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Este documento fue elaborado en octubre del 2001. Un año y medio más tarde lo que en él se dice permanece correcto, aunque notoriamente los eventos ahí aludidos han perdido actualidad. Pinochet y todo lo que giraba en torno a esa figura, durante el año 2002 pasó al pasado, fue editado como pasado y leídas hoy tales cuestiones suenan ha pasado. Escribir, leer, la historia compromete dilucidar las condiciones de enunciación que produjeron el acontecimiento, como también las condiciones que le restaron actualidad. CHILE AL DIVÁN Empecemos por lo síntomas. Un síntoma –lo saben uds.- es el signo enigmático de un conflicto reprimido. La extraña actualización o retorno de una inscripción que se ignora. Y el trabajo analítico consiste en avanzar hacia el desentrañamiento de ese conflicto, a fuerza de reactualizarlo a través del lenguaje, con el consiguiente efecto, a saber: el desvanecimiento del síntoma, cuyo padecimiento fue lo que dio comienzo al proceso. Cito a Lacan: “…lo que vemos bajo el retorno de lo reprimido es la señal borrosa de algo que sólo adquirirá su valor en el futuro, a través de su realización simbólica, su integración en la historia del sujeto. Literalmente, nunca será sino algo que, en su momento determinado de realización, habrá sido.” Walter Benjamin –en quien no dejaré de pensar- concibió la historia como un texto, una serie de acontecimientos que, 1

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Empecemos por lo sntomas

Este documento fue elaborado en octubre del 2001. Un ao y medio ms tarde lo que en l se dice permanece correcto, aunque notoriamente los eventos ah aludidos han perdido actualidad. Pinochet y todo lo que giraba en torno a esa figura, durante el ao 2002 pas al pasado, fue editado como pasado y ledas hoy tales cuestiones suenan ha pasado. Escribir, leer, la historia compromete dilucidar las condiciones de enunciacin que produjeron el acontecimiento, como tambin las condiciones que le restaron actualidad.

CHILE AL DIVN

Empecemos por lo sntomas. Un sntoma lo saben uds.- es el signo enigmtico de un conflicto reprimido. La extraa actualizacin o retorno de una inscripcin que se ignora. Y el trabajo analtico consiste en avanzar hacia el desentraamiento de ese conflicto, a fuerza de reactualizarlo a travs del lenguaje, con el consiguiente efecto, a saber: el desvanecimiento del sntoma, cuyo padecimiento fue lo que dio comienzo al proceso.

Cito a Lacan:

lo que vemos bajo el retorno de lo reprimido es la seal borrosa de algo que slo adquirir su valor en el futuro, a travs de su realizacin simblica, su integracin en la historia del sujeto. Literalmente, nunca ser sino algo que, en su momento determinado de realizacin, habr sido.

Walter Benjamin en quien no dejar de pensar- concibi la historia como un texto, una serie de acontecimientos que, permtanme repetir a Lacan, habrn sido esto es, cuyo significado, cuya dimensin histrica se decide despus. La historia la inscripcin (del sentido) de lo que pas- siempre viene despus: el sentido de los hechos, la relevancia o irrelevancia de stos, nunca es contemporneo a su acaecimiento. la memoria define las experiencias; acaso todo ocurre despus, cuando lo comprendemos, no en el rudimentario presente... escribe Borges. Podremos padecer y ser parte del acontecimiento histrico, pero lo que confiere a ste su significacin supone, como mnimo, la prdida de actualidad, la cada en olvido, de la trama contingente en que tuvo lugar el percance. Es sobre la base de una prdida, y de la prdida de esa prdida -a la distancia de su conmocin-, que podremos objetivar, mirar a distancia, pensar en lo que pas y en lo que nos pas.

Se podra decir, gruesamente, que la pregunta de la historiografa es esa: qu pas, cmo pas lo que pas? Su objeto son los llamados hechos histricos, pero de stos lo que tenemos son inscripciones, cuyo sentido la investigacin historiogrfica actualiza por la va de restituir documentalmente el contexto de sentido en que se produjeron.

