cómo cenar fuera todos los días perdiendo peso y ... · si no puede comer el plato principal que...
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El Plan de cenas del Dr. Pescatore
SUPLEMENTO DE
Antidiabetes: El Protocolo de reparación metabólica del Dr. Pescatore
Cómo cenar fuera todos los días perdiendo peso y derrotando a la diabetes
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¿Le gusta cenar fuera? ¡Seguro que sí!
A mis pacientes también les gusta, por eso he dedicado tanto tiempo a diseñar un programa que encajara a la perfección en sus ajetreados estilos de vida.
De hecho, poder salir y dejarse ver es proba-blemente el deseo que más expresan mis nuevos pacientes.
Veamos el ejemplo de Chuck. La primera vez que me visitó tenía 47 años. Pesaba 22 kilos de más y tenía el colesterol alto. Era banquero de inversiones, trabajaba muchas horas y viajaba mucho, le encantaba su trabajo.
Pero sobre él pendía la amenaza de la diabe-tes y el infarto, y lo sabía.
Estaba claro que Chuck necesitaba una dieta que se adaptara a su estilo de vida. Era impo-sible imponerle una que exigiera cocinar en casa o que le pusiera en ridículo delante de sus clientes.
Necesitaba un programa que le ofreciera todos los beneficios de una dieta, pero sin que pareciera que estaba a dieta.
Y también tenemos el caso de Brady.
Era corredor de bolsa en Wall Street y estaba acostumbrado a todos los privilegios que acom-pañan a ese trabajo: ropa cara, casas en la playa y muchos eventos sociales. También necesitaba algo que encajara con su estilo de vida.
Afortunadamente, mi plan es tan sencillo y delicioso que se adapta a cualquiera.
Mi programa es fácil de seguir, tanto si cocina en casa como si come fuera o se pasa
el día viajando
Y con unos simples trucos, disfrutará incluso más que antes comiendo fuera, se lo garantizo.
Imagine el fin de las ensaladas como plato principal; el fin de las hamburguesas de pavo sin mayonesa, queso o beicon; no tener que volver a renunciar al postre.
En su lugar, podrá pedir ese chuletón con guarnición de setas y cebolletas, o salmón a la plancha con brócoli y batata, o bien una jugosa hamburguesa poco hecha con beicon y queso cheddar y terminar con un gran cuenco de frutos rojos con nata.
Basta con introducir unas sencillas modifica-ciones en los ingredientes del menú.
Y aquí estoy yo para contárselas. No tema, son muy habituales hoy en día y la mayoría de los res-taurantes se adaptarán a sus peticiones. Y, si no lo hacen, ¿por qué volver a ese sitio? Al fin y al cabo, ¿no es cierto que el cliente siempre tiene la razón?
Le aseguro una cosa: si un restaurante no accediera a introducir los pequeños cambios que Chuck o Brady piden, ellos no lo tolerarían. ¡Y usted tampoco! Basta con irse a un restaurante que sí lo haga.
Y este consejo no se aplica solo a comer fuera
Cuando haga planes para salir a cenar con los amigos, explíqueles que está intentando se-guir una dieta sana y pregunte si puede elegir el restaurante; entonces elija uno que sirva alimen-tos nutritivos y saludables.
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Si acepta una invitación para cenar en casa de un amigo, no tema preguntar qué va a servir y ofrézcase a llevar un plato de acompañamiento. ¡Y que sea saludable! Usted se sentirá más tran-quilo sabiendo que al menos podrá comer eso y, además, le hará un favor al resto de los comensa-les.
Si no puede comer el plato principal que su amigo ha preparado, exponga su situación y pregúntele si le importa que lleve un bistec para hacer a la plancha. Un buen amigo le entenderá y estará encantado de ayudarle. De hecho, quizá incluso le pida un poco de lo que lleve.
Y así descubrirá que...
El camino hacia la buena salud no se recorre solo
No tema sentirse vulnerable y pedir ayuda. Los demás pueden ayudarle cuando no sepa qué hacer.
Si le cuenta a la gente lo que necesita, le re-sultará mucho más fácil alcanzar sus objetivos.
Ahora viene lo bueno.
A continuación, le cuento algunos trucos y consejos que puede seguir cuando cene fuera.
Funcionarán tanto en un local de comida rápida como en un lujoso restaurante de cinco tenedores.
