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    :: portada:: Opinin:: LA IZQUIERDA A DEBATE

    09-01-2008Frente al derrumbe terico de un chavista

    Catastrofismo, forma y contenidoPablo RieznikRebelin

    "El desenvolvimiento de las fuerzas productivas motivado por el capital mismo en su desarrollohistrico, una vez llegado a cierto punto, anula la autovaloracin del capital... A partir de ciertomomento el desenvolvimiento de las fuerzas productivas se vuelve un obstculo para el capital;por tanto la relacin del capital se torna en una barrera para el desarrollo de las fuerzasproductivas del trabajo. (Marx en los Grundrisse)

    La afirmacin de que Marx no habra instaurado una "teora del derrumbe" debe remontarseciertamente, ante todo, a la interpretacin revisionista de su obra econmica ". (Roman Rosdolskyen "Gnesis y Estructura de El Capital de Marx")

    En un artculo escrito algunos meses atrs reivindicamos la filiacin marxista del "catastrofismo"(1), es decir, que el capitalismo es un modo de produccin histricamente condicionado y, por lotanto, condenado a agotarse como consecuencia de sus propias contradicciones. Es lo esencial delplanteamiento de Marx y la clave para comprender lo que el mismo llam la "ley del movimiento"de la sociedad moderna, objeto de su obra ms clebre (El Capital). "Marx concibe, pues, el

    desarrollo capitalista como un proceso plagado inevitablemente de movimientos catastrficos"dice literalmente un estudio reciente muy meduloso que lleva como ttulo ni ms ni menos que"Rastros del Apocalipsis" (en Marx) (2) y cuya lectura atenta es extremadamente enriquecedoraporque pone de relieve la tensin ltima, extrema y definitiva en que el capital coloca a lacivilizacin humana. O el hombre se emancipa de la explotacin secular llevada al paroxismo porun modo de produccin que ha cumplido su misin histrica o la sobrevida del capital, ms all desus propios lmites, entraa una destruccin abismal de las condiciones de existencia de laespecie y de su medio ambiente como un todo.

    La tendencia del capitalismo a enfrentar las circunstancias de su propio colapso es el contenido

    original del "catastrofismo" y la base rigurosa de una poltica revolucionaria de transformacinsocial. El capitalismo revela una tendencia inevitable a su derrumbe, creando as las condicionesnecesarias para su superacin. En nuestro anterior artculo recordbamos que la conocidacorriente revisionista, encabezada por Eduard Bernstein, en el movimiento socialista de fines delsiglo XIX comenz por delimitarse del "catastrofismo", cuestionando precisamente la sealadatendencia al derrumbe del capital. El mismo cuestionamiento se ha reiterado en el tiempo yadquirido connotaciones ms negativas en la misma medida en que el agotamiento histrico delcapital como metabolismo social se pone "en acto" en la evolucin de la historia reciente. En lanota de marras tomamos como ejemplo una nota de Claudio Katz, asumido como idelogo de una"nueva izquierda" que aqu y en el mundo hace gala de "aggiornamiento".La nota repeta enforma prcticamente literal a Bernstein e impugnaba la existencia de cualquier tendencia delcapitalismo al colapso para concluir con la propuesta sustituir al socialismo obrero por una

    democracia adaptada a nuestros tiempos. Nuestra crtica caracterizaba este planteamiento comopropio de la "economa de izquierda" porque Katz pretenda reemplazar el anlisis de la catstrofe

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    capitalista contempornea por una disciplina dedicada a comprender por que "el capitalismo semantiene en pie" sin noticias de de que nunca vaya a derrumbarse.

    Renegar como mtodo

    El propio Katz ha asumido el desafo de responder a aquel artculo con otros dos largos trabajosde su autora (3). A pesar de su extensin, la respuesta del lder de los llamados "economistas deizquierda" (EDI) se caracteriza, en primer lugar, por evitar la consideracin de los puntos mspolmicos de la crtica que les formulramos en el artculo anterior. Nada dice sobre la propuestade los "economistas de izquierda" (EDI) de defender una poltica de "distribucin del ingreso" entrminos similares a la burocracia sindical afn a Duhalde y posteriormente a Kirchner. Nada sobrela propuesta de una suerte de "socialismo del trueque" cuando la catstrofe capitalista deprincipios de esta dcada oblig a millones de argentinos cambiar calcetines en desuso por un

    plato de fideos o viceversa. Nada dice tampoco sobre la presentacin de subsidios al "empleo",miserables y en negro como ejemplo de "cultura del trabajo" y "socialismo". Nada sobre eloportunismo de lanzar una agrupacin de "economistas" en el mismo momento en que Katz,reivindicando su pasaje del socialismo a la "democracia", se present como "ministro deEconoma" de un personaje hoy olvidado que cosech votos repudiando a los partidos deizquierda. Sin examinar an el contenido de los planteos de su nuevo trabajo hay que decir queKatz procede a lo que los franceses llaman la "fuite en avant" o lo que en criollo sera el que callaotorga.

