claudio lemeillet de traicion en traicion

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  • 7/24/2019 Claudio Lemeillet de Traicion en Traicion

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    En el principio no haba diferencia entre hombre y animal, los animales vivan comohombres. Cuando vino la muerte aparecieron el tiempo y los hombres, pero loshombres quedaron por fuera del mundo primordial que es la fuente del saber. Elcontacto involuntario con ese mundo significa desorden y enfermedad. El voluntario,por medio de rituales, bailes, cantos, mscaras permite al hombre regresar al estado

    hombre-animal para obtener el poder sobrenatural y el control del cosmos

    Cultura Calima,

    Colombia

    Claudio Lemeillet

    DE TRAICION EN TRAICION

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    Se puede ser fiel a uno mismo o a los dems, pero no al mismo tiempo, almenos no de una manera feliz. Sera una inmoralidad pensar que todacondicin humana se base en una traicin.

    Arthur Miller

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    EL !A"E #E $#!SE$

    El viae de !diseo fue un regreso hacia el pasado. "a escritura es el viae de regreso,

    la vida fue el de ida. # de d$nde se regresa% &e la guerra. 'ero esta guerra nosupone un matar o morir, sino una lucha cuerpo a cuerpo contra el olvido, la p(rdidadolorosa de lo amado. )g$nica tarea en la que el escritor se uega el alma.

    !diseo va hacia *taca para recuperar su vida y su amor.

    El regreso, la escritura, es magnfico y cruel. +uchos deben sucumbir para quealgunos prevalecan.

    &e traici$n en traici$n podra considerarse un libro de viae, siempre queentendamos que el viae, a pesar de sus magnficas descripciones de sitios y tiemposprecisos, es interior.

    e trata de la reconstrucci$n de un yo que ams podr reunir todas sus partesporque (stas son cambiantes y van mutando a medida que la misma vida y lanarraci$n las transforma.

    'or eso la traici$n.

    'ero, qu( significa traici$n. ignifica que nunca podr( ser fiel, igual al m mismo quefui. i recupero una cierta mirada estoy permitiendo el olvido de otra. adie puedellegar a la mirada absoluta, salvo el dios. # el )leph de /orges.

    "a limitaci$n es la sinta0is. # nosotros somos nuestra sinta0is.

    C$mo escapar al pensamiento rectilneo ya que el lenguae materno lo es. 'ero no

    as la memoria, regreso de aquello que se hundi$ en el no-tiempo1 el inconsciente. "amemoria fluye por rincones caprichosos que la l$gica rechaa. "a memoria. Ella sabed$nde quiere ir, y el porqu(.

    El te0to intenta armar un mundo que se presenta fraccionado y cuya constituci$nmisma es ese fraccionamiento. 2ntenta salvar los instantes.)ll es donde el mito, los mitos, vienen a ayudar al escritor dici(ndole c$mo era todoantes de que (l naciera. 'orque los mundos nacen unto con las conciencias y sontan m3ltiples como ellas.

    "a bellea y la sensualidad de estos te0tos de Claudio, no est en la palabra -s$lo enla palabra- sino en aquello hacia donde nos empua la palabra. "o que se4ala. "ainnombrable y penosa maravilla de estar vivo. # de que todo y todos lo sigan estando,

    ya que el tiempo no es ms que una ilusi$n necesaria.

    "o que hace Claudio, a partir de sus preciosos 5en toda la acepci$n de la palabra-te0tos, es asir el alma fugitiva del pe, de la piedra, del paisae, del padre. &e esosseres que fueron cercanos y amados y que, por lo tanto, lo siguen siendo.

    6l ha entendido que el hombre es ese e0tra4o cuya sombra, seg3n 7ung, es la coladel saurio que se arrastra a3n detrs de (l. # no como un lastre sino como unariquea negada.

    Elegir, escribir, es hacer uso de esa cierta libertad que no es ni ms ni menos que unamor indebido agitando el fuego. 2ndebido ya que parcial. 'ero ese amor salvaaquello que reconstruye con paciencia y sabidura minuciosa.

    # as, la traici$n se vuelve tradici$n en el sentido profundo de un reencuentro con elorigen.

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    Mara Rosa Maldonado

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    a %oms & a Manuel Lemeillet

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    Ad'ertencia del autor

    Este libro no es ni ms ni menos que un error, un rastro no borrado adrede por un

    ego que dice esto es lo que viv. 'ara quien quiera apro0imarse, a m, al asesino dem, que tan hbilmente ha desaparecido todas las otras huellas, las ha andado paraatrs austndolas con precisi$n hasta las rocas, las ha confundido con auras deperros hambrientos, con inesperadas estampidas de caballos inm$vil tirado con lasmanos en la cara. )l asesino de m que ha borrado el sendero sobre la superficie deldesierto con las marcas de los cuerpos entrelaados en la lucha eterna y desigualdel amor, que ha utiliado las orillas duras de los ros que callan lo que emerge y lastierras imantadas que atraen los vientos del mar hasta sus v$rtices y confunden en laarena de la costa, los cuerpos de los barcos desembarcados en silencio con loscuerpos moribundos de las ballenas. )l asesino de m, que ha untado las estelas demi familia en una ola perdida en los oc(anos, que tal ve ya atraves(.!casos y amaneceres que me forman constantemente, lo hacen a diario en undinamismo que me dea perpleo una y otra ve, que me asume y me despoa, que

    me alienta y me sucumbe de a pasos. &estino cuya modalidad pua en la e0presi$nque hoy intenta manifestarse. 8er sus marcas es comprender y repreguntar. ) vecesdesde los evanescentes pelda4os de la conquista y otras, desde los estratos rtmicosy branquiales de nuestra respiraci$n. 9oy desde lo alto veo las fricciones glaciariasmodelando las laderas, y a tu cuerpo agachado a lo leos con tu mano sobre el rastro,acercndote. Cada palabra enaltecida es un universo de lenguas solares queenmudece. &e esa oscuridad soy./ien afuera he pisado las rocas talladas ms bellas y emocionantes de la humanidady te he tocado. /ien adentro he caminado paisaes increbles, cruientes hoas entrelos rboles, con el cuerpo cubierto de barro y he visto a los oos, en la 3ltima gota dela lluvia, en la inmovilidad del silencio, a mi presa y a mi enemigo. +e he visto.

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    !ntroduccin a los relatos

    Pensaba en la novedad, en el impacto, en el asombro, en la creatividad de esa ideacomo un leo generoso y suficiente que lo acercaba a la costa soada. A decirverdad, la idea era original. Pensar que una gota saborizada, digamos dentro de losmatices de las frutas del bosque, pueda ingresar al paladar desde el ojo y que comoefecto secundario logre lubricarlo, era para dedicarle algn tiempo ms de anlisis.Un colirio refrescante, diet, con un envase llamativo, uniformado en el estante de lasgolosinas, a la altura de los ombros de los nios lo tentaba como un milagrocapitalista al alcance de los dedos. !u propia e"periencia con afecciones ocularesab#a iniciado una serie de divagues gustativos que lo llevaron de los caros oscurosde los remedios a las mentas inolvidables de la infancia, como si el cerebro pudierasin intermediarios apoyarse sobre la meda lengua del desprevenido consumidor.Un inversor desquiciado como $l que lo apoye podr#a salvarlo de la bancarrota ycolocarlo nuevamente en carrera.

    %l ritmo del subte comenzaba a mecerlo de pie. &a no ab#a nada interesante paraver dentro del vag'n. !'lo un perfume c#trico rociado sobre la piel tibia de una mujercurvaba aun ms su nariz y mov#a en detalle la direcci'n de su rostro. %n medio deese edor a s'tano cirriante el suave aroma femenino lo sosten#a mejor que el ojalde cuero atornillado al teco. %ntrevi' en el reflejo del vidrio una silueta acorde. (opod#a no ser ella. )lor y forma se quedaban mutuamente. !e inalaban a laperfecci'n. Aunque algo lejana, la bella sombra se iluminaba los labios y los p'mulosen el discontinuo parpadear del foco ms cercano. !u postura era grcil aun en elacinamiento. !obre la rigidez de la cartera su cabellera en libertad. Pod#a adivinaraquellos ojos desde su ms profunda soledad. %lla levant' el ment'n y sus miradasse cruzaron antes de ser absorbida por la multitud de almas que aspir' la bocamltiple de la estaci'n. *odo volvi' a atiborrarse de todo otra vez. %n el nuevomurmullo que el movimiento repentino y los ruidos sabidos abr#an de acallar en

    tantos pensamientos #ntimos, imagin' cuadros de istorietas. Al rato entendi' porqu$.+os trayectos entre las estaciones invitan tanto a la introspecci'n que imagin' unasituaci'n con ribetes cinematogrficos que sedujera. Pens' en usuarios cansados desus propias cavilaciones entregndose libremente a lo que un paisaje digitado por $lpudiera ofrecerles. e los an$lidos tneles sacar una refle"i'n rumiante. Una sonrisainesperada. Una resoluci'n talentosa. -rindar un est#mulo e"tra sobre las desidias dela rutina. *al vez otro inversionista alocado pudiera inmiscuirlo en esa nueva idea. !evio recurriendo a un dibujante que pudiera plasmar sobre las grises y curvas paredescuadros medidos a la velocidad del transporte, figuras que cobraran movimientos conel solo eco de andar. omo los libritos que suman dibujos estticos en las orillas delas ojas y cobran vida con el pulsar acia abajo del refrescante abanico de las ojas./istorias cortas sin dilogo, aplines conmovedores, cap#tulos estacionales que unlector pudiera entender como perlas aisladas o engarzadas en la azarosa

    circunstancia de su viaje. 0ncluso pensarlas de manera que cada l#nea de v#as tuvierasu personaje, que se cruzaran en puntos comunes y que el usuario lector cin$filopudiera completar con sus propios argumentos y finales. Proponerlos. 1odificarloscada tanto. Participarlos. oncursarlos. 0das distintas de vueltas. Principios que sonfinales. omienzo donde todo termina. Aire sucio que se vuelve azul. 2apatosdesaci$ndose en la invitaci'n plida de la arena. uentas nacaradas en estosrelatos.

