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Clase cuarta Derogación de la constitución peronista y nuevas condiciones de dominación. Por Mariana de Tommaso y Victoria Bedin. En la clase tercera abordamos la cuestión específica de la propiedad consagrada en el nuevo capítulo IV. La institucionalización constitucional de la función social de la propiedad, el capital y la actividad económica fue sin lugar a dudas la modificación más profunda y revolucionaria. Y nos adelantamos a la hipótesis general de nuestro curso: fue precisamente ese capítulo la razón de la derogación completa del texto constitucional de 1949. En esta última clase esbozaremos las condiciones de derogación de la constitución peronista, a partir de la Revolución Fusiladora, llegando al gobierno de Arturo Frondizi, como eslabones políticos en la línea de entrega del país al proyecto de restauración oligárquica. Revolución fusiladora. ¿Ni vencedores ni vencidos? La alianza política que tomó el poder en Septiembre de 1955 estaba conformada por diferentes sectores que, sin tener más puntos de acuerdo entre sí, se conjugan en su fanatismo antiperonista. De hecho se trataba de la confluencia de intereses diversos de sectores sociales cuyos proyectos políticos,

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Clase cuarta

Derogación de la constitución peronista y nuevas condiciones de

dominación.

Por Mariana de Tommaso y Victoria Bedin.

En la clase tercera abordamos la cuestión específica de la propiedad consagrada en el

nuevo capítulo IV. La institucionalización constitucional de la función social de la propiedad,

el capital y la actividad económica fue sin lugar a dudas la modificación más profunda y

revolucionaria. Y nos adelantamos a la hipótesis general de nuestro curso: fue precisamente

ese capítulo la razón de la derogación completa del texto constitucional de 1949.

En esta última clase esbozaremos las condiciones de derogación de la constitución

peronista, a partir de la Revolución Fusiladora, llegando al gobierno de Arturo Frondizi,

como eslabones políticos en la línea de entrega del país al proyecto de restauración

oligárquica.

Revolución fusiladora. ¿Ni vencedores ni vencidos?

La

alianza política

que tomó el

poder en

Septiembre de

1955 estaba

conformada

por diferentes

sectores que,

sin tener más

puntos de acuerdo entre sí, se conjugan en su fanatismo antiperonista. De hecho se trataba

de la confluencia de intereses diversos de sectores sociales cuyos proyectos políticos,

plataformas y tradiciones eran profundamente contradictorios entre sí. Como señala Mario

Rapoport “El proceso de industrialización de las últimas décadas complejizó

extraordinariamente las estructuras económico- sociales del país. La relación entre el

trabajo y el capital había cambiado por la creciente sindicalización de los trabajadores, pero

también por la fragmentación de los propietarios de los medios de producción. La vieja

oligarquía terrateniente había

perdido peso frente al surgimiento

de una pujante clase industrial: sin

embargo, esta no había logrado

plasmar un proyecto común”. 1

Durante este período, los

intereses liberales de la oligarquía

terrateniente no logra el

desempate hegemónico respecto

de los intereses de la burguesía

industrial. A su vez, el frente

militar que derroca a Perón

tampoco era homogéneo sino que

convivían en su seno dos

tendencias políticas antagónicas

entre sí: el nacionalismo

conservador católico

representado en Lonardi, y el

liberalismo oligárquico representado en la dupla Aramburu-Rojas. La base de sustentación

política del frente antiperonista se nutrió de nacionalistas, católicos civiles, jerarquía

eclesiástica, radicales y miembros en general de los partidos políticos tradicionales que

compartían la frustración de derrotar al peronismo en las urnas.

