ciencia social performativa - scielo

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142 NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA * Este texto hace parte de la reflexión derivada de la práctica docente en la carrera de Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad Pedagógica Nacional durante 2007 y 2008. Agradezco al profesor Wilson Alfonso Penilla Medina de la misma Universidad, por sus valiosos aportes, ya que desde su investigación “Cultura ciudadana en Bogotá. Una mirada desde la sociolo- gía cultural”, actualmente en ejecución, se inició el interés por esta perspec- tiva. Dedicado al maestro Fernando Lozano Bonilla. ** Estudiante de la Maestría en Problemas Sociales Contemporáneos de la Uni- versidad Central-IESCO. Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional y la Universidad de la Salle. E-mail: [email protected] ORIGINAL RECIBIDO: 10-VII-2008 – ACEPTADO: 15-IX-2008 Ciencia social performativa: alcances de una alternativa metodológica * Edgar Giovanni Rodríguez Cuberos** El artículo aborda elementos teóricos y metodológicos que intentan describir la estructura de lo que sería un modelo de prácticas ligadas a la concepción de ciencia social performativa en el contexto local. La ciencia social performativa involucra no solo diferentes discursos y tradiciones del conocimiento, sino prácticas sociales y saberes que, a través de la significación del “carácter de la obra”, manifiestan la emergencia del sujeto en múltiples formas. Palabras clave: ciencia social performativa, educación, prácticas y formación en investigación, artes e investigación. O artigo aborda elementos tanto teóricos como metodológicos que tentam descrever a estrutura do que seria o modelo de práticas unidas à concepção de ciência social performativa no contexto local. A Ciência Social Performativa envolve não só diferentes discursos e tradições do conhecimento, senão práticas sociais e saberes que através da significação do - caráter da obra- manifesta a emergência do sujeito em múltiplas formas. Palavras-chaves: ciência social performativa, educação, formação em investigação, artes e investigação. This article enters upon some theoretical and methodological elements that intend to describe the structure of what would be a model of practices linked to the concept of performative social science in the local context. This involves various discourses and traditions of knowledge as well as social practices and know how that are carring out the emergence of the subject in multiple ways, through the importance of the “art expression caracter”. Keywords: performative social science, education, investigation practices and formation, arts and investigation. [email protected] PÁGS.: 142-154

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Page 1: Ciencia social performativa - SciELO

142 NO. 29. OCTUBRE 2008. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA

* Este texto hace parte de la reflexión derivada de la práctica docente en lacarrera de Licenciatura en Artes Escénicas de la Universidad PedagógicaNacional durante 2007 y 2008. Agradezco al profesor Wilson Alfonso PenillaMedina de la misma Universidad, por sus valiosos aportes, ya que desde suinvestigación “Cultura ciudadana en Bogotá. Una mirada desde la sociolo-gía cultural”, actualmente en ejecución, se inició el interés por esta perspec-tiva. Dedicado al maestro Fernando Lozano Bonilla.

** Estudiante de la Maestría en Problemas Sociales Contemporáneos de la Uni-versidad Central-IESCO. Profesor de la Universidad Pedagógica Nacional yla Universidad de la Salle. E-mail: [email protected]

ORIGINAL RECIBIDO: 10-VII-2008 – ACEPTADO: 15-IX-2008

Ciencia socialperformativa:

alcances de una alternativametodológica*

Edgar Giovanni Rodríguez Cuberos**

El artículo aborda elementos teóricos y metodológicos que intentan describir la estructura de lo que sería un modelo deprácticas ligadas a la concepción de ciencia social performativa en el contexto local. La ciencia social performativa involucrano solo diferentes discursos y tradiciones del conocimiento, sino prácticas sociales y saberes que, a través de la significacióndel “carácter de la obra”, manifiestan la emergencia del sujeto en múltiples formas.

Palabras clave: ciencia social performativa, educación, prácticas y formación en investigación, artes e investigación.

O artigo aborda elementos tanto teóricos como metodológicos que tentam descrever a estrutura do que seria o modelode práticas unidas à concepção de ciência social performativa no contexto local. A Ciência Social Performativa envolvenão só diferentes discursos e tradições do conhecimento, senão práticas sociais e saberes que através da significação do -caráter da obra- manifesta a emergência do sujeito em múltiplas formas.

Palavras-chaves: ciência social performativa, educação, formação em investigação, artes e investigação.

This article enters upon some theoretical and methodological elements that intend to describe the structure of whatwould be a model of practices linked to the concept of performative social science in the local context. This involvesvarious discourses and traditions of knowledge as well as social practices and know how that are carring out the emergenceof the subject in multiple ways, through the importance of the “art expression caracter”.

Keywords: performative social science, education, investigation practices and formation, arts and investigation.

[email protected] • PÁGS.: 142-154

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143N Ó M A D A SRODRÍGUEZ CUBEROS, E. G.: CIENCIA SOCIAL PERFORMATIVA: ALCANCES DE UNA ALTERNATIVA METODOLÓGICA

Proemio

Todo espíritu creador está obligado aentrar en lucha con su demonio, y es siempre

un combate apasionado, heroico. Algunossucumben a la presión fogosa del adversa-

rio, ceden a su fuerza y se abandonan,felices, al elemento fecundo que los penetra.Cuando un artista se encuentra en ese caso,

nace de allí un arte particular que brotacomo una llama: arte hecho de borrachera,

exaltación, fiebre, furor, de impulsosespasmódicos del espíritu, y que pertenece

por lo general a lo profético. El primeríndice de este arte es siempre la exageración,

la desmesura, el deseo eterno de superarse,de alcanzar lo infinito.

Stefan Zweig

Como se sabe, duran-te las últimas décadas eldebate dentro de los estu-dios sociales ha puesto demanifiesto la necesidad denuevas prácticas de inves-tigación que respondan alas transformaciones con-temporáneas de las diná-micas humanas, que a suvez, desbordan en muchasocasiones las miradas epis-témicas, sus normas y mé-todos. La emergencia denuevas formas de inter-acción y la multiplicidadde lenguajes que deter-minan dichas prácticas yrelaciones de saber y de poder, asícomo de administración del deseo ylas pasiones, alertan sobre la capa-cidad actual de los sistemas interpre-tativos derivados de los modos ymecanismos de investigación tradi-cional y sus aportes concretos detransformación o de implicación po-lítica dentro de los fenómenos deestudio.

