clase del profesor rafael vives fos sobre ciencia-razón-fe

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CIENCIA, RAZÓN Y FE Una experiencia personal Rafael Vives Fos I.- Introducción.....................................................2 II.- ¿Qué se entiende realmente por ciencia?..........................2 III.- El compromiso de la ciencia en la búsqueda de la verdad: sinergia con la fe y razón...................................................... 3 IV.- Algunas verdades descubiertas por la ciencia recientemente: Origen del Universo........................................................... 5 4.1.- Breves nociones sobre la teoría del big bang.............................................................................. 5 4.2.- La teoría de cuerdas....................................................................................................................... 6 4.3.- La materia oscura del universo, agujeros negros y monopolos magnéticos ........................... 7 4.3.1.- La materia oscura en el origen del universo.......................7 4.3.2.- Los agujeros negros............................................... 8 4.3.3.- Los monopolos magnéticos.......................................... 9 V.- El compromiso de la ciencia en cuanto al servicio del hombre.....9 V.I.- Ejemplos recientes de creatividad en ciencia aplicada: nanotecnologías....................................................... 11 6.1.- Lo pequeño es bello...................................................................................................................... 11 6.2.- Los nuevos mundos brindan nuevas ocasiones......................................................................... 11 6.3.- Con el mazo dando: Programa europeo de I+D en nanotecnología....................................... 11 6.4.- Una ciencia multidisciplinaria en el plano teórico y práctico.................................................. 12 6.5.- Aprender y compartir................................................................................................................... 12 6.6.- Areas de aplicación....................................................................................................................... 12 6.6.1.- En apoyo de la sociedad de la información........................12 6.6.2.- Nanoelectrónica: calcular con una molécula.......................12 6.6.3.- La salud humana: la naturaleza nos enseña........................13 6.6.4.- Materiales “inteligentes”........................................13 1

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Clase de Creación

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Page 1: Clase Del Profesor Rafael Vives Fos Sobre Ciencia-Razón-Fe

CIENCIA, RAZÓN Y FE

Una experiencia personal

Rafael Vives Fos

I.- Introducción........................................................................................................................2II.- ¿Qué se entiende realmente por ciencia?..........................................................................2III.- El compromiso de la ciencia en la búsqueda de la verdad: sinergia con la fe y razón.......3IV.- Algunas verdades descubiertas por la ciencia recientemente: Origen del Universo..........5

4.1.- Breves nociones sobre la teoría del big bang.......................................................................54.2.- La teoría de cuerdas.............................................................................................................64.3.- La materia oscura del universo, agujeros negros y monopolos magnéticos.........................7

4.3.1.- La materia oscura en el origen del universo.................................................................................74.3.2.- Los agujeros negros.....................................................................................................................84.3.3.- Los monopolos magnéticos..........................................................................................................9

V.- El compromiso de la ciencia en cuanto al servicio del hombre..........................................9V.I.- Ejemplos recientes de creatividad en ciencia aplicada: nanotecnologías........................11

6.1.- Lo pequeño es bello............................................................................................................116.2.- Los nuevos mundos brindan nuevas ocasiones.................................................................116.3.- Con el mazo dando: Programa europeo de I+D en nanotecnología...................................116.4.- Una ciencia multidisciplinaria en el plano teórico y práctico................................................126.5.- Aprender y compartir...........................................................................................................126.6.- Areas de aplicación.............................................................................................................12

6.6.1.- En apoyo de la sociedad de la información................................................................................126.6.2.- Nanoelectrónica: calcular con una molécula..............................................................................126.6.3.- La salud humana: la naturaleza nos enseña..............................................................................136.6.4.- Materiales “inteligentes”..............................................................................................................136.6.5.- La nanorevolución: lo que se nos echa encima..........................................................................13

V.II.- Conclusiones....................................................................................................................13VIII.- Referencias...................................................................................................................... 14

Pamplona, 10 de octubre de 2006

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I.- IntroducciónEn ciertos ámbitos de nuestra sociedad, la ciencia experimental es poco valorada, tanto en cuanto a sus

aportaciones teóricas como en cuanto a sus aportaciones prácticas o tecnológicas. Junto a esta infravaloración, se ha enjuiciado su acción: se limitan algunos a decir que la ciencia trata de “dominar” o “controlar”.

“Vivimos en una civilización científica: así es, en la actualidad, tanto la cultura como la vida práctica están marcadas profundamente por el desarrollo de las ciencias. Y esta civilización está, bajo muchos aspectos, en crisis. Esa crisis se debe, en buena parte, a que no se valora correctamente lo que las ciencias significan en el plano teórico, y a que no se utilizan adecuadamente sus resultados en el plano práctico. El Magisterio del Papa Juan Pablo II arroja una luz poderosa para examinar en profundidad la mencionada crisis: permite señalar sus causas y, de este modo, proponer remedios oportunos”[1].

Tomando como hilo conductor las reflexiones de Juan Pablo II planteadas en [1] y con mi experiencia científica personal desarrollada en los últimos veinte años, se pretende en el presente trabajo recordar qué es ciencia realmente, recordar sus principales funciones o compromisos, presentar un ejemplo de sinergia entre ciencia, razón y fe y finalmente ofrecer soluciones de encuentro a esa tríada animando, con optimismo, a la comunidad científica a avanzar hacia la unificación de los diferentes saberes. Para ello, la estructura de mi reflexión se centrará en torno a:

1.- el valor y límites intrínsecos de la ciencia experimental como buscadora de la verdad al servicio del hombre, teniendo en cuenta los valores morales intrínsecos a toda verdad descubierta. La exigencia de una auto-limitación de la práctica científica y del conocimiento surgido de ella. Algunos ejemplos de descubrimientos físicos recientes son relatados, concretamente en cuanto al “origen” del cosmos y su sinergia con la doctrina cristiana de la Creación.2.- la ciencia experimental como un camino más hacia la Razón Creadora: una experiencia personal de búsqueda de la verdad en ciencia experimental, que encuentra su verdadero sentido a la luz de la fe y de la Tradición.3.- la necesidad urgente de una “revolución del conocimiento”, es decir, de un cambio de actitud por parte de los científicos, de un replanteamiento de la ciencia, tan anunciada repetidas veces por Juan Pablo II y por Benedicto XVI, que permita converger hacia un nuevo humanismo (ir a más!) y evitar así los inconvenientes prácticos de la ciencia y revalorizar el plano teórico de la ciencia. Es necesario pues, que, el diálogo multi-disciplinar que dé sentido a lo descrito por las ciencias experimentales y que permita una nueva, y muy deseada, humanización en y por el ámbito de la ciencia experimental, con una intensa y profunda colaboración con la filosofía y la teología. Se requiere pues “rediseñar” la ciencia como ciencia en plenitud. Las consecuencias en la docencia pueden llegar a ser importantes, siempre y cuando se converja hacia un modelo antropológico integral que dé plenitud al hombre. Pero también las consecuencias son mucho más amplias en otros ámbitos de la sociedad.

II.- ¿Qué se entiende realmente por ciencia?Todas las ramas del saber se hallan conectadas unas con otras, porque la entera materia del conocimiento

forma en sí misma una profunda unidad, por ser la acción y la obra de una Razón Creadora, fin último del hombre. De aquí deriva que las ciencias, en las que cristaliza nuestro conocimiento, posean múltiples relaciones unas con otras, mantengan una interna simpatía, y admitan, e incluso exijan, comparación y ajuste recíprocos. Los distintos saberes se completan, corrigen y equilibran mutuamente. Y esto es muy importante destacarlo.

Es curioso que, cuando observamos la historia de la filosofía, la ciencia moderna naciera por parte de filósofos con fuerte espíritu religioso y se llegase a la convicción de la que la ciencia era autónoma frente a la filosofía y a la teología. Es más, que incluso con la nueva ciencia se podía juzgar la validez de cualquier conocimiento. Surgió así el cientificismo, muy extendido en la actualidad en centros de investigación e universidades. Pero la epistemología actual nos hace ver que la ciencia experimental no tiene la última palabra tanto en el plano teórico como en el plano práctico. El método para descubrir la realidad física, basado en hipótesis que hay que justificar, no llega a alcanzar la verdad en su plenitud ni tampoco puede hacerlo. Si bien la tecnología ha contribuido y sigue contribuyendo al progreso humano (y tan sólo eso es de agradecer), también la tecnología ha obstaculizado, en algunas ocasiones, y con serias amenazas, a la humanidad. Hay una cuestión interesante que cabe plantearse: ¿el desarrollo tecnológico lleva inevitablemente unido el incremento de las desigualdades sociales, el empobrecimiento y el abandono de capas cada vez más extensas de la población?

