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Cleo Pide Un Deseo - Anna Casanovas

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  • Editado por Harlequin Ibrica, S.A.Nez de Balboa, 5628001 Madrid

    2014 Anna Turr Casanovas 2014 Harlequin Ibrica, S.A.Cleo pide un deseo, n. 53 - diciembre 2014

    Todos los derechos estn reservados incluidos los de reproduccin, total o parcial. Esta edicin ha sido publicada con autorizacin de Harlequin Books S.A.Esta es una obra de ficcin. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginacin del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas,establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia. Harlequin, HQ y logotipo Harlequin son marcas registradas propiedad de Harlequin Enterprises Limited. y son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia. las marcas que lleven estn registradas en la Oficina Espaola de Patentes y Marcas y en otros pases.Imagen de cubierta utilizada con permiso de Dreamstime.com.

    I.S.B.N.: 978-84-687-4923-5Editor responsable: Luis Pugni

    Conversin ebook: MT Color & Diseowww.mtcolor.es

  • ndice

    PortadillaCrditosndiceDedicatoriaCitaCaptulo 1Captulo 2Captulo 3Captulo 4Captulo 5Captulo 6Captulo 7Captulo 8Captulo 9Captulo 10Captulo 11Captulo 12EplogoPublicidad

  • Para Marc, gata y Olivia, mis tres deseos

  • Aquel da fue en el que descubri con asombro que cuando l deca como desees, en realidad significaba te amo .

    La princesa prometida WILLIAM GOLDMAN

  • Captulo 1

    El primer da de bailarina en la pera de Pars. La cantidad de sacrificios que haba hecho para llegar hasta all le parecieron, durante un segundo, insignificantes. No lo eran, e iba a tener que seguir

    hacindolos, pero no le importaba. Cleo se detuvo en mitad de la calle y observ embobada el imponente edificio. De pequea lo haba visitado en dos ocasiones con el colegio y todava se quedaba sin alientocuando recordaba el techo pintado por Chagall. En la primera de esas visitas, mientras la profesora rea a uno de sus compaeros de clase, Cleo vag distrada por el pasillo y se qued hipnotizada observandolos grciles movimientos de una joven junto a una barra de madera clavada en la pared frente a un espejo. Se la vea tan segura, tan delicada y fuerte al mismo tiempo, que en lo ms profundo de su ser Cleo supo quequera ser como ella.

    Hoy entraba en la pera de un modo distinto y si todo sala bien seguira hacindolo durante mucho tiempo. Iba a ser muy difcil, estaba segura, pero la constancia y el esfuerzo formaban parte de su ser y no ibaa traicionarse a s misma ahora. Solt el aliento despacio y cruz con solemnidad el paso de peatones. El conductor del coche que encabezaba la fila le sonri a travs del cristal como si estuviese al corriente deque era un gran da para ella. Cleo le devolvi una sonrisa trmula y al pisar de nuevo la acera el sonido del trfico pareci seguir el ritmo de su pulso. Abri la puerta sin poder contener un cosquilleo en la palmade la mano y, tras sonrer y presentarse al conserje, se dirigi a los despachos de administracin, donde segn lo acordado la estaban esperando. Firm los papeles despus de leerlos, aunque pas por alto algunaspalabras. Finalizadas las formalidades burocrticas, le dijeron que poda cambiarse y utilizar cualquiera de las salas de ensayo que haba en el primer piso mientras esperaba la llegada del resto de bailarinas y deldirector.

    El vestuario al que la dirigieron tena un aire antiguo, romntico, las molduras del cristal que haba encima del largo tocador parecan susurrar secretos de las bailarinas que haban estado all mucho antes queella. Cleo vio que haba dos bolsas de deporte en un rincn y otra ms en medio del banco de madera. Eligi un espacio en la esquina de ms a la derecha y colg el abrigo con solemnidad en el gancho que haba ala altura de sus ojos. Pas los dedos por la diminuta placa de metal en la que haba grabado un nmero, el ocho, y despus dej la bolsa y empez a cambiarse. Si se quedaba embobada con cada pequeo detalle,nunca saldra de all. Todava faltaba una hora para la primera reunin de la compaa e iba a aprovechar cada minuto para calentar los msculos y relajar los nervios. Abri la puerta de la sala que presida elpasillo convencida de que iba a encontrarla vaca y conoci al hombre del que seguira enamorada dos aos ms tarde: Daniel Liveux. Lstima que en ese momento, igual que en muchos a lo largo de esos dos aos,estuviera acompaado de una mujer despampanante.

    Cleo tendra que haberse ido, dar un paso hacia atrs y cerrar la puerta. Pero no lo hizo, se qued tan embobada al ver a Daniel Liveux, el joven director de la orquesta del Liceo, que fue incapaz de moverse y sequed all, petrificada, babeando, observando la escena.

    A m no puedes hacerme esto! grit la desconocida a Daniel.Oh, vamos, querida, no te pongas as.Y cmo quieres que me ponga? Se abroch un botn de la camisa, las joyas que adornaban sus dedos brillaron al verse reflejadas en el espejo de la sala de ensayos casi tanto como el carmn de labios que

    acababa de aplicarse.l suspir exasperado y sacudi la cabeza. Al hacerlo, descubri a Cleo de pie en la entrada y le sonri.La mujer gir el cuello de inmediato y de repente la furia que hasta entonces haba sido capaz de contener estall. Volvi a mirar a Liveux y lo abofete.Eres un cerdo!l se toc la mejilla y la mir con los ojos helados y una sonrisa igual de fra en los labios.Has sido t la que ha venido a verme esta maana sin motivo, querida. Y la que no ha parado hasta conseguir lo que quera.El significado de esa frase no pas inadvertido a ninguna de las dos mujeres, la rica desconocida recul ofendida y tras coger una gabardina y un pauelo del respaldo de una silla que haba junto a la puerta se

    fue tan rpido que Cleo tuvo que apartarse para que no la pisase. Casi sin querer, Cleo sigui con la mirada la tempestuosa partida de esa morena despampanante y, cuando el ruido de la puerta que conduca a laescalera reson por el pasillo, reaccion y comprendi que se haba entrometido en algo muy privado. En su primer da de trabajo. Con el director de la orquesta del Liceo.

    Con la estrella del Liceo.Sinti nuseas, iban a despedirla. Ni siquiera haba bailado una nota e iban a despedirla. Apret lo dedos alrededor del picaporte mientras les mandaba la orden de cerrar la puerta e ir al vestidor a cambiarse

    antes de humillarse.Siento que hayas tenido que presenciar el numerito de Elsa.l no le estaba gritando ni le estaba ordenando que se fuese, le estaba pidiendo perdn?No pasa nada balbuce. Lo tena demasiado cerca y poda ver que sus ojos al natural eran mucho ms azules de lo que se vea en la tele y en las revistas.Gracias, y no solo por ser tan comprensiva, sino tambin por haber llegado cuando lo has hecho le sonri y se puso las manos en los bolsillos. Elsa tiene problemas para entender una negativa.Claro. Cleo en realidad no saba qu decir. No entenda nada de esa conversacin y el perfume de Daniel le impeda pensar con claridad.Confo en que no le contars a nadie lo que ha pasado, verdad? S que no me dirn nada aadi guindole el ojo, pero no quiero or otro sermn del seor Clairmont, se pone muy pesado cuando

    intenta ejercer de figura paternal.Por supuesto que no.Fantstico, eres un encanto. Sac las manos de los bolsillos y apoyndose en el marco de la puerta con un hombro se cruz de brazos. Por cierto, nos conocemos? No me suenas, y te aseguro que tengo

    buena memoria, yo soy Daniel S quin eres lo interrumpi ella, es un honor conocerte.No digas tonteras y dime tu nombre le sonri l, encantado en el fondo de que ella le hubiese reconocido.Soy Cleo, soy bailarina. Le tendi una mano. Hoy es mi primer da.La sonrisa de Daniel se volvi ms devastadora.Bueno, Cleo soy bailarina, es un placer conocerte. Le cogi la mano y la estrech con firmeza. Veamos qu ms puedo hacer para que tu primer da sea interesante.Son un viejo timbre cogindolos por sorpresa y Cleo record que la profesora de ballet que se ocupaba del primer ensayo de la maana era extremadamente estricta. No poda llegar tarde. Solt la mano a

    Daniel y sali corriendo con la risa de l detrs y un cosquilleo recorrindole de arriba abajo la espalda.Ese primer da fue maravilloso, los nervios no llegaron a abandonar a Cleo, pero consigui contenerlos y disfrutar de cada pequeo descubrimiento. Adems, haba conocido a Daniel Liveux y era todava ms

    guapo y encantador de lo que se haba imaginado. Y l le haba sonredo. No volvi a cruzarse con l hasta das ms tarde, nada extrao porque ella era una de las nuevas bailarinas y l, el director de la orquesta,aun as sus caminos volvieron a juntarse un viernes y fue tambin en una situacin de lo ms extraordinaria:

    Hola, Cleo soy bailarina.Cleo casi se tropez con la acera al or la voz de Daniel. l estaba sentado tras el volante de un descapotable negro con tapicera crema que gritaba a los cuatro vientos lo exclusivo que era.Hola.Has salvado a algn otro director de orquesta de las garras de una mujer despechada? Se puso unas gafas de sol estilo aviador que lo hicieron ms atractivo.No consigui balbucear.Me alegro de ser el nico sonri. Me voy, me estn esperando. Que tengas un buen fin de semana, Cleo soy bailarina.T tambin.Gracias. El lunes a las ocho te lo cuento tomando un caf le seal con la mano una cafetera que haba en la otra esquina. No llegues tarde.El ruido del motor le impidi contestar a Cleo, aunque antes habra tenido que encontrar la mandbula, que le haba cado al suelo.Pas el fin de semana como siempre, aunque las horas se le hicieron injustamente ms largas y lentas, y el lunes, nerviosa como la adolescente que probablemente no haba sido jams, se present en el lugar

    acordado diez minutos antes de la hora establecida. Se prepar mentalmente para un plantn, se horroriz durante un instante al considerar la posibilidad de que todo eso formase parte de una truculenta novatada,una broma de mal gusto dirigida al ms reciente miembro de la compaa, pero la puerta del local se abri, las campanillas que colgaban del techo tintinearon, y Daniel apareci.

    Buenos das, veo que adems de comprensiva eres puntual.Buenos das. Se sonroj. Cuando l estaba cerca no poda evitarlo.Daniel pidi dos cafs con leche al cruzarse con el camarero y le sonri a Cleo al acercarse. Se quit el abrigo y se sent frente a ella. Le pregunt por esos primeros das con atencin y le roz la mano que ella

    tena encima de la mesa tres veces.Cuando minutos ms tarde se hizo un silencio, Cleo tuvo el impulso de llenarlo hacindole a Daniel una pregunta, la que no haba podido quitarse de la cabeza desde el viernes.Cmo est Elsa? Habis pasado un buen fin de semana?Me imagino que Elsa est bien, ya no estamos juntos. Durante un segundo a Cleo el corazn le subi a la garganta. He pasado el fin de semana con Adele y ha sido espectacular, ella es mucho menos

    dramtica que Elsa. Seguro que me entiendes.El corazn le volvi al pecho y se oblig a sonrer.Claro.Daniel le cont que Adele era abogada y que se haban conocido en un acto benfico, quiz le dio ms detalles, pero Cleo no prest atencin o los olvid. Igual que olvidara ms adelante ms conversaciones

    sobre Monique, Silvia, Martha, Raquel y Beatrice.Tal vez Cleo hubiese podido evitar enamorarse de Daniel si l hubiese sido un seductor ms, pero poco a poco fue cambiando, madurando, y su amistad tambin. Segn el propio Daniel, Cleo era su mejor amiga,

    exceptuando un misterioso amigo del pasado llamado Sergio; hablaba con ella de todo, de sus composiciones musicales, de las ofertas que reciba de otras compaas, de su familia, y de las mujeres con las quesala. Era carioso con ella, detallista, romntico incluso, y Cleo haba estado a punto de volverse loca demasiadas veces a lo largo de esos dos aos.

