cincelado por la mano del maestro por erwin ludzer

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un libro que ayuda a los verdaderos hijos de Dios el proceso por medio del cual Dios como un escultor esta plasmando la imagen de su hijo Jesus

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CINCELADO POR LA MANO DEL MAESTRO. Por: Erwin Lutzer Introduccin Se dice que en cierta ocasin, mientras Miguel ngel estaba caminando cerca de un pedazo de mrmol que haba sido desechado, exclam: "!Yo veo un ngel ah!" Su ingenio poda ver el potencial que otros haban descartado, y por supuesto, si alguna vez surgi un ngel de ese pedazo de mrmol, dependi del plan y la iniciativa personal del escultor. Cristo puede ver muchas posibilidades en nosotros. El vio en Zaqueo, el cobrador de impuestos deshonesto, a un recaudador honesto. El pudo ver en una mujer inmoral, a una adoradora que deleitara el corazn de Dios. El pudo ver en Pablo, el perseguidor, a Pablo, el predicador del cristianismo; y en Pedro, el hombre de barro, a un hombre de piedra. En estas pginas veremos cmo Cristo transform a Pedro, el pescador, en un apstol. Pedro, con aquella personalidad compulsiva, sera moldeado hasta que poseyera una identidad firme y a la vez dcil Sus temores tuvieron que abrirle camino a la fe, y su inestabilidad deba tornarse en un fundamento firme. La duna (montn de arena) necesitaba ser transformada en una roca. A medida que de manera breve observemos las experiencias de Pedro, nos sentiremos reprendidos, motivados, desafiados y, sobre todo, fortalecidos en nuestro propio caminar con Cristo. Como si estuviramos mirando en un espejo, no veremos ms a Pedro, sino a nosotros mismos, ya que el Escultor divino, quien pacientemente molde a este pescador, contina realizando su trabajo en nuestros corazones. No importa qu tan lejos hayamos llegado, El continuar moldeando nuestras rudas asperezas hasta que le veamos cara a cara. Gracias a Dios, el Artista que molde a Pedro es tambin nuestro Escultor. Capitulo 1 Conociendo al Maestro (Leer Juan 1:35-42) A un escultor se le pregunt: "Cmo tallas un elefante?"El respondi: "! Simplemente tomo un bloque de mrmol y cincelo todo lo que no es elefante!" Cuando Dios nos escoge, moldea y corta todo lo que est interfiriendo en el camino de nuestro servicio para l. Su enfoque no est en lo que hacemos, sino en lo que somos en lo recndito del alma. Moldear nuestro carcter es siempre su prioridad. Las personas, circunstancias y luchas invisibles para otros, dentro del corazn, se convierten en el cincel con el cual nos forma segn su deseo. Dios quita todo lo que no sea semejante a Cristo. El proceso no termina en esta vida, pero gracias a Dios, no tenemos que ser perfectos antes de que podamos conocerle ntimamente y ser usados para su gloria. La historia nos dice que Dios utiliza gente imperfecta; El bendice con benevolencia a quienes hubiramos descartado desde hace mucho tiempo, y nunca termina con la materia prima que est en sus amorosas manos. Nuestra reaccin ante su cincel, sin embargo, determina el grado de utilidad, es decir, qu tanto bien haremos que perdure por la eternidad. Consideremos a Pedro, el famoso apstol, mientras l creca, siendo un joven en Betsaida, nadie hubiera pronosticado que estaba destinado para la grandeza. Pas sus primeros das pescando en el mar de Galilea; cuando mucho tena una educacin rudimentaria, y con seguridad hubiera estado dispuesto a vivir en el anonimato. Quiz lleg a familiarizarse con el idioma y la cultura griega, debido a la influencia fornea en el pueblo judo. Pero aun despus de tres aos con Cristo, se le juzga como un hombre1

iletrado y del vulgo (Hch. 4:13). Sin embargo, a pesar de esto, piense en todo lo que Pedro logr! Casi toda la informacin que tenemos acerca de la familia de Pedro nos dice que l tena un hermano, Andrs, y que el nombre de su padre era Jons. Estos hombres eran compaeros de pesca con otros dos hermanos, Jacobo y Juan, cuyo padre era Zebedeo. El negocio era tan prspero que necesitaron contratar ms personal para que les ayudara en el oficio. Con el paso del tiempo, y de una forma increble, estos cuatro jvenes fueron escogidos para ser los discpulos de Cristo. Aunque naci en Betsaida, Pedro se haba trasladado a Capernam, y estaba casado cuando se encontr con Cristo. Su suegra fue sanada de una fiebre, al comienzo de su amistad con Jess, segn Marcos 1:29-31. Veinte aos ms tarde, Pablo menciona que con frecuencia, Pedro llevaba a su esposa consigo en los viajes misioneros (1 Co. 9:5). Slo podemos especular acerca de la presin que debe haber trado sobre su matrimonio la decisin de seguir a Cristo. Al mencionar el nombre de Pedro, se obtienen mltiples y variadas respuestas. Algunos lo recuerdan por sus comentarios vacilantes e impredecibles en esas fluidas discusiones con Cristo. Otros piensan en su notable profundidad con respecto a la persona de Cristo; o en contraste, cuando temeroso lo niega en presencia de una joven sierva. Nuevamente le recordamos por su valor cuando confront a la multitud en el da de Pentecosts. Aquellos que han sido particularmente bendecidos por sus escritos (1a y 2a de Pedro) piensan en l como el telogo que conoca a Dios y dio instrucciones explcitas sobre cmo los cristianos deban comportarse en un mundo hostil. Ninguna otra personalidad, en la Escritura, muestra tanta fe y duda, valor y temor, amor e impulsividad a la vez. Ningn otro discpulo revela su corazn tan frecuente y honestamente. Pedro es, en las palabras de Clarence McCartney: "La persona ms vvida e intensamente retratada en la Escritura". Pedro provee un ejemplo excelente sobre cmo Dios moldea una vida, iniciando con la materia prima y progresando hacia un producto ms terminado. Las tcnicas de capacitacin utilizadas por el Seor, incluyen la motivacin, la reprensin, la instruccin pblica, pero tambin la reflexin privada. Haba gozo y tristeza, xito y fracaso. Cristo interactu con Pedro ms frecuentemente que con cualquier otro de sus apstoles. La conversin en s es instantnea, pero el refinamiento del carcter de Pedro continu a travs de toda su vida. Esto no era nada menos que la obra esculpida del alma. Algunos quieren hacernos creer que la naturaleza humana slo puede ser modificada, no transformada. Ellos piensan que los mentirosos rara vez se tornan honestos, en muy pocas oportunidades los adlteros se vuelven fieles y casi nunca los adictos pueden ser libres de su adiccin. Aunque estos hbitos cambien, la disposicin del corazn permanece esencialmente igual. Cristo ense, y la gente honesta estar de acuerdo, que todos somos fatalmente defectuosos. Porque de dentro, del corazn de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engao, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre (Mr. 7:21-23). En su famosa novela, Sneca grita desesperado: "!Oh, s una mano descendiera del cielo y me librara de constante obsesin por pecar!". La vida de Pedro es un poderoso testimonio sobre la buena nueva de que una mano se ha extendido desde el cielo para darnos2

apoyo sobrenatural. No estamos limitados a los esfuerzos propios para llevar a cabo la transformacin fundamental de nuestro carcter. Dios ha visitado el planeta, y debido a su gracia podemos ser diferentes. Pedro conoci a Cristo durante el poderoso, pero controvertido ministerio de Juan el Bautista, quien le ordenaba a la gente que se arrepintiera porque el Mesas pronto sera revelado. Este profeta radical atrajo de tal manera la atencin, que garantiz una visita de los representantes de la institucin religiosa, los cuales se preguntaban quin era l realmente (Jn. 1:19-28). El ministerio de Juan recibi un impulso debido a que las personas anhelaban que un redentor viniera y les guiara hacia la victoria, en contra de Roma. La nacin estaba bajo la ocupacin romana, y la gente responda con todo el resentimiento que un dominio tal enciende. Estas legiones romanas eran visibles en las ciudades y aldeas, y hasta los impuestos deban ser pagados a estos extranjeros que slo buscaban el beneficio personal. Los judos se animaban con la creencia de que el Mesas vendra y aplastara a las autoridades romanas, adems de implantar un estado completamente judo. Este orgullo nacionalista inflaba la categora de quienes escuchaban el mensaje de Juan. No es de sorprendernos que algunos de los pescadores de Galilea realizaran un viaje de 80 millas, hasta donde Juan estaba bautizando, para satisfacer su curiosidad Jess mismo visit a Juan quien era su primo en la carne Cuando Juan lo vio viniendo hacia l, cerca del Jordn, exclam He aqu el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn. 1: 29) Entonces Juan le cont a sus discpulos cmo l haba tenido el privilegio de bautizar a Cristo, y acerca de cmo Dios mismo haba dado testimonio de que ste era el Hijo de Dios. Dos de los discpulos de Juan escucharon su discurso, y quedaron tan Impresionados que lo dejaron para seguir a Cristo, hasta su lugar de residencia Y volvindose Jess, y viendo que le seguan, les dijo Qu buscis? Ellos le dijeron Rab (que traducido es, Maestro), dnde moras? (Jn 1:38) Jess siempre estaba listo para invertir tiempo en sus seguidores, as que les extendi la invitacin Venid y ved (Jn 1: 39) Caminaron con El hasta donde viva y, segn la costumbre romana, le visitaron desde las 10 de la maana hasta que el sol se ocult. Nos debera maravillar la disponibilidad que Cristo tena para toda clase de personas El estaba dispuesto a compartir con aquellos que tomaban tiempo para investigar sus afirmaciones, y tena el tiempo y la disposicin para responder inquietudes, como tambin para mostrar bondad. Aqu estaba un hombre que comprenda tanto las motivaciones del corazn, como su potencial para grandes bendiciones o desastres. Estos dos discpulos, Andrs y muy probablemente Juan (el hermano de Santiago, hijo de Zebedeo, que llegara a ser conocido como el discpulo amado) estaban cada vez ms Impresionados Durante aquellas horas estuvieron absolutamente convencidos de que Jess era el Cristo, el Mesas prometido de Israel, increble como pareca, ste era aqul a quien haban estado esperando! Andrs se fue de la reunin e inmediatamente busc a su propio hermano Pedro, para contarle la noticia: ...Hemos hallado al Mesas (que traducido es, el Cristo) (Jn. 1:41). La palabra griega puede ser traducida eureka, un trmino atribuido a Arqumedes cuando descubri un mtodo para determinar la pureza del oro. Estos dos discpulos, sin embargo, haban encontrado algo de mucho ms valor. Haban hallado una perla de valor infinito, al Mesas, al Seor, al Rey! Andrs no era un erudito, pero saba que si su hermano conoca a Jess personalmente, llegara a la misma conclusin. Entonces, con un corazn lleno de calor y3

