clifford gertz interpretacion de las culturas

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  • 8/4/2019 Clifford Gertz Interpretacion de Las Culturas

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    1.Descripci6n densa: hacia una

    teorfa interpretativa de la culturaI

    En su libro Philosophy in a New Key, Susanne Langer observa que ciertas ide-as estallan en el paisaje intelectual con una trem enda fuerza, R esuelven tantos pro-blem as fundam entales en un m om ento que tam bien parecen prom eter que van a resol-ver todos los problem as fundam entales, clarificar todas la s cuestiones oscuras. T o-dos se abalanzan a esa idea como si fuera un f6nnula magica de alguna nueva cienciapositiva, com o si fuera el centro conceptual alrededor del cual es posible construirun nuevo sistem a general de analisis, E I stib ito auge de sem ejante grande idee , queeclipsa m om entaneam ente casi todo 10 dem as, se debe, dice la autora, "al hecho deque todos los espiritus sensib les y activos se dedican inm ediatam ente a explotarla.La probam os en toda circunstancia, para toda finalidad, experim en tam os las p osib lesextensiones de su significaci on e strie ta , su s g en era liz ac io ne s y derivaciones".Pero una vez que nos hemos fam iliarizado con la nueva idea, una vez que estaform a p arte de nu estra provisi6n g eneral de co nceptos te6rico s, n uestras expectativ asse hacen m as equilibradas en 10 tocante a los usos rea1es de dicha idea, de suerte queasi term ina su excesiva popularidad. S610 unos pocos fanaticos persisten en su inten-10 de aplicarla universalm ente; pero pensadores m enos im petuosos al cabo de untiempo se ponen a considerar los problemas que la idea ha generado. Tratan de apli-carla y hacerla extensiva a aquellos cam pos donde resulta aplicable y donde es posi-ble hacerla extensible y desisten de hacerlo en aqueUos en que la idea no es aplicablenipuede extenderse. Si era valedera se convierte entonces verdaderam ente en una ideasem inal, en una parte perrnanente y perdurable de nuestro arsenal in telectual. Peroya no tiene aquel prom isorio, grandioso alcance de su aparente aplicaci6n universalq ue antes tenia. La seg un da le y d e term od in am ica 0el principio de la selecci6n natu-ral 0 el concepto de m otivaci6n inconsciente 0 la organizaci6n de los m edios de pro-ducci6n no 10 exp lica tod o y ni siq uie ra to do 10 hum ano, pero, sin em bargo, explicaalgo; de m anera que nuestra atenci6n se dirige a aislar s610 10 que es ese algo, a de-sem barazarnos de una buena porci6n de seudociencia a la que, en el prim er entusias-rno de su celebridad, la idea tam bien dio nacim iento .Q ue sea en realidad este 0no el m odo en que se desarrollan los conceptos cien-tificos fu ndam en talm ente im portantes, n o 10 86. Pero ciertam ente este esquem a enca-ja en el concepto de cultura alrededor del coal naci6 toda la disciplina de la antropolo-gia, la cual se preocup6 cada vez m as por lim itar, especificar, circunscribir y conte-ner el dom inio de aquella, Los ensayos que siguen, en sus diferentes maneras y ensus varias direcciones estan todos dedicados a reducir el concepto de cultura a sus ver-daderas dim ensiones, con 10 cual tienden a asegurar su constante im portancia antesque a socavarla. Todos ellos, a veces explfcitam ente pero con m as frecuencia en vir-tnd del analisis particular que desarrollan, preconizan un concepto de cultura m as es-t recho , e speci al izado y, se gu n im ag in o, te 6ric am en te m a s vigoroso que el de E. B .

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    TyIor, a 1 que pretende reem plazar, pues el "todo sum am ente com plejo" de Tylor, cu-ya fecundidad nadie niega, m e parece haber U egado al punto en el que oscurece m aslas cosas de 1 0 q ue la s rev ela .E I pantan o conceptu al a q ue pu ede conducir el estilo pot-au-feu ty lo ria no d e te -orizar sobre la cultura resulta palpable en 1 0 que todavia es una de las m ejores intro-d uccio ne s g en era le s a la antro po lo gia , M irror for M an de C lyde K luckhohn. En unasveintisiete paginas de su capitu lo sobre el concepto de cultura, K luckhohn se las in-genia para definir la cultura com o: 1) "el m odo total de vida de un pueblo"; 2) "el le-gada social que el individuo adquiere de su grupo"; 3) "una m anera de pensar, sentiry creer": 4 ) "una abstraccion de la conducta": 5) "una teoria del antropologo sobre lam anera en que se conduce realm ente un grupo de personas"; 6) "un deposito de sabera lmacenado "; 7 ) "un a s erie d e o rie nta cio ne s e sta nd ariz ad as frente a p roblemas re ite ra -dos": 8) "condu cta aprend ida": 9 ) "un m ecanism o de regulaci6n norm ativ o de la con-ducta"; 10) "una serie de tecnicas para adaptarse, tanto al am biente exterior com o alos otros hom bres"; 11) "un precipitado de historia"; y tal vez en su desesperacion elautor recurre a otros sim iles, tales com o un m apa, un tamiz, una m atriz . F rente a es-te genero de dispersion te6 rica cualquier concepto de cu ltura au n cuando sea m as res-tringido y no enteram ente estandar, que por 1 0 m enos sea internam ente coherente yque, 1 0 c ua l e s m a s impo rta nte , o fre zc a u n a rg umen to su sc ep tib le d e se r d efin id o (c o-m o, para ser honestos, el propio K luckhohn 1 0 comp rcnd io s ag azmen te ) repre sentaun a m ejora. E l eclecticism o es co ntrap rod ucente no p orq ue hay a tinicam en te un a d i-recci6n en la que resulta titil m overse, sino porque justarnente hay m uchas yes nece-s ario e legir e ntre e lia s.E l concepto de cultura qu e propugn o y cu ya utilidad procu ran demostrar los en-sayos que siguen es esencialm ente un concepto sem i6tico. C reyendo con M ax W e-ber que el hom bre es un anim al inserto en tram as de significacion que el m ism o hate jid o, c on sid ero q ue la cultura es esa urdim bre y que el analisis de la cultura ha deser par 1 0 tanto, no una ciencia experim ental en busca de leyes, sino una ciencia in-te rp re ta tiv a e n b usc a d e sig nifica cio ne s. L o q ue b use o e s la e xp lica cio n, in te rp re ta n-do expresiones sociales que son enigm aticas en su superficie. Pero sem ejante pro-nuneiam iento, que contiene toda una doctrina en una clausula, exige en sf m ism o al-guna expl icaci6n .

    IIEl operacionalism o com o dogm a m etodoI6gieo nunca tuvo m ueho sentido por

    1 0 m enos en 1 0 que se reflere a las ciencias sociales y, salvo unos pocos rineones de-m asiado transitados -el conductism o skinneriano, los tests de inteligencia, etc.-esta en gran m edida m uerto en la actualidad. Pero asf y todo, hizo un aporte irnpor-tan te que conserv a cierta fu erza, indep endientem ente de 10 que uno pueda pensar altratar de definir cl carism a 0 la alienaci6 n en terminos operacionales: si un o deseacomprender 1 0 que es una ciencia, en prim er Iugar deberia prestar atenci6n, no a susteorias 0a sus descubrim ientos y ciertam ente no a 10 que los abogados de esa cien-cia dicen sobre ella; uno debe atender a 1 0 que haeen los que la practican,En antr opolog ia 0, en todo easo, en antropologia social 10que haeen los quela p ra ctic an e s e tn og ra fia . Y comp rend iendo 1 0 que es la etnografia 0mas exactamen-te 1 0 que es haeer e tnogra fia se puede com enzar a captar a que equivale el analisis an-tropo logico como form a de eonocim iento. C orrespon de advertir enseguida que esta20

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    no es una cuesti6n de metodos, Desde cierto punto de vista, el del libro de texto, ha-cer etnografia es establecer relaciones, seleccionar a los inform antes, transcribir tex-lOS, establecer genealogias, trazar m apas del area, llevar un diario , etc. Pero no sonestas activ idad es, estas tecn icas y p ro ced im ien to s 10 que definen laempresa. Lo quela define es cierto tipo de esfuerzo intelectual: una especulaci6n elaborada en term i-nos de, para em plear el concepto de G ilbert Ryle, "descripci6n densa".

    Ryle habla de "descripcion densa" en dos recientes ensayos suyos (reim presosahora en el segundo volumen de sus Collected papers) dedicados a la cuesti6n de, co-mo e l dice, que esta haciendo Le Penseur. "pensando y reflexionando" y "pensandopensam ientos", C onsiderem os, dice el autor, el caso de dos m uchachos que contraenrapidamente el parpado del ojo derecho. En uno de enos el movim iento es un tic in-voluntario; en el otro, una guinada de conspiraci6n dirigida a un am igo. Los dos mo-vim ientos, com o m ovim ientos, sonidenticos; vistos desde una carnara fotografica,observados "fenomenicam enre" no se podria decir cual es el tic y cual es la senal nisi ambos son una cosa 0 la otra, Sin embargo, a pesar de que la diferencia no puedeser fotografiada, la diferencia entre un tic y un guino es enorm e, com o sabe quien ha-ya tenido la desgracia de haber tornado el primero por el segundo. E l que guifla elojo esta eom unicando a1go y com unicandolo de una m anera bien precisa y especial:1) deliberadam ente, 2) a alguien en particular, 3) para transm itir un m ensaje particu-lar, 4) de conform idad con un c6digo socialm ente establecido y 5) sin eonocim ientodel res to de los circunstantes. C om o 10 hace notar Ryle, el guinador hizo dos cosas(contraer su ojo y haeer una senal) rnientras que el que exhibi6 el tic hizo s610 una,contrajo el parpado. C ontraer el ojo con una finalidad cuando existe un c6digo publi-co segun el cual hacer esto equivale a una senal de conspiraci6n es hacer una guina-da. Consiste, ni mas ni menos, en esto: una pizca de conducta, una pizca de culturay -voila!- u n g esto .Pero todo esto no es mas que el com ienzo. Supongamos, continua diciendo elautor, que haya un tercer m uchacho quien "paradivertir m aliciosam ente a sus cam ara-das" remeda la guinada del primer muchacho y 1 0 h ae c to rp eme nte , d csma na damcn tc ,com o aficionado. Por supuesto, 1 0 hace de la m isma manera en que el segundo mu-chacho guinaba el ojo y el prim ero m ostraba su tic, es decir, contrayendo rapidam en-te el parpado del ojo derecho; s610 que este ultimo muchaeho no esta guinando clojo ni m ostrando un tic, sino que esta parodiando a otro cuando risuenam ente inten-ta hacer la guinada, Tam bien aqui existe un c6digo socialm ente establecido (el m u-chacho h a m "el guifto" trabajosam ente, exageradam ente, quiza agregando una m ue-ca ... los habituales artificios del payaso); y tam bien aqui hay un m ensaje. Pero aho-ra 10 que flota en el aire es, no una conspiracion, sino el ridiculo. S i los demas pien-san que el realm ente esta haciendo una guinada, todo su proyecto fracasa por entero,aunque con diferentes resultados si los com paneros piensan que esta exhibiendo untic. Y podem os ir aiin m as lejos: inseguro de sus habilidades m fm icas, el supuestosatirieo puede practicar en su casa ante el espejo; en ese caso no estara mostrando untic, ni haciendo un guino, ni rem edando; estara ensayando; pero visto por una cam a-ra fotografica, observado por un conductista radical 0por un creyente en sentenciasprotocolares, el m uchacho estara solam ente contrayendo con rapidez el parpado delo jo d ere ch o, 1 0 mismo que en los otros casos. Las complejidades son posibles ypracticamente no tienen fin , por 10 m enos 16gicam ente. Por ejem plo, el guinadororiginal podria haber estado fingiendo una guiftada, digam os, para engaftar a los de-m as y hacerles creer que estaba en m areha una conspiraci6n cuando en realidad no ha-bia tal eosa; en ese caso, nuestras descripciones de 1 0 que el rem edador esta rem edan-

