celestina, arnau solé y david ramos

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La Celestina Fernando de Rojas Arnau Solé Y David Ramos

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La CelestinaFernando de Rojas

Arnau SoléY

David Ramos

La Celestina1- Personajes

2- Auto XI 3- Auto XII4- Auto XIII

5- Curiosidades6- Desarrollo de los personajes

7- Técnica y estilo8- Lenguaje

9-Formas de Expresión

La CelestinaPersonajes

Melibea y Calisto(Penelope Cruz y Juan Diego Botto)Película de Gerardo VeraPoeseiadelmomento.com

Alisa y PleberioCeledonio Perellón

Arsliber

La Celestina, PicassoGoogle imágenes

PármenoCeledonio Perellón

Arsliber

SempronioCeledonio PerellónArsliber

EliciaCeledonio PerellónArsliber

LucreciaCeledonio Perellón

Arsliber

CenturioCeledonio PerellónArsliber

CritoCeledonio PerellónArsliber

AreusaCeledonio Perellón

Arsliber

Tristán y SosiaCeledonio Perellón

Arsliber

La CelestinaAuto XI

Auto XIArgumento

CELESTINA.- ¡Ay, Dios, si llegase a mi casa con mi mucha alegría a cuestas! A Pármeno y a Sempronio veo ir a la

Magdalena. Tras ellos me voy y, si ahí no estuviere Calisto, pasaremos a su casa a pedirle albricias de su gran gozo.SEMPRONIO.- Señor, mira que tu estada es dar a todo el mundo qué decir. Por Dios, que huyas de ser traído en

lenguas, que al muy devoto llaman hipócrita. ¿Qué dirán sino que andas royendo los santos? Si pasión tienes, súfrela en tu casa; no te sienta la tierra, no descubras tu pena a los extraños. Pues está en manos el pandero que lo sabrá bien

tañer.CALISTO.- ¿En qué manos?SEMPRONIO.- De Celestina.

CELESTINA.- ¿Qué nombráis a Celestina? ¿Qué decís de esta esclava de Calisto? Toda la calle del Arcediano vengo a más andar tras vosotros por alcanzaros y jamás he podido con

mis luengas haldas.

Auto XIPersonajes

PersonajesCalisto, Celestina,

Pármeno, Sempronio y Elicia

La Celestina, PicassoGoogle imágenes

PármenoCeledonio Perellón

Arsliber

SempronioCeledonio PerellónArsliber

CalistoCeledonio Perellón

Arsliber

EliciaCeledonio PerellónArsliber

Auto XIEspacio

CELESTINA.- Salgamos, señor, de la iglesia, y de aquí a la casa te contaré algo con que te alegres de verdad.

CELESTINA.- ¡Ay, Dios, si llegase a mi casa con mi mucha alegría a cuestas! A Pármeno y a Sempronio veo ir a la Magdalena. Tras ellos me voy y, si ahí no estuviere Calisto, pasaremos a su casa a pedirle albricias de su gran gozo.

Tiempo

Despídese Celestina de Calisto, va para su

casa, llama a la puerta. Elicia le viene a abrir. Cenan y vanse

a dormir. 

La CelestinaAuto XII

Auto XIIArgumento

CALISTO.- Ayúdame aquí a vestirlas. Mira tú, Sempronio, si

parece alguno por la calle.SEMPRONIO.- Señor, ninguna

gente parece y, aunque la hubiese, la mucha oscuridad

privaría el viso y conocimiento a los que nos encontrasen.

CALISTO.- Pues andemos por esta calle, aunque se rodee alguna cosa, porque más encubiertos vamos. Las doce da ya; buena

hora es.PÁRMENO.- Cerca estamos.CALISTO.- A buen tiempo

llegamos. Párate tú, Pármeno, a ver si es venida aquella señora

por entre las puertas.

