c.l- cuentos de lobos y engendros de laboratorio

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  • 8/11/2019 C.l- Cuentos de Lobos y Engendros de Laboratorio

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    Carol Leons

    CUENTOS DE LOBOSY

    ENGENDROS DELABORATORIO

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    Introduccin

    Desde tiempos antiguos, los humanos han odiado a muerte a los monstruos. Les temen, les dancaza, les condenan. Su existencia est ligada al miedo y a las sombras, a lo prohibido.

    A final del siglo en que la humanidad vio empezar y terminar la ltima gran guerra, descubrieronque los monstruos a quienes tanto teman eran reales, haban estado caminando entre ellos desdehaca mucho tiempo. Algunos provenan de razas antiguas, que haban combinado su espritu conlos de animales, tomando su forma y su fuerza vital. !tros haban sido creados por los mismoshumanos en su afn de poder y control. La mayora de estos ltimos, llevaban el smbolo de La"orporaci#n $raiser, una entidad que haba usado m%todos ilegales de clonaci#n e hibridaci#n, paraconseguir lucrarse durante la guerra.

    Esta historia empieza con la cada de La "orporaci#n y la sublevaci#n de aquellos marcados como&'onstruos(, ya fueran nacidos de las antiguas razas o creados por los humanos.

    )l con*unto de laboratorios de investigaci#n gen%tica de La "orporaci#n $raiser, eran propiedad deun hombre conocido solo como &)l +rofesor(. Sus investigaciones, secretamente financiadas por elgobierno, incluan desde formar comple*as soluciones bacteriol#gicas, al desciframiento del c#digogen%tico humano, para crear seres con capacidades fsicas y psquicas muy desarrolladas, as comoel estudio del gen cambiaforma, para lograr la hibridaci#n de especies aptas de ser enviadas a laguerra. ada le detuvo de experimentar con vidas de seres inteligentes, a fin de obtener el poder de

    convertirse en un dios, decidiendo quien deba vivir y quien morir. 'uchas de sus creacionessucumbieron durante sus terribles experimentos, durante las misiones a las que eran enviados, oalgunos apenas al nacer. ingn registro queda de ellos, ninguna tumba solitaria donde poderllorarles.

    Sin embargo, a pesar del dolor sufrido por causa de los mane*os del +rofesor y La "orporaci#n,algunas de sus creaciones lograron escapar.

    -rentes unidos, tanto de grupos paramilitares cambiaformas como de humanos sensibles a susderechos, se aliaron para entrar en las instalaciones y liberar a quienes haban sido retenidos contrasu voluntad, en lo que sera recordando desde entonces como &)l a de la Liberaci#n(, intentando

    a su vez detener el mercado negro que se haba creado, tanto en torno a la venta y experimentaci#ncon los genes extrados ilegalmente de varios tipos de cambiaformas, como de varios especmenesvivos subclonados./racias a su oportuna intervenci#n, muchos de ellos fueron liberados de su terrible destino ylograron sobrevivir. Algunos se refugiaron en poblados de cambiaformas, otros hallaron su hogar eninstalaciones creadas con fines paramilitares en las fras llanuras de regiones des%rticas, algunosregresaron en su forma animal a la naturaleza.

    "ualquiera que haya sido su destino, lo cierto es que todos ellos cargaran por siempre en susmemorias el peso de sus cicatrices, y el doloroso recuerdo de quienes no haba logrado sobrevivir.

    stas son algunas de sus historias.

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    El N!ero 1"

    Dentro de nosotros hay oscuridad,

    animales salvajes que pugnan por ser liberados,

    por encon trar la ruta de escape a la crcel de nuestra carne

    y nuestra conciencia.

    Esos son los engendros que nos habitan,

    monstruos y fantasmas de nuestro interior,

    que nos incitan a caminar entre las sombras

    de nuestros ms profundos anhelos y deseos secretos,

    para abrazar la oscuridad que nos alimenta,

    y desafiar a la luz

    con su grito de nacimiento.

    !ress

    "ui concebido con el fin de ser un almac#n viviente de piezas de recambio para el profesor.

    $ompart%amos los mismos genes, pero en esencia eramos distintos, y yo para #l no era ms

    importante que un mueble de su oficina. !en%a mi propia habitaci&n en el laboratorio, alejada

    de las salas de investigaci&n y e'perimentaci&n, a(n cuando siempre ten%a el miedo oscuro de

    que un d%a el profesor se cansara de m% y me llevase fuera de all%, para disponer de mis

    &rganos como le viniese en gana. )tros como yo hab%an ocupado mi lugar, y por las razones

    que fuera, el profesor hab%a decidido prescindir de ellos. *o no quer%a ser descartado, y por

    eso hac%a todo lo posible por mantenerme en completo control cuando #l intentaba jugar con

    mi mente.

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    * lo hac%a a menudo. +u juego favorito era el caj&n de la rata, un cuadrado en el suelo de

    - cm de ancho por cada lado, con los bordes electrificados. !en%a que quedarme de pie en

    #l sin dar ning(n paso en falso o me llevar%a una descarga. El profesor mientras tanto

    limpiaba su colecci&n de armas. as primeras horas era sencillo, y con la costumbre lo fue

    ms, pero a medida que avanzaba el tiempo, y las armas estaban listas, empezaba la prueba

    de verdad. $on frecuencia el profesor las pon%a contra m%, en mi cara, en mi cabeza, en el

    est&mago, entre las piernas y disparaba. /o sol%an estar cargadas, pero #l contaba con que me

    confiara, y un d%a de seguro recibir%a una bala de verdad. *o me sobresaltaba lo justo para

    dejarle contento, pero sin moverme para no recibir una descarga. * as% durante horas, hasta

    que se aburr%a y me dejaba marchar. *o procuraba mantenerme en forma, de modo que sus

    &rganos estuviesen lo ms sanos posibles para descartar la idea de que me reemplazara, y

    durante sus juegos mentales me entreten%a haciendo poemas, sinfon%as o jugando al ajedrez

    en mi mente. $on el tiempo, el miedo se volvi& algo tan habitual, que empece a pensar que

    era lo (nico que me mantendr%a con vida, ya que alimentaba a su ego.

    $uando el profesor no estaba, todo el peque0o mundo del laboratorio era m%o y pod%a salir ajugar con los pjaros. 1s% llamaba a los chicos que se hallaban en el ala de hibridaci&n, que

    constitu%a la mayor parte del laboratorio. os que hab%an sobrevivido tras su creaci&n y la

    e'perimentaci&n a la que eran sometidos muchas veces, eran separados seg(n las mutaciones

    que pose%an, las cuales pod%an ser f%sicas o ps%quicas. El grupo de las f%sicas, eran enviados por

    el profesor a diferentes misiones con frecuencia, y era triste cuando alguno no regresaba. os

    ps%quicos eran de mayor cuidado, ya que pod%an alterarse fcilmente al percibir las emociones

    de los dems. *o intentaba cerrar mi mente lo mejor que pod%a, para que no leyeran el

    miedo y la oscuridad en mi interior. os quer%a a todos por igual, y siempre que pod%a les

    escrib%a canciones o cuentos, a fin de hacer ms placentero su tiempo en mi compa0%a. +ab%a

    que mis genes iguales a los del profesor ten%an la culpa de que estuviesen all% encerrados, y no

    quer%a que me odiasen. 2ero tampoco quer%a morir.

    El D%a de la iberaci&n, yo estaba en los tanques de reproducci&n, cantndoles a los fetos

    para que no tuvieran pesadillas, cuando escuch# los gritos y luego las e'plosiones. Estaba

    acostumbrado a ambos, ya que el profesor me hac%a observar los duros entrenamientos con

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    frecuencia, pero me sorprendi& cuando un par de espec%menes animales enormes entraron

    en el recinto donde me encontraba. De inmediato me puse de pie y les mir# con atenci&n,

    pues nunca antes hab%a visto mutaciones tan grandes, tratando de registrar su procedencia.

    +us ojos dorados me observaban con una inteligencia que supe de alg(n modo era humana.

    3uizs eran engendros como todos nosotros.

    Detrs de ellos entr& un hombre de amplia estructura &sea, mucho ms alto y fuerte que el

    profesor, pero e'tra0amente no sent% temor al verle. +e qued& mirando los tanques con ojos

    consternados.

    43u# demonios es esto5

    6ncubadoras. Donde todos nacen e'pliqu# de inmediato, y me mir& como si me viera por

    primera vez.

    !odos, menos yo pens#, pues el mismo profesor me hab%a creado en su laboratorio. El

    hombre dio un paso hacia m% y me mantuve firme. levaba un arma en su mano, un fusil de

    asalto 7"amas "#lin de -.-8 mm, que yo conoc%a bien, ya que muchas veces el profesor me

    hab%a hecho desarmar y limpiar su colecci&n, para luego darme a elegir el arma con la que

    me matar%a ese d%a. )tro de sus juego mentales, pero siempre ten%a buen cuidado de no elegir

    la misma que la vez anterior, pues la falta de creatividad le enfurec%a. * como con #l, me

    qued# quieto, bajando la vista a la espera del tiro de gracia, desactivando las funciones deescape. El profesor me hubiera matado en el acto de haberlo intentado, pues en su mundo la

    debilidad era un pecado imperdonable.

    43ui#n eres5 o% su repentina pregunta. 1lc# la vista y le mir#. /o sab%a como responder, ya

    que no ten%a un nombre.

    Esp#cimen $9) ::;

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    raz&n, trataba de absorber cada d%a el mayor porcentaje de conocimiento que pudiese, a fin

    de aprender todo lo que pudiera antes de que mi e'istencia fuese borrada del planeta.

    2ero ten%a que admitir que no sab%a mucho sobre los cambiaformas, y la curiosidad me hizo

    su presa al tenerles tan cerca de m% en ese momento. >e mantuve en la misma postura,

    tratando de elucubrar cul ser%a la reacci&n adecuada frente a ellos, si la sumisi&n o el

    atrevimiento, sopesando los riesgos y la escasa oportunidad de huida. a idea de morir no me

    seduc%a, no a(n, pero quizs una muerte rpida era preferible, a que ellos jugasen con mi

    mente tambi#n, como el profesor hac%a. En ese pensamiento, escuch# una vez ms el sonido

    de sus voces.

    ?ueno, tendrs que venir con nosotros. * estas cosas... vi que se acercaba a uno de los

    tanques, mirando los fetos llenos de tubos 4Estn con vida5

    +%. +on espec%menes subclonados. +$9$. 1(n no llevan registro de identificaci&n e'pliqu#,

    pero me volvi& a mirar del mismo modo y baj# la vista 4>e matar%a ahora5

    4!(... eres su guardin5 o% que alguien diferente pregunt&.

    /o. es canto de vez en cuando afirm#, casi seguro de que me llevar%a un tiro por ello. El

    profesor no hubiera dudado, pero les vi mirarse entre s% as ondas alfa son beneficiosas para

    su desarrollo intelectual era la e'plicaci&n que ten%a preparada, junto con un largo estudio en

    mi porttil, por si el profesor me pillaba alg(n d%a. /o pod%a culparme por intentar seguir convida.

    /o podemos llevrnoslos 43u# vamos a hacer con ellos5 dijo otro, luego de darme una

    larga mirada.

    /o tenemos &rdenes del alfa. +olo sacar a los chicos de aqu% dijo el que llevaba el arma.

    +upuse que era el l%der, pues los otros no le cuestionaron. >ir# los tanques y supe lo que

    ten%a que hacer.