afecto, Andrs trajo a Pedro hasta donde estaba Jess. Descubri que apenas tena que presentarlos el uno al otro! Andrs sobresale produciendo un fuerte contraste con su famoso y ostentoso hermano. De l no se dice que haya predicado algn sermn, ni hecho una promesa apresurada, o preguntas impertinentes. Pero estaba activo detrs de la escena trayendo la gente a Cristo, y ciertamente slo este hecho es suficiente para asegurarle a Andrs, un lugar en la historia. Aquellos que son fieles trayendo un siervo sobresaliente a Cristo, comparten la recompensa de quien le sirve de manera poderosa. Pocas personas han odo mencionar a Edward Kimball. Sin embargo, l fue el maestro de la escuela dominical que gui a D. L. Moody, a Cristo. Nadie conoce el nombre del predicador laico e iletrado que ense en una capilla primitiva britnica, sobre el texto: Mirad a m, y sed salvos, todos los trminos de la tierra... (Is. 45:22). Pero a travs de ese canal imperfecto, el famoso Charles Haddon Spurgeon se convirti. Andrs nos ensea que cuando hacemos el bien que est a nuestro alcance, logramos ms para Cristo que si realizramos algn servicio evidente ante los ojos humanos, pero que pierde la aprobacin de Dios, quien siempre inicia su trabajo especial en secreto y es slo ms adelante, cuando el plan se hace claro para su pueblo. Es un gran privilegio ser la piedra por donde escalan quienes estn destinados a vivir una confrontacin decisiva y ms personal con Cristo. Andrs llev su hermano a Cristo, pero, aparentemente no tuvo la oportunidad de hacer una presentacin formal. En el momento cuando se conocieron, Cristo contempl a Pedro con una mirada que conllevaba la promesa de esperanza y poder: ...T eres Simn, hijo de Jons; t sers llamado Cefas (que quiere decir, Pedro) (Jn. 1:42). Cefas es el nombre en arameo para Pedro, que significa roca. Cristo no slo saba quin era Pedro, sino tambin lo que llegara a ser. T eres! Es el diagnstico. T sers! Es la promesa. Pedro, con su conocimiento del Antiguo Testamento, bien pudo haber pensado en Abram, a quien Dios le cambi el nombre por Abraham (padre de una multitud), y Jacob, cuyo nombre fue reemplazado por el de Israel (Dios lucha). Dios nunca le cambia el nombre a un hombre, sin cambiar tambin su carcter y posicin. Saber el nombre de Simn era conocer su carcter presente y su vida. Otorgarle un nuevo nombre demostraba que se convertira en una persona diferente. Slo Cristo, quien tena tanto el conocimiento como el poder para moldear a este hombre segn las intenciones de Dios, poda hacer una prediccin de esa ndole. Tal conocimiento y poder pueden ser aterradores como tambin confortantes. Si Jess nos conoce completamente y an nos ama lo suficiente como para remoldear nuestras vidas, podemos recobrar el nimo. Aunque su cincel herir, al final de cuentas nos beneficiar, adems del verdadero honor que significa ser moldeado por la mano del Maestro. Pedro aprendi, como todos debemos hacerlo, que estar en la presencia de Cristo produce desesperacin, pero al mismo tiempo esperanza. Aquellos que le rechacen desearn no haber nacido, y quienes se sometan a El se tornarn en una obra maestra que perdurar, dndole para siempre el crdito al divino Escultor.

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Cristo sabe quines somos T eres Simn! Ocasionalmente, Dios selecciona a sus lderes de entre quienes han nacido en una cuna noble, a los inteligentes, o a los talentosos, pero generalmente usa el barro comn y corriente, las piedras ordinarias. El hogar sencillo de este pescador, sera la cantera de la cual esta piedra sera excavada. Si hubiramos realizado un estudio sobre el humilde origen de Pedro, nunca hubiramos imaginado que finalmente se convertira en la materia prima para un santo. Cristo conoca el verdadero carcter de Simn, sus fortalezas y debilidades, sus aspiraciones, inseguridades y desnimos, tambin la vocacin y sus pensamientos ntimos. El saba cmo Simn respondera a todos los giros y obstculos que encontrara en su camino. El conocimiento de Cristo era tan exhaustivo, que bien poda haber escrito toda una biblioteca con varios tomos acerca de aquel cuyo nombre era Simn, hijo de Jons! Los consejeros nos dicen que con frecuencia sus clientes no son completamente honestos. A todos nos gusta presentarnos de la mejor manera posible. Quin de nosotros le revelara los pensamientos secretos a otros? No obstante, sin decir ni una sola palabra, sin la ms remota posibilidad de usar caretas para quedar bien, y sin ocultar nuestras limitaciones ni tentaciones, Cristo sabe! Nuestras vidas y pensamientos son libros abiertos para Jess: Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas estn desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta (He. 4:13). El conoce nuestros nombres y mucho ms. Tambin conoca el linaje de Pedro: T eres Simn, hijo de Jons. Algunas personas piensan que nacieron en una familia equivocada; otros, no conocen a sus padres por causa de la muerte, o la adopcin. Debido a que las familias estn muy divididas en nuestra nacin, quienes luchan con la incertidumbre de sus races familiares, frecuentemente estn desesperados por llegar a sentirse emocionalmente satisfechos. Sin embargo, Cristo sabe! En enero 5 de 1527, Flix Manz fue trado de la prisin Wellenberg en Zurich, Suiza, al ro Limmat para ser ahogado por su fe en Cristo. Su crimen fue rechazar el bautizo de infantes, y haberse rebautizado siendo adulto, despus de confesar pblicamente su fe en Cristo. A medida que lo empujaban al agua, la voz de su madre se escuchaba por encima de las olas urgindole a que se mantuviera firme en su fe. Este famoso mrtir era hijo ilegtimo de un sacerdote que practicaba la inmoralidad sexual, un pecado que era tan comn en aquellos das, como lo es hoy. Esta es una prueba, si pruebas se requieren, de que Dios puede usar poderosamente a quienes son concebidos fuera del vnculo matrimonial. Cristo no est limitado por nuestra historia familiar. El Cristo que conoca el linaje de Pedro, tambin conoce todo lo que avergenza a nuestra familia. Recobra el nimo, t que ests avergonzado de la historia familiar. Ests parado en la presencia de Cristo, quien te ama y tiene un plan para tu vida sin que importen tus races familiares. Su cuidado providencial no est limitado por tu linaje. El est preparado para moldear amorosamente a los hijos de alguien sin importancia aparente, si se someten a su infalible mano. Cristo no slo conoce lo que es verdadero en nosotros, sino tambin lo que habra sido verdadero si nuestras circunstancias hubieran sido diferentes. La historia de Pedro sera muy distinta, si su nacimiento hubiera ocurrido en una familia y pueblo diferentes. Cristo5

saba lo que Pedro hubiera sido en todas estas situaciones. Has sido malentendido? tus enemigos han difundido mentiras de ti, con la intencin explcita de arruinar tu buen nombre? Cristo conoce todo a fondo, con precisin y sin ningn prejuicio; aun tu debilidad, pero te ama y sabe que te puede cambiar. Cuando Cristo muri en la cruz, estbamos en su mente. De hecho, nos conoca desde la eternidad, y no est a punto de olvidarnos ahora. Permteme repetir: Cristo sabe quines somos! Cristo conoce lo que podemos llegar a Ser. La historia cuenta de un pintor que vio a un mendigo cuya ropa estaba harapienta, su cabello desordenado y su rostro sucio. El artista decidi pintar al hombre como lucira si hubiera tenido la dignidad de un trabajo y un hogar. Cuando le pidi al mendigo que viera el cuadro, ste no se reconoci: "Ese soy yo?" Le pregunt. Si, le dijo el artista. "Eso es lo que yo veo en usted". Por primera vez, en muchos aos, aquel hombre envejecido recibi esperanza, y prometi: "!Por la gracia de Dios yo llegar a ser esa clase de hombre que usted ve en m!" Cristo, el artista omnipotente, vio no al Pedro que era, sino al que sera. T eres Simn, hijo de Jons; t sers llamado Cefas (que quiere decir, Pedro) (Jn. 1:42). Como mencion anteriormente, el nombre Cefas, en arameo, corresponde al nombre Pedro, que significa "roca". La roca se forma con la arena que est bajo mucha presin y calor. El carcter inestable de Pedro sera transformado por uno estable. Simn era el nombre dado por sus padres; roca era el nombre dado por Cristo. Qu afirma el nombre roca? Primero, pensamos en fortaleza. Una roca significa estabilidad, poder depender de ella y de su permanencia. El hombre que edifica su casa sobre la roca puede sobrellevar las tormentas de la vida. Aunque todo sea arrasado, la roca permanece firme. Las inseguridades y temores de Simn seran transformados en un monumento a la infalible gracia de Dios. Segundo, una roca simboliza permanencia. Una roca se mantiene firme aunque todo lo dems sea derribado. Cuando una represa se revienta, irrumpiendo con torrentes de agua en el sector, toda la arena que se encuentra a lo largo del ro se dispersa, pero las piedras enormes permanecen. As ser al final del tiempo; todo lo que hayamos hecho, y que no estaba sujeto a Dios y a sus propsitos eternos, ser arrasado con la avalancha del juicio divino. Las rocas permanecern. Cundo es mencionado Pedro por ltima vez en el Nuevo Testamento? Tal vez seamos tentados a decir que en el libro de los Hechos, o en sus epstolas, pero su nombre est escrito en la Nueva Jerusaln, y estar all para siempre como testimonio de su fidelidad. Leemos: y el muro de la ciudad tena doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apstoles del Cordero (Ap. 21:14). El nombre de Pedro, permanece grabado en uno de los pilares de la ciudad santa! Pedro y su contribucin a la obra de Cristo, sobrevivirn a la destruccin de la tierra y al incendio que desintegrar todos sus elementos. Esta roca perdurar mucho despus de que las llamas del juicio hayan hecho su dao. Ah est l, un pescador, pero tambin un pilar en la ciudad eterna de Dios. No podemos estar seguros de que Pedro se convirti durante su primer encuentro con Cristo. Sin embargo, se fue de esa entrevista inicial muy motivado, como tambin desesperado. Debe haberse preguntado, si Cristo realmente comprenda quin era l; un pescador rudo, frgil y lleno de deseos carnales.6

