer el pasado histórico y finalmente ver como la

relación arqueología-etnohistoria complementa el conocimiento sobre las comunidades

indígenas para el período de conquista. Sabemos que para el grupo Muisca existe una

valiosa información en las crónicas y datos de archivos de los siglos XVI, XVII y XVIII.

Esta da bases sólidas para elaborar una historia general a partir de la fecha de contacto

(1537) y permite lograr reconstrucciones sobre la última parte del período anterior al

proceso de conquista en ésta región. Si bien existe abundante información sobre los Muisca

en trabajos de historiadores, antropólogos, lingüistas, etnohistoriadores, arqueólogos, etc.,

sólo retomarnos los últimos por tratarse de un balance arqueológico 1 , de otra parte la no

inclusión de trabajos relacionados con las zonas limítrofes del territorio Muisca se debe a

que éstos van reseñados en otros capítulos.

En síntesis, sobre este período se presentan los datos básicos obtenidos por la arqueología

en general para el territorio Muisca y en particular de acuerdo a la división territorial

establecida por Falchetti y Plazas (1973), para el siglo XVI (zipazgo, zacazgo y territorios

independientes), también se incluyen los resultados de algunos trabajos recientes sobre los

Muisca, a partir de la consulta de documentos de archivo. Estos trabajos reafirman la

necesidad de estudios regionales y sugieren que los Muisca del Sur (Cundinamarca) y los

del Norte (Boyacá) no tuvieron la homogeneidad que se ha creído.

Page 89: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

89

Descripción Geográfica

La altiplanicie Cundiboyacense se haya encerrada por una serie de ramales principales de la

Cordillera Oriental que en este sector forman el límite entre dos cuencas hidrográficas: la

del río Magdalena y la del río Orinoco.

Componen esta región tres grandes altiplanicies que se conectan con otras de pequeña

extensión. Tienen alturas que fluctúan entre los 2.500 y 2.760 m.s.n.m. Hacia el sur se

ubica la de Bogotá, que con aproximadamente 1.200 Kms. de superficie plana, es la más

extensa. Desde ésta, remontando el río Funza se llega a la llanura del Sisga y luego a la de

Chocontá.

La Sabana de Bogotá está separada de la altiplanicie Ubaté-Chiquinquirá (en la cual se

encuentra el lago de Fúquene y las llanuras de Languazaque y Guachetá), por una cuchilla

montañosa. La otra altiplanicie es la de Sogamoso, se extiende desde la región de Duitama

hasta los bajos de Tópaga. Desde Sogamoso se asciende a Paipa y desde allí hacia el sureste

Page 90: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

90

de las llanuras de Tunja, Toca y Siachoque. Al lado opuesto, hacia el noroeste se encuentra

la llanura de Santa Rosa.

Existen además altiplanos independientes, cuyas salidas no desembocan en ninguna de las

grandes altiplanicies. Entre ellos se encuentra: el Valle de la Laguna donde se localizan las

poblaciones de Samacá, Sora y Cucáita; los llanos de Sáchica y Leyva y la llanura de

Floresta y Belén,

En toda el área, tanto en los altiplanos, en los páramos y vertientes, se encuentran espacios

bañados por arroyos y ríos que corren entre terrazas antiguas de 10 a 20 mts. de altura.

Estrechos y profundos valles transversales se comunican con otros longitudinales y estos

últimos forman un corredor continuo; en otros como en el río Sogamoso, se observan

profundos cañones, debido a la erosión.

Los ríos de la vertiente oriental de la altiplanicie se inician en el páramo de Sumapaz. El río

Negro, que tiene sus cabeceras al suroeste de Bogotá, forma una corriente longitudinal

entre los páramos de Cruz Verde y Chingaza, y sale de la cordillera al sur de Villavicencio;

recibe en su recorrido los ríos Guatiquia, Upín, Guacabía y Humea. En el trayecto de los

ríos que forman las cuencas del Guavio, del Garagoa, Lengupá y Upía, también se forma un

continuo de valles longitudinales.

En la vertiente occidental que es parte de la cuenca del río Magdalena, se presenta una

estructura hidrográfica más variada; el eje de ésta es transversal y se extiende desde las

fuentes del río Bogotá, en dirección suroeste, hasta cerca de Ambalema. Este eje es una

proyección de la divisoria de aguas que corre a través del centro de la altiplanicie, entre

Tunja y la laguna de Tota. Comprende los siguientes ríos: el Sumapaz, que desarrolla sólo

en pocos sectores direcciones longitudinales; el río Funza, el más largo y el que más

profundamente penetra en la cordillera, recibe antes de salir del altiplano por el sur, una

serie de pequeños afluentes; el río Negro cuyos tributarios superiores llegan hasta el borde

de la Sabana de Bogotá, el río Minero que tiene una extensión longitudinal mucho mayor,

se conoce como río Carare a partir de su cauce medio; tanto el anterior como los ríos Opón

y Colorada se limitan a la zona periférica occidental de la cordillera; el río Sogamoso,

formado por los ríos Suárez, Saravita y Chicamocha tiene fuentes que lindan con las del río

Bogotá.

El relieve, en asocio con la temperatura de clima ecuatorial (en el cual los períodos

estacionales no son térmicos sino hídricos), es la causa principal de las lluvias y su

concentración espacial en las cumbres y altas vertientes, por ello se produce una variedad

de climas, suelos y vegetación.

Page 91: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

91

La temperatura media de las altiplanicies es de 13.5°C con variaciones en los promedios

mensuales inferiores a 1°C pero con oscilaciones diurnas mayores de 25°C. La

precipitación anual varia entre 580 y 1000 mm.

En la actualidad las áreas de Bogotá, Ubaté y Sogamoso presentan una formación vegetal

denominada "bosque seco montano bajo" comprendida entre los 2.000 y los 3.000 mts. de

altura sobre el nivel del mar. En síntesis las altiplanicies y sus alrededores (serranías y

páramos) constituyen un mosaico climático y ecológico; que ofrece excelentes condiciones

para la vida humana.

El clima y la vegetación han sufrido cambios significativos en el transcurso del tiempo, que

se conocen a través de análisis de polen procedentes de varios sitios de la Sabana de

Bogotá. La siguiente secuencia se basa en los perfiles de los sitios Páramo de Sumapaz y

Laguna de los Bobos, El Abra y Tequendama realizados por Thomas Van Der Hammen y

Gonzalo Correal Urrego (1962, 1969- 1977).

Las ocupaciones prehispánicas

Con base en lo expuesto se considera que esta región debe entenderse a través de los diversos

procesos socioculturales que se dieron dentro de una temporalidad de más de 13.000 años y era

una zona que comprende sabanas, valles, llanuras y vertientes.

A partir de 1970 se tiene información sobre los primeros habitantes que ocuparon la altiplanicie

cundiboyacense; fueron grupos de cazadores que vivieron bajo abrigos rocosos y en

campamentos al aire libre; éstos se han asociado con una etapa lítica o precerámica. Las

evidencias se han registrado en la Sabana de Bogotá; al Este, en la región del Guavio y al

Occidente en la vertiente del Magdalena; en una época de fuertes cambios climáticos (del final

de la última glaciación).

El período se extiende aproximadamente desde el año 12.400 al 3.270 A.P. Los vestigios

arqueológicos muestran una tecnoeconomía basada en el trabajo de la piedra para la caza, el

faenado de animales de presa y la recolección, por grupos que debieron estar organizados en

pequeñas familias o bandas. Hacia el final del período se presenta en Zipacón la coexistencia de

patrones de subsistencia basados en la caza, la recolección vegetal y animal con prácticas

agrícolas y además la presencia de cerámica correspondiente a un nuevo período cultural

denominado "Herrera"

Los habitantes de este período fueron los primeros alfareros de la región y conocieron la

agricultura, pero también ocuparon abrigos rocosos y campos abiertos en la Sabana de Bogotá,

la vertiente del río Guavio, el Alto Valle de Tenza, la Altiplanicie de Tunja y los alrededores de

la Sierra Nevada del Cocuy. Se cree que los individuos de este período posiblemente provenían

Page 92: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

92

del Valle del Magdalena.

Los resultados de las excavaciones en la Sabana de Bogotá no han mostrado una continuidad

cultural entre los habitantes de este período y los Muisca, siendo más las diferencias que las

similitudes.

En 1984, en Tunja con base en la tipología cerámica y su posición estratigráfica, se planteó un

período de transición entre la ocupación "premuisca" y la Muisca, alrededor del siglo VII d.C.

Ya en 1937 Hernández de Alba al excavar el temple de Goranchacha en dicha ciudad,

mencionó la existencia de un pueblo anterior y diferente al Muisca. Igualmente, en las décadas

de los años 50 y 60 se señaló la posible existencia de un substrato "prechibcha" en la Sabana de

Bogotá. Al finalizar la década del 70 se planteó con base en la estratigrafía cultural del sitio de

Tequendama la existencia de un período oscuro, vacío cultural que se ha ido llenando con

estudios recientes.

La tercera ocupación corresponde a la cultura Muisca, la cual se remonta alrededor del siglo

VII d.C.. Esta se extendió por una amplia zona de la cordillera Oriental desde los actuales

municipios de Fosca, Pasca (Páramo de Sumapaz) y Tibacuy al sur, hasta los municipios de

Onzaga, Soatá y el valle del río Chicamocha al norte; por el oriente llegó hasta la vertiente de la

cordillera que da a los llanos, probablemente desde los 1.000 m.s.n.m., incluyendo los

municipios de Quetame, Gachalá, Somondoco, y Zotaquirá, y parte del Páramo de Pisba; por el

occidente abarcó una gran parte de la vertiente del Valle del Magdalena, desde la población de

Tena al Sur hasta los páramos de Chontales y Guantiva, al Norte.

El territorio ocupado por los Muisca incluyó valles interandinos con mesetas y laderas

condicionadas por diferencias altimétricas, las que implican cambios de temperatura, humedad

y precipitación; también la exposición a las corrientes de vientos húmedos y secos del Valle del

Magdalena y de los Llanos Orientales estimulan la diversidad geográfica con tierras frías,

templadas y cálidas, con una flora abundante y variada.

Page 93: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

93

Sobre los Muisca existe mucha información en crónicas, archivos y documentación

etnohistórica, a partir de finales de la primera mitad del siglo XVI. Los españoles se encuentran

con una cultura que poseía una tecnología agrícola variada, con énfasis en el cultivo del maíz

que se producía en todos los climas y constituía la base de su alimentación, junto con el fríjol,

la ahuyama y la papa; también cultivaron la calabaza, el ají, el algodón, el tabaco y la coca,

demostrando un excelente manejo en el control de los diferentes pisos térmicos de su territorio;

Page 94: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

94

explotaron las fuentes de agua salada; produjeron cerámica para uso doméstico, ritual y para el

intercambio; tuvieron una próspera industria textil y un complejo desarrollo de la orfebrería. La

circulación y el intercambio de productos se llevó a cabo en varios sitios donde se realizaban

mercados periódicos. El tributo y la distribución cacical, favoreció el aprovisionamiento regular

de las comunidades y la existencia de una especialización local en la producción de artículos.

Tuvieron templos construidos en forma circular y otros lugares de culto y ofrenda, como

cavernas, grandes piedras, lagunas y las cumbres de algunos cerros.

Los patrones de asentamiento estuvieron condicionados por la formación de grandes aldeas y la

construcción de viviendas dispersas permanentes o temporales situadas en los sitios de cultivo.

Las estructuras de las tumbas, el contenido de éstas y en general las practicas funerarias

presentan variaciones relacionadas con el personaje enterrado, ya que reflejan el status que este

tuvo dentro de su sociedad. Es importante recalcar las diferencias regionales, ya que éstas en

parte reafirman la heterogeneidad de los Muisca. Al parecer no fue una gente igual en todas

partes, la variación regional en las formas de enterramiento es muy significativa. En el

asentamiento de Soacha (Cundinamarca) (Botiva en preparación), las tumbas son rectangulares,

de poca profundidad, se localizan muy cerca unas de otras, en algunos casos superpuestas con

orientaciones variables. Menos de un 10% de las tumbas están cubiertas con lajas y sólo

alrededor del 30% presentan ajuar funerario. Los individuos en general fueron colocados en

posición de decúbito dorsal extendidos. En Guasca (Botiva, 1976) al noreste de la sabana las

tumbas en su mayoría están tapadas con lajas, el ajuar funerario es más abundante y se

encuentran tumbas de pozo con cámaras laterales. Las tumbas de Ubalá en la región del Guavio

(Botiva, 1984) al oriente de Cundinamarca son de corte trapezoidal y el personaje,

posiblemente se colocó sentado. En el Valle de Samacá (Boada, 1987), algunos individuos al

morir recibían un tratamiento muy complejo, se flexionaba el cadáver hasta dejarlo en posición

fetal, para ello muy posiblemente fue atado y envuelto en mantas. En algunos casos se les

colocó arcilla en la cabeza y los pies, luego fueron recubiertos con una capa de ceniza; se

depositaron en una tumba cuya forma variaba entre oval, pozo redondo y pozo con nicho.

Cuando se utilizó el último tipo de tumba, el cuerpo podía ser puesto en posición sentada o

acostada. En este sitio también se encontraron entierros de infantes en vasijas funerarias. En

síntesis el tratamiento de los cuerpos, el complejo ritual funerario y toda la variabilidad de

información que ofrecen los reportes arqueológicos confirman que los Muisca no fueron tan

homogéneos como se ha creído.

Al finalizar la década de los años 70, Reichel-Dolmatoff (1978) planteó que eran muy pocas las

investigaciones arqueológicas que corroboraban dichas apreciaciones; que no se habían

encontrado las grandes aldeas que describían los cronistas; tampoco las excavaciones

sistemáticas dejaban reconocer un solo sitio de habitación, ni ninguna planta de vivienda; y que

los pocos conocimientos sobre la cultura prehispánica Muisca se fundamentaban en hallazgos

ocasionales de piezas de oro, cerámica, textiles, tallas de piedra o madera y tumbas

Page 95: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

95

generalmente carentes de contexto; también planteó que las escasas excavaciones científicas

adelantadas en esta región referentes a los siglos antes de la Conquista se habían limitado a

problemas locales y a sitios arqueológicos superficiales; igualmente comentó lo poco que se

sabía sobre la estratigrafía cultural en el territorio Muisca; siendo así, no era posible definir las

fases de desarrollo que permitieran reconocer cambios adaptativos y sus correlaciones

tecnológicas y sociales. Además planteó que el nivel cultural logrado por los Muisca no debía

juzgarse por los escasos y sencillos restos materiales, sino en su desarrollo espiritual e

intelectual y que los verdaderos logros de los Muisca fueron sus elaboraciones religiosas y

observaciones astronómicas, elementos indicadores de un avance científico e ideológico, que

junto con las instituciones políticas, y económicas constituyeron un nivel socio-cultural que no

fue alcanzado por las otras sociedades nativas que ocuparon el actual territorio colombiano.

Válidas o no las anteriores consideraciones, el estudio de los Muisca continúa siendo tema de

interés. Actualmente, la investigación para lograr inferir los orígenes y sucesivas fases de

desarrollo de esta etnia, tiene en cuenta que ésta junto con los SUTAGAOS, TUNEBOS,

LACHES, GUANES, CHITAREROS, TIMOTOS y CUICAS formaron parte de la gran familia

lingüística Chibcha que ocupó en el siglo XVI un área conjunta de más de 70.000 Km2. Estas

sociedades guardaban entre sí muchas similitudes y relaciones; por ello el estudio de los

Muisca se viene enfocando en un marco regional, cultural y cronológico amplio que se

relaciona con los "Chibchas de los Andes Orientales". Esta denominación comprende los

grupos mencionados en una región que abarca la cordillera Oriental de Colombia desde el norte

del Macizo de Sumapaz, hasta la Serranía de Mérida en Venezuela. Lleras y Langebaek (1987).

El Período Lítico o Precerámico

Las primeras evidencias de ocupación temprana en la Sabana de Bogotá, se localizaron en

abrigos naturales (Rocas de Sevilla) en la hacienda El Abra (Zipaquirá). La investigación

adelantada por T. Van Der Hammen, G. Correal, L.C. Lerman (1970); y W. Hurt, T. Van der

Hammen y G. Correal (1976),(1977), permitió determinar las características tipológicas y

cronológicas de un conjunto lítico formado básicamente por artefactos de chert, cuya técnica

preferencial fue la percusión, para producir bordes cortantes; sólo ocasionalmente, se utilizó la

técnica de presión para producir retoques secundarios a los artefactos. Se conocieron además

las características ecológicas y adaptaciones culturales, que se dieron en la Sabana de Bogotá y

las diferentes épocas del poblamiento "pre-chibcha"; así se estableció que el desecamiento del

antiguo lago sabanero debió ocurrir entre los años 40.000 y 30.000 A.P. El período

comprendido entre los 30.000 y 20.000 años A.P. correspondió a una época fría con una

vegetación de páramo húmedo, época en la cual todavía no hay vestigios culturales. Hacia el

año 20.000 A.P. el clima se vuelve más frio aún y además muy seco. Alrededor del 12.500 años

A.P. el clima mejoró notablemente, aumentó la temperatura y la humedad, la vegetación

adquirió un carácter de subpáramo y los bosques especialmente de alisos cubrieron casi toda la

Page 96: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

96

sabana. Para esta época ya hay vestigios de la presencia del hombre, representados en carbón

vegetal y artefactos líticos, sin descartar la posible utilización de otros materiales como madera

y hueso en la fabricación de instrumentos.

La secuencia de El Abra culminó con grupos recolectores hacia el año 7.250 A.P.

El sitio Tibitó (50 Kms. al norte de Bogotá), estudiado por Gonzalo Correal U. (1981) ofreció,

por primera vez en Colombia, evidencias culturales precerámicas asociadas a restos de

megafauna (mastodonte y caballo americano) y de otras especies menores como venados. Los

vestigios se asociaron con una fecha de 11.740 + o - 110 años A.P. El material cultural,

consistió en artefactos de asta de venado, perforadores de hueso, e instrumentos líticos; un

raspador aquillado muy elaborado muestra una tecnología similar a la que se presentó en la

zona de ocupación 1 del sitio Tequendama fechada en el milenio XI A.P. Las evidencias

palinológicas de Tibitó I, revelaron un descenso en la temperatura, hasta condiciones de

subpáramo y permitieron establecer correlaciones con el estadial de El Abra (entre los años

11.000 y 10.000 A.P.). Este sitio se puede considerar como una estación de beneficio de presas

de megafauna (mastodontes) y especies menores (venados y otros).

Con los resultados de las investigaciones de Correal U. y Van der Hammen (1977) en los

abrigos rocosos del Tequendama se presentan los primeros intentos de sistematizar la

información sobre la etapa precerámica o lítica en Colombia. Los investigadores localizaron

yacimientos arqueológicos estratificados que abarcan una secuencia temporal que va desde

finales del pleistoceno (10.920 años A.P.), hasta aproximadamente el año 5.000 A.P. para las

industrias líticas precerámicas y entre los 2.500 años A.P. y la época de la conquista para los

elementos cerámicos.

En el estrato inferior de la secuencia, depositado hace aproximadamente 12.500 años, al

principio del tardiglacial, se encuentran vestigios de la presencia del hombre. Los pocos

desperdicios de talla de piedra señalan la existencia de campamentos de cacería de corta

duración. Alrededor del décimo milenio A.P. se evidencia la presencia estacionaria del hombre

por los restos de fogones y artefactos de chert de tipo Abriense, los cuales se caracterizan por la

preparación de un borde de utilización por medio de la técnica de percusión. Se supone que la

zona I de ocupación se destinó para la preparación de las presas de caza. Otros artefactos

fueron hechos con una técnica más refinada (Tequendamiense), empleando materiales más

densos y a veces provenientes de otros lugares (Valle del Magdalena). Los instrumentos

muestran retoques superficiales muy bien controlados, logrados mediante la técnica de presión

(hoja bifacial delgada, instrumento bifacial escotado, punta de proyectil y raspador aquillado).

En otros, se observan retoques secundarios muy finos en el contorno y en el borde de

utilización.

Los restos de fauna sugieren la caza del venado en un alto porcentaje y, en menor proporción,

de roedores (ratón, curí, conejo), armadillos, zorros y perros de monte.

Page 97: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

97

El conjunto de evidencias demuestra que los abrigos del Tequendama estuvieron habitados

durante el estadial de El Abra por cazadores especializados que se habían adaptado a los

terrenos semiabiertos de la Sabana de Bogotá.

La zona de ocupación II, se ubica temporalmente hacia el año 8.500 A.P., allí abundaron los

fogones y alrededor de ellos grandes cantidades de restos de mamíferos y deshechos de comida.

También se identificó un taller de artefactos líticos de tipo Abriense: perforadores, raederas,

raspadores terminales y cóncavos, (estos últimos para el trabajo de la madera) lo mismo que

artefactos de hueso.

La fauna representada indica una baja en la cacería de venados y aumento en la de roedores, lo

cual parece indicar un cambio en el modo de subsistencia de cazadores especializados a

cazadores recolectores. En esta época se dio la práctica ritual de la cremación de cadáveres,

seguida del entierro de los restos.

Entre los años 7.000 y 6.000 A.P, se presenta en la zona III de ocupación, un aumento en la

densidad de artefactos que son únicamente del tipo Abriense, y de desperdicios óseos. Se nota

la ausencia de cuchillas, raspadores aquillados y laterales; se encuentran lascas laminares,

prismáticas y raspadores cóncavos que muestran la importancia de la industria de la madera.

Para esta época disminuyen los instrumentos de hueso; se produjo un incremento de la vida en

los bosques y se dio mayor énfasis en la recolección. La caza del venado persistió, aunque

aumentó la de roedores y hay indicios de domesticación del curí. Los restos de caracoles

(gasterópodos) son más frecuentes. En los entierros se observaron esqueletos completos

colocados en posición de decúbito lateral o dorsal, con los miembros flejados; los infantes

fueron enterrados en posición de cuclillas. El ajuar funerario consistió en instrumentos de

hueso. Un entierro fue fechado en 7.200 años A.P. y otro en 5.800 años A.P.

Page 98: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

98

La fuerte abrasión dentaria, sumada a otros rasgos mandibulares, se relaciona con un régimen

de alimentos duros característico de los cazadores recolectores.

La continuidad del trabajo de G. Correal (1979), ha permitido la identificación de nuevos sitios

estratificados, uno de ellos Sueva I, se localiza en la margen derecha del río Juiquin (vertiente

del río Guavio), donde bajo un abrigo rocoso se identificaron varias unidades de estratos

culturales.

En la unidad estratigráfica 1 se encontró una baja densidad de artefactos líticos; el estrato 2

presentó mayor cantidad de instrumentos en piedra de tipo Abriense en chert rojo muy

compacto. El análisis de C 14 arrojó una fecha de 10.090 años A.P. la cual se asocia con el

entierro de un joven, cuyo ajuar funerario consistió en artefactos líticos y restos de mamíferos.

La unidad estratigráfica 3 no contenía elementos culturales; sin embargo, en el estrato 4

abundaban los instrumentos líticos en chert, asociados con fogones y restos de fauna, los cuales

fueron fechados en 6.350 años A.P. En la capa vegetal erosionada se encontraron fragmentos

cerámicos y volantes de huso de tipología Muisca.

Es de interés la presencia de hematita especular, transportada por el hombre, la cual,

igualmente es registrada en Los Alpes, municipio de Gachalá, (también en la vertiente del río

Guavio). Las evidencias de los dos sitios son similares y posiblemente éstos corresponden a la

misma oleada de individuos. La fecha más antigua se obtuvo bajo el abrigo rocoso de Los

Alpes y corresponde al año 9. 100 A.P.

Las investigaciones arqueológicas adelantadas por Sergio Rivera (1986) en el Páramo de

Guerrero, Municipio de Tausa (Cundinamarca), permitieron reconocer bajo los abrigos rocosos

de Payará, sobre la ladera occidental del embalse del río Neusa a 3.360 m.s.n.m. una sucesión

de ocupaciones humanas desde épocas precerámicas hasta tiempos recientes. Bajo una capa de

piedra producida por esfoliación se encontró la mayor densidad de elementos arqueológicos,

fragmentos de hueso calcinados, artefactos líticos de tipo Abriense, utensilios burdamente

tallados asociados a la industria de chopper y chopping tools, restos óseos de mamíferos y aves,

así como fogones, ceniza y carbón. Se sugiere que la ocupación de este estrato ocurrió entre los

años 8.000 y 6.000 A.P. (Período Hipsitermal). La riqueza de instrumentos óseos y la técnica

bien desarrollada permitió deducir que se trataba de una cultura de cazadores adaptada al

páramo; la actividad de la cacería fue perdiendo importancia, sin desaparecer, mientras crecía

la práctica de la recolección y posiblemente de agricultura primitiva. De otra parte, en la

abundante muestra cerámica se encuentran fragmentos que abarcan toda la secuencia de las

ocupaciones tardías establecidas para el altiplano cundiboyacense. Dentro de la cerámica

Muisca se identificaron tipos de diversas procedencias.

Las excavaciones de Gonzalo Correal (1979) en Nemocón 4 mostraron una secuencia que se

caracterizó, en la unidad estratigráfica 3 por una baja densidad de artefactos líticos,

instrumentos de hueso y una fauna variada representada por abundantes restos óseos de

Page 99: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

99

venados, zorros, nutrias, saínos, mapuros, jaguares y roedores. La fecha asociada corresponde

al año 7.640 A.P.

El estrato siguiente carece de elementos culturales. La unidad 5 contenía una alta frecuencia de

deshechos de talla; allí se observó un incremento de raspadores y de cantos rodados, lascas

utilizadas, núcleos y martillos relacionados con el desarrollo de la actividad recolectora;

también aumentó el volumen de huesos de roedores y se registraron crustáceos (cangrejos).

Asociados con los artefactos líticos aparecen instrumentos de hueso, principalmente punzones;

se identificaron restos humanos, aparentemente de un entierro secundario. La unidad superior

estaba representada por un mínimo de martillos que indica una menor actividad recolectora.

Los artefactos continúan siendo elaborados con una técnica simple.

Otra ocupación humana precerámica fue localizada por Liselotte de García y Silvia de

Gutiérrez (1983) en Quebraditas (Zipaquirá). La abundancia de deshechos de talla indica que se

trató de un taller lítico fechado hacia el año 5.360 A.P. El piso superior presentó evidencias del

período cerámico.

Nuevas exploraciones en 1984, en el municipio de Sutatausa (Cundinamarca), hechas por

María del Pilar Gutiérrez B. (1985), dieron lugar al hallazgo de varios sitios precerámicos con

material lítico consistente en raspadores, raederas, cuchillos los cuales permitieron estudiar sus

implicaciones funcionales de utilización y a la vez demostraron la presencia de cazadores-

recolectores en dicha zona.

Gerardo Ardila (1980-1981-1984) halló nuevas evidencias líticas y cerámicas en el municipio

de Chía.

Los cortes realizados fueron: Chía I-(La Mana), con material lítico; Chía II -(Las Peñitas), con

material cerámico y Chía III -(Las Peñitas), con material lítico y entierros.

Las excavaciones permitieron identificar tres ocupaciones, la más antigua, bajo un abrigo

rocoso (codificado como Chía III) ocurrió aproximadamente entre 7.500 y 5.000 años A.P. Esta

se asocia con un pequeño grupo de personas, quienes delimitaron las áreas de cocina, taller,

descanso y enterramiento. Los artefactos líticos son de la clase Abriense. En el sitio se

fabricaron cuchillos y raspadores en huesos de venado. La tipología de los artefactos, y la

economía de los ocupantes de Las Peñitas, son similares a la que tuvieron los habitantes, por la

misma época, en la zona III del Tequendama, Nemocón 4, Zipaquirá y Payara II. En estos sitios

fue muy importante la recolección y el consumo de caracoles, complementando la dieta con

venados y otros mamíferos pequeños.

En Chía III, se encontraron 7 entierros, todos de la misma época y contemporáneos con la

ocupación del sitio. Los cuerpos fueron enterrados en posición decúbito lateral con los

miembros flejados. El ajuar funerario consistió en artefactos líticos, y restos de venado y

conejo. La fecha obtenida en el entierro 5 es de 5.040 años A.P. Los individuos eran de talla

Page 100: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

100

media, con fuerte desarrollo muscular, cráneo dolicocéfalo, de cabeza alta, frente angosta y

corta, nariz ancha y un pronunciado prognatismo alveolar. Los restos dentarios muestran por

"primera vez" caries en épocas preagrícolas.

No se sabe si los habitantes de Chía III abandonaron la Sabana o si derivaron hacia nuevas

formas socioeconómicas en un lugar cercano. Lo cierto es que la región quedó deshabitada

temporalmente.

Entre los años 5.000 - 3.000 A.P. ocurre la segunda ocupación en Chía I por un grupo

numéricamente superior al anterior, éste ocupó un sitio a cielo abierto (terraza coluvial), sin

vinculación con los abrigos. Es probable que los habitantes que utilizaron este nuevo patrón de

asentamiento (semejante al de Vistahermosa en Mosquera y Aguazuque 1 en Soacha) también

hayan utilizado los abrigos rocosos como vivienda. Las evidencias sugieren contactos entre el

Valle del Magdalena y el altiplano. Los artefactos son de la clase Abriense, pero incluyen

cantos rodados con bordes desgastados (edge ground cobbles), raspadores planos e

instrumentos multifuncionales, asociados a la recolección y posiblemente a domesticación de

plantas, raíces y/ o tubérculos. La tradición de cantos rodados con bordes desgastados no había

sido reconocida para la etapa lítica en Colombia, pero se relaciona con otros yacimientos

(Chiriqui - Panamá) con evidencias de agricultura temprana. En Chía I también aparece un piso

de piedras fechado en 3.120 años A.P., en un estrato superior con cerámica del período Herrera.

Gonzalo Correal (1986) excavó en la hacienda Aguazuque (municipio de Soacha) un

campamento de cazadores recolectores y pescadores al aire libre, y a la vez un complejo

funerario precerámico. El asentamiento estaba resguardado de las inundaciones por hallarse

sobre una terraza que presentaba condiciones propicias para vivir y aprovechar los recursos que

ofrecían los remanentes lacustres de la Sabana de Bogotá, así como los recursos faunísticos y

vegetales de los alrededores. Además de campamento de cacería, el sitio sirvió de basurero y a

la vez como cementerio.

En la formación del yacimiento se presentan 7 unidades estratificadas. Las unidades 1 y 2, las

más bajas, son dos capas arenosas que culturalmente solo representan el fondo del entierro

inferior de la tumba doble de la unidad superior. La unidad 3 es la base de la secuencia cultural;

en esta se registraron fogones rellenos de ceniza, carbón, restos de fauna (venados, roedores,

caracoles terrestres, moluscos de agua dulce y crustáceos), artefactos líticos, pesas para redes

de pesca, plataformas concéntricas con huecos periféricos, entierros primarios, secundarios y

una tumba de pozo doble, sobre una plataforma apisonada. Los restos se encontraron cubiertos

con pintura blanca revestida con ocre, en ellos aparecen rasgos anatomopatológicos que

corresponden a treponematosis (Sífilis) avanzada. También se registró la presencia de huecos

que delimitan áreas circulares, que en un caso enmarcan la plataforma mencionada y en otros

casos aparecen independientes de dichas estructuras, configurando cobertizos en forma de

colmena.

Page 101: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

101

La unidad 4 presentó los vestigios arqueológicos de mayor interés, fechados en 4.030 años A.P.

Allí se encontró un entierro humano; los restos se hallaron cubiertos de pintura blanca y están

asociados con artefactos líticos de la clase Abriense e instrumentos de hueso. También se

hallaron restos de cráneos con bordes biselados, decorados con incisiones rellenas de pintura

blanca, delineando motivos curvilíneos (volutas, círculos y líneas paralelas); sobre algunos de

estos se aprecia pintura de color rojo.

Los huesos largos recuperados, sin epífisis, muestran pintura plateada y blanca sobre negro, en

líneas paralelas. Esta unidad muestra un complejo funerario no definido anteriormente en

Colombia para yacimientos de cazadores recolectores; consta de 23 entierros primarios y

secundarios en disposición circular. En los primeros se incluyen mujeres, hombres y niños,

predomina el entierro doble, en posición lateral derecha o izquierda, con los miembros flejados.

Los paquetes de huesos humanos y de animales así como los huesos calcinados y cráneos

aislados sugieren la práctica del canibalismo.

La unidad 4 (2) no muestra variaciones significativas en los artefactos, restos de fauna o

entierros, con relación a las unidades superiores. En esta unidad aparecen las plataformas

circulares de color rojo con huecos rellenos de piedras areniscas angulares y huesos de

venados.

Las unidades 51 y 5

2 incluían fogones, construcciones de planta oval identificadas por huecos

de postes, entierros primarios y secundarios. A éstos se les puede asignar, por asociación

estratigráfica con el sitio (MSQ 14) Vistahermosa, fechas entre 3.400 y 3.100 años A.P.

respectivamente. Para esta última época se destaca una inhumación doble (hombre y mujer

adultos), colocados en la misma posición que los de la unidad inferior, pero con el rostro hacia

el oeste también se encontraron huesos con pintura blanca, deformación craneal fronto-occipital

y huesos largos pintados de rojo. Los entierros de niños muestran posición sedente con los

miembros flejados.

Los restos de fauna pertenecen a venados, ratones, curíes, faras y comadrejas, entre los restos

de peces se destacan el capitán y la guapucha, otros restos parecen corresponder a batracios,

(ranas), crustáceos (cangrejos), gasterópodos y moluscos, este último representado por la

especie de agua dulce (Unio pictorum) que debió servir como fuente de proteínas y para la

extracción del colorante plateado (Nácar).

Los artefactos líticos siguen siendo de la clase Abriense; pero se incluyen martillos de mano y

cantos rodados con borde desgastado (edge ground cobbles), tradición lítica similar a la de Chía

I y Vistahermosa. En este sitio se registraron punzones de hueso reconocidos también en

Vistahermosa y pesas circulares bucólicas para redes de pesca, elaboradas en cantos rodados de

arenisca.

La capa 6 solamente contiene pequeños trozos de carbón vegetal y unos pocos fragmentos

cerámicos del período Muisca. La unidad 7, la más alta, presenta cerámica moderna, vidrio y

Page 102: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

102

tiestos definidos para el período Muisca.

Los restos óseos de Aguazuque presentan rasgos ya descritos para series precerámicas de

Colombia, tales como la dolicocefalia, atrición dentaria, prognatismo alveolar moderado,

pómulos fuertemente desarrollados etc.; es importante destacar cómo por medio de los estudios

paleopatológicos se han identificado en los restos óseos de este sitio lesiones luéticas (sífilis).

En la investigación realizada en la Hacienda Vistahermosa sitio (MSQ 14) en el municipio de

Mosquera al borde de la Laguna de Herrera G. Correal, (1984) identificó una estación

precerámica abierta, con dos capas culturales. La capa 1 u horizontal A, se caracterizó por la

presencia de un piso de piedras irregulares y postes de madera en posición horizontal,

posiblemente utilizados como aisladores de humedad. Se encontraron raspadores, raederas,

lascas con borde cortante y abundantes artefactos de asta y hueso que incluyen raspadores,

perforadores, leznas, y punzones, estos últimos denominados Vistahermosa, los cuales se

caracterizan por haber sido elaborados "con la porción superior de omoplatos de venados,

presentan una parte próxima laminar oblonga y un extremo agudo". También se encontraron

fogones y entierros humanos, destacándose un esqueleto completo rodeado por cinco cráneos.

Los restos de fauna incluyen mamíferos, aves y caracoles los cuales indican actividades de

cacería y recolección. Esta capa fue datada en 3.135 años A.P. La capa 2 presenta artefactos de

piedra y hueso; fue fechada en 3.410 años A.P. La presencia de basalto sugiere

desplazamientos entre esta parte del altiplano y el Valle del Magdalena.

María Victoria Palacios (1972), excavó en las colinas del Alto de La Cruz, cerca de Bojacá

(Cundinamarca). Encontró esqueletos humanos cuyos cráneos fueron definidos como

dolicocéfalos, con un índice promedio de 66.8%, por lo cual la investigadora supuso

contemporaneidad con la etapa precerámica. También encontró asociación con artefactos

líticos, trabajados por percusión y retocados por presión. Además registró instrumentos de

hueso (agujas, un cuchillo y un pulidor). Los artefactos y los restos de fauna los relacionó con

actividades de caza y recolección.

El Periodo Herrera (3)

La investigación de Gonzalo Correal U. y María Pinto Nolla (1983) en Zipacón sugieren que

los desarrollos agrícolas alfareros en la Sabana de Bogotá se remontan más allá del año 3.270

A.P. Esta fecha modifica la periodización cultural anteriormente establecida, con base en la

información de la zona IV de ocupación del Tequendama con prácticas agrícolas por el año

2.225 A.P. Los hallazgos de Zipacón muestran la coexistencia de patrones de subsistencia

basados en la cacería y la recolección, el cultivo incipiente de maíz y batata. Este sitio, además

de suministrar la fecha más antigua para la cerámica de la Sabana, permite una visión más

concreta sobre los acontecimientos ocurridos hacia el cuarto milenio A.P., esclareciendo en

Page 103: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

103

parte, el vacío de información que existía. Según Correal y Pinto, el aspecto de mayor interés es

la presencia de los tipos cerámicos del "Período Herrera", "Zipacón Cuarzo Fino", "Zipacón

Rojo sobre Crema". La cerámica de este sitio se ubica entre principios del segundo milenio

a.C., y primeros siglos D.C. Los artefactos líticos obtenidos no difieren de los ya reconocidos

en otras áreas de la Sabana.

La fauna asociada incluye mamíferos, peces, aves, crustáceos y gasterópodos (caracoles),

sobresale la presencia de restos de pecarí, que junto con la de semillas de aguacate y rasgos en

la cerámicas relacionados con otros del Valle del Magdalena, sugieren una lenta migración de

esta región hacia el altiplano, a finales de la etapa lítica, de grupos diferentes a las bandas de

cazadores que habitaron la Sabana de Bogotá durante largo tiempo. Estos eran recolectores,

horticultores y alfareros.

Los resultados de esta investigación son de gran importancia, por ser la primera vez que se

plantea una etapa antes desconocida en el desarrollo cultural de la Sabana de Bogotá como fue

el paso de la agricultura incipiente (horticultura) y la recolección, a la etapa agrícola ya

desarrollada, en Zipaquirá y otros sitios del Período Herrera. De otra parte los datos obtenidos

en Zipacón permiten ir aclarando lo relativo al "Período Oscuro" o "Vacío Prehistórico"

planteado en investigaciones anteriores, para un período comprendido entre los años 5.000 a

2.225 A.P.

Silvia Broadbent (1971) fue quien registró la cerámica Herrera (3) en los municipios de

Mosquera, Madrid y Bojacá (Cundinamarca), en sitios por lo menos del tamaño de una aldea

(aproximadamente 5 has.). La investigadora definió los tipos "Mosquera Rojo Inciso" y

"Mosquera Roca Triturada"; planteó que esta cerámicas era muy particular, y diferente a la

Muisca encontrada en los mismos sitios. Ahora, con base en los resultados de varias

investigaciones, se puede plantear que la cerámica Herrera, a pesar de su amplia distribución en

la altiplanicie cundiboyacense, es muy homogénea.

Al Período "Herrera" corresponden los desarrollos culturales ocurridos entre el precerámico

tardío y el período Muisca; Cardale de Schrimpff (1985) afirma que éste se definió

principalmente por el estilo cerámico más antiguo conocido en la Sabana de Bogotá y que, con

anterioridad a los trabajos de Broadbent, Duque Gómez (1955) y Hernández de Alba (1937)

habían planteado la existencia de sitios y objetos diferentes a los asociados con los Muisca en

esta región.

Las excavaciones de García y Gutiérrez (1983), en el abrigo rocoso Tequendama III ,

mostraron un piso de vivienda, probablemente permanente tanto para la etapa lítica como para

el período cerámico "Herrera". En este sitio también se encontraron dos pisos de piedra

superpuestos y claramente diferenciados que correspondieron a ocupaciones humanas, el piso

inferior presentó material lítico, óseo y un entierro, y el superior estaba asociado al período

cerámico.

Page 104: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

104

Gerardo Ardila (1981) identificó en el abrigo rocoso Chía II la tercera ocupación de esta zona,

por gente portadora de cerámica Herrera. La fecha obtenida fue de 2.090 años A.P. y según las

evidencias los abrigos no se utilizaron como sitios de vivienda, sino esporádicamente, como

campamentos de paso.

Uno de los trabajos más significativos

sobre el Período Herrera es el de Marianne

Cardale de Schrimpff (1981) sobre las

Salinas de Zipaquirá. Allí la ocupación

premuisca se asentó en las laderas de la

planicie o parte alta de la colina de La Sal.

En la primera mitad del último milenio a.C.

el sitio había sido desmontado y los

primeros habitantes cultivaron maíz y

quinoa. La cacería estuvo representada por

restos de venado grande, soche y curí. Se

calcula que para el primer siglo a.C.

habitaron el lugar de 35 a 70 personas. Por

el año 2.326 A.P. en Nemocón también se

producía sal por el proceso de evaporación.

En Zipaquirá durante el primer siglo d.C. se incrementó la producción de sal. Los cálculos

sugieren la presencia de 500 toneladas de fragmentos de vasijas utilizadas en la compactación

de la sal. La investigadora planteó que la población de la zona fue aproximadamente de 30.000

habitantes.

El conjunto cerámico de Zipaquirá, está representado por los tipos "Mosquera Roca Triturada",

"Zipaquirá Rojo sobre Crema", "ollas con decoración ungulada" y "Zipaquirá Desgrasante de

Tiestos". Estos comparten rasgos decorativos y aparecen asociados en sitios contemporáneos.

Un tipo adicional, en muy baja proporción, es el "Mosquera Rojo Inciso" importado tal vez de

los límites suroccidentales de la Sabana. No se sabe si se trató de un tipo cerámico del "Período

Herrera" o si fue elaborado por gentes de otra etnia, tal vez provenientes del Valle del

Magdalena.

En Zipacón y en varios sitios de Mosquera, se halló el tipo "Zipaquirá Desgrasante de Tiestos",

lo cual sugiere que la sal se transportaba en las vasijas en que se compactaba.

En la Sabana de Bogotá, Karl H. Langebaek R. y Hildur Zea S. (1983-85-86) en el sitio El

Muelle II (municipio de Sopó) identificaron tres períodos cerámicos. En el primero (Herrera) el

sitio de utilizó como basurero de una cerámica dedicada a la evaporación de aguasal.

Page 105: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

105

Los tipos cerámicos asociados son el "Zipaquirá Desgrasante de Tiesto", que corresponde a

vasijas utilizadas en la producción de sal y, en menor proporción, el "Sopó Desgrasante

Calcita", cuyas formas sugieren una función de almacenamiento. Tipos como el "Mosquera

Roca Triturada" y "Mosquera Rojo Inciso" se asocian a cerámica doméstica, comúnmente

relacionados con el "Zipaquirá Desgrasante Tiestos". Estos no se encontraron en el sitio, lo cual

hace pensar que el lugar de vivienda quedaba en las inmediaciones de El Muelle II. Los

vestigios de fauna sugieren la caza de venado grande, venado pequeño, ratones y patos.

Las características estratigráficas, y evidencias obtenidas para el segundo período identificado

en el sitio, corresponden a la cultura Muisca y probablemente El Muelle sea el antiguo

asentamiento de Meusa.

En dicho sitio entre los períodos Herrera y Muisca cambiaron las características de ocupación,

lo cual sugiere que entre estos no hay mayor continuidad cultural. Al tercer período le

corresponde la cerámica post-conquista. Langebaek (1986), compara los resultadas obtenidos

en la región de Sopó con los de otras excavaciones del altiplano. El investigador comenta que

las excavaciones en "El Muelle" brindaron la oportunidad de conocer la historia de un sitio

donde se arrojaron desperdicios de los dos períodos cerámicos previos a la invasión española;

también identificó algunos rasgos comunes para ambos períodos. Se sabe que los indígenas de

estos períodos compartieron el conocimiento de prácticas agrícolas y alfareras, escogieron el

mismo sitio para vivir y al parecer mantuvieron relaciones de intercambio que les daban acceso

a productos de lejana procedencia. Sin embargo entre los indígenas de uno y otro período

parecen haber existido más diferencias que similitudes. En la cerámica existe un evidente

contraste: el uso de pintura para la decoración en el Período Muisca, con técnicas y motivos

que recuerdan tradiciones del norte de Colombia, Venezuela y los Llanos Orientales. Tanto

Langebaek (1986) como Cardale (1981) opinan que no es difícil relacionar los tipos incisos de

dicha región con el material de los sitios de Sopó y Zipaquirá. El tipo Herrera "Mosquera Rojo

Inciso", se asemeja a vasijas encontradas en el Valle del Magdalena; este tipo no está

representado en el material de los dos sitios mencionados. Esta cerámica es común en el sur y

occidente de la Sabana de Bogotá y presenta estrecha relación con tiestos de cerámica

"Pubenza Rojo Bañada", característicos de algunos sitios de la vertiente occidental de la

cordillera. Lo anterior sugiere el traslado de dos tradiciones cerámicas en el límite entre las dos

áreas. Langebaek plantea que la relación entre el Muelle II y el Valle del Magdalena, se debe

trazar a partir de la cerámica con desgrasante de calcita (Mosquera Roca Triturada), cuyas

formas y decoración recuerdan aspectos de vasijas encontradas en Arrancaplumas, cerca a

Honda.

En cuanto al área ocupada por los Muisca fue por lo menos cuatro veces mayor que la ocupada

por los habitantes del período anterior. Estos grupos presentan diferencias en las pautas de

asentamiento. Durante el Período Herrera hay utilización de abrigos rocosos y sitios a campo

abierto, mientras que los asentamientos Muisca son únicamente de la segunda categoría.

Page 106: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

106

Durante el Período Herrera tuvieron importancia para la dieta los frutos de la caza y la

recolección, la cual se complementaba con productos de una agricultura incipiente; la

evaporación de aguasal era una actividad económica notable. Para los Muisca la economía se

basó en la agricultura desarrollada con énfasis en el cultivo del maíz. Durante el Período

Herrera es notable la ausencia de tejidos, de orfebrería y de cerámica ceremonial, lo que apunta

a diferencias en la vida ritual y espiritual. Langebaek defiende la tesis que se trata de dos

épocas en las cuales predominaron grupos de distinta filiación cultural, Herrera y Muisca, que

probablemente son de origen disímil.

Alvaro Botiva (1984), obtuvo una muestra superficial de Cerámica Herrera del tipo "Mosquera

Roca Triturada", en la Cueva del Nitro (Municipio de Ubalá) sobre la margen izquierda del río

Guavio. Esta se encontró asociada superficialmente con cerámica Muisca, pesas tubulares para

red, cuentas de collar en calcita y concha marina. Aunque no fue posible adelantar

excavaciones en dicho sitio, es interesante la presencia de dicho material en la vertiente oriental

de la Cordillera Oriental, ya que sirve como indicador de la gran expansión que tuvieron las

gentes del Período Herrera en la altiplanicie. Esta migración se confirma una vez más con el

trabajo de Sergio Rivera (1986) quien, al noroeste de la Sabana de Bogotá, en el Páramo de

Tausa bajo los abrigos rocosos de Payará, encontró cerámica de dicho período además de

Muisca y moderna. Para este sitio se planteó que pudo haber sido una estación tardía de caza y

recolección, y a la vez parte de una ruta de comercio. Es interesante observar que los dos sitios

mencionados corresponden a dos pisos térmicos diferentes, clima medio y páramo, lo cual nos

confirma que la ocupación Herrera se asentó en regiones de distintos ambientes y explotó

varios nichos ecológicos.

El sitio "La Loma" (Facatativá,

investigado por García y Gutiérrez

(1983) se caracterizó por la ausencia

total de un período lítico y el hallazgo de

abundante cerámica, instrumentos de

hueso y un fogón. La fecha 310 años

A.P., obtenida de un piso cultural, no es

del todo consistente con el tipo cerámico

"Mosquera Roca Triturada" pero

aceptable, por la asociación con el tipo

cerámico, "Funza Cuarzo Fino". Se cree

que el lugar sólo se utilizó

esporádicamente como estación de caza,

a la vez que probablemente sirvió como

refugio de los desbordes del río Chueca.

Page 107: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

107

El Período Herrera en Boyacá se remonta a una fecha de 2.160 años A.P.; ésta fue obtenida por

Virgilio Becerra (1985) en "Piedrapintada" (Ventaquemada-Boyacá). Se asocia con cerámica

Herrera, un fogón, huecos de poste, una zona de deshechos de cocina, un sector para depósito

de tiestos y una zona para la industria lítica.

Ya en 1937 Hernández de Alba, al excavar en Tunja, encontró 7 columnas de piedra que

formaban un círculo; según él, debieron ser parte de construcciones trabajadas por un pueblo

distinto al que en el mismo sitio dejó huecos de maderos de una construcción también circular.

Hernández de Alba, encontró cerámica con decoración incisa y pintada. También excavó varias

tumbas, en la No. 4 además del esqueleto, halló tiestos pintados con líneas negras, piedras de

moler y carbones; el autor es muy claro en afirmar que los cortos trabajos revelan diferentes

tipos de construcciones, dos clases de cerámica, usos funerarios, detalles religiosos,

características raciales y un llamativo problema sobre dos culturas. Es interesante anotar que el

sitio donde Neila Castillo (1984), encontró cerámica Herrera, está localizadas muy cerca de las

excavaciones hechas en 1937 por el mencionado investigador y que identificó como el Temple

de Goranchacha.

Para la región del Alto Valle de Tenza, Roberto Lleras (1986), encontró en el Municipio de

Tibaná dentro de una pequeña cueva, cerámica del período Herrera.

Las fechas entre los años 2. 180 y 2.880 A.P. obtenidas por E. Silva Celis (1981-1883-1986) en

El Infiernito, sugieren que las estructuras megalíticas orientadas Este-Oeste se erigieron durante

el período Herrera. Desafortunadamente todavía este investigador no ha publicado la

descripción del material cerámico asociado a las esculturas; sin embargo, Boada (1987) hace la

analogía de la cerámica de El Infiernito con la de Sutamarchán, Samacá y Tunja, con lo cual

deja entrever que esta cerámica es indiscutiblemente Muisca.

No sobra aclarar que dicho investigador asocia las construcciones megalíticas del observatorio

de Zaquencipa (El Infiernito) con los Muisca. Con base en la cronología que él obtuvo los

remonta a una época que oscila entre los siglos III y X a.C. Estos datos son contradictorios con

las primeras fases de la ocupación Muisca, conocida en otros documentos de la literatura

arqueológica del Altiplano Cundiboyacense.

Las investigaciones de Neila Castillo (1984), en Tunja, muestran una primera ocupación que va

desde el siglo III o IV hasta el siglo X d.C. (950 años d.C.). Esta se definió con base en una

secuencia relativa, pues solo se obtuvieron dos fechas de C-14; la primera de año 690 d.C. o

1.260 A.P. El material cerámico corresponde al complejo de cerámica incisa, caracterizado por

los siguientes tipos "Tunja Desgrasante Calcita", "Tunja Rojo sobre Crema o Gris", "Tunja

Desgrasante Tiestos", "Tunja Fino Inciso" y "Tunja Carmelito Ordinario". Estos se encontraron

estratificados en dos pozos en los estratos 8, 7, 6 y 5 y revueltos en los otros. Según Castillo,

las notables diferencias de esta cerámica con la Muisca, permitieron definirla como un

Page 108: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

108

complejo anterior. Esta primera ocupación se caracterizó por que los tipos cerámicos ya citados

que son semejantes a los del Período Herrera de la Sabana de Bogotá; no obstante, fueron

denominados de manera diferente.

A esta ocupación sigue una zona de contacto cuya duración pudo extenderse por unos 300 o

400 años a partir del siglo VII-VIII d.C., hasta el X u XI d.C. (1.170 d.C. o 780 A.P.). La

investigadora obtuvo esta última fecha en la base de la unidad 4 de los pozos T VII y T IX, de

manera que existe un lapso de tiempo de casi 500 años de diferencia entre el límite superior del

estrato 7 y la base del estrato 4, que se reparte entre los estratos 6 y 5. A este período

correspondería la zona de contacto o transición entre un complejo inciso Período Herrera y uno

pintado Muisca. Un hecho relevante es la aparición del tipo Tunja Arenoso, que la arqueóloga

presenta como la cerámica transicional en la medida que porta elementos representativas como

las formas de vasijas del período precedente y la pintura roja como técnica decorativa en la

cerámica del período siguiente; un elemento propio de esta cerámica es la variación en la pasta.

El complejo de cerámica pintada va a caracterizar el segundo período de ocupación a partir del

siglo IX d.C. Los tipos cerámicos representativos y en orden de aparición son los siguientes:

"Tunja Desgrasante Gris", "Tunja Desgrasante Fino", "Cucáita Desgrasante Blanco", "Tunja

Naranja Pulido" y "Valle de Tenza Gris (bicromo)".

Ann Osborn (1985), menciona varias alineaciones de columnas de piedra (menhires) en los

alrededores de la Sierra Nevada del Cocuy, especialmente en Chita y la presencia de abundante

cerámica del Período Herrera alrededor de éstas. Según Marianne Cardale (1985), la cerámica

se relaciona estrechamente con la excavada en Tunja por Neyla Castillo, que pertenece al

complejo de Cerámica Incisa, En la muestra abundan los cuencos hemisféricos decorados con

motivos incisos, e impresos alrededor del borde. Esta decoración a veces se combina con

franjas de pintura o baño rojo; estas formas y motivos decorativos son característicos de los

Page 109: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

109

tipos "Tunja Desgrasante Calcita" y "Tunja Rojo sobre Gris o Crema". Sin embargo se descarta

la posibilidad de comercio directo de las vasijas, ya que la pasta de la cerámica de Chita no

tiene calcita. Otros fragmentos con decoración de escobilla o superficie raspada se parecen al

tipo "Tunja Carmelito Ordinario"

Conjunto Pictográfico semejante a los del Altiplano Cundiboyacense. Río Guayabero (Foto: Alvaro

Botiva Contreras)

Entre el primer siglo a.C. y el sexto siglo d.C. W. Bray (citado por Cardale M. en Osborn

(1985), encuentra en el municipio de Carrizal una cerámica que corresponde a la denominada

Fase La Antigua. Esta sugiere relaciones entre la zona montañosa de Santander del Sur y la

parte norte de la altiplanicie cundiboyacense, durante el primer milenio d.C. última época del

Período Herrera.

Para culminar lo referente a este período podemos comentar que en cuanto al tipo de vivienda a

cielo abierto, no es muy claro todavía; Duque Gómez (1965) comenta que él excavó un bohío

circular en Mondoñedo (Mosquera Cundinamarca) que tenía cerámica diferente a la Muisca. En

Tequendama, Zipaquirá, Nemocón (Cundinamarca) y Piedrapintada (Boyacá) se encontraron

huecos de poste, recientemente en Soacha (Cundinamarca) la planta completa de un piso de

habitación o vivienda.

Las evidencias obtenidas a la fecha sobre los asentamientos del período Herrera para el

altiplano Cundiboyacense indican que fueron ocupados 9 abrigos rocosos, 4 sitios sobre colinas

Page 110: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

110

(Sauquirá en Cogua y las Salinas de Zipaquirá, Tausa y Nemocón), y 20 sitios en áreas abiertas,

(entre ellas la pequeña salina de El Muelle en la vereda de Meusa (Sopó). El reconocimiento y

distribución de 30 sitios del período Herrera muestran una ocupación extendida por todo el

altiplano (Mosquera al sur, Tunja al Norte, Zipacón al suroccidente y Ubalá al oriente), así

como en diferentes pisos térmicos, que incluyen áreas de páramo (Payará II), de clima frío

(Sabana de Bogotá) y de clima templado (en las dos vertientes Ubalá y Valle de Tenza al Este y

Zipacón hacia el oeste).

De otra parte es claro que en la Sabana de Bogotá el Período Herrera y el Muisca se encuentran

separados. En cuanto a la transición Herrera-Muisca en Boyacá, es interesante observar que la

cronología de los sitios del Valle de Samacá (Boada, 1987), plantea una alternativa de

colonización proveniente del norte que va ocupando los valles interandinos (Sutamarchán, El

Infiernito, Samacá y luego Tunja). Esta propuesta se opone a la de Castillo sobre un período de

contacto y transición entre Herrera y Muisca, puesto que se trataría de un grupo de gente que

habría llegado a asentarse en Tunja, llevando una tradición cerámica ya desarrollada.

El Período Muisca

La complejidad social, económica y política de los Muisca fue sin duda la más notable del

actual territorio colombiano en la época prehispánica. Este planteamiento se viene afirmando

cada vez más de acuerdo a la información de los cronistas, con el análisis de la documentación

de archivos que ha permitido entre otras cosas establecer el vasto territorio ocupado por esta

etnia, y con los resultados de la investigación arqueológica que han dado cuenta de los

diferentes momentos del quehacer de dicho grupo no sólo a nivel de sus elementos materiales y

económicos sino también brindando datos sobre sus asentamientos, aspecto físico y biológico,

salud y enfermedad, manifestaciones ideológicas, (arte, religión, etc.). Muestran estos estudios

también que la homogeneidad de la sociedad Muisca es aparente, puesto que hay notorias

diferencias entre los habitantes del sur y los del norte de la Altiplanicie Cundiboyacense.

El presente aparte trae los resultados obtenidos por los diferentes arqueólogos que han

estudiado la sociedad Muisca a nivel de asentamientos, arte rupestre, orfebrería, cerámica,

osteología y consulta de archivos, de acuerdo con la división territorial establecida por Falchetti

y Plazas (1973) para el siglo XVI.

