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de laCOMISION

ECONOM ICA

PARA

AMERICA LATINA

Y EL CARIBE

CEPALA BR IL 1 9 9 4

Ì

NACIONES UNIDAS

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REVISTA DE LA CEPAL 52

S UMARIO

Distribución del ingreso e incidencia de la pobreza a lo largo del ajuste 7Oscar Altimir

Nuevas orientaciones para la gestión pública 33Eugenio Lahera

Industrias petroquímica y de máquinas herramientas:estrategias empresarialesDaniel Chudnovsky, Andrés López y Fernando Porta

Productividad, crecimiento y exportaciones industriales de Brasil 71Regis Bonelli

Maquila en el Caribe: la experiencia de Jamaica 91Larry Willmore

Elasticidad-precio de las exportaciones agrícolas de Centroamérica 107Alberto Gabriele

De la inflación crónica a la inflación moderada en el Ecuador

119Luis I. Become Hidalgo

Nuevas estrategias de Ias empresas transnacionales en la Argentina 133Bernardo Kosacoff y Gabriel Bezchinsky

Informalidad y pobreza en América Latina 157Guillermo Rosenbluth

Crisis y alternativas en los procesos de regionalización 179Sergio Boisier

Una perspectiva cultural de las propuestas de la CEPAL 191Fernando Calderón, Martín Hopenhayn y Ernesto Ottone

La CEPAL y el neoliberalismo: entrevista a Fernando Fajnzylber 207

Orientaciones para los colaboradores de la Revista de la CEPAL 211

49

Publicaciones recientes de la CEPAL 212

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Daniel ChudnovskyAndrés LópezFernando Porta

Investigadores del Centro de

Investigaciones para la

Transformación (CENIT),

Buenos Aires.

REVISTA DE LA CEPAL 52

Industrias petroquímicay de máquinas herramientas:

estrategias empresariales

49

En Argentina, Brasil y México se han efectuado recientemente

reformas estructurales que establecen inéditas condiciones de

competencia. Los mayores cambios afectan a las políticas

comercial e industrial y al sistema público-privado de rela-

ciones productivas. En este contexto, las empresas manufac-

tureras disfrutan de menores niveles de protección y asistencia

estatal y tienen menos margen para estrategias de diferencia-

ción de precios en el mercado interno. La literatura ortodoxa,

y recomendaciones en boga en la región, sugieren que la

mayor competencia llevaría a las empresas a incrementar sus

actividades y esfuerzos tecnológicos. También se ha señalado,

desde una óptica diversa, que, por el contrario, la disminución

de los niveles de protección y asistencia las forzaría a des-

aparecer. Las investigaciones realizadas tienden a desmentir

el cumplimiento inmediato de las hipótesis "eficientista" y

"desindustrialista"; sugieren que el proceso es más complejo

y reconocen que la historia previa de la firma y del sector

también condiciona sus estrategias actuales. En México, don-

de el programa de reformas lleva más tiempo, las firmas se

repliegan hacia productos maduros, abandonan o postergan

planes de expansión o de especialización en productos nuevos

y recortan significativamente las actividades tecnológicas. Sus

pares argentinas y brasileñas, con reformas más recientes,

han tomado en el corto plazo decisiones que parecen señalar

el mismo camino. En ninguno de los tres casos se han regis-

trado hasta el momento cierres masivos de plantas o estrategias

basadas principalmente en la comercialización de productos

importados.

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50 REVISTA DE LA CEPAL 52 • ABRIL 1994

IIntroducción

Sendos estudios de casos realizados recientemente enArgentina, Brasil y México —Chudnovsky, López yPorta (1992), Erber y Vermulm (1992) y Unger, Sal-daña, Jasso y Durand (1992)— han analizado conuna metodología común el impacto de los respectivosprocesos de ajuste estructural —iniciados en 1982con la crisis de la deuda externa— sobre las estrategiasempresariales en la industria petroquímica y la demáquinas herramientas. 1 El propósito de este artículoes discutir y comparar los principales hallazgos de lastres investigaciones a la luz de las hipótesis que guia-ron su realización.

A pesar de la relativa uniformidad del cuadromacroeconómico y de políticas públicas en los trespaíses durante 1980 y 1990, se esperaba que los com-portamientos empresariales fuesen heterogéneos. Lainvestigación se propuso captar los múltiples factoresdeterminantes de la conducta microeconómica y suinteracción. Se consideró que las diferentes estrategiasempresariales debían explicarse no sólo por los atri-butos y características particulares de las firmas, sinotambién por el patrón estructural del sector industrialen el que operan y por la regulación macroeconómicapredominante.

El estudio se concentró en un sector productorde insumos de uso difundido y en otro de bienes decapital que presentan configuraciones técnicoeconó-micas y de mercado muy diversas. También es con-trastante la naturaleza de la firma "típica" en uno yotro. En la industria petroquímica predominan em-presas pertenecientes a grandes grupos económicosnacionales y filiales de empresas transnacionales (ET).En la industria de máquinas herramientas, en cambio,la mayor parte de las firmas son pequeñas y medianas

q Este artículo sintetiza el estudio comparativo (Chudnovsky, Ló-pez y Porta, 1993) preparado como parte del proyecto "Ajusteestructural y estrategias empresariales en Argentina, Brasil y Méxi-co", desarrollado en 1991 y 1992 bajo la coordinación del CENIT

(Buenos Aires), y con la participación de Fabio Erber (ENDS, Río deJaneiro) y Kurt Unger (CIDE, México), y con financiamiento delInternational Development Research Centre (I RC) de Canadá.Los autores agradecen especialmente la colaboración de Marti-na Chidiak.1 Además de la recopilación bibliográfica y el análisis de fuentessecundarias, un componente esencial de la investigación fue larealización de entrevistas a firmas productoras en estos dos sec-tores.

y, aun en el caso de algunas filiales de empresastransnacionales, mantienen una estructura decisoriabasada en la personalidad del dueño o sus familiarescercanos (generalmente inmigrantes europeos o susdescendientes en primera generación). La mayor ca-pacidad financiera, de planeamiento estratégico y decabildeo de las primeras, entre otras ventajas relati-vas, les permite procesar mejor las señales del marcoexógeno.

La investigación analizó las estrategias empresa-riales desplegadas en dos períodos caracterizados porconfiguraciones macroeconómicas y políticas econó-micas muy diferentes: i) la etapa de ajuste externo yfiscal a partir de la crisis de la deuda en 1982; ii) laetapa de reformas estructurales —apertura, desregula-ción y privatización— iniciada en la segunda mitadde los años ochenta en México y en los años noventaen Argentina y Brasil.

En la primera etapa, los altos niveles de inflación,la crisis externa recurrente y el escaso dinamismoeconómico del decenio de 1980 sugerían baja inversiónprivada y la generalización de estrategias de sobrevi-vencia. El enfoque ortodoxo indicaba que, dado quese trataba de economías cerradas, no cabía esperarque las firmas hubieran innovado en tecnología o me-jorado sus estándares de calidad y productividad. Sinembargo, dentro de una creciente heterogeneidad delsector manufacturero, algunas empresas ampliaron enese período su capacidad de producción y exportacióne introdujeron nuevas tecnologías.

La segunda etapa podría caracterizarse por unambiente más competitivo que estimularía a las firmasa realizar inversiones, reactivar sus esfuerzos tecnoló-gicos, reestructurar operaciones obsoletas, introducirnuevos productos y buscar nuevos mercados (Fris-chtak, Hadjimichael y Zachau, 1990). En experienciasprevias de apertura, sin embargo, ellas habían adopta-do predominantemente reacciones de tipo defensivo,a saber, abandono de la producción propia e importa-ción de bienes similares, degradación productiva otecnológica y racionalización de las estructuras em-presariales (especialmente en materia de personalocupado).

Lo reciente de los cambios de política en Argen-tina y Brasil dificultaba la evaluación de las estrate-

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gias privadas. En cambio, cabía suponer estrategiasempresariales más definidas en el caso mexicano, dadala mayor antigüedad de los procesos de apertura ydesregulación. La repetición en Argentina y Brasil delas conductas observadas en México constituía otrahipótesis por verificar. Para ello, era necesario tomaren cuenta que los respectivos procesos de ajuste yreforma estructural, si bien tienen una matriz teórico-ideológica común, se llevan a cabo en cada país deun modo particular, atendiendo no sólo a las diferen-tes estructuras económicas sino también a factorespolíticos y sociológicos.

Para desarrollar estas hipótesis se consideró in-apropiado el enfoque esencialmente ahistórico yatemporal que permea la literatura ortodoxa sobre elcomportamiento de la empresa. En ella se la consi-dera una institución en la que se toman decisiones enfunción de los cambios en las condiciones del mer-cado y del acervo de capital físico disponible, con elobjetivo de maximizar ganancias. En lugar de mirarla empresa como un sujeto que sólo se mueve deuna posición de equilibrio a otra, en esta investiga-ción se utiliza un enfoque dinámico apoyado en lasteorías neoschumpeterianas (Dosi y otros, (eds.)1988).

Así, las decisiones de las empresas son vistas enparte como una herencia del pasado y de las circuns-tancias en que tuvieron lugar. Ante el cambio de éstas,las nuevas decisiones resultan de una búsqueda carac-terizada por la incertidumbre y, a su vez, dependendel contexto específico en que la firma opera (Nelsony Winter, 1982). Las decisiones de las empresas están,por lo tanto, altamente influidas por el tiempo y elcontexto histórico en que se desenvuelven, así comopor la naturaleza del proceso decisorio y el tipo deorganización de las empresas mismas. A lo largo deltiempo, en ellas se da un proceso de aprendizaje deloficio y se acumulan información y conocimientostécnicos y comerciales. Se promueve así la creaciónde un acervo intangible que —dependiendo de su ca-lidad— orientará las decisiones frente a las nuevascircunstancias.

La especificidad de los casos nacionales analiza-dos obligó a considerar dos hechos significativos: pri-mero, el desnivel cuantitativo y cualitativo entre losesfuerzos tecnológicos endógenos de las empresas deestos tres países y los de las empresas originarias dealgunos países desarrollados. Y segundo, el menorpeso relativo de las estrategias productivas respectode las de valorización financiera o de búsqueda derentas o subsidios.

Expuestas así algunas premisas sobre el análisisde la empresa, hay que plantear inmediatamente quela trayectoria de ésta no podía ser comprendida sinintroducir la dimensión sectorial. Las característicasdel proceso productivo, el tipo de demanda, la veloci-dad del cambio tecnológico, los canales de acceso ala tecnología de frontera, la configuración de la ramaa nivel mundial y nacional y la forma en que se da lacompetencia (vía precios o más allá de ellos) sonelementos claves del entorno en el cual las empresasdefinen sus estrategias de largo plazo.

El tipo de regulación sectorial predominantetambién debía ser considerado. Muchos sectores in-dustriales se han estructurado y desarrollado a partirde una fuerte intervención del Estado. A su vez, estosmarcos regulatorios se modificaron sustancialmenteen el período estudiado. El análisis de las trayectoriasde las empresas remitía al examen del diseño y laaplicación de dichos instrumentos en el contexto ins-titucional peculiar de cada uno de los países. Las es-tructuras sectoriales y su regulación específica influyendirectamente sobre las estrategias empresariales y, ala vez, amortiguan o amplifican el impacto de lasmodificaciones en las variables macroeconómicas yen las políticas públicas.