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    (o puedo evitar ver en esas almejas abiertas amanecidas sobre la playa, las mismasmancas que dejan los combustibles sobre el asfalto. A )svaldo le dec#an mejill'n porsus largos cacetes desbordados, dijo y larg' una carcajada desdentada y

    contagiosa. +a boca, la barca, la mano, el mate, la caja de pesca, la bolsa debizcocitos, las valvas vaciadas en carnada no eran otra cosa que amables formasque nos recib#an en las tempranas oras de las vacaciones. Amaba su oficio decerrajero. ec#a que el tablero donde colgaba las llaves, a espaldas del mostrador,sujetaba las escamas musicales de un orado liberado cuando nio. & para asombrodel ocasional cliente, abr#a la ventana y dejaba que el viento y la luz deslizaran susondas paranaenses sobre los destellos sonoros de los bronces. !i uno iba por unduplicado sab#a que ten#a que disponer de muco tiempo para enfrentar al viejo Aleta.Pero sus istorias no eran tan impresionantes como sus facultades adivinatorias osus pericias psicol'gicas. %l pod#a diagnosticar con s'lo observar el estado de la llaveofrecida el aura emocional del cliente. iertos brillos, desgastes, tonalidades, marcas,rispideces en ese esqueleto cartilaginoso y metlico en sus manos, le brindaban unainformaci'n confidencial que s'lo revelaba si su paciente estaba dispuesto. ems

    est decir que todos acced#amos a la certera ceremonia del orculo. 0ncr$dulosamigos bromistas intentaban desbaratarlo inventando muescas falsas, pero $l sol#asalir airoso de tales pruebas y descubr#a el engao al poco tiempo de estudiar lapieza. r$ase o no, me ab#a invitado a pescar esos d#as de Primavera. +o izodespu$s de mirar la llave que le entregu$. !in mancia alguna me dijo, tengo estosd#as entre !eptiembre y (oviembre y quiero que vayamos donde el r#o se mezcla conel mar. (o tenes que pagar nada, s'lo ayudarme con mi cansado cuerpo. & aqu#estamos, listos para combinar con el encendido de la $lice, la paleta de tierraselegida oy por los capricos del agua. Amelia y Pepe, dijo, utilizaron una caaconvencional de mango de corco y pasailos desmontable para obtener aquellamagn#fica corvina negra que viste en la foto, sus escamas eran del tamao de lastapas de las cervezas. Por qu$ la plata a sido relegada siempre por el oro dijo,cuando la rompiente nos dejaba pasar sobre una quieta brisa recomponedora. +as

    l#neas bajaban sus dos anzuelos. 3ecord' aber le#do que las olas eran el resultadode los silbidos de los pescadores. /oy lo ac#an bajito. &o no o#a ni silbaba. Apenasdescend#a lentamente en las imgenes de esos d#as. %l desfile de las carrozas, labicicletas destellando el sol, las vidrieras espl$ndidas, el concurso de poes#as del queno particip$, la sonrisa dirigida de esa mujer que con s'lo subirla a la pasarela laubieran elegido 3eina. +os planos de la mente se escabulleron junto al primer pique.Aleta estaba esperando que volviera al presente. Un anzuelo volvi' intacto del msall girando en s# mismo, con su carga pesada y plida. %l otro ped#a revancaindiferente garfio vencido. 1ientras calmaba su acero con carne muerta para tentar ala viva, el viento present' sus nubes de batalla. 1itad de cielo gris, mitad de cieloceleste, desde la costa la lanca era una pequea puntada amarilla sujetando eldespliegue majestuoso de los colores. Pudo solo un momento. +a energ#a convertiblede la tormenta cort' la amarra, tens' todo su fuelle de orizonte a orizonte, y cerr'

    sobre nosotros su capota oscura. %l agua tard' en responder. (osotros no. &aregresbamos a la orilla cuando las olas comenzaban a crecer. /u#amos del ocicoabierto del oc$ano sobre su mismo alarido, con los msculos tensos de sobrevivir, enpleno fragor de azotes de agua, de gaviotas maltratadas, de rayos derrumbados, degolpes sobre las cuadernas escuc$ claramente la voz de Aleta como llegando desdeel ms l#mpido y silencioso de los desiertos4 cuando te devolv# la llave vi tu muerteamigo, te ests muriendo, te estas muriendo.

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    -ernardo !antos decidi' que ya era suficiente por oy, dej' el azcar de su canasta

    de 1agdalenas, las pocas que le quedaban, a la avidez de las moscas y escribi'4 5teests muriendo, te ests muriendo6. !us dedos se manejaban con la maestr#a que dala repetici'n de un gesto. !in mirar dobl' el papel, cerr' el sobre persiguiendo elrastro medo de la lengua y nos invit' a su mesa. +a nostalgia por su %spaa natalprodujo un efecto de bsqueda que lo incentiv' a recorrer cada e"tremo de su pa#s deresidencia, la bella osta 3ica, aora como vendedor de masas dulces. esde queestamos sentados junto a Uri, el Alemn dueo del otel 5osta +inda6, 1irella y7avier no an dejado de sonre#r las bondades de su tierra. %n un breve per#odo,entre mapas y an$cdotas, a parado y empezado a llover tres veces. +os pel#canosno dejan de zambullirse sobre el Pac#fico. +os lagartos contorsionan sus escamas enpequeos pasos indiferentes acia esos grandes insectos alados. 8amilias de monospequeos sobre el follaje de la selva continan con sus desplazamientos el sonido delagua, como si en nuestros o#dos persistiera una llovizna interminable. %n estos d#as

    por las calles de !an 7os$, aport' -ernardo, marca el !indicato de %ducadoresfestejando su aniversario, con el desplegar de sus %scuelas, andando sus bandas porcentros y plazas, aciendo sonar sus repiques con un orden que se pierde, vas a ver,llegando ya a los alrededores del mercado. 1onteverde, coment' Uri, se encuentra aunos 9:;; mts de altura, la lluvia prefiere las tardes y yo las maanas para observarsu fauna de perezosos y pi"otes, su criadero de mariposas, las variedades decolibr#es con sus blasones de animal solar tan bien ganados. *res oras de caminatapor el Parque te posibilitarn amar las bromelias y localizar en un descuido de silbidosal rec'ndito

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    3ecuerdo esa noce de mis diez aos, practicar junto a mi madre la esperada lecci'nsobre la >ran 1uralla. +a %scuela 3epblica del Per recibir#a mis nervios por lamaana, que se continuar#an por el aula de quinto grado, asta pasar al frente. %lsabor de la buena nota recibida an oy se entremezcla con el aroma del mate cocidodel primer recreo. A los veintinueve aos, este recuerdo estaba todav#a alojado en laamnesia de mi cuerpo. -ajo algunas fibras musculares, oculto en glndulas o en lasarticulaciones mas dormidas de mi espalda. 0ndiferente a aquella an$cdota lejana,abiendo dejado atrs la apasionante ciudad de -eijing, trepaba ya una de las torresno reconstruidas del interminable muro. %n el fr#o, las puntas de mis dedos buscabanquitar la tierra que rellenaba los uecos utilizados para escalar. !e pod#an ver algunoslagos verdes de 1ongolia del otro lado. 1e sent$. !aqu$ del morral una naranja. +aespiral de su cscara se cort' al llegar al suelo y comenc$ a leer una nota de -orgessobre el %mperador !i /uang *i, aquel que ordenara su construcci'n y asimismo,

    la quema de todos los libros que lo preced#an. -orges entrevi' en la edificaci'ndescomunal y en el incendio del pasado las pautas mgicas de un ombre quebuscaba la inmortalidad, construyendo y destruyendo las seales del espacio y deltiempo. &o pod#a corroborarlo en ese mismo momento. Un aliento reverencial demiles y miles de aos se filtraba por los restos de las almenas. on manos pegajosascerr$ el libro. %l sol resplandec#a la serpentina de la fruta. +evant$ plana la mirada.*odos mis compaeros re#an, empujaban las puertas que conduc#an al patio y corr#ancon sus delantales desabrocados.

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    icen que el plano de *iauanaco fue trazado respetando la forma de la ruz Andina.

    +os niveles del osmos en sus tres escalones. %l mundo de arriba, con el sol, la luna,el rayo, las estrellas, el arco iris, el 0nca? el mundo de aqu#, donde conviven elombre, los animales, la tierra, el agua, las plantas, los esp#ritus? y el mundo deadentro, abitado por el origen, el germen, el cadver, las momias, los seres queestn naciendo. Una pirmide de tres escalones, reflejada en la calma del lagosagrado tal vez aya sido la imagen inspiradora de su surgimiento, por la belleza, porla simetr#a, o simplemente por mandato divino de =iracoca. esde su centro, comorayos pasando por los v$rtices acia el (), se encuentran misteriosamente alineadasla 0sla del !ol del lago *iticaca, uzco fundada por el undimiento de un bast'n deoro, el yacimiento arqueol'gico de avin, con sus clavas de piedra, su +anz'n, susacueductos, la capital im de an an, con el resistente adobe de su ciudadela.%n otra diagonal las enigmticas +#neas de (azca y Paracas con sus e"quisitostejidos. %n direcci'n al !% llegamos al erro 3ico de Potos#.

    omo astros unidos por l#neas mortales, podr#a continuar uniendo los allazgosculturales de este emisferio, allando correspondencias y sentidos a lo que ya lotiene de por s#, por su impronta sobre la faz de la tierra, por sus enseanzas ysugerencias, constelaciones al ras que el cielo copia, con una forma que no puedodescubrir desde aqu#. &o e visto en paralelos cercanos al %cuador, en l#neas queunen latitudes similares, los mismos colores vistosos en las ropas, las preferenciaspicantes del paladar, los mismos dioses de la foresta con sus rituales, la medicina delas plantas, la sangre vivificante, inclusive similitudes en las formas con que lasmujeres llevan a sus ijos, los mismos juegos que nos forman como ombres.$jenme contarles aora, tard#amente, un trazado espiritual, una l#nea directa deintersecci'n, de localizaci'n, surgida desde -uenos Aires.=ilcabamba, en %cuador, atesora el secreto de la longevidad. 8ue precisamente enesa tierra donde un llamado telef'nico nos comunica a mi ermano 7uan y a m#, la

    muerte de mi *#a Abuela, ac#a unos cuantos d#as atrs. +a mente es impredeciblecuando se encuentra con la muerte. Al dolor y al entristecimiento compartido en elabrazo le sigui' una cuenta rigurosa, descendente, buscando coincidir la feca delfallecimiento con el lugar e"acto donde nos allbamos en ese momento. 1i t#a izodel orte y la onfecci'n un arte. omo no pod#a ser de otra manera, nosotros nosencontrbamos en una playa inmensa sobre el Pac#fico Peruano llamada 51alabrigo6.8ue en ese momento que entendimos la intensidad vivida en aquel atardecer. %loc$ano corr#a sus olas en una canca casi paralela a la costa. %l orizonte resisti' unpoco ms de lo abitual el undimiento del sol, y lo oblig' a enfurecerse de naranjas,rosas, fucsias y amarillos, en los volmenes de las nubes. (osotros de parabienescon el espectculo, llevndonos a la boca camarones reci$n sacados del mar,untados con salsa, viendo adems como la arena seca, clara, liviana, se deslizabasobre la arena meda, oscura, pesada, sobrevolndola con las infinitas manos

    alumnas del viento, creando en los contrastes imgenes e"tensas ydesapareci$ndolas una y otra vez, finas telas ondeando desde las dunas asta elmar, diseos nicos e irrepetibles, ef#meros como las formas inesperadas del fuego.uando el sol, finalmente se undi', fueron las fosforescencias espontneas sobre laarena las que continuaron la maravilla, destellos del color verde refulgente de los ojosdel puma bajo los pies de %ster que nos dejaba su amor, en el mismo momento desu muerte.

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    arjeeling dice ms que su danza y su msica, que el fulgor de sus rayos, que lasonrisa de su gente, que el peso de sus noces, que sus e"quisitas plantaciones de

    t$, que sus tigres apresados, que los perfiles de sus montaas, que el musgocorreante de las ramas. Aqu# aprend# que la niebla es muco ms que un fen'menoatmosf$rico, es un inesperado espacio de transici'n, un puente colgante de fin#simasgotas de tiempo, un tnel de luz difusa, de pasos lentos para descubrir, de miradaprofunda para desentraar.Abrir la puerta y la ventana de mi abitaci'n era darle paso libre al aliento bajo de los/imalaya. +a visibilidad variaba de metros a decenas de metros conforme las orasdel d#a. e todos modos pude entrever templos y banderas rectangulares, con susflecos y colores, los rosarios tibetanos llamados 51alas6 resbalando de los dedos desus fieles, los cubiletes de madera encabritados por el aire para ecar su suerte ene"traos dados sobre almoadones circulares de cuero, ombres contando concaracoles, cerveza de arroz.arjeeling tiene adems un mirador, a cuatro o cinco oras de caminata, llamado

    *iger /ill, desde donde se puede observar la silueta del 1onte %verest. *odo elesfuerzo de mi visita a este paraje ten#a como objetivo, poder verlo una vez. %l climaestaba en mi contra. %n vano esper$ asta el ltimo d#a de mi estad#a para probarese tre@@ing ascendente, pero el sol no quiso favorecerme. on lluvia y todo inici$ laascensi'n. *al vez buda pod#a regalarme un minuto de claridad para lograr mi meta.%n el pueblo me ab#a provisto de agua y de dos fotos. Una capturaba los picos msimportantes, con sus nombres.