Juan Pablo II estaba convencido de la tarea urgente de solucionar el problema de la ciencia y subrayó claramente, en la Gaudium et Spes 36, el ámbito de la legítima autonomía de la ciencia experimental, en particular, en cuanto que sus descubrimientos se relacionan con el conocimiento de la verdad y con los problemas éticos. Juan Pablo II, al dirigirse a los científicos, afirma la autonomía de las ciencias al servicio de la verdad y también al servicio del hombre. Estas afirmaciones, analizadas con argumentos racionales, se esclarecen profundamente a la luz de la fe. Así, en su discurso a la European Physical Society, 30 de marzo de 1979, Juan Pablo II afirmaba respecto a la autonomía científica que:

“Conviene, … alentar la justa libertad de vuestra investigación en su objeto y método propios, según la “legítima autonomía de la cultura y, especialmente, de la ciencia” (Constitución Pastoral del Concilio Vaticano II:

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Gaudium Spes 59). Es interesante notar que Juan Pablo II da la razón de la autonomía de las ciencias y al hacerlo afirma algo muy importante: “la investigación de la verdad es la tarea de la ciencia fundamental”: “al igual que todas las demás verdades, la verdad científica no tiene que rendir cuentas más que a sí misma y a la Verdad suprema que es Dios, Creador del hombre y de todas las cosas” (Discurso a la Academia Pontificia de las Ciencias en 1979).

La ciencia pues tiene su autonomía propia en cuanto busca la verdad y la alcanza aunque, eso sí, de modo parcial. La ciencia no es un mero instrumento pragmático de predicción, La autonomía de la ciencia tiene una razón de ser y un sentido. La búsqueda de la verdad. Eso implica la necesidad de que la ciencia experimental se relacione también con otros modos de alcanzar la verdad y, concretamente, con la verdad acerca del sentido de la vida humana. Pero también sus aplicaciones deben encontrar su sentido en el servicio al hombre.

En resumen, como indicó Juan Pablo II el 22 de diciembre a un grupo de Premios Nobel, “la ciencia sirve a la verdad, y la verdad al hombre, y el hombre refleja como una imagen (Gn 1,27) la Verdad eterna y trascendente que es Dios”.

Además, en su discurso a profesores y estudiantes en la Catedral de Colonia, el 15 de noviembre de 1980, afirmaba para completar que “ciencia técnica, orientada a la transformación del mundo, se justifica por su servicio al hombre y a la humanidad”.

Como se indica en [1]: “este doble compromiso está íntimamente relacionado con la autonomía de la ciencia, y la sitúa en sus dimensiones reales. Sin ese compromiso, la ciencia se convierte en un conjunto de teorías que se valoran única o principalmente por su funcionalidad práctica, como instrumentos que permiten obtener aplicaciones técnicas, y sus aplicaciones prácticas son utilizadas en beneficio de ideologías e intereses que no sirven a la dignidad humana.”

III.- El compromiso de la ciencia en la búsqueda de la verdad: sinergia con la fe y razón La ciencia busca la verdad, la pone al servicio del hombre y el hombre al servicio de la Verdad. Que la ciencia

busque la verdad parece trivial pero ha dado lugar esta afirmación a graves errores. En efecto, históricamente, se tuvo la opinión, todavía extendida, de que gracias al método experimental se disponía por fin de un saber seguro en el ámbito natural. El problema que se tenía es que se desconocía bastante el método empleado. Con este método se conocía parcialmente la realidad. Algunos filósofos intentaron dar explicaciones más profundas pero sólo consiguieron introducir nuevos equívocos: apriorismo de Kant que consideraba la física newtoniana como expresión definitiva de la ciencia natural. Las cosas se complicaron todavía más con el positivismo de Comte, el idealismo…

Por otra parte, las diversas ciencias utilizan recursos diferentes en función de los problemas que estudian dándose así dentro de cada ciencia una gran variedad de leyes y de teorías, que hace muy difícil establecer una relación simple y unívoca entre la ciencia y la verdad.

Es importante destacar que la naturaleza de la verdad científica es realmente un problema complejo. En ese sentido, Juan Pablo II señala claramente el sentido de la investigación científica en su conjunto. Este sentido es, sin duda, la búsqueda de la verdad. Analizando la historia de la filosofía, uno se puede dar cuenta, con facilidad, que el objetivo de la ciencia como conocimiento de la verdad queda deformado, e incluso negado, cuando se adoptan enfoques positivistas o empiristas. Por ello, es importante destacar, incluso en esas situaciones deformadoras, que la ciencia moderna tiene sentido básicamente como búsqueda de la verdad. Y de ahí deriva precisamente la bondad de la ciencia. Así lo expresa Juan Pablo II con palabras bellas y profundas:

“La ciencia, en sí misma, es buena, toda vez que significa conocimiento del mundo, que es bueno, creado y mirado por el Creador con satisfacción, según dice el libro del Génesis: “Dios vio todo lo que había hecho, y era bueno” (Gn 1, 31). Me gusta mucho este primer capítulo del Génesis. El pecado original no ha alterado por completo esta bondad primitiva. El conocimiento humano del mundo es un modo de participar en la ciencia del Creador. Constituye, pues, un primer nivel en la semejanza del hombre con Dios; un acto de respeto hacia Él, puesto que todo lo que descubrimos rinde un homenaje a la Verdad primera” (Discurso a la European Physical Society el 30 de marzo de 1979).

Luego la ciencia tiene sentido pues busca y alcanza un conocimiento verdadero de la realidad. Se puede hablar de un “servicio a la verdad” que es realmente la razón de ser de la ciencia.

Dirigiéndose a los miembros de la Academia Pontificia de las Ciencias, el 10 de noviembre de 1979, Juan Pablo II afirma:

“Me siento plenamente solidario con mi predecesor Pío XI y con los que le han sucedido en la Cátedra de Pedro, que invitó a los miembros de la Pontificia Academia de las Ciencias y con ellos a todos los científicos, a hacer “progresar cada vez más noble e intensamente las ciencias, sin pedirles nada más, y ello porque en esta meta excelente y en este trabajo noble consiste la misión de servir a la verdad”.

Con Juan Pablo II, trata de decirnos que la ciencia es digna de gran estima ya que es conocimiento y, por tanto, perfección del hombre en su inteligencia. En definitiva, independientemente de las aplicaciones técnicas, se le debe honrar por sí misma, como parte integrante de la cultura.

El problema es que no siempre se le considera a la ciencia en función de la verdad. Hoy en día da la sensación, real, de que la ciencia es valorada únicamente en cuanto instrumento para realizaciones técnicas. Se está perdiendo su sentido, no único, como búsqueda de la verdad. No único, pues la ciencia no es sólo actividad humana

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en cuanto buscadora de la verdad, sino que dicha verdad se ha de poner al servicio del hombre que a su vez sirve a la Verdad. Si se pierde el sentido de la ciencia como búsqueda de la verdad entonces el conocimiento humano queda infravalorado al situarlo en una perspectiva pragmática.

Las consecuencias son la de una fragmentación del conocimiento y consecuentemente de la cultura, grave problema del mundo actual.

La no integración de los conocimientos proporcionados por las diversas ciencias, deforma la imagen real de la ciencia. Pero también existe el grave peligro de una visión instrumentalista de la ciencia. Así lo describe Juan Pablo II en su discurso a profesores y estudiantes en la Catedral de Colonia, el 15 de noviembre de 1980:

“Si la ciencia es entendida fundamentalmente como “ciencia técnica”, se la puede concebir como la búsqueda de un sistema que conduzca a un triunfo técnico. Aquello que conduce al éxito vale como conocimiento. El mundo presentado a la ciencia viene a ser como una simple suma de fenómenos sobre los que puede trabajar; su objeto, un conjunto funcional que se investiga únicamente por su funcionalidad. Tal ciencia podrá concebirse incluso como simple función. El concepto de verdad resulta superfluo; a veces se prescinde expresamente de él. La razón misma aparecerá finalmente como simple función o como instrumento de un ser, cuya existencia tiene sentido fuera del campo del conocimiento y de la ciencia; tal vez en el simple hecho de vivir. Nuestra cultura está impregnada en todos sus sectores de una ciencia que procede de una perspectiva funcional”.

Sólo se podrá superar las consecuencias del instrumentalismo si se trata a la ciencia en función de la búsqueda de la verdad. Y sólo así se podrá superar la fragmentación de la cultura y el funcionalismo que acaba relativizando todos los valores.

Como veremos posteriormente, el compromiso de la ciencia con la verdad permite abordar adecuadamente las relaciones entre la fe y las ciencias. No se trata realmente de replantear o repensar la ciencia aunque se puede intentar. Se trata más bien de la luz que la fe puede y debe arrojar sobre el sentido de la vida humana y también en cuanto a la actividad humana en sí.

“La ciencia por sí sola no puede dar respuesta al problema del significado de las cosas; esto no entra en el ámbito del progreso científico. Sin embargo, esa respuesta no admite una dilación ilimitada. Si la difundida confianza en la ciencia queda frustrada, entonces surge fácilmente una actitud de hostilidad hacia la misma ciencia. En este espacio vacío irrumpen inmediatamente ciertas ideologías. Ellas adoptan a veces una actitud sin duda “científica”, pero su fuerza de convicción radica en la apremiante necesidad de una respuesta al sentido de las cosas y en el interés por una transformación social o política. La ciencia funcionalística, que no tiene en cuenta los valores y que es extraña a la verdad, puede entrar al servicio de tales ideologías; una razón que es ya solamente instrumental corre el peligro de quedar esclavizada. Finalmente, en estrecha conexión con esta crisis de orientación cultural está también el resurgimiento de nuevas supersticiones, de sectas o de las así llamadas “nuevas religiones”, afirmaba Juan Pablo II en su discurso a profesores y estudiantes en la Catedral de Colonia en noviembre de 1980.

