clase 4

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MARZO-ABRIL-MAYO 2014 Página | 1 ESPECIALIZACIÓN EN PROBLEMÁTICAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y SU ENSEÑANZA LAS INDUSTRIAS CORPORALES: EL DOMINIO DE LA IMAGEN, CULTURA JUVENIL E INTERVENCIÓN TÉCNICA Unidad 02. Cuerpo espectacular, intervenido, productivo Clase 04 El cuerpo, posesión estética y funcional Introducción ¡Hola colegas! Iniciamos hoy la segunda clase de la Unidad II, y en este caso nos vamos a centrar en el cuerpo convertido en una posesión estética (el cuerpo propio atravesado por ideales de belleza, cuidado en el aseo y buen vestir) y funcional (el cuerpo propio según imperativos de rendimiento). Ambas exigencias sociales -que el cuerpo se vea y funcione bien-, pasan a depender de un trato con el sistema de salud. La medicina no sólo tratará de lograr cuerpos sanos que rindan al máximo de sus potencialidades; para verse bien también habrá que recurrir a saberes médicos: dietas, gimnasias, y en casos extremos, cirugías estéticas. Para llegar hasta aquí abordamos, la clase pasada, el concepto de medicalización, y su derrotero histórico, como uno de los problemas clave del momento contemporáneo en lo que hace a la proliferación de nuevas máquinas: la cada vez mayor dificultad para circunscribir la presencia de la técnica a un elemento específico o a una práctica aislable. Vimos cómo se fue intensificando la intervención sobre la vida por parte de un sistema técnico cada vez más complejo e interrelacionado y que opera desde múltiples ángulos. En efecto, los sistemas técnicos modernos se caracterizan por estar compuestos por varias máquinas que se fabrican y adquieren por separado, pero que no tienen sentido de ser sino juntas: es el caso, por ejemplo, de una pantalla y una CPU (computadora doméstica) o de una consola de grabación y un panel de aislación sonora, cuyo ensamblaje como máquina única se da en el estudio de grabación. El cuerpo queda colocado como un elemento más en este ensamblaje de máquinas, lo cual se explica retrotrayéndonos al momento en que se hizo más visible y recurrente la comparación entre el cuerpo humano y la máquina. Por todas estas razones, podemos afirmar que objetos técnicos muy recientes tienen la potencia de poner en jaque posiciones muy afianzadas en la cultura occidental, entre ellas las que sostienen una noción de hombre esencial y prístino, incontaminado de sus técnicas. Esta posición supone que primero estuvo el hombre, como animal dotado de razón, y luego el reino de las técnicas, abierto por él para docilizar al mundo y modelarlo en función de su habitar. Los objetos técnicos serían entonces un plus sobre el mundo, un excedente superfluo, aunque a veces sean necesarios cuando su uso ayuda a remediar alguna supuesta insuficiencia biológica. Esta visión del hombre y de sus técnicas supone que el hombre domina sus máquinas y mantiene con ellas relaciones i nstrumentales, que el mejor uso de la máquina es el de “servir” sin sobrepasar su función y lugar que les fueron asignados por el hombre. Sin embargo, cuando el objeto técnico se emancipa al punto de fundirse con el cuerpo, como en el caso de algunas prótesis que mencionamos, ese supuesto hace aguas al quedar en evidencia una tercera zona indistinguible que supera el dualismo hombre-máquina. Estos procesos culturales, de enorme complejidad, tienen incidencia en la autopercepción humana. Esos nuevos pensamientos sobre el hombre se evidencian precisamente en las prácticas de generaciones recientes, que crecieron al amparo de las nuevas formas técnicas. En esta clase, entonces, veremos cómo se termina de modelar la identidad en el siglo XX a partir de cambios en los modos de presión sobre los cuerpos, que provienen de otros tantos

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CLASE 4

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  • MARZO-ABRIL-MAYO 2014

    Pgina | 1

    ESPECIALIZACIN EN PROBLEMTICAS DE LAS CIENCIAS SOCIALES Y SU ENSEANZA

    LAS INDUSTRIAS CORPORALES: EL DOMINIO DE LA IMAGEN, CULTURA JUVENIL E

    INTERVENCIN TCNICA

    Unidad 02. Cuerpo espectacular, intervenido, productivo

    Clase 04 El cuerpo, posesin esttica y funcional

    Introduccin Hola colegas!