Auto XIIPersonajes

PersonajesCalisto, Lucrecia,

Melibea, Sempronio, Pármeno, Pleberio,

Alisa, Celestina y Elicia

Melibea y Calisto(Penelope Cruz y Juan Diego Botto)Película de Gerardo VeraPoeseiadelmomento.com

Alisa y PleberioCeledonio Perellón

Arsliber

La Celestina, PicassoGoogle imágenes

PármenoCeledonio Perellón

Arsliber

SempronioCeledonio PerellónArsliber

EliciaCeledonio PerellónArsliber

LucreciaCeledonio Perellón

Arsliber

Auto XIIEspacio

CALISTO.- Ayúdame aquí a vestirlas. Mira tú, Sempronio, si parece alguno por la calle.

CELESTINA.- ¿Quién llama?SEMPRONIO.- Abre, que son tus hijos.CELESTINA.- No tengo yo hijos que anden a tal hora.SEMPRONIO.- Ábrenos a Pármeno y Sempronio, que nos venimos acá almorzar contigo.

SEMPRONIO.- Señor, ninguna gente parece y, aunque la hubiese, la mucha oscuridad privaría el viso y conocimiento a los que nos encontrasen.

Tiempo

• CALISTO.- Mozos, ¿qué hora da el reloj?

• SEMPRONIO.- Las diez...

La CelestinaAuto XIII

Auto XIIIArgumento

CALISTODuerme y descansa, penado, 

   desde ahora, pues te ama tu señora 

   de su grado. Venza placer al cuidado 

   y no le vea, pues te ha hecho su privado 

   Melibea.TRISTÁN.- Señor, no hay ningún mozo

en casa.CALISTO.- Pues abre esas ventanas;

verás qué hora es.TRISTÁN.- Señor, bien de día.

CALISTO.- Pues tórnalas a cerrar y déjame dormir hasta que sea hora de

comer.

Auto XIIIPersonajes

PersonajesCalisto, Tristán y Sosia

Tristán y SosiaCeledonio Perellón

Arsliber

CalistoCeledonio PerellónArsliber

Auto XIIIEspacio

• CALISTO.- ¡Oh cómo he dormido tan a mi placer después de aquel azucarado rato, después de aquel angélico razonamiento! Gran reposo he tenido. 

TiempoCALISTO.- Pues abre esas ventanas; verás qué hora es.TRISTÁN.- Señor, bien de día.CALISTO.- Pues tórnalas a cerrar y déjame dormir hasta que sea hora de comer.

CuriosidadesCambio de mentalidad

SEMPRONIO.- ¡Oh vieja avarienta, muerta de sed por dinero!, ¿no serás contenta con la tercia parte de lo ganado?

CELESTINA.- ¿Qué tercia parte? Vete con Dios de mi casa tú. Y esotro no dé voces, no allegue la vecindad. No me hagáis

salir de seso, no queráis que salgan a plaza las cosas de Calisto y vuestras.

SEMPRONIO.- Da voces o gritos, que tú cumplirás lo que prometiste o cumplirás hoy tus días.

ELICIA.- Mete, por Dios, el espada. Tenlo, Pármeno, tenlo, no la mate ese desvariado.

CELESTINA.- ¡Justicia, justicia, señores vecinos! ¡Justicia, que me matan en mi casa estos rufianes!

SEMPRONIO.- ¿Rufianes o qué? Espera, doña hechicera, que yo te haré ir al infierno con cartas.

CELESTINA.- ¡Ay, que me ha muerto! ¡Ay, ay, confesión, confesión!

PÁRMENO.- Dale, dale. Acábala, pues comenzaste, que nos sentirán. ¡Muera, muera! De los enemigos, los menos.

Desarrollo de los personajesCelestina

SEMPRONIO.- ¡Oh vieja avarienta, muerta de sed por dinero!, ¿no serás contenta con la tercia parte de lo ganado?

CalistoSOSIA.- Sempronio y Pármeno...

TRISTÁN.- ¿Qué dices, Sempronio y Pármeno? ¿Qué es esto, loco? ¡Aclárate más, que me turbas!

