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Gestión de Conflictos
UNIDAD
El conflicto como realidad
Clase 1
UNIDAD 1 - Esquema
Esquema de la unidad
CLASE 1 - Exposición
Exposición
1.1. Presentación
¿Cuál es la naturaleza del conflicto? ¿Cómo reconocerlo? Y sobre todo,
¿cómo resolverlo? Son preguntas que vamos a contestar en este curso. En la gestión
del cambio, la gestión del conflicto debe ocupar un lugar importante. Nuestras
organizaciones toman cada vez un número mayor de decisiones. Los objetivos parciales
no siempre son coincidentes y, frecuentemente, entran en contradicción. El conflicto,
que parece cortado a la medida del ser humano, tiene carta de naturaleza “hasta en las
mejores familias”. No ha existido jamás una sola organización humana que no
lo haya conocido, por mucho que sus miembros hayan tomado la decisión firme de
no caer en él. Lo más a lo que se puede llegar es a comprometerse con su
solución. Y, aun en estos casos, algunos conflictos permanecen sin encontrarla. Tener
estas ideas claras puede ayudarnos mucho.
En esta unidad vamos a ver como asumir que el conflicto está presente en todos los
aspectos de la vida y que es una realidad dinámica. Intentaremos entender cuál
es la dinámica del conflicto.
1.2. El conflicto
Todos tenemos la experiencia de que el conflicto forma parte de la vida. Ya sea en el
trabajo, en la familia, en las relaciones de vecindad o de amistad, el conflicto siempre
acaba surgiendo. La naturaleza humana parece estar abocada al conflicto. Todos
tememos sus posibles consecuencias: compañeros de trabajo que apenas soportan
verse, miembros de una misma familia que no se hablan, vecinos que se insultan,
amigos que dejan de serlo. ¿Es el conflicto entonces algo negativo?
El conflicto puede hacer aumentar el autoconocimiento, la motivación
intrínseca de las personas y su capacidad de aprendizaje. Sociólogos como Max
Weber o George Simmel sostienen que la diferencia es fundamental en el desarrollo de
la cultura, que la expresión de las diferencias conduce a la creatividad y es esencial en el
correcto funcionamiento de las relaciones interpersonales. Otros sociólogos de nuestros
días, como Lewis Coser, defienden la necesidad de un cierto grado de conflicto para el
CLASE 1 - Exposición
buen funcionamiento de los grupos, que requieren tanto la armonía como la falta de
armonía (sobre los efectos positivos del conflicto y la opinión de algunos sociólogos
contemporáneos, ver When You Say Yes But Mean No, Leslie A. Perlow, Crown
Business, 2003.). ¿Es el conflicto entonces algo positivo?
El conflicto puede ser positivo siempre que tenga una base real y se
mantenga dentro de ciertos cauces. No es positivo el conflicto gratuito e
innecesario. Las discrepancias pueden ser enriquecedoras, pero hay que evitar que
desemboquen en confrontación o en conformidad. El conflicto es una realidad, pero no
es una realidad estática, sino dinámica. Pasa por diferentes fases. Según cómo
gestionemos el conflicto, se derivarán efectos positivos o negativos. Si la situación se
descontrola, los efectos negativos del conflicto tendrán mucho más peso que los
positivos, si es que éstos llegan a aflorar.
Siendo el conflicto una realidad dinámica, es importante comprender cómo funciona tal
dinámica. Para empezar, habría que distinguir dos dimensiones en el conflicto: la
racional y la emocional. El conflicto racional se basa en el desacuerdo sobre algún
tema objetivo y suele ser explícito. En cambio, el conflicto emocional se caracteriza por
afectar al plano personal. Las partes implicadas, al sentirse heridas en su fuero interno,
rompen su relación (aunque sigan viéndose). La interacción de los dos planos, racional
y emocional, nos da las siguientes posibilidades (sobre la dimensión racional y emotiva
y la dinámica del conflicto, véase Cómo desarrollar las competencias de liderazgo,
Pablo Cardona y Pilar García-Lombardía, EUNSA, 2005. La gráfica que contempla los
dos planos se encuentra en la pág. 168).