    La relacin entre ellos dos segua un patrn invisible preestablecido por algn sdico: durante la semana, Daniel se preocupaba de que Cleo desayunase, no llegase tarde a ningn ensayo y volviese a casasana y salva. Le apartaba la silla para que se sentase, le abra la puerta cuando entraban en la cafetera o en el Liceo, le prestaba la chaqueta si haca fro.

    Le apartaba el mechn de pelo negro que se le escapaba siempre de la diadema.Le acariciaba la mejilla.Y cuando saltaba alguna chispa de atraccin en el aire, cuando se miraban a los ojos demasiado rato o se humedecan los labios y sus rostros se acercaban, Daniel se apartaba y carraspeaba para aadir despus

    la suerte que tenan de ser tan buenos amigos. Esos momentos tensos, mgicos, se sucedan cada tres o cuatro meses y despus l desapareca durante das con alguna otra mujer. Cleo se senta entonces como unaidiota y se juraba que se olvidara de l, al menos en ese sentido, y que se fijara en otros hombres. Pero, cuando lo haca, cuando aceptaba salir con otro, era siempre un desastre. Adems, Daniel siempre volva yvolva a prestarle la chaqueta, a hacerle las preguntas exactas, a sonrerle en el momento preciso y a ganarse su corazn.

    Poda esperar, se repeta Cleo constantemente, lo nico que necesitaba Daniel era tiempo. Nada ms. Era imposible que l no sintiese algo especial por ella, el modo en que la miraba, en que la tocaba, hablabade emociones mucho ms profundas que la amistad, aunque sin duda esta tambin era muy importante, pues l no se la haba ofrecido a ninguna de las mujeres con las que se acostaba.

    Poda esperar, los ensayos consuman su vida de todos modos y si no estaba atrapada en el Liceo lo estaba en casa. Haca unos meses que su hermana Luela y la hija pequea de esta, Marion, se habaninstalado con ella trastocndole los horarios y la vida entera. La noche que Luela lleg sin avisar discutieron hasta las tantas de la madrugada. Si su hermana no hubiese estado acompaada por la nia de apenascuatro aos, Cleo se habra planteado echarla y mandarla a un hotel. Pero Luela llor y le jur que haba cambiado, las drogas haban quedado atrs y ya no se iba con el primer tipo que la invitaba a una copa,ahora trabajaba de camarera y quera rehacer su vida, pero necesitaba un lugar donde empezar.

    Cleo cedi, quiso creerla desde lo ms profundo de su corazn y lo hizo. Las dos hermanas haban reaccionado de maneras completamente opuestas a la prematura muerte de sus padres cuando justo despus de

  • que sus hijas entrasen en la veintena murieron en un trgico accidente areo. Cleo, la mayor, pidi un prstamo para complementar su parte de la herencia y se compr el pequeo apartamento donde viva, terminlos estudios de danza y trabaj duro hasta que se convoc una plaza de bailarina en el Liceo y luch con uas y dientes para conseguirla. Luela dej la carrera de periodismo sin terminar y se fue a Mallorca a vivircon un tipo al que haca dos meses que conoca. Cuando esa relacin fracas, se fue con otro, y luego con otro. La bebida y las drogas no tardaron en aparecer, y tampoco el distanciamiento con su hermana. Hastaque se qued embarazada de un desconocido al que no recordaba y para sorpresa de ambas decidi tener al beb. Desde el nacimiento de Marion, Luela haba intentado ser distinta, aunque no llegaba aconseguirlo. De pequea haba sido igual, incapaz de contenerse, se baaba en la piscina hasta que le quedaba la piel arrugada, entregaba los deberes tarde y perda todas las piezas de sus muecas.

    Cleo se haba distanciado de Luela porque le dola ver lo empecinada que estaba su hermana en destruirse, pero esa noche fue incapaz de alejarse de ella y de su sobrina y las dej entrar en su pequeo y clidoapartamento y en su vida.

    Haban pasado dos aos desde ese primer da en el Liceo, ahora tena a su hermana y a la pequea Marion en casa, estaba a punto de tener un papel importante en el ballet que se estrenara la Navidad siguiente,La Bella Durmiente, y estaba enamorada de su mejor amigo.

    Poda esperar a que l se enamorase tambin de ella.

  • Captulo 2

    El misterioso Sergio regresaba a Pars y Daniel le organizaba una fiesta de bienvenida en su casa. Cleo no le haba visto nunca pero Daniel hablaba tanto y tan a menudo de l que tena la sensacin de

    conocerlo. Eran muchas las conversaciones que empezaban o terminaban con un Sergio habra dicho lo mismo o Sergio esto y lo otro , tantas que Cleo saba muchos detalles de un hombre al que solo habavisto en fotografa una vez y cuya voz desconoca por completo.

    Tienes que venir a la fiesta, Cleo.Este sbado Luela trabaja y le promet que me quedara con Marion.Daniel le cogi la mano y le sonri.Puedes pedirle a tu vecina que cuide de ella igual que hiciste esa vez. Tienes que venir, tengo muchas ganas de que conozcas a Sergio.El mismo cosquilleo que se produca siempre que Daniel rozaba su piel se extendi por la mano y el antebrazo de Cleo hasta llegar al interior del cuerpo y crear all un remolino. Empez a asentir casi sin querer

    y Daniel la solt y le sonri satisfecho, victorioso tambin. A Cleo no le gust esa mueca. La haca sentirse vulnerable comprobar que su amigo saba perfectamente qu resortes tocar para conseguir lo que quera.No era la primera vez que presenciaba tal tctica, y una vocecita en su cabeza le record que ya era hora de empezar a ver todas las facetas de Daniel, s, era un hombre encantador, un msico y un compositorbrillantes, pero a veces tambin se comportaba como un nio malcriado. No importa, solo est nervioso por la llegada de Sergio y porque tiene ganas de presentrmelo .

    Supongo que puedo preguntarle a la seora Caz si puede quedarse con Marion, tampoco volver muy tarde, no?Por supuesto que no, solo ser una cena entre amigos. Sergio nunca se queda en la ciudad ms de dos das y, dado que esta vez ha prometido quedarse unos meses, he pensado que estara bien organizarle una

    pequea fiesta. Nada ms. Te espero a las siete, vamos, Cleo soy bailarina, dime que vendrs.Ir.Cleo no poda negarle nada a Daniel, al parecer ambos lo saban, y esa tarde se pas el viaje entero en metro de regreso a su apartamento pensando en cmo le dira a Luela que el sbado no poda quedarse con

    Marion. Luela haba pasado muy mala racha, la haban despedido de la tienda de moda donde trabajaba y haba tenido que volver a aceptar ofertas de camarera. El da del despido las dos hermanas tuvieron unafuerte discusin porque Cleo le pregunt a Luela si haba vuelto a tomar drogas y si ese, y no otro, haba sido el motivo de que la propietaria de la tienda la hubiese echado sin previo aviso. Luela se subi por lasparedes y acus a su hermana mayor de no confiar en ella. Cleo acab pidindole perdn, pero desde esa noche no poda quitarse de la cabeza que Luela en ningn momento le haba negado que hubiese vuelto aconsumir. Se frot el entrecejo preocupada y solt despacio el aliento. En realidad Luela era la misma de siempre, divertida, desordenada, catica, egosta.

    Tal vez se haba precipitado acusndola de eso, la nica justificacin que tena era que ella probablemente podra recuperarse de la traicin de Luela, pero la pequea Marion no. La nia era tan opuesta a sumadre que si no fuera porque era idntica a Cleo de pequea esta habra dudado de que existiese algn vnculo familiar entre ellas. Sobrina y ta eran idnticas y se adoraban, algo que, por desgracia, siempreprovocaba los celos de Luela, que se senta excluida de su selecto club. Cleo lo saba y por eso intentaba disimular e incluir siempre a su hermana cuando jugaba con la hija de esta o escuchaban msica o vean unviejo musical en la tele. Luela lo intentaba, Cleo tena que ser sincera y reconocer que su hermana haca un esfuerzo por estar quieta en el sof e interesarse por el musical en blanco y negro de turno, pero al cabo decinco minutos haca piruetas y decretaba que salan las tres a comer un helado. Marion sonrea, a la nia le gustaba cualquier cosa con tal de compartir la alegra de su madre, y se coga de la mano de Cleo para queno la soltase ni la dejase. Cleo tena el presentimiento de que la pequea, aunque adoraba a su madre, saba que esta no era una persona en la que se pudiese confiar a largo plazo.

    Baj del vagn de metro sin haber encontrado otra solucin excepto decirle a Luela que ese sbado ella tampoco iba a poder cuidar de Marion y que tenan que pedirle un favor a su vecina. Discutieron, Luelaestaba irascible y muy alterada, no solo iba a trabajar ese fin de semana, sino que tena intencin de pasar el domingo con un hombre al que haba conocido la noche anterior en el bar. Las dos hermanas se hirieroncon palabras donde ms dola. Luela le dijo a Cleo que estaba muerta por dentro, que la rigidez que se haba impuesto la haba secado y que era incapaz de divertirse.

    Por eso ese Daniel no quiere tocarte, eres tan frgida que ningn hombre te desea.Ya te desean a ti por las dos, no crees?Al menos yo s lo que es el sexo y el placer, t solo piensas en tu maldito y estpido ballet. Crees que eres demasiado buena para estar con un simple mortal, con un to comn y corriente, pero en realidad

    eres pattica. Ests malgastando la vida.Yo como mnimo tengo la decencia de no destrozarle la vida a otra persona. Tienes una hija, Luela, por Dios.No metas a Marion en esto, Cleo, te lo advierto.Eres t la que la mete en esto.Me tienes envidia porque t nunca sabrs lo que es sentirte tan atrada por un hombre y que l te desee tanto como para olvidarte de todo.S, ya veo que es muy bonito no saber quin es el padre de tu hija.Luela abofete a Cleo y se fue del apartamento hecha una furia. No intercambiaron palabra durante el resto de la semana, se comunicaron a travs de notas que se dejaban colgadas con un imn en la nevera. Cleo

    se plante no acudir a la fiesta del sbado pero no quera darle esa satisfaccin a su hermana. Marion estaba encantada de pasar la tarde y parte de la noche con la seora Caz, que siempre le preparaba pastel dechocolate, y ella tena muchas ganas de ver a Daniel fuera del Liceo.

    Aunque intent negrselo sin cesar, las palabras de Luela le dolieron porque tenan parte de verdad. Pero su hermana se haba equivocado en algo muy importante, ella no se consideraba demasiado buena paraestar con un chico normal. Ella sencillamente se haba pasado tanto tiempo preocupada, trabajando por el futuro que haba soado desde pequea, que ahora tena miedo de meter la pata y elegir mal. Una maladecisin poda costarle todo lo que estaba a punto de conseguir. Luela se haba equivocado en los motivos, pero tena razn al decir que tena que aprender a relajarse y ser ms atrevida.

    Ese fin de semana era el momento perfecto para empezar a cambiar. Eligi el vestido con sumo cuidado y se oblig a hacer odos sordos a sus miedos y timideces de siempre. Nada de vestidos elegantes yrecatados, nada de sobriedad. Escogi un vestido corto de color rosa fucsia que dejaba al descubierto sus piernas de bailarina Daniel las haba alabado en ms de una ocasin y resaltaba la piel blanca y lamelena negra. Se la dej suelta y se maquill ligeramente los labios. La nica joya eran los pendientes que brillaban serenos en los lbulos de las orejas y una horquilla, una mariposa, que Marion le prest antesde salir.