El psicoanlisis no tiene que ver con los hechos histricos, sino, a lo ms, con su relato, con la forma en que son narrados, en que son editados sobre la base de una supresin, exclusin, borradura. La inscripcin de los hechos ya comporta una labor de edicin y sta compone, selecciona, deja de lado, tacha: elabora. El criterio de discriminacin (elaboracin secundaria) es finalstico: se inscribe pblicamente nicamente lo que tiene sujeto -principio, soporte y finalidad-, y se reconstruye el evento para que lo tenga. As la inscripcin del evento, la puesta en forma de su sentido, de un sentido, funciona siempre como investicin, limpieza, supresin: se trata de borrar las huellas de la intriga accidental, azarosa, contingente, la incidencia de exterioridad, de heteronoma, en la comisin de los hechos. En este sentido el acto de inscripcin el proceso de escritura- se parece a la escena de un crimen. El objeto del psicoanlisis no es el pasado, sino la insistencia en el presente del sujeto de algo que slo despus, a travs del desencadenamiento del habla en condiciones inusuales, se revelar como anterior.

El psicoanlisis y la historia piensan de manera distinta la relacin del pasado con el presente. El psicoanlisis y estoy citando a De Certeau- reconoce el pasado en el presente; la historia sita el uno al lado del otro. El psicoanlisis trata la relacin del modo de la imbricacin (el uno en el lugar del otro), de la repeticin (el uno reproduciendo al otro bajo forma distinta), del equvoco (qu est en el lugar de qu?) En cambio, la historiografa considera esa relacin a partir de la sucesin (el uno despus del otro), de la correlacin (proximidades ms o menos grandes), del efecto (el uno siguiendo al otro) y la disyuncin (o el uno o el otro, pero no los dos a la vez).

Quiero aclarar esto. Y me servir de un ejemplo.

Qu sera de nosotros sin los desaparecidos?

Espero que siquiera se acuerden de haber escuchado esa frase. Con ella concluy, o ms bien suspendi, Toms Moulin su comunicacin, hace tres sbados atrs. Esa frase es uno de los restos algo que queda- de esa maana. La hago presente hoy, quiero comprenderla. Pueden comprobar que el ms bsico intento de comprender lo enunciado por esa frase exige restituir, tratar de restituir, no slo la cadena discursiva que le daba contexto, sino tambin la escena de su enunciacin. Digamos: la escena de comunicacin en cuya actualidad tuvo lugar ese mensaje, el presente en que fue proferido y recepcionado, ha ido a prdida. Qu queda de ese presente, de esa escena comunicativa, pasadas apenas tres semanas? Poca cosa, despojos. Por ejemplo, ese enunciado de Moulin, inscrito en nuestra memoria, o inscrito en nuestro cuaderno de apuntes, o inscrito en una cinta de grabacin. En cualquier caso, esos restos -impresiones, imgenes, palabras, afecciones, etc.- inscritas en algn soporte de inscripcin documentos, monumentos, el propio cuerpo, la memoria- vuelven a tener algn sentido slo en tanto son actualizados cada vez, esto es, recordados, visitados y revisitados, ledos, interpretados, etc. Recordar es actualizar, en el presente, segn la trama de intereses y smbolos del presente, la huella que los hechos dejaron en la memoria. Constatamos, pues, por una parte, que la prdida es inherente al devenir pasado de un presente prdida de actualidad-, por otra parte, que lo que queda de esa prdida son inscripciones heterogneas y desperdigadas, cuya traza perdurable permite su actualizacin en un nuevo presente.

La memoria como archivo sin distancia es la negacin de la memoria, porque pura actualidad. La constitucin del sentido exige como mnimo la diferencia entre la conmocin vivida y su retorno alterado, modificada por una prdida, despojada de la actualidad de su ocurrencia. La plenitud de Fnes ausencia de prdida, nada cae en olvido- es miseria, idiotismo y despojo, precisamente porque es incapaz de representacin, de experiencia, es un imposible presente. Sin el post de una repeticin, sin la diferencia entre el presente vivido y su retorno, condicin indispensable del sentido, no hay experiencia ni escritura. Fnes es arrasado por el presente sin que ste se constituya como tal, pues no hay distancia entre la huella inscrita y el presente que la deja, y desde la cual, despus, se lo restituya. Y es justamente ese esfuerzo de restitucin de un presente a partir de las huellas dejadas por su paso lo que define el pensamiento y la rememoracin. Hay mundo, hay historia, no a pesar de, sino precisamente porque el olvido es la sustancia de que est hecho el universo.