    Iniciamos hoy la segunda clase de la Unidad II, y en este caso nos vamos a centrar en el cuerpo

    convertido en una posesin esttica (el cuerpo propio atravesado por ideales de belleza,

    cuidado en el aseo y buen vestir) y funcional (el cuerpo propio segn imperativos de

    rendimiento). Ambas exigencias sociales -que el cuerpo se vea y funcione bien-, pasan a

    depender de un trato con el sistema de salud. La medicina no slo tratar de lograr cuerpos

    sanos que rindan al mximo de sus potencialidades; para verse bien tambin habr que recurrir

    a saberes mdicos: dietas, gimnasias, y en casos extremos, cirugas estticas. Para llegar hasta

    aqu abordamos, la clase pasada, el concepto de medicalizacin, y su derrotero histrico, como

    uno de los problemas clave del momento contemporneo en lo que hace a la proliferacin de

    nuevas mquinas: la cada vez mayor dificultad para circunscribir la presencia de la tcnica a un

    elemento especfico o a una prctica aislable. Vimos cmo se fue intensificando la intervencin

    sobre la vida por parte de un sistema tcnico cada vez ms complejo e interrelacionado y que

    opera desde mltiples ngulos. En efecto, los sistemas tcnicos modernos se caracterizan por

    estar compuestos por varias mquinas que se fabrican y adquieren por separado, pero que no

    tienen sentido de ser sino juntas: es el caso, por ejemplo, de una pantalla y una CPU

    (computadora domstica) o de una consola de grabacin y un panel de aislacin sonora, cuyo

    ensamblaje como mquina nica se da en el estudio de grabacin. El cuerpo queda colocado

    como un elemento ms en este ensamblaje de mquinas, lo cual se explica retrotrayndonos al

    momento en que se hizo ms visible y recurrente la comparacin entre el cuerpo humano y la

    mquina.

    Por todas estas razones, podemos afirmar que objetos tcnicos muy recientes tienen la potencia

    de poner en jaque posiciones muy afianzadas en la cultura occidental, entre ellas las que

    sostienen una nocin de hombre esencial y prstino, incontaminado de sus tcnicas. Esta

    posicin supone que primero estuvo el hombre, como animal dotado de razn, y luego el reino

    de las tcnicas, abierto por l para docilizar al mundo y modelarlo en funcin de su habitar. Los

    objetos tcnicos seran entonces un plus sobre el mundo, un excedente superfluo, aunque a

    veces sean necesarios cuando su uso ayuda a remediar alguna supuesta insuficiencia biolgica.

    Esta visin del hombre y de sus tcnicas supone que el hombre domina sus mquinas y

    mantiene con ellas relaciones instrumentales, que el mejor uso de la mquina es el de servir sin sobrepasar su funcin y lugar que les fueron asignados por el hombre. Sin embargo, cuando

    el objeto tcnico se emancipa al punto de fundirse con el cuerpo, como en el caso de algunas

    prtesis que mencionamos, ese supuesto hace aguas al quedar en evidencia una tercera zona

    indistinguible que supera el dualismo hombre-mquina.

    Estos procesos culturales, de enorme complejidad, tienen incidencia en la autopercepcin

    humana. Esos nuevos pensamientos sobre el hombre se evidencian precisamente en las

    prcticas de generaciones recientes, que crecieron al amparo de las nuevas formas tcnicas.

    En esta clase, entonces, veremos cmo se termina de modelar la identidad en el siglo XX a

    partir de cambios en los modos de presin sobre los cuerpos, que provienen de otros tantos

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    cambios en los procesos laborales. Analizaremos a qu dispositivos comienza a remitirse la forja

    de identidad y qu rol tiene, en su apuntalamiento, la cultura de la imagen que desarrollamos

    en la Unidad I. Por ltimo, y en funcin de una necesidad de evasin cada vez ms explicitada,

    plantearemos dos caminos que ya hemos mencionado: el sostn mediante drogas legales e

    ilegales y la mercantilizacin de la apariencia como carta de triunfo social. Ambos aspectos,

    postulamos a modo de hiptesis, tienen gran relevancia para comprender conductas de la

    juventud y su interaccin bajo diversos modos que llamaremos tcnicos.

    La crisis del trabajo No fue solamente la crisis del 30 o la debacle posterior a la Segunda Guerra las que obligaron a una toma de conciencia acerca de que las promesas de la Modernidad, en cuanto a una mejora

    indiscutible de las condiciones de vida para todos los hombres, no iban a cumplirse. Tampoco

    brindaran una respuesta totalmente satisfactoria los anlisis ni las preguntas acerca de las

    condiciones que posibilitaron lo que ocurri en Europa. Qued claro, de pronto y ms bien

    pragmticamente, que el sistema de acumulacin no poda funcionar de modo indefinido, que

    las crisis cclicas iban a jalonar cualquier rueda productiva en cualquier Estado. Algunos

    fenmenos sociales derivados de los cambios en la organizacin del trabajo haban dado la

    pauta de que esto poda suceder. Los mencionaremos someramente.

