celebrar la vida cristiana. curso de liturgia

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Fray Alberto Beckhäuser, OFM Celebrar la vida cristiana Curso de liturgia para agentes de pastoral, equipos de liturgia y grupos de reflexión MÉXICO D.F.

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Curso de Fray Alberto Beckhauser

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Celebrar la vida crisitiana

Fray Alberto Beckhuser, OFM

Celebrar la vida

cristiana

Curso de liturgiapara agentes de pastoral,equipos de liturgiay grupos de reflexin

MXICOD.F. 2005 Ediciones Dabar, S.A. de C.V.Mirador, 42

Col. El Mirador

04950, Mxico, D.F.

Tel. 56 03 36 30, 56 73 88 55 Fax: 56 03 36 74

e-mail: [email protected] www.dabar.com.mx

ISBN: 970-652-371-5Impreso y hecho en Mxico.

Editora Vozes Ltda.Petrpolis, Brasil

Ttulo original:

Celebrar a vida cristDiseo e ilustracin de portada:Guillermo Ruz Contreras

Traduccin:

Bernardo Guizar

Diagramacin:

Irme Garca Cruz

En memoria de mis queridos padresErnesto y Helena,que desde muy temprano me hicieron experimentar el misterio de Cristo en el hogar,en la pequea comunidadde la capilla de Santa Teresita y en la comunidad parroquial.ndice11PRESENTACIN

12INTRODUCCIN

14I. COMPRENSIN TEOLGICA DE LA LITURGIA

141. QU ES LA LITURGIA

142. QU NO ES LA LITURGIA

153. UNA VISIN TEOLGICA DE LA LITURGIA

154. EL MISTERIO

155. EL MISTERIO DE DIOS

166. EL MISTERIO DE DIOS Y LA VOCACIN HUMANA

167. EL MISTERIO SE DESTRUYE CON EL PECADO

178. LA CONVERSIN

179. EL MISTERIO DEL CULTO DE LOS PAGANOS

1810. EL ACONTECIMIENTO PASCUAL DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1911. LA PASCUA RITUAL O EL MISTERIO DEL CULTO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

1912. JESUCRISTO, LA PASCUA VERDADERA

2013. EL MISTERIO Y LOS MISTERIOS DE CRISTO

2114. LA IGLESIA

2115. EL MISTERIO Y LOS MISTERIOS DEL CULTO

2216. DEFINICIN DE LITURGIA A LA LUZ DEL CONCILIO VATICANO II

2317. EL SMBOLO

2318. DIVERSIDAD DE SMBOLOS EN LA LITURGIA

2419. EL RITO LITRGICO

2520. LAS DIMENSIONES DEL SIGNO LITRGICO

2521. LA PARTICIPACIN ACTIVA EN LA LITURGIA

2622. LA LITURGIA Y LA AUTORIDAD DE LA IGLESIA

2623. LA LITURGIA Y OTRAS EXPRESIONES DE LA VIDA DE LA IGLESIA

2724. LAS EXPRESIONES DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

29II. LA INICIACIN CRISTIANA

29A. EL CATECUMENADO

291. Qu es la "iniciacin cristiana"

292. La iniciacin cristiana en la Sagrada Escritura

303. El catecumenado

304. El rito de la iniciacin cristiana de los adultos hoy

315. Las etapas de la iniciacin cristiana de los adultos

316. Los tiempos de la iniciacin cristiana

327. La primera comunin como plenitud de la iniciacin cristiana

34B. EL BAUTISMO DE NIOS

341. POR QU BAUTIZAR NIOS PEQUEOS?

342. TIENE SENTIDO BAUTIZAR NIOS PEQUEOS

353. LO QUE DEBEN SABER Y HACER LOS PADRES, PARA BAUTIZAR A SU HIJO

364. EL RITO DEL BAUTISMO DE NIOS

375. EL SMBOLO DEL AGUA EN EL BAUTISMO

386. OTROS SMBOLOS DE LA LITURGIA BAUTISMAL

41C. LA CONFIRMACIN

411. TEOLOGA Y ESPIRITUALIDAD DE LA CONFIRMACIN

422. LOS CANDIDATOS

433. LOS PADRINOS DE CONFIRMACIN

434. EL MINISTRO DE LA CONFIRMACIN

445. COMENTARIO AL RITO DE LA CONFIRMACIN

48III. EL MISTERIO DE LA EUCARISTA

48A. LA EUCARISTA COMO ACCIN DE GRACIAS

481. SIGNIFICADO DE LA ACCIN DE GRACIAS

502. EL ACONTECIMIENTO PASCUAL DE LOS JUDOS

523. EL RITO PASCUAL DE LOS JUDOS

524. JESUCRISTO, LA VERDADERA PASCUA

535. LA MISA, CELEBRACIN DE LA VERDADERA PASCUA

546. HAGAN ESTO EN MEMORIA MA

557. EL MEMORIAL EUCARSTICO EN NUESTRO RITO

568. AL CELEBRAR LA MEMORIA... OFRECEMOS

579. PLEGARIA EUCARSTICA, PROFESIN DE FE TRINITARIA

5810. LAS ORACIONES DE PETICIN EN LA MISA

5911. LAS ACLAMACIONES Y LA DOXOLOGA FINAL

61B. LA EUCARISTA COMO CENA FRATERNA O CENA DEL SEOR

611. EL SENTIDO DEL BANQUETE, COMIDA O CENA FRATERNA

622. PAN Y VINO: SU SIGNIFICADO

643. LA COMUNIN EUCARSTICA

654. EL SMBOLO DE LAS GOTAS DE AGUA EN EL VINO

665. EL SALUDO DE LA PAZ

666. LA PARTCULA DE LA HOSTIA EN EL CLIZ

687. EL CORDERO

69C. LA LITURGIA DE LA PALABRA

691. LA LITURGIA DE LA PALABRA EN LA BIBLIA

702. LA LITURGIA DE LA PALABRA EN LA CELEBRACIN EUCARSTICA

703. LOS CANTOS INTERLECCIONALES

714. LA HOMILA

725. EL CREDO

726. LA ORACIN DE LOS FIELES

74D. RITOS INICIALES Y RITOS FINALES DE LA MISA

741. LOS RITOS INICIALES DE LA MISA

752. LOS RITOS FINALES DE LA MISA

80E. ELEMENTOS PARA UNA LITURGIA DE LAS COMUNIDADES ECLESIALES DE BASE (CEBs)