    Ests muy guapa, Cleo le susurr tras abrazarla.S que lo ests. Vete tranquila, Marion y yo estaremos bien.Se despidi de la seora Caz y dese que su hermana tambin estuviese all para verla salir de ese modo. Luela segua enfadada con ella y no haba dado seales de vida. Suspir resignada y se prometi que

    buscara la manera de hacer las paces. Fue a la fiesta en taxi, no cogi el metro porque a pesar del ataque de valenta que la haba impulsado a elegir ese vestido segua siendo la chica tmida de siempre y porquequera llegar perfecta a la casa de Daniel, y no sudada y despeinada.

    Daniel viva en las afueras, en una casa preciosa demasiado grande para l y perfecta para salir en las revistas. La fortuna de Daniel proceda del excelente sueldo que cobraba en el Liceo como el director msjoven y ms premiado que haban tenido nunca y de los derechos de autor de varios grandes xitos que haba compuesto para distintos cantantes y bandas sonoras. l nunca alardeaba del dinero, pero tampoco loesconda ni finga haber pasado por los problemas que a menudo acosaban a Cleo, como pagar el alquiler. Daniel era generoso, le haba ofrecido dinero a Cleo en ms de una ocasin. Ella siempre lo rechazaba, porsupuesto, tena el presentimiento de que eran demasiadas las mujeres, o las personas, que se acercaban a l por ese motivo.

    El taxista se detuvo en la entrada y el ruido y las luces procedentes de la casa le confirmaron a Cleo que no se trataba de la cena ntima que Daniel le haba prometido. Daba igual, se dijo, pag el taxi y respirprofundamente. Esa noche Daniel iba a fijarse en ella.

    Esper a que el taxi se alejase por el mismo camino por el que haban ido y se acerc a la puerta. Le temblaba la mano cuando llam al timbre.No tuvo tiempo de reaccionar. Apenas un segundo ms tarde se encontr frente al hombre ms atractivo que haba visto jams. Todo su cuerpo reaccion al verlo, fue una respuesta tan fsica que tuvo que

    sujetarse del marco para no caer, pues le temblaban las rodillas. El nudo que tena en el estmago le retorca las entraas, el corazn le golpeaba el esternn y estaba segura de que se haba sonrojado de la cabeza alos pies. Si su hermana pudiese meterse ahora en su mente, descubrira lo poco frgida que era. Dios, prcticamente estaba babeando frente a ese desconocido y en su mente se lo imaginaba en baador saliendo deuna piscina, con ese vello negro que se le insinuaba por el cuello de la camisa desabrochada completamente empapado.

    l todava ninguno de los dos haba dicho ni una palabra tambin la estaba recorriendo con la mirada y no se esforzaba lo ms mnimo en disimular que la estaba desnudando con ella. El sonrojo de Cleoempeor y tuvo tanto calor que estuvo a punto de abanicarse con la mano.

    Hola, creo que deberamos irnos de aqu.Oh, Dios, esa voz iba completamente a juego con el fsico de hombre torturado y demasiado guapo para ser real y le estaba recorriendo la piel y ponindosela de gallina.Qu has dicho?T y yo deberamos irnos de aqu ahora mismo. Se lami el labio inferior y alarg una mano para coger a Cleo por la mueca. Volveremos ms tarde, cuando podamos pensar.Cleo se estremeci al notar los dedos del desconocido en su piel y cerr los ojos un segundo para buscar entre sus recuerdos alguna sensacin parecida. No la encontr, sus pies avanzaron y la obligaron a

    seguir al desconocido hacia la escalera.Cleo, has llegado!La voz de Daniel no fue lo primero que la hizo reaccionar y volver a la realidad, sino que su maravilloso desconocido la soltara de inmediato como si no pudiese soportar tocarla. Cleo se detuvo en el primer

    escaln. El desconocido estaba ya en el tercero y Daniel en el rellano. De verdad haba estado dispuesta a seguirlo? Adnde? Para qu? Esas preguntas no le haban importado un segundo atrs, y muchomenos sus respuestas, sencillamente haba sentido la necesidad de dejarse llevar por algo inexplicable.

    S, he llegado.Y veo que has conocido a Sergio.Sergio, el desconocido era Sergio, el amigo de la infancia de Daniel, su inseparable compaero de aventuras y periodista incansable.No exactamente, solo le he abierto la puerta.Solo le haba abierto la puerta? Cuntas veces haba abierto as la puerta esa noche?Sergio descendi esforzndose por no tocarla ni mirarla y se coloc junto a Daniel tras darle una palmada en el hombro. Al verlos el uno junto al otro Cleo decret que no haba dos hombres ms distintos y

    que le causasen reacciones ms dispares, aunque en ese instante le result imposible diferenciar cul de los dos la haba puesto de mal humor, cul le haba acelerado el pulso y cul le haba anudado el estmago.Sergio, ella es Cleo Bretodeau, una de las bailarinas del Liceo y mi ngel de la guarda.El cosquilleo que le recorri la espalda fue mrito de Daniel y su mirada al llamarla mi ngel .Encantado de conocerte, Cleo.La frialdad de esa afirmacin choc de bruces con la calidez con la que le haba hablado antes. Cleo quiso disimular la confusin y el extrao dolor que le caus notarlo, aunque probablemente no lo consigui.Lo mismo digo, Sergio.Le tendi la mano al ver que l no haca el gesto de acercarse a besarle la mejilla y esper. Si hubiese podido, no se la habra estrechado, la reaccin fue ms que evidente, pero al final lo hizo con brevedad y de

    mala gana. Cleo se incomod de verdad y le escocieron los ojos, era estpido que ese hombre la afectase tanto, pero haba tenido una semana horrible y haba discutido con su hermana para poder estar all esanoche. No se mereca que la tratase como si fuese una apestada y menos despus de haberla mirado como la haba mirado al abrirle la puerta. Para empeorar las cosas, Daniel no se haba quedado sin aliento alverla, en realidad le haba dedicado el mismo inters que siempre, ni el vestido, ni el maquillaje, ni nada de nada parecan haberle causado la menor impresin.

    Cleo, ests guapsima. Alice, otra de las bailarinas de la compaa, apareci casi de la nada. No eran especialmente amigas todava porque Alice acababa de llegar de Inglaterra, pero Cleo intua que podanllegar a serlo.

    Gracias.La llegada de Alice origin otra presentacin y al finalizarla Sergio se alej para ir al encuentro de unas personas que oportunamente lo estaban llamando. Cleo suspir aliviada y la tensin que le haba

  • dominado los hombros hasta entonces se desvaneci un poco. Daniel comparti unos minutos con ellas, hasta que son el timbre y se dirigi a cumplir con las tareas propias del anfitrin. A Cleo nada le habragustado ms que escabullirse, esa noche no estaba saliendo como ella esperaba y era ms que evidente que su suerte no iba a cambiar, pero no lo hizo. No poda hacerlo, adems, si lo intentaba seguro que lapillaban en el acto.

    Se qued charlando con Alice un rato y, cuando esta le pregunt si quera tomar algo, camin con ella hacia una mesa que haba frente al balcn trasero repleta de bebidas, copas, pajitas y cubiteras. All, con elimpresionante jardn de Daniel de fondo, charl con otros compaeros del Liceo y conoci a varias personas. Ella no era una gran conversadora, al menos no as de entrada, pero tuvo que reconocer que le gustestar en medio de ese crculo de gente. Tal vez su hermana tena razn (y la voz de su conciencia) y tendra que salir ms. Las risas y las copas de champn cumplieron con su cometido y Cleo se relaj y charl conms invitados. La fiesta se desarrollaba principalmente en el saln de la casa, aunque haba personas tambin en la cocina y en los pasillos, y una o dos parejas en el jardn. En el piso superior, se oan pisadas apesar de la msica y de vez en cuando alguien bajaba por la escalera tras acudir a uno de los baos que haba arriba. La decoracin de la fiesta haba sido confeccionada por una selecta y discreta empresa decatering que tambin haba proporcionado los camareros que se paseaban elegantes por entre los invitados, asegurndose de que todo estuviese perfecto. El ambiente era estudiadamente informal, las risas, losbrindis, las conversaciones se mezclaban con sutileza en esa celebracin que no encajaba con la vida de Cleo. Pero all estaba, con su vestido rosa, sus piernas inacabables y ese amor secreto y no correspondidoque senta por Daniel.

    No poda seguir as, se record valiente tras beber una segunda copa. Haba llegado el momento de ir en busca de Daniel. Dej la copa vaca encima de una mesa preciosa que haba junto a una lmpara queseguro vala demasiado y se dirigi a la cocina. Haba visto entrar all a Daniel unos segundos antes, le preguntara si poda hablar a solas con l y, cuando lo consiguiera, se asegurara de tener toda su atencinantes de preguntarle si crea que entre ellos dos poda existir algo ms que una mera amistad. Cogi aire y se detuvo al lado de la puerta corredera. En la cocina haba alguien ms con Daniel, poda or el ruido deunos cubitos de hielo golpeando un vaso de cristal y Daniel no sujetaba ninguno. Ellos no podan verla, Cleo iba a entrar y revelar su presencia cuando oy su nombre y se detuvo.

    Crea que Cleo iba a ser distinta.A pesar de que acababa de conocerlo, poda imaginarse la mueca de Sergio a la perfeccin.Distinta?Ms de mundo, ms sofisticada.Cleo es una buena chica, no deberas juzgarla tan precipitadamente. Daniel no la haba defendido exactamente, pero se conformaba con eso a pesar de que la primera mitad de la frase dejaba claro que no se

    senta atrado por ella.Una parte de Cleo quiso irse, pero otra, dominada por el orgullo, la oblig a quedarse.No negar que tiene un polvo y si no fuera por ti probablemente intentara tirrmela, pero nada ms.Por m?Claro, Cleo y t os habis acostado, no?Cleo y yo? Por supuesto que no! Es toda tuya si quieres.La sorpresa de Daniel fue insultante y Cleo se dio cuenta de que estaba llorando cuando una lgrima se detuvo en la comisura de sus labios y not el sabor salado.No, gracias contest al instante Sergio. Ahora mismo prefiero descansar, buscar apartamento y centrarme. No quiero complicaciones, y una buena chica conlleva demasiadas. Paso.Daniel le sugiri entonces a Sergio que fuese a charlar con una mujer llamada Chantal, o Carla, Cleo no pudo estar segura porque sali de esa casa antes de que alguien pudiese ver el dao que le haban hecho

    esos dos idiotas con sus estpidos comentarios.Cleo no se lo mereca, pero horas ms tarde, en su cama y despus de llorar, pens que haba tenido suerte de descubrir qu pensaba Daniel de ella antes de ponerse en ridculo y preguntrselo a la cara (como

    haba estado dispuesta a hacer). Ahora ya no cometera esa locura y podra mantener la dignidad intacta. Seguiran coincidiendo en el trabajo, eso era inevitable, pero ahora ya no caera rendida ante cualquiersonrisa del director de orquesta.

    En cuanto a Sergio, haba tenido suerte de averiguar cmo era de verdad. La inexplicable atraccin que haba sentido al verlo al llegar a la fiesta haba desaparecido por completo y ahora poda afirmar que loodiaba con todas sus fuerzas. Adems, lo ms probable era que no volviese a verlo nunca ms.