De la misma forma, los tiemposrecientes han provisto de diferen-tes herramientas y perspectivas que“enmiendan” el papel actual de la

cultura, entendida como prácticasocial y como muestra de los pro-cesos históricos; una posibilidadcierta de análisis tanto en los nive-les micro como macro. Dentro deestas nuevas posibilidades, los pro-blemas y debates típicamente mo-dernos, objetivismo/subjetivismo,real/virtual, certeza/mito, etc., co-bran interesantes resignificacionesque involucran, entre otros aspec-tos, una imagen de la sociedad queno se legitima exclusivamente des-de las estructuras, sino desde lassingularidades y sus efectos concre-

tos como consecuencia de dichasacciones. En este sentido, las ca-pas de lo social ya no solamenteestán determinadas por aspectossocioeconómicos, históricos o cul-turales, en cambio se reconoce unaesfera de potencias representativasy expresivas que tienden a ubicar-se dentro del campo de lo imagina-rio y lo creativo. Efectivamente(como sucede en diferentes épocas)se caracteriza ésta como la sociedadde la información y el conocimien-to, en el sentido de comprender lasformas en que el pensamiento y las

ideas emergen y se resisten a lascondiciones que tratan de captu-rarlas desde el mercado. Pero lejosde plantear aquí un debate sobrelo que implica esta comprensión,las reflexiones actuales proponenprecisamente una toma de distan-cia renovada metodológica y con-ceptualmente, para poder pensar laépoca de la neuroglobalización 1

mediante una sospecha aguzadaque bajo las reglas del arte nospermita negar-nos a un tipo deentendimiento prefabr icado yhomogenizante.

Pero, ¿qué significa re-cuperar lo que la tradiciónepistémica ha degradado alorden de la asistematici-dad y la fragmentariedad,y/o la poca objetividad y va-lidez dentro de la comu-nidad académica? ¿Quéimplicaciones tendría estemovimiento? ¿Cómo supe-rar las objeciones y dificul-tades inmediatas frente alcontexto y las condicionesde producción del cono-cimiento y el saber? Enefecto, la radicalidad sin-gular de la obra artísticasiempre es subversiva, ori-

ginal y novedosa; luego, por dichascaracterísticas, sería prácticamenteimposible vincularla a un sistema delegitimación que pretende dentrode sus paradigmas la posibilidad deréplica y reproducibilidad experi-mental, entre otros aspectos. Es im-portante clarificar el sentido de estaidea y su relación con lo perfor-mativo, con lo que, al respecto delarte, afirma Tarkovski:

Al contrario de lo que se suelesuponer, la determinación fun-cional del arte no se da en des-

José Vicente Piñeros: Manuel Quintín Lame, Bogotá, 1962.

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pertar de pensamientos, trans-mitir ideas o servir de ejemplo.La finalidad del arte consistemás bien en preparar al hombrepara la muerte, conmoverle ensu interioridad más profunda.Cuando el hombre se topa conuna obra maestra, comienza aescuchar dentro de sí la voz quetambién inspiró al artista. Encontacto con una obra dearte así, el observador expe-rimenta una conmoción pro-funda, purif icadora. Enaquella tensión específicaque surge entre una obramaestra de arte y quien lacontempla, las personas to-man conciencia de sus mejo-res aspectos de su ser, queahora exigen liberarse. Nosrecogemos y descubrimos anosotros mismos: en ese mo-mento, en la inagotabilidadde nuestros propios senti-mientos (2003: 19).

Ciencia socialperformativa operformatividad delas cienciassociales

Hablar de una función oimplicaciones novedosas yalternativas a partir de la perspec-tiva de la performatividad dentrode la lógica de la investigación,debe iniciar, a mi juicio, por unatoma de distancia en relación conlos métodos tradicionalmente usa-dos y los paradigmas cuantitativo ycualitativo. En otras palabras, sig-nifica un replanteamiento episte-mológico que facilite y oriente unaaxiología completa de investigaciónpara configurar un propósito y unasacciones con una variante: la posi-

bilidad de mantener como constan-te el sentido del por qué y para quéinvestigar, y el protagonismo dequienes se ven involucrados en lasinvestigaciones. Es decir, un estilode reflexividad que se apoya en elcarácter de los procesos y los pro-ductos desde lo que el espíritu delarte ofrece.

En ello, la multiplicidad de sig-nificaciones de “lo performativo”ofrece, más que una dificultad, unaoportunidad para construir localmen-te y bajo los contextos y problemasespecíficos de la investigación enAmérica Latina, un espacio de pro-ducción de pensamiento alterno yunas redes propiamente hetero-disciplinares que converjan en laexperiencia de producción y socia-lización de conocimiento/saber des-de las funciones y/o aperturas que

subyacen al impulso y dinámicas in-herentes al sentir/razonar artístico.

La polisemia de “lo performa-tivo”, en efecto, está relacionadacon el ámbito histórico de la cultu-ra, por lo que es posible contemplaruna idea de performatividad anglo-sajona o continental; de la misma

manera que desde dicha im-bricación es posible dar-nos ala tarea de proponer una ideade performatividad local.Sedgwick (1999) ofrece unrastreo del término ligado asu origen teatral que se vadesplazando poco a poco des-de el trabajo de perspectivasfeministas (Butler) y desdelos estudios narrativos clásicos(Gergen, Bruner, Ricoeur),hacia su potencial como con-cepto clave en la interpreta-ción de hechos sociales endonde se pone en juego ladialéctica de los procesos depensamiento colectivos e in-dividuales y la función dellenguaje como dramaturgiaconstante de la experienciahumana. Para el caso deDenzin,

lo performativo como métodopuede retomar la promesa dela investigación cualitativa

como una forma de práctica de-mocrática radical. La narrativa,interpretada en el contexto de lasciencias sociales, ha sido ocupa-da. Hasta ahora hemos explicadolos relatos tomados del campo.Hoy sabemos que lo que escribi-mos es cultura, y que esos escritosno son prácticas inocentes. Por-que solo conocemos el mundo através de las representaciones quenosotros mismos hacemos de él(2001: 25).

Abdu Eljaiek: Villa de Leyva, 1967.

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Miradas e interpretaciones rela-cionadas con el hecho performativo,así como con sus posibles niveles deaplicación, son objeto de diversos in-vestigadores en el número mono-gráfico de Focus Qualitative SocialResearch2 , en las que se admite, en-tre otros aspectos, que la perfor-matividad es un espacio académicoque ofrece la posibilidad deemplazar producciones artísti-cas de diferente orden (cine,teatro, videos, poesía, pintura,danza, etc.) en diferentesniveles (narrativo-reflexivo-creativo), para ofrecer media-ciones analíticas de fenómenossociales en diferentes camposy contextos y derivar accionesconcretas tanto individualescomo colectivas. La dispersiónde experiencias que en estostrabajos se muestra, podría, enapariencia, desvirtuar estatendencia como una suma deintencionalidades que nomuestran un soporte teóricoconvergente o, por el contra-rio, visibilizar el amplio rangode aplicación de sus metódi-cas, es decir, contemplarlascomo mediaciones efectivas enámbitos diferenciados y suges-tivos despliegues de potencias.