SOSIA.- Nuestros compañeros, nuestros hermanos...TRISTÁN.- O tú estás borracho, o has perdido el seso, o traes

alguna mala nueva. ¿No me dices qué es eso que dices de esos mozos?

SOSIA.- Que quedan degollados en la plaza.Pármeno y Sempronio

PÁRMENO.- Dete lo que prometió o tomémosselo todo. Harto te decía yo quién era esta vieja, si tú me creyeras.

Prostitutas de CelestinaELICIA.- ¡Oh crueles enemigos! ¡En mal poder os veáis! ¿Y para

quién tuvisteis manos? Muerta es mi madre y mi bien todo.

Técnica y estiloCELESTINA.- ¡Ta, ta, ta, ta!

ELICIA.- ¿Quién llama?

CELESTINA.- Abre, hija Elicia.

ELICIA.- ¿Cómo vienes tan tarde?

LenguajeRegistro Culto

CALISTO.- ¡Oh joya del mundo, acorro de mis pasiones, espejo de mi vista! El corazón se me alegra en ver esa honrada presencia, esa noble senectud. Dime, ¿con qué vienes? ¿Qué nuevas traes? ¡Que te veo alegre y no sé en qué está mi vida!

LenguajeRegistro Vulgar

CELESTINA.- ¡Oh locos traviesos! Entrad, entrad. ¿Cómo venís a tal hora, que ya amanece? ¿Qué habéis hecho? ¿Qué os ha pasado? ¿Despidiose la esperanza de Calisto o vive todavía con ella, o cómo queda?

PÁRMENO.- ¡No me hinches las narices con esas memorias; si no, enviarte he con nuevas a ella, donde mejor te puedas quejar!

Formas de Expresión

• Diálogos:• Oratorios:

• MELIBEA.- La sobrada osadía de tus mensajes me ha forzado a haberte de hablar, señor Calisto, que habiendo habido de mí la pasada respuesta a tus razones, no sé qué piensas más sacar de mi amor de lo que entonces te mostré. Desvía estos vanos y locos pensamientos de ti por que mi honra y persona estén, sin detrimento de mala sospecha, seguras. A esto fue aquí mi venida, a dar concierto en tu despedida y mi reposo. No quieras poner mi fama en la balanza de las lenguas maldicientes.

• CALISTO.- A los corazones aparejados con apercibimiento recio contra las adversidades, ninguna puede venir que pase de claro en claro la fuerza de su muro. Pero el triste que, desarmado y sin proveer los engaños y celadas, se vino a meter por las puertas de tu seguridad, cualquiera cosa que en contrario vea es razón que me atormente y pase, rompiendo todos los almacenes en que la dulce nueva estaba aposentada. ¡Oh malaventurado Calisto! ¡Oh cuán burlado has sido de tus sirvientes! ¡Oh engañosa mujer Celestina! ¡Dejárasme acabar de morir y no tornaras a vivificar mi esperanza para que tuviese más que gastar el fuego que ya me aqueja! ¿Por qué falsaste la palabra de esta mi señora? ¿Por qué has así dado con tu lengua causa a mi desesperación? ¿A qué me mandaste aquí venir, para que me fuese mostrado el disfavor, el entredicho, la desconfianza, el odio, por la misma boca de esta que tiene las llaves de mi perdición y gloria? ¡Oh enemiga! ¿Y tú no me dijiste que esta mi señora me era favorable? ¿No me dijiste que de su grado mandaba venir este su cautivo al presente lugar, no para me desterrar nuevamente de su presencia, pero para alzar el destierro ya por otro su mandamiento, puesto antes de ahora? ¿En quién hallaré yo fe? ¿A dónde hay verdad? ¿Quién carece de engaño? ¿A dónde no moran falsarios? ¿Quién es claro enemigo? ¿Quién es verdadero amigo? ¿Dónde no se fabrican traiciones? ¿Quién osó darme tan cruda esperanza de perdición?