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    do y de 10 que el que ensaya ante el espejo esta ensayando cam bian desde luego enco nsecuen cia. P ero la cuesti6n es que la diferencia entre 10 q ue Ryle llam a la "des-crip ci6 n su perficial" d e 1 0 qu e esta haciendo el que ensaya ante el espejo (rern edador ,guinador, dueno de un tic ... ), es decir, "contrayendo rapidam ente el o jo derecho" y la"descripci6n densa" de 10 que esta haciendo ("practicando una burla a un am igo al si-mular una senal con el fin de engaiiar a un inocente y hacerle creer que esta en m ar-cha una conspiraci6n") define el objeto de la etnografia: unajerarqufa estratificada deestructuras significativas atendiendo a las cuales se producen, se perciben y s e in te r-pretan los tics, los guinos, los guinos fingidos, las parodias, los ensayos de paro-dias y sin las cuales no existirian (ni siquiera los tics de grade cero que, como cate-gor ia cu ltu ra l, son tan no guinos com o los guinos son no tics), independientem entede 10 que alguien hiciera 0 no con sus parpados ,Com o tantas de las pequenas historias que los fil6sofos de Oxford se com pla-cen en urdir, todo este asunto de la guinada, la falsa guinada, la im itacion burlescade la guinada, el ensayo burlesco de la falsa guinada, puede parecer un poco artifi-cial. C on la in tenci6n de agregar una nota m as em pfrica m e perm ito (sin hacer antesningiin com entario explicativo) transcrib ir un extracto , bastante tip ico , de m i propialibreta de cam po para dem ostrar que, por redondeado que este a los efectos didacticos,el ejem plo de Ryle presenta una im agen bien exacta de la clase de estructuras super-puestas, en cuanto a inferencias e im plicaciones, a traves de las cuales un etn6grafotrata continuam ente de abrirse paso.

    Los franceses (segun dijo el inform ante) s610 acababan de llegar. Instalaronunos veinte pequenos fuertes entre este punto , la ciudad, y la regi6n de M ar-musha en m edio de las m ontafias, y los instalaron en m edio de los prom onto-rios a fin de poder vigilar el in terior del pais. A si y todo no podian garantizarprotecci6n y seguridad sobre todo por las noches, de m anera que aunque se su-ponia que estaba legalm ente abolido el sistem a del mezrag ( pa cto comer cia l) ,en realidad continuaba practicandose lo m ism o que antes.Una noche, cuando Cohen (que habla flu idamente el bereber) se encontrabaalla arriba. en M armusha, o tros dos judios com erciantes de una tribu vecinaacudieron allugar para com prarle algunos articulos. U nos bereberes pertene-cientes a otra tribu vecina trataron de irrumpir en la casa de Cohen, pero estedisparo su escopeta al aire. (T radicionalm ente no estaba perm itido que los ju-dios tuvieran arm as, pero en aquel periodo las cosas estaban tan inquietas quem uchos judios las tenian de todas m aneras.) EI estam pido llam 6 la atenci6n delos franceses y los m erodeadores huyem n.Pero regresaron a la noche siguiente; uno de elIos disfrazado de mujer llam 6 ala puerta y cont6 cierta historia. C ohen tenia sospechas y no queria dejarla en-trar, pero los otros judios dijeron: "Bah, si es 8610 la m ujer. Todo esta bien".De manera que le abrieron la puerta y todo el grupo se precip it6 adentro . D ie-ron m uerte a los dos visitantes judios, pero C ohen logro encerrarse en un cuar-to adyacente. Oy6 que los ladrones proyectaban que mario vivo en el negociodespues de haber retirado las m ercaderias; abri6 entonces la puerta y se lanz6afuera blandiendo un garrote y asi consigui6 escaparse por una ventana.Lleg6 al fuerte para hacerse atender las heridas y se q ue j6 al c om an da nte lo cal,un ta l capitan Dum ari, a quien Ie m anifest6 que deseaba obtener su Jar, es de-c ir , c u atr o 0 cinco veces el valor de las m ereadenas que Ie habian robado. Losbandidos pertenecian a una tribu que todavia no se habia som etido ala autori-

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    dad fran cesa y estaban e n a bie rta re be li6 n, de modo que cuando C ohen pidi6 au-torizaci6n para ir con so arrendador del mezrag, e l je que de la tribu de M arm us-ha, con el fin de recoger la indem nizaci6n que le correspondia por las re gla s tra -dicionales, el capitan D umari no podia dade oficialmente penniso a causa dela prohibici6n francesa del mezrag, pero Ie dio autorizaci6n verbal y Ie dijo :"Si te m atan , es asunto tuyo".Entonces el jeque, el judio y un pequeno grupo de hombres armados de Mar-m usha recorrieron diez 0quince kil6m etros m ontaftas arriba por la zona rebel-de, en Ia cual desde luego no habia franceses; deslizandose a hurtadillas se apo-deraron del pastor de la tribu ladrona y de sus rebanos, Los de la otra tribupronto U egaron m ootados a caballo y arm ados para perseguirlos y y a e sta ba ndispuestos a atacar. Pero cuando vieron quienes eran los "ladrones de lasovejas" cam biaron de idea y dijeron: "Muy bien , hablarem os". R ealm ente nop od ian n eg ar 10 que habfa ocurrido -que algunos de sus hombres habian des-pojado a Cohen y dado muerte a sus dos visitantes-- y no estaban dispuestosa desatar una contienda seria con los de M armusha porque eso supondria unalucha con los invasores. Los dos grupos se pnsieron pues a hablar y hablarony hablaron en la U anura en m edio de m illares de ovejas; por fin decidieron repa-rar los dai'los con quinientas ovejas. Los dos grupos arm ados de bereberes sealinearon entonces m ontados a caballo en dos extrem os opuestos de Ia l laourateniendo entre eUos el ganado; entonces Cohen con su negra vestidura talar ysus sueltas pantuflas se meti6 entre las ovejas y comenz6 a elegit una por unaa su placer para resarcirse de los danos.A si Cohen obtuvo sus ovejas y retorno a M armusha. Los franceses del fuerte10 oyeron llegar desde lejos (C ohen gritaba feliz recordando 10 ocurrido: "B a,ba, ba") y se preguntaron "l,Que diablos es eso?" Cohen dijo: "Este es m i 'ar" .L os franceses no creyeron 10 que en real idad habia ocurrido y 10 acusaron deser un espfa que trabajaba para los bereberes rebeldes. Lo encarcelaron y le qui-taron su ganado. Su fam ilia que vivia en la ciudad, no teniendo noticias suyasdurante largo tiem po, crey6 que habra m uerto . Pero los franceses term inaronpor ponerlo en libertad y Cohen regres6 a su hogar, aunque sin sus ovejas.A cudi6 entonces al coronel de Ia ciudad, el frances encargado de toda Iaregi6n,para quejarse de 10 ocurrido . Pero el coronel le replic6: "Nada puedo hacer eneste asunto . No es cosa mfa",C itado textualm ente y de m anera aislada como "una nota metida en una bote-11a",e st e pasa je da (como 10 h aria c ua lq uier p asa je sem eja nte p re se nta do a na lo gam en -

    te) u na b uen a idea de cuantas cosas entran en la descripci6n etnognlfica aun del tipoma s e lemen ta l, da una idea de cuan extraordinariam ente "densa" es tal descripcion.E n escritos antropol6gicos term inados, incluso en los reunidos en este libro , este he-cho (que 10 que nosotros llam am os nuestros datos son realm ente in terpretaciones deinterp retacio nes d e otras p erso nas sob re 10 que eUas y sus compatrio tas piensan ysien ten ) q ueda o scu recid o p orq ue la m ayor parte de 10 que nece sitamos para compren-der un suceso particular, un rita , una costumbre, una idea 0 cualquier otra cosa, sein sim ia c omo in fo rm ac i6 n de fondo antes que la cosa m ism a sea directam ente exam i-nada, (R evelar, por ejem plo, que este pequeno dram a se desarroll6 en las tierras altasdel centro de M arruecos en 1912 y que fue eontado alIi en 1968, detennina gran par-te de nuestra com prensi6n de ese drama.) E sto no entrafia nada particularm ente m aloy en todo caso es inevitable. S610 que lleva a una idea de la investigacion antropol6-

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    gica que la concibe m as com o una actividad de observaci6n y m enos com o la activi-dad de interpretaci6n que en realidad es. Apoyandonos en la base factica, la TOeafirme (si es que la hay) de toda la empresa, ya desde el com ienzo nos hallamos ex-plicando y , 10 que es peor, explicando explicaciones. Guinos sobre guifios sobreguifios.EI analisis consiste pues en desentraftar las estructuras de significaci o n -10que Ryle llam6 e6digos establecidos, expresi6n un tanto equivoca, pues hace que laem presa se parezca dem asiado a la tarea del em pleado que descifra, cuando m as bien, se asemeja a la del entice literario- y en determ inar su campo social y su alcance.A qui, en nuestro texto , ese trabajo de discem ir com enzaria distinguiendo las tres dife-rentes estructuras de interpretacion que intervienen en la situaci6n,los judios, los be-re beres y lo s fra nc ese s, y luego continuaria m ostrando com o (y por que) en aquella e-poca y en aquellugar la copresencia de los tres elementos produjo una situaci6n enla coal el sistem atico m alentendido redujo la form a tradicional a una farsa social. Loque perjudico a Cohen y junto con 61 a todo el antiguo esquema de relaciones socia-les y econom icas dentro del cual el se movia, fue una confusion de lenguas.L uego volvere a ocuparm e de esta afm naci6n dem asiado com pacta as f como delos detalles del texto m ism o. Por ahora solo quiero destacar que la etnografia es des-e rip ci6 n d en sa . Lo que en realidad encara el etnografo (salvo cuando esta entregado ala m as autom atica de las rutinas que es la recoleccion de datos) es una m ultip licidadde estructuras conceptuales com plejas, m uchas de las cuales estan superpuestas 0en-lazadas entre si, estructuras que son al m ism o tiem po extrafias, irregulares, no expli-citas, y a las cuales el emografo debe ingeniarse de alguna m anera, para captarlas pri-m ero y para explicarlas despues, Y esto ocurre hasta en los niveles de trabajo masvulgares y rutinarios de su activ idad: entrevistar a inform antes, observar ritos, elici-tar term inos de parentesco , establecer lfm ites de propiedad, haeer eenso de casas ... es-cribir su diario. Hacer etnografia es como tratar de leer (en el sentido de "interpretarun texto") un m anuserito extranjero , borroso, plagado de elipsis, de incoherencias,d e so sp ech osas enmie nd as y de com entarios tendenciosos y adem as escrito, no en lasgrafias conveneionales de representaci6n sonora, sino en ejem plos volatiles de con-duc ta moc le la da .

