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143La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

SumarioEditorial............................................................................................................................145

Tecnología y FeAlbert Cortina

Transhumanismo: Disrupción tecnológica y naturaleza humana....................................147COMECE

La ética ante los nuevos desafíos.....................................................................................157

Doctrina SocialBruno-Marie Duffè, Pbro.

Pensar y practicar un nuevo paradigma del desarrollo....................................................167

Derecho Canónico y abusosPapa Francisco

Carta Apostólica a modo de «Motu Proprio» del Sumo Pontífice Francisco Vos estis lux mundi........................................................................................................174

Davide Cito, Pbro.Vos estis lux mundi: Una renovada legislación para la protección de menores y personas vulnerables....................................................................................................184

Marcelo Gidi, S.J.Vos estis lux mundi: Un paso más... hacia adelante...........................................................191

ObisposMons. Patrick H. Daly

Cuando un obispo predica............................................................................................201Lorenzo González, Pbro.

Monseñor Angelelli: Un mártir con un oído en el pueblo y el otro en el Evangelio.................................................................................................210

PsicologíaWenceslao Vial, Pbro.

Armonía de la vida cotidiana............................................................................................229

Teología de la TernuraMons. Basilio Petrà

Perspectivas morales de la Teología de la Ternura...........................................................245

144 La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

SumarioCristología

Dr. Antonio MacayaUn latido en la tumba: Demostración histórica de la Resurrección.................................267

MagisterioDaniel Irarrázaval, Pbro.

Itinerario desde la Christus Vivit: Tutorial para entender a los jóvenes.............................275

EducaciónJuan Pablo Espinosa

Una pedagogía pastoral para la eclesiología de comunión...............................................288

Libros Recomendados....................................................................................................298En Recuerdo y Ejemplo...................................................................................................302

145La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

EDITORIAL¿Dónde están los confines del mundo?

La misión esencial de la Iglesia es el anuncio del Evangelio hasta los confines del mundo. Esos confines que desde los comienzos del cristianismo y hasta hace pocos siglos se comprendían como lejanía territorial, hoy más que nunca debemos entenderlos como lejanía existencial, como “periferias”, en lenguaje del Papa Francisco.

Los ejemplos de misioneros como san Francisco Javier, san Damián de Molokai o santa Francisca Cabrini, que dejando sus hogares para siempre se aventuraron en latitudes desconocidas del planeta, movidos por la pasión por comunicar a Jesucristo por todos los rincones de la Tierra, hoy ya no nos interpelan desde una perspectiva heroica geográfica, sino más bien cultural.

Hoy la tierra de misión, también como lo fue desde el comienzo, es el corazón de cada hombre y cada mujer, necesitados de Cristo para vivir en plenitud. Y así como los primeros misioneros cristianos, lo mismo que los del Medioevo y la Modernidad, enfrentaron las inclemencias climáticas y las enormes distancias geográficas, hoy nuestra misión evangelizadora se enfrenta a una creciente distancia cultural. Las inclemencias que dificultan nuestra misión contemporánea ya no son las tormentas en medio del mar, ni el calor asolador del desierto, sino las brechas de los lenguajes, la falta de empatía, la pérdida de credibilidad de nuestro anuncio y, sobre todo, la incapacidad de sintonizar con las personas que constituyen esos confines.

Y, lamentablemente, nos damos cuenta de que como Iglesia, especialmente importante parte de su jerarquía, no hacemos más que alejarnos de aquellos a quienes deberíamos estar sedientos de ir. La desconexión casi escandalosa que percibimos regularmente en el discurso público de conocidos pastores y laicos católicos habla de una incomprensión de la categoría de Iglesia en salida a la que el Santo Padre nos viene urgiendo desde el inicio de su pontificado.

Sería sano el ejercicio de preguntarnos habitualmente cómo nos paramos frente al mundo, cómo nos dirigimos a aquellos a quienes Dios nos ha llamado a comunicarles el amor que da la plenitud de la vida. ¿Los miramos como receptores ignotos y pasivos de una fe monolítica que transmitir, o los consideramos interlocutores válidos y activos de una fe que comunicar en un diálogo fecundo para todos? ¿Miramos la cultura contemporánea o,

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EDITORIAL

mejor dicho, la pluralidad de culturas, como una suerte de masa uniforme que requiere ser formateada en clave de cristiandad, o como una rica diversidad de personas en cuyas vidas debemos descubrir el misterio de la Encarnación de Nuestro Señor?

Muchos se urgen hoy porque creen que la Iglesia padece un problema comunicacional enorme, una carencia en sus habilidades de hablarle apropiadamente al mundo. Es cierto, eso es un problema importante, pero mucho antes hay que abordar una situación de grave disociación respecto de los signos de los tiempos que, eminentemente, se manifiestan ad extra ecclesiae y no ad intra ecclesiae. La autorreferencialidad nos está matando, tal como nos los ha advertido en reiteradas ocasiones el Papa Francisco.