1. Céntrese primero en los alimentos de mi lista para ayudarse a escoger
Recuerde, no es mucha la información que tiene que aprender para poner en práctica mi
plan para combatir la diabetes, especialmente por lo que se refiere a lo que puede y no puede comer. He tratado de simplificarlo lo máximo posible, para que no tenga que recurrir a compli-cadas guías, dietarios o medidores de calorías.
La tarea de elegir los platos de la carta en un restaurante a veces puede ser complicada. Y es que algunas cartas tienen más de media docena de páginas. Le recomiendo no caer en la tenta-ción de visitar esos restaurantes. Pero si tiene que hacerlo...
Comience centrándose en las opciones del plato principal y vaya reduciendo las posibili-dades identificando los platos que contengan alimentos de la lista siguiente:
Ingredientes del plato principal:• Ternera • Pescado• Carne de ave • Marisco• Cerdo • Huevos
CONSEJO: Consulte el apartado de entrantes de cenas, o incluso de desayunos o comidas, y pre-gunte al camarero si pueden prepararlos. También puede encontrar muy buenas opciones en el apar-tado de aperitivos.
2. Reduzca las opciones de elaboración
• Aténgase a los siguientes métodos de coci-nado: Aténgase a los métodos de cocinado a la plancha, cocido, al horno o al vapor. No debería resultarle difícil, sobre todo si tiene flexibilidad para elegir algo del aparta-do de entrantes. Si va a tomar sushi, atén-gase a la versión sin arroz o al sashimi (que
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son los trozos de pescado crudo sin arroz). Por cierto, la salsa de soja está permitida.
• Evite los alimentos empanados. Aunque en casa puede preparar un empanado salu-dable, por lo general el de los restaurantes no lo es tanto.
• Evite los fritos, salvo que se encuentre en un restaurante en el que frían con aceite de nueces de macadamia, lo que no es muy frecuente.
• Evite comer sándwiches y bocadillos. Si no puede, consulte los consejos que ofrezco más adelante.
3. Considere la posibilidad de hacer pequeñas modificaciones al plato principal. Cuidado con los bocadillos, las salsas y los condimentos.
Vale, hasta el momento seguro que ha sido bastante fácil reducir las opciones, pero este pue-de ser uno de los pasos más complicados. Y es, sin duda, el más importante.
En primer lugar, evite los bocadillos, simple y llanamente. La carne puede presentarse sola en el plato, no es necesario encerrarla en un pan.
Si no soporta ver sus ingredientes abandona-dos a su suerte en el plato, pida que se los pre-senten sobre una cama de lechuga. Y si este truco no funciona con el jamón dulce y el queso, pida que le cambien el pan por una tortilla de trigo. Seguro que tienen alguna tortilla en la despensa que combinará a la perfección con el ingrediente que usted ha elegido.
No tenga miedo a preguntar, puede que esté inventando algo nuevo.
Y, por último, sáltese la salsa y los condi-mentos. Le sorprendería saber la gran cantidad
de azúcar que ocultan estos aliños. Podrían ser la peor pesadilla para un diabético, cuyos niveles de azúcar en sangre podrían dispararse, casi de inmediato, al tomarlos.
El kétchup contiene más azúcar que un hela-do, así que limítese a la mostaza de grano entero o a una pizca de mayonesa (no elija la versión sin calorías, por favor, ya que puede contener más azúcar que la versión normal).
Por lo que se refiere a las salsas, sálteselas, a menos que se trate de una salsa holandesa o de una salsa elaborada con nata líquida. O, me-jor aún, pregunte si pueden traerle un poco de queso azul o feta para espolvorear, o pida que le gratinen un poco de cheddar o le preparen un salteado de cebolletas y setas, y que le pongan a un lado del pescado un poco de limón fresco o mantequilla (no margarina) derretida. También puede pedir un poquito de salsa de soja.
CONSEJO: cuando el camarero pregunte a quienes han pedido pasta si quieren un poco de parmesano rayado por encima, aproveche para pe-dirle que ponga un poco de queso gratinado sobre su carne. Haga lo mismo con la pimienta recién molida... muchos restaurantes la ofrecen con las ensaladas y nada combina mejor con un filete de pechuga de pollo a la plancha que un poco de pimienta recién molida.