1 M. Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina, Una breve historia, Editorial Booket, Buenos Aires, 2010, pag.32

El primero en asumir el gobierno de facto fue Lonardi, un general del Ejército que

provenía del nacionalismo católico, cuya visión paternalista de la política lo llevó a creer en

la posibilidad de aprovechar el capital político del peronismo, reemplazando el liderazgo del

general déspota en el exilio por la conducción de las masas dóciles que son arriadas por

prebendas. Como si la historia se repitiera -esta vez como farsa- nuevamente un general

conservador del ejército le abre la puerta a la expresión política de la oligarquía

terrateniente, ésta vez la Marina liberal y anglófila, logra el apoyo de una lumpen burguesía

nacional dispuesta a avanzar sobre la participación de los trabajadores en el PBI (esta

posición de la burguesía industrialista que desanda el triste camino que va desde el

Congreso de la Producción durante el segundo peronismo, hasta la plataforma desarrollista

de Frondizi. Lonardi parafrasea a Urquiza, su lema es “Ni vencedores ni vencidos”, y le pone

fecha de expiración a su breve mandato. Antes de entregar la presidencia, Lonardi declara

que las conquistas sociales serán respetadas, y de hecho no es durante su mandato que se

perfecciona la legislación represiva, ni si deroga la Constitución, ni tampoco se interviene

la CGT –al menos no directamente, si consideramos la acción de los comandos civiles sobre

los sindicatos peronistas con la anuencia de las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas.

Como toda alianza destituyente, las fuerzas armadas se hacen del poder con el apoyo civil,

que se expresa políticamente en la Junta Consultiva de partidos políticos, instancia

institucional que, disuelto el Congreso Nacional en funciones, reemplazará las atribuciones

del parlamento nacional. En la Junta Consultiva tendrá representación el radicalismo

(Alende y Zavala Ortiz), el socialismo (Moreau de Justo, Ghioldi), el demoprogresismo

(Noble, Thedy), la democracia cristiana entre otros.

En cuanto a la dirigencia de la CGT, ésta tiene una actitud complaciente con Lonardi,

en tanto éste intentó la estrategia de acercamiento, frustrada en las palabras que el

contralmirante Rial les dirige “Sepan que la Revolución Fusiladora se hizo para que en este

país el hijo del barrendero muera barrendero”.

Aramburu-Rojas: la reacción en el poder y la restauración económica liberal

Al asumir el gobierno Aramburu, depurada la Junta Consultiva de sus elementos

nacionalistas católicos de la Unión Federal – las intenciones de Lonardi de cooptar la

burocracia sindical resultó intolerable para los liberales que pretendían llevar adelante la

revancha racial contra los trabajadores- , la reacción oligárquica toma el poder y se caen las

caretas de la dictadura fusiladora. Con el Ejército en la presidencia (Aramburu) y la Marina

en la Vicepresidencia (Rojas) de facto, la fusiladora muestra su verdadero rostro: a partir de

este momento se avanza sobre la legislación represiva, la intervención de la CGT y el

secuestro del cuerpo de Eva Perón, entre otras líneas de acción en las que plasmaron todo

su odio y revanchismo de clase.

La primera medida que toma Aramburu en el poder en contra de los trabajadores fue

la derogación por

bando militar de la

Constitución

Nacional. Por

decreto suscripto

el 1ro de Mayo de

1956 se dejó sin

efecto la

Constitución del 49

y se restituyó la

vigencia de la

Constitución de

1853/60. Asimismo el decreto 4161/56 que establecía la prohibición absoluta para la

militancia peronista, para nombrar a Perón o a Evita, cantar la marchita, disponía penas no

excarcelables que llegaban a los seis años de prisión.

En cuanto a la dirección de la economía, el objetivo de la fusiladora fue restaurar el

liberalismo en la conducción del Estado. En palabras del vicepresidente Rojas “para que

desaparezca el peronismo hay que desaparecer las chimeneas”. Para desnacionalizar el

aparato productivo nacional, haría falta desperonizar a la sociedad. Para lograr el primer

objetivo los liberales llevaron adelante el programa económico de los organismos

financieros internacionales, dispuestos a aprovechar las posibilidades que un mercado

interno fortalecido por el peronismo representaba. En particular, lo primero que llevaron

adelante los fusiladores liberales fue desarticular al Estado en su rol de agente económico

central en la administración de todos los recursos estratégicos: hidrocarburos, comercio

exterior, comunicaciones y transporte.