  • Captulo 3

    Seis meses ms tarde

    El enfado con Daniel tard en disiparse, pero, tras semanas de sonrisas, cafs y miradas varias, el corazn de Cleo volvi a acelerarse cada vez que ella y l se encontraban en el Liceo. l, ajeno a los motivos que

    haban ocasionado el distanciamiento de Cleo, lo ataj a nervios por el trabajo o a la complicada situacin familiar de ella.Cleo estuvo a punto de decirle que haba escuchado (por casualidad) esa conversacin y de preguntarle por qu diablos le resultaba tan imposible concebir la posibilidad de acostarse con ella. No lo hizo, por

    supuesto, y durante el primer mes despus de esa fiesta fue capaz de salir un par de noches sin pensar en l, pero Daniel, su msica y sus conversaciones no tardaron en volverse a ganar un lugar en suspensamientos, y en sus estpidos sueos romnticos.

    En cuanto a Sergio, la teora de Cleo de que no volvera a verlo tambin result ser un autntico fiasco. Sergio Vertel haba decidido quedarse en Pars indefinidamente, al menos de momento, y haba alquiladoun apartamento a pocos metros del Liceo. Ellos dos se vean y fulminaban con la mirada casi a diario y, cuando no, acababan coincidiendo en los lugares ms sorprendentes, con o sin Daniel a su alrededor.En el primero de esos encuentros Cleo intent fingir que no haba visto a Sergio, pero no lo consigui y l se encarg de restregrselo por la cara.

    Ella haba entrado en un supermercado que haba dos calles antes de llegar a casa. Lo haba elegido porque saba que all vendan esa pasta con forma de princesas que tanto le gustaba a su sobrina. Iba cargadacon el bolso y la bolsa de lona negra llena de la ropa que haba acumulado en el vestuario del Liceo. Entr y cuando se diriga al pasillo de las pastas vio a Sergio de pie frente a la seccin de salsas. Gir tanrpido para evitarlo que choc con el carrito de una seora y el sonido, acompaado de su gemido de dolor porque la rueda del carrito le pas por encima del pie, capt la atencin de Sergio. Aun as, ella fingi noverlo y se fue de all tras disculparse con la seora. Sergio la sigui.

    Cleo!Ella camin ms deprisa, dio un par de saltos a la pata coja porque el dedo del pie todava le dola, y no par hasta llegar a la seccin de higiene femenina.Oh, vamos, Cleo, sabes que te he visto.Yo a ti no.Sergio se rio y se detuvo junto a ella (frente a las compresas).Te has hecho dao en el pie?No.Lo mir de reojo y vio que l desviaba la mirada hacia el pie en cuestin. Sergio llevaba, igual que el da de su fiesta, una camisa arrugada y con el botn del cuello desabrochado. Tena las manos en los

    bolsillos y Cleo sinti un cosquilleo recorrindole la espalda mientras l la observaba en silencio.Vienes a este sper a menudo?Era una pregunta tan inocente que no encajaba para nada con el hombre que la formul.A veces.Eso no era lo que haba querido preguntarle, Cleo poda orle respirar y contener las palabras.YoSergio, baby, aqu ests lo interrumpi una chica pelirroja que pareca sacada directamente del Photoshop. La pelirroja, con acento y facciones de inglesa, se le colg del cuello y le estamp un beso en la

    mejilla. Iba vestida completamente de negro y ola a perfume caro.Ella es Cleo, Eve, una amiga de Daniel.Cleo se gir entonces y vio que Sergio rodeaba a Eve por la cintura y que el rostro de l haba cambiado por completo. No supo exactamente cmo se dio cuenta del cambio, apenas lo conoca, pero era tan

    brusco y tan visceral que se le revolvieron las entraas. Ese era el Sergio de verdad, era cuando se cruzaba con ella cuando dejaba de serlo. Por qu jugaba ese doble papel? Por qu no era capaz de tratarla igualque al resto? Ese descubrimiento le dio tanta rabia que Cleo fue capaz de decir:

    Encantada de conocerte, Eve, me encanta la ropa que llevas, es muy sofisticada esper a que l la mirase a los ojos, muy de mujer de mundo.Eve le dio las gracias por el cumplido sin detectar la mala intencin y Cleo se fue a buscar la pasta de princesas con los ojos de Sergio clavados en la espalda.Unos das ms tarde Cleo bajaba la escalera del metro cuando tropez y unos brazos la sujetaron por la cintura y evitaron que se rompiera la crisma contra el suelo. Supo que su salvador era Sergio antes de que

    l hablase porque se le encogi el estmago igual que la noche que lo conoci y se le eriz el vello de la nuca.Te tengo.La apoy en el escaln y la solt despacio. No se apart de detrs de ella hasta lentos segundos ms tarde. Cleo le oy respirar y despus Sergio baj dos escalones y se coloc frente a ella, mirndola. La gente

    los esquivaba al pasar aunque en realidad ninguno de los dos pareca darse cuenta y ninguno mostr intencin de moverse de donde estaba. l volva a tener las manos en los bolsillos y apretaba los labios en esamueca de enfado que ella ya relacionaba con l.

    Gracias.A pesar de todo estaba claro que tena que darle las gracias por haber evitado que se rompiese la crisma.Siempre caminas tan distrada?Sinti que la estaba riendo, que estaba enfadado con ella, y se puso a la defensiva.No iba distrada.Podras haberte hecho mucho dao.Bueno, por suerte no me lo he hecho.Por suerte? Dirs mejor que no te lo has hecho porque te he cogido a tiempo.Y ya te he dado las gracias. Lo normal sera que hubieras dicho de nada y no este interrogatorio propio de la inquisicin espaola.Te gusta Monty Python? le brillaron los ojos y le sonri. Fue repentino, inesperado, y el corazn de Cleo se aceler.S, por qu?Ya sabes, nadie espera a la inquisicin espaola .Le toc sonrer a Cleo, l subi un escaln. La gente segua esquivndolos y recibieron algn comentario malsonante de un transente apresurado, pero ella solo poda or el tono divertido de Sergio, haba

    cambiado tanto como el brillo de sus ojos.Gracias por evitar que me cayese.De nada acept Sergio esta vez. En un cine cerca de mi apartamento pasan La vida de Brian, te apetece ir a verla?Una seora golpe a Cleo con el bolso al pasar y se vio obligada a regresar a la realidad. Ella no poda ir a ninguna parte. De hecho tena que darse prisa y subirse al primer metro que pasase porque Luela tena

    que irse a trabajar y probablemente Marion ya estaba sola en casa. Adems, a qu vena la peticin de Sergio? l crea que ella le traera complicaciones . La conversacin que haba escuchado a hurtadillas enesa fiesta todava la persegua y debi de reflejarse en su rostro porque Sergio retrocedi el peldao que haba subido minutos atrs.

    Ese peldao fue de kilmetros de distancia.No, yoNo pasa nada la interrumpi l. De todos modos, acabo de recordar que tengo un compromiso.Claro.Entonces, por qu diablos la haba invitado al cine? Cleo se subi el bolso, el peso pareci duplicarse, y esquiv a Sergio para seguir bajando la escalera. l la sigui y se coloc a su lado.Daniel ha organizado una cena con un grupo de amigos, me haba olvidado.Cleo no dijo nada ms, camin con la mirada al frente, fija en el tnel por el que tena que entrar el tren. Llegaron a una interseccin, un pasillo segua hacia delante y el otro hacia la izquierda. Ella no tena que

    desviarse y el ruido chirriante le anunci que su tren estaba a punto de detenerse y abrir las puertas. No cont con despedirse, volva a sentirse como una estpida por haberse planteado durante un segundo quelos ojos de Sergio le entrecortaban la respiracin, pero l la sujet por el antebrazo y la detuvo.

    De verdad tengo que irme.Ella no poda dejar de mirar la mano de l rodendole el brazo, la tela de la cazadora se arrugaba entre sus dedos y senta una extraa presin en la piel.El tren de Cleo dio la primera seal de aviso.Por supuesto, yo tambin.Sergio la mir a los ojos y la solt apretando los labios, conteniendo una explicacin o quiz una excusa.Ve con cuidado se despidi con esa frase que ella solo oy porque ya se haba dado media vuelta para salir corriendo hacia las puertas que se cerraban.Cleo no vio que Sergio se quedaba en esa interseccin mirndola, y tampoco que sacuda la cabeza mientras caminaba tenso y enfadado hacia la direccin opuesta.En el metro Cleo mand un mensaje a su hermana Luela para que supiera que llegara cinco minutos ms tarde. Sujet el mvil paciente entre los dedos mientras esperaba la respuesta, un sencillo O.K. o un

    emoticono le habra bastado, pero no recibi nada y la paciencia desapareci y se convirti en nervios. Poda haber una explicacin lgica, su hermana poda estar en el bao y no haber visto el telfono, aunque elsexto sentido de Cleo, ese que siempre se retorca cuando Luela iba a complicarse la vida, lo negaba a gritos. En cuanto el vagn se detuvo en la parada, se apresur a salir y cruz a la carrera las dos calles quefaltaban hasta su casa. Abri la puerta del apartamento y suspir de alivio al ver a Marion sentada frente al televisor.

    Hola, princesa.Hola.Y mam?Se ha ido.Cleo se mordi la lengua para no insultar a su hermana frente a la nia. Solo haba llegado cinco minutos tarde, pero cinco minutos era tiempo de sobra para que Marion se hiciese mucho dao estando sola en

    un apartamento.Hace mucho?No lo s, no s mirar el reloj la nia se dio media vuelta y le sonri, pero Aladdn todava no tena la lmpara.Cleo desvi la vista hacia la pantalla del televisor y vio que el genio azul y disparatado estaba a punto de recuperar su libertad. Era la pelcula preferida del momento y tanto Marion como ella se la saban de

    memoria. Luela llevaba casi una hora fuera. Maldita fuera.Se quit la cazadora abatida y la dej encima del respaldo de una silla del comedor. Haca semanas que sospechaba que su hermana haba vuelto a tomar drogas y esa clase de comportamiento no ayudaba a

    disipar sus dudas, todo lo contrario. No haba encontrado nada en el apartamento. Despus de que Luela se fuese de casa por primera vez, haba aprendido a buscar y Cleo conoca las tcnicas de escondite de suhermana. Si ahora se estaba drogando haba aprendido a ocultarlo mejor. Tal vez estaba equivocada ojal lo estuviese y el motivo de la distraccin de Luela fuera un hombre, su hermana tena un gusto psimopara elegirlos y al principio de una relacin se comportaba como una adicta, aunque sin duda eran preferibles a la otra opcin.

    Cleo no envidiaba esa clase de pasin, le pareca una muestra de egosmo y una estupidez. Ella nunca haba olvidado nada por ningn hombre y nunca haba cometido locuras por ninguno, Luela las haca por

  • las dos y tambin eran las dos las que tenan que pagar las consecuencias, o las tres, porque sin duda Marion tambin las pagaba. El nico riesgo que haba corrido Cleo en la vida haba sido enamorarse de Daniely no confesrselo, ni siquiera insinurselo, nunca. S, despus de esa cena se alej de l, pero si era sincera consigo misma tena que reconocer que si Daniel se propusiese conquistarla no le costara muchoconseguirlo. Cuando ella se permita soar, los vea a los dos acudiendo juntos al Liceo, compartiendo momentos.

    Puedo ayudarte a cocinar, Cleo?Claro carraspe para despertar la garganta. Estaba muy preocupada por Luela y no quera que Marion lo notase.Creo que mam no volver esta noche, se ha llevado la bolsa grande.Mierda.Con disimulo, Cleo entr en el dormitorio de Luela y vio cajones abiertos y ropa esparcida por el suelo. Suspir aliviada y enfadada al mismo tiempo. El comportamiento de su hermana sin duda era

    irresponsable, haba dejado sola en casa a una nia pequea y a ella ni siquiera la haba avisado, pero segua sin encontrar rastros de drogas por ninguna parte. Cerr los cajones, apag la luz que Luela se habadejado encendida y sali a preparar la cena.