José Pérez de Barradas (1941), recopiló parte de las manifestaciones rupestres de Boyacá y

Cundinamarca. El autor consideró que las pinturas no eran diametralmente opuestas a los

grabados, sino que ambas técnicas fueron utilizadas por la misma cultura. Reafirma la opinión

de Juan de Castellanos, Juan Rodríguez Freyle y Bernardo de Lugo referente a la falta de

escritura por parte de los naturales de este reino; sostuvo además que las pinturas y los

grabados no pudieron ser indicios o rudimentos de escritura. También retomó los documentos y

Page 111: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

111

comentarios de los investigadores Liborio Zerda y Miguel Triana; para plantear que el arte

rupestre ofrece la posibilidad de interpretarlo; comentó que si bien era un campo difícil de

investigar, no lo creía sin solución, pero tampoco tema propicio para toda clase de fantasías.

Jaime Jaramillo Arango (1946), describió dos piezas del trabajo orfebre de los Muisca, sus

técnicas de elaboración, y ofreció hipótesis sobre la utilización de las figuras. Planteó que si

bien el arte chibcha presentaba ejemplares de una gran delicadeza y hermosa filigrana no

obstante constituyó un tipo de orfebrería primitivo en relación con lo avanzado de la

producción metalúrgica de la Colombia Prehispánica.

Ana María Falchetti y Clemencia Plazas (1973), con base en cronistas, documentos de archivo,

mapas de los siglos XVII, XVIII y XIX, trabajos arqueológicos y otros escritos sobre los

Muisca, delimitaron el territorio de este grupo, y localizaron los asentamientos antiguos

(pueblos viejos). El mapa que elaboraron presenta los territorios del Zipa, del Zaque, y los

independientes, así como los límites externos y la colindancia con Sutagaos, Guayupes, Teguas,

Tunebos, Laches, Guanes, Muzos y Panches.

Gonzalo Correal y Jaime Gómez (1974), con base en los análisis y radiografías realizadas en

tres cráneos Muisca diagnosticaron por primera vez en Colombia, intervenciones quirúrgicas.

En el cráneo de una mujer, procedente de Sopó (Cundinamarca) además de la trepanación, se

observó una craneoplastía, compuesta de arcilla silícea de alto contenido férreo, color gris y

constitución densa. Por la obturación realizada en este cráneo se sugiere que la paciente debió

sobrevivir algún tiempo luego de la operación. En el segundo caso, otro cráneo de mujer

procedente de Belén (Boyacá), no está clara la finalidad de la trepanación que le fue practicada.

En el tercer caso sobre el cráneo de un hombre procedente de Nemocón (Cundinamarca), con

deformación (aplastamiento de la región frontal), la práctica quirúrgica trató una lesión

traumática, indicada por una fractura.

El estudio de Silvia Broadbent sobre la cerámica moderna de las altiplanicies de Cundinamarca

y Boyacá 1974 (Tausa, Ubaté, Chiquinquirá, Ráquira), es clave porque muestra la importancia

de su comercio, así como su utilización entre el campesinado; afirma también como la cerámica

moderna se ubica en dos categorías: la arraigada en la tradición indígena y la influenciada por

tradiciones foráneas, posteriores a la conquista. Esta investigación complementa los estudios

arqueológicos, pues permite señalar semejanzas con la cerámica antigua, en lo pertinente a la

fabricación. En un trabajo anterior adelantado en 1969, relaciona los hallazgos aislados y

monumentos de piedra del territorio Muisca referidos por diversos autores; estudió las terrazas

de cultivos reseñadas por Haury y Cubillos (1953), y las dividió en dos clases, de acuerdo a la

época de construcción. Esta arqueóloga además trabajó en 1964 documentos de archivo

referentes a la organización sociopolítica de los chibchas. De este estudio obtuvo información

sobre la organización interna de los grupos locales, las relaciones feudatarias entre caciques, los

derechos y funciones de éstos, los pueblos de indios. En cuanto al patrón de asentamiento

Page 112: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

112

describe un poblamiento nucleado en Partes o Capitanías, junto con vivienda dispersa.

Clemencia Plazas (1975), tomando las colecciones de orfebrería del Museo del Oro del Banco

de la República, propone una nueva metodología de clasificación empleando criterios

cuantificables, para reemplazar la apreciación visual. Esta metodología aplicada a 412 tunjos

Muisca, permitió establecer 42 criterios de clasificación. El análisis de las figuras arrojó un

listado de sus características, las cuales fueron llevadas a tarjetas de computador. Así se

obtuvieron las tablas de correlación entre dos variables y otras pruebas estadísticas. La

investigadora plantea que, para obtener una clasificación científica es necesario hacer un

análisis exhaustivo, según criterios objetivos, catalogación bien archivada, establecimiento de

tipologías por características significativas y obtención de pruebas de distribución de

frecuencias.

Lucía Rojas de Perdomo (1975),en un estudio sobre la cerámica Muisca, analizó 1817 piezas de

colecciones de varios museos y estableció tipos cerámicos referidos siempre a una zona dentro

del territorio Muisca. Mediante la consulta bibliográfica siguió la dispersión de la vasija a cuya

forma es conocida como "mocasín". Luego de un recuento sobre las investigaciones

adelantadas en el altiplano cundiboyacense, entra a estudiar la cerámica desde su aparición

hasta llegar al detalle de la cerámica Muisca, definiendo los rasgos técnicos. Con base en La

revisión de la documentación histórica sobre la cerámica, menciona los centros de producción y

las características de la cerámica funeraria. La investigadora definió las formas y variaciones en

los tipos Valle de Tenza, y Buenavista (Boyacá), Guasca y Tequendama (Cundinamarca);

retoma de otros investigadores los tipos Suta y Guatavita.

Page 113: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

113

Clara Inés Casilimas e Imelda López (1982), realizaron un estudio etnohistórico encaminado a

reconstruir la religión Muisca, desde la preconquista hasta el siglo XVII; utilizaron la

información que ofrecen los documentos coloniales, las crónicas y las investigaciones

arqueológicas. A partir de la recopilación de mitos y su posterior estudio estructural se intenta

reconstruir el templo Muisca. El área de estudio, correspondió a la región denominada

etnohistóricamente Zipazgo; sin embargo, en algunas oportunidades se recurrió a datos

arqueológicos y etnohistóricos del Zacazgo, ya sea por la carencia de información en el área

estudiada o porque los datos de una y otra se complementaban y en ciertas ocasiones son

comunes a los Muisca del sur y del norte. Las mismas investigadoras (1984), destacaron la

importancia de las "Visitas" como fuente primaria para el hallazgo de datos etnográficos que

contribuyan al conocimiento y comprensión de las etnias precolombinas, particularmente de la

Muisca. De esta forma en el estudio se recogieron datos referentes a tres aspectos de esta

cultura, a saber: ubicación de pueblos, composición interna de los repartimientos y actividad

económica local. El material etnográfico se clasificó de acuerdo a las cuencas hidrográficas

principales del territorio ocupado por el grupo Muisca. Este ordenamiento permitió distinguir y

comparar las diferentes subregiones geográficas con relación a los aspectos culturales

señalados anteriormente. De igual manera, las investigadoras elaboraron un diccionario de

topónimos en el cual reseñan a más de su ubicación (en ocasiones) su significado en lengua.

Carl Langebaek (1984, 1985a, 1985b, 1985c, 1986a), centra su interés en la información de

documentos del Archivo Nacional referentes a la organización social poblamiento, distribución

étnica y economía Muisca (producción agrícola, mercados, circulación de productos,

intercambio etc.) extendiéndolo a los demás grupos de la lengua chibcha que ocupaban la

Cordillera Oriental en el siglo XVI, especialmente los Laches. También ha orientado otros

trabajos hacia el estudio del patrón de pisos térmicos entre los grupos mencionados,

documentando la existencia de una pauta de residencia mixta, un tiempo en aldeas y otro en

bohíos dispersos, lo cual permitió una economía susceptible de incorporar artículos de diversos

climas, posición compartida también por algunos investigadores que estudian la región.

También muestra el acceso de los Muisca a los plantíos de coca durante el siglo XVI e incluye

las áreas donde se dio la producción de tabaco, yopo y coca en territorio Muisca y regiones

colindantes.

En el trabajo sobre "Mercados, Poblamiento e Integración Etnica entre los Muiscas del siglo

XVI", Langebaek (1987), analiza la distribución de productos entre los cacicazgos de habla

chibcha. Muestra como la producción y circulación de alimentos agrícolas y bienes de trabajo

entre los Muiscas fue el resultado de la autosuficiencia gracias a la utilización de diversos pisos

térmicos; el acceso a los recursos de éstos, así como el mantenimiento de posición y prestigio

político de los caciques fue una consecuencia no de la acumulación de riqueza sino de la

redistribución entre la población de los excedentes comunales (tributo) que tenía un manejo

centralizado en beneficio de la comunidad, sistema que debe entenderse como fundamental de

la organización socioeconómica entre los Muisca. Al tratar el intercambio plantea que no

Page 114: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

114

requirió de especialistas, del uso de moneda o del transporte de grandes cantidades de

productos.

Con los mercados, que se hacían en sitios según las confederaciones, se fomentó la integración

étnica. También plantea como algunos cacicazgos y pueblos intermedios fueron centros

económicos en la circulación de productos. El investigador trae además una clara descripción

de las características de los cacicazgos y los artículos de intercambio y materias primas. En

síntesis presenta un panorama general de la economía Muisca del siglo XVI.

Margarita Silva (1985), clasificó tipologicamente 506 volantes de huso Muisca procedentes de

Sogamoso, Tunja, Chiquinquirá, Pesca, Samacá, Sutamarchán, Soacha, Pasca, Guasca, Sopó,

Guatavita y 111 de procedencia desconocida pero de tipología Muisca. Todos están elaborados

en piedra negra, característica que los diferencia de los de otras culturas prehispánicas. La

tipología fue establecida de acuerdo con la función desempeñada por el volante y las diferentes

técnicas (Bororó y Bacairí) empleadas en el hilado. Las formas se identificaron por medio de

conceptos geométricos, clase de material empleado, color, dureza, peso, dimensiones, técnica

de fabricación, diseño y decoración.

Territorio del Zipa

Page 115: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

115

Para el territorio del Zipa se han realizado los siguientes trabajos:

Gerardo Reichel Dolmatoff (1943), investigó en la Vereda Panamá municipio de Soacha

(Cundinamarca), un sitio que tradicionalmente se ha denominado El Cementerio (4). Allí,

recolectó superficialmente una pequeña muestra de fragmentos de vasijas, hachas, ganchos de

tiradera, torteros de piedra con decoración grabada y empastada, fragmentos de collares de

piedra, barro y concha, una ocarina ornitomorfa y dos matrices para el trabajo del oro. El

informe no trae ningún tipo de análisis ni correlación del material.

Emil Haury y Julio César Cubillos (1953), realizaron excavaciones en Gachancipá, en la vereda

de Pueblo Viejo y en el Parque Arqueológico de Facatativá; aunque no excavaron terrazas de

cultivo, registraron buen número de ellas en cercanías de Soacha, Facatativá, Sopó, Tocancipá,

Zipaquirá, Tausa, Occidente de Chocontá y Tunja, y sugirieron que no se requirió de un sistema

social rígido para hacer estas construcciones, ni grandes grupos de trabajadores; plantearon que

la responsabilidad en la preparación de los terrenos debió recaer en la familia, como en una

sociedad rural. Referente a la ausencia de sitios estratificados y con alta concentración de

material, los investigadores hipotéticamente manifestaron que debió tratarse de una población

dispersa o a una corta historia. Con base en el estudio de la cerámica, identificaron doce tipos

con los cuales establecieron una secuencia cronológica de tres períodos, preconquista antes de

1538, colonial entre 1538 y 1820, y reciente de 1820 al presente. Propusieron un estudio del

ajuar funerario y de las tumbas para observar probables contrastes entre la cerámica funeraria y

la doméstica.

Silvia Broadbent (1962, 1969), adelantó su primer trabajo arqueológico en un cementerio

indígena (Muisca) en el barrio Tunjuelito al sur de Bogotá, en el sitio "LA CANDELARIA".

Los hallazgos consistieron en restos humanos de varias tumbas que inicialmente fueron

perturbados por trabajadores del lugar. La investigadora describe el tipo de tumbas y comenta

que hacia el borde de una terraza de formación pleistocénica halló un pequeño basurero. El

trabajo de excavación lo concentró en este depósito cultural, porque según ella correspondía a

un sitio de habitación, con una mayor posibilidad de obtener nuevos datos y además porque se

podía establecer una secuencia cultural por medio de la estratigrafía. De los cortes hechos logró

delimitar el basurero y deducir como se formó. La cerámica obtenida la llamó "Chibcha

Clásica"; a una de las clases cerámicas la designó "Tunjuelito Pintado". Además de la cerámica

encontró torteros, una cuenta discoidal de caracol, agujas, leznas de hueso y cuerno de venado,

además encontró restos de venado, curí, aves y pescados.

En otros de sus trabajos esta investigadora fue quien sentó las bases de la clasificación

cerámica para la parte sur del territorio Chibcha. Utilizó el nombre del sitio de procedencia del

material, así como las características relevantes de pasta, desgrasante, tratamiento de superficie,

decoración, etc. La seriación de la cerámica en relación con la frecuencia, la distribución por

sitios así como estratigráficamente, y la definición de los tipos cerámicos (1971-1986), le

permitieron formular un período pre-Muisca, hoy llamado Herrera, caracterizado por los tipos

Page 116: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

116

"Mosquera Roca Triturada", y "Mosquera Inciso Rojo". El tipo "Funza Cuarzo Abundante"

correspondería a una alfarería cercana al Período Muisca, representado por los tipos "Funza

Roca Triturada", "Funza Laminar Duro", "Tunjuelo Arenoso Fino Pintado", "Tunjuelo

Laminar", "Tunjuelo Cuarzo Fino", "Chocontá Arenoso Grueso", "Guatavita Desgrasante

Tiestos", "Variante Rojo Abundante y Roja Burda", "Guatavita Desgrasante Gris". Un período

moderno está representado por la cerámica "Chocontá Vidriada" y "Ráquira Desgrasante

Arrastrado".

Wenceslao Cabrera Ortíz (1970) estudió algunas generalidades de los conjuntos pictóricos de

Cundinamarca. Para su estudio retoma críticamente trabajos anteriores sobre el tema elaborados

por Miguel Triana, José Pérez de Barradas y Antonio Núñez Jiménez, centrando su interés

sobre las pictografías de las Piedras de Tunja en Facatativá. Comenta que allí se encuentra el

núcleo más numeroso que integran el llamado "Cercado del Zipa", que según él sería el

conjunto pictórico más impresionante de Colombia, por la gran cantidad de dibujos distribuidos

en 63 murales entre pequeños y grandes, pintados sobre 32 piedras.

En su escrito presenta un croquis completo de la ubicación de las piedras y describe los

pictogramas más importantes, planteando que los dibujos que trae dan una mejor idea de su

imponencia, ya que estos hablan con mayor elocuencia. Dice que no hay riqueza de los signos,

que hay una repetición muy marcada de elementos primarios o sea de figuras rectilíneas.

En el documento se muestran otros conjuntos pictográficos, el de la Vereda Chunavá en Bojacá

el cual consta de 13 piedras pintadas siendo éstas por su representación, de las más importantes.

Igualmente localiza y describe las piedras de los Cerros de Usca en cercanías a la laguna de la

Herrera en Mosquera de las cuales dice que la representación es bastante pobre. Trae otra serie

de pinturas rupestres de la Hacienda Mondoñedo y del Cerro de las Cátedras, también de

Mosquera; de Sibaté, Canoas, San Benito y Tequendama en Soacha; de Sutatausa, Suesca, Chía

y Zipaquirá. El investigador Cabrera Ortíz recalca que la destrucción de estos monumentos se

debe a la acción brutal de la ignorancia.

Elena Uprimmy (1969), excavó en el Alto de Cubia, (municipio de Bojacá), una colina rocosa

en la que encontró cerámica, artefactos líticos y restos óseos. Los pocos fragmentos cerámicos

hallados en las capas superficiales eran de tipología "chibcha", similar a la encontrada por

Reichel-Dolmatoff (1943) en Soacha y a la descrita por Haury y Cubillos (1953) para

Facatativá. En tumbas de pozo circular, oval y rectangular se encontraron esqueletos de adultos

y uno de niño, colocados en posición decúbito lateral. Luego del estudio de éstos, la

investigadora planteó que la dolicocefalia, que presentaban los cráneos era una característica

poco común en los grupos chibchas, lo cual sugiere la posibilidad de que se tratara de

individuos pertenecientes al período lítico; de ser así se explicaría la profusión de raspadores y

lascas de piedra; cuchillos en hueso de venado y restos óseos de curí, armadillo, venado,

zarigüeya y varias clases de aves. El carbón vegetal y la variedad del material hacen pensar que

el sitio fue un basurero de vivienda o un taller lítico, además de cementerio. La cerámica

Page 117: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

117

correspondería a un período más reciente ya que se trata de alfarería Muisca. La investigadora

además describió 10 pictografías con dibujos geométricos, pero no analizó el significado de

éstos por falta de elementos comparativos.

Cerca a la población de Bojacá, Mariana Brando (1971), excavó en los sitios La Fragua y

Montanel. La estratigrafía cultural observada en los cortes de 10 trincheras en ningún caso

alcanzó un metro de profundidad. Allí encontró 8 esqueletos incompletos que presentaban

aplicación de pintura roja, abundante material lítico y unos pocos fragmentos de cerámica. Las

características antropométricas, las formas de enterramiento y el material cerámico, (con el cual

estableció 13 tipos) pertenecen al grupo Muisca.

El análisis del material lítico permitió observar muchas similitudes con el encontrado en el sitio

El Abra por Correal, Van der Hammen y Hurt; dado que la investigadora no trató sobre el

período precerámico, es de suponer que la presencia en Bojacá de material lítico similar con el

de El Abra se deba a la continuación de la técnica del tallado (Industria Abriense).

Dermis H. O'Neil (1972), investigó varias terrazas de cultivo en el sitio llamado San Jorge, en

el municipio de Suba. Estas se construyeron apilando tierra en 5 estadios sucesivos. Cada una

de las 4 terrazas tiene su propia historia de construcción, no obstante ser aledañas y

contemporáneas. En sus alrededores se hallaron evidencias de un asentamiento nucleado, de 4 a

8 viviendas con áreas de cultivo. Para la época de la conquista el área inmediata estaba

densamente poblada. El mayor potencial de fertilidad del suelo se encontraba al sur de las

colinas de Suba. La cronología que estableció este investigador para el sitio, fue preconquista

tardía y post conquista (siglos XV y XVI), las evidencias según él son contemporáneas con

Facatativá, Mosquera, Cota, Tocancipá y Soacha.

Por medio del material encontrado en Pasca (Cundinamarca), Luisa Fernanda Herrera (1972),

sienta las bases para establecer la frontera Muisca-Panche. Plantea el contacto entre estos dos

grupos, bien por medio de guerras, invasión de territorios o por simple comercio e intercambio

de cultura material. El estudio, con base en información de los cronistas, aporta datos para la

historia y localización geográfica de Panches y Muiscas. Los materiales obtenidos en las

excavaciones de cinco cuevas y sitios abiertos, consisten en restos óseos humanos, de animales

e instrumentos líticos y cerámicos. Según la arqueóloga, el Páramo de Pasca era considerado

como santuario, en el cual un tipo de ofrendas consistía en depositar múcuras con huesos de

animal, conchas y cuentas de collar; en el otro se colocaban pequeños tunjos, en vasijas

cilíndricas pequeñas, de cerámica pulida y decorada con aplicaciones. La actividad económica

principal fue la agricultura del maíz complementada con animales de presa.

Page 118: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

118

Terrazas Agrícolas en Pueblo Viejo de Facatátiva. Sabana de Bogotá. (Foto: Warkick Bray)

Inés Elvira Montoya (1974), estudió pictografías de la Hacienda Terreros del Municipio de

Soacha, las cuales no se habían registrado antes. La investigadora trata en general sobre las

pictografías encontradas en Cundinamarca, las cuales se concentraron en las tierras altas y frías

ocupadas por Muisca y Sutagaos. Según ella, el diseño de las pictografías se relaciona con la

cerámica y la orfebrería Muisca, con la cerámica por ejemplo en el uso de la pintura positiva,

con predominio del color rojo. La investigadora especula al establecer relaciones con la

mitología; según ella el diseño de las pictografías se asemeja con el de las mantas, cuyos

motivos Bochica trazó sobre piedras sagradas.

La excavaciones de Alvaro Botiva C. (1976), en el municipio de Guasca y las fracciones

colindantes de Sopó y Guatavita, se concentraron por una parte en las formas de enterramiento,

tratando de establecer la relación entre el sitio, la estructura funeraria y el contenido de la

tumba. En cuanto a las formas de las tumbas, registró diferentes tipos, principalmente

rectangulares con un alto contenido de materia orgánica (tierra negra), poco profundas (1 mts.

aproximadamente) y cubiertas con lajas de piedra; tumbas de pozo con cámara lateral, algunas

con varias cámaras selladas con una laja de piedra y más profundas que las anteriores, (1.80

mts en promedio). Otro tipo de estructura funeraria consistió en una bóveda rectangular y

lateral a la pendiente de una pequeña colina; la entrada se cubría con pequeñas lajas continuas.

Referente al material óseo no fue posible su recuperación pues debido a la acidez del suelo se

hallaba prácticamente desintegrado. Por otra parte el investigador identificó varios depósitos

Page 119: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

119

arqueológicos al parecer de carácter ceremonial, localizados en las cimas de los cerros y en

cercanías a las fuentes de aguas termales, lagunas y ríos. También ubicó basureros que debieron

ser parte de áreas de vivienda; registró pinturas rupestres y 4 rocas con petroglifos. Las piezas

cerámicas las documentó individualmente en fichas de clasificación.

Marianne Cardale de Schrimpff (1981b y 1982), realizó un estudio de la cerámica Muisca

hallada en la Colina de la Sal, Zipaquirá III. Para éste partió del principio por el cual el

conocimiento superficial de la cerámica y la atribución de un estilo a un grupo étnico e

histórico no es suficiente prueba; por ello comenta lo conveniente que fue revisar las bases

sobre las cuales se fundó dicha atribución. Debido a la falta de descripciones detalladas de la

cerámica Muisca en las obras de los cronistas, la investigadora creyó necesario estudiar sitios

del período de contacto entre Muiscas y españoles (ver Marianne Cardale 1978, y Eliécer Silva

Celis 1945). Los hallazgos en dichos sitios muestran que la copa y la múcura son formas

netamente Muisca, a las cuales se ha encontrado asociada una amplia gama de otras formas

cerámicas. (ver Botiva 1976-1984; 1988 en preparación).

Con base en las excavaciones, elaboró un mapa que muestra en forma tentativa la extensión

sobre la colina de La Sal de las zonas que fueron ocupadas en los diferentes períodos: Herrera,

Muisca y Colonial. Planteó además una serie de hipótesis sobre esta colina, pues en el sitio

Zipaquirá V (ver Cardale 1981) los resultados mostraron claras evidencias de la explotación de

la sal desde una época anterior al comienzo de la era cristiana, tradición que se prolonga hasta

la ocupación Muisca.

Alvaro Botiva C. (1984), adelantó un reconocimiento de la región del Guavio, tendiente a

localizar asentamientos Muisca. En la vereda Salinas (municipio de Gachetá) excavó una

tumba de pozo e inició la excavación de un basurero de más de 5 metros de profundidad,

asociado con un taller cerámico. La principal forma cerámica (vasijas globulares de asa

maciza), al parecer, se relaciona con el transporte de aguasal. En el área de impacto de la

hidroeléctrica del Guavio (Ubalá-Cundinamarca) rescató vasijas de cerámica, dentro de tumbas

Muisca de corte trapezoidal, cubiertas con lajas de piedra. El carbón contenido en una de ellas

fue fechado en 290 años A.P. Además prospectó otros sitios de interés arqueológico como la

Cueva del Nitro o del Indio, con cerámica del tipo "Mosquera Roca Triturada" asociada con el

período Herrera.

También encontró pesas de red, cuentas de collar en concha marina y cerámica Muisca. El

investigador complementó la información obtenida con la interpretación de documentos del

Archivo Nacional del año 1670 sobre los Indios Chíos, habitantes de Gachetá, estableciendo

relaciones entre etnohistoria y arqueología de la región.

Silvia Gutiérrez y Lizelotte de García (1984), excavaron en la hacienda La Ramada (Funza-

Cundinamarca). Al adelantar el rescate de varias tumbas Muisca hallaron en un área de 200

mts2 por 0.50 mts. de profundidad, manchas de tierra negra en forma de triángulo, orientadas

Page 120: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

120

de sur a norte. Se trataba de pirámides invertidas de bases triangulares cavadas en una capa de

arcilla amarilla con intervalos regulares, variación de volumen y en orden decreciente; paralelo

a las pirámides corría un canal artificial. El relleno de todas las estructuras presentaba tierra

negra y fragmentos cerámicos, líticos y óseos.

Para las autoras se trataría de un lugar sagrado. Su interpretación se basó en la comparación y

análisis de conceptos simbólicos, míticos y rituales. El elemento que sobresalía en el sitio fue el

triángulo, como símbolo femenino, también representado en la cerámica, en los tejidos en la

orfebrería y en las pictografías. Interpretaron el conjunto de triángulos formando una línea

ondulante, como la serpiente, animal ligado a los mitos de Bachué y Meikuchuka, que

simboliza la eternidad, la encarnación, la fuerza y energía así como la fecundidad. Otro

elemento importante fue el agua, por estar en ella el origen de la vida, y ligado al mito de

Bachué cuando sale del agua, para luego convertirse en serpiente y retornar a su lugar de

origen, reapareciendo como la misma divinidad lunar Chía.

Carl Langebaek (1983, 1985d-1986b) adelantó una investigación arqueológica en el sitio El

Muelle Sopo (Cundinamarca), allí excavó una yacimiento que muestra un asentamiento del

Período Herrera, en el cual muy posiblemente explotaron una pequeña salina. Sobre éste y de

manera independiente, se asentó un grupo de la etnia Muisca. El autor describe el material

lítico, cerámico y óseo obtenido el cual corresponde a tres ocupaciones, Herrera, Muisca y

Moderno. También describe las tumbas Muisca excavadas. Complementa la información

arqueológica con datos etnohistóricos y asocia el sitio con el antiguo pueblo de indios de

Meusa.

Posteriormente el investigador expone sus apreciaciones sobre los basureros, áreas de vivienda

y de cultivo registradas en el sitio. Resume el estado de conocimiento sobre los períodos

Herrera y Muisca, y defiende la tesis que se trata de dos épocas en las cuales predominaron

grupos de distinta filiación cultural y probablemente origen disímil.

María Cristina Hoyos (1985), partiendo de los trabajos arqueológicos adelantados en Facatativá

y sus alrededores por Haury y Cubillos(1953), la información etnohistórica contenida en la obra

" Pueblo, Encomienda y Resguardo en Facatativá: 1538- 1852" de Jeanne B. de Buchanan

(1982)y con ayuda de mapas, identificó el sector correspondiente al asentamiento del cacicazgo

de Facatativá, localizado en una amplia zona al suroccidente del altiplano. Además, le atribuyó

importancia especial al sitio de Pueblo Viejo, (sobre las faldas del Cerro Manjui, entre los

caminos que van de dicha población a Zipacón y Anolaima), considerado como el pueblo del

cacique de Facatativá.

Las excavaciones le permitieron aclarar aspectos referentes al patrón de asentamiento indígena,

Para ello, localizó tres sitios que se conocen como "El Mercado", "La Iglesia de los Indios" y

"el Cementerio". Este último sitio se localiza sobre un aterrazamiento artificial y fue allí donde

se encontró la mayor concentración de cerámica.

Page 121: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

121

Como sobre la cerámica obtenida en Pueblo Viejo ya se había hecho una clasificación, la

investigadora realizó un intento de homologación de los tipos propuestos por Haury y Cubillos

(1953) con los descritos por Broadbent (1967- 1971) y Cardale (1981). Confirmó así que los

tipos clasificados como D y E por los primeros arqueólogos corresponden al tipo "Funza

Cuarzo Fino"

También analizó, mediante un estudio petrográfico, las características y composición de

algunas secciones de cerámica pertenecientes a los tipos "Funza Cuarzo Fino", "Funza Cuarzo

Abundante" y "Mosquera Rojo Inciso". Del tipo "Funza Rojo Cuarzo Fino", pudo constatar la

correspondencia de los componentes de la pasta con la formación geológica "Guadalupe" del

área de estudio. Encontró que la composición litológica de los derrubios hallados en la zona se

asemeja con la observada en las placas, lo cual indica que la cerámica se fabricó en la región.

En los otros dos tipos estudiados a través de secciones delgadas, se encontró abundancia de

feldespatos, que corresponden a zonas con rocas volcánicas. La investigadora planteó que esta

cerámica debió ser foránea, lo cual explicaría la relativa escasez de este material en la Sabana

de Bogotá. Basándose en la similitud encontrada a partir del estudio petrográfico y de la

cercanía cronológica entre los tipos "Funza Cuarzo Abundante" y "Mosquera Rojo Inciso"

propuesta por Broadbent (1971), sugiere unificarlos bajo una sola denominación.

Germán A. Peña León (1986), adelantó exploraciones arqueológicas en el municipio de

Cachipay (Cundinamarca), en busca de yacimientos arqueológicos en la vertiente suroccidental

de la Cordillera Oriental, en la cuenca media del río Bogotá, donde las vías naturales

permitieron sucesivos desplazamientos de grupos humanos, posibilitando diversas relaciones

culturales en épocas distintas. Hasta el momento ha identificado, en pequeños cortes

controlados estratigráficamente cerámicas de los períodos Herrera y Muisca asociados con

artefactos líticos semejantes a los de la tradición Abriense.

Graciela Escobar González (1986), adelantó una prospección arqueológica desde el municipio

de El Calvario hasta el de San Juanito (Meta) practicando sondeos y trincheras estratigráficas

en sitios escogidos. Este trabajo es un estudio preliminar y una de las primeras investigaciones

arqueológicas realizadas en la cuenca alta del río Guatiquia, zona muy quebrada y de grandes

pendientes, entre los 25º y 50º. El trabajo comprende una parte etnohistórica; además trae una

reseña histórica y arqueológica sobre los diferentes trabajos realizados en cercanías a la zona

estudiada.

La investigadora identificó una tumba de "Cancel o Dolmen" con cinco lajas verticales y una

horizontal. El análisis del material cultural hallado incluye la descripción lítica, cerámica y ósea

del mismo. También la descripción de los diferentes tipos de enterramiento. A manera de

conclusiones, la arqueóloga identificó parte de la cerámica como perteneciente a los tipos

Muisca "Guatavita Desgrasante Gris", y "Guatavita Desgrasante Tiesto" Para una visión más

real de la zona, se propone adelantar, una investigación sistemática, en la cuenca alta del río

Page 122: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

122

Guatiquia que incluye las poblaciones de San Juanito, El Calvario, San Francisco y Monfort .

Alvaro Botiva Contreras, Arqueólogo del ICAN adelantó (entre marzo y septiembre de 1987),

el rescate de información arqueológica de un asentamiento Muisca que se destruyó para dar

paso a la construcción de la Urbanización Portalegre de propiedad de Promotora Colmena. El

yacimiento se localizó en el municipio de Soacha al norte de la población. Allí se excavaron

133 tumbas, 4 plantas de bohíos, con sólo una puerta de entrada hacia el S.E. y un diámetro

promedio de 8 Mts.; así como varios nichos que contenían metates, manes de moler, tiestos,

restos óseos de animales y un alto contenido de materia orgánica, representado en tierra muy

negra con abundante fósforo.

Tumbas de planta rectangular. Soacha (Cundinamarca). (Foto: Alvaro Botiva Contreras)

Las tumbas en su mayoría eran de planta rectangular, poco profundas (1 metro en promedio) y

ninguna sobrepasó el estrato de arcilla lacustre. Aproximadamente el 10% de las tumbas se

hallaban cubiertas con lajas de piedra. Los cuerpos fueron enterrados en posición de decúbito

dorsal extendido y con diferentes orientaciones sobresaliendo la E-O, S-N y 10º NW. (La

orientación se tomó en relación al eje cabeza-piernas).

El material cerámico recuperado consistió en 36 vasijas representadas en mocasines, cuencos,

copas, jarras, ollas globulares de 2 asas y cientos de fragmentos; todo el material, sin

excepción, corresponde a formas y tipologías ya establecidas para los Muisca de la Sabana de

Bogotá; se obtuvo igualmente una excelente muestra de cuentas de collar de diferentes formas,

Page 123: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

123

elaboradas en concha marina. El material lítico estaba formado por 3 volantes de huso, 1

fragmento de hacha, varias manos de moler y metates. En hueso trabajado se encontró un fémur

humano aguzado en un extremo y con orificios en el otro, así como 2 agujas. Las piezas

metálicas recuperadas consisten en 1 fragmento de tunjo en cobre, un posible tejuelo del mismo

metal y una cuenta de collar en oro. La fauna presente en el asentamiento incluye venado, curí

y peces.

De acuerdo con los cortes realizados y la estratigrafía observada en ellos, se puede asegurar que

para la ocupación del sitio se adecuó el terreno nivelando el suelo con una capa de "Duripán"

horizonte de color gris claro que por la limpieza del grano permitió una fácil cementación,

convirtiéndose en una capa dura y compacta.

Los hallazgos formaban parte de un gran poblado Muisca, posiblemente anterior a la conquista,

ya que no se registraron elementos materiales de procedencia europea.

En cuanto a los restos óseos, se les prestó la importancia que éstos merecían, pues se consideró

que con la osteología se podría obtener una clara información sobre paleodemografía,

paleopatología, sexo, edad, índices antropométricos para correlacionarla con otra del

asentamiento, como tipos de tumbas, ajuar funerario, personaje enterrado, jerarquía del mismo,

cronología, etc. Si bien el material óseo humano se encontró en aparente buen estado, alrededor

del 50% estaba fragmentado. La presión de la tierra contribuyó a la deformación de los cráneos.

En los ejemplares infantiles, debido a que poseen láminas diploides muy delgadas, se

deformaron completamente impidiendo en muchos casos su reconstrucción completa.

José Vicente Rodríguez ( 1987), estudió un conjunto de 68 esqueletos de los 133 recuperados.

De éstos 39 son de mujeres (57.3%), 22 hombres (32.3%)y 7 infantes (10.3%).

Para el análisis paleodemográfico de la población, descrita en el informe tomó 6 individuos

más.

El promedio de vida de la población, incluyendo todos los períodos ontogénicos es de 33,8 ±

15.5 años. En las mujeres adultas se aproxima a 37.8 ± 10.0 años y en los varones adultos a los

41,1 ± 9.2 años, lo que indica que los hombres observan una expectativa de vida mayor que en

las mujeres.

En lo que respecta a los diferentes períodos de deceso, se observa que casi el 50% de los

decesos se produce entre los 40-54 años, el 29.7% entre los 20-39 años, el 20.3% entre los 0-19

años. Esto significa que el cementerio está constituido en casi un 80% de individuos adultos,

cifra anormal para cementerios locales prehispánicos. El investigador comenta que en el

cementerio de Soacha se enterraban individuos nativos de los alrededores, regresándolos a su

lugar natal, o simplemente falta representatividad de la población infantil, lo que incide en los

cálculos demográficos.

Page 124: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

124

A nivel dental se encontraron caries en 22 individuos (29,7 del total), de los cuales 19 (86,4%)

pertenecen a mujeres y 3 (13.6%) a hombres. La mayoría de caries de la superficie oclusal se

localizan en niños. Igualmente registró enfermedades periodentales (restos óseos de las tumbas

Nos. 6, 12, 32 y 34), que constituyen una respuesta inflamatoria a uno o más elementos

irritantes, y la presencia de cálculo dental.

En cuanto a la osteopatología, el análisis de las anormalidades del tejido óseo, permitió

diagnosticar del estado de salud o enfermedad del individuo, lo que a su vez hizo posible

establecer el grado de efectividad de la dieta alimenticia de la población estudiada y la

efectividad de su adaptación al medio ambiente, pudiéndose plantear la jerarquización social

que existiría en la distribución de algunos alimentos en la dieta de la población, tales como la

proteína animal, básica en las sociedades ganaderas y cazadoras, pero escasa en las sociedades

agrícolas que no poseen animales domésticos.

Las enfermedades más comunes en la población arqueológica de Soacha son: desórdenes

metabólicos debido a deficiencia de vitamina D (osteomalacia), lesiones de las articulaciones

(artritis reumatoide, artritis degenerativa, espondolitis anquilosante), tuberculosis de huesos y

articulaciones; los traumas (fracturas, dislocaciones, mutilaciones) son muy raros.

El análisis parcial de los restos óseos de Soacha permite una aproximación al aspecto físico de

esta población prehispánica y a la vez determinar algunos elementos de los proceso biológicos

y etnohistóricos a que estuvieron sometidos los componentes de esta parte de la sociedad

Muisca. En el análisis intragrupal se destaca la homogeneidad de la población masculina, aún

perteneciendo a diferentes generaciones, lo que demuestra su continuidad biológica, sin

descartar algunos elementos de procedencia foránea.

En cuanto al grupo de mujeres, éste es más heterogéneo, lo que indica que su procedencia es

diferente a la del grupo masculino. La estatura promedio de las mujeres es de 148,8 ± 3,49

cms., es decir, baja. Las mujeres se diferencian por tener mayor incidencia en el aplanamiento

lamboideo, lo que le dá a la cabeza una forma más corta, ancha y alta, es decir más redonda;

proporcionalmente el rostro femenino es más ancho corto y de pomulos más prominentes que el

masculino. La nariz es más ancha, corta y aplanada, las órbitas conservan las magnitudes

medias, tanto en su altura como en su anchura. El arco alveolar presenta también magnitudes

medias además del rostro, la mandíbula constituye otro elemento diferenciador entre los grupos

femenino y masculino. En las mujeres se aprecian relativamente, mandíbulas más robustas

tanto en el cuerpo mandibular como en la rama ascendente (lugar de inserción del músculo

macetero que refleja el grado de robustez del aparato masticador), ubicándose en el grupo de

mayor anchura bicondilar a nivel mundial con rama ascendente bastante ancha, superando en

magnitud a las mandíbulas de los esqueletos obtenidos en el sitio del Tequendama I, asociados

con la etapa lítica (grupos de cazadores) entre 7000- 5000 años A.P. cuya dieta alimenticia era

bastante ruda (Ver Período lítico).

Page 125: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

125

Por otro lado que el grupo femenino se distingue por una mayor incidencia de caries, mayor

atrición dental y en general mayor frecuencia de enfermedades periodentales. El mal estado de

la corteza ósea (periostio), está indicando mayor incidencia de enfermedades relacionadas con

la malnutrición, en especial con el reducido consumo de proteína y grasa animal.

De la información anterior, se colige que entre los Muisca, existió, no solamente una

jerarquización social sino también sexual, las mujeres tenían poco o ningún acceso a la carne,

consumían grandes cantidades de carbohidratos y vegetales en general, muy posiblemente

utilizaban sus mandíbulas en la preparación de alimentos (quizás La chicha). Sin embargo, el

estado de desnutrición no era crónico, ya que no se ha encontrado anemia y la osteomalacia

observada se de tipo leve. Por otro lado, la existencia de individuos improductivos, tanto por la

tuberculosis registrada, como por el anquilosamiento de la articulación sacro-iliaca, indica que

la sociedad poseía un excedente alimenticio representado en el maíz y otros vegetales suficiente

para poder sostener a las personas lisiadas por diferentes enfermedades.

Otra conclusión a la que llega el investigador Rodríguez, de acuerdo a los análisis de la

antropología física, es que la inmensa mayoría de mujeres en la composición sexual del

cementerio de Soacha confirma la poliginia, y que las mujeres provenían de grupos diferentes a

los hombres. No obstante, dentro de ellas existió una preferida, que poseía el mismo status

social del varón y por consiguiente, el acceso a prebendas en el sistema alimenticio, lo que

explicaría la existencia de mujeres sanas y de buena constitución ósea. El resto de mujeres

cumplirían las labores domésticas y de recolección de vegetales.

Esqueletos con puntas de lanzas o punzones de hueso humano (fémur trabajado) y otros de gran

estatura y fortaleza, vigorosos y sanos posiblemente correspondan a los guerreros o Guechas

que describe Fray Pedro Simón como "terribles gandules... de terrible estatura y fortaleza...

hombres de grandes cuerpos, valientes, sueltos, determinados y vigilantes" (citado por J.V.

Rodríguez, 1987).

De otra parte, es interesante observar, que en el análisis del estado de salud y enfermedad de la

población del cementerio de Soacha se observa un estado de posible confinamiento,

hacinamiento o desplazamiento producidos por la presión de algún enemigo externo. Esta

conclusión se refuerza con el análisis de las formas de enterramiento; en varios casos hay

tumbas superpuestas, enterramientos en bohíos abandonados, y alteración de nichos por

construcción de las estructuras funerarias. Estas condiciones de vida facilitaron la transmisión

de la tuberculosis.

Territorio del Zaque

En el territorio del Zaque (Boyacá) la información disponible se desglosa a continuación.

Page 126: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

126

La investigación adelantada por Gregorio Hernández de Alba en 1937 en Tunja, fue la primera

en realizarse en esta región y en el territorio Muisca.

El investigador se basó en los datos del padre Simón sobre la leyenda de Goranchacha, y según

él excavó el "Templo del Sol". Este estaba formado por dos estructuras circulares: una exterior

con soportes de piedra y varas, otra interior formada por solo varas o postes de madera. En el

centro había un eje o sostén para el techo, bajo el cual encontró huesos de niño. En los

alrededores, y sobre la superficie , el investigador localizó cerámica con decoración pintada de

color rojo oscuro formando figuras rectangulares, adornos con incisiones o relieves muy bajos

que podrían corresponder a los Muisca.

Eliécer Silva Celis (1945a), excavó varias necrópolis y sitios de habitación en Sogamoso. De

las 692 tumbas abiertas ha descrito solamente el 12%. En uno de los sitios encontró entierros

dentro de bohíos, niños colocados en urnas, inhumaciones con pintura roja previo

descarnamiento del cadáver. Enumeró los hallazgos del material lítico, cerámico, objetos de

concha marina y hueso. Las viviendas que excavó eran circulares demarcadas por las huellas de

postes, que debieron ser fuertes maderos enterrados y protegidos por medio de guijarros o

cascajo.

El mismo autor (1945b), analizó algunas características de seis cráneos (4 femeninos y 2

masculinos) y concluyó que las evidencias arqueológicas obtenidas en Cundinamarca y Boyacá

mostraban como en la constitución del pueblo Chibcha o Muisca intervinieron individuos

Page 127: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

127

braquicéfalos (80 a 85%) y dolicocéfalos (20 a 15%).

Este investigador en su trabajo de 1967 analizó con base en los resultados de las excavaciones

de Sogamoso la antigüedad de los Muisca y las ofrendas de maíz sacrificado por medio del

fuego en relación con el mito de Bochica, personaje considerado como un típico Héroe

civilizador y elevado al rango de "divinidad" entre su pueblo. Una fecha obtenida de maíz

carbonizado se remonta al año 310 d.C. 1640 + o - 50 años A.P. No obstante ser solo una fecha

sin confirmar, el arqueólogo supone una mayor antigüedad, para los Muisca de por lo menos

dos mil años, contados a partir de la quinta o cuarta centuria que antecedió al comienzo de la

era cristiana. También habló de pueblos anteriores a los chibchas, posiblemente tribus de

diversa filiación lingüística y cultural, que asoció a grupos cazadores-recolectores. De los

chibchas analizó su mitología, la compara con la de otros pueblos americanos mostrando el

desarrollo, personalidad y características propias de una de las culturas más elevadas e

interesantes del Nuevo Mundo. Sugiere que la diferente acogida a las enseñanzas de Bochica

pudo estar condicionada por las variaciones locales en cada sector de la población Muisca. En

la época de la conquista española los pueblos de Bogotá, Tunja y Sogamoso mostraban

diferencias lingüísticas.

Eliécer Silva Celis (1958), reseña una colección de vasijas de barro de color gris obtenidas en

Garagoa, Ramiriquí, Chinavita y Tenza, cuyas características de superficie, pasta y desgrasante

la hacen claramente distinguible. Posteriormente, a esta cerámica se la denominó "Tipo Valle

de Tenza", identificándose con relativa facilidad en cualquier región donde se encuentre.

Eliécer Silva Celis (1961), describió y analizó pictografías Muiscas, que correlacionó con los

dibujos en piedra de otras zonas del país. Comentó sobre el uso de los tres colores utilizados y

estableció relaciones simbólicas.

Eliécer Silva Celis (1978), describe una momia procedente de las montañas de Pisba, cuyo

envoltorio consiste en una piel de ovino, una tosca red de malla de "Cuan" (5) y una mochila

tejida con una admirable ornamentación. Esta contenía un poporo y una flauta en hueso de

venado. Por el tipo de entierro y el tratamiento del cadáver, el investigador insinuó que se

trataba de un personaje de alta jerarquía social o religiosa. Los diseños de la mochila los

interpreta como influencia de otros grupos por contacto comercial. Una descripción detallada

de dicha mochila fue hecha por Marianne Cardale de Schrimpff (1978).

Roberto Lleras (1983, 1984, 1986), realizó una exhaustiva prospección en el Alto Valle de

Tenza (Boyacá). Recolectó material superficial, hizo levantamientos topográficos y

excavaciones de prueba. Los 33 sitios reseñados, comprenden cementerios, abrigos rocosos,

asentamientos, murales con pictografías, sitios con megalitos, de los cuales Tibaná I, Ramiriquí

I y Ramiriquí IV presentan muchas columnas. El sitio de Umbitá I presenta un monolito

denominado nueve Pilas.

La cerámica muestra una dispersión muy amplia sobresaliendo el tipo "Guatavita Desgrasante

Page 128: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

128

Gris", con una frecuencia de 85% en contextos funerarios y domésticos, mientras que el tipo

"Guatavita Desgrasante Tiesto" en los mismos contextos, presenta un menor porcentaje.

También se hallaron piezas cerámicas de intercambio de los tipos "Suta Naranja Pulido", "Valle

de Tenza Gris" y "Funza Cuarzo Fino".

Una muestra de carbón obtenida en Nuevo Colón I Tumba I asociada a los tipos cerámicos

mencionados dió una fecha de 370 años A.P. Las investigaciones arqueológicas en el Alto

Valle de Tenza se complementaron con informaciones tomadas del Archivo Nacional, que

sirvieron para ubicar pueblos y parcialidades del siglo XVI. Los topónimos actuales utilizados

para la prospección permitieron localizar 17 parcialidades indígenas.

Eduardo Londoño (1984a), con base en documentos del Archivo Nacional, obtuvo datos sobre

la organización socio-política Muisca de la región de Tunja, que le permitieron demostrar que

no existió un estado Muisca en época prehispánica, sino que, a partir de las unidades

fundamentales o capitanías se organizó el poblamiento, la territorialidad, la propiedad comunal

de la tierra y en general la estructura sociopolítica de los cacicazgos. Con respecto a la

tributación afirma que consistió en labranzas comunales, cuyo fruto revertía a la comunidad

bajo la forma de servicios de especialistas del gobierno y granero. Plantea que las unidades

locales formaban Uzacazgos y éstos un cacicazgo propiamente dicho, como el Zipazgo y el

Zacazgo. Si bien, los Muisca tuvieron un origen étnico común, presentaban numerosas

diferencias locales lo que obliga a realizar estudios regionales, para no partir de un supuesto

errado, como sería el de la homogeneidad de las instituciones sociales y culturales.

El mismo autor (1984b), también basándose en información del Archivo Nacional, afirma que

poco antes de la conquista española los alrededores del Valle de la Laguna (Samacá), estaban

habitados por los cacicazgos independientes de Saquencipá, Moniquirá y Sáchica y que el

Cacique de Ramiriquí y sus aliados Boyacá, Cucaita, Sora y Samacá, sujetos al Zaque,

invadieron el valle, ocasionando el desplazamiento de los caciques independientes hacia el

Valle de Leyva. En síntesis, se planteó la relación de una conquista prehispánica Muisca de

mucho interés para conocer más de cerca las guerras internas en el norte del territorio Muisca.

A raíz de la información de archivo analizada por Londoño (1984), Ana María Boada (1984) se

propuso corroborar arqueológicamente la existencia de las dos ocupaciones en el valle de

Samacá, para lo cual hizo una prospección de las laderas del sector norte del valle, en cercanías

de los actuales pueblos de Cucaita y Sora, donde ubicó 13 asentamientos prehispánicos, de los

cuales recogió una muestra superficial de cerámica. Para el estudio partió de tres indicadores:

características tipológicas del material cerámico, patrones de asentamiento y relaciones de

intercambio.

La mayoría de los asentamientos que podrían atribuirse a una primera ocupación, se localizaron

en la ladera oriental del valle, en posición estratégica para defender lo que en ese momento

constituía la frontera con el Zaque; en ellos aparecieron en mayor proporción, los tipos

Page 129: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

129

cerámicos más antiguos establecidos hasta ahora en el norte del territorio Muisca, como son el

"Arenoso" (situado alrededor de los siglos VII y VIII d.C.), y el "Desgrasante Gris" (siglo IX

d.C.), según cronología relativa con base en la secuencia cerámica de Tunja (castillo 1984).

En cuanto al intercambio, el material arqueológico, indica que estos grupos mantuvieron

vínculos más estrechos con la zona de Leiva, Sutamarchán, el área Guane, la Sabana de Bogotá

y Valle de Tenza, que con las áreas sujetas al Zaque. El general, el análisis del material

cultural, sugiere que los cacicazgos Muisca de esta zona, no tuvieron una fuerte relación

económica ni política con Tunja, reforzando así la información etnohistórica según la cual,

estos grupos constituían unidades políticas autónomas e independientes del Zaque (Londoño

1984).

Los grupos invasores (Ramiriquí, Cucaita, Sora y Samacá) que componen la segunda

ocupación situada en el primer cuarto del siglo XVI, se asentaron en las laderas del norte del

Valle, quizás con el objeto de proteger la nueva frontera. Las características del material

cerámico hallado en estos sitios, permite definirlo como más tardío; tal es el caso del tipo

"Naranja Pulido" que aparece ya desarrollado en Sutamarchán para el siglo XI d.C. (Falchetti

1975), el Cuarzo Abundante y el Naranja Fino, considerados como los más tardíos en la

secuencia cerámica de Tunja (Castillo 1984), En general , toda esta cerámica presenta

características que reflejan una gran influencia de la zona de Tunja. Aunque en los yacimientos

del Valle fueron encontrados objetos de otras zonas (caracoles marinos, artefactos líticos

hechos en roca de origen volcánico, cerámica del área Guane, o Valle de Tenza y Sabana de

Bogotá), puede decirse que las relaciones fueron más estrechas con Tunja y sus alrededores, lo

cual complementa los datos etnohistóricos referentes al dominio del Zaque sobre estas zonas

durante la segunda ocupación.

Los grupos de ambas ocupaciones poblaron y cultivaron las laderas de los montes que

circundan el Valle desde pequeños núcleos habitacionales, cuyas gentes muy posiblemente

estaban unidos por lazos de parentesco a nivel de las capitanías mayor (Sybyn) y/o menor

(Uta). Esto explicaría la abundancia de sitios arqueológicos esparcidos por el valle. Paralelo a

este patrón de poblamiento nucleado, se dio uno de vivienda dispersa que en la mayoría de los

casos pudo ser utilizado temporalmente, dependiendo de la época de cultivo, como lo hacen

hoy en día los campesinos de la zona, quienes tienen una casa en el pueblo y otra en la zona de

labranza.

Ana María Boada (1987) continúa con la investigación sistemática de uno de los asentamientos

del valle del Samacá, Marín (Municipio de Cucaita), sitio que no pudo ser identificado dentro

de las ocupaciones planteadas por la etnohistoria. Allí identificó cerca de treinta terrazas

artificiales hechas mediante el corte de la pendiente o el relleno de las depresiones naturales del

terreno. En algunas de ellas se detectaron pisos de arcilla compacta y huellas de poste

pertenecientes a bohíos y zonas pequeñas de tierra negra con alto contenido de fósforo y calcio

que parecen haber sido huertas caseras. Las variaciones entre estas construcciones, la

Page 130: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

130

diferenciación en la distribución de la cerámica y en el tratamiento mortuorio llevan a pensar en

una diferenciación social del espacio del asentamiento.

La excavación de 36 tumbas permitió reconocer nuevas formas en el tratamiento funerario,

como la envoltura de los cadáveres en una capa de ceniza mezclada con arcilla y arena y luego

en textiles, todo esto asociado con una fecha entre los años 600 al 700 A.P. Los cuerpos fueron

enterrados en tumbas de pozo oval o cilíndrico con nicho, siempre en posición fetal sentada o

de decúbito.

Otro aspecto desarrollado en esta investigación se refiere a las patologías observadas en dicha

población que indican una dieta desbalanceada, nutricionalmente baja en proteínas y alta en

carbohidratos. Así mismo, se hace una descripción de la práctica de la deformación craneana

hecha de diversas maneras en infantes y adultos, así como de la determinación sexual, edad,

morfología y paleopatología de cada esqueleto.

Juanita Sáenz (1986), realizó un estudio del manejo económico en la utilización de los pisos

térmicos controlados por los Muisca, en este caso en la región del Valle de Tenza. Este trabajo

se basó en anteriores investigaciones etnohistóricas y etnográficas (Murra 1972, Osborn 1979,

Langebaek 1985) que muestran este tipo de economía como característica de algunos pueblos

andinos.

Con esta base el reconocimiento arqueológico se realizó en dos pisos térmicos diferentes y se

complementó con el estudio de datos etnohistóricos relacionados con la economía y pautas de

poblamiento. La información obtenida mostró una mayor concentración de población en la

zona templada, aunque no era una región de asentamientos nucleados, ya que el material

cultural se encontró disperso. La preferencia de ocupación en clima templado, se halla

reforzada por los datos etnohistóricos.

Se encontraron cinco sitios aptos para vivienda en zonas planas naturales o terrazas artificiales

más o menos extensas; cinco cementerios en las cimas de pequeñas colinas, y terrazas de

cultivo en terrenos de inclinaciones fuertes, con suelos coluviales bastante fértiles

La información etnohistórica muestra un énfasis en cultivos de tierra templada (algodón y coca)

y movimientos temporales de la población, hacia las zonas donde tenían las labranzas, aunque

no se puede precisar si eran entre pisos térmicos diferentes. El control económico se pudo

apreciar más que todo por la sujeción política de unos pueblos por otros.

El estudio de la cerámica mostró características distintivas, en cuanto a formas, técnica de

manufactura, cocción, color de la pasta y decoración, con las cuales se define el tipo "Valle de

Tenza Gris" diferenciable y reconocible, aunque combina rasgos de otros tipos cerámicos sobre

todo del "Guatavita Desgrasante Gris", típico de la Sabana de Bogotá. La cerámica del Valle de

Tenza y la Muisca en general forman parte de una gran tradición alfarera de grupos

emparentados de la cordillera Oriental de Colombia y los Andes Venezolanos; por la semejanza

Page 131: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

131

entre el material de la región del Guavio (Botiva 1984) y el del valle de Tenza se pueden

suponer vínculos entre estas regiones que son la zona limítrofe entre los territorio del Zipa y el

Zaque.

Parece entonces, que la región del Bajo Valle de Tenza estuvo influenciada por el Cacique de

Guatavita. Según documentos de archivo citados por la arqueóloga, este cacique tuvo sujeto al

cacique de Súnuba y algunas capitanías Técuas. El trabajo comprende el estudió de la cerámica

actual del municipio de La Capilla, el cual se hizo con el fin de observar posibles raíces

precolombinas en su elaboración. Los datos obtenidos parecen indicar que la manufactura de

cerámica prehispánica desapareció, al mismo tiempo con la disminución de la población

indígena; posteriormente, en épocas coloniales, surgió una nueva tradición alfarera,

emparentada con la de Ráquira (Boyacá).

Sonia Archila (1986), llevó a cabo una investigación arqueológica en los municipios

boyacenses de Belén, Cerinza, Floresta, Busbanzá y Betéitiva, en los tres grandes valles que

pudieron ser las zonas más apropiadas para asentamientos humanos. En el Valle de Belén-

Cerinza se ubicaron cementerios indígenas guaqueados y se estudiaron algunas cerámicas del

ajuar funerario que pertenecen en su mayoría a tipos definidos para el territorio Guane .."Oiba

Rojo sobre Naranja" y "Villanueva Ocre sobre Crema-Negro"; se registró también la presencia

de cerámica del tipo "Guatavita Desgrasante Tiestos", muy característico del sur del territorio

Muisca y una vasija del tipo cerámico "Valle de Tenza Gris".

Existen datos etnohistóricos sobre el intercambio de vasijas entre los cacicazgos Muiscas y

entre éstos y otros grupos como el Guane, probablemente durante períodos tardíos, al juzgar

por las fechas asociadas: siglos XII y XV d.C. para el tipo "Oiba Rojo sobre Naranja" y siglo

XV para el Tipo "Guatavita Desgrasante Tiestos".

En el Valle de Floresta-Busbanzá Archila localizó dos yacimientos arqueológicos, de éstos se

recuperó material cerámico y lítico que dio paso al establecimiento de dos nuevos tipos

cerámicos para el área Muisca: "Busbanzá Carmelito Burdo" y "Busbanzá Rojo Burdo" Una

muestra de carbón asociada a cerámica del tipo "Busbanzá Carmelito burdo", arrojó una fecha

de 1.110 años A.P. La pintura con la cual se decoró la cerámica es de color rojo y representa un

diseño bien desarrollado. El otro tipo Busbanzá rojo burdo parece ser posterior y tal vez

contemporáneo con las fases tardías del período Muisca de la Sabana de Bogotá.