El informe Prebisch y la religación a las nuevas condiciones de dominación

La plataforma económica liberal que expresó el Plan Prebisch necesitaba como

condición para su operatividad eliminar la protección consagrada en el capítulo IV de la

Constitución peronista. Prebisch ya había prestado valioso asesoramiento en la política pro

británica de la década infame, llegando a ser miembro de la delegación oficial que suscribe

el Pacto Roca-Runciman de 1933, y también siendo director del Banco Central cuando este

organismo dependía del capital inglés. Hacia 1956, desde el directorio ejecutivo de la CEPAL,

Prebisch elabora un cuestionado informe sobre la economía argentina, cuyas observaciones

son utilizadas por la dictadura para justificar los nuevos lineamientos en la política

económica. Sobre el informe Prebisch dice Mario Rapoport que su autor “no dudaba en

recurrir a datos controvertidos, como afirmar que entre 1945 y 1955 el producto por

habitante había crecido sólo un 3.5%, aunque en los trabajos posteriores de la CEPAL el

organismo que él mismo dirigió como El desarrollo económico de la Argentina de 1958, el

producto per cápita del periodo en cuestión reflejaba una tasa de crecimiento del 14,6% “2

El programa económico de la fusiladora, en base a las recomendaciones del Informe

Prebisch, buscaba el objetivo de religar a nuestro país a las nuevas condiciones de

dominación internacionales. En consonancia con los lineamientos de la nueva política

2 Mario Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina, Una breve historia, Editorial Booket, Buenos Aires, 2010, pag.57.

liberal se dan entonces las políticas del paralelo 42°, el ingreso de Argentina al FMI y el

desguace del IAPI, la autarquía del Banco Central. Veamos cada una de éstas políticas.

La implementación del régimen del paralelo 42° consistió en la eliminación del pago

de canon aduanero a las importaciones de manufactura que ingresaban al país en los

puertos del sur, una medida que agitando la excusa de promover la actividad comercial en

la Patagonia disponía el fin de toda política proteccionista que blindara a la industria

nacional en la región.

A propósito del FMI, vale mencionar que este organismo financiero internacional

surge hacia el fin de la segunda guerra interimperialista, cuando EEUU se proyecta como

potencia hegemónica entre los aliados. La caída del patrón oro y de la supremacía de la libra

esterlina se terminan de sellar en Bretton Woods, reunión de las potencias capitalistas en

la que fijan las reglas operativas para el capital financiero internacional, la preeminencia del

dólar respecto de las demás monedas –y su anclaje con el oro-.

Hacia 1957 el FMI otorga a Argentina su primer préstamo o primer tramo de la cuota

como socio, mientras que el primer préstamo stand by que establece condicionamientos se

perfecciona durante la presidencia de Frondizi en diciembre de 1958.

De acuerdo a la sistematización que propone Arturo Jauretche, el Informe Prebisch

como plataforma económica significó la transferencia de los trabajadores al sector

agropecuario de una proporción del ingreso nacional por medio del aumento de precios de

las importaciones, la liberación de los controles de precios y el congelamiento de los

salarios; una amplia participación del capital extranjero bajo la forma de empréstitos; la

destrucción de los convenios bilaterales; el mercado libre de divisas, el ingreso al FMI, la

caída del empleo industrial, entre otras políticas del recetario tradicional del liberalismo

económico.

Otra medida adoptada por la fusiladora fue desguazar el IAPI, instituto estratégico

que permitió el desarrollo del proyecto industrialista peronista - que permitía que el Estado

nacional se apropiase de la renta agraria diferencial para promover políticas de desarrollo

industrial-. El encargado de desmantelar el IAPI fue el ingeniero Álvaro Alsogaray, bajo las

órdenes del Ministro de Comercio que hasta entonces había trabajado como abogado

consultor de Bunge y Born.