    illLa cultura, ese documento activo, es pues publica, 10 mismo que un guifioburlesco 0una correna para apoderarse de ovejas. A unque contiene ideas, la cultura

    no existe en la cabeza de alguien; aunque no es ffsica, no es una entidad oculta. E linterm inable debate en el seno de la antropologia sobre si la cultura ~s "subjetiva" u"objetiva" junto co n el intercam bio reciproco d e insultos in telectuales ("jIdealista!","jmentalistal", "[conductisrat", "[im p re sio nista !", " [p ositiv ista !" ) q ue 10 acompafia,esta por entero mal planteado. Una vez que Ia conducta humana es vista como ac-ci6n simb6lica -acci6n que, 10 mismo que la fonaci6n en el habIa, el color en lapintura, las lineas en la escritura 0 el sonido en la rm isica, significa algo-> pierdesentido la cuesti6n de saber si la cultura es conducta estructurada, 0una estructura dela m en te , 0 hasta las dos cosas juntas mezcladas. En el caso de un guino bu rlesco 0de una fingida correria para apoderarse de ovejas, aquello por 10 que hay que pregun-tar no es su condici6n ontol6gica. Eso es 10 mismo que las rocas por un lade y lossuenos por el otro: son cosas de este mundo. AqueUo por 10 que hay que preguntar24

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    es por su sentido y su valor: si es m ofa 0desa fl o, ir on ia 0c olera, esn obism o u o rg u-no, 10 que se expresa a traves de su aparici6n y por su intennedio. ,Esto podra p arec er u na v erd ad e vid en te , p em h ay n um ero sas m ane ras d e o scu re-c erIa. U na d e e lIas es im ag ina r q ue la cu ltu ra es u na rea lida d "su pe rorg an ica", co nc lu -sa en sl m ism a, con fuerzas y fines propios; esto es reificar la c ultu ra . O tra mane raes pretender que la cultura consiste en el craso esquem a de Ia conducta que observa-m os e n los in div id uo s d e a lg un a c omunid ad ide ntiflca ble ; esto es re du cirla . P ero au n-q ue estas d os co nfu sion es to dav ia sub siste n e in du dab lem ente sub sistiran siemp re, Iafu en te p rin cip al d el embro llo te 6ric o q ue p re se nta 1a a ntro po lo gla c on tempo ra ne a e suna concepci6n que se desarro1l6 com o reacci6n a esas dos posturas y que ahora estaam pliam ente sostenida; m e reflero a la co ncep cio n, p ara c itar a Wa rd G ood eno ug h,quiza su principal expositor, segun la cual "la cultura (esta situada) en el entendi-m iento y en el coraz6n de los hombres". .D e sig na da d e v aria s mane ra s, e tn oc ie nc ia , a na lisis c ompon en cia l 0antropolo-g ia co gn itiv a (u na te rm in olog fa flu ctua nte q ue refleja p ro fu nd a inc ertid umbre ), estae sc ue la d e p en sam ie nto s ostie ne q ue la c ultu ra esta compues ta d e e stru ctu ra s p sic ol6 -g ic as m ed ian te las c ua le s lo s in div idu os 0grupos de in div id uo s g uia n su c on du cta ."La cultura de una sociedad", para citar de nuevo 0G oodenough, esta vez un pasajeque ha llegado a convertirse en el l ocu s c lass icu s d e to do e l rn ov irn ie nto , " co nsis teen 10 que uno debe conocer 0 creer a fin de obrar de una m anera aceptable para susm iem bros". Y partiendo de este concepto de 10 que es la cultura resulta una concep-c io n. ig ua lmente a firm ada , d e 1 0 que es desc ri bi rla : la exposi ci6n de r eg Jas s is tema ti -c as, u na esp ec ie de alg oritm ia e tn ogra fica q ue, d e ser se gu ida , h aria p osib le ob rar, co -mo, 0pasar (dejando de lado la apariencia fisica) por un nativo. D e esta rnanera, unsu bje tivism o ex tremad o se vin cu la co n u n fo rm alism o ex trema do , y el resulta do n oh a d e so rp ren der: u n vio le nto d eb ate sob re si lo s a nalisis p artic ulares (q ue se rea liza ne n la fo rm a d e ta xo no mia s, p ara dig ma s, ta bla s, arb ole s y o tra s ingenu idades) r ef le jan1 0 que los nativos "realm ente" piensan 0 si so n m eram en te ha biles sim u la cio nes,lo gic amente c on vin ce nte s p ero su sta nc ia lm ente d ife re nte s d e 1 0 que piensan los na-tivos. C om o a prim era vista este enfoque parece 1 0 b astan te p r6 xim o a l qu e e stamo sdesarrollando aqui para que se 1 0 c onfu nda co n el, co nv ie ne decir explicitamente 1 0que los divide. S i por un m omento dejam os a un lado nuestros guinos y nuestrasovejas y tom a mos un cuarteto de B eethoven com o un ejem plo de cultura m uy espe-c ia l, p ero su mamen te ilu stra tiv o en e ste c aso , n ad ie 1 0 id entifica ra , cre o, c on su pa r-t itu ra , con la d estre za y co no cim ien tos n ec esa rio s p ara to carlo , co n la comprensi6nq ue tie ne n de el sus e jecu tan tes 0e l publi co , ni (poner a tenci6n , en passani, a los re-d uc cio nista s y a lo s re ific ad ore s) c on u na d ete nn in ad a e je cu ci6 n d el c ua rte to 0con al-g un a m iste rio sa e ntid ad q ue tra sc ie nd e la ex iste nc ia m ateria l. "N in gu na d e estas c o-sas" tal v ez se a u na e xp re si6 n d ema sia do fu erte , p ue s s iempre h ay e sp iritu s in co rre gi-bles. Pero que un cuarteto de B eethoven es una estructura tonal desarrollada en eltiem po, una secuencia coherente de sonidos m odulados ~n una paIabra, rm isica-y n o e l c ono cim ien to de a lg uie n 0 la creencia de alguien sobre alga, incluso sobre lam anera de ejecutarlo , es una proposicion que probablem ente se acepte despues decierta reflexi6n.P ara to ca r e l v io lin e s n ec esa rio p ose er c ie rta in clin ac i6 n, c ie rta d estre za , c on o-cim ientos y talento , hallarse en disposici6n de tocar y (com o reza la v ieja bro ma ) te -ner un violin . Pero tocar el violin no es ni la inclinacion, ni la destreza, ni el cono-cim ien to , n i el e sta do a nim ico , ni (idea que aparentem ente abrazan los que creen en

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    "la cultu ra m ateria l") el v io lin . P ara h acer u n p acto co mercial en M a rru eco s u no d e-be llev ar a cab o ciertas co sas d e d eten nin ad as m an eras (entre ellas, m ien tras cantauno en arabe curanico degollar un cordero ante los m iem bros varones adultos de latr ibu re un ido s e n e ll ug a r) y po se er c ie rt as c ar ac te rf stic as p sic ol6g ic as ( en tre o tr as , e ldeseo de cosas distan tes). P ero el pacto com ercial no es ni el deguello , n i e l deseo ,au nq ue es b ien real, com o h ub iero n d e d escu brirlo en u na o casi6 n anterio r siete p a-rien tes d el jeq ue d e Ma nn ush a a q uien es este h iz o eje cu tar como co nsecu en cia d el ro -bo d e u na mu grien ta y sam osa piel de oveja carente de todo valor que pertenecfa aCohen.L a cu ltu ra es p ub lica p orq ue la sig nificaci6n 10 es. U no no puede hacer unaguinada (0 fm g ir b urlesc arn en te u na g uin ad a) sin co no ce r 10 que e lla s ig nif ic a 0 sins ab er c 6mo c on tra er fis ic ame nte e l p arp ad o y un o n o p ued e llev ar a cab o un a co rreriap ara a du ef ta rs e d e o ve ja s (0 fingir tal c orre ria ) s in s ab er 10que es apoderarse de unao veja y la m an era practice d e h acerlo . P ero sacar d e estas v erd ad es la co nclu sio n d eque saber guinar es guifiar y saber robar una oveja es una correria para robar ovejass up on e u na c on fu si6 n ta n p ro fu nd a c omo tomar d es crip cio ne s d eb ile s y s up erfic ia le spo r de sc ripc ione s densa s, iden ti fi ca r la guin ad a c on la s c on tra cc io ne s d el p arp ad o 0lac orre rfa p ara ro bar o vejas co n la c az a d e an im a les la nu do s fu era d e lo s campo s d e p as-toreo. La falacia cognitiv ista -de que la cultura consiste (para citar a otro vocerod el m o vim ie nto , S te ph en T yler) en "fen 6m en os m e nta les q ue p ued en [el au to rq uieredec ir "deber fan "J s er a na liz ad os media nte me to do s fo nn ale s s eme ja nte s a lo s d e la ma-ternatica y la 16gica"- es ta n demoledora pa ra u n u sa efe ctiv o d el co ncep to d e cu ltu -ra com o 10 so n las fa lacias d el co nd uctism o y d el id ealism o d e las cu ales el co gn iti-vism o es una correcci6n m al pergenada, Y tal vez esta fa lacia sea aun pear puestoqu e su s erro res so n m a s re fin ad os y s us d efo rma cio ne s ma s s utile s.L a critic a g en eraliz ad a d e las teo rias p erso nale s d e la s igni ficac i6n cons ti tuyeya (desde el prim er H usserl y el U ltim o W ittgenste in) una parte tan impo rta nte d elpensam iento m odem o que no necesitam os exponerla aqui una vez m as. Lo que seim p on e e s d arse c ue nta d e q ue el fen 6m en o a lca nz a a la an tro po lo gia , y esp ec ialm e n-te a dv ertir q ue d ec ir q ue la c ultu ra c on sis te e n e stru ctu ra s d e s ig nif ic ac io n s oc ia lm e n-te estab lecid as en virtu d d e las cuales la g en te h ace co sas ta les co mo sen ales d e co ns-piracion y se adhiere a estas, 0 per cib e i nsulto s y contesta a ellos no es 10mismoq ue d ecir q ue se trata d e u n fen 6m en o p sico l6 gico (u na c ara cte ristica d el e sp iritu , d ela p ers on alid ad , d e la e stru ctu ra c og nitiv a d e a lg uie n) 0d ecir qu e 1a cu ltura es el tan -trism o , la g en etic a, la fo rm a p ro gresiv a d el v erb o,la c lasifica ci6 n d e lo s v in os, e l d e-re ch o c omun 0 la no ci6 n d e "u na m ald ic i6 n co ndicio nal" (co mo W e stenn arck d efi-n i6 el concepto de 'ar, en v irtu d d el cu al C o hen re clama ba re para cio n d e lo s d afio s su -fridos). Lo que en un lugar com o M arruecos nos im pide a quienes nos hem os criadoh acien do sen as cap tar la sig nificaci6 n d e las sen as d e o tro s n o es tanto ig no ran cia d ec6m o opera el proceso de conocim iento (aunque si uno supone que ese proceso ope-ra de la m ism a m anera en que opera en nosotros tal su po sici6 n c on trib uira m u ch o aque conozcam os m enos de ta l proceso) com o falta de fam iliaridad con el universoim aginativo en el cuallos actos de esas gentes son signos. Y a que hem os nom bradoa Wi ttg en ste in , p od emo s tambie n c ita rlo a ho ra :

    "Dec imo s d e a 1gun as p ers on as q ue s on tra ns pa re nte s p ara n os otro s. S in emba r-g o, to cante a esta ob serv acio n, es im po rtante ten er en cu enta q ue u n ser h um a-no puede ser un enigm a com pleto para otro . N os dam os cuenta de esto cuandov amo s a u n p ais ex tran je ro d e tra dicio nes completam en te ex trai'ias p ara n oso -26

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    tros; y , 10 que es m a s , aun teniendo dom inio de la lengua del pais. No com-prendemos a la gente. C ' l no a causa de no saber 10 que esas gentes se dicenunas a otras.) No podem os sentim os c6m odos con ellas".