    Desde fines del siglo XIX y hasta entrado el siglo XX se produjo una serie de cambios en los

    procesos laborales que tuvo como resultado la precarizacin de la mano de obra. Uno de esos

    cambios fue lo que se denomina taylorismo, que implica, a grandes trazos, la descomposicin

    del proceso de produccin industrial en una serie tareas en manos de distintos obreros que irn

    componiendo por partes un producto a ensamblarse despus.

    En segundo lugar, el fordismo, responsable de la introduccin

    de la cadena de montaje. El taylorismo y fordismo lograron

    torcerle el brazo a la mejor arma que tenan los obreros para

    negociar sus condiciones de trabajo: el denominado saber de

    oficio. Al partirse ese saber en varios saberes menores, fue cada vez ms sencillo capacitar trabajadores, por ende fue

    cada vez ms sencillo reemplazar mano de obra si haba que

    despedir una parte de la planta por huelguista, dscola o

    insubordinada. La fragmentacin del proceso de produccin

    tuvo un impacto directo en la subjetividad del trabajador: el

    obrero ya no poda enorgullecerse de saber cmo se haca un

    producto en la totalidad de su proceso industrial. El saber

    obrero pas a estar fuera de cada obrero en particular para

    estar en toda la clase obrera: cada uno de los obreros apenas

    saba lo necesario para realizar una pequea parte del complejo

    proceso productivo. En trminos objetivos, estos cambios favorecieron los desplazamientos de

    mano de obra que comenzaba a exigir el capital global, pues el hecho de que la fabricacin se

    simplificara, en trminos del saber que deba poseer cada obrero, sumado al hecho de que las

    fbricas comenzaban a transnacionalizarse (es decir que las diferentes partes comenzaban a

    fabricarse en diferentes pases para ser ensambladas en otro que no tena nada que ver con el

    proceso inicial), esto haca que fuera ms sencillo absorber capital humano, mano de obra,

    recursos humanos o cualquiera de las denominaciones con las que el capitalismo acostumbr a referirse a los hombres de cualquier procedencia y en un tiempo rcord.

    Esto significaba que un obrero, hacia mediados del siglo XX, no tena las mismas razones para

    sentirse orgulloso que las de su par en el siglo XIX. Tampoco poda negociar con la misma

    fuerza ni con los mismos argumentos sus condiciones de trabajo. A esto se le sumaba la

    inestabilidad financiera mundial de posguerra que daba otro elemento de preocupacin a los

    obreros: comenzaba lo que habra de llamarse la flexibilizacin laboral de la segunda mitad del

    siglo XX. En efecto, la reorganizacin del sistema financiero en la posguerra, que supuso ayuda

    econmica para los pases vencidos y su rpida y masiva industrializacin (por la cual Alemania

    Lnea de montaje de la fbrica Ford

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    y Japn se convirtieron dos dcadas despus en potencias econmicas) dio un impulso a las

    mutaciones en los procesos laborales. De estas dos naciones vencidas provino una batera de

    reformas que hoy se asocian a la flexibilizacin. Y de Oriente comenzaron a llegar productos

    ms baratos, pues en algunos pases la produccin recurri y recurre an a formas de trabajo

    esclavo y semiesclavo (como sucede hoy en China, por ejemplo). Los pases occidentales

    reaccionaron despidiendo obreros y flexibilizando mano de obra en general. Ante contextos de

    crisis cada vez ms agudos, y de los que ninguna nacin estaba exenta ms all de los

    elementos que tuviera para enfrentarlos, el individuo occidental comenz a sentir que no poda

    anclar su identidad a una profesin (cuando a veces se formaba siguiendo una vocacin aunque

    luego no consegua un empleo que le permitiera vivir acorde con esa eleccin); tampoco poda

    anclarla a la estabilidad de un trabajo, pues la idea de que se entraba a trabajar en un lugar y,

    si las cosas se hacan bien, uno se jubilaba en el mismo empleo, comenz a no verificarse. Ms

    all de los mritos y demritos, los trabajadores del ltimo cuarto del siglo XX (occidentales y

    no occidentales) tuvieron que hacer un duro aprendizaje: que la buena conducta poda ser

    premiada con el despido, que el tiempo de prueba en un trabajo poda extenderse por varios

    aos, que los beneficios sociales podan no llegar nunca y que aun los Estados habran de hacer

    contratos basura para incorporar trabajadores, y esto, sin aplicar ningn arte del disimulo.

    Lo invitamos a leer

    Ensayo: La corrosin del carcter

    La cultura moderna del riesgo se caracteriza porque no moverse es sinnimo de fracaso, y la estabilidad parece casi una muerte en vida. Por lo tanto, el destino importa menos

    que el acto de partir. Inmensas fuerzas econmicas y sociales dan forma a la insistencia

    de marcharse; el desorden de las instituciones, el sistema de produccin flexible,

    realidades materiales que se hacen a la mar. Quedarse quieto equivale a quedar fuera de

    juego () El riesgo es una prueba de carcter: lo importante es hacer el esfuerzo, aprovechar la oportunidad, aun cuando sepamos que estamos condenados a fracasar,

    una actitud que se ve reforzada por un fenmeno psicolgico comn. Richard Sennett (2000). La corrosin del carcter. Barcelona: Anagrama.