    Fue un fin de semana intenso, Marion pregunt por su madre durante toda la maana del sbado y Cleo, para distraerla, la llev al parque y despus al cine. La nia no tena la culpa de que su madre fuese unaimpresentable, pero Cleo tampoco y, aunque intent no pensar en lo cansada que estaba o en las ganas que tena de dormir, le cost fingir que no pasaba nada y que ellas dos, las adultas de la familia, habanorganizado ese fin de semana ta-sobrina desde el principio. Por su parte, Luela no dio seales de vida hasta el domingo por la noche cuando mand un mensaje diciendo que volvera a casa el lunes por la noche.Genial, pens Cleo, tumbada exhausta en la cama. Con toda seguridad, su hermana estara mal durante toda la semana y ella tendra que ocuparse de la casa, la pequea, y claro, ensayar el resto de horas del da,peroquin necesitaba dormir.

    Quiz fue culpa del cansancio, o tal vez fue su subconsciente quien tambin decidi torturarla, pero esa noche, cuando se durmi despus de maldecir a su hermana, Cleo so con que Daniel se suba alescenario en plena representacin, la coga en brazos, y la besaba apasionadamente para llevrsela lejos de all y hacerle el amor como un poseso. Se despert sobresaltada y acalorada (entre otras cosas) y fue a lacocina a por un vaso de agua. All, mientras lo beba, se dio cuenta de que en el sueo no haba visto el rostro del hombre que la besaba y desnudaba tan frenticamente, ella sencillamente haba deducido que eraDaniel.

    Nunca soaba con otro, pero esta vez no poda estar segura de que hubiese sido l el que la besaba.Descubrir eso la inquiet. No haca falta ser demasiado listo para darse cuenta de que utilizaba a Daniel como escudo o, mejor dicho, como excusa para no correr el riesgo de sentir algo y, Dios no lo quisiera,

    perder la cabeza por un hombre real, uno que pudiese corresponderle. Sin embargo, si Daniel empezaba a fallarle incluso en sueos, quin le recordara que el amor y la pasin eran tan necesarios comomaravillosos, los Monty Python?

  • Captulo 4

    Luela volvi y se comport como si no hubiese pasado nada, fingi incluso haber echado de menos a Cleo y a Marion. Cleo se lo permiti porque no quera entristecer a su sobrina, no tardara en ver la realidad

    con sus propios ojos, adelantrselo sera una crueldad innecesaria. Cleo no lleg a recuperarse del ajetreo del fin de semana y la intensidad de los ensayos antes del estreno no ayudaron en nada.El ambiente en el Liceo estaba tenso, los miembros de la compaa se comportaban como siempre con educacin y profesionalidad, pero todos tenan los nervios a flor de piel por el inminente estreno. Cleo

    esquivaba a los compaeros ms irascibles e intentaba estar a la altura y aprovechar al mximo las horas de ensayo a pesar de que varios msculos de su cuerpo se quejaban a diario por el sobresfuerzo. Llevaba laspiernas y los brazos cubiertos de tiras de varios colores del fisioterapeuta y una venda alrededor de una mueca; tomaba una aspirina casi a diario. El nico momento del da en que estaba tranquila era por lamaana, despus de dejar a Marion en el colegio, en manos de su profesora, caminaba hasta el caf que haba una esquina antes de llegar al Liceo y se sentaba all a leer un poco mientras desayunaba. A veces,cuando tena mucha suerte, Daniel se sentaba con ella, solo a veces.

    Esa maana pidi un caf con leche y su tostada de siempre, eligi una buena mesa, una de las que no cojeaban, se sent y sac la novela que estaba leyendo del bolso.Buenos das, Cleo soy bailarina.Haba tenido suerte, Daniel iba a desayunar con ella.Buenos das.Cerr el libro y le sonri, el da haba mejorado de repente, aunque se sonroj un poco no demasiado al recordar el sueo de noches atrs.Tena ganas de verte.El sonrojo de Cleo ahora s que aument.ltimamente no charlamos como antes, te echo de menos.Si no hubiese aparecido el camarero en ese momento con los dos cafs con leche, Cleo probablemente habra credo que estaba soando. En ningn sueo suyo aparecera un camarero sin chaleco y pajarita.Yo tambin.Daniel alarg una mano y cogi la de ella. Cleo se precipit hacia el infarto.Qu te parece si salimos este viernes? Podramos ir a cenar y a tomar algo.Claro.Luela le deba un favor, mil favores, y ese viernes iba a pedir un da libre en el trabajo y a ocuparse de su hija, se prometi Cleo.Fantstico. Daniel le levant la mano y le dio un beso en los nudillos. Nunca haba hecho nada parecido y el gesto, aunque anticuado, la hizo temblar.Dos bailarinas compaeras de Cleo entraron entonces en el caf y Daniel las salud efusivamente a ambas, les sonri y las encandil igual que haca siempre con todo el mundo. Desayunaron los cuatro

    hablando del fin de semana y compartiendo chismes y crticas sobre la direccin del Liceo. Podran haber sido cuatro amigos sin ms, pero Cleo senta que entre Daniel y ella haba algo distinto, algo especial, y lse lo demostr guindole un ojo al levantarse.

    Durante los ensayos de ese da no le doli ningn msculo a Cleo, ninguna articulacin se quej y ni siquiera el sudor le molest. La vida era maravillosa. Al terminar, ella y el resto de bailarinas aplaudierona la coregrafa y directora y fueron a ducharse. No le molest ser la ltima ni tener el agua helada. Sali de la ducha envuelta en una toalla y se visti, y con una sonrisa en los labios sali a la calle. En casa jugcon Marion y las dos cenaron pasta en la cocina. En el colegio estaban preparando tambin un festival, as que las dos compartieron ancdotas sobre sendos ensayos. Evidentemente, las de Marion fueron muchoms divertidas. Recogieron los platos juntas, vieron un poco la tele y fueron a acostarse. Cleo no oy llegar a su hermana, pero antes de irse a la maana siguiente comprob que estaba dormida y todava mediovestida en la cama. No importaba, el lamentable estado de Luela no consigui empeorar su buen, y al parecer indestructible, humor.

    Daniel no estaba en el Liceo esa maana, ni tampoco lo estuvo durante la tarde ni el da siguiente. Le mand un mensaje al mvil para decirle que haba tenido que salir de improviso de la ciudad y que volverael viernes para la cena. Unas horas ms tarde le mand otro mensaje con informacin sobre el restaurante y la hora de la reserva.

    Cleo mir los dos mensajes de texto durante minutos como una idiota. Esa noche esper despierta en el sof a que Luela apareciese y cuando lo hizo le prepar un caf, que la oblig a tomarse, y le cont que eseviernes tena que ocuparse ella de la nia. Su hermana intent hacerse la ofendida, recurri incluso a su tctica ms habitual hacer sentir culpable a Cleo para no ocuparse de Marion esa noche, y todo fue envano. Cleo no cedi, se mantuvo firme y decidida, aguant los lloros y los pucheros, hasta los insultos, y cuando Luela se dio por vencida y accedi a pedir un da libre en el trabajo se acerc a ella, le dio un besoy las gracias, y fue a acostarse. Ese viernes iba a ser el primero de muchos, lo presenta en el nudo que tena en el estmago y en el cosquilleo que se le deslizaba por la espalda.

    Le habra gustado ver a Daniel antes de su cita, s, tenan una cita, pero se conform con enviarle tambin un mensaje donde le confirmaba que estara en el restaurante en la hora acordada y que lo echaba demenos. l le mand una cara sonriente. No era la respuesta que esperaba, pero s una tpica de Daniel.

    La tarde del viernes, Cleo sali del Liceo a toda velocidad y se dirigi a casa para cambiarse. Haba dejado la ropa y los zapatos preparados esa maana y tena que ducharse, secarse el pelo y maquillarse. Noquera ir demasiado arreglada ni tampoco demasiado informal, ni demasiado provocativa, ni demasiado poco. La eleccin haba sido difcil y necesitaba estar en plena posesin de sus facultades, y ms minutos delos que tena de verdad, para conseguir el resultado deseado. Luela la sorprendi cuando apareci en el dormitorio y la ayud a maquillarse, e incluso le prest unos pendientes que a Cleo siempre le habangustado. Se fue de all con un beso de Marion en la mejilla y unos cuantos consejos escandalosos y obscenos de su hermana susurrados en el odo, aunque estos ltimos le resultaron tentadores y se prometihacerles caso ms adelante. Lleg al restaurante, pag al taxista y durante unos minutos pase indecisa frente a la puerta, tena que entrar? Quedara ms sofisticada si lo esperaba dentro?

    Hola, Cleo.Se gir sobresaltada y con el pulso acelerado. Esa voz no era la de Daniel, la de Daniel no le causaba nunca esa reaccin.Sergio, qu haces aqu?Tal vez en otras circunstancias habra podido ser ms educada.Daniel me ha dicho que habais quedado aqu. Se detuvo frente a ella con la mirada seria. Tienes el mvil en silencio.Cleo abri el diminuto bolso donde haba logrado meter, utilizando tcnicas propias del Tetris, el mvil, un pintalabios y las llaves de casa. Comprob que tena una llamada perdida y dos mensajes de texto de

    Daniel. En el primero, le haban retrasado el vuelo y no poda volver a tiempo, en el segundo se disculpaba y le deca que cenaran la semana siguiente. Se despeda con un emoticono que desprenda msculpabilidad que sus pocas palabras y sin ningn gesto mnimamente romntico o carioso.

    Es el malhumor porque le han cancelado el vuelo .Ser mejor que vuelva a casa susurr sin mirar a Sergio.Por qu? Yo estoy aqu y t ests aqu y no pareces t. Podemos cenar juntos.No parezco yo!?Cleo guard el telfono y cerr el bolso con un sonoro clic. El hombre que tena delante corra el riesgo de recibir una bofetada, as que emprendi la marcha hacia la esquina en busca de un taxi.No, espera. l la sujet por la mueca. Lo siento, quera decir que ests guapsima.Claro, y por eso no parezco yo. Sultame antes de que te rompa la nariz.No podras aunque quisieras.Nos jugamos algo?Se senta capaz de romperle la crisma entera.No, no. El cretino se rio, pero la risa disolvi parte del enfado de Cleo y le retorci el estmago. Te creo. Vamos, date media vuelta. Le solt la mueca.Cleo cogi aire y lo solt despacio. No iba a irse de all con los ojos llenos de lgrimas, no quera que ese imbcil le contase a Daniel que la haba visto llorar como a una nia pequea.Gracias por venir a avisarme y haber evitado que entrase en el restaurante e hiciese el ridculo.No lo habras hecho.El bufido que sali de la nariz de Cleo no fue para nada elegante. Sergio la mir a los ojos y sonri, y la tristeza desapareci de los de Cleo.Gracias por haber venido, pero no hace falta que me invites a cenar. Estoy bien.Sergio, sin dejar de sonrer, le cogi una mano y tir de ella hacia la puerta del restaurante.Claro que ests bien, no quiero cenar contigo por eso.Sergio se movi con destreza y tanta seguridad que antes de que Cleo pudiese darse cuenta de lo que estaba sucediendo ya estaban los dos sentados en una mesa al lado de la ventana con vistas al jardn

    interior del restaurante. Era un local precioso, decorado con tonos blancos y negros y con una carta corta y deliciosa repleta de platos preparados a diario con productos de mercados locales.Qu te apetece comer? Me han dicho que aqu todo est buensimo.Cleo parpade confusa y se cruz de brazos. Ni en un milln de aos se habra imaginado a s misma cenando con Sergio. Estaba furiosa con Daniel o, mejor dicho, con el avin al que iba a subirse Daniel, con

    su mente fantasiosa que ya haba visualizado cientos de opciones distintas para esa velada, y ninguna inclua el plantn, y con el mundo entero, pero con quien estaba ms enfadada era con Sergio. Lgico?Probablemente no.