801. ELEMENTOS DE LA CELEBRACIN DE LA PALABRA DE DIOS

802. CARACTERSTICAS DE LAS CELEBRACIONES DE LAS CEBs

813. LA APERTURA DE LA CELEBRACIN

814. LAS LECTURAS Y LA HOMILA

825. LAS PRECES

826. LA EXPRESIN SACRAMENTAL

827. COMUNIDAD EUCARSTICA

838. LA COLECTA, UN RITO DE ACCIN DE GRACIAS

839. SERVICIOS A LA COMUNIDAD

8410. LAS DEVOCIONES EN LAS CEBs

8411. POSIBLE ESQUEMA DE CELEBRACIN

85F. EL CULTO EUCARSTICO FUERA DE LA MISA

851. LAS FINALIDADES DE LA CONSERVACIN DE LA EUCARISTA

852. LA SAGRADA COMUNIN FUERA DE LA MISA

863. LAS DIVERSAS FORMAS DEL CULTO A LA SANTSIMA EUCARISTA

88IV. LA PENITENCIA

881. INTRODUCCIN

882. PENITENCIA, CONFESIN O RECONCILIACIN

893. LA PENITENCIA COMO CELEBRACIN DE LA BONDAD Y DE LA MISERICORDIA DE DIOS

904. LA PENITENCIA COMO SACRAMENTO DE LA RE-CONVERSIN Y DE LA CONVERSIN EN CRECIMIENTO

915. LOS TRES RITOS ACTUALES DE LA PENITENCIA O DE LA RECONCILIACIN DE LOS PENITENTES

926. COMENTARIO AL RITO ACTUAL DE LA CONFESIN PARTICULAR

921) Acogida al penitente

922) Proclamacin de la palabra de Dios

933) La confesin de los pecados y la aceptacin de la satisfaccin

934) Oracin del penitente y absolucin de parte del sacerdote

945) Proclamacin de la alabanza a Dios y despedida del penitente

946) Dos gestos que deben valorarse

96V. LA UNCIN DE LOS ENFERMOS

961. LA ENFERMEDAD COMO VIVENCIA IMPORTANTE EN LA VIDA DEL HOMBRE

972. LA UNCIN DE LOS ENFERMOS EN EL CONTEXTO DE LA PASTORAL DE LOS ENFERMOS

983. LA UNCIN DE LOS ENFERMOS EN LA BIBLIA

994. LA PRAXIS ACTUAL DE LA IGLESIA

1005. EL RITO ACTUAL DE LA UNCIN DE LOS ENFERMOS

1026. CMO ROMPER UN TAB

104VI. EL ORDEN

1041. EL SACERDOCIO

1042. EL SACERDOCIO MINISTERIAL

1053. EL OBISPO

1054. EL PRESBTERO O PADRE

1065. EL DICONO

1066. LA CELEBRACIN DEL SACRAMENTO DEL ORDEN U ORDENACIN

1067. COMENTARIO AL RITO DE LAS ORDENACIONES

110VII. EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

1101. EL MATRIMONIO, SIGNO DEL AMOR DE DIOS

1102. LA BODA RELIGIOSA

1113. PREPARACIN Y RITOS DE ACOGIDA

1124. LA LITURGIA DE LA PALABRA

1135. EL RITO SACRAMENTAL DEL MATRIMONIO

1156. LA FIESTA DE BODA

117VIII. EL DOMINGO

1171. EL DOMINGO, DA DEL SEOR, COMO FIESTA SEMANAL

1172. EL SBADO JUDO Y EL DOMINGO CRISTIANO

1183. ELEMENTOS DE LA CELEBRACIN DEL DOMINGO

1184. LA SEMANA LITRGICA

120IX. EL AO LITRGICO

1201. QU ES EL AO LITRGICO

1202. EL ADVIENTO

1213. LA NAVIDAD Y LA EPIFANA

1214. LA ESPIRITUALIDAD DE LA NAVIDAD

1225. LA ESPIRITUALIDAD DE LA EPIFANA

1226. OTRAS FIESTAS DE LA MANIFESTACIN DEL SEOR

1237. LA FIESTA DE LA PRESENTACIN DEL SEOR EN EL TEMPLO

1248. LA CUARESMA

1249. LOS EJERCICIOS CUARESMALES DE CONVERSIN

12510. EL EJERCICIO CUARESMAL DE LA ORACIN

12511. EL EJERCICIO CUARESMAL DEL AYUNO

12612. EL EJERCICIO CUARESMAL DE LA LIMOSNA

12613. EL TRIDUO PASCUAL

12814. LA VIGILIA PASCUAL

13015. PASCUA Y PENTECOSTS

13016. LA ESPIRITUALIDAD DE LA PASCUA

13117. LA ESPIRITUALIDAD DE PENTECOSTS

13218. LA ESPIRITUALIDAD DEL TIEMPO COMN

13219. EL TIEMPO COMO DON DE DIOS

13320. LA TRANSFIGURACIN DEL SEOR

13421. FIESTA DE JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO

13422. EL CULTO A MARA

13523. MAYO, EL MES DE MARA

13624. DIOS ES ADMIRABLE EN SUS SANTOS

13625. LOS SANTOS, EJEMPLOS A SER IMITADOS

13726. LOS SANTOS, NUESTROS INTERCESORES

139X. LA LITURGIA DE LAS HORAS

1391. LA ORACIN

1392. LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

1393. LA ORACIN DEL PUEBLO DE DIOS EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

1404. LA ORACIN DE JESUCRISTO

1405. LA ORACIN DE LA IGLESIA

1416. LA ESPIRITUALIDAD DE LA LITURGIA DE LAS HORAS

1427. LAUDES U ORACIN DE LA MAANA

1428. VSPERAS U ORACIN DE LA TARDE

1429. LA ORACIN DURANTE EL DA

14310. LA ORACIN DEL PADRENUESTRO

14311. EL ROSARIO

14412. EL NGELUS

14513. LA DEVOCIN DEL VA CRUCIS

147XI. LA MUERTE DEL CRISTIANO

1471. LA ENFERMEDAD Y LA MUERTE DEL CRISTIANO

1472. EL VITICO

1483. RITO DE LA RECOMENDACIN DE LOS AGONIZANTES

1494. EL VELORIO O VIGILIA POR EL DIFUNTO

1495. EL RITUAL DE LAS EXEQUIAS

1506. RECOMENDACIN EN LA CASA DEL DIFUNTO

1507. LA MISA DE EXEQUIAS O DE CUERPO PRESENTE

1518. ULTIMA RECOMENDACIN Y DESPEDIDA

1519. LA SEPULTURA

15210. MISA DEL DA SPTIMO

153XII. LA PROFESIN RELIGIOSA

1531. EL MISTERIO CELEBRADO EN LA PROFESIN RELIGIOSA

1531) La Iglesia celebra el misterio de Cristo

1532) La Iglesia celebra un drama sagrado

1542. LAS RIQUEZAS DEL NUEVO RITO DE PROFESIN

157XIII. LAS BENDICIONES

1571. EL SENTIDO DE LAS BENDICIONES

1582. TIPOS DE BENDICIN

160XIV. PEREGRINACIONES Y SANTUARIOS

1601. LA VIDA CRISTIANA PARROQUIAL Y LOS SANTUARIOS

1602. PEREGRINACIONES Y SANTUARIOS

1613. LA VIDA DE LOS SANTUARIOS

1624. EL SENTIDO DE LAS PROMESAS

163XV. EL ARTE LITRGICO

1631. EL ARTE EN LA LITURGIA EN GENERAL

1632. LA MSICA EN LA LITURGIA EN GENERAL

1643. EL CANTO

1664. EL ESPACIO SAGRADO

1665. NUESTRAS IGLESIAS

1696. EL ALTAR CRISTIANO

1707. LA ESCULTURA Y LA PINTURA

1718. LOS VASOS SAGRADOS Y OTROS UTENSILIOS

1729. LAS VESTIDURAS LITRGICAS

PRESENTACIN

Conversaba un da en Roma con Mons. Anbal Bugnini, a quien debe mucho la Liturgia de la Iglesia universal.

Entre innumerables aspectos de la Liturgia en Amrica Latina, le sealaba entonces esta triple urgencia: la necesidad de una formacin litrgica en todos los niveles de la Iglesia;

para eso, formadores actualizados en el espritu de una autntica renovacin litrgica conciliar;

y, para eso, la necesidad de contar con nuevos libros que ofrezcan a nuestros formadores una nueva sntesis sobre la liturgia, inspirada en el Concilio Ecumnico Vaticano II y en su desarrollo postconcilar.

La respuesta que pretendamos dar a esos desafos por medio del Departamento de Liturgia del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) consista en elaborar mediante la colaboracin de varios autores, un nuevo manual de liturgia, que pudiese suscitar iniciativas semejantes en el Continente.

A pesar de haber dado varios pasos, este proyecto no lleg a hacerse realidad.Al celebrar los 20 aos de la Constitucin Litrgica Sacrosancturn Concilium, fray Alberto Beckhuser, OFM, se presenta en Brasil con su libro Celebrar la Vida Cristiana.

El slo nombre del autor sera suficiente presentacin para este libro. Merece, sin embargo, que lo presentemos debido a su precioso contenido: es sin duda una sntesis seria, actualizada, amplia, clara, resumida y accesible.

Los lectores deseosos de profundizar ms, podrn acudir a la bibliografa que se cita al fin de cada captulo.

Vemos, pues, realizarse un sueo de muchos aos, alimentado por la Iglesia de Brasil y de Amrica Latina, a la que me uno con satisfaccin para agradecerlo a su autor.Ribeiro Preto, 21 de julio de 1984Don Romeu Alberti Arzobispo MetropolitanoINTRODUCCIN

Hace 20 aos fue promulgada en la Baslica de San Pedro la Constitucin sobre la liturgia Sacrosanctum Concilium.

Desde entonces han sucedido muchas cosas en la Iglesia en general y en particular en su liturgia. Desde que regresamos de los estudios litrgicos en Roma, todava durante el desarrollo del Concilio, siempre nos hemos ocupado en la formacin litrgica. A ese servicio hemos dedicado ya 17 aos. Hubo pocas en que eso no fue nada fcil.

El Concilio insisti en la necesidad de formar en la liturgia al clero y a los fieles: "La santa madre Iglesia desea ardientemente que se haga participar a todos los fieles plena, consciente y activamente en las celebraciones litrgicas; participacin exigida por la naturaleza de la liturgia, a la que tiene derecho y obligacin, en virtud del bautismo, el pueblo cristiano, 'linaje escogido, sacerdocio real, nacin santa, pueblo adquirido' (1 Pe 2,9; cf. 2,4-5).

Debemos caer en la cuenta de la necesidad de una participacin plena y activa de todo el pueblo al reformar y fomentar la sagrada liturgia, porque sta es la fuente primera e indispensable en la que han de beber los fieles el espritu verdaderamente cristiano y, por lo mismo, los pastores de almas, mediante la debida formacin, deben aspirar a vivirla diligentemente en toda su accin pastoral.

Pero como no se puede esperar que esto ocurra, si antes los mismos pastores de almas no se impregnan profundamente del espritu y de la fuerza de la liturgia y llegan a ser maestros en ella, es indispensable que se provea, ante todo, a la educacin litrgica del clero" (SC, 14).

Con relacin a la formacin litrgica de los fieles, el Concilio aade: Los pastores de almas deben fomentar con diligencia y paciencia la educacin litrgica y la participacin activa de los fieles, interna y externa, de acuerdo con su edad, condicin, gnero de vida y grado de cultura religiosa, cumpliendo as una de las funciones principales del fiel dispensador de los misterios de Dios, y deben guiar en este punto a su rebao no slo con la palabra, sino tambin con el ejemplo" (SC, 19).Nuestra intencin es prestar un servicio en esta gran tarea impuesta por el Concilio, todava tan necesaria.

Inmediatamente despus del Concilio hubo una cierta euforia en la prctica litrgica. Pasamos por una poca de creatividad e incluso de improvisaciones. Falt, muchas veces, mayor profundizacin y poco a poco se cay en cierto cansancio.

Fueron apareciendo los nuevos rituales. Cuando se introdujeron, no hubo una preocupacin mayor de una preparacin pastoral. Hubo, eso s, traducciones y su simple aplicacin. Se cambiaron los rituales, sin que siquiera se llegara a percibir el espritu que estaba detrs de los nuevos rituales, expresado de manera especial en las introducciones.

Hoy se puede constatar que la cuestin fundamental sigue siendo la formacin litrgica del clero, de los lderes laicos y del pueblo en general.En esos aos postconciliares tuvimos oportunidad de escribir aqu y all, pequeos artculos, sobre todo en la revista Renovao Cristiana, en la Hojita del Sagrado Corazn de Jess, en las revistas Grande Sinal, Convergncia y la Revista Eclesistica Brasileira.

Inicialmente pensbamos elaborar un manual para la formacin litrgica en los seminarios. Cuando ya tenamos el trabajo muy adelantado, otras obligaciones nos impidieron acabar la obra.

Entonces surgi la idea de reunir en un volumen el material elaborado, darle un estilo ms sencillo, para ayudar a la formacin litrgica de los agentes de pastoral, equipos de liturgia y grupos de reflexin.Nuestra intencin fue abordar la vivencia litrgica de toda la vida cristiana. Por supuesto que no de manera exhaustiva. As, en primer lugar procuramos llevar a los lectores a una comprensin de lo que es la liturgia. Pasamos, enseguida, a tratar de los sacramentos de la iniciacin cristiana, en especial de la eucarista. Nos detuvimos en el ao litrgico y en su espiritualidad. Despus abordamos la oracin comunitaria de la Iglesia, o liturgia de las horas, y la muerte del cristiano. Cremos necesario hablar sobre la profesin religiosa, las bendiciones y el arte sacro en general, resaltando el lugar sagrado y la msica en la liturgia.Nos propusimos presentar la materia en breves captulos, para facilitar con eso la lectura y su aprovechamiento para la reflexin en grupo.

Para abordar cada tema procuramos partir de las introducciones teolgicas y pastorales de los nuevos rituales en vigor, pues pensamos que ah se encuentra el espritu con que somos llamados a vivir los misterios de Cristo en la historia humana. Para cada tema ofrecemos una breve indicacin bibliogrfica, en la medida de lo posible.Somos conscientes de las lagunas y agradeceremos a quien nos las seale.I. COMPRENSIN TEOLGICA DE LA LITURGIA

1. QU ES LA LITURGIA

Hoy en da es muy usada la palabra "liturgia". Todos los cristianos por experiencia tienen alguna idea de lo que es la liturgia. Es el culto de la Iglesia; es una vivencia de fe, es una forma especial de oracin. Pero en verdad sabemos lo que es la liturgia? Comencemos con un primer acercamiento.

No hace mucho tiempo que se usa en la Iglesia la palabra "liturgia". Una reflexin ms profunda sobre el significado de la liturgia se comenz a hacer hasta a fines del siglo XIX. Eso no quiere decir que los cristianos no viviesen antes la liturgia, que siempre fue considerada como el culto oficial de la Iglesia.

La palabra "liturgia" viene del griego leiturguia, o sea, leiton-rgon: accin del pueblo, o mejor, accin en favor del pueblo. Originalmente, toda accin gratuita de personas o grupos a favor del pueblo en general, como los juegos olmpicos, juegos pblicos, etc., era llamada liturgia.

Ms tarde, el culto oficial de los sacerdotes del Antiguo Testamento a favor del pueblo fue llamado liturgia. Tambin se llam liturgia al servicio de una parte a favor del todo, por ejemplo, el servicio que la mano presta al cuerpo. As lo considera san Pablo.

Podemos decir que el culto prestado por Cristo al Padre, al servicio de la humanidad, toda la obra de salvacin, es una liturgia.

De la misma manera se llama liturgia al culto oficial de la Iglesia que hace presente el servicio de Cristo a favor de la humanidad. Son los ritos de la Iglesia Catlica, en especial los sacramentos. Adems, tenemos otros ritos y ceremonias religiosas, como el ao litrgico, la oracin comunitaria, las exequias, las bendiciones y otros ms.

Todos los cristianos tienen cierta experiencia de lo que es la liturgia, pues la viven desde la infancia; pero si preguntramos qu es la liturgia, aun los cristianos ms cultivados se quedaran muchas veces sin dar una respuesta. Por eso, en las siguientes reflexiones queremos profundizar en qu consiste la liturgia de la Iglesia.2. QU NO ES LA LITURGIA

Antes de profundizar en lo que es la liturgia, veamos lo que no es la liturgia, para que no quedarnos con una idea equivocada sobre este asunto.