    Otro dficit metodolgico del texto de Katz es que se trata de un ataque al Partido Obrero con un

    criterio muy particular. Porque nunca se refiere a la enorme literatura poltica del PO, su textos, suprensa, sus documentos, sus folletos, libros y resoluciones. Tampoco menciona planteamientos desus dirigentes ms reconocidos. Y esto a pesar de que Katz no deja de considerar ningn asuntopoltico relevante. Suponemos que en su tarea de profesor Katz no admitira nunca un trabajo deestas caractersticas, que no cita a las fuentes y que, adems, las distorsiona o falsifica con unacompleta arbitrariedad. Al tratarse de una lucha poltica, nuestro autor estima que puede utilizarla impostrura "a piaccere" para confundir al lector sobre las posiciones de quien dice criticar. Lomismo vale para el cometido declarado de su texto, la crtica a "dos autores - Pablo Rieznik yLuis Oviedo -", cuyas formulaciones no expone nunca con rigor, abusando de la cita fuera decontexto y adjudicndole planteos que nunca formularon. An con este procedimiento, impropiode quien ha adoptado los modos del trabajo acadmico, el articulo reciente de Katz tiene el mritode aportar a una clarificacin poltica. Katz, como idelogo de la "nueva izquierda", expone

    ampliamente sus propios puntos de vista. Los que, adems, se encuentran en las antpodas de loque Katz sostena algunos aos atrs y de lo cual ahora reniega aunque nunca se haya dado altrabajo de explicar la metamorfosis. Por eso la crtica a sus viejos compaeros tiene la forma deuna catarsis con un autor que no se sabe si se ofusca con quien polemiza, con su propio pasado ocon sus contradicciones de ayer y de hoy.

    El "nuevo" Katz, entonces, es muy claro cuando, en "oposicin" a los catastrofistas afirma que esimposible hablar de una tendencia al colapso del capitalismo, dado que la "dinmica" capitalistaes "cclica" y a cada crisis sucede una ulterior recuperacin. Tampoco correspondera, segn Katz,hablar del imperialismo como ltima etapa del capitalismo y como poca de catstrofes y

    revoluciones, que sera un sealamiento de Lenin, puramente coyuntural, para los aos1914-1922. Las fuerzas productivas del capital - sostiene Katz - continan creciendo y ya no

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    corresponde hablar de gobierno obrero y expropiacin del capital porque el nacionalismolatinoamericano nos ofrece un puente privilegiado al socialismo, del cual ni siquiera Kirchnerestara excluido: es la integracin que mediante un "acuerdo regional" plantea el gobiernovenezolano a travs del llamado ALBA. Concluye, curiosamente con una crtica a lo que considerael monolitismo del PO, para celebrar la construccin de un partido regimentado desde arriba con

    los recursos del aparato estatal (capitalista), manejado por funcionarios pblicos e intolerantecon cualquier disidencia interna. Esto es exactamente lo que han sealado los militantessocialistas que rechazaron disolverse en el partido nico de la revolucin que puso en pie elpresidente Chavez, a quien normalmente Katz menciona segn su jerarqua constitucional.Admitamos que al menos Katz no se anda con chiquitas y cuando ahora releemos artculos de supluma de algunos aos atrs no puede menos que concluirse que la metamorfosis de Katz esverdaderamente copernicana.