En cuanto a los factores macroeconómicos, seconsideró prioritario discernir los efectos de las fluc-tuaciones en los principales precios relativos y en losniveles de actividad económica e inversión. Asimismo,se analizó la forma en que las modificaciones mássignificativas a la política comercial e industrial seconstituyeron en señales para las decisiones de cortoy largo plazo de las empresas.

El análisis del impacto de las políticas públicasrequería considerar el tejido socioestatal, el grado decertidumbre de los agentes privados sobre la sustenta-bilidad de una determinada configuración macroeco-nómica y su demora en reaccionar frente a modifica-ciones de ella, distinguiendo entre acciones de cortoy de largo plazo. Se procuró destacar aquellas cues-tiones institucionales que inciden en la interaccióndel mercado —sobre todo en sectores donde predomi-nan los grandes grupos económicos— y el Estado,como articulador y presunto representante del interéspúblico, en un período de crisis fiscal y auge de laideología liberal.

En la sección II del artículo se comparan lasactuales estrategias de las empresas y se evalúan loselementos determinantes. En la sección III se analizala historia de las empresas y del sector en el marco delas políticas predominantes en los anos ochenta, ante-

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cedente obligado para comprender las estrategias pre-sentes. La evolución del cuadro macroeconómico einstitucional y su efecto en las decisiones empresaria-

les se examinan en la sección IV. En la sección V,por último, se analizan los principales hallazgos de lainvestigación a la luz de los interrogantes iniciales.2

IILas empresas frente a Ias reformas estructurales

En los tres países y en ambas industrias las empre-sas enfrentan un escenario de menor rentabilidad,como consecuencia de la recesión internacional, lasrespectivas configuraciones macroeconómicas y laaplicación de reformas estructurales. En este mar-co, han tenido respuestas defensivas, suspendiendoproyectos de inversión, recortando personal y es-tructuras de gestión y disminuyendo gastos en acti-vidades tecnológicas, tanto internas como extramu-ros.

1. El caso mexicano

En México el período de implantación de las reformas,de estabilización de precios y de consecución de losequilibrios macroeconómicos ha sido más largo. Laconsolidación de las políticas de desregulación yapertura, y fundamentalmente el acuerdo de libre co-mercio con Estados Unidos y Canadá, han reducidoel margen de incertidumbre para las empresas. Eneste contexto, las estrategias de las empresas son másdefinidas y nítidas que las advertidas en Argentina yBrasil.3

Las empresas mexicanas de ambos sectorestienden a consolidar y acentuar su actividad en lossegmentos o líneas de producción más maduros, tra-tando de defender su posicionamiento oligopólico(la industria petroquímica) o sus ventajas de locali-zación (la de máquinas herramientas). Al mismotiempo, reducen el alcance y magnitud de sus es-fuerzos tecnológicos.

Esta orientación de las estrategias empresariales

2 Salvo expresa mención a otra fuente, la información y conceptossobre cada caso nacional provienen del trabajo respectivo.3 Si bien se trata de dos sectores industriales representativos dela situación que prevalece en las industrias de insumos difundidosy bienes de capital mecánicos, no deberían generalizarse estoscomentarios a otras ramas de la industria manufacturera en lospaíses estudiados. Sin embargo, investigaciones en curso en Ar-gentina y Brasil sugieren tendencias similares en otros sectoresindustriales, entre ellos algunos productores de bienes de con-sumo.

estudiadas en México guarda estrecha relación conlas consecuencias de casi una década de recesión ytasas de inversión bajas. Las políticas de apertura yreinserción internacional adoptadas tempranamenteen este caso, si bien contribuyeron a estabilizar elescenario prospectivo de las empresas, indujeron uncomportamiento predominantemente defensivo, le-jano de la agresividad en materia tecnológica y deinversiones que el acicate de una mayor exposicióna la competencia internacional supuestamente pro-movería.

¿Es éste el espejo en el que hay que mirar lasperspectivas aún relativamente indefinidas de las con-ductas empresariales en Argentina y Brasil? El ajustemacroeconómico de los años ochenta tuvo en estosdos países, en general, características y consecuenciassimilares a las del caso mexicano. La orientación delas políticas de reforma estructural adoptadas recien-temente y sus instrumentos principales son tambiénrelativamente semejantes. En los tres países, más alláde las diferencias de grado, las reformas representanuna fuerte ruptura con las previas políticas de protec-ción.

Por otra parte, para los países en desarrollo —ysus empresas— la posibilidad de intervenir activa-mente en la definición de los parámetros sectorialesde competencia es escasa o nula. La estructura pro-ductiva y de la demanda, la dinámica del progresotécnico y las formas de internacionalización de lossectores son datos exógenos y ofrecen un margen demaniobra a la evolución de las empresas argentinas,brasileñas o mexicanas.

En consecuencia, la configuración macroeconó-mica y de políticas públicas y los factores estructuralesdel sector se repiten en los tres casos. Cabe pensarque las estrategias de "atrincheramiento" en segmentosrelativamente maduros y menos competidos de am-bas industrias predominarán también en Brasil y Ar-gentina. Los estudios realizados allí sugieren efecti-vamente el despliegue de estrategias empresariales depermanencia o de sobrevivencia, en las cuales las em-

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presas abandonan sus proyectos de inversión y apli-can ajustes "racionalizadores" del empleo y las es-tructuras operativas.

No hay pruebas de que las empresas estén de-sarrollando una trayectoria de innovación tecnológi-ca en cualquiera de las dos industrias. Las actividadesinnovativas de las grandes empresas locales y lasfiliales de empresas transnacionales en la industriapetroquímica fueron muy limitadas en todo el perío-do analizado.4 En el sector de las máquinas herra-mientas la posibilidad de copiar tecnología fue apro-vechada en los años ochenta por un conjunto deempresas argentinas y brasileñas que habían desa-rrollado capacidad de diseño, las que ingresaron aldesarrollo de máquinas herramientas con controlnumérico computarizado (MxcNC) algo a la zaga delos líderes internacionales. De todas maneras, lapersistencia de mercados deprimidos y la aperturahan afectado sensiblemente esta trayectoria más in-novadora.

Cabe señalar que la historia previa de las ramasy principalmente de las empresas estudiadas en lostres países no es similar. Tampoco lo son los modosespecíficos de articulación micro-macroeconómica.Estas circunstancias otorgan algunos grados de li-bertad para que, aunque los contextos macroeconó-micos y sectoriales sean relativamente comunes, enel futuro las trayectorias de las empresas tiendan adiferir. Por otra parte, la forma específica en que seestán llevando a cabo los procesos de ajuste y refor-mas estructurales, así como el marco sociopolíticoen que se desenvuelven, muestran rasgos particularesen cada uno de los tres casos examinados. En conse-cuencia, no es descartable que las empresas estudia-das en Brasil y —menos probablemente— en Ar-gentina puedan llegar a seguir un camino diferenteal transitado en México.

2. Los factores estructurales

El modelo de implantación y desarrollo de la industriapetroquímica se estructuró sobre la base de una fuerteintervención directa del Estado en las etapas "aguasarriba", y de empresas privadas, generalmente mo-nopólicas y monoproductoras, en cada una de las eta-pas sucesivas. Esta articulación público-privada re-

4 Parecería que las firmas locales han hecho un mayor esfuerzo deaprendizaje tecnológico dentro del estrecho sendero definido porlas características y la relativa estabilidad del paradigma tecnológi-co en esta industria.

produjo, con mayor fragmentación empresarial, la ló-gica de integración vertical y grandes escalas que pre-domina en el ámbito internacional, y permitió queesta industria participara en la distribución de la rentaprimaria. El nuevo marco de regulación impuesto porlas reformas estructurales plantea la necesidad decambios para mantener en los tres países tal lógicasectorial.

La menor participación estatal en la producciónde hidrocarburos y productos petroquímicos y la des-regulación del precio de las materias primas del sectorobliga a redefinir la cadena petroquímica, para asegu-rar la disponibilidad de los insumos e internalizar elproceso de transferencia/disputa de la renta primaria.El desarrollo futuro de la actividad implica pasar delmodelo de integración vertical dentro de la rama in-dustrial (polo petroquímico) al esquema de integraciónvertical intraempresa. Los modos particulares que estatransición va adoptando en cada uno de los paísesremite al grado de "desincorporación" del Estado enla producción de insumos —total en Argentina, parcialen México y Brasil— y a las respectivas configura-ciones empresariales.

En Argentina se ha desmantelado el aparato re-gulatorio vigente hasta fines de los años ochenta y elEstado se ha retirado de la producción de hidrocarbu-ros. En Brasil el avance de las reformas es más lentoy los regímenes de promoción, aunque recortados, nohan sido suprimidos; por ejemplo, la empresa estatalPETROBRAS mantiene un precio subsidiado para lasventas de gasolina a la industria petroquímica. EnMéxico la empresa estatal PEMEX sigue concentrandouna proporción importante de la producción petroquí-mica, si bien comenzó a retirarse de actividades "aguasabajo" en la cadena de producción. El Estado mexica-no retiene el carácter de promotor del desarrollo de laindustria petroquímica en tanto mantiene cierto nivelde subsidio en la venta de materias primas y produc-tos intermedios. De todos modos, en los tres países seha elevado el precio de las materias primas petroquí-micas. Al mismo tiempo, los menores niveles de pro-tección han tendido a alinear los precios internos delos productos petroquímicos finales con los interna-cionales.

Las empresas han respondido frente al escenariode menor rentabilidad con acciones de carácter defen-sivo, abandonando planes de inversión y reduciendopersonal. Ha seguido recorriendo una trayectoria "na-tural" de optimización de procesos, pero basándosemucho más en el conocimiento adquirido en la opera-ción de las plantas que en actividades sistemáticas de

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investigación y desarrollo. En Brasil y México, pro-bablemente por el mayor tamaño relativo del mercadointerno, el interés de las empresas por desarrollarnuevas aplicaciones para sus productos parece mayorque en Argentina pero, al mismo tiempo, se han des-activado los proyectos incipientes de producción deespecialidades.

En tanto, algunas empresas pertenecientes agrandes grupos económicos han comenzado a definirestrategias de más largo plazo que incluyen opera-ciones de integración vertical, posibilitadas funda-mentalmente por los respectivos procesos de privati-zación. Estos movimientos tienden a ser más "haciaatrás" en Argentina y Brasil y "hacia adelante" enMéxico; la diferencia se explica por las característicasespecíficas de los respectivos marcos regulatoriosnacionales.

Queda claro que en tanto no aparezcan perspecti-vas de una nueva etapa de crecimiento acelerado delsector en alguno de los tres países, la redefinición dela estructura técnico-empresarial de la rama convergehacia una mayor concentración del capital y de laoferta, a favor de algunos productores privados yainstalados. La mayor o menor capacidad de participarmás activamente de este proceso depende estrecha-mente de los flujos de fondos del conglomerado, deldinamismo relativo del submercado en que opera yde sus posibilidades de acceso a los proveedores detecnología. En el caso de México y Argentina estosnuevos "ganadores" parecen estar más definidos queen Brasil, donde el proceso de reformas está menosavanzado y el entramado de relaciones empresarialesdel modelo anterior aparece más rígido, dificultandola concreción de las operaciones de integración verti-cal.