Los tropiezos ya cotidianos de la vida eclesial en el escenario público nos revela cómo seguimos predicándonos a nosotros mismos, un club de creyentes que necesitan recordar una y otra vez sus leyes fundamentales para no contaminarse con la sociedad a la que hemos sido llamados a evangelizar. Así, los confines del mundo parecieran haber retrocedido y ser hoy, para parte de nuestra Iglesia, aquellos límites que aseguran la aglutinación de la colectividad uniforme, creyente, practicante y condescendiente. Son límites que parece ser mejor no traspasar entrando en diálogo con lo cotidiano. Esto, en consecuencia, lleva a traicionar aquel ideal de Iglesia en salida discernida por los obispos latinoamericanos y presentado por el Santo Padre como modelo pastoral para la actualidad… una actualidad que, al menos, todavía se escandaliza de nuestras incoherencias. Aun es tiempo de reconsiderar los confines de la tierra, antes de que la indignación de la sociedad, católica y no católica, dé paso a una absoluta indiferencia respecto del anuncio cristiano, aquel que constituye la esencia de nuestra misión.

La Revista CatóLiCaJunio de 2019

147La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

TECNOLOGÍA Y FE

Transhumanismo: Disrupción tecnológica y naturaleza humana

Albert Cortina1

Abogado y urbanista Director del Estudio DTUM

Este es el primero de una serie de artículos que el autor escribe especialmente para La Revista Católica, con el fin de conocer las corrientes transhumanista y posthumanista, identificar sus ideologías subyacentes y, a partir de una reflexión desde la fe, ofrecer una respuesta cristiana a este fenómeno que llegó para quedarse.

1. FUTURO, PERSONA Y TECNOLOGÍAS EXPONENCIALES

¿Quién está visionando y construyendo hoy el futuro? ¿Desde qué principios, valores éticos y virtudes morales? ¿Qué tipo de globalización tecnológica se está implementando? ¿Cuál es el modelo de innovación más adecuado para el desarro-llo integral de la persona humana? ¿Tenemos un deber moral de mejorar al ser hu-mano biotecnológicamente? ¿Nos hibridaremos con las máquinas? ¿Seguiremos siendo humanos?

En múltiples ocasiones, en los debates científicos, académicos, políticos y eco-nómicos no se plantean con suficiente profundidad y visión crítica cuáles son los desafíos y las implicaciones éticas y sociales de la innovación tecnocientífica sobre la naturaleza y la condición humana. La mayoría de las veces no tenemos en cuen-ta que la convergencia entre las tecnologías emergentes lo está revolucionando absolutamente todo. Las denominadas NBIC –unas siglas que aglutinan la com-binación e integración de la nanotecnología, las ciencias de la vida, las técnicas de la información y la comunicación, y las ciencias cognitivas– están cambiando para siempre nuestra forma de vida e incluso nuestra forma de ser humanos.

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TECNOLOGÍA Y FE

La ética ante los nuevos desafíos

Comisión de las Conferencias Episcopales de la Unión Europea - COMECE1

Nota de la redacción

La irrupción de la robótica como instrumento cada vez más presente en distintos ámbitos de la vida, como la industria, la medicina, la agricultura, entre otros, junto con ofrecer enormes beneficios y potenciar las actividades, plantea un creciente cúmulo de preguntas éticas. ¿Qué pasa con el empleo cuando los trabajadores son reemplazados por una industria totalmente robotizada? ¿Que un robot sea autónomo, significa necesariamente también que sea libre y, por ende, responsable de sus acciones? ¿Es legítimo atribuir a los robots “personalidad electrónica” desde el punto de vista de la ley, haciéndolos sujetos de derecho y deberes? ¿Cuánto influye el transhumanismo y el posthumanismo en las agendas legislativas referentes a estas nuevas tecnologías? ¿Cómo se responde a este nuevo escenario?Los países más desarrollados ya están enfrentando estos temas, no como un adelanto de lo que vendrá, sino como respuesta a las situaciones que ya se están viviendo cada vez con más frecuencia, y que implicará un impacto profundo en la vida social. Los obispos católicos de las iglesias de la Unión Europea, a través de su oficina COMECE, ofrecieron una primera reflexión oficial sobre este tema desde una perspectiva antropológica cristiana, planteando algunos puntos que permiten iniciar una reflexión sobre el fenómeno mismo y las consecuencias que ya está teniendo.

A. OBSERVACIONES PRELIMINARESA.1. Alcance del análisisEl desarrollo de la robotización está ligado a una serie de factores.1. Dada la complejidad de las tareas que deben realizarse en una sociedad, cada

vez se recurre más a herramientas tecnológicas sofisticadas (para la comunicación, el transporte, el tratamiento de la información, etc.). Estas exceden la velocidad y precisión de las acciones y reacciones humanas, así como las capacidades de

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DOCTRINA SOCIAL

Pensar y practicar un nuevo paradigma del desarrollo

Bruno-Marie Duffè, Pbro.1

Secretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral

En esta ocasión hablaré sobre el desarrollo. Un desarrollo que se conjuga con ciertos principios sociales, como la solidaridad, la libertad y la subsidiariedad, y que se enmarca en un nuevo paradigma cultural, una nueva manera de pensar el futuro de la vida humana, de la vida económica, de la vida del planeta y de la vida colectiva.