    El catastrofismo conservador

    Y comienza as: segn nuestro crtico "Marx nos leg una teora del funcionamiento y de la crisisdel sistema capitalista pero no de su catstrofe". Al revs -dice Katz- tal funcionamiento delcapital, descubierto por Marx consistira en que el capitalismo "no se degrada (hacia su)desmoronamiento, sino que subsiste a travs de espirales de crecimiento y crisis convulsivas".Marx entonces, no sera el terico que puso de relieve el carcter histricamente condicionado del capitalismo y la inevitabilidad de su superacin como requisito para el progreso del hombrecomo especie, sino exactamente, al contrario, quien explica que las "convulsiones" del capital sonslo un medio para su..."subsistencia". El "aggiornado" crtico vuelve as muy atrs porque laintuicin de que el capitalismo encontraba barreras insuperables a su propio desarrollo y comoconsecuencia del mismo, es previa a Marx y muy clara en el caso de uno de los exponentes de la

    llamada escuela "clsica" de la economa poltica burguesa, David Ricardo.

    Como sealramos en el artculo al cual pretende responder Katz, la cuestin de la tendencia alcolapso, catstrofe o derrumbe del capitalismo, trminos que deben ser considerados sinnimossegn su denominacin original en alemn, fue el debate clave que sigui a las muertes de Marxen 1883 y Engels en 1895. Bernstein que haba sido estrecho colaborador de este ltimo fue quiencoloc al finalizar el siglo XIX el problema de la "tendencia al derrumbe" en el centro de ladiscusin del movimiento obrero y socialista de la poca. Cualquiera sea la crtica que se puedaformular a los revisionistas e inclusive a las limitaciones de sus contradictores de la poca(Kautsky y Rosa Luxemburgo) lo que importa aqu es que la polmica parta de la admisin comn

    de que el planteamiento original de Marx era inseparable de la mentada tendencia al derrumbe oal colapso del capitalismo. Esto era absolutamente indiscutible. Bernstein al revisar a Marxsostena que nuevas circunstancias en el desarrollo capitalista eliminaban ciertos presupuestossobre los cuales Marx haba formulado sus anlisis respecto al derrumbe del capital. Porque entreotras cosas, el monopolio y el crdito permitiran contener y revertir el desarrollo anrquico de lalibre competencia, que estimaba como el principal factor de destruccin de la economa capitalista y de sus crisis recurrentes. Katz se coloca tambin muy por detrs de Bernstein porque si stecritic la teora del derrumbe nunca cuestion la marcha irreversible de la sociedad burguesahacia una etapa superior, el socialismo. Slo que en lugar de considerarla como la consecuenciade las contradicciones crecientes y explosivas del capital, postul una suerte de desarrolloarmnico y planificado que sera coronado, al mismo tempo, por una eliminacin gradual de laslacras del capitalismo y un ascenso progresivo al poder de la clase obrera, mediante reformas al

    modo de produccin existente y a su rgimen poltico.

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    Mientras Bernstein supona que el capital posea los atributos de una suerte de correccin para surumbo catastrfico, Katz nos explica que el capitalismo "subsiste" por medio de crisis cada vezms "convulsivas". No deja de ser "catastrofista", pero no de un modo socialista y revolucionario,

    sino conservador y reaccionario. Katz afirma que jams Marx "imagin el estallido final del sistemacapitalista". Sin embargo, es exactamente lo que el autor del Capital plante al coronar todo elanlisis que efectuara en su trabajo cumbre. Se trata adems de los prrafos finales de uno de losltimos captulos (XXIV) en el apartado final, titulado "Tendencia de la acumulacin capitalista",donde Marx describe ni ms ni menos que el momento en que "suena la hora postrera del capital"y se plantea su "negacin" es decir, su liquidacin histrica, "se hace saltar la corteza capitalista,los expropiadores son expropiados", algo que se impone con "la necesidad de una ley natural".Textualmente: "El monopolio ejercido por el capital se convierte en traba al modo de produccinque floreci con l y bajo l. La centralizacin de los medios de produccin y la socializacin deltrabajo llegan a un punto en que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta saltahecha aicos. Ha sonado la hora final de la propiedad privada capitalista. Los expropiadores sonexpropiados". Semejante definicin incomod siempre, no slo a Katz, sino a una plyade de sus

    propios seguidores. (los de Marx, claro). Se les antoja que el Marx "objetivista" y naturiformeexcluye as la revolucin y la accin "subjetiva" del hombre. Pero la distincin es esquemtica yes lo que Marx se plante superar. Lo subjetivo est preado por la objetividad y viceversa. Elautor del Manifiesto del Partido Comunista saba que el proletariado tena que acabar con alcapitalismo porque este se derrumbaba y, recprocamente, que no se derrumbara si la accinhumana no proceda a la correspondiente ejecucin. La incomprensin de esta relacin recprocasiempre ha dado lugar al descubrimiento de "dos Marx". El "subjetivista", que plantea en el iniciodel citado Manifiesto que "el motor de la historia es la lucha de clases", y el "objetivista" queindica que son las "relaciones de produccin en choque con las fuerzas productivas" las quedeterminan "la revolucin" social. Una oposicin completamente ficticia, sobre la cual se haderramado ros de tinta durante aos, olvidando que lo "objetivo" y lo "subjetivo" son dosaspectos ntimamente vinculados de un todo nico: "Los hombres hacen la historia pero la hacen

    en condiciones que no han elegido y heredado del pasado", segn la conocida tesis del propioCarlos Marx.

