clases y castas

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CLASES Y CASTAS Desperté sobre la hierba húmeda mientras se desvelaba la tenue claridad. A mi lado una tierna pareja hacía el amor con inusitado celo. Me volví, para no molestar encarando entonces un grupo, tierno también, de afiladas crestas, negro, clavos y cachorro de compañía. En aquel instante levantaban el campamento y, conscientes de mi reciente despertar, me dedicaron una leve sonrisa como pidiendo perdón por el ruido. Se fueron con su mal olor, su ruido de clavos y sus rostros adolescentes llenos de candor y pátina de noche sanferminera. Fascinada por el cielo y el celo, me revolqué por el césped hasta el borde de la muralla que se abría a un insondable abismo al que fui a parar. Cuando mi angustia era ya insoportable recordé que era una bruja, inicié un vuelo ascendente, tomé altura y gané la ciudad. Contemplaba cómo unas gigantescas mangueras en manos de anaranjados muchachotes chorreaban agua conduciendo hacia los sumideros los detritus de la locura nocturna, cuando, de uniforme total (pantalón y camisa blanca, alpargatas, faja y al cuello pañuelo bordado y bien planchado), se situó a mi lado y entró a matar sin más preámbulos. Está claro que te has de dejar aconsejar, y en tu condición femenina más le fui a sacudir por sus últimas palabras, pero opté por hacerme la sorda, aunque resultó igual. Primero a las dianas. Eso sí, con la Pamplonesa mejor que con otras bandas. Después al Encierro y, siendo mujer, lo mejor a la plaza. Luego por churros a la Mañueta y al Baile de la Alpargata. Los gigantes no puedes perderte y la primera hora es la mejor. Más tarde a almorzar. Si te dejas acompañar, lo haremos en el Napardi, con los del Pocico... dónde es igual. Luego al apartado. Además muchos días en el coso hay espectáculo. Para las mujeres gratis, acompañadas, claro. Unos fritos en el Choco o el Fitero, un fino en el Taurino y a comer a Casa Marceliano. Espárragos o cogollos, pochas con pimientos del piquillo y ajoarriero o estofado de toro, es lo más adecuado. Con el puro al morro, bueno, tú no, a las mulillas. Delante de la Pamplonesa un pasodoble con garbo. Unas copitas de champán en el Monas y al Espectáculo. No, a sol no, te ponen tibio de colacao o de sangría, unos degenerados. A la salida con las peñas, sólo un poco al principio, en todo caso. Antes era otra cosa, todos juntos por el mismo lado y la gente aplaudía al pasar. Lo correcto en el Gazteluleku un sorbete helado y a los bailables. La calle es el espectáculo siempre que evites la zona guarra de la ciudad, claro. De Jarauta, ojo con Kattu, el Zulo, el Herriko... bueno con la calle en general y lo mismo para

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Page 1: Clases y Castas

CLASES Y CASTAS

Desperté sobre la hierba húmeda mientras se desvelaba la tenue

claridad. A mi lado una tierna pareja hacía el amor con inusitado celo. Me

volví, para no molestar encarando entonces un grupo, tierno también, de

afiladas crestas, negro, clavos y cachorro de compañía. En aquel instante

levantaban el campamento y, conscientes de mi reciente despertar, me

dedicaron una leve sonrisa como pidiendo perdón por el ruido. Se fueron con

su mal olor, su ruido de clavos y sus rostros adolescentes llenos de candor y

pátina de noche sanferminera. Fascinada por el cielo y el celo, me revolqué

por el césped hasta el borde de la muralla que se abría a un insondable

abismo al que fui a parar. Cuando mi angustia era ya insoportable recordé

que era una bruja, inicié un vuelo ascendente, tomé altura y gané la ciudad.

Contemplaba cómo unas gigantescas mangueras en manos de

anaranjados muchachotes chorreaban agua conduciendo hacia los sumideros

los detritus de la locura nocturna, cuando, de uniforme total (pantalón y

camisa blanca, alpargatas, faja y al cuello pañuelo bordado y bien

planchado), se situó a mi lado y entró a matar sin más preámbulos.

Está claro que te has de dejar aconsejar, y en tu condición

femenina más le fui a sacudir por sus últimas palabras, pero opté por

hacerme la sorda, aunque resultó igual. Primero a las dianas. Eso sí, con la

Pamplonesa mejor que con otras bandas. Después al Encierro y, siendo

mujer, lo mejor a la plaza. Luego por churros a la Mañueta y al Baile de la

Alpargata. Los gigantes no puedes perderte y la primera hora es la mejor.

Más tarde a almorzar. Si te dejas acompañar, lo haremos en el Napardi, con

los del Pocico... dónde es igual. Luego al apartado. Además muchos días en el

coso hay espectáculo. Para las mujeres gratis, acompañadas, claro. Unos

fritos en el Choco o el Fitero, un fino en el Taurino y a comer a Casa

Marceliano. Espárragos o cogollos, pochas con pimientos del piquillo y

ajoarriero o estofado de toro, es lo más adecuado. Con el puro al morro,

bueno, tú no, a las mulillas. Delante de la Pamplonesa un pasodoble con

garbo. Unas copitas de champán en el Monas y al Espectáculo. No, a sol no,

te ponen tibio de colacao o de sangría, unos degenerados. A la salida con las

peñas, sólo un poco al principio, en todo caso. Antes era otra cosa, todos

juntos por el mismo lado y la gente aplaudía al pasar. Lo correcto en el

Gazteluleku un sorbete helado y a los bailables. La calle es el espectáculo

siempre que evites la zona guarra de la ciudad, claro. De Jarauta, ojo con

Kattu, el Zulo, el Herriko... bueno con la calle en general y lo mismo para

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Calderería, sobre todo cuidado con el Gaztetxe, degeneración total. Con las

Barracas políticas, cuidado también, insumisos, solidarios, jóvenes... de lo

más peligroso. Puedes, eso sí, ir a los fuegos y después a cenar. En cualquier

lado encontrarás quién te saque a bailar, desde sevillanas a tangos. A parte,

cada día...

¡Calla ya, mamón! le grité sin poder aguantar más. Sé andar sola,

voy donde me place y bailo con quien me da la gana. Siempre encuentro

gente encantadora, me lo paso muy bien y, de peligro, nada, y, menos en

Calderería o Jarauta.

Puso cara de no entender. Pensé que me había pasado. Me disponía a

pedirle disculpas cuando se interpuso Fermín, el santo.

¿Passssa morenazo? le dije con cariño.

Brujita me cortó serio, llevas varios días en la ciudad y es hora

de que te aclares. Ese tipo es un casta y con tipos así las fiestas corren

peligro. No me mires así, no es que sea malo, pero sí peligroso, además de

pesado..

No será para tanto... fui a decir.

¡Es para tanto y para más! me cortó de nuevo. Fíjate que,

cuando le oía, hasta yo, que soy santo, he tenido que aguantarme para no

soltarle un mangazo. Cuidado con quien presume de ser de aquí, con quien

simula ir colocado, con quien te pase por el morro lo que disfruta y se

divierte. Desconfía de quien entiende la fiesta, porque esto no hay quien lo

entienda, de lo contrario, no sería Fiesta. Disfruta y, si te quieren

organizar, no te fíes. No te fíes ni de tu Santo.

Txana (11 de julio)

Publicado en Gara 11 de julio de 1999