Así, la relación entre cien-cia social y performatividaddesde el lugar del arte, no sólo ofre-ce un campo de discusión sobre lasnuevas funciones del investigador ysus prácticas ético-políticas, sinotambién la concreción de las rela-ciones entre disciplinas anterior-mente opuestas e irreconciliables.De tal suerte, la pregunta ética porel quién de la investigación en estaperspectiva, coloca al investigadorcomo referente principal, en el quese delegan los propósitos y alcances

mismos de lo que se desea frente asu propio objeto de investigación ylas relaciones que establece con losotros constitutivos del fenómeno queinvestiga. Es decir, la investigaciónsocial performativa supone horizon-tes interesantes para redefinir elpapel de las investigaciones socia-les en términos de sus consecuen-

cias, pero sobre todo, de los cambiosque supondrían para aquellos que selanzan, en riesgo total, a su estructu-ración, desarrollo y evaluación des-de un campo por explorar.

Como apuesta, el primer riesgoconsiste en aceptar que la investi-gación no es una acción humanaseparada de los intereses particula-res y colectivos, por lo que su admi-nistración y desarrollo nunca son

completamente neutrales. Luego,desde la conceptualización de la in-vestigación social performativa, laactividad investigativa es la capa dela experiencia humana que conectade forma concreta los saberes con locotidiano, con la presunción de in-terpretar el mundo como una suce-sión de hechos en los que no existe

una separación entre lo in-terno y lo externo, sino quecomplementa la percepcióny amplía los horizontes des-de los cuales nuevos mun-dos pueden ser vividos. Estaconexión de capas de la ex-periencia que no distancianlos conocimientos y las ideasde lo espiritual (porque na-cen y se relacionan con elhecho artístico) hacen deldevenir humano una fuen-te permanente de situacio-nes pre/auto reflexivas. Unmovimiento del pensamien-to que asume la singulari-dad como fuente primordialde multiplicidades y de diá-logos entre lo heterogéneo,lo colectivo y lo diverso.

Se ofrece, de esta ma-nera, lo llamado “perfor-mativo”, como instanciametodológica, una forma enque pudiera resolverse ladificultad primordial de lo

humano en el lenguaje: la dispari-dad de los discursos, sus matices ydiferencias derivadas de la experien-cia singular que establecen puntosde acuerdo parciales, pero que sinestar vinculados necesariamente avoluntades de poder, generan mayordiversidad y creatividad; es decir,que en otro lugar de origen de losdiscursos, en el sentimiento de pro-ducción y recepción del arte, se su-bliman dichas tensiones que desde

Fernando Urbina: Indio Embera, Chocó, 1973.

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lo tradicional siempre se manifies-tan y terminan por problematizar laspresunciones de la investigación.

Es claro, entonces, que el prin-cipio performativo basa su esperan-za de interconexiones en lo artístico,no como una disciplina regulada enla que se juegan las capacidades re-tóricas, por ejemplo, sino como unapotencia natural de cualquier serhumano, una sensibilidad queindependientemente del con-texto histórico, siempre per-mite la puesta en distancia delo que establecen las deter-minaciones y las certezas conlas que en las distintas épo-cas se regulan los comporta-mientos de las sociedades. Elarte y su sensibilidad particu-lar es la condición del hechoperformativo, es siempre gene-rativo, en tanto modula nue-vas percepciones de lo que seconsidera en primera instan-cia lo único, lo válido, lo esta-blecido. Es o goza de uncarácter subversivo frente a lasdisciplinas como también a laforma en que abordan sus ob-jetos de investigación.

Así, una epistemologíaque sustente esta perspectiva,no se centra en una historiade las ideas o del desarrollo cientí-fico-técnico, o en una filosofía delas ciencias, sino en una antropolo-gía filosófica y en una estética de laexperiencia humana. Rescata la po-sibilidad de comprender-nos desdela emoción y el apasionamiento y nodesde la preeminencia de la razón,es decir, desde una reivindicaciónde lo emocional como campo en don-de lo racional cobra sentido. El tra-dicional afán de objetividad hahecho que quien se narre como in-

vestigador entre en conflicto al dar-se cuenta de que sus objetivos, mé-todos y objetos de investigación nonecesariamente están alineados consus propósitos y necesidades existen-ciales. De tal suerte, la investigaciónse instrumentaliza y hace máquina to-tal con las lógicas de mercado y laregulación social... muchas veces nose investiga lo que se quiere sino loque se puede.

Luego, la investigación comoactividad humana se transforma enproducto comercial y no en experien-cia vital con capacidad transfor-madora. La figura del investigadoren la actualidad y con pocas excep-ciones, corresponde más a unatecnificación de un oficio que des-pliega (según el avance tecnológi-co), sofisticaciones del discursoconstruido en torno a la cientificidady la legitimidad del saber. Discursoque tiende a negar otras posibilida-

des de construcción del conocimien-to y observación del entorno de exis-tencia y sus diferentes capas oesferas. Por supuesto, aparece aquíuna objeción fundamental frente aesta intención performativa: puedequedarse cualquier experienciainvestigativa como una serie de“activismos desarticulados, frag-mentarios y asistemáticos” o comoalgunos lo han llamado “puros

anecdotarios con pretensio-nes de cientificidad“. Es endichas condiciones que sepuede performativizar laciencia social: bajo un even-tual radicalismo frente almétodo, subvirtiéndolo, paragenerar f i suras que de-muestren en resultados demediano y largo alcance laviabilidad y efectividad desu ejercicio.

El núcleo artísticode lo performativoen cienciassociales

La discusión filosófica so-bre el arte en general, labelleza, lo bello, nos lanza casiindependientemente de lapostura que se asuma desdelo estético, a comprender

que ella, la filosofía, se entiende, sehace vívida en su sentido espiritual,casi místico, ya que comprende nosólo la percepción y el goce, sino tam-bién un contacto muy íntimo entreel hombre y la naturaleza como en-carnación de aquello que conside-ramos bello y bueno. Esta afirmaciónimplica en este punto, realizar ladiferenciación entre la realidad ar-tística de la percepción y la produc-ción, que resulta fundamental paranuestro propósito, pues adelantán-

Nereo López: Gabriel García Márquez, Estocolmo, 1982.