    Para reflexionar. La corrosin del carcter es un concepto que acu el

    socilogo norteamericano Richard Sennett para aludir a los impactos en la

    personalidad de las sociedades laboralmente flexibilizadas. Piensa que la

    precariedad laboral tiene impacto en la constitucin del carcter? Cree que

    tiene un impacto en la formacin del carcter de jvenes que han vivido, desde

    que tienen memoria, en una sociedad flexibilizada? Cmo percibe la opinin de

    las personas jvenes respecto del mundo laboral que transitan o que les espera?

    La lgica del slvese quien pueda de estos nuevos contextos laborales que a su vez se amparaban en la existencia de eternas crisis tuvo como efecto inmediato una serie de nuevas presiones sobre los cuerpos. La primera de ellas tiene que ver con el arcaico y bsico temor a

    ser despedido si no se cumple con las demandas del contratante. Es decir que, por temor a

    perder el trabajo, los individuos de los contextos de las dcadas del ochenta y del noventa del

    siglo XX, cuando ya este panorama duraba al menos dos dcadas y no se avizoraba mejora

    evidente, volvieron a responder a demandas sin medida y a horarios extenuantes, a

    pretensiones de rendimiento imposibles y a una evaluacin de la conducta casi segundo a

    segundo debido al perfeccionamiento (permitido por las mquinas) de los mtodos estadsticos

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    de control de trabajo. Era lo que Gilles Deleuze denomin, en 1990, sociedad de control: un nuevo tipo de sociedad que para l constitua el relevo de la sociedad disciplinaria y cuyos

    mecanismos eran mucho ms opresivos en la medida en que eran tcnicos, o maqunicos, y en

    la medida en que no daban expresin a una pulsin por la disciplina y por la extraccin de

    saber-poder de los sometidos sino que operaban por exhibicin y endeudamiento voluntario por

    parte de los controlados, que adems aceptan las nuevas reglas porque quieren ser

    motivados. Segn este planteo de Deleuze, la crisis de las sociedades de encierro se manifiesta en la crisis de las instituciones, y queda en evidencia por la permanente necesidad

    de rever sus lgicas y funcionamiento. Que en la mayor parte de las naciones occidentales haya

    permanentemente y no de forma excepcional planes de reforma de las salud, de las crceles, de la educacin, etctera, no es sino un signo inequvoco de que algo en ese planteo moderno

    ya no logra lo que antes se lograba en trminos de interpelacin.

    Los invitamos a leer

    Ensayo: Fragmento Posdata a las sociedades de control

    Los encierros son moldes, mdulos distintos, pero los controles son modulaciones, como un molde autodeformante que cambiara continuamente, de un momento al otro, o como

    un tamiz cuya malla cambiara de un punto al otro. Esto se ve bien en la cuestin de los

    salarios: la fbrica era un cuerpo que llevaba a sus fuerzas interiores a un punto de

    equilibrio: lo ms alto posible para la produccin, lo ms bajo posible para los salarios;

    pero, en una sociedad de control, la empresa ha reemplazado a la fbrica, y la empresa

    es un alma, un gas () La fbrica constitua a los individuos en cuerpos, por la doble ventaja del patrn que vigilaba a cada elemento en la masa, y de los sindicatos que

    movilizaban una masa de resistencia; pero la empresa no cesa de introducir una rivalidad

    inexplicable como sana emulacin, excelente motivacin que opone a los individuos entre

    ellos y atraviesa a cada uno, dividindolo en s mismo. El principio modular del salario al mrito no ha dejado de tentar a la propia educacin nacional: en efecto, as como la empresa reemplaza a la fbrica, la formacin permanente tiende a reemplazar a la

    escuela, y la evaluacin continua al examen. Lo cual constituye el medio ms seguro

    para librar la escuela a la empresa.

    Deleuze, Gilles (1991). Posdata a las sociedades de control. En Christian Ferrer (comp.), El lenguaje libertario. Montevideo: Nordan.