Pueden imaginarse uds. que, de entregarnos seriamente, a reponer el contexto comunicacional en que una inscripcin tuvo lugar esto es, eso que fue a prdida- resultara, probablemente, una cantidad mucho mayor de discurso que la que estaba comprometida en la escena que intentamos restituir. Esto es anlogo, como uds. habrn ya pensado, a la notoria diferencia en trminos de extensin- que hay entre el relato del sueo y el texto de su interpretacin -el pensamiento del sueo-, que bien podra no tener lmites.

Recapitulo:

Es inherente a la actualidad de algo el ir a prdida, caer en el olvido. El tiempo es resta de actualidad. Lo que resta de una actualidad son sus inscripciones y la historia se construye, en cada caso, sobre la base de repetirlas y leerlas despojadas de la actualidad que se inscribi en ellas. Diversas historias no slo porque diversas interpretaciones, sino por la eleccin (y discriminacin) de diversas inscripciones a leer. Es la traza perdurable de la inscripcin lo que hace posible repetirla, elaborarla a distancia, en un contexto distante y distinto del contexto de emergencia y comunicacin inicial y sobre la base del olvido de ste. Esta prdida es lo que abre la posibilidad de la proliferacin dirase proustiana- del sentido, de su diseminacin rica y heterognea.

Del pasado el pasado que contamos y con el que contamos- lo nico que poseemos son aquellos hechos que se inscribieron, que dejaron su marca en alguna superficie de inscripcin lo suficientemente perdurable como para que, tras la desaparicin del contexto de su gestacin, puedan ser actualizados despus, a la distancia, desde otro contexto. Sin embargo y esto es lo importante de advertir-, el lugar desde el cual comprendemos (despus) lo ocurrido (antes) ha sido abierto y est cifrado precisamente por el significante cuya irrupcin obtusa ha desgarrado la historia: reconocemos el instante inicial cuando ya estamos ledos por l, cuando ya somos su traduccin. Las condiciones de enunciacin son otras y el sujeto es otro.

Quiero que recuerden el caso tan clebre de Freud, El hombre de los lobos. All un sujeto de 25 aos actualiza y relata un sueo tenido hace veinte aos antes. Ese relato desencadena el trabajo de interpretacin que viene a descubrir que ese sueo, a su vez, es la elaboracin, la actualizacn enigmtica de una inscripcin anterior, padecida, hacia los dos aos de vida, cuando el sujeto, digamos, an no era sujeto. A los 25 aos, en el presente del anlisis y gracias a ste, es provocado el retorno de un pasado que, en sentido estricto, nunca fue presente. La visin de los padres copulando es algo que para un testigo de un ao y medio no tiene sentido, no posee la clave que le permita hacerse presente y comprender lo que ve. Es afectado por algo cuyo significado desconoce. De tal manera, el acontecimiento sobre cuya represin se erige la identidad de ese sujeto viene a desentraarse ms de veinte aos despus.

Dicho por Freud:

el analizado expresaba, a la edad de 25 aos, unas impresiones y mociones de su cuarto ao de vida (el sueo) con palabras que en esa poca no habra hallado Cuando tiene ao y medio el nio recibe una impresin frente a la cual no puede reaccionar suficientemente; slo la comprende y es capturado por ella cuando es reanimada a los 4 aos, y slo dos decenios despus, en el anlisis, puede asir con una actividad de pensamiento consciente lo que ocurri entonces dentro de l.