    Empezar# el proceso de eutanasia de inmediato dije acercndome al ordenador principal.

    >ejor eso, a que e'perimentaran a(n ms con ellos. El l%der me cort& el paso.

    43u# intentas hacer5

    $ortar# los circuitos de respiraci&n. a falta de o'%geno les matar en pocos segundos.

    2ero eso... eso es...

    /o sentirn dolor afirm# mirando al l%der, pero sin moverme. !en%a que dejarle la decisi&n

    a #l. >e mir& con el ce0o fruncido.

    >ierda... 4Ests seguro5 asent% en silencio De acuerdo.

    2ero, Delta... se quej& otro y le mir& con las mand%bulas apretadas.

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    @/o podemos llevarlosA protest& y percib% preocupaci&n en su voz. 1lgunos de los cient%ficos

    que trabajaban en el laboratorio, a veces se preocupaban por los pjaros tambi#n Bazlo.

    6nici# el proceso.

    >ientras mor%an, me desped% de ellos en silencio. /o sufrir%an ms. Estaban en paz.

    os cambiaformas me llevaron con ellos por los pasillos ahora silenciosos del laboratorio

    hasta el e'terior. /unca hab%a salido de las instalaciones, y el brillo del sol me hizo da0o en

    los ojos. 2ronto o% el rumor de voces y descifr# algunas que conoc%a. os pjaros hab%an sido

    sacados tambi#n y estaban en una especie de transporte grande. >e sent# con ellos e intent#

    calmar a alguno que vi muy nervioso, como siempre hac%a. El transporte se movi& y comenz&

    a alejarnos del mundo que hab%amos conocido hasta entonces. /o sent% pena, pues estaba

    acostumbrado al dolor. 2ens# que tal vez ser%a otro de los elaborados juegos mentales del

    profesor.

    1lgunos de los pjaros se durmieron vencidos por el cansancio, pero la mayor%a nos

    mantuvimos despiertos y alertas. 2asaron varias horas hasta que al fin el paisaje cambi&,

    dejando ver monta0as que yo solo hab%a visto en el ordenador, y paisajes verdes que

    (nicamente hab%a so0ado. Era hermoso, nunca pens# ver algo tan hermoso en el tiempo quetendr%a de vida.

    El aire era fr%o y ol%a a cosas e'tra0as cuando bajamos del transporte. *a hab%a asumido el

    cambio que representaba la salida del laboratorio y la presencia de quienes nos hab%an sacado

    de all%. 2arte de m% segu%a alerta por si se trataba de un juego del profesor, preparado para

    cualquier eventualidad, pero era preferible adaptarse rpido al cambio, a fin de no poner mi

    vida en un peligro potencial. 2ronto not# que estbamos en medio de una agrupaci&n de

    viviendas y calles, un poblado por lo que hab%a podido leer en internet, y no tuve dudas de

    que los cambiaformas nos hab%an llevado hasta all% con intensiones de realojarnos, quizs a fin

    de utilizar los poderes f%sicos y mentales de los pjaros. En ese caso, yo les era del todo

    prescindible, por lo que me esforc# en pensar una forma de parecer (til a sus ojos.

    $onservando la calma, ayud# a descender a los pjaros y a guiarlos hacia el hbitat que hab%an

    preparado para nosotros. Era una habitaci&n muy grande, not# con agrado que estaba hecha

    de madera natural y ten%a un amoblado que solo hab%a visto en imgenes r(sticas y antiguas.

    >i cerebro registr& que se trataba probablemente de un hogar com(n y corriente, pero para

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    m% todo era nuevo, acostumbrado siempre a la parca pulcritud del laboratorio. 1l mirar a mi

    alrededor, pude ver a los pjaros igualmente asombrados y los rostros de quienes nos hab%an

    tra%do, ahora ya sin armas, deambular por el lugar con familiaridad. 2ronto vi a una mujer

    grande y con un gesto que me llam& la atenci&n, pues muy pocas veces lo hab%a visto antes.

    Cna gran y clida sonrisa.

    2asad, ni0os. 1comodaos. Bay poco sitio, pero no ser por mucho tiempo. Eso es.

    ?ienvenidos dijo con una voz que igual& la calidez de su gesto. /o pude creer que el

    profesor la hubiese contratado para uno de sus juegos. 2arec%a demasiado honesta, pero no

    pod%a fiarme. 1yud# como antes a los pjaros, a ubicarse y calmar a los nerviosos. >is ojos

    hab%an registrado la puerta por donde se hab%a marchado la mujer y la segu% hasta all%, a

    medias deseando comprobar que no era parte del juego mental. 2or la actitud de quienes nos

    hab%an tra%do, supuse que ella tendr%a alg(n tipo de rango superior o ser%a l%der de alguna

    forma, as% que si quer%a una oportunidad para sobrevivir, tendr%a que ganarme su beneplcito.

    +i lograba demostrarle que era (til, quizs no me ejecutaran a corto plazo. al%a la pena el

    riesgo. $uando entr# en el recinto, not# claramente que me hallaba en una cocina, pero no

    p(lcramente esterilizada como las que siempre hab%a visto en el laboratorio, sino ms simple

    y de alg(n modo e'tra0o, ms tranquilizadora. *o manten%a una estricta dieta especial, a finde conservar mi cuerpo en perfecto estado para el profesor. >e acerqu# a ella, quien se

    volvi& hacia m% con esa sonrisa e'tra0a. 6ntent# recabar en mi mente toda la informaci&n que

    pude en esos segundos, sobre el protocolo para tratar a los l%deres. !endr%a que ser educado,

    pero sin parecer desesperado.

    Bola, cari0o. /ecesitas algo5 su voz era clida y familiar, un tono que no esperaba de su

    rango y me dej& mudo por un instante 43uizs no era la l%der5 2ero la actitud de los otros

    hab%a indicado un profundo respeto. 6nclin# el cuello levemente, a fin de mostrarle sumisi&n,

    pero no e'agerada.

    +iento molestarla. >is hermanos tienen sed, y me preguntaba d&nde podr%a obtener algunas

    reservas de agua !al vez se saliera del protocolo habitual, pero pens# que una petici&n ser%a

    lo adecuado en este caso, sobre todo si no era algo para m%. 1lc# levemente la mirada y me

    encontr# con sus ojos sorprendidos, bajando los m%os de inmediato 4Bab%a cometido alg(n

    error5 4>e matar%a5 o lamento. /o pretend%a importunarla. >e marchar# de inmediato

    comenc# a retroceder lentamente, sin darle la espalda a fin de no parecer d#bil y aterrado

    como estaba, cuando su voz me detuvo.

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    )h, cari0o, no es problema. Espera un momento y me detuve en seco, vi#ndola mirar

    dentro de un contenedor de fr%o. +e volvi& hacia m% con una sonrisa de disculpa que me

    confundi& o siento, cari0o, pero no tengo botellas de agua para todos. +in embargo hay un

    par de jarras fresquitas en la nevera. $reo que sern suficientes dijo apuntando al aparato

    grande y poco moderno. !om# eso como una se0al para acercarme. 1l mirar, vi que dentro

    efectivamente hab%a agua almacenada.

    2odr%a coger un poco, por favor5 le ped% como nos hab%an ense0ado. /o ten%a un pase,

    pero solo era agua, y los pases de dieta eran solo para obtener comida. El profesor hubiera

    acabado conmigo al descubrir que no hab%a seguido la dieta y hab%a cobrado unos gramos

    dems, as% que ten%a que tener mucho cuidado. a mujer asinti& con la cabeza y una sonrisa

    algo triste. *o conoc%a la tristeza, pues era un sentimiento com(n en el laboratorio, pero me

    pregunt# porqu# ella la e'perimentaba.

    Bay vasos en esa alacena me indic& otro dep&sito en la parte superior del muro. $uando lo

    abr%, vi vasos y platos apilados desordenadamente, tampoco esterilizados, pero no me

    molest&. a verdad es que odiaba la blancura as#ptica del laboratorio. os saqu# con cuidado

    al notar que no estaban hechos de plstico duro, sino de cristal 2onlos aqu%, cari0o me

    indic& una bandeja depositada en la mesa. >ientras los colocaba, ella los fue llenando con elagua de las jarras. +upuse que tampoco el agua estar%a filtrada y me llen& de curiosidad saber

    como sabr%a. >e encontr# con sus ojos pendientes en los m%os 43uieres beber5

    /o. o llevar# primero a mis hermanos.

    De acuerdo. !en cuidado, est pesada y su sonrisa triste volvi& a llenar su rostro. +al% con la

    bandeja cargada, e'tra0ado a(n por sus palabras. >e hab%a ofrecido de beber y me hab%a

    pedido que tuviera cuidado. +i era un juego del profesor, era muy elaborado, pues los

    sentimientos que despertaba en m% su actitud no los hab%a sentido nunca, confundi#ndome

    por completo.

    uego de llevar agua a los pjaros y saciar mi propia sed, me encontr# algo ms tranquilo y

    menos inc&modo con la idea de que todo no fuese ms que una mentira del profesor. +i lo

    era, entonces deb%a jugar mis cartas como mejor sab%a y disfrutar de la charada hasta el final.

    Era l&gico que me matese de todas formas, as% que pens# que lo menos que pod%a hacer en

    ese momento, era unirme al juego.

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    a mujer l%der estaba a cargo de la alimentaci&n, y fue evidente para m% ver que no hab%a

    errado al pensar que su estatus de mando era alto, pues vi a muchos de los cambiaformas que

    nos hab%an tra%do a ese lugar, acercarse a ella y recibir instrucciones del tipo recolecci&n de

    mantas y otros enceres de uso bsico, que luego nos fueron entregados. $ontinu# con mi plan

    de ganar su beneplcito ese d%a, procurando prestar siempre ayuda y servicio cuando ella lo

    requer%a, tratando de no parecer demasiado desesperado, pues a(n no conoc%a los l%mites de

    su carcter, y no pod%a precisar si se volver%a de pronto con violencia hacia m% y acabar%a con

    mi vida. uego de estudiar con disimulo sus movimientos y el de los dems a su alrededor,

    calcul# que la mejor medida a optar en ese momento, era demostrar una devoci&n absoluta al

    cuidado de mis pjaros, cosa que no se me hizo dif%cil, pues era lo que sol%a hacer a menudo

    en el laboratorio siempre hab%a intentado cuidar de ellos en la medida de lo posible,

    mientras el profesor no estaba. >e sent%a responsable por ellos, no solo por mis genes, sino

    porque eran ms peque0os y frgiles que yo, y muchos hab%an pasado por momentos

    terribles, peores a los m%os. 2ude notar que mi actitud se ajustaba al carcter de colaboraci&n

    social, que parec%a el patr&n dominante en esa comunidad, y tuve la satisfacci&n de

    comprobar que la l%der apreciaba mis intentos. Eso me dio la tranquilidad de que no ser%a

    ejecutado eventualmente.

    Durante una copiosa comida, que fue dispuesta una vez ms por la l%der, y a la que no me

    sent% con fuerzas suficientes para unirme Fdeb%a cuidar mi peso, por si el profesor decid%a

    aparecer en medio del juegoG tuve un momento en el que pude escapar de las miradas de

    quienes nos albergaban, y sal% al jard%n.