    En efecto, como mencionamos en la segunda clase, la educacin se conceba como una

    operacin de modelamiento o produccin del carcter y del cuerpo. En suma, era una suerte de

    trabajo sobre la materialidad de cada individuo. Las personas que deban ser educadas se

    conceban como materias blandas (en el caso de personas jvenes) y dciles a la manipulacin

    que les dara la forma de sujetos educados. Y los educadores, personas que ya haban pasado

    por esos procesos y haban asimilado los valores de verdad que sostena esa sociedad, eran los

    responsables del modelamiento en funcin de esos mismos valores. El espacio en el que

    sucedan estos procesos era la escuela, fundamentalmente el aula. Dentro de la actual crisis

    educativa, acordamos en que algunos cambios alivianaron la rigidez de las jerarquas: ni el

    estudiante se concibe como materia pasiva a modelar, ni el formador como alguien que ya est

    definitivamente formado para la tarea. Sin embargo, nuevos problemas se avizoran y los abordaremos en la Unidad III. Por ahora diremos que la crisis del aula y la crisis de la escuela

    tienen mucho que ver con la crisis del trabajo, pues ambas expresan la crisis ms general del

    modelo moderno.

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    La necesidad de evasin

    Una de las ideas que ms interpel al individuo, en el sentido de obedecer el camino que para l

    haba diseado la sociedad moderna, era la idea del trabajo. El trabajo se vea como necesario

    para la subsistencia, pero sobre todo confera dignidad. Si ese trabajo representaba adems la

    vocacin del individuo, entonces el trabajo tena que ver con su realizacin, es decir, con una

    suerte de consumacin en acto, de una potencia contenida en la fuerza humana de estar en el

    mundo. Pero hacia la dcada del setenta las cosas cambiaron. La idea de que ningn trabajo

    durara de por vida pas a ser un lugar comn. Se asumi que la formacin vocacional no

    necesariamente tendra que ver con la actividad de sustento econmico, tal como haba sido por

    siglos y siglos, y tal como sera al parecer por los tiempos subsiguientes, exceptuando el breve interregno de optimismo moderno en el que se pretendi que todos los hombres se

    realizasen a travs de su trabajo. Esta decepcin respecto del trabajo dio como resultado una

    cada vez mayor disociacin entre tiempo de trabajo y tiempo de vida. Hoy podemos decir que al

    individuo le gusta imaginar que su verdadera vida comienza cuando termina su horario laboral.

    Los invitamos a leer

    Fragmento de Murray Bookchin

    Para la mentalidad moderna, el trabajo es una actividad abstracta y rarificada, un proceso extrnseco a las nociones humanas de genuina autorrealizacin. Uno va a trabajar como un condenado; va al lugar de confinamiento: el lugar de trabajo es poco ms que una institucin penal en la que la mera existencia debe pagar un precio en

    forma de un trabajo inconsciente. Expresiones tales como un trabajo de 9 a 5 resultan altamente reveladoras: nos dicen que el trabajo es externo a la vida real, sea lo que sta fuere. Medimos el trabajo en horas, productos y eficiencia, pero rara vez lo comprendemos como una actividad humana concreta

    Bookchin, Murray (1993). Ecologa de la libertad. Buenos Aires: Altamira.

    Para ampliar. Estas temticas estn presentes en mltiples creaciones

    artsticas. El cine nos aporta ejemplos de esta compleja relacin del trabajo y el

    tiempo de vida, y por ello invitamos a ver la pelcula Recursos Humanos, de

    Laurent Cantet. La poesa y la msica, como en el caso de la cancin de Vctor

    Jara, Te recuerdo Amanda tambin recurren a esta temtica.

    El cuerpo sigue esta extraa disociacin: es una suerte de cuerpo ajeno en la rbita del trabajo,

    un cuerpo maqunico, que cumple su labor con discrecin y sin demasiadas rebeldas; ese

    cuerpo pasa a ser el propio cuerpo cuando termina el horario de trabajo, al abrirse el reino de la libertad. Pero qu desea ese cuerpo extenuado cuando termina ese horario laboral en el que

    se sinti permanente disociado en su deseo, reprimido en su voluntad de hacer de s otra cosa?

    Ese cuerpo precisa evasin.

    Ya hemos visto el enorme sistema industrial de imgenes que se abre en el siglo XIX. El siglo

    XX perfeccionar ese sistema hasta lmites asombrosos. Pero luego tambin estn los artefactos

    tcnicos que hacen la vida hogarea ms amigable y que evitan que ese cuerpo se siga

    desgastando, ahora, dedicado a las tareas de manutencin de la propia vida; para que ese

    cuerpo llegue bien al inicio de una nueva jornada de trabajo, lavarropas, aspiradoras,

    lavavajillas, cafeteras elctricas, y una larga serie de artefactos domsticos buscan alivianar el

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    cuerpo de ulteriores tareas que sumaran mayor desgaste. El complemento perfecto de estas

    mquinas del confort son los artefactos de entretenimiento que continan la idea de solaz a

    travs de la mirada: pantallas televisivas, en primera instancia, y ms adelante pantallas de

    toda ndole. A eso habr que sumarle modos de comunicacin a larga distancia, como el

    telfono, para cimentar la idea de que, cuando se entra a la propia casa, todo debe converger

    all y no salirse ms al espacio pblico. Con esta composicin domstica tenemos preparado el

    panorama que permite comprender el actual formato de hogar como central de transmisiones,

    lugar de emisin y recepcin de signos. Y al igual que el espacio privado, tambin se reorganiza

    el espacio pblico, que se ajusta a aquello que se ha denominado espacio global.