Partiendo de los postulados de Lleras y Langebaek (1987), sobre la relación en épocas

prehispánicas, entre los grupos indígenas de la cordillera Oriental colombiana y la Serranía de

Mérida en Venezuela (organización socio-política, medios de subsistencia, filiación lingüísticas

y alfarería) la autora plantea la posibilidad de introducción de tradiciones cerámicas distintas a

las del altiplano Cundiboyacense, desde épocas tan Antiguas como el siglo IX d.C., de acuerdo

con la fecha obtenida en Busbanzá.

Page 132: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

132

Territorios Independientes

En cuanto a los territorios independientes de los Muisca en el Altiplano Cundiboyacense sólo

se conocen los trabajos de Falchetti (1975) y Eliécer Silva Celis (1981, 1983, 1987). Este

último investigador, al referirse a las excavaciones adelantadas en Villa de Leyva, describe dos

campos sagrados orientados exactamente E-O. El espacio más grande de 30 metros de largo por

15.90 metros de ancho está enmarcado por el Norte y el Sur mediante sendas filas de columnas

monolíticas finamente talladas, dispuestas linealmente con espacios intercolumnares de 30

cmts. Cada fila estuvo formada por 54, 55 a 66 columnas, que se encontraron enterradas

verticalmente e inclinadas hacia el Sur. Las columnas muestran en la parte superior un

rebajamiento producido por talla. El campo Norte está separado del campo Sur por 3 metros. El

largo de éste es de 21 metros por 11 de ancho. El investigador supone que ambos espacios

tuvieron igual función; plantea una mayor antigüedad para la construcción sur y se refiere a dos

periodos arquitectónicos.

En el centro, de los campos se localizaban algunos monolitos o columnas solares que servían

para detectar el paso del sol por el cenit y la posición celeste del astro rey. Los campos según

Silva Celis, fueron vías de recepción sagrada del sol en su movimiento aparente Este y Oeste.

Estos en general fueron espacios de observación astronómica y meteorológica, culto a sol y a la

luna. Allí también se practicaron actos culturales y religiosos destinados a mover la acción

bienhechora de los espíritus. Fuerzas y fenómenos naturales dispensadores de la fecundidad de

la tierra. Las sombras también fueron objeto de culto; el juego de luces y sombras creaba una

atmósfera de irrealidad que según las interpretaciones del investigador substraía al nativo de lo

terreno y lo elevaba a una esfera de ensoñación religiosa, excitación espiritual y emotiva.

Este sitio arqueológico, denominado El Infiernito lo relacionó con pictografías de la región

donde supuestamente está el sol, la luna y las estrellas en asociación con símbolos terrestres y

meteorológicos. Las piedras pintadas también fueron sitios de observación astronómica, allí se

dibujaban escenas para recordar, desde ellas se podía observar la presencia de fenómenos

celestes, todo lo cual fue necesario tener en cuenta para las faenas agrícolas y en los actos

religiosos. La asociación de símbolos terrestres y espaciales señalaba, según el investigador la

integración de cielo y tierra. Al producirse el descenso del sol afirma, que los campos sagrados

llegaron a ser verdaderos laboratorios de investigación astronómica y meteorológica; que allí se

dió la integración entre ciencia y religión; por ello relaciona el número de columnas con un

valor calendárico y plantea que los monolitos sirvieron para los cálculos de solsticios y

equinoccios, única manera de predecir la temporada de lluvia y los eclipses.

La orientación Este/Oeste señala sitios naturales fijos como la laguna de Iguaque. Referente a

los constructores, Silva Celis comenta que son los mismos autores que tallaron los monolitos de

Page 133: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

133

Sutamarchán, Tunja, Ramiriquí, Tibaná y Paz del Río, ocho siglos antes de la era cristiana?

Al juzgar los otros elementos arqueológicos recuperados en el sitio, no deja duda sobre la

asociación con los Muisca: sacrificios de animales, de maíz y esmeraldas por medio del fuego

quemas de inciensos, coloración de rojo sobre el suelo y en algunos cadáveres, entierros de

niños en urnas funerarias, entierros humanos con piezas de orfebrería, cerámica, elementos de

hueso, conchas de mar y torteros de piedra.

Los Muisca, comenta, fueron excelentes escultores de piedra, madera y arcilla, materiales que

se trabajaron en diferentes tamaños y cuya representación muestra diferentes estilos y actitudes.

Si bien en El Infiernito es poco lo que quedó de escultura antropomorfa, ésta está representada

por un fragmento de mano tamaño natural, muy realista. La talla también se utilizó para las

tapas de tumbas (rectangular y oval). Silva Celis describe por comparación los tipos de tumbas

de El Infiernito; hace una interpretación sobre los personajes enterrados en relación con la

"clase social" o política. También compara la función de las columnas con otras encontradas en

Fúquene y en las casas de los principales Guanes.

Es necesario comentar que si bien las tres publicaciones tratan el mismo tema, presentan datos

contradictorios en las dimensiones de los campos así como en el número de columnas. De otra

parte en ninguna publicación se hace mención detallada de las excavaciones ni de los

materiales arqueológicos encontrados.

Ana María Falchetti (1975), investigó en Sutamarchán y Ráquira, una zona cuya importancia

en la época precolombina fue notoria por su colindancia con Muzos y Guanes, porque por allí

entró la mayor parte del oro en bruto al territorio Muisca, y existió una especialización en la

alfarería indígena, probablemente con fines comerciales (actualmente la zona goza de fama por

la llamada "loza del suelo"). Aunque en Sutamarchán no se encontraron depósitos culturales

que mostraran cambios a través del tiempo, en la producción cerámica actual de la zona se

observan una manufactura arraigada en la tradición indígena. Falchetti Estableció la existencia

de talleres precolombinos con basureros hasta de 800 mt2 y depósitos de ceniza hasta de 0.80

mts. de profundidad con desechos de cerámica cocida al aire libre.

Los tiestos asociados con los basureros corresponden únicamente al tipo cerámico "Suta

Naranja Pulido" cuya posición cronológica, en el sitio Suta II, se ubica en el año 945 A.P. Las

características de esta cerámica son conocidas en otras regiones del norte del territorio Muisca.

Otro tipo cerámico, no asociado con basureros, es el "Suta Arenoso". Los dos tipos aparecen

relacionados solo en uno de los 14 sitios localizados confirmando su aislamiento y distribución

geográfica. La investigadora planteó la posibilidad de que el tipo "Suta Arenoso" sea el más

antiguo y que se haya elaborado para necesidades domésticas locales. El tipo cerámico "Suta

Naranja Pulido" al parecer se produjo con fines comerciales.

Page 134: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

134

Balance General de la Región

Si bien el período lítico se viene estudiando desde hace 20 años, no es del todo conocido. Las

estaciones abiertas de cazadores recolectores comienzan a localizarse; por ello se requieren

nuevas investigaciones en busca de datos sobre este patrón de asentamiento, el área de

dispersión y la transición hacia una vida sedentaria, representada por el "Período Herrera".

Es necesario estudiar el proceso socio-cultural de la región con el fin de precisar las formas de

adaptación al medio, las técnicas agrícolas, la variedad de cultivos, la especialización en la

alfarería, las relaciones de intercambio y, en general, las actividades económicas y formas de

organización social y política. También se debe lograr una más clara ubicación temporal y

espacial de los diferentes grupos que ocuparon la región.

Tampoco la trayectoria de la etnia Muisca debe entenderse como una historia claramente

conocida. Por el contrario, las nuevas perspectivas de la Etnohistoria y los problemas que

plantean recientes investigaciones arqueológicas dejan ver la conveniencia de estudiar más a

fondo los procesos y estructuras sociales en épocas prehispánicas. A manera de ejemplo, la

zona norte del territorio Muisca ofrece una visión muy fragmentada sobre patrón de

asentamiento y formas de enterramiento. La distribución de la cerámica muestra elementos

relacionados con varias regiones. En general hace falta la unificación de criterios tendientes a la

comprensión del período cerámico; se deben precisar supuestas relaciones de

contemporaneidad, así como publicar estudios inconclusos y ocultos realizados sobre la antigua

población que ocupó la altiplanicie cundiboyacense. Vale la pena hacer la crítica a los

investigadores que no dan a conocer por ningún medio el material de sus excavaciones, ni

siquiera la descripción del mismo. De igual manera no se puede seguir con la idea aferrada de

demostrar mayor antigüedad, como si se tratara de récord del investigador. Las fechas del

arqueólogo E. Silva Célis para Leyva y Sogamoso niegan por completo la existencia del

Período Herrera y le atribuyen a la ocupación Muisca una mayor antigüedad, la cual según

recientes investigaciones sólo se remonta el siglo VIII d.C. siendo esta cronología la aceptada

por los arqueólogos.

También es hora de superar la idea que en Muisca ya todo es conocido y que la Altiplanicie

Cundiboyacense a nivel arqueológico está plenamente estudiada. Día a día se conocen nuevos

asentamientos de interés que se hallan próximos a desaparecer bien por erosión o labores

agrícolas (como el sitio de Marín en Cucaita) por urbanizaciones (como Portalegre en Soacha),

por hidroeléctricas (como los sitios de Guavio) por carreteras (como el sitio de Candelaria en

Bogotá; este último reseñado por Silvia Broadbent en 1962 y rescatado apresuradamente en

1987. Tampoco podemos olvidarnos de la guaquería, en búsqueda de material cerámico y

orfebre cada día es más apetecido por su escasez.

Si bien se conocen diversos elementos de la sociedad Muisca, no podemos negar la ignorancia

Page 135: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

135

sobre muchos otros aspectos desconocidos o conocidos parcialmente. Sabemos que existen

informes con datos fragmentarios de excavaciones minúsculas. Ahora se necesita adelantar

investigaciones con excavaciones extensas que aporten información de aldeas, patrones

funerarios, y análisis más profundos con un enfoque regional.

La diferencia en los mitos de origen entre los Muisca del Sur y del norte, las formas de

enterramiento, el material cerámico, etc. indican, que no se trata de un pueblo tan homogéneo

como se ha creído.

La existencia de territorios independientes, podría tener implicaciones que deben tomarse en

cuenta para ahondar en las estructuras sociales, económicas y políticas. Finalmente, retomando

a Eduardo Londoño (1984b p. 10) "los antropólogos estamos tomando el relevo en cuanto a la

historia de los Muisca pero heredamos muchas concepciones etnocéntricas y nos cuesta trabajo

abandonarlas". Unas de estas concepciones son más evidentes y por lo tanto caen más pronto:

ya no nos escandalizan las religiones "paganas" como le ocurrió a los cronistas y cada vez se

confunden menos los cacicazgos con estados. Pero estas celadas son más sutiles y más difíciles

de evitar: el vocabulario con el cual se habló aquí de guerra y de conquista, por ejemplo, no se

adapta a la realidad Muisca. Palabras como "independiente", "tributo", "sujeto", "frontera",

"conquista", o "guerra" refleja la experiencia de una sociedad occidental como la nuestra, pero

nos impide entender en sus propios términos a una sociedad tan diferente como lo fue la

Muisca. Para entender por qué hubo dos caciques o superar las deficiencias del lenguaje; para

que los Muisca dejen de ser un mito construido a nuestra imagen y semejanza, necesitamos

fortalecer la comparación etnográfica y establecer algunas comparaciones con la

etnolingüística"

No sobra recordar que para el estudio de un grupo como los Muisca, es necesario estrechar la

relación etnohistoria - arqueología. De otra parte, los temas y áreas que se han investigado en la

altiplanicie cundiboyacense solo cubren una parte, como lo demuestran los datos bibliográficos;

a la vez se hace necesario una mayor integración de la información sobre la etnia Muisca, en el

contexto de los Chibchas de los Andes Orientales. Esta apreciación sólo es válida superando la

falta de estudios a nivel local, para así analizar la información e integrarla a modelos teóricos

que permitan interpretar la relación de la sociedad Muisca, su medio y su complejidad, no con

el fin de conocerla como algo del pasado sino con el objetivo de comprender dicha relación y

poder retomar esa experiencia con miras a adelantar un fin social.

NOTAS

1. El lector interesado sobre diversos aspectos de los Muisca puede consultar entre otras las

siguientes obras:

Cronistas

Page 136: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

136

GONZALO XIMENEZ DE QUEZADA.

1547-1972

Epítome de la Conquista del Nuevo Reino de Granada.

GONZALO FERNANDEZ DE OVIEDO Y VALDEZ.

1548-1959

Historia General y Natural de las indias, Islas y Tierra Firme del mar Océano.

JUAN DE CASTELLANOS.

1601-1955

Historia del Nuevo Reino de Granada. En: Elegías de Varones Ilustres de indias.

FRAY PEDRO SIMON.

1625-1981

Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra firme en las Indias Occidentales.

JUAN RODRIGUEZ FREYLE.

1636-1982

El Carnero. Conquista y Descubrimiento del Nuevo Reino de Granada y Fundación de la

ciudad de Santa Fé de Bogotá.

LUCAS FERNANDEZ DE PIEDRAHITA.

1666-1973

Noticia Historial de las Conquistas del Nuevo Reino de Granada.

FRAY ALONSO DE ZAMORA.

1701-1980

Historia de la Provincia de San Antonio del Nuevo Reino de Granada.

Page 137: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

137

FRAY PEDRO DE AGUADO.

1851-1956

Recopilación Historial.

Otros escritores

JOAQUIN ACOSTA.

1884

Compendio histórico del Descubrimiento y Colonización de la Nueva Granada en el siglo

Décimo Sexto.

EZEOUIEL URICOECHEA.

1854

Memoria de las antigüedades Neogranadinas.

LIBORIO ZERDA.

1883

El Dorado, estudio histórico, etnográfico y arqueológico de los chibchas.

EUGENIO ORTEGA.

1891

Historia General de los Chibchas.

VICENTE RESTREPO.

1895

Los Chibchas antes de la Conquista Española.

FRANCISCO JAVIER VERGARA Y VELASCO.

1913

Page 138: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

138

Capítulos de una historia civil y militar de Colombia.

MIGUEL TRIANA.

1922

La Civilización Chibcha.

MIGUEL TRIANA

1924

El jeroglífico Chibcha.

BELISARIO MATOS HURTADO.

1938

Los Chibchas.

JOAQUIN ACOSTA ORTEGON.

1938

El Idioma Chibcha o aborigen de Cundinamarca.

EDITH JIMENEZ ARBELAEZ.

1945

Los Chibchas.

ALFRED L. KROEBER.

1946

The Chibcha.

LUIS V. GHISLETTI.

1948

Page 139: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

139

Los Mwiskas, una civilización olvidada.

GUILLERMO HERNANDEZ RODRIGUEZ.

1949

De los Chibchas a la Colonia y a la República. Del Clan a la Encomienda y al Latifundio en

Colombia.

JOSE PEREZ DE BARRADAS.

1950

Los Muiscas antes de la Conquista Española.

LUIS V. GHISLETTI.

1952

El Idioma Mwiska y sus relaciones.

LUIS V. GHISLETTI.

1954

Los Muiskas. Una gran civilización precolombina.

JAIME SIERRA G.

1959

La Civilización chibcha.

JUAN FRIEDE.

1960

Descubrimiento del Nuevo Reino de Granada y Fundación de Bogotá 1536- 1539.

GERARDO REICHEL-DOLMATOFF.

1960

Page 140: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

140

Las bases agrícolas de los cacicazgos subandinos.

FRANCISCO POSADA.

1965

El Camino Chibcha a la sociedad de Clases.

FRANCISCO POSADA.

1965

Familia y cultura en las sociedades chibchas.

LUIS DUQUE GOMEZ.

1965

Prehistoria, etnohistoria y arqueología.

LUIS DUQUE GOMEZ.

1967

Prehistoria: Tribus indígenas y sitios arqueológicos.

ELIECER SILVA CELIS.

1968

Arqueología y prehistoria de Colombia.

JUAN FRIEDE.

1974

Los Chibchas bajo la dominación española.

J. VILLAMARIN Y J. VILLAMARIN.

Page 141: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

141

1975

Parentesco y Herencia entre los Chibchas de la Sabana de Bogotá al tiempo de la Conquista

Española.

JOSE ROZO GAUTA.

1975

La comunidad en la sociedad Muisca.

JOSE ROZO GAUTA.

1977

La cultura material de los Muiscas.

LUCIA ROJAS DE PERDOMO.

1977

Aspectos de la cultura Muisca.

LUCIA ROJAS DE PERDOMO.

1977

Los Muiscas.

JOSE ROZO GAUTA.

1978

Los Muiscas, organización social y régimen político.

FRANCISCO BELTRAN PEÑA.

1980

Los Muiscas, pensamiento y realizaciones.

Page 142: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

142

MARIA STELLA GONZALEZ DE PEREZ.

1980

Trayectoria de los estudios sobre la lengua chibcha o Muisca.

JOSE ROZO GAUTA.

1983

La cultura espiritual de los Muiscas.

ARMANDO SUESCUN MONROY.

1987

La economía Chibcha.

2. Agradezco los comentarios y sugerencias de los arqueólogos Santiago Mora, Ana María

Boada y del antropólogo Augusto Gómez.

3. El nombre "Herrera" proviene de la laguna del mismo nombre, en el municipio de

Mosquera (Cundinamarca), en cuyos alrededores la arqueóloga la encontró por primera

vez.

4. Actualmente el sitio arqueológico se halla en predios de "Ladrillera Santa Fé" y se

encuentra bastante alterado.

5. CUAMNE, cabuya de paja utilizada en Cundinamarca y Boyacá aproximadamente hasta

1950 para amarrar el chusque al enmaderado para el techo de las casas.

Page 143: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

143

Page 144: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

144

Page 145: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

145

Page 146: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

146

Page 147: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

147

Page 148: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

148

VI. CUENCA MONTAÑOSA DEL RÍO CAUCA

Leonor Herrera

Esta región comprende la cuenca del río Cauca, desde cerca a su nacimiento, hasta su entrada

en las Llanuras del Atlántico. Incluye, las vertientes cordilleranas desde el divorcio de aguas,

en las subregiones Alto Cauca, Valle del Cauca y Medio Cauca; pero para el Cañón del Cauca,

el límite baja hasta la cota de los 1.500 m., quedando las elevaciones sobre esta altura

englobadas en las regiones Macizo Central Antioqueño Costa Pacífica y Vertientes de la

Cordillera Occidental.

En el extremo Sur está el pepinazo de Popayán, una altiplanicie arrugada, formada por

depósitos fluviales y volcánicos, a una elevación de 1,700 m. En su borde meridional se halla la

cuchilla del Tambo, que forma el divorcio de aguas entre los ríos Patía y Cauca. Con un clima

templado y no muy húmedo y una vegetación de pastos y bosques, es un hábitat agradable.

El límite septentrional de los suelos volcánicos está en el dintel del Suárez, a partir del cual se

abre el valle del Cauca, a 1.000 m.s.n.m., en una extensa planicie de 225 km. de largo y de

ancho variable entre 8 y 35 km. formada por sedimentos lacustres, que, con el material

depositado por los ríos tributarios han formado suelos fértiles. El río corre al pie de la

Cordillera Occidental, por una superficie de escasa pendiente, formando meandros, madre

viejas y zonas cenadoras. La vegetación nativa era de praderas y bosque seco tropical, restos

del cual se conservan todavía. Grandes plantaciones de caña de azúcar ocupan hoy la mayor

parte del área. Si bien quedó descartada la noción de que por ser pantanosa no fue habitada

hasta bien entrada la conquista, lo cierto es que del siglo X hacia atrás no se conocen evidencias

ciertas de poblamiento. Según datos de investigaciones de suelos, parece que en épocas

relativamente recientes (el milenio anterior a la era cristiana y primer milenio de ésta), hubo

grandes avalanchas fluvio-volcánicas desde la Cordillera Central (Pedro Botero comunicación

personal), que pudieron haber destruido o disturbado evidencias de asentamientos más

antiguos.

Page 149: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

149

A partir de La Virginia (Risaralda), el valle del río se estrecha considerablemente; a ambos

lados las cordilleras se alzan, formando un paisaje de ondulaciones con suelos enriquecidos por

cenizas volcánicas y un régimen húmedo ideal para el cultivo del café. Buena parte de la región

pertenece a este paisaje, pero entre los sectores profundos de la cuenca del río, con alturas entre

600 y 1.000 metros y vegetación de bosques secos, hasta la altura de los páramos, se encuentra

gran variedad de vegetación, temperatura, precipitación y relieve, que configura

microambientes distintos.

Más hacia el norte, el río se encañona definitivamente, y las vertientes cordilleranas se levantan

abruptamente a lado y lado del río, en un ambiente cálido y húmedo.

Se subdivide esta región así: Alto Cauca, Valle del Cauca (corresponde a la suela plana en el

Page 150: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

150

departamento del mismo nombre), Cauca Medio y Cañon del Cauca.

Alto Cauca

El primer investigador, que realizó trabajo de campo sistemático, fue Henry Lerman (1953),

quien entre 1941 y 1945 excavó tumbas en los alrededores de Popayán, Coconuco y Gambia.

Documentó un conjunto de estatuas denominado "esculturas de la Cordillera Occidental", y

objetos encontrados en dos tumbas en la Hacienda La Marquesa (Municipio de Timbío). Una

década más tarde, Julio César Cubillos hizo excavaciones en los sitios de Pubenza y Morro de

Tucán, ambos en el valle de Popayán (Cubillos 1958, 1959). Cuatro investigaciones realizadas

entre 1978 y 1982 corresponden a sitios con abundantes líticos de obsidiana, posiblemente

talleres de elaboración de artefactos en éste y otros materiales: las de Miguel Méndez (1980,

1983, 1984) en La Balsa (Municipio de Cajibío), las de Cristóbal Genio (1982, FIAN 1985) en

Los Arboles, Valle de Popayán, las de Marta Lahite (FIAN 1985) en Colina de las Piedras en el

municipio de Cajibío y las de Liga Vivas en Publico y Yanaconas (FIAN 1985).

Recientemente, Rodrigón López emprendió investigaciones en el sitio La María en las

cercanías de Popayán (citado por Patino y Genio 1985). El trabajo etnohistórico de Héctor

Llanos (1981) establece algunas aproximaciones entre grupos del siglo XVI y algunos

materiales arqueológicos.

Page 151: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

151

En años recientes se han reportado en el altiplano de Popayán hallazgos, generalmente

superficiales, de un buen número de puntas de proyectil, cuya asignación al paleoindio es

problemática. En los alrededores del sitio La Balsa se encontraron cinco ejemplares bifocales

de forma triangular o lanceada, con pedúnculo, fabricados en basalto, obsidiana y chert. Otras

dos posibles puntas que serían unifaciales, con pedúnculo, elaboradas en arenisca y lava

andesítica, fueron encontradas en las excavaciones arqueológicas adelantadas en el sitio. Una

de ellas en un relleno artificial de cenizas volcánicas sin asociación; otra en una capa húmica a

88 cm. de profundidad, que contenía cerámica y otros instrumentos líticos. Un estrato similar

en una unidad de excavación adyacente fue fechado por C-14 en 600 a.C. (Méndez, 1980).

Otro grupo de seis puntas proviene de los sitios La Elvira y Alto Cauca. Fueron fabricadas en

obsidiana, basalto o chert; son bifocales de forma triangular o lanceada. Todas tienen

pedúnculo (definido o insinuado) y en algunas se presenta escotadura basal y/o acanaladura

(Illera y Gnecco s.f.).

Los ejemplares anteriores se suman a un conjunto de puntas provenientes de hallazgos

fortuitos, o que se han encontrado asociadas a conjuntos cerámicos, a veces, de época tardía

(Bray s.f.). Podría tratarse de evidencias de grupos cazadores-recolectores tempranos, o por el

contrario de grupos agrícolas sedentarios; también sería factible que fueran instrumentos muy

Page 152: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

152

antiguos encontrados y atesorados por ocupantes posteriores.

Un conjunto notable, encontrado en La Balsa, es el de instrumentos pequeños para cortar raspar

y perforar, elaborados en su mayoría en obsidiana, (Méndez 1983). Conjuntos similares se han

encontrado en Los Arboles, Colina de Las Piedras, Pueblillo y Yanaconas. Se ha propuesto una

tradición microlítica de obsidiana integrada por los materiales del altiplano de Popayán y

relacionada con los de la Sierra y la costa ecuatorianas (Gnecco 1982). Correspondería esta

tradición a los finales del paleoindio, a una etapa pre-agrícola temprana, entre los años 5.000 y

2.000 a.C. (FIAN 1985: 127). Con excepción de La Balsa, donde aparece fechado en 1.120 a.C.

este material no tiene una asignación cronológica, se presenta superficial o en depósitos poco

profundos sin estratigrafía discernible, asociado con cerámica y la clase de instrumentos que se

describe a continuación.

La tercera categoría de hallazgos líticos está compuesta por instrumentos pesados elaborados en

otras rocas locales: hachas, tajadores, martillos, así como metates y manos de moler toscos que

son tentativamente interpretados como correspondientes a prácticas agrícolas iniciales, más que

a agricultura ya establecida (Gnecco, 1982).

El sitio de La Balsa presenta otros rasgos intrigantes: en primer lugar, está un área de arcillas

endurecidas dentro de la capa húmica, que tiene una forma serpenteante y se ha interpretado

como área ceremonial. En segundo lugar se construyeron en el sitio, promontorios, bajo uno de

los cuales se encontraron huellas de bocas de tumbas de pozo con cámara lateral. Hay

evidencias de dos ocupaciones, que consisten en instrumentos de obsidiana y otras materias

primas, en cantidades considerables; también aparece cerámica, en menor proporción. La

ocupación más antigua tiene una fecha del siglo XII a.C. y se caracteriza por una cerámica fina

y delgada. Para la segunda ocupación hay una fecha del siglo VII a.C., que corresponde a una

cerámica alisada, simple y tosca, tumbas de pozo con cámara, fogones con abundante carbón y

señales de adecuación de terrenos para vivienda (Méndez, 1980, 1983, 1984).

Al parecer existe un hiato temporal considerable entre los sitios arriba nombrados, que van

desde el paleoindio al formativo, y otros sitios con rasgos tardíos. El norte del altiplano de

Popayán (Jambaló, Guambía) corresponde a la extensión máxima del Complejo Quebrada Seca

(siglos XV y XVI) de la subregión Valle del Cauca.

Page 153: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

153

Otro conjunto estaría formado por el material cerámico de Pubenza, El Morro de Tulcán, La

María y Pueblillo, que es sencillo, decorado con incisión, punteado, apliques y pintura roja

sobre crema. El material de La Marquesa y Timbío, en el cual sobresalen las figuras de

"guerreros" con banquitos, formaría una categoría aparte. La cerámica de todos estos

asentamientos considerados tardíos, está asociada a útiles de obsidiana (Patiño 1986, Cubillos

1958, 1959, Lehman 1953).

Hallazgos de orfebrería consistentes en colgantes y pectorales en forma de ave con rasgos

humanos, no tienen asociaciones cerámicas claras.

La estatuaria tampoco tiene todavía un asidero temporal. Proveniente del río Cauca (La Laguna

cerca de El Tambo, Inguito cerca a Morales, Chisquía, Suárez), consiste en esculturas alargadas

como columnas, con los brazos doblados en el vientre y rasgos angulosos, diferentes

estilísticamente de las agustinianas (Lehman 1953, Patiño 1986).

Rasgos distintivos del paisaje en las áreas de Popayán, Coconuco, Puracé, Timbío, Totoró y

Guambía son las plataformas artificiales para vivienda (tambos), colinas terraplenadas, caminos

antiguos, campos de cultivo formados por conjuntos de zanjas, etc. (Patiño, 1986).

El Morro de Tulcán es dentro de la categoría de obras de ingeniería una de gran envergadura:

un cerro natural modificado por recortes, rellenos y bloques cortados en arcilla. La base de éste

Page 154: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

154

abarca cinco hectáreas y tenía, originalmente, una altura superior a los 50 m. (Cubillos, 1959).

Valle del Cauca

Las primeras investigaciones estuvieron a cargo de James A. Ford (1944), quien a principios de

la década del cuarenta realizó reconocimientos y excavaciones en las estribaciones de las

Cordilleras Occidental y Central, en las cuencas de los ríos Cali, Bolo y Palo. Henry Lehman

(1953), hacia mediados de ésta, hizo algunas excavaciones en Corinto. En los años sesenta se

llevaron a cabo varias investigaciones: las de Warwick Bray y Michael Edward Moseley (1976)

en los alrededores de Buga; las de Julio César Cubillos (1967, 1984) Palmaseca (Municipio de

Palmira) y en el Municipio de Vijes; las de Julio César Cubillos e Inés Sanmiguel en la

Hacienda La Esmeralda del Municipio de Bolívar (Sanmiguel 1969). En la siguiente década

solo hubo dos investigaciones: la de unas tumbas en La Buitrera, cerca de Cali por parte de

Lucía Rojas de Perdomo (1979: 270-272) y las de Julio César Cubillos (1984) en Jamundí,

Puerto Tejada y Corinto. Recientemente varios arqueólogos han trabajado en la región: Carlos

Humberto Illera y Carlos Armando Rodríguez, excavaron en un cementerio en Guacarí (Illera

1983, Rodríguez, 1984) y Carlos Armando Rodríguez (1985) en otro al borde del área urbana

de Buga; Héctor Salgado (1984) investigó en La Llanada y varias zonas de los municipios de

Bolivar y Trujillo; Olga Osorio (1986) en la cuenca del río Pance.

Para redactar este capítulo fueron de utilidad tres escritos sobre la arqueología del

departamento del Valle del Cauca: un resumen publicado en Cespedesia, de una mesa redonda

sobre este tema realizada en Cali en 1983 (Herrera 1984); un artículo sin publicar (Patiño Y

Gnecco 1985) y, otro conmemorativo de los cincuenta años de investigación de este

departamento (Rodríguez 1986).

Aunque Gonzalo Correal incluyó esta zona en sus reconocimientos, los datos sobre hombre

temprano son escasos. Se conocen restos de megafauna en La Victoria, Zarzal, Toro, pero sin

asociación cultural. Hacia el Norte, en la desembocadura del río La Vieja, en la Hacienda La

Tigrera, se localizó un sitio precerámico sobre una terraza aluvial, con material que incluye

raspadores elaborados en rocas ígneas (Correal 1981: 14-15).

Se conocen dos puntas de proyectil, que no son fácilmente asignables al paleoindio: una de

Higuerón y otra de La Virginia (Yumbo), hallada en el relleno de una tumba de pozo con

cámara cuya fecha de radiocarbono es 610 d.C. (Bray s.f.).

Las investigaciones en un yacimiento estratificado en los alrededores de Buga, permitieron

definir dos fases: Yotoco y Sonso, a las cuales se hará referencia más adelante (Cf. subregión

cordillerana de la región Costa Pacifica y vertiente de la Cordillera Occidental). En Buga la

fase Yotoco tiene dos series de fechas (de radiocarbono y termoluminicencia) aparentemente

contradictorias: una entre los siglos VIII y XII d.C., plenamente aprobada; otra, de fechas del

Page 155: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

155

siglo IX y X a.C. que no se aceptan.

Las fechas más antiguas aceptadas para la subregión Valle del Cauca, corresponden a hallazgos

en el municipio de Bolívar en las vertientes de la Cordillera Occidental, la primera, de 430 + o -

60 d.C., se obtuvo del núcleo de madera carbonizada de una pieza de orfebrería, que forma

parte de un ajuar funerario encontrado en La Primavera, compuesto por figuras humanas de

estilo Yotoco, pero con rasgos agustinianos (Plazas 1983, Herrera, Schrimpff y Bray 1982 - 3:

cuadro cronológico Figura 3). Muy cerca de allí, pero en predios de La Llanada, debajo de un

camino prehispánico, se encontró un paleosuelo, tentativamente asignado a la fase Yotoco y

que era el piso original desde el cual se cavó la tumba citada. En el relleno depositado sobre el

paleosuelo, se encontró material cerámico en el cual se combinan en una misma vasija, rasgos

Yotoco y Sonso, hay una fecha 740 + o - 80 d.C. para este sistema alfarero. En otras

excavaciones en plataformas artificiales de la misma área, aparece un segundo sistema alfarero,

fechado en 950 + o - 60 d.C., que muestra ciertos elementos de continuidad con el anterior,

pero en el cual priman rasgos del horizonte Sonso y de los complejos Medio Cauca y Caldas,

definidos para la subregión Cauca Medio. El paisaje, abunda en plataformas artificiales,

sistemas de campos de cultivo formados por eras y drenajes, cementerios y tramos de caminos

que conectaban el Valle del Cauca con la vertiente pacífica de la Cordillera Occidental

(Salgado, 1984). Se trata de un paisaje muy similar al de la región de Calima y al encontrado

hacia el occidente en el área vecina de Garrapatas al otro lado de la divisoria de aguas, en

la Subregión cordillerana.

Page 156: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

156

Para la época que comienza en el siglo X, se han definido una serie de complejos cerámicos

que tienen un aire de familia: comparten elementos de forma y decoración que se combinan, en

maneras diferentes para darle a cada complejo un perfil característico. Hay otros rasgos

comunes como formas y técnicas orfebres, tumbas de pozo profundo con cámara, ajuares

funerarios abundantes, figurinas antropomorfas similares, etc. Se podría hablar aquí de

un horizonte, en el sentido de un estilo cerámico que logra una dispersión geográfica amplia en

un tiempo relativamente corto. Se propone aquí, el apelativo horizonte Sonso,

horizonte sonsoide, para fácil referencia a los desarrollos tardíos de las subregiones

cordillerana y Valle del Cauca.

Este horizonte tardío estaría conformado por las siguientes manifestaciones en el Valle del

Cauca:

Fase quebrada Seca.- Originalmente conocida como Complejo Quebrada Seca, localizada en el

piedemonte de la Cordillera Central, Cuenca del río Palo (municipios de Corinto y Jambaló).

Sobre un paisaje montañoso el poblamiento fue disperso y sobre aterrazamientos artificiales.

Hay cementerios extensos de tumbas de pozo con cámara lateral cerrada por lajas, que

contienen numerosas vasijas, (platos, cuencos y vasijas pedestal) cuya decoración más común

es por baño, así como caras y manos en aplique. Temporalmente ocupa la época

inmediatamente pre-conquista y conquista. Tiene relaciones estrechas con las Fases Tinajas y

Page 157: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

157

Sachamate (Ford 1944, Cubillos 1984).

Complejo Río Pichindé.- Sitios de habitación en pequeñas plataformas artificiales localizadas a

lo largo del río Cali, en la Cordillera Occidental. Cerca de estas se encuentran las tumbas, de

pozo bajo (frecuentemente tacado con grandes piedras) y cámara lateral, con entierros

primarios y secundarios. La cerámica es gruesa y burda; las formas comunes son grandes ollas

y cuencos (Ford, 1944).

Complejo Río Bolo.- Sitios en la Cuenca del río Bolo que baja de la Cordillera Central en zona

limítrofe entre los departamentos del Valle del Cauca y Cauca. Hay plataformas habitacionales

dispersas y concentradas; las tumbas son de pozo y cámara lateral y están cerca a las viviendas

o en cementerios. La cerámica es de forma globular con borde reforzado y pequeñas manijas,

baño rojo y decoración incisa simple (Ford, 1944).

Fase Sonso.- En los alrededores de Buga se identificaron varios sitios, como dispersiones

superficiales de cerámica o estratos en barrancos del río Cauca; algunos representan verdaderos

poblados (regueros de cerámica de hasta 300 m. de largo). En uno de ellos se registró el uso de

Page 158: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

158

tapia pisada. La cerámica incluye copas, botellones con tres asas, grandes vasijas para

almacenamiento, vasijas antropomorfas y en forma de calabazo. En la decoración se usó el

aplicado y modelado, incisión e impresión. Hay fechas entre 1200 + o - 75 y 1580 + o - 70.

Tiene estrechas relaciones estilísticas con el conjunto de Palmaseca y se extiende a la parte

cordillerana: Vijes, Restrepo, Río Bravo, Dagua, Atuncela, etc. (Bray y Moseley 1976).

Fase Moralba.- Pequeña muestra en el sitio de Moralba colocada estratigráficamente por

encima de Sonso. En este material se presenta la pintura roja. Posiblemente corresponde al

período colonial (Bray y Moseley, 1976).

Cerámica Buga.- Proviene de fincas diseminadas por el valle, con cerámica que se caracteriza

por: escasa decoración (excepcionalmente baño rojo), mala calidad de manufactura, formas

cilíndricas o globulares que con frecuencia tienen hombro angular y aledañas al borde, asas

como ojales para cuerdas. En tiestos, es difícil distinguirla de la cerámica burda de la fase

Sonso; podría ser el componente funerario de ésta. (Bray y Moseley, 1976).

Palmaseca. - Material encontrado en sitios de habitación y montículos artificiales bajos

aledaños al aeropuerto internacional de la ciudad de Cali. En la cerámica, son frecuentes las

bases aribaloides, platos, vasijas con asas de tres cintas, asas falsas en el cuello de la vasija,

copas sonajeras, figuras macizas de animales y flautas. En la decoración predominan las

incisiones, aplicado, presionado y pintura roja en zonas; fecha de 1140 + o - 80. (Cubillos 1984

y resumido en Herrera 1984).

Fase Sachamate.- Basada en el material de un asentamiento nucleado cercano al río Jamundí,

en suela plana. El baño rojo, la presión digital ungulada, son algunas de las técnicas decorativas

presentes en el material cerámico para el cual hay dos fechas de C14: 1170 + o - 60, 1210 + o -

50. Se relaciona estrechamente con las fases Quebrada Seca y Tinajas (Cubillos 1984).

Fase Tinajas.- Los sitios localizados en ambas márgenes del río Cauca, en los municipios de

Jamundí, Puerto Tejada, Miranda y Corinto, corresponden a poblamientos lineales a lo largo de

cursos de agua y también a poblamiento nucleado en aldeas relativamente pequeñas. Entre las

técnicas decorativas de la cerámica están el baño rojo, impresiones, incisiones, corrugado, etc.

Podría ser contemporánea con la Fase Sachamate (Cubillos 1984).

Guabas. - Cementerio en Guacarí cuyas tumbas de pozo con cámara contienen entierros

primarios y secundarios, individuales y colectivos. En los restos óseos se evidencia

deformación craneana. El ajuar funerario es variado, compuesto por objetos de cerámica,

piedra, hueso y metal. Entre las vasijas hay figuras antropomorfas, ollas, cántaros, copas y

cuencos, decorados por incisión, impresión, aplicación y pintura. Tiene una fecha a.C.

descartada y otra de 1120 + o - 100 d.C. Corresponde al Período Sonso (Rodríguez 1984,

1985).

Buga.- Cementerio en predios de Almacafé, con tumbas de pozo y cámara lateral que contienen

Page 159: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

159

entierros primarios ya sean individuales, duales o múltiples. El ajuar funerario consiste en

objetos de cerámica y piedra. Hay vasijas, volantes de huso, instrumentos musicales, pintaderas

y figuras antropomorfas. La incisión, impresión y pintura figuran entre las técnicas decorativas.

Tiene una fecha de 1360 + o - 70 d.C. (Rodríguez 1985, 1988).

Pance. Excavaciones en la cuenca del río que lleva el mismo nombre, en donde hay

asentamientos en cimas de lomas y en plataformas artificiales. Hay fragmentos de vasijas

decoradas por impresión, corrugado digitado. Relaciones con la Fase Quebrada Seca (Osorio

1986). Sistema alfarero siglo X (La Llanada).- Es posible que este conjunto, al cual se hizo

referencia atrás, también pueda incluirse aquí.

En asociación con la generalidad de estas unidades, se encuentran materiales líticos: metates y

manos de moler, hachas, barretones, cinceles en piedra pulida; raspadores y otros elementos en

piedra tallada.

La metalurgia correspondiente, es la tradición tardía del Suroccidente colombiano que se

distingue por el predominio de la tumbaga, las técnicas de fundición y el dorado por oxidación.

Las formas, son relativamente simples: narigueras en torsal con o sin remate, orejeras en espiral

y circulares huecas, colgantes zoomorfos, pectorales acorazados fundidos, etc. (Salgado 1984;

Plazas y Falchetti 1983).

Cauca Medio

Esta región que corresponde más o menos con el Viejo Caldas tiene una de las tradiciones de

guaquería más antiguas y vigorosas del país, pero es muy débil en datos arqueológicos.

La obra de Luis Arango Cano (1974-5) publicada en el año de 1924, puede considerarse como

una de las primeras fuentes para la arqueología de la región, teniendo en cuenta que incluye

cantidad de información de primera mano, sobre hallazgos de guaquería. En 1941, Luis Duque

Gómez, hizo un recorrido por la región reseñando sitios y documentando colecciones; llevó a

cabo excavaciones en Supía, Montenegro y La Tebaida, y publicó un compendio etnohistórico

y arqueológico (Duque Gómez 1942, 1943, 1970). Wendell C. Bennet (1944) hace una

descripción y análisis de vasijas del viejo Caldas en la colección del Museo Nacional y otras.

Entre 1966 y 1970 Karen Bruhns (1967, 1976a), y otros investigadores reseñaron colecciones, e

hicieron prospecciones y excavaciones de sondeo y de tumbas.

Gonzalo Correal (1980) excavó una tumba en Armenia. En 1980 Jean Francois Bouchard y

Leonor Herrera realizan excavaciones en la hacienda Pinares (entre Cartago y Alcalá).

Recientemente han llevado a cabo trabajo de documentación de colecciones, reconocimientos y

excavaciones María Cristina Moreno (FIAN 1985, 1986), Luis Gonzalo Jaramillo (1988),

Leonor Herrera y María Cristina Moreno(1988), en el departamento de Caldas y en el

Page 160: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

160

Departamento del Quindío Oscar Osorio (1986), Oscar Osorio, Sory Morales y Nohora Aydee

Ramírez, así como Camilo Rodríguez (1987) y Joel García.

En 1970 se encontró en el aeropuerto El Edén (municipio de La Tebaida) una punta de

proyectil en chert de forma triangular y con pedúnculo (Bruhns et al. 1976). Como yacía en una

superficie erosionada, sin ninguna otra asociación se incluye en la categoría ya descrita antes,

de puntas de proyectil precariamente asignadas al paleoindio. Viene luego un gran vacío de

conocimiento.

Las crónicas han permitido elaborar mapas de localización de grupos indígenas a la Llegada de

los españoles (Duque Gómez 1970: 32- 33); entre los cuales figura el Quimbaya que ocupaba

en el siglo XVI la vertiente occidental de la Cordillera Central hasta el río Cauca, en una franja

que tiene a Cartago y Armenia en un extremo y en el otro Llega hasta Manizales. Todavía es

difícil determinar qué materiales culturales, entre el heterogéneo conjunto procedente de esta

región, corresponde a este grupo histórico.

Se han elaborado dos esquemas para clasificar el material cerámico del viejo Caldas. Duque

Gómez (1970) propone una división de acuerdo con las procedencias de este en cuatro zonas:

Norte, Noroccidental, Occidental y, del Quindío. Karen Bruhns lo divide en cuatro complejos:

Cauca Medio, Caldas, Marrón Inciso y Tricolor. Ninguno de los dos es adecuado para

incorporar los escasos datos nuevos; desafortunadamente, no se puede proponer una alternativa.

A continuación se combinan estas dos clasificaciones, para describir los materiales

característicos de la región.

1. Zona Norte.- Comprende el municipio de Supía. Es una cerámica incisa y pintada que sería

antigua, por tener similitudes con material agustiniano fechado a principios de la era cristiana.

2. Zona Noroccidental. - Municipios de Anserma, Santuario, Risaralda, Belalcázar, Quinchía,

Riosucio, Pereira y Chinchiná. Cerámica monocroma negra, con decoración modelada, en

motivos antropomorfos y/o círculos incisos. En las formas es frecuente la silueta compuesta en

vasijas que muestran un ángulo en la mitad del cuerpo, también se presenta la forma mocasín.

Corresponde a grandes rasgos al Complejo Inciso Aplicado que inicialmente Bruhns (1967)

consideró como un conjunto independiente, pero más tarde (1976a) incluyó como tipo dentro

del Complejo Caldas (que se caracteriza por el uso de pintura negra sobre rojo).

Page 161: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

161

En el Municipio de Manizales (vereda La Cabaña y río Guacaica) aparece el Aplicado Inciso en

forma independiente (FIAN 1985; Moreno 1985, 1986), así como en Nuevo Río Claro

(Municipio de Villamaría) (Herrera y Moreno 1988). La cerámica documentada recientemente

en Chinchiná, Palestina y Santa Rosa de Cabal tiene rasgos comunes con la de los sitios

anteriores (Jaramillo 1988).

El complejo Tricolor de Bruhns corresponde a vasijas procedentes de una zona restringida en

los alrededores de Pereira y Manizales. Se trata de un material distinto, en cuanto a formas y

motivos decorativos al del complejo Cauca Medio, para el cual es característica también la

pintura en tres colores.

3. Zona Occidental.- En la cordillera Occidental, área limítrofe de Risaralda con el Chocó. Se

encuentran cántaros semiovoidales con asas en la mitad del cuerpo, cuello reducido, una o dos

bocas, que pueden tener representaciones antropomorfas. Hay también platos y recipientes de

boca ancha decorados con pintura roja en motivos de líneas paralelas y cruzadas.

Page 162: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

162

4. Zona del Quindío.- Cerámica de gran variedad de formas y estilos decorativos, dividida por

Karen Bruhns en los siguientes complejos o unidades.

a. Complejo Medio Cauca. Su área de dispersión es desde Buga en el Sur hasta más o menos el

Norte de Medellín. Tiene fechas de C14 de 1100 + o - 80 d.C. y 1400 + o - 70 d.C. Se compone

de los siguientes tipos ("wares"), definidos con base en tratamiento de la superficie:

i. Tres colores negativo. Diseños geométricos negros sobre baño rojo y blanco. Formas: copas,

vasos cónicos, ánforas, cántaros con cara antropomorfa modelada en el cuello, botellas con asa

de estribo y modelado antropomorfo en la boca. Los cuencos, alcarrazas y vasos silbantes que

se han incluido en esta categoría son los característicos de la tradición Yotoco,

cronológicamente anterior al complejo Cauca Medio. Hay vasos antropomorfos (también

llamados gazofiláceos) relacionados estilísticamente con ejemplares que ocasionalmente se

encuentran, en ajuares Sonso en las subregiones Cordillerana y Valle del Cauca.

ii. Negativo sobre rojo con decoración punteada. Impresiones circulares empastadas, sobre

diseños negros, en algunas de las formas que se dan en la división anterior.

iii. Baño blanco grueso y negativo sobre naranja. Diseños lineales en blanco y negro aplicados

sobre baño naranja en copas anchas y en soportes de silueta reloj de arena.

Page 163: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

163

iv. Incensarios. Cuencos carenados naranja, con decoración principalmente excisa.

b. Complejo Caldas. Se deriva del Complejo Cauca Medio y tiene la misma dispersión de éste,

con sitios intercalados en áreas donde el primero predomina.

Le corresponden dos fechas de 1050 + o - 120 d.C. y 1120 + o - 90 d.C. Las cerámicas

utilitarias de los dos complejos son indistinguibles. Es un estilo cuya decoración se caracteriza

por el uso de dos colores: rojo y negro (negativo). Formas: copas, cuencos (estilísticamente

similares a los del Complejo Sonso), ánforas, cántaros, soportes, alcarrazas, vasos

antropomorfos similares a los del Complejo Medio Cauca, cántaros con cara humana modelada

en el cuello, figurinas antropomorfas cuadradas y aplanadas (retablos). De esta última categoría

se encuentran ejemplares relacionados, generalmente más burdos y primitivamente estilizados

en la subregión Cordillerana.

También están incluidos en este complejo los "incensarios", que son cuencos aquillados

generalmente de color naranja con decoración sea de la combinación excisión con incisión o de

incisiones e impresiones. Por último incluye este complejo la cerámica Aplicada Incisa ya

mencionada arriba, en la cual son características las formas irregulares y las bases angostas y

pesadas.

Page 164: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

164

c. Complejo Marrón Inciso. Esta categoría fue separada de las demás vasijas de la región del

viejo Caldas por Bennet (1944), quién le dió su apelativo. Precede de un área relativamente

restringida en las vertientes de la Cordillera Central entre Armenia y Aguadas (en el Norte de

Caldas). La forma más frecuente es la de urnas funerarias de forma semicilíndrica,

antropomorfas o con un saliente moldeado que las rodea a poca distancia del borde. Las

superficies, bañadas y pulidas, se decoraron con bandas verticales de motivos lineales incisos, a

veces con empastado. Edad propuesta: anterior a 800 d.C.(Bruhns 1969-70).

Las inconsistencias del esquema de Bruhns se señalan en más detalle a continuación. En primer

lugar como hay semejanzas muy estrechas entre los complejos Medio Cauca y Caldas, tomados

en conjunto y además ocupan la misma área, se puede pensar que esta división no se justifica

plenamente. Por otro lado, cada uno de estos complejos incluye tipos que podrían formar

unidades separadas, como en el caso de la cerámica Aplicada Incisa del Complejo Caldas. El

tipo blanco grueso y negativo sobre naranja se distancia, por la decoración lineal cruzada, del

resto del material policromo del Complejo Medio Cauca y ocasionalmente se encuentra en

sitios donde predomina la cerámica Aplicada Incisa (Moreno, comunicación personal;

Jaramillo, comunicación personal). Las vasijas diagnósticas de la tradición Yotoco deben

quedar fuera del complejo Medio Cauca, que es tardío y tiene más afinidades con el horizonte

Sonso. Finalmente, tanto las excavaciones de Bouchard y Herrera, como las de Rodríguez

Page 165: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

165

(1987) en el Brea limítrofe entre los Departamentos del Valle del Cauca y Quindío no

produjeron el material policromo característico de los complejos Caldas y Cauca Medio, sino

con énfasis en otras técnicas decorativas .

El problema de la colocación temporal de la tradición Yotoco en la subregión Cauca Medio

está indirectamente relacionado con otro gran interrogante, como es el de la asociación

cerámica y la antigüedad del conjunto orfebre conocido desde el siglo pasado como Estilo

Quimbaya (Pérez de Barradas 1966: 10).

De acuerdo con sus atributos estilísticos y de forma se incluye en la tradición metalúrgica

temprana (500 a.C. 1.000 d.C.) del Suroccidente (Plazas y Falchetti 1983). Bray (comunicación

personal) hizo fechar recientemente núcleos cerámicos de algunas piezas; los resultados no se

pueden citar en detalle todavía, pero corresponden al primer milenio d.C.

Estas fechas pondrían en cuestión la hipótesis de Lathrap et al. (1984), según la cual este estilo

orfebre se colocaría entre los años 1500 a 600 a.C.. Incidentalmente, este razonamiento se

sustenta en parte en una comprensión defectuosa de los episodios volcánicos de la Cordillera

Central, que afectaron el Departamento del Valle del Cauca y en la hipótesis de Bruhns (1969-

70) según la cual por rasgos iconográficos se asocia esta orfebrería con el complejo Marrón

Inciso, que no seria contemporáneo con los complejos Medio Cauca y Caldas sino anterior a

Page 166: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

166

éstos (Bruhns 1969-70).

Sin embargo en la subregión cordillerana la orfebrería de esa misma tradición metalúrgica

temprana está firmemente asociada con la cerámica Yotoco (Herrera, Cardale de Schrimpff y

Bray 1982-3), si bien hay que recordar, que la orfebrería ya desarrollada, aparece en llama, que

es el complejo anterior. Podría señalarse con mucha cautela que los complejos cerámicos llama

y Marrón Inciso comparten una propensión por vasijas antropomorfas modeladas, realistas. En

estas cerámicas, así como en la orfebrería de la subregión Cauca Medio, la figura humana tiene

contornos suaves, redondeados, miembros proporcionados Y dotados de soltura; también hay

énfasis en la decoración incisa linear, mientras que la policromía es menos importante. Como

ya se anotó atrás en la subregión cordillerana, los complejos cerámicos llama y Yotoco

presentan rasgos que evidencian cierta continuidad del uno al otro. Y aquí es interesante llamar

la atención sobre una curiosa vasija ilustrada por Bray (1978: 83), que pertenece a la colección

del Banco Popular y está identificada con el número Q.8766. Se trata de un cuenco pando

antropomorfo en el cual se combinan el estilo de representación de la figura humana, típico del

complejo Marrón Inciso, con pintura curvilinear en los colores característicos (rojo, naranja y

blanco) de la cerámica Yotoco.

Los datos sobre rasgos arqueológicos visibles en el paisaje aparecen con Duque Gómez (1942),

quien reseña la presencia de surcos, aterrazamientos para vivienda, caminos a manera de

trinchera "amontonaderos" (sitios donde se depositaban fragmentos cerámicos). Posteriormente

se hace énfasis sobre sistemas de eras de cultivo que corren paralelas a las pendientes, y su

función (West 1959, Bruhns 1981). Concentraciones de plataformas son visibles, en lugares

pendientes con vegetación de pasto, por ejemplo en el paisaje que se domina desde la carretera

troncal que atraviesa la Cordillera Central, entre Calarcá y La Línea y al otro lado de la

cordillera, bajando hacia Cajamarca en la Región del Valle del Magdalena. También se

observan en la carretera, que une a Armenia con el Valle del Cauca por Zarzal.

Bruhns (1976) sostiene que los sitios de los complejos Cauca Medio y Caldas son amplias áreas

con distribución uniforme de tiestos, líticos y piedras rajadas por el fuego, pero no se ven

estructuras ni alteraciones de piso para colocarlas ("patios de indios"). Estas se encuentran por

los lados de Pijao y Caicedonia, es decir en límites departamentales Valle del Cauca - Quindío,

asociadas con material que muestra más similitudes con el tardío encontrado por Bray y

Moseley en los alrededores de Buga, que con el de los Complejos Cauca Medio y Caldas . Por

lo tanto propone que existiría allí un límite cultural.

Otro hecho importante relacionado con esta zona es la existencia de un yacimiento, Los

Quingos, localizado a orillas de un "río de agua salada", donde se llevaron a cabo excavaciones

preliminares. Hay allí material cerámico abundante, con una predominancia de jarras grandes

de borde acampanado, con la superficie exterior frecuentemente carbonizada y una gran

cantidad de líticos (cuchillos de basalto gris, así como implementos en forma de astilla). Se

Page 167: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

167

interpreta este yacimiento como una salina (Bruhns 1976b).

Los datos de las investigaciones de Rodríguez (1987), confirman la información de Bruhns

sobre tipo de asentamientos: hacia el límite con el Valle hay aterrazamientos mientras que en la

hoya del Quindío no. En esta última región los sitios tienen mayor densidad de material cultural

y éste no corresponde a ningún tipo descrito por Bruhns: hay decoración impresa y bordes

evertidos con acanaladuras en el interior.

Cañón del Cauca

Se conocen hasta el momento dos investigaciones en esta región. En 1983, Neyla Castillo inició

investigaciones en un complejo funerario en el municipio de Sopetrán. Allí depresiones

circulares señalan la localización de tumbas complejas de pozo y varias cámaras. Se obtuvo una

fecha de 840 ± 50 d.C. para una de ellas.

En la parte baja del mismo cerro donde está el cementerio, se localizó un área de vivienda con

un material variado, entre el cual figura una cerámica distinta a la encontrada en las tumbas.

Otros implementos encontrados en este yacimiento son machacadores, raspadores, metates,

manos de moler y chopper. La autora propone la existencia de dos ocupaciones, que

corresponderían a dos sistemas agrícolas, uno más antiguo basado en raíces, y uno tardío en

semillas (Castillo 1985 y FIAN 1985).

En 1983 y 1984, Jesús M. Girón efectuó prospección y excavaciones en el municipio de

Buriticá, importante distrito minero en épocas prehispánica y colonial, donde se encontraba oro

de veta y aluvión. Localizó sitios de vivienda en lugares natural y artificialmente planos, así

como áreas de hundimientos, similares a las encontradas en Sopetrán; también hay túmulos que

señalan estructuras funerarias. Se diferenciaron dos complejos cerámicos. Uno caracterizado

por un material duro con pintura roja, decoración incisa y bordes reforzados, que muestra nexos

estilísticos con el material de Sopetrán fechado para el siglo IX, y también asocia con los

hundimientos. El otro complejo, constituido por una cerámica friable de baño rojo y bordes

evertidos, posiblemente posterior, que se relacionaría con los cementerios de túmulo. También

se encontró una tercera clase de cerámica, del período de la conquista (Girón 1985, FIAN

1985).

Balance General de la Región

Esta región comprende cuatro subdivisiones: Valle del Cauca, Alto Cauca, Cauca Medio y

Cañón del Cauca, que se diferencian por un disparejo conocimiento arqueológico. Teniendo en

cuenta esta desigualdad se pueden señalar dos rumbos para la investigación. Hay necesidad de

Page 168: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

168

investigación de base, es decir localizar sitios, excavar yacimientos estratificados, y recoger

información de material en museos y colecciones particulares, para definir o redefinir sobre

bases apropiadas, complejos cerámicos locales y cuadros cronológicos subregionales.

Otra clase de investigación es la que combina estrategias como la anterior, orientada a "llenar

lagunas", con un procesamiento de los datos existentes para lograr definir regularidades que

trasciendan la subregión, y aún la región. El siguiente paso es proponer investigaciones ya

especializadas, enfocadas en un problema o una categoría de datos que resolverían ese

problema. Hay varias posibilidades, que se exponen a continuación.

Es necesario seguir el estudio de la tradición microlítica de obsidiana y de las otras tradiciones

líticas paralelas en el Alto Cauca, para determinar su antigüedad y su duración. Si esta es tan

considerable, como parece sugerirlo la presencia en sitios Pre-conquista, como se integra con

las pautas de subsistencia y de que forma la afectan los cambios en éstas. En general, el

empalme entre las ocupaciones precerámicas y el formativo, con el trasfondo de una tradición

lítica constante, está todavía oscuro.