Cuando la ciencia ocupa un lugar principal en la cultura y la orientación de la ciencia y de sus interpretaciones es deficiente, entonces es cuando la fe cristiana tiene una tarea muy importante que cumplir. Así lo dice Juan Pablo II: “Estas desviaciones pueden ser previstas y evitadas desde la fe”.

En efecto, la fe ilumina también el ámbito de las verdades básicas que pueden alcanzarse mediante la razón, y proporciona además una perspectiva superior que señala el sentido último del hombre y de la naturaleza.

Dicho de otro modo, el compromiso con la verdad debe llevar a actitudes concretas al científico creyente:

“esa crisis común afecta igualmente al científico creyente. Tendrá que preguntarse por el espíritu y la orientación en que él mismo desarrolla su ciencia. Tendrá que proponerse, inmediata o mediatamente, la tarea de revisar continuamente el método y la finalidad de la ciencia bajo el aspecto del problema relativo al sentido de las cosas. Todos nosotros somos responsables de esta cultura y se nos exige nuestra colaboración para que la crisis sea superada. En esta situación, la Iglesia no aconseja prudencia y precaución, sin valor y decisión. Ninguna razón hay para no ponerse de parte de la verdad o para adoptar ante ella una actitud de temor. La verdad y todo lo que es verdadero constituye un gran bien, al que nosotros debemos tender con amor y alegría. La ciencia es también un camino hacia lo verdadero; pues en ella se desarrolla la razón, esa razón dada por Dios que, por su propia naturaleza, está determinada, no hacia el error, sino hacia la verdad del conocimiento” (Discurso a profesores y estudiantes en la Catedral de Colonia en noviembre de 1980).

Con ello, Juan Pablo II propone todo un programa de acción, saliendo no sólo al paso de los errores del pasado si no además marcando la actitud que permitirá resolverlos. Exhorta pues a los creyentes a una tarea de gran envergadura en bien de toda la humanidad advirtiendo que el cristiano se encuentra en situación ventajosa para realizar esa tarea humana:

“La ciencia alcanzada con la razón encuentra su plenitud en la contemplación de la verdad divina. El hombre que camina hacia esta verdad no sufre pérdida alguna de su libertad, sino que es conducido a la libertad plena y a la realización total de una existencia verdaderamente humana” volvía a afirmar en Colonia Juan Pablo II.

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Puede y debe hablarse de una colaboración entre la ciencia y la fe pero no porque la fe necesita específicamente de las ciencias. Una sinergia entre ciencia y fe permite al hombre conseguir una armonía de los conocimientos básicos necesarios para su vida. También lo afirma a la European Physical Society Juan Pablo II: “Existe un vínculo entre la fe y la ciencia, como también habéis afirmado vosotros. El Magisterio de la Iglesia lo ha afirmado siempre”.

Algunos de esos vínculos son objetivos: la ciencia lleva a un mejor conocimiento del hombre y del mundo, que a su vez conduce como de la mano a descubrir el poder y la sabiduría de Dios. La misma posibilidad de la ciencia moderna se debe, según recientes estudios bien documentados. Al convencimiento acerca de la racionalidad de un universo que es obra de un Dios personal Creador e infinitamente Inteligente, y a la persuasión de que el hombre, hecho a imagen y semejanza de Dios, tiene, por su inteligencia, la capacidad de descubrir esa racionalidad. La fe cristiana, al sanar y elevar a la razón, garantiza el clima intelectual que sigue haciendo posible el desarrollo de una ciencia comprometida con la verdad.

Con una visión instrumentalista, se lograría oscurecer las bases metafísicas indispensables para el verdadero progreso científico.

Otros vínculos son subjetivos: es decir, afectan a las personas singulares que cultivan las ciencias:

“cuando los científicos avanzan con humildad en su búsqueda de los secretos de la naturaleza, la mano de Dios los conduce hacia las cumbres del espíritu” (European Physical Society – 1980).

Y además afirmaba:

“La fe no ofrece soluciones para la investigación científica, como tal, pero anima al científico a proseguir su investigación, sabiendo que en la naturaleza encuentra la presencia del Creador”.

En la fe, el científico cristiano encuentra un auténtico estímulo para su búsqueda de la verdad, puesto que sabe que su ciencia, rectamente cultivada, le acerca, de modos diversos, a un mejor conocimiento de Dios. También tiene la garantía de que es posible el conocimiento de la verdad, aunque para conseguirlo debe poner en juego todas sus energías, evitando así el pragmatismo tan influyente en la actualidad y tan perjudicial para las mismas ciencias. En definitiva:

“La ciencia tiene su sentido y su derecho si es reconocida como ciencia capaz de tender a la verdad, y la verdad es reconocida a su vez como un bien humano. Entonces queda justificada también la exigencia de la libertad de la ciencia ante la verdad, porque, ¿cómo podrá un bien humano conseguir su realización sino a través de la libertad? La ciencia tiene que ser libre también en el sentido de que su desarrollo no puede quedar determinado por fines inmediatos, por ventajas sociales o por intereses económicos. Esto no significa que ella tenga que estar separada por principio de la praxis. Pero para tender a la praxis tiene que estar previamente determinada por la verdad, tiene que ser por tanto libre para la verdad” (Discurso a profesores y estudiantes en la Cátedral de Colonia en 1980).

Esta tarea no es sólo para investigadores sino también para estudiantes y profesores de todos los niveles. En efecto, actualmente se transmite una visión del hombre y del mundo que tiene repercusiones en las bases naturales de la fe. Juan Pablo II recalca con vigor que no se trata de una tarea simplemente defensiva, sino de un servicio activo a la humanidad en el que los cristianos han de comprometerse con clara conciencia de estar solucionando problemas cruciales.

IV.- Algunas verdades descubiertas por la ciencia recientemente: Origen del Universo

4.1.- Breves nociones sobre la teoría del big bang

¿Hubo realmente un comienzo en el Universo? La mayoría de los astrónomos dirían que el discusión ahora es excedente: Muchos científicos dicen que el Universo comenzó con una explosión gigante, llamada el big bang. La teoría de la gran explosión tuvo su comienzo con las observaciones realizadas por Edwin Hubble, que demostró un Universo en expansión. ¿Si uno se imagina la historia del Universo como una película, qué sucede cuando uno se muestra la película en reversa? Todas las galaxias se moverían más cerca y más cerca, hasta que eventualmente todas se consiguen machacándose juntas en una esfera masiva y minúscula. Es justo esta forma de pensar lo que condujo al concepto de la gran explosión.

Para algunos científicos la gran explosión marca el instante en el cual el Universo comenzó, cuando el espacio y el tiempo vinieron en existencia y toda la materia en el cosmos comenzó a ampliarse. Asombrosamente, los teóricos han deducido la historia del Universo en fechas tan tempranas de apenas 10 -43 segundos  (10 millones de trillones de trillones de un segundo) después de la gran explosión. Antes de este tiempo las fuerzas de gravedad, el electromagnetismo, y la fuerza nuclear débil y fuerte, estaban unificadas. Para instantes anteriores los físicos aún tratan de desarrollar teorías que expliquen la unificación de estas fuerzas: es la llamada teoría de las supercuerdas que se desarrolla en muchos centros de investigación del planeta.

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En breves palabras, el proceso del big bang sería: durante el primer segundo o menos del Universo, los protones, los neutrones, y los bloques constituyentes de los átomos, fueron formados, cuando los fotones chocaron y convirtieron su energía en masa, y las cuatro fuerzas estaban partidas en identidades separadas. La temperatura del Universo también se refrescó durante este tiempo, de cerca de 1032 grados (de 100 millones de trillón de trillones) a 10 mil millones de grados. Aproximadamente tres minutos después de la gran explosión, cuando la temperatura bajó a un mil millones grados, los protones y los neutrones se combinaron para formar los núcleos de algunos elementos más pesados, el más notable posible es el helio.

El paso principal siguiente ocurrió hasta 300.000 años después de la gran explosión, cuando el Universo se había refrescado lo suficiente a unos cómodos 3.000 grados. En esta temperatura, los electrones podían combinar con los núcleos atómicos para formar los átomos neutrales (no puros iones como antes). Sin los electrones libres dejados a los fotones de la dispersión de la luz, el Universo llegó a ser transparente a la radiación (es esta luz que vemos hoy como la radiación cósmica de fondo). Las estrellas y las galaxias se comenzaron a formar cerca de un mil millones de años después de la gran explosión, y el Universo ha continuado desde entonces simplemente creciendo más grande y más frío, creando las condiciones conducentes a la vida.

Tres razones excelentes existen para creer en la teoría de la gran explosión. Primero, y el más obvio, el Universo se está ampliando. En segundo lugar, la teoría predice que 25 por ciento de la masa total del Universo deben ser el helio que se formó durante los primeros minutos, siendo una cantidad acorde con las observaciones. Finalmente, y la mayoría del convencimiento, es la presencia de la radiación cósmica de fondo. La teoría de la gran explosión predijo este remanente de radiación, el que ahora brilla intensamente en una temperatura apenas de 3 grados sobre el cero absoluto.