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donos a cualquier conclusión, la fe-licidad del hombre estará imbricadaen su capacidad de mediación, re-gulación y ejercitación de su dimen-sión artística, creadora y perceptiva.Siendo más tajantes, en su posibili-dad de filosofar sobre el sentido dela condición creadora e imaginati-va, de indagar por su alcance, desostener con gallardía su posibilidadplástica, de responder estéticamen-te a lo que el mundo del ahí y elahora le demandan.

Esto será útil para establecer queen la relación arte/filosofía se desci-fra un mínimo de acuerdo indepen-dientemente de la complejizaciónde sus problemas (la naturaleza dela obra, el juicio estético, etc.), y ésteconsiste en que tanto la filosofíacomo el arte exigen la posibilidad de“exhibición”, no por el juicio en símismo que sobre esta “postración” sepueda hacer, sino por su valor co-municativo implícito.

Con esta última afirmación, seatisba el giro de nuestra reflexión,que nos ocupará precisamente entratar de resolver la pregunta por laposibilidad de pensar el arte desdeuna arista socio-cultural para nues-tro presente, estableciendo tantopara el arte como para la filosofía,una necesidad de reflexión antropo-lógica, pero a su vez, la recupera-ción de su vinculación necesaria.

Hoy en día y de manera lamen-table, la idea de arte atraviesa poruna situación difícil dentro del ima-ginario de las personas. Para la gentedel común, lo artístico se relacionacon una serie de actividades, hábi-tos y/o producciones que puedenincluso determinar una posiciónsocial. En el contexto mundial, porejemplo, la aparición de los museos

es ciertamente reciente y significapara el arte mismo un cambio, pordecirlo así, de paradigma; para al-gunos, la idea del museo, más queuna posibilidad de cultura, consti-tuye una cárcel para las obras. Elterrible resultado de estas situacio-nes se perpetúa con disimulo graciasa la posibilidad que tienen algunospocos de sobreponerse a la realidad,asumiendo cierto tipo de solipsismoextravagante que en algunos casossólo busca la justificación a una so-ledad vacía y excéntrica que, creoyo, nada tiene que ver con la esen-cia del arte. De tal forma, el esno-bismo y el afán de comercializaciónde lo que acordamos en llamar “pro-ducción artística” termina por de-formar el espíritu de la obra y luegodetermina un factor excluyente enla sociedad (expertos y críticos vs.espectadores).

Pues bien, tanto el arte como lafilosofía, una vez concebidos comointerdependientes, se nos presentanen un ahora, un cotidiano que díatras día devela las apreciaciones sub-jetivas que realizamos frente a nues-tra propia realidad, y que de algunamanera vamos estructurando y con-figurando como un posible futuro.Las diferentes decisiones de nues-tro ahora atraviesan la complicadatrama de nuestros juicios y se deba-ten entre la sensibilidad, las pasio-nes y la razón, por lo que de nuestrasobras se deriva no sólo lo que el artees como aparente neutralidad en elgoce, sino como experiencia prácti-ca por el mismo hecho de ser huma-nos. “Por sus obras los conoceréis”,establece la posibilidad de consti-tuirnos como sujetos estéticos queconstruyan realidades a través de ac-ciones justas, ecuánimes, y si estopuede pensarse así, entonces ¿noserán el arte y la filosofía, el pensa-

miento sensible e inteligible racio-nal, los que nos demarquen nues-tros horizontes en el mundo? Si nosdetenemos por un segundo en estenivel del análisis, es posible que lastradicionales preguntas e inquietu-des por saber o tipificar ¿qué es elarte? puedan replantearse por otras:¿cuándo y cómo el arte existe? Y,sobre todo, el para qué de sí mismo.Cuando se ponen en evidencia di-chas cuestiones, se pone en marchatambién, el aparato sobre el cual unaestructura filosófica puede comen-zar el proceso de indagación. Perode nuevo, es fundamental llevar elnivel de la reflexión un paso más allá,para que lo que se diga sobre el temapueda a su vez contener nuevas po-sibilidades de indagación producti-va. Ya que es muy frecuente que lascuestiones de fondo se dejen aho-gar en la tremenda complejidad delas definiciones y las tendencias depensamiento que pueden pretenderuna exclusividad. El asunto del arteno debe en este momento reducirsea la cuestión del oficio sino al pro-blema de la existencia, a la preocu-pación de las sociedades por rescatarlo que de artista cada uno tiene yponerlo en evidencia en la vida mis-ma, es decir, en anticiparse a lamuerte viviendo poéticamente.

Podemos aceptar para nuestrosfines que el arte es y depende engran parte de la intuición, tal comolo explica Croce (1938). No es unfenómeno físico (no responde a cá-nones de precisión o de medida)porque lo físico es, en últimas, pro-ducto de una serie de fenómenosque escapan a nuestra experiencia(los átomos, las moléculas, etc.). Elarte se realiza y tenemos fe de suexistencia pero no podemos cuanti-ficarlo físicamente. Lo percibimos,tenemos conciencia de él a través

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de otros mecanismos y de otro nivelde operación de nuestros sentidos.La percepción del arte requiere deuna demanda profunda a nuestropensamiento que indaga no sólo pornuestra cultura, sino por nuestrasensibilidad hacia la obra misma delo que nos identifica como humanos.De esta forma, el nivel de percep-ción no involucra al arte con el sen-tido de placer de manera estricta,pues la intuición nos lleva a sobre-ponernos frente a la obra y validarlacomo resultado de alguien que seatrevió a tener una vivencia artísti-ca, sin que tenga ésta que procurar-nos o no placer. Por otro lado, la obranos puede suscitar toda una serie desensaciones (odio, pasión, repulsión,etc.) y ubicarnos en un plano don-de sólo lo humano es posible.

Según Tarkovski (2003), el sen-tido de cualquier arte que noquiera ser “consumido” como unamercancía, consiste en explicar porsí mismo y a su entorno el sentidode la vida y de la existencia huma-na. Tal vez esto pueda sonar dema-siado utópico, pero es la síntesismisma de la búsqueda esencial quehay detrás de cualquier arte y decualquier filosofía. Enfrentar alhombre a sí mismo a través de larepresentación, sugiere que laproblematización lo lleva a nivelesde pensamiento diferentes de loshabituales, le impone otros ritmos,otros escenarios, otras fuentes y dis-tintas alternativas de comprensión;por lo que a su vez, despliega suscapacidades al máximo. Este des-pliegue, en últimas, será el reflejode nuestra condición y nuestro de-seo permanente por abarcar la com-prensión de la totalidad frente a locual, el arte se nos muestra (inclu-so como obra propia) mucho máspoderoso, pues le somos insuficien-

tes y nos reta una y otra vez. Estadinámica implica que al hablar dearte, necesariamente pensemos enla recepción del mismo.