La utilidad de la ceniza volcánica como un medio para determinar la antigüedad de yacimientos

arqueológicos es aceptable, cuando se conoce bien la geomorfología de una región específica2.

Recientemente, se ha exagerado su utilización como en la propuesta de Lathrap para resolver el

problema de la colocación cronológica de la orfebrería del Cauca Medio, a través de

cataclismos volcánicos en Calima, donde no los ha habido (Lathrap et. al. 1984, Bray 1985

verbalmente).

En cuanto a las relaciones entre los complejos cerámicos tardíos a lo largo de la región, ya se

hizo énfasis sobre las similitudes que en esta época se aprecian entre los del departamento del

Valle del Cauca; pero podría considerarse un horizonte más amplio que se extendería por el sur,

hasta el Altiplano de Popayán, y por el norte incluiría el medio Cauca y al occidente llegaría

hasta la Costa Pacífica. Algo similar, a grandes rasgos, se ha sugerido en el caso de la

orfebrería tardía del suroccidente colombiano (Plazas y Falchetti 1983). No se trata aquí de

buscar difusión de rasgos por sí misma, pues el hecho de reconocer una cierta tendencia

homogeneizante que se difunde rápidamente entre áreas vecinas debe poder explicarse en

términos culturales, étnicos o políticos3. En el Ecuador a un proceso paralelo cronológicamente

se le ha llamado Integración. Más allí, por lo menos para la zona costera norte, hay una

continuidad con la época anterior; pero en la región del río Cauca, en su curso por entre las

cordilleras, hay por el contrario un cambio, si no total, si cualitativo y drástico. Por mucho

2 1. El estudio geológico del Altiplano de Nariño hecho por Tello (FIAN 1985) indica p.e. la existencia de una

capa de humus sepultada por más de 1 m. de materiales volcánicos. 3 * Las conclusiones de Ann Osborn (1986) sobre diferencias y semejanzas culturales entre los subgrupos

Tunebo y la forma como éstas se reflejarían en los restos materiales, podrían muy bien aplicarse a la situación

prehispánica en el suroccidente colombiano.

Page 169: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

169

tiempo se ha hablado de las invasiones caribes. Lathrap ha tocado el tema de la distribución de

sistemas de eras (ridged fields) y sugiere que tienen un origen común; con su óptica particular

centrada en la Amazonia, sitúa en esa región su origen aunque no sean muy comunes allí

(Lathrap 1980). Burcher (1985) le da otro cariz al tema de las invasiones caribes, con

ingredientes de la hipótesis de Lathrap sobre movimientos de expansión cíclicos desde la

Amazonia, para proponer un patrón de desplazamientos de grupos de selva tropical hacia afuera

de su hábitat y ocupación de otras áreas por conquista y violencia.

Un tema que puede tener relaciones con el de parentescos entre cerámicas de subregiones

vecinas, es el de la dispersión, distribución y cronología de modificaciones del suelo para

agricultura y vivienda. Las primeras son generalmente de conjuntos de canales paralelos a la

pendiente que reciben diversos apelativos: eras, camellones, zanjas, "ridged fields", campos de

cultivo.

Para viviendas se prepararon plataformas por corte y relleno. La presencia de estos rasgos es

ubicua por las Cordilleras Occidental y Central. Aparecen en tres de las subregiones de la

cuenca del Cauca, y en dos subregiones vecinas, se conocen en el Macizo Colombiano (Llanos,

comunicación personal), y en la región de La Plata (Drennan, 1985).

Page 170: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

170

Page 171: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

171

Page 172: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

172

VII. COSTA DEL OCÉANO PACÍFICO Y VERTIENTE OESTE DE LA

CORDILLERA OCCIDENTAL

Leonor Herrera

West, en su ya clásico estudio de geografía humana, establece un "área cultural de las tierras

bajas del Pacífico" que comienza, al sur, en la Provincia de Esmeraldas en el Ecuador; y al

norte abarca la mayor parte de la Provincia de Darién en el sureste de Panamá (West 1957:1).

Aunque se aplique esta definición a una población de origen africano, muy distinta a la que

concierne a este aparte, tiene, como se verá más adelante, alguna validez para la época

prehispánica. Los límites de la región como se la considera en este documento, son diferentes a

los del área cultural, pues está convencionalmente delimitada al norte y sur, por las fronteras

políticas actuales, y no incluye la cuenca del bajo río Atrato. Por el occidente, a partir del río

Guapi, abarca la vertiente pacífica de la cordillera occidental, tomando como límite el divorcio

de aguas.

En el Departamento del Valle del Cauca, la línea divisoria entre las regiones Costa pacífica y

Cuenca Montañosa del río Cauca, corta tradiciones culturales que hacia finales del Primer

milenio d.C. se extendían por valle y cordillera. Sin embargo, si esta divisoria se recorriera en

dirección al mar, no haría justicia a los datos, cada vez más abundantes, sobre relaciones entre

costa y cordillera.

Tomando como referencia el Cabo Corrientes, se consideran dos sectores:

Hacia el norte del Cabo Corrientes4, la franja costera es rocosa, constituida por las abruptas

estribaciones de la Serranía del Sapo (o de los Saltos) y la Serranía de Baudó, caracterizadas

por pendientes pronunciadas cubiertas de selva pluvial. El río Baudó forma un largo valle

longitudinal en esta formación montañosa.

Entre las serranías y la cordillera, el río Atrato atraviesa un paisaje de colinas bajas de

sedimentos terciarios disectados, formando un amplio valle aluvial con multitud de ciénagas.

Las vertientes de la cordillera occidental, están cubiertas de selva cálida y húmeda, que en el

pie de monte tiene una lluviosidad de 8.000 mm., superior aún a la del valle del Atrato.

En dirección sur, en territorio de los departamentos de Risaralda y Valle del Cauca y el extremo

norte del Cauca, el paisaje hacia los 1.500 m. de altura se caracteriza por lomeríos y pequeños

valles de clima templado, donde pastizales y cultivos han reemplazado en gran parte la

vegetación original de bosque subtropical húmedo. Hay partes muy áridas y erosionadas, que

quedan a la sombra de los vientos prevalentes o reciben su impacto cuando ya han descargado

4 Para la presentación geográfica de la región se utilizaron las descripciones de Robert C. West (1957),

Ernesto Guhl (1975, 1976) y Jean Francois Bouchard (1982-3).

Page 173: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

173

la humedad en los contrafuertes de la cordillera. En dirección al mar, la cordillera cae en

pendientes abruptas y selváticas en las que ríos torrentosos han cortado cañones profundos. En

esta zona llueve casi todos los días.

El pie de la cordillera es una superficie de ondulaciones leves, cubiertas por selva tropical, de

clima muy húmedo (80 a 95%), caliente (30º). Precipitaciones excesivas (hasta 10.000 mm

anuales) hacen de ésta la zona la más lluviosa de América, donde los dos períodos secos

anuales (el verano en febrero-marzo y el veranillo en julio y agosto) son escasamente notorios.

La región costera de Cabo Corrientes hacia el sur, está formada por materiales aluviales

recientes, muy inestables y cubierta de selva pantanosa, en la que predomina el mangle. Los

ríos, en su desembocadura, forman numerosos canales y esteros por los cuales penetra el agua

salada durante la marea alta. En la marea baja se retira el agua de los esteros y queda un piso

fangoso, no propicio para habitación humana. Esta zona es un hábitat ideal para la fauna marina

y terrestre, pues impera allí un régimen salobre y se genera una gran cantidad de detritus

orgánico, que constituye una abundante fuente alimenticia. Además, la tupida vegetación

provee un abrigo natural.

Esta región se subdivide así:

Subregión norte: a partir de Buenaventura, correspondería, más o menos, con el Departamento

del Chocó; Subregión sur: de Buenaventura hacia el sur; Subregión Cordillerana: en los

departamentos de Risaralda y Valle del Cauca; Subregión Mesa del Chocó: estribaciones

septentrionales de la cordillera occidental y Subregión Insular.

Exceptuando la parte cordillerana, la región presenta condiciones adversas para el trabajo

arqueológico. Dada la escasez de vías de comunicación el transporte se hace por río y mar,

sometiéndose a las limitaciones de mareas y vientos. Los asentamientos son difíciles de

encontrar entre la espesa vegetación y donde ha habido desmonte, los materiales arqueológicos

sufren erosión y redeposición .

Page 174: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

174

Subregión Pacífico Norte

Las primeras investigaciones arqueológicas se deben a Sigvald Linné quien recorrió la región

en 1927, haciendo recolecciones superficiales de material cerámico y lítico y estudiando el

contenido de tumbas. Entre los lugares visitados están la Bahía de Cupica, el río Jurubidá, el

Cabo Corrientes y el río Pavesa (Linné 1929). En 1942 el geólogo Víctor Oppenheim, hizo

Page 175: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

175

recolecciones superficiales de material cultural en varios sitios: entre el Cabo Corrientes y la

ensenada de Utría, en las bahías de Solano y Cupica; en el Valle del Atrato, entre el río Salaquí

y Bagadó; en el Valle del río San Juan, en los sitios posteriormente excavados por G. y A.

Reichel-Dolmatoff (Recasens y Oppenheim 1943-44).

En 1960 Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff hicieron prospecciones en la costa comprendida

entre Buenaventura y Cabo Corrientes, en las hoyas del medio y bajo río San Juan y del Bajo

Baudó. Realizaron excavaciones en Murillo y Minguimalo, dos de los treinta sitios detectados

en el bajo río San Juan. En 1961, ellos mismos prospectaron la costa entre Cabo Corrientes y la

frontera con Panamá, las cabeceras del río Baudó y los ríos que desembocan en la costa.

Localizaron quince sitios y excavaron en Bahía Cupica (Reichel-Dolmatoff G. y A. 1962).

Posteriormente excavaron el sitio de Catanguero, cerca a la desembocadura del río Calima en el

San Juan (Reichel 1965:114).

Entre 1984 y 1986, Carlos Armando Rodríguez ha realizado investigaciones en el bajo Río

Calima (comunicación personal). En el río Munguidó integrantes del Proyecto Calima

realizaron en 1982 un reconocimiento y una excavación de sondeo (Bray, Schrimpff y Herrera,

en preparación).

La mayoría de los sitios detectados por G y A. Reichel-Dolmatoff son yacimientos cerámicos

pero en algunos (Alto río Baudó, río Jurubidá, río Chorí, Bahía de Utría) encontraron conjuntos

líticos Que no están asociados con cerámica o con artefactos de piedra pulida o amolada y que

consisten en raspadores unifaciales, hojas, ocasionales choppers y perforadores. Como se trata

de sitios superficiales o estratos redepositados, no es posible fecharlos, pero tipológicamente se

Page 176: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

176

los asigna al paleoindio (Reichel-Dolmatoff 1986: Figs. 13-16, pp. 41-47).

La excavación de un túmulo funerario, en Cupica, en cercanías del estero La Resaca, permitió

definir cinco fases sobre la base de un material consistente en vasijas y fragmentos de cerámica,

en su mayoría burdos y sin decoración. Otras asociaciones fueron escasas: lascas de cuarzo,

peloticas de mineral, volantes de huso, hachas de piedra y una nariguera de oro de la fase IV,

fase para la cual hay una fecha de C 14, del siglo XIII d.C. Aunque el material cerámico

muestra variaciones a lo largo de la secuencia, las fases comparten elementos significativos que

sugieren continuidad cultural. Mientras que los comienzos de Cupica parecen relacionarse con

desarrollos formativos tardíos de la cuenca del río Sinú (Cupica I y II con Momil y Ciénaga de

Oro, Cupica III con Tierra Alta), las fases tardías (IV) están estrechamente emparentadas con

cerámicas de la zona de Lago Madden y del período Coclé Tardío en Panamá. Se ha sugerido

que la presencia de rasgos panameños podría deberse al establecimiento de pequeñas colonias

en playas colombianas, que se habrían extendido hasta Bahía Solano (Reichel-Dolmatoff G. y

A. 1961; Reichel-Dolmatoff 1965: 132, 1978: 88).

Recientemente se ha reinterpretado el material de Cupica comparándolo con resultados de

investigaciones en Panamá. Los yacimientos costeros, tanto colombianos como panameños,

corresponderían a una población densa y un contacto vigoroso a lo largo de los nueve siglos

que preceden a la conquista; de manera que constituiría un área cultural significativa por

derecho propio. Incidentalmente se considera la fecha de 1.227 d.C. como demasiado tardía

(Bray 198·4: 330-1).

En el bajo río San Juan, los reconocimientos y las excavaciones en yacimientos estratificados

en los sitios de Murillo y Minguimalo, permiten definir dos complejos culturales diferentes

aunque con evidencias de que hubo contacto entre ambos. La densidad de material cultural y su

profundidad indicarían que se trataba de poblados nucleados y relativamente permanentes,

probablemente compuestos por viviendas construídas sobre pilotes.

Se denominó Murillo al complejo más antiguo, que tiene una primera fecha del siglo IX d.C.,

aunque la posición estratigráfica de la muestra fechada, indica que su comienzo se remonta

algunos siglos atrás. El autor sugiere una economía basada en el cultivo de raíces, recolección

de frutas de palma, caza y pesca, por la presencia de martillos o piedras pesadas para machacar

y la ausencia de manes de moler y metates. Estos elementos hacen su aparición en Minguimalo,

el siguiente complejo, que tiene una fecha de C 14 del siglo XIII. Las evidencias de este tienen

una mayor expansión por la hoya del río San Juan, que las del complejo anterior.

El material cerámico de ambos complejos es ordinario y no parece tener antecedentes en el área

del Chocó. Tentativamente, los autores sugieren una relación con el Alto Amazonas por

comparación de rasgos decorativos en la cerámica y la presencia de hachas en forma de T, en

Minguimalo (Reichel-Dolmatoff G. y A. 1962; Reichel-Dolmatoff 1978: 86-87).

Page 177: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

177

En un sondeo hecho en un barranco del río Munguidó, afluente del San Juan, se excavó un

estrato cuya cerámica presenta rasgos tanto de Minguimalo como del estilo Sonso (muy

extendido por la región cordillerana y la suela plana del río Cauca), con una fecha de C 14 del

siglo XI d.C., que no aclara tampoco el origen de los complejos del río San Juan, pero sugiere

nexos más cercanos geográficamente (Herrera, Cardale de Schrimpff y Bray 1983 y en

preparación).

Los datos preliminares de las excavaciones en la Finca San Luis (CVC) en la parte intermedia

del bajo río Calima, indican la existencia de un asentamiento Sonsoide (Rodríguez, 1986).

En las excavaciones de Catanguero, en el bajo río Calima, se recuperó una cerámica que

muestra rasgos similares con el período II de Mataje (Subregión Pacífico Sur) y con la

cerámica de la región de Calima (subregión Cordillerana) (Dussán de Reichel 1965-6: 66;

Reichel-Dolmatoff 1965: 100, 114). La lista de rasgos compartidos por Catanguero y la región

de Calima incluye elementos tanto del período llama (p ej. incisiones finas, "canasteros") de los

últimos siglos anteriores al comienzo, de la era cristiana, como de Yotoco, el período siguiente

(p. ej. pintura policroma y cuencos (Herrera, Schrimpff y Bray 1982-3).

Subregión Pacífico Sur

Al parecer el primer investigador que hiciera reconocimientos fue Marshal Saville en 1921,

quien no publicó los resultados de sus exploraciones en el extremo sur de la región (Cubillos

19551 8). En 1950 Julio Cesar Cubillos, exploró la franja costera de la rada de Tumaco hacia el

sur, hasta la frontera con Ecuador e hizo las primeras excavaciones sistemáticas, en Monte Alto

(Cubillos 1955). En 1962 Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff realizaron exploraciones a lo

largo de la costa entre Buenaventura y la frontera con el Ecuador y excavaron en los sitios de

Mataje e Imbilí (Reichel-Dolmatoff G. y A. 1961; Reichel-Dolmatoff 1965, 1978). Durante

varios años, hasta 1977 Jean Francois Bouchard llevó a cabo excavaciones en los sitios de

Inguapí, El Balsal, El Morro, Pampa de Nerete y Caunapi (Bouchard 1982-3). Recientemente

Diógenes Patiño (1987 1988) hizo prospección y excavaciones en las regiones bajas costeras

comprendidas entre los ríos Guapi y Timbiquí.

En la zona costera hacia el sur de Buenaventura se encuentran pequeños sitios de habitación,

con cerámica tardía, que en algunos casos se relaciona con los complejos del río San Juan, y,

sobretodo a partir del río Guapi, con estilos de la región de Tumaco (Reichel-Dolmatoff 1978).

Los yacimientos están localizados con frecuencia, en la extremidad de la llanura aluvial, en el

umbral entre la zona de manglares y la selva tropical húmeda. Generalmente se componen de

Page 178: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

178

aglomeraciones de montículos artificiales, localmente denominados "tolas", en los que se

encuentran cabecitas y figurinas antropomorfas en gran profusión, vasijas trípodes y ralladores

en forma de pescado. El límite cultural y ecológico de la región estaría en el Ecuador en el río

Verde (Bouchard, 1985).

Las excavaciones en Monte Alto, dejaron entrever que la ocupación del área podría tener una

considerable antigüedad y que hubo variaciones a lo largo del tiempo, tanto en el material

cultural, como en las pautas de asentamiento y en las de entierro. El autor propone una división

en dos períodos: Antiguo y Menos Antiguo y sugiere relaciones con material cultural del sur de

Méjico y la posibilidad de movimiento cultural en dirección Norte-Sur (Cubillos 1955).

Las excavaciones llevadas a cabo en el río Mataje, confluencia con la quebrada la Rucia, no

han sido publicadas en detalle. Se trata de un montículo artificial formado por la acumulación

de basuras y pisos de habitación, que permitió establecer una secuencia de unos cuatrocientos

años. Una fecha de C14 de 400 + o - 180 a.C. marca el final del período I, para el cual se

mencionan alcarrazas, soportes trípodes altos y soportes mamiformes. El período II, tiene una

fecha inicial de 300 + o - 200 años a.C. y en él aparecen figurinas con rasgos faciales similares

a las de las representaciones humanas del período llama (Calima), así como la decoración por

finas incisiones, también características de este desarrollo cordillerano. Mataje II, es el período

Page 179: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

179

que corresponde, con detalle, al sitio Catanguero en el bajo río Calima. La fecha 10 + o - 130

d.C. marca el final del período II y el comienzo del III. En el río Mira, en el sitio de Imbilí, se

encuentran grandes acumulaciones de basura en las cuales hay material relacionado con el del

río Mataje, pero que son algo tardías del año 1.000 d.C. aproximadamente (Reichel-Dolmatoff

1965, 1978; Dussán de Reichel 1965-66).

El material cultural de estos sitios, se interpretó como restos de colonias de navegantes de

origen mesoamericano que, no florecieron y se fueron desplazando hacia el sur a la costa

ecuatoriana. También por el occidente penetraron a la cordillera por los ríos Patía, Calima y

otros. Su influencia es notoria en el valle del río Cauca donde originan más altos desarrollos.

Los grupos que permanecieron en la región de Tumaco, sufrieron los efectos del medio

inhóspito, que se reflejan en el material cerámico como una regresión, pues se vuelve

paulatinamente sencillo y burdo. Según Reichel-Dolmatoff, la región de Tumaco se podría

considerar una extensión de la arqueología de la Provincia de Esmeraldas, pero no se trataría de

una sola cultura sino de un largo desarrollo y de varias superposiciones de culturas. Los rasgos

que se tomaron como base para proponer movimientos migratorios desde Mesoamérica son:

tumbas profundas de pozo con cámara lateral, figurinas antropomorfas elaboradas, deformación

craneana occipito-frontal, cerámica multípoda, alcarrazas, sellos, torteros complicados, pitos

biomorfos (Reichel-Dolmatoff 1965, 1978 y comunicación personal 1967).

Basándose en la excavación de sitios de habitación y basureros, Bouchard (1982-3, 1985)

define una secuencia de cinco complejos: Inguapi, Balsal, Nerete, Morro y Bucheli. Compara el

material de estos con el de los sitios arriba mencionados y el de la Tolita, dentro de un esquema

integrado con la periodización vigente en el Ecuador. Hace así mismo un examen crítico de las

hipótesis de origen mesoamericano de estos desarrollos para concluir que hay más argumentos

en favor de una raíz suramericana.

Page 180: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

180

De acuerdo con este esquema ciertos rasgos son generales para toda la secuencia, como las

figurillas antropomorfas con deformación craneana. Los asentamientos se encuentran en las

cercanías del agua (ríos, esteros o playas); en los complejos más tempranos sobre la topografía

natural y en el más reciente sobre las "tolas". La economía era mixta, orientada hacia

explotación de la fauna de mar, ríos y esteros; recolección de frutas silvestres; cultivo de raíces

y maíz.

Inguapi es el complejo más antiguo, cuya primera fecha, 325 + o - 85 a.C. corresponde

cronológicamente al formativo tardío. El material cerámico, incluyendo las figurinas, muestra

rasgos chorreroides; aparecen evidencias de trabajo de oro, ya con técnicas desarrolladas. Se

relaciona con los períodos Monte Alto Antiguo, Mataje I y el período pre-tolita de La Tolita.

El siguiente complejo, Inguapi 2, con fechas 270 y 50 a.C., se deriva del anterior, pero

desaparecen los rasgos chorreroides de la cerámica. Las figurinas de este complejo son las que

siempre ilustran la "Cultura Tumaco-La Tolita". Corresponde a la época de los desarrollos

Regionales y dentro de ella a una etapa "clásica" propuesta por el autor; se relaciona con el

periodo II de Mataje y el período clásico de La Tolita.

Continúa la secuencia con el complejo Balsal, que tiene una fecha de 50 d.C. El complejo

Nerete, para el cual no hay fechas se considera contemporáneo. En estos complejos

desaparecen los rasgos clásicos en las figurinas y, hay otros cambios en la cerámica que

podrían deberse tanto a relaciones de tipo comercial como a la llegada de grupos humanos que

reemplazaron a la población anterior. Ambos complejos harían parte de una etapa intermedia en

la época de los Desarrollos Regionales.

Page 181: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

181

El complejo Morro, con fecha 430 d.C. representa en la secuencia, una modificación más

drástica que la anterior, pues cambian todos los tipos cerámicos, aunque las figurinas

continúan. Se postula la llegada de un nuevo grupo a la región. Corresponde a una etapa tardía

de los Desarrollos Regionales.

La cerámica del último complejo, Bucheli que tiene fecha 1075 d.C., al ser comparada con la

de los complejos anteriores, sugiere una regresión: las formas se simplifican, desaparecen

ciertos modos decorativos y las figurinas se estilizan hasta llegar a lo rudimentario. En cuanto a

los patrones de asentamiento, hay sitios Bucheli en el interior de la llanura aluvial y aparecen

las famosas "tolas". Este complejo corresponde a la época de Integración y podría estar

relacionado con Imbilí, y posiblemente la fase Monte Alto Menos Antiguo.

Para la región del río Guapi Diógenes Patiño define cuatro fases culturales: Las Delicias, El

Tamarindo, La Cocotera y San Miguel, cuyos materiales se encontraron en varios sitios que

corresponden a la ocupación de dos zonas ecológicamente diferentes.

En la zona de manglares los sitios están en las áreas de bocanas y esteros, en los llamados

"firmes" o sea lugares menos inundables y ricos en capas húmicas. La fase Las Delicias que

corresponde a este patrón de asentamiento tiene materiales que se relacionan con los complejos

El Balsal, Nerete y Morro, pero la fecha obtenida de 190 ± 90 a.C. es más temprana que la de

los complejos de la costa de Tumaco. Comparte con estos ciertas formas cerámicas (platos,

escudillas trípodes, copas con pedestal acampanada y cuencos) y rasgos decorativos como

pintura roja en bandas; hay figurillas humanas macizas y modeladas.

La fase La Cocotera, fechada 110 ± 60 d.C. también con sitios en la zona de manglares se

relaciona con el complejo Inguapi y con Mataje, Monte Alto y, en la costa de Esmeraldas en el

Ecuador, con La Tolita y La Propicia. Comparte con éstos rasgos como figurillas humanas

huecas modeladas y moldeadas, algunas con deformación craneana, profusión de vasijas

trípodes, con soportes huecos cónicos o mamiformes, vasijas aquilladas y compuestas,

alcarrazas, etc.; en la decoración el énfasis es en incisiones con motivos geométricos y la

pintura en tones rojo, naranja, blanco y negro (positiva y negativa). La orfebrería característica

de esta fase es de piezas grandes y también muy pequeñas (adornos, como orejeras, pendientes,

narigueras y claves). En la industria lítica abundan pesas de red, hachas trapezoidales, metates,

manos de moler y machacadores. Los datos palinológicos además indican que se cultivaba maíz

y yuca.

Page 182: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

182

Los sitios de las fases El Tamarindo y San Miguel están en la llanura aluvial en las riberas de

los ríos y en las partes altas de lomas y colinas aledañas. La fase El Tamarindo fechada en 140

± 60 d.C. está pobremente documentada y es difícil relacionarla claramente con otros sitios;

hay algunas semejanzas con elementos de los complejos Balsal y Nerete. El material cerámico

de San Miguel, aún sin fecha, tiene rasgos distintos a los de las anteriores fases, lo que parece

indicar que corresponde a nuevos pobladores, de épocas tardías. Se relaciona en algunos

aspectos (decoración de cordones aplicados, incisiones de líneas paralelas o cruzadas y puntos

impresos en el labio de bordes reforzados) con la cerámica encontrada en el sitio San Luis en el

bajo Calima, la cual a su vez se relaciona con el horizonte Sonso (Patiño 1987; 1988: 114-124).

La Subregión Cordillerana

Las investigaciones en esta subregión que se conoce popularmente con el apelativo "Calima",

se han concentrado en los municipios de Restrepo, Darién, Yotoco y Vijes.

Entre las más tempranas están las de Henry Wassén (1976) quien en el año de 1935 excavó

tumbas y recolectó datos sobre ajuares funerarios, en el Valle de El Dorado, en el año de 1935.

Dos años más tarde Gregorio Hernández de Alba (1976) hizo reconocimientos en Yotoco y

Darién. Hacia finales de la década del treinta, a raíz del auge de la guaquería, el Instituto

Etnológico Nacional, envió comisiones de arqueología de salvamento de las cuales formaron

parte Julio César Cubillos, Roberto Pineda Giraldo y Gerardo Reichel-Dolmatoff (Pineda G.

1945, Duque Gómez 1946). Una comisión similar compuesta por Warwick Bray, Andrew

Macmillan y Joaquín Parra, trabajó en el año 1962 en el valle del río Calima, donde se

construía una represa (Bray 1976). Diez años más tarde, Ana María Caldas, Alvaro Chávez y

Page 183: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

183

Marina Villamizar (1972), excavaron varias tumbas en el valle de El Dorado y sus alrededores.

Al año siguiente, Ana María Falchetti y Clemencia Plazas (1973) excavaron tumbas en el

municipio de Restrepo. Hacia finales de la década Carlos Humberto Illera (1978), realizó

reconocimientos y excavaciones en los municipios de Darién y Restrepo.Entre 1979 y 1986 la

Fundación Pro-Calima ha promovido un proyecto interdisciplinarias con orientación ambiental

en los municipios de Restrepo, Darién, Yotoco, La Cumbre y Dagua (Herrera, Cardale de

Schrimpff y Bray 1982-3; Gahwiler 1983). Además del grupo de Pro-Calima, otros

investigadores han trabajado en la región durante la última década. Gonzalo Correal buscó

sitios Paleoindios (comunicación personal)· Edgar Torres hizo un reconocimiento en cercanías

de Dagua y en el río Pepitas (comunicación personal); Vladimir Bashilov, Carlos A. Rodríguez

y Héctor Salgado (Salgado et al. 1984, Salgado 1984), llevaron a cabo excavaciones de plantas

de vivienda en el cerro del Cabo de la Vela; Carlos A. Rodríguez (1983-4) hizo una

prospección en la región del río Las Vueltas, conocido también como Garrapatas y Héctor

Salgado (1985) excavó en el sitio El Pital.

En la parte media de la región cordillerana, el relieve es de lomeríos, entre los cuales se

intercalan pequeños valles de suelo anegadizo, que en las aerofotografías muestran huellas de

antiguas zanjas y eras de cultivo. En los pastizales de las laderas se ven también zanjas que

bajan por las pendientes y planes artificiales. El mayor de estos valles es el Valle de El Dorado,

que si bien no iguala en tamaño al de Calima, convertido en embalse, es representativo de este

paisaje y por esto se escogió para hacer un estudio de las transformaciones en la fisiografía,

vegetación y clima a partir de una época anterior a la ocupación humana. Para esta

reconstrucción se utilizaron varias clases de análisis: de polen (en muestras obtenidas con

barreno hasta una profundidad de 5 m.); de suelos, de fitolitas y de carbón.

La historia comienza hace unos 40.000 años, cuando existía en el valle y sus alrededores una

vegetación de bosque andino y subandino que crecía sobre un suelo húmedo. El fondo del

valle, que tenía una sección en V, se va rellenando con materia orgánica, sedimentos y material

de arrastre; y como consecuencia de lluvias de ceniza volcánica y fenómenos inducidos por

estas (erosión y deslizamientos masivos de suelo), la salida del Valle se bloquea, formándose

un lago.

Estas condiciones lacustres no eran permanentes; de tiempo en tiempo, bajaba el nivel del agua

y quedaba un pantano y en algún intervalo se mejoró tanto el drenaje, que volvió a crecer el

bosque. Hacia el final de la época que antecede a la ocupación humana, hay un último episodio

de deslizamientos y vuelve a formarse un lago, que a la larga se seca, quedando de nuevo un

pantano, el cual, hacia el año 100 ± 320 d.C., se adecuó para cultivo por medio de la

construcción de drenajes. Pero es antes, en la época lacustre, cuando aparece por primera vez

polen de maíz y también cambios importantes en la vegetación de los alrededores del Valle,

indicativos de deforestación. Hay una fecha, 4.730 ± 230 a.C., para este episodio en el

diagrama de polen de la Hacienda El Dorado y, otra, 3.200 ± 180 a.C. para el diagrama de la

Page 184: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

184

Hacienda Lusitania. (Bray, Herrera y Schrimpff 1985 a, 1985 b y comunicación personal,

Monsalve 1985, Botero 1985, Piperno 1985).

Hay para otros sitios fechas más antiguas, pero conviene antes de entrar a considerarlas,

discutir el significado de los hallazgos aislados de puntas de proyectil en piedra. Estas no

pueden interpretarse inequívocamente como evidencias de ocupación durante el paleoindio y

bien podría tratarse de artefactos elaborados en época tardía. Aparte de la punta de Restrepo

(Reichel-Dolmatoff, 1965:48) sobre la cual no existen datos de contexto, hay información sobre

otras procedentes del Municipio de Yotoco; una de la Agrícola Sinaí, hallada en recolección

superficial y otras dos de las haciendas El Dorado y La Virginia en tumbas con material

cerámico tardío. La última tiene una fecha de C14 de 610 ± 75 d.C. (Bray s.f.).

En los abrigos rocosos no se han encontrado yacimientos paleoindios (Correal comunicación

personal). Los sitios de ocupación más antiguos son a campo abierto en las fincas Sauzalito y

El Recreo localizadas muy cerca una de la otra en el Municipio de Darién. Allí se han

encontrado conjuntos líticos que incluyen piedras burdas simplemente partidas , cantos rodados

con huellas de trabajo, piedras de río lisas y planas a las cuales se les hizo, un orificio para

suspensión y finalmente tres artefactos tentativamente denominados "azadas". También se

encontraron nueces carbonizadas todavía sin identificar. Para el sitio Sauzalito hay tres fechas

de radiocarbono 7.720 ± 150 a.C.; 7.650 ± 110 a.C. y 7.350 ± 100 a.C. Para El Recreo los

análisis de C14 están en proceso pero hay indicios de que posiblemente corresponde a la misma

época. Parece que se trata de campamentos estacionales usados con cierta frecuencia en esta

época y posteriormente abandonados. (Bray, Herrera y Cardale de Schrimpff, comunicación

personal).

En el Pital, situado en el sector donde empieza la caída fuerte de la cordillera hacia la costa del

Pacífico se encontró un yacimiento profundo y estratificado. A la primera ocupación de éste,

datada en 5.360 ± 140 a.C. corresponde un conjunto lítico, similar al de los sitios anteriores, es

decir con escasas evidencias de trabajo humano (cantos rodados, pequeños percutores, y líticos

que presentan fracturas o lascado) así como hachas. El grosor del estrato correspondiente (45

cm) indica que el sitio se usó por largo tiempo. En el siguiente estrato cultural, separado del

anterior por una capa estéril, se encontró material lítico de características similares fechado en

2.140 ± 90 a.C. (Salgado 1985; 1986).

Entre las peculiaridades del material de estos tres sitios, que lo distinguen de otros conjuntos

precerámicos, están las "hachas" o "azadas". Además de las encontradas en las excavaciones

recientemente se han detectado varias en colecciones particulares. Todas tienen acanaladura y

silueta redondeada entre circular y oblonga, fueron terminadas por pulimento, en algunos casos

tan cuidadoso y bien conservado que se podría pensar fueron usadas más bien como adornos o

emblemas. La mayoría tiene desgastes y desconchamientos por uso. Hay sin embargo un

ejemplar, de excavación que es aproximadamente rectangular y no fue pulido.

Page 185: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

185

La mayoría de las fechas para Ilama, primera ocupación cerámica de la región, se concentran

en el milenio anterior a la era cristiana, a partir de una de 720 ± 100 a.C., que corresponde a la

base del yacimiento de El Topacio. Una fecha anterior, de 1590 ± 70 a.C. obtenida de carbón

encontrado en tres tumbas, se considera todavía con reservas. En El Pital, la base del estrato

Ilama, que viene inmediatamente a continuación del último estrato precerámico tiene una fecha

de 310 - 80 a.C. (Cardale de Schrimpff, Herrera y Bray 1985; Cardale de Schrimpff, 1986

Salgado, 1986).

La cerámica llama es técnicamente muy avanzada, con uso muy frecuente de incisiones como

recurso decorativo, en vasijas con representaciones antropomorfas y zoomorfas. Aparece la

vasija con doble vertedera y asa puente ("alcarraza") y son frecuentes las representaciones

masculinas adosadas a vasos ("canasteros"). Los datos sobre hallazgos de tumbas, (de pozo

poco profundo con cámara pequeña) indican que se trabajaba el oro, con técnicas desarrolladas,

para producir objetos, tanto de lámina lisa, como fundidos (Cardale de Schrimpff, Herrera y

Bray 1985).

Hacia principios de la era cristiana un cambio notorio en varios aspectos da lugar a la

definición de un nuevo período denominado Yotoco, que perdura hasta el siglo XIII d.C. La

primera fecha aceptada para este período (195 ± 185 a.C.) se traslada con las últimas de Ilama.

Ciertamente hay continuidad con algunos elementos del período anterior (alcarrazas, pintura

negativa negra), pero no se puede descartar la posibilidad de que este cambio se deba a la

Page 186: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

186

llegada de gente nueva al área. En la cerámica son características la pintura policroma y las

alcarrazas zoomorfas. La orfebrería muestra un extraordinario florecimiento; la mayoría de las

piezas conocidas como del estilo Calima (Pérez de Barradas 1954) pertenecen a este período.

Son piezas de oro de buena ley, elaboradas por martillado y fundición a la cera perdida. Las

evidencias parecen indicar que fue durante esta época cuando se construyó la red de caminos,

que surca la región; algunos se dirigen, hacia el valle del río Cauca y al parecer lo atravesaban

para adentrarse en la cordillera central, otros van hacia la vertiente del Pacífico (Bray, Herrera

y Schrimpff 1981).

En el valle de El Dorado, continúan las evidencias de uso agrícola durante el período Yotoco.

Hay varias fechas de C14, entre los siglos VIII y XI d.C., para una compleja red de canales que

se conectan entre si formando campos de cultivo (camellones, espacios cuadrangulares) y

desagües, visibles hoy en día como variaciones de color en los pastos. La información de polen

y fitolitas indica que se cultivaba maíz. Semillas carbonizadas, encontradas en un sitio de

Page 187: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

187

vivienda del período Yotoco en la vertiente del valle de Calima, fueron identificadas por C.

Earle Smith como de maíz de dos variedades, una de ellas probablemente emparentada con la

clase Pollo-Nal Tel y de fríjol (Phaseolus vulgaris). El uso de otros cultígenos se puede deducir

de las representaciones fitomorfas en cerámica: alcarrazas en forma de arracacha (Arracacia

xanthorriza, Bancroft) y calabazo (Lagenaria vulgaris, Serg). En orfebrería, las

representaciones de poporos sugieren que se consumía coca.

El sistema de campos de cultivo en el Valle de El Dorado se usó en forma continua hasta el

siglo XIII. Hacia el año 1200 los diagramas de polen muestran un interludio de clima más seco

y frío, que también ha sido detectado en otras regiones de Colombia como la Sabana de Bogotá

y el Valle del Magdalena. No se entiende bien por qué, a partir de entonces, el foco de la

actividad agrícola se desplaza hacia el borde del valle y las laderas. Es posible que el descenso

general en el nivel freático restara operacionalidad al sistema de campos de cultivo en el piso

del valle e hiciera forzosa una intensificación en el uso de las pendientes.

El siglo XIII marca también un cambio cultural en la región de Calima: aparecen evidencias de

una nueva ocupación, conocida como período Sonso. Los cambios se notan en la cerámica, con

el advenimiento de nuevas formas (grandes cántaros de tres asas) y técnicas decorativas

(pastillaje); continúa usándose la pintura negra pero en motivos lineales. Desaparecen las

alcarrazas y las representaciones zoomorfas. La orfebrería sufre una notable decadencia en

comparación con los niveles estéticos alcanzados en el período anterior; los torzales macizos

son una de las formas características. Las tumbas son ahora de pozo profundo. Con frecuencia

las viviendas se construían sobre aterrazamientos artificiales; excavaciones en el cerro Cabo de

La Vela (Jiguales), indican que eran de planta circular-irregular en unos casos, pero en otros

fueron erigidas sobre pilotes, con planta posiblemente rectangular. Durante el período Sonso se

construyen probablemente la mayoría de las plataformas artificiales que se encuentran en las

laderas, dispersas o formando agrupaciones seminucleadas. Algunas de estas son de

dimensiones considerables, hasta de 100 m. de largo. La densidad de plataformas y del material

cerámico y la frecuencia con que se encuentra cerámica de este período sobre la superficie

sugieren que hubo un aumento considerable de población (Bray, Herrera y Cardale de

Schrimpff 1980, 1981, 1983 y 1985; Salgado, Rodríguez y Bashilov 1984; Salgado 1984).

Los rasgos que caracterizan cada uno de los tres períodos tienen una dispersión diferente.

Mientras que la del material llama es restringida (municipios de Restrepo, Darién, parte de

Vijes y Yotoco), el material Yotoco pasa los límites de la región y se encuentra en el plan del

valle del río Cauca, cerca a Buga. Siguiendo la cuenca de éste hacia el norte, ciertas formas

cerámicas típicas de Yotoco (como las alcarrazas y vasos silbantes policromos zoomorfos), se

repiten con algunas modificaciones, en vasijas del Viejo Caldas. En cuanto a la orfebrería, los

estilos clásicos Calima y Quimbaya comparten rasgos tecnológicos y formales (Plazas y

Falchetti 1983).

Page 188: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

188

Page 189: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

189

Los complejos cerámico y orfebre que caracterizan el período Sonso, se asemejan a los

definidos para el plan del Valle del Cauca y constituyen todos una tradición tardía, que también

se conecta con cerámica de la región del Viejo Caldas (Véase infra, Valle del río Cauca). Uno

de los detalles compartidos es la representación estilizada de personajes con prominente y

ganchuda nariz.

Hacia el sureste de la región de Calima, en la zona de La Cumbre - Pavas - Bitaco, se

encuentran los rasgos arqueológicos tardíos ya mencionados (plataformas de vivienda, canales

en las laderas y tumbas profundas de pozo). El material cerámico sin embargo muestra ciertos

rasgos distintivos, como son las grandes urnas funerarias, ya sean cilíndricas ("veleros") o de

cuerpo redondeado. Estilísticamente éstas corresponden con el período Sonso, pero tienen

fechas que van de 305 a.C. hasta 1140 d.C., o sea que cronológicamente se situarían en el

período Yotoco, lo cual parece una incongruencia (Gahwiler 1983; Bray, Herrera y Schrimpff

1981).

En las vertientes del Pacífico en dirección norte, todavía en el departamento del Valle del

Cauca (municipios de El Cairo y Versalles) se detectaron plataformas artificiales semicirculares

en diversos tamaños y formando agrupaciones seminucleadas, es decir una pauta de

asentamiento similar a la del período Sonso. El material cerámico también parece corresponder

con el de las ocupaciones tardías del Valle del Cauca (Rodríguez 1983-4).

Un poco más hacia el Norte, la subregión cordillerana incluye una parte del departamento de

Risaralda sobre la cual, no hay datos de trabajo de campo, pero si piezas en museos y

colecciones particulares. Esta cae bajo la denominación "zona occidental", dentro de la

distribución cerámica del área Quimbaya establecida por Duque Gómez. La descripción que se

da de este material sugiere que se trata de una variedad del estilo Sonso (Duque Gómez 1970).

Subregión Mesa del Chocó

Comprende las vertientes de la Cordillera Occidental que caen al Valle del Atrato y las

Llanuras del Atlántico, en buena parte cubiertas de vegetación selvática. Abarca

administrativamente un sector del departamento del Chocó y aproximadamente la mitad del

departamento de Antioquia. En ella se encuentran importantes yacimientos auríferos y según

datos de los cronistas y relatos de la guaquería, se han encontrado allí tumbas ricas en oro

(Burcher 1985). Los estudios arqueológicos son muy escasos.

Graciliano Arcila Vélez (1953, 1960) ha documentado material procedente de tumbas en

Mutatá y en el Carmen del Atrato. En 1982 Gilberto Cadavid realizó reconocimientos y

recolecciones superficiales en los municipios de Anzá, Santa Fé, Frontino y Dabeiba

(comunicación personal).

Page 190: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

190

Según datos de este último reconocimiento, hay en esta región importantes rasgos

arqueológicos sobre la superficie: agrupaciones nucleadas de terrazas artificiales ("patios de

indios") algunos con muros de contención en piedra y quebradas encausadas con piedras en

ciertos trechos.

El material documentado del Carmen del Atrato acusa influencias del área Quimbaya y Golfo

de Urabá. En cuanto a la cerámica procedente de tumbas revestidas en piedra de Mutatá, se

propone la coexistencia de dos manifestaciones culturales, caracterizada la una por decoración

de incisiones burdas (según las ilustraciones, este material muestra similitudes con el del

Magdalena Medio) y la otra por punteado, incisión pulimentada y pastillaje, que se relaciona

con material característico del Golfo de Urabá (Arcila Vélez 1953).

Subregión Insular

Está constituída por las Islas Gorgona, Gorgonilla y Malpelo. En 1924 el etnólogo inglés

James Hornell visitó la isla mayor y realizó reconocimientos, recolecciones superficiales y

excavaciones de sondeo. Reporta la presencia de petroglifos, material lítico (metates, manos,

hachas, cinceles, cuñas, escariadores, etc.) y cerámico. En este el principal modo decorativo es

la pintura roja seguida por las impresiones ejecutadas sobre bandas de aplique; también hay

pequeñas agarraderas. El material ilustrado parece más bien tardío. Sin embargo en dos de los

sitios sondeados éste se halla colocado bajo una capa estéril de depósito aluvial relativamente

gruesa (20 a 35 cms) sobre la cual se ha desarrollado una capa de humus de unos 10 cms. Estos

depósitos corresponderían a desechos acumulados bajo viviendas construídas sobre pilotes, en

zonas inundables (Harnell, 1925, 1926). En 1982, Edgar Torres (comunicación personal) hizo

reconocimientos en Gorgona y Gorgonilla. En la primera excavó sondeos, en los cuales

encontró material cerámico que muestra similitudes con el de Tumaco, aunque las figurinas

estaban ausentes. El material lítico incluye hachas, pesas de red y piedras tentativamente

llamadas de moler.

Balance General de la Región

El énfasis en este balance está en contactos y movimientos de poblaciones, tema que no pierde

su fascinación y menos ahora con los recientes hallazgos de sitios precerámicos dañables que

plantean nuevos interrogantes como el de la procedencia inmediata de estas gentes y sus

movimientos. Hay sin embargo una laguna de conocimientos que le resta solidez a cualquier

intento en este sentido, como es la falta de información sobre las fluctuaciones en la Línea

costera y en el clima costero durante los últimos diez o quince mil años. Estas debieron influir

grandemente en las pautas de vida y de migración desde la época temprana.

Page 191: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

191

La presencia de yacimientos líticos en la franja costera y el emplazamiento de El Pital, en las

estribaciones pacíficas de la cordillera occidental y de Sauzalito y El Recreo hacia la vertiente

opuesta, es sugestivo de movimientos lentos de población desde la costa en dirección Este.

El material lítico de estos tres sitios es rudimentario, aunque podría corresponder a una

economía encaminada hacia la explotación de recursos vegetales, teniendo en cuenta que polen

de maíz hace su aparición a finales del quinto milenio a.C. De hecho algunas de las

herramientas encontradas podrían ser más bien azadas que hachas. Incidentalmente el utillaje

de estos tres sitios parece configurar un conjunto lítico de características bien definidas cuyo

parentesco con la tradición Abriense habría que determinar cuando se haya clasificado

totalmente.

Si bien una economía que combinara caza, pesca y recolección, tanto de especies vegetales

como de animales de mar y de río, podría permitir asentamientos estables en la franja costera

por su abundancia de recursos aluviales y marinos, la región cordillerana sería menos apropiada

para ello; a pesar de esto, El Pital parece corresponder a una ocupación pre-cerámica

relativamente prolongada.

El dato de polen de maíz fechado en el quinto milenio a.C. en el Valle de El Dorado es uno de

los más antiguos para Colombia *, pero la ausencia de estudios comparativos de morfología de

polen de maíz por un lado y de datos de yacimientos sobre la franja costera, no permiten por

ahora especular sobre su procedencia y el papel que la región pudo jugar en el proceso de

domesticación. Ciertamente el Chocó es parte del área de dispersión del maíz chococito, una

raza muy primitiva que se encuentra en la costa pacífica, desde el Norte de Sur América hasta

Centro América (Sanoja 1981: 97).

* Hay una fecha más antigua para la aparición de polen de maíz en el páramo de Peña Negra,

alrededores de la Sabana de Bogotá: 6370 ± 80 a.C.GrN 12068 (Kuhry, 1986).

En el Ecuador en un sitio costero en la Península de Santa Elena aparecen fitolitas de maíz en

yacimientos fechados por C14 entre 6.300 y 4.650 a.C. asociadas con un utillaje no

especializado y otras evidencias de un tipo de economía que combinaba caza, pesca y

recolección (Stothert, 1985); pero habría razón para pensar que las experiencias en

domesticación de plantas podrían remontarse, como se ha sugerido, a una época entre 7.000 y

10.000 a.C. (Sanoja 1981: 87). En los diagramas de polen de El Dorado, la zona de la columna

donde comienza el polen de maíz (que muestra una frecuencia baja pero estable durante una

época prolongada) podría interpretarse tentativamente como evidencia de pequeñas siembras,

en áreas dentro del bosque andino y subandino preparadas por tala y quema. Se trataría de una

población, con agricultura incipiente, más que de una etapa temprana de experimentación y

domesticación de cultígenos (Luisa Fernanda Herrera, comunicación personal).

El yacimiento de El Pital no aclara el origen de Ilama, la primera ocupación cerámica, puesto

que en este aparece abruptamente, como un conjunto técnicamente desarrollado, en un estrato

Page 192: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

192

escasamente diferenciado del último depósito precerámico, y con una fecha tardía, del siglo IV

a.C. Este hiato puede deberse a un disturbio antiguo del sitio. Aparte del yacimiento de

Catanguero en el bajo Calima y de la región de Tumaco, no hay hasta el momento otros nexos

para esta cerámica en el país. Comparte algunos rasgos y un cierto "aire de familia" con

cerámica de formativo ecuatoriano en las provincias costeras de Manabí y Guayas, períodos

Machalilla (1.200-800 a.C.) y Chorrera, (800-300 a.C.). Tal vez las semejanzas son más

marcadas entre la cerámica Yotoco y el período Chorrera. Pero para aclarar el carácter de las

relaciones entre Calima, Tumaco y el formativo ecuatoriano, son necesarias más

investigaciones en los bajos ríos Calima, Dagua, Patía, San Juan de Micay que son de curso

largo y comunican la región costera con la cordillerana.

Los vínculos entre la región de Tumaco y la costa Norte ecuatoriana a finales del formativo y

comienzos del Desarrollo Regional son más claros, pero hacen falta investigaciones, con

énfasis en la zona al Norte del río Guapi, para aclarar las relaciones entre las secuencias de

Cubillos, Reichel, Bouchard y Patiño así como para hallar la clave de las divergencias, dentro

de lo que se podría llamar la tradición Tumaco - La Tolita. Posiblemente estas muestren la

existencia de multitud de comunidades en interacción activa. Es decir asentamientos estables

pero con una buena dosis de movimiento de población (colonización) y de objetos e ideas

(comercio), a lo largo de la costa y de la intrincada red de brazos fluviales y esteros, que

explotada adecuadamente sería más eficiente que una red de caminos. Otro aspecto que no está

suficientemente claro es que pasó en esta región costera durante el segundo milenio d.C.

Reichel-Dolmatoff y Bouchard coinciden en que, por lo menos en cerámica se evidencia un

proceso de degradación; esta se atribuye a la influencia de un medio difícil, sobre grupos

portadores de una cultura avanzada. Lo sorprendente es, que este proceso hubiera tomado tanto

tiempo. Y que esta gente hubiera persistido en habitar la región cuando la cordillera, habría

sido un hábitat atractivo para grupos de agricultores avanzados. Es interesante anotar que en la

parte cordillerana más inmediata a los asentamientos Tumaco, o sea al altiplano de Nariño no

hay hasta el momento evidencias de contacto hasta el siglo IX d.C. (Uribe 1976); más aún, no

se han encontrado asentamientos contemporáneos con las primeras fases de Tumaco, y,

mientras el límite de los asentamientos Tumaco parece estar hacia el río Guapi, las evidencias

más claras de penetración a la cordillera están más al Norte, en el territorio del departamento

del Valle del Cauca.

Tal vez los asentamientos Tumaco no sean la expresión de una migración poco exitosa, sino de

un movimiento de expansión desde un centro en la costa ecuatoriana (por ejemplo La Tolita) en

un proceso gradual, que involucró gente con un sistema económico bien desarrollado dentro de

una adaptación costera. La costa colombiana se habría constituído en un área periférica, una

región un tanto marginal con respecto a un núcleo muy dinámico, tanto desde el punto de vista

ecológico como cultural. Habría sido también un punto de parada, un punto intermedio, para

expediciones territoriales de más largo alcance costa arriba y costa adentro. Y es interesante

desde esta perspectiva anotar que el final de las ocupaciones Tumaco, en el segundo milenio

Page 193: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

193

d.C. coincide, mas o menos, con el comienzo de las ocupaciones tardías ("sonsoides") del valle

del Cauca y la cordillera. Es como si con este cambio se hubiera eliminado el interés por los

contactos entre las áreas costeras del norte de Ecuador, sur de Colombia y región cordillerana,

que es muy marcado durante el primer milenio d.C., como lo sugiere la evidencia de la

orfebrería. Esta tiene en Tumaco una fecha del siglo IV x.C., la más antigua del área andina

septentrional, y durante el período Yotoco, alcanza en la región de Calima el clímax de su

desarrollo. Ya para esta época sin embargo, el punto focal en cuanto a contactos y difusión

comienza a desplazarse en sentido opuesto, hacia la cordillera central.

El material cerámico que estilísticamente se relaciona con Yotoco es común en por las

subregiones Valle del Cauca y Cauca Medio y también se reporta ocasionalmente por San

Agustín y Tierradentro. Por su amplia distribución y considerable duración temporal, se lo

puede considerar como una tradición cerámica. Sus fechas más antiguas aceptadas,

corresponden a sitios en la cordillera Occidental en el departamento del Valle del Cauca. En el

Viejo Caldas, al extremo sur de su dispersión se lo conceptúa tardío, del siglo XII d.C. (Bruhns

1976), lo cual podría ser cierto. Lo que es discutible, es incluírlo como tipo dentro del complejo

Medio Caldas, la mayoría de cuyo material se relaciona con el complejo Sonso. Es posible que

la difusión de Yotoco se realizara en dirección Sur-Norte, con la región de Calima como foco.

Es difícil evaluar si esta distribución cerámica representa desplazamientos de población o

comercio en forma intensiva. La evidencia de los caminos parecen indicar que se daba mucha

importancia a las comunicaciones con regiones lejanas.

Aparecen ya para el período Yotoco, las explanaciones artificiales en las pendientes ("tambos",

"patios de indios", "golpes de cuchara") que se encuentran a lo largo de las cordilleras

Occidental y Central y son posiblemente tardías. Los campos de cultivos formados por zanjas

verticales en las pendientes, (cuya evidencia es clara para el período Sonso) podrían tener una

dispersión y una cronología semejantes. Ambos rasgos son muy populares durante el período

Sonso. El material cerámico y las construcciones Sonsoides alcanzan una rápida difusión por la

cordillera y la suela plana del río Cauca, durante los tres siglos anteriores a la conquista

española, constituyendo arqueológicamente un horizonte.

Sobre el carácter del empalme entre Yotoco y Sonso se puede anotar que en las excavaciones

en que se encuentra material de estos dos períodos no hay un estado estéril entre ambos o una

clara división estratigráfica. Por otro lado Pérez de Barradas (1954), distinguió el oro tardío de

la región de Calima con el sugestivo término "invasionista Las fechas más antiguas, para

material relacionado con Sonso, están en la zona de la Cumbre-Pavas en el extremo occidental

de la subregión cordillerana y podrían indicar, que el río Cauca pudo ser, la ruta por la cual

llegaron los últimos ocupantes prehispánicos de Calima a las estribaciones de la cordillera.

Para la región costera, al Norte de Buenaventura, es poco lo que se puede agregar a las

conclusiones de Reichel-Dolmatoff sobre sus excavaciones en el río San Juan y la Bahía de

Cupica. Ambas, permanecen todavía difíciles de relacionar con el resto de la región. Si bien

Page 194: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

194

hay evidencias de contacto entre la cerámica del río San Juan y el horizonte Sonso, se trata de

complejos cerámicos muy distintos. Es bien interesante, y no muy fácil de explicar, que la

fecha para éste es relativamente temprana (siglo XI) para Sonso y un poco posterior al cambio

de Murillo-Minguimalo, que se relaciona con la introducción del cultivo del maíz. Nuevos

datos sobre la subregión Mesa del Chocó ayudarán a aclarar el problema.

También es necesaria más investigación en la franja costera de Buenaventura al Norte,

aprovechando al máximo proyectos de arqueología de rescate. En el futuro cercano es

indispensable desarrollar un proyecto en la zona de la Bahía de Málaga donde ya se iniciaron

las obras de una base naval.

Page 195: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

195

Page 196: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

196

Page 197: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

197

Page 198: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

198

Page 199: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

199

Page 200: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

200

VIII. MACIZO COLOMBIANO-ALTO MAGDALENA

Ana María Groot de Mahecha

Santiago Mora Camargo

Entre 1° y 2° Norte, en el Nudo Andino del Macizo Colombiano, se desprende la Cordillera

Oriental de la Central, y hacia el occidente los poderosos ramales volcánicos de la Sierra de los

Coconucos, separan los valles del Patía y del Cauca. En este Nudo se forma la famosa Estrella

Fluvial, donde nacen los ríos Magdalena y Cauca que van al norte (mar Caribe), el Patía hacia el

occidente (Océano Pacífico), y el Caquetá hacia el oriente amazónico. La altura promedio de la

cordillera Central está por encima de los 3.000 mts. y sus mayores prominencias forman los centros

volcánicos. En el tramo de este ramal cordillerano, considerado para esta región, se destacan: el

Páramo de las Papas, La Sierra Nevada de los Coconucos, el Páramo de Guanacas y el Nevado del

Huila. Las vertientes Occidentales de la cordillera, son más cortas y pendientes que las orientales

que dan sobre el valle del río Magdalena, y forman estribaciones transversales de considerable

extensión que constituyen los valles de los afluentes del Magdalena (Guhl, 1976: 172).

El límite norte de la región está dado sobre 3° Norte frente a Neiva, e incluye los puntos

geográficos del Nevado del Huila (Cordillera Central) y el Cerro El Triunfo en la Cordillera

Oriental. El límite Oriental lo constituye el pie de monte de la cordillera Oriental hasta el nivel de la

cota 500.

Se trata de una región de montaña, con estrechos valles y bien formadas terrazas, influida por el

nacimiento y curso superior del río Magdalena. El clima va entre frío y templado hasta Pericongo,

donde el río entra al alto valle llano de Garzón. A partir de este punto y hasta los alrededores de

Neiva, el valle se ensancha dando lugar a una llanura ondulada y fuertemente erosionada, en donde

la humedad disminuye, la temperatura aumenta y la altura se reduce de 1000 hasta 500 mts.

En esta región del Macizo Colombiano se determinan según características antropogeográficas, tres

subregiones: Tierradentro, Alto Magdalena y la Serranía Garzón-Neiva.