    A pesar de que Marx es como la madre, que hay una sola, Katz tambin tiene sus "dos Marx". Asno tiene ningn problema en reconocer los planteos de Marx sobre el derrumbe, porque luego loshabra desmentido. Es decir, que convierte a Marx en Katz, que pas del catastrofismorevolucionario a su opuesto exacto sin solucin de continuidad. De modo que el Marx del Tomo Isera contrariado -dice Katz- por el del Tomo III, cuando pasa del "terreno de las contradiccionesgenricas" a "la explicacin de cmo las tendencias ms explosivas del capital estn morigeradaspor la accin de fuerzas opuestas (contratendencias), y distingue del anlisis puramente

    conceptual de sus manifestaciones concretas". As Marx pasara de un catastrofismo de concepto,genrico, abstracto, a un realismo anticatastrofista, "concreto", desmintindose a s mismo. Unaespecie de empobrecido Kant, segn el cual la "cosa en s" catastrfica del capitalismorecuperara el lugar de una vaga condena moral inasible, mientras el capitalismo real que loseconomistas como Katz pueden investigar y medir en sus vicisitudes ms inmediatas seraeterno en su "dinmica cclica". Ms dialctico es el poeta que celebra al amor, "eterno mientrasdure", conciente quizs de que "todo lo que existe merece perecer".

    La tendencia decreciente de la tasa de ganancia

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    Marx, por supuesto, nunca habla de "contratendencias" en el Tomo III, cuya primera parte, alrevs, remata en el anlisis exhaustivo de la llamada tendencia decreciente de la tasa deganancia, que Marx reputa la "ley fundamental de la economa poltica", precisamente porquepone de relieve el mecanismo ntimo y esencial que conduce al declinio irreversible,ir-re-ver-si-ble, del modo de produccin capitalista. La acumulacin del capital implica el desarrollo

    de las fuerzas productivas que emerge de la competencia entre los muchos capitales parasobrevivir y cuyo resultado contradictorio es que crece constantemente la proporcin de capitalaplicado en mquinas, herramientas, materias primas y disminuye la correspondiente a laaplicada en el pago de salarios. Como la plusvala o ganancia que obtiene el capital surge de ladiferencia entre el valor creado por los asalariados y lo que obtienen como ingreso para subsistir,esa plusvala o ganancia medida con relacin a la totalidad del capital tiende a caer. Por lo tanto,cuanto ms se desarrolla el capital ms erosiona, mina, afecta, destruye, cuestiona, dificulta,restringe...las condiciones de su propio desarrollo. Al capital le pasa lo que le pasa a Katz y atodos nosotros: cuanto ms vivimos nos acercamos a la muerte y como consecuencia de las leyesde nuestro propio desarrollo; nos guste o no. Basta el sentido comn en este caso, paracomprender que la mentada tendencia decreciente de la tasa de ganancia no sera la leyeconmica fundamental de la economa poltica si fuera negada por "contratendencias" que con

    una igual fuerza y en sentido contrario, la tornaran inocua.

    De hecho Marx nunca habl de contratendencias sino de "factores contrarrestantes" queenlentecen, frenan en diversos perodos y evitan una evolucin puramente lineal o mecnica de latendencia inmanente de la tasa de ganancia a decrecer. Algo que en el lmite, la llevara lisa yllanamente a la desaparicin en el caso de una completa automatizacin del proceso productivo.Este sencillo ejemplo lo plante Ernst Mandel, a quien lamentablemente Katz rescata cuando setrata de repetir sus peores defectos polticos y sus trabajos tericos ms pobres. El ejemplo esdidctico porque pone de relieve la paradoja bsica del capital: cuanto mayor es la capacidad deltrabajo humano acumulado de producir riqueza (tericamente ilimitada en el caso imaginado de la