    Programa de Canal Encuentro. Espacios globales

    Desde minuto 10:05 hasta minuto 12:56

    Desde minuto 14:58 hasta minuto 15:46

    http://www.youtube.com/watch?v=wMIRtyKGSJY

    El hogar, sealaba el alemn Peter Sloterdijk, es esa central de transmisiones donde un

    individuo solitario se entrega a vnculos virtuales que no exhiben sino otras tantas caras de ese

    yo que se reconstruye una y mil veces. Muchas polticas pblicas, en Argentina pero tambin en

    otros pases, promueven la presencia de la tcnica en los hogares, pues hoy esta presencia es

    inescindible de la participacin de mltiples instancias sociales. Pero es muy distinto hacer la

    historia del hogar como central de emisin y recepcin cuando se ha vivido este proceso en sus

    albores, que leer sobre este mismo proceso cuando se ha nacido en el seno de una cultura

    digital. Del mismo modo no es igual el cimbronazo que supone el cambio en el mercado laboral

    para quien vivi un mercado laboral estable que para quien naci en la era de la flexibilizacin.

    Y en este sentido, la entrada al mundo digital representa tambin la posibilidad de ver y ser

    visto en un mercado de trabajo. Veamos, por ejemplo, qu panorama externo ofrece la

    actualidad para alguien que realiza sus estudios secundarios: enormes dificultades para

    completar una formacin en un contexto econmico degradado en el cual es cada vez ms difcil

    tener un trabajo para poder financiarse los estudios; existe poca o ninguna garanta de poder

    desempearse en el oficio o profesin elegida, una vez finalizados los estudios; con mayor o

    menor xito en este ltimo punto, existe poca o ninguna garanta de poder solventar la vida con

    un trabajo. Asumir dos o tres trabajos puede ser moneda corriente. La identidad, a todas luces,

    no puede pivotear entre todas estas instancias. Esa identidad necesariamente tiene que

    anclarse en otro lado.

    Este otro lado tiene que ver, precisamente, con todo aquello que supone una evasin de este

    duro contexto laboral: el espacio de la verdadera vida, de los gustos, de las elecciones; el espacio en el cual la esencia, la subjetividad se pueden expresar como no es posible hacerlo en un trabajo en el que se siguen reglas y en el que, pese a ser progresivamente incorporados

    en los discursos de las reas de RRHH, los gustos singulares siguen avasallados por una

    conducta normalizada de la que no es posible salirse. Los discursos de comprensin y

    consideracin del otro que esgrimen algunos empleadores o contratistas no hacen sino

    enmascarar procesos de avasallamiento cada vez ms prfidos y complejos. Pero estos

    dispositivos de evasin hacia las zonas de modelamiento del yo identitario no estn exentos de

    lo que Deleuze vea como un enorme corrimiento hacia el mercado: el hecho de que esa

    identidad, modelada segn ciertos gustos y elecciones, es una identidad lograda a partir de

    comprar ciertos bienes que hacen patentes determinados gustos y elecciones. En suma, la

    eleccin de atributos identitarios se puede realizar como la eleccin de cualquier producto de

    gndola, y esto no slo por la cada vez mayor envergadura de la industria cultural, sino por la

    propia conversin del hombre en modelo a adquirirse en el supermercado.

    Pocas veces ha sido ms compleja la necesidad de evasin que en tiempos de la industria de lo

    humano, pues se trata de una fuga hacia una interioridad que se cimenta desde una

    exterioridad, o an ms, desde ciertos atributos que se adquieren en el mercado y que relegan

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    al arcn de los recuerdos a todos aquellos modos sostenidos desde la interioridad con que la

    Modernidad haba postulado forjar el carcter, en sntesis, hacer el cultivo de s.