Page 201: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

201

Tierradentro

Tierradentro posee condiciones morfológicas y culturales claras que la diferencian de todas las

áreas adyacentes, de las cuales la separan límites naturales tan precisos que parecen formar un

reducto vigorosamente definido. Se trata de un paisaje geográfico de unos 6.000 Kms2 de superficie

aproximadamente, que toma la forma de un triángulo isósceles cuyos lados mayores van

convergiendo hacia el norte. El lado occidental lo constituye la cordillera Central con sus dos

extremos apoyados sobre el volcán del Puracé y el Nevado del Huila, entre Los cuales se levantan

tres páramos (Guanacas, Moras y Delicias) que contribuyen a formar la parte más alta, majestuosa y

difícil de la cordillera. El lado homólogo está señalado por la divisoria de aguas entre los ríos negro

de Narváez y Yaguará, divisoria a veces conocida como Serranía de Nátaga. El lado de la base lo

designa una serie de alturas encadenadas que forman la divisoria de aguas entre los ríos la Plata y

Páez. El sistema hidrográfico está constituído por el río Páez que atraviesa la región en toda su

extensión y recibe como afluentes el Ullucos y el Moras; está, además, el río negro de Narváez que

Page 202: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

202

nace en el Nevado del Huila y corre paralelamente al triángulo descrito.

Las tres entidades orográficas que encierran la comarca de Tierradentro, lanzan hacia el interior

multitud de ramales que se entrecruzan formando un verdadero laberinto de valles profundísimos

por donde circulan innumerables quebradas que van a completar el sistema hidrográfico ya

esbozado (Londoño, 1955: 113 114).

Investigaciones Arqueológicas

Hacia el año de 1757, el fraile Juan de Santa Gertrudis, realizó un recorrido por la región conocida

hoy como Tierradentro. El curioso Padre durante el transcurso de su viaje, llevó a cabo algunas

anotaciones sobre unos antiguos sepulcros encontrados en las proximidades de los poblados de Inzá

y el Pedregal (Santa Gertrudis, 1956). Si bien sus escritos carecen, como es lógico de cualquier

sistematización que los aproxime a la ciencia, representan las primeras anotaciones sobre una

importante región arqueológica de nuestro país.

Años más tarde, hacia 1893, Carlos Cuervo Márquez visitaría la zona, llamando nuevamente la

atención sobre la existencia de algunas sepulturas que se encontraban en el área (1956).

No obstante lo anterior, las investigaciones arqueológicas sólo se iniciaron durante al año de 1936.

George Burg, por aquel entonces profesor de Geología de la Universidad del Cauca, llevaría a cabo

el estudio de algunas de estas tumbas. Los trabajos adelantados por Burg obligaron a tomar en

cuenta esta región desde un punto de vista arqueológico, determinando la aparición de programas de

investigación. En los escritos de Burg, se ve claramente un predominio de las descripciones a lo

largo del texto; sin embargo, su importancia es capital, pues a partir de ellos se puede afirmar que la

arqueología, como práctica científica, había hecho su aparición en la región de Tierradentro. Los

hallazgos ya no eran fortuitos y relatados en forma accidental por un viajero, ahora se intentaba

llegar a un conocimiento más preciso sobre los antiguos constructores de las tumbas que se

encontraban en la región.

Para el mismo año (1936) y a raíz de los trabajos de Burg, el Ministerio de Educación Nacional

comisionó al Arqueólogo José Pérez de Barradas, para que investigara y elaborara un informe sobre

la importancia de los hallazgos realizados en la región de Tierradentro. Este autor, dedicó gran parte

de su tiempo al estudio de los sepulcros; aportó una secuencia cronológica para la región, basada en

el estudio de los materiales recuperados, así como en la complejidad de las estructuras funerarias,

sin contar con un método de datación absoluta. Este intento de trazar un secuencia cronológica para

los diferentes restos culturales de Tierradentro, fue el primero en su género. El autor determinó la

existencia de cuatro períodos:

1. Cultura epigonal de San Agustín.

Esta fase se encuentra ubicada cronológicamente entre los siglos VII a IX d.C. y se caracteriza por

la elaboración de estatuaria y sepulcros como los registrados en El Hato, Marne, y El Rodeo.

Page 203: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

203

2. Cultura del Cauca en su fase floreciente.

Corresponde a los siglos IX a XII de nuestra era, dentro de esta fase se pueden agrupar aquellas

sepulturas que tienen en su interior una decoración pintada (hipogeos de San Andrés, Segovia y El

Cerro del Aguacate).

3. Cultura del Cauca reciente.

Se considera desde el punto de vista cronológico, como perteneciente a los siglos XII a XIV de

nuestra era. Son ejemplo de este período los entierros de Belalcázar.

4. Cultura Páez.

Se inicia en el siglo XIV y continúa hasta la actualidad (Pérez de Barradas, 1937).

Como es notorio, en este primer intento a una secuencia cronológico-cultural, la profundidad

temporal que se atribuye a los restos arqueológicos de Tierradentro no es mucha.

En el año de 1937, Gregorio Hernández de Alba, es comisionado por el Ministerio de Educación

Nacional, para realizar una visita a la región de Tierradentro y rendir un informe sobre las

estructuras arqueológicas que allí se encuentran. Es durante este viaje que Hernández de Alba llevó

a cabo la descripción detallada de algunas de las tumbas de la localidad (9, 15, 16, 21, 25, 27, 35,

41, 42 y 431), incluyendo planos y dibujos del interior de éstas. Estos materiales son de gran

importancia, aún hoy en día para la comprensión de las pautas funerarias en la región. (Hernández

de Alba, 1938, 1938a, 1938b, 1946).

En los primeros años de la década de los cuarenta una nueva expedición es enviada a Tierradentro.

Eliécer Silva Celis y Graciliano Arcila Vélez en compañía de Gregorio Hernández de Alba,

adelantan un recorrido por la región, en el cual no se limitan a visitar los lugares en los cuales

habían sido reportados materiales arqueológicos, sino que amplían la zona arqueológica con nuevos

descubrimientos. Durante el curso de estos trabajos se excavaron algunas tumbas; los materiales

encontrados en ellas, fueron descritos al igual que el interior de las mismas en forma detallada.

(Silva Celis, 1943).

A mediados de la década de los cincuenta, Horst Nachtigall llevó a cabo algunas excavaciones .

Estas se circunscribieron a la loma del Aguacate, Segovia y El Canadá. En Segovia se excavaron

dos tumbas (10 y 11); además se realizó una revisión completa de los materiales arqueológicos

obtenidos por otros investigadores en el pasado. (Nachtigall, 1955; 1955a; 1956; 1959).

Hacia 1965, salió a la luz por primera vez una síntesis de la arqueología colombiana: Colombia, de

Reichel Dolmatoff. En este escrito se sugería, como ya había sido anotado por otros autores, la

existencia de algún tipo de relación entre la zona arqueológica de San Agustín y la de Tierradentro.

Esta relación era patente al menos en el desarrollo de algunas de sus fases (Reichel-Dolmatoff,

1965: 96). Para Reichel-Dolmatoff, la estatuaria de Tierradentro representaba una fase menos

Page 204: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

204

desarrollada que su contraparte agustiniana, haciéndose difícil el llevar a cabo comparaciones dado

el carácter individualizado de estos conjuntos escultóricos (Reichel-Dolmatoff, 1965: 98). En

oposición, gran número de formas cerámicas son compartidas por las dos regiones; entre éstas,

copas, vasijas trípodes así como algunos estilos decorativos. No obstante lo anterior, la cerámica

que ha sido reportada como asociada a los hipogeos, indica poca o ninguna relación con la conocida

en la zona de San Agustín. (Reichel-Dolmatoff, 1965).

Sobre este escaso conocimiento de las relaciones existentes entre una y otra parte, y en la imperiosa

necesidad de obtener algunas fechas absolutas, se plantearon las siguientes investigaciones en la

región.

En 1966 el mismo Reichel-Dolmatoff, iniciaba un proyecto arqueológico en la región de San

Agustín. Stanley Long, proponía en 1969 un proyecto paralelo, para la región de Tierradentro, con

la finalidad de complementar la visión regional cordillerana vislumbrando las posibles relaciones

entre estas dos zonas. En éste se realizarían excavaciones estratigráficas, se buscarían fechas de

radio carbón y se enfatizaría en las plantas de habitación, como guía para comprender las

diferencias existentes en los complejos cerámicos.

Lamentablemente Stanley Long murió, sin poder llevar a cabo su investigación. Juan Yangüez,

quien había participado como asistente de investigación durante la temporada de terreno, retomó los

Page 205: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

205

materiales recuperados por Stanley Long a partir de 1968, con la finalidad de garantizar la

publicación de los resultados (Long y Yangüez 1970-1971).

Las excavaciones propiamente dichas se realizaron en San Andrés de Pisimbalá, El Tablón, El

Volador, el Marne y El Rodeo. En su mayoría estos sitios fueron excavados tomando niveles

arbitrarios de 20 centímetros con la excepción de dos pozos en El Tablón (9 y 11), donde se

siguieron niveles de la estratigrafía natural.

El estudio de los materiales obtenidos permitió establecer comparaciones con tres regiones al

exterior de Tierradentro: San Agustín, Momil y Tumaco.

Con la región de San Agustín, se hicieron patentes las semejanzas de los materiales recuperados en

el sitio de habitación El Rodeo, al igual que con algunos de La Montaña y Segovia, que eran

similares a los del período Mesitas inferior de San Agustín. En ellos eran comunes los pies trípodes

y algunas vasijas. Para elementos como vasijas con doble vertedera y las trípodes, que desaparecen

para el período Mesitas medio, fue notorio que éstos se continúan, persistiendo en todos los niveles

que se excavaron en Tierradentro (Long y Yangüez, 1970-1971:62).

Técnicas como la decoración de incisiones rellenas de pigmento blanco, que se encuentra en San

Agustín y Tierradentro fue posible, para los autores relacionarla con aquella de Barlovento y con el

período Horno del río Ranchería (Long y Yangüez, 1970-1971: 63).

Las comparaciones cerámicas establecidas entre Tierradentro y Momil se basaron en unos pocos

fragmentos que semejan el tipo Momil crema (Long y Yangüez, 1970-1971: 61).

La convergencia entre los materiales de Tierradentro y los de Tumaco está fundamentada en las

características de algunas vasijas trípodes descritas por Cubillos (Cubillos, 1955: 61-62). A

diferencia de Tumaco, en Tierradentro los investigadores no hallaron vasijas trípodes huecas,

siendo todas ellas macizas. (Long y Yangüez, 1970-1971: 61).

Los autores anotan que la economía de algunos de los habitantes de Tierradentro, en particular

aquellos que dejaron sus vestigios en El Marne emplearon el maíz, como lo evidenció una mano de

moler recuperada. El algodón, tomando como indicativo de éste la aparición de un volante de huso,

fue reportado para El Rodeo (Long y Yangüez, 1970-1971: 67).

Para finalizar, los autores afirman que las ocupaciones que han tenido lugar en la región de

Tierradentro, se caracterizan por un patrón de asentamiento disperso; ninguna de ellas parece

indicar la existencia de grandes concentraciones humanas. De los sitios que se exploraron. El

Tablón corresponde a una época post-conquista o a una más reciente (Long y Yangüez, 1970-1971:

67).

En el año de 1965, fue publicado por Patterson un estudio cerámico que incluía conjuntos de

Tierradentro, y de San Agustín. Este se encontraba basado en la decoración, formas de las vasijas y

Page 206: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

206

bordes así como en la forma de las tumbas descritas para las dos zonas.

Este autor estableció cuatro fases: Segovia, La Montaña, Belalcázar y Calderas.

La primera y más antigua, "Segovia", se caracteriza por una decoración en diseños incisos, con

pintura blanca en su interior, vasijas globulares con cuellos estrechos, cuencos bajos de base plana.

En la segunda, "la montaña", es notoria la introducción de ollas trípodes, de cuello estrecho y

bordes salientes, botellas con doble vertedera (alcarrazas), y el uso de tumbas con cámara lateral.

Para "Belalcázar", el material es escaso y poco diferenciado de la fase anterior. El punto de mayor

divergencia entre estos dos conjuntos, se encuentra en la aparición en Belalcázar de una decoración

pintada en negro y el notorio engrosamiento de los bordes. La fase "Calderas", se distingue de las

anteriores por la ausencia de decoración. (Patterson, 1965).

Estos trabajos, intentaban dar mayor coherencia a los datos hasta entonces recuperados y determinar

una secuencia cronológica dada la existencia de fechas de radio carbón.

Un gran número de los escritos sobre Tierradentro corresponden a interpretaciones de diversa

índole de los restos materiales encontrados hasta ahora en la zona. Cabe destacar entre ellos los de

Leonardo Ayala (1964, 1975), Alvaro Cháves Mendoza (1981, 1981a) y Luis Raúl Rodríguez

Lamus(1981).

En 1972 nuevas investigaciones se iniciaron en Tierradentro. Mauricio Puerta, tras de su tesis de

grado en Antropología buscaba los cambios (evolución) a través del tiempo de las tumbas de

Tierradentro, intentando dar a esta secuencia un ámbito temporal, por medio del fechado de materia

orgánica (Puerta, 1973).

La excavación de un sepulcro de Segovia y el análisis de otros hipogeos excavados con

anterioridad, le permitieron trazar una línea evolutiva que va de lo sencillo a lo complejo. Este

desarrollo, no solamente es notorio para el autor, a partir de la creciente complejidad "estructural"

Page 207: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

207

de los entierros, sino que se encuentra sustentado con un proceso similar en la cerámica y en los

usos funerarios. La decoración cerámica, inicialmente sencilla consistente en incisiones en forma de

puntos y/o rayas rellenas con pintura blanca, se transforma paulatinamente en la aplicación de

figuras zoomorfas y antropomorfas a los cuerpos y bordes de las urnas. Paralelamente se produce

una sofisticación del tratamiento dado a los restos óseos de las urnas (Puerta, 1973: 173-174).

Lamentablemente el autor no contó con fechas de radio carbón, que corroboraran su interpretación.

Cháves y Puerta (1980), exponen algunas ideas sobre las prácticas funerarias de los habitantes de

Tierradentro. Cabe anotar que son éstos autores quienes han conseguido algunas de las fechas de

radio carbón para la región (ver cuadro). Es posible que los trabajos que han adelantado en relación

con la excavación de algunas plantas de habitación, permitan ubicar de una manera más precisa los

conjuntos cerámicos hasta hoy identificados.

En 1974 con la tesis titulada: Excavaciones arqueológicas en Tierradentro, estudio sobre la

cerámica y su posible uso en lo elaboración de la sal, Ana María Groot optaba el título de

Antropóloga. La autora, inicialmente interesada en la búsqueda y excavación de plantas de

habitación llevó a cabo un amplia prospección, que comprendió los sitios de El Tablón, La Insula,

La Meseta, El Porvenir, El Alto de la Quebrada del Escaño, San Andrés, el Alto de Pisimbalá y la

Argentina. Las excavaciones se realizaron en El tablón y La Insula. En el primero se abrieron cuatro

trincheras, en las que se obtuvo algún material arqueológico. Sin embargo, los esfuerzos se

Page 208: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

208

centraron en La Insula, predio localizado, en proximidades de El Rodeo sitio que excavara Long y

Yangüez y cercano a algunos ojos de sal, que se explotaron durante la colonia. Por contener algunos

materiales que lo hacían especialmente interesante para el estudio de la fabricación de cerámica y la

explotación de la sal, fue seleccionado este lugar para llevar a cabo excavaciones detalladas.

Parque Arqueológico de Tierradentro. Se observan las instalaciones del parque, la toma de

Segovia y, a la derecha, el Alto del Duende. Archivo ICAN. (Foto: Alvaro Soto)

Las excavaciones se realizaron por medio de una trinchera, usando 17 niveles arbitrarios de veinte

centímetros. A medida que se excavó un mayor número de estratos arbitrarios, se vió un aumento

en la cantidad de fragmentos cerámicos, comportamiento que fue progresivo hasta los tres metros,

desde donde comenzó a decrecer la frecuencia de la cerámica.

Los materiales cerámicos obtenidos en estas excavaciones y clasificados en cuatro tipos, se

encuentran en todos los niveles del yacimiento, con excepción del tipo Insula Rojo Burdo, que es

propio del nivel número siete. Fue posible identificar algunas formas cerámicas, como cuencos,

vasijas trípodes y algunas vasijas semicilíndricas. La autora concluye que el sitio investigado

corresponde al basurero de un antiguo taller de elaboración de vasijas para compactar la sal, y otros

recipientes (Groot, 1974: 174). Posiblemente los habitantes de El Rodeo (Long y Yangüez 1970 -

1971) pudieron emplear este sitio para algunas de sus actividades económicas (Groot, 1974).

En 1986 Alvaro Cháves y Mauricio Puerta, publicaron su obra "Monumentos Arqueológicos de

Tierradentro". Esta incluye gran parte de los resultados obtenidos por estos investigadores en la

región de Tierradentro, hasta el año de 1976, al igual que un buen número de informaciones de

Page 209: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

209

otros proyectos (Hernández de Alba, Cuervo Márquez, Burg, Pérez de Barradas). En el libro se

incluyen descripciones detalladas de la forma en que han sido excavados algunos de los sepulcros

de Tierradentro, sus contenidos y la disposición de los restos culturales en ellos encontrados. Para

ello son empleados un buen número de dibujos y planos. Los autores hacen un cuidadoso

seguimiento de la historia de los cuatro más importantes conjuntos funerarios de la región: Alto de

San Andrés, Loma de Segovia, El Duende y El Aguacate.

Para Cháves y Puerta existe una relación directa entre el tipo de entierro y la cerámica asociada

(1986:194). Así mismo, ven una evolución, de lo sencillo a lo complejo, simultánea entre la

decoración empleada en los conjuntos cerámicos y la forma de entierro; anotando que existen

algunos casos para los cuales esta regla no se da, como consecuencia de la disponibilidad de sitios

adecuados para la construcción de las Tumbas5(Cháves y Puerta, 1986:149).

En relación con la estatuaria consideran que existen dos conjuntos claramente identificables:

1. Estatuas pequeñas que representan figuras antropomorfas caracterizadas por la posición de los

brazos, la insinuación o falta de talla de las extremidades inferiores y con escasos adornos

corporales.

2. Estatuas de gran tamaño que representan figuras antropomorfas, con una talla más elaborada, con

los brazos en ángulo recto, orejas salientes, cabezas muy bien elaboradas, pero desproporcionadas

con relación al cuerpo, con tocados y caras de mentón saliente, pero serenas. Estas estatuas tienen

pecho hundido y pies formando un reborde basal.

La explicación que los autores dan para las diferencias existentes entre estos dos conjuntos se

encuentra en que las primeras "Podrían corresponder a una primera etapa, o a trabajos efectuados

por grupos más recientes que los que tallaron las estatuas mayores" (Cháves y Puerta, 1986:152).

En relación con las pautas de poblamiento los autores anotan: "El poblamiento encontrado hasta

ahora ha sido disperso, es decir, cada casa separada de las demás, pero no se descarta la posibilidad

de que existieran poblados" (Cháves y Puerta, 1986:159).

A nivel cronológico, las fechas obtenidas por estos investigadores (630 d.C. y 850 ± 200 d.C.),

confirman a su parecer, las hipótesis de Pérez de Barradas sobre los diferentes períodos de

ocupación (ver página 159) (Cháves y Puerta, 1986:160).

Finalmente, cabe destacar que los autores anotan algunas semejanzas entre la cerámica y la

estatuaria de Tierradentro y aquella de San Agustín , Aguabonita y Moscopán. Otras semejanzas

son anotadas en relación con Nariño, Valle del Cauca (Cháves y Puerta, 1986: 160-161).

5 1. La localización de los mejores afloramientos de roca potencialmente empleable en la construcción de los

Hipogeos, se encuentra restringida a Segovia, Alto de San Andrés y El Duende .

Page 210: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

210

Han transcurrido cincuenta años desde que se iniciaran las investigaciones arqueológicas en

Tierradentro; no obstante es aún incompleto el conocimiento que se tiene sobre la historia

prehispánica de esta zona.

Alto Magdalena

Bajo la denominación de Alto Magdalena se considera una amplia zona del Macizo Colombiano

demarcada al sur, por el volcán Petacas y las cabeceras del río Caquetá; por el Occidente con la

cadena montañosa comprendida entre el volcán Petacas y el Puracé, incluyendo el páramo de las

Papas y el volcán Sotará; por el Norte con una línea imaginaria entre el volcán Puracé, el límite

departamental con el Cauca y la confluencia del río La Plata en el Magdalena, pasando por Gigante

para morir en la cordillera; y, por el Este, con la cordillera Oriental.

El río Magdalena, principal arteria fluvial, nace en el páramo de Las Papas a 3.600 metros sobre el

nivel del mar, de donde desciende rápidamente por estrechos valles con bien formadas terrazas

hasta el alto valle llano de Garzón, a 800 m.s.n.m. Es una tierra de relieve accidentado que

determina variedad de climas y por ende diversidad de fauna y flora, que ofrece grandes ventajas

para la agricultura, cuyo régimen de lluvias, así como la ausencia de inundaciones o de problemas

de erosión, hacen de ella una zona muy propicia para cultivos intensivos de maíz.

Las condiciones son apropiadas para asentamientos humanos y se constituye en una zona de

contacto entre múltiples regiones, pues como lo anota Reichel-Dolmatoff, "...cerca de San Agustín

está ubicada la depresión más baja cerca de la cordillera Oriental, que forma una comunicación

natural con el Noroeste amazónico; hacia el noroeste se abren varios pasos en las cadenas

montañosas, por las cuales se establece un acceso a las cabeceras del río Guaviare y a los llanos del

Orinoco. Otros pasos, todos de fácil alcance, llevan al valle del río Cauca y de allí al río Patía y a la

costa Pacífica, y una serie

de rutas que se abren por

las montañas del Sur

hacia las cordilleras

ecuatorianas. Hacia el

Norte se abre el gran

valle del río Magdalena"

(1982: 73).

Relieve de la Región de

San Agustín. (Foto:

Gilberto Cadavid)

Page 211: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

211

Investigaciones Arqueológicas

Las investigaciones han girado en torno principalmente del estudio de los vestigios culturales de la

zona arqueológica de San Agustín, que está situada en las estribaciones orientales del Macizo

Colombiano y presenta una especie de fortificación natural, formada de un lado por las cuencas de

los ríos Naranjos, Sombrerillos, y Magdalena y de otro por las filas de montañas que llegan hasta el

páramo. La zona donde se encuentran los restos arqueológicos corresponde a los actuales

municipios de San Agustín, San José de Isnos y Salado Blanco.

Este sitio arqueológico, uno de los más importantes del país, está caracterizado por varios

centenares de grandes estatuas de piedra y por un crecido número de túmulos o montículos de tierra

que cubren los más diversos templos y entierros. Terrazas de habitación, eras de cultivo y obras de

drenaje, se observan con profusión en las vertientes andinas.

Las primeras referencias al arte monumental de esta zona, se deben al misionero Franciscano, Fray

Juan de Santa Gertrudis, quien visitó la región en el año de 1757. En su obra "Maravillas de la

Naturaleza" menciona tanto la presencia de sarcófagos monolíticos como de estatuas en las que

creyó encontrar representaciones de jerarcas y frailes (1956).

En 1797, el sabio Caldas pasó por la región y se refirió a los vestigios que encontró, tales como:

estatuas, columnas, adoratorios y mesas, entre otras. Casi medio siglo después, el cartógrafo y

geógrafo italiano Agustín Codazzi junto con los miembros de la Comisión Corográfica estuvo en

San Agustín en 1857 y dejó una interesante descripción de la región y sus vestigios culturales.

En 1892 el General Carlos Cuervo Márquez, realizó reconocimientos y excavaciones. Como

resultado de sus estudios elaboró un primer intento de interpretación de la cultura arqueológica

(1893).

El verdadero interés por los estudios arqueológicos de la zona se despierta, a partir de los trabajos

del antropólogo alemán Konrad Th. Preuss, quien entre diciembre de 1913 y marzo de 1914 realizó

excavaciones en la zona. Su obra "Arte monumental Prehistórico: Excavaciones en el alto

Magdalena", editada en idioma alemán en 1929 y traducida al español en 1931, reveló al mundo

científico la importancia de estas ruinas arqueológicas.

Page 212: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

212

En 1937, el gobierno de Colombia patrocinó la primera expedición oficial a la zona arqueológica de

San Agustín, bajo la dirección del arqueólogo J. Pérez de Barradas y con la colaboración del

investigador colombiano Gregorio Hernández de Alba; los resultados de estos trabajos los

publicaron en la obra "Arqueología Agustiniana" (1943), en la cual registraron importantes

hallazgos y describieron las excavaciones de algunas necrópolis. Entre los aspectos estudiados vale

la pena destacar el tratamiento y clasificación de la cerámica ya que constituye un primer intento de

agrupación metódica por formas, estilos y decorados (Duque, 1963).

En la década de los cuarenta, Luis Duque inició estudios sistemáticos en San Agustín, enfocados en

sus comienzos hacia el conocimiento de las costumbres y ritos funerarios y la búsqueda de los sitios

de habitación. Entre 1943 y 1960 el mencionado investigador realizó temporadas sucesivas de

excavación cuyos resultados fueron publicados posteriormente (Duque, 1966). Además de las

excavaciones en el Batán y en varios sitios del parque arqueológico de San Agustín, tales como en

las Mesitas A, B y D, en la fuente de Lavapatas y en el potrero de Lavapatas, excavó en la vereda

de Quinchana, un cementerio en el lugar conocido como la Gaitana e hizo reconocimientos

preliminares de los antiguos sitios de habitación del alto de Quinchana.

Con base en los estudios referidos, Duque propone una periodización que señala el proceso del

desarrollo cultural en estos yacimientos y que parece tener su comprobación en los demás sitios de

Page 213: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

213

la zona arqueológica de San Agustín (1963). Es la siguiente:

Pre-Agustiniano (edad?). Lascas de piedra basálticas sin retoques. Posiblemente la base de la

subsistencia era la caza y la recolección.

Mesitas inferior (550 a.C. a 450 d.C.). Tumbas con pozo y cámara lateral, cerámica con desgrasante

de arena, copas de base alta, cuencos, ollas trípodes, alcarrazas, pintura incisiva predominante,

agricultura de maíz, recolección de nogal, yuca (?). Iniciación de orfebrería, iniciación de la

escultura en madera y talla de sarcófagos en el mismo material.

Mesitas medio. (450 d.C. - 1.250 d.C. ).Montículos funerarios y otras construcciones en tierra,

sarcófagos monolíticos, tumbas de cancel, florecimiento de la escultura lítica monumental. Formas

cerámicas similares al período anterior, con excepción de alcarrazas y ollas trípodes.

Enriquecimiento de las técnicas de orfebrería. Entierro secundario en urnas y cremación.

Mesitas superior (1.250 a. ?). Arte escultórico realista (Quinchana). Cerámica con decoración,

grabada, estampada, hachurada. Persiste el cultivo del maíz, el aprovechamiento del nogal y del

chontaduro y se registra el cultivo del maní. Viviendas de planta circular organizadas en pequeños

núcleos sobre las cimas de las colinas. (Duque, 1963).

En el año de 1966, G. Reichel-Dolmatoff realizó una investigación en la zona, con el objetivo de

reconstruir procesos culturales y sus cambios. Para ello, se dedicó al estudio de basureros y a la

interpretación arqueológica de los vestigios en ellos contenidos. Excavó siete cortes, cuatro en el

parque de San Agustín y dos en el alto de los ídolos, municipio de San José de Isnos, y con base en

los resultados estratigráficos y del análisis de los fragmentos de cerámica, propuso tres grandes

períodos de desarrollo cultural representados por los complejos Horqueta, Isnos y Sombrerillos

(Reichel-Dolmatoff, 1972; 1975).

Complejo Horqueta (? - 50 d.C.). Agricultores sedentarios, organizados en viviendas dispersas

sobre las riberas del río Magdalena sin construcciones monumentales. Cerámica café y negra,

pulida con decoración incisa, formando motivos rectilíneos; son características las vasijas con un

ángulo periférico agudo. No se tienen fechas absolutas para este período, pero su posición

estratigráfica es anterior a la de los períodos siguientes.

En las décadas iniciales del primer siglo d.C. aparece un nuevo desarrollo llamado "Primavera". La

cerámica y los artefactos de piedra se derivan del complejo Horqueta, pero tipológicamente forman

una unidad distinta; la vivienda se organiza en las cimas de las colinas cerca del río Magdalena y es

menos dispersa que en el período anterior. (Reichel-Dolmatoff, 1972, 1975).

Complejo Isnos. Hacia finales del primer siglo d.C. el Complejo Primavera es reemplazado por el

Complejo Isnos. Hay poca evidencia de que este complejo se derive de los anteriores; por el

contrario, parece que la región fue ocupada por grupos de fuera, que reemplazaron o parcialmente

asimilaron la cultura de los antiguos habitantes. Aumenta notablemente la densidad de población y

Page 214: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

214

la habitación se concentra en las cimas de las colinas con basureros densos en los flancos. En la

vecindad de los sitios se observan grandes movimientos de tierra para construir terraplenes,

camellones, terrazas. La cerámica es más elaborada y son características las alcarrazas, los cuencos

y los platos. La decoración incisa es escasa y hay énfasis en color y en superficies brillantes

cubiertas con baño rojo o con pintura negativa. Se encuentra evidencia de metalurgia. El Complejo

Isnos persiste por varios siglos, pero no se conoce su fecha terminal; la fecha más tardía que se

tiene es el siglo IV d.C., pero hay evidencia de que este desarrollo se prolonga por varios siglos

más.

Después del Complejo Isnos, hay un hiato cronológico y no se han encontrado sitios estratigráficos

que puedan llenar este vacío.

Complejo Sombrerillos. Hacia el siglo XV la región fue ocupada por gente diferente que se ubica en

los antiguos sitios de habitación. Las colinas y las laderas estaban ocupadas por comunidades

agrícolas muy populosas. La cerámica es diferente de la de los otros períodos y consiste en vasijas

rojas burdas; son frecuentes las ollas trípodes, con soportes macizos cónicos, pequeñas copas con

diseños triangulares pintadas de negro sobre un fondo rojo, las incisiones lineales y la decoración

corrugada. El cultivo del maíz está representado por la presencia de metates y hay utillaje lítico que

indica una fuerte dependencia de tubérculos. (Reichel-Dolmatoff, 1972, 1975).

Reichel-Dolmatoff hace la anotación de que "obviamente existen muchos complejos más, fuera de

los determinados por nosotros y que aún no han sido aislados como unidades cultural y

cronológicamente significativas, y que al paso que avanzan las investigaciones llegarán a llenar

muchas lagunas que aún se presentan en la secuencia temporal" (1975: 143).

Años después L. Duque G. continúa con sus estudios en la zona (1970-1977), y algunos de los

trabajos los realiza en colaboración con Julio C. Cubillos.

Entre 1970 - 1972 los dos investigadores exploran el yacimiento arqueológico denominado Alto de

Los Idolos, municipio de San José de Isnos y realizaron excavaciones de montículos y tumbas

(1979). Del montículo No. 1 obtuvieron una fecha de una muestra de carbón que se remonta al siglo

I a.C. y, del montículo No. 5 otra del siglo VI d.C.. Además efectuaron cortes exploratorios en los

montículos artificiales de las Mesitas A y B, y en sus proximidades, antes de preceder a la

reconstrucción de los templetes funerarios, hallaron nuevas estatuas, utillaje lítico y cerámica

(1983).

Entre 1972 - 1973, J.C. Cubillos estudió los sitios El Estrecho, El Parador, y la Mesita C. En el

Estrecho, en la ribera derecha del río Magdalena, exploró un sitio de habitación e hizo un corte en

un depósito de basuras, que fue ubicado temporalmente en el siglo II d.C.. En el Parador (parque

Arqueológico "Alto de los Idolos") excavó 32 tumbas de un cementerio, ubicado temporalmente

según las fechas de radiocarbono entre los siglos I a.C. y I d.C. y observó modos culturales

característicos de la arqueología Agustiniana, pero en menor escala. Por último, en la Mesita C.

excavó 50 tumbas que al parecer correspondían a entierros realizados entre el siglo III y el VI d.C.

Page 215: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

215

Cubillos señala que este cementerio no presenta la complejidad ni la significación jerárquica que los

estudios arqueológicos han podido mostrar en otros sitios vecinos como la Mesita A y la Mesita B.

(1980).

La conclusión más importante de este trabajo, "es la continuidad de la cultura, por lo menos a lo

largo de 7 siglos: del siglo I antes de Cristo al siglo VII después de Cristo, sin desconocer por

supuesto, las lógicas variantes locales que por ahora se constatan. Los parentescos culturales entre

los sitios, los hemos demostrado comparando los diferentes aspectos de la tipología cerámica. Sin

entrar en detalle con las semejanzas que ofrecen las prácticas funerarias, se pudo establecer una

relación cultural entre los dos cementerios de diferente época" (Cubillos 1980: 166).

Durante la temporada de excavaciones 1976-1977. Duque y Cubillos adelantaron un estudio

completo de los rasgos peculiares del yacimiento "La Estación" en predios del Parque Arqueológico

de San Agustín (1981). En este sitio, excavaron parte de una aldea, de la cual se conservan las

plantas de vivienda, las basuras acumuladas, depresiones longitudinales de los antiguos caminos y

zonas de circulación entre las viviendas. En total estudiaron las plantas de siete casas e identificaron

otras que hacían parte de la misma aldea, las cuales dejaron como testigos para futuras

exploraciones.

Los vestigios de esta aldea señalan una pauta de poblamiento nucleado. Las casas son de planta

circular y en algunos casos, ovalada; en el primer caso el techo debió ser cónico y, en el segundo, a

manera de las techumbres que se observan todavía en las malocas o casas comunales amazónicas

(1981: 153). En el conjunto habitacional se destaca la presencia de un bohío grande, que debió tener

una función especial. Además, anotan los autores que en el interior de los bohíos encontraron

tumbas dedicadas a entierros de primera fase, correspondientes a fosas simples de poca

profundidad. En cuanto a la ubicación temporal de este yacimiento, concluyen que los materiales

culturales corresponden a una sola ocupación, que puede identificarse por la tipología de la

cerámica, como propia de las últimas fases de desarrollo de la cultura agustiniana. El análisis de C

14 de una muestra recogida en el piso de la casa más grande, indicó una fecha situada en la primera

mitad del siglo XVI (1981: 155).

Con los nuevos datos obtenidos en las anteriores temporadas de investigación (época 1970-1977), y

con base en fechas obtenidas en los yacimientos del Alto de Lavapatas, Mesitas A, B, y C del

Parque Arqueológico, Alto de los Idolos, Alto de las Piedras y La Estación, Duque y Cubillos

plantean algunas variaciones al cuadro cronológico que fuera propuesto por Duque en 1963-66 y

cambian la nomenclatura de los períodos (1979-1985). La nueva propuesta es la siguiente:

Arcáico (3.300 a.C. - 1.000 a.C.). Se conoce esta primera ocupación, según el análisis de una

muestra de carbón vegetal rescatada de un fogón localizado en la base de un depósito estratificado,

sin asociación con cerámica ni con ningún otro elemento cultural. (Duque y Cubillos, 1985: 101).

Page 216: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

216

Formativo (1.000 a.C. - 300 d.C.). Se subdivide en: formativo inferior (1.000 - 200 a.C.) y

Formativo Superior (200 a.C. - 300 d.C.). Este período se caracteriza por: el desarrollo de la

agricultura de maíz y quizás de tubérculos; la industria de la cerámica con rasgos comunes como el

monocronismo, la decoración incisa y la ausencia de motivos biomorfos; tumbas de pozo con

cámara lateral y sarcófagos de madera (Duque y Cubillo 1985). Aún cuando sus características

corresponden a las del período Mesitas inferior su posición cronológica y su profundidad temporal

son algo diferentes.

Clásico regional (300 d.C. - 800 d.C.). Corresponde en general a los rasgos característicos del

Período Mesitas Medio pero varían los límites temporales de la ocupación. Las urnas funerarias que

en la periodización de 1966 eran frecuentes en Mesitas Medio, son ubicadas ahora con una época

más tardía.

Reciente (800 d.C. - 1.550 d.C.). Sus características corresponden a Mesitas superior y se le suman

otras como entierros secundarios en grandes urnas funerarias y cerámica con decoración pintada

positiva. (Duque y Cubillos, 1985).

En las informaciones arqueológicas de San Agustín se conocía que muchas de las esculturas

tuvieron pintura pero que con el transcurrir de los años y su exposición a la intemperie la perdieron.

Aunque con fecha anterior al año 1984 se decía en la región que habían encontrado una estatua

totalmente pintada en su plano frontal de varios colores, el hallazgo no se concretó hasta que uno de

los inspectores de monumentos del Parque Arqueológico Nacional la redescubrió y popularizó el

hallazgo.

La curiosidad que generó, por la importancia del mismo, motivó para que se tomarán medidas

inmediatas para su preservación. El arqueólogo J. C. Cubillos en el año de 1984 realizó la

investigación pertinente en el Alto de El Purutal, con el objetivo de ilustrar el contexto cultural del

cual hacia parte la estatua (1986). Este investigador procedió a delimitar el montículo y con la

operación de un centenar de sondeos con media caña, localizó varias estructuras de piedra cubiertas

por el relleno.

Las estructuras consistían en dos templetes y en una tumba de fosa rectangular. Los Templetes,

cada uno de los cuales contenía una estatua pintada, están situados cronológicamente en el siglo VI

d. C. La tumba no presentaba huellas de haber sido utilizada y al parecer es anterior a la

construcción del montículo. El análisis de una muestra de carbón de este sitio proporcionó un fecha

del siglo I a.C. (Cubillos, 1986).

En un escrito reciente, "Arqueología de San Agustín Alto de Lavapatas", L. Duque G. y J.C.

Cubillos describen las investigaciones arqueológicas que realizaron en el año 1974 en el sitio

conocido como Alto de Lavapatas, las cuales complementan las ya realizadas para ellos mismos en

otros lugares y cuyos resultados ya están publicados (1988). En esta comisión, los investigadores

mencionados llevaron a cabo una exhaustiva exploración de casi la totalidad del yacimiento y

excavaciones, con lo cual pudieron encontrar, tal como ellos mismos lo señalan,"...varias decenas

Page 217: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

217

de sepulturas invioladas, dos estatuas nuevas, algunos objetos de orfebrería, numerosas piezas de

cerámica, y lo más importante, acumulaciones de basuras no perturbadas y planos de vivienda, que

permitieron el establecimiento de una cronología, a base de análisis de C14, cuyos resultados

confirman una vez más que este sitio es hasta ahora el más antiguo de toda la zona arqueológica de

San Agustín" (1988:10).

A través de los variados vestigios allí encontrados, pudieron reconstruir un considerable espacio de

tiempo en el proceso de desarrollo cultural de San Agustín. La ubicación cronológica y

estratigráfica de diversos elementos culturales cuya asociación es clara en relación con los que han

registrado en otros lugares de San Agustín, hace que este trabajo se convierta en un hilo conductor

de los fenómenos culturales que acaecieron en esta región.

En este sitio se identifican los diferentes períodos cronológicos referidos con anterioridad por

Duque y Cubillos (1985).

El amplio aterrazamiento del Alto de Lavapatas es producto de una adecuación intencional del

terreno, hecha por sus antiguos pobladores, cuando el lugar fue destinado como necrópolis sobre los

resto de asentamientos anteriores, que se remontan a 3.300 años antes de Cristo. Así mismo, cómo

en el momento en que se intensificó el culto funerario, los habitantes del lugar excavaron tumbas a

través de basureros antiguos, se verificó que quizás en una tercera fase el lugar volvió a ser ocupado

con viviendas, como lo atestiguan las huellas de huecos de poste registradas en el relleno de los

pozos de las tumbas.

De acuerdo con los datos cronológicos que obtuvieron, con base en el análisis estratigráfico y de

carbono 14, se destaca la evidencia cultural más antigua que se conoce hasta ahora en la región,

correspondiente a un fogón constituido únicamente por carbón vegetal y tierra quemada que data

del año 3.300 a.C. De las épocas siguientes obtuvieron interesantes datos, que comparados con los

de otros sitios, les permitieron trazar un desarrollo cultural entre aproximadamente el siglo IX a.C.

y el siglo XII d.C.

El análisis de distintos elementos culturales recolectados a través de excavaciones sistemáticas en

varios de los yacimientos de la zona, durante distintas temporadas de campo entre los años 1957 y

1984, les permite inferir "un continuum cultural en el área arqueológica de San Agustín, con ligeras

variaciones a lo largo del proceso evolutivo, especialmente en el último período, las cuales pueden

atribuirse más a causas endógenas que a factores foráneos" (Duque y Cubillos, 1988:100).

A partir de 1977 se han realizado estudios sobre el patrón de asentamiento en lugares vecinos a San

Agustín a donde llegaron los influjos de la cultura agustiniana.

En Quinchana, A. Durán realizó en 1977 una exploración de la zona y la excavación en algunas

terrazas de habitación en la vereda La Gaitana. En 1981, la misma arqueóloga y H. Llanos,

adelantaron un proyecto de investigación más amplio en la vereda del Alto de Quinchana, a partir

del cual, localizaron cincuenta terrazas de habitación, próximas a campos con eras de cultivo y

Page 218: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

218

excavaron tres de ellas. El análisis de los materiales hallados les permitió establecer que los

asentamientos del alto de Quinchana corresponden a la cultura de San Agustín en sus períodos

finales (S. VII - XI) (Llanos y Durán, 1983).

En el municipio de Santa Rosa, (Alto Caquetá, Cauca). Luis Salamanca realizó en 1982 un estudio

inicial, como trabajo de tesis, con el objetivo de buscar posibles relaciones entre el Macizo

Colombiano y la Amazonia. Los rasgos del complejo cultural que halló en el sitio La Peña, le

permiten establecer claras asociaciones con el Período Reciente de San Agustín, especialmente en

lo que se relaciona con la cerámica. En el Chotillal registra una estatua, cuyos rasgos presentan

similitudes con la estatuaria descrita para el valle de Chimayoy, en el departamento de Nariño

(1985).

Entre 1984 y 1985, H. Llanos realizó una prospección en el municipio de Salado Blanco, para

lograr una visión de conjunto de los yacimientos arqueológicos existentes. En el curso medio del río

Granates investigó en detalle las veredas de Morelia y el Palmar. En ambas márgenes del río se

encuentran amplias terrazas naturales y suaves lomas, en las que halló plataformas para viviendas,

muy próximas unas de otras y en inmediaciones de campos con eras de cultivo y canales de drenaje.

En un resumen de este trabajo, Llanos expresa que: "los conjuntos habitacionales son de diferentes

tamaños, teniendo la mayoría de 5 a 10 terrazas artificiales". En Morelia se localizó un poblado de

mayor tamaño, con 150 terrazas de habitación de variadas dimensiones, caminos, una red de canales

de drenaje, dos montículos artificiales, en uno de los cuales excavó un cementerio con seis tumbas

cubiertas de grandes lajas, un sarcófago y dos esculturas monolíticas descubiertas por campesinos

hace varias décadas. De los cortes estratificados se logró establecer una ocupación del sitio de más

de 1.000 años, desde el 510 d.C. hasta tiempos coloniales (S. XVIII) (Llanos, 1985: 108). De

acuerdo con la clasificación de la cerámica, pudo apreciar que se trata de la tradición alfarera de los

últimos períodos de la cultura de San Agustín.

En la publicación final hace un análisis comparativo de los diferentes complejos cerámicos

definidos por Duque Gómez y Cubillos y por Reichel-Dolmatoff, y de la reunión de estos datos, con

los obtenidos en sus propios estudios, hace las siguientes reflexiones en relación con las

ocupaciones que allí se dieron: "Hay sitios que fueron ocupados solamente durante un período

hallándose cerámica de un solo complejo; pero hay yacimientos que contienen los restos de una

larga ocupación durante varios siglos y por lo tanto con cambios graduales en la cerámica; y

también existen los lugares donde se superponen dos ocupaciones con una distancia de varios

siglos entre la una y la otra, o sea con marcadas diferencias en sus Complejos Alfareros"(Llanos,

1988:93).

Page 219: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

219

Llanos concluye que los cambios entre los diferentes complejos cerámicos de San Agustín

indicados por los arqueólogos citados, son estimulantes, y se hace la pregunta qué, al desconocerse

los hechos históricos que los causaron, ya sea internos o externos, "si cada complejo cerámico

corresponde a una cultura diferente, o sí por el contrario al existir elementos comunes entre los

complejos, al mismo tiempo que elementos formales y técnicas diferentes, se trata de una sola

tradición cultural que en el transcurso de su historia tuvo períodos de transformación que se

aprecian en su alfarería" (1988:9495). Sus estudios lo llevan a plantear esta última posibilidad .

Desde los inicios de la investigación arqueológica en esta región, los informes sobre la comarca de

Tierradentro y la de San Agustín, parecían indicar una extensión de la cultura agustiniana en

Tierradentro, reflejada en algunas características de materiales cerámicos y especialmente patente

en la estatuaria de un lugar y de otro. En este respecto Henri Lehmann efectuó un reconocimiento

en la zona intermedia conocida como Moscopán al Norte del volcán de Puracé, que extendió hasta

los límites de La Plata Vieja, próximo al sitio de Agua Bonita (Lehmann 1943-1944). El autor

identificó tres diferentes centros de esculturas, localizados en las vegas de los ríos o quebradas, lo

que permite suponer que los constructores de las estatuas preferían para sus asentamientos, los

valles estrechos. Algunas de las estatuas halladas estaban pintadas de rojo.

Para el autor las esculturas de Moscopán aunque indudablemente emparentadas con las de San

Agustín, enseñan particularidades que permiten pensar en desarrollos locales. Es especialmente

notorio el carácter realista de las esculturas de Moscopán, en oposición al alto grado de estilización

de las de San Agustín. Así mismo Lehmann excavó dos montículos artificiales, en proximidades de

la carretera de Moscopán (kilómetro 48), donde se había informado del hallazgo de algunas tumbas.

En ellos el autor encontró fragmentos cerámicos y piedras sin ningún orden aparente.

Seis tumbas fueron abiertas, tres en La Candelaria y tres en el kilómetro 48 de la carretera. En una

de ellas se halló un collar de pequeñas perlas de concha de mar. (Lehmann, 1943-1944). Tres de

estas tumbas tenían una escasa profundidad; en algunas de ellas se evidenció la práctica de entierros

secundarios. A juzgar por el tamaño de los huesos encontrados, los individuos de este grupo

Page 220: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

220

cultural eran de baja estatura. Se hallaron también piedras de moler, que pueden indicar la

existencia de maíz en la zona. La cerámica, ofrece similitudes con la de Tierradentro, especialmente

evidente para la de la hoya del río La Plata. (Lehmann, 1943-1944).

Pasados treinta años A. Cháves y M. Puerta, trabajaron en Aguabonita, Moscopán y la Argentina,

en los años 1973 y 1976. Como resultado de sus estudios, dan cuenta de nuevas estatuas e inician el

estudio de entierros y pautas de asentamiento. En Aguabonita obtuvieron una fecha de 1320 + o -

180 años d.C. asociada a un entierro de ofrendas (Cháves y Puerta 1985).

Entre 1978 y 1979 excavaron ocho morros en el sitio Yarumal de la región de Moscopán en uno de

los cuales encontraron la planta de una habitación) de forma oval (Cháves y Puerta, 1985).

Hallaron otro asentamiento humano en El Pensil, en la región de Monserrate, en donde excavaron

una planta de habitación ovalada. En La Cabaña, en la misma localidad, excavaron entierros poco

profundos de pozo, algunos de los cuales parece que fueron sólo para ofrendas. La cerámica de

Monserrate, tanto la encontrada en el interior de la casa como la de los entierros, tiene similitud de

forma, en cuerpos, bordes, labios y bases, con la de Tierradentro, Moscopán y Aguabonita. El

modelado digital como elemento decorativo en los bordes de las vasijas es un rasgo común en estas

cuatro regiones (Cháves y Puerta, 1981: 50).

Con el objetivo general de comparar cacicazgos en el Alto Magdalena con los de otras áreas y de

poner a prueba modelos para el desarrollo de sociedades complejas, se escogió el valle del río de La

Plata, para realizar un proyecto a largo plazo de carácter interdisciplinario y con la participación de

varias instituciones. Este proyecto se inició en el año 1984 bajo la coordinación de R.D. Drennan de

la Universidad de Pittsburgh, y cuenta con el respaldo de la Universidad de los Andes, el Instituto

Colombiano de Antropología y la Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales.

Dado que el conocimiento arqueológico de la región no era suficiente, designaron como unidad de

estudio, no un período, ni un sitio, ni una categoría de restos arqueológicos, sino toda la región.

Como lo anota Drennan, "la estrategia específica de estudio se concentra en el reconocimiento

sistemático arqueológico y medio ambiental de gran escala y a nivel regional del valle de la Plata,

suplementado con excavaciones arqueológicas de pequeña escala. En particular se busca la

información necesaria para reconstruir esos aspectos de las sociedades del valle de la Plata que son

críticos para la comparación de cacicazgos y para evaluar enfoques contradictorios a el

funcionamiento y evolución de las sociedades complejas. Estos aspectos caen bajo las siguientes

cuatro categorías: demografía, variedad medio ambiental, control de recursos y relaciones inter-

regionales" (Drennan, 1985:6).

En la temporada de campo realizada en 1984 adelantaron parcialmente estudios medio-ambientales

en lo que respecta a geología (Kroonenberg, 1985), paisajes - suelos (Botero, 1985), flora actual

(Rangel y Franco, 1985) y palinología (Herrera, 1985) y efectuaron un reconocimiento

arqueológico en cercanías del poblado La Argentina, realizando excavaciones en los sitios

Barranquilla y Barranquilla Alta. Identificaron un patrón de asentamiento en pequeñas colinas y en

Page 221: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

221

allanamientos artificiales conocidos como "patios de indios". En relación con la cerámica,

reconocieron tres grupos a los cuales tentativamente asignaron una posición cronológica en una

escala de tiempo temprana, media y tardía. Estos grupos de cerámica muestran relaciones con los de

la región de San Agustín.

Conviene mencionar dentro de esta región del Alto Magdalena, el hallazgo hecho por el

paleontólogo H. Burgl en una tumba en Garzón (1957), sobre una terraza del río Magdalena cerca

de la desembocadura de la quebrada Majo, consistente en piedras (xilópalos) aparentemente

talladas, asociadas a restos de megaterio y mastodonte. La posición estratigráfica de estos hallazgos,

fue estudiada por Van Der Hammen, quien observa que, la edad menor que se le puede atribuir a la

terraza corresponde al glacial Mindel o sea 180.000 años; lo cual descarta contundentemente la

posibilidad de que los artefactos hubiesen sido fabricados por el hombre (1957).

Serranía Garzón Neiva

Comprende el extremo Norte de la región del Macizo Colombiano a partir de Garzón en donde el

valle del río Magdalena se ensancha. Es una zona de llanuras onduladas o serranías fuertemente

erosionadas, con clima que varía de semi-húmedo a semi-árido.

En esta subregión, sólo se cuenta con el reconocimiento que hizo G. Correal en el año 1974 en la

hacienda Boulder, municipio de Palermo, con la finalidad de localizar algunos sitios paleoindios.

Allí encontró un yacimiento que al parecer corresponde a una estación de grupos trashumantes que

basaban su subsistencia en la caza y la recolección. El utillaje lítico que recolectó superficialmente,

y en pozos exploratorios, está constituido principalmente por lascas monofaciales, elaboradas en

chert, material frecuente en la región. Algunos artefactos los fabricaron en materiales como diorita,

andesita o cuarzo, que tuvieron que adquirir en otras regiones.

Aunque no se conoce la posición cronológica de estos elementos, guardan una estrecha similitud

con los hallados en otros sitios precerámicos de Colombia. Algunos artefactos muy crudos, de

lasca, monofaciales y algunos tipos de raspadores recuerdan ciertos elementos del Abra

(Cundinamarca); otros, lascas en su mayoría, señalan relaciones con industrias de la costa Atlántica,

y artefactos conocidos como choppers recuerdan elementos obtenidos en el Magdalena medio. Sin

duda a través de la vía natural del río Magdalena se verificaron hace más de 10 milenios

desplazamientos de grupos humanos, que fueron dejando en su largo recorrido, la huella de sus

campamentos estacionales (Correal, 1974: 211).

Balance General de la Región

Page 222: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

222

En el territorio de Tierradentro, existió una multiplicidad de ocupaciones que se remontan al

primer milenio antes de Cristo, y correspondieron a diversos grupos étnicos que, paulatinamente, se

fueron reemplazando y/o transformándose en la localidad, elaborando algunos "complejos"

arqueológicos, propios y característicos de la región. Si bien, aún resultan ser temerarias las

explicaciones que pretenden determinar el origen de focos de influencia estilística que se han

identificado en Tierradentro, se hace evidente una relación con la cercana área de San Agustín.

Aunque lo anterior parece indiscutible (casi todos los investigadores que han trabajado en

Tierradentro lo indican), no se sabe que tipo de relación fue la que se dió. Los datos y las

interpretaciones derivadas de ellos, indican únicamente, a manera de inventario difusionista, la

correlación entre unos y otros materiales arqueológicos, admitiendo las existencia de variaciones

locales.

Es difícil aún dilucidar los niveles de integración socio-política, alcanzados durante los aún pocos

estudiados períodos de ocupación. Por una parte, está la ausencia de grandes concentraciones de

población; ésta se encontraba en pequeños grupos, diseminados en el paisaje. Por otra parte, no se

ha tocado en Tierradentro el tema de las fronteras étnicas.

Se hace imperativo el incremento de proyectos arqueológicos en Tierradentro, que clarifiquen éstos

y otros problemas.

En la subregión del alto Magdalena, son escasos los datos sobre una etapa temprana de cazadores y

recolectores. El hallazgo de piedras (xilópalos) aparentemente tallados asociados a restos de

megaterio y mastodonte cerca de Garzón, sobre una terraza del río Magdalena, fue evaluado por

Van Der Hammen al precisar la posición estratigráfica de estos hallazgos. Prospecciones han sido

realizadas por Gonzalo Correal sin resultados positivos, con excepción de los hallazgos de

estaciones líticas en las vecindades de Neiva. Sin duda es un tema de investigación de sumo interés,

ya que la geografía de esta subregión permite la comunicación entre múltiples regiones,

constituyéndose en vía para rutas de migración quizás desde época muy antigua.

En relación con una etapa formativa temprana son igualmente escasos los datos. Las referencias que

se tienen, provienen de la zona arqueológica de San Agustín en donde se tiene una fecha de 3.300

años a.C. asociada con un fogón carente de elementos culturales.

El poblamiento posterior de esta misma zona está bien documentado con referencias cronológicas

que señalan una ocupación prolongada. Desde el siglo VI a.C. hasta el siglo XVII de la era

Cristiana. Respecto al proceso de desarrollo cultural que tuvo lugar en la época prehispánica en

estos parajes de San Agustín, existen dos planteamientos diferentes, expuestos por Duque G.,

Cubillos, y Reichel-Dolmatoff.

Duque y Cubillos basan sus inferencias cronológicas en el análisis de asociaciones de fechas de

radiocarbono en diferentes contextos arqueológicos, es decir, de entierros, basureros, entierros

asociados y plantas de habitación. El estudio de los datos cronológicos y de los vestigios culturales

los llevan a proponer tres períodos de desarrollo en la ocupación del área, que evolucionan entre sí,

Page 223: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

223

y que con el transcurrir de los siglos deja una huella marcada en el paisaje. En su opinión, se puede

hablar, de una cultura agustiniana que obviamente no fue estática en su desarrollo, sino que tuvo

diferentes fases de desarrollo y estuvo expuesta a influencias externas ejercida por grupos humanos

que poblaban zonas vecinas.

Por el contrario, Reichel-Dolmatoff quien basa sus inferencias cronológicas y culturales en el

estudio de yacimientos estratificados correspondientes a depósitos de desperdicios de lugares de

habitación, plantea que no se puede hablar de "una cultura de San Agustín; se trata de una región en

la cual se encuentran superpuestos los vestigios de muchas y diferentes culturas, algunas de las

cuales se desarrollaron en el mismo lugar, a través de fases sucesivas, pero otras llegaron

provenientes de otros lugares" (1975,1982).

No es del caso juzgar cual de los investigadores se aproxima más a la realidad prehispánica, pues, el

método científico puesto a prueba por ambos les permite llegar a las inferencias que los dos

enuncian las cuales no dejan de tener un carácter tentativo que puede afianzarse o revaluarse en

virtud de nuevos hallazgos, como se ha venido haciendo (Duque y Cubillos, 1988: Llanos, 1988).

Estas divergencias deben considerarse como un estimulo para ahondar en el estudio de aspectos que

puedan aportar nuevas luces en la ya iniciada reconstrucción histórico-cultural de los grupos

humanos que vivieron allí antes de que llegara el conquistador europeo. Sin duda, es una zona

difícil en su estratigrafía cultural puesto que el paisaje fue transformado en épocas sucesivas y se

hicieron grandes movimientos de tierra para construir montículos, terraplenes y allanar colinas que

servían de base a grupos de casas.

Algunos de los aspectos que ameritarían ser estudiados para complementar la visión que ya se tiene,

serían:

- Las etapas iniciales del poblamiento, ya que es escaso el conocimiento que al respecto se tiene.

Conocer el proceso de asentamiento y adaptación, dominio y transformación del medio para

desarrollar una vida sedentaria dependiente de la agricultura, aportaría valiosos datos para entender

el desarrollo cultural posterior de la zona.

- Conocer más ampliamente la distribución espacial de los elementos culturales que componen cada

período como un todo, en lo que atañe a patrón de asentamiento, costumbres funerarias, estatuaria,

cultura material y tecnología agrícola. Con las investigaciones realizadas en Quinchana y Morelia

se está recopilando información muy valiosa sobre el Período Reciente que abarca aspectos tanto de

la vida cotidiana como de sus costumbres y expresiones rituales.

Aún cuando la secuencia cultural y cronológica que se tiene para esta zona, ha sido enriquecida por

hallazgos de los últimos años, sería relevante, precisar con mayor detalle, cómo se produce el

cambio de un período a otro.