    >e maravill& poder contemplar de primera mano, el hermoso paisaje que deseaba tanto ver

    desde que hab%amos llegado. El profesor hab%a elegido sin dudas un sitio precioso para su

    charada, lleno de tantos verdes y azules, que ninguna paleta de pintor podr%a haberlos

    reproducido con fidelidad. +ent% una inmensa reverencia ante todo lo que ve%a, una emoci&n

    profunda que hasta ese momento nunca antes hab%a sentido, y dese# con todas mis fuerzas

    que todo estuviese pasando de verdad, que yo fuese por fin libre, para vivir y absorber toda la

    belleza que contemplaba, que no pendiese sobre mi e'istencia una sentencia mortal, de parte

    de un hombre que borrar%a sin remordimientos mi recuerdo para siempre. 3uise aferrarme a

    la esperanza de que no era solo un engendro ms, creado para ser destruido en el momento

    conveniente, que no era solo un almac#n gen#tico, sino alguien vivo, palpitante y refle'ivo.

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    4$ab%a la posibilidad de que no fuese todo un juego mental5 3u# fuese solo la verdad5 2ero

    mi e'periencia me hab%a ense0ado a no creer que lo bueno duraba para siempre. En alg(n

    lugar estaba el profesor, dispuesto a aguardar al m%nimo indicio de debilidad, para atacar con

    ms fuerza. * la parte de mi conciencia que lo sab%a, me previno contra esa dulce y loca

    enso0aci&n, que yo anhelaba tanto hacer real. Hegres# a la casa, dispuesto a seguir con el

    juego.

    Esa noche cant# para que los pjaros pudieran conciliar el sue0o, teniendo como siempre en

    mi mente a todos aquellos que hab%an partido antes hac%a tiempo hab%a decidido guardarles

    en mi memoria, incluso aun aquellos que hab%an sido desechados poco despu#s de nacer,

    pues si no ten%an una tumba, yo les har%a una en mi coraz&n. 1l acabar y comprobar que su

    sue0o era ya tranquilo, me dirig% a la l%der, para darle mis e'cusas por el inconveniente

    causado por el ruido, ya que la casa era peque0a y mi voz se hab%a propagado

    inc&modamente en los espacios c&ncavos que all% abundaban, pero me la encontr# presa de

    alg(n tipo de emoci&n profunda, quizs la misma tristeza que hab%a visto antes en ella, pero

    ahora acentuada por lgrimas. Eso me hizo refle'ionar en los e'tra0os patrones que estaba

    tomando el juego del profesor, pero todo pensamiento fue borrado en el instante en que ellame abraz&. Hecordaba haber visto ese gesto en alg(n video que baj# de internet, cuando

    estudiaba el comportamiento social de las familias, pero nunca cre% que ser%a tan placentero.

    Era un ritual al parecer bastante corriente para ella, y me somet% creyendo que era lo correcto

    en ese momento, pero los d%as que siguieron a nuestra llegada, me percat# de que el hecho

    volv%a a repetirse, a diferentes momentos del d%a y sin un patr&n definido, notando con

    desconcierto que yo no era el (nico a quien ella ofrec%a ese gesto, pero comenzando a

    disfrutarlo cada vez que era para m%, incluso buscndolo en momentos en los que pod%amos

    estar a solas. /o siempre era un abrazo lo que recib%a de su parte, a veces era una sonrisa o

    una caricia en el pelo, pero me llenaban de igual forma, haci#ndome olvidar el miedo de que

    el juego acabara repentinamente y me viera devuelto a la frialdad as#ptica del laboratorio, y a

    la tortuosa mente del profesor. $asi tem%a que en cualquier momento las luces se apagaran y

    todos ellos se quitaran las mscaras, para entregarnos a la muerte en sus manos o peor, a la

    locura. >uchas noches me vi asediado por sue0os en los que eso ocurr%a, y buscaba consuelo

    en el amplio jard%n, en el azul profundo del cielo a(n salpicado de estrellas, rogando en

    silencio poder vivir un d%a ms de aquella dulce mentira.

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    2oco a poco los pjaros y yo nos fuimos acostumbrando al ritmo de vida, incluso not# con

    asombro que algunos se relacionaban con los grandes cambiaformas del lugar, siendo

    alojados por ellos en sus propias casas. Eso me llen& de pnico al principio, creyendo que les

    usar%an para sus maquinaciones, abusando de sus poderes como era tan habitual en el

    laboratorio, intentando recurrir al poder de la l%der para evitarlo, olvidando por un instante

    que quizs era bajo sus &rdenes que ellos eran llevados, o que era una parte fundamental del

    tortuoso juego del profesor. Ella se mostr& paciente conmigo, no severa, y me asegur& que su

    comunidad jams intentar%a hacer da0o a mis pjaros. /o supe si creer en sus palabras,

    pero el tono lleno de confianza y afecto que hab%a en su voz me desarm&, y aunque hubiese

    sido una mentira, yo era incapaz de defenderme o defenderles a ellos.

    2oco a poco algunos se marcharon y sent% una pena tan viva recorrerme, pensando en lo

    in(til que era para protegerles, que siempre hab%a sido in(til para mantenerlos a salvo del

    profesor, que sent% el deseo repentino de que todo acabase ya, la mentira del profesor se

    destapara y me llevase para matarme. Cna muerte rpida era preferible a esa lenta tortura de

    ver desaparecer todas las pobres esperanzas que yo hab%a concebido en esos d%as, esperanzas

    tan in(tiles como yo mismo. >i falta de apetito y nimo pareci& sobresaltar a la l%der, quien

    pens# considerar%a entonces ejecutarme, pues ya no le era nada (til. 2ero en vez de matarme,hizo que los pjaros perdidos regresaran a verme, y pude comprobar por m% mismo que se

    hallaban a salvo y en muy buen estado an%mico. 6ncluso alguno parec%a irradiar tanta felicidad,

    que me qued# seriamente considerando si el juego pod%a ser as% de elaborado. +er%a e'tra0o

    recibir algo tan bueno de parte del profesor. $uando les plante# mis dudas, recib% risas a

    cambio, lo que me dej& confundido 41caso yo era el (nico que pod%a comprender el

    peligro5 es rega0# por bajar la guardia, seguro de que su destino ser%a mucho peor de lo que

    a m% me aguardaba, pues #l solo me quer%a por mis &rganos, pero ellos ser%an e'primidos y

    abusados, sin la posibilidad del escape de la muerte. Era la primera vez en mi vida que les

    gritaba, y fue tambi#n mi primera e'periencia con la dolorosa furia que me corro%a desde

    hac%a tanto. Eso, unido a la falta de alimentaci&n, me dej& tan agotado que estuve un par de

    d%as presa de un sue0o afiebrado, lleno de horribles pesadillas. $ada escena vivida hasta

    entonces en mi e'tra0a vida en el laboratorio, se repiti& en mi mente como una grabaci&n y

    no pude escapar de sus recuerdos. +ab%a que no estaba solo, pod%a sentir en mi mente las

    voces de los ps%quicos, que intentaban alejarme del miedo, tray#ndome recuerdos de los

    pocos momentos felices compartidos a su lado, y trat# de aferrarme a ellos para no perder la

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    esperanza. a l%der tambi#n estaba cerca y me sorprendi& comprobar que su inquietud por

    mi estado era real, que se preocupaba aut#nticamente por mi bienestar. !odo eso, sumado a

    la parte de m% que renunciaba a dejar de luchar, me puso en pie de nuevo, a(n no del todo

    convencido de que estuvi#semos realmente a salvo de los malos manejos del profesor.

    9racias a los cuidados de la l%der, quien procur& alimentarme con su mejor reposter%a, y a

    quien comenc# a cobrar nueva confianza, creando un nombre propio para ella, pude en poco

    tiempo recuperarme, agradeci#ndole que hubiese cuidado de m% y de mis pjaros, quienes

    volvieron al poco a visitarme para ver mis avances. >e asegur& que no quer%a otra cosa, y que

    ver%a personalmente que de aqu% en adelante todos sus cachorros fueran felices. +ent% una

    e'tra0a emoci&n llenarme, al notar que me hab%a incluido en esa promesa.

    Cnos d%as despu#s, en una breve reuni&n de los cambiaformas en el sitio donde a(n nos

    ten%an alojados y a la que se nos permiti& asistir, fue informado de manera general que el

    profesor hab%a dejado de e'istir, asesinado al parecer por una de sus creaciones. +e

    rumoreaba que un grupo paramilitar hab%a salido en su busca para capturarle vivo, a fin de

    obtener informaci&n sobre la corporaci&n que comandaba, pero al llegar donde pensaban le

    atrapar%an, se hab%an encontrado en cambio con su cadver. /o supe como tomarme la

    noticia, preocupado tambi#n por a qui#n se referir%an al decir su creaci&n. Es cierto que noshab%an sacado a casi todos del laboratorio, pero no estaba seguro de que el profesor no

    tuviese retenido a alguno de ellos, en especial a mi cibergato, a quien no hab%a visto desde su

    (ltima misi&n de combate. 2ero en m% a(n segu%a presente el miedo de que todo fuese nada

    ms que una mentira, a(n cuando el fuerte deseo de vida y libertad que hab%a echado ra%ces

    en mi mente, luch& contra ese miedo, deseando ganar. /o sent% pena por la muerte del

    profesor Fsi es que era realG pero tampoco sent% alegr%a. Il me hab%a creado, lo que

    te&ricamente le hac%a mi padre pero eramos tan distintos, que era casi como si fu#semos

    dos caras diferentes de un mismo espejo, aunque yo no estaba tan seguro de que parte de su

    oscuridad no se hallara tambi#n presente en mi interior. Eso me hizo pensar en quienes

    hab%an sido creados antes que yo, llevando sus mismos genes, y acaso el mismo deseo

    hambriento de libertad que a m% me dominaba. Ellos hab%an muerto y yo segu%a con vida era

    pues mi tarea nunca olvidarles y sobrevivir por ellos. $on ese pensamiento y el deseo de ver

    que descansaran en paz en un lugar adecuado fijo en la mente, me encamin# esa ma0ana a

    los jardines armado con un cuchillo, para sellar esa promesa en mi propia carne

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    Nataniel era un lobo omega. +ero ser el omega no significaba ser pisoteado por todos, al

    menos no en esa manada. S significaba estar disponible para cuando alguien le necesitaba,

    pero at estaba orgulloso de hacerlo. 0 ms an cuando su propia manada le haba echado a

    la calle. +ronto se sinti# acogido all y se transform# en un lobo de mltiples funciones y

    conocimientos1 poda ser plomero, carpintero, *ardinero, en fin2 cualquier faena para la que

    era requerido, la realizaba con gusto. +or eso, cuando la esposa del alfa le di*o que

    necesitaba ayuda para la reubicaci#n de los &cachorros( reci%n llegados, no lo dud# un

    instante. )lla se haba vuelto casi una madre para %l, cuidndole y protegi%ndole, por eso

    comprenda que quisiera cuidar ahora de los pobres chicos que haban rescatado de ese

    espantoso lugar. Se movi# por todo el pueblo, hablando con la gente y viendo quien poda

    albergarles y por cunto tiempo. Sera la me*or forma de que pudieran adaptarse a la vida

    moderna, despu%s de haber estado tanto tiempo encerrados en el laboratorio. 0 cuando ella

    le coment# que uno de los chicos era muy hbil y servicial, y tal vez podra serle de mucha

    ayuda en su labor, no di*o nada, aunque se qued# pensando en sus palabras. 3ueno, poda

    intentarlo por un tiempo.

    )sa ma4ana se acerc# muy temprano 5poco despu%s del amanecer6 pues le gustaba

    levantarse pronto para aprovechar su da, notando la calma que reinaba en la casa principal.