Cmo podra llegar alguna vez a ser conocido como "el hombre de roca?" Sin embargo, su cario haba sido ganado, y su alma estaba conmovida con una pasin inquietante. Ahora que l haba conocido a Cristo, nunca sera el mismo. Aunque tena un pasado ordinario, tendra un futuro extraordinario. Las palabras de Cristo provean la esperanza y la motivacin que Pedro necesitaba para pensar ms all de las presiones inmediatas de ganarse la vida. En momentos de soledad, malos entendidos y fracasos, l reflexionara acerca de esas palabras profticas de Cristo con las cuales se afirmaba que se tornara en un hombre estable y fuerte. Sin importar el pasado ni el presente, se le haba prometido una recompensa futura. El Tallador haba iniciado su trabajo partiendo a golpes una piedra fuerte de la cantera, y de ahora en adelante el proceso avanzara a un ritmo razonable. Mirando los bordes del pedazo oscuro de piedra, an sin labrar, el Maestro vio un santo. El cincel hara su trabajo. Cristo nos puede transformar. Por qu Jess poda confiar tanto en que Pedro se convertira en un gran hombre? El estaba prometiendo el cambio, no slo porque conoca el porvenir, sino porque tena el poder para moldear el futuro. Su promesa no se basaba en un capricho, sino en los recursos que El conoca. Cristo puede garantizar el futuro porque ste est en sus manos. Simn, yo creo, era primognito, el lder entre sus hermanos. En el Nuevo Testamento, l formul ms preguntas que todos los otros discpulos; fue el nico que intent caminar sobre el agua; el que hizo la gran confesin en cuanto a quin era Cristo, y tambin, el que prometi que nunca lo negara. Frecuentemente, los primognitos cuentan con ese tipo de cualidades que caracterizan a los lderes, pero que necesitan ser afinadas y dirigidas. Las diferencias de temperamentos, halladas con frecuencia entre hermanos y hermanas, deberan ser motivo de regocijo, no de comparaciones poco halagadoras. El Escultor divino no manufactura santos como aquel que se dedica a elaborar estatuas en una fbrica. El se deleita tomando la variada materia prima, y creando lo inesperado. Las diversas personalidades, dones, deseos y aptitudes de todo el pueblo de Dios, permanecen intactos, pero son trados bajo su direccin. Entonces, como las diferentes partes de un cuerpo, cada uno contribuye al fortalecimiento y coordinacin del todo. Ya que ahora Cristo nos est moldeando tal como lo hizo con Pedro, necesitamos tomar un momento para aprender algunas lecciones acerca de cmo el Maestro Escultor realiza su trabajo. Aqu hay algunas observaciones bsicas. Primero, nos golpea el hecho de que las acciones humanas y la providencia divina se dirigen al mismo punto para lograr la voluntad de Dios. Andrs, sin duda, pens que la decisin de traer a Pedro, a Cristo, era slo suya; se trata de la respuesta natural de quien deseaba que su hermano compartiera las buenas noticias. Sin embargo, aos ms tarde, Jess explic que quienes llegaron a El haban sido atrados por el Espritu Santo. Las acciones visibles de los hombres son, con frecuencia, las acciones invisibles de Dios. Cristo escoge las piedras que desea moldear (Jn. 15:16). Segundo, Cristo inicia la transformacin mediante el perdn de nuestros pecados y el cambio de nuestra disposicin. Juan el Bautista dijo de l: .. .He aqu el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo (Jn. 1:29). Ah estaba un hombre que poda tratar con xito el problema fundamental ms significativo de la existencia humana. Cristo iniciara removiendo7

el pecado de Pedro para que este humilde pescador pudiera establecer una relacin directa con Dios. En el Antiguo Testamento, el pecado era cubierto, pero nunca eliminado del todo. Da tras da y ao tras ao los sacrificios deban ser ofrecidos con el conocimiento distintivo de que las ofensas de maana necesitaran otro sacrificio. Y aun as, los sacrificios cubran slo los pecados de Israel. Este sacrificio, quitara los pecados de todos los redimidos sin importar de qu familia, raza o nacin perteneciera! Tercero, Cristo puede cambiar la naturaleza humana. Un cristiano no es simplemente un pecador menos sus pecados, sino una nueva creacin. Hay una transformacin de corazn que es el principio de un nuevo nivel de existencia humana. Esto no implica una vida instantnea de vigor espiritual; simplemente significa que el potencial est all para una transformacin radical. Jess emple la ilustracin del nacimiento humano: ..De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios (Jn. 3:3). Cuando un beb normal nace, tiene intactas todas las partes de su anatoma. Los dedos de los pies y de las manos, los ojos y los odos, todos estn all, as que el nio crece o no, de acuerdo a la nutricin y el cuidado que reciba. Cuando nacemos de nuevo, la obra est completa, pero sin el desarrollo total. An tenemos que crecer. A Pedro se le prometi que llegara a ser una roca, y 30 aos ms tarde escribi que todos nosotros somos las piedras del templo vivo que Dios est edificando:... vosotros tambin, como piedras vivas, sed edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo (1 P. 2:5). El mismo Seor que tom el cincel para producir un nuevo Pedro, tambin lo usar para moldearnos. Slo con el paso del tiempo, y de manera gradual, Pedro se dio cuenta de lo mucho que en realidad necesitaba ser cambiado. La brecha entre lo que l era, y lo que llegara a ser, era ms ancha de lo que era consciente. Aprendi que deba estar dispuesto a admitir quin era, antes de que Cristo lo cambiara en lo que llegara a ser. Antes de que observemos cmo Cristo molde la vida de Pedro, identifiquemos nuestro verdadero nombre, con la palabra que mejor describa dnde estamos espiritualmente en este momento. Entonces consideremos cmo Cristo puede darnos un nombre nuevo para su gloria. Es nuestro nombre ansiedad? Cristo nos puede denominar Paz. Es nuestro nombre adiccin? Cristo nos puede denominar Libertad. Es nuestro nombre rechazo? Cristo nos puede denominar Aceptacin. Es nuestro nombre amargura? Cristo nos puede denominar Amor. Es nuestro nombre temor? Cristo nos puede denominar Valor. Es nuestro nombre culpabilidad? Cristo nos puede denominar Perdonado. No hay transformacin sin dolor, y con cada pequeo cambio, morimos un poquito ms a nosotros mismos. El Escultor divino nos hiere para podernos moldear, y nos rompe para podernos enderezar. A medida que comienza el proceso de moldeado podemos decir como John Newton: No soy lo que debera ser, no soy lo que quiero ser,8

no soy lo que anhelo ser. Pero gracias a Dios no soy lo que fui. El primer paso es someternos al Hombre de corazn amoroso (llamado Jess, el mesas), quien tiene un cincel en la mano. T eres..., pero t sers Capitulo 2 Sorprendido por un milagro. (Leer Lucas 5:1-11) El Escultor divino no trabaja con mrmol, sino con seres humanos que estn activamente involucrados en el proceso de moldeado. Dios inicia su trabajo serio, mostrndonos cunto necesita ser realizado. Para ser efectivo, el cincel debe abrir el alma al conocimiento de s mismo, porque tal como lo enfatizamos en el captulo anterior, debemos saber quines somos, antes de que seamos transformados en lo que llegaremos a ser. Cristo saba que esculpir es un proceso individual; cada persona debe sentir los golpes, y responder a la herramienta que pule. Los hombres seleccionados por Cristo, lo representaran llevando a cabo su trabajo. Como los rabinos, El saba que su ministerio ms significativo no sera con las multitudes, sino con los individuos encendidos con su propio fuego. Estos hombres le seguiran, aprendiendo su doctrina y su prctico estilo de vida, adems de que llevaran la antorcha a su generacin, y con el tiempo al mundo entero. Cristo, como Maestro creativo, empleaba las experiencias comunes y corrientes de los discpulos para ensear algunas lecciones poco frecuentes. Muchos de sus seguidores eran pescadores, una vocacin que los prepar para el nuevo llamado. Despus de que estos hombres conocieron a Cristo, a lo largo del ro Jordn, regresaron a sus hogares esperando continuar en el negocio de la pesca. Su bsqueda del Mesas haba terminado, pero su necesidad del pan diario, subsista. Qu cambio puede traer un da! Haca unos pocos meses ellos haban ido a conocer al Mesas, pero ahora El vena a encontrarlos. Caminando a lo largo de la playa en Galilea, vio a los hermanos Andrs y Pedro tirando sus redes al mar, y entonces los llam: ...Venid en pos de m, y har que seis pescadores de hombres (Mr. 1:17). Qu idea tan novedosa! Nunca haban observado a nadie "pescando hombres", as que estaban confusos por sus palabras. Pero el Maestro pronto les enseara una leccin que les clarificara que era pescar hombres. Y si Pedro y sus compaeros aprendan esta leccin, sus vidas seran transformadas para siempre. En Lucas 5:1-11 tenemos el recuento de un milagro que les asegur a los discpulos el xito de pescar hombres. Una maana, cuando despertaban los pueblos y aldeas cerca a Galilea, un tumulto de gente rode a Cristo a medida que El caminaba por la playa. La multitud aumentaba, y El se encontraba casi a la orilla del agua. Providencialmente, Pedro y sus compaeros acababan de llegar a la orilla de la playa y guardaban sus redes, pero sus barcas estaban vacas. As que Jess subi al bote de Pedro y orden que avanzaran un poco hacia el mar. Luego se sent, y comenz a ensear. Esta ubicacin le permiti hablar a un mayor nmero de personas, al tiempo que era visto con ms claridad. Qu maravilla! Jess pudo haber hallado otra forma de hablarle a la multitud para no tener que depender de la bondad de Pedro; pero, aunque El tiene recursos infinitos, nos9

permite ayudarle! Cuando termin su leccin, Jess le dijo a Pedro: ...Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar (Lc. 5:4). La orden pareca insensata, porque existan varios motivos bien conocidos, por los cuales aquellos eran el tiempo y el lugar equivocados para pescar. Aqu tenemos un ejemplo de primera mano acerca del proceso de cincelado que Cristo emplea. Aunque aquellos cuatro discpulos eran su blanco, el mayor dolor alcanzara el alma de Pedro. Pedro se maravilla El solo hecho de estar dentro de un bote no es una condicin suficiente para ser reconocido como un experto pescador! Pedro y sus compaeros tuvieron una noche difcil, pues aunque haban lanzado las redes muchas veces, no pescaron nada. Sin pronunciar una sola palabra, terminaron de limpiar sus redes y las estaban guardando. Por esa razn se sorprendieron cuando oyeron que Cristo dijo: ...Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. Haba algunas reglas muy conocidas acerca de la pesca en Galilea. Durante varios aos Pedro y sus amigos observaron los hbitos de la pesca, las horas y los lugares ms factibles para obtener un buen resultado. Si sus compaeros le hubieran aconsejado, habran sido rechazados por Pedro, pero en ese momento era confrontado por la orden de un hombre al cual haba llegado a respetar, y a quien consideraba el Mesas prometido. Cmo deba responder a una solicitud, tan obviamente equivocada? Pedro estaba exhausto a causa del fracaso de la noche anterior y deseaba afirmar que ya haban intentado lo mejor: .. .Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echar la red (Lc. 5:5). Casi podemos escuchar un suspiro de desesperanza en el tono de su voz. Si ellos no haban pescado nada durante el tiempo favorable, Cmo se poda esperar que pescaran algo ahora? Si la orden era sabia o no, para su reconocimiento eterno, Pedro obedeci. Existan dos razones por las cuales la orden de Cristo era aparentemente insensata. Primero: Era el tiempo equivocado. En Galilea, la noche, especialmente la madrugada, se constitua en el tiempo ms apropiado para la pesca. Esto explica por qu haban estado pescando toda la noche. Aunque no haban cogido nada, la noche, ms que el da, ofreca la mejor oportunidad para pescar. Esta noche, en particular, los peces no tenan hambre, ni eran atrados por el movimiento de las redes en el agua. Si ninguno haba cado durante la noche, mucho menos en el calor y a la luz del da. Segundo: Era el lugar equivocado. Todo pescador saba que el mejor sitio para pescar era a lo largo de la orilla, no en las aguas profundas. As que ir mar adentro con un bote lleno de redes significaba hacer el ridculo ante aquellos que se paseaban por la playa. Solamente un carpintero poda desconocer las reglas tradicionales de la pesca! Insensato o no, Pedro no tena escapatoria ante una orden tan clara. Si Cristo iba a ser su Maestro, su autoridad tambin se extendera al negocio de la pesca. No puede haber dos capitanes en el mismo barco, as que en obediencia, Pedro tir las redes. Luego leemos cunto fueron sorprendidos: Y habindolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompa. Entonces hicieron seas a los compaeros que estaban10