- Para aclarar como los asentamientos humanos que se ubicaron en esta región en época

prehispánica, no conocieron límites geográficos estrictos e invariables y sus fronteras oscilaron

Page 224: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

224

continuamente a lo largo del tiempo, se considera tener en cuenta ciertas áreas de influencia o

relacionadas con el desarrollo cultural de San Agustín, tales como La Bota Caucana, el Alto

Caquetá y Putumayo, el Nor-oriente de Nariño y las regiones andinas del Cauca y del Huila. El

proyecto del Valle del río La Plata, aportará importantes datos en este sentido.

Page 225: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

225

Page 226: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

226

IX. MACIZO ANDINO SUR

Ana María Groot de Mahecha

La Cuenca Andina de Pasto es una continuación del sistema andino ecuatoriano unido y

bordeado por dos cordilleras; occidental y centro-oriental. Depósitos de materiales volcánicos

llenaron y formaron las cuencas, que fueron atravesadas por ríos, como el Guaítara, Pasto y

Mayo, Juanambú y Patía, entre otros, dejando hondos y estrechos valles con clima templado y

cálido, y densamente poblados. Existen frecuentes formaciones del tipo de Mesa Andina,

compuesta por depósitos volcánicos y fluviales en todas las alturas (Guhl, 1976 - 170).

El límite oriental está constituído por la Cordillera Centro-Oriental, que linda a su vez con la

selva amazónica; y el occidental por la Cordillera Occidental, de menor altura que la anterior,

la cual hacia el Norte, baja a 400 metros, en la Hoz de Minamá, dando paso al río Patía.

Se divide la región en dos subregiones: Altiplano Nariñense y Alto río Patía.

Page 227: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

227

Altiplano Nariñense

Comprende varios valles interandinos e incluye las zonas de Ipiales, Túquerres y Pasto; al Sur,

va hasta la frontera con el Ecuador; y al Norte llega al río Mayo, en límites con el

Departamento del Cauca. Al Oeste se encuentra la Cordillera Occidental con su vertiente hacia

el Pacífico, donde se encuentran ya tierras templadas. Al Oriente se incluye la hoya del Alto

Putumayo, con el Valle de Sibundoy.

Investigaciones Arqueológicas

El poblamiento prehispánico de esta subregión se conoce parcialmente a través de

descripciones de yacimientos arqueológicos aislados (Ortiz, 1934, 1938, 1958; Cabrera 1962) y

de trabajos de emergencia emprendidos por el Instituto Colombiano de Antropología en un

cementerio de Pupiales (Sanmiguel, 1972; Correal, 1973; Herrera et. al. 1974). Investigaciones

recientes de mayor amplitud han sido orientadas hacia una comprensión de la arqueología

regional (Groot et. al., 1976) y de los procesos histórico-culturales que se llevaron a cabo en

una de las zonas más densamente pobladas (Uribe 1975, 1976, 1979, 1983).

Con base en los estudios etnohistóricos adelantados por K. Romoli (1979), se sabe que los

Andes Nariñenses a la Llegada de los españoles en el siglo XVI, estaban habitados por

indígenas Pasto, Quillacinga y Abad. Los Pastos ocupaban la mayor parte del área comprendida

entre el tajo del río Chota en el Ecuador hasta la población de Ancuya en la banda izquierda del

río Guáitara; y, hasta la confluencia del río Curiaco en la margen oriental del Guáitara. Los

Quillacingas, estaban al Norte del territorio de los Pastos, en la banda oriental del río Guáitara;

ocupaban el valle de Sibundoy, gran parte del río Juanambú y la hoya alta y media del río

Mayo. Por último, los Abades estaban asentados al Norte de la población de Ancuya, en la

margen occidental del Guáitara, hasta aproximadamente la fosa patiana, y colindaban con los

Sindagua por el Norte y el Oeste.

De acuerdo con datos obtenidos en excavaciones realizadas en el altiplano de Ipiales, se tiene

noticia que el asentamiento más temprano de la zona, conocido hasta el momento, data del

siglo IX de nuestra era. Antes de esta fecha, la intensa actividad volcánica del área, al parecer

no permitió asentamientos humanos permanentes (Uribe, 1979).

La estratigrafía, el estudio del contenido de tumbas y la asociación de materiales culturales, da

base para distinguir dos complejos de cerámicas diferentes, uno de los cuales presenta dos fases

claras de desarrollo: Capulí y Piartal-Tuza.

La nomenclatura de estos complejos fue dada inicialmente por la arqueóloga Francisco (1969),

para definir, en la provincia del Carchi en el Ecuador, una secuencia cerámica integrada por

tres estilos, que denominó, en orden de antigüedad; Capulí, Piartal y Tuza. Para establecer esta

secuencia se basó en la excavación y estudio del contenido de tumbas, y en lo que se conocía

en la Sierra Norte del Ecuador por los estudios de Uhle (1933), Jijón y Caamaño (1951) y

Page 228: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

228

Grijalva (1937). No utilizó fechas de radiocarbono y planteó una evolución estilística de las

formas cerámicas y de los motivos decorativos, señalando una relación más estrecha entre los

dos últimos estilos. Posteriormente, de acuerdo con excavaciones de basureros y de tumbas, en

el altiplano de Ipiales, y por tratarse de una misma área cultural prehispánica, la arqueóloga

Uribe conservó las mismas denominaciones y propuso, a la luz de nuevas evidencias asociadas

a fechas de radiocarbono, cambiar el término "estilo" por el de "complejo" cerámico. Su

estudio, no corrobora la tesis de la secuencia cultural de Francisco, y postula, según fechas de

carbono 14, la contemporaneidad de los complejos cerámicos Capulí y Piartal, al parecer

correspondientes a etnias diferenciadas desde el siglo IX d.C., hasta aproximadamente el siglo

XV. Entre las fases del complejo Piartal - Tuza, señala una tradición cultural continua, en la

cual, a partir aproximadamente del siglo XIII d.C. y hasta la conquista española, se identifica la

fase Tuza, con la etnia Pasto (1979: 167).

El complejo Capulí, está representado por cerámica decorada con pintura negativa negra sobre

rojo, y, sobresalen formas tales como copas con base de pedestal altas (compoteras), copas con

figuras antropomorfas integradas a la base (cargadores), vasijas antropomorfas, figuras

antropomorfas moldeadas sobre bases planas. Como parte de este complejo se consideran

provisionalmente, ya que no son muchos los datos que lo sustentan, un tipo de cerámica negra

ahumada (copas), y otro marrón pulido, conformado por ollas globulares con aplicación de asas

zoomorfas, vasijas pequeñas fitomorfas y ollas con representaciones zoomorfas en el cuerpo

(Francisco, 1969; Uribe, 1979). Este complejo se encuentra asociado a tumbas muy profundas

de pozo con cámara lateral, que alcanzan a tener hasta 40 metros. Tres tumbas de este tipo

fueron excavadas por Uribe (1979) en Las Cruces (Ipiales) y obtuvo una fecha de radiocarbono

Page 229: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

229

para una de ellas de 1.080 años d.C.

En Miraflores (Ipiales), en trabajos de emergencia adelantados a partir del año 1971, G. Correal

excavó también una tumba (No. 8) perteneciente a este complejo y obtuvo una fecha de 1.250

años d.C. (En: Cardale, 1979). Hasta el momento no se ha encontrado asociación de estas

tumbas con asentamientos visibles. Por los motivos representados en la cerámica, se cree que

tuvieron relaciones con grupos de la costa Pacífica y vínculos con la tierra caliente.

La cerámica de la fase Piartal, relacionada con la etnia Protopasto (Uribe 1984), se caracteriza

por la combinación en la decoración de pintura negativa y positiva, utilizando tres colores

básicos, rojo, negro y crema. Este complejo en la sierra Norte-ecuatoriana ha sido asociado a

asentamientos formados por numerosos bohíos de tierra pisada (Grijalva, 1937; Francisco,

1969).

En Colombia, se observa este mismo patrón de asentamiento, pero hoy en día los restos de éstas

antiguas aldeas han sido destruídos por la acción del arado, y sólo es posible hallar sitios de

esta índole, en los páramos y parajes de difícil acceso. Vestigios representativos de esta fase

han sido excavados en los sitios de Miraflores (municipio de Ipiales) (Sanmiguel, 1972; Uribe,

1979; Uribe y Lleras, 1983) y en San Francisco, municipio de Carlosama (Uribe, 1979). Se

trata de cementerios con tumbas entre 8 y 20 metros de profundidad, entierros múltiples y ricos

ajuares funerarios, y de tumbas de poca profundidad entre 1.00 y 1.50 metros, con entierros

individuales sin ajuar o con utensilios simples de uso diario. Esta diferencia en la calidad de las

tumbas y en el contenido, ha permitido caracterizar la jerarquización social de la población que

tipifica esta fase de desarrollo. Se atestigua un auge de la orfebrería y de los textiles, que

plantea la existencia de especialistas en estas artes (Plazas, 1979; Cardale, 1979).

Page 230: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

230

Como referencia cronológica se cuenta con una fecha de 1240 + o - 70 años d.C., obtenida para

una de las tumbas de entierro individual en Miraflores (Uribe y Lleras, 1984: 341), y con la

fecha de 845 + o - 80 años d.C. obtenida a través del análisis de cabello de una peluca que se

encontró como ajuar, asociada a orfebrería y a cerámica Piartal en una tumba de Miraflores

excavada por el arqueólogo J. Parra (Plazas, 1979).

La fase Tuza relacionada con la ocupación tardía de la etnia Pasto, se caracteriza por la

presencia de cerámica decorada con pintura positiva roja sobre crema, rica en motivos realistas.

Como ya ha sido referido, la población que simboliza esta fase de desarrollo tenía un estrecho

parentesco con la ocupación Piartal, y como ocurre en ella, vivían en aldeas compuestas por

bohíos de tierra pisada. Se cuenta con el levantamiento topográfico de una de estas aldeas, en el

sitio el Arrayán en el Municipio de Ipiales, pero no se encuentra referencia de la cerámica

asociada a los bohíos (Uribe, 1979). Por comparación con lo descrito para la Provincia del

Carchí en Ecuador, Uribe distingue un patrón de asentamiento prehispánico, consistente en

núcleos apretados de vivienda, en las partes altas de los cerros, relativamente cercanos unos de

otros, separados por las tierras de cultivo (Uribe, 1979: 155).

Vestigios correspondientes a esta fase, han sido excavados en el sitio La Esperanza, municipio

de Iles, en la vertiente Occidental del río Guáitara. Allí, las arqueólogas Groot y Correa (1976)

registraron un número considerable de terrazas artificiales, grandes y pequeñas, con muros de

contención en piedra, que al parecer emplearon sus antiguos habitantes con fines agrícolas;

excavaron un basurero aledaño a una terraza, conformado exclusivamente por cerámica Tuza y

obtuvieron una fecha de radiocarbono de 1410 años d.C.

De otra parte, en el sitio de San Luis (Ipiales) fue excavado por Uribe un basurero pródigo

también en cerámica Tuza (1979). Hasta el momento no se conoce el tipo de tumbas asociadas

con este último desarrollo cultural.

En cuanto a la distribución espacial de estos complejos, la cerámica Capulí, que en Colombia

antes del estudio de Francisco (1969) se conocía como Quillacinga y se relacionaba con esta

etnia, tiene una distribución que no corresponde al territorio que fue ocupado por ella en época

de la conquista española.

Contrariamente, la cerámica Capuli tiene una amplia dispersión geográfica y se registra desde

el Sur de Nariño (Ipiales, Pupiales, Potosí, Cumbal) hasta los alrededores de Pasto y en puntos

tales como Samaniego y Guachavés, en la margen occidental del río Guáitara (Groot et. al.,

1976). En el Ecuador, ejemplares de este mismo complejo se encuentran en la provincia de

Imbabura.

Page 231: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

231

Asentamientos de la fase Piartal se encuentran principalmente en la altiplanicie de Túquerres e

Ipiales (Pupiales, Carlosama, Guachucal, Cumbal) (Uribe, 1979), y en los alrededores de Pasto

como Obonuco, Catambuco y Chachagui (Groot et. al. 1976). En el Ecuador, ejemplares de

este mismo complejo se encuentran en la provincia de Imbabura.

Por el claro parentesco de esta fase con el horizonte Tuncahuan, de amplia extensión en el

Ecuador, y teniendo en cuenta el carácter insular de la metalurgia piartal en relación con los

demás complejos metalúrgicos del Sur y Occidente: de Colombia, se presupone que este grupo

llegó al altiplano procedente de los Andes centrales del Ecuador hacia los siglos VIII - IX d.C.

(Uribe, 1979).

En la fase Tuza se percibe un aumento de población, se hacen terrazas en las vertientes del río

Guáitara, y se encuentran los vestigios culturales distribuidos más extensivamente por el área.

La población tenia sus asentamientos, tanto en el frío altiplano de Túquerres e Ipiales como en

el profundo valle del río Guáitara, aprovechando zonas de clima templado. Restos de esta fase

de desarrollo se han encontrado en regiones que según los datos históricos del siglo XVI, no

eran asientos de indígenas Pasto. Se trata de la margen oriental del río Guáitara hacia el

altiplano de Pasto y por el Norte hasta cerca de la localidad de Villamoreno (Groot et. al. 1976).

Page 232: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

232

Más al Norte, en la región bañada por los ríos Juanambú, Mayo y Patía, se percibe un cambio

en relación con los complejos cerámicos mencionadas hasta ahora, y se registra una cerámica

que, si bien presenta pintura positiva roja sobre una superficie crema, manifiesta cambios en los

diseños y en las formas (Groot et. al. 1976).

Esta cerámica se relaciona estrechamente con la referenciada como "pintado" por Gnecco y

Patiño (1984) para el alto río Patía - Guachicono.

De otra parte en esta región Norte, en el Valle de Chimayoy (municipio de La Unión), se han

registrado dos talleres prehispánicos de estatuas de piedra, que hasta el momento no han sido

relacionadas con un contexto cultural más amplio (Ortiz, 1958).

Alto Río Patía

Esta subregión comprende la zona de influencia del curso alto del río Patía, en el departamento

del Cauca. y en el extremo norte del departamento de Nariño. Está integrada esencialmente por

terrenos quebrados y algunas mesetas como la de Mercaderes. El Patía, al entrar en territorio de

Nariño, pierde la amplitud de su valle y comienza a encajonarse para formar la fosa Patiana que

separa la Cordillera Centro-Oriental de la Cordillera Occidental en el sitio Hoz de Minamá.

Luego gira en dirección Noroeste para salir a la Llanura del Pacífico, donde su cauce se

explaya formando amplios meandros en zona selvática.

El río Patía es de gran importancia en el suroccidente colombiano y se convierte, de hecho, en

una vía natural de comunicación entre la zona pacífica y la región andina. Muy probablemente,

ha sido transitado desde tiempos precolombinos como ha sucedido en otros ríos colombianos

como el Magdalena, el Cauca y el Calima entre otros.

Investigaciones Arqueológicas

Sobre el poblamiento de esta zona, se tiene alguna información en las crónicas de la conquista

española. Cieza de León, quien pasó por la región hacia la mitad del siglo XVI, menciona en su

escrito varios grupos indígenas y cita algunos de sus pueblos y caciques. En las cabeceras del

Patía y de sus afluentes, estaba asentado el grupo étnico conocido como Guachicono. En la

parte media, en las estribaciones occidentales de la Cordillera Occidental, se encontraba el

aguerrido grupo de los Sindaguas, que colindaban con los Abades en proximidades de la

desembocadura del río Guáitara en el Patía y algunos grupos menores en la región del Rosario.

Page 233: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

233

Terrazas de cultivo en el sitio de La Esperanza, valle del río Guaítara, Municipio dde Iles.

(Foto: Ana María Groot de Mahecha)

Las primeras referencias sobre arqueología de esta zona, se tienen a partir del año 1944, con las

investigaciones que realizó H. Lehman, quien excavó en el sitio Guayabal, en el Valle del río

Guachicono, tumbas de pozo con la cámara lateral localizada en un nivel inferior al del piso del

pozo y sellada con una gran vasija. La cerámica característica ostenta decoración pintada.

En el valle del río Patía en los sitios cercanos a la desembocadura del río Capitanes y Sajandí,

excavó tumbas poco profundas, algunas de las cuales no tenían cámara ni tampoco ajuar; entre

los fragmentos cerámicos, halló decoración incisa y pintada.

Por último en la confluencia del río Mayo con el Patía, excavó tumbas en los sitios de

Remolino y Cumbitara. En ellas encontró cerámica similar a la de los otros sitios (Lehman,

1953).

En años recientes se han realizado varias investigaciones. En 1975 A.M. Groot y L.P. Correa

efectuaron una prospección del altiplano nariñense hasta el límite de los departamentos de

Nariño y Cauca, señalado por el curso del río Mayo, hasta su desembocadura en el Patía. En el

transcurso de esta prospección en la zona, al norte del río Juanambú y hasta el río Mayo, se

recolectó cerámica superficial caracterizada por pintura positiva roja y blanca sobre superficie

crema. Si bien este rasgo recordaba el complejo Tuza de Nariño, los motivos decorativos y las

formas observadas señalaban que podría tratarse de un complejo cultural diferente, al parecer,

relacionado con lo que hasta ese momento se conocía como Guachicono (Groot et. al., 1976).

En el año 1981, D. Patiño realizó un trabajo arqueológico de Tesis en la parte meridional del

valle del Patía, al noroeste del municipio de Mercaderes. En el sitio El Mirador, excavó un

Page 234: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

234

basurero, un sitio de habitación y varias tumbas, que le permitieron identificar el yacimiento

con los restos de una antigua aldea. La cerámica que obtuvo presenta decoración con pintura

roja (Patiño, 1982). A raíz de estos hallazgos el mismo investigador en compañía de C. Gnecco,

realizaron un reconocimiento del alto valle del río Patía y, localizaron algo más de cincuenta

sitios (1982). Posteriormente efectuaron excavaciones en algunos de estos sitios como El

Llanito, La Marcela y Guayabal (Patiño y Gnecco, 1984). Como resultado de estos trabajos

secuenciales, definieron un complejo cerámico del Patía cuyos dos extremos están

caracterizados por alfarería incisa-impresa y pintada.

La ocupación más temprana de la zona se remonta al primer milenio d.C. y está representada

por la cerámica incisa-impresa, que se relaciona por algunos de sus rasgos, con el complejo

Buchelli, que es la parte más tardía de la secuencia de Tumaco, con una fecha de 1.100 años

d.C.. Esto hace suponer que la tradición inicial del Alto Patía provino de las tierras bajas,

adyacentes a la Costa Pacífica.

En algún lapso, comprendido entre el siglo XII y el XIV se introdujo la pintura como rasgo

distintivo dentro de la evolución misma del complejo. Entre las dos tradiciones, existe una

estrecha relación que niega cambios bruscos traducibles en una ocupación diferente. Los tipos

de pintura roja y rojo sobre crema de la cerámica pintada, han sido guía para el establecimiento

de relaciones con áreas vecinas, sobre todo con los complejos pintados del altiplano de Nariño,

con los que comparten algunos aspectos de la tendencia decorativa pero muy pocos elementos

formales (Patiño y Gnecco, 1984).

Balance General de la Región

A partir de las investigaciones realizadas en el altiplano nariñense, se cuenta por el momento,

con una columna cronológica compuesta por unas pocas fechas de radiocarbono, comprendidas

dentro de la etapa de integración regional (500 a 1.500 d.C.) de los Andes Septentrionales.

Girando alrededor de esta columna se ha podido organizar información arqueológica

disponible, que ha permitido distinguir dos grupos diferentes asentados en la misma área, uno

de ellos con dos fases claras de desarrollo. Es de anotar que la mayoría de las excavaciones se

han efectuado en el altiplano Túquerres-Ipiales.

Los mecanismos de articulación de estos asentamientos con la costa y la Amazonia, se

vislumbran a través de su iconografía y se conocen a partir de las fuentes etnohistóricas. Esto

ha permitido llegar a considerar alguna serie de zonas relacionadas, vinculadas

económicamente con el altiplano en épocas prehistóricas: el piedemonte de la Cordillera

Centro-Oriental, entre el río San Miguel y el Alto Putumayo, las provincias de Napo, Carchi y

Esmeraldas en el Ecuador, la región del piedemonte de la Cordillera Occidental, entre los ríos

Santiago y Patía, y la Cuenca media de este último.

Page 235: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

235

Es evidente un alto nivel de dinamismo en esta zona, que en épocas tardías generó formas

locales de gran complejidad. Con el objeto de dar mayor profundidad histórica a los estudios,

es necesario investigar varios aspectos: sí existió una etapa precerámica en la zona; sí existió

una etapa formativa que dió lugar a las formas complejas del período de integración regional, o

por el contrario se trataba de grupos migrantes; cuál fue el patrón de asentamiento en la zona

central y norte de los Andes nariñenses; estudio de sitios estratificados, y, cómo se dió la

articulación económica entre la Sierra, la Costa y la Amazonia, entre otras.

Con las investigaciones realizadas en la subregión Alto Patía se pone de manifiesto la

importancia que reviste esta zona, ya que se encuentra en medio de tres zonas con desarrollos

culturales avanzados; la Costa Pacífica Sur, los Andes Septentrionales y el Macizo

Colombiano.

Dadas las relaciones insinuadas primordialmente con el Complejo Buchelli de la secuencia de

Tumaco y con complejos de Nariño, se considera importante realizar estudios sistemáticos en la

llanura aluvial del Pacífico, en el piedemonte de la cordillera Occidental y en la zona norte de

los Andes nariñenses.

Page 236: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

236

X. LLANOS ORIENTALES6

Santiago Mora Camargo

Los Llanos Orientales abarcan un área superior a los 150.000 kilómetros cuadrados, en

territorio colombiano, que se continúa en Venezuela a lado y lado del río Orinoco. Esta

provincia, a lo largo del tiempo ha sido poblada por grupos humanos muy diferentes; las

estructuras económicas, sociales y políticas de ellos comprenden una amplia gama. De allí que

no sea posible definir la región considerando un tipo de economía específica, la estructura

social de sus habitantes o la integración social política de los mismos.

Por el contrario, el medio permite delimitar zonas; en ellas se introducirá el componente

humano con posterioridad.

Una de las características relevantes en la identificación del ámbito llanero es la vegetación. En

ésta predomina un componente herbáceo, en el cual tienen un alto porcentaje los pastos con

tipo fotosintético C-4. Coexisten con éstos, los bosques de galería, las "mates de monte" y los

esteros. Los primeros, son conjuntos de árboles, por lo general de gran tamaño, que se localizan

a lado y lado de las corrientes de agua. De esta forma, parecería que los ríos y caños se

encontraran rodeados por una espesa selva. Detrás de esta, la sabana; con su inmensidad

recuerda el océano.

Al recorrer las sabanas, de trecho en trecho, se encuentran conjuntos de árboles y arbustos

aislados, formando bosques de reducida extensión. Estos subsisten distanciados de los cursos

de agua, gracias a profundas raíces que les permiten obtener el líquido de los estratos inferiores

del suelo y crear progresivamente un microclima que favorece a otras plantas; para el llanero

esta es la "mata de Monte". Se ven, no muy alejados de las matas de monte, algunos arbustos.

De formas caprichosas y con escaso follaje, estas plantas representan uno de los mecanismos

mediante los cuales el bosque se protege y se extiende sobre la sabana. Se trata de plantas

pirofiréticas, es decir plantas que ha desarrollado mecanismos que les permiten ser expuestas al

fuego y sobrevivir. Estas constituyen una de las adaptaciones más asombrosas que han

producido las sabanas tropicales.

Los esteros, con características similares a las del bosque de galería, se diferencia de este

último por contar con árboles pequeños y gran cantidad de herbáceas, que crecen en aquellos

lugares que durante prolongados períodos permanecen inundados.

Si bien la vegetación de las sabanas permite una identificación de las mismas, no es el único, ni

6 Agradecemos la colaboración de Inés Cavelier de Ferrero en la preparación de este artículo

Page 237: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

237

el más importante de los componentes de éstas. La existencia de dos estaciones bien marcadas

determina muchos de los procesos importantes en el ecosistema7. El verano o estación seca

comprende de dos y medio a siete y medio meses, durante los cuales no se dan fenómenos de

precipitación. El invierno, en oposición, se caracteriza por lluvias torrenciales que en ocasiones

se prolongan por varios días. Estos cambios climáticos no sólo influyen en la vegetación,

produciendo un paisaje verde en invierno y uno amarillo grisáceo en verano, sino que afectan

los suelos en su composición y aptitud de uso, marcan la iniciación de ciclos de importancia

para las especies animales y vegetales y por consiguiente alteran las actividades humanas.

Los suelos de las sabanas tropicales, constituídos por arcillas en su gran mayoría, impiden la

filtración de las aguas en el invierno. Fenómeno que acelera el lavado de los estratos superiores

y determina la aparición de grandes áreas inundadas. Este efecto es magnificado por una

topografía poco pendiente, que toma en el paisaje usualmente la forma de ondulaciones. En

oposición, durante la temporada seca los suelos tienden a cuartearse ya que no recuperan el

agua que pierden por evapotranspiración. Por otra parte, la resequedad de la vegetación durante

este período, facilita que se den grandes incendios, ya sea por fenómenos atmosféricos o

causados por el hombre, contribuyendo a la pérdida de nutrientes en los horizontes superiores .

Si bien las características anteriormente citadas son comunes a todas las sabanas tropicales, la

geomorfología en cada una de ellas introducirá comprensión del ecosistema. Esta última, cobra

especial relevancia cuando se trata de estudiar el poblamiento y las adaptaciones de los

diferentes grupos humanos que habitaron en los Llanos.

La falla que corre paralela al río Meta, genera regiones divergentes, en cuanto a facilidades

para su ocupación; los Llanos al Sur del Meta, al Oriente y los Occidentales, corresponden a

zonas, cada una de ellas con características propias, que tuvieron en cuenta los antiguos

habitantes de estas partes8. Esta primera sectorización cobrará un carácter más específico, a

medida que el dato arqueológico así lo requiera.

Igualmente importante, desde el punto de vista de las ocupaciones humanas, es la prolongación

o la disminución en los períodos estacionales, como consecuencia de cambios en la latitud.

Aquellos puntos ubicados en la región meridional, gozarán de una estación de lluvias

prolongada y un período seco de menor duración.

La geografía Llanera, ha contribuído a fomentar procesos adaptativos, en ocasiones

antagónicos, entre los diferentes grupos que poblaron y pueblan la región. Es por ello que se

hace indispensable revisar los datos básicos con los que contamos, desde una perspectiva que

7 En la actualidad las sabanas tropicales son definidas por su régimen climático, aunque en el pasado los

criterios empleados se relacionaban con la vegetación (ver Harris Human Ecology in Savanna Environments,

Academic Press 1980). 8 Vale la pena aclarar que el río Meta toma ese nombre después de que el río Humea deposita sus aguas en el

Metica. Es entonces, desde la línea trazada por la unión de estos ríos, que consideraremos las diferentes zonas

geográficas.

Page 238: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

238

incluya consideraciones geográficas.

Page 239: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

239

Llanos al Sur del Río Meta

Se trata de una región que en su costado occidental limita con las estribaciones de la cordillera

oriental, que la influye profundamente. De allí provienen gran cantidad de ríos que depositan

ricos sedimentos, que contribuyen a formar los mejores suelos de los Llanos. Al sur, se levanta

el límite con el bosque amazónico; éste a lo largo de su historia ha avanzado y retrocedido

sobre la zona. Por el Oriente la altillanura disectada corta las terrazas en varios niveles, e

irrumpen las sabanas. Por tratarse de una región ubicada en el sector meridional de los llanos,

cuenta con una estación seca menos prolongada.

Es en esta región donde se da comienzo a las investigaciones arqueológicas de los Llanos

colombianos. En 1972 John P. Marwitt, llevó a cabo la primera búsqueda sistemática de

evidencias que revelaran la ocupación prehispánica de la región. Durante los meses de agosto y

septiembre adelantó una breve prospección en un área de 75 kilómetros entre Cubarral, al

noreste del departamento del Meta y Puerto Lleras, al sur del mismo departamento. Fueron

entonces localizados algunos sitios arqueológicos; diez y seis de ellos correspondían a un

período prehispánico, dos eran asentamientos de finales del siglo XIX o principios del XX, y

un tercer asentamiento, cerca de San Juan de Arama, posiblemente correspondía al antiguo

poblado de San Juan de los Llanos9. Todos los yacimientos considerados por Marwitt como

pertenecientes a una época prehispánica, se localizaron en las planicies aluviales, a pocos

kilómetros de los ríos; no informa sobre asentamientos en las sabanas interfluviales.

Los materiales recuperados en estos sitios no fueron sometidos a un estudio tipológico

exhaustivo; el autor intentó, a partir de la consideración de algunos rasgos, determinar

conjuntos de ellos. Para la cerámica, elemento sobre la cual basó sus observaciones, tomó como

rasgo primordial el atemperante empleado en la manufactura. Así estableció tres diferentes

conjuntos; tiesto molido, cariapé y arena. La frecuencia de cada uno de estos "tipos", para el

autor, indicaba la dirección de los desplazamientos humanos en la región10

.

Marwitt comparó los materiales cerámicos que obtuviera en proximidades del río Ariari, con

algunos precedentes de la Orinoquía y otros de la Amazonía. Las similitudes registradas entre

aquellos descritos por Meggers en el Ecuador y Bruillier et al, en el Alto Caquetá, con los del

9 Cabe anotar que existen discrepancias en lo referente al número de sitios ubicados por Marwitt. En su primer

escrito (1973), afirma haber detectado diez y nueve sitios; con posterioridad (1475), y sin que hubiera

realizado nuevas exploraciones anota la existencia de veintidós yacimientos. 10

Desde su inicio los estudios arqueológicos en la región de la Orinoquía y la Amazonía han buscado la

explicación a los fenómenos relacionados con la ocupación de estas Breas, en la migración. Para la época en

la cual escribió Marwitt (1973 y 1975), una gran polémica se había desatado con la publicación de la obra

"The Upper Amazon" de D. Lathrap. Allí se proponía que los diferentes grupos identificados

arqueológicamente en la Amazonía y en la Orinoquía, procedían del curso medio del río Amazonas. Por ello,

no sorprende que los esfuerzos de Marwitt estuvieran dirigidos a ubicar sus hallazgos dentro de esta

perspectiva.

Page 240: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

240

Ariari, le permiten suponer que en el pasado se dió una relación más estrecha entre la región del

río Ariari y la Amazonía, que entre la primera y la Orinoquía (Marwitt 1973; 1975). El autor no

especifica el carácter de la relación por él propuesta.

Con posterioridad a los escritos de Marwitt, fue dada a conocer una cronología para los

yacimientos visitados por ese autor (Morey 1976). Esta permitió establecer dos fases de

ocupación para la región del río Ariari: Puerto Caldas y Granada. La más antigua de ellas -

Puerto Caldas-, fue fechada por C-14 hacia el año de 760 antes de nuestra era y no cuenta con

antecedentes conocidos dentro de la región. La más reciente -Granada-, fue ubicada hacia el

año 810 de nuestra era; para estos autores se encuentra relacionada con el Horizonte Polícromo

de la Amazonía propuesto por Lathrap11

.

Gerardo Reichel-Dolmatoff y Alicia Dussán descubrieron en 1975 un sistema de cultivo

prehispánico en los Llanos de Manacacías, departamento del Meta. Este se componía de un

centenar de pequeños montículos circulares, con tres metros cuadrados de superficie y una

altura de sesenta centímetros en promedio. Los esposos Reichel, realizaron excavaciones en

uno de los promontorios, y concluyeron que éstos habían sido construídos al acumular tierra en

el mismo lugar, con el fin de formar un islote, el cual posiblemente fue destinado al cultivo de

raíces (1974). Este sistema de cultivo representa una importante adaptación a los cambios

climáticos propios de las sabanas tropicales. Durante la estación seca los productos cultivados

no pierden la humedad necesaria para su desarrollo, puesto que ésta es conservada en el

montículo; en el invierno, el promontorio mantiene las raíces de las plantas sobre el nivel de

inundación, evitando que éstas sean dañadas. Sistemas de cultivo semejantes han sido

reportados con posterioridad para otras partes de los llanos. Lamentablemente de momento no

se cuenta con cronologías para estas estructuras, ni asociaciones con otros materiales culturales.

11

La asimilación de los restos cerámicos recuperados por Marwitt al Horizonte Polícromo, se encuentra

soportado por la cronología obtenida, así como por la técnica empleada para la decoración cerámica. Esta

consiste en el manejo de pintura blanca, roja y en algunas ocasiones negra siguiendo complicados diseños

geométricos.

Page 241: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

241

En el año de 1982 se adelantó otro trabajo arqueológico en los Llanos Orientales. Inés Cavelier

y Santiago Mora, llevaron a cabo la prospección y de una amplia zona describieron

asentamientos y adelantaron la excavación en área de una planta de habitación en el Municipio

de Acacías12

. Los autores como estrategia de investigación, recurrieron a la zonificación

geográfica. Tomaron en cuenta cuatro de los cinco paisajes básicos de los Llanos: pie de monte,

llanura aluvial de desborde, aluviones recientes y terrazas en varios niveles. Estos corresponden

a los Llanos al occidente del Meta, al oriente y al sur.

En los Llanos al sur del río Meta, los autores prospectaron la región de terrazas en varios

niveles, próximas al río Acacias. Los trabajos comprendieron la localización de algunos

asentamientos, todos ellos sobre la terraza y la excavación de una planta de habitación, ubicada

entre los caños Lejía y Unión. Se comprobó la ocupación del área por grupos de agricultores

que aprovechaban los recursos del bosque cercano13

. Cronológicamente estos asentamientos se

localizan hacia el año de 1570.

Entre los materiales recuperados en la planta de habitación se destaca un conjunto de restos

vegetales carbonizados, que pone de manifiesto el uso del maíz, algunas leguminosas

(posiblemente se trate de Anaderantera peregrina), una gran variedad de productos de palma, y

algunas dicotiledóneas (maní?). En cuanto a los materiales cerámicos, fue posible llevar a cabo

la reconstrucción de trece formas (muchas de ellas con interiores foliginosos), que incluyen

cuencos, escudillas y vasijas. Aunque no se encontraron budares, algunos fragmentos

cerámicos podrían corresponder a estos. La técnica decorativa más común consiste en la

aplicación de figuras zoomorfas sobre el cuerpo de los recipientes; la pintura en rojo, negro y

12

Este trabajo correspondió a la tesis de grado en antropología de los autores. Universidad de Los Andes

1983. 13

La zona sobre la cual se llevaron a cabo los trabajos en la actualidad se sitúa en el límite entre la selva y el

llano.

Page 242: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

242

blanco en el exterior de las vasijas representó un alto porcentaje. En los pequeños recipientes

(cuencos), se acompañó la decoración pintada con diseños geométricos que siguen un

complicado patrón14

. Los materiales líticos fueron escasos.

Para los autores, la región de terrazas altas próximas al río Acacías, se encontraba ocupada por

una población dispersa, en asentamientos de tres a cinco casas, relativamente cercanas. Por

medio de la excavación, en área, de una planta de habitación se pudieron identificar algunas

actividades que se dieron allí en el pasado, al igual que los procesos de formación y alteración

del yacimiento (Mora y Cavelier 1983).

En la región del río Ariari G. Escobar, J. Nieto y P. Pérez llevaron a cabo un reconocimiento

arqueológico, paralelo a un trabajo de compilación y análisis etnohistórico15

. En lo relativo a la

arqueología visitaron tres diferentes zonas. La primera, en proximidades del río Guéjar, al Sur

de la Balastrera, en el punto denominado El Terror. Los restos arqueológicos allí localizados se

encuentran esparcidos en una gran área, como consecuencia del transporte de los mismos por

parte del río. Un segundo sitio visitado, en proximidades del poblado de Cubarral, no arrojó

resultados. Por último, se sondeó al Sur Occidente del poblado de Puerto Caldas, en las

proximidades del Caño Taparo. Estos sondeos, permitieron obtener restos cerámicos y líticos

semejantes a los obtenidos en Acacías (Escobar, Nieto y Pérez, 1984).

Marianne Cardale de Schrimpff, visitó la región pie de montaña de los Llanos Orientales, en el

Departamento del Meta. En el lugar donde actualmente se localiza la "Salina de Upín",

recolectó algunos materiales arqueológicos. En su gran mayoría se trata de cerámica, que al

parecer formaba parte de un importante asentamiento prehispánico, destruido por la compañía

que actualmente explota la sal allí. Llama la atención dentro de este material, algunos

fragmentos cerámicos de obvia filiación Muisca, así como la aparición de un nuevo tipo de

decoración hasta entonces no registrada para los Llanos (Mora y Cavelier 1985)16

14

Las técnicas empleadas en la decoración cerámica, por los habitantes de la terraza cercana al río Acacías,

indudablemente indica una estrecha relación con la alfarería que fuera recuperada por Marwitt en 1972 y a la

cual el autor considerara como perteneciente a la fase Granada. No obstante, vale la pena destacar que existe

una diferencia temporal entre los dos conjuntos de mas de 700 años. 15

Esta investigación correspondió al trabajo de campo del sexto semestre de los estudiantes mencionados, en

la Universidad Nacional de Colombia (ver Escobar et al. 1984). 16

Los fragmentos cerámicos recuperados allí, nos fueron amablemente prestados por Marianne Cardale de

Schrimpff para ser estudiados. Si bien existen variaciones en la técnica de manufactura, desgrasante

empleado, es evidente que se trata del mismo conjunto cerámico reportado para la región de Acacías.

Page 243: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

243

Durante los años de 1984 y 1985 Inés Cavelier y Santiago Mora llevaron a cabo nuevas

exploraciones arqueológicas en los Llanos al sur del río Meta. El reconocimiento comprendió

tres zonas diferentes, la primera, localizada al sur del río Upía, en proximidades de la Salina de

Upín, hasta la población de Cubarral. La segunda comprendió las márgenes del río Ariari,

desde Puerto Caldas hasta Puerto Lleras, incluyendo así la región que fuera visitada por

Marwitt en 1972. La tercera, abarcó el área comprendida desde Puerto Caldas, hasta la

población de Vista Hermosa, incluyendo un sector localizado en la margen sur del río Guéjar

próximo a Puerto Lucas (Mora y Cavelier 1985).

Se localizaron sitios en terrazas, cuya morfogénesis y desnivel respecto del curso de las aguas,

favorece el drenaje, permite suelos de mediana fertilidad, con buena descomposición de materia

orgánica y posibilita el desarrollo de un bosque con múltiples especies. Estos se registraron en

cercanías del río Acacias (Terrazas altas), en la región del río Guéjar y en proximidades de la

unión de los caños Pepemuya y Cunimía (Terrazas bajas). Igualmente, se verificó la existencia

de asentamientos sobre el piano aluvial, intermedio entre la zona de terrazas y el curso del río.

En esta unidad del paisaje, como consecuencia de los aportes sedimentarios del río, se

presentan los mejores suelos para el cultivo. Sin embargo, la ocupación de esta zona reviste

ciertas dificultades, ocasionadas por los continuos cambios en el curso del río y las

inundaciones comunes en la etapa invernal. Por ello, el espacio geográfico seleccionado por los

indígenas, debió representar áreas con pendientes y alguna altura sobre el cauce, localizadas

relativamente alejadas del río. Hoy muchos de estos asentamientos están siendo erodados por

los ríos Guéjar y Ariari. Sobre esta unidad, se registraron sitios arqueológicos en el Municipio

de Fuente de Oro, donde el Caño Irique desemboca en un antiguo brazo del Ariari, y sobre la

margen sur de este río; área donde son abundantes los asentamientos prehispánicos. Por último,

se localizaron sitios en los abanicos de pie de monte, zona en la que más que el drenaje,

generalmente bueno, o las propiedades de los suelos, cuenta la existencia de otro tipo de

Page 244: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

244

recurso de importancia. En efecto, sobre el área se encuentran algunos afloramientos salinos

que no son comunes en la formación geológica llanera. Se registraron dentro de esta unidad

sitios en la Salina de Upín (visitada con anterioridad por Marianne Cardale), y en las

proximidades del acueducto de Restrepo (Mora y Cavelier 1985).

Los materiales arqueológicos recuperados durante estos trabajos, demostraron que existe una

correspondencia, tanto estilística como técnica entre estos conjuntos y aquellos registrados en

Acacias en 1983. Por otra parte, una nueva fecha obtenida en Fuente de Oro, corrobora la

posición de los hallazgos, ubicándolos hacia los primeros años de la conquista.

Partiendo de esta información, Mora y Cavelier, recurrieron al análisis etnohistórico y pudieron

establecer una región, delimitada etnohistóricamente, que coincidía con aquélla que fuera

trazada a partir de los datos arqueológicos. Para los autores allí habitaron los Guayupues17

. Se

hizo patente la existencia, tanto prehispánica como histórica de poblados de grandes

dimensiones (algunos de ellos fortificados, según los recuentos históricos), en las zonas

limítrofes del territorio. Otros asentamientos, al interior del territorio Guayupe, fueron

considerados como centros religiosos; ejemplo de lo anterior lo es el poblado de Nuestra

Señora, que fue empleado como base para la conquista del pie de monte Llanero durante el

siglo XVI.

A partir del estudio de la situación socio-política de los Guayupe, comparada con los datos

arqueológicos obtenidos, los autores proponen que en este grupo se dió un manejo diferencial

de los asentamientos, acorde al área de recursos a su disposición. Para los asentamientos

arqueológicos localizados en inmediaciones del río Ariari, se propone que estos correspondían

a sitios de habitación dispersos, en las cuales vivían gentes encargadas del cultivo de la yuca y

posiblemente del algodón18

. Los habitantes de esta área durante el verano participaban de las

labores comunales de pesca (Mora y Cavelier 1985). Para los asentamientos, en las terrazas de

mayores dimensiones que los anteriores se sugiere que se trata de poblados de gente que

cultivaba el maíz, posiblemente el yopo y explotaban con especial énfasis las palmas y los

recursos del bosque vecino. Para los asentamientos localizados sobre el abanico de pie de

monte, por sus dimensiones grandes poblados-, se propone el aprovechamiento de los

afloramientos de sal, al igual que el manejo y la protección del comercio al exterior del

territorio. El espacio así definido fue ampliado con las nuevas evidencias aportadas por

materiales cerámicos identificados como Guayupes, reportados en proximidades del poblado de

17

Mora y Cavelier han tratado como una unidad, denominada Guayupe, a los grupos que fueran encontrados

en la región en el siglo XVI. Si bien estos fueron denominados como Saes, Operiguas o Eperiguas y

Guayupes, los datos etnohistóricos no translucen grandes diferencias entre ellos. Aguado (1956; 1957), relata

tienen un origen mítico común, pero los separa argumentando que aquellos que viven sobre las partes

montuosas -Saes-, son más "ricos". Estas diferencias Mora y Cavelier las explican como consecuencia de una

posición privilegiada para el comercio. 18

Aguado relata cómo las expediciones conquistadoras encontraron en esta zona un gran número de

asentamientos (1956, T. III: 131, 174, 176; T.I: 572), situación que ha sido corroborada por las

investigaciones arqueológicas.

Page 245: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

245

Guayabetal (Mora y Cavelier 1988).

El área que fuera controlada por los Guayupe y que fue posible definir por los trabajos

arqueológicos y etnohistóricos, comprende un extenso territorio. Este ofrece una alta

complejidad, que permite sugerir la existencia de formas de organización socio políticas

complejas (Mora y Cavelier 1984; 1985; 1988).

Cabe aún preguntarnos sobre la concordancia o discordancia entre los trabajos adelantados por

Marwitt (1973; 1975) y Mora y Cavelier (1983; 1984; 1985; 1988). Al parecer, los materiales

que fueran reportados por Marwitt como pertenecientes a la fase Granada, tienen una

correspondencia exacta con aquellos atribuidos por Mora y Cavelier a los Guayupe (Mora y

Cavelier 1984). Por ello, estos autores han sugerido, recientemente, que Marwitt pudo haber

localizado un sector más temprano de la ocupación Guayupe en el pie de monte Llanero (Mora

y Cavelier 1988). No obstante, la suposición de Marwitt respecto a la migración, detectada a

partir de las frecuencias del desgrasante empleado en la manufacturera cerámica, parece

encontrarse descartada, ya que en algunas formas cerámicas se pudo verificar la existencia de

dos o más tipos de desgrasante (Mora y Cavelier 1984).

Llanos al Oriente del río Meta

Esta región se caracteriza por grandes extensiones de sabanas y altillanuras disectadas,

interrumpidas por algunos bosques de galería. Los suelos aquí son generalmente pobres y el

clima representa cambios drásticos.

En abril de 1974 Lucia Rojas de Perdomo llevó a cabo un reconocimiento y algunas

excavaciones arqueológicas, en proximidades de la frontera colombo-venezolana19

, en

inmediaciones de los ríos Meta y Casanare20

. En los sitios Ipa, La Virgen y Bombay, detectó

evidencias que sugieren el paso del cultivo de raíces al de maíz. En los niveles inferiores del

sitio Bombay, se encontró una cerámica burda manufacturada con un atemperante de cenizas,

con la cual se fabricaron platos para procesar la yuca (budares). En los niveles superiores del

mismo yacimiento, se reportó la existencia de una cerámica más compacta, atemperada con

arena de río, así como la aparición de figurinas antropomorfas con ojos y boca grano de café,

grandes recipientes y fragmentos de metates y manes de moler que indicaban el uso del maíz.

19

Los yacimientos explorados por de Perdomo, al igual que los reportados por Giraldo de Puech, se

encuentran localizados en la zona fronteriza entre los Llanos al oriente del Meta y los Llanos al occidente de

este río. En general, en esta parte el área comprende una depresión, que contribuye a generar áreas muy

similares a uno y otro lado del Meta. Por ello todos los trabajos han sido incluídos en los Llanos al oriente del

Meta. 20

Estos trabajos no merecieron por parte de la autora una publicación especial. Los resultados fueron

incluidos en Perdomo 1979 y en la tesis de María de la Luz Giraldo de Puech (Universidad de Los Andes

1976). De ella se extractó artículo recientemente publicado Investigaciones Arqueológicas en los Llanos

Orientales, región Cravo Norte, Arauca. Boletín del Museo del oro No. 21 de 1988.

Page 246: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

246

La autora, aunque no da fecha para este yacimiento, sugiere que se trata de un sitio de

"considerable" antigüedad (Rojas de Perdomo 1979).

María de la Luz Giraldo localizó dos basureros próximos al área que fuera estudiada por Lucía

de Perdomo. El primero, Mochuelo, ubicado en las proximidades de la desembocadura del río

Cravo Norte en el Casanare; el segundo a orillas del río Ariporo. Según la autora, la comunidad

que habitó la región antes de la llegada de los misioneros, era de cazadores recolectores. Un

tercer sitio excavado, corresponde a una planta de habitación: Caño Bombay, en la orilla

izquierda del río Meta. Allí obtuvo la única fecha existente en la actualidad para la zona del

Arauca. Los materiales cerámicos que fueran obtenidos en el curso de esta investigación

muestran, según la autora, algunas similitudes con materiales del complejo Arauquinoide

(Giraldo, 1976).

Durante el año de 1982, Alvaro Baquero llevó a cabo una prospección arqueológica, en

inmediaciones del curso alto y medio del río Vichada, Comisaría del Vichada. Los trabajos se

concentraron en el área comprendida entre los 4 14' y 4 15' latitud Norte y los 70 25' longitud

oeste. Dentro de esta zona fueron explorados un total de doce sitios arqueológicos, once de

ellos considerados como plantas de habitación. Aquellos sitios que fueron localizados en las

proximidades de los caños que drenan los territorios que comprenden sabanas interfluviales,

son de mayor riqueza, comparativamente, con los que están localizados en las vegas de los ríos.

En los asentamientos de las márgenes de los ríos Muco y Vichada, se verificó la existencia de

un mayor número de vestigios cerámicos y líticos. Esta zona permitió, por sus condiciones

Page 247: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

247

geográficas el establecimiento de grupos sedentarios, según lo anota el autor. Lamentablemente

no fue posible el obtener muestras para fechar (Baquero 1985).

Por los restos culturales encontrados, permiten establecer a este autor, tentativamente, algunas

comparaciones con complejos del Orinoco y del Amazonas (Baquero 1985).

En el mismo año Santiago Mora e Inés Cavelier realizaron una prospección de la llanura aluvial

de desborde, en la margen derecha del río Meta. La zona prospectada comprendió desde Puerto

López, hasta la desembocadura del río Cusiana en el Meta. La falla que corre próxima al río

Meta, determinó que el costado correspondiente al departamento del Meta se encuentre más

elevado que su contraparte en el Casanare, factor que contribuye a impedir las inundaciones,

por desborde del río o por precipitaciones, durante la temporada invernal. Es posible que en las

inmediaciones del río los suelos tengan mejores condiciones para la agricultura, dados los

aportes sedimentarios. Es en esta región, donde se localizaron de diez a quince montículos

artificiales, de forma redondeada, con una superficie de tres metros cuadrados y una altura de

un metro con veinte centímetros, en promedio. Los autores sugieren que la función de los

montículos de Humapo pudo ser similar a la propuesta por Alicia Dussán y Gerardo Reichel

Dolmatoff, para los de Manacacías (Mora y Cavelier 1984).

Estos mismos autores (1983), prospectaron la zona que comprende la altillanura disectada o

"serranía", localizada entre el río Meta y las Cabeceras del río Planas. Allí se visitaron dos

subregiones: la margen del caño Nare, hasta su desembocadura en el Meta y las partes altas del

Page 248: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

248

río Planas en la zona donde se ubica el caño Catanaribo. Únicamente fueron localizados

asentamientos de grupos nómades recientes.

En 1984, Carlos Castaño en colaboración con Alvaro Soto, realizó una prospección de la zona

nororiental del Parque Nacional de Tuparro, comisaría del Vichada. Los trabajos les

permitieron ubicar "varios yacimientos de habitación, enterramientos y ritual"

En Pozo Azul se encontró una cerámica en profundidades superiores a los 60 centímetros; en

opinión de estos autores lo anterior sugiere una ocupación prolongada del lugar. Con

decoración monocroma esta alfarería fue elaborada empleando como desgrasante el cariapé,

para la fabricación de "bowl" y platos de yuca. Los autores sugieren relaciones entre estas

partes -El Tuparro y la cuenca del Amazonas y la del Orinoco. En el cerro Inculí, se

encontraron restos óseos de por lo menos 8 individuos; por las características de éstos -

dodicocefálea, ancho de la rama ascendente de la mandíbula y abrasión dentaria- se propone

que se trató de cazadores recolectores, que incluían en su dieta carnes crudas o mal cocidas, así

como gran cantidad de semillas. En el mismo sitio se encontraron algunas pictografías (Castaño

y Soto, 1986).

Llanos al Occidente del Río Meta

Esta región se encuentra un poco más elevada que la anterior y no incluye sectores de

altillanura disectada. Se caracteriza por bosques de galería, en inmediaciones de grandes ríos

como El Cravo, El Cusiana, El Tua, El Pauto y El Guanapalo, entre otros. El drenaje de manera

generalizada va en dirección Suroriente, hasta el río Ariporo donde toma un rumbo

exclusivamente oriental. Por contar con gran cantidad de ríos que bajan de la cordillera

cargando sedimentos -ríos de aguas blancas-, es posible encontrar sectores con suelos con

mejores propiedades para la agricultura. En su sector nororiental, la región entra a formar parte

de una inmensa depresión, que hace muy semejantes los dos sectores ubicados a lado y lado del

río Meta. Las estaciones climáticas siguen un patrón semejante al observado para la región de

los Llanos al Oriente del río Meta.

Page 249: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

249

En el transcurso del año de 1981 se iniciaron los trabajos arqueológicos en esta área. La zona

investigada correspondió al pie de monte casanareño, en las vecindades de los poblados de

Agua azul, Tilodirán y Yopal. Santiago Mora y Elizabeth Márquez (1982), realizaron una

prospección y llevaron a cabo algunas excavaciones.

En el sitio denominado Catanga, localizado en las inmediaciones de los caños Seco y

Canacabare, se excavó un basurero. Los trabajos propiamente dichos se adelantaron por medio

de una excavación en área, profundizando por sucesivos niveles de "descapotado". Estos fueron

definidos a partir del registro de pisos culturales. Como primer resultado de esta excavación, se

pudieron delimitar zonas de actividad reconstruibles, y se obtuvo una muestra diagnóstica de

materiales arqueológicos.

El análisis de la forma en que los desechos habían sido depositados, sugirió una segunda zona

para iniciar excavaciones. En esta oportunidad se trató de una planta de habitación.

Entre los materiales recobrados en estas excavaciones se cuentan gran cantidad de fragmentos

cerámicos y líticos, así como restos óseos de un ser humano; huesos del cráneo -parietal y

occipital-, mandíbula inferior de un adulto, algunos molares, restos de huesos largos, al igual

que algunas falanges de las extremidades inferiores y superiores. Huesos de pequeños roedores

Page 250: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

250

y/o aves abundaron en algunos sectores del basurero (Mora y Márquez 1982).

Las investigaciones arqueológicas en el Casanare permitieron determinar, que en las partes

bajas del municipio de Yopal, sobre el área extensa de abanicos aluviales, hacia la mitad del

siglo XVII, habitó una etnia, que a juzgar por el número de asentamientos y la extensión de los

mismos, tenía una alta densidad de población. Se trata de agricultores sedentarios, que parecían

preferir para localizar sus poblados, regiones en las cuales se conjugaban un mayor número de

paisajes. La explicación a este fenómeno se encuentra en la necesidad de aprovechar los

recursos, que en forma alternada se generan a lo largo de las estaciones. Estrategias análogas,

para el manejo de las sabanas del Casanare, fueron consignadas en crónicas por parte de los

jesuitas en el mismo siglo. Los autores, anotan que estos asentamientos pertenecían a los

indígenas Achaguas, registrados históricamente (Mora y Márquez 1982).

Los objetos obtenidos durante la etapa de excavaciones, fueron sometidos a comparaciones con

algunos de los conocidos para el amazonas, el pie de monte cordillerano y la Orinoquía. Se

demostró la existencia de similitudes entre los fragmentos y formas cerámicas de Catanga, con

los obtenidos por A. Zucchi en Caño Caroni (Venezuela). Igualmente se comprobó, por medio

del fechado de radio carbón, que existe una proximidad cronológica entre éstos asentamientos

(Mora y Márquez 1982).

Balance General de la Región

Los datos con los cuales contamos no son suficientes para explicar satisfactoriamente todas las

cuestiones que han sido planteadas para la Orinoquía.

Algunos investigadores (Baquero, Castaño y Soto, Giraldo de Puech, Marwitt y Mora y

Márquez), han buscado enmarcar los resultados obtenidos por sus investigaciones dentro de

una problemática amplia. Así han involucrado procesos que en muchas ocasiones se dieron

fuera de las fronteras de la región. El énfasis se ha puesto sobre la influencia y/o el

desplazamiento de grupos desde otras partes del continente. Desde esta perspectiva teórica es

imposible aislar una región, dado que comparte un cierto número de rasgos, a intervalos de

tiempo, con otros conjuntos. De esta forma, las sociedades que habitaron en el pasado en los

Llanos, se transforman en receptoras o portadoras, de influencias particulares. Es por ello que

estos autores han sugerido relaciones con otras regiones; lamentablemente, ninguno de ellos ha

podido determinar el carácter de las "relaciones" planteadas.

En oposición a este primer enfoque, otros estudios se han ceñido al recuento y análisis de

problemáticas "locales", sin considerar la influencia de los desplazamientos como motor de

cambio. Esta segunda perspectiva bien puede tener su origen en la clase de datos con los que se

trabaja.

Page 251: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

251

Para un adecuado análisis, de las posiciones antes mencionadas, se debe tener en cuenta la zona

y el carácter de las informaciones disponibles. La mayoría de las investigaciones adelantadas se

han concentrado en el pie de monte y sus áreas vecinas. Por lo cual no resulta sorprendente que

sean éstas las áreas para las cuales se tenga un mayor acopio de conocimientos. No obstante,

allí existen grandes problemas por resolver. La gran mayoría de las fechas , indican que los

asentamientos son tardíos. De otra parte, no se tiene información sobre yacimientos

estratificados, aunque como lo sugieren algunos autores (Escobar et. al), es posible que se

dieran complejos cerámicos diversos. No es claro si estas observaciones encuentran asidero en

las fases planteadas por Marwitt21

.

Por otra parte, buscar la Tradición Polícroma de la Amazonía en la región del río Ariari, a partir

de algunas características cerámicas, como sería el empleo de un desgrasante o la decoración en

dos colores, no parece haber encontrado eco en los investigadores que precedieron a Marwitt.

Estos, interesados más en la problemática regional y por considerar que los datos no pueden

soportar estas teorías de momento, las han dejado de lado.

En relación con la subsistencia los esposos Reichel y Mora y Cavelier, indicaron la presencia

de montículos para cultivo, hasta entonces no reportados en el área. Sistemas análogos han sido

descritos para los Llanos venezolanos, donde fue práctica común su empleo, tanto para cultivo

como para habitación22

. Lamentablemente la ausencia de otros datos, como lo sería el

cronológico y la asociación de estas estructuras con otros vestigios culturales, no han permitido

profundizar en el conocimiento de los grupos que los construyeron.

Lucía de Perdomo detectó el paso de la agricultura basada en la yuca a aquella del maíz. Esta

transición representa, para muchos de los investigadores que han trabajado en los Llanos

colombo-venezolanos, la explicación a la complejidad alcanzada por algunos grupos de la

región23

. Lamentablemente la mala documentación sobre este aspecto aportada por Perdomo no

permite llegar a ningún tipo de conclusión. Giraldo de Puech, quien excava en un área muy

próxima a de Perdomo, no encuentra este proceso de cambio en la dieta; menos aún sugiere que

se trata de asentamientos muy antiguos. Esta discordancia en los datos, parece sugerir que en el

área se han dado ocupaciones múltiples o bien variaciones locales, no tan antiguas como lo

sugiere de Perdomo.