Pertenezco al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, una reunión de cuatro Consejos Pontificios que, a partir de agosto de 2016, trabajan en conjunto en un solo dicasterio, prestando un solo servicio y teniendo una sola misión: la de estar al servicio de las iglesias locales, de las pastorales y de los actores que se ocupan de los derechos de las personas que sufren. Los cuatro consejos, cuyas competencias confluyen en este nuevo Dicasterio, son los Consejos Pontificios de Justicia y Paz, el «Cor unum», el Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes y el Consejo para la Pastoral de la Salud. Como Secretario General de este dicasterio, puedo decir que el desafío que tenemos es grande: debemos pensar y actuar por la justicia y la paz enmarcados en una renovada visión de desarrollo humano integral.La prioridad que tenemos es comenzar por el encuentro. El Papa ha dicho en reiteradas ocasiones “empezad por el encuentro”. En el encuentro se puede entender lo que es más importante en la historia de las personas y de los pueblos. Encontrarse. Este encuentro necesita mirar y escuchar, necesita tiempo, necesita una nueva manera de andar en conjunto. Esa es la perspectiva del desarrollo

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DERECHO CANÓNICO Y ABUSOS

Carta Apostólica en forma de «Motu Proprio» del Sumo Pontífice Francisco “Vos estis lux mundi”

«Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte» (Mt 5,14). Nuestro Señor Jesucristo llama a todos los fieles a ser un ejemplo luminoso de virtud, integridad y santidad. De hecho, todos estamos lla-mados a dar testimonio concreto de la fe en Cristo en nuestra vida y, en particular, en nuestra relación con el prójimo.Los delitos de abuso sexual ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psico-lógicos y espirituales a las víctimas, y perjudican a la comunidad de los fieles. Para que estos casos, en todas sus formas, no ocurran más, se necesita una continua y profunda conversión de los corazones, acompañada de acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia, de modo que la santidad personal y el compromiso moral contribuyan a promover la plena credibilidad del anuncio evangélico y la eficacia de la misión de la Iglesia. Esto sólo será posible con la gra-cia del Espíritu Santo derramado en los corazones, porque debemos tener siempre presentes las palabras de Jesús: «Sin mí no podéis hacer nada» (Jn 15,5). Aunque ya se ha hecho mucho, debemos seguir aprendiendo de las amargas lecciones del pasado, para mirar hacia el futuro con esperanza.Esta responsabilidad recae, en primer lugar, sobre los sucesores de los Apóstoles, elegidos por Dios para la guía pastoral de su Pueblo, y exige de ellos el compromi-so de seguir de cerca las huellas del Divino Maestro. En efecto, ellos, por razón de su ministerio, «como vicarios y legados de Cristo, gobiernan las Iglesias particulares que se les han confiado, no sólo con sus proyectos, con sus consejos y con sus ejemplos, sino también con su autoridad y potestad sagrada, que ejercen, sin embargo, única-mente para construir su rebaño en la verdad y santidad, recordando que el mayor ha de hacerse como el menor y el superior como el servidor» (Conc. Ecum. Vat. II, Const. Lumen gentium, 27). Lo que compete a los sucesores de los Apóstoles de una manera más estricta, concierne también a todos aquellos que, en diversos

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DERECHO CANÓNICO Y ABUSOS

Vos estis lux mundi :Una renovada legislación para la protección de menores y personas vulnerables

Davide Cito1

Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma

A pocos meses de la reunión celebrada en el Vaticano del 21 al 24 de febrero, titu-lada “La protección de los menores en la Iglesia”, a la que asistieron los Presidentes de las Conferencias Episcopales de todo el mundo, se ha añadido un nuevo acto pontificio a los numerosos discursos y documentos que, sobre todo a partir de 2010, los Sumos Pontífices, Benedicto XVI en primer lugar y Francisco en la actualidad, han dedicado una atención creciente y conmovedora al doloroso tema del abuso de menores en la Iglesia por parte de los ministros ordenados. Entre los documentos promulgados poco antes del motu proprio objeto de estas breves notas se encuentran el motu proprio “Sobre la protección de los menores y de las personas vulnerables”, la Ley CCXCVII sobre la protección de los menores y de las personas vulnerables del Estado de la Ciudad del Vaticano, y las “Directrices” para la protección de los menores y de las personas vulnerables para el Vicariato de la Ciudad del Vaticano, todas del 26 de marzo de 2019.

El motu proprio del Papa Francisco Vos estis lux mundi del 7 de mayo de 2019 entró en vigor ad experimentum por tres años el 1 de junio. Así, es una nueva pieza del mosaico que en los últimos años la Iglesia está diseñando para ofrecer a los fieles heridos la acogida y la escucha, junto con un ambiente seguro y evangeliza-dor, a quienes se acercan a las comunidades eclesiales para un encuentro vivo con Jesucristo, con su palabra y su gracia. Es un trabajo que se ha realizado sobre la base de la experiencia adquirida según el desarrollo creciente del fenómeno, con dificultad pero con una decisión cada vez mayor.

191La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

DERECHO CANÓNICO Y ABUSOS

Vos estis lux mundi: Un paso más... hacia adelante

Marcelo Gidi, sj1

Pontificia Universidad Gregoriana de Roma

El día que concluyó el Encuentro “La protección de los menores en la Iglesia”, el 24 de febrero de 2019, el Papa expresaba, “Quisiera reafirmar con claridad: si en la Iglesia se descubre incluso un solo caso de abuso –que representa ya en sí mismo una monstruosidad–, ese caso será afrontado con la mayor seriedad”2.