    La produccin del recurso humano La tcnica contempornea es responsable de la creacin de terminologas lingsticas que

    mucho dicen acerca del modo en que forjamos la cultura. Una de esas conceptualizaciones es la

    de recurso humano. Podra decirse que los hombres siempre se han vendido como mano de obra, que la denominacin recubre nicamente una diferencia nominativa. Sin embargo, el

    hecho de que las empresas creasen reas especficas de Recursos Humanos con personal

    muchas veces proveniente de disciplinas humansticas que de modo acrtico aplicaban un supuesto saber acerca del hombre para agudizar los dispositivos de dominio, constituye una

    novedad en la historia de las relaciones sociales. Individuos que son elegidos por saber hablar y

    escribir lenguas que nunca debern poner en prctica en sus puestos de trabajo; individuos que

    son tomados o descartados en funcin de cmo hayan respondido a determinadas evaluaciones;

    individuos a los que se les pide de antemano flexibilidad total (predisposicin total para cambiar

    de funcin, de lugar de trabajo, de compaeros de equipo, de tareas, etctera) para luego

    ocupar posiciones repetitivas y precarias durante aos, con contratos basura y sin legislacin

    que los proteja en caso de despido, etc. Todos estos procesos son concomitantes a la expansin

    y ramificacin de los recursos humanos. Si nos detenemos en mencionar a este sector como uno de

    los ms brutales en la homologacin de lo existente, como

    uno de los sectores de mayor poder de normalizacin

    sobre los individuos desvalidos, en trminos subjetivos,

    frente al mercado de trabajo, es porque esos individuos,

    objeto de la selectividad de esas reas, son principalmente

    jvenes. No es casualidad que los call centers, cuyo

    objetivo comercial es vender productos y servicios de

    manera telefnica, as como atender reclamos y consultas,

    nutran su mano de obra con jvenes estudiantes o

    pasantes que buscan su primer empleo. Estos

    trabajadores, sumamente precarizados y en general

    tercerizados, son un claro exponente del trabajo juvenil

    inestable, sin horizontes y con escasa proteccin legal,

    como queda en evidencia en el dilogo que algunos de

    ellos mantienen con Paolo Virno y que forma parte de la bibliografa.

    A modo de cierre Los cambios que se pusieron en marcha en las sociedades occidentales de posguerra, y que se

    extendieron a la mayor parte de las no occidentales, tuvieron que ver con la reorganizacin de

    la prctica social del trabajo. Esta reorganizacin, bajo una aparente flexibilidad liberadora, se

    constituy en la flexibilizacin de la mano de obra ms brutal de la que se tuviese noticia en los

    pasados doscientos aos. Como corolario de cambios ya iniciados, surgen las reas de Recursos

    Humanos, que imponen sus valores para la tasacin del hombre en el mercado de trabajo.

    Frente a estas presiones cada vez ms desmesuradas, se potencia la evasin de dos maneras:

    por un lado, la evasin del quehacer domstico, que desgasta el cuerpo aun ms, mediante la

    adquisicin de mquinas de confort; por otro lado, la evasin mediante el ocio y el

    entretenimiento que, en el marco de una cultura de la imagen, adquiere la forma de actividades

    frente a una pantalla.

    Todos estos mecanismos son modos de produccin de lo humano y se estructuran en base al

    dualismo que trabajamos en la clase precedente, porque suponen que hay un cuerpo

    extenuado, pero tambin un espritu agotado, y que hay que suministrar alivio al primero y

    diversin al segundo. En sntesis, el modo de produccin de lo humano que se sugiere desde los

    espacios de ocio o no laborales supone un cuerpo pasivo, que ya no trabaja en trminos de

    Call center

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    aplicacin de fuerzas en el hogar, sino que descansa, que se sienta, que se acuesta, mientras

    los ojos contemplan. Veremos, sin embargo, que ese cuerpo tambin se siente obligado a

    seguirse modelando a travs del deporte y que debe cultivarse para seguir dando una buena

    imagen. En la primera clase de la prxima Unidad, veremos cmo se estructura la denominada

    sociedad del espectculo, y cmo crecen en ella las denominadas culturas juveniles.

    PARA SABER MS

    Taylorismo

    El taylorismo, cuyo nombre proviene de su inventor, Frederick Taylor, es un modo de

    organizacin del trabajo que revolucion los mtodos de produccin fabril en Estados Unidos. El

    taylorismo consiste en la divisin del proceso productivo en distintas tareas cronometradas, con

    la finalidad de aumentar la productividad eliminando los tiempos muertos. Las ideas de Taylor, basadas en el cientificismo de su tiempo, quedaron expuestas en su libro Principles of

    Scientific Management (1911), y muy pronto se extendieron a otras partes del mundo.

    Fordismo

    Se conoce como fordismo al segundo gran ciclo de cambios en la organizacin del trabajo que

    se producen en el siglo XX. El fordismo, como su nombre lo indica, se origina en las fbricas de

    automviles Ford de Estados Unidos, bajo la forma de una serie de modificaciones en la

    comprensin de la mercanca industrial y tambin en las formas de organizacin del trabajo

    obrero. Respecto de lo primero, se implementa una estrategia de ampliacin del mercado al tal

    punto que Ford busca una vinculacin entre el obrero y su producto, hacindole accesible un

    bien antao considerado de lujo, el automvil que l mismo produca. Respecto de la

    organizacin del trabajo, Ford implementa en sus fbricas, y con gran xito, la cadena de

    montaje, innovacin que muy pronto se popularizar en toda la industria.