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    %n una calle de Paran, pr'"ima al Parque Urquiza, la ciudad festejaba el 5#a de la

    0ntegraci'n6, aciendo sonar un semic#rculo de vientos, bronces y cuerdas muy bientrabajadas. %ntre 3#os se abr#a al festejo. +a solemnidad daba paso a la emoci'n yrecog#a los 5bravos6 de la multitud, entre las que se encontraban identificadas,algunas %scuelas %speciales. e espaldas, el impecable uniforme del irector sedesarticulaba siguiendo la esgrima de la batuta. Una tras otra fueron pasando lasobras, pero en medio de los delantales, un alumno gigante no paraba de balancearse,apretar sus manos, cerrar sus ojos sobre las notas musicales, de sonre#r. %n unmomento intransferible, cuando los celos rozaron el alma de -ac, nada lo detuvo,rompi' fila, avanz' acia el irector y se coloc' por detrs con la mirada fija en lavarita. espu$s todo fue regocijo. +a mirada de los msicos reflejaron lo que suced#a.%l irector sali' del trance, gir' la cabeza, y con la batuta viva en las alturas dio unpaso al costado. e inmediato el gigante la alcanz', tom' la escena y la potenci' aniveles inimaginables. +os msicos continuaron imperturbables asta terminar la

    partitura. %l nuevo irector se reorden' aora en otros movimientos, ms suaves, serelaj', y se dedic' a dirigir asta capturar con una fle"i'n de su tronco, la profundidaddel silencio.

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    Abrazos inseparables tambi$n se pueden observar en los !altos del 1ocon, aunque

    s'lo puedan ser vistos en un preciso momento del ao, en que las lluvias dejan deinsistir y el nivel del 3#o Uruguay desciende lo suficiente sobre los l#mites 1isioneros.&o desconoc#a el dato. !'lo ten#a en mi memoria las palabras de mi padrenombrndolos alguna vez y una #ntima vocaci'n de encontrarlos. & as# fue comoiniciamos el trayecto desde el !oberbio, en colectivo, por secaderos de ojas detabaco, de citronela, en camiones madereros, y nos internamos despu$s de unamaana de marca, en el ltimo tramo de selva, con mi compaera, sin previsiones niclculos de algn tipo, a pie, entre coloridas mariposas saciando su dulzor sobrenuestra piel. Un caracol blanco, con la te"tura de una cala, delicadamente retorcida,zurcida por un fino labio rosa fue una secreta seal. &o conoc#a la especie por lasincursiones de nio a la pieza de mi ermano +uis. 8ue por $l, con sus enciclopedias,con sus objetos colgados en las paredes, con su colecci'n de piedras y caracoles queaprend# a amar a la naturaleza. Para mi ese primer allazgo fue un augurio de $"ito.

    )co Cm. pueden ser desconcertantes cuando se bifurcan a cada rato, se sumen enla penumbra de los rboles, se abren en los primeros e inesperados rozados decultivo, en el calor sofocante, en el aullido prensil de los monos. +a estrella que nosguiaba, titilaba sobre un afluente que deb#amos tener siempre sobre nuestro o#dodereco. %se consejo fue suficiente para llegar al atardecer al puesto de>endarmer#a. All# dormimos. (os aseguraron de nuestra suerte por llegar en esta$poca de bajante, por llegar sin abernos cruzado con ningn yaguaret$, ni ningunaserpiente venenosa. +os >uarda 8aunas estaban del otro lado del afluente mes#as,ellos nos podr#an guiar a partir de aora. & as# fue como al otro d#a caminamos sobrelas rocas emergidas de los saltos. %llos corr#an sus D Cm. a lo largo del r#o,desnivelndolo de costado, volcando sus aguas en forma paralela al curso,condimento esencial que los ace nicos, tal vez en el mundo. Un f'sil vivienteincompleto, a medio desperezar, elevando su lomo, esforzndose por desenterrarse

    definitivamente, con el agua deslizndose por las espinas romas de sus v$rtebras.

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    +o que es tragado en un punto es emergido en otro. 'mo e"plicar sino la inmensae"tensi'n de lagunas de los %steros orrentinos. Aisladas de afluentes. -endecidascon la diversidad e"plosiva de sus especies. uriyus que detienen transportes porms de diez minutos asta cruzar el camino. (ubes de pjaros enjambres deinsectos. +ib$lulas predadoras en manos de roedores en el ocico del AguaraE>uaz.+a corzuela y el venado en la ausencia de los grandes felinos pero en la siempretemida presencia de los ombres. /ombres del 0bera, calabaza y maicena para el

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    Al 1uro de los +amentos lo une una argamasa de palabras dejadas delicadamenteen sus endijas, mensajes fundi$ndose en otros mensajes an suplantado el cementooriginal de sus bloques por letras de todos los idiomas del mundo. +abios sobre el fr#ode la piedra bastarn para susurrarle al cielo en un lenguaje inmediatamenteuniversal, aunque algunos prefieran la insistencia de gestos desmedidos, badajos delas almas sobre la roca custodiada y circulante. %n la provincia de +ampang, en el(orte de *ailandia, un mono, algn ave, tal vez algn murci$lago, a depositadosobre una medianera de ladrillos rojos la semilla del ficus sagrado. /oy las ra#cescolumnares de esta iguera, que pueden e"tender el follaje por ms de 9D.;;; mts ala redonda, se contentan con bajar como cabellera por la pared asta alcanzar latierra. %n su camino an capturado una cabeza en piedra de -uda. +a rodeandelicadamente, sin asfi"iarla, como acariciando sus mejillas, resaltando su fisonom#a,respetando inclusive esa sonrisa interna. &a no necesitan e"pandirse ms. +os

    elefantes gustan de sus ojas. +os monjes le rinden ofrendas y reparan el teco deltemplo ms cercano con tejas nuevas. olaborar con una teja, por un precio donado,es tan simb'lico como tan espiritual el mensaje que puedas escribirle a tu ios o a loque creas, sobre el barro cocido. Un teco a dos aguas, un teco de mensajesescritos en su interior, es como un libro abierto, boca abajo, listo para continuar sulectura cuando el clima, el ocio, el estudio, o el coraz'n lo amerite.e todas las superficies sensibles a la escritura, el agua, el fuego y la flor secombinan en los cuencos de las manos y recogen las plegarias. +as graban en lafidelidad de saberse elementos vivos, capaces de escucar y llevar lo dico para serrepetido en los o#dos que correspondan. Aqu# la impronta es de la voz sobre lasmembranas de los p$talos y del fuego, y es el agua quien transporta la mirada astaque desaparece. esde la orilla, es el >anga quien surge.A veces ni siquiera son palabras. 3oces en la costumbre de los d#as, de los aos, de

    los siglos. 8ijar la atenci'n en un punto y deslizar los dedos o apoyar la te"turameda de los labios indica devoci'n y presencia. %jemplo de esta comuni'n tanincre#ble lo es el pie izquierdo de !an Pedro bendiciendo, en la -as#lica 3omana. All#,el contacto milenario de la piel sobre el esp#ritu del metal a deformado el bronce,desapareciendo el empeine, contradiciendo a la f#sica y a sus altas temperaturas defundici'n. (o menos conmovedor es allar en las devoradoras selvas de Asia, laescultura de un magn#fico elefante en bronce, percudido por la tierra, erosionado porel agua y las plantas, oscurecido por los vientos y los animales, pero queprecisamente en su frente, entre sus ojos, reluce de un pulido nico del tamao de layema de un dedo, vital, especular, profundo, iluminado, encendido por el contactopreciso y continuo de sus fieles.!i de pasos se trata, de pasos contemplativos, multitudinarios, suaves, en c#rculo,elegimos acerlo alrededor de la 3oca desde donde 1oamed ascendi' a los cielos y

    que los musulmanes protegen con una bella 1esquita, con cpula de oro, convitrales, con arcadas y columnas, con alfombras del pa#s rabe de ocasi'n. Pero es el*aj 1aal quien se lleva toda la inspiraci'n, la est$tica, la delicadeza, de unaarquitectura destinada a superarse a si misma por la proibici'n de imgenes, s'loformas, mrmol blanco, inscripciones negras y una apasionada istoria de amorsosteni$ndolo.

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    3al siempre crey' en el ombre y le dol#a cualquier abuso, sobre todo acia aquelque no pod#a defenderse. &o lo e visto colocar sus billetes en los bolsillos del sacocolgado de su padre y pelearse con el ms guapo del colegio cuando umillaba a uncompaero. 3al tiene adoraci'n por los juegos con pelota, y gusta formar fila con losd$biles y amigos. %studi' por que ab#a que acerlo, tratando de combinar aquellascosas. %ncontr' en la discapacidad y en el movimiento un reto reconfortante, y en eldesamor y en la muerte de su padre el verdadero significado del verbo viajar. Aorase encuentra en /ong Cong. /ace fr#o. %n el umbral un viejo se apretuja a s# mismo,acostado, sucio, en musculosa. 3al est listo para su viaje a -ang@o@, al calor, alolor de los collares de flores blancas, pequeas, imperturbables sobre los cuellosmedos. A la escultura de -uda que recordar#a toda su vida, meditando, aquella queel agua maquilla en Ayuttaya, bellamente estilizada, con el rimel negro del cielocayendo sim$trico bajo sus ojos. A las flores de +oto en los jarrones ancos con

    peces pequeos. A las proas de los barcos con tiras de colores, las mismas que atanlos troncos de los rboles sagrados. Al puente sobre el 3#o Cuait, en la frontera (ortey al silbido de esa canci'n tan af#n a sus padres y a la pel#cula. %n el istrito 8ederalde 1$"ico, un mes atrs, ab#a conseguido a ltimo momento el abrigo que loproteger#a de las temperaturas eladas de ina. Una campera militar de mujer quele quedaba cica. %se fue el corolario de un reencuentro con 1uriel, una amiga de lainfancia, de aquellos juegos, que le regal' adems la oraci'n ebrea &eiE3atson,grabada en una pequea placa de metal rectangular, que los incultos dedos rozan yrezan la protecci'n para el viajero. !u derrotero lo llevo del calor centroamericano alos lagos congelados de oriente y aora lo entusiasmaba definitivamente el calor de*ailandia. eque' su vuelo. onfirm' la ora. ubri' con su campera al viejo queintentaba dormirse y se fue caminando asta el aeropuerto. +os dos durmieronplcidamente esa noce.