El profesor Norberto Galasso resume la política económica de los fusiladores: “

libertad de precios, retraso de los salarios, libre importación, libertad a los bancos para

manejar el crédito, libre giro de divisas al exterior y peso devaluado, conforman condiciones

para la redistribución del ingreso en perjuicio de los trabajadores, debilitamiento de la

industria y nueva dependencia”3.

Para sintetizar las políticas económicas de la fusiladora, nada mejor que recurrir a las

palabras del doctor en Derecho Orlando Williams Alzaga, quien tomará la cátedra del

profesor proscripto John William Cooke en la Facultad de Derecho de la UBA, a saber “El

único medio de frenar la inflación es el sacrificio de las masas populares, cuyo desmedido

3 N. Galasso, Perón. Exilio, resistencia, retorno y muerte (1955-1974), Ed. Colihue, Buenos Aires, 2005, pág. 62.

afán de mejoras sociales, que por su escasa preparación no se merecen, nos perjudica a

todos”.

Desnacionalizar el aparato productivo, desperonizar la sociedad

La política económica de la fusiladora tuvo por objeto desnacionalizar la estructura

productiva montada por el peronismo, al tiempo que los objetivos que perseguía la política

social fue eliminar al peronismo de la sociedad, de la experiencia política reciente, de la

historia misma, y de la identidad política de los sectores populares. Los trabajadores, en su

mayoría peronistas, fueron objeto de las políticas represivas de la fusiladora. Como

contrapartida al ascenso de los dictadores en el poder, y la consolidación de los liberales en

el gobierno, se va

performando el

fenómeno social

de resistencia

peronista, en un

principio

inorgánica y de

carácter

eminentemente

testimonial, en tres

espacios de desarrollo: en la fábrica, en el barrio y en los cuarteles. La resistencia como

praxis política no fue fruto de la acción organizada, sino de la necesidad de representar la

tensión social que provocaba la opresión del régimen. Vale la pena recordar la descripción

de este fenómeno que hace Rodolfo Walsh, quien afirma que en 1955 surge una etapa

oscura y heroica, que aún no tiene su cronista: la Resistencia. Su punto de partida es la

fábrica, su ámbito el país entero, sus armas la huelga y el sabotaje. Las 150.000 jornadas

perdidas en la Capital en 1955, suben al año siguiente a 5.200.000.

La fusiladora en el poder recurrió a pleno a los aparatos represivos del Estado para

intentar saldar la crisis de legitimidad propia de todo régimen autoritario, y para resolver la

cuestión del peronismo, desafío que creyeron desactivar con la legislación represiva

desplegada, pero que lejos de dispersarse o diluirse, fue fortaleciéndose y especializándose

como acción política con el paso del tiempo. Samuel Amaral sostiene que “la primera señal

de la existencia del peronismo fue la resistencia, pero la evidencia es tan parca que cabe

preguntarse si realmente existió, más allá de las campañas periodísticas alentadas por el

gobierno, necesitado de agitar la amenaza del tirano prófugo porque ella era la garantía de

unidad en un conglomerado no solo heterogéneo, sino también inestable”4. Si bien

coincidimos con la descripción sobre la debilidad ab initio de la alianza política entre

liberales, conservadores, católicos y la lumpen burguesía nacional, sostener que la

resistencia es un invento de la dictadura, es tan inconsistente como creer que el peronismo

desaparecería como identidad política una vez despojado del gobierno.

Más allá de la miopía propia de las lecturas de la historiografía liberal, es interesante

el contrapunto del profesor Nicolás Casullo sobre las estrategias del peronismo durante el

periodo histórico de la proscripción, cuando señala que no fue partido, sino un espacio

social histórico devenido en política indomesticable. Política que irá configurando

diferentes estrategias y tácticas, desde la resistencia y el sabotaje, el pactismo, la

conspiración golpista, la integración, el electoralismo, el voto en blanco, hasta llegar a la

lucha armada como última instancia de desarrollo.