    IVC om o experiencia personal la investigacion etnogrsfica consiste en Ianzarnosa una desalentadora aventura cuyo exito s610 se vislum bra a 10 lejos; tratar d e fo rmu -lar las bases en que uno imagina, siempre con excesos, haber encontrado apoyo, esaquello en que consiste el escrito antropol6gico com o em peno cientifico. No trata-mos (0 por 10menos yo no trato) de convertirnos en nativos (en todo caso una pala-b ra comprome tid a) 0 de imitar a los nativos. Solo los rom anticos 0 los espfas en-con trarian sentido en hacerlo. Lo que procuram os es (en el sentido am plio del term i-no en el cual este designa mucho m a s que la charla) conversar con ellos, una cues-ti6n bastante m as diffcil, (y no 0010 con extranjeros) de 10 que generalm ente se reco-noce. "Si hablar por algiin otro parece un proceso m isterioso", ob servaba S tanleyCavell, "esto puede deberse a que hablar a alg uien no parece 10 su fic ie ntemen te m is-terioso",C onsiderada la cuestion de esta m anera, 1a fin alid ad d e la an tro po lo gia co nsisteen am pliar el universo del discurso hum ano. D esde luego, no es esta su iinica finali-dad, tambien aspira a 1a in str uc ci6n , a l e ntre te nim iento , al c on se jo p ra cu co , al pro-greso moral y a descubrir el orden natural de la conducta humana; y no es la antropo-10gla la unica disciplina que persigue esta finalidad. Pero se trata de una meta a laque se ajusta peculiarm ente bien el concepto sem i6tico de cultura. Entendida com osistem as en interacci6n de signos interpretables (que, ignorando las acepciones pro-v in cia le s, y o llamarfa sim bo lo s), Ia cultura no es una entidad, algo a 10 qu e puedan

    atribuirse de m anera causal acontecim ientos sociales, m odos de conduc ta , in stimc io -nes 0p ro ce so s s oc ia le s; la cultura es un contexto dentro del cual pueden describirseto do s eso s fen 6m en os de m anera inteligible. es decir, d ensa.La fam osa identificaci6n antropol6gica con 10 (para nosotros) ex6tico -jine-tes bereberes, m ercachifles judios, legionarios franceses-- es pues esencialm ente unartific io para o cu lta rn os n ue stra fa lta d ec ap acid ad p ararelacio namos p erce ptiv am en tecon 10 que nos resulta m isterioso y con los dem as. Observar 10 corriente en lugaresen que esto asume formas no habituaIes muestra no, como a menudo se ha pretendi-do, la a rb itT arle da d d e la conducta hum ana (no hay nada especialm ente arbitrario enrobar ovejas violentam ente en M arruecos), sino la m edida en que su significaci6n va-ria se gU n el esq uem a de vida que 10infonna. Com prender la cultura de un pueblo su-pone captar su carseter norm al sin reducir su particularidad. (C uanto m a s me e sf ue r-zo por com prender 10 que piensan y sienten los m arroquies, tanto m as 16gicos y sin-gulares m e parecen.) D icha com prensi6n los hace accesibles, los coloca en el m arcode sus propias trivialidades y disipa s u opac id ad .Es esta maniobra, a la que suele designarse dem asiado superficialm ente com o"ver las cosas desde el punto de v ista d el actor" ,dem asiado librescam ente com o el en-foque de la verstehen 0demasiado tecnicamense como "analisis em ico", la que a me-nudo conduce a Ia idea de que la anttopologia es una variedad de interpretacion m en-tal a larg a distancia 0 una fantasia sobre la s islas de canfbales, m aniobra que, para al-gunos deseosos de navegar a naves de los restos de una docena de filosoffas hundi-das, debe por eso ejecutarse con gran cuidado. Nada es m as necesario pam com pren-

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    der 10 que es la i nt erpr et ac i6n an tropo l6g ica y basta que punto es in te rp re ta cio n q ueuna com prensi6n exacta de 10 que significa -ye 10 q ue no significa=- afirmar quenuestras form ulaciones sobre sistem as sim b6licos de otros pueblos deben orientarseen funci6n del actor)Lo cual significa que las descripciones de la cultura de bereberes, judios 0 fran-ceses deben encararse atendiendo a los valores que im aginam os que bereberes, judioso franceses asignan a las cosas, atendiendo a las f6nnulas que ellos usan para defin ir10 que 1es sucede. La que no significa es que tales descripciones sean ellas m ism asbe rebe re s, jud ia s 0francesas, es decir, parte de la realidad que estan d escrib ie nd o; so nantropo16gicas pues son parte de un sistem a en desarrollo de analisis cientifico . D e-ben elaborarse atendiendo a las in terpretaciones que hacen de su experiencia personaspertenecientes a un grupo particular, porque son descripciones, segiin ellas m ism asd ec la ra n, d e ta le s in te rp re ta cio ne s; y son antropol6gicas porque son en verdad antro-p6logos quienes las elaboran. N orm alm ente no es necesario senalar con tanto cuida-do que el objeto de estudio es una cosa y que el estudio de ese objeto es otta. E s cla-ro que el mundo ffsico no es la ffsica y que una clave esquem atica del F innegan 'sW ake no es el F in nega n's Wa ke . Pero , com o en el estudio de la coltura, el analisispenetra en el cuerpo m ism o del objeto --es decir, c omenz amo s c on n ue stra s p ro pia sinterpretaciones de 10 qu e nu estros irform antes son 0 piensan que son y lu ego lassistematizamos- la linea que separa la cultura (m arroqui) com o hecho natural y lacultura (m arroqui) com o entidad te6rica tiende a borrarse; y tanto m as si la U ltim a espresentada en la forma de una descripcion, desde el punto de vista del actor, de lasconcepciones (m arroquies) de todas las cosas, desde la violencia, el honor, la digni-dad y la justicia basta la tribu , la p ro pie da d, e l p ad rin az go y l a je fa tura .E n sum a, los escritos antropol6gicos son ellos m ism os interpretaciones y poran adid ura interp retacio nes d e seg un do y tercer orden. (Por defm ici6n, solo un "nati-vo" hace interpretaciones de prim er orden: se trata de su cultura.j- De manera queson ficciones; ficciones en el sentido de que son algo "hecho", algo "form ado","compuesto" -que es la s ig nif ic ac i6 n d e fietia-, n o n ecesariam ente falsas 0 inefec-tivas 0m ero s ex perim en tos m en tales de "com o si", E laborar descripciones orienta-das hacia el punto de vista del actor de los hechos relativos a un caudillo bereber, au n co mercian te ju dfo y a un m ilitar frances en el M arruecos de 1912 constituye clara-m ente un acto im aginativo , en m odo alguno diferente de la elaboracion de analogasdescripciones de, digam os, las relaciones que tenian entre SI un m edico de provinciasfrances, su boba y adultera esposa y el fiitil am ante en la F rancia del sig lo XIX. Enel ultim o caso, los actores estan representados com o si no hubieran existido y lo shechos como si no hubieran ocurrido , en tanto que en el primer caso los actores es-tan in te rp re ta do s c omo re ale s y los hechos com o ocurridos. Esta es una diferencia de

    1 No s610 de otros pueblos. la antropologia puede ejercitarse en la cultura de la cual ellamisma fonna parte y, en efecto, esto ocurre cada vez en mayor medida, 10 coal tiene profundaimportancia, pero como plantea unos cuantos espinosos y especiales problemas de segundoorden, par e1 momento dejare a un lado este hecho.2 E1 problema de los 6rdenes es ciertamente complejo. Los trabajos antropo16gicos basadosen otros trabajos amropo16gicos (los de Levi-Strauss, por ejemplo) pueden ciertamente ser de uncuarto orden 0 atin mas, y los infonnantes con frecuencia y hasta habitualmente daninterpretaciones de segundo orden; es 10 que ha llegado a conocerse como "modelos nativos". Enlas culturas ilustradas, en las que Ia interpretacion "nativa" puede alcanzar niveles superiores (en

    el caso del Magreb basta pensar e un Ibn Jaldun y en e1 caso de los Estados Unidos en MargaretMead) estas cuestiones se haeen verdaderamente intrincadas.

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    no poca im portancia, una diferencia que precisam ente M adam e Bovary encontraba di-ffeil de entender. Pero la importaneia no reside en el hecho de que Ia historia de M a-dam e Bovary fuera una creacion literaria en tanto que la de Cohen fuera solo una ano-taci6n. L as condiciones de su creacion y su sentido (para no decir nada de la calidadliteraria) difieren. P ero una historia es tanfictio, "una hechura", com o Ia otra.Los antrop6logos no siem pre tuvieron conciencia de este hecho: de que si b ienla cultura existe en aquel puesto com ercial, en el fuerte de la m ontana 0en la corre-ria para robar ovejas, la antropologfa existe en ellibro, en el articulo, en la conferen-cia, en la exposicion del museo y hoy en dia a veces en la pelieula cinematografica,D arse euenta de esto significa eom prender que Ia linea que separa m od o d e represen ta-cion y eontenido sustantivo no puede trazarse en el analisis cultural com o no puedehacerselo en pintura; y ese heeho a su vez parece am enazar la condicion objetiva delconocim i en to antr opo l6gico al sugerir que la fuente de este es, no la r ea lid ad soc ia l,sin o e l a rtificio e ru dito .