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    %n el siglo 9, 8rancisco 7im$nez encontr' el PopolE=u en el convento. %st ecocon la pulpa de un rbol de la selva >uatemalteca y cubierto por un delicado bao decal. !us compaeros de armas y fe Fy tal vez el allazgo y su traducci'n logr' redimira aquel ombreG supieron siempre que no s'lo deb#an romper los cuerpos de quienesconquistaban, sino sobre todo, desmembrar a fuego sus creencias, pero este c'dicemilagrosamente sobrevivi'. %l original se encuentra en otro pa#s, como ya escostumbre de las potencias, y una de sus cuatro copias aqu# en su tierra de origen.e calendarios, cosmogon#a y premoniciones cuentan sus escritos. +os glifos queab#a visto en las ruinas de *i@al, delicadamente esculpidos en piedra, se allabana#, en el plano, conservando sus colores, diciendo en nmeros y poes#a su visi'n delmundo. &a como objeto era bello, con una te"tura rstica, escrito de ambos lados,plegado sobre s#. Pod#a tocarlo detrs de la vitrina del museo, ubicado en la iudadde >uatemala.

    icicastenango, en cambio, es famoso por su espl$ndido mercado. !u iglesia,!anto *oms, cristiana en apariencia, rene oy en d#a a los ijos sobrevivientes deaquellos sobrevivientes. 3esistieron por la solidez de su cultura y porque sunaturaleza les ofrece los resquicios donde templar sus sueos y alimentar a susdioses. %n este particular convento fue allado y traducido el PopolE=u. %l piso de laiglesia toda se encuentra cubierto del verde perenne de las ojas de los pinos, !e@ej en idioma

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    %n los pasos abisales de las &ungas -olivianas, la s'lida ca#da del agua mordiendoel borde e"terno del camino, desapareci$ndolo lentamente, forma un tneltransparente sobre el precipicio, un tnel equilibrista, por el que pasan o sedesbarrancan los camiones elegidos. Para el nuestro fue un derrumbe de piedraspesadas y blandas golpeando contra el teco, dejndonos pasar. *al vez estas selvasde altura, continuas en Per y -rasil, sean las ltimas v#rgenes del planeta.=ivenciarlas era el objetivo de un recorrido que se iniciaba en !orata, en una grutallamada !an Pedro, un socav'n descendente, anco, continuo de D;; mts, donde elteco se sumerge al final en una laguna. %l guano de los murci$lagos sostiene a unafauna acostumbrada como ellos a no ver. %"ploradores an buceado esas aguas ydicen aber salido a otro tramo de la gruta, de similares dimensiones, que vuelve acerrarse en otra laguna. & asta descubrieron una tercera tambi$n. Una bella manode piedra fue allada en el segundo leco lodoso. esde all#, una camioneta nos

    condujo por altas oras de la noce, asta que un derrumbe nos impidi' continuar.Unos Cm. por la selva nos separaba de un pequeo pueblo llamado !orata +imitada.%legimos la opci'n de continuar a pie por la picada. +a lluvia izo que noscubri$ramos las mocilas con ojas amplias y el cansancio y la poca luz de lalinterna, que improvisramos un campamento en la oscuridad. +legamos a mediamaana, a salvo. Un bar nos ofreci' algo de comer y alguna que otra istoria. 5!i venfuego en la foresta6, nos dec#a un minero doblado en su vaso, 5claven rpido sucucillo en el lugar y regresen al otro d#a a buscarlo, allarn un tesoro debajo6.+uego avanz' en nuestro silencio y e"plic'4 5cuando nos enteramos del requerimientode Pizarro para salvar a Ataualpa, de los confines del imperio partieron caravanasllevando el rescate. %l asesinato obligo a esconder las vasijas con oro donde lanoticia nos interceptara6. %n nuestra pobreza, continuamos e icimos noce en1apiri, all# debimos dormir con mosquitero y un repelente que aconsejaba evitar

    fumar cuando lo untaras en tu piel. +a traves#a en una canoa alargada nos convid'con grillos azules y mariposas fosforescentes. erca, muy cerca, los delfines rosadosdesaparec#an. %n los afluentes que bajaban de las laderas, buscadores de oro,moviendo sus cribas circulares encantaban el lugar. +legamos a >uanay, un puentede ms de 9; mts, la cerveza y el calor motivaron una competencia de saltos.espu$s aranavi nos puso a prueba con la confecci'n de algunas artesan#as quejams vender#amos y !an -orja nos introdujo, no tanto en su fantstica reserva de-eni como s# en las an$cdotas de 7os$, un cofer de camiones que constru#acaminos en parajes ine"pugnables. All# las istorias narradas de los encuentros conlos tigres que robaban personas de los campamentos, que quitaban seres de losve#culos con las zarpas o de aquel capataz que qued' al borde de la locura cuandose cruz' con uno en un abrevadero y alcanz' a dispararle dejndolo ciego y masenfurecido. *odav#a oy, aseguran que el trueno es producto de su pisada.

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    e la e"uberancia umana de -ombay, de su trnsito convulsionado, de sus cuervosde cuello gris, sus frutos y verduras fritas, de la indescriptible mirada de su gente, desu ruido caluroso, del e"tremo de la soga vivo para encender los cigarros que vendenlos quioscosH tomo el tren acia la provincia de 3ajastan. !on las seis de la tarde.3egresar$ a esta ciudad en cuarenta d#as. ejo en mi memoria como fondo, la Puertade -ombay, al pie del mar Arbigo con los cicos zambull$ndose felices. +a noce fuetranquila y fresca. esde el estribo del vag'n, el paisaje es un monte llano, seco, conarbustos espinosos. e repente un riaco con bfalos refrescndose. %l aire ese"tremadamente seco. %n las sombras las cabras y los pastores. %n el sol loscamellos. Algunos tiran de carros y al correr, el labio inferior sube y baja sin voluntad.Algunas mujeres tienen sus pestaas. %l aire asfi"ia pjaros pequeos pero nutre elvuelo espiralado de los buitres. ada tanto aparecen elevaciones con fortalezasconstruidas por los 3ajputs, la raza guerrera que pereci' defendiendo su tierra del

    irremediable avance 1ogol. 7aipur, la iudad 3osa, fue mi segunda parada en estatierra 0ndia. %n su mercado las cabras estaban adornadas con lazos y guirnaldas. +astrompas despintadas de los elefantes se ofrec#an mansas al pincel restaurador de sumaout. +os carteles en !nscrito. +as vacas, inimputables, cruzndose por todoslados. +a ciudad resplandece al atardecer y oscurece el rosa. %"iste un dep'sito deagua que con la furia de un s'lo 1onz'n asegura agua para tres aos. +a culturamusulmana potenci' la regi'n con sus sistemas de riego, con la belleza de suarquitectura, con sus observatorios y sus instrumentos de medici'n orientados con la%strella Polar, pero es de los 3ajputs la conquista del cielo. %n una abitaci'n del8uerte Imbar, an confeccionado el interior del teco con pedacitos de vidrioubicados de manera tal que al oscurecerla y encender una vela, pudieran controlar avoluntad, la presencia de un cielo estrellado y titilante.

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    !ab#an en su piel *otonaca que el ritual ab#a servido para ayudar a su gente. Algunavez rompieron el maleficio en plena sequ#a y sintieron, cuando soltaban sus manosdel bastidor giratorio y se dejaban caer de espaldas al vac#o, la bendici'n de la lluviaen las caras. %n la precisi'n del gesto compartido con la naturaleza se adivinaron lasmutuas sonrisas. uatro ombres pjaros ca#an. %l caporal ab#a andado muco elmonte para encontrar el rbol perfecto, recto, de ms de treinta metros de altura. %nla base izo las ofrendas y danz' con su flauta y su tamboril, que cuelga de la pulserade su mueca. Aora se encuentra en lo alto, sobre una pequea plataforma queapenas los sostiene. 3everencia los cuatro puntos cardinales, la comuni'n vertical delinframundo con el cielo, ora secretamente de fertilidades con su ios y le agradece sudisponibilidad casi inmediata. !e sienta. 3etoma la msica. &a el olor caracter#stico,ese que precede a la lluvia, se diluye en gotas que recorren los botines de piel, losflecos dorados, los adornos de caquira, los pantalones rojos, el rev$s del fald#n, el

    amarre de la soga a la cintura, las casacas blancas, las alas con adornos de flores yplantas, los gorros con los penacos, los listones del arco iris libres de los ombresque giran de cabeza acia la tierra. +os c#rculos de la espiral, trece en total, se abrenconforme se desenrolla la cuerda desde las alturas. A partir de la se"ta vuelta, losbrazos estn relajados y el aire les trae el rumor y el aroma a vainilla que perfuma asu gente. incuenta y dos aos completa el ciclo de su calendario. (ace un nuevo soly la vida contina. +os cuatro j'venes valientes representan el cosmos. +os voladoresde Papantla lo afirman. uatro veces trece. +o aseguran y testifican en la plaza.

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    +os mercados callejeros siguen siendo unos de mis lugares preferidos. %n el lugar del

    planeta donde se levanten sus aromas y especias, ese culto de la saciedad, el recibir,el lugar de la ventaja #ntima en el coraz'n o en el bolsillo, los idiomas de las seas ylos gestos, la gracia de la gente, la esencia del lugar, el asombro, la frescura, latrampa en los labios, las curvaturas en los cuerpos, los colores, el umo, los anelosque se dejan para otra ocasi'n, reductos de la cultura visceral y apasionada de lospueblos. A veces, la bsqueda de una resoluci'n vital y primitiva, como el beber,como alcanzar una sombra, como encontrar una bocanada de aire fresco nos lleva aurdir en la urgencia y avanzar por los espacios delicados de los bordes y los l#mites.%n eli, la gente mueve la cabeza acia un costado para asentir o dulcificar laconversaci'n. %l t$ lo venden en pequeas vasijas de arcilla que luego descartan. +acuenta, en los lugares de comida, la traen sobre un platito con semillas. (aan es elnombre de un pan suave y delicioso. *engo dos en mi morral. %l calor agobia. %ltrnsito, las bocinas, el descuido, el umo agobia. +a mezquita rodeada de sus cuatro

    minaretes promete un respiro. Al entrar, me ofrecen una manta para cubrir mispiernas. on falda y descalzo, ingreso. %l recinto manten#a la belleza de laarquitectura 1ogol que yo ya conoc#a, pero aora me interesaba ms el silenciosofulgor de sus vitrales. 3ecord$ las cuatro torres e imagin$ el aire fresco de susalturas. 8ui por ellas. (adie me impidi' empujar la puerta mal cerrada. Ajust$ mi falday d# el primer paso en la espiral oscura de la escalera. +a construcci'n era densa, nocomo el interior transparente de los faros que conoc#a. Unos pequeos cubos de luz,cada tanto, dejaban ver lo que pisaba. uando uno pisa descalzo en la oscuridad, losruidos se nutren de aguijones y de dientes. +a mente comienza a jugar con laspropias flaquezas. +os rayos de luz, cada tanto, muy cada tanto, se ofrec#an a mispies como las seguras arenas de una playa. %n la bas#lica de !an 1arcos, el sol sellena del aroma del Adritico y al atravesar las endiduras de sus cpulas cambiadirecciones y trayectorias, como si estuvieran interrumpidas por espejos. Aqu# pasaba

    lo mismo. +os rayos ingresaban geom$tricos sobre los bloques, sorprendiendo consus ngulos. %n un prolongado tramo de oscuridad, record$ aquel ser que renace concada visitante que encara una rec'ndita escalera y se va desarrollando desde lainvisibilidad absoluta, y se va corporizando con cada escal'n ascendido. Acent#metros de tu espalda intenta completar su forma, la te"tura de su piel, lacompasi'n de sus garras, la soledad de su mirada. !u aliento y su voz se sienten alllegar a los ltimos escalones, y termina de completarse con la pureza del coraz'numano. icen que s'lo una vez logr' acerlo y grit' su forma, y fueron llevados porla luz. 1e pregunto que clase de ios pudo condenar a esa criatura a un allazgo taninumano. #as y noces, aos, siglos abr rodado acia abajo, malformado,ignorado, intentando comunicar antes que matar y preguntarte c'mo es o c'mo vasiendo. +o que ubiera dado por un bronce pulido u otro tipo de reflejo. !'lo cuandoaprendi' lo que necesitaba saber, el mismo ios que lo conden' se transform' en

    ombre para liberarlo. *al vez $sta sea la temida y encantada escalera. Pero nadatoca mi mano girando de improvisto en el vac#o, y adems, #ntimamente, de e"istirtodav#a, s$ que nunca terminar de formarse. %l ltimo escal'n me regala a elidesde las alturas. +as casas bajas son amarillas y celestes. +os toldos cubren lospuestos ramificados del mercado. Parto el pan. 3ecibo el aire como una bendici'n.+os aguilucos planean cerca, pareciera no importarles nada.