    competa automatizacin productiva); menor es la produccin de nuevo valor, cuya confiscacin esla razn de ser del capital ( y que termina por ser nula en caso de ausencia de trabajo totalmenteremplazado por maquinas). El valor slo puede crearse como resultado del trabajo vivoinvolucrado en la produccin. Pero el desarrollo de la productividad del trabajo lo tornacrecientemente superfluo y sustituible por procesos automticos. En el capitalismo cuanto mayores la productividad del trabajo, mayor es su capacidad de producir riqueza, pero menor es el valorunitario de los productos, al mismo tiempo que disminuye la cantidad de trabajo vivoincorporado a los mismos hasta desaparecer, como acabamos de sealar, en el caso de unaproduccin automtica.

    El vnculo entre el trabajo, produccin de riqueza y valor, es histrico y contradictorio. Lacontradiccin alcanza un nivel terminal e insuperable cuando el propio trabajo inmediato en laproduccin es crecientemente innecesario y cesa de servir a la valorizacin del capital, que hadesarrollado las fuerzas productivas a un punto en que chocan con relaciones de produccin quedeben ser superadas. El trabajo inmediato del hombre en la produccin estuvo siempre colocadocomo fundamento de la creacin de riqueza; hasta el momento en que en una potencia muyelevada de su desarrollo histrico, se niega a s mismo, se desplaza y retira del procesoproductivo directo. Esto en la misma medida en que logra ser sustituido por el "monstruomecnico" como deca Marx. Los procesos automticos conducirn entonces al hombre del reinode la necesidad al reino de la libertad, un reino en el cual el trabajo no producir valor porque eltrabajo se transformar en una actividad vital conciente del metabolismo productivohipertecnificado y cambiar completamente de carcter. Algo imposible de comprender si no se

    comprende que, a diferencia de la riqueza, el valor no es algo tangible, no es una "cosa", sino laexpresin de una relacin social mediante la cual los productores de mercancas se vinculan entre

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    s a travs de sus productos que intercambian segn el tiempo socialmente necesario paraproducirlos. El valor est obligado a desaparecer, la riqueza a trascender ms all de ladesaparicin del trabajo aplicado inmediatamente a la produccin.

    La decadencia o tendencia decreciente de la tasa de ganancia es una manifestacin inseparablede la decadencia de la ley del valor como principio regulador del movimiento capitalista. "A partirdel momento en que el trabajo, bajo su forma inmediata dej de ser la fuente principal de riqueza,el tiempo de trabajo deja y debe dejar de ser la medida de valor de uso. El sobretrabajo de lasgrandes masas dej de ser la condicin de desarrollo de la riqueza general, tanto como el notrabajo de algunos dej de ser la condicin de desarrollo de las fuerzas generales del cerebrohumano "(4). El desempleo crnico, de laga duracin que se perpeta y crece en el ltimo cuartode siglo, no es el resultado necesario del progreso tecnolgico en s, sino el producto de la crisisde sobreproduccin del capital; cualquier esfuerzo para salir de esta crisis de sobreproduccindentro del cuadro del capitalismo slo puede agravar una situacin ya de por s insoportable. Lasalida del infierno de la desocupacin perpetua no puede ser ms que la ruptura del marco

    capitalista. A su manera, la desocupacin, es el ndice negativo de que las condiciones estnmaduras, no para el fin del trabajo', anunciado por los nuevos ricos del parasitismo burstil, sinopara la abolicin de la alienacin del trabajo por medio de la abolicin del capital. Ladesocupacin crnica, anuncia a su manera la muerte de la ley del valor y del mercado (5).

    Marx deca que la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia era un "enigma" muysimple de entender para quien resolviera el "enigma" del valor (y de la riqueza) que explicara enel Tomo I de "El Capital". Como Katz no entendi el secreto del valor, lo desaprendi, no puedeentender ahora la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia del capital, cuya esenciase resume en definitiva en la tendencia del capital a cuestionar con su propio desarrollo la ley del

    valor que constituye el motor mismo de su existencia, histricamente condicionada,histricamente limitada, condenada a desaparecer. Para decirlo en trminos de la "reflexinterica" a la que gusta apelar nuestro crtico, no habiendo comprendido el valor, el fetichismo dela mercanca (por el cual una relacin social se manifiesta como cosa material), Katz se convierteen un adorador del "fetiche del capital", eterno en su "dinmica cclica".Un economista al menosdebera dominar el concepto elemental de valor que Marx s nos leg para la comprensin denuestra poca capitalista.