    Lo am enaza, pero se trata de una am enaza superficial. E l derecho de la relaci6netnografica a que se Ie preste atencion no depende de Ia habilidad que tenga su autorpara recoger hechos prim itivos en rem otos lugares y llevarlos a su pais, com o si fue-ran una m ascara 0una escultura exotica, sino que depende del grado en que ese autorsea c ap az d e c la rific ar 10 que ocurre en tales lugares, de reducir el enigma -lque cIa-se de hom bres son esos?- al que naturalrnente dan nacim iento hechos no fam iliaresque surgen en escenarios desconocidos. Esto plantea varios problem as serios de veri-ficacion, 0si la palabra "verificacion" es dem asiado fuerte para una ciencia tan blan-da (yo preferiria decir "evaluacion"), el problem a de com o hacer una relacion m ejor apartir de otra m enos buena. Pero aquf esta precisamente la virtud de la etnograf fa, Siesta es descripcion densa y los etnografos son los que hacen las descripciones, luegola cuesti6n fundam ental en todo ejem plo dado en la descripci6n (ya se trate de unanota aislada de la libreta de cam po, 0de una monograffa de las dimensiones de las deM alinowski) es la de saber si la descripcion distingue los guinos de los tics y losguinos verdaderos de los guinos fingidos. D ebem os m edic la validez de nuestras ex-plicaciones, no atendiendo a un cuerpo de datos no interpretados ya descripciones ra-dicalm ente tenues y superficiales, sino atendiendo al poder de la im aginaci6n cientffi-ca para ponemos en contacto con la vida de gentes extranas, Como dijo Thoreau, novale la pena dar la vuelta al mundo para ir a contar los gatos que hay en Zanzibar.

    vLa proposici6n de que no conviene a nuestro in teres pasar por alto en la con-ducta humana las propiedades m ismas que nos interesan antes de comenzar a exam i-nar esa conducta, ha elevado a veces sus pretensiones basta el punto de afumar: co-mo 10 que nos interesa son solo esas propiedades no necesitam os atender a la conduc-ta sino en forma muy sumaria. La cultura se aborda del modo mas efectivo, conti-nua esta argumentacion, entendida como puro sistema simb61ico (la frase que nosatrapa es "en sus propios terminos"), aislando sus elem entos, especificando las rela-ciones in temas que guardan entre sf esos elementos y luego caracterizando todo elsistem a de alguna m anera general, de conform idad con los sim bolos eentrales alrede-dor de los cuales se organize la cultura, con las estructuras subyacentes de que ella

    es u na e xp resi6 n, 0con los principios ideol6gicos en que ella se funda. Aunque re-presente un claro mejoram iento respecto de la nocion de cultura com o "conducta29

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    aprendida" 0 com o "fenom enos m entales", y aunque sea la fu en te d e a1g un as v ig oro -sas concepciones te6ricas en la antropologia contem poranea, este enfoque herm eticom e parece correr el peligro (y de m anera creciente ha caido en 61) de cerrar las puertasdel analisis cultural a su objeto propio: la logic a inform al de la vida real. No yeogran beneficio en despojar a un concepto de los defectos del psicologism o para hun-dido inm ediatam ente en los del esquem atism o.Hay que atender a la conducta y hacerlo con cierto rigor porque es en el flu ir dela conducta - 0, m as precisam ente, de la accion social- donde las fonnas culturalesencuentr an a rtic u la ci6n . La encuentran tam bien, por supuesto , en diversas clases deartefactos y en diversos estados de conciencia; pero estes cobran su significaci6n delp ap el q ue desem pen an (W ittgen stein diria de su "uso") en una estructura operante devida, y no de las relaeiones in trinsecas que puedan guardar entre si. Lo que crea nues-tro dram a pastoral y de 10 que trata por 10 tanto ese dram a es 10 que C ohen, el jequey el capitan D um ari hacian cuando se em brollaron sus respectivos prop6sitos: practi-car el com ercio , defender el honor, establecer el dom inio frances. C ualesquiera que se-an los sistem as simb6licos "en sus propios term inos", tenem os acceso empfrico a

    elIos escrutando los hechos, y no disponiendo entidades abstractas en esquem as unifi-cados. O tra im plicaci6n de esto es la de que la coherencia no puede ser la principalprueba de validez de una descripci6n cultural. Los sistem as culturales deben po seerun m inimo grado de coherencia, pues de otra m anera no los llam ariam os sistem as, yIa observaci6n m uestra que nonnalm ente tienen bastante coherencia. S in em bargo,nada hay m as coherente que la alucinaci6n de un paranoide 0que el cuento de un esta-fador. La fuerza de nuestras in terpretaciones no puede estribar, com o tan a m enudose acostum bra hacerlo ahora, en la tenacidad con que las in terpretaciones se articulanfrrmemente 0en la seguridad con que se las expone. C reo que nada ha hecho m as pa-ra desacreditar el analisis cultural que la construcci6n de im pecables pinturas de or-den form al en cuya verdad nadie puede reaIm ente creer.S i la in terp retacio n antro po 16g ica es realiz ar u na lectu ra d e 10 q ue ocu rre, d iv or-c ia rla d e 10 que o cu rre -de 10 que en un detenninado m om ento 0lu ga r d ic en d ete nn i-nados personas, de 10 que estas haeen, de 10 que se les hace a ellas, es decir, de todoel vasto negocio del m undo- es divorciarla de sus aplicaciones y hacerla vacua. u-na buena interpretaci6n de cualquier cosa ~e un poema, de una persona, de una his-toria, de un ritual, de una institucion , de una sociedad- nos lleva a la m edula m is-rna de 10 que es la interpretaci6n. C uando esta no 10 hace asi, sino que nos conducea cualquier otra parte -por ejem plo , a adm irar la elegancia de su redaccion, la agude-za de su autor 0 las bellezas del orden euclid iano- dicha interpretacion podra tenersus encantos, pero nada tiene que ver con Ia tarea q ue d ebia realizar: d esen tran ar 10que significa todo ese enredo de las ovejas.E I enredo de las ovejas -su robo, su devoluci6n reparadora, la confiscaci6npolitic a de elIas-- es (0 era) esencialm ente un discurso social, aun cuando, com o 10indique antes, fuera un discurso desarrollado en m ultip les lenguas y tanto en actosco mo en p alabras.A I reclam ar su 'ar, C ohen invocaba al pacto m ercantil; al reconocer la reclama-ci6n, el jeque desafiaba a la tribu de lo s Iadrones; al a ce pra r s u c ulp ab ilid ad la tribude los ladrones pag6 la indem nizaci6n; deseosos de haeer saber con claridad a los je-ques y a los m ercaderes por igual quienes eran los que mandaban alii ahora, lo s f ran-ceses m ostraron su m ano im perial. Lo mismo que en todo discurso , el codigo no de-tennina la conducta y 10 que realm ente se dijo no era necesario haberlo dicho. Co-30

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    ben, considerando su ilegftim a situaci6n a los ojos del protectorsdo, podria haber de-cid id o n o re clam ar nada. EI jeque, por a ruUogas r azones , podrla haber rechazado la re -clamaci6n. La tribu de los ladrones, que ann se resistfa a l a au to ri dad francesa, podriahabe r cons ide rado la incursion com o algo "real" y podria haber decidido luchar en lu-gar de negociar, Los franceses s i hub ie ran sido mas hdbiles y menos durs (como enefecto llegaron a ser luego bajo la tutela seftorial del marisca1 Lyautey) podrian ha-ber perm itido a Cohen que conservara sus ovejas haciendole una guiftada com o pamind icarle qu e p odia con tinu ar en sus actividades comerciales, Y hay ademas otras po-sib ilid ad es: lo s d e Ma rmush a podr i an habe r cons ide rado la acci6n fran cesa un insultodem asiado grand e, precipitand ose en 1 a d is id encia ; lo s f ra nc es es podr i an haber in te nta -do no tanto hum illar a Cohen como someter m a s fmnemente a ellos at propio je-que; y Cohen podria haber Uegado a la conclusi6n de que, entre aquellos renegadosbereberes y aquellos soldados de estilo Beau G este, ya no valia 1 a pena ejercer el co-m ercio e n a qu ellas alturas del At las y haberse retirado a los confines de la ciudad queestaban mejor gobemados. Y eso foe realmente 10 que mas 0 m enos ocurri6 pocodespues cuando el protectorado lleg6 a ejercer genuina soberania. Pero 10 irnportanteaq ui n o es d escrib ir 1 0 que ocu rria 0no ocurria en M arruecos. (partiendo de este sim -ple incidente uno puede Uegar a enorm es com plejidades de experiencia social.) Loimportante es dem ostrar en que consiste una pieza de interpretacion antropologica:e n tra za r la curva de un d iscu rso soc ia l y fijarlo en una form a susceptible de ser exa-minada.E1 etn6grafo "inscribe" d iscurso s sociales, los p one par escrno, los redacta. A Ihacerlo, se aparta del hecho pasajero que existe 8610 en el momenta en que se da ypasa a una relaci6n de ese hecho que existe en sus inscripciones y que puede volver aser consultada. Haee ya mucho tiempo que murio el jeque, muerto en el proceso de10 que los franceses llam aban "pacificaci6n"; el capitan D um ari, "su pacificador" seretir6 a vivir de su s recuerdos al sur de Francia y Cohen el ano pasado se fue a su"patria" Israel, en parte com o refugiado, en parte com o peregrino y en parte com o pa-triarca agon iz ante. P ero 10 que ellos se "dijeron" (e n el sentido am plio del termino)unos a otros en una meseta del Atlas h ac e se se nta anos ha quedado conservado -noperfectamente, por ciena- para su estudio. Paul Ricoeur, de quien tome toda estaidea de la inscripci6 n de lo s actos aunque algtin ta nto modific ad a, p re gunta : "t.Que fi-ja Ia escritura?"

    UNo el hecho de hablar, sino 10 'dicho ' en el hablar, y entendemos por '1 0 di-cho ' en el hablar esa exteriorizaci6n intencional constitutiva de la fm alidad deld is cu rs o g ra cia s a Ia cual el sagen -e l decir- tiende a convertirse en Aussa-ge, en enunciaci6n, en 10 enunciado. En som a, 10 que escribimos es el noema('e l p en sam ien to ', el 'co nte nid o', Ia 'intenci6n') del hablar. Se trata de la signi-ficaci6n del even to de habla, no del hecho com o hecho."Con esto no queda todo "dicho", pues si los fil6sofos de Oxford recurren acuentitos, los fenom enologos recurren a grandes proposiciones; pero esto de todasm aneras nos lleva a una respuesta m as precisa de nuestra pregunta in icial "lQue ha-ce el etn6grafo?": el etn6grafo escribe> Tampoco este parece un descubrim iento

    3 O. tambien mu exactamente, "inscribe". La mayor parte de la etnografla se encontraraciertamente en libros y articulos antes que en pelfculas cinematograficas, registros, museos, etc.;pero aun en libros y articulos hay por supuesto fotograffas, dibujos, diagramas, tablas, etc. En

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    muy notable, y para algunos fam ilia riz ad os c on 1 a actual "bibliograffa" sera pocoplausible. Pero, com o la respuesra estandar a nuestra pregunta fue "EI etn6 grafo ob-serv a, reg istra, analiza =-una-ccocepcion del asunto por el estilo del Yini, vidi,vinci=-, dicha respuesta puede tener consecuencias m as profundas de 10 que parece aprimera vista, y no poco importante entte e1las es 1 a de que distincion de estas tresfases de conocim iento (observar, registrar, analizar) puede nonnalm ente no ser posi-ble y que com o "operaciones" aut6nom as pueden no exis ti r en re alid ad .La situacion es aiin m as delicada porque, com o ya observam os, 10 que inscr ib i-mos (0 tratamos de inscribir) no es discurso social en bruto, al cual, porque no so-mos a cto res (010 somos muy marginalmente 0 m uy especialm ente) no tenem os ac-ceso directo, sino que s610 1 a pequefta parte que nuestros infonnantes nos refieren.-Esto no es ta n te rrib le c omo parece, pues en realidad no todos los cretenses son m en-tirosos y porque no es necesario saberlo todo para com prender algo. Pero hace pare-cer relativam ente im perfecta la concepcion del analisis antropologico com o m anipu-laci6n conceptual de hechos descubiertos, com o reconstruceion logica de una reali-d ad . D is po ne r c ris ta le s simetricos de sig nificaci6n, pu rificados de la com plejidad m a-terial en que estaban situados, y luego atribuir su existencia a principios autogenosde orden, a propiedades universales del espiritu humano 0 a v astas Weltanschaungena p rio ri, es aspirar a una ciencia que no existe e imagin ar una realidad que no podraencontrarse. EI an alisis cultu ral es (0 d eberia ser) conjeturar significacion es, estim arlas conjeturas y llegar a conclusiones explicativas partiendo de las me jo re s c on je tu -ras, y no el descubrimiento del continente de la sig nificac io n y el mapeado de su pai-saj e i nc0rp6reo .

