ceremonia de homenaje

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Ceremonia de homenaje feudal Muchos de los ritos vasalláticos se realizaban ante la corte del señor o ante testigos. Si intervenían altos personajes o estaban en juego grandes intereses, los compromisos se registraban en cartas. La ceremonia pone a un señor en presencia de n vasallo, ligados ambos por un contrato que reviste una fuerza singular. El gran momento es el homenaje. Sin armas, sin cinturón ni caperuza, el dependiente se inclina o se arrodilla ante su señor. Pone sus manos juntas entre las del señor, que las cierra sobre ellas en señal de consentimiento y toma de posesión. Ambos intercambian un beso en la boca o uno de ellos lo da al otro. Es signo de paz, de amistad y de fidelidad mutua. Sin embargo, el beso no es indispensable. Clásico en Francia y en los países de conquista Normanda a partir del año 1000, se propagó bastante poco en Italia. Es raro en Alemania antes del siglo XII, sin duda porque la distancia social entre señor y vasallo era más profunda.

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señores y vasallos papá

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Page 1: ceremonia de homenaje

Ceremonia de homenaje feudal

Muchos de los ritos vasalláticos se realizaban ante la corte del señor o ante testigos. Si intervenían altos personajes o estaban en juego grandes intereses, los compromisos se registraban en cartas.

La ceremonia pone a un señor en presencia de n vasallo, ligados ambos por un contrato que reviste una fuerza singular. El gran momento es el homenaje. Sin armas, sin cinturón ni caperuza, el dependiente se inclina o se arrodilla ante su señor. Pone sus manos juntas entre las del señor, que las cierra sobre ellas en señal de consentimiento y toma de posesión. Ambos intercambian un beso en la boca o uno de ellos lo da al otro. Es signo de paz, de amistad y de fidelidad mutua. Sin embargo, el beso no es indispensable. Clásico en Francia y en los países de conquista Normanda a partir del año 1000, se propagó bastante poco en Italia. Es raro en Alemania antes del siglo XII, sin duda porque la distancia social entre señor y vasallo era más profunda.

Page 2: ceremonia de homenaje

Un segundo acto sigue inmediatamente al homenaje: el juramento de fidelidad, prestado sobre un objeto sagrado. En ese momento se intercambian algunas palabras:

-¿Queréis ser mi hombre?

-Lo quiero.

-Os recibo como mi hombre.

-Os prometo ser fiel.

El vasallo será amigo de todos los amigos de su señor y enemigo de sus enemigos. El juramento ennoblece el acto vasallático, le da un tinte cristiano y convierte en perjuro a quien viola sus compromisos.

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Los juramentos vasalláticos creaban relaciones tan estrecas que se requeria la presencia de los interesados y nte todo la del subordinado. Algunas coutumes enumeraban los casos de fuerza mayor que autorizaban a las partes, o a una de ellas, a hacerse representar: minoría de edad, vejez, enfermedad y lejanía frecuente en el vasto territorio donde el soberano estaba obligado a hacer largos viajes.

En Inglaterra, el heredero masculino, aunque fuera menor, estaba capacitado para sumir compromisos. La mujer casada no rendía homenaje pues este deber incumbía al esposo. Y las viudad padecían la misma incapacidad. Se tomaba juramento a todas las personas libres, incluidos los clérigos, los menores y las solteras.

Otras coutumes, no anteriores al siglo XIII o XIV, algunos juramentos debían ser renovados por el vasallo el día en que está en condiciones de cumplir con su obligacion.

Bibliografía:

“Señorio y Feudalismo” Robert Boutruche.