La liturgia no es simplemente un conjunto de ritos edificantes que ayudan a los cristianos a orar mejor. Si redujramos la liturgia a slo eso, incurriramos en un concepto esteticista de la liturgia. Entonces habra dos cosas paralelas: por un lado, ritos bellos y artsticos y, por otro, devociones. Po XII, en la encclica Mediator Dei, en 1947, ya deca que quien piensa as tiene una idea equivocada de la liturgia. En la Iglesia, todava algunos tienen esta idea de la liturgia. La tienen los que quieren una liturgia bonita, con canto gregoriano, textos en latn, ornamentos tradicionales y otras cosas por el estilo. Con esto no se quiere decir que el arte y la esttica carezcan de importancia en la liturgia, sino que la liturgia no se reduce a eso.Otros reducen la liturgia al conjunto de normas, leyes y orientaciones promulgadas por la jerarqua de la Iglesia, para dirigir el culto oficial de la Iglesia. Po XII dice que no estn menos equivocados los que piensan de esta manera. En este grupo se encuentran los legalistas y rubricistas, para quienes la liturgia es slo la observancia exacta y escrupulosa de todas las normas y reglas indicadas en las rbricas de los libros litrgicos. No queremos decir que no haya necesidad de normas y leyes en la liturgia, sino que la liturgia no puede reducirse a eso.3. UNA VISIN TEOLGICA DE LA LITURGIA

El gran liturgista Odo Casel, que muri en 1948, defina la liturgia como el misterio del culto de Cristo y de la Iglesia. Es ste un concepto teolgico de la liturgia. En esta definicin aparecen cuatro elementos importantes: el misterio, ms adelante veremos en qu sentido; el culto, que expresa la relacin profunda entre Dios y los hombres; Cristo, este concepto pone a Jesucristo en el centro del culto; y, por ltimo, la Iglesia, la liturgia es una expresin cultual de la Iglesia.

No se trata, pues, slo de realizar bellas ceremonias que despierten devocin, o de aplicar normas que regulen el culto, sino de expresar la relacin ms profunda del hombre con Dios, por Cristo, con l y en l. Dar culto a Dios significa cultivar a Dios. Por tanto, la conceptualizacin de la liturgia debe situarse a la luz de la vocacin ltima del ser humano, vocacin que se manifiesta en la historia de la salvacin.

Como vemos, la liturgia est relacionada con la teologa y la revelacin divina manifestada sobre todo en las Sagradas Escrituras.

Vamos a tratar de comprenderla mejor, siguiendo los cuatro elementos presentados por Odo Casel en su definicin de liturgia.4. EL MISTERIO

Para una mejor comprensin de la liturgia es importante que en primer trmino reflexionemos sobre lo que es el misterio.

En muchas ocasiones utilizamos la palabra misterio: el misterio de la Santsima Trinidad, el misterio de la encarnacin, el misterio de la presencia real de Jesucristo en la Eucarista, el misterio pascual, el misterio del hombre, los misterios del rosario, el misterio de la Iglesia y, muchos otros misterios. Usamos, pues, esa palabra en diversos sentidos. Se trata de un concepto muy rico.Segn el diccionario, misterio es algo incomprensible, oculto, inaccesible a la razn humana; algo secreto. Tambin significa el culto ritual secreto de las religiones paganas.

En la liturgia, misterio no tiene la connotacin intelectual sealada aqu arriba; se ve ms bien en el contexto de la economa divina de la salvacin.

La palabra "economa" viene del griego oikonoma (de okos + nmos), es decir, norma, ley, orden de la casa, la administracin de la casa. Es el plan de Dios respecto de su familia. Economa divina de la salvacin es el plan que Dios tiene en relacin con los hombres para hacerlos participantes de su vida, de su amor, de su felicidad. Este plan se manifiesta en la historia de la salvacin.5. EL MISTERIO DE DIOS

La Sagrada Escritura, los Santos Padres y la liturgia dan diversos sentidos a la palabra misterio, aunque siempre aparece en ella una idea fundamental: en el misterio tiene lugar lo invisible y lo visible, lo celeste y lo terreno, lo divino y lo humano; la virtud espiritual y la imagen exterior material. En la palabra misterio dos realidades separadas se unen en una sola; implica ya la idea de nupcias. Con ella se expresa la comunin de amor entre Dios y el hombre.

El misterio es en s uno solo y abarca toda la realidad. El misterio, como lo entiende la liturgia, no es sencillamente una verdad que se descubre, o una verdad oculta que se revela solamente a la inteligencia humana; misterio es ms bien una verdad que se cumple, un designio o el plan de Dios que se realiza. Misterio es la accin de Dios, por la cual l entra en comunin con el mundo y con los hombres. Por un lado, Dios se revela y se comunica al hombre y, por otro, el hombre entra en comunin con Dios.

Dios en s mismo no constituye el misterio, tampoco el hombre. Misterio es la gratuidad del amor de Dios comunicado a los hombres.

Claro, en cuanto existe intercomunin de amor en Dios mismo, entre las Santsimas Personas divinas, podemos hablar del misterio de Dios.6. EL MISTERIO DE DIOS Y LA VOCACIN HUMANA

La vocacin del hombre consiste en realizar el misterio de comunin de vida, de amor y de felicidad con Dios. Es llamado a la comunin eterna con Dios, en armoniosa unin con los dems hombres, sus compaeros en el amor, y con toda la realidad creada, como sacerdote, profeta y rey.Esta vocacin se describe en el primer captulo de la carta de san Pablo a los Efesios, donde leemos: "Bendito sea Dios, Padre de nuestro Seor, Jess Mesas, que, por medio del Mesas, nos ha bendecido desde el cielo con toda bendicin del Espritu! Porque nos eligi con l antes de crear el mundo, para que estuviramos consagrados y sin defecto a sus ojos por el amor, destinndonos ya desde entonces a ser constituidos hijos suyos por medio de Jess Mesas conforme a su querer y a su designio. Pues por l, Dios hizo de nosotros su heredad, para que los que ya esperbamos en el Mesas furamos un himno a su gloria" (Ef 1,3-5.11-12).

Pero el hombre es tambin un ser vuelto hacia el prjimo y hacia toda la naturaleza creada, como vemos en los primeros captulos del Gnesis (Gn 1,26-27). El hombre es llamado no a vivir a solas (Gn 2,18-25), sino a realizar una comunidad de amor, en el nivel conyugal, fraterno y social, como reflejo y participacin de la propia comunidad de Dios uno y trino.

sta es la vocacin de comunin del hombre con Dios directamente, por el amor al prjimo y mediante toda la realidad creada, a la que podemos llamar misterio de Dios, pues el misterio de Dios existe all donde Dios y el hombre se encuentran, donde conviven, donde existe el amor.

La primera manifestacin de este misterio de comunin de vida y de amor, la contemplamos en el paraso, donde Dios paseaba con Adn en el jardn, al caer la tarde.7. EL MISTERIO SE DESTRUYE CON EL PECADO

El pecado destruye el misterio de comunin del hombre con Dios. Cuando el hombre es llamado a ser sacerdote (sacer + dos), don sagrado, don de Dios, don recibido de Dios y don para Dios, se torna rebelde; quiere apropiarse de la vida, quiere poseerla como derecho y no como don. Huye del rostro de Dios, se oculta, se convierte en errante y peregrino, vuelve al polvo de donde sali. Deja de ser hijo.

El hombre, llamado a ser rey, seor de la creacin, se convierte en esclavo. El mundo y las cosas se vuelven hostiles al hombre, que debe conseguir el alimento con el sudor de su frente y subsistir entre dolores de parto.

Es llamado a ser hermano, para manifestar as el amor de Dios en el mundo, siendo profeta, se convierte en tirano. El desequilibrio entra a la comunidad conyugal. El hombre y la mujer dejan de ser compaeros en el amor, la mujer queda sometida al hombre, que le impone nombre. Can quita la vida a Abel. El rompimiento con Dios es tambin rompimiento con el prjimo y este rompimiento con el prjimo aparta a Can del misterio de Dios. Todo eso, por haber deshecho el misterio de Dios en el hombre.

En la comunidad social, el hombre quiere alcanzar a Dios, quiere convertirse en igual a Dios. Esta tentativa de subversin del orden divino es descrita en la alegora de la Torre de Babel. El resultado es que, por el orgullo, el hombre se desmorona a s mismo; los hombres se dispersan y ya no logran entenderse, porque ya no existe el lenguaje del amor entre l y Dios. Entonces se deshace el misterio.8. LA CONVERSIN

La conversin es un concepto de suma importancia en la comprensin de la vocacin humana, del misterio y de la liturgia.

El hombre, por la misma creacin, es llamado a la conversin, es un ser convertido. Por ser criatura, es un ser vuelto hacia Dios como hijo, vuelto hacia el prjimo como hermano y vuelto hacia la naturaleza creada como seor.

Pero al haber roto, por el pecado, esta comunin, o sea, esta conversin, el hombre por sus solas fuerzas no tiene ya las condiciones para volver hacia Dios. Dios, con todo, contina siempre vuelto hacia el hombre. Si el hombre se vuelve o se convierte de nuevo a Dios, al prjimo y al mundo creado, Dios lo reintegra a su comunin de vida y de amor segn su propia voluntad.

Aqu debemos distinguir dos aspectos o dos etapas en la conversin del hombre despus del pecado. La primera etapa, necesaria despus del pecado, es el regreso a la amistad, a la comunin. La segunda consiste en volverse, en dirigirse siempre ms hacia Dios, en realizar una comunin de vida y de amor siempre ms intensa. Esta etapa jams tendr fin, pues el ideal de perfeccin del hombre es Dios mismo: "Sean perfectos como su Padre del cielo es perfecto" (Mt 5,48).No podemos concebir la liturgia sin una actitud de conversin que atraviese todo el culto a Dios. Sin conversin no puede haber culto que sea agradable a Dios.9. EL MISTERIO DEL CULTO DE LOS PAGANOS

En todos los pueblos existen intentos de reconstitucin del misterio de comunin con Dios. Cmo? Mediante el misterio del culto.La palabra "misterio" (mystrion) viene del verbo griego my, que significa: estar encerrado, estar cerrado; o encerrarse, cerrarse. Esta palabra solamente se usa cuando se refiere a cosas que se pueden abrir, que pueden romper su cerrazn.

As, la palabra misterio connota siempre el aspecto de oculto, de secreto, pero que puede ser revelado, manifestado de alguna forma. Tambin tiene el sentido de rito o culto ritual a los dioses.

Para que comprendamos mejor lo que es el misterio del culto pagano y a partir de l, el misterio del culto cristiano o liturgia, vamos a describir enseguida un misterio del culto de los paganos, que se basa en un mito.

Originariamente, los mitos intentaban expresar un fenmeno de la naturaleza y, ms tarde, un fenmeno de la vida humana. Veamos el misterio de Eleusis, que se inspira en el siguiente mito:

Cor, una muchacha joven, es raptada por Plutn, dios de los abismos, que la hace su esposa. Demetria, madre de Cor, entre lloros y lamentos, recorre diversos lugares y, para vengar a la hija robada, reduce a muerte todo cuanto toca a su paso. Al final aparece Hermes, dios del sol, que en el carro de Plutn regresa a Cor a la tierra para restituirla a su madre. Entonces todo revive. Pero, como Cor fue hecha esposa de Plutn, en adelante deber vivir una tercera parte del ao en los abismos, esto es, debajo de la tierra, y las dos terceras partes restantes sobre la tierra.

Vemos claramente que este mito expresa el proceso anual de la naturaleza, la suerte de la semilla. Cor es la semilla echada en tierra antes del invierno. Plutn es la tierra que recibe la semilla. Demetria, la naturaleza, manifestada en el invierno, los vientos, la nieve y las lluvias. Hermes es el sol, es decir, el tiempo de primavera, que con su calor hace nacer la semilla. El regreso de Cor simboliza la maduracin del trigo.

Ahora bien, el rito mediante el cual se representa vivencialmente este mito se llama misterio. Misterio era, pues, un culto ofrecido a las divinidades, para que protegiesen la vida contra los desastres de la naturaleza. Ms tarde, este mito tambin se entendi en sentido antropolgico. Los hombres descubrieron que dicho mito muy bien poda expresar el proceso de vida y muerte por el cual pasa el hombre.

