7/23/2019 Claudio Crusoe Los Ojos de Agustina

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LOS OJOS DE AGUSTINA

“...A veces sentía

que alguien me guiaba...”

El cuento y la muerte

Jacob Strumb

Agustina quería mucho a Ducke. Sin él, ella no era naa. Su es!eran"a, su sonrisa, su vacío

esa!arecía con él. En caa caricia erramaa sobre el lomo, caa miraa c#m!lice. El

hombre no e$istía. %ui"&s nunca estuvo. Ahora que estaba, la veía too el tiem!o. 'omo una

eterna conena. ()iaba a ella, u oiaba el amor que le !roigaba a Ducke, un sim!le !erro*

'ierto es que él, el hombre, nunca la am#. +i a ella. ero un ía em!e"# a reclamar. eir.

Ella negaba rotuna. Era invisible ante sus o-os.

stos eran e un casta/o claro, casi como los e Ducke.

0na tare se !elearon. Era la enésima ve", o la !rimera.

El hombre no so!ortaba al !erro. 1o oiaba con toa su alma. ens# en matarlo. ero eso

equivalía a un olor !ara Agustina que -am&s le !eronaría.

A veces es m&s 2&cil lo m&s i2ícil. A veces, lo inevitable el sentimiento es la cara m&svisible el elito.

El hombre lo mat# sobre la al2ombra. 1uego arrastr# el cuer!o hasta el -arín trasero, y

comen"# a cavar. 3ono, !ro2uno, !arecía que su crimen no tenía 2ono. Se iba hasta el

in2inito e la tierra. En el abismo mismo.

Est4!ia es!eran"a, ecía él, !arao 2rente al relo- e !énulo. 1uego volvi# los o-os al !erro,

 !arao sobre la al2ombra ro-a. “Es ella”, “5e acusa y acosa”. Ducke no se movía y no e-abae mirarlo. asaron horas sentaos mir&nose. El hombre se i-o que el !erro lo mataría. ste,

ese muy le-os lo veía. ro2unísimo en su mirar, no se movía, ni laraba6 echao como

estaba sobre la lana manchaa. +o sabía que los o-os el !erro son un es!e-o !ara él.

Deses!erao se ice que son los o-os e Agustina que est&n entro el animal. %ue es

Agustina misma7 con su es!eran"a, sus vacíos, sus cavilaciones.

5uy tare, abri# la !uerta y sali# con un rumbo !re2i-ao.

El hombre rememora los o-os e Agustina en los el !erro, etr&s e las re-as.