    +or supuesto la mayora deban estar durmiendo an. ecidi# dar una vuelta por el amplio*ardn y rela*arse un poco. Siempre le tranquilizaba ver hermoso paisa*e de esa zona de

    "anad, algo ms fro que su pueblo de origen, pero con una excepcional naturaleza de

    belleza ind#mita y salva*e. Adems, necesitaba un poco de paz, despu%s de que la noche

    anterior tuviera que levantarse a mitad de su sue4o, para ir a detener una pelea en las

    afueras. 0 como siempre, llevar luego al instigador a su casa, oyendo durante todo el via*e

    sus protestas contra la in*usticia del mundo. 3ueno, 7lan era un *oven lobo con mucho

    espritu 5quizs demasiado6 y ataniel poda entender su deseo de probarse a s mismo y

    de*ar su marca en el mundo 5sobre todo siendo el ms peque4o de 8 enormes hermanos6

    pero no a pu4etazos. Aun as, su padre siempre confiaba en %l para llevarle de regreso,

    magullado, pero de una pieza.

    )ntr# por el sendero bien cuidado del gran *ardn, a un costado de la casa patronal, cuando

    de pronto not# una figura no le*ana de rodillas sobre la hierba. +ero no fue eso lo que llam#

    su atenci#n, sino el fuerte olor a tierra y sangre que lleg# a su nariz en ese momento. Seacerc# con apuro, mirando al chico arrodillado y pensando en que algo iba mal con %l en esa

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    postura tan extra4a, cuando vio con horror el cuchillo en su mano y c#mo %ste se haca un

    corte en el antebrazo, para de*ar gotear la sangre sobre un agu*ero que haba abierto en el

    suelo.

    9+ero... :;u% ests haciendo cortes, dos

    en cada brazo, por suerte no muy profundos9 ;u% demonios...9 y not# el tatua*e en su piel,

    un c#digo de barras con unas siglas extra4as.

    9?a sido impropio de mi parte utilizar un ob*eto de propiedad a*ena. Lo lamento mucho,

    pero no tena opci#n9 le di*o con una voz tan suave, que pareca el murmullo del viento

    entre las ho*as. )l lobo le mir# aturdido, vi%ndole apuntar al cuchillo9 Lo lamento de verdad.

    9:)se no es el problema

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    ganas.

    9A m me gusta. S, Gress es un nombre muy bonito9 insisti# y vio sus plidas me*illas de

    pronto colorearse, mientras sonrea con timidez. )so fue algo que le llen# de un instantneo

    deseo de verle sonrer ms a menudo. )l chico pareca necesitado de un buen ba4o de

    afecto, y algo de color en su piel. "asi poda ver las venas que surcaban su rostro. 0 no

    haba olvidado la imagen de esa ma4ana, con el cuchillo en su mano. Aun senta escalofros

    al recordarlo9 'ira, Gress. An cuando comprendo tus intensiones, esto9 di*o apuntando a

    sus heridas9 o creo que sea lo que tus hermanos hubiesen querido que hicieras por ellos,

    sabes

    9@o9 pregunt# con el ce4o ligeramente fruncido, como si no hubiese pensado siquiera en

    la posibilidad. at decidi# ser paciente con %l.

    9o. )llos eran mayores que t, no es as 0 un hermano mayor, nunca querra ver sufrir a

    su hermano peque4o.

    9)ntiendo. 0o tampoco quiero que los p*aros sufran9 di*o con firmeza.

    9@;uienes son los p*aros

    9Los especmenes liberados del laboratorio. o me gusta llamarles as sin embargo, ya que

    son alegres y hermosos, como los p*aros. An cuando su anatoma no les permita volar y

    carezcan de pluma*e9 explic# con toda seriedad y le hizo sonrer con ganas. A veces suspalabras tan doctas sonaban la mar de divertidas.

    90a veo.

    9@+uedo preguntar cul es tu nombre ! tal vez, tengas un c#digo tambi%n9 le oy# decir con

    cuidado.

    9'e llamo ataniel9 di*o sin rodeos y vio al chico mirarle en silencio un momento.

    9)n hebreo, ataniel significa regalo de ios @+erteneces a la religi#n *uda9 consult# y %l

    alz# una ce*a confusa.

    9o. 'i abuelo se llamaba as, asique mi madre solo cogi# el nombre9 vio que le miraba con

    atenci#n, como si meditara en sus palabras con mucho cuidado. "hico raro. Aunque

    empezaba a simpatizarle.

    9Las madres son seres sociables muy agradables. 0 con un amplio conocimiento culinario9

    Su forma de hablar era tan elaborada, que le sonaba extra4amente inocente y le hizo sonrer

    sin querer.9S, es verdad, Gress9 not# que le gustaba or su nombre, sonro*ndose de placer9 0o hace

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    mucho que no veo a la ma, pero dea ha sido como una para m todo este tiempo.

    9!h, ese es el nombre de madre pastel9 di*o como para s y at alz# una ce*a curioso9 Su

    repostera es deliciosa. 0 debo decir, que su costumbre de abrazar no es desagradable9

    admiti# sonro*ado an ms.

    9@Ge gustan los abrazos

    9Son... agradables.

    9)s bueno saberlo. 3ien, creo que deberamos entrar para curar esas heridas.

    9e acuerdo, ataniel.

    9Llmame at.

    9at9 !r pronunciar su nombre en esa voz clida y dulce, hizo a su coraz#n saltar. Se puso

    de pie y estir# una mano en su direcci#n. Sinti# la suya fra, pero firme en su piel. )l chico

    estaba muy delgado y demasiado plido, lo que le preocup# repentinamente. Bio que le

    observaba una vez ms con fi*eza.

    9@Gienes alguna pregunta, Gress

    9@Bienes por uno de los p*aros "uidars de alguno de ellos S% que gente de la comunidad

    les alberga en sus casas y les hace felices9 sus palabras le llamaron la atenci#n, sonriendo

    con suavidad ante sus palabras y el afecto que oa en su voz.

    9S. ?e venido por uno.9)res una persona agradable. )stoy seguro de que estar bien atendido ba*o tus cuidados9

    di*o con voz dulce y le vio sonrer de manera encantadora. )sa sonrisa ilumin# de pronto su

    coraz#n, y se hall# deseando que fuese %l quien se quedara a su lado. +oda ser un chico un

    poco extra4o, y su encuentro ms extra4o an, pero senta que haba un algo en %l que tiraba

    poderosamente de su coraz#n. 0 el lobo protector en %l le di*o que le cuidase.

    9G tambi%n eres agradable, Gress. Ben, vamos adentro y te curar%.

    9/racias, at.

    )ntraron en la cocina y ataniel busc# de inmediato el botiqun, ayudndole a quitarse la

    tierra con cuidado de sus brazos heridos, curndole con alcohol y poni%ndole algo de

    pomada. +ens# que hara muecas o se que*ara mientras le atenda, pero el chico se qued#

    perfectamente quieto en la silla, sin exhalar ni un suspiro.

    9@Ge duele, Gress9 pregunt# preocupado.

    9)stoy acostumbrado al dolor. Gena exmenes m%dicos cada semana. )sto no es dolorosoen comparaci#n9 di*o muy tranquilo, mirndole con curiosidad al verle tan consternado9

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    @ebera serlo ;uizs estoy siendo maleducado. Lo siento. 0 no me duele mucho. /racias

    por preguntar. !h, y gracias por curarme con tanta eficiencia9 o pudo evitar sonrer ante

    sus palabras, an cuando su coraz#n lata de pesar por todos aquellos malos momentos que

    pareca haber pasado mientras estaba prisionero.

    9e nada, Gress. 0 me alegro que est%s me*or, de verdad. 0 que tus hermanos est%n ya a

    salvo9 di*o acariciando suavemente su me*illa y viendo sus o*os temblar de sentimientos9

    )stn en un me*or lugar.

    9S, el *ardn es hermoso y fresco. All podrn ver salir y ponerse el sol. S% que les gustara,

    porque a m me gusta9 sus palabras eran menos doctas cuando hablaba de emociones. )so le

    agrad# enormemente9 0 esta comunidad es agradable. )starn a salvo del profesor.

    9@Sabes que %l ha muerto, no es as9 consult# preocupado, vi%ndole ba*ar la vista, no sin

    antes notar el miedo en sus o*os y olerlo en %l con fuerza. )so parti# su coraz#n.

    9)so he odo.

    9)s la verdad. )l alfa envi# a un equipo a buscarle y le encontraron muerto. o s% los

    detalles de lo ocurrido, pero s s% que ya no volver9 di*o con firmeza, posando las manos

    suavemente en sus hombros. Gress alz# la mirada y sus o*os se clavaron con miedo en los

    suyos9 )sts a salvo, Gress. Godos lo estis.

    9/racias9 susurr#, cerrando los o*os un momento para respirar con profundidad. 0a no ola amiedo, sino a tristeza. o pudo evitar envolverle entre sus brazos y estrecharlo suavemente

    contra s. 0 le gust# comprobar que el chico no se resista a su gesto.

    9Granquilo. )sts a salvo aqu. adie te har da4o, nunca ms9 le murmur# al odo y le

    sinti# estremecer, apretndose ms contra %l. )so le agrad# como nunca antes le haba

    agradado un abrazo. Le mantuvo all un largo momento, disfrutndolo y sabiendo ya en su

    interior que le deseaba a su lado. +ens# en el &p*aro( a quien dea quera que cuidara,

    deseando cambiarlo por %l. Le solt# con suavidad9 Gress, tengo que subir a hablar con la

    alfa. @'e esperars

    9@Ge refieres a madre pastel9 ese nombre le hizo sonrer y asinti# con ganas. )l chico le

    mir# con seriedad por un instante9 S. Ge esperar%9 le asegur#, quedndose en la silla muy

    derecho.

    9Bolver% en seguida. o te vayas, por favor9 le pidi# en un susurro, volviendo abrazarle9

    Bolver%, lo prometo, Gress.9Ge esperar%, at9 di*o de la misma manera. Se le hizo muy difcil soltarle y separarse de %l,como si temiera perderle si le quitaba los o*os de encima. )ra un sentimiento extra4o, que

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    no haba sentido por nadie antes. Se acerc# a la puerta de la cocina, volviendo el rostro paramirarle.9Ahora vengo.

    9S... at9 oy# que le llamaba y volvi# con prisa a su lado.

    9@S, Gress9 di*o cogiendo su mano, mirando en los o*os azules y dulces que atravesaron los

    suyos.

    9/racias9 di*o muy suavemente y con afecto. )l lobo acarici# su me*illa plida y fra,

    envuelto por un extra4o arrobamiento, que le de*# un par de segundos mudo en su

    contemplaci#n.

    9e nada. Ahora vengo, no tardo9 y sali#, decidido a hacer lo imposible con tal de tenerle a

    su lado.

    dea se haba levantado ya, recogiendo ropas y mantas para ponerlas a lavar. o se

    sorprendi# de ver a sus peque4os cachorros an dormidos. Le alegraba que estuviesen all,

    que hubiesen logrado liberarles de ese espantoso lugar. o poda imaginar las cosas

    terribles por las que haban pasado, pero se haca una idea al ver sus rostros, sus gestos, en

    especial los del alto y delgado cachorro, que siempre pareca tan atemorizado de todo, a

    pesar de que encontraba fuerzas para cuidar de los otros. S, no era un mal cachorro y se

    mereca ser feliz.

    o se sorprendi# mucho al ver aparecer a ataniel a esas horas, pues su cachorro era

    siempre madrugador y puntual.

    93ueno das, cari4o.

    93uenos das, madre9 ot# de inmediato el apuro en su mirada y el olor de su ansiedad.