La exposición del caso de la industria petroquí-mica muestra cómo operan los factores estructuralesdel sector (lógica internacional y regulación nacional)sobre las posibles alternativas de estrategias privadas.Las características y la relativa estabilidad del para-digma tecnológico sectorial definían un estrechomargen de acción ante las opciones tecnológicas.Por un lado, el bajo nivel posible de gastos en inves-tigación y desarrollo de las firmas latinoamericanasen comparación con el de las que lideran el ámbitointernacional (dada la envergadura relativa de lasempresas) excluía innovaciones mayores en procesosy productos. Por otro, el desarrollo de proyectos enproductos maduros y de tecnología relativamente di-fundida obligaba a que, para tener resultados comer-ciales satisfactorios, las empresas hicieran un apren-

dizaje de operación que incluía actividades tecnoló-gicas rutinarias.

Asimismo, mientras la regulación nacional su-plantaba la lógica de la integración vertical intraem-presa por la articulación público-privada dentro de larama industrial, las producciones locales gozaban deun margen de protección muy elevado, con la conse-cuente limitación de la competencia en el mercadointerno. La estrechez del sendero tecnológico y losmarcos regulatorios de amplio alcance no daban es-pacio para una gran diferenciación de las estrategiasempresariales.

El cambio en el marco regulatorio ha recreadolas estrategias de las empresas, aun cuando los facto-res tecnológicos no se hayan modificado significati-vamente. Sin embargo, no se introducen ahora nece-sariamente diferencias mayores en las decisiones encurso. En particular, siguen ausentes las estrategiasde mejoramiento tecnológico-productivo. Con todo,para permanecer en el negocio, las empresas debentratar de avanzar activamente hacia una mayor inte-gración vertical. El éxito relativo (frente a otros pro-ductores) depende fundamentalmente de la capacidadempresarial para competir en el proceso de privatiza-ciones.

El sendero tecnológico posible para las empresasinstaladas tiende a cerrarse aún más. De un lado, lamayor competencia en los mercados internos eleva elpiso de actividades tecnológicas necesarias para ga-rantizar su permanencia. De otro, el recorte de gastosen este ámbito limita la capacitación tecnológica y lasposibilidades de introducir mejoras en procesos yproductos. Aun cuando probablemente no se afecte lasobrevivencia de las empresas a corto plazo, a largoplazo disminuye la capacidad de selección y absorciónde tecnologías para eventuales nuevas inversiones.Además, en los casos mexicano y brasileño se hacomprobado que las condiciones de acceso a tecnolo-gía externa han empeorado desde fines de los añosochenta.

En la industria de las máquinas herramientaslos determinantes estructurales son otros. Esto llevóa que, en el período en estudio, sus estrategias em-presariales fuesen más diferenciadas que en la in-dustria petroquímica. Las reformas estructurales encurso parecen amenazar en mayor medida el soste-nimiento de aquellas estrategias tecnológi-co-productivas más osadas. Desde el punto de vistade la configuración sectorial, los efectos sobre laindustria de las máquinas herramientas parecenapuntar a una apreciable degradación productiva y a

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un aumento de la brecha tecnológica respecto depaíses desarrollados.

En los años ochenta, en los países estudiadosesta industria estuvo afectada por dos tendencias di-ferentes. Por un lado, se generalizó la difusión de unnuevo paradigma productivo —basado en la incorpo-ración de máquinas herramientas con control numéri-co computarizado— que renovó tanto los productoscomo los procesos productivos de la rama. Por otro,la recesión, que tuvo un particular impacto negativoen el proceso de inversión, debilitó en especial lademanda dirigida al sector. La combinación de estosdos factores generó un cuadro complejo en el que,mientras el impulso tecnológico orientaba hacia es-trategias ofensivas, la contracción del mercado alen-taba acciones defensivas.

A diferencia de lo sucedido en la industria petro-química, ni en México ni en Argentina hubo un marcoregulatorio específico que modificara las señales de-presivas de la situación macroeconómica, aunque lasempresas argentinas se beneficiaron del acceso prefe-rencial al mercado brasileño —de gran crecimientoentre 1985 y 1989— a partir de la firma del acuerdobinacional de integración en bienes de capital. Entanto, sin que hubiera un régimen particular de pro-moción como el vigente para la petroquímica, las em-presas brasileñas accedieron a financiamiento prefe-rencial y estuvieron relativamente más protegidasfrente a las importaciones.

En otros términos, lo que más influyó en la con-figuración de los factores estructurales en la industriade las máquinas herramientas fueron las políticas ge-nerales de ajuste macroeconómico y la acelerada mu-tación en el patrón de progreso técnico. En los añosochenta se inició un proceso de reestructuración de larama que implicó el agotamiento de un incipienteprograma estatal de implantación de la industria enMéxico, así como la desaparición de un número im-portante de empresas en Argentina y —en menor me-dida— en Brasil. En estos dos países algunas empresasaccedieron, con suerte diversa, al nuevo paradigmatecnológico. Es evidente que la mayor flexibilidaddel proceso productivo en esta rama, la posibilidad decopia y la ausencia de un marco regulatorio específico(tres diferencias notables respecto de la petroquími-ca) permitieron el despliegue de estrategias empresa-riales más diferenciadas.

El liderazgo en Argentina y Brasil fue retenidopor aquellas empresas que incorporaron a su combi-nación de productos una proporción considerable demáquinas herramientas con control numérico compu-

tarizado. Todas ellas habían acumulado considerableexperiencia en ingeniería de productos y de procesos.Excepto en el caso de una empresa argentina, muydebilitada en su evolución posterior, todas accedieronal nuevo paradigma a través de la vinculación (patri-monial o vía licencias) con empresas líderes a escalainternacional. El mayor desarrollo relativo de las em-presas brasileñas parece explicarse por un ingreso mástemprano a la producción en escala comercial deMHCNC, su mayor tamaño relativo, su condición defiliales de empresas transnacionales (en tres de loscuatro casos detectados), una configuración ma-croeconómica comparativamente menos recesiva, unafuerte protección frente a las importaciones y la per-manencia de algunos mecanismos promocionales definanciamiento de las ventas.

Una integración vertical y una diversificación deproductos superiores a los estándares internacionales—profundizadas en las condiciones de incertidumbree inestabilidad de los años ochenta— venían ya res-tringiendo la evolución de estas empresas dentro delnuevo paradigma. Aunque en la actualidad las empre-sas líderes en Brasil están aumentando fuertementesus exportaciones (su competitividad tiende a asentarseen los equipos convencionales y en un mejor acceso aredes de comercialización por su carácter de extranje-ras) las condiciones recesivas en el mercado internocomplican el sostenimiento de estas estrategias de li-derazgo. Por otra parte, el acceso más barato a com-ponentes importados es, en cambio, un factor potencialfavorable y las empresas brasileñas alegan no sentirseamenazadas por la competencia de MHCNC importa-das (sujetas a un arancel todavía elevado). Sin embar-go, en la actual coyuntura, las empresas de este tramohan disminuido considerablemente sus actividadestecnológicas internas y cancelado los proyectos deinversión.

La evolución de las empresas argentinas se hatornado particularmente difícil tanto en los mercadosregionales como en el interno, ya que a la modificaciónabrupta en las condiciones de competencia se suma elrezago del tipo de cambio y la falta de financiamientopara los usuarios internos y extranjeros, neutralizandolas ventajas de la localización y la experiencia expor-tadora. En esas condiciones se han suspendido losproyectos de expansión, se ha reducido fuertementela producción y las exportaciones, ha disminuidoconsiderablemente el personal empleado, y una de lasempresas líderes pasó a ser controlada por una granempresa italiana.

La acumulación de factores de inercia y la in-

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certidumbre sobre las posibilidades competitivas enel nuevo contexto debilitan las estrategias de lide-razgo y, con ello, la posibilidad del segmento másavanzado de la industria de máquinas herramientasen estos países de, por lo menos, no ahondar labrecha que la separa de las empresas líderes en elámbito internacional. Por otra parte, se refuerza lanecesidad de asociarse con empresas extranjeras,lo que cambiará significativamente el mapa empre-sarial tradicional del sector. Las estrategias inter-medias adoptadas por algunas empresas en Argen-

tina y Brasil, que implicaban un mejoramiento pau-latino de la tecnología de productos y procesos eintentos más tímidos de ingreso a la producción deMHCNC, aparecen también fuertemente castigadas. Elmanejo del oficio aprendido en largos años de acti-vidad, la existencia de un amplio mercado rema-nente para máquinas convencionales y la importan-cia que mantiene la relación directa con usuariossumamente atomizados explican la generalizaciónde estrategias de sobrevivencia, relativamente pasi-vas, en los tres casos.

IIILa historia previa de Ias empresas y los sectores

Para comprender la lógica de los cambios recientesen las estrategias microeconómicas y en la configura-ción industrial, es preciso considerar la historia pre-via de las empresas y de los respectivos sectores y laevolución específica de la relación micro/macro encada caso. Estos aspectos —que imponen restriccio-nes y brindan el marco de posibilidades para las acti-vidades actuales de las empresas— se analizan segui-damente.

1. La industria petroquímica

Las tasas de crecimiento de la producción y el con-sumo aparente de productos petroquímicos en Ar-gentina, Brasil y México fueron muy superiores alas del producto interno bruto en 1970 y 1980 (cuadro1), lo que indica un importante proceso de sustituciónde materiales tradicionales por productos petroquí-micos.

CUADRO 1

Argentina, Brasil y México: Tasas de crecimiento anuales del PIB y de la producción yel consumo aparente de productos petroquímicos a

(Porcentajes)

PIB Producciónpetroquímica

Consumopetroquímico

Consumo deproductos

petroquímicosfinales

1970-1980

1980-1990

1970-1980

1980-1990

1970-1980

1980-1990

1970-1980

1980-1990

Argentina 2.6 -1.1 6.4 8.6 4.3 7.0 5.6 2.2

Brasil 8.6 1.5 b 27.3 4.9 b 22.5 3.7 b 15.8 3.0b

México 6.6 1.6 12.7 12.0 12.3 8.8 11.3 5.0

Fuente: Elaboración propia sobre datos de la APLA (1988 y 1991), el BID (1991), Clemente de Olibeira (1990), Chudnovsky, López yPorta (1992), Erber y Vermulm (1992), Gutiérrez (1991) y Unger, Saldaña, Jasso y Durand (1992).a Para efectuar esta comparación se han homogeneizado los datos de los tres países, definiendo un universo de productos petroquímicos.Este uniberso incluye los productos básicos e intermedios, resinas termoplásticas y termorrígidas, elastómeros y solventes. Excluye encambio las fibras sintéticas, los fertilizantes y las especialidades químicas.b 1980-1989.

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Como consecuencia de la mayor envergadura desus mercados internos y del mantenimiento de unfuerte ritmo de crecimiento económico, especialmen-te en los años setenta, las industrias petroquímicasbrasileña y mexicana han alcanzado un tamaño muysuperior a la argentina (cuadro 2).5

a) Características estructuralesLa industria petroquímica se caracteriza por el predo-minio de procesos de producción continuos, elevadas

relaciones capital-producto y capital-trabajo e impor-tantes efectos de escala. Estos rasgos definen patro-nes de oferta altamente concentrados en los paísesproductores, fenómeno que se acentúa en el caso delos países en desarrollo.