La unidad, esto es, el acuerdo racional y emocional, no plantea problemas en
principio. Parece lógico buscar la unidad en todos los equipos de trabajo. Ahora bien, la
CLASE 1 - Exposición
discrepancia, esto es, el desacuerdo racional sobre un tema concreto que mantiene la
sintonía emocional entre las partes, es deseable, porque suele ser productiva y
enriquecedora. Las discrepancias pueden favorecer la capacidad para resolver
problemas, la creatividad, la motivación y el esfuerzo integrador. Pero la discrepancia
sólo es efectiva si nos lleva a generar nuevos puntos de unidad. Así pues, la dinámica
unidad-discrepancia-unidad es positiva y no debe bloquearse.
El problema aparece cuando la discrepancia no se resuelve y se daña la sintonía
emocional, entrando en una confrontación. Al personalizar las diferencias, las partes
implicadas se colocan en posiciones contrincantes. Esta situación de desacuerdo
racional y emocional es muy estresante y por ello, no es estable: o se rompe la relación,
o se reconduce a discrepancia, o se pacta una situación de conformidad. Es decir,
para evitar la ruptura de la relación, o se consigue despersonalizar el conflicto y
encauzar de nuevo el tema desde un punto de vista exclusivamente de desacuerdo
racional (discrepancia), o se pasará a un aparente acuerdo racional que busca tapar -
por hiriente - el desacuerdo emocional entre las partes (conformidad). Es importante,
por tanto, tratar de colocar una barrera entre la discrepancia y la confrontación,
procurar no pasar de una a otra y si se ha pasado, reconducir rápidamente la situación
a discrepancia.
Nos quedaría por analizar cómo se puede salir de una situación de conformidad.
Debido a que la conformidad esconde en realidad una confrontación, no puede salirse
de la misma sin hacerse explícita esa situación de confrontación, de ruptura de la
relación. Se ha de pasar a reconocer la ruptura, el que sigue existiendo un desacuerdo
racional y emocional, para poder entonces tratar de cerrar las heridas emocionales y
derivar el tema hacia la discrepancia racional. No parece posible pasar directamente de
una situación de conformidad a una de unidad.
En suma, el conflicto es una realidad dinámica que se mueve entre dos planos: racional
y emocional. La búsqueda del acuerdo sigue también, por tanto, una dinámica.
Debido a ello, para dar con las claves de la gestión del conflicto, nos ha parecido
importante seguir la siguiente estructura: en primer lugar, ahondar en las causas
potenciales de la aparición de conflictos; en segundo lugar, ofrecer algunas
sugerencias de resolución constructiva del conflicto racional y en tercer
lugar, detenernos en la resolución constructiva del conflicto emocional.
CLASE 1 – + Información
+ Información
A fondo
La existencia del Conflicto
El conflicto es una realidad aparentemente consustancial con la naturaleza humana. No
están de acuerdo los antropólogos si en los primeros grupos humanos se daba un
estado de conflicto permanentemente entre ellos: no siempre se han encontrado
vestigios de luchas tribales. Hay investigaciones que demuestran claramente que entre
algunas tribus neardentalianas se daba algo más parecido a la cooperación que al
conflicto. Existen tribus en Australia y en la cuenca del Pacífico que no sólo desconocen
el hecho competitivo sino que se cuidan muy mucho de sembrar entre sus miembros la
semilla de la discordia. Pero de aquí a poder evitar realmente que surja, va un gran
trecho.
Entonces, si el conflicto no siempre se da entre los grupos humanos, ¿cuál es su
naturaleza? Conocer su origen, reconocer sus claves y dilucidar la manera de
gestionarlo dentro de la organización es el objeto de este cuadernillo.
La primera idea es que el conflicto deriva de la diversidad. El hombre se asocia porque,
privado de unos instintos que le faciliten automáticamente los medios de subsistencia,
necesita el concurso de otros individuos de su especie para completar lo que le falta. La
necesidad de articular la diversidad es el hecho social. En el ser humano, el conflicto se
deriva de esa diferencia de visión entre los individuos. En los animales, el conflicto -que
es más aparente que real- es la expresión de la cadena ecológica: hacen falta 17.350
conejos en un bosque de 1.000 hectáreas para alimentar a 75 rapaces, una manada de
lobos, una familia de zorros y a toda la cadena intermedia.