¿Hasta qué punto la teoría de la gran explosión prueba que se trata del origen del Universo y que por lo tanto se podría matematizar, con la teoría M, la Creación? Cuando uno sabe lo que significa teológicamente Creación no tiene sentido la pregunta anterior. Corresponde la pregunta al ámbito de la metafísica y no al de la ciencia experimental.

Por otra parte, la mayoría de nosotros, pensamos que el big bang fue una explosión en un punto a partir de la cual se creó todo el resto del universo. Es decir, todos creemos que al principio todo era espacio vacío, y que de repente, en un cierto punto del espacio ocurrió la gran explosión, el big bang, y la materia se empezó a expandir por todo ese espacio vacío. Pues bien, la pregunta lógica que cualquier persona se puede hacer es: ¿Dónde se encuentra el centro del universo?, ¿Dónde se encuentra ese punto donde ocurrió el big bang?, ¿Hacia donde tengo que mirar cuando dirijo mi vista al cielo?. Bien, antes de responder a esta pregunta tengo que aclarar un par de detalles. Lo que voy a contaros en mi respuesta es simplemente una aclaración de la teoría del big bang, pero, ni todos los científicos del mundo coinciden en que esta es la teoría correcta, ni todos los científicos que creen en ella están de acuerdo en el valor de muchos de los parámetros que la definen. Estamos hablando de cosmología, del universo entero, de sus orígenes, cuestiones en las que es muy difícil obtener datos, que además suelen llevar grandes errores por la dificultad que entraña su medición. Y además no todo es medible!! ¿Que quiero decir con esto?, que la teoría del big bang o teoría estándar es, actualmente, la más aceptada, porque es la que ha obtenido una mayor confirmación por los datos experimentales, sin embargo, no tiene por que ser la correcta, quien sabe. Ahí queda eso.

Una vez dicho esto, podemos abordar la anterior cuestión, ¿En qué punto ocurrió el big bang?. Una respuesta es que ese punto no existe, el big bang sucedió en todos y cada uno de los puntos del espacio a la vez. Me explico, la idea de que toda la materia del Universo estaba concentrada en único punto del espacio es errónea. Lo que la teoría del big bang dice es que, entonces todo el espacio estaba concentrado, y que se produjo una explosión del mismo espacio. De esta forma, no es la materia la que se expande, sino el mismo espacio. Es incorrecto decir: el espacio es estático y las galaxias se expanden en él. Es correcto decir: el espacio es dinámico y las galaxias se expanden con él. En cada punto del espacio se generaba más espacio, y aún en la actualidad esto sigue ocurriendo. En principio, y debido a la atracción gravitatoria de la materia entre si, la expansión del espacio se va frenando según pasa el tiempo, aunque otra posibilidad que también se baraja (debido a recientes resultados experimentales) es la de que la expansión se acelera en el tiempo, debido a una especie de gravedad negativa llamada energía Oscura. Pero todavía no se tiene claro si el universo llegará a pararse y volverá a contraerse o por lo contrario si seguirá expandiéndose eternamente. De este modo toda zona se aleja del resto de zonas del universo a una velocidad proporcional al espacio existente entre ellas, es decir, a su distancia (Famosa "Ley de Hubble" sacada de los datos experimentales).

4.2.- La teoría de cuerdas

Una nueva noción de la Teoría de Cuerdas propone una nueva visión para el comienzo del Universo. Esta noción fue presentada el 27 de enero del 2006 en la prestigiosa revista científica Physical Review Letters. La teoría expuesta por este grupo de físicos teóricos considera una nueva forma de aproximarse al desarrollo del big bang. Proponen que el Universo comenzó como un tipo objeto teórico relleno de espacio llamado “brana”.

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Con ello pretendemos señalar que las especulaciones van creciendo cada día más en torno a esta teoría todavía no experimentada. Aunque la teoría de las supercuerdas avale algún día la teoría de la gran explosión, siempre se seguirá teniendo el problema universal de las condiciones iniciales.

La teoría de cuerdas — la idea de que todas las partículas pueden representarse como cuerdas o bucles de cuerdas de longitud increíblemente diminuta, oscilando en varias frecuencias — fue desarrollada inicialmente para ayudar a explicar por qué los quarks, las minúsculas partículas fundamentales de que están formados los protones y neutrones, y todas las partículas elementales, están siempre confinados en partículas compuestas mayores. Sin embargo, la teoría de cuerdas ha evolucionado para permitir a los científicos trabajar con temas más amplios. Por ejemplo, pueden usar la teoría de cuerdas para idear explicaciones para algunos de los mayores problemas en la cosmología, tales como el estado de universo – su forma, tamaño etc. - justo tras el big bang, cuando los quarks vagaban libremente.

“Quizá el problema más ambicioso de la cosmología es la cuestión de las condiciones iniciales del Universo — cómo era antes de expandirse en las estrellas y planetas que vemos hoy”, dijo un físico involucrado en el estudio, Robert Leigh de la Universidad de Illinois. “Proponemos que el Universo, antes de su expansión, era una brana inestable que decayó en innumerables bucles de cuerdas para formar el Universo tal y como lo conocemos hoy”.

El modelo convencional para la expansión del universo asume que el universo existió una vez como un volumen muy pequeño, casi un punto, llamado “singularidad”. Entonces tuvo lugar el big bang, y el universo se expandió rápidamente. Una extensión de este, y uno de los principales competidores del modelo de brana, en la teoría del big crunch/big bang, la cual asume que el universo una vez fue vasto, entonces se “colapsó en una singularidad antes de expandirse. El modelo del big bang/big crunch implica que el tiempo existió antes del big bang.

El problema con el modelo del big crunch/big bang es que las leyes matemáticas de la relatividad general clásica no funcionan en un singularidad. Y si los científicos no pueden comprender matemáticamente la singularidad, no pueden, en teoría, comprender por completo la geometría del espacio-tiempo, ya sea antes del big crunch o tras el big bang.

“Nuestro modelo de brana nos permite especificar matemáticamente qué podría haber pasado en el big bang, y también nos da una novedosa interpretación del tiempo en la teoría de cuerdas”, dijo Leigh.

Él y su grupo de investigación proponen que el tiempo comenzó cuando, a través de un evento similar al big bang, la brana decayó en cuerdas cerradas (bucles) que se propagaron creando la materia común que conforma el Universo. Este escenario, además de evitar los problemas matemáticos de una singularidad, también ayuda a explicar algunos otros temas. Por ejemplo, para nosotros, el universo parece igual en todas direcciones. En este modelo de brana, la homogeneidad del universo podría explicarse como resultado de un universo joven con condiciones iniciales homogéneas, tal como una brana que llenase el espacio por partes iguales. Leigh y sus colegas pueden continuar explorando esto en estudios adicionales.

4.3.- La materia oscura del universo, agujeros negros y monopolos magnéticos

4.3.1.- La materia oscura en el origen del universo

Descubrimientos sobre el origen del universo y algunas observaciones astronómicas recientes parecen indicar que el universo a gran escala está constituido en su mayoría por una forma de materia aún no observada. Las teorías de las partículas elementales permiten la posibilidad de la existencia de formas de materia en el universo que aun no hemos detectado.

¿Cuál es la naturaleza de ésta misteriosa forma de materia? ¿Qué posibilidades experimentales existen para su observación? ¿Cuál fue el origen de esta hipótesis y qué tan fuerte es la evidencia experimental a su favor?

Los astrónomos del siglo XIX se dieron cuenta que la órbita de Urano se desviaba con respecto a los resultados predichos por la mecánica de Newton. En 1846 el astrónomo francés Leverrier postuló la existencia de un octavo planeta (Neptuno) que al ser colocado estratégicamente en una órbita especial explicaría las desviaciones observadas en la órbita de Urano.

Neptuno fue un ejemplo de materia oscura, es decir una forma de materia cuya existencia se postula para resolver un problema relacionado con la interacción gravitacional de un sistema astronómico. Hoy, tanto los astrofísicos (que estudian el macrocosmos) y los físicos de partículas (que estudian el microcosmos) introducen nuevas formas de materia para ayudarnos a explicar observaciones que no concuerdan con las teorías.

La física de partículas elementales y la astrofísica han venido en un proceso de convergencia en el que tanto sus teorías como sus descubrimientos están mutuamente ligados.

¿Seguirá la expansión del universo para siempre? ¿Cuál es el proceso que genera la energía en las estrellas?

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¿Cómo se formaron las galaxias? ¿Cuáles son los mecanismos que explican la estructura a gran escala del universo?

Las respuestas a estas preguntas fundamentales dependerán de nuestro conocimiento sobre la cantidad y naturaleza de la materia en el universo.

La materia oscura puede ser por ejemplo planetas en otros sistemas solares en nuestra galaxia o en otras galaxias, que por no tener luz propia no los hemos observado. También pueden existir grandes cantidades de masa en el espacio interestelar en forma de nubes de partículas de polvo o gas.

Estos posibles planetas o nubes de gas no observados estarían constituidos por materia normal, es decir por materia hecha de los átomos que aparecen en la tabla periódica. Sin embargo, en el universo pueden existir otras manifestaciones de materia oscura como los famosos agujeros negros o formas más exóticas como algunas partículas cuyos nombres son tan oscuros como su naturaleza: axiones, neutrinos, gravitinos, fotinos, higgs, monopolos magnéticos, etc.