El Papa, consciente de la necesidad de una nueva normativa eclesiástica en la materia, sabía que debía ser promulgada, pero también era consciente que era más urgente, sin duda alguna, “cambiar la mentalidad”, una mentalidad que había hecho que la ley no fuera aplicada. Primero, era necesario superar esa “actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la institución, en beneficio de una búsqueda sincera y decisiva del bien de la comunidad, dando prioridad a las víctimas de los abusos en todos los sentidos”. Solo de este modo las nuevas normas que se promulgarían, en un futuro próximo, podían ser efectivas y protectoras de las víctimas y serían, también, acciones jurídicas concretas y eficaces de prevención.

Fue el mismo Francisco a anunciar, por su parte, que “…ha llegado la hora de colaborar juntos para erradicar dicha brutalidad del cuerpo de nuestra humanidad, adoptando todas las medidas necesarias ya en vigor a nivel internacional y a nivel eclesial. Ha llegado la hora de encontrar el justo equilibrio entre todos los valores en juego y de dar directrices uniformes para la Iglesia, evitando los dos extremos de un justicialismo, provocado por el sentido de culpa por los errores pasados y por la presión del mundo mediático, y de una autodefensa que no afronta las causas y las consecuencias de estos graves delitos”3. Era el tiempo, necesario y

201La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

OBISPOS

Cuando un obispo predica

Mons. Patrick H. Daly1

Sacerdote de la diócesis de Birmingham

Francisco de Sales (1567-1622), Obispo de Ginebra, era de la idea de que la consagración episcopal confería a los obispos una gracia especial que, al margen de cuán eruditos o elocuentes fueran ellos como sacerdotes, dotaba su predicación como obispos con un valor agregado o, para usar una imagen más moderna, pro-movía sus sermones a una liga superior. El sacerdocio pudo haber sido instituido durante la Última Cena, pero Francisco de Sales sostenía que los primeros obis-pos fueron consagrados el día de Pentecostés. Como resultado de que el Espíritu Santo tomase posesión de sus corazones, los obispos se inspiraban en la fuente misma, mientras que los demás lo hacían de forma subordinada. La predicación del obispo tenía una cualidad distintiva y específica, relativa y conferida por el orden episcopal.

Francisco de Sales, siendo él mismo nada mal predicador, encarnaba las vir-tudes episcopales puestas en relieve por el Concilio de Trento (1545-63), que insistía en que lo que definía al obispo católico era su predicación y su rol ma-gisterial. Cuando el Concilio Vaticano II propuso una teología más enriquecida y contundente del episcopado con su triple identidad como sacerdote, profeta y rey, el obispo siguió siendo presentado por Lumen Gentium 25 primordialmente como predicador, maestro y doctor fidei. Había una clara indicación, y ese es el leitmotif del presente artículo, que lo que distingue la predicación del obispo es el sello magisterial que lleva. Y, en convicción del autor, hay más todavía.

210 La Revista Católica, Abril/Junio, 2019d

OBISPOS

Monseñor Angelelli: Un mártir con un oído en el pueblo y el otro en el Evangelio

Lorenzo González, pbro.1

Sacerdote de la diócesis de La Rioja

El sábado 27 de abril la Diócesis de La Rioja en Argentina junto a la Iglesia Uni-versal se llenaron de alegría por la beatificación de cuatro cristianos mártires que ofrecieron sus vidas en 1976. Todos fueron víctimas del terrorismo de Estado que impulsó la dictadura militar argentina, y que apuntó contra ellos «debido a su di-ligente actividad de promoción de la justicia cristiana», como expresó el Cardenal Angelo Becciu en la misa de beatificación.

El primer crimen fue el de los sacerdotes Carlos de Dios Murias, franciscano de 31 años, y del diocesano de origen francés, Gabriel Longueville de 45 años. Ambos fueron detenidos por uniformados la noche del 18 de julio de 1976 mien-tras cenaban en la casa de una comunidad de religiosas en el sector de Chamical. Tras torturarlos durante algunas horas, los fusilaron y arrojaron sus cadáveres junto a unas vías ferroviarias, donde fueron encontrados.

Una semana después fue el turno de Wenceslao Pedernera. Era un catequista de 39 años que junto a su mujer se habían empeñado en una pastoral rural. En el sector de Sañogasta había fundado una cooperativa con campesinos, con los cuales, además, se juntaban semanalmente a compartir el evangelio. El 25 de julio de 1976 tres encapuchados lo acribillaron delante de su esposa y de sus tres hijas.

Enrique Ángel Angelelli nació en Córdoba en 1923, entró al seminario en 1938 y fue ordenado sacerdote en Roma en 1949. Fue nombrado obispo de La Rioja en 1968 y desde el inicio de la dictadura en Argentina, ejerció una activa y

229La Revista Católica, Abril/Junio, 2019d

PSICOLOGÍA

Armonía de la vida cotidiana

Wenceslao Vial, pbro.1

Pontificia Universidad de la Santa Cruz, Roma

A partir del presente número y durante las próximas tres ediciones publicaremos los contenidos del curso “Hacia la madurez psicológica y espiritual” del sacerdote y médico Wenceslao Vial. La instancia formativa, efectuada el 7 y 8 de mayo de 2019, fue or-ganizada por la Vicaría para el Clero de la Arquidiócesis de Santiago junto al Centro de Encuentros Sacerdotales.