    Qu diablos pretendes cenando conmigo? Te lo ha pedido Daniel? sugiri de repente. Era lo nico que tena sentido.No, Daniel no me lo ha pedido, lo nico que me ha dicho era que habais quedado aqu y que t no le cogas el mvil. Nada ms.Has venido por tu cuenta? La cabeza le daba vueltas. No tena sentido que Sergio hubiese decidido ir a avisarla sin ms. Siempre que se vean acababan discutiendo y fulminndose con la mirada. Cuando

    coincidan, lo cual suceda inexplicablemente a menudo, lo mejor que saban hacer era ignorarse.Pasaba por aqu. Qu quieres comer?No iba a permitirle que diese por zanjado el tema tan fcilmente.No tenas planes para esta noche? Es viernes.S qu da de la semana es, gracias, y no, no tengo planes.Cleo refunfu, no le crea en absoluto. Cogi la carta para distraerse y dejar de mirarlo, al parecer los ojos de Sergio y la curva superior de sus labios podan hipnotizarla.Por qu no me crees? sigui l adivinando la incredulidad de ella. No te caigo bien aadi de repente entre sorprendido y dolido. Fue extrao, las emociones escondidas, disimuladas en esa frase,

    fueron innegables.Cleo not el cambio de tono en la voz de Sergio y apart la carta tras la cual se ocultaba. l volvi a subir la suya, aunque sus miradas se encontraron durante medio segundo. Tal vez ms. Cleo se perdi de

    nuevo en los nombres de los platos en busca de algo que explicase por qu a Sergio le importaba la opinin que ella pudiese tener de l. Un hombre que dijo que solo se la follara porque ella era una mujer con complicaciones . Apret la carta con los dedos, s, Sergio haba dicho eso, se lo haba dicho a su mejor amigo en una situacin relajada. Esa noche fue sincero, esta quiz no lo era. Quiz a l tambin le habandado plantn y por eso haba acudido a rescatarla .

    No te conozco.No, cierto, pero crees que s. De hecho, puedo ver que tienes una opinin perfectamente formada sobre m afirm rotundo y enfadado.Cleo baj la carta y dej de disimular. Estaba harta de mentiras y de secretos, de contener sus emociones. Esa noche, la noche que oy esa conversacin, tendra que haber entrado en la cocina y haberles

    cantado las cuarenta a los dos. S, una vocecita le susurr en la cabeza que tan culpable era Sergio como Daniel y que con el segundo no pareca estar tan sumamente enfadada, pero quin diablos tena tiempo paraescuchar a su conciencia. Adems, Daniel y ella llevaban aos siendo amigos y poda perdonrselo, pero Sergio prcticamente acababa de aparecer en su vida y pareca empeado en desmontrsela.

    Y t no la tienes de m? Acaso no le dijiste a Daniel que me follaras pero que te pareca demasiado complicada?

  • Sergio apret los labios y se qued sin habla durante un segundo, estaba avergonzado y tambin furioso, lo que no tena sentido.No saba que habas odo esa conversacin.Es lo que piensas, no?No.Cleo lo observ, l estaba confuso y sus ojos eran imposibles de descifrar. Seguro que lamentaba que ella lo hubiese descubierto, a nadie le gusta que le pillen hablando mal de otra persona, pero eso no

    implicaba que ahora estuviese siendo sincero. Ni mucho menos. Aunque en realidad no importaba, estaba cansada, haba tenido una semana muy difcil que ahora culminaba con ese fiasco de cita en la que su parejani siquiera se haba presentado. Lo nico que quera Cleo era irse a casa, quitarse esos zapatos de tacn que le estaban destrozando los pies, desmaquillarse y tumbarse en la cama. Quiz se quedara un rato viendola tele y bebera un chocolate caliente antes de acostarse, o quiz llorara a moco tendido viendo Leyendas de pasin, todava no lo haba decidido.

    Me voy.Se levant y dej caer la servilleta encima de la mesa. No haban pedido nada, pero si alguien del restaurante tena un problema con ellos debera solucionarlo con Sergio porque ella no pensaba quedarse all

    ni un segundo ms.Estn listos para pedir, seores?Cleo aprovech la aparicin del camarero para dirigirse a la salida, Sergio la fulmin con la mirada, ella pudo sentirla clavada en la espalda, pero se qued a dar explicaciones. Cuando l consigui levantarse y

    salir a la calle, ella ya haba desaparecido dentro de un taxi.Le oy gritar su nombre, lo vio correr incluso detrs del taxi, pero una moto se cruz en su camino y tuvo que detenerse. Durante el trayecto a casa se repiti que haba tomado la decisin adecuada, que era

    imposible que Sergio la hubiese destrozado por no poder explicarse. Y que no tena sentido que ella hubiese llorado.Ese fin de semana Cleo se volc especialmente en Marion, la nia era la excusa perfecta para no pensar en el plantn de Daniel ni en la conversacin y extraas miradas de Sergio. Luela aprovech la

    situacin y prcticamente desapareci y las dej solas da y noche. El lunes, tras ese intensivo de abrazos, parques y Aladdn, el Liceo le pareci el mejor lugar donde recuperar la normalidad y no se detuvo en lacafetera de siempre a desayunar. No saba si Daniel estara ya de regreso, l no le haba mandado ningn mensaje ni la haba llamado, y no tena ganas de averiguarlo.

    Era casi la hora de salir de ese mismo lunes cuando Daniel apareci y le sonri. Le explic que, al final, debido al retraso del vuelo, haba decidido quedarse todo el fin de semana en Barcelona. Estaba exhaustoy se senta culpable por no haber acudido a la cena y por no haberle dicho nada ms desde ese ltimo mensaje, pero haba estado terriblemente ocupado. Cleo se hizo la ofendida, por qu negarlo, y l la camel,tampoco tena sentido negarlo. Dos guios de ojo ms tarde y tres sonrisas, y Cleo estaba dispuesta a perdonarlo.

    Vamos, Cleo, siento de verdad no haberte llamado y no haber llegado el viernes. Dime que me perdonas.Est bien.Se dijo a s misma que estaba manteniendo las distancias.Genial. Este mircoles hay una fiesta en Le Carmen, yo tendr que cumplir con ciertos compromisos pero los afrontara con ms ganas si t tambin ests all.Cleo saba de esa fiesta, la organizaba una importante revista de moda y siempre invitaba a toda la compaa porque al parecer las bailarinas y los msicos del Liceo quedaban bien en esa clase de eventos.

    Seguro que Daniel haba recibido una invitacin distinta a la de ella, personalizada y ms exclusiva. Ella no se haba planteado asistir, hasta ahora.Estar.Daniel le sonri de nuevo con hoyuelos incluidos. El mircoles poda organizarse sin problemas, lo nico que tena que tener presente era que no poda acostarse muy tarde porque al da siguiente volvan a

    ensayar durante ms horas de las recomendables. Disculparan que Daniel, el director de la orquesta y nio bonito del Liceo, no se presentase al trabajo o llegase tarde, pero ella, una bailarina sin ms, tena queestar all a primera hora y darlo todo a diario.

    Pas los das que faltaban hasta el mircoles concentrada en los ensayos y en la nueva coreografa. Llegaba a casa pronto y desconectaba con Marion, cenaban juntas y se rean. Acostaba a la nia temprano,despus del bao y el cuento, y despus se acostaba ella. Luela segua con su rutina habitual; desapareca en cuanto ella llegaba y lo dejaba todo hecho un desastre, pero no tena la mirada perdida y nombraba sincesar a Ricardo, un compaero del bar donde trabajaba. A diferencia de la cita fallida de la semana anterior, en esta ocasin Cleo intent contener las ilusiones aunque no acab de conseguirlo y se visti con uncorto vestido negro que complement con unos labios rosa nude y sombras de ojo humeantes. Estaba elegante y misteriosa, eso fue lo que le dijo su vecina cuando dej a Marion en su casa para que la cuidasehasta su regreso.

    Cleo suspir, se mont en otro taxi, el ltimo de ese mes porque si no su economa se ira al traste, y not que se le aceleraba el corazn.Esa noche s que iba a ser especial.Y sin venir a cuento, cuando el taxi se detuvo en un semforo, record la mirada de Sergio corriendo tras ella.

  • Captulo 5

    Le Carmen estaba elegantemente lleno, no haba las multitudes que solan hacer cola frente a la puerta durante las noches del fin de semana, pero bastaba con acercarse para comprobar que el interior vibraba con

    la msica elegida para agasajar a los invitados de la fiesta. Cleo facilit su nombre al guarda de seguridad que protega la entrada y este, tras comprobarlo, le indic adnde deba dirigirse. Entreg el abrigo alencargado del guardarropa y se dirigi hacia las mesas con los aperitivos. No tena hambre, aunque supuso que comer algo podra aflojarle el nudo que senta en el estmago. No vea ni rastro de Daniel porningn lado, deba de llegar tarde, como siempre. Acept una copa de champn de un camarero de lo ms elegante, eligi un canap del ejrcito que haba y se sent en una butaca de terciopelo color chocolate aesperar.

    Distintos miembros de la compaa del Liceo fueron apareciendo por la puerta, varios se acercaron a saludarla, a darle conversacin, a elogiarla por el vestido. Cleo intercambi halagos y sigui donde estabacada vez ms nerviosa. Ni siquiera la msica lograba distraerla o relajarla.

    Ests preciosa.Sinti un cosquilleo, el nudo del estmago se estrech, el corazn le golpe las costillas y le subi por la garganta, tuvo calor. Mucho calor. Y tuvo que tragar saliva antes de hablar. Haberse acordado de l de

    camino hacia all no la ayudaba demasiado.Para ser yo.Ests preciosa Sergio repiti la frase y se sent junto a ella sin pedirle permiso.Cleo se cruz de piernas para ganar unos centmetros de distancia.Has venido con Daniel?Haba decidido que si volva a ver a Sergio fingira que la casi cena del viernes anterior no haba tenido lugar. No podan ser amigos, pero intentara ser civilizada con l.No.Ella desvi la mirada de nuevo hacia la puerta, dio por concluida la conversacin, si era eso lo que haban tenido, e intent olvidarse de que a su lado estaba sentado aquel tipo engredo y maleducado. Pero

    esa descripcin ya no pareca encajarle, si es que alguna vez lo haba hecho. Ests preciosa . Haba sonado sincero, emocionado incluso. Culpa de la extraa acstica del local. Sergio no se movi, la tensin sin embargo se abra paso por entre los hombros y los dedos de sus manos.

    Cleo no quera que pensase que hua, pero no pudo resistirlo ms y se puso en pie, un escalofro se extenda por su cuerpo con cada respiracin. l sigui observndola sentado, igual que si quisiera decirle algo yno hallase las palabras. Solt el aliento al dar con una, cmo Cleo pudo or ese cambio por entre el ruido que haba alrededor nunca lo sabra.