Tambin los antiguos crean que la muerte no pasaba de ser una etapa transitoria, al menos para los buenos, pues un da finalmente llegaran a participar de la vida y de la felicidad de los dioses.

Los misterios del culto representaban la suerte terrena de una divinidad. Para que los dioses fuesen eficaces para el ser humano se haca preciso que imitase, mediante ritos simblicos, lo que la divinidad haba padecido en otro tiempo, en un tiempo inmemorial, con la finalidad de traer del pasado aquel tiempo primordial y ponerlo as en el plano de la actualidad.

As, quien representase con ritos simblicos los hechos antiguos mereca experimentar en su vida lo que, por ejemplo, Cor experimentara en su vida. Los que pasasen por tal experiencia vital eran llamados mistai, esto es, iniciados. Por la experiencia vivida, adquiran la certeza de estar ya en posesin de la anhelada salvacin.

Por tanto, tambin entre los paganos vemos el deseo de participar de la vida de la divinidad, o sea, del misterio de Dios, por medio del misterio del culto.10. EL ACONTECIMIENTO PASCUAL DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Debido al pecado, el hombre por s mismo ya no tiene el derecho a la vida. Quien lo reintegra a su vocacin es Dios mismo, siempre vuelto, siempre abierto hacia el ser humano.La historia de la salvacin nos muestra cmo Dios lo admite de nuevo a participar en el misterio. La Biblia nos da a conocer, en primer lugar, cmo Abrahn respondi al llamado de Dios, mediante un difcil proceso de conversin. Dios pasa por su vida y l pasa a Dios, con lo que se hace fuente de bendicin para todas las familias de la tierra. Ms tarde, Dios llama a un pueblo, el pueblo de Israel, al que hace las mismas exigencias de conversin y las mismas promesas de bendicin, como se narra en el libro del xodo.

Tenemos aqu un hecho, un evento en la historia de un pueblo: la pascua. Pascua significa pasaje, paso. No se trata, sin embargo, de cualquier pasaje, sino del paso a una situacin mejor. Paso de Dios por su pueblo, paso del ngel exterminador de los primognitos de los enemigos, con lo que se logra que el faran deje salir al pueblo. Pascua es tambin paso del pueblo: de la esclavitud a la libertad, de la tierra de la opresin de Egipto a la tierra prometida, donde abundan leche y miel, el nuevo paraso. En el paso por el Mar Rojo a pie enjuto, conducido por la mano de Dios, se realiza la pascua de la liberacin. Y la pascua de la alianza se realiza en las faldas del monte Sina, donde este pueblo se convierte en un pueblo escogido, un pueblo sacerdotal, real y proftico.

Por tanto, pascua es el paso hacia una situacin mejor, por la accin de Dios, en la vida humana.11. LA PASCUA RITUAL O EL MISTERIO DEL CULTO DEL ANTIGUO TESTAMENTO

Si en el Antiguo Testamento descubrimos el hecho maravilloso de la intervencin liberadora de Dios en la historia de un pueblo, tenemos tambin la conmemoracin o celebracin de ese hecho por medio del rito.

As, en el captulo 12 del libro del xodo se habla de la conmemoracin del paso liberador de Dios, por medio del rito del cordero o de los panes zimos. Y en el captulo 24- del mismo libro, vemos cmo Moiss presidi el rito de la alianza con Dios, despus que el Seor, en lo alto de la montaa, le haba manifestado su voluntad.

Se constituye entonces una alianza nupcial entre Dios y su pueblo. En esta alianza, se instituye un rito por el cual la accin histrica de Dios se conserva a travs de los siglos. Tenemos el rito que evoca el pasado de Israel e introduce a las generaciones futuras en el acontecimiento primordial, en las nupcias del Sina. El pueblo revive el pasado de la accin de Dios como una realidad presente. Es un memorial, una conmemoracin, o sea, la celebracin, la actualizacin ritual de aquella accin de Dios que en otro tiempo hizo de Israel pueblo y esposa de Dios. En este rito se imita lo que otrora aconteci histricamente. Gracias a esta representacin, se hace de nuevo presente la maravillosa salvacin realizada por Dios.

En la celebracin de la Pascua anual, semanal, de la liturgia sabtica y diaria, de la liturgia de las horas, por la realidad ritual se haca presente, de generacin en generacin, la Alianza con que Dios se despos con Israel. De este modo, las aspiraciones de los paganos a una unin nupcial con la divinidad se realiza en las celebraciones cultuales de Israel, aunque se trate slo de una realizacin inicial, anticipada, de promesa.12. JESUCRISTO, LA PASCUA VERDADERA

La gran iniciativa pascual de Dios, mediante la cual todas las personas podrn insertarse de nuevo en su vocacin integral, es la encarnacin del Verbo de Dios, el hombre perfecto, el segundo Adn.

Jesucristo, Dios hecho hombre, realiz plenamente la vocacin humana. Se manifest como rey de la creacin, como el que no est sujeto, sino es seor de la naturaleza. Vence al pecado y a la muerte, y al resucitar de entre los muertos y recibir del Padre el don de la vida, se convierte en el Kyrios, en el Seor.

Jesucristo se manifiesta como sacerdote. Reconocido como Hijo de Dios en el Jordn, es sealado como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo (cf. Jn 1,29). Se manifiesta como camino, verdad y vida. Su sacerdocio se ejerce de modo particular en su obediencia hasta la muerte y muerte de cruz, por la que l se reconoce verdaderamente hombre, sujeto a su Creador y Seor. Se humill hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo que Dios lo exalt y le dio un nombre que est encima de todo nombre (cf. Fil 2,5-11).

Como rey y sacerdote, Jesucristo anunci el Reino de Dios con el testimonio de su vida y por su predicacin. Es el gran profeta de Dios en este mundo.

En Jesucristo se realiz de modo perfecto la comunin entre Dios y el hombre. En Cristo, Dios y hombre se hicieron uno solo. En Jesucristo la naturaleza divina y humana son una sola persona. As, el misterio de Dios, el plan de realizar la unin de vida y amor con el hombre, en cuanto se realiza en Jesucristo, se llama misterio de Cristo. En Jesucristo se da la verdadera pascua, el verdadero paso de Dios por el mundo de los hombres y el paso del hombre hacia la esfera de Dios. En l toda la humanidad estaba presente y fue reconciliada. Por medio de l, a pesar del pecado, el hombre podr nuevamente realizar su vocacin integral de comunin de vida y de amor con Dios.13. EL MISTERIO Y LOS MISTERIOS DE CRISTO

Como en el Antiguo Testamento, tambin en el Nuevo tenemos una pascua-acontecimiento y una pascua-rito. A esta podemos llamarla misterio del culto o liturgia.

Debemos distinguir entre el misterio de Cristo, en cuanto el misterio de Dios se manifiesta en Cristo, y el misterio del culto, en cuanto los hombres se insertan en l y participan de l por medio de los ritos.

El misterio de Cristo es el plan de Dios para hacer que los hombres participen de su amor, de su vida, de su inmortalidad y felicidad, manifestado y realizado en Jesucristo. Toda la obra de la creacin y de la salvacin en Cristo pertenece al misterio de Cristo. En s mismo Cristo es la totalidad del misterio, en cuanto en su humanidad se realiza todo el plan eterno de salvacin.

En la liturgia, los misterios de Cristo no son proposiciones doctrinales, sino acciones por las que se revela y se realiza concretamente en Cristo el plan salvfico de Dios. Misterios son las acciones de Jesucristo, en cuanto revelan y realizan la salvacin. As, son misterios de Cristo: la encarnacin, la visita a Isabel, el nacimiento, la manifestacin a los magos, la presentacin al templo, el encuentro en el templo, la vida oculta de trabajo en Nazaret, el bautismo, el ayuno, las tentaciones, la oracin, la predicacin, los milagros, las curaciones, el perdn dado a los pecadores, el llamado y envo de los discpulos y apstoles, la transfiguracin, la ltima cena, el lavatorio de los pies; su pasin, muerte y resurreccin, la ascensin, el envo del Espritu Santo, el testimonio de los mrtires, la vida de los santos, las virtudes de los cristianos, la obra misma de la creacin.

Todos estos misterios son expresiones de la gran pascua de Dios, de la pascua-acontecimiento. Jesucristo nos dej el ejemplo para que lo imitemos y as, al realizar nuestra pascua, tengamos acceso al Padre. Y toda esta maravilla de la manifestacin de Dios en el mundo puede ser vivida al celebrarla, esto es, en el misterio del culto.14. LA IGLESIA

El ejemplo que hemos de seguir y los medios que Cristo nos dej para que realizramos la vocacin humana integral ordinariamente nos son comunicados por medio de la Iglesia.Dice el Concilio Vaticano II: "As como Cristo fue enviado por el Padre, l mismo envi a los Apstoles, llenos del Espritu Santo, no slo para que, al predicar el Evangelio a toda criatura, anunciaran que el Hijo de Dios con su muerte y resurreccin nos ha liberado del poder de Satans y de la muerte y nos ha conducido al reino del Padre, sino tambin para que realizaran la obra de la salvacin que proclamaban mediante el sacrificio y los sacramentos, en torno a los cuales gira toda la vida litrgica" (SC, 6).

Los apstoles reciben la misin de congregar a todos en la unidad en Cristo, de establecer el reino del amor, donde todo sea recapitulado en Cristo (cf. Ef 1.10).

Los que creen en Cristo, los que lo imiten, procurando vivir lo que l realiz llegarn al amor, llegarn a realizar integralmente su vocacin. Donde haya buena voluntad, donde haya amor, ah est Dios, pues estarn justificados en Cristo.

As surgen los dos rostros de la Iglesia de Cristo. Primero, en el sentido amplio, la Iglesia como misterio de vida divina en medio de todos los que aman a Dios, de todos los que tienen buena voluntad, pues ah contina la obra de Cristo: "Donde hay caridad y amor, ah est Dios". Segundo, la Iglesia como comunidad visible de aquellos que conscientemente creen en Cristo y, guiados y servidos por la jerarqua, participan de sus sacramentos, procurando vivir una vida ms consciente de caridad por medio de la vocacin y de la misin bautismales.

Esta doble comprensin de la Iglesia de Cristo es muy importante para poder comprender y apreciar las diversas formas y expresiones de la liturgia: las expresiones de la Iglesia Catlica y todas las otras expresiones, sea de las Iglesias evanglicas, sea de todas las comunidades humanas de buena voluntad que buscan a Dios. Esta comprensin de Iglesia crea en nosotros una actitud ecumnica de aprecio y respeto de todas las formas de culto, tanto en el cristianismo como fuera de l.15. EL MISTERIO Y LOS MISTERIOS DEL CULTO

Por el misterio del culto participamos de los misterios de Cristo. El misterio del culto es la representacin y actualizacin ritual del misterio de Cristo, que nos permite entrar en el misterio de Cristo. El misterio del culto es, pues, un medio para que el cristiano viva el misterio de Cristo. Los misterios del culto son realizaciones parciales del misterio de Cristo. Son la continuacin de la presencia y de la accin de Cristo en el mundo. Por los misterios del culto, esto es, por las acciones que nosotros realizamos y Cristo realiza en nosotros, participamos de las acciones redentoras de Cristo de modo material-visible, esto es, en el rito, y al mismo tiempo de modo espiritual-invisible, de tal manera que mediante el smbolo imitamos la vida de Cristo.