    9@)st todo bien9 consult# algo inquieta y le vio revolverse un poco nervioso. Le record# a

    cuando haba llegado al pueblo la primera vez, como un adolescente asustado y abandonado,anhelante de cari4o. ?aba crecido mucho desde entonces y se haba convertido en un lobo

    de bien. )staba segura de que ayudara al peque4o reci%n llegado a sentirse como en casa.

    )lla lo haba intentado, pero saba que el chico necesitaba algo ms para superar el miedo al

    que haba sido sometido por ese hombre tan cruel. Lo vea en sus o*os cada vez que le

    miraba, el hambre de afecto y de conocimiento. Sonri# confortadoramente a ataniel9 'e

    alegro que hayas venido por el chico. Ge aseguro que es un cachorro estupendo, y tiene

    mucho potencial para aprender.9o lo dudo, madre... )s solo que...9 intent#, pero ella le interrumpi#, ba*ando las escaleras.

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    9ebe estar durmiendo an. Bamos, aydame con esto9 y le pas# una buena cantidad de

    mantas9 )s algo tmido, sabes +ero muy inteligente. La verdad es que me alegra que se

    haya ale*ado de las manos de ese hombre tan p%rfido. 0 estoy segura de que no es

    demasiado tarde para devolverle la alegra que merece.

    9'adre, yo... quisiera... La verdad es que... ya hay alguien a quien yo...

    9!h, espera un segundo, cari4o @#nde est ese cachorro9 busc# con la mirada entre los

    que dorman, pero no le hall#, volviendo la vista al gran ventanal del sal#n9 e seguro est

    afuera. Le encanta el aire libre.

    ataniel resopl#, incapaz de poner en palabras la angustia que senta por no poder darse a

    entender @"#mo decirle a la alfa, que haba encontrado a alguien ms a quien quera cuidar

    ;ue lo prefera a %l, antes que al chico que ella haba seleccionado para llevarle a su casa.

    ;uera a Gress, lo necesitaba. Intent# llamar una vez ms su atenci#n, cogiendo su manga,

    pero dea no le hizo caso.

    9!h, all ests. )s bueno que est%s despierto ya. ?ay alguien a quien me gustara

    presentarte9 y se dio cuenta de que haba abierto la puerta de la cocina. Sus enormes y

    hermosos o*os le miraron con profundidad.

    9:Gress patas 5y a veces de F6 que pasaban por su vida, intentando

    encontrar en su labor consuelo y una motivaci#n para vivir. "uando vio el anuncio para

    traba*ar en AlasJa con los lobos, no se lo pens# dos veces y envi# su solicitud.

    0 ah estaba ahora, an cuando las cosas parecan no me*orar de momento.

    Mohn haba desaparecido haca una semana, llevndose con %l todos los fondos de la

    asociaci#n y el dinero del centro. +ronto se supo que haba malversando los fondos de las

    subvenciones y las donaciones que haban recibido para llevar a cabo el proyecto de

    reintroducci#n. Llevaba meses haci%ndolo. 0 ahora se haba marchado fuera de su alcance.)so solo poda significar que tendran que cerrar. "onvocaron a una reuni#n de emergencia

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    a todos los traba*adores, en cuanto se supieron los hechos ms concretos.

    9+ero, @;u% suceder con los animales9 pregunt# ose y 'ati se hizo la misma pregunta.

    Sin dinero, solo contaban con los vveres que tenan almacenados, tanto para alimentaci#n

    de ellos como de los animales.

    9@0 nuestros sueldos, qu%9 pregunt# otro ms. +ero nadie tena una respuesta para eso, y

    'ati se pregunt# al mirar sus caras, qui%n sera el primero en abandonar el barco.

    Gras la reuni#n, el doctor ussel tom# el mando en lugar de Mohn, intentando continuar con

    el proyecto como fuera y tratando al mismo tiempo de aplacar a los eno*ados empleados.

    +ero finalmente la mayora decidi# marcharse, a la espera de que los directores del proyecto

    les pagaran el dinero que les deban. e los DK que traba*aban all, solo > se quedaron, 'ati

    entre ellos. )l resto eran +hil, ose y el doctor ussel. Genan ms de EN lobos que cuidar y

    solo > personas para ello.

    )l doctor se mostr# muy agradecido de que se quedaran, an a pesar de no contar con

    ningn pago.

    93ueno, oc, usted est en la misma situaci#n. Adems, se supone que los lobos son lo

    primero no +ara eso hemos venido9 di*o ose con muy buen *uicio, y 'ati asinti# en

    silencio.

    9Sabamos que no sera fcil, pero estamos *untos en esto9 secund# +hil, haciendo un gui4omuy tpico suyo.

    9/racias, chicos. 'uchas gracias.

    9Benga, hombre. Lo nico que hay que hacer, es repartir las tareas entre nosotros9 continu#

    la chica.

    90o... yo puedo hacerme cargo del registro diario. 0 la alimentaci#n9 di*o 'ati con timidez.

    )l registro consista en verificar el estado de cada lobo y tomar nota de cualquier

    eventualidad, lo cual sonaba simple, pero a veces haba que recorrer el gran permetro del

    recinto para verificar a todos los lobos. 0 no siempre estos cooperaban. +ero 'ati les

    conoca a todos y les respetaba.

    90o te ayudar% con eso, cuando haga falta9 ofreci# el oc con una sonrisa, y 'ati asinti# en

    silencio, pensando en los ltimos animales que haban llegado al recinto, un grupo de

    cachorros encontrados a las afueras de la ciudad. +or lo visto, su madre haba sido asesinada

    por cazadores, y los peque4os haban salido probablemente en su busca. )staban en muymalas condiciones cuando les llevaron, y el oc us se haba dedicado de lleno a cuidarles.

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    plato haba quedado en la mesa, pero no se atrevi# a ir a buscarlo. Gom# un panecillo y

    movi%ndose con cautela, sali# al exterior. La noche era fra y su aliento se arremolinaba en

    torno a %l como niebla, mientras caminaba hasta la valla que mantena a los lobos dentro de

    su espacio. espir# con alivio al llegar a ella. All se senta a salvo. Se sent# con la espalda

    pegada a la valla y se comi# el pan, lamentando no poder terminarse la sopa caliente. 'ir#

    al cielo tachonado de estrellas, un lu*o que no haba disfrutado mientras creca, pues en la

    ciudad era raro poder ver las estrellas. Aqu estaban tan cerca que parecan abarcarlo todo,

    como si estuviera ba*o una gran cpula negra y salpicada de gotas brillantes. )ra hermoso.

    !y# voces y risas provenir del interior de la casa. All donde estaba, a salvo en la cercana

    de los lobos, no le atemorizaron tanto. "uando el sonido disminuy#, se acerc# con cuidado,

    mirando tras la ventana. Bio algunas figuras an sentadas a la mesa. )staba cansado y

    decidi# entrar, ya que al da siguiente tendra que madrugar, por lo que necesitaba unas

    horas de sue4o. "uando entr#, vio que ose y su... @ovio )staban abrazados, sentados a

    la mesa, charlando con +hil, el oc y 3laJe. 'ati intent# escurrirse le*os de ellos, antes de

    que le vieran.

    9!h, 'ati. Ben aqu un momento, por favor9 le llam# el oc, y se sinti# en la obligaci#n

    aproximarse. Se sent# frente a la mesa con timidez, teniendo cuidado de poner suficiente

    distancia con los cuerpos grandes de los reci%n llegados, sintiendo nuevos nervios recorrerleal notar la mirada de sus o*os oscuros sobre %l9 3ueno, ahora que estamos todos y tenemos

    la ayuda de los chicos de la manada, podremos repartir las tareas. Asignaremos dos personas

    a cada labor, mientras aprenden y cogen el ritmo. ose, 'ati y yo les instruiremos en lo que

    podamos9 ambos asintieron9 +hil, s% que ahora tendrs que encargarte de alimentar a ms

    gente, y confo en que no te suponga un problema...

    9e ningn modo9 asegur#, gui4ando el o*o con sonrisa coqueta.

    9'a4ana vendr AtJa, con una carga de alimentos9 se oy# la voz potente y masculina de

    3laJe. +otente, pero no amenazadora y 'ati se sinti# extra4amente calmado.

    9Si necesitas ayuda, estaremos a t disposici#n9 di*o el oc al cocinero, antes de ponerse en

    pie. 'ati vio a 3laJe hacer lo mismo a su espalda, lanzndole una mirada que le pareci#

    extra4amente tierna. "ontrastaba enormemente con su aspecto fiero9 Bamos a dormir. ?a

    sido un da muy largo. Los chicos ocuparan las camas libres en el dormitorio9 anunci# y

    'ati supo que le tocara compartir el espacio con los gigantes. Guvo el deseo repentino decoger nuevamente el rifle. Al menos +hil estara all tambi%n. Bio al oc y 3laJe salir por la

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    puerta. Sin duda se quedaran *untos en la peque4a caba4a que funcionaba como enfermera

    y casa del doctor. )so le sorprendi#, pero no di*o nada. Bio que ose y su novio 5no saba

    que otro nombre darle, al verles tan acaramelados6 se ale*aban tambi%n.

    9os quedaremos en la camioneta9 di*o ella, gui4ndoles un o*o de una forma muy

    elocuente. +hil sonri#, viendo la puerta cerrarse tras ellos.

    9'u*er afortunada9 suspir#. 'ati lo mir# alzando la ce*a. La camioneta era lo

    suficientemente grande para que ambos durmieran, pero tuvo la sospecha de que no

    dormiran precisamente esa noche. Se alegr# de no tener que or nada. +hil y %l apagaron la

    luz, y se dirigieron al dormitorio. )ra suficientemente grande para que durmieran DK

    personas, como haba sido hasta haca mes y medio, con camas literas que ahora estaban

    repartidas aqu y all con los otros > grandes ocupantes. 'ati se alegr# de que ya estuviesen

    dormidos cuando entraron. Se cambi# de ropa y se meti# a la cama, colocando el

    despertador a las > de la ma4ana, la hora en que sala a hacer su ronda diaria en soledad,

    mientras el sol asomaba tmido por el horizonte.

    Los primeros das le cost# acostumbrarse a la visi#n de los enormes extra4os, que iba de un

    lado al otro del recinto, intentando apartarse de sus presencias todo lo posible. "omo si lo

    intuyeran, estos no hacan intentos por buscar su compa4a o su charla, manteni%ndose adistancia respetuosa y dirigi%ndole la palabra siempre en una voz tranquila y suave. )ra

    diferente cuando estaban entre ellos o alrededor de +hil, ri%ndose y bromeando siempre,

    alegres como p*aros enormes, de negro cabello y cobriza piel. 'ati a veces lamentaba no

    tener el valor de unirse a ellos, pero la mayora del tiempo les prefera a buena distancia.