Tal que, ser ms tarde, nachtrglich, que podr actualizarse, bien que de modo enigmtico, esa escena primera. Y ser, veinte aos ms tarde, dentro del dispositivo especial del psicoanlisis, que el sujeto finalmente volver a hacer presente el sueo enigmtico, cuya actualizacin desencadenar la acumulacin de inscripciones que terminar en esa inscripcin primera, secretamente operante, an cuando sta nunca tuvo lugar. Para el psicoanlisis el acontecimiento slo puede ser aprehendido con retardo, despus, en diferido. Y esto significa: el suceso con el tiempo terminar por revelar su sentido; cundo?: cuando ocurra un segundo acontecimiento que le da sentido al primero. Entonces: retorno futuro de un pasado que nunca fue presente.

En esta frmula en su promesa- se puede escuchar con cierta claridad la paradoja a la que el pensamiento de Freud el de Lacan, el de Benjamin- nos ha terminado acostumbrando, a saber: que la historia, su texto, se arma siempre despus, a posteriori, en diferido, a fuerza de significar de nuevo, segn condiciones que la actualidad ignora, aquello sobre cuya borradura se erige esa misma actualidad. Es retroactivamente como los hechos son inscritos en la memoria y adoptan su peso simblico -es esta elaboracin, dentro de nuevos tejidos, la que decide retroactivamente lo que habrn sido. Segn Lacan, quien se tom en serio este giro, lo reprimido (que es siempre el hecho traumtico que con su golpe determina la historia) retorna desde el futuro. As, los sntomas son huellas sin sentido y su significado no se descubre excavando en la oculta profundidad del pasado, sino que se construye retroactivamente.

Cada ruptura histrica (y la historia est hecha a golpes) funciona como advenimiento de un nuevo significante (trauma, Real), cambia retroactivamente el significado de la tradicin, reestructura la narracin del pasado, lo hace legible de otro modo. Que estemos todo el tiempo reescribiendo la historia significa que el pasado existe a medida que es simbolizado en el tejido de la memoria histrica. Dicho clebremente por W. Benjamin: Slo el futuro dispone de los reveladores suficientemente potentes para hacer aparecer la imagen con todos sus detalles... A esto se agrega otra cita inomitible del mismo Benjamin, a saber: todo documento de cultura es un documento de barbarie. La catstrofe es inherente a la historia, es el reverso de su texto monumental.

De tal manera, si es posible ser testigo actual de un acontecimiento histrico, lo es en trminos de plpito, de estupor, de estupefaccin: padecemos la condicin significativa de los hechos, a saber: como un signo, s, pero uno cuyo sentido se nos rehusa. Sabemos que la enorme mueca o el jeroglifo indescifrable o la pesadilla, seala algo, pero ignoramos qu seala. Acaso esa condicin obtusa del significante, su padecimiento traumtico, defina la condicin pattica del contratiempo que inaugura una poca. La irrupcin de un significante ser siempre una interrupcin, una discontinuidad tanto en el sucederse de los hechos, como en su interpretacin. Lo obtuso, gradual e inadvertidamente, deviene obvio, la actualidad el texto de su enciclopedia- se recompone a la luz de un nuevo vocabulario y de una nueva gramtica. Como justamente ocurre con el aprendizaje de una lengua y es Marx quien propone la analoga-: cuando ya la aprendimos y fue usndola que la aprendimos, fingiendo en el ejercicio de su repeticin que entendamos cuando no entendamos- nos olvidamos en ella, olvidamos se que fuimos mientras atnitos traducamos, an a la zaga del sentido, su ruido infamiliar, y, una vez en ella (nunca sabremos cuando pasamos de lo obtuso a lo obvio), hablamos y leemos lo anterior sin poder advertir lo que el olvido ha borrado o lo que la memoria altera. Del acontecimiento: sustitucin gradual e inadvertida de la lengua familiar por otra adventicia, trance del ruido a la significacin, no hay experiencia actual, pero s pueden quedar inscripciones para su elaboracin futura.