en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundan (Lc.5:6-7). Pedro sali con un bote, pero regres con dos, llenos de peces! Junto con la orden de pescar, dada por Cristo, vena un milagro! Aunque era el peor momento, y estaban en el lugar ms inapropiado, las redes estaban llenas con una extraordinaria pesca. Poco a poco la leccin era ms clara: Si Pedro poda tener xito pescando peces por orden de Cristo, tal vez tendra xito pescando hombres. Cules son las dos excusas ms comunes para no testificar acerca de Cristo? Que el tiempo nunca parece ser el ms adecuado, y que el lugar es inapropiado. O tal vez pensamos que si tuviramos la educacin precisa, el libro indicado, y la tcnica ms apropiada, estaramos calificados para compartir las Buenas Nuevas del Evangelio. Aunque todos estos elementos pueden ser importantes, Cristo nos recuerda que la obediencia, dependiente de l, hace la diferencia. Todos los pescadores tienen pocas en las que no cogen nada. Algunos amigos mos manejan desde Chicago hasta Ontario, para pescar en un lago norteo. En algunas oportunidades regresan a casa con un barril lleno de peces, otras veces con muy pocos. Sin embargo, viajan con la mayor frecuencia posible, porque, "un verdadero pescador", dicen ellos, "contina pescando aun cuando tenga una serie de das malos. De igual forma sucede con los pescadores de hombres. Unas veces tienen xito, otras no. Pero nuestras decepciones no nos deben desmotivar, porque somos socios en el negocio pesquero de Cristo. Pablo escribi que nosotros somos colaboradores de Dios (1 Co. 3:9). Nunca estamos ni en la estacin ni en la circunstancia equivocadas, cuando somos obedientes a Cristo. Las aguas que no producen ningn resultado cuando nosotros controlamos la situacin, pueden traer una red llena, cuando somos obedientes al Seor, el Dios del universo. A. T. Robertson dijo: "Desafiado por Jess, Simn fue a pescar de nuevo en las mismas aguas donde acababa de hacerlo toda la noche, sin ningn resultado" (Epocas en la Vida de Pedro, Grand Rapids: Baker, 1976, Pg. 23). Con frecuencia necesitamos pescar de nuevo donde hemos fracasado antes, y descender un poco ms del punto a donde habamos llegado. A veces debemos pescar en las mismas aguas, reafirmando que nuestro barco est bajo el completo control de nuestro nuevo Capitn. No me refiero simplemente a que debemos testificar ("pescar hombres") indiscriminadamente. Hay un tiempo para estar silenciosos y otro para hablar; existen circunstancias durante las cuales le servimos mejor a Cristo con una vida ejemplar, que hablando. Pero muchos creyentes multiplican las excusas para no compartir su fe, cuando la verdadera razn es carencia de fe; un escepticismo profundamente arraigado acerca de la habilidad de Cristo para salvar a los pecadores. Todos debemos recordar que cuando lanzamos nuestra red, Cristo es capaz de llenarla. Este milagro habra de ser una experiencia pedaggica. El Escultor divino estaba moldeando la vida de Pedro y las de sus compaeros. Si Simn iba a ser una roca, su obediencia deba ser probada, y el cincel puesto a funcionar en su alma. El aprendizaje de Pedro Cristo esperaba que los discpulos relacionaran su invitacin a seguirle para "pescar hombres" con su habilidad ayudndoles a pescar peces. Cuando pescamos por nosotros mismos, obtenemos los resultados desiguales que son el producto de nuestros propios11

esfuerzos. Cuando pescamos bajo la orden de Cristo, el Seor es totalmente responsable por lo que encontremos en nuestras redes. Por qu podemos pescar confiadamente hombres y mujeres? Primero: Por el poder de Cristo. De dnde vinieron esos peces? Nadaron en direccin hacia las redes donde estaba el Seor. Se sentan urgidos, mediante un impulso divino, a nadar en las aguas que naturalmente evitaban. Fuese este el tiempo, o el lugar adecuados, no hizo ninguna diferencia. Dios haba hablado. A los pescados se les orden venir, y vinieron. Podemos estar bien seguros de que la noche anterior los peces haban evitado las redes bajo la direccin de Cristo! El quera que los discpulos fracasaran pescando para hacerles entender que como Hijo de Dios estaba calificado para dirigir el curso de los hombres y de las bestias. Dios, al crear al hombre, dijo: ... y seoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra (Gn. 1:26). La autoridad de Adn para controlar a los animales se perdi despus de la cada, pero Cristo, el segundo Adn, ejerci aquella autoridad dirigiendo los peces en Galilea para que evitaran la red durante la noche y, contrario a su naturaleza, nadaran hacia las redes en las aguas profundas durante el da. Alguien podra argumentar que esta analoga no se puede aplicar a la tarea de ganar hombres y mujeres para Cristo porque, despus de todo, los seres humanos tienen libre albedro. El argumento es que las personas no pueden recibir la orden de Cristo para ser salvas ya que la decisin es de ellos, no de Dios. Pero el mismo Cristo bajo cuya orden los peces vinieron hacia la red, con frecuencia proclamaba que El tena autoridad sobre la gente tambin. El dijo cuando or al Padre: ...como le (Al hijo) has dado potestad sobre toda carne, para que d vida eterna a todos los que le diste (Jn. 17:2). Tres veces en un mismo discurso, Cristo dijo que ningn hombre llegara a l a menos que fuera atrado por su Padre (Jn. 6:37,44,65). Ningn pez llega a la red celestial a menos que el Padre as lo desee. No debemos deducir que los seres humanos sean animales, o peones de ajedrez que no tienen ninguna responsabilidad por sus propias decisiones, pero s debemos tener la certeza de que nadie elige llegar a Cristo a menos que sea urgido por Dios a travs del impulso interno del Espritu Santo. Slo Dios puede vencer la resistencia natural que todos tenemos para llegar a Cristo, admitiendo nuestros pecados, y aferrndonos a su gracia. Aunque nuestra red sea inmensa, nuestro conocimiento para lanzarla muy amplio y nuestras intenciones muy dignas, ningn pez llegar a ella a menos que sea atrado por Dios. Sin un milagro divino podramos tratar de pescar almas toda la vida, sin capturar ni una. En verdad, de no haber sido por un milagro, nosotros mismos nunca habramos sido "pescados". Nunca nos debemos desanimar cuando estamos lanzando la red. Aunque las estadsticas indiquen que la mayora de cristianos fue dirigida a la conversin antes de los 21 aos, no tenemos derecho de predecir a quin Dios salvar, o no. Con frecuencia, Dios ha escogido salvar a pecadores endurecidos; s, viejos, rebeldes, y a veces confundidos y curtidos. ...por lo cual puede tambin salvar perpetuamente a los que por l se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos (He. 7:25). Podemos lanzar nuestras redes confiadamente a causa del poder de Cristo, pues a l le ha sido dada toda autoridad en el cielo y en la tierra. Literalmente estamos en el negocio de la pesca con Dios! Segundo: Podemos pescar con seguridad porque estamos obedeciendo la orden de Cristo. A pesar de sus dudas, Pedro dijo: ... ms en tu palabra echar la red (Lc. 5:5). No sabemos si l realmente pens que pescara algo, u obedeci la palabra de Cristo esperando12

halar las redes slo para que salieran vacas una vez ms. As Pedro no hubiera cogido ni un solo pez, deberamos felicitarle por el slo hecho de que hizo lo que el Maestro le orden. Sin embargo, por su obediencia, la pesca fue tan grande que otros tambin fueron bendecidos con el milagro. Ahora que Pedro era socio con Cristo, otros se le unieron logrando la misma condicin. Tuvo que hacerle seas a un segundo bote para que viniera porque las redes estaban comenzando a romperse! Dios no nos necesita para hacer su trabajo en la tierra; El pudo haberle ordenado a los peces que brincaran al bote de Pedro sin usar una red, o que nadaran hacia la orilla para ser pescados por las multitudes hambrientas que caminaban por ah. Bien poda El hablar, y los pecadores arrepentirse; o salvar a los elegidos como lo hizo con Saulo en el camino a Damasco. Nosotros podramos ser slo espectadores mientras Dios hace su trabajo en la tierra, pero El, por su gracia, ha ordenado que seamos sus colaboradores durante el tiempo que vivamos aqu. Tenemos el privilegio de tirar las redes, y de traer los pescados a la playa. El nos hace socios en su empresa de pesca porque desea ensearnos ms acerca de s mismo. De una forma increble, nos ha escogido para llevar a cabo la tarea encomendada por El! No debemos evadir la responsabilidad de pescar hombres porque no nos sentimos suficientemente espirituales, o porque no sabemos bastante, aunque estos factores son muy importantes. Debemos caminar ms cerca de Dios, estudiando y aprendiendo cmo compartir la fe. Pero todas nuestras excusas se desvanecen en la presencia del Cristo Soberano. Si Dios nos ha ordenado ser sus testigos, no estn los resultados en sus competentes manos? y qu sucede si lanzamos nuestra red y no pescamos nada? Hagamos lo que hace todo pescador: Tirmosla de nuevo, y tal vez en las mismas aguas. Nuestro xito o fracaso no depende del nmero de pescados que saquemos, sino de nuestra obediencia a la orden de Cristo. Pescar hombres no significa que le debemos testificar a cada persona que conozcamos, o imponerle las Buenas Nuevas a aquellos que son indiferentes a su bienestar espiritual. He aprendido que cuando estamos espiritualmente alerta, con frecuencia Dios prepara los corazones de la gente, y crea en ellos el hambre espiritual que precede a "la pesca". El hace que los pescados naden en direccin a la red. En diversas oportunidades simplemente debemos orar y esperar hasta que el Pescador Celestial les traiga en nuestra direccin. Los pescadores exitosos saben cmo usar sabiamente la carnada. Ellos conocen su equipo y estudian los hbitos de los peces, pero tambin saben que lo nico que pueden hacer es lanzar la red, y que slo el Seor puede llenarla conforme a su voluntad. Pedro adora Suponemos que Pedro estaba lleno de emocin ante el bote repleto de peces. Aqu haba ms dinero del que l y sus compaeros hubieran conseguido en una semana. Podemos imaginar que ya contemplaba cmo esas monedas adicionales podan ser invertidas. En un da exitoso, todo pescador se siente triunfante. Nada puede cambiar nuestro nimo tan rpidamente como la noticia de una extraordinaria y ocasional ganancia econmica. El cheque inesperado que llega en el correo, o la llamada telefnica que nos anuncia un incremento salarial, son experiencias que rpidamente, como el sol, alumbran en un corazn nublado. Si Pedro hubiera sido un predicador de nuestro moderno evangelio "de salud y riquezas", se hubiera acercado a Cristo para invitarle a ser su socio en el negocio de la13