    Tampoco pudo intentar averiguarlo, pues vio que las cortinas de terciopelo que dividan ese local con el mundo real se separaban y entraba Daniel.Daniel con una mujer muy guapa.La vergenza y la rabia le hicieron flaquear las rodillas, Cleo se debati entre sentarse y fingir que no los haba visto y salir corriendo. Correr era preferible, podra llorar, enfadarse consigo misma en cuanto

    estuviese a solas. Sujet el bolso entre los dedos, cogi aire, y not una mano sujetndola por la cintura.No te vayas, no se lo merece.Le escocieron los ojos. Sergio haba presenciado su derrota, su decepcin, haba adivinado ms all de cualquier duda la verdad de los sentimientos de Cleo. Ella quera morirse, no se le ocurra peor persona

    para tal descubrimiento. Y sin embargo l la sigui sujetando y le susurr de nuevo al odo.Qudate justo donde ests y sonre. Ests preciosa.Crey que le besaba la mejilla, le ardan tanto que no poda estar segura.Hola, Cleo, me alegro mucho de que hayas venido Daniel la salud con un beso en la mejilla, ese s lo sinti y la dej helada, tena muchas ganas de presentarte a Raquel.Sonri a Raquel, una bailarina espaola extremada y cruelmente guapa, intercambi dos frases con ellos no se soltaron ni un momento e inici la despedida.Tan pronto? Daniel no tena ni idea de lo doloroso y humillante que era para ella estar all.Sergio le apret levemente la cintura y el gesto, inesperado, sin sentido, la reconfort.S, es mircoles.Raquel le dio las buenas noches, ella iba a quedarse hasta tarde porque estaba de vacaciones. Iba a pasar esos das con Daniel, enamorndose de la ciudad del amor (frase textual de la espaola).Seguro que Daniel ser un gua esplndido intervino Sergio. Se conoce a la perfeccin la ciudad del amor.Fue una broma, los dos amigos sonrieron, aunque el tono de Sergio contena cierto reproche. Tal vez l tambin conoca a Raquel de antes y estaba interesado en ella, Cleo no tena ni idea y no iba a quedarse a

    averiguarlo. Les sonri, balbuce buenas noches y se dirigi decidida al guardarropa a por el abrigo. Acept la prenda, el encargado le sonri, pero ella fue incapaz de devolver el gesto, se puso una manga,despus la otra, se ira de all y no volvera a

    Sergio pas por su lado y la cogi de la mano, entrelaz los dedos con los de ella y tir con decisin hacia un pasillo que haba junto al guardarropa y conduca a un saln privado.Sultame!No le hizo caso, se detuvo y se gir para mirarla. Los ojos de l contenan emociones desordenadas, intensas, que se peleaban entre s.Daniel no se merece estas lgrimas.No estoy llorando!l le acarici una mejilla y le demostr que menta. Cleo perdi la respiracin, Sergio junt los dedos con los que haba capturado la lgrima hasta que esta se fundi en su piel.Te manipula, se lo he visto hacer otras veces, pero contigoConmigo qu? Tena la espalda apoyada en la pared y a Sergio a pocos centmetros frente a ella. No debera escucharte, no s qu diablos pretendes. Se supone que Daniel es tu mejor amigo.Y lo es, pero no se merece a una mujer como t.Djame en paz y lrgate de aqu! S que crees que no soy lo bastanteLa call con un beso, no fue lento ni delicado. Cleo ni siquiera lo vio venir, la nica advertencia fueron las llamas de su mirada. Los labios de Sergio se colocaron con insistencia sobre los de ella, la devoraron,

    los separaron con una pasin que clamaba ser incontrolable y le derritieron las rodillas. La lengua de l se movi dentro de su boca como si le perteneciera, conquistndola, descubrindole rincones que Cleo noconoca. Las piernas de l enmarcaron las de ella, sus muslos se rozaron y, aunque los separaban los pantalones de l y las medias de ella, Cleo poda sentir su fuerza. Un ruido de un objeto al golpear el suelo, elbolso, y Cleo sujet a Sergio por la cintura y lo acerc a ella.

    l le mordi el labio, ella tembl, tena calor, el corazn le lata tan rpido que poda orlo dentro de su cabeza. No poda pensar, solo saba que se arrancara la ropa si pudiera, y la de l.CleoDemasiado real.Coloc las manos en el torso de Sergio, lo sinti tensarse y sin querer evitarlo le clav las uas por encima de la camisa, pero lo apart. S, una parte de su cuerpo, no, todo, se quej. Lo apart de todos modos.

    Qu estaba haciendo? Se humedeci los labios y al encontrar all el sabor de l el estmago se le encogi y tuvo que apretar las piernas. Por qu con l? Con l!Cleo.Utiliz su nombre como un suspiro, como si en esas pocas letras cupiera el universo. Ella no poda decir nada, se haba olvidado de hablar, de razonar.La msica de Le Carmen se meti por entre la confusin y la decoracin del local fue apareciendo poco a poco ante ella. Record dnde estaba, por qu haba acudido all esa noche. El resto de invitados fueron

    dibujndose y una silueta en concreto se acerc a ellos. Era la chica del supermercado, la que estaba con Sergio y le haba llamado baby .Se agach despacio, l, que segua frente a ella, casi pegado, aguant la respiracin. Cleo recogi el bolso, lo mir a los ojos y calcul que tena el tiempo necesario para decir lo nico que importaba:No quiero volver a verte nunca ms.Sergio apret la mandbula, entrecerr los ojos, levant una mano con intencin de tocarla, Cleo se apart a tiempo y vio a Daniel cerca de la entrada. Se acerc a l decidida, vio a Sergio por el rabillo del ojo,

    furioso, estupefacto, inmvil donde estaba porque la guapa del sper le haba impedido sin saberlo seguirla y le estaba hablando.Daniel le sonri al verla y le pregunt si se lo estaba pasando bien.En realidad, vengo a despedirme. Se habra abanicado si hubiese podido. Nos vemos maana.l insisti en acompaarla fuera y buscarle un taxi, le coloc una mano en la cintura, igual que haca cuando entraban en un caf o a veces en el Liceo, y Cleo no supo qu hacer con el gesto. Era evidente que esa

    noche su cuerpo no reaccionaba como siempre. Subi al taxi, acept el beso en la mejilla de Daniel y se neg a pensar en el que Sergio le haba dado en los labios.Eso no haba sido un beso, haba sido demasiado sexual, demasiado fuerte para definirlo con esa palabra tan inocente.No peg ojo en toda la noche. Aunque cumpli con el ritual de siempre, se pas las horas dando vueltas en la cama. Fue un milagro que no se rompiese nada el da siguiente en los ensayos, lo nico que lo

    evit fue que Daniel no apareci y Cleo casi logr fingir que lo que haba sucedido en Le Carmen haba sido el sueo ms extrao de toda su vida. A su mente tal vez logr engaarla, pero su cuerpo segua con lapiel de gallina, las rodillas todava le temblaban, y en los labios senta el sabor de Sergio. La marca de los dientes que l le haba dejado all no ayudaba, poda verlo frente a ella, ni siquiera tena que cerrar losojos, y la sangre se le aceleraba y empezaba a tener calor. No era una reaccin racional, de hecho, era de todo menos racional.

    Al terminar los ensayos no se fue a casa como siempre, Marion haba acudido a su primera fiesta infantil y no tena que ir a recogerla hasta ms tarde. Aprovech para quedarse sola en una de las salas mspequeas y practicar un poco ms. Bailar la dejara lo bastante exhausta como para poder dormir esa noche. Puso la msica en marcha, una pieza clsica de Tchaikovsky, se asegur de llevar bien atadas las puntas einici los ejercicios. Cerr los ojos, se dej llevar por la msica y por esos movimientos que estaban grabados en su mente y en su cuerpo.

    La tensin fue alejndose, las preocupaciones tambin. Qued solo ella.Nunca te haba visto bailar.La voz de Sergio le eriz la piel y se detuvo. Abri los ojos convencida de que haba alucinado, pero l estaba de pie frente a la puerta, apoyado en ella. El Liceo estaba prcticamente a oscuras, apenas se

    colaba luz por el cristal traslcido que ocupaba la mitad superior de la puerta de la pequea sala de ensayos.Qu haces aqu? Cmo has entrado? Se acerc a la barra de ejercicios en busca de la toalla que haba dejado all para secarse el sudor.Te estaba esperando fuera, me ha visto el guarda de seguridad y me ha dejado entrar. Al parecer ests sola en el Liceo.Qu quieres? Bebi un poco de agua, una gota le resbal por el cuello y l la sigui con la mirada.Tard varios segundos en contestarle y lo hizo con la voz ronca.Hablar contigo. Verte.Cleo no poda seguir huyendo, tena que tener esa conversacin de una vez por todas.No le cuentes a Daniel lo de ayer, fue una estupiNo quiero hablar de Daniel.Entonces, a qu has venido?A verte a ti.Se acerc, la mir con tanta intensidad que Cleo no pudo moverse de donde estaba.A hablar contigo, de m, de ti. No de Daniel continu Sergio.Le sujet el rostro, Cleo pens que tena las palmas de las manos ms fuertes y fiables que haba sentido nunca.

  • Por qu?Cmo puedes estar tan ciega?Sergio agach la cabeza despacio, sin dejar de mirarla, suspirando entre los dientes. Coloc los labios encima de los de Cleo y la bes. Quiz habra sido un beso dulce, pero en cuanto ella solt el aliento los

    dos se aceleraron. Cleo sujet las muecas de Sergio, las retuvo donde estaban, abri la boca porque necesitaba que l volviese donde tena que estar. En esos instantes, no pens en nada excepto en ese hombreque le despertaba todos los sentidos, incluso los que ella quera que siguiesen durmiendo. Sergio tena un sabor increble, mova los labios y la lengua sin pedirle nunca permiso, sin darle opcin a rendirseporque en cuanto la tocaba se perda en l y se entregaba a esa locura.

    Algo que ella no haba hecho nunca.Sergio se apart, le bes los labios unos segundos eternos, inhal profundamente y afloj uno a uno los dedos que tena en sus mejillas.Tengo que irme a Londres. En realidad, mi vuelo sale dentro de dos horas, pero no poda irme sin hablar antes contigo.Cleo parpade, esos besos, el olor de la piel de l, la convertan en una mujer que solo senta y se olvidaba del mundo real. No le dijo nada, la noche anterior haba sido capaz de apartarlo, de asustarse por esa

    intensidad, ahora tena todava ms miedo porque no saba qu hara si lo tocaba. Lo apartara o lo acercara a ella y lo desnudara?Sergio la solt y dio un paso hacia atrs. Respiraba despacio, controlando el modo en que suba y bajaba el torso. La falta de respuesta de Cleo lo tena confuso y midi sus reacciones y sus palabras con

    cautela al continuar:La revista donde trabajaba, The W hiteboard, me ha pedido que asista a una reunin y revise unos artculos.Ella segua sin decir nada, sin moverse, el sabor de l segua circulndole por la sangre, las piernas le temblaban y apenas poda mantener fija la mirada.Sergio asinti, pareci resignado, incluso abatido, cuando se dio media vuelta y se dirigi hacia la puerta de la sala.Volvers?Cleo no reconoci su propia voz, no saba que iba a preguntarle eso hasta que las palabras salieron a toda prisa por su garganta. Sergio se detuvo, los hombros se movieron hacia atrs y apret el picaporte con

    los dedos.T ests aqu, no?Eso no explicaba nada, no era una respuesta.Yo? Yo siempre estoy aqu.Intentaba no pensar nunca en ello porque, si alguna vez se planteaba qu hara si Marion y Luela no la necesitasen, se senta culpable. Si ellas no estuviesen quiz estara muy lejos de all.Entonces volver.Sergio sali de la sala y del Liceo, y de esa noche, con el mismo sigilo y misterio con el que haba entrado. Cleo se dio cuenta de que la msica segua sonando y se acerc a apagarla. En cuanto alarg la mano

    para tocar los botones pertinentes, vio que temblaba. Con la nica luz del pasillo para guiarse, camin hasta el vestidor, donde se puso las botas encima de las medias y el abrigo sobre la ropa de ballet, se colg labolsa del hombro y se fue corriendo a buscar a Marion.