INTRODUCCIÓN

«La vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a otros»2

En una reunión de psicólogos católicos sobre la imagen de Dios en el hombre, planteamos una breve pregunta: ¿qué esperas encontrar en un sacerdote? Las res-puestas no tardaron en llegar, agudas y prácticas: que no se proyecte ni se disocie, que su personalidad esté integrada, que esté en contacto consigo mismo, que sea flexible, capaz de viajar en el tiempo, integrando el pasado, el presente y el futuro… Una madre de familia contestó: «Que vea el ser sagrado del otro, confir-mándolo en su valor».

Esta última afirmación servirá de fundamento para nuestras reflexiones sobre la figura del sacerdote, su identidad y su misión. Ayudar a otros –ser cura o cui-dador–, ser capaz de compadecerse de ellos, resulta imposible sin un buen cono-cimiento propio. El sacerdote está llamado a encontrar a sus semejantes en las di-versas etapas de sus itinerarios individuales y únicos. Recibe el poder de perdonar, de curar heridas, de llenar soledades, sabiéndose él mismo pecador y, en ocasiones,

245La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

TEOLOGÍA DE LA TERNURA

Perspectivas morales de la Teología de la Ternura

Mons. Basilio Petrà1

Decano de la Facultad de Teología de Italia Central

La teología moral, como tal, no ha dedicado mucha atención a la ternura en su historia. Me parece que esto se puede decir sin miedo a la negación. Basta con echar un vistazo a los diccionarios de teología moral para darse cuenta de la au-sencia o marginalidad absoluta de este término.

En esta poca atención, la teología moral se sitúa en la estela del conocimiento filosófico del que se ha servido principalmente desde el nacimiento de la teolo-gía ut scientia hasta el siglo XX, es decir, el conocimiento filosófico aristotélico asumido en la síntesis tomista. Es fácil constatar la irrelevancia de la noción de ternura en esta tradición de pensamiento; una irrelevancia en virtud de la cual la ternura no se convierte en parte de la doctrina y del catálogo de virtudes o no se coloca entre los aretai (las excelencias humanas), lo cual no es sorprendente dado el carácter eminentemente masculino de la doctrina griega de las virtudes.

Alguno ha hablado de un “tabú de ternura” dominante en la cultura masculina (norteamericana y no solo en ella) de la primera mitad del siglo XX2; tal vez se pueda decir que tal tabú tiene realmente raíces antiguas en la tradición de pensa-miento recién mencionada. En dicha tradición la ternura ha aparecido sobre todo como una actitud específicamente femenina3, es decir, una actitud propia del sexo débil, que ciertamente no puede armonizarse con la imagen prevaleciente de un hombre fuerte capaz de tener dominio de sí mismo.

267La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

CRISTOLOGÍA

Un latido en la tumba: Demostración histórica de la Resurrección

Dr. Antonio Macaya Pascual1

Universidad Abad Oliba - CEU de Barcelona

Si le hubiéramos explicado a María Magdalena todos los problemas en que nos hallamos sumergidos en pleno año 2019, justo unos minutos después de la primera aparición de Jesucristo resucitado, el brillo de sus ojos no hubiera disminuido un ápice. Ella lo había visto. Lo había tocado. Lo había escuchado decir su nombre. Había sentido la mirada amorosa del Señor resucitado. Quizás nos hubiera respondido: «Él puede solucionarlo todo. Él lo va a solucionar todo».

La Resurrección es nuestra mayor esperanza. El propio Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia afirma que aquello que funda nuestra esperanza en una tierra que habite la justicia es la resurrección de Cristo2.

He tenido la oportunidad de revisar de manera sistemática mucho material que estudia desde el punto de vista histórico ese momento. Fruto de ese esfuerzo nació el libro “Un latido en la tumba” (editorial Voz de Papel), cuyo resumen compartimos a continuación.

1. CONSENSO DE MÍNIMOS

La primera parte del libro explora los argumentos a favor de la Resurrección. La segunda, las teorías contrarias. La tercera parte intenta una cronología detallada de lo que sucedió entre el 5 de abril y el 14 de mayo del año 33. Siempre en clave histórica, pues una teología sana parte de aquello que realmente sucedió.

275La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

MAGISTERIO

Itinerario desde la Christus Vivit: Tutorial para entender a los jóvenes

Daniel Irarrázaval D., Pbro.1

Sacerdote de la Arquidiócesis de Santiago

Muchos de los jóvenes están aprendiendo más de tutoriales de YouTube2 que de los libros, del colegio o de sus familias: son nuevas generaciones. Por esta razón he querido hacer un tutorial, por escrito, para entender al joven desde lo que nos ha escrito el Papa Francisco en su exhortación apostólica Christus Vivit teniendo en cuenta la realidad chilena.

Pero ¿qué es un tutorial? Es un neologismo inglés de la palabra tutoría o tutela que trata de ser un curso breve y de escasa profundidad para poder entender o utilizar algo con el fin de aprender una cosa nueva. En síntesis, son pequeñas ins-trucciones que tienen cierto orden lógico, con pasos sencillos, que buscan avanzar hacia algo más complejo. Ciertamente lo escrito por el Papa Francisco pareciera un tutorial dirigido tanto a jóvenes como adultos para crear puentes en nuestra relación con Dios.

Este tutorial tiene nueve pasos para poder leer, reflexionar y aplicar de forma progresiva, desde lo más básico a lo más complejo.