En Argentina, Brasil y México los tamaños me-dios de las plantas han crecido junto con el procesode industrialización, a partir de un comienzo en elcual se instalaban plantas de pequeña escala pensadaspara el mercado interno. Las plantas inauguradas en

CUADRO 2

Argentina, Brasil y México: Producción, comercio exterior yconsumo aparente de productos petroquímicos, 1990(Miles de toneladas)

Producción Importación Exportación Consumo aparente

Argentina 2 299.4 289.8 576.3 2 012.9

Brasil a 10 138.5 277.9 1 107.3 9 309.1

México 10 459.7 1 129.7 1 535.6 10 051.9

Fuente: Elaboración propia sobre datos de la APLA (1988 y 1991), BID (1991), Clemente de Oliveira (1990), Chudnovsky, López y Porta(1992), Erber y Vermulm (1992), Gutiérrez (1991) y Unger, Saldaña, Jasso y Durand (1992).

a 1989.

Brasil y México en los años setenta son ya de escalainternacionalmente eficiente. En el caso argentino estatransición se produjo de manera más irregular y fina-lizó sólo en los años ochenta. Actualmente en los trespaíses las escalas se están alineando con los nivelesinternacionales óptimos.

En los tres se avanzó en la construcción de com-plejos o polos petroquímicos integrados, en los cua-les el Estado generalmente asumía el control de lasproducciones de materias primas; estos polos funcio-naban como sustitutos de la elevada integración verti-cal de las grandes transnacionales petroquímicas enlos países desarrollados.6 En Brasil esta tendencia seimpuso más extensamente y se construyeron tresgrandes polos, con una gran densidad de flujos

5 Si se consideraran también las producciones en fibras sintéticasy fertilizantes, las diferencias a favor de Brasil y México seríanbastante mayores.6 La importancia de las economías de escala, la presencia decoproductos en los procesos más usados y los altos costos y riesgosde transporte de algunos productos justifican un alto grado de inte-gración técnica en la industria petroquímica. En los países desarro-llados se observa además una fuerte integración bertical en lasprincipales empresas productoras, lo cual permite obtener impor-tantes ventajas competitivas (precios de transferencia, seguridad deabastecimiento y otras).

insumo-producto y un nivel de autoabastecimiento casicompleto.

En Argentina se impulsó a fines de los años se-senta la construcción de dos grandes polos petroquí-micos integrados, pero por desistimientos o demorasde los inversores privados surgieron desequilibrios enlos flujos de insumo-producto que aún no han sidoresueltos y que han dado lugar a importantes corrientesde exportación e importación de productos básicos(cuadro 3). En consecuencia, la estructura productivaexhibe un insuficiente grado de integración; buenaparte del árbol petroquímico permanece ausente, enespecial en el caso de los intermediarios para las fi-bras.

México presenta características intermedias, conmenor hincapié en la construcción de polos integra-dos que Brasil (las plantas más modernas de PEMEX

son las que más se acercan al paradigma de los po-los). Al igual que en Argentina, exhibe algunos des-equilibrios en la cadena insumo-producto sectorial, locual se refleja en coeficientes de importación bastan-te elevados (aunque disminuyeron a lo largo de losanos ochenta). Buena parte de la responsabilidad porlas desarticulaciones en las cadenas de insu-mo-producto se debe a la suspensión de inversiones

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CUADRO 3

Argentina, Brasil y México: Coeficientes de exportación e importación de productospetroquímicos en volúmenes físicos, 1980 y 1990(Porcentajes)

1980 1990

Exportaciones/producción

Importaciones/consumo aparente

Exportaciones/producción

Importaciones/consumo aparente

Argentina 25.8 26.5 25.1 14.4

Brasil 3.4 6.2 10.9a 3.0a

México 6.0 26.7 14.7 11.2

Fuente: Elaboración propia sobre datos de la APLA (1988 y 1991), BID (1991), Clemente de Oliveira (1990), Chudnovsky, López y Porta(1992), Erber y Vermulm (1992), Gutiérrez (1991) y Unger, Saldaña, Jasso y Durand (1992).

a Estos datos se refieren a 1989.

7

que debía realizar PEMEX en ese decenio en segmen-tos de productos básicos e intermedios.

Si bien durante los años ochenta las exportacio-nes fueron el factor más dinámico de demanda enlos tres países, el crecimiento no estuvo liderado porlas exportaciones. La mayoría de las plantas fueronplaneadas con el objetivo de sustituir importacionesy la exportación fue una respuesta a una demandalocal inferior a la prevista. Sin ella, las ventajas decostos y productividad derivadas de la construcciónde plantas de escala internacional se hubieran vistoreducidas debido a los altos márgenes de capacidadociosa. En consecuencia, además de cumplir su papelanticíclico, las exportaciones han estado asociadascon la desaceleración del crecimiento interno en lostres países durante los años ochenta. 7 De todos mo-dos las empresas consultadas, teniendo en cuenta laexperiencia de esa década, prevén un flujo perma-nente de exportaciones en sus estrategias con el ob-jetivo de mantener cierta diversificación de los mer-cados.

b) Marco regulatorio y tipo de empresasEn los decenios de 1970 y 1980 la industria petroquí-mica recibió una intensa inversión privada y estatalen los tres países; en los años ochenta, esto contrastónotablemente con la caída en la tasa de inversiónglobal. Un elemento que explica esta dinámica es elretraso entre el momento en que se tomaron las deci-siones de inversión y el momento de apertura de las

En Argentina, donde la desaceleración del crecimiento fue másmarcada, se observa el mayor coeficiente de exportaciones de laindustria petroquímica (cuadro 3).

plantas. Otro factor clave es la presencia de estímulosestatales generosos.

Los costos de inversión en dicha industria sonelevados y los plazos de maduración de los proyec-tos bastante largos. En los países en desarrollo estasituación tiende a agravarse debido a tiempos deconstrucción más prolongados, deficiencias en lainfraestructura y mayores costos de la maquinariay equipos.

La necesidad de compensar estas desventajas,que se suman a las mayores dificultades en el acce-so al crédito, ha llevado a que en los países endesarrollo sea habitual el uso de instrumentos depromoción estatal a la formación de capital, comoha sucedido en los tres casos estudiados. Parecelegítimo afirmar que sin los instrumentos de pro-moción sectorial no se hubiera hecho sino una pe-queña parte de las inversiones efectivamente con-cretadas en los tres países.

Estos regímenes parecen haber sido más genero-sos (y con un margen considerable de redundancia)en Argentina y Brasil, donde a los créditos preferen-ciales —que también existieron en el caso mexica-no— se le agregaron políticas de promoción fiscalmuy atractivas, que hicieron que el capital efectiva-mente invertido por las empresas privadas fuera ape-nas una parte minoritaria de la inversión total efectua-da. El objetivo de estos estímulos fue la construcciónde plantas destinadas a sustituir importaciones. Elúnico mecanismo de quid pro quo en las políticas pú-blicas fue el requisito de que las plantas alcanzaranciertas escalas mínimas y, en el caso brasileño, lasexigencias de índices mínimos de provisión nacionalde equipos y tecnología para las plantas por construir,

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así como de apertura del paquete tecnológico por par-te del socio extranjero.

Dada la importancia de los hidrocarburos en laestructura de costos sectorial, en los tres países exis-tieron regímenes de precios preferenciales para su usoen la petroquímica, que tendían a premiar la transfor-mación industrial de aquéllos, transfiriendo a los pro-ductores petroquímicos las rentas generadas en la ex-tracción y producción de combustibles. En Brasil, lacontrapartida de la provisión de materias p rimas aprecios subsidiados fue la aplicación de mecanismosde control de precios que regulaban los márgenes deganancia de los productores, consiguiendo que elefecto de los subsidios se transfiriera a los usuarios yque los precios locales no fueran demasiado superioresa los internacionales.

En Argentina, si bien también se aplicaron ins-trumentos de control de precios, las empresas de pro-piedad estatal (total o mayoritaria) productoras debienes primarios no transfirieron hacia adelante losbeneficios percibidos en el precio de sus insumos, locual llevó a que, operando con márgenes similares alos de las empresas brasileñas, las productoras de bie-nes finales tuvieran precios muy superiores a los in-ternacionales, aprovechando la vigencia de mecanis-mos de protección. En México también existieron re-gímenes de subsidios a las materias primas usadaspor el sector privado (vinculados a metas de exporta-ción y empleo), sin que —salvo excepciones— selograra que los precios internos de los productos fina-les se alinearan con los internacionales.

Otro factor relevante ha sido la existencia deregímenes de protección arancelaria y no arancelaria.La banda de protección fue aprovechada más plena-mente en los casos de Argentina y México, mientrasque en Brasil parece haber tenido cierto grado deredundancia (por la simultánea existencia de controlesde precios). La posibilidad de discriminar en los pre-cios entre el mercado local y el externo resultó unafuente muy importante de subsidios implícitos a lasexportaciones en Argentina y México. En Brasil, encambio, tuvieron más influjo los mecanismos de pro-moción explícitos. De todos modos, en los tres paísesel gran dinamismo de las exportaciones en los anosochenta se explica, fundamentalmente, por la recesióninterna y los altos precios internacionales que se die-ron en la segunda mitad de esa década.

En Brasil es donde parece haberse registradomayor coherencia y coordinación entre los distintosinstrumentos de política estatal para el sector. El Es-tado brasileño no sólo contribuyó a crear la oferta y

la demanda simultáneamente y estimuló el surgimientodel empresariado nacional (lo cual también ocurrióen Argentina y México), sino que además, a travésdel Consejo de Desarrollo Industrial, diseñó una polí-tica para estructurar el sector, en el marco de unaestrategia global de industrialización.

En los tres países las empresas estatales de hi-drocarburos han avanzado, por sí mismas o a travésde filiales, en la industria petroquímica. Las formasde esta intervención han sido diferentes. PEMEX con-centró la producción de la mayor parte de la cadenapetroquímica, incluidos productos intermedios y fi-nales, y transfirió ingresos bajo la forma de preciossubsidiados. En Brasil, PETROQUISA (subsidiaria dePETROBRAS) participó también en varios segmentosde la cadena, generalmente en asociación con empresasprivadas, aunque no parece haber actuado con unaestrategia de grupo. Las proveedoras estatales de hi-drocarburos en Argentina (YPF y Gas del Estado) par-ticiparon en la construcción de las dos grandes cen-trales de productos básicos, pero la planificación sec-torial parece haber correspondido a la Dirección Ge-neral de Fabricaciones Militares.

Lo más interesante en este análisis comparativoes que, a diferencia de Brasil y México, en Argentinalas empresas petrolero-gasíferas estatales avanzaronhacia la industria petroquímica de manera formal perono efectiva, y operaron con la lógica de la rentabilidadprivada, no transfiriendo los subsidios que recibíanen la materia prima.

Las empresas transnacionales desempeñaron unpapel decisivo en el surgimiento y desarrollo de la in-dustria petroquímica en los países en desarrollo: en unaprimera etapa, a través de inversiones directas para abas-tecer mercados internos protegidos, y a par tir de losaños setenta, mediante coinversiones, licencias y contra-tos llave en mano que contemplaban exportaciones.