Hasta aquí, podemos distinguirque en el arte, como en cualquiercomunicación, existen dos caras dela moneda, dos formas de teneruna experiencia artística: comocreador y como receptor. Para elcreador, la experiencia del artepuede tener unas significacionessubjetivas, plagadas generalmentede legitimidades y beneficios per-sonales (místicas o a veces ególa-tras). Para quien recibe la obra, susniveles de significancia lo llevana encontrarse con el autor de lamisma en ciertos aspectos o, inclu-so, a tomar posición frente a laproducción por la falta de esta co-nexión, de esta intuición compar-tida sobre la realidad.

Una libre posición frente al he-cho artístico, le permite al sujeto ge-nerar todo tipo de movimientos, derupturas emocionales y cognoscitivasy, como producto, genera la más di-fícil de las obras de arte: una perso-nalidad clara, crítica, creativa; enúltimas, y de forma por lo menos su-gestiva, lo que persigue cualquier sis-tema educativo. La génesis del valory la configuración de la ética sonentonces productos del trabajo so-bre sí mismo, de la poética sobre latragedia humana; el arte, medianteel cual, la obra artística pasa a con-vertirse en vivencia y, por lo tanto,se presenta como expresión de lavida del hombre.

El arte entonces, se dirige a to-dos. El arte es parte de todos. Y to-dos podemos de alguna manera,trabajar por una poética personal deexistencia. Una vida hecha y senti-

da como obra de arte. El primer pasoes entonces tratar de recorrer ensentido pleno las obras. Tarkovski(Ibíd.: 13) advierte en este sentido:“El arte no quiere proponer inexo-rables argumentos racionales a laspersonas, sino trasmitirles una ener-gía espiritual. Y en vez de una basede formación, lo que exige es unaexperiencia espiritual”.

La creación artística y la recep-ción de la obra implican desde laperspectiva que abordamos una en-trega de sí mismo. El núcleo de lacondición “sí mismo” está definidoen gran parte por la llamada capa-cidad de atestación. Es decir, en lacapacidad expresada en la confian-za y la creencia con la que el suje-to se autoafirma: yo soy (doy cuentade mis acciones). En términos dela relación arte-filosofía, esto setraduce en la capacidad que poda-mos desarrollar en tanto seamosaptos para crear/percibir la obra res-ponsablemente y, derivado de ello,para argumentar desde la acciónque cognitivamente estas otras nosdictan (se dice algo sobre la obra; senarra algo sobre la obra; se hace algodesde la obra). A la par, estas ca-pacidades estarán en gran medidadeterminadas por las formas en queen adelante, las sociedades esta-blezcan lineamientos ideológicosrenovados sobre los parámetros es-téticos de formación de sus ciuda-danos, es decir, dentro de un ámbitoclaramente político.

En parte, la responsabilidad ac-tual sobre estos cambios estará con-dicionada por las formas en que nosaproximemos a los productos del artetanto propios como ajenos. Esta de-cisión demarca para el sujeto el pasoreiterativo de la potencia al acto, esdecir, condiciona y posibilita un

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Anónima: Pablo Escobar, Bogotá, 1993.

efecto, una multiplicidad de conse-cuencias. Así, el “sí mismo” decidearriesgarse en el fenómeno artísticoy se debate entonces entre el movi-miento que le sugieren las obras eincluso también el reposo al que lopueden llevar.

Generar mecanismos de acciónque propicien la reflexión de los in-dividuos sobre sus formas de actuar yser en el mundo, se constituye en unalabor evidentemente educativa y per-tinente, ya que es la educación el ejemediador que los grupos socialeslegitiman como ca-talizadores de pro-cesos culturales.

Ética-estéticaen el contexto deuna filosofía educa-tiva (Rodríguez,2005), es pues unanueva conceptuali-zación del devenirontológico de losllamados sujetos.Implica la estruc-turación de hombresllamados a re-cono-cerse, a conciliar con los demás, enla posibilidad de disfrutar su pro-ducción humana, su interacción, depromover el sentido de justicia y laconvivencia en la creación y desa-rrollo de su propia potencia (Spi-noza, 1980), articulada con la delos demás (encuentros y afeccionesalegres).

Por lo tanto, la creación artísti-ca, la expresión, el arte entendidono como la obra del erudito sinocomo la posibilidad de expresar-seen un contexto como una forma dereconocimiento, se convierte en unaherramienta eficaz para promover losvalores, en un mecanismo que pro-

mueve los aspectos sensibles del es-píritu y que orienta la dinámica delipse frente a diferentes cosmovi-siones, en últimas, en la ejecuciónde una investigación continua so-bre sí mismo.

En consecuencia, la validez dela creación de valores a través delarte, tal como se plantea en esta pro-puesta, reside precisamente en elanálisis fenoménico reflexivo sobrela propia producción, en el deseoentendido como filosofía del existir,del ser en el mundo. La realización

de la misma permitiría generarnuevas tendencias dentro de la in-vestigación en el área de trabajo,propiciar nuevas metodologías ymedios de evaluación, en síntesis,comenzaría a redefinir otro tipo depedagogía de lo ético desde el estu-dio de los mecanismos y la natura-leza estética del hombre.

A pesar de que diversos discur-sos tratan de encontrar en la forma-ción artística alternativas paraafrontar problemáticas sociales comoel desplazamiento forzado, la violen-cia intrafamiliar, entre otros, no exis-te una línea teórica que le défundamento a prácticas educativas

más riesgosas, y que en coherenciacon fenómenos creativos suspenda lanecesidad de certeza por parte dequienes transmiten y reciben edu-cación institucionalizada. Por ello,un enfoque conceptual basado en laidea de ciencia social performativa ,puede abrir espacios a nuevas formasde representación y de procedimien-tos didácticos centrados en la ac-ción, que determina en cada sujetola instancia de formación y, en estesentido, la constitución de nuevas for-mas de conocimiento con sentido dela realidad donde se existe.

