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MATERIAL FOTOCOPIABLE • MATERIAL FOTOCOPIABLE • MATERIAL FOTOCOPIABLE Santillana Punto de Lectura UNIDAD 10 –Esta, también, es otra prepa- ración del famoso bacilo del cólera –explicó el bacteriólogo colocando el portaobjetos en el microscopio. El hombre de rostro pálido miró por el microscopio. Evidente- mente no estaba acostumbrado a hacerlo, y con una mano blan- ca y débil tapaba el ojo libre. –Veo muy poco –observó. Ajuste este tornillo –indicó el bacteriólogo–, quizás el micros- copio esté desenfocado para us- ted. Los ojos varían tanto... Solo una fracción de vuelta para este lado o para el otro. –¡Ah! Ya veo –dijo el visitante–. No hay tanto que ver después de todo. Pequeñas rayas y frag- mentos rosa. De todas formas, ¡esas diminutas partículas, esos meros corpúsculos, podrían mul- tiplicarse y devastar una ciudad! ¡Es maravilloso! Se levantó, y, retirando la prepa- ración del microscopio, la sujetó en dirección a la ventana. –Apenas visible –comentó mien- tras observaba minuciosamente la preparación. Dudó. –¿Están vivos? ¿Son peligro- sos? –Los han matado y teñido –ase- guró el bacteriólogo–. Por mi parte me gustaría que pudiéra- mos matar y teñir a todos los del universo. –Me imagino –observó el hom- bre pálido, sonriendo levemente, que usted no estará especial- mente interesado en tener aquí a su alrededor microbios seme- jantes en vivo, en estado activo. –Al contrario, estamos obligados a tenerlos –declaró el bacteriólo- go–. Aquí, por ejemplo. Cruzó la habitación y cogió un tubo entre unos cuantos que es- taban sellados. –Aquí está el microbio vivo. Este es un cultivo de las auténticas bacterias de la enfermedad vivas –dudó–. Cólera embotellado, por decirlo así. Un destello de satisfacción ilumi- nó momentáneamente el rostro del hombre pálido. –¡Vaya una sustancia mortal para tener en las manos! –excla- mó devorando el tubito con los ojos. H. G. WELLS, El bacilo robado y otros incidentes. Editorial Valdemar El bacilo robado www.infogripe.com www.microbe.org/espanol Busca en la red Comprendo lo que leo 1. ¿Por qué el hombre del rostro pálido no estaba acostumbrado a mirar por el microscopio? 2. ¿La fama de H. G. Wells se debió a sus trabajos como investigador, director de cine o escritor? ¿Por qué? 3. ¿Qué contenía el portaobjetos que el bacteriólogo puso en el microscopio? 4. ¿Qué intención tenía el hombre del rostro pálido cuando observaba los microbios vivos? Reflexiona sobre el título del texto. Herbert George Wells nació en Bromley, Kent (Inglate- rra) el 21 de septiembre de 1866. Estudió ciencias en la Normal School of Science de Londres y posteriormente dio clases en diversos colegios privados. Es uno de los pa- dres de la literatura de cien- cia-ficción, a la que aplicó su imaginación y sus extensos conocimientos científicos. Muchas de sus obras resul- taron proféticas en cuanto a avances tecnológicos, desta- can títulos como La máquina del tiempo (1895), La isla del doctor Moureau (1896), El hombre invisible (1897) o La guerra de los mundos (1898), la mayor parte de las cua- les han sido llevadas al cine. H. G. Wells murió en Londres el 13 de agosto de 1946 a la edad de 79 años. Volver al Índice

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el bacilo robado

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  • MATERIAL FOTOCOPIABLE MATERIAL FOTOCOPIABLE MATERIAL FOTOCOPIABLE

    Santillan

    aPunto de Lectura UNIDAD 10

    Esta, tambin, es otra prepa-racin del famoso bacilo del clera explic el bacterilogo colocando el portaobjetos en el microscopio.

    El hombre de rostro plido mir por el microscopio. Evidente-mente no estaba acostumbrado a hacerlo, y con una mano blan-ca y dbil tapaba el ojo libre.

    Veo muy poco observ.

    Ajuste este tornillo indic el bacterilogo, quizs el micros-copio est desenfocado para us-ted. Los ojos varan tanto... Solo una fraccin de vuelta para este lado o para el otro.

    Ah! Ya veo dijo el visitante. No hay tanto que ver despus de todo. Pequeas rayas y frag-mentos rosa. De todas formas, esas diminutas partculas, esos meros corpsculos, podran mul-tiplicarse y devastar una ciudad! Es maravilloso!

    Se levant, y, retirando la prepa-racin del microscopio, la sujet en direccin a la ventana.

    Apenas visible coment mien-tras observaba minuciosamente la preparacin. Dud.

    Estn vivos? Son peligro-sos?

    Los han matado y teido ase-gur el bacterilogo. Por mi parte me gustara que pudira-mos matar y teir a todos los del universo.

    Me imagino observ el hom-bre plido, sonriendo levemente, que usted no estar especial-mente interesado en tener aqu a su alrededor microbios seme-jantes en vivo, en estado activo.

    Al contrario, estamos obligados a tenerlos declar el bacterilo-go. Aqu, por ejemplo.

    Cruz la habitacin y cogi un tubo entre unos cuantos que es-taban sellados.

    Aqu est el microbio vivo. Este es un cultivo de las autnticas bacterias de la enfermedad vivas dud. Clera embotellado, por decirlo as.

    Un destello de satisfaccin ilumi-n momentneamente el rostro del hombre plido.

    Vaya una sustancia mortal para tener en las manos! excla-m devorando el tubito con los ojos.

    H. G. WELLS, El bacilo robado y otros incidentes.

    Editorial Valdemar

    El bacilo robado

    www.infogripe.com

    www.microbe.org/espanol

    Busca en la red

    Comprendo lo que leo

    1. Por qu el hombre del rostro plido no estaba acostumbrado a mirar por el microscopio?

    2. La fama de H. G. Wells se debi a sus trabajos como investigador, director de cine o escritor? Por qu?

    3. Qu contena el portaobjetos que el bacterilogo puso en el microscopio?

    4. Qu intencin tena el hombre del rostro plido cuando observaba los microbios vivos? Reflexiona sobre el ttulo del texto.

    Herbert George Wells naci en Bromley, Kent (Inglate-rra) el 21 de septiembre de 1866. Estudi ciencias en la Normal School of Science de Londres y posteriormente dio clases en diversos colegios privados. Es uno de los pa-dres de la literatura de cien-cia-ficcin, a la que aplic su imaginacin y sus extensos conocimientos cientficos. Muchas de sus obras resul-taron profticas en cuanto a avances tecnolgicos, desta-can ttulos como La mquina del tiempo (1895), La isla del doctor Moureau (1896), El hombre invisible (1897) o La guerra de los mundos (1898), la mayor parte de las cua-les han sido llevadas al cine. H. G. Wells muri en Londres el 13 de agosto de 1946 a la edad de 79 aos.

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