Para los chilenos huelga decirlo- el golpe militar de 1973 marca, as dicho en presente, una discontinuidad fundamental. Es, con todas sus letras, un acontecimiento: hace historia. Acota nuestra actualidad y construimos la historia, toda la historia, desde su padecimiento. Lo que en su da fue experimentado como accidente brutal, como desenlace provisorio dentro de la intriga que tramaba el presente, se erigi a poco andar en el principio de un tiempo que, al parecer, tras casi treinta aos, an no termina. Que nuestra actualidad poltica sea la transicin (una dcada de transicin) deja adivinar que la dictadura no ha sido editada, del modo en que el golpe y la dictadura s lo hicieron con la historia poltica y social hasta el 73, clausurando su actualidad como pasado. El 11 de septiembre de 1973 tiene an hoy todas las seas y enseas de un contratiempo decisivo: marca el trance de una poca a otra, de una historia a una nueva, de una lengua a otra.

La poltica de la desaparicin practicada por la dictadura bien instruida en la razn procedimental del exterminio caracterstica de las tiranas del siglo XX- otorga dimensiones de catstrofe al trabajo de edicin de la historia. Supresin de la memoria en trminos de arrasar con toda memoria diferente a la que se pretenda editar eliminacin de la accin de eliminar- e inscribir la seal intimidante de que se es capaz de hacerlo, con el fin de disuadir el acto de recordar. Como consigna Todorov, ...las tiranas del siglo XX han sistematizado su apropiacin de la memoria y han aspirado a controlar hasta sus rincones ms recnditos. (...) Las huellas de lo que ha existido son o bien suprimidas, o bien maquilladas y transformadas; las mentiras y las invenciones ocupan el lugar de la realidad; se prohbe la bsqueda y difusin de la verdad; cualquier medio es bueno para lograr este objetivo. Frente a esto, sobrevivir al exterminio y perseverar como prueba de la existencia de ste, se constituye as en una forma de oposicin al poder. Persistir en el tiempo a pesar del poder que me quiso aniquilar el caso del que ha sido vctima de tortura-; persistir en el tiempo como prueba de que el otro existi y fue vctima de un homicidio el caso del pariente de un desaparecido-, es ya un acto poltico en contra del poder homicida que intenta, por una parte, arrasar con toda memoria del crimen (negar que hubo alguien bajo tal identidad), y, por otra, hacer esto lo suficientemente evidente para demostrar el poder incontrarrestable que se posee para hacerlo. Frente al poder fctico de la tirana que propicia y cuenta con el olvido, el poder mesinico dbil del testigo cuyo sostn es la persistencia de la memoria: slo en ella hay la promesa del advenimiento de la verdad y de la justicia.

Y es a esto, creo yo, para volver a la pregunta, a la inscripcin, que recordamos al comenzar, a lo que aluda Moulin:

Qu habra sido de nosotros sin los desaparecidos?Qu sera de nuestra historia sin esos sntomas, sin esos retornos? Bueno, desde luego sera otra historia. Qu sera de nosotros nosotros como parte de una historia que se sustenta en una represin- sin los sntomas, efectos, de la represin? Bueno, si as fuera, la historia sera la versin oficial de la historia la historia cerrada que lleva al reino de los que han vencido- sin la huella de aquello que esa historia suprimi, borr, para poder establecerse.

La pregunta de Moulin toca, creo yo, la condicin histrica de nuestro presente, su tensin respecto a la verdad y a la justicia.

Segn De Certeau: La historiografa es una manera contempornea de practicar el duelo. Ella se escribe en el lugar de una ausencia, y no produce sino simulacros, por ms cientficos que se crean. Esto recuerda la tesis de Michelet segn la cual el trabajo del historiador consiste en calmar a los muertos. Duelo y deuda en referencia permanente que no terminan de pagarse ni de representarse.