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    %n !imla, los monos andan los tejados como los gatos de mi infancia. !on msatrevidos, pero prefieren la luna creciente de los /imalayas para dormir. /acia elfondo, las crestas de las montaas se van escalonando paralelas, perdiendo nitidez,asta cerrar un orizonte desordenado. oce oras en esa direcci'n, me alejaron dela influencia inglesa en las casas y en la ropa de los escolares. +os cicos de estepueblo ms pequeo visten la fuerte casaca tibetana y la larga tnica india. ascadasfinas y largas se desploman de las laderas. Al ras del valle ay pastizales altos ysuaves. !uena el ruido del agua junto a los oficios de la madera. Al atardecer aymalabares y contorsionistas. Unos caballos pequeos de crines largas se paran demanos y se muerden los cuellos. Algunos ofrecen mbar en un susurro antes dedesaparecer. )tros veneran un rbol taconado de tridentes, cuernos de cabras,cucillos y telas de colores. Aora la luna amanece llena y anuncia celebraci'n. Unaronda de viejos r#e mientras comparte una larga pipa de piedra. 8ue tan irresistible la

    alegr#a que me permitieron sentarme. %l umo complet' varias veces el c#rculo.*odos luc#an aros en ambas orejas, de una aleaci'n e"traa, de una est$ticadiferente. 1i compaero de seas me permiti' acercarme para verlo y al instante melo obsequi'. +levo su aro desde entonces y su rostro en mi memoria, plagado depliegues an despu$s de su sonrisa. +as mujeres acarrean en sus espaldas lea depino. %l arroz, la cebolla, la manteca de gee, el ajo, las lentejas rojas, el jengibre, lacrcuma molida, la menta fresca picada, la pureza de las especias en el garammasala preparan el sabor del al, cocidos en una cacerola apoyada sobre unacolumna ueca de tierra quemada. Picos nevados. Puentes rotos por glaciares. !eencienden las velas. !uenan las campanas en los templos. !e quema incienso. !eabanica a los ioses. +os msicos soplan sus flautas en forma de 5ese6 de ms demetro y medio. 1i coraz'n de a poco toma el ritmo de los tambores. %stamos muycerca del cielo.

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    +os diminutos crustceos de la laguna colorada tonifican el agua y encienden lasplumas de los flamencos que se alimentan. esde la aldea de !an 7uan, la noce setolera en sus grados bajo cero. +a estufa temprana se reaviva con yareta y eldesayuno caliente enfrenta la maana. *odav#a quedan flamencos atrapados por losgrilletes del agua congelada y esperan que el milagro del sol se adelante a lospredadores. 8uerzas inimaginables an levantado el fondo del mar a estos :;;;metros de altura. As# el salar e"tiende el filo de sus miles de @il'metros blancos quecortan al ras las montaas del orizonte aci$ndolas levitar, y emerge islas de coralpobladas oy de cactus gigantes. 1adrigueras g$iser anticipan termas y sulfuran laslagunas. %"iste una llamada =erde %smeralda. +legar antes de las 9; de la maanaes verla con el color azul del %geo. +as suaves olas llevan la espuma en unadirecci'n, al pie del volcn que la sujeta. Pero algo e"traordinario sucede minutosdespu$s. Un viento puntual aparece en escena, del otro lado. /uele a cica y

    detiene las olas con las amenazantes flecas de los ullpas. Ante su presencia seintimidan y retroceden. %l acento ancestral reci$n llegado trae el color de las piedraspreciosas, pero aqu#, en esta tierra reseca, siempre se decide por la misma gema, ydesde la orilla comienza a teir el agua con sus cristales. 1is propios ojos an sidotestigos del cambio de direcci'n de las olas, de como el verde brillante avanza sobrela superficie azul asta convertirla lentamente, en una esmeralda, una joya que elviento engarza con su presencia, a orario, d#a tras d#a, en los confines de Uyuni.

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    oincido plenamente con %duardo !aceri, el barrio comienza a desaparecer con lapartida de los amigos. *al vez todo vaya desapareciendo para uno en esa ecuaci'numana. +os objetos, los lugares, los tiempos estn #ntimamente ligados a un otro.!eguramente, cada uno podr#a contarnos su vida con solo enunciar nombres propios.%so disparar#a una encadenaci'n de emociones que nos identificar#an plenamente,pero resultar#a un tanto aburrida. *al vez uno sea tambi$n un pedacito de barrio paraalguien, y nuestro alejamiento, produzca un vac#o irremediable en algunas veredas.recemos, pero cuantas pistas de nosotros, de lo que #bamos a terminar siendoempujaban autitos sobre cucaras, e"ploraban casas abandonadas, desafiaban a lapelota en analejas. A limonada, a rejas, a tilo, a carreras de barquitos en el aguarpida del cord'n, a pisada de ojas secas, a tecos de vecinos, a bolitas, alangostas gladiadoras enfrentadas, a bsqueda de picones ca#dos despu$s de la

    tormenta, a la montaa de la plaza bajo la rueda de la bici, al rulero con globo yvenenitos del Para#so, al brazo irrespetuoso de las bombitas del carnaval, a florescelestes de 7acaranda sab#an esos tiempos. %l amor, la amistad, el valor, la destreza,el coraje se forjaba en esas calles. uarenta aos atrs, 8loresta nos permit#a jugar alas escondidas en piyamas. +os petardos 5triangulitos6 sonaban ms fuertes si loslanzbamos en las bocas de tormenta. %ra una forma de vengar tantas pelotas degoma tragadas sin compasi'n y despabilar al mismo tiempo a la bruja del vecindario.3obar naranjas y tocar timbres abr#an las puertas del aburrimiento y de $l sal#amoscorriendo a carcajadas. Por lo general, algunos minutos de la tarde, terminbamossiendo las orgullosas mascotas de la barra de los grandes de la esquina. %llos sab#ancosas que nosotros no, y nos cargaban con las cicas, pero ab#a algo de ternura yprotecci'n tambi$n que disfrutbamos. %l tren siempre tuvo su magia. %l sorpresivopitar de la mquina venc#a al equilibrista mas encumbrado, pero las v#as bellamente

    pulidas, tambi$n convert#an en medallones desfigurados los perfiles de las monedas.Al d#a de oy, que la voz brote de un celular me resulta tan ine"plicable como enaquella $poca, escucar el nombre de la cica ms bonita surgir de una lata unida aotra por la tensi'n del amor y de la cuerda. *en#amos adems, un r#o 5-iendonado6que corr#a entubado y de mal umor por atrs de mi casa. Algunos valientes conoc#ansu entrada secreta fuera de los l#mites del barrio y se ab#an animado a e"plorarlocon linternas. !us inundaciones eran un dolor de cabeza para los grandes pero unrecreo inagotable para nosotros. *oda la artiller#a nutica se desplegaba en esaocasi'n y afuera nos encontrbamos con >aby, Andr$s, 8ederico, arlos, Alejandro,7avier, 3ulo, !ilvitaHdisfrazados con capas y botas de goma, recibiendo aquellasnaranjas que gustbamos robar, aora mansas viniendo a nosotros en la correntada,desoyendo las maldiciones italianas del verdulero, sintiendo que la vida eramaravillosa y que la muerte era una cosa que nunca nos alcanzar#a. As# podr#a

    empezar a contarles esa parte de mi istoria. Antes que me empezara a ir o que ellosempezaran a dejarme4 >aby, Andr$s, 8ederico, arlos, Alejandro, 7avier, 3ulo, !ilvita.

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    %l -uz@asi es un juego tradicional en Afganistn. %l r$gimen talibn lo proibi'. !ejuega sobre caballos. onsiste en llevar el boz, una vaca sin cabeza ni e"tremidades,a una marcaci'n en el terreno de juego. (o necesita otras reglas. Por lo quesospeco, nada impedir que lo sigan jugando. Afganistn, cruce de caminos yculturas y dominaciones. %l -uz@asi contina. %n una de sus ciudades, allaron auna viuda con un ombre. +a noticia recorri' los diarios. &o la traduje as#4 Candaararriba, en una tela atravesada por un tajo, los ojos de (urbibi. Candaar arriba, enprpados amordazados por una venda, la erguida cabeza de *uryalai $ onvencido dela fertilidad del temor, el 1ulla separ' los cuerpos amantes veinte pies y los enterr'asta el cuello. ispusolas milicias de la tormenta y con palabras de la !aria orden'que la lluvia se vuelva piedra en las manos de sus fieles. %l rostro del desierto apenasgesticul' al primer impacto. +os o#dos fueron emorragia compartida del silencio.

    Candaar abajo (urbibi comprobaba que la tierra era ms #ntima, ms permisiva queel ejab, y que sus manos pod#an aora desmenuzar los dogmas, sin embargo lasdetuvo al allar las de *uryalai. Al rodar de las rocas, la vista, la de ella se escurri'l#quida y la boca, la de $l se inclin' para beberla. %ntre la ira desatada de las piedrasnadie advirti' la uni'n de los cuerpos. (urbibi y *uryalai amndose en plenaejecuci'n. %l amor que tambi$n contina.

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    PaaE2uma, el dios ms antiguo del lago, viv#a en una ciudad paradis#aca, con rbolesmaravillosos en el fondo de un valle. Un d#a las aguas subieron tanto que nadiesobrevivi'. !'lo un felino salt' asta la cima del sol, que se convirti' en la islasagrada del lago *iticaca. uando el sol se apag', s'lo se ve#an sus pupilasfosforescentes. urante muco tiempo fue la nica luz que e"isti' y que vieron lospueblos de la cordillera. +os Uros descubrieron adems entre la neblina, las rayassilbantes de las totoras creciendo desde el agua, donde los patos escond#an sus ricosuevos y el araci abundaba entre los largos tallos sumergidos. +a tierra firme ya noera un lugar seguro, ordas invasoras preparadas para la guerra rondaban. & fue unjoven quien reuni' los elementos y brind' con umildad la soluci'n a su pueblo. ijo4las ra#ces de las totoras flotan. !i juntamos mucas y las cubrimos con capas detallos secos podremos vivir sobre ellas, comer aves y uevos, y pescar. %l tiempo les

    dio la abilidad para construir refugios y para maniobrar naves de juncos, conmascarones felinos en sus proas. Adems el agua recogi' sus brazos para acunarpor largos per#odos a los ijos de sus ijos. As# abandonaron los peligros queacecaban e iniciaron la dinast#a de los /ombres del Agua. Por la noce la caza y lapesca eran fruct#feras, por lo que veneraron especialmente la luna. %l lago tiene suisla del sol y su isla de la luna. icen que la cadena de /uscar, confeccionada enoro, ten#a forma de serpiente y alcanzaba para unirlas. %l c'ndor proteg#a desde lasalturas. on ese marco lograron sobrevivir asta nuestros d#as. /oy pescan adems,trucas y pejerreyes. !u lengua ipaya se a abierto al Aymar y al astellano, muytil para negociar los productos de la Paca y recibir al turismo. &o los visit$ demaana, pero ice noce en la isla del !ol. Por la tarde pude recorrerla y buscar juntoa un grupo de aprendices, al misterioso !an Pedro.La tradi%i&n milenaria del uso%urati'o ( alu%in&)eno del %a%tus *an +edro ,a mantenido tam-i.n/ una