Autoreferenciay actitudfenoménica:otra miradaperformativasobre laeducación

Hablar sobre“actitudes” en tér-minos de investiga-ción clásica, suelellevar a diversasoposiciones y obje-

ciones, debido principalmente a quenos enfrentamos necesariamente a“su falta de objetividad y rigor”, siacaso quieren considerarse comoelementos esenciales en cualquieranálisis3 . No obstante, podemosaceptar que la actitud está ligadanecesariamente a una emoción, auna afectación. Usualmente consi-deramos actitudes “positivas” aque-llos comportamientos que confierenusos del lenguaje y conductas quenos dan evidencia de armonías conotros o con el ambiente. Resulta in-teresante anotar que las actitudesson percibidas en primera instanciapor un otro. Es decir, se habla de unaactitud de, en referencia con, frente

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a, etc., precisamente porque nos esmás fácil identificarla como fruto dela interacción que sostenemos conotras personas, circunstancias o lu-gares. El asunto está en que es pre-cisamente bajo estas interaccionesen donde se establece la actitudcomo parte del fenómeno de la vidasocial. Una vía probable paraestudiar la vida social la cons-tituye la autorreferencia, laposibilidad de generar inves-tigaciones de segundo ordenque de alguna forma puedandar cuenta, entre otros aspec-tos, de las actitudes que semovilizan.

En ello, la actitud defini-rá las formas para determinarla posición, la extensión y laperdurabilidad (nótese elcarácter fisicalista de laspalabras utilizadas). Estaemergencia de la afectaciónindividual y social, le otorgasentido último al elementoinstrumental, técnico delasunto (registros, procedi-mientos). Esta última idea esfundamental, si tenemos encuenta que como producto dela preocupación de las cien-cias humanas y sociales poralcanzar el carácter de cien-cia, el peso y las intencionesse han volcado sobre las for-mas correctas de hacer registros odiseños de procedimiento.

Estaría apareciendo aquí, otraposibilidad metodológica de unaalta complejidad que no se confor-ma con la “linealidad” de la estruc-tura formal: pregunta/objetivos/metodología/resultados, sino conuna forma de racionalidad distintapara asumir la investigación, un ca-mino diferente (Castaneda, 1990).

Pero para que este camino “tenga co-razón” –segundo orden–, es necesa-rio darse el lugar en el tiempo parahabitar la actitud (Merlau-Ponty,1984), reconocer que ésta se cons-truye como desarrollo de las poten-cias (Spinoza, 1980), y que devienenéstas en una acción particular. La

actitud entonces tendrá un sinnú-mero de expresiones, de manifesta-ciones, que se terminarán porconfrontar en el campo de la inter-subjetividad. Es finalmente en estecampo donde tenemos indicadoressobre la naturaleza de nuestra acti-tud, cada vez que ella aflora ante laposibilidad concreta de la alteridad.

Así, las tensiones humanas seponen en juego en un intercambio

de actitudes que dan cuenta deracionalidades, estéticas y éticas(usos de poder/saber particulares).Luego, podríamos aceptar que unestudio de las actitudes puedeconducir (dentro de un campo deinvestigación) a reconocer el mag-ma fundamental donde los sujetos

cohabitan, el cual determi-na en suma otros niveles deinteracción de lo social (po-lítico/cultural/económico).

Esta última idea, lejos deser un determinismo o unafán por “desconocer” las di-námicas de diferenciación olos esquemas de repeticiónque persiguen el manteni-miento del statu quo y la“seguridad del establecimien-to”, entre otros, plantea pre-cisamente el “camino devuelta” sobre el reconocimien-to de lo esencial antropológicoantes del surgimiento u opre-sión de cualquier estructuratécnica-artefacto (productode las relaciones de poder ydominación). Pues éstas per-duran precisamente gracias alalejamiento que mantiene elsujeto de su propia condicióncomo humano (la estructura,los artefactos, las mímesis dellenguaje, etc. son aparienciasque desdibujan la composición

natural, si se quiere, divina de lo hu-mano), la tendencia a complacer susnecesidades exclusivamente desde lobásico (en términos de pervivencia)construido artificialmente y no des-de lo existencial.

La objeción inmediata a estaidea podría ser esgrimida como si-gue: “el hombre con hambre, confrío y esclavizado no da constanciade sí, pues en estas condiciones

Jesús Abad Colorado: Serranía de San Lucas, Sur de Bolívar, 2000.

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¿qué identidad digna cabría?” En-tonces, ¿cómo puede esto resolverel problema? Primero, es necesarioreconocer en la objeción misma uncriterio lógico y tratar de descom-poner lo que implícitamente propo-ne o predica de la desigualdad yasimetría en términos de la compo-sición de la sociedad:

a. El ser humano es incapaz has-ta tanto no se le ofrece la po-sibilidad de pensarse encomodidad.

b. A la condición de equidady libertad se llega luego dehaber logrado la comodidad.

c. La preocupación por el otro(núcleo en que se predica laobjeción) es ajena, luego sehabla de la experiencia des-de afuera de ella, porque elque está esclavizado no daconstancia de ella.

Estos elementos presuponen uncamino de no retorno, en la discu-sión acerca del horizonte actual delas ciencias sociales. De un lado deldebate estaría quien estima que loscambios y transformaciones socia-les deben ser de tipo estructural yque, por el contrario, las visionesde pensamiento que recuperan oproponen el protagonismo de laspersonas en sus propias reivindica-ciones son de corte “posmoderno”o derivadas de un pensamiento“light”; como si en torno a la bús-queda de soluciones solo unas fue-ran las más (y sospechosamente)adecuadas y totalmente neutrales.Y es precisamente en este aspecto,neutralidad, que retornamos comoel Ouroborus4 al origen de la ten-sión: las actitudes humanas no sonneutrales, buscan o tienen ya una

finalidad, incluso si esta es la pro-pia sumisión (De la Boetie, 1576).

De tal manera, el debate pro-puesto y descrito a manera deejemplo, entre unos estilos de pen-samiento u otro, y la filiación a cier-tas ideologías de base o la sincroníacon autores, devienen en últimasformas de desencuentro de las po-tencias (que en términos de cons-trucción terminan por agotarse enmalas abstracciones y negación deldiscurso otro), es decir, en la mani-festación de encuentros tristes y lafalta de encuentros alegres.