En los misterios del culto se hacen presentes las acciones salvficas de Cristo, o los misterios de Cristo. La Iglesia participa as de esas acciones salvficas de Cristo en primer lugar por los sacramentos. El bautismo recuerda, hace presente la pascua de Cristo, la vida nueva, realiza as la alianza de amor en la fe y la insercin en la comunidad eclesial. Por la confirmacin, la Iglesia conmemora y participa del don del Espritu de Pentecosts. Todo lo que puede decirse de la pascua, podemos decirlo del bautismo. Todo lo que pueda decirse de Pentecosts, podemos decirlo de la confirmacin. En la eucarista, la Iglesia realiza el memorial de la Nueva Alianza como sacramento del sacrificio de la cruz, bajo la forma de banquete fraterno, del amor universal y eterno. En la eucarista la Iglesia celebra todo el misterio de Cristo, el misterio de la fe. La penitencia recuerda al Cristo que vino a perdonar. Como l perdon y reconcili en su vida histrica y mereci la misericordia de Dios para todos los hombres que se arrepienten, en la celebracin de la penitencia se vuelven presentes la misma misericordia y perdn de Dios manifestados en Cristo. La uncin de los enfermos recuerda al Cristo que vino a confortar y curar a los enfermos, a sanar del pecado a la humanidad entera y a darle la esperanza de la salud y de la salvacin eterna. En el misterio del orden sacerdotal la Iglesia celebra al Cristo que en funcin de la salvacin vino a servir y no a ser servido. Este servicio salvador de Cristo prosigue en la Iglesia por el sacramento del orden, por el anuncio del mensaje del Evangelio, por la santificacin y el culto y por el pastoreo del rebao de Cristo. En el matrimonio la Iglesia celebra, por el smbolo de la unin de amor entre el hombre y la mujer, la unin de amor de Cristo con la Iglesia, esto es, con toda la humanidad.

Podramos decir lo mismo de la profesin religiosa. En ella la Iglesia celebra la vocacin del hombre a la santidad en Cristo y las nupcias escatolgicas entre Cristo y la humanidad, anticipadas en la vida religiosa.

Tenemos adems los otros misterios del culto, como el ao litrgico, el domingo, la oracin comunitaria de la Iglesia en su forma erudita de la liturgia de las horas y en las formas populares como el rosario, el ngelus, el va crucis, etc. Por ltimo, tenemos los funerales, las procesiones y peregrinaciones, las bendiciones, las celebraciones de la palabra de Dios, etc.

Todos estos misterios del culto son expresiones de la liturgia cristiana. Ahora podemos comprender mejor la afirmacin de Odo Casel, segn la cual la liturgia es el misterio del culto de Cristo y de la Iglesia.16. DEFINICIN DE LITURGIA A LA LUZ DEL CONCILIO VATICANO II

A partir de las consideraciones hechas, ya podemos describir la liturgia. A la luz de la Constitucin sobre la Sagrada Liturgia Sacrosanctum Concilium del Vaticano II, podemos decir que la liturgia es una accin sagrada por la que mediante ritos sensibles se ejerce, en el Espritu Santo, el oficio sacerdotal de Cristo, en la Iglesia y por la Iglesia, para la santificacin del hombre y la glorificacin de Dios (cf. SC, 7).

Cada elemento es importante: 1. Es una accin sagrada. La liturgia no existe en libros, sino en la accin de una comunidad que es la Iglesia. En esta accin acta Jesucristo. La accin es sagrada, esto es, comunica con Dios: es una accin, en la que se encuentra presente la fe y el amor de Dios. 2. Por medio de ritos sensibles. Ni todo es liturgia ni la liturgia agota toda la comunicacin del hombre con Dios. En la liturgia esta comunicacin con Dios por Cristo y en Cristo se hace por medio de ritos sensibles, esto es, de forma sacramental. La salvacin de Dios se manifiesta por medio de signos. 3. Se ejerce el oficio sacerdotal de Cristo. En la accin sagrada de la liturgia es Cristo mismo quien acta, es l quien contina la obra de la salvacin, de modo que todos los hombres puedan vivir su vocacin sacerdotal. 4. En la Iglesia y por la Iglesia. Cuando decimos en la Iglesia, queremos resaltar que es Cristo quien acta, la accin sagrada es de Cristo, l es el sacerdote principal. Cuando decimos por la Iglesia, queremos subrayar que Cristo no acta solo, sino que est presente en y por la accin de la Iglesia. Cuando la Iglesia pone la accin sagrada y evoca el sacerdocio de Cristo, es Cristo quien acta en la Iglesia. 5. Para la santificacin del hombre y la glorificacin de Dios. Es el doble aspecto, llamado tambin doble movimiento de cada accin litrgica: el movimiento de Dios hacia el hombre, la santificacin, y el movimiento del hombre hacia Dios, la glorificacin.

Cuando en una accin sagrada de la comunidad cristiana encontramos esos cinco elementos, podemos decir que estamos ante una accin litrgica. Notemos que hemos dejado abierto el concepto de Iglesia, conforme a lo expuesto en el prrafo 14 de este captulo.17. EL SMBOLO

En el pargrafo 15 ya afirmbamos que en el misterio del culto imitamos mediante el smbolo la vida de Cristo. Tambin dijimos que la liturgia es el ejercicio del sacerdocio de Cristo mediante ritos sensibles que significan y realizan la santificacin del hombre (cf. SC, 7).

Aqu conviene que hagamos una reflexin sobre la imitacin simblica de los misterios de Cristo. Aqu el smbolo se toma no en el sentido moderno de alegrico o irreal, sino en el sentido profundo que le daban los antiguos. La palabra "smbolo" viene del griego syn-bllo, synbolon. El verbo significa lanzar junto, unir.

Conocemos varias palabras derivadas o compuestas con la raz ballo: balanceo, balanza, baln, bala, balstica, ballet, baile, bola, bolo. En todos los casos subyace un movimiento, una accin.

Cuando los comerciantes griegos hacan un contrato, los dos contratantes quebraban un bastn a la mitad, cada uno se llevaba su parte. Cuando cumplan lo convenido, cada uno llevaba consigo su respectivo pedazo de bastn; los unan para comprobar que haban realizado lo contratado. Esta accin de unir las dos partes del bastn constitua el smbolo. Ahora bien, cuando embonan los dos pedazos se forma una figura que es, al mismo tiempo, igual y diferente. Un pedazo contiene al otro, uno est en el otro, se hacen dos en uno solo. Uno est en el otro, pero de diferente manera.

Entonces podemos decir, que smbolo es la misma cosa, o la misma realidad, vista en otra forma.

As tambin en los misterios del culto hay algo que es igual y algo que es diferente entre el hecho histrico o los misterios de Cristo -acciones salvficas de Cristo- y el rito. Ahora bien, la accin salvfica de Cristo es la misma en su vida terrena y en el rito, pero est presente de diverso modo, esto es, existe la misma realidad, pero bajo otra forma, o sea, bajo la forma de rito, simblicamente, sacramentalmente. Podemos decir entonces que el smbolo es el lenguaje del misterio, la comunicacin del misterio. Los smbolos en la liturgia contienen, ocultan y al mismo tiempo revelan y comunican el misterio. Por eso podemos afirmar que en la liturgia todas los signos son simblicos y sern litrgicos en la medida en que sean capaces de ocultar, contener, revelar y comunicar los misterios de Cristo.18. DIVERSIDAD DE SMBOLOS EN LA LITURGIA

Existen diversos tipos de signos significativos o smbolos litrgicos. Aqu no pretendemos profundizar en ellos, sino nicamente dar algunas indicaciones'.

En primer lugar, el signo persona. Tenemos la asamblea litrgica, el ministro de los sacramentos y los dems ministros de la liturgia.

La palabra es, sin duda, uno de los medios ms importantes de comunicacin entre las personas. Puede ser la palabra de Dios contenida en la Sagrada Escritura o los textos formulados por la Iglesia.

Despus tenemos elementos de la naturaleza que se convirtieron en smbolos litrgicos: agua, luz, fuego, incienso, pan y vino, aceite, ceniza, etc.

Frecuentemente se usan tambin objetos: cliz, patena, anillos, bculo, mitra, libros litrgicos, etc.

Enseguida tenemos los gestos: gestos con la mano, como la seal de la cruz, juntar las manos, levantar las manos, imponer las manos; gestos con la cabeza, como inclinar la cabeza; gestos con el cuerpo, como la inclinacin profunda, arrodillarse, hacer genuflexin; actitudes del cuerpo, como estar de pie, arrodillado, sentado, postrado.

Tenemos tambin los movimientos: procesiones, peregrinaciones.

El sonido puede convertirse en un signo significativo. Tenemos entonces el arte musical.

El color como lenguaje. Tenemos el arte plstico, que puede expresar los diversos misterios de la salvacin: la pintura y la escultura. No debemos olvidar el espacio sagrado; sagrado porque puede significar una realidad ms all de la propia experiencia del espacio, porque nos revela los misterios de Cristo como, por ejemplo, la Jerusaln celestial, el Templo de Dios.

No podemos olvidar las vestimentas. Lenguaje muy significativo, que puede indicar la realidad del misterio. El tiempo por el cual el hombre experimenta el proceso de vida y de muerte. Por eso, el tiempo est en la base de la vivencia anual, semanal y diaria del misterio de Cristo.

Tambin el silencio puede ser un signo elocuente y, a veces, ms elocuente que muchas palabras o mucho barullo.19. EL RITO LITRGICO

El signo litrgico siempre tendr un contenido sagrado. Y en la medida en que un signo exprese un contenido sagrado se convierte en litrgico.Esta realidad profunda o divina que contiene y revela el signo litrgico puede ser la fe, la esperanza, la caridad, la adoracin, la oracin de splica, de intercesin de peticin de perdn. Puede ser la admiracin de las maravillas de Dios.

Pueden expresar bendicin, gracias sacramentales y la misma presencia real de Jesucristo en su Iglesia, como en el caso tan especial de los signos del pan y del vino en la eucarista.

El mismo estudio de la liturgia consiste sobre todo en descubrir el sentido de los signos, ya sean de elementos, gestos, textos u otros. Iniciar en la experiencia de Dios por la liturgia es sobre todo introducir a las personas en el contenido de los signos, ayudarlos a que perciban los misterios contenidos en los smbolos; es adquirir la dimensin simblica de los signos litrgicos.

Cuando hablamos de ritos en la liturgia debemos pensar en todo eso. No slo en gestos, en signos actuados, pues todos los signos se tornan ritos en la medida en que adquieren un sentido ms profundo, en la medida en que descubren y comunican el misterio.

Por eso, los ritos en la liturgia no valen por lo que son, por su funcin, por su utilidad, sino por lo que significan. Un ejemplo: la procesin de ofrendas. Si las llevaran al altar slo para que el sacerdote las tenga, a fin de que le sirvan de materia prima para el sacrificio, la procesin no tendra ningn sentido. No constituira todava un rito significativo. Sera slo un gesto utilitario, sera un puro ceremonial. Pero si con este gesto de llevarlas la comunidad quiere expresar una actitud interna de ofrecimiento, una disposicin de ofrecer la propia vida significada por el pan y el vino, entonces la procesin de las ofrendas se transforma en rito. Lo mismo podemos decir del gesto del sacerdote que lava sus manos antes de iniciar la plegaria eucarstica. Quiere significar la necesaria pureza del corazn para que la accin de gracias sea agradable a Dios.20. LAS DIMENSIONES DEL SIGNO LITRGICO

La celebracin de un aniversario, por ejemplo, revive toda la vida de una persona y la proyecta hacia el futuro.

Tambin en la celebracin litrgica los signos abarcan y significan toda la realidad: el pasado. el presente y el futuro. Evocan o conmemoran el pasado, o sea, los misterios de Cristo. Pero no los recuerdan pura y simplemente. Al recordarlos, la liturgia los hace presentes, pues el mismo Cristo quiere hacer presente su accin sacerdotal, cuando la Iglesia reunida recuerda lo que l hizo. Los signos litrgicos son, por tanto, seales de la realidad presente: hacen presente la accin de Cristo.

Mas los signos litrgicos se hacen tambin prefigurativos del futuro, de la realidad plena futura que bajo el velo de los signos ya tiene su comienzo ahora. Es la dimensin escatolgica de la liturgia.