En Argentina la presencia de empresas transna-cionales es menos extendida que en los otros dospaíses, a pesar de haber predominado en los iniciosde la actividad. Si bien la inestabilidad económica,las políticas restrictivas aplicadas a comienzos de losaños setenta y algún caso de decisión global de aban-donar la industria petroquímica influyeron para suretiro relativo, su menor presencia deriva de que —encontraste con lo sucedido en Brasil y México— no hasido relevante su participación como socios tecnoló-gicos de las empresas locales, tal vez por tratarse devolúmenes de negocios relativamente poco significa-tivos. De todas maneras, han sido activas licenciantesde tecnología.

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En los tres países hay una presencia muy impor-tante —y creciente a lo largo del período analizado—de grandes grupos de capital local; es también unacaracterística compartida el hecho de que se trate deconglomerados que tienen un grado de diversificaciónbastante alto, extendiéndose fuera de la petroquímicano sólo hacia otros sectores manufactureros (vincula-dos o no con esta industria), sino también a las finan-zas, la construcción, etc. 8 El tamaño y grado de inte-gración de estos grupos es muy reducido en relacióncon el de las grandes empresas transnacionalesquímico-petroquímicas, tanto por las limitaciones ins-titucionales para avanzar hacia la producción de bienesprimarios o hidrocarburos como por las dimensionesreducidas de los mercados locales.

Los grupos mexicanos aparecen como los rela-tivamente más concentrados en la petroquímica—principalmente en productos finales y en sus manu-facturas, en virtud de la extendida reserva de mercadode PEMEX— y con estrategias empresariales más de-finidas. En los argentinos, en cambio, la facturaciónpor esta actividad tiende a ser menos relevante dentrodel conglomerado y, en algunos casos, no parece ha-ber una estrategia clara para el sector. Las estrategiasgrupales en el caso brasileño aparecen bloqueadas porla gran fragmentación de la propiedad accionaria de-rivada del modelo tripartito de organización.9

c) Las actividades tecnológicasEs posible hablar de límites estructurales —tanto in-feriores como superiores— a las estrategias tecnoló-gicas que pueden seguirse en este sector en los paísesen desarrollo. El piso estaría dado por aquellas activi-dades —fundamentalmente la optimización de proce-sos y el adecuado manejo de las plantas— que resultanimprescindibles para operar de manera competitiva.El techo dependería de los recursos que las empresasestán en condiciones de destinar a actividades de in-vestigación y desarrollo. El umbral de gastos de esterubro para generar innovaciones mayores en procesosy productos ha estado fuera del alcance de las empre-sas locales. Las transnacionales, por su parte, no han

8 Estos grupos locales ingresan a la industria petroquímica, espe-cialmente en Argentina y Brasil, casi sin experiencia previa, im-pulsados por las políticas estatales de promoción. Con el desarrollode esta industria, han logrado adquirir capacidades empresarialespropias a través de su experiencia en el manejo de empresas.

El Estado participa con una parte mayoritaria de la inversión y elabastecimiento de la materia prima, el sector pribado local con laparte restante de la inbersión y el manejo comercial y administrati-vo de la firma, y la empresa extranjera como socio tecnológico.

asignado ese tipo de actividades a sus filiales en estospaíses.

Esta circunstancia ha desembocado en una relati-va homogeneidad de las estrategias tecnológicas enlas empresas estudiadas en los tres países. El tipo deactividades tecnológicas emprendidas varía en funcióndel producto. En los segmentos "aguas arriba" hanpredominado la optimización de procesos y el ahorrode energía, mientras que "aguas abajo" se han desa-rrollado más actividades en tecnología de productos yasistencia técnica a los clientes. Ha sido una trayecto-ria "natural", en la que estos esfuerzos han resultadonecesarios para la actuación de las empresas en losmercados, y se han constituido en el piso del senderotecnológico mencionado. Las empresas más agresivaso con mayor capacidad de destinar recursos a investi-gación y desarrollo se plantearon objetivos más ambi-ciosos, como lo de modificar la tecnología de procesoscon ingeniería básica propia (instalando plantas piloto),desarrollar nuevos catalizadores o mejorar los exis-tentes, y desarrollar nuevas variedades o calidades delos productos que fabrican.10

Las empresas locales efectuaron internamentemás actividades tecnológicas que las extranjeras (es-pecialmente aquellas que carecen de socio tecnológi-co o lo han perdido) y, al menos en el caso argentino,tienen mayor participación en convenios con institu-ciones oficiales. En Brasil, las relaciones tecnológicasextramuros fueron limitadas; las empresas que másrecurrieron a ellas se ubican en el grupo de las másagresivas en materia de avance tecnológico. En Méxicolos centros de investigación estatales están muy des-prestigiados por su carácter burocrático.

El pequeño tamaño de la mayoría de las empresasestudiadas causa una dispersión de esfuerzos en acti-vidades de investigación y desarrollo. Las empresasbrasileñas parecen haber alcanzado un mayor gradorelativo de autonomía tecnológica y adquirido un im-portante acervo de conocimientos que garantiza laoperación eficiente y el correcto mantenimiento delas plantas existentes. Asimismo, la industria petro-química brasileña ha comenzado a desarrollar y vendersu propia tecnología en algunos campos. Las empresasargentinas son las que menos recursos dedican, enpromedio, a actividades de investigación y desarrollo,siendo consecuentemente menor el techo de las tra-yectorias tecnológicas observadas; las empresas esta-

10 Las exportaciones en crecimiento de los años ochenta no pare-cen haber estimulado mayores esfuerzos tecnológicos en ningunode los tres casos estudiados.

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tales y algunas empresas privadas de tamaño pequeñoaparecen como las más dinámicas en actividades tec-nológicas. Las empresas mexicanas han apuntado amejorar la eficiencia de los procesos más que a desa-rrollar productos nuevos; algunas de ellas, las de ma-yor tamaño y mayor gasto en investigación y desarro-llo, han puesto en marcha proyectos propios paraavanzar en áreas tecnológicamente complejas, comolas especialidades.

La asimilación efectiva de tecnología importada—procesos y principios básicos— ha sido limitada.El aprendizaje se centró en la ingeniería de detalle(menos desarrollada en Argentina), el montaje y laoperación. El mayor avance relativo parece habersedado en Brasil. Las empresas brasileñas encararonproyectos de aumento de capacidad con ingenieríapropia, redujeron las cláusulas restrictivas y avanza-ron en "desempaquetar" contratos de transferencia, ylograron mejoras en capacitación del personal, parti-cipación en el diseño de las plantas y comprensión delos principios básicos de los procesos. La política es-tatal brasileña de atención al desarrollo de capacidadestecnológicas locales, con créditos para investigacióny desarrollo, prohibición de cláusulas restrictivas enlos contratos de transferencia e impulso a posturasnegociadoras agresivas, entre otras medidas, influyóen estos resultados.

En Argentina y México, en cambio, las políticassectoriales de capacitación tecnológica no han sidosignificativas. Paradójicamente, más como resultadode un hecho aislado, en Argentina aparece un casoexitoso de vinculación de instituciones de investiga-ción oficiales con algunas empresas del sector, parala capacitación de personal técnico y profesional y laprovisión de servicios y asistencia técnica en diversasáreas. Las empresas argentinas se han involucradomenos que sus pares brasileñas en "desempaquetar"los contratos tecnológicos, siendo más habitual lacompra de plantas llave en mano, aun en empresasque ya tienen experiencia operativa de varios años enel sector. Es probable que la ausencia de una legisla-ción estatal que exija un mayor contenido tecnológicolocal en los proyectos petroquímicos explique buenaparte de las diferencias que se observan en el casoargentino.

2. La industria de máquinas herramientas

El principal factor que impulsó la producción de má-quinas herramientas en Argentina y Brasil durantedécadas —en una industria desarrollada por inmi-

grantes— fue el alto nivel de protección frente a lasimportaciones en un mercado interno en expansión.En el caso argentino, sin embargo, la apertura impor-tadora de 1978-1981 provocó el cierre de numerosasplantas. Si bien la protección fue restablecida en 1982,el financiamiento concesional negociado posterior-mente con España e Italia para la provisión de equi-pamiento perforó su eficacia. Tal vez el acuerdo deintegración con Brasil en bienes de capital haya sidola única excepción a la regla dentro del reducido mar-co de incentivos que tuvo la rama en Argentina. EnBrasil, por su parte, tendió a generarse de hecho unareserva de mercado, por la extensión del criterio desimilaridad. Adicionalmente, las empresas instaladasen Brasil, a diferencia de las argentinas, fueron favo-recidas con amplios regímenes y mecanismos de fi-nanciación de sus ventas, por lo menos hasta finalesde la década de 1980.

La historia del sector en México es sustancial-mente distinta, al parecer por sus menores niveles deprotección históricos y la cercanía de los proveedoresnorteamericanos. El gobierno buscó impulsar la fabri-cación de máquinas herramientas mediante la partici-pación directa en varias iniciativas entre 1975 y 1978.La política gubernamental incluía financiamiento yprotección arancelaria, así como un trato preferencialen las compras estatales. Por diversas razones, lasempresas paraestatales no tuvieron éxito. En el marcode las condiciones macroeconómicas predominantesdesde 1982 y de la apertura comercial desde media-dos de los años ochenta, pocas empresas resistieronla presión de las importaciones, sobre todo de máqui-nas herramientas usadas.

Brasil es el productor de máquinas herramientasmás grande de América Latina. La producción bra-sileña creció sostenidamente hasta 1980 y se desplo-mó en la recesión de 1981-1983. Luego de una pro-gresiva reactivación que llevó a superar en 1988 elvolumen máximo alcanzado a principios de la década,declinó nuevamente: las ventas en 1990 fueron de314 millones de dólares, contra 628 millones en 1988.En Argentina el máximo nivel de producción se re-gistró en 1978; posteriormente se inició un ciclo re-cesivo hasta 1984 y una etapa de reactivación hasta1988, año en el que el valor de la producción fue de48 millones de dólares, muy inferior al de 1978. Larecesión posterior llevó la producción a sólo 30 mi-llones de dólares en 1991. En México, de un máximode 96 millones de dólares en 1982, el valor de laproducción se contrajo para llegar a ser de sólo 33millones en 1987.

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En contraste con Argentina y México, Brasil hatenido una industria relativamente poco abierta al co-mercio internacional, aunque ha habido modificacio-nes en años recientes. 11 El coeficiente de exportaciónde la producción brasileña fue inferior al 5% en pro-medio en 1985-1989 y llegó al 14% en 1990. El co-eficiente de importación aumentó de 10% en1985-1986 a 44% en 1990. En Argentina, el coefi-ciente de exportación en 1986-1990 fue del 55% y elde importación del 63%. En México las importacionesabastecen entre el 80 y el 90% del consumo aparentey las exportaciones han tenido una cierta envergadura.

a) Características estructurales y tipo de empresasLas pequeñas y medianas empresas dominan la pro-ducción de máquinas herramientas en Argentina, Brasily México, aunque en el caso brasileño hay ciertasexcepciones. A fines de los años ochenta, la empresalíder ocupaba 2 000 personas y facturaba casi 100millones de dólares. En contraste, la mayor empresaargentina sólo llegó a ocupar 320 empleados y a fac-turar 10 millones de dólares en 1988.