Sin embargo, de los dos procesos sociales básicos, cooperación o competencia, con que
los hombres se relacionan, el único que es imprescindible es el primero. El conflicto
sería, desde esta óptica, la interrupción del proceso de cooperación. Por tanto, además
de considerar el conflicto como algo normal y habitual entre los seres humanos,
deberíamos verlo como algo que hay que resolver, antes mejor que después. Los
conflictos, en las organizaciones, deben merecer la atención prioritaria del directivo que
quiera crear y gestionar el cambio.
CLASE 1 – + Información
El siglo XX registra más muertes violentas que cualquier otro período de la
humanidad. Siendo el siglo del crecimiento exponencial del desarrollo tecnológico, sólo
la Segunda Guerra Mundial supuso la muerte de 40 millones de personas: la población
del continente europeo durante la edad media. Y ello, sin olvidar que era continuación
de otra guerra de dimensiones también intercontinentales que había dejado larvados
los conflictos que la ocasionaron. Desde esta óptica, parece que la tecnología se pone al
servicio del hombre también cuando éste quiere autodestruirse.
Ha sido este siglo el que ha conocido los mayores procesos cooperativos. El mundo
actual se está construyendo sobre una base que necesita cada vez más de la
cooperación. Hoy resulta muy fácil destruir. Pero, lo cierto, es que, en gran cantidad de
casos, la cooperación resulta ser la única vía posible de relación de progreso entre los
individuos. Parece necio decirlo, pero este hecho no resulta evidente para mucha gente.
Así, por ejemplo, los procesos de mejora de valor añadido del sector de automoción, no
acaban de funcionar bien porque el fabricante, en muchos casos, intenta imponer su ley
al proveedor.
A medida que crece la interrelación entre los seres humanos, crecen las oportunidades
de cooperación, pero también las de competencia. La resolución del conflicto se
convierte así en una tarea fundamental del directivo.
En los inicios de la interrelación de los seres humanos, se comete el error frecuente de
no dedicar tiempo a conocerse mutuamente y a revisar las imágenes que gobiernan
nuestras expectativas: así, por ejemplo, los contratos entre dos partes, donde se intenta
fijar lo que cada una de ellas espera de la otra, no son fruto de un conocimiento de lo
que la otra parte espera, sino una expresión de lo que yo espero. Antes de redactar un
contrato, deberíamos estar seguros de que se ha dedicado tiempo suficiente para
conocer lo que la otra parte quiere. En cambio, nos empeñamos por dejar muy claro lo
que nosotros queremos. El resultado es que, apenas comenzamos a trabajar, nos
encontramos con los primeros conflictos.
CLASE 1 – + Información
Bibliografía
Cómo gestionar los conflictos, Herbert S. Kindler, Editorial Centro de Estudios Ramón
Areces, 1998.
When You Say Yes But Mean No, Leslie A. Perlow, Crown Business, 2003.
CLASE 1 – Ejercicios
Ejercicios
Reflexiones sobre situaciones de conflicto
Reflexiona sobre las siguientes cuestiones:
1. ¿Eres capaz de separar las discrepancias racionales de las cuestiones personales?
2. ¿Eres consciente de que graves conflictos emocionales parten de cuestiones
pequeñas, de poca importancia racional u objetiva?
3. ¿Estás abierto a las discrepancias viéndolas como una posible fuente de creatividad?
4. ¿Cuidas la parte emocional de los conflictos para evitar el deterioro de la relación?
5. ¿Tratas de cerrar rápidamente las heridas emocionales de los conflictos y derivarlos
hacia el plano racional?
6. ¿Consigues salir de las situaciones de conformidad?
7. ¿Buscas a toda costa la unidad, sin permitir que afloren posibles discrepancias?
CLASE 1 – Recordar
Recordar
El conflicto es una realidad dinámica. Pasa por diferentes fases: unidad-
discrepancia-confrontación-conformidad.
El movimiento unidad-discrepancia-unidad es positivo, al enriquecer los
puntos de vista. El problema surge cuando se rompe la sintonía emocional y se pasa a
confrontación, lo que puede llevar a la ruptura de la relación o a un pacto de
conformidad. En la confrontación es importante reconducir cuanto antes la situación
a discrepancia. En la conformidad hay que hacer primero explícita la situación de
confrontación para poder llegar a encauzar de nuevo la situación desde un punto de
vista de discrepancia racional.