Según el modelo cosmológico estándar el universo comenzó hace aproximadamente 15 mil millones de años en la explosión del espacio a partir de un punto de infinita densidad. No es el único modelo que existe pero si ha salido favorecido gracias a la sólida base experimental que lo sustenta: se han observado la expansión del espacio, la energía remanente del big bang (radiación cósmica de fondo), y la abundancia relativa de los elementos livianos en el universo tal como lo predice el modelo.

Gracias a los estudios de la astrónoma norteamericana Vera Rubin, se pudo determinar que la cantidad de masa necesaria para producir el movimiento de rotación de las galaxias espirales es mayor que la masa observada por los telescopios. Nos encontramos una vez más con la necesidad de invocar la presencia de masa oscura. Debe existir en el centro de la galaxia alguna forma de masa que contribuya gravitacionalmente a mantener a la materia en órbita, de lo contrario sus estrellas saldrían por la tangente. Si a la materia visible en el universo le sumamos la cantidad de materia oscura necesaria para explicar el movimiento de rotación de todas las galaxias apenas llegamos a un 20% de la masa crítica del universo. ¿Dónde está el 80% restante? Aún quedan razones para seguir buscando materia oscura. Mencionamos ya la importancia que tiene para diseñar un modelo satisfactorio del universo, conocer el valor de la masa total de materia que existe en el espacio. El valor de la expansión o de la contracción del universo depende de su contenido de materia. Si la masa resulta mayor que cierta cantidad, denominada densidad crítica, las fuerzas gravitatorias primero amortiguarán y luego detendrán eventualmente la expansión. El universo se comprimirá en sí mismo hasta alcanzar un estado compacto y reiniciará, tal vez, un nuevo ciclo de expansión. En cambio, si el universo tiene una masa menor que ese valor, se expandirá para siempre.

En la actualidad, la densidad de materia detectada, tanto la materia que brilla, como la que refleja la luz y la que absorbe la luz, es un 20% menor que la densidad que cerraría el universo. Sin embargo, los astrónomos sospechan que una cierta cantidad de materia podría estar oculta de diferentes maneras. Parte puede estar encerrada en agujeros negros o bien suceder, simplemente, que las estimaciones están afectadas por graves errores. Otra idea es que la materia oscura no sería detectable por medio de la luz visible, pero sí en otras longitudes de onda (por ejemplo: infrarrojas). Se sostiene también que la masa no detectada se halla en ciertos astros llamados enanas marrones. Son cuerpos que no llegan a ser estrellas (serían equivalentes a los planetas en el sentido que no tienen luz propia) ya que la cantidad de materia que las componen no es suficiente para elevar la temperatura de su núcleo y producir la fusión de hidrógeno en helio. Simplemente, esto hace que no sean visibles. Se ha sugerido que las enanas marrones podrían constituir halos invisibles rodeando a las galaxias. Esta idea ha sido introducida para tratar de explicar los movimientos de objetos ubicados en los alrededores de las galaxias, ya que ellos indican la presencia de masas, que serían cuerpos celestes imposibles de detectar con las técnicas actuales de observación.

4.3.2.- Los agujeros negros

En imágenes recientemente recibidas por el reparado telescopio espacial Hubble se ha podido recoger evidencia que indica la presencia de un agujero negro en el centro de una galaxia. Estos objetos resultan como producto final de la vida de ciertas estrellas que al quemar todo su combustible entran en un colapso gravitacional que los hace un punto donde la gravedad es tan intensa que ni siquiera la luz puede escapar su atracción. La materia que pueda llegar a las cercanías de un agujero negro sería inmediatamente devorada por éste. En su camino hacia el agujero negro la materia sería acelerada intensamente emitiendo radiación y de esta forma se puede revelar su presencia. Con respecto a la naturaleza de la materia oscura sabemos que el 80% que todavía nos falta por explicar no puede ser del tipo de materia de la cual se hacen las partículas pesadas como los protones y los neutrones. La mayor parte de la materia oscura si existe debe ser de la misma naturaleza de las partículas livianas como el electrón que es responsable de la conducción de la electricidad.

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La clasificación de partículas en livianas y pesadas refleja una propiedad más fundamental que tiene que ver con la constitución misma de las partículas. Las pesadas (bariones) como el protón y el neutrón están constituidas por otras partículas fundamentales llamadas quarks. El protón, por ejemplo está hecho de tres de esos quarks. Mientras que las partículas livianas (leptones) son fundamentales en el sentido de no ser compuestas por otras partículas.

¿Por qué la materia oscura no puede ser del tipo de materia bariónica? La respuesta viene de la observación de la abundancia en el universo de los elementos químicos de origen cosmológico como el hidrógeno y el helio. La formación de estos elementos (nucleosíntesis) en el universo ocurrió a los tres minutos después del big bang. La proporción exacta de helio producido en la nucleosíntesis depende de la cantidad de bariones disponibles. La observación de la proporción de 20% en helio y 80% en hidrógeno en el universo sólo puede darse si la cantidad de bariones en el universo no es mayor a un 20% de la densidad crítica del universo.

4.3.3.- Los monopolos magnéticos

Los monopolos magnéticos también han sido considerados como posibles candidatos a materia oscura del universo. A diferencia de las cargas eléctricas que vienen en entidades separadas en positivas y negativas, las cargas magnéticas no se han visto separadas. La existencia de una partícula con carga magnética separada (monopolo) no es prohibida por la teoría de Maxwell del electromagnetismo. En una clase de teorías de unificación, los monopolos magnéticos deben aparecer obligatoriamente. Probar la existencia de los monopolos magnéticos es conceptualmente fácil. Si un monopolo magnético pasa por una embobinado de alambre, éste induciría una corriente eléctrica que se puede detectar. Un detector como éste fabricado por Blas Cabrera en la Universidad de Standford y el día 14 de febrero de 1982 mostró una señal que tenía todas las características esperadas por el paso de un monopolo magnético. Hasta el momento no se ha podido explicar este evento por otros mecanismos que no sean el paso de un monopolo magnético, pero tampoco se ha podido reproducir. En este caso la estadística de un solo evento no es suficiente para probar la existencia de monopolos. El físico Paul Dirac, quien predijo la existencia de monopolos magnéticos en 1931, no aceptó una invitación a la conferencia sobre monopolos de 1983 en Racine, Wisconsin, respondiendo que él ya no creía en los monopolos magnéticos debido a la ausencia de resultados experimentales. De acuerdo con Dirac, la existencia del monopolo magnético podría explicar la cuantización de la carga eléctrica. Hoy aún persiste el interés por los monopolos magnéticos, y científicos de todo el mundo aúnan sus esfuerzos y prueban muchas técnicas para detectarlos en un gran experimento (MACRO) realizado en un túnel bajo las montañas del Gran Sasso a pocos kilómetros de Roma.

Indagar sobre el origen y constitución del universo siempre ha sido una manifestación natural de las culturas más avanzadas. Hoy, tenemos la fortuna de contar con valiosos datos experimentales que nos abren quizá por primera vez la posibilidad de llegar a una respuesta a los grandes enigmas que han atraído mentes brillantes a lo largo de nuestra historia, pero sólo a una respuesta que siempre, con el empleo del método de la ciencia experimental, quedará limitado sin poder llegar a lo más profundo del por qué!

V.- El compromiso de la ciencia en cuanto al servicio del hombreLa ciencia proporciona junto a un mejor conocimiento de la realidad, que es su objetivo práctico, posibilidades

de dominar de modo controlado esa realidad, que es su objetivo práctico. Es un hecho que el progreso científico moderno ha contribuido notablemente a mejorar las condiciones de la vida humana en muchos aspectos. Se podría dar una larga lista de ejemplos. Pero también es un hecho que las ciencias proporcionan un poder de actuar sobre la naturaleza y las personas, que puede dirigirse a fines desordenados, o que, tratándose de fines lícitos, puede proporcionar medios injustificables. Por ejemplo, actualmente, los progresos de la biología plantean serias inquietudes ante las posibilidades de la manipulación genética. El problema del equilibrio ecológico sensibiliza con razón a amplios sectores de opinión. También los medios de comunicación, con su carga psicológica y física, dan lugar a no pocas situaciones conflictivas. Todos estos ejemplos muestran el posible impacto negativo de la utilización de los avances científicos.

La ciencia en el plano práctico se caracteriza por estar al servicio del hombre. “El sabio descubre las energías todavía desconocidas del universo, y las pone al servicio del hombre.

Mediante su trabajo, pues, debe hacer crecer, a la vez, el hombre y a la naturaleza. Debe humanizar, en primer lugar al hombre, mientras que se respeta y perfecciona la naturaleza” (European Physical Society).

Es por lo tanto necesario recurrir a una norma moral. En efecto, si no existiese una regla moral a la que pudiéramos remitirnos para determinar lo que es bueno o malo para el hombre, no tendría sentido siquiera hablar de un “servicio” al hombre. La idea misma de servicio implica una finalidad: servir para “algo”. Si no hay un objetivo a alcanzar, no hay servicio posible.