    VIDe m anera que la d escrip ci6 n etn og rafica p resen ta ttes rasg os ca ra cterfstico s:es in terpre ta tiva, 10 que interpreta es el flujo del discurso social y la in terpretacionc on siste e n tratar de rescatar "10 dicho" en ese discurso de sus ocasiones perecederasy fijarlo en term in os su scep tib les de consulta. EI kula ha des apar ec ido 0 se ha altera-do. pero para bien 0 para mal p erd ora T he A rgo nau ts o f the W estern P ac ific . Ade-mas . 1 a descripci6n etnografica tiene una cuarta caracterfstica, por 10 menos tal co-mo yo la p ra ctic o: e s rn ic ro sc6p ic a.Esto no quiere decir que no haya interpretaciones antropol6gicas en gran escalade sociedades enteras, de civilizaciones, de acontecim ientos rnundiales, etc. E n reali-dad, en esa extensi6n de nuestros analisis a contextos m a s amplios, 10 q ue , ju nto

    con sus im plicaciones te6ricas, los recom ienda a la atenci6n general y 10 que jus tif i-ea que los elaborem os. A nadie le im portan realm ente, n i siquiera a Cohen (bueno ...tal vez a Cohen sf) aquellas ovejas como tales. La historia puede tener sus puntos

    antropologfa ha estado faltando conciencia sobre los modos de representaci6n -para no hablarde los experimentos con ellos-.4 En 1a medida en que 1a idea de "observacion participante" reforz6 el impulso delantr0p6logo a compenetrarse con sus infonnantes y considerarlos antes personas que objetos, fueuna idea valiosa. Pero en la rnedida en que condujo al antr0p61ogo a perder de vista la naturalezamuy especial de su propio papel y a imaginarse e l mismo como algo mas que un transetinte

    interesado (en ambos sentidos de la palabra), este concepto fue nuestra fuente mas importante demala fe.

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    c ulm in an te s y d ec isiv os, "grandes m idos en una pequena habitacion": p ero aqu el pe -queiio episodio no era uno de esos m om entos.Quiere decir sim plem ente qu e el an tr0p 61o go de m ane ra caracte ristica ab ord aesas interpretaciones m as am plias y haee esos analisis m as abstractos partiendo delos conocim ientos extraord inariam ente abundantes que tiene de cuestiones extrem a-damente pequenas, Enfren ta las m ism as grandes realidades polfticas que otros -losh isto riadores, los econom istas, los cien tificos politicos, los sociclogos=- enfrentanen dimensiones m ayores: e l Poder, e l C am bio , la Fe, la Opresion, el T rabajo, la Pa-sion, la Autoridad, la B elleza, la V io lencia, el A rnor, el P restigio ; solo que el antro-pologo las encara en contextos 10 bastante oscuros -lugares como M armusha y vi-das com o la de Cohen- para quitarles las m ayiiscu las y escribirlas con m inuscu la.E stas constancias dem asiado hum anas, "esas grandes palabras que nos espantan a to-dos", tom an una form a sencilla y dom estica en esos contex tos domesncos, Peroaquf esta exaetam ente la ventaja, pues ya hay suficientes profundidades en el m undo.S in em bargo, el problem a de c6m o llegar, partiendo de una coleccion de m inia-turas etnograficas com o el incidente de nuestras ovejas -un surtido de observacio-nes y a ne cd ota s-> , a la d es crip cio n de los paisajes cu lturaIes de una nacion, de una e -po ca, de un c ontinen te, 0de la civilizacion no es tan facil de eludir con vagas alusio-nes a las virtudes de 10 concreto y de mantener b ien firm es los pies en la tie rra . P arauna ciencia nacida en tribus indias, en las islas del Pacifico y en las com unidadesafricanas y que luego se sintio anim ada por m ayores ambiciones, este ha llegado aser un im portan te problem a m etodol6gico, un problem a que por 10 general fue m alm anejado. Los m odelos que los an tropologos elaboraron para justificar su paso des-de las verdades locales a las visiones generales fueron en verdad los responsab les deso ca va r to da la em presa antropo16gica en m ayor m edida que todo cuanto fueron capa-ces de urd ir sus entices: los sociologos obsesionados con m uestreos, los psicologosc on m ed id as 0 los ec ono mistas co n agregad os.De estos modelos, los dos principales fueron: el de Jonesville com o modelo"m icrocosm ico" de los Estados Unidos, y el de la isla de Pascua como caso de prue-ba y modelo de "experim ento natural". 0 b ien los cielos m etidos en un grano de are-na, 0bien las m as rem otas costas de la posib ilidad.D ecretar que Jonesv ille es Estados U nidos en pequefto (0 que E stados U nidoses Jonesv ille en grande) es una falacia tan eviden te que aqui 10 unico que necesita ex-p licacion es com o la gente ha logrado creer sem ejante cosa y ha esperado que otrosla creyeran. L a idea de que uno puede hallar la esencia de sociedades nacionales. de ci-vilizaciones, de grandes relig iones en las llam adas pequenas ciudades y a ld ea s "tip i-cas" es palpablem ente un disparate. L o que uno encuentra en la s p eq uena s c iu dade s yalde as es (jayl) vida de pequenas ciudades 0aldeas. S i la im portancia de los estud ioslocalizados y m icroscopic os dependiera realm ente de sem ejan teprem isa -de que cap-ta n el m undo grande en el pequefto-, d ichos estudios carecerian de toda relevancia.Pero por supuesto no depende de esto . E llugar de estudio no es el ob jeto de es-tud io. L os an trop6logos no estud ian aldeas (tribus, pueblos, vecindarios ... ); estu-dian en aldeas. U no puede estudiar d ife re nte s c osa s e n d ife re nte s lu ga re s, y en lo ca li-dades confm adas se pueden estud iar m ejor algunas cosas, por ejemplo, 10 que el do-m in io co lonial afecta a m arcos estab lecidos de expectativa m oral. Pero esto no sign i-fica que sea ellugar 10 que uno estudia . E n las m as rem otas provincias de M arruecosy de Indonesia m e debao can las m ism as cuestiones con que se debatieron otros cien-tffic os soc iale s e n lu gare s m as centrales: la cuesti6n , por ejem plo, de com o se expli-ca que las m as im portunas pretensiones a la hum anidad se form ulen con los acentos

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    delorgullo de grupo; y 10 cierto es que llegue aproxim adamente a la s m ism as con-elusiones. Uno puede agregar una dim ensi6n, m uy necesaria en el actual clim a delas cieneias sociales, pew eso es todo. Si uno va a ocuparse de la explotaci6n de lasm asas tiene cierto valor la experiencia de haber visto a un m ediero javanes trabajan-do en la tierra bajo un aguaeero tropical 0a un sastre m arroqui cosiendo caftanes a lalu z de una lam parilla de veinte bujias. Pew la idea de que esta experieneia da e l c on o-cim iento de toda la cuesti6n (y 10 eleva a uno a algtin terreno ventajoso desde el cualse puede m irar hacia abajo a quienes estan eticam ente m enos priv ilegiados) es unaidea que s610 se Ie pude ocurrir a alguien que ha permanecido dem asiado tiempo vi-v ie nd o e ntre la s malezas.E I concepto de "Iaboratorio natural" ha sido igualm ente pernicioso , no s610porque la analogia es fal~~-lque clase de laboratorio es ese en el que no se puedem anipuIar ninguno de los panimetros?-. sino porque conduce a la creencia de quelos datos procedentes de los estudios.etnograficos son m as puros 0mas importa nte so m as s6lidos 0m enos condicionados (la palabra preferida es "elem entales") que losdatos derivados de otras clases de indagaci6n social. La gran variaei6n natural de lasfonnas cultura1es es, desde luego el gran (y frustrante) recurso de la antropologfa, pe-ro tam bien es el terreno de su m as prof undo dilema teorico: lc6mo puede conc ilia rs esem ejante variaci6n con la unidad biol6gica del genero hum ano? Pero no se trata, n isiquiera m etaf6rieam ente, de una variaci6n experim ental porque el contexto en quese da varia junto con ella, de m anera que no es posib le (aunque hay quienes 10 inten-tan) aislar la y de la x y a sig na rJe s u na funci6n propiaLos fam osos estudios que pretenden m ostrar que el com plejo de Edipo era al re -ves entre los naturales de la s islas T robriand, que los roles sexuales estaban inverti-dos entre los eham buli y que los indios pueblo carecian de agresi6n (todos ellos eraneran caracterfsticam ente negativos, "pero no en el sur") no son, cualquiera que sea suv alid ez empiric a, h ip 6te sis "c ie ntific am e nte d emo stra da s y ap ro ba da s" . S on in te rp re -taciones 0m alas in terpretaciones a las cuales se llego, com o en otras in terpretacio-nes de la m ism a manera y que son tan poco concluyentes com o otras in terpretacio-nes, de suerte que el in tento de asignarles la autoridad de experim entaei6n ffsica noes sino un m alabarism o m etodol6gico . Los hallazgos etnograficos no son priv ilegia-dos, son 0010 particulares. C onsiderarlos algo m as (0 algo menos) lo s d efo nn a y de-form a sus im plicaciones, que para la teoria social son m ucho m a s profundas que lamera pr imi ti vidad .O tra particularidad es esta; la raz6n de que prolijas descripciones de rem otas in-cursiones para robar ovejas (y un etn6grafo realm ente bueno basta llegarfa a determ i-nar que clase de ovejas eran) tengan im portancia general es la de que dichas descrip-c io ne s p re se nta n al espfritu sociologico m aterial concreto con que alim entarse. Loim portante de las conclusiones del antropologo es su com plejo caracter especifico ycircunstanciado. E sta clase de m aterial producido en largos plazos y en estud io s prin -cipalm ente (aunque no exclusivam ente) cualitativos, con am plia participaci6n del es-tudioso y realizados en contextos confinados y con criterios casi obsesivam ente m i-cro sc6p ico s, es 1 0 qu e p uede dar a los m egaconceptos can los que se debaten las cien-eias sociales contem ponineas -legitim idad, m odem izaci6n, in tegraci6n, conflicto ,carism a, estructura, significaci6n- esa c1ase de actualidad sensata que hace po sibleconcebirlos no solo de m anera realista y eon creta sin o, 10 que es m as im portante,p en sa r c re ativ a e im ag in ativ am e nte con elIos.E l problem a m etodo16gico que presenta la naturaleza m icrosc6pica de la etno-g rafia es real y de peso. Pero no es un problem a que pueda resolverse m irando una re-34

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    m ota localidad com o si fuera el m undo m etido en una taza de te 0 e l e qu iv ale nte so -cio16gico de una cam ara de niebla. H a de resolverse -0en todo caso se 10 m anten-dra decentem en te a ray a- comprendiendo que las accion es sociales so n com entario ssobre algo m as que elIas m ism as, y qu e la proced encia de u na interpretaci6n no deter-m ina hacia d6 nde va a ser luego im pulsad a. P equ efios hechos hablan de gran des cues-tio ne s, g uif io s h ab lan d e episte rn olo gia 0 correrias co ntra ov ejas hablan de revolu-c ion , po rque estan hech os para hacerlo asi.