    Gilles Deleuze (1925-1995)

    Es uno de los principales filsofos franceses del siglo XX. Su obra, sumamente vasta, incluye

    novedosas interpretaciones de filsofos clsicos como Spinoza, Kant, Leibniz, Hume y Nietzsche

    y un pensamiento singular y poderoso que se expresa en textos como Diferencia y repeticin y

    Lgica del sentido. En colaboracin con Flix Guattari escribi los dos tomos de Capitalismo y

    esquizofrenia (El Antiedipo y Mil mesetas) y Qu es la filosofa? Entabl una profunda relacin

    intelectual con Michel Foucault.

    BIBLIOGRAFA

    Colectivo Situaciones (2006). Sobre las fbricas de la charla. Encuentro con Paolo Virno. EnQuin habla? Lucha contra la esclavitud del alma en los call centers. Buenos Aires: Tinta Limn.

    Rodrguez, Pablo (2009). La cadena de montaje de la expresin. La comunicacin en

    los procesos laborales contemporneos. En Revista Austral de Ciencias Sociales n 16.

    Valdivia: Facultad de Filosofa y Humanidades, Instituto de Ciencias Sociales,

    Universidad Austral de Chile. Pp. 89-112.

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    Otros textos citados en la clase

    Bookchin, Murray (1993). Ecologa de la libertad. Buenos Aires: Altamira.

    Deleuze, Gilles (1991). Posdata a las sociedades de control. En Christian Ferrer (comp.), El lenguaje libertario. Montevideo: Nordan].

    Sennett, Richard (2000). La corrosin del carcter. Barcelona: Anagrama.

    Sloterdijk, Peter (2001). Derniers hommes et anges vides, en Essaie dintoxication volontaire. Dilogo con Carlos Oliveira. Pars: Pluriel [Traduccin del fragmento citado de

    Margarita Martnez.

    ACTIVIDADES

    Para abordar lo trabajado en la clase sugerimos:

    1. Leer la entrevista a Paolo Virno citada en la bibliografa.

    2. Construir la Wiki.

    Recuperando lo trabajado en la clase y la bibliografa, tomando como referencia especialmente

    el texto de Paolo Virno, elaboren un texto interactivo donde ilustren las condiciones del trabajo

    hoy en da. Pueden incluir imgenes y videos. Algunos items que podran ser tratados en el

    texto colaborativo: - tipos de resistencia en los conflictos laborales;

    - representacin de la figura de autoridad;

    - paralelismos entre la resistencia laboral y la resistencia juvenil en el seno de las instituciones

    disciplinarias (fbrica, escuela).

    3. Cuaderno de Bitcora. Actividades especficas por rea.

    Para los docentes del rea de geografa

    En el marco de la proliferacin de discursos sobre la globalidad, la expansin de las

    tecnologas y las formas culturales, encuentra que las nuevas generaciones hacen diferencia

    entre vivir en Argentina y vivir en otros lugares del mundo? Por dnde pasan esas

    diferencias?

    Para los docentes del rea de historia

    Mencione tres cambios en los procesos laborales que observe en la Argentina desde la

    dcada de 1960

    Para los docentes del rea de sociologa y ciencias polticas

    Cmo se inserta la sociologa como disciplina en las reas de Recursos Humanos?

    Para los docentes del rea de economa

    La creacin y posterior complejizacin de las reas de recursos humanos, cree que trajeron

    aparejado un posterior aumento en el rendimiento de la mano de otra asalariada? Por qu?

    Para los docentes del rea de filosofa

    Cree que las mutaciones culturales suscitadas por las nuevas formas tcnicas pueden estar en

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    el origen de una nueva forma de considerar lo humano?

    Para los docentes del rea de psicologa

    Qu aspectos de la personalidad suelen evaluar los test que se realizan a los aspirantes a un

    trabajo en el rea de Recursos Humanos? Por qu cree que se eligen esos aspectos y no otros?

    Para los docentes del rea de comunicacin y educacin

    Estima coincidentes o discordantes la idea de futuro y de progreso construida desde los medios

    masivos y la idea de futuro y progreso construida en la escuela? Por qu?

    Autora: Margarita Ana Cristina Martnez

    Cmo citar este texto:

    MARTNEZ, M. (2014). Clase 04: El cuerpo, posesin esttica y funcional. Las industrias

    corporales: el dominio de la imagen, cultura juvenil e intervencin tcnica. Especializacin en

    Problemticas de las Ciencias Sociales y su Enseanza. Buenos Aires: Ministerio de Educacin

    de la Nacin.

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