En tanto que la copia se ha utilizado intensamenteen esta industria para absorber tecnología, la concesiónde licencias de fabricación, las coinversiones y, enmenor medida, la inversión extranjera directa (TED) hanganado creciente importancia. La TED ha sido signifi-cativa en Brasil, donde a partir de los años sesenta seestablecieron varias empresas alemanas, acompañan-do el crecimiento de las filiales de empresas de vehí-culos automotores.

En una industria en la que los cambios tecnoló-gicos son inherentes a su dinámica de crecimiento ydespliegue internacional, desde mediados de los añossetenta los avances tecnológicos se aceleraron comoresultado de los progresos en la microelectrónica. Laexpresión más visible de esta tendencia fue la incor-poración del control numérico (CN). Esta innovación,que permitió introducir las ventajas de la automatiza-ción al hasta entonces vedado campo de las series deproducción cortas, fue generada en los años cincuentaen los Estados Unidos. Con la introducción de lasmicrocomputadoras en la unidad de control y sutransformación en control numérico computarizado(clec), a partir de 1975 se aceleró su difusión.

11 La producción de esta industria es transable internacionalmenteen grado alto y creciente. El coeficiente de exportaciones a nivelmundial pasó de 36% a 47% entre 1970 y 1990. En este período, elcoeficiente de abastecimiento importado en los propios países pro-ductores creció de 31% a 41%.

Si bien ya se producían máquinas herramientascon control numérico en Brasil desde 1973, sólo en lasegunda mitad de los años ochenta el volumen deproducción de aquéllas con control numérico compu-tarizado superó las mil unidades anuales. En 1989 lasMHNC significaban el 44% del valor de las ventas demáquinas herramientas por arranque de viruta. En elcaso argentino, la producción local de MHNC se ini-ció en 1979 y, luego de varios años de escaso volu-men (entre 8 y 13 unidades), en 1987 se llegó a 100unidades (de las cuales se exportaron 77), que repre-sentaron un cuarto del valor total de la producción demáquinas herramientas. En México, aunque hay bas-tante difusión de MHNC importadas, la producciónnacional de ellas no ha alcanzado un volumen signifi-cativo. De todas formas, en los países en estudio lamayor parte del mercado en los años ochenta estuvoorientada hacia máquinas herramientas convenciona-les y la mayoría de las empresas estudiadas se espe-cializa en su producción.

Las economías de escala han tenido poca inci-dencia en la fabricación de las máquinas herramien-tas convencionales, aunque han aumentado en la pro-ducción de MHNC. En contraste, las economías deespecialización son significativas en esta rama y nosólo caracterizan su producción final sino que son unrasgo distintivo de la desintegración vertical que sue-le tener esta industria en los países desarrollados.

En contraste con lo que ocurre en esos países, lamanufactura de máquinas herramientas en Brasil ex-hibe un alto grado de integración nacional y verticaly una gran diversificación de la producción. Al mismotiempo, por la política de reserva de mercado en in-formática que rige en el país desde 1982, se impulsóla fabricación interna de las unidades NC, lo cual au-mentó el grado de integración nacional, y en la em-presa líder (que se autoabastecía de unidades Clec) seelevó el grado de integración vertical de la produc-ción. Aunque las plantas argentinas presentan menosintegración vertical y diversificación que las brasileñas,se han visto perjudicadas por la falta de proveedoresde partes y componentes y por sus escasas economíasde especialización. Las plantas mexicanas, por suparte, tienen una producción bastante diversificada y,salvo excepciones, registran una escasa integraciónvertical debido al tipo y contenido nacional de lasmáquinas herramientas que fabrican.

b) Estrategias productivas y tecnológicasA diferencia de lo sucedido en la petroquímica, eneste sector se ha desplegado un abanico de estrategias

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empresariales, especialmente en Argentina y Brasil.La razón principal de esta diferencia entre los dossectores se encuentra en la dinámica del cambio tec-nológico, en los canales de acceso a él y en la mayorrigidez del proceso productivo y del marco regulatorioque exhibe la industria petroquímica. En la industriade máquinas herramientas, la incorporación de lasMHNC renovó productos y procesos, elevando almismo tiempo las barreras a la entrada de las empre-sas que abordaron su producción con posterioridad.Sin embargo, las posibilidades de utilización de má-quinas convencionales continúan siendo importantes.En este marco, las empresas tuvieron, desde el puntode vista técnico, un margen de decisión más amplioque sus pares petroquímicas entre distintas alternati-vas de producción.

Comparando las empresas estudiadas se ha cons-truido una tipología que las clasifica en tres grupos.El primero está formado por empresas que han segui-do una estrategia de liderazgo, alcanzando una cuotasignificativa del mercado y siendo pioneras en la in-troducción y fabricación en escala comercial deMHNC. En el segundo grupo se incluyen aquellasempresas que, a pesar de haber asignado recursos aactualizar su tecnología de productos y de procesos,tienen un mayor rezago que las líderes respecto delnivel internacional, y se han lanzado más tarde a laproducción de MHNC. Las empresas que han seguidouna estrategia de sobrevivencia más o menos pasivaconstituyen el tercer grupo.12

El hecho de que tres de las empresas brasileñasque han seguido una estrategia de liderazgo contasencon insumos tecnológicos provistos por sus casas ma-trices o socios extranjeros pone de relieve la impor-tancia que tiene esa fuente de acceso a la tecnología.La restante empresa brasileña de capital nacional eneste grupo dio en 1986 un gran salto tecnológico eningeniería de producto y de procesos, recurriendo alicencias del exterior. Un procedimiento similar utili-zó una de las empresas argentinas en 1983 para obtenertecnología de producto. La otra empresa argentina, encambio, es la única que ha seguido la estrategia deconfiar en sus propias fuerzas, decisión estrictamentederivada de la visión particular de su dueño.

12 En el primer grupo se incluyen cuatro empresas brasileñas (delas cuales dos son filiales extranjeras, una es mixta y otra de capitalnacional) y dos argentinas de capital nacional. El segundo grupoestá formado por cinco empresas en Brasil (de las cuales una esextranjera) y tres en Argentina. El tercer grupo comprende a todaslas empresas estudiadas en México, cuatro argentinas y cinco bra-sileñas.

En todos estos casos, además de haberse hechofuertes inversiones en la segunda mitad de la décadade 1980, se han destinado recursos significativos a lacapacitación del personal en materia de producción ydiseño. Sin embargo, los esfuerzos tecnológicos reali-zados por la empresa brasileña de capital nacional ypor la argentina que ha hecho avances propios hansido mayores que los de sus competidores en ambospaíses.

El ciclo de reactivación del mercado brasileño apartir de 1984 constituyó un escenario favorable parala acción de estas empresas. Las argentinas tambiénse beneficiaron de esta circunstancia debido al acuer-do de integración que empezó a regir para estos pro-ductos en 1986. La recesión posterior y el menor fi-nanciamiento disponible para las ventas llevó a estasempresas a paralizar la inversión y recortar personal,incluido el asignado a actividades tecnológicas. Unatendencia similar, aunque menos acentuada, se obser-va en las empresas brasileñas con estrategia de lide-razgo.

Las empresas brasileñas que componen el se-gundo grupo (de tamaño mediano, excepto una quees pequeña) entraron a producir MHNC entre 1985 y1988. Los dos pequeños fabricantes argentinos de fre-sadoras convencionales incluidos en este grupo co-menzaron a producir equipos con NC entre 1986 y1990, aunque en forma incipiente. También otra pe-queña empresa argentina productora de prensas rápi-das ha incorporado el automatismo a sus máquinasherramientas. Las empresas argentinas aludidas sedistinguen por haber mejorado su tecnología de pro-ducto y de procesos y realizado inversiones destinadasa ampliar su capacidad a fines de los años ochenta.

Tres de las cuatro empresas de capital nacionalque componen este grupo en Brasil intentaron obte-ner licencias para avanzar en la tecnología de MHNC

pero no tuvieron éxito en esa estrategia. Una empre-sa optó por el desarrollo propio y las otras dos in-tentaron una empresa mixta con un socio extranje-ro. En cambio, las empresas argentinas no recurrie-ron a licencias.

Una de las diferencias entre las empresas argen-tinas y brasileñas de este grupo es que las primerasno han alcanzado la producción de equipos con NC

en escala comercial significativa. Las empresas brasi-leñas, de todas maneras, sólo han vendido en el mer-cado interno. Otra diferencia importante es que lasempresas brasileñas han logrado reducir costos pormedio de innovaciones en los procesos, como célulasde fabricación, producción justo a tiempo e informa-

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tización. Estas innovaciones, que requieren relativa-mente poca inversión, se obtuvieron fundamentalmentea través de empresas locales de consultoría. Al igualque en las empresas del primer grupo, todas las deéste actualmente han reducido el personal vinculadoa actividades tecnológicas y abandonado proyectosde productos.

El hecho de operar en mercados donde las ven-tajas de localización parecen ser importantes (porejemplo, donde hay escuelas de enseñanza técnica,pequeños talleres o ingenios azucareros), el controlque se ha ejercido desde 1987 sobre el aumento delos salarios y la necesidad (o compromiso vital) delos fabricantes son los factores que han facilitado lasobrevivencia de las empresas mexicanas. Los fabri-cantes de máquinas herramientas por deformación hansobrevivido modificando la gama de productos y re-duciendo su contenido nacional (en el caso de lasprensas). Los fabricantes de máquinas herramientaspor arranque de viruta y de herramientas para máqui-nas herramientas han hecho algunas inversiones e in-corporado MHNC, sin modificar la gama de produc-tos, pero reduciendo su contenido nacional y aumen-tando los servicios que ofrecen a los clientes.

Las cuatro empresas argentinas de este grupohan seguido una estrategia de sobrevivencia más acti-va que pasiva, tratando de mejorar la tecnología deproducto. 13 En general, registraron altos coeficientesde exportación en la segunda mitad de los añosochenta. Sin embargo, en ese período no hicieron in-versiones para ampliar su capacidad ni modificaronla tecnología de procesos. Basan su competitividad enla especialización en máquinas convencionales y en laadaptación del producto a las necesidades específicasdel usuario, sin considerar estos diseños —general-mente realizados por el dueño— en los costos deproducción.

En Brasil fueron identificadas cuatro empresasde tamaño pequeño y mediano que siguieron una es-trategia de sobrevivencia pasiva en los años ochenta.Producen para el mercado interno (ninguna exporta)en forma muy diversificada y con un alto grado deintegración vertical. A partir de la contracción de losúltimos años, todas estas empresas en los tres paísesredujeron personal. Por otra parte, su especializaciónen máquinas herramientas convencionales parece ex-ponerlas menos que a las empresas de los otros gruposa los efectos de la apertura comercial.

