cine argentino
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El 18 de julio de 1896 en el Teatro Odeón de Buenos Aires tuvo lugar la
primera exhibición cinematográfica en nuestro país, mediante el uso de la
tecnología de los hermanos Lumière, y al año siguiente comenzó la importación
de cámaras francesas.
Entre los primeros aficionados se destacó Eugène Py, quien se convirtió en el primer realizador y camarógrafo
con el corto La Bandera Argentina, donde se aprecia la enseña
patria flameando en el mástil de la Plaza de Mayo. Por su parte, el médico
Alejandro Posadas filmó, con afán documental, varias de sus intervenciones quirúrgicas.
En 1907 se produjeron los primeros ensayos de cine sonoro en los que la
imagen era acoplada a un registro fonográfico.
El primer realizador de ficción fue Mario Gallo y su primera película fue El
Fusilamiento de Dorrego en 1909. Tras esta producción siguió una serie de trabajos de carácter histórico como La Revolución de Mayo, primer filme de ficción con actores
profesionales, y La Batalla de Maipú.
En esa línea, Julio Raúl Alsina produjo Facundo Quiroga y Cielo
Centenario, síntesis de los actos realizados durante los festejos de los cien años de la
Revolución de Mayo.
En 1914, Enrique García Velloso filmó el primer
largometraje nacional: Amalia. El séptimo arte ganaba
espacios y al año siguiente llegó el primer gran éxito de
recaudación: Nobleza Gaucha, de Humberto Cairo. En
1917 Federico Valle produjo el primer largometraje de
animación del mundo: El Apóstol, una sátira de Hipólito
Yrigoyen realizada por Quirino Cristiani, y un año más
tarde dirigió Una Noche de Gala en el Colón, caricatura
de las celebridades de la época, representadas a través
de marionetas.
En este período, la temática oscilaba entre
melodramas, policiales, cintas cómicas y temas de
campo. Se llevaron a cabo más de doscientas
películas, entre las que descollaron las de Agustín
Ferreyra, director volcado a la temática tanguera
mediante la apelación a los asuntos suburbanos y
camperos en una estética en la que confluían el
tango, el sainete y las pecadoras redimidas. Entre sus
títulos se destaca Muñequitas Porteñas (1931), el primer
film sonoro y hablado por sincronización fonográfica
rodado en la Argentina.