    Gena la sensaci#n de que si se acercaba demasiado, le aplastaran sin querer. -ue evidente

    con el paso de los das que 3laJe y el oc estaban *untos. )ra raro verlos separados y no

    tocarse. ose y su novio se haban marchado en busca de una carga de vveres, tras la

    venida de AtJa, quien haba trado alimentos frescos pocos das antes. 'ati se sorprendi# al

    ver su aspecto tan diferente de los otros, ya que si bien era tan grande y fuerte como los

    &chicos(, era muy blanco y su largo pelo de un rubio platinado. "rey# que era albino, pero

    sus o*os de azul hielo le di*eron que no lo era. )l misterio fue resuelto por el amistoso 5y un

    poco chismoso6 +hil, quien le hizo confesar que su padre fue uso y su madre Inuit. )sa

    mezcla le haba dado su aspecto. +ero lo ms sorprendente de todo era or como los otros lellamaban 3eta, tratndole con mucho respeto. Gambi%n les haba odo llamar a 3laJe Alfa, y

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    eso le hizo pensar que era algn tipo de rango militar, como general o teniente. )ra evidente

    que %l les guiaba, y era muy extra4o verles esperar que se sentara a la mesa y comiera, antes

    de ellos hacer lo mismo. )so le tra*o el recuerdo de su manada de lobos y sus rituales de

    sumisi#n y dominio. ;uizs, era un comportamiento propio de los nativos Inuit. "omo era

    una persona muy intelectual, 'ati investig# un poco sobre su cultura en la red de internet

    que tena el oc en la enfermera. All descubri# que los Inuit eran uno de los pueblos

    nativos ms antiguos de AlasJa, y su cultura estaba muy enraizada a la naturaleza. ?aba

    muchos cuentos y leyendas orales 5haba pocas referencias escritas6 y su mitologa rondaba

    casi por completo en torno a los animales, sobre todo al lobo y al carib. )so le gust# y les

    mir# desde entonces de otra manera, aunque an no se senta del todo a salvo ante su

    imponente aspecto.

    =no de ellos, !Ju*O, y quien pareca el ms *oven del grupo, fue asignado por el oc para

    ayudarle con los lobos. 'ati le ense4# todo cuanto saba, intentando sonrer tmidamente

    ante sus bromas, que el chico le lanzaba siempre con gesto amistoso pero sin intimidarle, y a

    pesar de sus reservas, 'ati descubri# que su compa4a era agradable. Adems, !Ju* se

    llevaba bien con los cachorros y eso le di*o que no era una mala persona. An as, segua

    prefiriendo su soledad, la que siempre buscaba luego de comer en la mesa, escuchando en

    silencio sus charlas alegres, sus risas, sinti%ndose tan aparte de todos ellos, como si fuesende planetas diferentes.

    =n par de semanas despu%s de su llegada, tuvieron que via*ar al poblado ms cercano en

    busca de material para reparar las vallas, ya que una fuerte racha de viento fro haba tirado

    parte de ellas. Aprovecharan tambi%n para coger ms alimentos. !Ju*, 'ati y otro de los

    chicos, acompa4aron al doctor y 3laJe. 'ati nunca haba estado en el poblado antes y

    quera mirar. "uando se ba*aron de la camioneta, lo observ# todo con o*os nuevos. o era

    grande, pero pareca bien abastecido y a esas horas de la ma4ana no haba mucha gente. Les

    acompa4# a comprar las cosas y ayud# a cargarlas en la camioneta. Pl no poda llevar

    mucho peso, pero era bueno acomodando, y qued# suficiente espacio para que luego

    pudieran sentarse en el interior c#modamente. 'ientras se dirigan a la cafetera a tomar

    algo, sus o*os distinguieron una caseta de perro a uno de los costados del edificio. Bio a un

    enorme perro echado sobre el cemento fro, su pelo espeso y enmara4ado, movi%ndose en elaire matutino, encadenado a la caseta. )ra una mezcla de husJy con rottQeiler. Se detuvo

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    las cosas y mirar por el amplio cristal de la ventana, perdido en sus pensamientos.

    +ronto el poblado qued# atrs y la fra carretera se abri# ante sus o*os, la nieve blanca e

    ind#mita extendi%ndose por doquier, salpicada del marr#n verdoso de algunos matorrales.

    e pronto, sus o*os notaron una forma negra en medio de la blancura espesa de la nieve. o

    poda ser...

    9Alto9 di*o con la voz enronquecida por su reciente sue4o9 :Alto< +aren el coche

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    nada, ni le rega4# por su acci#n. +arecan contemplar al lobo con o*os desconcertados. Le

    metieron en silencio a la camioneta y 'ati se sent# a su lado. )l animal pareca ya

    consciente, y le mir# con o*os que resplandecieron de un hermoso color plata. Le llam# la

    atenci#n, ya que los lobos tenan los o*os amarillos y solo unas pocas variantes de colores si

    tenan mezcla de perro en ellos. +ero solo le import# que se hallara a salvo. Le oy# gimotear

    con suavidad, como si le llamara y se recost# a su lado, pasando los brazos ba*o su cabeza

    para apretarla contra s confortadoramente.

    9)stoy aqu. o tengas miedo. )sts a salvo9 le susurr# a la peluda y negra ore*a con afecto.

    )l lobo cerr# los o*os, casi como si disfrutara el sonido de su voz. 'ati le susurr# una

    canci#n de cuna que su madre sola cantar para %l, las noches en que alguna pesadilla del

    pasado le despertaba en medio de la profusa oscuridad.

    Solo su voz pudo orse, el susurro dulce de su canto llenando el silencio que los rodeaba,

    hasta que se apag# cuando el chico perdi# la conciencia. )l lobo dio un gemido preocupado,

    mirando su rostro y la sangre ya seca en su herida.

    9Granquilo, hermano. Solo est dormido. )s un cachorro peque4o, pero fuerte9 oy# la voz

    del otro lobo que lo haba cargado, pero fue incapaz de responder. o poda transformarse.

    ?aba pasado muchos das en su forma animal, para ahorrar energas en su via*e y ya notena fuerzas. +ero %l pareci# comprender su inquietud.

    9escansa. "uidaremos de ti9 oy# la voz que provena desde la parte frontal del coche y

    supo que no poda desobedecerla. 'ir# por ltima vez el rostro dormido tan cercano al

    suyo, y le lami# con suavidad. "reera en la promesa del alfa. "err# los o*os, apretndose

    con fuerza al calor de su compa4ero.

    "uando 'ati despert#, se descubri# en una cama de la enfermera. Se toc# la frente,

    sintiendo un ap#sito all. A su mente volvi# la imagen del lobo negro @"#mo estara Se

    sent# de golpe y volvi# a recostarse un momento, para evitar el mareo. )n ese momento el

    oc ussel entr#.

    9Baya, tienes un buen chich#n, pero sanar bien9 di*o a modo de rega4o paternal. 'ati le

    mir# con fi*eza.

    9@"#mo est el lobo ?a sobrevivido )st bien9 le vio asentir con calma.9S. Solo tena un poco de hipotermia y la pata delantera rota. +ero es resistente.Sobrevivir9 le asegur# y se sinti# mucho me*or.

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    9@+uedo verlo9 pidi# con ansias. )l oc le dio una sonrisa suave.

    9)s me*or que le de*es descansar. +arece que ha tenido un largo via*e. +asar la noche en el

    ala de cuidados especiales. 'e encargar% de que no le falte nada9 le asegur# y 'ati tuvo la

    impresi#n de que hablaba de una persona, pero asinti# sin insistir. Se qued# un rato ms

    recostado hasta sentirse me*or, y por indicaci#n del doctor, regres# a la caba4a principal.

    Los otros no estaban y +hil le recibi# con sonrisa afectuosa, dndole una buena porci#n de

    estofado.

    9'e han dicho que has salvado a un lobo en la carretera.

    9S. -ue una suerte que le viera.

    9)res un h%roe rescatador de lobos9 sus palabras le hicieron sonrer, recordando el hermoso

    tono plata de los o*os del lobo. Se alegraba de haber estado mirando por la ventana y

    notarle9 espu%s de comer, te irs a la cama.

    9+ero, an no he...

    9Son #rdenes del doctor. !Ju* y ;aqsrauJO se encargarn de ellos9 le gui4# un o*o. +hil

    conoca todos los nombres de los chicos y era capaz de pronunciarlos. 'ati le admiraba

    mucho por ello. Asinti# sin decir nada y cuando acab# de comer se meti# a la cama,

    recordando el calor del cuerpo del lobo muy cerca del suyo, antes de dormirse.

    =nas horas ms tarde despert# ms descansado y se movi# en silencio, saliendo de la grancaba4a solitaria. adie le vio cuando se dirigi# hasta la enfermera. )ntr# sin ruido,

    caminando de igual forma hasta el ala de cuidados especiales, que era una habitaci#n

    mediana, apartada del resto y provista con una gran cama rodeada de aparatos, donde un

    animal reci%n operado o una persona enferma podan recuperarse bien. )staba en la parte

    ms tranquila de la casa. 'ati abri# la puerta, con cuidado de no hacer ruido y entr#. Bio la

    cortina cubrir parte de la cama donde supuso que estaba el lobo, y una bolsa de suero. Se

    acerc#, esperando ver su negra figura recostada en medio de la semi9claridad de la peque4a

    lmpara que los iluminaba, pero lo que vio le quit# el aliento de la garganta. All no haba

    ningn lobo, sino un hombre. Se qued# donde estaba, sin atreverse a aproximarse @;ui%n

    era %l 0 d#nde estaba su lobo Le habran puesto en otro lugar )n ese instante el hombre

    en la cama se revolvi#, y not# que llevaba un venda*e muy apretado en el brazo que estaba

    unido al suero. +ero eso no fue lo que le de*# inmovilizado y con el coraz#n galopante de

    latidos. )n el momento en que el hombre abri# los o*os, los plateados iris del lobo negro lemiraron.

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    SuJa se haba ganado su nombre porque haba nacido dos meses antes de lo previsto. )ra

    peque4o y d%bil, pero su madre le cuid# bien, ya que fue el nico de su camada. Su nombre

    significaba &rpido( y demostr# que se lo mereca, pues con el tiempo y a pesar de no

    alcanzar el tama4o de los otros lobos en su manada, se convirti# en el ms gil y veloz de

    todos ellos. 0 era el nico lobo negro por los alrededores. +ero cuando alcanz# la pubertad,

    se dio cuenta de que se senta diferente al resto, no solo por su color, sino porque le atraan

    los machos y no las hembras. Su madre muri# poco despu%s de alcanzar la mayora de edad,

    y viendo que no encontrara a su compa4ero all, comenz# el largo via*e. e eso ya haca

    tres a4os. ?aba recorrido muchos territorios, buscado en tierras le*anas, pero no haba

    hallado a su compa4ero. An as, no se haba dado por vencido. Gampoco se dio por vencido

    cuando esa noche de fuerte viento, no oli# al cami#n en la carretera y %ste le arroll#,

    lanzndole al camino con una pata rota. ecidi# esperar all en la nieve a que el dolor pasara

    y recuperara las energas suficientes para curarse a s mismo. Los lobos de su especie se

    curaban rpido. ;uizs tena que ver con el hecho de que se transformaran tambi%n en

    hombres. Pl haba preferido hacer su via*e en su forma animal, ya que as abarcaba ms

    terreno, y como hombre a veces asustaba a otros lobos de su especie. Su madre le di*o que

    su padre haba sido blanco, aunque ella era nativa, por lo que su piel era ms plida y sus

    o*os tenan el color del metal. unca le gustaron, porque indicaban lo diferente que era, peroeran los nicos que posea. +or suerte, tena el pelo negro y espeso de su madre. Al menos

    llevaba algo de ella consigo. 'ientras estaba tirado en la nieve, vinieron a %l las historias

    que ella siempre le contaba sobre Aunra, la diosa del aire que crea los fuertes vientos

    rticos, moviendo espesas capas de nieve a su voluntad y haciendo que cambien los

    caminos. +ero en su voz hay msica, y si se la sabe escuchar, siempre gua a los perdidos.

    )speraba poder or su voz, mientras la noche caa y senta el fro estremecer su pela*e.