    vnY esto nos lleva por fin a considerar la teorfa, E l vicio dom inante de los enfo-ques interpretativos de cualquier cosa -literatura, suenos, sfntom as, cultura- con-siste en q ue tales enfoques tiend en a resistir (0 s e le s p erm ite re sis tir) la a rtic ula ci6 nconceptual y a escapar asi a los m odos sistem aticos de evaluaci6n. U no capta una in-terpretacion 0no la capta, com prende su argum ento 0 no 10 comprende, 10 acepta 0no 10 acep ta. A prision ada en 10 inmed ia to d e lo s p ro pio s d eta lle s, Ia in te rp re ta cio nes presentada com o valida en sf m ism a 0, 10 que es peor, com o validada por la su-p ue stamen te d esa rro lla da s en sib ilid ad d e la persona que la presenta; todo intento def ormu la r 1 a in te rp re ta cio n en terminos que no sean los suyos propios es consideradouna p arodia 0, para decirlo con la expresion m as severa que usan los antropologosp ara designar el abu so moral, como u n intento etn ocentrico.En el caso de este campo de estudio, que tim idam ente (aunque yo m ism o nosoy tim id o al respecto ) preten de afirm arse co mo una ciencia, n o cabe sem ejante acti-tud. N o hay raz6n alguna para que la estructura conceptual de una interpretacion seam enos form ulable y por 1 0 tanto m enos susceptible de sujetarse a canones explici-tos de validaci6n qu e la d e u na o bse rv ac i6 n b io lo gic a 0la de un cxperim ento ffsico,salvo la razon de que los term inos en que puedan hacerse esas form ulaciones, si no

    faltan por com plete, son casi inexistentes. N os vem os reducidos a insinuar teonasporque carecemos de los m ed ios para enunciarlas.A I m ism o tiem po, hay que adm itir que existe una serie de caracterfsticas de lainterpretaci6n cultural que hacen el desarrollo te6rieo m ucho m as dificil de 10 quesu ele se r en o tra s d is cip iin as. La p rime ra c ara cte ris tic a e s Ia necesidad de que la teo-ria permanezca m a s c erc a d el te rre no e stu dia do d e 10 q ue p erm an ece en el caso de den-cias m as capaces de entregarse a la abstraccicn im aginativa. En antropologia, s610brev es vu elos d e raciocinio su elen ser efectiv os; vuelos m as prolo ngados van a parara suenos 16gicos y a confusiones academ icas con sim etria form al. C om o ya dije, to-do el quid de un enfoque sem i6tico de la culLura e s ay udam os a lograr acceso al m un-do conceptual en el cual viven nuestros sujetos, de suerte que podam os, en el senti-do am plio del term ino, conversar con e llo s, L a tens ion ent re la presion de esta n ece-sidad de penetrar en un universo no fam iliar de acci6n sim b61ica y las exigencias depro greso tecnico en la teorfa de la cu ltura, entre la necesidad d e apreh ender y la n ece-sidad d e analizar es, en consecuencia, m uy gran de y e senc ia lmente in ev ita ble . En re a-li dad, cuanto mas se desarrol la la teona m as profunda se haee la tensi6n. Esta es laprim era co ndici6n de la teorfa cultural: no es duei1a de sl m ism a. C om o es insepara-ble de los hechos inm ediatos que presenta la descripci6n densa, la libertad de la teo-ria para forjarse de con form idad con su 16 gica interna es bastante lim itada. L as gene-ralidades a las que logra Uegar se deben a la delicadeza de sus distinciones, no a laf ue rz a d e s us abs tra cc io ne s.Y de esto se sigue una peculiaridad en la m anera (una sim ple cuestion de he-

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    cho em pfrico) en que crece nuestro conocim iento de la cultura. " de las culturas ... deuna cultura ... : crece a chorros, a saltos, En lugar de seguir una curva ascendente dec ompro ba cio ne s a cumu la tiv as, e l an alisis c ultu ra l se d esa rro lla se giin u na se cu en ciad iscontinua p ero coherente de d esp eg ues cada vez m as audaces. L os estudios se reali-zan sobre otros estudios, pero no en el sentido de que reanudan una cuestion en elpunto en el que otros la dejaron, sino en el sentido de que, con m ejor inform acion yconceptualizacion, los nuevos estudios se sum ergen m as profundam ente en las m is-m as cuestiones, Todo anal isis cultural serio parte de un nuevo com ienzo y terrninaen el punto al que logra llegar antes de que se Ie agote su im pulso intelectual Se m o-v iliz an h ec ho s a nte rio rmente d esc ub ie rto s, se u sa n c on ce pto s a nte rio rmen te d esa rro -llados, se som eten a prueba hip6 tesis anteriorm ente fo rm uladas; p ero el m ovim ienton o v a desd e teorem as y a demostrados a teorem as demostrado s m as recientem ente, si-no que va desde la desm afiada vacilacion en cuanto a la com prension m as elem ental,a una pretension fundam entada de que uno ha superado esa prim era posicion. U n es-tudio antropo16gico representa un progreso si es m as incisivo que aquellos que 10precedieron; pero el nuevo estudio no se apoya m asivam ente sobre los anteriores alos que desafia, sino que se m ueve paralelam ente a elIos.Es esta raz6n, entre oiras, la que haee del ensayo, ya de treinta paginas ya detre sc ie nta s p ag in as, e l g en ero n atu ral p ara p re sen ta r in te rp re ta cio ne s c ultu ra le s y la steorias en que elIas se apoyan, y esta es tambien la raz6n por 1a c ual, si uno buscatra ta do s sistema tico s e n e ste c ampo" se v e ra pid arn en te d ec ep cio na do , y tanto m as sillega a encontrar alguno. A qui son raros hasta los artfculos de inventario y en todocaso estes solo tien en un interes biblio grafico. L as g randes contrib uciones te6 ricase sta n n o s6 10 e n e stu dio s e sp ec ffic os -ysto es cierto en casi todos los cam pos deestudio- sino que son difieiles de separar de tales estudios para integrarlas en algoq ue p ud ie ra llama rse "teorfa de la cultura" como tal. L as form ulaciones te6 ricas seciem en muy bajo sobre las interpretaciones q ue rigen, de m anera q ue separadas de es-tas no tienen m ucho sentido ni gran interes. Y esto es asi no porque no sean genera-le s (si n o fu eran g en era le s n o se ria n te 6ric as), sin o p orq ue e nu nc ia da s in de pen die nte -men te d e su s a plic ac io ne s, p are ce n v ac fa s 0p erog rulladas. P ued e uno (y en v erdad esesta la m anera en qu e nuestro campo progresa con cep tualm ente) ado ptar u na linea d ea taqu e te6rie o d esa rro lla da en e l e je rc ic io d e una in te rp re ta cio n c tn og ra fic a y emplear-la en otra, procurando lograr m ay or precision y am plitud; pero uno no puede escribiruna T eoria G eneral de la Interpretacion C ultural. E s decir, uno puede hacerlo, s610que no se ve gran ventaja en ella porque la tarea esencial en la elaboracion de una te-a ria e s, n o c od ific ar reg ula rid ad es a bstra cta s, sin o h ac er p osib le la d esc rip cio n d en sa ,no generalizar a traves de casos particulares sino generalizar den tro de estos,

    G eneralizar d entro de caso s particulares se llam a g eneralm ente, por 1 0 m eno sen m edic ina y en psicolo gia pro fun da. in feren cia elin ica. E n lugar d e com enzar conuna serie de observaciones e intentar inc1uirlas bajo el dom inio de una ley . esa infe-rencia com ienza con una serie de sign ifican tes (presuntiv os) e intenta situ arios den-tro de u n m arco inteligib le. Las med ic i o ne s se empa re ja n c on p re dic cio ne s te oric as,pero los sintom as (aun cuando sean objeto de m edici6n) se exam inan en pas de susp ec ulia rid ad es teo ric as, e s d ec ir, se d ia gn ostic an . E n e I e stu dio d e la c ultu ra lo s sig ni-fican tes no so n sfn tornas 0 haces de sintom as, sino que son actos sim b6licos 0ha-c es d e a eta s simb6 1ie os, y aquila m eta es, no la terapia, sino el analisis del discursosocial. Pero la m anera en que se usa la teorfa -indagar el valor y sentido de las co-sas- es el m ismo.Asl llegam os a la segunda condici6n de la teoria cultural: par 10 m enos en el36

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    sentido estrieto del term ino, esta teorfa no es predietiva. Quien pronuncia un diag-nostico no predice el saram pion; sim plem ente m anifiesta que alguien tiene saram -pion 0 que a 10 sumo anticipa que es probable que a breve plaza alguicn 1 0 adquicra.Pero esta lim itaci6n, que es bien real, ha sido en general mal interprctada y ademasexagerada porque se la tome como que significaba que 1a interpretacion cultural esmeramente post fac to ; que, 1 0 m ism o que el cam pesino del viejo cuento, prim ero ha-cemos los agujeros en la cerca y luego alrededor de ellos pintamos el blanco de tiro.No se puede negar que hay algo cierto en esto y que a veces se manifiesta en lugaresprom inentes. Pero debem os negar que este sea el resultado inevitable de un enfoqueclin ico del em pleo de la teoria.Verdad es que en el estilo clinieo de la form ulaci6n te6rica, la conceptualiza-cion se endereza ala tarea de generar in terpretaciones de hechos que ya estan a m ano,no a pro yectar resultados de m anipulacio nes exp erim entales 0a deducir estados futu-ros de un determ inado sistem a. Pero eso no significa que la teoria tenga que ajustar-se a solam ente a realidades pasadas (0, para decirlo con m as precision, que tenga quegenerar interpretacion es persuasivas de realid ades pasadas); tam bien deb e co ntem plar-in telectualm ente- realidades futuras. S i bien form ularnos nuestra in terpretaci6nde un conjunto de guinos 0 de una correria de ovejas despues de ocurridos los he-chos, a veces muy posteriormente, el marco te6rico dentro del cual se hacen dichasin te rp re ta cio ne s d eb e sercap az d e c on tin ua rd an do in terp retacio nes d efe nd ib le s a m ed i-da que aparecen a la vista nuevos fen6menos sociales. S i bien uno com ienza todadescripcion dens a (m as alla de 10 obvio y superficial) partiendo de un estado de gene-ral desconcierto sobre los fen6m enos observados y tratando de orientarse uno m is-mo, no se inicia el trabajo (0 no se deberia iniciar) con las m anos intelectualm entevacias. En cada estudio no se crean de nuevo enteram ente las ideas teoricas; com o yadije, las ideas se adoptan de otros estudios afines y, refinadas en el proceso, se lasaplica a nuevos problem as de interpretacion. Si dichas ideas dejan de ser iitiles antetales problem as, cesan de ser em pleadas y quedan m as 0m enos abandonadas. Si con-tirn ia n sie nd o iitile s y arrojando nueva luz, se las continua elaborando y se continuausandolas.sSem ejante concepcion de 1a m anera en que funciona la teoria en una ciencia in-terpretativ a sug iere qu e la distincion (en todo caso relativa) que se da en la cien ciasexperimentales 0d e o bse rv aci6 n e ntre "d escrip cio n" y "explicacion", se da en nues-tro caso com o una distinci6n aiin m as relativa entre "inscripcion" ("descripci6n den-sa") y "especificacion" ("diag nostico"), entre estab lecer la sign ificaci6 n qu e d eterm i-nadas acciones sociales tienen para sus actores y enunciar, 10 mas exp lic itamen teq ue p od amos, 10 que el conocim iento asi alcanzado m uestra sobre la sociedad al ques e r ef ie re y, mas aHa de ella, sobre la vida social como tal. Nuestra doble tarea con-siste en descubrir las estructuras conceptuales que inform an los actos de nuestros su-

    5 Hay que admitir que esto time alga de idealizaci6n. Porque las teorfas rara vez sondecididamente descartadas en el uso medico, sino que se hacen cada vez mas improductivas,gastadas, irnitiles 0vacuas y suelen persistir mucho despues de que tDl pufiado de personas (aunqueestas son frecuentemente muy apasionadas) pierda todo interes por tales teorias. Ciertamente enel caso de la antropologfa, mas dificil resulta el problema de eliminar de la bibliografla ideasagotadas que obtener ideas productivas, y se dan discusiones teoricas en mayor medida de 10 queuno preferirfa, discusiones que son mas criticas que oonstructivas; carreras completas se handedicado a apresurar Ia defunci6n de nociones moribundas. A rnedida que progresa nuestro campocabrla esperar que esie control de la mala hierba intelectual llegue a ser una parte menosprominente en nuestras actividades. Pero, por el momento, la verdad es que las viejas teoriastienden menos a morir que a ser reeditadas.