    %ontinuidad %ultural$ E'iden%ias ar0ueol&)i%as atesti)uan los ro&sitosm)i%oreli)iosos de su uso$ En estelas/ %la'as de iedra/ es%ulturas/%ermi%as/ las %ulturas Cuisni0ue/ C,a'n/ Mo%,e/ Lam-a(e0ue ,antrasasado/ desde 15## aos antes de Cristo/ el le)ado de su oder$ En la msa-soluta i)noran%ia/ en el ,eladsimo ro de la no%,e la%ustre/ de%idoa%omaarlos$ *&lo dir./ 0ue el ritual de la %o%%i&n ne%esita al menos siete,oras ( 0ue en la isla/ es%asea la lea$ Eso mantu'o a%ti'o al )ruo en losminutos etremos del %lima$ A 'e%es/ sin 0ue lo seamos/ una %ausa a7ena nosmantiene %on 'ida$ De madru)ada reartimos ( -e-imos la inusi&n ( unaiedra del o)&n ermiti& %alentar el ini%io del sueo dentro de la %ara$ *&lodir. 0ue un %alor a-ra8ador nos desert& al medioda$ *in ensar nosarro7amos al a)ua ( %omen8amos a nadar$ 9nos -ar0uitos es0ueros nosre)resaron a la %osta$ +or ms 0ue anali8o lo su%edido/ no en%uentro los

    ee%tos del *an +edro en nosotros$ Nada modii%& nuestra %ondu%ta o rodu7ore'ela%iones deinitorias$ +udo ser 0ue nos ,allamos e0ui'o%ado de lanta/ oerrado al):n aso en la reara%i&n/ o no en%ontrar las ala-ras ade%uadas$ Tal'e8 todos/ en ese momento de nuestras 'idas/ est-amos -ien en%aminados$Tal 'e8 todo ue una e%usa ara so-re'i'ir en a0uella no%,e$ El sol a-rasadornos o-li)& a reres%arnos$ Los es%adores/ )entilmente/ nos ore%ieron sumano$

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    omo ya cont$, curs$ la primaria en la %scuela 3epblica del Per. esde el primerd#a, con la cabeza oculta entre los brazos y el pupitre asta el viaje de egresados, susparedes an guardado recuerdos encantadores, ecos que llegan audibles s'lo param# desde esas aulas, desde esas escaleras, desde esos inmensos patios que se ir#anacicando y acicando con el correr de los aos. +a ora de >imnasia siempre mepredispon#a ms que las temidas divisiones, pero recuerdo placer tambi$n en lasoras de Plstica y de cierta ensoaci'n en la sala de 1sica. 3osalba amaba eltango, y nos trasmiti' esa pasi'n en sus clases. Al d#a de oy, mi sonrisa siempresuper' a mi voz, pero aquella Profesora, de todos modos, me seleccion' paraintegrar el coro. %ra en$rgica, esbelta y e"igente con su trabajo. *en#a fama de dejarboquiabiertos a los padres en los actos, no s'lo por sus dotes art#sticas. &o no estabatan entusiasmado con la elecci'n, pero reconozco que abandonar matemticas paralos ensayos, era una condici'n de privilegio que nos dibujaba una sonrisa al cerrar la

    puerta del aula, acribillada por las miradas furiosas de nuestros compaeros. etodos los grados sal#an puados de amigos c'mplices. Atravesbamos la galer#a delpatio. 7ugbamos rpido unos tiros de figuritas, una quema fugaz de bolitas.-ajbamos las escaleras y nos internbamos en un pasillo e"trao al quellambamos 5las catacumbas6. All# los de se"to y s$ptimo ten#an sus guaridas, conventanas al otro lado que daban a la pileta donde aprend# a nadar. Al fondo de aquelcorredor nos esperaban las gradas. Primera voz, segunda voz, solista, piano y acantar. %l nombre de la escuela impon#a ciertas melod#as, valsecitos entre !osa y>oyenece, que tambi$n aprend# a amarH 5aroma de jazmines y rosas en la cara,airosa caminaba, la flor de la canela, recog#a la risa de la brisa del r#o y al viento lalanzaba, del puente a la alameda6...o...5) Arequipa, ciudad de mis recuerdos,famoso 1isti, guardin de mi ciudad6Hy uno de un pajarito verde que no les puedoentonar.

    Poner un pie en Per acia uzco nos entretuvo ms de lo permitido en el pa#s deaquel entonces. +as tejas de la ciudad, los sitios arqueol'gico, las toneladas depiedras talladas a mil#metro con sus encastres angulares, su inclinaci'n antis#smica,sus ventanas trapezoidales, el templo del sol de Coricanca con su disco de orodesaparecido junto a las cenizas de las dinast#as que lo abitaron, el /alc'nsatisfeco de !acsayJaman, el mercado de Pisac, los baos de *ambo 1acay, eladoratorio de piedra de Cengo, el atardecer en )llantaytambo, el amino del 0nca encinco d#as para ver al amanecer cabalgar sobre 1acu Picu, nos retardaron con sumagia y nos obligaron a salir acia ile para renovar el permiso de permanencia.Arica nos cobij' con su morro y su Pac#fico e"ultante de lobos y aves marinas, suorquesta poderosa y su poes#a saborizada con el e"quisito paladar de 3icardo 3ojas.e regreso a Per, Arequipa nos daba aora la bienvenida, blanca y curva, con sum#tico volcn 1isti protegi$ndola. e sus canteras se e"trae la piedra llamada 5!illar6.

    +a luz la traspasa en el onvento de !anta atalina, se corta en vuelos degolondrinas y precipita la atm'sfera en un sopor que umedece las maderas del coro.A espaldas del silencio, los brazos 1ilos de =enus se mueven grciles aqu#, acontraluz de las aves. omo si 3osalba los estuviera manejando. !osteniendo lasmanos en los agudos. %n diagonales descendentes. %n los cambios de direcci'n delos planos donde se alimentan las notas. 0ndicndonos respirar con el diafragma.>esticulando la letra. %"agerando la apertura de la boca para que la abri$ramosgenerosos y di$ramos todo lo que ten#amos para dar.

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    1iguel Ingel vive en 1acala, %cuador. %s maricultor. !u niez transcurri' jugandoentre los 1anglares que avanzan sobre el oc$ano y lo vivifican. =er las vainasreproductoras caer de las ramas asta anclar ra#z en el fango, y germinar con eltiempo, alzando ojas verdes sobre largos zancos contra la marea, lo conmov#a astaestos aos. Pensaba que una forma de proteger esos ecosistemas del avancedesprejuiciado, demoledor, inescrupuloso de las 8actor#as amaroneras, erarecuperar para su pueblo una manera sustentable de producci'n, como la queutilizaban sus ancestros, una forma que les permitiera a la vez y en principio, s'lo enprincipio, saciar el ambre y cuidar su medio ambiente. e all# sus antepasadosobtuvieron la sabidur#a de las plantas, una variedad inimaginable de aves, pequeosmam#feros, moluscos y caracoles, madera y medicina. &o lo conoc# entre =ilcabambay uenca, entre las caminatas por el bosque nuboso del Parque (acional Podocarpobuscando al )so Andino de Anteojos y el astillo de 0ngapirca, el mayor complejo

    arqueol'gico del pa#s. 1e dijo, 5me gustar#a que conozcas y me ayudaras a medirunas e"traas semillas de 7acarand, como las de tus plazas de -uenos Aires, quesiembro en el lodo entre las mismas ra#ces de mi gente6. (o andamos muco parallegar a la costa rota por la ltima embestida 5del (io6. !u fuerza ab#a despedazadomuelles y salpicado de pequeos naufragios la arena. 5+os manglares, adems depurificar el agua, son una e"celente barrera para los embates de la naturaleza6, dijomientras miraba a una persona perdida entre los restos y a unos empecinadospescadores de larvas de camar'n, artesanos en su oficio, empujando sus embudosde red con el agua a la cintura. 5%llos las venden por centavos a las amaroneras6,continu'. urante el camino, una e"tensa enredadera cubr#a sin interrupci'n laspiedras, los arbustos, los rboles, como una gran manta viva que sum#a enpenumbras el paisaje y asfi"iaba lentamente. Una canoa con motor a dos tiempos nosaguardaba en lo que quedaba de la escollera. !u timonel, a media ora de andar

    apag' el motor, apoyo su oreja sobre la pintura descascarada del casco y confirm'45ardumen de +isas cerca6, y comenz' a lanzar su red satisfeco. Al tiempo llegamosa unas pasarelas entre los 1anglares. +as oras de bajamar permit#an tomar del lodolas concas negras sin dificultad, para registrar su crecimiento. Un muestreo al azarpor los cuadros de cultivo para proyectar cantidades y calidades. (meros que avalanestad#sticas, atraen recursos y empujan la parici'n de leyes protectoras. 1iguel Ingeltambi$n estaba sonriente. >randes araas anilladas decoraban las ramas. %lcamar'n brujo, fosforescente y venenoso, no necesitaba alejarse de las pisadas delos maricultores. Arriba las aves fragatas, veloces y precisas, pescaban sin mojarse.

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    +a resoluci'n diaria del dormir, comer, movilizarse, suele ser un recurrente obstculoen los viajeros de largo aliento. A un mes de viaje, la ciudad de 8ormosa nos propon#aun despegue suave, continuo, descansado, del calor del (oreste Argentino. e laestaci'n de tren part#a en oras de la tarde un carguero que llevaba vagones tanquesacia %mbarcaci'n, en la provincia de !alta. +os cuatro maquinistas, 1iguel )rieta,=#ctor +azarte, %duardo Aranda y 7uan arlos ari Palomo dijeron que ellos nopod#an negarse a nuestro pedido de transporte gratis. !etecientos Cm. en l#nea rectaentre : a 9: @m por ora nos dar#a un reposo de tres d#as, con teco, comida ymovilidad asegurada. Un sat$lite marcaba el paso del convoy de ms de :;; mts. delargo, asegurando la velocidad correcta por el estado irregular de las v#as. Partimosanoceciendo. +a altura del furg'n nos permit#a ver los patios interiores de las casasformoseas, con sus fogones encendidos que se continuaban en un oscuro cielo deestrellas. %l vag'n ten#a las incomodidades bsicas, un bao, una cocina, unas

    cucetas para los ferroviarios, y un espacio vac#o para los paquetes o los polizonesde ocasi'n. %l lugar ya estaba ocupado por una madre con su ija, por lo que laprimer noce, dormimos sentados en la cocina. A luz azul de ornalla, compartimose"quisitos sanguces de carne cebollada y an$cdotas tenebrosas de estacionesfantasmas, detenciones ine"plicables y luces de locomotoras que enfrentan ytraspasan los cuerpos en algn tramo de la noce. on el correr de las oras, entreesteros y baados, la timidez fue migaja cayendo sobre los durmientes. +osmaquinistas conduc#an en parejas, =#ctor y 1iguel, el 5loco6 Aranda y 5ari palomo6,en turnos de doce oras. aminar en equilibrio saltando de vag'n en vag'n se volv#aeroico en ojos de la noce, pero el descanso en el furg'n val#a la pena y con un piedelante de otro, enfrentaban sus miedos y las alimaas que se descolgaban de lavegetaci'n. +os que no ten#an apodo eran los ms graciosos. 1ascando coca, =#ctoracomodaba su voz de tenor cantando zambas apasionadas. 1iguel ofrec#a la

