clase 7 clases de sociología - durkheim - reseña

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Durkheim – Lecciones de sociología – Reseña Lic. Daniel Andrada – UNLZ – Sociología - 2015 Página 1 Emile Durkheim Lecciones de sociología (Reseña) Lección cuarta Moral cívica Definición de estado Entendemos como “moral cívica” al conjunto de reglas sancionadas que determinan como deben las relaciones de los individuos con el denominado “grupo político”. Sociedad política: Características de una Sociedad Política Para ser “política” una sociedad debe mostrar las siguientes características: - Poseer organización más no sea rudimentaria - Poseer un poder constituido, estable o intermitente, débil o fuerte cuya acción aplique sobre los individuos. Durkheim aclara que este tipo de poder ya se hacía presente en las sociedades domesticas como por ejemplo “la familia patriarcal romana” que asemejaba a un pequeño estado. Es por eso que no basta con un factor de organización gubernamental; falta otra característica más. Podría ser el territorio. Esta característica se encuentra en las relaciones entre la sociedad política y el espacio que ocupa (un dominio, un país). Del mismo modo una familia está profundamente ligada a su casa (patrimonio inmobiliario) como si fuese su alma, el centro de la vida doméstica. Ahora, las sociedades nómades no están atadas al suelo y aún poseen entidad política. Cuando anexaban a un nuevo estado esto significaba anexar a sus ocupantes no a su territorio. También, como opuesto, se veía a vencedores incorporarse a los vencidos manteniendo su unidad y personalidad política. Por lo tanto el territorio no es cualidad sine qua non. La cantidad de integrantes resulta en un rasgo a considerar pero que no permite establecer desde que número una sociedad puede considerarse una sociedad política. Una sociedad política no es un grupo determinado que se puede confundir con algún grupo secundario, es la suma de estos. Por lo tanto la cualidad faltante es: - Ser una reunión de un número más o menos considerable de grupos sociales secundarios, sometidos a una misma autoridad, que no depende de ninguna autoridad superior regularmente constituida. En una monarquía, Montesquieu notaba, poderes intermedios, subordinados y dependientes que son necesarios para el funcionamiento de la misma y la existencia del Estado como tal. Existe entre estos poderes secundarios y el Estado una relación de solidaridad que permite dicha unión.

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Durkheim – Lecciones de sociología – Reseña

Lic. Daniel Andrada – UNLZ – Sociología - 2015 Página 1

Emile Durkheim

Lecciones de sociología (Reseña)

Lección cuarta

Moral cívica

Definición de estado

Entendemos como “moral cívica” al conjunto de reglas sancionadas que determinan como deben las

relaciones de los individuos con el denominado “grupo político”.

Sociedad política:

Características de una Sociedad Política

Para ser “política” una sociedad debe mostrar las siguientes características:

- Poseer organización más no sea rudimentaria

- Poseer un poder constituido, estable o intermitente, débil o fuerte cuya acción aplique sobre

los individuos.

Durkheim aclara que este tipo de poder ya se hacía presente en las sociedades domesticas como por

ejemplo “la familia patriarcal romana” que asemejaba a un pequeño estado. Es por eso que no basta

con un factor de organización gubernamental; falta otra característica más.

Podría ser el territorio. Esta característica se encuentra en las relaciones entre la sociedad política y

el espacio que ocupa (un dominio, un país). Del mismo modo una familia está profundamente

ligada a su casa (patrimonio inmobiliario) como si fuese su alma, el centro de la vida doméstica.

Ahora, las sociedades nómades no están atadas al suelo y aún poseen entidad política. Cuando

anexaban a un nuevo estado esto significaba anexar a sus ocupantes no a su territorio. También,

como opuesto, se veía a vencedores incorporarse a los vencidos manteniendo su unidad y

personalidad política. Por lo tanto el territorio no es cualidad sine qua non.