    Por qu la haba besado Sergio? Ese beso no era fruto de las circunstancias, no era culpa del mal humor o de la situacin, no se haba dejado llevar por un impulso. Sergio haba ido a verla al Liceo, la habaesperado fuera y haba entrado al ver que ella no sala. Por qu lo haba besado ella? l le haba sujetado el rostro con suavidad, le haba dado tiempo de sobra para apartarse, en realidad, pens sonrojadaacostada ya en la cama, habra tirado de l para que la besase antes.

    Ella quera a Daniel, llevaba aos enamorada de l. Daniel y ella eran perfectos el uno para el otro, ya eran amigos y se llevaban muy bien. Sus vidas encajaban a la perfeccin. Adems Daniel era muy cariosocon ella, ltimamente la miraba de un modo distinto, ms atrevido, menos fraternal. S, l siempre pareca estar metido en alguna relacin, pero todas eran con las mujeres equivocadas. l mismo se lo haba dicho,solo era cuestin de tiempo, tarde o temprano se dara cuenta de que ella estaba all y era mucho ms que su mejor amiga.

    Lo que haba sucedido con Sergio haba sido un error, algo inexplicable que solo tena sentido si lo analizaba con los hechos que lo haban precedido. Daniel se haba presentado con otra en Le Carmen y lehaba hecho dao. Y Sergio haba intentado consolarla dndole el beso ms brutal de toda su vida.

    Y el beso de hoy? .El beso de hoy haba sido culpa de la msica clsica, de la soledad, tal vez incluso de la rabia contenida por los sucesos de la noche anterior. Haba sido intenso, no poda negarlo. Nunca haba sentido nada

    igual, pero todo cambiara cuando Daniel la besase. Entonces el beso de Sergio caera en el olvido.

  • Captulo 6

    A la maana siguiente, Cleo, gracias a su sobrina Marion, no tuvo tiempo de pensar en el beso, en Daniel, ni en nada que no fuese llevar a la nia al colegio antes de que les cerrasen la puerta en las narices. Se

    haban dormido y si no hubiese sido por el ruido que haca el ascensor del edificio donde vivan no se habran despertado hasta el medioda. Marion le confes que la noche anterior le haba costado dormirsedespus de la fiesta. Cleo le sonri y no la ri, ella no haba pegado ojo, pero cay rendida cinco minutos antes de que el despertador sonase y no lo haba odo.

    Corrieron como unas locas por la calle, Marion con su mochila de Babar y Cleo esquivando obstculos y abrindole paso a la pequea. Llegaron al colegio sanas y salvas, y a tiempo. Despus de darle un besoa Marion, Cleo respir despacio y decidi que hoy sin duda se mereca un caf con leche y uno de esos deliciosos cruasanes que preparaban en la cafetera cerca del Liceo. Camin ms tranquila, sin acelerar el pasoy sin volverlo lento del todo, dejando la mente en blanco. Ella siempre haba considerado que, dejando a un lado la trgica muerte de sus padres, su vida era muy normal, sin altibajos.

    Esos ltimos meses le estaban demostrando lo contrario, la llegada de Luela y Marion haba sido solo el principio. Conocer a Daniel, la aparicin de Sergio, enamorarse de Daniel, el beso los besos deSergio. El corazn se le aceler, un cosquilleo naci en su estmago y baj hasta los pies, arremolinndose durante unos incmodos segundos entre sus piernas. Se sonroj y mir a su alrededor. Tena ganas desonrer.

    Sergio no significaba nada para ella, no poda significar nada para ella, se dijo, pero le haba recordado que era atractiva. No era que lo hubiese olvidado, sino que dicha afirmacin estaba cubierta de polvo enalgn rincn de su cabeza. Era una mujer atractiva e iba a dejarse de tonteras con Daniel. Si l no la invitaba a salir pronto, lo hara ella.

    Aceler el paso de repente, impaciente por llegar a la cafetera y ver si Daniel estaba esperndola en su mesa de siempre.Lo estaba.Cleo tom aire y se dirigi decidida hasta l. Se plant frente a la mesa y le sonri. Iba a decrselo de un segundo a otro.Cleo, qu bien que ests aqu. Tengo que contarte algo, necesito que me aconsejes. Sergio no est y no s a quin acudir.Or el nombre de Sergio la hizo titubear, le falt el aire durante un segundo y le sudaron las palmas de las manos. Y dices que no significa nada para ti , se burl su conciencia. La oblig a callarse y se concentr en Daniel.Claro, yo tambin tengo que contarte algo.Oh, t primero se ofreci.Cleo le observ con atencin, se haba sentado y tena el rostro de Daniel a escasos centmetros. Estaba tan guapo como siempre, aunque bajo los ojos azules tena unas ojeras muy pronunciadas. Ese detalle la

    inquiet, Daniel solo perda el sueo cuando estaba muy preocupado y eso solo lo consegua su msica.No, empieza t.Recuerdas a Raquel, la bailarina espaola de la otra noche?S.La conoc cuando estuve en Barcelona. Alarg una mano y cogi la de Cleo. Me han ofrecido dirigir la orquesta del Liceo de esa ciudad.Cleo abri los ojos, tembl, perdi el estmago, que fue a pararle a los pies. No supo qu hacer, qu decir, cmo reaccionar. Si Daniel se iba, le perdera. Ella no poda irse a ninguna parte, no hasta que Marion

    se hiciera mayor, o hasta que decidiese hacrselo Luela.Daniel le estrech la mano, ajeno a los pensamientos de Cleo, o tal vez no tanto.Estoy feliz aqu en Pars, pero es una gran oportunidad. Aqu siempre me han criticado, siempre han menoscabado mis logros diciendo que soy el nio mimado de Francia . Si triunfo en Barcelona, tendrn

    que callarse.Pero, y la nueva funcin? Fue lo nico que se le ocurri.No tendra que irme hasta dentro de un ao.El corazn de Cleo volvi a latir aliviado, un ao era mucho tiempo y Daniel todava no haba aceptado.Te lo ests planteando de verdad? Esa gente que te critica seguirn hacindolo, es el deporte nacional.No lo s, nunca me he imaginado viviendo en otra ciudad que no sea Pars, pero Barcelona siempre me ha gustado. Y la oferta es espectacular, creme.Cundo tienes que contestar? Te han puesto una fecha lmite?Les he dicho que tena que pensrmelo y les he pedido un mes. Les ha parecido razonable, aunque me han asegurado que no soy el nico candidato. El primero, pero no el nico.Yo no quiero que te vayas, no s qu hara sin ti.La sinceridad la cogi por sorpresa, la acompa de una sonrisa para intentar ocultar la profundidad de sus emociones.Daniel tambin le sonri.Soy yo el que no sabe qu hacer sin ti. Si no ests t, quin evitar que me linche mi prxima pareja?Eres psimo eligindolas, tal vez te ira bien que alguna te linchase, como t dices.Psimo!? Oh, vaya, gracias. Si de verdad crees eso, dime, con quin crees que debera salir?Cleo no se perdonara jams si dejaba escapar esa oportunidad.Conmigo.Contigo? Daniel dud unos segundos, iba a hacer algn tipo de broma o de comentario sarcstico, pero la mir y su expresin se torn seria, respetuosa. S, tal vez tengas razn. Tal vez deberamos

    intentarlo.Ella esper, no era una reaccin muy halagadora, l pareca tener que autoconvencerse para salir con ella, pero tampoco haba sido un completo desastre. Haba dado un paso hacia delante.S, tal vez. Cogi el caf con leche y bebi un poco. Ahora, sin embargo, tenemos que ir al Liceo, yo tengo que ensayar como una loca y t tienes que perder el tiempo con tus msicos. l la mir

    todava concentrado, como si estuviera intentado descifrarla. Sigo siendo la misma de siempre, Daniel. No voy a ponerme a babear delante de ti como una de tus seguidoras ni voy a ponerme a llorar si no mepides que salga a cenar contigo. Al menos no delante de l. Podemos seguir como

    Quieres ir a cenar conmigo? Solos, t y yo especific tanto para l como ella.Claro. Se sonroj.Esta semana no puedo, tengo reuniones cada noche con los directivos de la discogrfica, pero el viernes de la semana que viene estoy libre.De acuerdo.No era nada romntico tener que esperar tanto.Fantstico, yo me encargar de todo.Daniel sac unos billetes del bolsillo y pag la cuenta. Pareca que le hubiesen quitado un peso de encima y Cleo sonri satisfecha, pues saba que era mrito de ella. Caminaron juntos hasta el Liceo, igual que

    siempre. l no le cogi la mano ni le roz el brazo. Nada haba cambiado entre ellos excepto la promesa de que en unos das iran a cenar juntos. El nico detalle ms personal se produjo cuando al separarse Danielse acerc y le susurr al odo que no le contase a nadie lo de Barcelona. Nunca se haba acercado tanto a ella, en un gesto tan ntimo, Cleo solo pudo asentir. No hizo falta ms, l ya saba que poda confiar en ella.

    Cleo entr en el vestuario y se uni a las otras bailarinas en la sala de ensayos principal que se encontraba en el segundo piso. All, con la msica de fondo y las rdenes de la directora, Daniel desaparecienseguida de su mente, pero, cuando las notas insinuaron los compases de una pieza compuesta por Tchaikovsky, not una caricia en el labio y record el instante exacto en que Sergio se lo mordi al besarla.

    Tchaikovsky estaba sobrevalorado.El da lleg a su final y obsequi a Cleo con una pequea lesin nueva y mltiples agujetas. Se duch con agua caliente y bien abrigada se dirigi de vuelta a casa. En cuanto abri la puerta supo que algo iba

    mal, y las lgrimas de Marion se lo confirmaron. Luela la haba recogido en el colegio y tras encerrarla en el piso se haba ido.Cleo quera matar a su hermana, literalmente. A quin se le ocurra dejar a una nia sola en casa tantas horas? Podra sucederle una desgracia. Sin embargo, contuvo la ira y le prepar la baera a Marion. Una

    vez la tuvo en el agua, la dej jugar con los muecos de goma y las burbujas mientras ella llamaba a Luela. Sac el mvil del bolso y vio que tena una llamada perdida y un mensaje de un nmero desconocido. Lepic la curiosidad, a ella apenas la llamaba nadie, pero antes de escuchar el mensaje, que probablemente sera publicidad, llam a su hermana.

    Cinco veces. Luela no contest ninguna. El enfado escal hasta que al mirar la pantalla vio el smbolo que le recordaba que tena un mensaje. Tal vez fuera de Luela o de alguien que la conoca y quera ponerseen contacto con ella porque le haba sucedido algo a su hermana.

    Presion las teclas nerviosa y asustada y escuch el buzn de voz con el corazn en ascuas.Hola, Cleo, soy yo, Sergio. Consegu tu telfono a travs de los archivos del Liceo, no te enfades, soy periodista y no puedo evitar curiosear carraspe e hizo una pausa. Este es mi nmero, llama si

    quieres insultarme, o por lo que sea. De acuerdo? Bueno, ser mejor que me despida. Odio hablar con estas mquinas. Otro silencio. Por cierto, no saba que de verdad te llamabas Cleopatra.Cleo no apart el aparato de la oreja hasta que son el timbre que marcaba el final del mensaje. La voz de la casa de telefona le recordaba las instrucciones que deba seguir para guardar el mensaje o eliminarlo.

    Movi los dedos y dud encima de los nmeros.Guard el mensaje.Sergio haba obtenido su nmero de telfono, lo haba buscado. La haba llamado y le haba dejado un mensaje estpido, extrao, y en cierto modo muy personal. No poda borrarlo, igual que tampoco poda

    explicar la reaccin que la voz de l haba despertado en su cuerpo con apenas esas cuatro frases.Cleo, se me ha cado el seor pingino!Marion es