En el plano teórico se hablaba de instrumentalismo: reducción de la ciencia a un puro instrumento de previsión y dominio, privándola de su dimensión de “verdadero conocimiento de la realidad”, en el plano práctico encontramos una concepción pseudos-científica, muy relacionada con el instrumentalismo teórico, que hace imposible hablar de una ordenación de la ciencia al servicio del hombre. Se trata del pragmatismo o utilitarismo, que puede ser calificado como una de las corrientes ideológicas predominantes en los últimos veinte años y cuya naturaleza ha de ser examinada para profundizar en el compromiso práctico de la ciencia.

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En el fondo todos somos pragmatistas, a todos nos interesa alcanzar la felicidad y esto es un objetivo claramente práctico. Pero hay dos modos básicos de enfocar esta cuestión.

1.- Uno consiste en admitir que la vida humana tiene un sentido global definido, y que las acciones concretas que el hombre realiza tienen una bondad o maldad según su proporción a esa finalidad.

2.- El otro, es el que origina la postura pragmatista, niega todo lo anterior: afirma que el sentido de la vida humana depende de la voluntad de cada persona, y que no existe un deber moral en sentido propio. Es decir, afirma que la vida de las personas está determinada por las circunstancias (biológicas, ambientales, etc.) de tal manera que no puede hablarse realmente de una libertad moral de elección.

En ambos casos, es imposible definir lo que es bueno o malo para el hombre. Las ciencias experimentales no permiten establecer la bondad o corrección de fines últimos. Proporcionan

conocimientos parciales sobre la realidad, e instrumentos para dominarla, pero para llegar a sostener la existencia de fines últimos hace falta adoptar un enfoque totalizante o metafísico, que, preguntándose por el ser de las cosas, llegue al conocimiento de un fundamento último de ese ser, Dios.

Ahora bien, todo son medios y no fines últimos, si se toman las ciencias particulares como último punto de referencia del conocimiento humano, es decir, la objetividad es definida principalmente o únicamente por la racionalidad de las ciencias.

En este contexto, Juan Pablo II habla, en la Veritatis Splendor, de una triple superioridad: de la ética sobre la técnica, de la persona sobre las cosas, del espíritu sobre la materia. Esta triple superioridad está basada en la doble trascendencia: del hombre sobre el mundo, de Dios sobre el hombre. Juan Pablo II afirma que el sentido de esta doble trascendencia es el fundamento de aquella triple superioridad: si se niega el fundamento, o se debilita, cae por su base la superioridad de la ética, de la persona y del espíritu, dejando la ciencia de estar al servicio del hombre.

Hoy en día, son muchas las ideologías que niegan la “doble trascendencia” mencionada y que ejercen un fuerte impacto en la cultura de nuestra época. Estas ideologías constituyen un obstáculo para poner la ciencia al servicio del hombre y representan una barrera para el progreso.

Entre esas ideologías se encuentra el materialismo en sus diferentes versiones, que se presenta como avalado por el análisis científico de la realidad. Estos reduccionismos limitan la realidad a los aspectos que se pueden captar mediante algún enfoque parcial. Por otro lado, el naturalismo niega expresamente las realidades espirituales y sobrenaturales con motivos científicos.

“Evidentemente, es posible que la ciencia esté parcialmente al servicio del hombre aunque se admitan ideologías básicamente inadecuadas. Pero los conflictos surgirán de modo inevitable, con diversas extensión y profundidad según los casos; y, además, no se podrán solucionar, pues faltará una instancia que permita superar el plano puramente pragmático: el último juicio siempre quedará en función de intereses de tipo económico, político, de bienestar, etc. “

“Para ordenar positivamente la ciencia y la técnica al beneficio del hombre, es preciso, según suele decirse, un suplemento de alma, un nuevo aliento de espíritu, una fidelidad a las normas morales que regulan la vida del hombre2 (Discurso en la European Physical Society)

“La ciencia aplicada debe aliarse con la conciencia” ((Discurso en la Academia Pontificia de las Ciencias en 1979).

Ciencia y conciencia deben formar una armónica unidad. Donde no hay verdadera conciencia, la ciencia puede fácilmente utilizarse para manipular al hombre.

Se requiere pues un nuevo humanismo integral en los ámbitos científicos, contando con el doble compromiso de la ciencia como uno de sus puntos fundamentales. Dicho humanismo se desarrollará siempre y cuando el conocimiento científico alcance su plenitud entrando en relación viva con la verdad (revelada). Es una cuestión de hecho.

La ciencia, para encontrar su verdadero sentido, necesita de la metafísica; y ésta, en las condiciones en que de hecho se sitúa la vida humana, necesita moralmente de la fe. La revelación cristiana proporciona el impulso teórico y práctico necesario para la fundamentación del nuevo humanismo en el que el enorme progreso de las ciencias se encuentre integrado en una correcta visión del hombre y puesto a su servicio. En palabras de Juan Pablo II:

“La ciencia no basta para dar una respuesta completa al significado fundamental de la vida y actividad humana, significado que se revela cuando la razón, sobrepasando el dato físico, emplea métodos metafísicos para llegar a la contemplación de las “causas últimas” y, en ellas, descubre las explicaciones supremas que pueden arrojar luz sobre los acontecimientos humanos y darles un sentido. La búsqueda de un significado fundamental es complicada por naturaleza y está expuesta al peligro del error, y el hombre permanecería a menudo buscando a tientas en la oscuridad si no fuera por la ayuda de la luz de la fe” (Discurso a un grupo de Premios Nobel en 1980).

Es evidente que los propios científicos cristianos tienen, de acuerdo con todo lo dicho, una alta responsabilidad de dar testimonio en su entorno. Pero los discursos de Juan Pablo II que hemos tomado como hilo conductor para nuestra reflexión van dirigidos a todo tipo de personas, y no solamente a los católicos. Los razonamientos expuestos no requieren, en su mayoría, la fe sobrenatural para ser aceptados.

En este contexto, los cristianos deberán ser, una vez más, fermento entre todos los hombres. Juan Pablo II afirma que nos encontramos en una nueva etapa, que exige profundizar como quizá no se había hecho hasta ahora en la vertiente teórica y práctica de las ciencias, y de ello depende en buena parte el futuro de la humanidad. Las pretendidas oposiciones entre ciencia y fe obedecen a prejuicios. Es importante destacar de que en los ámbitos

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científicos ya no hay oposición entre ciencia y fe. Así lo expresaba Juan Pablo II y lo hemos recogido como idea central de nuestra reflexión:

“Así pues, la oposición ya no es entre ciencia y fe. Ha comenzado una nueva etapa: ahora los esfuerzos de los científicos y teólogos deben orientarse hacia el desarrollo de un diálogo constructivo que haga posible el examen, cada vez más profundo, del fascinante misterio del hombre y acabe con las amenazas que se ciernen sobre el hombre y que, desgraciadamente, se agravan cada día más (Discurso a un grupo de Premios Nobel en 1980).

Basándonos en el doble compromiso de la ciencia, podemos construir un nuevo humanismo integral que nuestra época necesita. Su realización no es sólo tarea de los científicos si no también de todos los agentes relacionados con el mundo de la cultura.

Los cristianos cuenta con una luz especial para advertir los objetivos a conseguir y las posibles desviaciones, y con la energía espiritual para trabajar en esas tareas. Las enseñanzas de Juan Pablo II van dirigidas a todos los hombres, y constituyen una responsabilidad especial para los cristianos de nuestra época.

V.I.- Ejemplos recientes de creatividad en ciencia aplicada: nanotecnologías6.1.- Lo pequeño es bello

El prefijo nano quiere decir enano. Tan pequeño que una nanoestructura tiene que ampliarse más de 10 millones de veces para poder verla a simple vista. La nanotecnología consiste en manipular la materia a escala atómica y molecular para crear nuevos materiales y procesos. No se trata sólo de estudiar lo pequeñísimo sino de utilizar ese saber para hacer cosas. El nanomundo tiene dos puertas: la manufactura molecular consiste en manipular átomos individuales (empezar por abajo e ir subiendo); y la ultraminiaturización que produce cosas más y más pequeñas (empezar por arriba e ir bajando). Se destacan tres grandes sectores: Nanoelectrónica: Sigue el desarrollo en este campo, especialmente para ordenadores, pero a escalas mucho más diminutas. Nanobiotecnología Combina la ingeniería a nanoescala con la biología par manipular sistemas vivos o para fabricar materiales de inspiración biológica a nivel molecular. Nanomateriales: Se trata de controlar con toda precisión la morfología a dimensiones nanoescalares de sustancias o partículas para producir materiales nanoestructurados. En todos estos trabajos que tienen mucho en común se utilizan los mismos métodos para medir y manipular estructuras ultra diminutas, como son, por ejemplo, los microscopios a resolución nanoescalar.

6.2.- Los nuevos mundos brindan nuevas ocasiones

Los cambios en las propiedades moleculares de un material a nanoescala pueden mejorar mucho sus propiedades físicas y químicas a escala normal. Lo curioso es que hay mucho que desconocemos de este mundo superenano. El paso siguiente es ampliar, por así decirlo, los métodos de nanofabricación para la producción industrial masiva – hace falta más investigación fundamental para poder utilizar todo el potencial de la nanotecnología.