Sobre la región del río Ariari e involucrando una parte de la cordillera, Mora y Cavelier

proponen la existencia de un manejo "horizontal" de los recursos, acorde a las formas del

paisaje y sus potencialidades. Este esquema, aún no explica satisfactoriamente muchas de las

21

Los escritos de Marwitt lamentablemente no desarrollan muy profundamente este aspecto. Cabe mencionar

que no se cuenta con una muestra de materiales cerámicos correspondientes a la fase de ocupación más

antigua. Tampoco tenemos informaciones que permitan localizar los yacimientos que estudiara Marwitt. 22

Para mayor información ver Zucchi y Denevan "Campos Elevados e Historia Cultural Prehispánica en los

Llanos Occidentales de Venezuela" Universidad Católica Andrés Bello 1979. 23

Esta polémica tiene mucho que ver con los planteamientos de B. Meggers sobre la limitación medio

ambiental en las tierras bajas. Una buena exposición sobre el tema, se encuentra en Roosevelt 1980.

Page 252: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

252

cuestiones relativas a la organización política y social de estos grupos. Indudablemente se hace

indispensable la búsqueda de informaciones más precisas dentro del territorio Guayupe; éstas

deben ser estudiadas a la luz de los datos obtenidos al exterior de la frontera territorial. Definir,

como lo han hecho los autores, límites étnicos, implica la existencia de una dinámica interna y

su contraparte al exterior. Esta última no ha sido considerada en absoluto.

Para la región del Casanare los interrogantes son innumerables. El único estudio adelantado

sólo permite identificar pautas de asentamiento, asociadas a un sistema económico, deducido a

partir de datos etnohistóricos y arqueológicos24

. No obstante, se trata de un período en el cual

han sido introducidos un gran número de cambios como consecuencia del contacto. La

búsqueda y el estudio de asentamientos anteriores a la conquista, permitirán evaluar

correctamente las informaciones que tenemos.

Los grupos étnicos detectados a partir de trabajos arqueológicos y etnohistóricos en los Llanos

Orientales, representan hasta el momento conjuntos aislados y sin aparente relación25

. Esta

situación contrasta con aquella aportada por Morey (1975). En efecto, la autora pone de

manifiesto los estrechos vínculos que existieron a partir del comercio, entre los grupos llaneros.

Esta situación demuestra la necesidad de profundizar en la definición de territorios étnicos y las

interrelaciones de ellos en el pasado.

Por último, consideramos que se hace necesario ampliar los datos de otras áreas -río Meta,

Arauca, Vichada y Guainía-, que permanecen como tierra incógnita para la arqueología.

24

A este respecto se publicará un artículo en la Revista Colombiana de Antropología No. 26. 25

Hasta el momento no se ha podido definir si existió algún tipo de relación entre los grupos Guayupe y los

Achaguas. Los dos ocupan, tanto en el espacio como en el tiempo, territorios colindantes. Sin embargo, no se

han reportado restos arqueológicos Achagua en territorio Guayupe y viceversa. Rivero (1956), demuestra

como los Achaguas penetran en el territorio que ocuparan los Guayupe, después de la "extinción" de éstos.

Sin embargo, son necesarios un mayor número de datos que permitan establecer conexiones entre unos y

otros.

Page 253: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

253

Page 254: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

254

XI AMAZONÍA COLOMBIANA26

Leonor Herrera

La región amazónica de Colombia, comprende las cuencas de los ríos que tributan al Amazonas y

de algunos que lo hacen al Alto Orinoco. Limita al norte con el río Guaviare y hacia el occidente

no sobrepasa la cota de los 500 m. en la vertiente de la Cordillera Oriental.

La Amazonía colombiana comparte con la cuenca hidrográfica del río Amazonas ciertos rasgos

de clima y morfología. El 70% de esta inmensa región, está cubierta de bosques tropicales

húmedos tipo hylea, para cuyo desarrollo se requiere de una temperatura media superior a los 22"

y una precipitación anual superior a los 2.000 mm., con lluvias constantes, repartidas a lo largo

del año y un período seco, corto y marcado.

Se encuentran en Colombia algunas de las áreas con mayor precipitación de la cuenca

amazónica: en los altos ríos Putumayo, Caquetá, Napo, en la región fronteriza con Venezuela y

Brasil, en el Guainía y Vaupés este alcanza los 3.500 - 4.500 mm anuales. Estas áreas habrían

conservado la vegetación selvática durante varios períodos largos en el pleistoceno y holoceno

cuando, al bajar la temperatura y disminuir la pluviosidad por efectos de episodios glaciales,

grandes extensiones de bosque fueron transformados en sabanas. En estas áreas con mayor

pluviosidad se habrían refugiado especies de animales y de flora de adaptación selvática. El

aislamiento prolongado de estos refugios, habría permitido que sus habitantes evolucionaran en

formas distintas. Se explicaría así la amplia variación de especies de la Amazonía, donde no hay

barreras geográficas que la justifiquen. Esta hipótesis se podría aplicar, durante los últimos

episodios secos, a poblaciones humanas, para explicar la gran variación lingüística y la

distribución de algunas características culturales dentro del área; sin embargo no ha sido puesta a

prueba todavía por los arqueólogos (Meggers 1983, Domínguez 1983).

Morfológicamente la planicie amazónica es una inmensa región sedimentaria. Los sedimentos

más antiguos, depositados durante el terciario, en un mar o lago salobre, sufrieron posteriormente

procesos erosivos, de manera que el relieve es de lomeríos. Intercaladas en este paisaje hay

elevaciones mayores, superficies aún más antiguas, reductos de formaciones montañosas del

precámbrico, que forman mesetas y colinas rocosas y son parte del Escudo de las Guayanas.

También sobresale en el relieve la región de pie de monte andino, formada por terrazas, serranías

y terrenos levemente ondulados que se alínean en un cinturón al pie de la Cordillera Oriental. Los

materiales que la constituyen provienen en su mayor parte de erosión y lavado de la cordillera,

por lo tanto, allí pueden encontrarse los mejores suelos.

26

Para este capítulo de introducción geográfica nos hemos basado en Guhl (1976), Cortés e Ibarra (1981),

Botero(1984) y Domínguez (1985).

Page 255: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

255

Las superficies más recientes están formadas por los sedimentos fluviales, que forman auténticas

planicies a lo largo de los ríos más caudalosos. Se pueden distinguir en ellas tres niveles: terrazas

antiguas del plioceno-pleistoceno, que hoy se encuentran sobre el nivel actual de los ríos, y las

llanuras aluviales de inundación (várzea), con dos niveles, el más alto de los cuales se inunda

cada 5 ó 10 años cuando vienen las grandes crecientes ("conejeras") y el más bajo, lo hace en un

lapso corto de tiempo todos los años, y recibe periódicamente sedimentos rejuvenecedores,

óptimos para la agricultura.

Los ríos que forman llanuras de inundación extensas, son frecuentemente, aquellos que nacen en

las vertientes orientales de los Andes. Desde allí, arrastran sedimentos en suspensión que les dan

una apariencia barrosa; de ahí su apelativo de "ríos de aguas blancas". Los sedimentos que

cargan, propician el desarrollo de vida orgánica numerosa y variada. Otros ríos nacen dentro del

Escudo de las Guayanas o en las superficies de denudación, atraviesan suelos empobrecidos y sus

aguas cristalinas o ambarinas adquieren en gran volumen, una coloración oscura, debida a la

presencia de minúsculas porciones de ácidos húmicos; de ahí su apelativo de "ríos de aguas

negras"

Estos se caracterizan por su extrema acidez, pobreza de nutrientes y escasez de la fauna acuática.

Considerados en general los suelos de la Amazonía son pobres, tanto en materia orgánica como

en minerales. Aún los del pie de monte y las vegas inundables son inferiores a los suelos andinos

fértiles. Los nutrientes para la frondosa vegetación, no se encuentran en el delgado suelo, sino en

la capa de hojarasca y detritus que lo cubre, de donde las plantas los obtienen directamente a

través de raíces "alimentadoras" y hongos micorriza.

Al ser eliminado el bosque, los nutrientes se incorporan al suelo y son rápidamente lavados, o se

descomponen debido a la alta temperatura y humedad. Por esta razón las tierras sometidas a

prácticas agrícolas se deterioran progresivamente y es necesario que el usuario las abandone y

adecúe otras por el método de tala y quema. Investigaciones arqueológicas recientes indican la

presencia de suelos antrópicos profundos y ricos en materia orgánica, cuya génesis e importancia

en términos de extensión y dispersión, son problemas sobre los cuales a la larga, el arqueólogo

tiene la última palabra.

A continuación se resume la forma como los autores consultados establecen grandes divisiones

dentro de esta extensa región, aparentemente homogénea. Domínguez, lo hace en términos de

formaciones vegetales; Guhl, establece subregiones geográficas; Botero, unidades fisiográficas y

Cortés e Ibarra, se basan en los suelos.

Page 256: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

256

Investigaciones Arqueológicas

Las investigaciones arqueológicas en la Amazonía colombiana han sido contadas; los resultados

de algunas no se describieron adecuadamente y otras están en manuscritos de difícil acceso, todo

lo cual contribuye al desconocimiento y la escasa importancia que se ha dado en Colombia, a esta

región (Herrera 1985).

Page 257: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

257

Maloca del Grupo Indígena Yukuna – Matapí, a orillas del río Miritiparana. Bajo viviendas

actuales se encuentran evidencias de asentamientos antiguos. (Foto: Leonor Herrera)

Page 258: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

258

El primer arqueólogo colombiano en ocuparse de ella fue Eliécer Silva Célis (1963a, 1963b)

quien reseñó dos grandes rocas con petroglifos en los alrededores de la población de Florencia y

resaltó la importancia del río Caquetá, como vía de comunicación entre los Andes Colombianos y

el río Amazonas.

Las primeras investigaciones arqueológicas sistemáticas las realizó en 1968 y 1970 Charles

Bolian, en el Trapecio Amazónico, en las cuales localizó sitios, la mayoría al borde de la terraza

aluvial del río Amazonas y de uno de sus afluentes, el río Loreto-Yacú. Excavó en varios de ellos

y definió para cada área una secuencia de complejos.

En este último río la secuencia se caracteriza por la sencillez en formas y decoración (la técnica

más frecuente es el baño), pero se presentan variaciones en el desgrasante usado. Componen la

secuencia cuatro complejos, el más antiguo de ellos con una fecha de C14 de 160 d.C. y el último

con dos fechas, la más reciente de 1.190 d.C.

Hay además sitios que representan estadios de desarrollo en la cerámica del actual grupo Tikuna,

que antiguamente habitaba los afluentes del Amazonas. Correspondería esta secuencia a una lenta

pero estable evolución estilística de grupos ancestrales de los actuales Tikuna, con una variante

de la cultura de selva tropical propia de los habitantes de los afluentes (Backwater), diferente de

la que se desarrolla en las riberas de los grandes ríos.

En las orillas del Amazonas los sitios son alargados y miden hasta 1.250 mts. de largo. En

algunos se encontró cerámica con algunos rasgos de la Tradición Barrancoide; y aunque no hay

fechas para este material, por comparaciones estilísticas se postula su presencia hacia el 300 a.C.

En otro se encontró también cerámica relacionada con la Tradición Barrancoide amazónica, pero

con una manifestación diferente a la ya mencionada, que incluye rasgos similares a material del

sitio Chimay en el río Beni (Bolivia). Hay una fecha de 1040 para este material. En el sitio 14 se

llevaron a cabo las excavaciones más extensas, en las cuales había material de la Tradición

Policroma amazónica que se denominó complejo Zebu, con fechas de C14 entre 1030 y 1515

d.C.

Page 259: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

259

Al frente de la Pedrera se alza el Cerro de Cupati (izquierda), en cuyas inmediaciones hay sitios

arqueológicos. A la derecha se aprecia el internado de San Francisco. (Foto: Leonor Herrera)

Este material tiene rasgos, tanto de la subtradición Guárita, que corresponde a un policromo

influido o con rasgos barrancoides y de la subtradición Miracanguera, de la cual están ausentes

éstos. Se concluye que la transición del estilo barrancoide al policromo se realizó en el Trapecio

Amazónico en el siglo XI d.C. (Bolian 1972, 1975, s.f.).

En 1973, Gary L. Brouillard, llevó a cabo prospecciones y excavaciones de sondeo en el Alto río

Caquetá y en el río Orteguaza. Encontró evidencias de tres complejos cerámicos. El primero, que

posiblemente se relaciona con los Andakí históricos, se encuentra en sitios pequeños (de hasta 70

m. de diámetro) en el pie de monte, en barrancos cercanos a afluentes del río Orteguaza y en las

inmediaciones de las poblaciones de Florencia, Belén y San José de la Fragua. El segundo

complejo corresponde a sitios de la llanura selvática, localizados en lugares de las inmediaciones

de los ríos Orteguaza y Peneya. Estos son de forma alargada y miden hasta 1.000 m. de ancho.

Los yacimientos del tercer complejo, están cercanos a cerros bajos aledaños al río Caquetá y

miden hasta 1.300 m. de largo. Tomadas en conjunto, las diferencias entre el material de los tres

complejos no son muy grandes, y parece tratarse de un conjunto sin características llamativas de

forma o decoración (Brouillard s.f, Myers et al. 1.974).

Entre 1974 y 1980 Elizabeth Reichel y Martín von Hildebrand efectuaron prospecciones y

excavaciones en el Bajo río Caquetá, el Bajo río Apaporis y el área entre estos dos. Por los

Page 260: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

260

alrededores de La Pedrera, (Bajo Caquetá) hallaron varios sitios cuyo material cerámico, incluye

budares y adornos biomorfos, con marcados rasgos barrancoides, cuya filiación mas cercana es

con la fase Yapurá definida en el Bajo Caquetá brasileño. El material lítico asociado incluye

instrumentos tallados y hachas de piedra pulida. Hay tres fechas de C 14 para esta ocupación, que

la colocan entre los siglos VI y XII d.C. El material que hallaron en el río Apaporis es

aparentemente una variedad más sencilla de la cerámica de los sitios en el río Caquetá. Aquí

también los líticos son importantes.

En el río Mirití y algunos afluentes localizaron sitios arqueológicos de habitación, con cerámica

burda y de escasa decoración, en áreas de vivienda indígena actuales (von Hildebrand 1976,

FIAN 1.985: 39-41, Reichel y von Hildebrand 1.982-3).

En 1977 Warwick Bray, Leonor Herrera y Colin Mc Ewan llevaron a cabo un programa de

prospección y excavaciones en la región de Araracuara. De los sitios localizados algunos son

extensos, hasta de 2 kms. de largo y entre los que se excavaron, los hay de vivienda basureros y

antrosoles. Los investigadores definieron dos ocupaciones sucesivas partiendo de excavaciones

en yacimientos estratificados: Camani, la más antigua, con fechas entre 135 DC y 830 DC, se

caracteriza por una cerámica fina, pero, sin otra decoración que baño generalmente rojo; Nofúrei,

la segunda con fechas entre 805 DC y 1610 DC se asimila a la tradición policroma. El material de

ambas ocupaciones incluye fragmentos de budare y se asocia con artefactos de piedra tallada y

piedra pulida.

Los autores iniciaron el estudio de suelos antrópicos conocidos como terra preta de color negro y

profundidades por encima de 1 m., cuya génesis no estaba clara (¿basureros ? ¿sitios de

habitación? ¿de cultivo?), pero que se podía afirmar evidenciaban ocupaciones relativamente

densas y prolongadas (Herrera, Bray, Mc Ewan 1980-81, Herrera 1981, Eden et al. 1984).

Posteriormente Angela Andrade, con la colaboración del edafólogo Pedro Botero, profundizó en

el estudio de las terras pretas de Araracuara, definió áreas de coloración parda conocidas

como terra mulatta y obtuvo información que le permitió proponer que por lo menos algunos de

estos antrosoles podrían ser áreas de cultivo, con acumulaciones intencionales de desechos para

reponer mutiladas y mejorar las condiciones físicas del suelo. Obtuvo, además una fecha de C 14

más temprana para la ocupación Camani, de 899 a.C. (Andrade 1986, FIAN 1985: 44-45, Botero

comunicación personal) .

A partir de 1986 Inés Cavelier, Luisa Fernanda Herrera de Turbay y Santiago Mora llevan a cabo

un proyecto de investigación en sitios entre Araracuara y La Pedrera. Su interés es también

las terras pretas. La información que apenas empieza a ser de público conocimiento indica que la

aplicación del análisis de polen y macrorestos aporta datos muy relevantes especialmente a partir

del siglo VIII d.C., sobre condiciones ambientales, cultígenos (dos variedades de yuca, dos

variedades de maíz, fríjol, marañón, etc.) formas de manejo de la tierra (agricultura itinerante con

adición de desechos orgánicos y en cierto momento de materiales de zonas húmedas) y cambios a

Page 261: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

261

través del tiempo en éstas (intensificación de la producción agrícola por la regularización de las

prácticas de adición de materiales hacia el 800 d. C). Estos cambios estarían relacionados con

modificaciones socio-políticas. Sugieren que la secuencia cultural Camani-Nofureí necesita ser

replanteada (Herrera de Turbay, Mora y Cavelier 1988).

El río Caquetá se encañona al atravesar la escarpa de Araracuara. A la derechase aprecia el

final de la pista de aterrizaje y a continuación hacia el frente, comienza el sitio de Terra Preta,

entre el bosque. (Foto: Expedición Colombo- Británica Amazonas 77)

En la cuenca del río Putumayo, sólo se ha llevado a cabo un estudio. En 1977, María Victoria

Uribe realizó una prospección en el piedemonte, y en el río Guamués, afluente del Putumayo,

halló en las tenazas del río, evidencias de asentamientos con material cerámico que presenta con

frecuencia la superficie corrugada. Esta cerámica parece relacionarse con las fases Sombrerillos

de San Agustín y Pastaza del oriente ecuatoriano (Uribe 1980-1).

Se han llevado a cabo estudios sobre petroglifos. En 1976 Elizabeth Reichel, hizo el

levantamiento de 14 de ellos en la cuenca del medio río Caquetá entre Araracuara y La Pedrera,

así como en algunos afluentes (von Hildebrand 1975). Fernando Urbina, reseñó en 1977 los

petroglifos situados en la orilla del río Caquetá, de Araracuara hacia el Oeste, hasta la

desembocadura de la quebrada Amefa (Urbina 1981, 1985).

Page 262: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

262

Balance General de la Región

El conjunto de datos que se conocen sobre la región es extremadamente pobre. La porción

colombiana de la Amazonía es la menos conocida arqueológicamente. Es prioritario desarrollar

allí, proyectos de investigación a largo plazo que cubran las cuencas de los ríos más grandes y

sus afluentes para enlazar la información de investigaciones aisladas. Hoy día, éstas apenas se

pueden relacionar dentro de marcos teóricos, originales, y muy convincentes si se toman por

separado, coma por ejemplo los de Meggers, Lathrap y Roosevelt para citar sólo algunos. Si bien,

éstos son muy estimulantes pues plantean problemas de investigación, no pueden reemplazar el

trabajo de terreno, menos espectacular pero necesario (Herrera 1985).

La ocupación de la Amazonía puede tener una considerable antigüedad y aparentemente existían

allí poblaciones mas densas y estables de lo que se pensaba, cualitativamente diferentes a las

poblaciones indígenas actuales. Se sabe muy poco sobre las formas de adaptación, subsistencia y

organización sociopolítica prevalentes en diversas épocas y áreas, que trasciendan la sucesión de

estilos cerámicos.

Como el ámbito del estudio traspasa las fronteras políticas, es indispensable establecer vínculos

con instituciones de países vecinos que desarrollen proyectos de arqueología en la Amazonía y

colaborar para el desarrollo de programas conjuntos.

Page 263: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

263

Page 264: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

264

Page 265: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

265

BIBLIOGRAFÍA GENERAL

DUQUE GOMEZ, Luis.

1955

Colombia: Monumentos Históricos y Arqueológicos. Vol. 2 Instituto Panamericano de

Geografía e Historia, Publicación 179, México.

____1965

Prehistoria. Historia Extensa de Colombia, Vol. I, Academia Colombiana de Historia, Bogotá.

____1967

Tribus Indígenas y Sitios Arqueológicos. Historia Extensa de Colombia, Vol. II, Academia

Colombiana de Historia, Bogotá.

F.I.A.N.

1985

Proyectos de Investigación Realizados entre 1972-1984 (Resúmenes). Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

GUHL, Ernesto.

1976

Colombia: Bosquejo de su Geografía Tropical. Vol. I y II. Instituto Colombiano de Cultura,

Bogotá.

REICHEL-DOLMATOFF, Gerardo.

1965

Colombia: Ancient Peoples and Places. Thames and Hudson, London.

____1978

"Colombia Indígena-Período Prehispánico". Manual de Historia de Colombia. Instituto

Colombiano de Cultura Vol. I. pp. 33-115, Bogotá.

____1986

Arqueología de Colombia: Un Texto Introductorio. Fundación Segunda Expedición Botánica.

Litografía Arco, Bogotá.

Page 266: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

266

BIBLIOGRAFÍA POR REGIÓN

COSTA ATLÁNTICA

ALZATE A., Fernando.

1976

"Dos Conchales de la Costa Atlántica Colombiana". Revista de la Universidad de Antioquia,

Vol. II, No. 197, pp. 65-73, Medellín.

ANGULO V., Carlos.

1951

"Arqueología de Turbana". Divulgaciones Etnológicas, Vol. II, No. 3, pp. 7-53, Barranquilla.

____1962

"Evidencias de la Serie Barrancoide en el Norte de Colombia". Revista Colombiana de

Antropología. Vol. XI, pp. 73-89, Bogotá.

____1978

Arqueología de la Ciénaga Grande de Santa Marta. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

____1979

"Concheros Tardíos en el Norte de Colombia". - Ponencia Presentada en el VIII Congreso

sobre "Estudio de las Culturas Precolombinas en las Antillas Menores", St. Kitt, West Indias.

____1981

La tradición Malambo. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la

República, Bogotá.

____1983

Arqueología del Valle de Santiago Norte de Colombia. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales. Banco de la República. Bogotá.

ANDRADE, A.

1980

Bases para la Estructuración de Estudios Arqueológicos en la Región de Santa Marta. Tesis de

grado. Universidad de los Andes (Inédito), Bogotá.

ARDILA, Gerardo.

1983

Page 267: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

267

Arqueología de Rescate en la Zona Norte del Proyecto Carbonífero del Cerrejón: Sitio del

Palmar. Carbocol, EPAM, Bogotá.

____1984

Arqueología de Rescate en la Zona Central del Proyecto Carbonífero del Cerrejón: Sitios de

Patilla y el Paredón. Carbocol. EPAM. Bogotá.

____1984-1985

"Contribución al Conocimiento de la Arqueología del Alto Buritaca". Revista Colombiana de

Antropología. Vol. XXV, pp. 263-284, Bogotá.

____1985

Exploración Arqueológica del Curso Medio y Bajo del Río Tapias (Guajira). Informe

Preliminar Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Bogotá.

____1986

"Exploración Arqueológica del Curso Medio y Bajo del Río Tapias(Guajira)". Boletín de

Arqueología. Año 1, No. 1, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de

la República, pp. 16-21, Bogotá.

____1986

"Alto de Mira: Dos Fechas de C-14 del Alto Río Buritaca". Boletín de Arqueología. Año 1, No.

1, Fundación de Investigación Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, pp. 38-39,

Bogotá.

-BISCHOF, Henning.

-1966

"Canapote, an Early Ceramic Site in Northern Colombia (Preliminary Report)". XXXVI

Congreso Internacional de Americanistas, España. Actas y Memorias. Vol. I. pp. 483-491.

Sevilla.

____1968

"Contribuciones a la Cronología Tayrona (Sierra Nevada de Santa Marta)". Ver handlungen des

XXXVIII Internationales Americnisten-Kongresses, , pp. 259269. Stuttgart-Munchen.

____1972

"The Origins of Pottery in South America, Recent Radiocarbon Dates From Southwest

Ecuador". Atti del XL Congresso Internazionale degli Americanisti, pp. 269-281. Roma-

Genova.

BOADA, Ana María y M.C. Hoyos.

1982

Investigaciones arqueológicas en un Anillo de Vivienda en frontera (Sierra Nevada de Santa

Marta). Semestre de Campo, Universidad de los Andes (Inédito), Bogotá.

Page 268: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

268

BOLINDER, Gustaf.

1942

"Urn Burial in Full Size Mortuary Urns in Sierra Nevada de Santa Marta, Colombia". Ethnos,

1, Stockholm.

BOTERO, Silvia.

t984

"Recuperación de una Terraza Guaqueada en Frontera (Sierra Nevada de Santa Marta)".

Fundación Cultura Tairona, Bogotá.

BOTIVA CONTRERAS, Alvaro.

1981

"Reconocimiento Arqueológico del Curso Medio del Río Ranchería" Integral. Medellín.

____1982

"Arqueología". Apéndice Técnico. Proyecto Carbonífero de El Cerrejón. Integral, Intercol,

Carbocol sota.

____1986

"Reseña Sobre las Investigaciones Arqueológicas Realizadas en el Noroccidente Colombiano y

Darién Panameño". Proyecto Arqueológico Zona Urrá I. Instituto Colombiano de

Antropología, Corporación Eléctrica de la Costa Atlántica, proyecto Hidroeléctrico del Alto

Sinú. (Inédito) Bogotá.

____ et al.

s.f.

El Alto Sinú: 17 Siglos de Asentamiento Ribereño, Instituto Colombiano de Antropología,

Corporación Eléctrica de la Costa Atlántica, Proyecto Hidroeléctrico del Alto Sinú. (Inédito)

Bogotá.

BRAY, Warwick.

1984

"Across the Darién Gap: A Colombian View of Isthmian Archaeology". The Archaeology of

Lower Central America. Editor D. Stone. University of New Mexico press. New Mexico.

CADAVID, Gilberto.

1986

"Fecha para un Basurero en Buritaca 200". Boletín de Arqueología. Año 1, No. 1, pp. 21-28.

Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

CADAVID, Gilberto y GROOT DE MAHECHA A.M.

1982

"Buritaca 200. Arqueología y Conservación de Una Población Precolombina (Sierra Nevada de

Santa Marta)". Beetrage zur Allgemeinen und Vergleichenden Archaologie. pp. 225-283.

Munchen.

Page 269: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

269

CADAVID, Gilberto y HERRERA, Luisa F.

1985

"Manifestaciones Culturales en el Area Tayrona". Informes Antropológicos. No. 1, pp. 5-54,

Bogotá.

CARDENAS, Felipe.

1982

Excavaciones Arqueológicas en la Terraza y Vivienda No. I49 - A. de Buritaca 200. Semestre

de Campo Universidad de los Andes (Inédito), Bogotá.

CARDOSO, Patricia.

1986

Aproximación Arqueológica al Conocimiento de las Casas de un Asentamiento Tayrona:

Frontera. Tesis de grado, Universidad de Los Andes (Inédito), Bogotá.

____1986

"Nuevos Aportes para el conocimiento Cronológico del Area Tayrona". Boletín de

Arqueología. Año 1, No. 1. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, pp. 39-

42, Bogotá.

CASTAÑO, Carlos.

1981

Dinámica y Procesos de Conformación en las Unidades Sincrónicas del Asentamiento de

Buritaca 200. Tesis de Grado, Universidad de los Andes (Inédito), Bogotá.

CORREAL U., Gonzalo.

1976

Exploraciones Arqueológicas en la Costa Atlántica y Valle del Magdalena. Fundación de

investigaciones Arqueológicas Nacionales. 5 Tomos. Banco de la República (Inédito), Bogotá.

____1977

"Exploraciones Arqueológicas en la Costa Atlántica y Valle del Magdalena". Revista

Caldasia.Boletín del Instituto de Ciencias Naturales. Universidad Nacional, Vol. X1, No. 55,

pp. 33-128. Bogotá.

DUSSAN DE REICHEL, Alicia.

1954

"Crespo, Un Nuevo Complejo Arqueológico en el Norte de Colombia". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. III, pp. 173-188, Bogotá.

FALCHETTI, Ana María.

1976

The Goldwork of the Sinu Region, Northern Colombia. Thesis Submitted to the University of

London for the Degree of Master of Philosophy. Institute of Archaeology, London.

Page 270: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

270

____1978

"Orfebrería Sinú". Boletín Museo del Oro, Año 1 (Enero-Abril), pp. 33-37. Bogotá.

FOSTER, Donad W. y LATHRAP, Donald.

1975

"Más Evidencias sobre el Desarrollo de la Cultura de Selva Tropical en la Costa Norte de

Colombia, Durante el Primero y Segundo Milenio Antes de Cristo". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XIX, pp. 103-138, Bogotá.

GROOT DE MAHECHA, Ana María.

1980

"Buritaca 200: Una Fecha de Radiocarbón Asociada con Objetos de Orfebrería

Tayrona". Boletín Museo del Oro. Año 3 (Mayo-Agosto). Bogotá.

____1985

"Arqueología y Conservación de la Localidad Precolombina de Buritaca 200 en la Sierra

Nevada de Santa Marta". Informes Antropológicos. No. 1. pp. 55102, Bogotá.

GRUPO DE INVESTIGACIONES DE ARQUEOLOGIA Y PREHISTORIA.

1977

Boletín No. 1. GIAP, Universidad de Antioquia, Medellín.

____1978

Boletines No. 2 y 3. GIAP. Universidad de Antioquia, Medellín.

____1979

Boletín No. 4. GIAP. Universidad de Antioquia, Medellín.

HERNANDEZ DE ALBA, Gregorio.

1942

"Zonas Arqueológicas en las Inmediaciones de Ocaña: Mosquito". Hacaritama, Año VI. No.

87. Ocaña.

HERRERA DE TURBAY, Luisa F.

1980

"Buritaca 200: Estudio del Polen Arqueológico". Boletín del Museo del Oro, Año 3 (Mayo-

Agosto). Bogotá.

____1985

Agricultura Aborigen y Cambios de Vegetación en la Sierra Nevada de Santa Marta.Fundación

de Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República. Bogotá.

LEGAST, Anne.

1980

La Fauna en la Orfebrería Sinú. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales.

Banco de la República. Bogotá.

Page 271: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

271

LINNE, Silgavald.

1929

Darién in the Past: The Archaeology of Eastern Panama and North - Western

Colombia.Elanders Boctryckeri Akticbolag.

LLERAS, Roberto.

1985

"Excavaciones de Salvamento en la Sierra Nevada de Santa Marta". Informes Antropológicos,

No. 1, pp. 103-131, Bogotá.

____1987

"La Utilización de las Areas libres en Ciudad Perdida". Boletín del Museo del Oro, No. 14, pp.

97- 116. Banco de la República, Bogotá.

MARCIALES, Miguel.

1948

Geografía Histórica y Económica del Norte de Santander. Editorial Santa Fé. Bogotá.

MASON J., Alden.

1931-1936

Archaeology of Santa Marta Colombia: The Tayrona Culture. Part 1 and 2. Field Museum of

Natural History. Chicago.

MURDY, Carson.

1975

"La Economía y Densidad de Población en los Asentamientos de la Cultura Tayrona en la Anda

Zona Literal de la Sierra Nevada de Santa Marta". Primer Congreso Nacional de Historiadores

y Antropólogos. pp. 122-143. Santa Marta.

OPPENHEIM, Víctor.

1941

"Nueva Cultura Arqueológica en Colombia". Boletín de la Sociedad Geográfica de Colombia.

Vol. VII, pp. 89-96. Bogotá.

OYUELA, Augusto.

1985

Fases Arqueológicas de las Ensenadas de Nahuange y Cinto. Tesis de Grado. Universidad de

Los Andes, (Inédito), Bogotá.

____1986

"Excavación de un Basurero en Ciudad Perdida, Sierra Nevada de Santa Marta". Boletín de

Arqueología, Año 1, No. 1, pp. 28-37, Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la República. Bogotá.

Page 272: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

272

____1987

"Dos Sitios Arqueológicos con Desgrasante de Fibra Vegetal en la Serranía de San Jacinto

(Departamento de Bolívar)". Boletín de Arqueología, Año 2 No. 1. pp. 5-26. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, Bogotá.

PARSONS, James.

1970

"Los Campos de Cultivo Prehispánicos del Bajo San Jorge". Revista de la Academia de

Ciencias Exactas Físicas y Naturales, Vol. XII, No. 48. pp. 449-458. Editorial Voluntad,

Bogotá.

____1977

"Geography as Exploration and Discovery". Annals of the Association of American

Geographers, Vol. 67, No. 1. Graphers. U.S.A.

____1978

"More of Pre-Columbian Raised Fields (Camellones) in the Bajo San Jorge and Bajo Cauca.

Colombia. The Role of Geographical in Latin America". I Conferencia de Geógrafos

Latinoamericanos. Paipa, Colombia. Ed. William Denevan, Muncie.

____y BOWEN W.

-1966

"Ancient Ridged Fields of the San Jorge River Floodplain, Colombia". Geographical Review,

56 pp. 317-343. New York.

PLAZAS, Clemencia y FALCHETTI, Ana María.

1981

Asentimientos Prehispánicos en el Bajo Río San Jorge. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales. Banco de la República. Bogotá.

_____1986

"Cerámica Arcaica en las Sabanas de San Marcos Sucre". Boletín de Arqueología, Año 1. No.

2, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República. pp. 16-23.

Bogotá.

REICHEL DOLMATOFF, G.

1946

"Informe Sobre las Investigaciones Preliminares de la Comisión Etnológica al Catatumbo

(Norte de Santander)". Boletín de Arqueología, Vol. II, No. 4, Octubre Diciembre. pp. 381-394.

Bogotá.

____1947

"La Cueva Funeraria de la Paz". Boletín de Arqueología, Vol. II. Nos. 5-6, Enero Diciembre.

pp. 302-412. Bogotá.

Page 273: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

273

____1951

Datos Históricos - Culturales Sobre las Tribus de la Antigua Gobernación de Santo

Marta.Imprenta del Banco de la República. Bogotá.

____1945

"Investigaciones Arqueológicas en la Sierra Nevada de Santa Marta". Partes 1 y 2. Revista

Colombiana de Antropología, Vol. II, No. 2. pp. 147-206. Bogotá.

____1945a

"Investigaciones Arqueológicas en la Sierra Nevada de Santa Marta". Parte 3. Revista

Colombiana de Antropología, Vol. III. pp. 139-170. Bogotá.

____1956

"Momil. Excavaciones Arqueológicas en el Sinú". Revista Colombiana de Antropología, Vol.

V, pp. 185r87. Bogotá.

____1961

"Puerto Hormiga: Un Complejo Prehistórico Marginal de Colombia (Nota Preliminar)". Revista

Colombiana de Antropología. Vol. X, pp. 349-354, Bogotá.

____1965

Excavaciones Arqueológicas en Puerto Hormiga, Departamento de Bolívar. Serie

Antropológica No. 2, Ediciones Universidad de los Andes, Bogotá.

_____1974

"Momil, Dos Fechas de Radiocarbón", Revista Colombiana de Antropología. Vol. XVII, pp.

185-187. Bogotá.

____1983

Monsú. Biblioteca Banco Popular. Bogotá.

_____y DUSSAN, Alicia.

1951

"Investigaciones Arqueológicas en el Departamento del Magdalena: Parte I-Río Ranchería,

Parte II-Río Cesar". Boletín de Arqueología, Vol. III, No. 1-6. pp. 11-324, Bogotá.

____1953

"Investigaciones Arqueológicas en el Departamento del Magdalena, parte III, Arqueología del

Bajo Magdalena". Divulgaciones Etnológicas, Vol. III, No. 4. pp. 9-121. Barranquilla.

____1954

"Contribución a la Arqueología del Bajo Magdalena (Plato, Zambrano,

Tenerife)". Divulgaciones Etnológicas, Vol. III, No. 5, pp. 1-98. Barranquilla.

____1955

"Investigaciones Arqueológicas en la Sierra Nevada de Santa Marta. Parte 4". Revista

Page 274: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

274

Colombiana de Antropología. Vol. IV, pp. 191-245. Bogotá.

____1955a

"Excavaciones en los Conchales de las Costas de Barlovento". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. IV, pp. 249-272. Bogotá.

____1958

Reconocimiento Arqueológico de la Hoja del Río Sinú". Revista Colombiana de Antropología,

Vol. VI, pp. 29-159. Bogotá.

____1959

"La Mesa". Revista Colombiana de Antropología. Vol. VIII. pp. 159-214. Bogotá.

RIVET, Paul.

1921

"Petroglyphe de Sardinata Pres Cúcuta. Mélanges et Nouvelles Americanistes". Journal de la

Société des Americanistes. Vol. XIII, pp. 139-140. París.

____1932

Département de Santander del Norte. Découvértes Archéologiques; Mélanges et Nouvelles

Americanistes". Journal de la Societé des Americanistes, Vol. XXIV, pp. 216211. París.

SANTOS, Gustavo et al.

1980

"Asentamientos Prehispánicos en la Región del Golfo de Urabá". Ponencia Presentada al II

Congreso de Antropología. Medellín. Boletín de Antropología, 17-19 Vol. II T. 1. pp. 281-286.

Medellín.

____1983

Segunda Campaña de Investigaciones Arqueológicas y Prehistóricas en la Región del Golfo de

Urabá. Colciencias, Universidad de Antioquia. Medellín.

SERJE, Margarita.

1984

"Organización Urbana en Ciudad Perdida". Cuadernos de Arquitectura. Escala No. 9. pp. 122.

Bogotá.

SOTO, Alvaro.

1982

"Proyecto Buritaca 200 de Junio de 1976 a Septiembre de 1982". Fundación Cultura Tayrona.

Bogotá.

SUTHERLAND, D. Y CARSON, N.

1979

"Adaptaciones Prehistóricas al Ambiente Literal en la Isla de Salamanca, Costa Norte de

Colombia". Revista de la Facultad de Filosofía y Letras de la Pontificia Universidad

Page 275: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

275

Javeriana, No. 10, pp. 51-63. Bogotá.

WYNN, Jack.

1975

Buritaca Ceramic Chronology: A Seriaton From the Tayrona Area, Colombia. University of

Missouri.

VALLE INTERMEDIO DEL MAGDALENA

ARCILA VELEZ, Graciliano.

1942

"Arqueología de La Paz y Alto Opón". Cuadernillos de la Universidad de Antioquia, No. 83,

pp. 1-39. Medellín.

BOTIVA, Alvaro.

1982

Arqueología de Rescate en Cercanías de Neiva. Informe de Trabajo. Instituto Colombiano de

Antropología (Inédito), Bogotá.

CADAVID CAMARGO, Gilberto.

1970

Investigaciones Arqueológicas en el Municipio de Honda (Tolima). Tesis de Grado,

Universidad de los Andes (Inédito), Bogotá.

CARDALE DE SHCRIMPFF, Marianne.

1970

"Investigaciones Arqueológicas en la Zona de Pubenza, Tocaima (Cundinamarca)". Revista

Colombiana de Antropología, Vol. XVI, pp. 335-496, Bogotá.

CASTAÑO, Carlos y DAVILA, Carmen.

1984

Investigaciones Arqueológicas en el Magdalena Medio. Sitios Colorados y Mayacal. Fundación

de Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, Bogotá.

-1984a

Secuencias y Correlaciones Arqueológicas en el Curso Bajo del Río la Miel. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, Bogotá.

CASTELLANOS, Zaida.

1975

Investigaciones Arqueológicas en San Alberto - Cesar. Tesis de Grado Universidad de los

Andes. (Inédito), Bogotá.

CIFUENTES, Arturo.

1984

Page 276: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

276

Prospección Arqueológica en la Vereda Montalvo, Margen Izquierda del Río Magdalena (El

Espinal-Tolima). Tesis de Grado, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales.

Banco de la República (Inédito), Bogotá.

CORREAL URREGO, Gonzalo.

1977

"Exploraciones Arqueológicas en la Costa Atlántica y Valle del Magdalena". Caldasia, Vol.

XI, No. 55, pp. 33-128. Bogotá.

CUBILLOS, Julio César.

1945

"Arqueología de Río Blanco (Chaparral Tolima)". Boletín de Arqueología, Vol. V, No. 1, pp.

519-530. Bogotá.

CUBILLOS, Julio César y BEDOYA, Víctor.

1954

"Arqueología de las Riberas del Río Magdalena, Espinal (Tolima)". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. II, pp. 115-144. Bogotá.

HERNANDEZ, Cecilia de.

1978

Sitio de Asentamiento Panche (Armero-Tolima). Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la república (Inédito), Bogotá.

-y FULLEDA, Carmen.

1982

Investigaciones Arqueológicas en Guaduero (Guaduas, Cundinamarca). Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito), Bogotá.

LLERAS PEREZ. Roberto.

1988

"Excavaciones Arqueológicas en Landázuri (Santander)". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XXVI Instituto Colombiano de Antropología (En prensa), Bogotá.

MYERS, Thomas, BROUILLAR, G. Y HUNTER S.

1974

"Resultados Preliminares de las Investigaciones Arqueológicas de la Universidad de Indiana en

Columbia, (1972)". Revista Colombiana de Antropología. Vol. XVI. pp. 133-144. Bogotá.

MORALES, Jorge y CADAVID CAMARGO, Gilberto.

1984

Investigaciones Etnohistóricas y Arqueológicas en el Area Guane. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, Bogotá.

REICHEL DOLMATOFF, Gerardo.

1943

Page 277: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

277

"Las Urnas Funerarias de la Cuenca del Río Magdalena". Revista del Instituto Etnológico

Nacional, Vol. 1, No. 1. pp. 209-281. Bogotá.

SILVA CELIS, Eliécer.

1964

"Una Inspección Arqueológica por el Alto Río Minero". Revista Colombiana de Antropología,

Vol. XIII, pp. 9-30. Bogotá.

TURBAY, Luisa F. y LONDOÑO, Mauricio.

1975

"Reseña de un Sitio Arqueológico en el Magdalena Medio: Puerto Serviez". Revista

Colombiana de Antropología, Vol. XIX, pp. 139-197. Bogotá.

TOVAR, Arnold.

1980

Investigaciones Arqueológicas en el Cañón de Anaime. Tesis de Grado. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito), Bogotá.

MACIZO CENTRAL ANTIOQUEÑO

ARCILA VELEZ, Graciliano.

1970

"Los Petroglifos de Itagüí". Boletín de Antropología, Vol. 3, No. 12, pp. 185194, Medellín.

____1975

Arqueología del Valle de Aburrá". Universidad de Antioquia, Vol. I, No. 194, Abril-Junio. pp.

193-204. Medellín.

____1977

Introducción a la Arqueología del Valle de Aburrá. Universidad de Antioquia, Medellín.

MEJIA ARANGO, Felix.

1938

"Apuntes sobre Arqueología". Repertorio Histórico de la Academia Antioqueña de Historia,

Vol. XIV, No. 162. pp. 113-117. Medellín.

MONTAÑA SANTANDEREANA

CALLE OROZCO, Jairo y RODRIGUEZ LAMUS, Luis R.

1962

"Arqueología de Mutiscua. Norte de Santander, Colombia". Casa Colonial de

Pamplona,Publicaciones No. 1, Cúcuta.

CARVAJAL, Martín.

Page 278: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

278

1940

"Recuerdos Arqueológicos de Santander". Estudio, Nos. 105-107. Bucaramanga.

GIRALDO JARAMILLO, Gabriel.

1941

"El Cementerio Indígena de los Santos". Boletín de Historia y Antigüedades, Vol. XXVIII, pp.

308-322. Bogotá.

JIMENEZ, Edith.

1945

"Una Colección de Cerámica Guane". Boletín de Arqueología, Vol. II, No. 56. pp. 413-421.

Bogotá.

MORALES GOMEZ, Jorge y CADAVID CAMARGO, Gilberto.

1984

Investigaciones Etnohistóricas y Arqueológicas en el Area Guane. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

ROJAS de PERDOMO, Lucia.

1974

Introducción al Estudio de la Cerámica Muisca. Tesis de Grado, Universidad de los Andes

(Inédito), Bogotá.

SCHRIMFF Marianne de.

1983

Textiles Arqueológicos en el Museo "Casa de Bolívar", Bucaramanga. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito). Bogotá.

SCHOTTELIUS, Justus Wolgang.

1941

"Arqueología de la Mesa de Los Santos". Educación, 2, pp. 137-150. Bogotá.

SUCH MARTIN, Miguel.

1945

"Investigaciones Arqueológicas en Santander". Revista de Santander, 1, 2, 3, 4. Bucaramanga.

SUTHERLAND, Donald.

1967

"Breve Informe Sobre Trabajos Arqueológicos en Santander del Sur y Tolima".

(Inédito) Bogotá.

____1972

Preliminary Investigations into the Prehistory of Santander, Colombia. Tesis de Grado,

University of Tulane, Tulane U.S.A.

Page 279: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

279

ALTIPLANO CUNDIBOYACENSE

ARCHILA, Sonia.

1986

Investigaciones Arqueológicas en el Noroccidente de Boyacá. Tesis de grado, Universidad de

los Andes. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República

(Inédito), Bogotá.

ARDILA, Gerardo.

1980

"El Arcáico en el Altiplano Andino Colombiano". Ponencia Presentada al Segundo Congreso

de Antropología en Colombia, Medellín.

____1981

Investigaciones Arqueológicas en Chía. Tesis de Grado. Universidad Nacional de Colombia, 2

Tomos. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República

(Inédito), Bogotá.

____1984

Chía un Sitio Precerámico en la Sabana de Bogotá. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

BECERRA, José Virgilio.

1985

"Los Abrigos Naturales de la Región de Ventaquemada". Proyectos de Investigación

Realizados entre 1972 y 1984 (Resúmenes). Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la República, pp. 73-74. Bogotá.

BOADA, Ana María.

1984

Asentamientos Indígenas en el Valle de la Laguna Samacá Boyacá. Tesis de Grado,

Universidad de Los Andes, Bogotá.

____1987

Asentamientos Indígenas en el Valle de la Laguna. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

____1987a

Excavación de un Asentamiento Indígena en el Valle de Samacá (Boyacá). Informe Preliminar

Presentado a la Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la

República, Bogotá.

BOTIVA CONTRERAS, Alvaro.

1976

La Fuente Histórica y su Validez en La Investigación Arqueológica (Pautas de Enterramiento,

Page 280: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

280

Habitación y Sitios Ceremoniales de los Chibchas de la Sabana de Bogotá). Tesis de Grado

Universidad Nacional de Colombia (Inédito), Bogotá .

____1984

Investigación y Rescate Arqueológico en el Area de Impacto I Parte. Proyecto Hidroeléctrico

del Guavio. Colcultura. Instituto Colombiano de Antropología, Empresa de Energía Eléctrica

de Bogotá. (Inédito), Bogotá .

BRANDO CASTILLO, Mariana.

1971

Excavaciones Arqueológicas en la Sabana de Bogotá. Tesis de Grado Universidad de Los

Andes (Inédito), Bogotá.

BROADBENT, Silvia.

1962

"Excavaciones Arqueológicas en Tunjuelito". Informe Preliminar. Revista Colombiana de

Antropología, Vol. X. pp. 341-346. Bogotá.

____1964

Los Chibchas Organización Socio-Política. Facultad de Sociología, Universidad Nacional de

Colombia, Serie Latinoamericana No. 5, Bogotá.

____1964a

"Agricultural Terraces in Chibcha Territory Colombia". American Antiquity, Vol. XXIX, pp.

501-504. New York.

____1969

La Arqueología del Territorio Chibcha II. Hallazgos Aislados y Monumentos de

Piedra.Ediciones Universidad de Los Andes, Antropología, No. 4, Bogotá.

____1971

"Reconocimiento Arqueológico de la Laguna "La Herrera". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XV, pp. 171-213. Bogotá.

____1974

"Tradiciones Cerámicas de la Altiplanicie de Cundinamarca y Boyacá". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XVI, pp. 223-248. Bogotá.

____1986

"Tipología Cerámica en Territorio Muisca, Colombiano". Revista de Antropología, Universidad

de Los Andes, Vol. II, No. 1-2, pp. 35-72. Bogotá.

BURLEIGH, Richard y MATTHEWS, Keith.

1982

Page 281: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

281

British Museum Natural Radiocarbon Measurements XIII. Radiocarbon, Vol. XXIV, No. 2 pp.

151-170. London.

CABRERA ORTIZ, Wenceslao.

1970

"Monumentos Rupestres en Colombia (Cuaderno Primero) Generalidades, Algunos Conjuntos

Pictóricos de Cundinamarca". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XIV, pp. 79-168,

Bogotá.

CARDALE de SCHRIMPFF, Marianne.

1978

"Informe Preliminar Sobre una Mochila Muisca Hallada en la Región de Pisba". Boletín del

Museo del Oro, Año 1 Enero-Abril, pp. 18-21. Banco de la República, Bogotá.

____1981

Las Salinas de Zipaquirá, su Exploración Indígena. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

____1981a

"Ocupaciones Humanas en el Altiplano Cundiboyacense. La Etapa Cerámica Vista desde

Zipaquirá". Boletín del Museo del Oro, Año 4, Diciembre, Banco de la República, Bogotá.

____1982

La Colina de la Sal Zipaquirá, Patrones de Asentamiento Durante la Epoca Precolombina y la

Colonia. Informe Presentado a la Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales,

Banco de la República (Inédito), Bogotá.

____1985

En Búsqueda de los Primeros Agricultores del Altiplano Cundiboyacense. (Inédito), Bogotá.

____1985a

"La Cerámica". En El Vuelo de las Tijeretas, Apéndice 1. Fundación de Investigaciones

Arqueológica Nacionales, Banco de la República, pp. 143-146. Bogotá.

CASILIMAS ROJAS, Inés y LOPEZ AVILA, María.

1982

Etnohistoria Muisca: De Los Jeques a los Doctrineros. Tesis de Grado, Universidad Nacional

de Colombia (inédito), Bogotá.

_____1984

Las Visitas del Siglo XVI al Territorio Muisca. Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

CASTILLO, Neila.

1984

Arqueología de Tunja. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la

Page 282: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

282

República, Bogotá.

CORREAL, Gonzalo.

1979

Investigaciones Arqueológicas en los Abrigos Rocosos de Nemocón y Sueva. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

____1981

Evidencias Culturales y Megafauna Pleistocénica en Colombia. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

_____1984

"Investigaciones Arqueológicas en la Hacienda Vistahermosa, Municipio de Mosquera (Una

Estación Precerámica Abierta en la Sabana de Bogotá)". Noticias Antropológicas, Sociedad

Antropológica de Colombia. N A 83, Octubre, Bogotá.

_____1986

"Aguazuque 1. Una Estación y Complejo Funerario Precerámico en la Sabana de

Bogotá". Boletín de Arqueología, No. 3, Año r, pp. 3-24. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República. Bogotá.

_____y GOMEZ, Jaime.

1974

"Evidencias de Cirugía Craneana Prehistórica en Colombia". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XVI pp. 491-502. Bogotá.

_____y PINTO NOLLA, María.

1983

Investigaciones Arqueológicas en el Municipio de Zipacón, Cundinamarca. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

____T. VAN Der HAMMEN y LERMAN, J.

1970

"Artefactos Líticos de los Abrigos Rocosos en el Abra, Colombia". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XIV, pp. 9-53. Bogotá.

_____y T. VAN Der HAMMEN.

1971

Investigaciones Arqueológicas en los Abrigos Rocosos del Tequendama, Biblioteca Banco

Popular, Bogotá.

____VAN Der HAMMEN, Thomas y HURT, Wesley.

1977

"Ecología y Tecnología de los Abrigos Rocosos en el Abra, Sabana de Bogotá". Revista

Page 283: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

283

Universidad Nacional de Colombia, (15). Bogotá.

De La CRUZ FEDERICCI, Marta Lucía.

1984

Represión Religiosa en el Altiplano Cundiboyacense Durante la Colonia, Estudio

Preliminar.Tesis de Grado, Universidad de los Andes (Inédito), Bogotá.

DUQUE GOMEZ, Luis.

1955

Colombia Monumentos Históricos y Arqueológicos, Instituto Panamericano de Geografía e

Historia, México.

-1959

"Tribus Indígenas y Sitios Arqueológicos". Historia Extensa de Colombia, Vol. I. (1) Editorial

Lerner, Bogotá ·

EDIT, Robert.

1959

"Aboriginal Chibcha Settlement in Colombia". Annals of the Association of American

Geographers, Vol. 49, No. 4, pp. 374-392. Washington.

ESCOBAR GONZALEZ, Graciela.

1986

Reconocimiento y Prospección Arqueológica en el Municipio de San Juanito (Meta). Tesis de

Grado, Universidad Nacional de Colombia (Inédito), Bogotá.

ESPINEL, T.S. y MONTENEGRO, E.

1963

Formaciones Vegetales de Colombia, Instituto Geográfico Agustín Codazzi, Bogotá .

FALCHETTI, Ana María.

1975

Arqueología de Sutamarchán Boyacá. Tesis de Grado Universidad de Los Andes, Biblioteca

Banco Popular, Bogotá.

_____y PLAZAS, Clemencia.

1973

"El Territorio de los Muiscas a la Llegada de los Españoles", Cuadernos de Antropología, No.

1, Universidad de Los Andes, Bogotá.

GARCIA, Liselotte de y GUTIERREZ, Silvia.

1983

Vacío Prehistórico en la Sabana de Bogotá. Tesis de Grado Universidad de los Andes, Vol. 3

Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito),

Bogotá.

Page 284: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

284

GUHL. Ernesto.

1975

La Sabana de Bogotá, sus Alrededores y su Vegetación. Jardín Botánico "José Celestino

Mutis", Bogotá.

GUTIERREZ, Silvia de y GARCIA, Liselotte

1985

"Arqueología de Rescate, Funza III". Proyectos de Investigación Realizados entre 1972-1984

(Resúmenes). Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República.

pp. 88-89, Bogotá.

GUTIERREZ, María del Pilar.

1985

"Exploración Arqueológica en el Municipio de Sutatausa". Tesis de Grado, Universidad

Nacional de Colombia. Proyectos de Investigación realizados entre 1972- 1984 (Resúmenes),

Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, pp 72-73,

Bogotá.

HAURY, Emil y CUBILLOS, Julio César.

1953

Investigaciones Arqueológicas en la Sabana de Bogotá, Colombia. (Cultura Chibcha).

University of Arizona, Tucson Arizona.

HERNANDEZ De ALBA, Gregorio.

1937

"Excavaciones Arqueológicas: El Templo al Sol de Gorachocha", Revista de Indias, Vol. II No.

7, pp. 10-19. Bogotá.

HOYOS VELEZ, María Cristina.

1985

Investigaciones Arqueológicas en el Antiguo Cacicazgo de Facatativá (Vereda del Pueblo

Viejo). Tesis de Grado, Universidad de Los Andes. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito), Bogotá.

HURT, Wesley et. al.

1976

"The El Abra Rockshelters, Sabana de Bogotá Colombia South America". The Quaternary of

Colombia, Special Volume, Ocassional Paper and Monograph No. 2. pp. 1-56. Indiana

University Museum Bloomington, Indiana.

HERRERA, Luisa Fernanda.

1972

Excavaciones Arqueológicas en Pasca: Una Zona Limítrofe y de Posibles Contactos Muisca-

Panche. Tesis de Grado Universidad de los Andes (Inédito). Bogotá.

HETTNER, Alfred.

Page 285: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

285

1966

La Cordillera de Bogotá. Resultados de Viajes y Estudios. Primera versión Castellana - Ernesto

Guhl. Ediciones Banco de la República, Bogotá.

JARAMILLO ARANGO, Jaime.

1946

"A Propósito de Algunas Piezas Inéditas de Orfebrería Chibcha". Revista del Instituto

Etnológico Nacional, Vol. II, Entrega 2, pp. 60-71, Bogotá.

LANGEBAEK, Carl.

1984

"Notas Sobre el Intercambio y la Especialización entre los Muiscas". (Inédito), Bogotá.

_____1985

"Producción Agrícola y Desarrollo Sociopolítico entre los Chibchas de la Serranía de Mérida y

la Cordillera Oriental de Colombia Siglo XVI". Ponencia presentada al 45 Congreso de

Americanistas, Bogotá.

_____1985a

Mercados y Circulación de Productos en el Altiplano Cundiboyacense: Contribución al estudio

de la Economía, Poblamiento y Organización Social Muisca. Tesis de Grado, Universidad de

Los Andes, Bogotá.

____1985b

"Tres Formas de Acceso a Productos en Territorio de los Cacicazgos, Sujetos al Cocuy Siglo

XVI". (Inédito), Bogotá.

____1985c

"Notas Sobre El Muelle, Un Sitio Arqueológico en Cercanías a Sopó, Cundinamarca".

(Inédito), Bogotá.

_____1986

"Notas Sobre el Acceso a Plantíos de Coca en Territorio Muisca Siglo XVI". Ponencia

Presentada al Seminario Sobre la Coca. Texto y Contexto, No. 9, Sept-Dic. pp. 79- 89.

Departamento de Antropología, Universidad de Los Andes, Bogotá.

____1986a

"Los Períodos Agroalfareros del Altiplano Cundiboyacense Vistos desde El Muelle, Sopó

Cundinamarca". Revista de Antropología, Vol. II. Nos. 1-2. pp. 127142. Universidad de los

Andes, Bogotá.

____1987

Mercados, Poblamientos e Integración entre Los Muiscas. Siglo XVI. Colección Bibliográfica,

Banco de la República, Bogotá.

Page 286: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

286

____y ZEA, Hildur.

1983

Excavaciones Arqueológicas en el Muelle II (Municipio de Sopó). Semestre de Campo,

Universidad de Los Andes, Bogotá.

LONDOÑO LAVERDE, Eduardo.