La convocatoria a Constituyente como recuento globular

Más allá de la problemática que significó la imposibilidad de los fusiladores de aunar

una programa económico común, el impacto -de la mega transferencia de recursos de los

sectores populares al agro- que significó el Plan Prebisch (su lema recordemos fue volver al

campo, fuente de la riqueza nacional) en los niveles de conflictividad social fue sustancial,

y evidenció la fragilidad originaria de la alianza política de la reacción.

Como describe Casullo “La política popular estuvo signada desde 1955 por periferias

barrio-gremiales, reuniones caseras, cocinas peronistas, patios o salas gremiales, clubes

4M. Blen Plotkin- S. Amaral, De Perón a Perón, (1955-1973), en Nueva Historia de la Nación Argentina SXX, Academia Nacional de Historia, Ed. Planeta, Buenos Aires, pág. 24.

sociales, unidades básicas camufladas, parroquias disimuladas, cursos mentirosos,

quermeses aparentes, donde el sobreentendido, el guiño, el echado, el desocupado, el

perseguido, el busto de Evita escondido, los motes lenguajes cifrado, los pseudónimos de

las cosas, los cancioneros, las contraseñas espontáneas, recuerdos y silencios, respuestas

desorientadoras, cintas de Perón, tonadas silbadas, costumbres y pertenencias de clase

impregnaron una política prohibida” 5.

Estas características de la

reacción en el poder -

incapacidad política para

converger en un programa de

políticas económicas común y

falta de legitimidad propia de

todo régimen autoritario- se

complementa con la

imposibilidad de resolver la

cuestión peronista. Dentro de la

fusiladora se dan tres corrientes

políticas que se diferencian

justamente en lo que respecta a

peronismo: ¿Qué hacer con la

cuestión del peronismo? Un

sector minoritario dentro de la Fuerza Aérea planteaba la necesidad de elecciones libres

para encauzar la crisis política y social. Sin embargo los sectores mayoritarios consideraban

menester extender la dictadura para lograr el objetivo de imponer sus intereses políticos y

económicos, ya que creían que habilitar la salida electoral sin proscripciones era despedirse

del gobierno. Dentro de esta corriente mayoritaria, se puede diferenciar la línea continuista

que planteaba Aramburu: establecer una candidatura oficial para darle una mano de

5 N. Casullo, Peronismo: militancia y crítica, 1973-2008, Ed. Colihue, Buenos Aires, 2008, pág.35.

pintura institucional a la dictadura. Encontrar un candidato que les asegure entregar el

gobierno a los civiles, y así resolver el problema de la legitimidad del gobierno de facto, pero

que no les dispute el poder constituyente en materia de política económica. El candidato

del continuismo será Balbín, y la estrategia política consistirá en desdoblar el calendario

electoral, para poder realizar una prueba piloto. Asimismo, recordemos que era necesario

resolver el grave problema institucional que significaba la gravísima contradicción liberal de

derogar el texto constitucional por un bando militar que reestablecía la vigencia de un texto

constitucional atrasado unos cien años a su tiempo histórico. Las elecciones a

Convencionales Constituyentes del año 1957 sirvieron entonces para darle una fachada

institucional a la dictadura fusiladora, y sirvieron también de termómetro para la estrategia

del continuismo. La denominación recuento globular es del referente del Partido Socialista

Américo Ghioldi -quien tuvo la triste suerte de servir en sus últimos años de vida como

embajador en Portugal de Videla-.

Los resultados de la elección de Constituyentes dejaron conforme a la dictadura: La

UCRP de Balbín fue el partido con más votos (24,2%), aunque superado por un amplio

porcentaje de votos en blanco (24,3). En tercer lugar los votos de la UCRI alcanzaron el

21,23%. Dos lecturas pueden hacerse sobre la distribución de los votos: por un lado el juego

de un peronismo disciplinado y la pregunta por su capitalización política. Dirá al respecto