Por tanto, la celebracin litrgica abarca todo el tiempo, toda la realidad: pasada, presente y futura. Pensemos por un momento en la celebracin de la misa. Nos recuerda el misterio de la muerte y resurreccin de Cristo, pero, al recordar este misterio, lo hace presente para nosotros hoy, de tal manera que nosotros podamos realizar en nuestra vida el paso con Cristo de este mundo al Padre. Pero el misterio de la muerte y resurreccin de Cristo en nuestra vida, ya es una prefiguracin, una realidad, as sea imperfecta, de lo que ser manifestado y vivido plenamente en la eternidad.

Cuando se viven realmente estas tres dimensiones del signo litrgico, se transparenta con claridad una cuarta. El signo litrgico as vivido es un signo comprometedor o un signo exigente. Exige que conformemos nuestra vida con aquello que celebramos; exige una actitud de conversin. La liturgia, vivida en esa profundidad, se torna muy exigente; deja de ser un mero ceremonial, un formulismo, para convertirse en un rito que adquiere la mxima seriedad de un juego, de una fiesta. Se transforma realmente en vida.21. LA PARTICIPACIN ACTIVA EN LA LITURGIA

Es importante tener una idea exacta sobre lo que significa participar activamente en la liturgia.

El Concilio habla de participacin fructuosa. Y para conseguir dicha participacin fructuosa, habla de participacin activa, consciente y plena (cf. SC, 11 y 14). Con facilidad solemos identificar participacin activa con participacin oral o hablada. Olvidamos entonces que tambin se puede participar activamente en una celebracin con la audicin, esto es, escuchando la msica, el canto polifnico, etc. La vista es otro medio de participacin. La mirada de quien acompaa con devocin lo que se desarrolla en el altar, pues sabe que ah se hace presente el sacrificio de la cruz. Por eso el sentido de los gestos, de los smbolos, del arte, de las vestimentas, de los ornamentos, todos ellos medios de participacin activa y fructuosa. El mismo olfato es un sentido por el que pueden comunicarse las personas. El uso del incienso puede valorarse en este sentido. Tenemos adems el tacto: en el beso del altar y al libro de los evangelios, en el saludo de la paz, etc. Los movimientos, la accin. Hasta el silencio religioso, tan recomendado, puede convertirse en un rito elocuente y lleno de contenido.

Por otro lado, cuando se habla de participacin consciente, no debe pensarse en una comprensin explcita y plena de cada palabra o gesto, sino, sobre todo, en la comprensin de los misterios contenidos en las lecturas, las oraciones, los smbolos. Entonces lo ms importante ser haber contado con una catequesis profunda, una iniciacin en la fe cristiana, para que pueda vivirse el misterio que es celebrado.

El smbolo nunca se agota y nunca podr ser comprendido por completo. Si quisiramos hacer plenamente comprensible un smbolo, slo conseguiramos perder su fuerza simblica. Lo que importa es sumergirnos en el misterio contenido en los smbolos.22. LA LITURGIA Y LA AUTORIDAD DE LA IGLESIA

Hemos dicho que la accin sagrada de la liturgia se realiza en la Iglesia y por la Iglesia. La Iglesia puede tener una doble expresin: la Iglesia de facto y la Iglesia de iure, ambas verdaderas y reales manifestaciones de la Iglesia.

Tenemos la manifestacin de la Iglesia de facto, cuando se encuentra reunida la asamblea bajo la presidencia del obispo, rodeado del presbiterio, los ministros y los fieles; y ser tambin expresin de la Iglesia de facto, la reunin de dos o tres en nombre de Cristo (cf. Mt 18,20). Estar reunido en nombre de Cristo supone que sea en comunin con el obispo.

Tenemos una accin de la Iglesia de iure, cuando una persona acta en nombre de la Iglesia, o sea, representa a la Iglesia; es, por ejemplo el caso de una eucarista celebrada a solas por un sacerdote, o la liturgia de las horas rezada en privado, acciones que dejan de ser algo meramente particular.

Entonces, cul es la funcin del magisterio de la Iglesia en esas diversas expresiones de la liturgia? El magisterio tiene una doble funcin. La primera, en cuanto al contenido, para garantizar que se celebre la verdad. Como en el campo doctrinal el Magisterio garantiza que algo es o no es revelado, y tenemos entonces el dogma, la doctrina de la fe, as en el campo de la liturgia, el Magisterio tiene, de modo especial, la funcin de garantizar la ortodoxia del culto cristiano.

De ah la necesidad de la aprobacin de los textos de las oraciones, de los cantos, etc.

La segunda funcin es disciplinar, para que se logre la necesaria unidad de expresin. Toda vida en comunidad necesita ser regida por leyes y normas para su buen funcionamiento. Como en otros campos de la vida humana, tambin en el culto no se trata de abolir las frmulas, las normas, las estructuras, sino liberarse de ellas, asumindolas. No haremos la renovacin, derrumbando las estructuras, sino por medio de ellas, renovndolas y vivificndolas.23. LA LITURGIA Y OTRAS EXPRESIONES DE LA VIDA DE LA IGLESIA

En la vida de la Iglesia no todo es liturgia. Tambin existe lo que le precede y lo que le sigue. Toda la vida deber estar en ntima relacin con el momento de la celebracin del misterio del culto, con el rito, pero no todo es rito o liturgia en la vida de los cristianos.

Antes que los hombres puedan aproximarse a la liturgia, se hace menester que sean llamados a la fe y a la conversin (cf. SC, 9). Existe, pues, la predicacin a aquellos que no creen y a los que ya creen, a fin de que puedan progresar cada vez ms en su vocacin cristiana. Todo eso debe llevar a una comunidad de culto. Entonces la liturgia ser el pice de la vida cristiana hacia la que todo converge. Pero la liturgia ser al mismo tiempo fuente, donde el cristiano se alimente a fin de ser verdadera luz en el mundo y glorificar al Padre delante de los hombres (cf. SC, 9).

Una vez vivido el momento fuerte del culto ritual, el cristiano realiza trabajos apostlicos: fortificado por la gracia que le viene por medio de la celebracin, realizar su misin en la construccin del mundo, as esta misin se transforma, en otro plano, en un verdadero culto a Dios, una verdadera hostia espiritual (cf. SC, 12).24. LAS EXPRESIONES DE LA ESPIRITUALIDAD CRISTIANA

Esquematizando un poco, podemos decir que la espiritualidad cristiana se expresa de manera particular o individual y de manera comunitaria. Dos modos de oracin, de comunicacin con Dios, que no se contraponen, sino se complementan. Digo particular y comunitaria y no personal y comunitaria, pues ambas, para ser verdadera oracin, deben ser personales.

El hombre se manifiesta religiosa o culturalmente como individuo por la oracin interior, en la meditacin, en la contemplacin, en la lectura espiritual, en frmulas libres o preelaboradas, por obras de caridad, por su trabajo en la construccin del mundo. En ltima instancia, es un individuo y, como tal, se comunica con Dios, con el prjimo y con la naturaleza creada.

Mas no es un individuo aislado: posee una vocacin eclesial; es llamado a formar una familia, a ejemplo de Dios uno y trino. Por eso es llamado a expresarse tambin comunitariamente. Su expresin personal comunitaria puede ser sacramental, esto es, expresada por medio de la celebracin de alguno de los siete sacramentos, dejados por el Seor para nuestra relacin con Dios, el prjimo y la naturaleza creada por medio de Cristo; y puede ser no sacramental en el sentido estricto. Tenemos entonces las fiestas, las celebraciones de la palabra de Dios, la profesin religiosa, los aniversarios, las exequias, la oracin en comn, que pueden asumir una forma erudita, como la liturgia de las horas, y una forma popular, como las oraciones del ngelus, el rosario, el va crucis, novenas, bendiciones con el Santsimo, etc.

Ambas formas se complementan y se alimentan. La oracin particular y la comunitaria son dos canales diversos de comunicacin con el misterio. Unos tienen ms facilidad con un modo de oracin, y otros con la otra forma. Cuando vivimos estos momentos de oracin, comunitaria o individual, podemos transformar toda nuestra vida de accin y de construccin del mundo en una verdadera oracin. Pasaremos entonces a lo que podemos llamar oracin-actitud, donde todo lo que hagamos ser realizado en espritu de comunin con Dios, de tal modo que se cumplan las palabras de san Pablo "Hagan lo que hagan, comer, beber o lo que sea, hganlo todo para gloria de Dios" (1 Co 10,31).

Entonces, toda la vida del hombre ser una hostia viva de accin de gracias a Dios.BIBLIOGRAFA PARA CONSULTAR:

1. Po XII, Encclica Mediator Dei, sobre la Sagrada Liturgia.

2. Concilio Vaticano II, Constitucin Sacrosanctum Concilium, nn. 1-13.

3. Herman Volk, A liturgia renovada. Fundamentos teolgicos, Vozes, 1968.

4. Luciano Parisse, A liturgia e o homem, Vozes, 1967.

5. Luciano Parisse, A liturgia e a Igreja, Vozes, 1968.

6. Jean Corbon, Liturgia fundamental: misterio, celebracin, vida, Ed. Palabra, Madrid, 2001.

7. Frei Alberto Beckhuser, OFM, Smbolos litrgicos, Vozes, 1981, 3 ed.

8. Claude Duchesneau, La celebracin de la vida cristiana, Marova, Madrid, 1981.

9. Humberto Porto, Liturgia judaica e liturgia crist, Paulinas, 1977.

10. Pe. Gregrio Lutz, Liturgia. A familia de Deus em festa, Paulinas, 1978. II. LA INICIACIN CRISTIANA

A. EL CATECUMENADO

1. Qu es la "iniciacin cristiana"

Cuando se habla de "iniciados", pensamos en personas que estn dentro de una cosa, que entienden de un asunto, de alguien que es un profesional en determinada rea. Un iniciado en la religin cristiana es aquel que la conoce y la vive.

Sabemos que la iniciacin constituye una praxis universal que se lleva a cabo en las ms diversas expresiones religiosas, as como en las diversas costumbres de los pueblos. Constituye un aprendizaje terico y prctico de la religin o de los hbitos sociales.

La iniciacin cristiana no se hace slo por el adoctrinamiento o por el conocimiento intelectual de la doctrina. Es un aprendizaje mediante ritos y prcticas vivenciales. En esta iniciacin, el bautismo abre la puerta a la vida cristiana, pues inserta a la persona en el misterio pascual de Cristo, lo introduce en la Iglesia y lo hace acercarse a la eucarista. As, el bautismo, la confirmacin y la eucarista no constituyen actos mgicos. Son ms bien sacramentos de la fe. Exigen una respuesta personal a la llamada de Dios y un compromiso aceptado de recorrer el camino de la salvacin propia y comunitaria.

Encontramos aqu uno de los grandes problemas del catolicismo popular. Se llega al absurdo de usar el trmino "catlico practicante". Gran parte de los latinoamericanos son bautizados por tradicin, para establecer un compadrazgo, por conveniencias sociales y otros motivos que no tienen o no tienen mucho que ver con la fe. Lo mismo sucede con la primera comunin, que muchas veces se realiza por mera conveniencia social y para muchos es la primera y la ltima. Muchas veces falta una verdadera iniciacin cristiana en la fe, con todas las consecuencias que se derivan de una radical conversin a Cristo.2. La iniciacin cristiana en la Sagrada Escritura

El Nuevo Testamento nos muestra que la vida cristiana es una respuesta de fe. Para que se d esta respuesta es preciso conocer la propuesta de Dios. Veamos algunos ejemplos.