El arresto de Pinochet en Londres a fines de 1998 un ao de arresto que, no obstante su relevancia, se desvanece en el olvido- y su posterior desafuero y consiguiente procesamiento en Chile, se impuso como contratiempo decisivo. Para demostrarlo, baste que intentemos recordar, si cabe, la experiencia que tenamos de los hechos, el relato que se haca de stos, un instante antes de que acaeciera el hecho impredecible. Ese contratiempo decisivo tiene su resorte en la insistencia del fantasma: el resto ausente es el revs de la historia que hace sufrir un revs a su inscripcin consagrativa. La ausencia de restos es el resto perdurable de la actualidad de la dictadura, el significante de su trama infame, que impide, que desestabiliza, su cierre, su pasar al pasado dejando como rdito la satisfaccin de una transicin polticamente correcta. De no ser por ese contratiempo cabe suponer que el as llamado juicio de la historia (que no es otra cosa que la promesa del olvido inscrito en toda actualidad) evaluara generosamente la obra del gobierno militar una de cuyas consecuencias habra sido la democracia que gozamos y padecemos y la lengua de economa neoliberal que la hace posible. Pero no. El revs infame, impresentable, que tiene su principio en el golpe: la accin criminal de borrar las huellas del crimen, haciendo desaparecer a las vctimas, borrando, arrasando toda exterioridad a la historia que se pretenda erigir, cobra justicia, construye la justicia de la historia, transforma la historia en una deuda, tornndose en la inscripcin ms perdurable, aqulla cuya repeticin (insistencia) consiste precisamente en no permitir el olvido. El drama de la historia, aqu, es lo que impide su repeticin farsesca y su clausura. La historia la escriben los triunfadores. Pero los triunfadores en el presente no son necesariamente los triunfadores del futuro, y la historia siempre se escribe despus, en el futuro. La justicia viene, adviene, desde el futuro. La historia, la inscripcin futura de los hechos, su relato, es tambin un campo de batalla, un terreno donde fuerzas en lucha pugnan por dejar la inscripcin de su interpretacin de los hechos. Entre las fuerzas en lucha estn tambin los sobrevivientes de los derrotados y stos, con su testimonio obstinado, pueden enmendarle la plana a la historia oficial, la escrita por los triunfadores. La obstinacin de las agrupaciones de DD.HH y de familiares de detenidos desaparecidos madres, hijas, esposas, principalmente- impide, impidi, que el crimen fuera perfecto; impiden que los victimarios queden impunes, hacen posible que los responsables deban rendir cuentas ante la ley y que la historia no se escriba sobre el olvido de las vctimas. La insistencia de los ausentes en sus deudos, la persistencia de la melancola en stos, no querer perder la prdida, no poder hacer el duelo mientras no haya verdad y justicia, son el contratiempo, el revs inomitible, de la historia gloriosa de los triunfadores. Hoy la historia de nuestro pas y del derecho internacional, la escriben ellos.

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En cuanto concebimos la historia como texto, como su propia narracin como algo que recibe su significacin retroactivamente y donde este retardo, este efecto aprs coup, se inscribe en el acontecimiento real, el cual, literalmente, no es sino siempre habra sido- estamos obligados, implcitamente al menos, a contemplar el proceso histrico desde la perspectiva del Juicio final: de un ajuste final de cuentas, de un punto de simbolizacin/historizacin consumado, del fin de la historia, cuando cada acontecimiento recibir retroactivamente su significado concreto, su lugar final en la narracin total. La historia real ocurre, por as decir, a crdito; slo el desarrollo subsiguiente decidir retroactivamente si la violencia o las traiciones o los pactos infames sern perdonados, legitimados, o si continuar ejerciendo una presin sobre los hombros de la actual generacin como su culpa, su deuda por saldar. (Zizek)

El sentido de un texto se construye, cada vez, sobre la base de ser repetido, ledo, interpretado, dentro de un contexto que, como mnimo, se define en la diferencia y distancia respecto de la actualidad que se inscribi en l. Ser siempre despus, desde inscripciones ignoradas hoy, que la actualidad ser significada. El sentido a sta le adviene desde el futuro, cuando ella sea ya pasado. La actualidad habr sido lo que el porvenir lea en ella desde inscripciones, obras, hoy desconocidas: por an inexistentes o por inadvertidas.

El contexto de (in)comunicacin construido por la dictadura y sobre cuya lengua se articula hasta hoy la actualidad, priv de cdigo el recuerdo particular poniendo en interdicto la memoria histrica. La escicin producida por el golpe sobrepone una lengua, un paradigma, un marco comunicativo, a otro, que, aniquilado, desaparece traducido segn la nueva clave impuesta. Imposicin violenta de un sujeto sobre la negacin y el aniquilamiento de otro sujeto. un contexto As, los sobrevivientes funcionan como prueba de lo perdido: alegora : La alegora florece en un mundo abandonado por los dioses, mundo que, sin embargo, conserva la memoria de ese abandono y no se ha rendido todava al olvido. Los desaparecidos, en ese sentido, dentro del actual contexto fundado sobre la base de la negacin de la historia de sus imgenes, metforas, de su vocabulario-, posee la inquietante extraeza (das Unheimliche) de lo reprimido que retorna: ese sentimiento que, segn Freud describi, es provocado por la irrupcin de algo, familiar alguna vez, pero que fue extraado por efecto de una represin.