1. PRIMER PASO: CRISTO VIVE Y TE QUIERE VIVO3.

La clave para entender al ser humano en todas sus etapas es saber y experimentar que Cristo está realmente vivo y eso no es cuento para otros sino para todo joven. ¡Cómo cambiaría la vida de tantos jóvenes si supieran dónde encontrar verdadera vida! Chile ocupa el cuarto lugar de mayor cantidad de suicidios juveniles a nivel mundial y, además, es la tercera causa de muerte entre los jóvenes del país. Sin

288 La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

EDUCACIÓN

Una pedagogía pastoral para la eclesiología de comunión

Juan Pablo Espinosa Arce1

Facultad de Teología UC

El presente artículo busca ser una propuesta de diálogo pedagógico-eclesiológico en vistas a la propuesta de una pedagogía pastoral para vivir la eclesiología de comunión, inspiración central del Vaticano II y que se ha actualizado de manera creativa en el magisterio reciente y sobre todo en la figura particular de Francisco. La Iglesia unida entre sí por el vínculo de un Dios Comunión-Trinidad, debe aprender a trabajar modelos e itinerarios de formación pastoral y humana que aprendan a desenvolverse en distintos espacios y contextos sociales, culturales y eclesiales. Nuestra tesis es que una pedagogía pastoral de comunión eclesial debe tender hacia la coexistencialidad, como concepto fundamental de manera de ge-nerar experiencias significativas en las comunidades formadoras.

Para efectos metodológicos nuestra propuesta abordará tres momentos: en pri-mer lugar, algunas notas sobre la eclesiología de comunión y sobre cuál sería su potencial pedagogía. En segundo lugar, y desde este primer momento, proponer tres conceptos que fundan la pedagogía pastoral que estamos delineando, a saber, la apertura, el tanteo y la fijación significativa. Y finalmente, proponer el concepto pedagógico de “coexistencialidad” como ampliación pedagógica de la formación dentro de la eclesiología de comunión, proponiendo además la figura de los “for-madores pastorales projimológicos”. No se busca con este artículo proponer bases definitivas de la pedagogía pastoral, sino que nuestro interés es aunar criterios pedagógicos y teológicos que sirvan de orientaciones y guías para pensar los nue-vos itinerarios formativos tanto para la Iglesia de Santiago así como para los que puedan utilizar este material.

298 La Revista Católica, Abril/Junio, 2019 d

LIBROS RECOMENDADOS

«LA NOCHE TRANSFIGURADA, BIO-GRAFÍA DE PABLO VI». eduaRdo de La HeRa B., BAC 2014 (reimpresión del origi-nal 2002). 826pp.

El autor, sacerdote palencia-no, doctor en teología por la Universidad Gregoriana cuya tesis acerca de la uni-dad de la Iglesia, lo intro-dujo en el estudio del Papa del Concilio. Dedicó cinco años a la preparación del texto y, de paso a otros dos: Pablo VI, timonel de la uni-dad (Zamora, 1998) y Pablo

VI, al encuentro de las grandes religiones (Bilbao, 2001). No es necesario recordar que, si el siglo XX estu-vo tan colmado de acontecimientos importantes, cuánto más lo estuvo para la Iglesia y particular-mente para la curia romana por la cual pasaron como por el punto donde se cruzan como los rayos de una esfera, el Concilio Vaticano II, los grandes cambios sociales, culturales, morales y religiosos de esos años, y los violentos aconteci-mientos de 1968. Es fácil comprender porqué una biografía bien documentada de Pablo VI -como la que presentamos-, nos sitúa en el vértice de los grandes acontecimientos del siglo XX. Con un estilo ameno y casi cinematográfico (p. xxxv), el autor va relatando rítmica y cronológica-mente ordenados los 25 capítulos de cinco apar-tados cada uno, y de tres actos cada apartado, las etapas de la vida y ministerio del gran Giovanni Bautista Montini Alghisi. Con ágiles descripcio-nes y dataciones que se van descolgando de los he-

chos, el autor arma el panorama sin que el lector tenga que dedicar grandes esfuerzos a la lectura. En momentos parece oírlo hablar. Efectivamente se trata de una biografía y no de una historia de la Iglesia ni de un Papa en particular. Es una su-cesión de hechos biográficos relatados en forma entretenida en las 826 páginas del libro en las que no hay letra ni espacio ocioso. Como biografía es potente pero precisamente en eso está su debilidad. Por abordar todos lo temas que vivió el papa Montini en sus 81 años, no lo-gra profundizar. Los hechos se van sucediendo en el relato sin reflexión. Por ejemplo, a la encíclica Humanae vitae (1968), con todo lo que significó para Pablo VI y para la cristiandad, apenas recibe siete páginas dedicadas a los acontecimientos que desembocaron en su publicación sin profundizar en los debates, contenidos ni discusión posterior. Lo mismo ocurre con la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi (1975) o con otros temas tan importantes, como las difíciles gestiones en torno a la ostpolitik o el quiebre que significó la postura de Monseñor M. Lefevre. A cambio, tiene a su favor la cantidad de referencias bibliográficas para que el investigador pueda profundizar.No ocurre lo mismo con algunos temas con los que el autor tiene más cercanía, como son la uni-dad de la Iglesia, el trabajo ecuménico o la co-munión del colegio episcopal y la tensión con su cabeza, el sucesor de Pedro, que se cruzan en forma transversal, sobretodo durante el Concilio y el posconcilio. El autor dice claramente en la Introducción, que su intención es adentrarse en la persona de Pablo VI más que en el eclesiástico o en el intelectual. Lo logra maravillosamente. Transmite su admi-ración por el personaje y lo hace sin aspavientos