6.3.- Con el mazo dando: Programa europeo de I+D en nanotecnología

El programa marco de investigación y desarrollo tecnológico de la Comisión Europea financia en particular los siguientes programas de nanotecnología en vistas a:

Mejorar la calidad de vida; Mejorar las Tecnologías de la sociedad de la información; Crecimiento competitivo y sostenible; y Redes de formación de investigadores.

Vamos a mencionar dos proyectos de cada uno de estos programas para que se vea la envergadura y el alcance de la reciente investigación en nanotecnología en la UE.

1.- Programa de I+D en Nanomateriales:Hablemos de producción: El proyecto NANOFIB intenta crear una técnica de rayos iónicos concentrados. El diámetro del rayo es de unos cuantos nanómetros, equivalente a unas cuantas decenas de diámetros atómicos. Esta es una de varias nuevas tecnologías que tratan de crear estructuras en materiales a escalas sumamente pequeñas, es decir, lo que se llama nanomanipulación. Estas tecnologías son esenciales para toda investigación en nanotecnología y para la futura nanofabricación.

Colmar las lagunas: NANOPTT es un proyecto intensamente multidisciplinario que está creando una tecnología para hacer agujeros perfectamente cilíndricos en láminas poliméricas de unas pocas decenas de nanómetros de diámetro. Estas láminas se usan mucho en instalaciones clásicas de filtrado. Los agujeros se rellenan con metales o con otros polímeros para formar ‘nanohilos’. Las láminas, una vez rellenas de esa manera, se emplean en muchos sectores

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industriales como telecomunicaciones y en memoria magnética avanzada, y contribuirán un día de éstos crear un chip que será un laboratorio, el ‘labochip’.

2.- Programa de I+D en Nanobiotecnología: Dispositivos médicos que no se pegan o que se pegan mucho El proyecto NANOMED estudia cómo hacer nanosuperficies en biomateriales para usarlas en la ingeniería de tejidos fisiológicos. Con el mismo material se trata de obtener enormes diferencias en la capacidad de pegar esas nanosuperficies en esos biomateriales mediante cambios topográficos nanoescalares. Algunos instrumentos médicos, como los catéteres, no deben adherirse a las superficies entre las que se deslizan, mientras que otros tienen que adherirse a fondo, como cuando se trata de reparar tejidos averiados como, por ejemplo, huesos rotos.Descubrir pronto la enfermedad: La fibrosis cística, enfermedad pulmonar muy debilitante, se puede confirmar mediante pruebas genéticas pero es caro y lleva tiempo. Un proyecto de la Comisión Europea está preparando mejores y más rápidos métodos de prueba utilizando ADN en formato de chip. Estos métodos se convertirán en diagnósticos totalmente automáticos capaces de descubrir genes defectuosos de fibrosis cística de manera rápida y barata. Y podrían adaptarse a la diagnosis de toda enfermedad genética.

6.4.- Una ciencia multidisciplinaria en el plano teórico y práctico

La nanotecnología es verdaderamente multidisciplinaria. Colaboran especialistas en materiales con ingenieros mecánicos y electrónicos pero también con investigadores médicos, biólogos, físicos y químicos. Una cosa une toda investigación nanoescalar y es la necesidad de compartir saberes sobre métodos y técnicas, y combinarlos con saberes sobre las interacciones atómicas y moleculares en este nuevo territorio de la ciencia. Desde distintos campos investigativos convergen en ese nuevo territorio potentes y novísimos conceptos y capacidades como, por ejemplo, la capacidad de imaginería y visualización a escala atómica, la autoorganización y las relaciones biológicas entre las estructuras y las funciones, y todo ello con instrumentos de cálculo cada vez más potentes.

6.5.- Aprender y compartirEstos progresos impulsan la nanotecnología y permiten a los investigadores utilizar lo que aprenden en nuevas aplicaciones. La Comisión Europea apoya la enseñanza y la formación en nanotecnología mediante un sistema de Redes de Formación de Investigadores. Así evolucionan las nuevas e híbridas tecnologías combinando nanotecnologías, ciencias de materiales, ingeniería, tecnología de la información, biotecnología y ciencias del medio ambiente. Esta evolución necesita esas redes multidisciplinarias en toda una serie de campos de investigación así como una íntima colaboración que atraviese todas las fronteras que separan a las ciencias y ello en la Unión Europea y en todo el planeta. Dos ejemplos de redes multidisciplinarias:NANOCOMP es un proyecto de síntesis a gran escala de nanotubos de carbono y sus materiales compuestos, del que se encarga una asociación de químicos, físicos e ingenieros. Sus objetivos son: síntesis de nanotubos de carbono de paredes múltiples y de pared única, purificación, materiales compuestos para aplicaciones industriales y caracterización.NANOPHASE, ‘absorción fotónica a nanoescala y espectroscopia con electrones’, forma parte de la Red que trabaja en la teoría de las estructuras nanométricas – grupos atómicos, puntos y cables cuánticos y moléculas absorbidas en superficies – y los procesos espectroscópicos disponibles para la caracterización de estas estructuras, de sus propiedades electrónicas y ópticas y de su desarrollo.

6.6.- Áreas de aplicaciónLa nanotecnología ya tiene hoy un impacto en toda una gama de productos como nuevos alimentos, dispositivos médicos, recubrimientos químicos, maletines de control médico personal, sensores de sistemas de seguridad, aparatos de purificación del agua para viajes espaciales, pantallas para ordenadores de mano y para cine de alta resolución.

6.6.1.- En apoyo de la sociedad de la informaciónEl mercado mundial de la nanoelectrónica representa hoy miles de millones de euros y es el motor de todo lo que se hace hoy en nanotecnología. La nanoelectrónica aumentará la potencia de los ordenadores y los transistores para uso en teléfonos, autos, aparatos domésticos y otros muchos aparatos industriales o diarios controlados por microprocesadores.

6.6.2.- Nanoelectrónica: calcular con una moléculaLos futuros dispositivos de procesado de la información van a revolucionar la manera en que se harán los cálculos. El proyecto BUN, con el lema ‘cómo aprovechar las propiedades intrínsecas de las moléculas para calcular’ – que no es lo mismo que el lema actual que dice ‘cómo hacer moléculas que imiten a los transistores’ – se dedica a sintetizar y estudiar moléculas hechas a la medida para futuros dispositivos monomoleculares.

6.6.3.- La salud humana: la naturaleza nos enseñaEstas posibilidades permitirán fabricar biosensores, biomateriales y una nueva generación de biochips para el tratamiento de enfermedades peligrosas como el cáncer y los problemas cardíacos. Estos dispositivos de

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bioingeniería, que funcionarán como implantes en el cuerpo, gotearán fármacos ‘inteligentes’ o depositarán nuevas células para reparar tejidos dañados. Los dispositivos nanoelectrónicos para chips de ordenador tienen que fabricarse de manera segura y barata. El proyecto BIOAND nos permitirá comprender mejor la tecnología necesaria, y pondrá en nuestras manos los instrumentos imprescindibles para fabricar componentes moleculares con el procedimiento llamado de ‘automontaje’, idea que se emplea cuando hablamos de la madre naturaleza pero que se usa muy poco hablando de procesos de ingeniería

6.6.4.- Materiales “inteligentes”La fabricación de nanoestructuras creará materiales con nuevas o mejores propiedades para uso en paneles solares, recubrimientos anticorrosión, herramientas de corte más resistentes y más duras, purificadores fotocatalíticos del aire, instrumentos médicos más duraderos, catalizadores químicos, y en la industria del transporte. Además, veremos nuevos materiales para aplicaciones y productos ópticos, electrónicos y de acumulación de energía.

6.6.5.- La nanorevolución: lo que se nos echa encimaLa UE siempre ha reconocido el valor estratégico de la investigación porque la ciencia y la tecnología son los dos motores del crecimiento económico y de la competitividad industrial. La nanotecnología es prioritaria en el Sexto Programa Marco de la Comisión Europea, que trata precisamente de la nanotecnología, de los materiales ‘inteligentes’ y de los nuevos procesos de producción. Y en cuanto a nanoelectrónica, ese tema figura también en el nuevo programa de la sociedad de la información.Entre los objetivos de ese tipo de investigación mencionaremos:

ampliar la base cognitiva en Europa; crear una industria europea basada en la investigación y desarrollo tecnológicos; y favorecer la absorción en la industria de las nuevas tecnologías.La investigación interdisciplinaria a largo plazo abarcará todo el panorama de la I+D, desde la generación de

ciencia hasta la producción de nuevos materiales, pasando por los nuevos instrumentos de manipulación y las aplicaciones industriales revolucionarias. Se va a insistir mucho en los nuevos materiales ‘inteligentes’ y en la nanobiotecnología, potente combinación que dará lugar a nuevos procesos y nuevas industrias que pondrán a la UE a la cabeza de la revolución nanotecnológica. Pero es muy importante que tanto la ciencia experimental teórica como práctica dialoguen, estén unidas entre sí y también a la filosofía y a la teología: unidad del saber.

V.II.- ConclusionesHoy en día, la ciencia experimental camina hacia una visión más realista del mundo y reconoce sus límites

para conocer la naturaleza de las cosas, a la vez que numerosos científicos se hacen preguntas que sólo tienen respuesta teológica y filosófica.