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    jeros, 10 "dicho" del discurso social, y en construir un sistem a de aruilisis en cuyosterm inos aquello que es generico de esas estructuras. aquello que pertenece a ellasporque son 10 que son, se destaque y perm anezca frente a los otros faetores determ i-nantes de la conducta humana. En etnografia, la funcion de la teorfa e s sum inis tr arun vocabulario en el eual pueda expresarse 10 que la acccion sim b61ica tiene que de-eir so bre S l misma, es decir, sobre el papel de la eultura en la vida hum ana.Aparte de un par de articulos de orientaci6n que versan sobre cuestiones masfundam entales, es de esta m anera com o opera la teorfa en los ensayos reunidos aqui.Un conjunto de conceptos y de sistemas de conceptos muy generales y acadernicos-"in tegracion". "racionalizacion", "stm bolo", "ideologfa", "ethos", "revolucion","iden tidad", "m etafora", "estructura", "rito", "co sm ov ision", "actor", "fun ci6n", "sa-grado" y desde luego la "cultura" m ism a- esta entretejido en el cuerpo etnograficode descripcion densa con la esperanza de hacer cientfficam ente elocuentes m eras ocu-rreneias aisladas.s La m eta es llegar a grandes conclusiones partiendo de hechos pe-quenos pero de contextura m uy densa, prestar apoyo a enunciaciones generales sobreel papel de la eultura en la construccion de la vida eoleetiva relacionandolas exacta-

    m ente con hechos especificos y com plejos.D e m anera que no es solam ente interpretaci6n 1 0 que se desarrolla en el nivelm a s inm ediato de la observacion; tam bien se desarrolla la teorfa de que depende con-c ep tu almen te la in te rp re ta ci6n.Mi in teres por el cuento de Cohen, 1 0 mismo que el interes de Ryle por losguinos, nacio de algunas ideas muy generales. E l modelo de "la confusion de len-guas" (la concepci6n segun la coal el conflicto social no es algo que se de cuando,por debilid ad, falta de d efin icio n 0descuido, las form as culturales dejan de obrar, si-no mas bien algo que se da cuando, 10 m ism o que los guinos burlescos, esas form ases tan p re sio na da s p or s itu ac io ne s 0 intenciones no habituales para obrar de m anerasno habituales) no es una idea que extraje del cuento de Cohen. Se la debo a colegas,estudiantes y predecesores.Nuestra en apariencia inocente "nota metida en una botella" es algo mas queuna pintura de los m arcos de significaci6n dentro de los cuales acnian m ercaderes ju-dfos, guerreros bereberes y proconsules franceses, y basta algo m as que una pinturade sus reciprocas interferencias. Es un argum ento en favor de la idea de que reelabo-rarel esquem a de relaciones sociales es reacom odar las coordenadas del m undo experi-mentado. Las fonnas de la sociedad son la sustancia de la cultu ra.

    vmExiste un cuento de la India -por 10 menos 10 of como un cuento indio-- so -bre un ingl6s que (habiendosele dicho que el mundo descansaba sobre una platafor-ma, la cual se apoyaba sobre el lomo de un elefante el cual a su vez se sostenia so-bre ellomo de una tortuga) pregunt6 (quiza fuera un etn6grafo, pues esa es Ia mane-ra en que se cornportan): l,y en que se apoya la tortuga? Le respondieron que en otratortuga. lY esa otra tortuga? "A h, sahib, despues de e s a son todas tortugas."

    6 El grueso de los siguientes capltulos se refiere mas a Indonesia que a Marruecos, pues 5610ahora comienzo a encarar las dificultades de mis materiales relatives a1 norte de Africa que en sumayor parte fueron reunidos recientemente. E1 trabajo sobre el campo realizado en Indonesia sedesarro1l6 en 1952-54, 1957-1958 y en 1971; en Marruecos en 1964, 1965-1966, 1968-1969 y1972.

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    Y e s a es verdaderamente la condici6n de las c osas. N o s e duran te c ua nto tiem -po seria provechoso m editar en el encuentro de C ohen, el jeque y D um an (el tiem pode hacerlo quiza se haya pasado); pero se que par m ucho que continue m editando enese eneuentro no m e acercare al fondo del asunto, Tampoco m e he acercado m as alfonda de cualquier otra cosa sobre la cual haya escrito en estos ensayos que siguen 0en o tro s lug ares. E l analisis cu ltu ral es in trinsecam en te in completo. Y , 10 que es pe-or. cuanto m as profundam ente se 10 realiza m enos com pleto es. Es esta una extranaciencia cuyas afirm aciones m as convincentes son las que descansan sobre bases m astremulas, d e su erte qu e estud iar la m ateria que se tiene entre m anos es intensificarla s sospechas (tanto de uno m ism o com o de los demas) de que uno no esta encaran-d o bien las casas. P ero esta circun stancia es 10 q ue sig nifica ser un etno grafo , aparted e im po rtun ar a perso nas su tiles co n preg un tas ob tusas,U no puede escapar a esta situaci6n de varias m aneras: convm iendo la culturaen folklore y colectandolo, co nv irtie nd ola en ra sg os y contandolos , convi rt iendolaen institueiones y c la sif ic andola s, 0 reduciendola a estructuras y jugando con ellas.P ero e sta s son e sc apato ria s, Lo cierto es que abrazar un concepto sem i6tico de cultu-ra y un enfoque interpretativo de su estudio significa abrazar una concepci6n de lasenu nciaeio nes etn ograficas, para decirlo co n un a frase ah ora famosa d e W . B . G allie,"esencialmente d iscu tible" . La antropologia, 0 por 10menos la a ntropo logf a in te rp re -tativa, es u na cien cia cu yo p ro greso se caracteriz a m en os p or un p erfeccio nam ien todel con senso q ue po r eI refin am ien to d el deb ate. Lo que en ella sale m ejor es la preci-si6n con que nos vejam os unos a otros,Esto es m uy dificil de ver cuando nuestra atenci6n esta m onopolizada por unasola parte de la argum entacion, Aqui los m onologos tienen escaso valor porque nohay conclusiones sobre las cuales inform ar; 10 que se desarrolla es m eram ente unadiscusi6n. En 1a m edida en que los ensayos aqui reunidos tengan alguna im portan-cia, esta estriba m enos en 10 que die e n que en aquello que atestiguan: un enorm e au-m ento de interest no s610 par la antropologfa, sino por los estudios sociales en gene-ra l y por el papel de las fonnas sim b61icas en la vida hum ana. La significaci6n, esaevasiva y mal defin ida seud o-en tid ad q ue antes muy co nten tos ab an don ab amos a lo sfilosofos y a los crfticos Iiterarios para que frangollaran con ella, ha retornado ahoraa I cen tro d e n uestra d iseiplin a. H asta lo s m arxistas citan a C assirer; h asta lo s po siti-vistas citan a K enneth B urke.M i propia posici6n en eI m edio de todo esto fue siem pre tratar de resistirm e alsubjetivism o, por un lado, y al eabalism o m agico, por otro; tratar de m antener elan alisis d e las fon nas sim bo licas 10 m as estrecham ente ligado a los hechos socialesconcretes, al m undo publico de la vida com iin y tratar d e o rganiz ar el an alisis d e m a-n era tal q ue las eo nex io nes en tre formulacion es teoricas e in terp retacion es no q ued a-ran oscurecidas con apelaciones a eiencias oscuras. N unca m e im presion6 el argu-m ento de que com o la objetividad com pleta es im posible en estas m aterias (com o enefecto 10 es) uno podrfa dar rienda suelta a sus sentirnientos. Pero esto es, com o ob-serv6 Rob ert S olow , 10 mismo que decir que, com o es imposible un ambiente per-fec tamen te a se ptic o, b ien p od rian p ra ctica rse o pera cio ne s q uin irg ic as e n u na clo aca.Par otro lado, tam poco m e han im presionado las pretensiones de la lingufstica es-tru ctu ra l, d e Ia ingenie rfa c omputa ciona l 0de alguna otra fonna avanzada de pensa-rniento que pretenda haeernos com prender a los hom bres sin conocerlos. N ada podradesacreditar m as rapidam ente un enfoque sem i6tico de la cultura que perm itirle quese d esplace h acia u na comb in aci6 n d e in tu icio nismo y de alqu im ia, po r elegan tem en -te q ue se ex presen las in tuicion es 0por m oderna que se haga aparecer la alquim ia.

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    Siem pre esta el peligro de que el analisis cultural, en busca de las tortugas quese encuen tran m a s profundam ente situadas, pierda contacto con las duras superficiesde 1a vida, con las re alid ad es p olfti cas y econ6m icas dentro de las cuales los hom bresestan contenidos siem pre, y pierda contacto con las necesidades biologicas y ffsicasen que se basan esas duras superficies. La unica defensa contra este peligro y contrae l p eli gro de convertir asf el analisis cultural en una especie de esteticism o sociologi-co, es realizar el analisis d e esas realidad es y esas necesidades en prim er termino, Yasi llegue a escribir sobre el nacionalism o, sobre la violencia, sobre la identidad, so-bre la naturaleza hum ana, sobre la legitim idad, sobre la revoluci6n, sobre 10 etnico,sobre la m banizaci6n, sobre el status s oc ia l, so br e 1 a muerte, sobre el tiempo y antetode s ob re d ete nn in ados intentos de detenninadas personas para situar estas cosasdentro de un m arco com prensible, significativo.Considerar las dim ensiones sim b6licas de la acc i6n soc ia l-ar te , religion, ide-ologia, ciencia, ley. moral, sentido com un- no es apartarse de los problem as exis-tenciales de 1 a vida pa ra ir a parar a algun ambito empfrico de fonnas desprovistas deem oci6n; por el contrario es sumergirse en medio de tales problemas. La vocaci6nesencial de la antropologia interpretativa no es dar respuestas a nuestras preguntasm a s profundas, sino dam os acceso a respuestas dadas por otros, que guardaban otrasovejas en otros valles, y as! pennitirnos incluirlas en el registro consul table de 10que ha dicho el hom bre.