El crimen contina actual, insiste como escena traumtica, mientras los sobrevivientes padezcan la insistencia de sus ausentes y pidan cuentas. La actualidad de la transicin democrtica es una deuda. Los desaparecidos, la premeditada desaparicin de los desaparecidos, construye, escribe, inscribe, la historia de Chile, son lo irrepetible que impide perder lo perdido, que impide que lo actual pase a prdida, que impide el paso del tiempo, la brecha, la distancia que es condicin de historia. El incidente ha puesto de nuevo en el tapete poltico la discusin de la historia, el texto de la historia. Vuelve a poner en liza los argumentos de la memoria, de la memoria en juego, a saber, la memoria de aquello que no ha recibido edicin, porque ningn evento le ha restado actualidad: el umbral (gozne, bisagra) abierto por el golpe. Ni los diez aos de gobiernos concertacionistas, ni el arresto, ni el desafuero, son contratiempos que cierren la poca abierta por el golpe, que construyan la distancia suficiente respecto a su acontecimiento y lo hagan pasar a la historia. La razn, si la hay, reside en lo siguiente: no una, sino dos historias entran en juego en nuestra actualidad, a saber: la historia de la memoria de cuya agencia y trmite son principales agentes los familiares de los detenidos desaparecidos; la historia de la desmemoria que es la de la instauracin, desarrollo y entronizacin del modelo econmico de mercado y la reproduccin de la lengua neoliberal. La figura de Pinochet est a la base de ambas historias. No discutiremos si una depende de la otra. Lo que s importa aqu es el hecho de que la actualidad, el tiempo, abierto por el golpe del 73 vive en una ambigedad fundamental: el marco poltico y econmico dicho desde la complacencia o el malestar infinito- dentro del cual ocurre la historia desde hace treinta aos (trmino de la dictadura, gobiernos de la concertacin incluidos), sin contratiempos importantes, tiene como responsable al mismo que la historia de la memoria consigue someter a proceso hoy.Se exhuman restos cuando una catstrofe ha arrasado con la vida: los sobrevivientes desentierran sus cadveres para identificarlos y darles sepultura bajo el nombre propio. Se exhuman restos cuando se trata de rehacer la escena de un crimen. Exhumar restos, entonces, bien para acoger el cadver en el hogar de su familia y de su nombre, despojar al despojo de su anonimato, devolverlo a una biografa, darle la vida que le corresponde al muerto en el orden de los vivos: para que stos puedan continuar viviendo. Bien, para restituir la verdad de lo que pas, descubrir las marcas que acusen al responsable cuya impunidad se erige en la borradura de los vestigios de su crimen, incluido el cuerpo vctima. Se trata en cualquier caso de una bsqueda cuya condicin necesaria es la existencia de alguien que padezca la falta del que desapareci, lo eche de menos, d algn tipo de inscripcin a su prdida. "En la distorsin de un texto -observa Freud en Moiss y la religin monotesta- hay algo anlogo a un homicidio. La dificultad no consiste en la perpetracin del acto, sino en la eliminacin de las huellas. Sera preciso restituir a la palabra Entstellung el doble significado a que tiene derecho, aunque actualmente se haya perdido la costumbre. Este trmino no solamente debera significar modificar el aspecto de alguna cosa, sino tambin poner en otro lugar, desplazar (verschieben) a otro lugar. Este es el motivo por el cual, en numerosos casos de alteracin del texto podemos considerar que puede estar en alguna parte, aunque modificado y separado de su contexto, lo que se ha recogido (das Unterdackte) y lo que se ha negado. Pero no siempre es fcil reconocerlo."

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