La cantidad de integrantes resulta en un rasgo a considerar pero que no permite establecer desde que

número una sociedad puede considerarse una sociedad política. Una sociedad política no es un

grupo determinado que se puede confundir con algún grupo secundario, es la suma de estos. Por lo

tanto la cualidad faltante es:

- Ser una reunión de un número más o menos considerable de grupos sociales secundarios,

sometidos a una misma autoridad, que no depende de ninguna autoridad superior

regularmente constituida.

En una monarquía, Montesquieu notaba, poderes intermedios, subordinados y dependientes que son

necesarios para el funcionamiento de la misma y la existencia del Estado como tal. Existe entre

estos poderes secundarios y el Estado una relación de solidaridad que permite dicha unión.

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Las sociedades políticas superiores son el conglomerado de sociedades políticas inferiores (estados

en una confederación). Estas sociedades inferiores comienzan a formar algo nuevo, conservado algo

de su esencia se van convirtiendo en algo con nuevas características.

Moral

Debemos observar cuales son las relaciones entre los individuos y la autoridad soberana a la que

están sometidos, y ver cuál es la moral que actúa en esa esfera.

El término “Estado” refiere a ese grupo especial de funcionarios que representa dicho poder, vemos

así que el mismo está asociado a denominar a la sociedad política en su conjunto, pueblo y gobierno

como una totalidad.

Necesitamos alguna diferenciación para denominar realidades diferentes, por lo tanto llamaremos:

- Estado: a los agentes de la autoridad soberana

- Sociedad política: al grupo social complejo cuyo órgano eminente (más importante) es el

Estado.

Hay deberes morales que los ciudadanos tienen respecto del Estado y viceversa.

Naturaleza y función del Estado

Naturaleza del Estado: como autoridad superior a la cual se somete una sociedad política en su

conjunto. Pero, ¿Cuál es el límite de esa autoridad? ¿Hasta qué nivel de funcionarios llega esa

autoridad? El Estado presenta un núcleo que contiene en esencia lo que este significa, y un grupo de

órganos menores ejecutores de los lineamientos que el Estado en sí determina.

Definidas estas dos instancias podemos determinar que la primera, en Estado en sí, es la encargada

de pensar por cuanta y orden de toda la sociedad política a la que representa; sus resoluciones serán

pues colectivas. No todo lo que posea carácter colectivo emana obligadamente o únicamente del

Estado; hay muchas representaciones, expresiones y decisiones de este tipo (colectivas) por fuera

del ámbito estatal, iglesia, tradición son ejemplos de corrientes sociales colectivas. El Estado no

representa la confluencia de la sociedad, no es el resultado del pensamiento de la sociedad que actúa

el Estado; por el contrario es el Estado quien piensa por la sociedad.

¿Qué define a un Estado?

Es un grupo de funcionarios que operan en una esfera donde se elaboran representaciones y

voliciones (actos de voluntad que solo son atribuidos a los seres humanos) que comprometen a una

colectividad no siendo esta autora de dichas acciones. Esto es: la colectividad actúa según pautas

que no produce de modo propio, sino que las mismas son dictadas por el Estado. El Estado se erige

como el órgano más idóneo para la construcción de estas representaciones o voliciones. Los

“climas” que se viven en la sociedad cada día no son captados por el Estado tal cual suceden, sino

que este percibe de un modo difuso tales situaciones; esto, lejos de mermar su capacidad de

entender lo que sucede, lo aumenta, ya que esta visión al ser más alejada del hecho en sí permite

una visión más clara de lo que está en realidad sucediendo. Todo esto se debe a su mirada más

abarcativa e impersonal lo que permite incluir más de una mirada gracias a la utilización de

mecanismos de deliberación a tal efecto.