IVLa configuración macroeconómica

y las políticas públicas

La configuración de los factores estructurales que en-marcan las estrategias empresariales muestra signifi-cativas diferencias entre los dos sectores y considera-bles semejanzas entre las tres economías en el períodoanalizado. La estructura de la producción y de la de-manda, la dinámica del progreso técnico, las formaspredominantes de internacionalización, las caracterís-ticas de la empresa típica y la internalización de estoselementos en la regulación sectorial explican en bue-na medida los diferentes senderos sectoriales y surepetición en los tres casos nacionales. Las particula-ridades en cada país del marco regulatorio y de laevolución macroeconómica e institucional y, entrela-

13 Es importante tener en cuenta que en el estudio argentino sedejó de lado aquellos establecimientos que sobrevivieron en losanos ochenta con los mismos productos y que hacían reparacioneso servicios de mecanizado para subsistir.

zadamente, la historia empresarial y sectorial expli-can, a su vez, las diferencias encontradas dentro deun mismo sector entre los tres países.

1. La crisis del Estado desarrollista

La evolución de los años ochenta marca la crisis delEstado desarrollista en los tres países analizados. Enmás de cuarenta años de desarrollo industrial basadofundamentalmente en la sustitución de importacionesy el crecimiento del mercado interno, se erigió unEstado con fuerte presencia directa en el aparato pro-ductivo y con liderazgo en el proceso de inversión yacumulación de capital, que desplegó un enorme ins-trumental regulatorio en la promoción de actividadeseconómicas y que conservó capacidad de arbitraje eintervención en el conflicto distributivo a través delsistema de precios y el presupuesto fiscal. Las prácti-

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n si-can-

pudojuste,rtadorotras

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cas sociales se configuraron siempre con referencia aesa decisiva capacidad de intervención.

Paralelamente, se instaló un aparato industrialbastante diversificado, incluyendo sectores de industriabásica y de bienes de capital. Este proceso alcanzó sumáxima expresión en Brasil a fines de los años seten-ta. En este marco, el desarrollo sustitutivo fue acumu-lando algunos desequilibrios que tendieron a expre-sarse principalmente como crisis periódicas en la ba-lanza de pagos en México, como crisis inflacionariasen Brasil y como una combinación de ambas en Ar-gentina. Las consecuencias de la fase de endeuda-miento externo de mediados de los años setenta, sin-tetizadas en la instalación —a partir de 1981— deuna restricción fiscal y externa de carácter permanen-te estimada entre 5 y 10 puntos del PIB, implicaron elquiebre del modelo y de la eficacia de las institucionesdesarrollistas.

Paradójicamente, la capacidad de las tres econo-mías de asumir el ajuste externo consiguiente tuvocomo un elemento esencial la maduración de losgrandes proyectos de inversión en industria y energíadesarrollados en la última etapa de la promoción sus-titutiva. Estos, diseñados en función de las perspectivasde crecimiento del mercado interno estimadas en losaños setenta, se redirigieron hacia los mercados ex-ternos. El proceso fue acompañado de fuertes deva-luaciones que originaron marcados cambios en losprecios relativos. La debilidad fiscal, en un contextode mayor presión sobre el gasto y de estructuras derecaudación ineficientes y regresivas, llevó a un per-sistente proceso de desmonetización.

El cuadro fiscal no sólo debilitó la moneda sinoque también comprimió la inversión pública y res-tringió las posibilidades de aplicar instrumentos di-rectos de estímulo a las inversiones privadas. El régi-men de alta inflación tendió a perpetuarse, mientraslas políticas cambiarias y monetarias se hicieron cadavez más ineficaces. Los agentes económicos antici-paron esta crisis al dar prioridad a mecanismos devalorización financiera y otros comportamientos es-peculativos, depreciando aún más los ya escasos me-canismos de intervención estatal.

En cada uno de los tres países la crisis del Estadoy la relación entre éste y las diversas fracciones so-ciales se procesó de modo diferente. En Argentina, lapauta de distribución del ingreso fue alterada radical-mente a partir de 1976, quebrando una dinámica decrecimiento extensivo del mercado interno. Paralela-mente, la centralización de capital se aceleró con laconstitución y consolidación de un número relativa-

mente escaso de conglomerados económico-financie-ros que tenían en la relación preferente con el Estadouna mayor capacidad de acumulación y apropiaciónde excedentes. Este proceso liquidó abruptamente unaconfiguración social relativamente más equilibrada ydebilitó el proyecto industrialista. El ajuste de los añosochenta operó sobre esta base, profundizando tenden-cias ya instaladas. Por otra parte, el proceso de hiper-inflación sintetizó la quiebra del Estado y facilitó laadopción de un cambio profundo en la regulacióneconómico-social.

En Brasil, en cambio, se ingresó al perío o deajuste inmediatamente después de un masivo pro ramade inversiones, liderado por el Estado, que completó(literalmente) la matriz industrial del país, promovióun mejor balance energético, creó mayor capacidadde producción agropecuaria y generó nueva ofertaexportable. En su apogeo (década de 1970) el creci-miento económico fue espectacular y la eventl.al re-solución de los problemas de inequidad social estuvoasociada al sostenimiento permanente de ese ritmoexpansivo. En estas condiciones, el ajuste fue consi-derado imprescindible para enfrentar el shock externo,pero necesariamente transitorio. La demanda Socialde crecimiento siguió siendo prioritaria —aúnlación con la estabilidad— y la

industrializaciónsiendo considerada la vía más idónea paraalcan-

El Estado mexicano no evitó la crisis, perre-

'n

orealizar una mejor gestión macroeconómica delfavorecido por su carácter de propietario y expodirecto de elevados recursos petroleros. Junto co n

razones propias de la estructura político-social, estacircunstancia parece haberle otorgado un grado deautonomía relativa mayor, lo que explicaría tambiénque haya podido aplicar las reformas estructuralesmás temprano que los otros dos países, venciendo lasnaturales resistencias internas. Por otra parte, el pesode la vinculación económica y política con los Esta-dos Unidos parece haber sido también determinantepara imponer en el marco de la crisis las recomenda-ciones del Consenso de Washington. Del mismo modo,las posteriores negociaciones en el marco del Tratadode Libre Comercio de América del Norte (NAFTA)

contribuyeron a consolidar el programa de reformas.Estas diferencias —que surgen de la matriz so-

cioestatal de cada uno de los tres países— se plas-man también en el debate respectivo y en las posi-ciones predominantes sobre política industrial. En elcaso argentino, las prioridades de política económicase centraron finalmente en la consecución de la es-

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tabilidad de precios y en la total desregulación delos mercados, abandonando los criterios de interven-ción en los mecanismos mercantiles de asignaciónde recursos. En la práctica, la falta de selectividadtendió a acentuar el proceso de concentración eco-nómica. Si bien se declaró el compromiso ideológi-co del gran empresariado con el nuevo esquema deregulación que instalaron las reformas, aún no se hareactivado la inversión en sectores de bienes transa-bles en el exterior.

El predominio de la "cultura industrialista" y lapersistencia de la demanda de mayor crecimiento hansido recogidos, en cierta medida, en el programa deajuste estructural en Brasil. Esto se traduce en unamayor gradualidad y menor profundidad del procesode apertura comercial, y en la formulación de políticasexplícitas tanto de promoción del desarrollo tecnoló-gico como de mejoramiento de la capacidad competi-tiva endógena de las empresas y de apoyo al desem-peño exportador. De todas maneras, la falta de soluciónde los desequilibrios macroeconómicos debilita la ca-pacidad de financiar esos instrumentos promociona-les y torna incierta la trayectoria de la política indus-trial.

En el caso mexicano, el debate sobre políticaindustrial está enmarcado en el proceso de constitucióndel NAFTA, el cual sobredetermina cualquier posibleestrategia selectiva por parte del gobierno. Esto no hasignificado, sin embargo, el paso a una configuraciónde políticas tan intensamente de mercado como en elcaso argentino. Al menos tres hechos podrían señalarsepara justificar esta afirmación: i) la presencia de ela-borados mecanismos de negociación macroeconómicacon empresarios y sindicatos; ii) la persistencia dealgunos mecanismos regulatorios internos y de lapropiedad estatal de ciertos recursos claves (porejemplo, petróleo), y iii) las discusiones planteadasen la negociación del NAFTA, donde el gobiernomexicano mostró su intención de obtener un tratodiferencial para determinados sectores consideradosestratégicos.

2. El impacto sobre las estrategiasempresariales

Dentro de este marco general, las diferencias en lajerarquía y coherencia de los instrumentos de políticautilizados y en los resultados obtenidos cuentan en elmomento de apreciar matices en las trayectorias sec-toriales y en las estrategias empresariales. La crisisde las instituciones y de la regulación correspondiente

a la etapa sustitutiva de importaciones se procesó enArgentina de un modo comparativamente más deses-tructurante y desarticulador de la actividad producti-va. Dos fenómenos dan cuenta de esta diferencia queparece esencial en la evolución de nexo entre políticaspúblicas y estrategias privadas. Uno es el caráctermucho más recesivo —contracción más profunda ypor tiempo más prolongado— del ajuste realizado enla primera fase. El otro es la virtual desaparición deun sistema formal de financiamiento y crédito. Unaconsecuencia importante de lo anterior fue el desplie-gue, en una etapa comparativamente más temprana yen forma más difundida, de estrategias empresarialesdefensivas y de racionalización.

Esta diferencia se mantiene al comparar la evo-lución de la fase de reformas estructurales. Es tambiénen Argentina donde los mecanismos de liberalización,apertura y desregulación son adoptados de modo másdrástico y general y aplicados sin gradualidad en unperíodo muy corto de tiempo. Esto impacta sobre lasestrategias de las empresas en un doble sentido. Poruna parte, no hay tiempo para adaptarse progresiva-mente a las nuevas condiciones de competencia, queson implantadas de una vez y resultan abiertamentecontradictorias con el aprendizaje histórico de las em-presas. Por otra, se crea un ambiente de irreversibilidadque fuerza la toma rápida de decisiones de largo plazo.En este marco se generan iniciativas de asociacióncon operadores internacionales, entre los que quierenpermanecer, o bien de venta de los activos y salidadel negocio. Hay algunos indicios de esta trayectoriaen buena parte de la industria argentina, incluida lapetroquímica, y parece ser la más probable en algunasempresas de máquinas herramientas en las que pesamenos la tradición familiar.

Es evidente también que en los tres países lapreocupación por el alcance de los equilibrios ma-croeconómicos, en un contexto de creciente restric-ción del financiamiento de los déficit externo y fiscal,sobredeterminó el diseño y ejecución de la políticaindustrial. Por esta razón, por una mayor atención asus vicios anteriores y por la generalización y predo-minio de recomendaciones de liberalización, las polí-ticas sectoriales se vieron crecientemente debilitadas.Sin embargo, aquí también aparecen diferencias sig-nificativas. Más allá de la progresiva dificultad definanciamiento, en Brasil, tanto en la fase de ajustecomo en la de reformas estructurales, la preocupaciónpor establecer instrumentos de promoción y orienta-ción de las inversiones y exportaciones de manufactu-ras siguió estando presente.

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Esta atención mayor en el caso brasileño a laspolíticas macroeconómicas más expansivas y a algu-nos elementos de política industrial se manifiesta, porun lado, en momentos de expansión del crecimientodel sector durante el período de ajuste y, por otro, enel carácter relativamente más proteccionista de lasreformas al régimen de comercio. Se manifiesta tam-bién en una ponderación comparativamente más sig-nificativa de las iniciativas de inversión y de amplia-ción de capacidad dentro de las estrategias empresa-riales. Parece haber en Brasil un fuerte componentede inercia —una especie de cultura de crecimiento—que impacta tanto las políticas públicas como las de-cisiones de las empresas, y que en la actualidad setraduce en un fuerte debate sobre la real sustentabilidaddel ajuste y de las reformas en ausencia de una reacti-vación prolongada. Paralelamente, son menos intensaslas demandas de estabilización y más fuerte la pre-ocupación por definir una orientación estratégica delargo plazo.