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LIBROS RECOMENDADOS

ni recurriendo a adjetivos que adornan sin agre-gar nada. Al contrario, logra que el lector sinto-nice con el sacerdote formador de jóvenes, con el oficial de la curia romana, con el arzobispo de Milán o el sumo pastor en la Iglesia. Más aún, el texto despierta logra que el lector sien-ta con Montini la alegría de sus primeros años de sacerdote al calor de su familia bresciana, los fríos años de la academia diplomática o los primeros años en Roma. Así, el lector empatiza con el talante humilde y sensible de Montini, pero simultánea-mente se va adentrando en la firmeza de carácter y en la capacidad de decisión del leal colaborador de Pío XII durante la II Guerra mundial, en la discre-ta e inteligente colaboración en la Secretaría de Es-tado Vaticana, en la actividad pastoral, misionera y social en Milán, hasta llevar el timón del Concilio Vaticano II a la muerte de Juan XXIII. Durante los años ’68 al ’78 que lo sumieron en el dolor de sentir en los crujidos de la barca de Pedro las tensiones que atentaban contra la unidad de la Iglesia, el lector llega a sentir la debilidad de su vida que se va apagando inmersa en la humildad y en el dolor del deber de mantener el timón hasta el fin. Es sumamente expresivo el saludo que re-coge el autor, el día previo a su muerte, de Paulo VI a su secretario, el P. Magee: “… soy débil, pero soy Pedro” (p. 5). Ese fue Pablo VI. En resumen, recomendable para quien tenga interés de conocer la Iglesia del siglo XX a través de la vida de un pastor santo, canonizado hace apenas unos meses, fiel a Cristo, débil como todos, sabio en su humildad y valiente en la misión de ser el sucesor de Pedro. FRanCisCo JavieR ManteRoLa C, PBRo.

«EL DESEO DE SUMO BIEN. LA NO-CIÓN DE DESIDERIUM EN LA AN-TROPOLOGÍA DE SAN BUENAVEN-TURA Y SU RELEVANCIA ACTUAL PARA LA TEOLOGÍA MORAL». FeRnan-do vaLdivieso, PBRo., Anales de la Facultad de Teología LXVII Nº 10, Santiago de Chi-le 2018. 407pp.

Pese a que no soy especialis-ta en teología moral, acepté con gusto la invitación de introducir a ustedes en la lectura de este excelente li-bro desde mi competencia sistemática dogmática. En efecto, después de haber in-vestigado el deseo de sumo Bien en Orígenes, Gregorio de Nisa y el Vaticano II y

estudiado con ahínco a Buenaventura, me impre-siona encontrarme con el desiderium naturale, in-terpretado en este libro con finura y profundidad, en su proyección moral, tan bien articulada como integración de nuestro ser en el mundo en cuan-to “uno en espíritu y cuerpo”, Gaudium et Spes 14, y contextualizado por un método novedoso (45-62) en diálogo con las tendencias actuales de la Teología Moral, mediadas por la escolástica y Kant (289-323) . De hecho, el deseo de Sumo Bien emerge de la obra de Buenaventura a partir de la racionalidad propia de un pensar exigente, que sabe unir el rigor de la razón humana con el dinamismo del afecto del corazón, en continuidad discontinua con los aportes novedosos de un Alberto Magno y Tomás de Aquino, provenientes de la filosofía

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clásica árabe, pasando por la Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia, –aportes a los cuales el Doctor Seráfico impregna un sorprendente énfasis práctico pedagógico moral en cuanto aproximación sapiencial afectiva al Misterio de Dios (cf. 40). Para comprender, adecuadamente, la relevancia de tal racionalidad, constituida por el deseo de sumo Bien, me limito a resaltar algunos aspectos filosóficos, importantes, según mi parecer, para la Teología moral hoy: 1) la centralidad del sujeto, 2) la relación en cuanto realidad y 3) la presencia del misterioso tercero al interior una argumentación extremadamente rigurosa.

1. EL SUJETO

El sujeto emerge con fuerza desde las primeras páginas (13) hasta las últimas del presente libro (316) en su centralidad como sujeto libre. Tal centralidad constituye por cierto un contrapunto importantísimo al “dilema deontológico” de una Teología moral (315), basada en un sujeto objetivado por el “mero cumplimiento de ciertas normas”(315) o un sujeto exagerado, desconectado de la realidad, por un “relativismo laxista”, al cual todo está permitido (315). Pero si a través de dicho sujeto libre, configurado por el deseo de Sumo Bien, “latente en todas sus acciones”, trasciende incesantemente una loable sintonía con el esfuerzo filosófico de Husserl por rescatar la inclinación connatural del “yo” hacia el “otro ” en un “sentir a una”, de uno con el otro y del otro en el uno, no cabe duda que la racionalidad del Doctor Seráfico se constituye por la afectividad y como tal es el fundamento decisivo del actuar del ser humano en el mundo, siendo, sin embargo,

la libertad una libertas gratiae (177), es decir, necesita “ser puesta en libertad por Cristo”.De ahí la relevancia de la consideración de Buenaventura sobre el deseo de Sumo Bien hacia el cual se dirige la vida del hombre (con su condición moral), que es Dios, abrazado en Jesucristo. Lo cual conlleva un decisivo carácter personal en el Sumo Bien (315), que no significa una identificación con una autorrealización personal, ni con una relación utilitarista o intelectualista (315). Se trata más bien de una relación personal y afectiva, en la cual se pueden enmarcar los mandamientos, consejos y enseñanzas, que, por la fe, el sujeto moral reconoce como orientaciones de ese Sumo Bien para el camino hacia su encuentro por el amor (316).