    tranquilidad de su e"periencia y los quilates de su condici'n umana en cada palabraofrecida. +os K; desbastaron familias y esperanzas, desmantelaron sindicatos yobreros y trenes que los L; terminaron de despilfarrar. +as v#as muertas volvieronin'spitas las estaciones y los pueblos. Por estos parajes, el petr'leo salteomanten#a peri'dicamente el brillo de estas v#as, aunque el monte reclamara lo suyocon malezas, ramas atravesadas, lampalaguas al aceco, estrellas fugaces marcandoel aire con sus fibrones fosforescentes. Mic#s, Pigals, *obas, colocaron estos rielesque permitir#an mejorar la vida de sus comunidades, cruzar en la $poca de lluvia, yacceder a servicios de salud. Piran$, Palo !anto, 0barreta, %stanislao del ampo, +as+omitas, +aguna &ema, fueron los andenes saludados con el silbato del tren. %n%stanislao qued' varado el coraz'n del octor %steban +aureano 1aradona, cuandoaquellos rancitos sin luz, ni agua corriente, ni gas, ten#a por nombre >uaycurri. +aatenci'n de una parturienta lo detuvo unas oras, y el ruego de los vecinos sin

    recursos :9 aos. !u luca contra la lepra, la s#filis, el c'lera, el agas, latuberculosis le dio el nombre de 'iogna:,o 5octor ios6 en Pigal. %nse' trabajosagr#colas, la confecci'n de ladrillos para la construcci'n de las viviendas, consigui'erramientas y semillas, denunci' las condiciones de vida de los originarios y sue"plotaci'n en los ingenios azucareros, fund' instituciones para contener a losmarginados, proyect' caminos, e"plor' fuentes de agua potable, realiz' mejoras enaquella %staci'n que lo ab#a enamorado para siempre. uando llegamos a 0ngeniero7urez estbamos absolutamente enriquecidos. 1atacos y 1ocov#es nos ab#anrecibido ya en la ospitalidad de sus casas. Aora, s'lo la mquina continuar#a. +adesengancaron y partimos al anocecer. +a imagen era surrealista. A poco deretomar el viaje, 1iguel baj' con una carabina y comenz' a caminar delante. +alocomotora lo segu#a fiel, en silencio, deteni$ndose con las seas, como un buenperro de caza, iluminando las liebres, los conejos, las vizcacas con su ojo de

    c#clope. 1i esp#ritu ecologista quer#a que fallase todos los disparos y lo logr'. &a en%mbarcaci'n nos invitaron vivir en su casa. +a familia era viva, numerosa, umilde,agradecida. !irvieron polenta. Apenas enunciaron un problema laboral que arrastr' lamirada de todos, pero enseguida la levantaron en una carla ms amena al coraz'n,y mirndome a los ojos, 1iguel me confes'4 N

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    dado laudio, con s'lo atrapar una de esas saltarinas, OnoQ Aora si me sent#aplenamente enriquecido.

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    1ister +i F+i Rin RudeG se present' con el respeto y la umildad que caracteriza a sugente pero que asta el momento s'lo ab#a sentido desde la amabilidad de losestudiantes. %l sol resbalaba sobre los lagos congelados del parque y dibujabaalargado, al ras, el contorno en arco de los puentes, gatos inmensos desperezndosecontra los rayos. -ambes, pinos y cerezos se vigorizan en esta $poca del ao yenlazan fraternos los desniveles del atardecer. Pabellones, quioscos, pagodas en lasalturas embellec#an la naturaleza del parque. ijo ser Profesor de 0ngl$s, y que ser#aun onor practicarlo conmigo. Acept' pasear a mi lado de todas maneras, a pesar dela advertencia de mi dominio rstico del idioma. &o estaba feliz de estarcomunicndome apenas llegado a -eijing, con uno de sus abitantes. os d#as deviaje en tren desde ant'n pusieron a prueba mi capacidad de adaptaci'n y fuiaceptado por mis compaeros que colmaban los espacios, que tomaron condesconfianza primero y alegr#a despu$s mi e"traa presencia. om# sus comidas, us$

    sus frascos de vidrio para cargar agua caliente para su riqu#simo t$ de jazm#n, copi$sus orarios y juegos, compart# mis manzanas, sonre# sus bromas. +as seasuniversales icieron el resto. Pero aora pod#a ablar con uno de sus abitantes yconfirmaba #ntimamente, cierta capacidad de comunicaci'n sensibilizada, ciertaqu#mica que sorprende, cierta inallable disponibilidad sin orario, cierta necesidad deaprendizajes que mana de los poros y ace su trabajo de atracci'n a la perfecci'n.aminamos por unos senderos y me present' a sus amigos msicos. -ajo un tecoarqueado por demonios protectores, escuc$ una e"traa melod#a salir con voz demujer del cuerpo de un ombre, mientras su compaero corr#a su arco por las doscuerdas del RiE

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    !algueiro 3ojas es un abitante de ocabamba, -olivia. !us dotes actorales lo anllevado a ganarse la vida con los visitantes de su ciudad, donde dicen, se produce lamejor cica del pa#s. +as casas que la preparan y la tienen a disposici'n, colocanuna bandera blanca para identificarla. -eberla es una e"periencia que intentbamosrealizar con mi ermano 7uan. Aora la ofrecen en unas bellas adaptaciones del Cero,aquel vaso ceremonial utilizado para los rituales sagrados, como lo ac#an los*iauanacos, que consiste en un recipiente de madera, con una pequea esculturade un toro en el centro. !i te animas a beber la cica de frente al animal,seguramente sentirs el topetazo de la bestia. )riginariamente era obtenida almasticar y escupir los granos de ma#z en una vasija llamada mcura. +a salivaayudaba a la transformaci'n del almid'n en azcar en pos de la fermentaci'n

    producida despu$s de unas semanas a la sombra. &a en oras de la noce,buscbamos con a#nco tanto las codiciadas banderas como un buen lugar paracenar. Un polic#a nos intercept' al cruzar una calle. ijo educadamente estarbuscando a unos brasileos que ab#an provocado disturbios unas cuadras atrs.(os mostr' su credencial y continu' con las preguntas de rigor. Pareci' no estarconvencido y nos aconsej' que lo acompaemos a la comisar#a. Par' un ta"i ysubimos. %n lo personal, estaba confiado y tranquilo que las cosas se aclarar#an, porlo que no tuve demasiadas objeciones. Una vez sentados, le indic' la direcci'n alcofer y nos pidi' los documentos. 1i ermano los ten#a en su rionera atada a lacintura. +a abri' y se los entreg'. Aora s# el agente qued' satisfeco. (os pidi'disculpas por las inconveniencias causadas y nos recomend' una pizzer#a en la otraesquina. All# fuimos, cenamos y pasamos un buen momento. e todas maneras,cuando repasbamos lo sucedido algo no nos terminaba de cerrar. Al momento de

    pagar si nos cerr' todo, nos ab#a robado.

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    antecedente a nuestro favor, todo lo que ocurri' despu$s fue anecd'tico. %nti$ndasebien, el ms insignificante desfasaje en cent#metros o segundos no ubiera permitidoel encuentro. !algueiro 3ojas es un e"traordinario actor, prestidigitador, talentosomago que en las penumbras se vuelve mas alto y personifica lo que la improvisaci'nle sugiere para saciar su ambre. +a cica qued' religada aora a la inesperadaresoluci'n del episodio, pero les aseguro que por ms que insista, no podr#a al d#a de

    oy, definirles las intangibles aristas de su sabor.

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    Apenas un troquelado de uno mismo esparcido en las uellas de memorias no tanajenas. !'lo tiempos de un autorretrato, el m#o, que otros llevan y que por algunaraz'n no terminan de olvidar. !oy la mentirosa recopilaci'n de esos momentos.!omos apariciones y desvanecimientos y un cuerpo que refiere y una mano quebusca bajo el agua porque aspira recuperar algo de lo ofrecido. +os perfiles del deseogiran por el aire y un destello curvo rompe el espacio f#sico que me gest' recuerdo.&a no e"isten en m# siquiera esos espacios de pertenencia. !'lo tiempos que pulensuperficies y arrugan las caras que se asoman y se arrojan en monedas a las fuentes.%n las fuentes no budistas de )riente, el agua se congela y los deseos necesitan dela primavera para volver a pedir en movimiento y ser o#dos por los dioses que nuncase detienen. +os que tienen la suerte de quedar sobre los caparazones de lastortugas andan con su plus, otorgado por la energ#a del animal. %n )ccidente, +afontana di *revi romana asegura el retorno si arrojas una moneda de espalda. %l arte

    barroco que la anima es espectacular, pero juro que al girar, despu$s de aberarrojado la moneda con la mano dereca sobre el ombro izquierdo, ubiese queridoque la tarde se oscureciera, llenara de soledad y que Anita %c@berg dentro de lafuente, con sus brazos e"tendidos, me invitara a entrar. uando la vida se torna dulceamigo m#o, no empalaga, te aseguro que no empalaga.

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    %"iste en Abra Pampa, a algo ms de D;; @m de !an !alvador de 7ujuy, un cerro de

    arena que su nombre refleja el sonido del viento. +os lugareos lo llaman /uancar ylos abuelos afirman que en su interior se festeja !alamanca. +a lluvia, el viento, elfr#o, las altas temperaturas dependen de su estado de nimo. A $l se dirigen paracallarlo ofreci$ndoles sus alimentos a la Paca y pidi$ndole por lluvias para lasovejas y llamas. Abra Pampa, cruce acia la selva, los valles, la puna, sufre oy lacontaminaci'n de las escorias residuales de plomo que dej' la e"plotaci'ninescrupulosa de su miner#a. %l caminar es una necesidad imperiosa en el puneocampesino. %l es un peregrino siempre en marca. Abra del 'ndor es un paso a casiB;;; mts de altura. =incula 0turbe con 0ruya. Antes de cruzar, la gente se dirige aciauna gran Apaceta, y ace su ofrenda a los dioses de las montaas. Algunos sumanuna piedra a las otras tantas, otros ofrecen alcool, otros se sacan su acullico de cocay dejan la ierba sagrada. -endecidos en su fe, continan su marca. Algunasmujeres no dejan de ilar lana aciendo bailar su Puisca, un trompito estilizado con

    un contrapeso llamado 1uyuna./umauaca con sus adoquines, sus paredes blancas y sus faroles amarillos seconvirti' en 5/umaugica6 en boca de %nzo, un artesano o 5arteEenfermo6 cuandopresentaba su profesi'n a los dems. *rabajaba bellamente las largas espinas delard'n. !u madera es muy apreciada en estas geograf#as para la construcci'n detecos y muebles. *ilcara significa 5flor de cuero6. +a garganta del iablo tanricamente lubricada por el r#o 0guaz en 1isiones, se vuelve seca y carrasposa aqu#,sobre el leco majestuoso del r#o /uasamayo. %s la voz del mismo ser que suenadiferente en los ecos del los paisajes. -ajo tierra, ios y el *#o son buenos o malos deacuerdo a la manera con que te relacionas con ellos. %n los socavones, los minerosal beber alcool, primero arrojan un poco para el *#o, otro poco para la Paca y otropoquito por algn deseo personal. +as lmparas de carburo suelen alumbrar en algnaltar c'ncavo, la deidad rstica que lo representa, con sus cuernos y sus billetes en el

    regazo. +a muerte joven que reclama la tierra en esas profundidades, por las mismascondiciones laborales o por accidentes ine"plicables, es entendida en definitiva comouna ofrenda de sangre a cambio de alguna veta interesante allada o pr'"ima adescubrir. +os fetos de llama protegen bajo las casas las iras del inframundo, loscrucifijos en los tecos las del cielo. 1arcar cruces con ceniza en los rincones delogar protege contra las tormentas y alimentar a los nios con carne de cuervo lesasegura fuerza y vitalidad. uando cenamos esta muy bien arrojar algo del alimentoal fuego para recibir como corresponde, aquellas almas que nos visitan.