Entre la ciencia y la fe no puede existir contradicción verdadera, ya que toda realidad procede en última instancia de Dios Creador [4]. Sólo hay una fuente de conocimiento. De hecho, la creatividad en el hombre, se manifiesta en todos los ámbitos científicos (teología, filosofía, ciencias experimentales, etc.). Es un auténtico reflejo y manifestación de la Razón Creadora en el hombre, creado a imagen y semejanza.

En la presente reflexión, se ha tratado de manifestar que las ciencias, en particular las experimentales, tanto en el plano teórico como el plano práctico, han hecho mucho bien a la humanidad, en cuanto que éstas están al servicio del hombre. También es cierto que han existido muchos errores y siguen existiendo hoy en día. En cualquier caso, debemos agradecer a la comunidad científica por todas las aportaciones “positivas” que nos han llegado. Y también en cierto modo por las negativas, pues equivocándose el hombre avanza. Uno de los problemas más serios de las ciencias experimentales es el “olvido” de la idea de mal moral.

La filosofía, en particular una filosofía realista como la tomista, es mucho más “útil” de lo que muchos científicos se pueden imaginar. La filosofía “sirve” para humanizar, al propio hombre y a cualquier actividad humana en particular. Pero además, la filosofía también resulta de gran ayuda, por su propio método, para unificar los diferentes saberes y potenciar y dar sentido a la multidisciplinariedad. Los descubrimientos científicos desvelan una belleza de las cosas y en las cosas que asombran a cualquiera que tenga un poco de sensibilidad. ¿Cómo explicar dicha belleza, de dónde procede? No creo que se pueda expresar con ecuaciones, se requiere un nivel cognoscitivo y volitivo más elevados que los empleados en ciencias experimentales. Es importante destacar que ciencia y filosofía se completan, una conduce a la otra naturalmente e intelectualmente. Efectivamente, si la ciencia actual es objetiva es debido al método que emplea. Pero dicho método no es exclusivo, algunos científicos, físicos – filósofos, tratan de desarrollar la física aristotélica o llamada también física filosófica. Así se llega a “contemplar”, con más acierto, el cosmos. Vg, Aristóteles en su libro Metafísica afirma que cada movimiento tiene un tiempo. Es como predecir con esta frase la teoría de la relatividad de Einstein. Finalmente, el problema del pragmatismo en los ámbitos científicos se podría sintetizar en pocas palabras: mucho activismo y pocos resultados, es un auténtico reduccionismo. Nosci te ipsum!! Ser científico es un modo de descubrirse uno a sí mismo, como persona. Pero somos más que ecuaciones! Es cierto que la ciencia contribuye a que el hombre se perfeccione y por lo tanto contribuye en elevar su dignidad, pero no nos podemos quedar a mitad camino. Podemos ir a más!

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Por otra parte, la fe entusiasma al científico y lo anima. Y eso es posible siempre y cuando un cristiano viva en unidad su fe las 24 horas del día. ¡No al fideísmo por parte de algunos científicos cristianos! Hay que decirles que tiienen capacidad para comprender la existencia de la Razón Creadora a través del mundo por ejemplo. Tienen ustedes capacidad para dar sentido al trabajo científico que diariamente realizan: capacidad que a la luz de la fe se eleva. Sólo así se puede llegar a ser más persona y por lo tanto vencer el individualismo que flota en nuestra sociedad. Cuando la ciencia, la actividad científica, se vive en unidad con la fe cristiana, entonces se convierte en un auténtico caminar hacia Dios Vivo y Personal. Pensar más, tener más audacia intelectual para algunos científicos cristianos de hoy, implica pensar más su fe, empezar a hacer teología. Una razón rectamente ejercida conduce la mente humana hacía Dios. No tiene sentido una religión de la razón, es pura soberbia intelectual. La fe calma la soberbia intelectual haciendo crecer al hombre. Además las ciencias experimentales se ocupan de obras divinas y por ello no pueden llegar a conclusiones que sean falsas o contradigan a la Revelación Cristiana. Recordemos que básicamente la Revelación tiene que ver con circunstancias que no surgieron hasta después de la Creación de los cielos y la tierra. Estos fueron producidos antes de la introducción del mal moral en el mundo. La Revelación pone ante nosotros un número de atributos y actos divinos, de los que no dan razón las ciencias experimentales. El poder, la sabiduría y la bondad resultan comprensibles en el mundo físico, pero éste nada puede hablar de misericordia y de economía de la salvación. Ciencia y teología, difieren en método y contenido, pero se complementan y se completan. Pero donde está la teología católica allí debe estar también la Iglesia [2] pues es una de las responsabilidades que le han sido encomendadas.

En definitiva, relacionar, y no separar con navaja ockhamista, los trascendentales ser, verdad, bien y belleza entre sí. Eso es también tarea del científico experimental pero en sinergia con los filósofos y teólogos. Y para ello el científico tiene que iniciarse a la filosofía y finalmente a la teología. No se puede enseñar matemáticas en inglés sin saber inglés. No se puede dialogar si los agentes no se comprenden. Hace falta mucha humildad, por parte de todos, y sobre todo ganas de ir a más, de conocerse mejor, de descubrirse y darse cuenta que podemos colmar nuestras ansias de saber y de amar.

Entusiasmarnos en nuestra búsqueda de la verdad nos lleva finalmente a amarla y compartirla con nuestro entorno, con nuestros alumnos… Amar la Verdad es realmente el fin de todo hombre. Por eso, buscar la verdad implica encontrarte con ella, y ello te lleva a tratarla y finalmente a amarla y compartirla. Benedicto XVI también anima a los cristianos a ir a más. Dice que el estudio lleva a Dios. Lo ha repetido con otras palabras en Ratisbona. Hay que hacer un uso correcto de todas nuestras facultades y sólo así conseguiremos superar los errores filosóficos de la historia que aparecieron por falta de pensar y no por pasarse pensando. Sólo así se descubre y se vive un nuevo humanismo, en base a una sinergia entre la ciencia, razón y la fe. Además la teología debe contribuir a que los cultivadores de la ciencia entiendan y desarrollen su trabajo como una acción moral que repercuta verdaderamente en elevar la dignidad humana. La Iglesia es una auténtica defensora de la razón y de la ciencia así como de la libertad científica gracias a la cual la ciencia mantiene su dignidad como bien humano. Por otra parte, en la Creación, los científicos han de buscar y encontrar una auténtica fuente de moralidad.

El principio de todo proceso de investigación tiene su raíz antropológica en la famosa frase socrática “Nosci te ipsum”: ir a más, siempre más, guiados por la Razón Creadora, déjate llevar. Si la universidad actual está pensada para no pensar, invitemos a docentes y dicentes a ir a más. Invitemos a los científicos, profesores,… a establecer puentes que permitan dar sentido a sus respectivas actividades, descubrimientos y avances tecnológicos. Pero si la sociedad actual está pensada para no pensar, ¿podrá estar alguna vez la universidad pensada para pensar?

Que se haga realidad el deseo de Benedicto XVI de ir hacia una revolución del conocimiento, una nueva ilustración. En efecto, la reflexión presentada en este trabajo, animada por mi experiencia personal en el ámbito científico y docente, sincroniza de lleno con el discurso de Benedicto XVI: “Los aspectos positivos de la modernidad deben ser conocidos sin reservas: estamos todos agradecidos por las maravillosas posibilidades que ha abierto para la humanidad y para su progreso que se nos ha dado”. Sí, gracias a las ciencias sabemos, en buena parte, todo lo que sabemos. “Ampliar nuestro concepto de razón….Si la razón y la fe avanzan juntas de un modo nuevo, si superamos la limitación impuesta por la razón misma a lo que es empíricamente verificable, y si una vez más generamos nuevos horizontes…… La razón científica moderna con sus elementos intrínsecamente platónicos genera una pregunta que va más allá de sí misma, de sus posibilidades y de su metodología” . La ciencia actual no lo puede explicar todo. “Hace falta valentía para comprometer toda la amplitud de la razón y no la negación de su grandeza…..No actuar razonablemente (con logos) es contrario a la naturaleza de Dios….Invitemos a nuestros interlocutores a encontrar este gran “logos”, esta amplitud de la razón”. En efecto, mis propias actividades científicas así como mis actividades docentes me llevaron, y todavía me llevan, a plantearme preguntas, a nivel del mundo y del hombre, que con la metodología clásica de la ciencia moderna, no sabía contestar. La misma razón me pedía de ir a más, de ampliar mi propia razón. Hasta que uno, buscando, se encuentra personalmente con el Logos!

VIII.- Referencias

[1] M. Artigas, “El doble compromiso de la ciencia, estudio a la luz del Magisterio de Juan Pablo II”, Scripta Theologica 14, (1982/2), 615-638

[2] J.H. Newmann, “Discursos sobre el fin y la naturaleza de la educación universitaria”, Eunsa, 1996, traducción realizada por J. Morales

[3] Benedicto XVI, “Fe, razón y universidad. Recuerdos y reflexiones”, Discurso en la Universidad de Ratisbona, 13 de septiembre de 2006

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[4] J. Morales, “El misterio de la Creación”, Eunsa – 1994

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