En el discurso de Pentecosts (He 2,14-41), Pedro proclama la muerte y resurreccin de Cristo. Cul es la respuesta? Al or estas cosas, los oyentes compungidos, preguntaron a Pedro y a los dems apstoles: "Qu hemos de hacer, hermanos?" Pedro les respondi: "Arrepintanse, bautcense cada uno en nombre de Jess Mesas para que se les perdonen los pecados, y recibirn el don del Espritu Santo. Los que aceptaron sus palabras se bautizaron". Algo parecido vemos en la conversin del ministro de la reina de Etiopa (He 8,26-40), en la conversin de Pablo (He 9,1-19) y en la conversin de Cornelio, el centurin (He 10,1-48). Tenemos siempre la propuesta de Dios, la respuesta del hombre y la accin transformadora de Dios mediante el bautismo y el don del Espritu Santo.

Cuando san Pablo escribe a los efesios habla de esos mismos puntos: "Y por l tambin, ustedes, despus de or el mensaje de la verdad, la buena noticia de la salvacin, por l, al creer, han sido sellados por el Espritu Santo prometido" (Ef 1-13). Tenemos el or, el creer y el ser bautizados.

Ya lo dijo Jess en el Evangelio: "Vayan por el mundo entero, y proclamen la buena noticia a toda la humanidad. El que crea y se bautice, se salvar; el que se niegue a creer, se condenar" (Mc 16,15-16). O tambin: "Vayan y hagan discpulos de todas las naciones, bautcenlos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo, y ensenles a guardar todo lo que les mand" (Mt 28,19-20). En estos textos del evangelio descubrimos dos elementos importantes: hacer la voluntad, guardar, vivir segn la voluntad de Dios y ser bautizado. La fe es vivida en un rito que, por s mismo, exige una transformacin de la vida: vivir de acuerdo con la fe que se ha celebrado.

3. El catecumenado

Muy temprano se comenz a organizar en la Iglesia el proceso de iniciacin a la vida cristiana. A quien se presentaba para formar parte de la comunidad de los creyentes y redimidos, la Iglesia lo haca recorrer un itinerario que no se agotaba en la instruccin doctrinal o en la preparacin moral. Para garantizar esas dos cosas, la Iglesia hace que el candidato pase por una serie de ritos litrgicos y sacramentales que tienen no slo una finalidad didctica, sino son adems "signos" de la realidad sobrenatural, que Dios realiza en quien se deja purificar y santificar para transformarse en hijo suyo y miembro de su familia.

Esta preparacin se realiza en un conjunto de instrucciones, de exmenes y prcticas ascticas, de reuniones de oracin y de ceremonias. Todo este proceso de iniciacin recibe el nombre de catecumenado. Este periodo de formacin prepara a las personas para recibir el bautismo, la confirmacin y para la participacin plena en la celebracin eucarstica, que es el culmen de la vida cristiana. Por eso, los sacramentos del bautismo, la confirmacin y la primera eucarista (primera comunin) son llamados sacramentos de la iniciacin cristiana.

En el siglo III en Roma, este proceso acostumbraba durar varios aos. Inicialmente haba un examen sobre la moralidad del candidato. Segua una instruccin catequtica de tres aos, hecha por un maestro (catequista). Cada encuentro terminaba con una oracin y una imposicin de manos. Enseguida se haca un nuevo examen y el candidato aprobado se converta en elegido o competente. Segua, durante la cuaresma, la instruccin diaria con imposicin de manos y audicin del evangelio, dentro de la liturgia cuaresmal de la comunidad cristiana. Despus de la homila eran bendecidos y despedidos. Por ltimo vena la preparacin inmediata, durante el triduo pascual, en reuniones con el obispo, oraciones, imposiciones de manos, el soplo en el rostro, la seal de la cruz, unciones y otros ritos. Como culminacin de todo, en la vigilia pascual el candidato era iniciado en los tres sacramentos de la iniciacin cristiana: bautismo, confirmacin y eucarista, para, enseguida, vivir su fe en la comunidad eclesial.

4. El rito de la iniciacin cristiana de los adultos hoy

Al principio, lo normal era que se bautizara a adultos. El bautismo era la primera celebracin de la fe que introduca al neoconverso en la comunidad eclesial. No obstante, ya desde los primeros siglos, la Iglesia comenz a admitir tambin a nios al bautismo. Ms an, poco a poco, excepto en las tierras de misin, se acostumbr bautizar solamente a nios, hijos de las familias cristianas. Por eso, el rito de la iniciacin cristiana de los adultos fue prcticamente abandonado. Cuando se bautizaba a un adulto, normalmente se segua el ritual para el bautismo de nios. Todos los pasos se reducan a una sola celebracin.

La reforma litrgica del Vaticano II restaur el rito de la Iniciacin Cristiana de los Adultos. Este ritual debe usarse en los casos de bautismo de personas que ya tengan uso de razn y an no han sido bautizadas. Se destina sobre todo "a los adultos que, habiendo odo el anuncio del misterio de Cristo y bajo la accin del Espritu Santo que les abre el corazn, consciente y libremente buscan al Dios vivo y emprenden el camino de la fe y de la conversin. Por medio de este ritual se les provee de la ayuda espiritual para su preparacin y para la recepcin fructuosa de los sacramentos a su debido tiempo (Observaciones previas, 1). "El Ritual no presenta solamente la celebracin de los sacramentos del bautismo, confirmacin y eucarista, sino tambin todos los ritos del catecumenado, el que, experimentado por la prctica muy antigua de la Iglesia y adaptado a la actividad misionera de hoy, era de tal modo solicitado en todas partes, que el Concilio Vaticano II mand reestablecerlo y revisarlo segn las costumbres y necesidades de cada lugar" (Obs. previas, 2).

"La iniciacin de los catecmenos se lleva a cabo mediante un proceso gradual en el seno de la comunidad de los fieles, la cual, a una con los catecmenos, reflexiona sobre el valor del misterio pascual, renueva su propia conversin y, con su ejemplo, mueve a los catecmenos a seguir con docilidad la accin del Espritu Santo" (Obs. previas, 4).

5. Las etapas de la iniciacin cristiana de los adultos

"En este camino, adems de los tiempos de instruccin y de maduracin de los que se trata en el nmero siguiente, hay 'grados' o pasos por los que el catecmeno va avanzando, como quien pasa por una puerta o sube un escaln.

a) El primero tiene lugar cuando, al llegar a la conversin inicial, el candidato quiere ser cristiano y es recibido por la Iglesia como catecmeno.

b) El segundo, cuando, madurada ya la fe y casi terminado el catecumenado, el candidato es admitido a una preparacin ms intensa de los sacramentos.c) El tercero, cuando concluida la preparacin espiritual, el candidato recibe los sacramentos con los que comienza a ser cristiano.

Tres son, pues, los grados o pasos o puertas, que hay que considerar como los momentos de mayor importancia o densidad en el camino de la iniciacin. Estos tres grados se sellan con tres ritos litrgicos: el primero, con el rito de entrada en el catecumenado; el segundo, con el de la eleccin y el tercero, con el de la celebracin de los sacramentos" (Obs. previas, 6).

Todo el proceso, que en el bautismo de nios se realiza en una sola celebracin, es realizado gradual y progresivamente por etapas. Crea as las condiciones para que la persona sea introducida poco a poco en la comunidad eclesial, realice un proceso de conversin interior y adquiera una cierta estabilidad en la prctica de las virtudes.

A su vez, la comunidad toma parte en esta caminata, se hace corresponsable en el proceso y finalmente celebra en la propia fe, la salvacin de un nuevo miembro de la comunidad eclesial. La Madre Iglesia concibe en la fe y da a luz a un nuevo hijo nacido de las aguas bautismales y del Espritu Santo. Como es madre, tambin la Iglesia se transforma, se modifica y se prepara para acoger al nuevo hijo. As tendr condiciones para apoyarlo en su incipiente vivencia cristiana.

6. Los tiempos de la iniciacin cristiana

En la iniciacin cristiana de los adultos las "etapas" conducen a los "tiempos" de informacin y maduracin, o son por ellos preparadas. Se distinguen cuatro tiempos en el itinerario de la iniciacin cristiana:

El primer tiempo requiere la informacin de parte del candidato y de parte de la Iglesia y es consagrado a la evangelizacin y al "pre-catecumenado", se concluye con el ingreso en el orden de los catecmenos.

El segundo tiempo se inicia por ese ingreso y puede durar varios aos; se dedica a la catequesis y a los ritos que la acompaan, termina en el da de la eleccin.

El tercer tiempo, muy breve, que normalmente coincide con la preparacin cuaresmal para las solemnidades pascuales y los sacramentos, tiene como caracterstica la purificacin y la iluminacin, con sus ritos especficos.

El ltimo tiempo, dura todo el periodo pascual y se consagra a la "mistagogia", esto es, a la adquisicin de experiencia y de resultados positivos, as como a la profundizacin de la relacin con la comunidad de los fieles.

En resumen, son cuatro los tiempos sucesivos: el "pre-catecumenado", caracterizado por la primera evangelizacin; el "catecumenado" destinado a una catequesis completa; la "purificacin e iluminacin", destinadas a una preparacin espiritual ms intensa; y la "mistagogia", marcada por la nueva experiencia de los sacramentos y de la comunidad.

Como vemos, se trata de un proceso personal, en el que la celebracin de los sacramentos se vive como una respuesta de fe. Supone la participacin de una comunidad concreta, donde los padrinos ejercen un papel importante como representantes de la Iglesia y guas de los ahijados en la experiencia de la vida cristiana. La misma liturgia cuaresmal, en especial la del ao A, se caracteriza por la temtica de la iniciacin cristiana adaptada a los fieles que, en la Vigilia Pascual, al celebrar el bautismo de los hermanos, renuevan la propia alianza bautismal.

Las etapas y los tiempos de la iniciacin cristiana de los adultos, con sus ritos, se describen en el Ritual de la Iniciacin Cristiana de Adultos, de la Sagrada Congregacin para los Sacramentos y el Culto Divino (Obra Nacional de la Buena Prensa, 1999, pp. 39-122).

De acuerdo a esa orientacin de la Iglesia, ya no es posible concebir que para el bautismo de un adulto se use el rito del bautismo de nios, o junto con ellos. No tiene sentido bautizar adultos despus de una breve preparacin individual "al vapor".

7. La primera comunin como plenitud de la iniciacin cristiana

El itinerario de la iniciacin cristiana comienza en el pre-catecumenado, pasa por el bautismo y la confirmacin y va en direccin de la celebracin eucarstica. La vivencia eucarstica abarca todo el misterio de la fe. Por eso, la secuencia normal de los sacramentos de la iniciacin cristiana es: bautismo, confirmacin y primera comunin. Prefiero usar el trmino primera comunin. En varios ritos orientales el nio es iniciado simultneamente en los tres sacramentos. Participa de la comunin eucarstica incluso bajo la especie del vino.

En el rito renovado de la iniciacin cristiana de adultos se prev que el catecmeno sea preparado al mismo tiempo para los tres sacramentos. Esos tres sacramentos son vividos en la misma liturgia pascual, de tal suerte que el presbtero que obtiene la licencia de presidir la celebracin del bautismo, puede tambin confirmar al que ha sido bautizado (cf. Obs. previas, 46). Slo en el Espritu Santo el cristiano puede vivir en plenitud la vida eucarstica. Podr proclamar "el misterio de la fe" y transformarse en pan compartido en favor de los hermanos. Por eso, la confirmacin dada alrededor de los quince aos, despus de la primera comunin, constituye una excepcin, una concesin por motivos pastorales.

El coronamiento de la iniciacin cristiana es la eucarista, vivida en plenitud, como accin de gracias, como sacrificio y comunin con el Cuerpo de Cristo y con los hermanos.

PARA CONSULTA:

1. Sagrada Congregacin para los Sacramentos y el Culto Divino, Ritual de la iniciacin cristiana de adultos, Obra Nacional de la Buena Prensa, A C. 1999.