pesca! Imagnate lo ventajoso que hubiera sido tener a Cristo como el socio principal del negocio. Por qu no? Despus de todo, los seguidores de Cristo deban prosperar en su negocio! No as Pedro, quien reaccion, no hacia el sorprendente xito de la pesca de ese da, sino hacia la persona que produjo el milagro. Viendo esto Simn Pedro, cay de rodillas ante Jess, diciendo: Aprtate de m, Seor, porque soy hombre pecador. Porque por la pesca que haban hecho, el temor se haba apoderado de l, y de todos los que estaban con l... ...Pero Jess le dijo a Simn: No temas; desde ahora sers pescador de hombres (Lc. 5:8-10). Pedro, un hombre quebrantado, se aferr a su Maestro, al tiempo que le urga para que se apartara. Era la respuesta natural de quien amaba a Cristo y odiaba su propia pecaminosidad. De una forma simultnea, su mente estaba llena de confesin y adoracin. El contraste entre un Dios santo y su propio "yo" impo, le haca retroceder desesperado. Podemos mirar en muchos lugares para ubicar el secreto de la grandeza de Pedro, a la cual lleg, pero por ahora no necesitamos ir ms lejos. Profundamente consciente de su pecaminosidad, e igualmente de la santa presencia de Cristo, Pedro ilustra la primera leccin que nosotros necesitamos aprender en el servicio para Cristo: La profundidad de nuestra adoracin depende de cun conscientes seamos de la profundidad de nuestra propia pecaminosidad. Ah est el divino Escultor trabajando. El tom el cincel y abri el corazn de Pedro quien fue herido para que pudiera ser sanado, y lo quebrant con el fn de que llegara a ser moldeado segn su diseo como Maestro. Pedro no poda ver a otros si primero no se perciba a s mismo; y no poda verse a s mismo sin primero contemplar al Seor. Antes de que Pedro pudiera trabajar para Dios, Dios deba trabajar en l. Si iba a encender una llama en otros, primero deba ser encendido con el fuego divino. Como Isaas, l deba exclamar: Ay de m!, antes de que pudiera decir: Heme aqu, envame a m. Como Moiss en presencia de la zarza ardiendo, Pedro deba adorar antes de ir a trabajar. John Bunyan dice, refirindose a su propia experiencia con Dios, "Yo era ms repulsivo ante mis propios ojos que un sapo... pensaba que nadie, excepto el diablo mismo podra igualarme en maldad interna y en una mente contaminada. Fui para mi mismo una carga, como tambin un terror. Cmo me hubiera gustado poder ser cualquier cosa, y no yo mismo! (Pedro, F. B. Meyer, Nueva York: Reming H. Revell, 1920, Pg. 25). Sin el conocimiento de nuestro propio corazn, no podremos quitar el cerrojo que est puesto en otros corazones. Cuando pasamos la noche en un hotel, tenemos slo la llave de una habitacin, pero el administrador cuenta con una llave maestra que le permite abrir cada habitacin del edificio. Para los ministros de Cristo, tal llave maestra es el conocimiento de s mismos. Slo ese grado de conciencia nos permite abrir los corazones de otros y presentarles al Salvador, quien ya ha llenado las necesidades ms profundas de nuestro propio corazn. F. B. Meyer dice que quienes han visto su propia pecaminosidad "estn familiarizados con los huecos donde se esconden los peces, y los mejores mtodos para alcanzarlos, adems de que tienen una paciencia infinita, tal como el Seor la tuvo con ellos. Estos sobrellevan tiernamente a los extraviados y a quienes resisten su aproximacin, porque ellos mismos han vivido con la enfermedad" (Pedro, Pg. 26).14

Cuando Pedro empuj su barca al mar, esa maana, se refiri a Cristo como Maestro; cuando regres con los dos botes llenos de pescados se refiri a l cmo Seor (en griego, Kirios, que significa Seor o Dios). Como Job e Isaas antes que l, Pedro estaba en la presencia del Todopoderoso, donde senta tanto el desespero como tambin la esperanza. Benditos quienes creen que el arrepentimiento es un don precioso de Dios. Cuando Martn Scorsese realiz su pelcula blasfema, La Ultima Tentacin de Cristo, escribi: "He tratado de crear un Jess que en un sentido, es como cualquier otro tipo en la calle. En sus luchas por alcanzar a Dios y encontrarle, l refleja todos nuestros conflictos. Yo pens que esto nos proporcionara esperanza a todos". Qu engao! Lejos de darnos esperanza, un Jess que es semejante a nosotros nos dejara en la desesperanza. El estado lamentable de desesperacin en Pedro, era la seal de una verdadera esperanza. No necesitamos un Cristo que es como nosotros, sino al que es Seor, Rey, y quien puede ordenarle a los peces que salten a la red; un Cristo tan limpio de pecado, tan perfecto y tan divino, que puede acercarnos a Dios. En su presencia nos invade la sensacin de nuestra inexcusable pecaminosidad y una maravillosa adoracin. Lutero deca que no podemos alcanzar el cielo, sin primero descender al infierno, ni ser los hijos de Dios, sin antes vernos como los hijos del diablo. Porque es en este grado de auto revelacin, deca l, que finalmente vemos a Dios. El poder de la santa presencia del santo Hijo de Dios, envi un rayo de luz al alma de Pedro, quien le haba conocido. El cincel haba hecho mella en l. En una ocasin, cuando hacamos un tour por el famoso Rijksmuseum en Amsterdam, nuestro gua nos dijo que el 10 por ciento de los cuadros de Rembrandt eran pinturas de s mismo. Pero lejos de ser un ejercicio de auto engrandecimiento, Rembrandt era un cristiano humilde que se pintaba a s mismo tal como era, sin ningn embellecimiento. Con frecuencia, los artistas se han preguntado por qu l no aprovechaba la ventaja de sus manos dotadas para pintarse con un toque de halago, ya que su forma fsica era poco atractiva. Pero Rembrandt coment "Si no puedo pintarme tal como soy, no podr pintar a otros tal como son" Es necesario que nos veamos tal como somos, en la presencia de Dios, para que seamos capaces de ver a otros como realmente son All de rodillas, lleno de rechazo por su propio pecado y con un gran deseo de santidad, Pedro aprendi la primera leccin llegar a ser "pescador de hombres". El crecimiento espiritual siempre involucra un conocimiento progresivo de nuestra pecaminosidad. En cierta ocasin alguien dijo "En el Cielo no se le dar la corona de mayor tamao a la cabeza ms grande", las partes ocultas del alma que una vez pensamos eran seguras, inofensivas o inocentes, se tornan malvadas cuando son expuestas a la luz divina, tan pronto Pedro enfrent su pecaminosidad, Cristo se encarg de quitarle el temor. Cunto alivio Sinti al escuchar la voz de su amado Maestro: No temas, desde ahora sers pescador de hombres (Lc 5 . 10) A T Robertson dice que esta expresin significa "T pescars hombres VIVOS" Aunque es mucho ms difcil pescar hombres VIVOS con redes espirituales, que peces con redes comunes y comentes, Pedro trabajaba para un hombre que tiene la capacidad de llevar los hombres a Dios. Esta era la seguridad que el necesitaba, la de saber que poda triunfar en el servicio para Cristo aunque su corazn estuviese mancillado por el pecado. Por supuesto, Cristo no abandonara a Pedro, porque su pueblo es el objeto de su afecto. En el da de Pentecosts Pedro tir su red, y alcanz a 3000 hombres y mujeres. En la casa de Cornelio, su red escasamente haba tocado" el agua" cuando comenz a llenarse. SI en su primer encuentro con Cristo, recibi la promesa de lo15

que sera (una roca), aqu se le prometi lo que hara (pescar hombres) No tenemos la certeza de que l se convirtiera a orillas del Jordn, pero s de que era un hombre transformado. Despus de haber comprendido quin era Cristo, Pedro recibi la orden de seguirle: Y cuando trajeron a tierra las barcas, dejndolo todo, le siguieron (Lc. 5:11). Cristo no menospreci el trabajo de pescar, cuando le solicit a sus discpulos que le siguieran, porque El haba crecido en el hogar de un carpintero, aportndole su dignidad a las tareas manuales. Pedro y sus tres compaeros recibieron el llamado al ministerio especializado del apostolado, una tarea que deban realizar de tiempo completo, y durante la cual l les proveera el pan diario. Si nosotros preguntramos: "Cmo puedo llegar a ser un pescador de hombres?" Obtendramos la misma respuesta: "Sgueme". Mientras ms cerca estemos de Jess, ms fcil ser lanzar nuestras redes para luego halarlas llenas de hombres y mujeres hambrientos. Pedro fue trado a Cristo por medio de Andrs, y en su momento llevara miles de personas a l. La emocin de pescar a lo largo de las playas de Galilea, pronto fue reemplazada por la exuberancia de pescar esos peces importantes que poblaran el mar celestial. Cristo no se hizo socio del negocio pesquero de Pedro, pero ste s en el del Seor. El hombre que le haba ordenado a los peces que se dirigieran a las redes de Pedro, le ordenara a los hombres y a las mujeres venir a Dios. Pedro, quien saba cmo pescar, tendra el privilegio de enrolar a otros para que le ayudaran a llevar las redes llenas, a la orilla del mar. Aquel da, Pedro se encontr con el Verdadero Pescador. Ahora pescara hombres, as como l mismo haba sido pescado por un Hombre de Galilea. Capitulo 3- Mientras caminaba sobre el agua, se hundi (Leer Mateo 14:22-36) Durante nuestra visita a la ciudad de Leipzig, Alemania, el gua seal un monumento de Goethe, el autor de "Fausto". La cabeza de la estatua est volteada hacia la universidad, mientras sus pies apuntan en direccin al bar cervecero Auerbach Qu cuadro tan grfico sobre cmo nuestras lealtades compiten! Cada uno de nosotros lucha con una lealtad en conflicto; amamos a Cristo, pero nos distraemos por la seduccin de nuestra naturaleza pecaminosa interna, y por la presin de las circunstancias externas. Estas voces que nos urgen, compiten para ganar nuestra alianza, y a veces sentimos que nuestra fe en Dios es poco poderosa para sobrellevar las tormentas. Un amigo mo, con una enfermedad rara, fue fiel a Cristo por muchos aos, pero finalmente opt por lanzarse de cabeza a la rebelin del mundo, y antes de su muerte prematura, a causa del alcohol, dijo: "Sencillamente Dios me tent ms de lo que poda soportar". Cmo podemos triunfar en nuestro caminar con Cristo? Cmo podemos ir tras El sin ser distrados por el mundo, la carne y el diablo? Cmo podemos seguirle con todo el corazn, al tiempo que lo hacemos con la cabeza y con los pies? Cmo manejamos los temores que nos pueden hundir? En Mateo 14:22-36, Cristo le ense a Pedro cmo sobrevivir a una tormenta. Si iba a ser un hombre fiel a pesar de la poderosa e inminente oposicin, tendra que aprender el secreto de pararse firme en contra de los vientos. Nuevamente el Maestro por excelencia, opt por emplear una experiencia comn para ensear una leccin no comn. Una tormenta en Galilea se tornara en el prototipo de las tormentas de la vida. Cristo acababa de alimentar a 5.000 hombres (el nmero total de la multitud pudo haber sido entre 10.000 y 15.000 personas, incluyendo las mujeres y los nios), con cinco16