    "uando el sol estaba en lo alto por fin la oy#, su voz, tray%ndole desde le*os la gua que

    necesitaba. 0 all estaba su Selaimut, su espritu celestial encarnado para ser la otra mitad de

    su alma. Sonri#, contento de haberle encontrado por fin.

    'ati le vio sonrer y sus o*os hermosos posarse en los suyos, tan iguales a los del lobo de

    esa ma4ana, pero @"#mo era posible o se atrevi# a dar un paso en su direcci#n, an

    cuando la curiosidad tiraba de %l. o pareca grande e intimidante como los otros, pero seresisti# de todas formas.

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    9@;ui%n eres t #nde est el lobo negro9 pregunt# en un susurro desconfiado, pero sus

    o*os de hermoso refle*o argenta cortaron sus palabras. )ra increble que fueran tan similares

    a los de su lobo. Se hall# caminando hacia %l sin poder gobernar a su cuerpo9 @#nde est9

    pregunt# otra vez, hipnotizado por la plata de su mirada ahora muy cercana. Bio que alzaba

    la mano que no tena vendada, y sinti# el roce suave, clido de sus dedos en su me*illa,

    mientras le miraba con esos o*os llenos de dulzura.

    9alligivagit, Selaimut9 le oy# susurrar y aunque no entendi# las palabras, sinti# el afecto en

    su voz. )so le produ*o sentimientos encontrados, porque dese# quedarse a su lado y al

    mismo tiempo escapar. Bio que su mano estaba herida y record# las palabras del doctor.

    +ero... eso era imposible...

    9G... )res el lobo9 pregunt# inquieto, mirando el venda*e y luego volviendo a sus o*os.

    )llos le miraron con una luz que le dio la respuesta @"#mo era posible +ero sus o*os, sus

    heridas, incluso ese largo y espeso pelo negro, tan similar al de su lobo. io otro paso en su

    direcci#n, hasta quedar pegado a la cama9 @)res t9 y sinti# que su propia voz temblaba,

    presa de un anhelo extra4o. ;uizs se haba golpeado la cabeza ms fuerte de lo que crea y

    todo no era ms que un sue4o. Sinti# sus dedos volver a tocarle.

    9?as salvado mi vida, gracias9 y sus palabras le dieron la certeza. Goc# con sus dedos el

    ap#sito en su frente9 Siento que te hayas herido por mi culpa...9@)res t de verdad

    0 en respuesta le sonri#. 'ati toc# con sus dedos fros los clidos que el lobo tena an

    posados en su frente. Si era un sue4o, quera disfrutarlo9 @Gienes un nombre @"#mo te

    llamas

    9SuJa.

    9SuJa...9 y lo sabore# con los o*os cerrados, porque le son# musical. Abri# los o*os y le

    mir#9 @)res un lobo de verdad "#mo es posible...

    9'i gente comparte su alma con la de los lobos. Somos lobos y hombres.

    9Lobos y hombres9 repiti# at#nito. )ra un sue4o muy extra4o, aunque placentero2 si haba

    alguien en quien saba que podra confiar sin reservas, era sin duda en un lobo que poda

    hablar con la voz de un hombre. Bio que sus o*os le miraban con una dulce luz de afecto que

    entibi# su coraz#n, aunque de pronto tembl# con un de*o preocupado.

    9@Gienes miedo de m, Selaimut9o me llamo Selaimut, sino 'ati. 'atas9 explic# y le vio sonrer con ganas.

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    9Selaimut significa espritu afn. 'i otra mitad9 eso le sorprendi#.

    9"reo que te equivocas...

    9?e recorrido muchos senderos, muchos caminos en tu busca. Ge he esperado mucho

    tiempo, Selaimut9 di*o sin apartar sus o*os de los suyos y 'ati sinti# que una onda de calor

    suba por su cuello.

    9)sts equivocado... yo...9 +ero en ese momento, un ruido suave en el pasillo le di*o que

    alguien se acercaba. 'ir# al lobo por un instante, incapaz de decidir si era un sue4o o era

    real, pero no pudo pensarlo ms. Le vio estirar sus dedos en direcci#n a %l casi con anhelo,

    antes de abrir la ventana y salir corriendo al exterior.

    9'ati9 susurr# SuJa al verle marcharse, apenado por su repentina partida. )l m%dico entr#,

    notando la ventana abierta confuso, pero SuJa se ech# en la cama, fingiendo dormir. Saba

    que su compa4ero no tendra que haber estado all y se alegraba de que le hubiera visitado,

    pero no quera meterlo en problemas. ecord# el contacto suave de su piel, su voz, sus o*os

    color miel tan cercanos. )ra hermoso y valiente. )l m%dico se qued# solo un momento,

    revisando el suero. SuJa poda sentir el olor del alfa impregnndole por completo. )ra su

    compa4ero, y dese# hacer lo mismo con el suyo. "uando se march#, volvi# a mirar la

    ventana.9'ati... Buelve a m. alligivagit9 susurr#, sonriendo al confesarle su amor.

    egres# inquieto a la habitaci#n comn, meti%ndose a la cama. 0a era de noche y aunque no

    haba cenado, estaba tan nervioso que no hubiera podido probar bocado. Su coraz#n se

    estremeca de un mill#n de sentimientos, miedo, duda, ansiedad... )speranza... o, era una

    locura. e seguro en la ma4ana despertara y descubrira que todo haba sido un sue4o. +uso

    el despertador con dedos temblorosos y trat# de dormir.

    os horas ms tarde se levant#, renunciando por fin al sue4o. o vena a %l, s#lo la

    inquietud le mantena prisionero. ecidi# ir a cumplir con sus tareas a fin de no perder el

    tiempo, y poco despu%s se encontr# viendo el sol aparecer por el horizonte. @?abra pasado

    su lobo bien la noche esech# la idea. o era suyo, ni siquiera era un lobo... +ero tena la

    pata rota... o, no, :o tena patas< A su mente vino el resplandor platinado de sus o*os.

    9Giene unos o*os tan hermosos9 susurr# mirando el cielo que se iba aclarando, sin poderevitarlo. io un suspiro profundo, intentando entrar en raz#n. 'ir# la figura no le*ana de la

  • 8/11/2019 C.l- Cuentos de Lobos y Engendros de Laboratorio

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    enfermera y su coraz#n dio un salto de anhelo. ;uizs, solo quizs... Lo hara para

    confirmar.

    SuJa vio al m%dico aparecer con una bande*a en su mano.

    9@"#mo ests ?ay dolor an9 fue lo primero que pregunt# al verle despierto. La verdad es

    que no haba conseguido dormir demasiado, impaciente en su anhelo por estar con su

    compa4ero. )l m%dico examin# su venda*e.

    9uele un poco, pero es se4al de que se cura9 no era la primera vez que estaba herido. )l

    m%dico asinti#.

    9)s la primera vez que atiendo a uno de los tuyos... Gu especie. Godo es nuevo para m.

    )spero que seas paciente conmigo9 le dio una sonrisa de disculpa. A SuJa le simpatiz# de

    inmediato. Aunque era la pare*a del alfa, se comportaba con amabilidad.

    9)st bien. )star% bien dentro de poco, solo necesito descansar.

    90 comer. Ayer estuviste dormido todo el da. Goma9 le alarg# la bande*a. SuJa vio que todo

    estaba cortado y listo para ser tomado con una mano, y en cantidad suficiente para aplacar

    su apetito lobuno.

    9/racias.

    9Bendr% ms tarde para ver como sigues9 di*o antes de marcharse.'o*# un trozo de pan en los huevos, llevndoselo a la boca y saborendolo con ganas,

    dndole luego un sorbo al caf%. ?aca tiempo que no coma algo caliente, sin contar a la

    ltima liebre que caz# antes de su accidente. )n ese momento, vio una sombra moverse

    fuera de la ventana. "asi se atragant# al reconocer a 'ati. Se levant# de un salto al verle,

    pero se olvid# de que an estaba conectado al suero 5el oc quera asegurarse de que no le

    faltasen lquidos6 y tuvo el tiempo *usto para evitar que cayera al suelo. )n ese momento,

    oy# el sonido de la ventana al abrirse y vio asomar la eno*ada cara del chico.

    9@+ero qu% haces :Buelve a la cama

  • 8/11/2019 C.l- Cuentos de Lobos y Engendros de Laboratorio

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    pan empapado en huevos, para acercarlo a su boca. Le dio de comer un buen rato,

    alternndolo con sorbos de caf%. SuJa estaba en %xtasis. Su compa4ero era un poco gru4#n,

    pero era afectuoso. 0 pareca ya no tener miedo de %l. Sigui# llamndole &Lobo descuidado(

    y &:0a no eres un cachorrito

  • 8/11/2019 C.l- Cuentos de Lobos y Engendros de Laboratorio

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    en %l, en ese extra4o lobo que haba encontrado a un lado de la carretera, feliz porque no

    haba muerto entre sus brazos y poda disfrutar del calor tan cercano de su piel en ese

    momento. !y# el fuerte latido del coraz#n en su pecho y sinti# las manos que le sostenan,

    una de ellas vendada mientras su lesi#n se curaba. Se separ# de %l y le mir# firmemente.

    9Gienes que descansar y recuperarte bien. uerme9 le orden#. Bio que me miraba con o*os

    tristes, pero no replic#. 'ati le ayud# a recostarse una vez ms antes de irse, pero no pudo

    ale*arse porque sus dedos atraparon los suyos.

    9+romete que volvers9 le pidi# con voz suave. 'ir# los fuertes dedos que lo sostenan,

    tibios e insistentes.

    9Lo intentar%. Gengo que cuidar de los otros lobos. +ero cuando acabe, vendr%9 le prometi#.

    9Ge estar% esperando, 'ati9 or su nombre le produ*o un extra4o sentimiento de familiaridad.

    Apoy# la mano en su frente, sobre sus o*os para no ver su brillo de plata, acariciando con su

    pulgar el puente de su nariz, en un gesto confortador.

    9uerme, SuJa9 y se qued# un rato as, acaricindole hasta or su profunda respiraci#n.

    "omprob# que la ventana estaba bien cerrada y sali# al pasillo con la bande*a vaca.

    ecord# que no haba desayunado, pero no tena apetito. Se senta de algn modo saciado.

    "uando iba por el pasillo, se encontr# con el oc ussel.

    9'atas, qu% haces aqu9 consult# mirndole con o*os muy abiertos, viendo la bande*a ensus manos. Pl mir# hacia la habitaci#n que haba de*ado.

    9Berificar el estado de SuJa. ?a comido bien y ahora est durmiendo. Bendr% ms tarde para

    echarle una mirada @#nde puedo de*ar esto9 consult#, sorprendido por el aspecto at#nito

    del m%dico.

    9SuJa... )ntonces... 0a sabes...9 pero call#. 'ati asinti# con firmeza.

    9)s un lobo9 di*o con sencillez. Pl le mir# con profundidad, sonriendo a continuaci#n.

    9o podemos decrselo a nadie. )s un secreto para el resto de las personas.

    9+ero, ose lo sabe...

    9S, ella lo sabe. +ero me refera a la gente fuera de la reserva. adie ms lo sabe.

    9)ntonces... 3laJe y los dems

    9S. )llos tambi%n9 eso aclaraba las cosas. Alfa, beta, tomaron sentido para %l9 "uentan con

    nosotros, no podemos decrselo a nadie ms.

    9e acuerdo9 asinti# con firmeza.9/racias. Lleva la bande*a a la cocina. ;ueda algo de pan y caf%9 le di*o y 'ati fue hasta

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    all, sintiendo en su coraz#n construirse el valor. Godos eran lobos y necesitaban de su

    protecci#n.