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    %l 1ar 1uerto se encuentra a B;; mts bajo el nivel del mar. +a concentraci'n desales de sus aguas es diez veces superior a las del 1editerrneo. 3elaja los nervioscon su alta concentraci'n de -romuro. !u rica dosis de 1anganeso es buena para lasalergias y los bronquios. !u barro medicinal es espl$ndido para la piel. !e encuentraen la frontera %ste de 0srael, frente a las tonalidades rojizas de isjordania alatardecer y Palestina. Puedes flotar en $l sin esfuerzo alguno. +a densidad del aguamodifica las l#neas de flotaci'n y te permite recostarte sobre la superficie y leer si loprefieres con total comodidad. +os labios y los ojos arden con las salpicaduras perotoda su naturaleza ya esta trabajando en tu ser, cicatrizando las eridas del cuerpocon una premura que desgraciadamente no alcanzan las del alma. %l peso de laatm'sfera desparrama mayor o"igeno y cuestiona una y otra vez la supuestainospitabilidad del desierto. *al vez con una buena dotaci'n de agua dulce, en este

    marco tan potenciador de vida, yo tambi$n ubiera merecido la lluvia de fuego yazufre con que ios castig' la perversidad y degeneraci'n de los abitantes b#blicosde !odoma y >omorra. !e cree que sus restos r#en aun en estas profundidades.

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    %n 7unio del 9LL, la ciudad se convirti' en un cerrado list'n negro. +a vida,inesperadamente sabia y conspiradora, llev' a 1ar#a 3eice de su Alemania natal auzco para tentarla con los Andes, con su cultura, y para que tuvieran que amputarleun dedo despu$s de una infecci'n. +a llamaban la ama del esierto, y mor#a en elpreciso momento que mis ojos comenzaban a conocer la tierra de (azca. %l climades$rtico oblig' a los antepasados a construir canales de riego que captaran laspocas lluvias y mantuvieran en circulaci'n las napas subterrneas acia los cultivos,pero sobre todo, a atraer a Con, su m"ima divinidad, su ios volador, su benefactor.

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    +a flor de amapola, de p$talos anaranjados que tengo frente a m#, tiene trazos negros

    de pincel en su centro. 1e recuerdan a la caligraf#a cina o a la pintura !umiE%. 1erecuerdan a mi madre. 3esulta curioso observar c'mo la ra#z de esa imagen se nutrede todo el universo de nuestra relaci'n. Pinceladas que comparten origen y trazo ytambi$n vac#o. %n el 1useo de Arte de /ong Cong ay un cartel que dice4 50n poem,tere is painting and in painting, tere is poetry as Jell6.Pintura y poes#a cargando delicadamente la tinta en el mismo pincel, con zonas llenasy zonas vac#a que se combinan sobre el papel para desecar la apariencia e intentarcaptar la verdadera esencia de las cosas. )co p$talos alrededor de un bot'n detrece rayos separados por una cabellera de estambres oscuros, es la e"perienciaconcentrada de la realidad. Pero algo del orden de lo intuitivo, de lo calmo, de losensible, de lo adivinatorio, convirti' mi mirada en visi'n, invitndome a penetrar en elcoraz'n de la amapola. & all# encontr$ a mi madre, nuevamente, incondicionalmente,como siempre. 3ecuerdos que fluyen rodeados de plantas. >eneraciones y

    generaciones de una especie de azucenita de la costa del elta, nos acompaadesde las ancestrales salidas de mis abuelos en tren acia el 3#o de la Plata, paracocinar pucero en los picnic de verano, brindndonos todav#a sus flores blancas deestambres amarillos. Plantas e"uberantes y clidas en orrientes apital y las playasdel club a orillas del Paran, llenndome los ojos de un marr'n traslucido cuando merescat' de las aguas profundas con la sabidur#a de su instinto. +a iguera del Parque1itre que incorpora ao a ao la reja que lo circunda tambi$n la nombra. 8lores rojasde granadas y estrellas federales giran alrededor de una pileta de lona acompaandola manzana rallada en la boca deliciosa del mediod#a. !u risa con flores del jazm#n delcielo cayendo sobre su pelo. Alegr#as del ogar floreciendo una y otra vez por lospatios de >aona. %n el jard#n cortado a tijera, las azaleas fucsias forman un escudoque protege un tiempo de canteros y rosas cinas, cuando mi infancia andaba susescondites con el coraz'n en los o#dos para no ser descubierto, asta que su voz,

    llamndonos a comer, nos volv#a en tropel en una carrera con mis ermanos que seiniciaba en el zagun y terminaba en su cintura. +os umbrales de mi adolescencia,tienen en su mrmol el olor y el color del jazm#n del cabo a luz de luna, y ella lorecuerda cada tanto, llevando aquel perfume a un florero mbar que inunda lasabitaciones mas oscuras. &o le llevo elecos y orqu#deas del fondo del mar, y lededico silenciosamente cada una de mis victorias. %n las fiebres de la soledad, sumano en mi frente. !u mano en mi mano una y otra vez, para soltarme en la vida.

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    %l buda esmeralda, tiene tres vestidos de oro, uno para cada estaci'n, invierno,verano y otoo. %s el 3ama quien le cambia el vestido a medida que transcurre el

    ao. Al acerlo le pasa una toalla meda que luego sumerge en un jarr'n frente alas puertas del templo. Una flor de loto flota en su superficie. %l agua a sidobendecida. Antes de entrar puedes tomar la flor y mojarte la cabeza tres veces, perosi debes descalzarte. uando te sientes frente a $l, azlo incado o de costado, peronunca le ensees la planta de los pies. %l >ran Palacio en el coraz'n de -ang@o@,despliega adems sus dorados y sus espejos de colores. ada rey tiene su torreescalonada con su impronta tailandesa, pero ay cpulas con forma de campanadelgada terminando en circunvoluciones cada vez ms pequeas que pertenecen albudismo de (ueva 2elanda. +as cpulas con mosaicos claros, rosas, con flores, sonobras cinas. +os leones de bronce fueron botines de guerra camboyanos y e"isteuna r$plica de un templo de aquel pa#s. 8iguras mitol'gicas custodian o sostienen lascpulas escalonadas que representan el universo. /ay campanas colgando de losaleros. Por dentro, los tecos son rojos y dorados. +o que mas me llam' la atenci'n,

    fueron las manos ipn'ticas de las mujeres en sus bailes t#picos. 1anos sensuales.1anos con implantes de largos tallos que prolongan los dedos y terminan en floresrojas. %n sus mercados callejeros la miel la venden con panal incluido, pecestransparentes, serpientes, ra#ces y plantas, comida reseca de mariscos, mucasflores, aves asadas con la piel crujiente y picante. +os tu@ tu@ alivianan el paseo consus tres ruedas entre las miles de sus calles. %n su mercado flotante, almacenes,carnicer#as, comidas calientes, fruter#as, ofrecen sus productos desde sus botes a loscompradores altos en las pasarelas construidas sobre las mrgenes del r#o. Utilizanlargas caas de bamb para acercar sus ventas y recibir el dinero. +os motores queimpulsan las embarcaciones tienen un brazo largo asta la $lice. 50uiu6 dicen parallamar a los clientes. e las mltiples influencias en su cultura emerge el amor a loselefantes. ada 3ama tuvo su elefante real. !u trompa en alto significando victoria.CoE!amui tiene la paz, las palmeras, el agua cristalina, las montaas y los

    atardeceres del para#so. %l barco que me trajo fue custodiado por delfines. Co Pa(gan es otra isla impactante. e lo alto de la ba#a al anocecer, las barcazasparec#an granos de arroz iluminados en el rumor vivo del mar. on esa t$cnica de luzpescan toda la noce. Por la maana la punta azul de las pinzas de los cangrejos.Atardece en un desorden de golondrinas y en el canto que despide al sol de lascicarras. +a isla de Co *ao marc' un buceo fantstico en su parque marino y ananen sus calles. Pero ya era ora de las montaas y bosques de bamb de iang 1ai,al norte, sobre una caravana de elefantes, con cencerro de madera al cuelloacompaando la canci'n tai del gu#a, y el rafting despu$s, sobre balsas planas debamb. Una bella mujer me propuso comprar alajas de zafiros y rub#es que pod#avender en Australia, mi pr'"ima parada. +as enviar#an al correo de !ydney a minombre. &o acept$. %n realidad la acept$ a ella. uando me quise arrepentir ya eratarde. %n las joyer#as australianas se rieron de mi inocencia y de la calidad de las

    piedras. +o que ignoraba la bella mujer era mi retorno a -ang@o@ como escala en mivuelo a -ombay dentro de D; d#as, una cance tal vez de poner las cosas en su lugar.+a joyer#a tai se ab#a transformado repentinamente en una sastrer#a. Un ombrelleno de anillos me record' que no estaba en Argentina y que repensara mi actituddesafiante. (egociamos y cambiamos mi denuncia en la polic#a y las alajas, por eldinero invertido. A la bella mujer jams volv# a verla. *ailandia me pareci' apasionanteen todo sentido. Antes de partir acia 0ndia, volv# a radicar mi denuncia. A ella jamsla mencion$. -usqu$ una y otra vez en la multitud, sus largos dedos terminados enflores.

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    )sovia, en lengua &mana significa ba#a penetrando al poniente, y supronunciaci'n deriv' con el tiempo en Usuaia, la ciudad ms austral del planeta y lanica trasandina de la Argentina. iento cuarenta y seis @m al !, las olas puedenandar de oeste a este alrededor del planeta, en un corredor sin interrupciones. +osvientos reciben el nombre de +os cuarenta bramadores, +os cincuenta furiosos yasta +os sesenta aulladores de acuerdo a su intensidad. -ajo el abo de /ornos laprofundidad disminuye y las naves deben adentrarse bajo los :ST de latitud. +osAndes que desaparecen de la vista en la 0sla de los %stados con su famoso faro delfin del mundo encajonan los vientos junto a la Pen#nsula Antrtica desdel !ur, en uncoctel que suele desplazar empinadas olas de ; mts. +os MilliJas son rfagas sinaviso que se entusiasman con las vueltas en campana de los veleros. +os icebergssalpican las aguas de Agosto. (o es e"trao descubrir en los mapas de la zona, las

    cruces de los palos mayores de tantos naufragios. Pero en la isla de *ierra del 8uego,la cadena 1artial y el anal -eagle protegen a los abitantes de Usuaia. >laciares,montaas, bosques, mar, r#os de desielo, lagos la enmarcan como el pr'logo o elep#logo de un libro de aventuras. !u istoria corri' los albures de cualquiercolonizaci'n. esembarco del blanco por las riquezas. Aniquilaci'n de los pueblosoriginarios. 1ercenarios pagados por los estancieros para asesinar a balazos a losombres al marisquear y aprovecar as# la limpieza alta de la marea. 1uerte acucillo en cambio, ms barata, para sus mujeres y sus nios. ultura !alesiana porultura !el@Vnan, ensendole oficios que nunca necesitaron y cubriendo con ropaoccidental su piel desnuda en pieles, que mantuvieron mojados sus cuerpos en losfr#os que enferman. %ducando por as# decirlo, y controlndolos en un sector, lejos delos alambrados y las ovejas. !u particular geograf#a de la distancia cre' unaPenitenciaria que desgast' cuerpos en la primera mitad del siglo D;. Una l#nea de

    ferrocarril conduc#a las penas asta los campos de trabajo en lo que oy es subell#simo Parque (acional. +as paredes de las casas eran tapizadas por ojas deperi'dicos y encierran en su aislamiento, el calor del pa#s de aquella $poca. Avataresde progresos y logros sumidos en oscuros per#odos de