panes y dos peces. Como era de esperarse, la multitud estaba impresionada. No sera maravilloso coronar como rey a un hombre as? Moiss haba alimentado a los israelitas con pan; tena sentido que el Mesas sobrepasara a Moiss, slo si alimentaba al pueblo hambriento. La multitud segua a Cristo con la esperanza de que no se les escapara. Ellos lo lanzaran como candidato para ser rey mediante la aclamacin, sin importar si a El le interesaba el cargo o no. Ciertamente sera persuadido a aceptar esa honrosa posicin con suficientes aclamaciones a su favor. Como sucedi con mucha frecuencia, Cristo los desmotiv escapndoseles. En Juan leemos: Pero entendiendo Jess que iban a venir para apoderarse de l y hacerle rey, volvi a retirarse al monte l solo (Jn. 6:15). Jess no fue seducido por la alabanza. Con calma urgi a sus discpulos a entrar en la barca e ir delante de l al otro lado mientras despeda a las multitudes. Deshizo los planes de los forjadores de reyes, y se escap a las montaas de Galilea para orar, quiz pas all slo, unas siete u ocho horas en la presencia de su Padre celestial El corazn de nuestro Seor constantemente buscaba deleitarse en el compaensmo con el Padre, as como una brjula apunta al norte cuando no est obstruida. El utilizaba cada oportunidad que tena para comunicarse con aquel quien le haba enviado all, en la cumbre, nuevamente la voluntad de su Padre se hizo clara, y la sumisin del Hijo se reafirm, El saba que en esta oportunidad haba sido enviado al mundo para ser Salvador, y no rey. An mientras oraba, Jess saba que sus discpulos deban aprender a confiar en su presencia aunque estuviera fsicamente ausente de ellos, as como la pjara empuja a sus polluelos del nido para que comiencen su propio vuelo, Cristo deseaba que los discpulos estuviesen solos en la tormenta venidera, aunque se encontraran ms all de su visin fsica, estos hombres eran el centro de su cuidado y atencin. Generalmente los discpulos podan remar atravesando el mar en una o dos horas, pero esa noche estaban batallando contra una de las peores tormentas que podan recordar, vientos poderosos del Monte Hermon, enfurecieron el agua, y aterrorizaron a los discpulos, leemos y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas, porque el Viento era contrario, ms a la cuarta vigilia de la noche, Jess vino a ellos andando sobre el mar y los discpulos, vIndole andar sobre el mar; se turbaron, diciendo Un fantasma! Y dieron voces de miedo (Mt 14 24-26) Despus de siete u ocho horas en el agua, slo haban avanzado unas tres o cuatro millas (Juan 6 19), y entonces, en medio de su angustia, Cristo vino a ellos. Observa estas situaciones preliminares. Primero: Aunque los discpulos no podan ver a Jess, cuando estaba orando en el monte, l s los poda ver a ellos. El conoca las coordenadas longitudinal y latitudinal de la barca, y estaba mirndoles a cada minuto. Tal vez t has aprendido, como todos debemos hacerlo, que las tormentas de la vida pueden esconder el rostro de Dios, aun cuando en verdad est cuidando y monitoreando nuestros movimientos. Y cuando en el transcurso de la vida, el mpetu del viento viene para devastar, como con frecuencia lo hace, es ms importante que Dios nos vea, que verlo nosotros a l. Descansa tranquilo, El te est cuidando mientras luchas con tus tormentas personales. Segundo: Recordemos que los discpulos estaban en esa situacin por obedecer a Cristo. A veces tenemos la nocin equivocada de que una tormenta demuestra que la estamos enfrentando "fuera de la voluntad de Dios". Sin embargo, est en el centro de su designio; es en obediencia a El que ocasionalmente nos encontramos con la ms feroz oposicin. No caigamos en el error de pensar que hemos tomado una decisin errada, slo porque estamos navegando en una17

tormenta. A veces sufrimos las pruebas ms grandes cuando estamos caminando en obediencia a la orden de Cristo. Tercero: Observa que finalmente la causa de su temor se torn en una fuente de consolacin y gozo. No reconocieron a Cristo, pero El vena en camino a ayudarles. El fantasma aterrorizante, era una bendicin escondida. En las malas noticias que t o yo recibimos recientemente, bien puede haber estado Cristo tratando de poner sus brazos alrededor nuestro! Cuarto: Cristo lleg justo en el momento exacto; la cuarta vigilia de la noche era aproximadamente a las 4 de la maana. Haban estado en el mar desde antes del anochecer, pero sencillamente no podan avanzar. Presumieron que esta vez Cristo les haba dado una orden que no podran cumplir. Aunque intentaban, simplemente no podan obedecer sus instrucciones de "llegar al otro lado". Pero en el momento de mayor desesperacin, Cristo apareci para ayudarles. El saba cunto podan soportar y se les uni en la hora ms oscura. Cristo puede calmar las tormentas, pero a la vez guiar a su pueblo en medio de ellas. Como sucedi con mucha frecuencia, Jess le ense a Pedro una leccin que tambin benefici al resto de los discpulos. Aqu hay tres retratos de Pedro que muestran la secuencia de su experiencia. Paso a paso, l fue moldeado por el Escultor Divino, para su provecho y tambin para el nuestro. Pedro vio a Cristo Pero enseguida Jess les habl, diciendo: "! Tened nimo; Yo Soy, no temis! (Mt. 14:27). De inmediato Pedro reconoci aquella voz. Este no era un fantasma, sino su Seor, el Omnipotente! Su Maestro les haba encontrado en ese lago tempestuoso, porque conoca los detalles ntimos de su desesperada lucha contra la naturaleza. Todos hemos sido mal entendidos, o tal vez nadie se ha tomado el tiempo necesario para averiguar nuestra versin de la historia. No podemos contarle las luchas privadas a quienes son ligeros para juzgar, no han sentido el poder de nuestras tentaciones, o nunca han sido quemados con las frustraciones de nuestros deseos insatisfechos. Sin embargo, hay uno que sabe, comprende, y ama a su pueblo. El Seor, que es omnisciente, nos ve mientras nuestra barca es abatida por las tormentas de la vida. Un amigo que nos conoce, pero que no tiene poder para ayudarnos, es un consolador limitado. Cristo, sin embargo, tiene no slo el conocimiento, sino el poder, es decir, la habilidad de intervenir en los momentos cruciales, cuando estamos a punto de darnos por vencidos. Segn las leyes naturales, Jess no poda caminar sobre el agua. Una ley de la fsica dice: La fuerza de flotacin ejercida por un lquido es igual al peso del agua desplazada". Esto simplemente significa que el agua cargar un objeto slo de acuerdo a la medida del peso del agua que ha sido desplazada por ese elemento. Jess deba haberse hundido hasta los hombros, quedando finalmente tan impotente frente a la tormenta, como los discpulos. Pero El es Dios, Seor sobre las fuerzas de la naturaleza, y la ley de la gravedad. El camin sobre las aguas tormentosas de Galilea con la confianza de quien camina sobre un piso de mrmol. Segn el relato de Juan, Cristo camin aproximadamente 6,5 kilmetros (Juan 6:19). Este era el Cristo que le haba ordenado a los peces venir nadando hacia la red, y transformado el agua en vino. Ahora, las olas y los vientos estaban bajo sus rdenes. Pedro vio al Cristo triunfante, a Aqul cuyo poder haba sido desplegado durante la creacin del universo.18

Cuando enfrentamos la tentacin, las frustraciones de una mala salud, o el desmoronamiento de los bien diseados planes, nuestra primera y ms grande necesidad es siempre la de tener una nueva visin de Cristo. En un momento as hay esperanza, aunque estemos desesperados. Cristo debe tornarse tan real para nosotros, como la tormenta misma. Pedro vio una oportunidad Si hubiramos estado dentro de la barca, nos habramos contentado sabiendo que por fin Cristo estaba llegando para ayudarnos. Pero Pedro vio esto como una maravillosa oportunidad. Entonces le respondi Pedro, y dijo: Seor; si eres t, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y l dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jess (Mt. 14:28-29). Aunque Pedro era Impetuoso, y frente a la vida frecuentemente reaccionaba con Impulsos, en lugar de hacerlo con acciones bien pensadas, debemos darle el crdito por haber aprovechado esta oportunidad, no salt al agua presumiendo y diciendo "Seor, ah voy, slvame! No, l solicit el permiso a Cristo, Seor, si eres t, manda que yo vaya a t sobre las aguas. Es claro que Cristo se sinti complacido por la solicitud y le respondi con una sencilla palabra Ven. Este no fue un truco orquestado para que Pedro pudiera hacer su heroica marcha delante de los compaeros. Pedro hizo esta solicitud porque amaba a Cristo, y no quera esperar para estar cerca de l Estaba demasiado impaciente para esperar que Cristo viniera a la barca y tena que reunirse con el Maestro en el camino. Durante un breve momento, Pedro realmente estuvo caminando sobre el agua con Cristo! Si hubiramos tenido una cmara de video habramos visto a dos personas desafiando la ley de la gravedad, dos individuos participando en un milagro. Hasta donde nosotros sabemos, a travs de la historia, slo dos personas han caminado sobre el agua, Cristo y Pedro (como dice el dicho. Todos los dems que han afirmado haberlo hecho, solo saben donde estn ubicadas las rocas) Si Pedro se hubiera mantenido tranquilo mirando a Jess, habra caminado hasta encontrarse con su Maestro. Cristo tom las olas y las convirti en piedras bajo los pies de Pedro Por qu con frecuencia nos encontramos en tormentas? Por qu las pruebas de la vida son tan persistentes, e Implacables? 30 aos ms tarde, Pedro escribi En lo cual vosotros os alegris, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho ms preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo... (1 P. 1:6-7). Nuestra fe es preciosa para Dios. Es slo en medio de una prueba que la fe puede llegar a su mxima expresin. Las tormentas mantienen nuestros ojos fijos en Jess. Pedro vio al viento Pero, al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: Seor, slvame! (Mt. 14:30). Qu hizo que Pedro se distrajera? Por qu dej de mirar a Cristo? El tuvo un momento de conciencia; la sensacin de que estaba haciendo algo que bajo condiciones normales era imposible. Saba que el viento y las olas eran ms poderosas que l; saba que no tena el poder para someter la fuerza impredecible de la naturaleza, pero a pesar de todo, por ese breve momento estuvo all caminando sobre el agua con su Maestro.19