Nótese aquí que frente a la ob-jeción, el papel del intelectual, deldocente, del investigador, cambia,pues no es un pensamiento/accióndescontextualizado, sino todo lo con-trario. Un reconocimiento de la hu-mildad del saber y de la potenciaimbricada en la formación, de lacapacidad del acontecimiento comoelemento trasgresor en las relacio-nes constituidas dentro de los siste-mas sociales ya integrados en lasestructuras, porque lo que imprimela relación en el otro (que al igualque uno experimenta sumisión dediferentes órdenes) es la aperturaposible a un espacio donde migrar,un mejoramiento de la potencia quelo promueva, lo revolucione, a la bús-queda de un posible bien-estar, unoque supla tanto las necesidadesexistenciales como las elementaleso básicas, un camino metodológicoque se transita en diálogo consigomismo, con los demás... siempreacompañado. He aquí el carácter yobjeto de una disciplina social, conlo que superaríamos la tensiónplanteada, otorgándole gran impor-tancia a la actitud-acción comomediación en un proceso de auto-rreferencia en dicha disciplina (se-

ría esta la concepción de ciencia so-cial performativa utilizada aquí).

Agenciar la actitud:una forma de“embriaguez didáctica”

Pero ¿cómo se articula dicha ac-titud fenoménica en un cuerpometodológico? Aquí es importanteinvolucrar la concepción de agencia-miento. Un agenciamiento es unainvención (Deleuze, 1996). La in-vención como artefacto, supone unamanera de darle un cuerpo, ese cuer-po puede, vibra, confiere potencia através de una actitud. La actitudestá dotada en este sentido de con-tenidos, expresiones y de territoria-lidad. Gran parte de estos elementosse producen en el inconsciente, perono por ello estas producciones ne-cesariamente tienen un objeto o unaexplicación psicoanalíticas. La pro-puesta de Deleuze precisamenteapunta a superar la mirada clínicade la pulsión deseante que buscaasignar a estos contenidos de la ac-titud, motivaciones ocultas y/o per-versas como fruto de los desórdenesproducidos por miedo a castracio-nes o a instancias sexuales diver-sas, entendidas exclusivamentecomo patológicas.

Por el contrario, el agencia-miento se enmarca dentro del reco-nocimiento de nuestra condición de“máquinas deseantes”. El deseo, afir-ma Deleuze (2005: 298), “es revolu-cionario por naturaleza, porqueconstruye otras máquinas que in-sertadas en el campo social, soncapaces de hacer saltar algo, de des-plazar tejido social”. Es por ello queel ser deseante, el “conocer nues-tras formas maquínicas” puede fácil-mente suponernos en el umbral de

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la locura pues precisamente es “elloco” el que socialmente se sustraede la ley, el contrato y la institución(Ibíd.).

Los diferentes agenciamientosson pasionales, son composicionesdel desear, por lo tanto, en laasignación de agenciamientos es po-sible “determinar los rasgos diferen-ciales bajo los cuales un elementopertenece formalmente a tal agen-ciamiento más bien que a tal otro”(Deleuze, 2000: 404). Valga la penaresaltar, como sabemos, que tanto elestudioso de lo social, como el restode la sociedad, están actualmenteinmersos, por decir lo menos, en lalógica del establecimiento y el ordendel modelo económico, este sí pato-lógicamente cínico.

Dentro de la lógica impuesta porel orden del capital, se dan “fugas”de diferentes agenciamientos quepromueven las máquinas de guerraindividuales e institucionales. Estecomplejo de “esquizofrenias”, deactitudes diversas, pero aún ajenasa sí mismas, establecen el núcleo delconflicto social, y suponen el núcleodel problema político.

Es decir, parece que lo que estáen juego es precisamente la eman-cipación de las máquinas que pordefecto constituimos como sujetos.Esta emancipación dada por la po-sibilidad de discernir en la “maqui-naria propia y ajena” nos suponearmas o herramientas (es éste unproceso de diferenciación) en tor-no a reconocer su sentido (proyec-ción/introspección), sus vectores(velocidad y gravedad), sus mode-los (acciones libres/trabajo), sus ex-presiones (joyas, signos) y susafectos (finalidad, pasión deseante)(Ibíd.).

Se antoja aquí la esencia deuna labor o función educativo-po-lítica, pues es en la acción quedamos cuenta del logro de la dife-renciación puesta en marcha. Suevidencia, la forma en que notamosel ejercicio puesto en marcha, debeser algo muy parecido a la embria-guez, pues articulando con el pun-to anterior, la relación que debeexistir en la investigación en cuan-to al objeto es de orden estético. Siesto lo aceptamos así, “la locura”(Zwieg, 1996) constituye una entra-da, un agenciamiento, una crisis,un padecer propio del filosofar, quetermina por desplazar o permitirdesplazamientos ulteriores en lopersonal y lo social.

¿Puede este ejercicio de agen-ciamiento funcionar como otro tipode máquina que regule la fluctua-ción de estas “fugas”, que trate deunificarlas en un todo parcial quedé cuenta de la posibilidad de habi-tar el mundo?

Ciencias sociales entensión, la salidaperformativa

Podemos aceptar que tradicional-mente las ciencias sociales se han de-batido en la búsqueda de su estatutoa la luz de su sentido como ciencias.Los temas y problemas que trabajan opretenden identificar con ánimos des-criptivos y transformadores cruzan lí-neas disciplinares; luego, ese conjuntode saberes pasan y configuran al in-vestigador social desde varios frentes:sociología, psicología, antropología,filosofía, historia, etc. Hoy más quenunca, este cuerpo de conocimientosparece ofrecer herramientas para acer-carse a los objetos o a la realidad conotros sentidos.

No obstante, en esa búsqueda dereconocimiento, las apuestas de va-lidación de los discursos sociales sehan centrado en tratar de emular elsaber de lo científico natural en susprácticas específicas: métodos, re-sultados, divulgación de los cono-cimientos, relaciones entre loscientíficos y efectos de estas relacio-nes sobre la sociedad, entre otros.

De esto último podría decirse,ha resultado una amalgama de nue-vos conocimientos que aún no en-cuentran la forma para, a mi juicio,encajar en el espíritu de las disci-plinas humanas en el sentido totalde la palabra. Es decir, se asiste auna tecnificación constante del dis-curso y las prácticas y nos alejamosmás de la connotación que tendríanesos saberes en la vida cotidiana,que incluye a unos “otros” huma-nos y las relaciones que estos sus-criben con sus mundos naturales yartificiales.

Luego, la pregunta por el hori-zonte metodológico se coloca, o senos muestra, en un plano existencial.La dificultad en el análisis social, ensu realización concreta, en lasmiradas de “segundo orden”, en larelación objeto/sujeto/objeto de es-tudio, en la posibilidad de transfor-mación de nuevas realidades, decambios sociales y todo lo demás,reposa en gran parte en la supera-ción de un principio griego “cono-cerse a sí mismo”.