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El Estado es asociado al poder ejecutivo, pero esto es incorrecto. El Estado no ejecuta, solo piensa y

son sus órganos secundarios los responsables de la ejecución de las resoluciones. El poder ejecutivo

rodea al Estado, son sus órganos de ejecución. Por su proximidad con los agentes ejecutivos es que

se denomina al Estado como poder ejecutivo pero su vida se limita a acciones del tipo deliberativas.

En palabras de Durkheim: “esta diferencia es igualmente la que separa el sistema muscular del

sistema nervioso central. El Estado es hablando rigurosamente, el órgano mismo del pensamiento

social”, todo esto abocado a dirigir la conducta del colectivo social.

¿Qué fin persigue o debe perseguir el Estado con sus ideas?

Definir qué es lo que persigue el Estado nos permitirá recién dilucidar cuáles son los deberes

recíprocos entre ciudadanos y Estado.

Dos soluciones a este interrogante:

1- La solución individualista de Spencer y los economistas:

Siendo la sociedad un agrupado de individuos, son estos lo único real de la misma. La

asociación de individuos facilita el desarrollo de estos, hace más productiva la actividad

humana en las ciencias, el arte y la industria. El Estado no agrega nada y debe mantenerse

fuera atento a “ciertos males efectos de la asociación”. Para Spencer los derechos del

hombre al nacer no pueden ser incomodados por nadie ni nada.

2- La escuela espiritualista de Kant y Rousseau:

Kant alude a estos “derechos” del individuo que cita Spencer como inalienables e

intocables, y advierte que un individuo al estar asociado, en contacto, con otros individuos,

claramente puede afectar el derecho de los demás; que todos pueden en ejercicio de sus

derechos vulnerar el derecho ajeno y por lo tanto se requiere un “un órgano que esté

destinado a la tarea especial de velar por el mantenimiento de estos derechos individuales”.

Kant menciona que si la sociedad agrega algo más a lo poseído por el individuo,

primeramente debe velar por sus derechos; esta es la razón de ser del Estado. No hay

promesa de riqueza que justifique, en su búsqueda, la ausencia de lo mínimo necesario; hay

un mínimo que no se puede violentar.

Las discusiones se erigen en torno a este punto: hasta donde el Estado debe participar de la vida y

las decisiones de los individuos.

Muchos teóricos proponen limitar las atribuciones del Estado a la administración de una justicia

totalmente negativa, esto es: impedir usurpaciones ilegítimas y resguardar la esfera del los derechos

individuales. Estas escuelas consideran que las funciones más amplias del Estado en épocas previas

se debían a sociedades menos evolucionadas en permanente estado de guerra donde estos derechos

se cancelaban. Si no hay guerra el Estado grande carece de sentido y debe ser desmontado.

Durkheim observa que esta posición teórica sufre de contradicciones con los hechos de la realidad.

A medida que se avanza en la historia mayores son las funciones del Estado, comparar a una tribu

indígena con Roma y con la actualidad nos permite ver este punto; la actualidad es insuperable, con

y sin guerra. Durkheim señala el tesón con que estos teóricos del individualismo gimen por la

ceguera ante este crecimiento para ellos ilógico, en lugar, observa el sociólogo, de ver que esta

tendencia es incontenible y que el esfuerzo debería estar en evitar excesos y abusos.

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Descartada esta doctrina, dice Durkheim, podemos observar que el Estado tiene otros fines además

de velar por los derechos individuales, pero que esto conlleva el riesgo de encontrarnos frente a una

solución contraría por completo a la anterior, la “solución mística” (Hegel).

En este planteo “místico” se postula que cada sociedad tiene un fin, donde el individuo es el

instrumento para la ejecución de un designio donde no tiene ni arte ni parte. Todo es por y para la

sociedad y su gloria, grandeza y riqueza, donde su pago es participar de la gesta.

Durkheim señala que cuando una posición o teoría no llegan a satisfacer plenamente, se pasa a la

contraria renunciando a todo culto honrado hasta ese instante; siempre bajo la consigna de la

restauración de lo perdido.