Pero la presin del viento y el ruido de las olas le distrajeron, y al voltearse a enfrentarlas, inmediatamente comenz a hundirse. En un instante se dio cuenta de que era tan impotente cmo lo crea. Fracas porque dej de mirar a Jess. Hay un lugar para las oraciones largas, y ciertamente debemos pasar mucho tiempo orando en privado y en pblico. Pero esta era una de esas ocasiones cuando slo se poda hacer una oracin corta. Desesperado, Pedro grit: Seor, slvame! Y estas dos sencillas palabras captaron la atencin e intervencin de Cristo. El Maestro extendiendo su mano misericordiosa levant a Pedro del agua. Hombre de poca fe! Por qu dudaste? (Mt. 14:31). Con frecuencia, Pedro ha sido criticado por su falta de fe. Pero debemos elogiarle por asumir el riesgo de caminar sobre el agua. El poda haberse quedado en la relativa seguridad de la barca con los dems discpulos. Algunas personas no han fracasado, sencillamente porque nunca han intentado algo significativo. Aquellos que en ningn momento se han salido de la barca, no deberan criticar a quienes s lo han hecho. Leslie B. Flynn dice: "Un Pedro creyente y mojado, es mejor que un Toms seco e incrdulo!" Por supuesto, como un elogio para Pedro, l intent lo imposible slo porque escuch la orden de Cristo: Ven. Sin tal instruccin explcita, saltar del bote hubiera sido una locura y un suicidio. Tambin, asumi el riesgo solo, pues si hubiera sido un fantasma el que vena, y no el Seor, solamente l habra sufrido las consecuencias. Las lecciones de Pedro Qu lecciones debemos aprender para navegar durante las tormentas de la vida? Primero: Prestar cuidadosa atencin a las promesas de la Escritura. Si los discpulos se hubieran aferrado a cada palabra de Cristo, habran podido disfrutar su batalla contra las olas, absolutamente convencidos de que ningn dao les vendra. Por qu? Porque cuando Cristo se despidi de ellos esa noche, expresamente les hizo entrar en la barca e ir delante de l a la otra ribera. Despus de esto, Jess hizo que sus seguidores subieran al bote. Les orden que fueran al otro lado del lago y les dijo que ira ms tarde. l se qued para despedirse de la gente. (Mt. 14:22) B. P.D.T Si el Maestro del universo les haba dicho que llegaran a la costa oriental de Galilea, ellos deban saber que, sucediese lo que sucediese, llegaran! Algunos de esos discpulos fueron escogidos para ser mrtires, as que no exista la posibilidad de que en aquella ocasin se ahogaran en Galilea. Cristo le pregunt a Pedro: Hombre de poca fe! Por qu dudaste? Si slo hubieran escuchado y credo, el temor habra desvanecido. La promesa de Cristo a los discpulos la noche anterior, como tambin su orden a Pedro, fueron incondicionales. No fue: "Ven si el viento te lo permite", o, "Ven si no ests en la parte ms honda, o, "Ven si tienes la fortaleza para luchar contra la tormenta". No, slo la palabra Ven fue ms poderosa para Pedro que toda la oposicin y la debilidad que penetraba sus huesos. Ni ngeles, ni demonios, ni hombres, pueden retener las bendiciones de Dios si nosotros respondemos a su invitacin creyendo. Aunque haba un peligro mayor para Pedro al intentar caminar sobre el agua, que permaneciendo en la barca, estaba perfectamente a salvo mientras dependiera del poder de Cristo y de su sencilla palabra, Ven. La instruccin de Cristo a sus discpulos acerca de que, "fueran al otro lado", tambin era una promesa especfica para ellos, y debe ser comprendida dentro de ese contexto. Cristo20

no siempre prometi tal liberacin, pero con frecuencia les habl del cielo, su destino final (Jn. 14:1-3). Cristo est con su pueblo en cada tormenta, aunque sta los mate. A pesar de lo que pueda suceder en la tierra, nuestro lugar en el cielo est seguro. Ninguna tormenta en la tierra puede interrumpir la calma del cielo. Debo advertir, sin embargo, que es necesario interpretar las promesas de Dios correctamente. Algunos se han desanimado porque creyeron en Dios para algunos milagros que l no ha prometido especficamente. Por ejemplo: El no ha prometido que los enfermos siempre sanarn, o que su pueblo ser librado de accidentes, enfermedad, e incluso de la violencia. Sus promesas afirman que El est con nosotros a travs de todas las pruebas de la vida, pero no que estaremos exentos de las tragedias que sobrellevan los otros mortales. Algunas veces, El calma la tormenta en el lago; algunas veces, El calma la tormenta en nuestro corazn. Creer las promesas explcitas de nuestro Seor, es nuestra prioridad. Una segunda leccin: El agua que amenaza estar sobre nuestra cabeza, est bajo los pies de Cristo! Todos encontramos vientos de adversidad, tormentas que nos hacen perder el equilibrio financiero, un quebranto de salud que amenaza nuestro bienestar emocional y fsico, o tal vez la afliccin emocional debido al dao de una relacin. Esa situacin, sin importar cun dolorosa sea, est completamente bajo su control, pues hoy, El se sienta con ella bajo sus pies. Veamos a Cristo caminar sobre el mar de la ira de Dios, e invitndonos a unirnos a l. Veamos a Cristo triunfando sobre el aguijn de la muerte, e invitndonos a unirnos a El. Vemosle a la diestra de Dios el Padre, con nosotros a su lado! Justo esta maana habl por telfono con una mujer que me contaba acerca de su doloroso divorcio. Su esposo le haba sido infiel y ahora quera la custodia conjunta de los hijos. Hay muy pocas razones para creer que l realmente ama a sus nios, pues de ser as, debi haber continuado viviendo con la madre de ellos! El quiere apaciguar su culpabilidad demostrando que es un buen padre que despus de todo, ama a sus hijos. Luchar por ellos es la manera de descargar su hostilidad haca la esposa. Los nios son un objeto de negociacin en ese juego egosta lleno de venganza y de odio. Con la historia de Pedro fresca en mi mente, le dije a ella: "Sin importar la intensidad con la que t mires a Cristo, debes darte cuenta de que la tormenta no parar. El viento continuar aullando y las olas levantndose, pero t debes mantener tu vista en El, y seguir caminando. Cristo est completamente consciente del aprieto en que tal esposa se encuentra. Habr lgrimas y dolor, pero enfocndose en el Cristo triunfante, podr salir adelante. S, Cristo est caminando sobre las aguas que amenazan ahogarla. Hay una leccin final: El poder de nuestros pies depende del enfoque de nuestros ojos. Goethe miraba hacia la universidad, pero caminaba hacia las cantinas, demostrando que su educacin no tena el poder para cambiarle. El slo conocimiento no romper los hbitos destructivos; necesitamos un milagro en el interior. Cuando miramos a Cristo, se nos garantiza el poder para hacer lo sobrenatural, es decir, para tomar las riendas de la situacin y sobrevivir a la tormenta. Cul fue el enemigo ms feroz de Pedro? No fue la tormenta, ni las olas, sino la duda, ese fue su ms grande adversario! No haba necesidad de calcular la velocidad del viento, ni de medir la profundidad del agua, puesto que ninguna de estas fuerzas le poda impedir a Pedro obtener la victoria. La duda era el nico enemigo que poda hacerle caer. Si fracasamos mirando a Cristo, todava nos podemos ahogar, aunque el viento est calmado. Hugh Martin escribe: "Te hundirs atravesando las aguas cuando el viento sea estruendoso, o aunque sople suavemente del sur. En cualquiera de los dos casos, si t te paras21

firme sobre las aguas, en el nombre de Cristo, compartiendo su dominio sobre el pecado, la maldicin, Satans, el mundo y la muerte; oh! Ningn peligro surgir del viento, sino de la falta de fe" (Simn Pedro, Carlisle, Pa.: The Banner of Truth Trust, 1967, Pgs. 51-52). Un hombre que trabajaba como trapecista caminando sobre la cuerda floja, en esas alturas significativas dijo que deba hacerlo concentrndose en un punto fijo al otro lado. Si su atencin se desviaba mirando a alguien debajo de l, o al pblico, poda perder el equilibrio. La concentracin es la clave para caminar donde otros han cado. Cunto tiempo pas para que Pedro se hundiera despus de mirar el viento? Tal vez slo uno o dos segundos, e inmediatamente iba rumbo al fondo. Durante las numerosas veces que le he fallado a Cristo, he aprendido que slo unos pocos minutos en una relacin rota, pueden ser suficientes para que me ahogue en la tormenta que busca destruirme. La fortaleza de Satans, o la intensidad de nuestras pruebas, no son las que nos obligan a caer; la incredulidad es siempre nuestro enemigo mortal. Un momento de ira descontrolada hace que pronunciemos las palabras que destruyen una relacin. Si se alimenta la autocompasin, sta puede conducir a una depresin sin esperanza, y al desespero. Cunto tiempo toma ser vencidos por el temor una vez que nos hemos enfocado en l, y no en Cristo? Tan pronto como le abramos la puerta a la lujuria, sta puede invadimos en cuestin de segundos. Todas estas tentaciones y otras parecidas, pueden invadirnos en un momento. Mientras ms seamos halados en esas direcciones, mayor ser el control sobre nosotros. Si no enfocamos los ojos diligentemente en Cristo, perderemos el equilibrio, aun en las pequeas tormentas de la vida. T guardars en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado (Is. 26:3). Mientras volaba de Chicago a Cleveland, tuve la oportunidad de sentarme al lado de un piloto retirado de una aerolnea. El me dijo que muchas personas tienen la nocin errada de que los aviones jet comerciales, son ms seguros que los livianos que transportan pocos pasajeros. Como prueba de esta percepcin, la gente cita estadsticas en las cuales se dice que los aviones livianos se estrellan con ms frecuencia que las grandes aeronaves comerciales. El insista en que los aviones pequeos estn construidos con la misma seguridad que los grandes, pero que se estrellan ms debido a que son dirigidos por pilotos inexpertos. Con frecuencia, estos pilotos cometen errores fundamentales al volar un avin pequeo, porque no le creen a los instrumentos del tablero, debido a que su sentido interno de direccin les dice que el avin se est elevando demasiado, y entonces orientan el pequeo aparato conforme a su intuicin. O tal vez sienten que el avin est girando y hacen ajustes basados en su sentido innato de direccin, y por tomar en serio estas seales internas, finalmente se estrellan. En resumen, deca l: Los pilotos inexpertos confan demasiado en su propio sentido de la experiencia. Tal vez te sientas como si estuvieras prximo a estrellarte. Quiz haz mirado las olas y sentido la fuerza de los ventarrones, y piensas que no puedes vivir un da ms. As como un piloto debe confiar ciegamente en sus instrumentos, y no en su intuicin, nosotros debemos enfocar nuestros ojos en Cristo, y no en la tormenta. Cuando le miramos, El nos ayuda a hacer lo sobrenatural, a caminar a travs de los momentos ms turbulentos de la vida. y cmo nos enfocamos en Cristo? Desafortunadamente, con frecuencia buscamos nuevos secretos espirituales, pero nos volvemos negligentes en lo bsico. Primero que todo, mantenemos el enfoque a travs de la Palabra de Dios, leyndola por captulos y memorizndola por versculos. Aunque ya hemos escuchado bastante al22

respecto, no est por dems recordar que debemos absorber la Escritura internamente. Esto nos ayudar a meditar y a enfocarnos en Cristo y en su poder nicamente. En segundo lugar est la oracin, que consiste en aquellos momentos ntimos durante los cuales le contamos al Salvador nuestros ms profundos anhelos y esperanzas. Esta clase de oracin debe ser desarrollada y fortalecida. En su presencia podemos ser honestos, compartiendo nuestros dolores, e iras, y como David, encontraremos que nuestra alma se refresca. Tercero: Nuestras canciones o himnos pueden ser usados para levantar el corazn a Dios. Cuando las palabras estn en nuestras mentes, se quedan durante el resto del da. Finalmente, debemos recordar que en el Cuerpo de Cristo existe fortaleza. A travs de la amistad y amor de los dems, recibimos motivacin para continuar. Hoy, Cristo camina por encima de sus aguas turbulentas. El permanece parado firme y triunfante, desafiando todas las leyes de la naturaleza y de la dinmica humana. El nos invita a mirarle, y a compartir su victoria y su triunfo. El quiere ver nuestros ojos y nuestros pies en direccin hacia el mismo destino. Vuelve tus ojos a Jess, mira de lleno su rostro maravilloso, y las cosas de la tierra se opacarn en la luz de su gloria y gracia. Como Pedro, debemos aprender que el ojo puesto firmemente en Cristo nos llevar a travs de la ms poderosa tormenta. Capitulo 4 - Ningn otro sitio a donde ir. (Leer Juan 6:60.71) La historia habla de un monasterio en Portugal que se encuentra en una cima de 9.000 metros de altura, donde slo se puede llegar viajando en una canasta que se mece de manera aterrorizante. Varios hombres fuertes luchan halando cuesta arriba y con un solo lazo, la pesada canasta. Un turista norteamericano se puso nervioso al iniciar el viaje porque se dio cuenta de que el lazo estaba viejo y deshilachado. "Con qu frecuencia cambian el lazo?" le grit al monje cuando iniciaba el viaje de ascenso a la montaa. "!Cada vez que se rompe!" fue la respuesta. Millones de personas que nunca le confiaran sus vidas a un lazo deshilachado han confiado sus almas a s mismos, o a un lder religioso tal como Buda o Mahoma. Al final, todos tenemos que confiar en alguien. La pregunta es: Quin tiene la mayor credibilidad? Cul es el lazo ms resistente para aguantar en los momentos de crisis? Mira los horizontes de la historia, estudia las obras de los filsofos, investiga las afirmaciones de aquellos que declaran ser profetas de Dios. A quin irs? Nuestra poca se enorgullece de s misma por el pluralismo, y la nocin de que cada opinin es tan vlida como las otras. No hay ningn patrn, se nos dice, mediante el cual la moralidad y la religin puedan ser juzgadas. Todos estos temas son simplemente un asunto de preferencia personal. Aun dentro del cristianismo hay muchas denominaciones, diversas creencias que compiten, y cada una es presentada como una opcin viable. Las religiones orientales se estn popularizando aqu en occidente, dndole a nuestra nacin an ms alternativas que compiten por la alianza de los hombres. Como la televisin por cable le da al televidente 40 23