2. LA RELACIÓN

Si bien para Buenaventura la realidad es “relación”, este accidente a menudo es decisivo para la constitución objetiva del espíritu humano, lo cual lleva al Doctor Seráfico a no exagerar la objetividad de la realidad ni tampoco admitir su producción por el sujeto. Los deseos humanos más profundos brotan, más bien, del corazón allí donde intelecto y afecto se unen para constituirse en “sentidos espirituales” por el Espíritu Santo (158-159). Esto conduce a Buenaventura a distanciarse tempranamente de la filosofía de Aristóteles, en los puntos concernientes a la “Verdad del Verbo Encarnado” (29-31) –aunque volverá a ella (115s)–, pero también a rechazar decididamente un misticismo subjetivista que niega hasta “la misma posibilidad de la especulación como hace Kant” (238). De hecho, la genuina importancia de la realidad, constituida

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por el deseo de Sumo Bien, es fundamental para Buenaventura, en cuanto el ser de todo cuanto existe es relación.Tal ser-en-relación posibilita en el Doctor Seráfico, en efecto, una significativa superación del pensar substancialista abstracto y lo lleva a proponer una “metafísica de la relación” (206-208), es decir, una “metafísica del amor”. Tal metafísica no espanta hoy como a Nietzsche, ni “se expresa tanto en conocer a Dios, quien desborda nuestras capacidades cognoscitivas”, sino que consiste “en comunicarse con Él, de amarlo” (207), en “Jesucristo todo deseable”, crucificado, muerto y resucitado (208-213). De ahí que el ser como realitas , en definitiva, es “donación” –en términos de Marion–, lo cual, según mi opinión, resulta decisiva para una Teología Moral, desafiada por los problemas acuciantes de la sociedad hoy.

3. EL MISTERIOSO TERCERO

La “donación” en cuanto ser hace descubrir un misterioso tercero entre un polo y otro, más allá del entre, reflexionado por los pensadores griegos. De ahí que para Buenaventura la realidad tiene una “estructura triple”, lo cual no lleva al Doctor Seráfico como a Hegel a una Fenomenología del espíritu fascinante, pero desarraigado de la realidad, y tampoco como a pensadores recientes –Vattimo– a una fragmentación del ser en múltiples perspectivas del “pensamiento débil” (319), sino que lo lleva al Misterio de Dios Trino y Uno, identificado con el Sumo Bien y revelado por Jesucristo en el Espíritu Santo (193). Este Misterio atestigua el origen último de la racionalidad por constituirse la Trinidad “por las relaciones

interpersonales” (149s) y el “sujeto en quien se sostienen las potencias es análogo al Padre, la potencia intelectiva al Verbo, la potencia afectiva al Espíritu Santo” (163), de tal modo que el Padre nunca es Hijo y el Hijo nunca es Padre, porque ambos emergen del Tercero, el Espíritu Santo. Todo el esfuerzo riguroso de pensar es así trinitario, a la vez que impregna su forma mentis al Breviloquium y Itinerario Mentis, obras estudiadas con preferencia meticulosa desde el deseo de Sumo Bien.Si tal Deseo revela su singular repercusión desde el origen trinitario, el Tercero por excelencia, el Espíritu Santo, se puede confiar que la Teología Moral encontrará respuestas novedosas a problemas tan complejas como el aborto, abusos y adopciones homoparentales, donde, según mi opinión, hoy escasean explicaciones teológicas adecuadas. Esto significa atreverse a pensar dichos problemas con el rigor profundo de la racionalidad de Buenaventura a la luz de una rica Tradición dispuesta siempre a la Innovación por el Espíritu Santo. anneLiese Meis W., ssPs.

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ABRIL - JUNIO 2019

A'Ño,CXIX - NÚMERO 1.202

1 � SEGUNDA ÉPOCA 1•� -:.

«Los delitos de abuso sexual ofenden a Nuestro Señor, causan daños físicos, psicológicos y espirituales a las víctimas, y perjudican a la comunidad de los fieles. Para que estos casos, en todas sus formas, no ocurran más, se necesita una continua y profunda conversión de los corazones, acompañada de acciones concretas y eficaces que involucren a todos en la Iglesia [. .. ] Esta responsabilidad recae, en primer lugar, sobre los sucesores de los Apóstoles, elegidos por Dios para la guía pastoral de su Pueblo, y exige de ellos el compromiso de seguir de cerca las huellas del Divino Maestro»

Del Motu Proprio Vos estis lux mundi

Dado en Roma por el Papa Francisco el 7 de mayo de 2019

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