John William Cooke: “conseguir que, además de las abstenciones y exclusiones del padrón,

más de dos millones de ciudadanos voten en blanco es una hazaña que parece increíble, y

más aún si se tiene en cuenta que usted lo consiguió desde 5mil km de distancia y sin

propaganda pública, diarios, ni facilidades para difundir la directiva sin exponerse a la

represión gorila”6. Por otra parte, queda claro para la reacción en el poder la imposibilidad

de prolongar la dictadura, y la necesidad de una victoria del continuismo civil en el gobierno

para conservar el poder constituyente. La dictadura sólo necesita el voto en blanco del

peronismo aglutinado para que gane su candidato Balbín. Por su parte Frondizi ve en el voto

6 J.W.Cooke: Carta de Cooke a Perón fechada el 28/8/57.

en blanco del peronismo la posibilidad de acceder al gobierno, y en la plataforma económica

del desarrollismo, la posibilidad de captar el voto de la burguesía nacionalista.

La Convención Nacional Constituyente sesionó en agosto y septiembre de 1957.

Tomando distancia de las posiciones más reaccionarias, Frondizi cuestiona la validez de la

Asamblea, convocada en proscripción del partido mayoritario. La UCRI retira a sus 67

convencionales, comprometiendo el quórum necesario para sesionar. La falta de

legitimidad de la Constituyente del 57 fue un factor decisivo para la avanzada liberal:

lograron reestablecer la vigencia del texto constitucional de 1853/60, y sólo incorporaron

el famoso Artículo 14 bis, en el que se enumeran de manera profusa y general los derechos

y garantías sociales y laborales que antes eran objetos de capítulos enteros de protección.

Constitución real, constitución escrita

La mera enumeración de disposiciones protectorias del derecho del trabajador se

vuelve letra muerta si a la vez se derogan aquellos institutos que permiten su pleno

ejercicio. Más allá de las contradicciones de una dictadura que consagraba los derechos

colectivos de los trabajadores pero intervenía por la vía de hecho los distintos niveles de

organización sindical y gremial; la mera enunciación de los derechos en un Artículo

complementario que vino a servir de parche constitucional no garantiza por sí sola el acceso

de los sectores mayoritarios a su goce. Nuevamente los liberales muestran la hilacha de su

incapacidad rutilante para el juego democrático. Tal como le advertía el último Alberdi –el

revisionista- a la generación de liberales argentinos del SXIX “La constitución, es decir, la

libertad, la autoridad, no se escriben, se hacen; no se decretan, se forman, se hacen por

educación. No se hacen en el Congreso; se hacen en la casa, en el hogar. No viven en el

papel; viven en el hombre”7. Volviendo sobre la noción conceptual de Sampay que

diferencia constitución escrita de la real, entendemos que la inclusión del Artículo 14 bis en

el texto constitucional fue una verdadera estafa institucional, dado que más allá de su

consagración escrita, lo que desarticula la dictadura fusiladora en el poder es la constitución

real que servía de base para las conquistas populares. Desmantelada en los hechos la

7 J.B.Alberdi, Escritos póstumos, Libro VII.

función social de la propiedad, del capital y de la actividad económica -y vedada

institucionalmente por un bando militar- la consagración escrita de las conquistas de los

trabajadores era de carácter enunciativo. Las palabras de Alberdi eran sin dudas

promisorias: “Dar leyes y decretos es manía sudamericana. Y darlos para innovar lo nuevo,

más frecuente que para lo viejo. Viene del error de creer que una ley escrita cambia las

cosas. Si así fuera, la obra de civilizar una nación se reduciría a darle un código, es decir, a

unos pocos meses de trabajo. Pero la civilización no se decreta. Por haber sancionado

constituciones republicanas ¿tenéis la verdad de la república? No, ciertamente: tenéis la

república escrita, no la república práctica" 8

Lo cierto es que todos los partidos políticos –exceptuando claro al peronismo

proscripto- participaron de la farsa constituyente, incluso el Partido Comunista. A los

efectos de denunciar esta maniobra política, el Doctor Sampay y el Coronel Mercante

difunden un documento llamado Manifiesto, redactado en la ciudad de Montevideo en el

año 1957, en el que señalan: “se quiere crear una apropiada estructura jurídica para que el