1984

Los Cacicazgos Muiscas a la Llegada de los Conquistadores Españoles. El caso de Zacazgo o

"Reino de Tunja". Tesis de Grado, Universidad de los Andes, (Inédito) Bogotá.

____1984a

"Relación de una Conquista Prehispánica Muisca y Nuevas Noticias sobre el Zaque de Tunja".

Ponencia Presentada al III Congreso de Antropología en Colombia. Universidad Nacional de

Colombia, Bogotá.

LLERAS, Roberto.

1983

"Sitios Arqueológicos en el Alto Valle de Tenza". Departamento de Antropología, Universidad

de Los Andes (Inédito), Bogotá.

____1984

"Investigaciones Preliminares en la Prehistoria del Alto Valle de Tenza". Departamento de

Antropología, Universidad de Los Andes, Bogotá.

____1986

Arqueología del Alto Valle de Tenza. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales,

Banco de la República (Inédito), Bogotá.

____y LANGEBAEK, Carl.

1987

"Producción Agrícola y Desarrollo Sociopolítico entre los Chibchas de la cordillera Oriental y

Serranía de Mérida". Chiefdoms in the Americas, (Ed) Robert Drennan y Carlos Uribe,

University Press of America.

MONTOYA, Inés Elvira.

1974

El Arte en la Zona de Soacha y su Relación con la Cerámica y la Orfebrería Muisca. Tesis de

Grado Universidad de los Andes (Inédito), Bogotá.

MUSEO DEL ORO.

1986

Los Chibchas en los Andes Orientales. Catalogo Museo del Oro, Bogotá.

O'NEIL, Dennis H.

1972

San Jorge a Late Terraced Site on the Sabana de Bogotá Colombia. Tesis de Grado, University

Page 287: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

287

of California.

OSBORN, Ann.

1985

El Vuelo de las Tijeretas. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la

República, Bogotá.

PALACIOS, María Victoria.

1972

Excavaciones Arqueológicas en la Plazuela de Cubia (Boyacá). Tesis de Grado, Universidad

de Los Andes (Inédito) Bogotá.

PEÑA LEON, Germán Alberto.

1986

Prospección Arqueológica en la Vereda Tocarema Municipio de Cachipay (Cundinamarca).

Trabajo de Campo, Universidad Nacional de Colombia (Inédito), Bogotá.

PERDOMO, Lucia de.

1975

Introducción al Estudio de la Cerámica Muisca. Tesis de Grado, Universidad de Los Andes

(Inédito), Bogotá.

PEREZ De BARRADAS, José.

1941

El Arte Rupestre en Colombia. Instituto Bernardino de Sahagún, Serie A, No. 1, Madrid.

PLAZAS, Clemencia.

1975

Nueva Metodología para la Clasificación de Orfebrería Prehispánica. Aplicación en una

Muestra de Figuras Antropomorfas (Tunjos) de la Zona Muisca, Jorge Plazas Editor, Bogotá.

REICHEL DOLMATOFF, Gerardo.

1943

"Apuntes Arqueológicos de Soacha". Revista del Instituto Etnológico Nacional, Vol. I. Parte I

pp. 15-25. Bogotá.

RIVERA, Sergio.

1986

Investigaciones Arqueológicas en el Neusa, Municipio de Tausa. Semestre de Campo,

Universidad Nacional de Colombia (Inédito), Bogotá.

RODRIGUEZ, José Vicente.

1986

Análisis Osteométrico, Osteoscópico y Paleopatológico de los Restos Oseos de

Soacha.(Inédito), Instituto Colombiano de Antropología Bogotá.

Page 288: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

288

SAENZ, Juanita.

1986

Investigaciones Arqueológicas en el Bajo Valle de Tenza. Tesis de Grado, Universidad de Los

Andes, Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República

(Inédito), Bogotá.

SILVA CELIS, Eliécer.

1945

"Investigaciones Arqueológicas en Sogamoso". Boletín de Arqueología, Vol. I, pp. 3648, 83-

112, 283-397 y 467-490, Bogotá.

____1945a

"Sobre Arqueología Chibcha". Boletín de Arqueología, Vol. I pp. 531-552, Bogotá.

____1958

"Contribución a la Arqueología y Prehistoria del Valle de Tenza". Homenaje al Profesor Paul

Rivet, Academia Colombiana de Historia, Biblioteca de Antropología pp. 242270. Editorial

A.B.C, Bogotá.

____1961

"Pinturas Rupestres Precolombinas de Sáchica, Valle de Leiva". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. X, pp. 9-36. Bogotá.

____1967

"Antigüedad y Relaciones de la Civilización Chibcha". Revista Colombiana de Antropología,

Vol. XIII, pp. 239-265. Bogotá.

____1978

"Elementos Arqueológicos Procedentes de las Montañas de Pisba", Boletín del Museo del Oro,

Año 1, Enero-Abril. pp. 22-28. Banco de la República, Bogotá.

____1981

"Investigaciones Arqueológicas en Villa de Leiva", Boletín del Museo del Oro, Año 4, Enero-

Abril. Banco de la República, Bogotá.

____1983

"Descubrimiento Arqueológico en Villa de Leiva", Memorias del II Congreso de Antropología

en Colombia. Boletín de Antropología, Vol. V, No. 17-19, T1, pp. 235- 250. Medellín.

____1986

"Las Ruinas de los Observatorios Astronómicos Precolombinos Muiscas". Villa de Leiva:

Huella de los Siglos, Sandri y Cía Editores, Croydon. pp. 49-57. Bogotá.

SILVA MONTAÑO, Victoria Margarita.

1985

Page 289: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

289

Clasificación y Análisis de los Volantes de Huso Muiscas, Tesis de Grado, Universidad

Nacional de Colombia (Inédito), Bogotá.

UPRIMMY, Elena.

1969

Excavaciones Arqueológicas en el Alto de Cubia, Municipio de Bojacá, Tesis de Grado,

Universidad de Los Andes (Inédito), Bogotá.

VAN der HAMMEN, Thomas.

1962

"Palinología de la Región de la Laguna de los Bobos". Revista Colombiana de la Academia de

Ciencias, Vol. II, No. 44. Imprenta Nacional, Bogotá.

CUENCA MONTAÑOSA DEL RÍO CAUCA

ARANGO, Luis.

1974

Recuerdos de la Guaquería en el Quindío. Publicaciones Galería Cano. Tomes I y II, Bogotá.

BENNET, Wendell.

1944

Archaeological Regions of Colombia: a Ceramic Survey. New Haven: Yale University

publications in Anthropology, No. 30.

BRAY, Warwick.

1978

The Gold of El Dorado. The Royal Academy, London.

____ s.f.

Projectile Ponts from the Colombian Andes. (Inédito).

____y MOSELEY, Edward.

1976

"Una secuencia Arqueológica en las Vecindades de Buga, Colombia". Cespedesia, Vol. V.

Nos. 17-18 pp. 55-78, Cali.

BRUHNS, Karen.

1967

Ancient Pottery of the Middle Cauca Valley. University Microfilms, Ann Arbor.

____1969-1970

"Stylistic Affinities Between the Quimbaya Gold Style and a Little Known Ceramic Style of

the Middle Cauca Valley, Colombia". Nawpa Pacha, No. 7-8, pp. 65-84. Berkeley.

Page 290: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

290

____1976a

"Ancient Pottery of the Middle Cauca Valley, Colombia". Cespedesia, Vol. V, No. 17-18, pp.

101-196, Cali .

____1976b

"La Salina de los Quingos, Nueva Información Sobre el Intercambio prehispánico de

Sal". Cespedesia. Vol. V. Nos. 17-18, pp. 89-110, Cali.

____1981

"Prehispanic Ridged Fields of Central Colombia". Journal of Field Archaeology Vol.VIII, pp.

1-7.

OSORIO, Oscar y CHRISTIANSEN, Ole.

1976

"A Projectile Point From the Departament of Quindío, Colombia". Nawpa Pacha, No. 14, pp.

69-71, Berkeley.

BRUCHER, Priscilla.

1985

Raíces de la Arqueología en Colombia. Universidad de Antioquia -Departamento de

publicaciones. Medellín.

CASTILLO ESPITIA, Neyla.

1985

Arqueología del Valle Medio del Río Cauca, Municipios Santa Fe de Antioquia y Sopetrán.

(Inédito).

CORREAL URREGO, Gonzalo.

1980

"Una Tumba de Pozo con Cámara Lateral en el Municipio de Armenia". Divulgaciones

Etnológicas, Segunda época No. 1. Barranquilla.

____1981

Evidencias Culturales y Megafauna Pleistocénica en Colombia. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

CUBILLOS, Julio César.

1958

"Pubenza. Arqueología de Popayán, Cauca Colombia S.A.". Boletín Antropológico, No. 1. pp.

7-39. Popayán.

____1959

"El Morro de Tulcán (Pirámide Prehispánica). Arqueología de Popayán, Cauca

Colombia". Revista Colombiana de Antropología, Vol. VIII, pp. 215-357, Bogotá .

Page 291: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

291

____1967

"Investigaciones Arqueológicas en el Municipio de Vijes, Valle del Cauca

(preliminar)". Boletín del Instituto de Antropología, Año 1. No. 4, pp. 23-33. Popayán.

____1984

Asentamientos Prehispánicos en la Suela Plana del Río Cauca. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

DUQUE GOMEZ, Luis.

1942

Informe de la Comisión Arqueológica del Departamento de Caldas al Doctor Gregorio

Hernández de Alba, Jefe del servicio de Arqueología. (Inédito). Bogotá.

____1943

"Excavación de un Sitio de Habitación en Supía". Revista del Instituto Etnológico Nacional,

Vol. I, Entrega 1, pp. 95-115. Bogotá.

____1970

Los Quimbayas. Reseña Etnohistórica y Arqueológica. Instituto Colombiano de Antropología.

Bogotá.

DRENNAN, Robert (De.).

1985

Regional Archaeology in the Valle de La Plata, Colombia. Museum of Anthropology,

University of Michigan Technical Reports, No. 16. Ann Arbor.

FORD, James.

1944

Excavations in the Vicinity of Cali, Colombia. Yale University Publications in Anthropology,

No. 31. New Haven.

GIRON, Jesús Mario.

1985

Arqueología de Buriticá (Un asentamiento Minero Prehispánico). Tesis de Grado Universidad

de Antioquia. (Inédito). Medellín.

GNECCO, Cristóbal.

1982

"Los Arboles: Un Sitio en el Valle de Popayán". (Inédito), Popayán.

HERRERA, Leonor.

1984

"Mesa Redonda Sobre Arqueología del Valle del Cauca". Cespedesia, Vol. XIII, Nos. 47-48,

pp. 113-130. Cali.

Page 292: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

292

____CARDALE de SCHRIMPFF, Marianne y BRAY, Warwick.

-1982-1983

"El Hombre y su Medio Ambiente en Calima (Altos Río Calima y Río Grande, Cordillera

Occidental)". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XXIV, pp. 381-424. Bogotá.

____y MORENO, María Cristina.

-1988

Arqueología de Salvamento en Nuevo Río Claro (Departamento de Caldas). Instituto

Colombiano de Antropología (Inédito), Bogotá.

ILLERA MONTOYA, Carlos.

1983

"Excavaciones Arqueológicas en Guabas - Guacarí - Valle del Cauca". Historia y Espacio, Vol.

II. No. 8, pp. 114-129. Cali.

____y GNECCO, Cristóbal.

1986

"Puntas de Proyectil en el Valle de Popayán". Boletín Museo del Oro. No. 17, pp. 4558.

Bogotá.

JARAMILLO, Luis Gonzalo.

1988

Investigación Arqueológica en los Municipios de Chinchiná, Palestina y Santa Rosa de Cabal.

Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito),

Bogotá.

LATHRAP, Donald W.

1970

The Upper Amazon. Thames and Hudson. London.

____ISACSON, John y McEWAN, Colin.

-1984

"On The Trail of the Finest Metallurgy of the Ancient New World: How Old is the Classic

Quimbaya Style". Field Museum of Natural History Bulletin, 55 (10), Chicago.

LEHMANN, Henri.

1953

"Archéologie du Sud-ouest Colombien". Journal de la Société des Américanistes, Nouvelle

Série. Tome XLII, pp. 199-270. París.

LLANOS VARGAS, Héctor.

1981

Los Cacicazgos de Popayán a la Llegada de los Conquistadores. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

Page 293: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

293

MENDEZ GUTIERREZ, Miguel.

1980

"Hallazgos de Elementos Arcaicos Durante una Labor de Salvamento". Antropológicas, No. 2,

pp. 39-59. Bogotá.

____1983

"Arqueología de la Balsa, Municipio de Cajibío". Memorias del II Congreso de Antropología

en Colombia. Boletín de Antropología, Vol. V, Nos. 17-19, Tomo I, pp. 287-309. Medellín.

____1984

Puntas de Proyectil de Cajibío Cauca. Popayán.

____1985

Arqueología de un Sitio Transicional en el Valle de Popayán. Editorial López, Popayán.

MORENO, María Cristina.

1983

Arqueología de Salvamento en la Vereda La Cabaña. Manizales. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas

____1986

Investigaciones Arqueológicas en el Bajo Río Guacaica Caldas. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito), Bogotá.

OSBORN, Ann.

1986

"Multiculturalism in the Eastern Andes (Colombia)". Paper Presented to the World

Archaeological Congress (Inédito), Southampton.

OSORIO GONZALEZ, Olga.

1986

"Informe de las Actividades Realizadas Durante los Meses de Noviembre-Diciembre de 1985 y

Enero de 1986, dentro del proyecto Arqueológico Sobre la Cuenca del Río Pance". (Inédito).

Cali.

OSORIO, Oscar.

1986

Investigaciones Arqueológicas en la Zona Quimbaya Correspondiente al Departamento del

Quindío. Instituto de Investigaciones de Armenia (Inédito), Armenia.

PATIÑO CASTAÑO, Diógenes.

1986

"Desarrollos Prehispánicos Tardíos en el Cauca". Conferencia Dictada en el Museo de Arte

Religioso. (Inédito), Bogotá.

Page 294: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

294

____y GNECCO VALENCIA, Cristobal.

1985

"Arqueología del Valle del Cauca". (Inédito). Popayán.

PEREZ DE BARRADAS, José.

1966

Orfebrería Prehispánica de Colombia. Estilos Quimbaya y otros. Talleres Heraclio o Fournier,

Madrid.

PLAZAS, Clemencia.

1983

"Gold Objects From Primavera: Links Between Calima, San Agustín and the Cauca

Valley". Pro-Calima Archaologisches Projekt in Westlichen Kolumbien/Sudamerika, No. 3, pp.

40-42. Basel.

____y FALCHETTI, Ana María.

-1983

"Tradición Metalúrgica del Suroccidente Colombiano". Boletín Museo del Oro, No. 14 pp. 1-

32, Banco de la República, Bogotá.

RODRIGUEZ, Camilo.

1987

Agricultores Prehispánicos en la Hoya del Quindío. Tesis de Grado, Universidad nacional de

Colombia (Inédito). Bogotá.

RODRIGUEZ, Carlos.

1984

"Investigaciones Arqueológicas en Guabas, Guacarí, Valle del Cauca". (Inédito), Buga.

____1985

"Investigaciones Arqueológicas en Buga, Valle del Cauca, Colombia". (Inédito), Darién.

____1986

"50 Años de Investigación Arqueológica en el Valle del Cauca" Boletín del Museo del Oro, No.

16, pp. 1730, Bogotá.

____1988

"La Población Prehispánica del Valle Medio del Río Cauca entre los Siglos VII y XVI". Boletín

del Museo del Oro, en prensa, Bogotá.

ROJAS de PERDOMO, Lucía.

1979

Manual de Arqueología Colombiana. Carlos Valencia Editores, Bogotá.

Page 295: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

295

SALGADO LOPEZ, Héctor.

1984

Asentamientos Prehispánicos en el Noroccidente del Departamento del Valle del

Cauca.Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República

(Inédito). Bogotá.

SAMPSON, E., FLEMING, S. y BRAY, W.

1976

"Edad de la Cerámica Colombiana del Estilo Yotoco Revelada por

Termoluminiscencia". Cespedesia, Vol. V. Nos. 17-18, pp. Cali.

SANMIGUEL CAMARGO, Inés.

1969

Excavaciones Arqueológicas en el Norte del Departamento del Valle del Cauca. Tesis de

Grado, Universidad de Los Andes (Inédito), Bogotá.

WEST, Robert.

1959

"Ridge or era Agriculture in the Colombian Andes". Proceedings 33rd Congreso Internacional

de Americanistas, Vol. 1, pp. 279-282.

COSTA PACÍFICA - VERTIENTE OESTE DE LA CORDILLERA OCCIDENTAL

ARCILA VELEZ, Graciliano.

1953

"Arqueología de Mutatá". Boletín del Instituto de Antropología, Vol. I, No. 1, pp. 7-64,

Medellín.

-1960

"Investigaciones Antropológicas en el Carmen del Atrato Departamento del Chocó". Boletín

del Instituto de Antropología, Vol. II. No. 7, pp. 3-30. Medellín.

BOTERO, Pedro.

1985

"Characterization and General History of the Formation of the Soils of the Valley of El

Dorado. Pro Calima Archäologisches Projekt in Westlichen Kolumbien/Südamerika, No. 4, pp.

27-36. Base.

BOUCHARD, Jean Francois.

1983-1983

"Excavaciones Arqueológica en la Región de Tumaco, Nariño, Colombia". Revista

Colombiana de Antropología, Vol. XXIV, pp. 125-334. Bogotá.

Page 296: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

296

____1985

"Las Antiguas Culturas Precolombinas del Litoral Pacífico Ecuatorial Septentrional (Desde 500

a.C. hasta 1.500 d.C.)". Ponencia Presentada al 45 Congreso Internacional de Americanistas.

(Inédito), Bogotá.

BRAY, Warwick.

1976

"Investigaciones Arqueológicas en el Valle de Calima. informe Preliminar". Cespedesia, Vol.

V, Nos. 17-18, pp. 47-53. Cali.

____1984

"Across the Darien Gap: A Colombian View of Isthmian Archaeology". The Archaeology of

Lower Central America, (eds) F. Lange y D. Stone. University of New Mexico press.

Albuquerque.

____ s.f.

Proyectile Ponts from the Colombian Andes. (Inédito).

HERRERA, Leonor y CARDALE SCHRIMPFF, Marianne.

-1980

Pro Calima Archäologisches Projekt in Westlichen Kolumbien/Südamerika. No. 1. Solothurn.

____1981

"Report on the 1980 Field Season". Pro Calima Archäologisches Projekt in Westlichen

Kolumbien/Südamerika, No. 2, pp. 1-24. Solothurn.

____1983

"Report on the 1981 Field Season". Pro Calima Archäologisches Projekt in Westlichen

Kolumbien/Südamerika, No. 3 pp. 2-30. Basel.

____1985

"Report on the 182 Field Season". Pro Calima Archäologisches Projekt in Westlichen

Kolumbien/Südamerika, NO. 4, pp. 2-26, Basel.

____1988

"Report on the 1984 Field Season in Calima". Pro Calima Archäologisches Projekt in

Westlichen Kolumbien/Südamerika, No. 5, pp. 2-42. Basel.

HERRERA, Leonor, CARDALE SCHRIMPFF, Marianne y BOTERO, Pedro.

-1987

"The Ancient Agricultural Landscape of Calima, Colombia". Ponencia Presentada al 45

congreso de Americanistas 1985 de Bogotá. Oxford BAR International Series.

BRUHNS, Karen

1976

Page 297: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

297

"Ancient Pottery of the Middle Cauca Valley, Colombia". Cespedesia, Vol. V. Nos. 17-18, pp.

101-196. Cali.

BURCHER, Priscila.

1985

Raíces de la Arqueología en Colombia. Universidad de Antioquia -Departamento de

Publicaciones-. Medellín.

CALDAS, Ana María, CHAVEZ, Alvaro y VILLAMIZAR, Marina.

1972

Las Tumbas del Valle de el Dorado. Ediciones de la Universidad de Los Andes, Bogotá.

CARDALE de SCHRIMPFF, Marianne.

1986

"La Cultura Ilama Resultados Recientes. Boletín de Antropología, Año 1, No. 3, pp. 35-48.

Bogotá.

____1985 et al.

Introducción a la Cultura Ilama (Investigaciones Arqueológicos del formativo Tardío en el

Alto Río Calima, Cordillera Occidental, Colombia). Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito), Bogotá.

CUBILLOS, Julio César.

1955

Tumaco (Notas Arqueológicas). Editorial Minerva, Bogotá.

DUQUE GOMEZ, Luis.

1946

"Informe del Jefe del Servicio de Arqueología y del Instituto Etnológico Nacional, sobre las

Labores, desde Junio de 1946 a Junio de 1947". Boletín de Arqueología, Vol. II, No. 3, pp. 225-

287. Bogotá.

____1970

Los Quimbaya. Reseña Etnohistórica y Arqueológica. Instituto Colombiano de Antropología.

Bogotá.

DUSSAN de REICHEL, Alicia.

1965-1966

"Contribución al Estudio de la Cultura Calima en Colombia". Revista del Museo Nacional,

Tomo XXXIV, pp. 61-67, Lima.

FALCHETTI, Ana María y PLAZAS, Clemencia.

1973

Informe sobre el Reconocimiento Arqueológico en el Municipio de Restrepo (Valle). (Inédito),

Bogotá.

Page 298: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

298

GAHWILER, Theres.

1983

"Preliminary Racormaissance in the Pavas-La Cumbre Area". Pro Calima Periodische

Publikation der Vereinigung Pro Calima, No. 3, pp. 4347.

HERNANDEZ de ALBA, Gregorio.

1976

"Presentación Arqueológica del Valle del Cauca". Cespedesia, Vol. V, Nos. 17-18, pp. 39-45.

Cali.

HERRERA, Leonor, CARDALE de SCHRIMPFF, Marianne y BRAY, Warwick.

1982-1983

"El Hombre y su Medio Ambiente en Calima (Altos Río Calima y Río Grande, Cordillera

Occidental)". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XXIV, pp. 381-424. Bogotá.

HORNELL, James.

1925

"The Archaic Scultured Rocks and Stone Implements of Gorgona Island, South America".

Man, Vol. XXV, No. 48, pp. 81-84. Londres.

____1926

"The Archaeology of Gorgona Island, South America". Man, Vol. 56, No. 48, pp. 401-432.

Londres.

ILLERA MONTOYA, Carlos.

1978

Secuencia Arqueológica del Municipio de Calima, el Darién, Valle y su Relación con las

culturas de las áreas vecinas. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco

de la República (Informe Preliminar Inédito), Bogotá.

____y GNECCO VALENCIA, Cristóbal.

1986

"Puntas de Proyectil en el Valle de Popayán". Boletín del Museo del Oro, 317, pp. 45-58.

Bogotá.

KUHRY Peter.

1986

Paleobotanical and Palynological Studies on Tropical High Andean Sphagnum Peatbog

Ecosystems. (Inédito).

LINNE, S.

1929

Darién in The Past: The Archaeology of Eastern Panamá and Northwestern Colombia.

Göteborg: Göteborgs Kung. Vetenkaps och Vitteherts Samhalles Kanlingar, Femte Foljden,

Sec. A. Band 1 No. 3.

Page 299: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

299

MONSALVE, José.

1985

"A pollen Core From the Hacienda Lusitania". Pro Calima Archäologisches Projekt in

Westlichen Kolumbien/Südamerika, No. 4, pp. 40-44. Basel.

PATINO CASTAÑO, Diógenes.

1987

Proyecto Arqueológico Guapi-Timbiquí, Costa Pacífica. Fundación de investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Informe preliminar Inédito), Bogotá.

____1987

"Arqueología de la Costa Pacífica Caucana, Colombia". Boletín de Arqueología, Año 2, No. 1,

pp. 6581. Bogotá.

____1988

Asentamientos Prehispánicos en la Costa Pacífica Caucana. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito), Bogotá.

PEREZ de BARRADAS, José.

1954

Orfebrería Prehispánica de Colombia: Estilo Calima. Madrid Talleres Gráficos Jura.

PINEDA G., Roberto.

1945

"Material Arqueológico de la Zona de Calima". Boletín de Arqueología, Vol. 1, No. 6, pp. 491-

518.

PIPERNO, Dolores.

1985

"Phytolith Records from Prehistoric Agricultural Fields in the Calima Region, Colombia". Pro

Calima Archäologisches Projekt in Westlichen Kolumbien/Südamerika, No. 4, pp. 37-39.

Basel.

PLAZAS, Clemencia y FALCHETTI, Ana María.

1983

"Tradición Metalúrgica del Suroccidente Colombiano". Boletín Museo del Oro, Banco de 19

República, No. 14. Bogotá.

RECASENS, José y OPPENHEIM, Víctor.

1944

"Análisis Tipológico de Materiales Cerámicos y Líticos Procedentes del Chocó". Revista del

Instituto Etnológico Nacional, Vol. I, No. 1, pp. 351-394. Bogotá.

REICHEL-DOLMATOFF, Gerardo y DUSSAN, Alicia.

1961

Page 300: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

300

"Investigaciones Arqueológicas en la Costa Pacífica de Colombia I el Sitio de Cupica". Revista

Colombiana de Antropología, Vol. X. pp. 237-330. Bogotá.

____1962

"Investigaciones Arqueológicas en la Costa Pacífica II. Una Secuencia Cultural del Bajo Río

San Juan". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XI, pp. 972. Bogotá.

RODRIGUEZ, Carlos.

1983-1984

"Prospección Arqueológica en el Norte del Depto. del Valle del Cauca" (Inédito).

____1986

"50 Años de Investigaciones Arqueológica en el Valle del Cauca". Boletín del Museo del Oro,

No. 16, pp. 17-30. Bogotá.

SANOJA, Mano.

1981

Los hombres de la Yuca y el Maíz. Monte Avila Editores C.A. Caracas.

SALGADO, Héctor.

1984

"Investigaciones Arqueológicas en Jiguales Calima". (Inédito).

____1985

Investigaciones Arqueológicas en el Area del Proyecto Hidroeléctrico Calima III. Instituto

Vallecaucano de Investigaciones Científicas (Inédito), Cali.

____1986

"Investigaciones Arqueológicas en el Curso Medio del Río Calima, Cordillera Occidental,

Colombia". Boletín de Arqueología, Año 1, No. 2, pp. 3-15. Bogotá.

RODRIGUEZ, Carlos Armando y BASHILOV, Vladimir.

1984

Investigaciones Arqueológicas en Jiguales, Depto. del Valle del Cauca. Instituto Valle

Caucano de Investigaciones Científicas (Inédito), Darién.

STOTHERT, Karen.

1985

"Los Cazadores y Recolectores Tempranos de la Costa del Ecuador". Ponencia Presentada al 45

Congreso Internacional de Americanistas (Inédito), Bogotá.

URIBE ALARCON, María Victoria.

1976

"Relaciones Prehispánicas entre la Costa del Pacífico y el Altiplano Nariñense". Revista

Colombiana de Antropología, Vol. XX, pp. 11-24. Bogotá.

Page 301: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

301

VON SHULER-SCHOMIG, Immina.

1981

"A Grave Lot of The sonso Period". Pro Calima Archäologisches Projekt in Westlichen

Kolumbien/Südamerika, No. 2, pp. 25-27. Solothurn.

WASSEN, Henry.

1976

"Un Estudio Arqueológico de la Cordillera Occidental de Colombia". Cespedesia, Vol. V, Nos.

17-19, pp. 9-38. Cali.

WEST. Robert.

1957

The Pacific Lowlands of Colombia. Louisiana University Press. Baton Rouge.

MACIZO COLOMBIANO ALTO MAGDALENA

AYALA, Leonardo.

1964

"Las Tumbas de Tierradentro". Revista Arco, No. 31. Bogotá.

____1975

"Tierradentro de la Serranía de los Muertos". Historia del Arte Colombiano, Salvat Editores.

Bogotá.

BOTERO, Pedro José.

1985

"Paisajes - Suelos: Estudio Preliminar". Arqueología Regional en el Valle de la Plata,

Colombia. Editor Robert Drennan. University of Michigan, Technical Reports No. 16, pp. 41-

79. Ann Arbor.

BURGL, Hans.

1957

"Artefactos Paleolíticos de una Tumba en Garzón (Huila)". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. VI, pp. 7-30, Bogotá.

CALDAS, Francisco José.

1942

Estado de la Geografía del Virreinato de Santa Fe de Bogotá, con Relación a la Economía y el

Comercio. Semanario del Nuevo Reino de Granada. Biblioteca Popular de Cultura Colombiana.

Editorial Kelly, Bogotá.

CORREAL URREGO, Gonzalo.

1974

"Artefactos Líticos en la Hacienda Boulder, Municipio de Palermo (Huila)". Revista

Colombiana de Antropología. Vol. XVI, pp. 195-225. Bogotá.

Page 302: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

302

CUBILLOS, Julio César.

1980

Arqueología de San Agustín: el Estrecho, el Parador y Mesita C. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales. Banco de la República. Bogotá.

CUBILLOS, Julio César,

1986

Arqueología de San Agustín: Alto de El Purutal. Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la República. Bogotá.

CUERVO MARQUEZ, Carlos.

1956

Estudios Arqueológicos y Etnográficos. Biblioteca de la Presidencia de Colombia. Editorial

Kelly. Bogotá.

CHAVES MENDOZA, Alvaro.

1972

Exploraciones y Excavaciones Arqueológicas en Tierradentro. Banco de la República.

(Inédito). Bogotá.

____1978

"Excavaciones Arqueológicas en Tierradentro y la Hoya del Río de la Plata". Boletín del Museo

del Oro. Banco de la República. No. 1. pp. 50-53. Bogotá.

____1978a

"Exploraciones y Excavaciones Arqueológicas en Tierradentro". Informe Correspondiente a la

primera Etapa (Inédito), Bogotá.

____1981

"Los Animales Mágicos de las Urnas de Tierradentro". Revista Española de Antropología

Americana. Universidad Complutense, Madrid (11). pp. 69-94. España.

____1981a

Los Animales Mágicos de Tierradentro. Museo de Artes y Tradiciones. Bogotá.

____y PUERTA, Mauricio.

1973-1977

Excavaciones Arqueológicas de Tierradentro y la Hoya del Río de la Plata. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito), Bogotá.

____1978-1979

Introducción al Estudio de la Vivienda Prehispánica en Moscopan, Tierradentro y

Aguabonita.Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República.

(Inédito). Bogotá.

Page 303: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

303

____1980

Entierros Primarios de Tierradentro. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales,

Banco de la República. Bogotá.

____1981

"Entierro y Vivienda en Monserrate Huila". Universidad Humanística. (10) 16. 28. 89.

Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá.

____1985

"Introducción al estudio de la Vivienda Prehispánica en Moscopán, Tierradentro y

Aguabonita". Proyectos de Investigación Realizados entre 1972-1984 (Resúmenes), Fundación

de Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República, pp. 117-119. Bogotá.

____1986

Monumentos Arqueológicos de Tierradentro. Biblioteca del Banco Popular. Bogotá.

DUQUE GOMEZ, Luis.

1946

"Los últimos Hallazgos Arqueológicos en San Agustín". Revista del Instituto Etnológico

Nacional, Vol. II. pp. 5-40. Bogotá.

____1947

"Los últimos Hallazgos Arqueológicos en San Agustín". Revista de Las Indias, No. 96, pp.

387-418. Bogotá.

____1956

"Prólogo". En Cuervo Márquez Estudios Arqueológicos y Etnográficos. Biblioteca de la

República de Colombia. V-XXXI. Bogotá.

____1963

San Agustín: Reseña Arqueológica. Publicaciones del Instituto Colombiano de Antropología.

Imprenta Nacional. Bogotá.

____1966

"Exploraciones Arqueológicas en San Agustín". Revista Colombiana de

Antropología,Suplemento No. 1. Imprenta Nacional. Bogo(á.

____1966a

"Prehistoria". Historia Extensa de Colombia. Vol. I. Tomos 1 y 2. Academia Colombiana de

historia. Editorial Lerner. Bogotá.

____1968

"Los Hipogeos de San Andrés de Pisimbalá". El Tiempo, Lectura Dominicales 28 de Enero.

Bogotá.

Page 304: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

304

DUQUE GOMEZ, Luis y CUBILLOS, Julio César.

1979

Arqueología de San Agustín: Alto de los Idolos, Montículos y Tumbas. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República. Bogotá.

____1981

Arqueología de San Agustín: La Estación. Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la República. Bogotá.

____1983

Arqueología de San Agustín: Exploraciones y Trabajos de Reconstrucción en las Mesitas A y

B. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República. Bogotá.

____1985

"Arqueología de San Agustín: Exploraciones Arqueológicas en el Alto del Lavapatas y Alto de

las piedras". Proyectos de Investigación Realizados entre 1972 y 1984

(Resúmenes). Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República.

pp. 101-102. Bogotá.

DUQUE G., Luis y CUBILLOS, Julio César.

1988

Arqueología de San Agustín, Alto de Lavapatas. Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales. Banco de la República. Bogotá.

DURAN, Anabela,

1985

"Excavaciones Arqueológicas en Quinchana". Proyectos de Investigación Realizados entre

1972 y 1984 (Resúmenes). Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de

la República. pp. 104-105. Bogotá.

DRENNAN, Robert (ed).

1985

Arqueología Regional en el Valle de La Plata, Colombia. Informe Preliminar Temporada de

1984. Úniversity of Michigan. Technical Reports. No. 16. Ann Arbor.

GONZALEZ, Julio.

1925-1926

"Tierradentro". Revista de las Misiones, Año 1. pp. 61-64 y 216-222. Bogotá.

GROOT, Ana María.

1974

Excavaciones Arqueológicas en Tierradentro, Estudio Sobre Cerámica y su Posible Uso en la

Elaboración de la Sal. Tesis de Grado Universidad de Los Andes (Inédito). Bogotá.

HERNANDEZ DE ALBA, Gregorio.

1938

Page 305: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

305

"Investigaciones Arqueológicas en Tierradentro". Revista de Indias, Vol. II. No. 9. pp. 29-32.

Bogotá.

____1938a

"Descubrimientos Arqueológicos en Inza". Revista de Indias, Vol. II. No. 2. Bogotá.

____1938b

"Nouvelles Découvertes Arqueologiques á San Agustín et Tierradentro (Colombia)". Journal

de la Societé des Americanistes. Vol. XXXII, pp. 57-67. París.

____1943

"Un Collar Precolombino de Sodalita en Colombia". American Antiquity, Vol. IX. No. 1. Julio.

pp. 100105. Menasha.

____1943a

Guía Arqueológica de San Agustín o del Macizo Central de los Andes. p. 40. Bogotá.

____1946

"The Archaeology of San Agustín and Tierradentro". Handbook of South American Indians,

Vol. II. Smithsonian Institution. Washington.

____1979

La Cultura Arqueológica de San Agustín. Carlos Valencia Editores. Bogotá.

HERRERA, Luisa Fernanda.

1985

"Análisis Palinológico". Arqueología Regional en el Valle de La Plata. Colombia. Editor

Robert Drennan. University of Michigan, Technical Reports. No. 16. pp. 16-22. Ann Arbor.

LEHMANN, Henry.

1943-1944

"Arqueología de Moscopán". Revista del Instituto Etnológico, Vol. I. pp. 657-670. Bogotá.

____1959

"Reseña a Tierradentro, Archeologie et Etnographie d’une Contreé de la

Colombie". L’Antropologie. Tomo 63, No. 3 y 4. París.

LONDOÑO, Julio.

1955

"La Geografía y el Hombre en Tierradentro". Revista Colombiana de Antropología, Vol. IV.

pp. 111-120. Bogotá.

LONG, Stanley.

1967

"Formas y Distribución de Tumbas de Pozo con Cámara Lateral". Razón y Fábula, Revista de

Page 306: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

306

la Universidad de Los Andes No. 1. Bogotá.

LONG, Stanley y YANGUEZ, Juan.

1970-1971

"Excavaciones en Tierradentro". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XV. pp. 11-127.

Bogotá.

LOPEZ, M. Tiberio.

1946

"Ruinas Arqueológicas de Canoas". Boletín de Arqueología, Vol. I1. No. 1. Bogotá.

LUNARDI, Federico.

1935

"La Vida en Tumbas-Arqueología del Macizo Colombiano; Arte y Cultura Americanas

Comparadas". Journa do Commercio, Río de Janeiro.

____1936

"Costumbres Mortuorias del Macizo Colombiano". Revista del Museo Nacional, Vol. V. pp.

52-64. Lima.

LLANOS VARGAS, Héctor.

1985

"Asentamientos Prehispánicos en Morelia- Salado Blanco". Proyectos de Investigación

Realizados entre 1972-I984 (Resúmenes), Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales. Banco de la República. pp. 107-108. Bogotá.

____ 1988

Arqueología de San Agustín: Pautas de Asentamiento en el cañón del río Grantes-

Saladoblanco. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la

República. Bogotá.

____y DURAN, Anabella.

-1985

"Asentamientos Prehispánicos en Quinchana. San Agustín". Proyectos de Investigación

Realizados entre 1972-1984 (Resúmenes), Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la República. pp. 105-106. Bogotá.

LLERAS, Roberto.

1984

Una Aproximación al Estado de la Investigación Arqueológica en San Agustín 1983. Instituto

Colombiano de Antropología. (Inédito). Bogotá.

KROONENBERG, Salomón y DIEDERX, Hans.

1985

"Geología". Arqueología Regional en el Valle de La Plata, Colombia. Editor Robert Drennan.

Page 307: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

307

University of Michigan, Technical Reports. pp. 24-40. Ann Arbor.

NACHTIGALL, Horst.

1955

Tierradentro Archaeologie und Ethnographie einer Kolumbianeischen Landschaft. Origo

Verlag. Zurich.

____1955

The Cave Tumbs of Tierradentro". Ethnos, Vol. XX 2 y 3. Estocolmo.

____1956

"Tierradentro". Revista de la Universidad del Atlántico. Vol. I, No. 10. Barranquilla.

____1959

"Tierradentro Archeologie et Ethnographie d’une conntreé de la Colombia". París.

PATTERSON, Thomas.

1965

"Ceramic Secuences at Tierradentro and San Agustín Colombia". American Antiquity, Vol.

XXXI, No. 1. pp. 66-73. Salt Lake City.

PEREZ DE BARADAS, José.

1937

Arqueología y Antropología de Tierradentro. Ministerio de Educación Nacional. Publicaciones

de la Sección de Arqueología. Bogotá.

____1937

"La Máscara de Oro de Inzá". Revista de Indias, Vol. I, No. 5. pp. 3-7. Bogotá.

____1943

Colombia de Norte a Sur. Ministerio de Asuntos Exteriores. Madrid.

____1943

Arqueología Agustiniana: Excavaciones Arqueológicas Realizadas de Marzo a Diciembre de

1937. Ministerio de Educación Nacional. Bogotá.

PREUSS, Konrad Th.

1931

Arte Monumental Prehistórico Excavaciones Hechas en el Alto Magdalena y San

Agustín.Escuelas Salecianas. Bogotá.

PUERTA, Mauricio.

1973

Excavaciones Arqueológicas en la Región de Tierradentro. Tesis de Grado, Universidad de Los

Andes (Inédito), Bogotá.

Page 308: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

308

-1981

Investigaciones Arqueológicas en Tierradentro (Inzá, Turminá, Mosoco). Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales. Banco de la República (Inédito), Bogotá.

QUINTERO NIETO, Ricardo.

1956

Tierradentro, Territorio Incógnito. Monografía sobre Tierradentro.

RANGEL, Orlando y FRANCO, Pilar.

1985

"Flora Actual: Comunidades Vegetales en el Transecto Paicol-Puracé". Arqueología Regional

en el Valle de La Plata, Colombia. Editor Robert Drennan. University of Michigan, Technical

Reports, No. 16, pp. 81-108. Ann Arbor.

REICHEL DOLMATOFF, Gerardo.

1972

San Agustín: A Culture of Colombia. Thames and Hudson. London.

____1973

Contribución al Conocimiento de la Estratigrafía Cerámica en San Agustín. Banco Popular,

Bogotá.

RODRIGUEZ LAMUS, Raúl.

1961

"Aspectos Arquitectónicos de las Tumbas de Tierradentro". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. X. pp. 227-236. Bogotá.

SALAMANCA, Luis Manuel.

1985

"Investigaciones Arqueológicas en la Bota Caucana". Proyectos de Investigación Realizados

entre 1972-1984 (Resúmenes), Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco

de la República. pp. r06-107. Bogotá.

SANTA GERTRUDIS, Fray Juan de.

1956

Maravillas de la Naturaleza. Biblioteca de la Presidencia de Colombia. Bogotá.

SCHOTTELIUS, J. W.

1942

"Cerámica de la Región del Pedregal. Tierradentro, Cauca". Educación, Publicación de la

Escuela Normal Superior. Vol. IV, (Marzo-Abril) pp. 332-341. Imprenta Nacional. Bogotá.

SILVA CELIS, Eliécer.

1943

"La Arqueología de Tierradentro", Revista del Instituto Etnológico Nacional, Vol. I, No. 1.

Pags. 117-130. Bogotá.

Page 309: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

309

____1943-1944

"La Arqueología de Tierradentro". Revista del Instituto Etnológico Nacional, Vol. I. No. 2. pp.

521-589. Bogotá.

TRUJILLO, Víctor.

1934

"Curiosidades Prehistóricas. Estatuas del Valle de La Plata". Huila Histórico, No. 2. pp. 596-

598. Neiva.

VALENCIA, Cenón.

1938

"Documentos Importantes, Estatuas del Valle de La Plata". Huila Histórico, No. 3. pp. 679682

y 704-707. Neiva.

VAN der HAMMEN, Thomas.

1957

"Las Terrazas del Río Magdalena y la Posición de los Hallazgos de Garzón". Revista

Colombiana de Antropología, Vol. VI. pp. 261269. Bogotá.

ZIEGERT, Helmut.

1962

"Zur Chronologie der Tierradentro und San Agustín Kultur (Kolumbien)". Zeitschrift fur

Ethnologie. Band 87. Heft 1, Verlag Albert Limbach. Braunschaweig.

____1966

"Zur Chronologic der Tierradentro und San Agustín Kultur (Kolumbien)". Zeitschrift fur

Ethnologie. Band 91. Heft 1, Verlag Albert Limbach. Braunschaweig.

MACIZO ANDINO DEL SUR

CABRERA, Wenceslao.

1976

"Pictógrafos y Petroglifos de Nariño". Revista Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y

Naturales, Vol. XII. No. 48. pp. 341-400. Bogotá. -

CARDALE de SCHRIMPFF.

1979

"Textiles Arqueológicos de Nariño". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XXI. pp. 245-

282. Bogotá.

CHAVES, Alvaro.

1972

"Anotaciones Sobre la Cerámica Quillacinga". Razón y Fábula, No. 28, Bogotá.

FRANCISCO, Alice Enderton.

Page 310: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

310

1969

An Archeological Sequence from Carchi, Ecuador. University Microfilms. University of

California Berkeley, Ph. D. Anthropology. Edition Ann Arbor, Michigan.

GNECCO, Cristóbal y PATIÑO, Diógenes.

1984

Pobladores Tardíos en el Alto Patía-Guachicono. Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la República (Inédito), Bogotá.

GRIJALVA, Carlos Emilio.

1937

La Expedición de Max Uhle a Cuasmal, o sea, La Protohistoria de Imbabura y

Carchi.Editorial Chimborazo, Quite.

GROOT, Ana María, HOOYKAAS, Eva y CORREA, Luz Piedad.

1976

Intento de Delimitación del Territorio de los Grupos étnicos Pastos y Quillancingas en el

Altiplano Nariñense, Colombia. Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales,

Banco de la República. Bogotá.

HERRERA, Luisa F., de PERDOMO, Lucía y LONDOÑO, Mauricio.

1974

"Estudio Preliminar Sobre la Zona Arqueológica de Pupiales (Nariño)". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XVII. pp. 147-183. Bogotá.

JIJON Y CAAMAÑO, Jacinto.

1951

"La Cultura de la Alfarería Negativa del Carchi y de los Sepulcros de Pozo de

Imbabura". Antropología Prehispánica del Ecuador. La Prensa Católica. Quito.

LEHMAN, Henry.

1953

Archaeologie du Sud-ouest Colombien. Extrait du Journal de la Société des Americanistes.

Nouvelle Serie 1, Tomo XXXVIII. París.

ORTIZ, Sergio Elías.

1934

"Los Petroglifos de Negrohuaico". Boletín de Estudios Históricos. Vol. V. Nos. 56-60. Pasto.

____1938

"La Necrópolis del Cerillo". Revista Idearium. Año I, No. 10. Parto.

____1958

"Estatuas Prehistóricas de Piedra Chimayoy". Miscelánea Paul Rivet Octogenario Dicata y

Tercer Congreso de Americanistas. Universidad Autónoma de México. Vol. II, la. serie, No.

50, pp. 393-403, México.

Page 311: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

311

PATIÑO, Diógenes.

1982

Investigación Arqueológica en la Región del Patía, al Nor-este del Municipio de

Mercaderes.Tesis de Grado. Universidad del Cauca (Inédito), Popayán.

PATIÑO, Diógenes y GNECCO, Cristóbal.

1985

"Reconocimiento Arqueológico en el Valle del Patía (1982)". Proyectos de investigaciones

Adelantados entre 1972-1984 (Resúmenes). Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la República. pp. 33-34. Bogotá.

PLAZAS, Clemencia.

1979

"Orfebrería Prehistórica del Altiplano Nariñense, Colombia". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XXI. pp. 197-244. Bogotá.

ROMOLI, Kathleen.

1962

"El Suroeste del Cauca y sus Indios al Tiempo de la Conquista Española, Según Documentos

Contemporáneos del Distrito de Almaguer". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XI. pp.

239301, Bogotá.

____1979

"Las Tribus de la Antigua Jurisdicción de Pasto en el Siglo XVI". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XXI. pp. 11-55. Bogotá.

UHLE, Max.

1933

Estudio sobe las Civilizaciones del Carchi e Imbabura. Talleres Tipográficos Nacionales.

Quito.

URIBE, Victoria.

-1975

"Documentos del Siglo XVIII Referentes a la Provincia de los Pastos: Problemas de

Interpretación". Revista Colombiana de Antropología. Vol. XIX. pp. 39-64. Bogotá.

____1976

"Relaciones Prehispánicas entre la Costa del Pacífico y el Altiplano Nariñense, Colombia".

Vol. XX, pp. 13-24. Bogotá.

____1979

"Asentamientos Prehispánicos en el Altiplano de Ipiales, Colombia", Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XXI. pp. 57-195. Bogotá.

Page 312: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

312

____y LLERAS, Roberto.

1984

"Excavaciones en los Cementerios Protopasto y Miraflores, Nariño". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XXIV. pp. 335-379. Bogotá.

LLANOS ORIENTALES

AGUADO, Pedro F.

1956

Recopilación Historial. Tomo I. Biblioteca de la Presidencia de la República, Bogotá.

-1957

Recopilación Historial. Tomo III. Biblioteca de la Presidencia de la República, Bogotá.

BAQUERO, Alvaro.

1982

Algunas Consideraciones Sobre el Estado de la Investigación Arqueológica de la Orinoquia

Colombia. Ponencia Presentada en el Primer Seminario de Antropología Amazónica. Instituto

Colombiano de Antropología. Septiembre 20-26. (Inédito). Bogotá.

BOTIVA, Alvaro.

1986

"Arte Rupestre del Río Guayabero. Pautas de Interpretación hacia un Contexto Socio-

Cultural". Informes Antropológicos, No. 2, Instituto Colombiano de Antropología, pp. 40-73.

Bogotá.

CASTAÑO, Carlos y SOTO, Alvaro.

1986

"Supervivencia Indígena en el Orinoco Medio: Quimera del Unama y la Quiripa". Espacio

Común, Revista de los Parques Nacionales de Colombia. Vol. I. No. 10. pp. 11-13, Bogotá.

CAVELIER, Inés.

1980

Reconocimiento Arqueológico en el Curso Alto del Río Guéjar. Manuscrito Inédito.

Tecnoconsulta Ingenieros. Bogotá.

ESCOBAR, Graciela et al.

1984

Reconocimiento Arqueológico y Etnohistórico de la Región del Río Ariari. Semestre de Campo,

Universidad Nacional de Colombia, Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de

Antropología (Inédito). Bogotá.

GIRALDO, María de la Luz.

1976

Excavaciones Arqueológicas en la Región de Cravo Norte, Arauca. Tesis de Grado.

Universidad de Los Andes. 2 Vols. Bogotá.

Page 313: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

313

GUMILLA, P. Joseph.

1955

El Orinoco Ilustrado. (1741). Biblioteca de la Presidencia de Colombia, Bogotá.

HARRIS, David (ed).

1980

Human Ecology in Savanna Enviroments. Academic Press. New York.

LATHRAP, Donal.

1970

The Upper Amazon. Thames & Hudson, London.

MARQUEZ, Elizabeth y BAQUERO, Alvaro.

1983

"Resumen de los Trabajos Arqueológicos en los Llanos Colombianos". Encuentro Nacional de

Investigadores Sobre la Orinoquia. ICFES. Serie Memorias de Eventos Científicos. Bogotá.

MARWITT, John P.

1973

"Reconnaisance of the Upper Ariari River Region. Departament of El Meta, Eastern

Colombia". 38 Th. Anual Meeting of the Society for American Archaeology in San Francisco,

California.

____1975

"Archaeological Research in the Colombian llano". Paper Presented at the Annual Meeting for

the American Anthropological Association. San Francisco.

MEGGERS, Betty y EVANS, Clifford.

1961

"An Experimental Formulation of Horizon Styles in the Tropical Forest Area of South

America". Essays in Precolumbian Art and Archaeology, S. Lathrap, ed. Harvard University

press, Cambridge.

MORA, Santiago.

s.f.

"Cataruben: Economía de Subsistencia". Instituto Colombiano de Antropología.

____y MARQUEZ, Elizabeth.

1982

Investigaciones Arqueológicas en el Municipio de Yopal, Casanare. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República (Inédito), Bogotá.

____1982a

"Catanga: Un Sitio Arqueológico de los Llanos Colombianos". Ponencia Presentada en el

Primer Seminario de Antropología Amazónica. Septiembre 20-26. (Inédito). Bogotá.

Page 314: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

314

____y CAVELIER, Inés.

-1983

Contra Punteo Llanero. Tesis de grado, Universidad de los Andes (Inédito). Bogotá.

____1984

Resultados preliminares de una Prospección en el Pie de Monte Llanero, Departamento del

Meta". Ponencia presentada al tercer Congreso de Antropología Colombiana. Universidad

Nacional de Colombia Octubre 2-6. (Inédito). Bogotá.

____1985

Mirray: Arqueología del Departamento del Meta. Fundación de Investigaciones Arqueológicas

Nacionales, Banco de la República (Inédito). Bogotá.

____ s.f.

"Agricultores del pie de Monte: Los Guayupe". Revista Trocha. (En prensa).

MOREY, Nancy.

1975

Etnohistory of the Colombian and Venezuelan Llanos. Tesis Doctoral. Department of

Anthropology University of Utah (Inédito).

MOREY, Robert.

1976

"Bosquejo Breve de la Arqueología de los Llanos". Revista Trocha, Vol. 5 (40). pp. 14-19.

Villavicencio.

PERDOMO, Lucía de.

1979

Manual de Arqueología Colombiana. Carlos Valencia Editores. Bogotá.

REICHEL DOLMATOFF, Gerardo y DUSSAN, Alicia.

1974

"Un Sistema de Agricultura Prehistórica de los Llanos Orientales". Revista Colombiana de

Antropología, Vol. XVII. pp. 198-200. Bogotá.

RIVERO, Juan.

1956

Historia de las Misiones de los Llanos de Casanare y los ríos Orinoco y Meta. Biblioteca de la

Presidencia de Colombia. Bogotá.

ROOSEVELT, Anna C.

1980

Parmana: Prehistoric Maiz and Manioc Subsistence along the Amazon and Orinoco. Academic

press. New York.

Page 315: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

315

USECHE, Mariano.

1987

El Proceso Colonial en el Alto Orinoco-Río Negro Siglos XVI a XVIII. Fundación de

Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República. Bogotá.

ZUCCHI, Alberta.

1975

Cano Caroni: Un Grupo Prehispánico de los Llanos de Barinas. Universidad Central de

Venezuela, Caracas.

-y DENEVAN, William M.

1979

Campos Elevados e Historia Cultural Prehispánica en los Llanos Occidentales de

Venezuela.Universidad Católica Andrés Bello.

AMAZONIA

ANDRADE, Angela.

1986

Investigación Arqueológica de los Antrosoles de Araracuara. Fundación de Investigaciones

Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, Bogotá.

BOTERO, Pedro.

1984

"Relación Fisiografía-Suelos-Aptitud de Uso de la Tierra en la Amazonia Colombiana". Revista

Ciaf, Vol. IX (1), pp. 3-23. Bogotá.

BOLIAN, Charles.

1972

"An Archaeological Survey of The Trapecio of Amazonas, Colombia". Paper Presented at the

1972 Northeastern Anthropological Meetings, Buffalo, New York.

____1975

Achaeological Excavations in the Trapecio of Amazonas. The Polychrome Tradition. Ph. D.

Thesis, University of Illinois, Urbana Campaign.

____ s.f.

"On the Use of Temper as a Criterion in Ceramic Analysis". Paper Presented at the 37th

Annual meeting of the Society for American Archaeology.

BROUILLARD, Gary.

s.f.

Una Declaración Preliminar de las Investigaciones arqueológicas en el Caquetá. (Inédito).

CORTES LOMBANA, Abdón e IBARRA ACOSTA, Celso.

1981

Page 316: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

316

Los Suelos de la Amazonía Colombiana. Criterios para la Utilización Racional. Instituto

Agustín Codazzi, Bogotá.

DOMINGUEZ, Camilo.

1983

"La Aplicación de un Modelo de Diversificación Cultural a la Investigación en el Alto

Orinoco-Río Negro". Memorias (I Congreso de Antropología en Colombia. pp. 311-320.

Universidad de Antioquia. Medellín.

____1985

Amazonia Colombiana. Visión General Biblioteca Banco Popular. Bogotá.

EDEN, Michel J., BRAY, Warwick, HERRERA, Leonor y McEWAN, Colin.

1984

"Terra Preta Soils and their Archaeological Contex in the Caquetá Basin of Southwest

Colombia". American Antiquity, Vol. 49, No. I, pp. 125-140.

HERRERA, Leonor.

1981

"Relaciones entre Ocupaciones Prehispánicas y Suelos Negros en la Cuenca del Río Caquetá en

Colombia". Revista Ciaf, Vol. 1-3, pp. 225-242. Bogotá.

____1987

"Apuntes Sobre el estado de la Investigación Arqueológica en la Amazonia

Colombiana". Boletín de Antropología, Vol. VI, No. 21, pp. 21-61. Medellín.

____1980-1981

BRAY, Warwick y McEWAN, Colin. "Datos Sobre la arqueología de Araracuara (Comisaría

del Amazonas, Colombia)". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XXIII, pp. 183-251.

Bogotá.

HERRERA de TURBAY, Luisa Fernanda, MORA CAMARGO, Santiago y CAVELIER de

FERRERO, Inés.

1988

"Araracuara: selección y tecnología en el primer milenio a.C.". Colombia Amazónica, Vol. 3,

No. 1. pp. 75-87. Bogotá.

MEGGERS, Betty.

1983

Aplicación del Modelo Biológico de Diversificación a las Distribuciones Culturales de las

Tierras tropicales bajas de Sudamérica". Amazonia Peruana, Vol. IV, No. 8. pp. 7-38. Lima.

MYERS, Thomas, BROUILLARD, Gary L. y HUNTER, Sara.

1974

"Resultados preliminares de las Investigaciones Arqueológicas de la Universidad de Indiana en

Colombia". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XVII, pp. 133-143. Bogotá.

Page 317: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

317

REICHEL, Elizabeth y VON HILDEBRAND, Martín.

1982-1983

"Reconocimiento Arqueológico del Area del bajo Río Caquetá y Apaporis,

Amazonas". Noticias Antropológicas, No. 76-77, pp. 67, Bogotá.

SILVA CELIS, Eliécer.

1963

"Los Petroglifos de El Encanto". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XII, pp. 980,

Bogotá.

____1963a

"Movimiento de la Civilización Agustiniana por el Alto Amazonas". Revista Colombiana de

Antropología. Vol. XII pp. 389-399, Bogotá.

VON HILDEBRAND, Elizabeth.

1975

"Levantamiento de los Petroglifos del Río Caquetá entre La Pedrera y Araracuara". Revista

Colombiana de Antropología, Vol. XIX, pp. 303-370, Bogotá.

____1976

"Resultados Preliminares del Reconocimiento del Sitio Arqueológico de La Pedrera (Comisaría

del Amazonas, Colombia)". Revista Colombiana de Antropología, Vol. XX, pp. 145-176,

Bogotá.

URBINA, Fernando.

1985

"Mitología Murui-Muinane. Petroglifos en el Río Caquetá y sus Posibles Relaciones con la

Cultura Agustiniana (I, II). Proyectos de Investigación Realizados entre 1972 y 1984,

Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, Banco de la República, pp. 49-51, 54-

57. Bogotá.

URIBE, María Victoria.

1980-1981

"Reconocimiento Arqueológico del Valle Medio del Río Guambés (Putumayo)". Revista

Colombiana de Antropología, Vol. XXIII, pp. 153-276, Bogotá.

Page 318: COLOMBIA PREHISPANICA Regiones Arqueológicas

318

Anexo

Por solicitud del entonces Director del Instituto Colombiano de Antropología doctor

Roberto Pineda Giraldo, los arqueólogos de esta entidad elaboraron un cuadro resumen de

los temas de investigación reunidos, según lo discutido n el taller “El Estado Actual y las

Necesidades de la Investigación Arqueología en Colombia”, realizado en Abril de 1985.

Esta es una versión modificada de ese cuadro.