4. Cambie la guarnición
Hoy en día es casi imposible encontrar un entrante de un menú que no vaya acompañado de algún tipo de almidón o pasta: patatas fritas, ensalada de patata, patata cocida, arroz, cuscús…
Afortunadamente, la mayoría de los restau-rantes están acostumbrados a tener que cambiar
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estas guarniciones por otras bajas en carbohi-dratos y en grasas. Lo cierto es que todos y cada uno de nosotros deberíamos cambiarlos por una opción más sana, con independencia de la dieta que sigamos.
Limite las guarniciones a verduras o ensa-ladas. Recuerde que el maíz no es una verdura, contiene almidón y, como las patatas, no es una opción saludable. Lo verde siempre es lo mejor.
Y si no puede renunciar al almidón, pida una patata cocida con un poco de mantequilla o de canela por encima.
Otra opción, si es temporada y tiene la suerte de vivir o pasar las vacaciones en un lugar de clima cálido, es una guarnición de frutos rojos surtidos.
5. Siempre le quedará la ensalada
Si ha repasado todos los pasos anteriores y no ha encontrado nada que le guste, o si no hay disponible un menú de entrantes, siempre puede pedir una ensalada. Pero tenga en cuenta lo si-guiente:
• La lechuga romana y los brotes verdes son mejores opciones que la lechuga iceberg.
• La carne o el marisco que añada deben estar cocinados a la plancha, no fritos.
• Para el aliño pida un poco de pimienta recién molida, sal marina y un poco de aceite de oliva virgen extra y un gajo de limón.
• El antipasto es una buena opción, e in-cluso una ensalada nizarda si tienen (es una ensalada francesa elaborada con una combinación de hortalizas frescas, atún y anchoas)
6. Adelante con los aperitivos
Vamos con los aperitivos. Pero antes de elegir uno, piense si es necesario.
Una vez que haya decidido el plato principal, puede que tenga claro que le llenará lo suficiente, por eso siempre debe empezar eligiendo el plato principal. Encontrará opciones más saludables y saciantes en el apartado de entrantes que en la de aperitivos.
Pero si de verdad cree que necesita tomar algo antes, puede decantarse por una ensaladita. O pedir a sus acompañantes que compartan con usted un plato saludable.
A la hora de elegir un aperitivo, basta con aplicar las mismas reglas.
7. Vamos, pídase un postre
Solo tiene que echarle imaginación. Desgra-ciadamente, aunque en casa es fácil decantarse por un postre saludable, en un restaurante es difícil encontrar algo que no rebose azúcar.
Si tienen trufas de chocolate negro o algo similar, está de suerte. No obstante, pregunte al camarero si contienen azúcar añadido. O, si ne-cesita chocolate a toda costa, pregunte si alguno de los postres de chocolate está recubierto de chocolate negro. Si es así, pida que le traigan ese chocolate solo.
Otra opción es comprobar si tienen frutos rojos y nata en el menú. Aquí de nuevo tiene que tirar de creatividad. El hecho de que no lo tengan en la lista de postres no significa que no puedan prepararlo para usted. Si tienen una guarnición de macedonia o de frutos rojos para cualquier
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plato y nata líquida para montar la nata al ins-tante, podrían combinarlos para usted.
Si tiene la suerte de celebrar una ocasión especial en un restaurante de cinco tenedores, una opción fantástica para el postre es una tabla de quesos.
Y, por último, puede terminar la noche con un café con un poco de nata, un té verde o mi favorito, un martini helado.
8. ¡Tómese su tiempo!
Si no tiene que ponerse rápidamente en ca-mino y dispone de tiempo para sentarse y disfru-tar de la comida... ¡hágalo! Al relajarse y tomarse su tiempo para masticar bien los alimentos, sabo-rearlos y disfrutar de una buena conversación en-tre bocado y bocado, su cuerpo se sentirá saciado antes y necesitará menos comida.
Por desgracia en algunos restaurantes parecen tener prisa por recoger las mesas, por lo que inclu-so antes de haber tenido tiempo de abrir la carta, el camarero ya le estará tomando la comanda.
Cuando venga a preguntarle qué quiere de beber, pida agua o un cóctel y dígale que le gus-taría comer tranquilamente y sin prisas. ¡Algunos incluso se lo agradecerán!
9. Cómo “disimular” con elegancia
Vale, vale, lo admito, todas esas sustituciones y modificaciones pueden terminar pareciendo un poco excesivas. Pero recuerde que se trata de salvar la vida, ¿acaso no merece la pena prestar
un poco de atención a los detalles? Al cabo de un tiempo, se acostumbrará y ya no le parecerá tan “raro”. De hecho, lo que le parecerá raro es que los demás no coman como usted.