2. L. Bouyer, La iniciacin cristiana, Fax, Madrid, 1961.B. EL BAUTISMO DE NIOS

En las siguientes pginas, vamos a centrarnos en el bautismo de nios. Despus de las consideraciones generales sobre el sentido del bautismo de nios, consideraremos el rito como tal y, en un tercer momento, algunos smbolos bautismales.

1. POR QU BAUTIZAR NIOS PEQUEOS?

Por qu bautizar nios pequeos, cuando el bautismo parece ser un sacramento de adultos? Hay quien se hace esta pregunta, pero tal vez porque la mayora de los cristianos nunca llega a hacerse esta pregunta fundamental, no vive su bautismo con la radicalidad que se debiera. No pasa de ser por eso un momento casi mgico y automtico al comienzo de nuestra existencia, del que no nos acordamos y, por tanto, no influye en nuestro comportamiento actual.

Si abrimos las Sagradas Escrituras, observamos que siempre hay un proceso de conversin como respuesta a la palabra de Dios. Pensemos en la samaritana, en el ciego de nacimiento, en los discpulos de Emas. En los Hechos de los Apstoles se nos describen otros muchos ejemplos de este proceso. El da de Pentecosts Pedro toma la palabra para anunciar el mensaje de la salvacin de Cristo. Los oyentes preguntan: "Qu tenemos que hacer para salvarnos?" Pedro responde: "Arrepintanse y bautcense". Los que recibieron su palabra fueron bautizados. Pensemos tambin en la conversin del ministro de la reina de Etiopa, en la conversin de Cornelio y de Pablo. Siempre tenemos una propuesta y una respuesta de fe; slo despus viene el rito o celebracin de la salvacin por la fe: el bautismo. El bautismo se constitua entonces como un sello, un signo de justificacin, de vida y de pertenencia al grupo de los que por la fe eran visiblemente justificados por Cristo y as pertenecan a la Iglesia. Se realizaba as la enseanza de Cristo: "El que crea y sea bautizado se salvar".

Estos elementos fundamentales: la escucha del mensaje, la respuesta por la fe, la conversin y una vida conforme a la nueva dignidad de bautizados, eran tenidos muy en cuenta cuando en la Iglesia primitiva se bautizaban adultos, que era entonces lo normal. Como ya vimos, durante los primeros siglos haba una preparacin que duraba hasta tres aos y el bautismo no era realizado por infusin de agua y la declaracin "yo te bautizo", como hoy. En aquel tiempo, el que iba a ser bautizado descenda a la piscina y all, dentro del agua, profesaba tres veces su fe como respuesta a las preguntas que le diriga el ministro del bautismo; despus de cada respuesta, el bautizado era sumergido en el agua.

Si el bautismo, tal vez ms que los otros, es un sacramento de fe, una respuesta de fe y una celebracin de la redencin en la fe, cmo se justifica entonces el bautismo de nios, practicado tambin por la Iglesia desde muy pronto, y tal vez desde los orgenes? Si la Iglesia lo practica, ciertamente tendr algn sentido.

2. TIENE SENTIDO BAUTIZAR NIOS PEQUEOS

Hemos visto que el bautismo es una respuesta de fe. Entonces nos preguntamos cmo puede ser bautizado un nio, si todava no es capaz de dar esa respuesta. El hecho es que la Iglesia, desde los tiempos ms remotos, bautiza nios.

Parece que existen dos vas de justificacin en Cristo. Para quienes ya tienen uso de razn, son necesarios la fe y el bautismo; para los nios, el bautismo en la fe de la Iglesia.

As, los nios pueden ser bautizados por la ley de la solidaridad y de la representacin. El plan de salvacin de Dios tiene en cuenta las leyes naturales. En la vida natural, el nio depende completamente de los padres y es representado por ellos. De los padres recibe la vida y de ellos depende en cuanto a su subsistencia: el alimento, el vestido, la sobrevivencia, la educacin. De ellos dependen hasta en la fama. El nio es en todo solidario con sus padres. Por eso mismo, ellos lo representan en cualquier acto jurdico.

Algo similar acontece en el plano religioso. Los padres que son creyentes y en su vida siguen el camino de Cristo son representantes y mediadores de sus hijos en sus manifestaciones religiosas. Los padres desean ponerlos al lado de Cristo, entre los justificados; los padres desean que los hijos formen parte de la comunidad de los justos, de los que son regenerados por el agua y el Espritu Santo para formar parte de la comunidad de los santos.

As como en el campo natural los padres son mediadores de la vida de sus hijos, tambin se convierten en mediadores de la nueva vida por el bautismo. Invita entonces la Iglesia, representada especialmente por los padrinos, a celebrar por medio del bautismo, la salvacin del hijo realizada por Cristo. Despus del bautismo los padres prosiguen su misin mediadora; ejercen una accin sacerdotal a favor de sus hijos, llevndolos a orar y a practicar las buenas obras hasta que alcancen el uso de razn y puedan, por un acto de fe personal, asumir el bautismo celebrado por la Iglesia cuando eran nios. Para ejercer adecuadamente esa funcin sacerdotal en relacin con los hijos, los esposos estn revestidos de un sacramento: el matrimonio.

Una condicin importante para que el hijo pueda ser bautizado desde nio es que los padres, los padrinos y la Iglesia en general tengan los medios y la voluntad de conducir al nio a una fe personal, para que el bautismo recibido en la infancia no se convierta slo en un rito sin sentido y estril en la vida de la persona. Como representantes y no substitutos, los padres y padrinos deben garantizar que un da el nio pueda asumir su bautismo mediante un acto personal de fe. Por tanto, los padres deben ser cristianos de hecho.

3. LO QUE DEBEN SABER Y HACER LOS PADRES, PARA BAUTIZAR A SU HIJO

Para que la celebracin del bautismo de los hijos sea ms rica y comprensible es necesario conocer el Nuevo Ritual.

1) Cundo bautizar a un nio? Ante todo se debe estar atento al estado de salud del nio. As, los nacidos prematuramente, en la medida de lo posible, deben ser bautizados el mismo da, para que no sean privados del sacramento.

Es necesario que entre el nacimiento y el bautismo haya el tiempo suficiente para iniciar a los padres y preparar una celebracin adecuada. As pues, cuanto antes, incluso antes del nacimiento del hijo, los padres han de notificar al prroco para que juntos puedan preparar bien la celebracin del bautismo, que normalmente se har durante las primeras semanas de vida. Sin embargo, si fuera necesario, ese tiempo podr ser prorrogado por la Conferencia Episcopal. En la prctica ser el prroco quien determine el tiempo, en caso de que los padres an no estn preparados para la profesin de fe o el cumplimiento de sus deberes en la educacin cristiana de sus hijos.

2) Dnde bautizar? De preferencia el bautismo se har en un domingo, en la iglesia parroquial, para expresar mejor lo que es el sacramento de la fe de la Iglesia, mediante el cual el nio se agrega al pueblo de Dios. Por eso no se ha de celebrar en casas particulares, a no ser en peligro de muerte.

3) Participar en la celebracin En el Nuevo Rito del Bautismo, la funcin de los padres es ms importante que la de los padrinos. Los padres deben prepararse para la celebracin. Para esto pueden recurrir a libros, folletos, catecismos, charlas o cursos. El prroco estar dispuesto a ayudarlos. Mediante esta preparacin aprendern mejor lo que deben hacer durante la celebracin: a) Ellos hacen pblicamente la peticin para que su nio sea bautizado. b) Trazan la seal de la cruz en la frente del nio, despus del celebrante. c) Renuncian a Satans y hacen la profesin de fe. d) Acercan al nio a la fuente bautismal. (No es ya la madrina, sino la madre quien carga al nio y slo despus de bautizado lo entrega a la madrina). e) Sostienen la vela encendida. f) Reciben una bendicin especial, destinada a la madre y al padre.

Para que todos puedan participar atentamente en la celebracin, conviene que durante la liturgia de la palabra los nios permanezcan en un lugar separado de la asamblea, de manera que las madres y madrinas puedan participar de la liturgia de la palabra. Esta medida ser oportuna sobre todo cuando haya muchos nios que van a ser bautizados.

4. EL RITO DEL BAUTISMO DE NIOS

El nuevo ritual pide que en la medida de lo posible el bautismo se celebre el domingo, da en que la Iglesia conmemora el misterio pascual. Los nios se han de bautizar simultneamente en una celebracin comunitaria, con la participacin activa de los fieles, principalmente de los parientes y amigos, pues es la Iglesia la que celebra en el bautismo la participacin del nio en la redencin de Cristo.

Compete al padre y a la madre, acompaados por los padrinos, presentar al hijo a la Iglesia para el bautismo.

A la hora indicada o dentro de la celebracin eucarstica, el celebrante saluda especialmente a los padres y padrinos a quienes expresa la alegra de ser su hijo un don de Dios. Sigue el dilogo inicial en el que los padres piden el bautismo para el hijo. Luego una pequeita catequesis que concluye con la seal de la cruz.

Enseguida viene la liturgia de la palabra que ilustra el plan salvfico de Dios. Puede haber varias lecturas o una sola, conforme a las circunstancias. Esta parte concluye con la homila, la oracin de los fieles y la uncin prebautismal.

Despus de la liturgia de la palabra, las personas se dirigen en procesin al bautisterio, a no ser que est situado a la vista de todos. En este caso, los padres y padrinos se acercan a l. Mientras se puede cantar un canto adecuado.

Al llegar a la fuente, el celebrante proclama la bella y gran oracin de accin de gracias sobre el agua. Enseguida, el celebrante invita a los padres y padrinos a renunciar al pecado y a profesar la fe en Jesucristo. Los nios an no pueden renunciar al mal y encaminarse hacia el bien.

Los padres, sin embargo, los desean solidarios en el bien. Son, pues, bautizados en la fe de la Iglesia. Por eso, el celebrante interroga a los padres y padrinos "Quieren que N... sea bautizado en la fe que acabamos de profesar?"

Sigue el bautismo. Se derrama agua sobre la cabeza del nio, o se sumerge en el agua por tres veces. El celebrante dice al mismo tiempo la frmula del bautismo: "N..., yo te bautizo en nombre del Padre, del Hijo y del Espritu Santo". Conviene que despus del bautismo los fieles pronuncien una aclamacin.

Normalmente ser la madre o el padre quien cargue al nio a la hora del bautismo, e inclusive ayude a sumergirlo en la fuente cuando sea por inmersin. Con todo, en aquellos lugares donde sea conveniente conservar la tradicin, la madrina (o el padrino o ambos) podr cargar al nio.

Sigue la uncin del santo crisma, se hace la entrega de la vestidura blanca. Es de desear que la misma familia ofrezca la vestidura blanca, que no ha de ser de otro color, a no ser que lo exija la costumbre local.

Enseguida, el celebrante presenta el cirio pascual y dice: "Recibe la luz de Cristo". Un familiar (de preferencia el padre) enciende en el cirio pascual la vela de cada uno de los nios. Las palabras del celebrante explican el significado de este gesto. Conviene, pues, que los padres o padrinos traigan una vela bautismal.

Entonces el celebrante pide que con el pulgar se toque en los odos y en la boca de cada nio, mientras se suplica que a su tiempo pueda escuchar la palabra de Dios y proclamar la fe.

La celebracin concluye de la siguiente manera: se hace una procesin hacia el altar, en la que se llevan encendidas las velas de los nuevos bautizados, para significar que por el bautismo los nios forman parte de la comunidad eucarstica. Durante la procesin se puede cantar. De pie ante el altar, el celebrante dirige a los padres y padrinos una ltima exhortacin y los invita a recitar el Padrenuestro. Por ltimo bendice a las madres con sus hijos en brazos, a los padres y, enseguida, a todos los presentes. Despus de la bendicin se entona un canto apropiado que exprese la alegra y la accin de gracias. Donde se