• MELIBEA.- Cesen, señor mío, tus verdaderas querellas, que ni mi corazón basta para las sufrir ni mis ojos para lo disimular. Tú lloras de tristeza, juzgándome cruel; yo lloro de placer, viéndote tan fiel. ¡Oh mi señor y mi bien todo, cuánto más alegre me fuera poder ver tu faz que oír tu voz! Pero, pues no se puede al presente más hacer, toma la firma y sello de las razones que te envié escritas en la lengua de aquella solícita mensajera. Todo lo que te dijo confirmo, todo lo he por bueno. Limpia, señor, tus ojos, ordena de mí a tu voluntad.

• CALISTO.- ¡Oh señora mía, esperanza de mi gloria, descanso y alivio de mi pena, alegría de mi corazón! ¿Qué lengua será bastante para te dar iguales gracias a la sobrada e incomparable merced que, en este punto de tanta congoja para mí, me has querido hacer en querer que un tan flaco e indigno hombre pueda gozar de tu suavísimo amor? Del cual, aunque muy deseoso, siempre me juzgaba indigno, mirando tu grandeza, considerando tu estado, remirando tu perfección, contemplando tu gentileza, acatando mi poco merecer y tu alto merecimiento, tus extremadas gracias, tus loadas y manifiestas virtudes. Pues, ¡oh alto Dios!, ¿cómo te podré ser ingrato, que tan milagrosamente has obrado conmigo tus singulares maravillas? ¡Oh cuántos días antes de ahora pasados me fue venido ese pensamiento a mi corazón! Por imposible lo rechazaba de mi memoria, hasta que ya los rayos ilustrantes de tu muy claro gesto dieron luz en mis ojos, encendieron mi corazón, despertaron mi lengua, extendieron mi merecer, acortaron mi cobardía, destorcieron mi encogimiento, doblaron mis fuerzas, desadormecieron mis pies y manos, finalmente, me dieron tal osadía que me han traído con su mucho poder a este sublimado estado en que ahora me veo. Oyendo de grado tu suave voz, la cual, si antes de ahora no conociese y no sintiese tus saludables olores, no podría creer que careciesen de engaño tus palabras. Pero, como soy cierto de tu limpieza de sangre y hechos, me estoy remirando si soy yo Calisto, a quien tanto bien se hace.

Formas de Expresión

• Diálogos:• Extensos parlamentos y

réplicas cortas:

• CELESTINA.- ¿Quién soy yo, Sempronio? ¿Quitásteme de la putería? Calla tu lengua, no amengües mis canas, que soy una vieja cual Dios me hizo, no peor que todas. Vivo de mi oficio, como cada cual oficial del suyo, muy limpiamente. A quien no me quiere no lo busco; de mi casa me vienen a sacar, en mi casa me ruegan. Si bien o mal vivo, Dios es el testigo de mi corazón. Y no pienses con tu ira maltratarme, que justicia hay para todos y a todos es igual. Tan bien seré oída, aunque mujer, como vosotros muy peinados. Déjame en mi casa con mi fortuna. Y tú, Pármeno, no pienses que soy tu cautiva por saber mis secretos y mi vida pasada, y los casos que nos acaecieron a mí y a la desdichada de tu madre. Aun así me trataba ella cuando Dios quería.

• PÁRMENO.- ¡No me hinches las narices con esas memorias; si no, enviarte he con nuevas a ella, donde mejor te puedas quejar!