    Gras el resto de sus labores y durante la hora de la comida, se qued# un momento en el

    comedor observndoles, atento a su forma de hablar, de moverse, de interactuar. )ran sus

    lobos y les cuidara. Senta que era su deber, y quizs tambi%n una forma de expiar sus

    pecados del pasado. Suspir# quedamente. Si SuJa lo supiera, quien era y lo que haba hecho,

    @Le mirara an con amor en esos hermosos o*os de plata

    o quiso pensar en la respuesta mientras pona algo de sopa en un termo, y cogiendo un par

    de panecillos frescos, se encamin# a la enfermera.

    SuJa se alegr# de verle nuevamente. o hablaron mucho, aunque estaba seguro de que su

    compa4ero tena muchas preguntas que hacerle. ;uizs an tena miedo de %l. Le mir#

    atento, mientras compartan la sopa.

    9Selaimut, an tienes miedo de m9 le pregunt# de pronto inquieto, sin saber que pensar al

    ver tristeza en sus o*os y olerla en %l. 'ati le mir# un instante en at#nito silencio, sonriendo

    a continuaci#n con dulzura, para pasar una mano suave por su pelo. SuJa la sinti# entibiarle

    por dentro.

    9o. )res mi lobo. o tengo miedo de ti.9)ntonces, @por qu% ests tan triste9 quiso saber, sin poder evitar desear saber la raz#n de la

    pena que notaba exhalar de %l, como una manta oscura. 'ati ba*# la mirada, y se qued#

    mirando la cama un momento en silencio.

    9Godo esto me parece un sue4o, y yo... An no estoy seguro de que sea real.

    9Soy real, lo soy. 'rame9 le pidi# y sus o*os se clavaron en los suyos. SuJa puso su mano

    en su me*illa y susurr# su aliento cerca de %l9 )stoy aqu, contigo9 y entonces vio la

    humedad *untarse en sus o*os9 'ati...

    9o soy una buena persona9 le oy# susurrar, antes de que la humedad se transformara en

    lgrimas que descendieron por sus me*illas. SuJa se apresur# a secarlas con sus dedos,

    oy%ndole sollozar suavemente, pero con un dolor que parti# su coraz#n.

    9@+or qu% dices eso, mi Selaimut @+or qu%9 no entenda, y el sufrimiento que vea en %l le

    haca sentir impotente. +ero 'ati no pudo hablar, prisionero como estaba de su llanto, as

    que le abraz# con suavidad, de*ndole reposar su dolor sobre su pecho. Se recost# en lacama y le acarici# el cabello, mientras le senta poco a poco tranquilizarse. +or fin, solo el

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    sonido del viento se oy# tras la ventana, mientras la tarde llegaba y la luz poco a poco

    descenda por el horizonte, en el blanco desierto helado. Sinti# la respiraci#n acompasada de

    'ati contra su pecho, y continu# acaricindole confortadoramente9 ?abla conmigo,

    Selaimut. "u%ntame el dolor de tu coraz#n9 le pidi# con voz suave, deseando poder

    calmarlo de alguna forma, confortarle. Sinti# a 'ati revolverse un poco entre sus brazos,

    para alzar la mirada y volvi# a ver la pena en sus o*os9 Sea lo que sea, te oir% y me quedar% a

    tu lado9 le asegur#, al ver tambi%n el miedo opacar el brillo de sus pupilas.

    'ati trag# con esfuerzo, sinti%ndose incapaz de huir de su temor y de su pasado. unca

    haba hablado de ello, ni siquiera con su madre, que fue la nica persona ms cercana a %l

    durante todos esos a4os. +ero despu%s de todo ese tiempo, segua sintiendo la culpa y el

    miedo por lo que haba ocurrido esa noche, tan vivos y presentes los recuerdos, que saba no

    podra escapar de ellos nunca. Solo le quedaba aceptarlos, y a su pecado con ellos. 'ir# al

    lobo, y en sus o*os vio un atisbo de preocupaci#n y ternura, que le hizo sentir de algn modo

    que en %l se encontraba la absoluci#n que buscaba, que siempre haba necesitado hallar. Se

    hundi# en su pecho un momento, donde el fuerte latido de su coraz#n le cobi*#, dndole

    fuerzas para recuperar las dolorosas memorias del pasado, que nunca haban abandonado su

    presente.9'i madre y yo vivamos en un pueblo de la frontera. 'i padre era polica, pero no era un

    buen hombre. Le gustaba beber y nos golpeaba. A veces solo a ella, a veces solo a m, a

    veces a los dos9 record# con tanta viveza el miedo y el dolor sufrido, que fue como si an

    llevara las heridas en su cuerpo, abiertas y sangrantes9 Pl era ms fuerte que nosotros y no

    podamos hacer nada. o podamos escapar. +ero no siempre era por mucho tiempo. Sola

    detenerse cuando se cansaba, o cuando la sangre le manchaba la camisa. =na noche, empez#

    a golpear a mi madre sin detenerse, y haba tanta sangre, tanta... +ero %l no se detena... 0o

    estaba asustado y no saba que hacer, no saba como actuar. )ntonces vi la pistola que %l

    siempre llevaba en su ronda, all en la mesa. +ensaba que se detendra, como tantas veces,

    que parara y nos de*ara en paz, pero mi madre ya casi no se mova, y yo no poda gritar

    que se detuviera, no poda... )ntonces, tom% pistola y cerr% los o*os...9 apret# las

    mandbulas al recordar el miedo fro que le recorri#, el toque del metal y el estruendo en la

    peque4a casa, en medio de la oscura noche9 "uando los abr, mi padre estaba tirado en elsuelo, en un charco de sangre. o saba si era suya, de mi madre o de ambos. 'i madre

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    cogi# algo de ropa y dinero, a nuestro perro Sans#n y nos marchamos en nuestro coche,

    cruzando la frontera en medio de la noche. unca volvimos a hablar sobre ello, nunca9 di*o,

    enterrando la cara llena de lgrimas en su pecho una vez ms para sollozar con dolor, antes

    de alzar la vista y mirarle9 :o s% si lo mate< @Soy un asesino :o s% lo que soy

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    no estaba solo. )l destino le haba puesto en el camino de una cura para el dolor de su alma

    y procuraba cada da recordrselo, entregando su fuerza y energa a quienes le rodeaban,

    dndose a s mismo en cada tarea, para ayudar a curar tambi%n a aquellos que no podan

    hacerlo por s solos.

    0 estaba agradecido de tener a SuJa a su lado, disfrutando el regalo de su amor, avanzando

    de su mano hacia el perd#n y la aceptaci#n de s mismo.

    Se qued# mirando a los lobos que se movan tras la valla, agradecido como siempre de

    poder estar all y hacer algo que amaba. Sinti# el roce del lobo negro a su lado, el *adeo de

    su respiraci#n agitada tras la carrera. A SuJa le encantaba correr, y %l era feliz viendo su

    silueta oscura perderse en la distancia entre los arboles y la nieve como una mancha veloz,

    porque saba que aunque corriera le*os, siempre regresaba a su lado. Sinti# el calor de su

    pecho desnudo en la espalda y los brazos que le rodearon, cuando se transform# y le abraz#

    con fuerza.

    9Bas a pillar un resfriado9 le rega4#, oyendo su gemidito de protesta mientras olfateaba su

    pelo9 SuJa...

    9Solo un poco ms9 pidi# de*ando besos en su cabeza, que se sintieron calientes por su

    respiraci#n agitada. 'ati sonri#.9?oy nos toca hacer la cena, mientras +hil y !Ju* estn en el pueblo.

    9)sos dos... @o podran haber elegido un sitio ms cercano para reclamarse9 protest#,

    apretndole con fuerza entre sus brazos y 'ati sinti# que mordisqueaba su cuello con ganas,

    lo que envi# espirales de calor por todo su cuerpo. Se volvi# entre sus brazos y tirone# de su

    negro y espeso pelo, para acercarlo ms a s y poder mirar sus o*os bellos.

    9o seas egosta. Adems, enlazarse es un ritual muy serio, que requiere el momento y el

    lugar adecuado.

    90 sobre todo, un lugar que tenga paredes gruesas... ecuerdo a alguien que hizo mucho

    ruido la primera noche de su enlace9 molest# SuJa con sonrisa pcara.

    9o me lo recuerdes9 se sonro*# y le oy# lanzar una carca*ada, sintiendo sus brazos

    envolverle y alzarle hacia su pecho, hasta que estuvieron a la misma altura, su frente en la

    suya. 'ati vio como siempre el refle*o del amor en sus iris de plata.

    9)res mo y solo mo para siempre, mi Selaimut9 asegur# besndole con pasi#n y 'ati sede*# llenar por la felicidad que vena hasta %l. )ra lo nico que quera. 3ueno, eso y cuidar

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    siempre de %l. evolvi# el beso con ganas, rozando su nariz con la suya cuando se

    separaron.

    9Lo soy. Ahora, a casa y ponte algo encima, lobo desabrigado9 le rega4#. Le sinti# rer

    contra su pecho, disfrutando el calor de su ltimo beso, antes de que lo pusiera nuevamente

    en el suelo. 0 vio el afecto brillar en sus o*os cuando le mir#, antes de volverse para caminar

    hacia la caba4a que compartan y que se hallaba cerca del recinto de los lobos.

    9SuJa9 di*o antes de que abriera la puerta y %ste se volvi# para mirarle, su cuerpo de piel

    dorada casi refulgiendo en contraste con la blanca nieve. Gan hermoso...9 alligivagit,

    Selaimut.

    0 la sonrisa que le dio ilumin# su coraz#n, haci%ndole sentir vivo, agradecido y feliz.

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    "

    'ue(o ) Nie*e

    AtJa significaba &)spritu guardin( en el idioma de los Inuit, y deba de tener uno a su

    lado, ya que haba sobrevivido todos esos a4os, an a pesar de lo mal que le haba tratado su

    manada de nacimiento. Su madre se haba enamorado de un lobo siberiano, marchndose

    con %l a las heladas estepas rusas y all se haba criado %l, despreciado por el grupo, a pesar

    de su hermoso aspecto, el blanco de su pela*e que competa con la nieve ms pura. +ero

    segua siendo un mestizo y su sangre Inuit era causa de burlas y escarnio. Su padre muri#, y

    %l y su madre regresaron con su pueblo a AlasJa. AtJa esperaba encontrar las mismas

    miradas de repulsa y odio que haba conocido toda su vida, pero el pueblo Inuit les tendi#

    los brazos, como un padre orgulloso de ver a su hi*o regresar a casa. )so cambi# su vida.AtJa pronto demostr# tener fortaleza y valor, un espritu de servicio que conmovi# a la

    comunidad. 0 se sinti# adoptado como un hi*o cuando su madre muri#, de*ndole al cuidado

    de ellos. 'adur# a su lado y estaba contento, y lo estuvo an ms cuando su gran amigo

    3laJe tom# el mando de la manada y le hizo su beta. )l nuevo alfa era fuerte, pero gentil,

    una combinaci#n poco comn entre los lobos, adems de ser muy abierto al nuevo mundo

    que les rodeaba. -ue el primero en presentarse voluntario, cuando les llegaron noticias de

    los malos mane*os de La "orporaci#n $raiser en el uso de material gen%tico robado de

    cambiaformas. Pl, *unto a su alfa y un grupo de los suyos, se unieron a otros para liberar a

    los cambiaformas retenidos y creados por la "orpora