Hemos tratado de subrayar que la propia historiade la empresa condiciona el proceso de decisión em-presarial. Pero también la historia pesa en la interpre-tación que las empresas hacen de las señales ma-croeconómicas y de las políticas públicas. En estesentido, para la adopción de estrategias de largo plazopor parte de las empresas es clave un horizonte pre-visible respecto al desempeño de las variables econó-micas y la consolidación de señales de la configuraciónproductiva a largo plazo. En la interacción virtuosade la consistencia de las políticas públicas, la credibi-lidad de su permanencia y la adaptación de las prácti-cas empresariales a los requerimientos de inversiónque aquéllas plantean parece residir la sustentabilidadde cualquier programa de reformas. La oportunidad ysecuencia de políticas y estrategias es, para ello, desuma importancia.

La experiencia de México puede servir para ilus-trar esta circunstancia. En sus aspectos básicos y demayor ruptura con el esquema anterior, el programade reformas al régimen comercial mexicano estaba ya

V

Conclusiones

Las políticas de protección y asistencia estatal alen-taron la instalación y desarrollo de un fuerte parqueindustrial en Argentina, Brasil y México. Los már-

en vigor a fines de 1988. Al mismo tiempo, los éxitosdel plan antiinflacionario también tendían a consoli-darse, aunque eran todavía inciertos los términos pro-bables de la renegociación a largo plazo con losacreedores externos. Por otra parte, comenzaba la ne-gociación de un acuerdo de libre comercio con EstadosUnidos que, de concretarse, tendría un fuerte impactoen la reestructuración productiva, cuya forma y mag-nitud dependían también de las condiciones delacuerdo. En otros términos, instaladas condiciones deestabilidad que contrastaban con la volatilidad de losprecios relativos de los últimos años, y estando enmarcha la liberalización comercial, permanecían se-rias incertidumbres acerca del escenario financiero yproductivo en el largo plazo.

La respuesta inicial de las empresas en ese con-texto dio prioridad a los componentes defensivos yde racionalización, dejando de lado iniciativas tecno-lógicas y de inversión y centrando su estrategia enmovimientos comerciales y de recomposición finan-ciera y patrimonial. Sólo en 1992, luego de más detres años de relativa estabilidad de los precios internos,de dos años de ingreso al Plan Brady y, fundamental-mente, estando muy adelantadas las negociaciones enel NAFTA, pareció reactivarse el proceso de inversión.De todas maneras, siguen ausentes estrategias másactivas en materia tecnológica.

De la observación del caso mexicano se puederecoger algunas lecciones. Por un lado, es necesariotomar en cuenta el rezago que se da entre la aplica-ción de las reformas y la redefinición de las estrate-gias privadas y, en especial, la importancia de unescenario de certidumbre a largo plazo para orientarlas decisiones empresariales. Por otro, la demora delas empresas en reactivar el proceso de inversiónpuede afectar los equilibrios de los sectores fiscal yexterno, y tornarlos precarios, realimentando incer-tidumbres. Equilibrar ambas cosas parece ser elprincipal problema de política económica en el actualescenario de economía abierta de Argentina, Brasily México.

genes excesivos de protección y la redundancia dealgunos incentivos promocionales permitieron quelas empresas operasen con costos altos y acumularan

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ganancias extraordinarias. El poder de mercado delas empresas y la progresiva consolidación de regí-menes de alta inflación posibilitaron el traslado alos precios de esos mayores costos e inhibieron unamejor distribución de los beneficios propios de lamaduración de los proyectos a los consumidores fi-nales o intermedios.

Estos rasgos caracterizaron el desarrollo de lasindustrias petroquímica y de máquinas herramientasen los tres países, en particular durante la décadade 1980. Fueron más acentuados en la petroquímica,ya que a la existencia de programas específicos depromoción sectorial se sumó una configuración demercados oligopólicos y empresas de gran tamaño.En la industria de máquinas herramientas, en cam-bio, se atenuaron porque los instrumentos promo-cionales fueron más débiles, la protección era per-forada por mecanismos de desgravación para la im-portación de equipos, y las pequeñas y medianasempresas predominantes disfrutaban de un menorpoder de mercado.

La maduración de las empresas, en lo tecnológi-co-productivo, estuvo vinculada a la expansión de sucapacidad de producción y a las perspectivas de am-pliar la demanda. Las empresas petroquímicas estu-diadas invirtieron en plantas a escala internacional ycon las tecnologías más modernas del momento enlos años 1970 y 1980, como consecuencia de fuertesincentivos gubernamentales. Las empresas brasileñasy argentinas de máquinas herramientas que en losanos ochenta ingresaron a la producción de MHNC,

impulsadas por la emergencia de un nuevo patróntecnológico, fundaron sus estrategias de liderazgo enun escenario previsible de ampliación del mercadonacional o regional.

En la petroquímica, descartada la posibilidad dealcanzar el umbral de gastos en investigación y desa-rrollo necesario para generar innovaciones mayoresen procesos y productos, las empresas realizaron exi-tosamente actividades de optimización de procesos yadecuado manejo de planta que maximizaron su ren-tabilidad operativa. En Brasil y México algunas em-presas proyectaron elaborar especialidades más com-plejas. El margen para decisiones en el campo tecno-productivo fue más amplio en la industria de máqui-nas herramientas. Algunas empresas avanzaron haciala producción de MHNC —generalmente apoyadas porsocios o licenciantes extranjeros— con algún retrasorespecto de las principales empresas y países produc-tores. Otras, en cambio, por razones de tamaño, poraversión al riesgo o por especializarse en productos

menos dinámicos, evolucionaron dentro de una mo-dalidad vegetativa.

La economía cerrada no fue obstáculo para quealgunas empresas —frente a perspectivas específicasde expansión o de reserva de mercado— desarrollaranactividades y esfuerzos tecnológicos dentro del senderoposible definido por las condiciones estructurales y elpatrón de internacionalización de cada sector. Sinembargo, la mayor productividad no se trasladó a losprecios. La falta de acicates o presiones para que, almadurar los proyectos y las capacidades manufactu-reras, los beneficios se trasladaran en mayor medidaa los usuarios, fue una falla importante de la políticaindustrial de los años setenta y ochenta.

La combinación —con grados diversos en cadapaís— de una coyuntura internacional adversa, pro-blemas macroeconómicos y reformas estructurales in-terrumpió la trayectoria expansiva de las empresas.En el nuevo escenario, la reacción predominante enlas empresas fue la de racionalizar y cortar gastos,eliminando una "gordura" acumulada que ya no podíaincorporarse fácilmente a los precios, y posicionarseen productos maduros, debilitando o abandonandoproyectos de ampliación de capacidad y de mejora-miento tecnológico. La mayor exposición a la compe-tencia derivada del nuevo cuadro macroeconómico yde políticas públicas obligó a una baja relativa deprecios en el mercado interno, pero no ha estimulado—sino más bien al contrario— una mayor agresividadproductiva y tecnológica.

En el escenario de economía abierta, las empre-sas petroquímicas que habían proyectado moversehacia productos más complejos desistieron del intento,y las empresas productoras de máquinas herramientasque avanzaron dentro del nuevo paradigma del NC

encuentran grandes dificultades para sostener su pro-ducción. Por otra parte, a excepción del sector demáquinas herramientas en México, los casos analiza-dos responden a industrias firmemente establecidas,con una historia prolongada y con capacidades em-presariales, fabriles y tecnológicas ya desarrolladas.Parece natural que entre las primeras reacciones delas empresas no se cuente el abandono de la actividado su transformación en importadores.

Afectada la trayectoria evolutiva de las empre-sas, éstas se refugian en productos maduros y nichosprotegidos por ventajas de localización. El escenariode mayor competencia generado por las reformas nodespierta ni descubre el espíritu realizador de los pro-ductores, pero tampoco los desaloja inmediatamentede la actividad. Las empresas apuestan a sobrevivir,

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reduciendo estructuras y, en algunos casos, incorpo-rando socios extranjeros. Podría argumentarse que elescaso tiempo transcurrido no permite verificar la hi-pótesis "eficientista" ni la "desindustrialista". Vale lapena especular sobre estas posibilidades.

Por una parte, las empresas responden a la nuevasituación con decisiones influidas por su historia pre-via; en condiciones de incertidumbre sobre las ten-dencias de la evolución del mercado nacional e inter-nacional, y sin los beneficios potenciales de un marcoregulatorio promocional, las empresas privilegian ac-ciones defensivas. Por otra, sus respuestas en el cortoplazo influyen en sus posibilidades de acción futuras.En este sentido, el paso del tiempo no es inocuo,como parece sugerir el argumento "eficientista".

En la industria petroquímica, el fuerte recortedel personal asignado a tareas no rutinarias no sóloha reducido el techo de las aspiraciones tecnológicasde las empresas locales, sino que también ha debili-tado su capacidad de negociación con los proveedoresinternacionales. En esas condiciones, la racionaliza-ción en curso claramente está afectando decisionesfuturas que hacen a la eventual expansión de la ca-pacidad física y tecnológica. Sin embargo, para per-manecer con posibilidades en el mercado, algunasempresas deben integrarse verticalmente, lo que ha-cen favorecidas por las medidas de privatización ydesregulación en marcha. De este modo, por unaparte, pueden alcanzar una dimensión más competi-tiva y, por otra, están en condiciones de gestionaracuerdos privados de ordenamiento de los mercados

y reducir el alcance de las externalidades asociadasa la mayor competencia.

En la industria de máquinas herramientas, lacancelación de los planes de inversión y la abruptareducción del personal calificado —que constituye elactivo más preciado en esta actividad— sugieren quelos intentos de mantenerse o, eventualmente, expan-dirse en los segmentos tecnológicamente más avanza-dos se verán seriamente comprometidos. La adquisi-ción de una empresa líder en Argentina por parte deuna gran firma italiana y la dificultad cada vez mayorde acceso a esta tecnología sin socios externos sonindicios de menores grados de libertad para el avancede las empresas locales, más allá de aquellos segmen-tos del mercado en los que las ventajas de localiza-ción sean significativas.

Estas tendencias se dibujan con mayor nitidezen el caso mexicano, donde es mayor el tiempotranscurrido desde la adopción de las reformas. Ladiscusión previa en torno a los factores estructuralesque determinan las decisiones de las empresas su-giere que las estrategias desplegadas actualmentepor las empresas en México podrían verse refleja-das en el mediano plazo en las industrias argentinay brasileña. Cambios en el entorno macroeconómi-co y de políticas públicas sin duda podrían generarescenarios diferentes. En este sentido, en razón desu historia de desarrollo industrial y de las peculiari-dades del Estado y su clase empresarial, es probableque en Brasil emerja un panorama más dinámico ycomplejo.

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INDUSTRIAS PETROQUIMICA Y DE MAQUINAS HERRAMIENTAS: ESTRATEGIAS EMPRESARIALES • D. CHUDNOVSKY, A. LOPEZ Y F. PORTA