50 canales, de igual forma la gente hoy quiere escoger su propia religin y creencia moral de una amplia variedad de posibilidades. El subjetivismo reina. Tu escogencia de una religin, o de los valores, es tan personal como entrar a una tienda de helados y escoger uno de los 31 sabores que venden, y as como puedes mezclar y escoger tu plato, la gente toma lo que quiere de las diversas creencias y elabora su propia combinacin especial. Una amalgama de religiones orientales, junto con algunas de las palabras de Cristo y el consejo de un siclogo popular, es mezclada y licuada para formar un credo privado. Jacques Maritain, dijo: "Hay tantas formas para aproximarse a Dios como existen nmadas sobre la tierra, o caminos para llegar a su corazn". As que el mensaje de la actualidad afirma: Escoge el camino que tu creas ms apropiado. Esta clase de eclecticismo no es nueva. Con frecuencia diversos hombres y mujeres escogen los caminos que mejor se ajustan a sus gustos e inclinaciones. S, aun en el primer siglo, las multitudes fueron confrontadas por una multiplicidad de opciones. El mundo griego ofreca su filosofa y experiencias esotricas, y los romanos tenan sus dioses que prometan poder poltico, varias ramas del Judasmo reclamaban tener la versin correcta de la religin de Abraham. Y cuando apareci Cristo, El ofreci otra opcin, una alternativa inevitable, la de aceptarle o alejarse. Si Pedro iba a ser utilizado poderosamente por Dios, l Y los otros discpulos tenan que declarar su lealtad incuestionable a quien haban llegado a conocer como el Mesas, el Rey, la presin de los compaeros y el odio de las multitudes seran empleados como los golpes del martillo que demostraran el compaerismo y la lealtad de Pedro, si Cristo era quien proclamaba ser, las lealtades competitivas tendran que ser desarraigadas del corazn de Pedro Estaban l y los dems discpulos comprometidos completamente con Cristo o no? Providencialmente Cristo coordin un encuentro que forzara a los discpulos a tomar una decisin. Si alguno de ellos tena la intencin de abandonar a su Maestro, tendra la opcin de hacerlo. Si estaban completamente comprometidos, ellos confirmaran su amor y determinacin No habra ningn lugar intermedio. El trasfondo de esta confrontacin se encuentra en Juan 6, donde Cristo tom cinco panes y dos peces, y dio de comer a una multitud, despus de este milagro leemos: Pero entendiendo Jess que iban a venir a apoderarse de l y hacerle Rey, volvi a retirarse al monte l solo (Jn 6:15) La multitud amaba a ese hombre que poda darles pan sin ninguna notificacin previa No hay lugar a dudas del motivo por el cual queran que El fuera Rey! Cristo no fue desviado por su popularidad, para poder sacar la maleza que haba en la multitud, El hizo una serie de afirmaciones que comprobaran el hecho de que sus admiradores estaban bastante desinteresados en un compromiso espiritual serio. El, por ejemplo, dijo: Ninguno puede venir a m, si el Padre que me envi no le trajere; y yo le resucitar en el da postrero (Jn. 6:44). La gente estaba ofendida con la idea de que no poda llegar a Dios por s misma. La doctrina que afirma que no podemos llegar por nosotros mismos a Cristo, era tan impopular en aquellos das, como lo es hoy. Para empeorar la situacin, Cristo hizo comentarios que eran an ms ofensivos: De cierto, de cierto os digo: si no comis la carne del Hijo del Hombre, y bebis su sangre, no tenis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitar en el da postrero. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida (Jn. 6:53-55). Estas afirmaciones confundan a la multitud. Ellos saban que el canibalismo era inconsistente con el contenido del Antiguo Testamento, que tambin24

ensea que la sangre no debe ser tomada. En qu sentido, por lo tanto, deban ellos comer la carne de Cristo y tomar su sangre? Si hubieran escuchado con ms atencin, habran comprendido que Cristo no estaba hablando literalmente, pues El mismo interpret sus palabras: El que come mi carne y bebe mi sangre, en m permanece, y yo en l. Como me envi el Padre viviente, y yo vivo por el Padre, asimismo el que me come, l tambin vivir por m (Jn. 6:56-57). Cristo estaba hablando acerca de una relacin con El, basada en la fe. As como El viva y dependa de su Padre, nosotros tambin debemos vivir dependiendo de l. Eso es lo que significa comer su carne y beber su sangre. Lo que es el pan material al cuerpo, es la unin con Cristo al alma. Y para mayor claridad Cristo agrega: Es el Espritu quien da vida; la carne no aprovecha nada; las palabras que os he hablado son espritu y son vida (Jn. 6:63 Biblia de las Amricas). A pesar de esta explicacin, una discusin irrumpi en la multitud. Haban seguido a Cristo porque El era capaz de darles el pan material, pero ellos desdeaban su insistencia de que el pan espiritual del cielo era de importancia primaria. Yal final leemos: Desde entonces muchos de sus discpulos volvieron atrs, y ya no andaban con El (Jn. 6:66). No import que tan favorecidos se haban sentido por Jess, el da anterior, simplemente no podan aceptar que les enseara acerca de la necesidad de recibir nutricin espiritual. Estas "fuertes palabras" los obligaron a tomar una decisin. Quienes estaban espiritualmente hambrientos podan ponderar las palabras de Cristo y aprender ms acerca de su necesidad del pan espiritual. Aquellos que slo estaban interesados en el pan material se cansaran con esas profundas verdades espirituales. Por lo tanto, Cristo separ el grano de la maleza. Aunque Cristo saba que muchos lo dejaran, de todos modos se sinti herido. Nunca acept el rechazo sin dolor. Isaas predijo: Despreciado y desechado entre los hombres, varn de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de l el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos (Is. 53:3). El ser abandonado era difcil, puesto que senta congoja emocional. Ciertamente llev el nuestras enfermedades, y sufri nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido (Is. 53:4). Jess sinti pena, dolor y soledad. A medida que se dispersaba la desanimada y airada multitud, Jess se dirigi a los doce, diciendo: Queris acaso iros tambin vosotros? (Jn. 6:67). La pregunta muestra que Cristo tena la esperanza de que los discpulos no se fueran con la multitud voluble, y no fue defraudado. Este fue uno de los mejores momentos de Pedro. El Escultor divino estaba obteniendo resultados. Pedro se estaba comprometiendo ms con su Maestro. La transformacin de Simn a Pedro era gradual, pero segura. En la presencia de los otros discpulos, y a muy poca distancia de quienes en la multitud tenan inters de escuchar, Pedro lanz una pregunta que debera clavarse como una flecha en cada corazn humano: Seor, a quin iremos? T tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos credo y conocemos que t eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente (Jn. 6:68-69). De hecho, Pedro estaba diciendo: Tal vez a la gente no le guste lo que t ests diciendo..., pero qu otras opciones tenemos? Quin es mejor Maestro? Quin es mejor Salvador? Quin conoce a Dios mejor que t? No hay ningn otro sitio a donde ir. Cristo no tiene rivales. Contrario al pluralismo de aquel da, y al nuestro de hoy, la verdad bblica es tan absoluta como la ciencia, o aun las matemticas. Si Jesucristo tiene razn, todos los dems estn equivocados.25

As como una persona no puede caminar en dos direcciones simultneamente, tampoco nuestros corazones pueden estar divididos. Quiz Pedro no era consciente de las implicaciones de sus comentarios, pero de l podemos deducir que la verdad tiene tres caractersticas: La Verdad es consistente Pedro saba que si las multitudes que seguan a Jess, eran realmente sus discpulos, rechazaran otras religiones y otras autoridades. Decirle s a Cristo, era decirle no a los fariseos; decirle s a Cristo, era decirle no a las religiones esotricas que penetraban el Medio Oriente. La enseanza de Cristo era tan singular, tan diferente, que no poda ser combinada con las enseanzas de otros. Las diferentes religiones del mundo no pueden ser igualmente correctas! Por ejemplo, los hindes creen que la salvacin significa perder la identidad personal, as como una gota de agua se pierde en el ocano. Buda comenz una nueva religin porque estaba insatisfecho con el hinduismo, y ense que la salvacin era un camino tortuoso, que dependa solamente del mrito y sufrimiento humano. Tcnicamente hablando, los budistas ni siquiera creen en la existencia de Dios, mientras que los hindes tienen 330 millones de dioses diferentes! Mahoma ense que la salvacin vena mediante la obediencia a sus enseanzas. Sus seguidores deban hacer lo que l deca, no lo que l haca, puesto que su comportamiento era opuesto a sus propias enseanzas. El islam involucra un sistema complicado de obras que es bastante diferente a las otras religiones mencionadas. La presuposicin de que las religiones del mundo son en esencia las mismas, y slo superficialmente diferentes, est en la actualidad ampliamente difundida en Norteamrica. Sin embargo, lo opuesto es cierto: las religiones del mundo son superficialmente lo mismo, pero fundamentalmente diferentes. Veremos que el cristianismo es toda una categora por s mismo, sin ningn terreno en comn con otras enseanzas. Las diferencias son radicales, completas e insuperables. La verdad es siempre consistente consigo misma. Si algo es cierto, lo opuesto no puede serlo tambin. No es posible combinar las enseanzas bsicas de las religiones del mundo sin aceptar contradicciones automticas. Ni tampoco existe una cohesin bsica de la as llamada verdad que unifique las religiones del mundo. Cuando los discpulos escogieron seguir a Jess, le dieron sus espaldas a todos los rivales. Si Cristo tena la razn slo en parte, no era digno de que ellos le fueran leales. O si los discpulos estaban comprometidos con El y al mismo tiempo con otro profeta, estaban reduciendo a Cristo al nivel de un hombre falible. O aceptaban todo lo que Cristo era y proclamaba ser, o lo rechazaban. Contrario a los hombres falibles, Cristo no poda darse el lujo