El hecho de que filósofos comoMerlau-Ponty, Spinoza, Nietzsche oBergson recuperaran la subjetivi-dad supone, creo, dejar de mani-fiesto la angustia por conocer laamalgama, el lodoso encuentro conel magma de lo humano, del sí mis-mo. El encuentro final, sin más

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fabulaciones, sin fantasmas, sinnada más que la conciencia del in-consciente, de ese otro (acaso otros)que habita(n) en mí: subterfugios,placeres, pasiones, pulsiones, ale-grías y tristezas... un encuentro quedesequilibra, por supuesto, y queapela al desarrollo de mis potenciaspara estructurar la economía idealdel yo que supondría a su vez la ar-monía con el mundo interior yexterior...

Y en ello, los filó-sofos y los artistas sejuegan la misma exis-tencia. Curiosamente,su experiencia cobrael precio más alto:trabajar, pensar y pro-poner en pro de otrotipo de humanidad,de otra conciencia,que al final “triste-mente” los deja moriren la soledad.

La gran contradic-ción aquí expuesta,implica precisamenteque en un acto de“amor a la humanidad” se ofrezca enamor lo que se ha experimentado enamor, ¿la muerte misma? ¿El sacrifi-cio? ¿Éste es acaso el punto máximodel místico? Ni renuncias, ni dia-lécticas, ¿Sólo la muerte sin más? ¿Lamuerte sin afanes, sin nada que de-ber? ¿La muerte como pináculo fi-nal de todo lo hasta ahora“revelado”? ¿Es esto signo de una ho-nestidad máxima, divina, no “salvar”a nadie más que a mí? ¿Es egoístaeste sentimiento o, por el contrario,es la summa expresiva del cuerpoque yace finalmente libre? ¿Testimo-nio final, sin fatalidad, solamente latranquilidad de una vida vivida sinremordimientos?

El análisis, el procedimiento, elmétodo si se quiere, en cienciassociales a partir de la apuesta porconocer, tal vez no se dé fuera desí, sino todo lo contrario. El pri-mer nivel tendría que ver con lacapacidad desarrollada individual-mente para romper o atravesar lasformas de pensamiento que hanhecho de cada quien lo que expre-sa. El ejercicio de introspecciónllevaría al abandono total de lo yacreído ¿con qué finalidad?, diría yo

que para “alumbrar de nuevo” laexperiencia de vida, superando loque sembrado está en la concien-cia, que en últimas, es voluntadde otros.

Afirmarse, entonces, es un retoinmenso que a lo largo de las épo-cas ha sido el fundamento de todoslos conflictos, pues bien diceBergson (1962) que las sociedadessolo pueden “verse con ánimo deestudio” cuando están preparadaspara la guerra. El hombre, en con-sideración a la inteligencia, com-pleta la sociedad técnicamente, sehace parte de ella y está listo “polí-ticamente” para el ejercicio de la

violencia. El sometimiento es, de talsuerte, perfecto.

Pero volvamos a caer de nuevoen la otra opción. El camino del mís-tico, fenoménico, el ejercicio de lasegunda forma de religión que pro-mueve al hombre a la libertad. Si seentiende que hay una materia, quemanifiesta un tipo de energía tota-lizadora, el trabajo invita a recocer-se en ella misma; aumentar la vitalidady tener conciencia de qué es aque-

llo, qué afecciones melo hacen notar. Luegolas acciones concretas yespecíficas procuraríanla experiencia de di-chas afecciones. Y bien,¿qué resulta probable-mente de ello para laforma en que se “inves-tiga” lo social? Pues di-ría que nada en símismo como saber de lainteligencia, más bien,la afirmación de quienen su cotidiano logragenerar afectaciones yexperiencia de afeccio-nes en otras personas.

“Todo conspira”, dice Bergson,para alentar la interpretación falsa,las abstracciones inadecuadas de larealidad en el amor propio mal apli-cado, el optimismo superficial, eldesconocimiento de la verdaderanaturaleza del progreso, y la tenden-cia a olvidar el principio que ya deentrada nos mueve.

Aquí de nuevo, se va abriendocamino la mirada performativa quese debería tener sobre lo social. Ladistinción entre lo abierto y locerrado, lo estático y lo dinámico,la función fabuladora y la inteli-gencia fabricadora, el temor y la

Movilización indígena en reclamación de sus tierras, entrando a Bogotá, octubre 2008.Cortesía de Juan Carlos Domínguez, El Tiempo.

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vida mística, el frenesí y la dico-tomía, está dada por el camino dela intuición.

Pues bien, el signo está pordevelar-se5 . Este es pues el reto parauna “investigación social performa-tiva”. La emoción es personal, laacción es en relación, la relación esen uno, pero también genera emo-ción: una ética de la acción queparte de una experiencia interior yla expresión de singularidad.

Citas

1 Cfr. en extenso el artículo de PeterSloterdijk (2008), publicado en Nóma-das, No. 28.

2 Las experiencias recolectadas en estemonográfico acerca de métodos deperformatividad, Vol. 9, No. 2 (2008),pasan por definir su contexto y propósi-to (Roberts), caracterizar enfoques(Battisti y Tanja), y sus condicionesprácticas de análisis en la literatura(González), fotografía (Gunilla), teatro(Warren, Elinor ), política (Escobar yFernández), entre otros. Disponible en:<http://www.qualitative-research.net/index.php/fqs>.

3 Este aspecto se profundiza en el textode Zandra Pedraza (2000) “La educa-ción sentimental y el descubrimiento desí mismo”.

4 La mítica representación medieval de laserpiente que se devora a sí misma.

5 Podría decirse que esto corresponde pre-cisamente a la duración en tanto esta nosadvierte de la posibilidad de “divinizar”el trabajo social preparatorio del lengua-je y el trabajo individual de fabricaciónde patrones y modelos. Obrar sobre loreal requiere de “reposos” que dan cuen-ta de lo esencial.

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LASILUSTRACIONESA G R A D E C I M I E N T O S

• Nereo López• Sandra Patricia Fernández• Universidad Nacional de Colombia,

Fondo Jorge Eliécer Gaitán,Archivo Central e Histórico

• Periódico El Tiempo• Museo Nacional de Colombia• Hernán Díaz• Abdu Eljaiek• Jesús Abad Colorado• José Vicente Piñeros• Fernando Urbina• Juan de Dios Varela• José Fernando Pineda• Mario Lewis Morgan• David Lozano• Eduardo Arcila• Ecopetrol• Fondo Cultural Cafetero