• CELESTINA.- ¡Elicia, Elicia, levántate de esa cama! ¡Daca mi manto, presto!, que, por los santos de Dios, para aquella justicia me vaya bramando como una loca. ¿Qué es esto? ¿Qué quieren decir tales amenazas en mi casa? ¡Con una oveja mansa tenéis vosotros manos y braveza, con una gallina atada, con una vieja de sesenta años! ¡Allá, allá con los hombres como vosotros! ¡Contra los que ciñen espada mostrad vuestras iras, no contra mi flaca rueca! Señal es de gran cobardía acometer a los menores y a los que poco pueden. Las sucias moscas nunca pican sino los bueyes magros y flacos. Los gozques ladradores a los pobres peregrinos aquejan con mayor ímpetu. Si aquella que allí está en aquella cama me hubiese a mí creído, jamás quedaría esta casa de noche sin varón, ni dormiríamos a lumbre de pajas; pero, por aguardarte, por serte fiel, padecemos esta soledad. Y como nos veis mujeres, habláis y pedís demasías, lo cual, si hombre sintieseis en la posada, no haríais, que, como dicen, «el duro adversario entibia las iras y sañas».

• SEMPRONIO.- ¡Oh vieja avarienta, muerta de sed por dinero!, ¿no serás contenta con la tercia parte de lo ganado?

Formas de Expresión

• Diálogos:• Conversacional:

• PÁRMENO.- Helas aquí, señor.• CALISTO.- Ayúdame aquí a vestirlas. Mira tú,

Sempronio, si parece alguno por la calle.• SEMPRONIO.- Señor, ninguna gente parece y, aunque

la hubiese, la mucha oscuridad privaría el viso y conocimiento a los que nos encontrasen.

• CALISTO.- Pues andemos por esta calle, aunque se rodee alguna cosa, porque más encubiertos vamos. Las doce da ya; buena hora es.

• PÁRMENO.- Cerca estamos.• CALISTO.- A buen tiempo llegamos. Párate tú,

Pármeno, a ver si es venida aquella señora por entre las puertas.

Formas de Expresión

• Diálogos:• Monólogos :

• CALISTO.- ¡Oh día de congoja, oh fuerte tribulación, y en que anda mi hacienda de mano en mano y mi nombre de lengua en lengua! Todo será público cuanto con ella y con ellos hablaba, cuanto de mí sabían, el negocio en que andaban. No osaré salir ante gentes. ¡Oh pecadores de mancebos, padecer por tan súbito desastre! ¡Oh mi gozo, cómo te vas disminuyendo! Proverbio es antiguo que de muy alto grandes caídas se dan. Mucho había anoche alcanzado; mucho tengo hoy perdido. Rara es la bonanza en el piélago. Yo estaba en título de alegre si mi ventura quisiera tener quedos los ondosos vientos de mi perdición. ¡Oh fortuna, cuánto y por cuántas partes me has combatido! Pues, por más que sigas mi morada y seas contraria a mi persona, las adversidades con igual ánimo se han de sufrir, y en ellas se prueba el corazón recio o flaco. No hay mejor toque para conocer qué quilates de virtud o esfuerzo tiene el hombre, pues por más mal y daño que me venga, no dejaré de cumplir el mandado de aquella por quien todo esto se ha causado, que más me va en conseguir la ganancia de la gloria que espero que en la pérdida de morir los que murieron. Ellos eran sobrados y esforzados, ahora o en otro tiempo de pagar habían. La vieja era mala y falsa, según parece, que hacía trato con ellos, y así que riñeron sobre la capa del justo. Permisión fue divina que así acabase en pago de muchos adulterios que por su intercesión o causa son cometidos. Quiero hacer aderezar a Sosia y a Tristanico. Irán conmigo este tan esperado camino; llevarán escalas, que son altas las paredes. Mañana haré que vengo de fuera, si pudiere vengar estas muertes; si no, pagaré mi inocencia con mi fingida ausencia o me fingiré loco, por mejor gozar de este sabroso deleite de mis amores, como hizo aquel gran capitán Ulises por evitar la batalla troyana y holgar con Penélope, su mujer.

Formas de Expresión• Aparte:

• CELESTINA.- ¡Ay, Dios, si llegase a mi casa con mi mucha alegría a cuestas! A Pármeno y a Sempronio veo ir a la Magdalena. Tras ellos me voy y, si ahí no estuviere Calisto, pasaremos a su casa a pedirle albricias de su gran gozo.

FIN