Si le preocupa haber importunado demasia-do al camarero o al cocinero, deje una propina mayor de lo habitual. Les encantará volver a verle y adaptarse a sus deseos la próxima vez. Y, si le hacen sentir incómodo, elija otro restaurante en la siguiente ocasión.
Por último, le dejo algunos consejos por si no está cenando con familiares y amigos com-prensivos, sino con importantes clientes poten-ciales:
• Pida que la salsa o el aliño y los condi-mentos se los pongan aparte (todo el mundo lo hace hoy en día).
• También está socialmente aceptado en la mayoría de los restaurantes pedir una guarnición de setas y cebolletas salteadas o de queso feta o queso azul. Sobre todo, si va a un restaurante tipo parrilla.
• Pida la hamburguesa, saque la carne y cómasela con cuchillo y tenedor. Una vez servida la comida, cada cual estará a lo suyo y no se fijarán en lo que usted hace. Y hoy en día los camareros se llevan los pla-tos tan rápido que nadie se dará cuenta de lo que ha dejado en él. Y si lo hacen, basta con decir que no tenía tanta hambre.
• Sustituya la guarnición por verduras o en-salada, es algo muy común que a nadie le sorprenderá. Si no puede cambiarla, pida una ensalada aparte. Deje el resto en el plato, con el pan. Seguro que nadie se da cuenta de que no lo ha probado.
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FED PESCATORE, MD, es un médico fuera de lo común que lle-va más de treinta años inmerso en el objetivo de lograr la reversión de la diabetes. Ha escrito libros superventas y asesora a algunas de las instituciones médicas más innovadoras.Muchas personas recorren miles de kilómetros para acceder a su conocimiento y experiencia, y su protocolo antidiabetes ya ha ayudado a muchas personas a curarse de esta enfermedad.Desde que se licenció en la Facultad de Medicina de Columbia (EEUU), el Dr. Pescatore centró sus preocupaciones en la salud metabólica y amplió sus conocimientos estudiando en el sudeste asiático, India, Japón, África y Europa. Ha practicado la medicina junto a algunos de los médicos más respetados en la actualidad y las técnicas que ha reunido se han convertido en parte de su amplio conocimiento y experiencia.Gracias a su arduo trabajo y a su pasión por conseguir progresos reales frente a la pandemia de la diabetes en Estados Unidos, el Dr. Pescatore llegó a ser director médico asociado en The Atkins Center for Complimentary Medicine.Allí trabajó durante cinco años, creando sus técnicas, refinando sus métodos y descubriendo los factores ocultos asociados a la enfermedad. Pronto comprendió que en la diabetes, tanto para prevenirla como para revertirla, es necesario ir mucho más allá del azúcar que circula libremente por la sangre.Identificando estos factores, descubriendo sus causas y encon-trando soluciones, el Dr. Pescatore empezaba a vislumbrar la
posibilidad de revertir la diabetes. Finalmente se sintió preparado para abrir su propia consulta en uno de los círculos médicos más elitistas del mundo, en Nueva York. Quería lograr los máximos avances sobre la diabetes.
Era el “recién llegado”, pero en poco tiempo el Dr. Pescatore tenía la agenda repleta y llenaba las salas en las que impartía sus confe-rencias. Pronto se convirtió en el médico nutricionista de referen-cia y sus casos de éxito se difundieron por todo el mundo.
Debido al respeto que el Dr. Pescatore se ha ganado en la industria de suplementos nutricionales, también es consultor para muchas empresas y ha sido fundamental para el desarrollo y la prueba clínica de muchos productos nutricionales líderes. Es presidente de distintas asociaciones internacionales y americanas de nu-tricionistas, así como miembro del Colegio Americano para el Avance de la Medicina y pertenece a muchas otras organizaciones profesionales.
El Dr. Pescatore hace que la buena salud sea fácil de entender y alcanzable para cualquier edad y sea cual sea su condición física. Su enfoque natural para la curación se enfrenta a la obsesión mo-derna de curar todo con medicamentos y la cirugía, métodos que además causan innumerables efectos secundarios. Y no son solo sus pacientes los que están cosechando los beneficios. Además, interviene en tertulias televisivas, programas de radio e imparte se-minarios presenciales para pacientes y colegas explicando algunas claves de sus métodos metabólicos.
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