Plan Prebisch pueda deslizarse sin tropiezos. Y ello es así porque semejante plan económico

pretende retrotraer a la república Argentina a su anterior situación colonial, no puede

conciliarse absolutamente con la Reforma Constitucional de 1949, que instituye una política

defensiva e los derechos del pueblo y de la economía nacional”.9

Para concluir este triste capítulo de la nuestra historia del SXX, período en el que se

consolida institucionalmente la impunidad y el autoritarismo del avance de los sectores

privilegiados sobre el pueblo argentino - y que inaugura un período signado por la entrega

de la soberanía nacional en manos del capital financiero internacional, la inestabilidad

política que genera la proscripción del partido mayoritario y la pérdida de todas las

conquistas del conjunto del pueblo argentino-, las palabras de Sampay merecen especial

atención: “Ahora se ve con claridad que el Plan Prebisch, que constituye la Carta Magna de

la llamada ‘revolución libertadora’, es el programa de nuestra metrópoli para reponer a la

8 J.B. Alberdi, Escritos póstumos, Libro IX. 9 A. Sampay y D. Mercante, en Manifiesto, documento redactado en la ciudad de Montevideo en el año 1957.

República Argentina al antiguo estado de cosas. Nuestra moneda y nuestro crédito vuelven

a ser manejados de acuerdo con la conveniencia de nuestra metrópoli, para lo cual se

retorna al Banco Central de Sir Otto Niemeyer. A nuestra metrópoli le urge, entonces, abatir

con visos de legalidad la parte de la Reforma Constitucional de 1949 que estatiza de modo

absoluto el manejo del Banco Central y que prohíbe la intervención de los intereses privados

en ese manejo (…) En consecuencia, es menester que el pueblo argentino sepa que la

reforma constitucional que pretende engendrarse a sus espaldas, tiene los objetivos que

enseguida numero. Primero, de dar visos de legalidad –por medio de una ratificación

explícita o implícita que cumpliría la Convención Constituyente al poner como base de su

labor la reforma parcial de la Constitución de 1853- a la derogación de la reforma

constitucional de 1949, para que principalmente quede sin efecto, con todas las apariencias

de legalidad, la estatización del banco Central y el art. 40. Segundo, el establecer un

gobierno maniatado, carente de las atribuciones esenciales, indispensables, para intervenir

en la vida económica de la sociedad, tal como es preciso que ocurra en nuestra época; para

que dichas atribuciones pasen a ser patrimonio de un Poder Legislativo integrado con

miembros elegidos por medio de trastornado sistema electoral proporcional, que

solamente hará posibles la obtención de mayorías circunstanciales e inconsistentes, con la

que no se puede ejercer funciones fundamentales del gobierno. Y entonces quedará como

efectivo poder de gobierno el Banco Central, qué será el manejador de nuestra economía;

respecto del cual nada tendrá que hacer el gobierno político. Este banco Central estará

integrado con representantes de intereses particulares, intereses y representantes elegidos

a su vez por nuestra secular metrópoli.” 10

Bibliografía

Mario Rapoport, Las políticas económicas de la Argentina, Una breve historia, Editorial

Booket, Buenos Aires, 2010.

10 A. Sampay, D. Mercante, en Manifiesto, Montevideo, 1957.

Norberto Galasso, Perón. Exilio, resistencia, retorno y muerte (1955-1974), Editorial

Colihue, Buenos Aires, 2005.

Nicolás Casullo, Peronismo: militancia y crítica, 1973-2008, Editorial Colihue, Buenos Aires,

2008.

Juan Bautista Alberdi, Escritos Póstumos, Imprenta Europea, Buenos Aires, 1895-1901.

Consigna para la reflexión final

A partir del análisis de las nuevas condiciones de dominación internacionales: ¿por

qué el capítulo IV de la constitución peronista constituía un escollo a derogar? ¿cuál fue

el papel que jugó el capital financiero internacional? ¿y el rol de la burguesía nacional y

la oligarquía terrateniente? ¿Qué vías prepara la reacción en el poder para enfrentar al

peronismo proscripto?