    Katz, que se jacta de su saber terico contra la pobreza de sus crticos, nos imputa desconocer"medio siglo de discusiones sobre el tema" de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia.

    Pero parece que el supuesto seguimiento escrupuloso del tema, en su caso, termin por perderloen el laberinto de una enorme confusin sobre el punto. Pero, adems, no hace mucho tiempo en"En Defensa del Marxismo" fue publicado un cuidado artculo sobre el tema que considerababastante ms de medio siglo de discusiones, relevaba la biografa ms reciente y explicitaba lacrtica a Katz y a los autores que no entendan o distorsionaban la ley fundamental de la economapoltica, considerando las diversas aristas del debate contemporneo sobre el punto (6). En esemismo medio siglo de discusiones sobre el tema lo que se ha destacado es una tentativa porconvertir a la ley de la tendencia decreciente en lo opuesto a lo que Marx planteaba. De tal modoque la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia sera una especie de desafoperenne, de barrera esencial, de obstculo inmanente, que una y otra vez el capital se vioobligado a superar y doblegar para asegurarse su existencia ilimitada como una especia de avefnix, que siempre resurge de sus cenizas. Un cmulo de lecturas sobre un mismo tema, en

    consecuencia, puede intoxicar el entendimiento; quizs es necesario leer menos y mejor, si nospermite nuestro crtico -que se solaza con pginas recorridas sin rumbo para criticar los

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    principios y lo mejor del marxismo-.

    Sobre las herramientas

    El razonamiento antidialctico termina por nublarse cuando nuestro crtico afirma que, endefinitiva, la tendencia al derrumbe carece de toda importancia porque en la polmica originalsobre el tema quien la revisaba (Bernstein) llegaba a conclusiones no revolucionarias sinoreformistas y quien la reivindicaba (Kautsky)... tambin. El mismo argumento utilizaron en ladcada del 30 del siglo pasado los intelectuales norteamericanos cuando criticaron a Trotsly porsu reivindicacin de la dialctica, en la medida en que uno y otro haban obtenido ciertosresultados polticos por caminos diversos: uno, reivindicando a la lgica hegeliana, el otrorepudindola. Qu importancia tiene, entonces, -insistan los Katz del momento, en la lnea delempirismo anglosajn ms rudimentario- la teora de la dialctica que Trotsky planteaba como

    elemento indispensable de una concepcin materialista de la historia del hombre y de la polticarevolucionaria? Qu importancia -dice ahora nuestro crtico- tiene la teora del derrumbe si,apoyando o rechazndola, se puede llegar a conclusiones igualmente equivocadas? La respuestaclsica a este problema la olvid Katz a pesar de haberla repetido hasta el cansancio, cuandoejerca una sana prctica docente como militante del Partido Obrero. Qu respondera a unalumno que le cuestionara el valor de las herramientas porque un artesano hbil puede lograr unexcelente producto con la peor de ellas, mientras que con la mejor, otro colega menos dotadopodra obtener un psimo producto? Que las herramientas carecen de toda importancia? Laherramienta de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia es decisiva para comprender ladinmica histrica del capital... y su tendencia al colapso.

    La ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y la tendencia al derrumbe del capitalcomo contribuciones definitivas a la comprensin de la dinmica del capitalismo estnindisolublemente ligadas entre s. En lo que propios y extraos consideran uno de los mejorestratados sobre "La gnesis y estructura de "El Capital" de Marx", que es el ttulo de unimpresionante tratado del Roman Rosdolsky, se dedican numerosas pginas y un captulo especiala este problema, bajo el ttulo de "la ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y latendencia al derrumbe del capital". All leemos: "en agudas contradicciones, crisis convulsiones, seexpresa la creciente inadecuacin del desarrollo productivo de la sociedad a sus relaciones deproduccin hasta hoy vigentes. La violenta aniquilacin del capital, no por circunstancias ajenas as mismo, sino como condicin de su autoconservacin, es la forma ms contundente en que se leda el consejo de que se vaya y deje lugar a un estadio superior de produccin social". La cita es

    de Marx y merece el siguiente comentario de Rosdolsky: "con este pronstico de derrumbeconcluye, en el fondo, la tercera seccin de los Grundrisse; la afirmacin de que Marx no habrainstaurado una "teora del derrumbe" debe remontarse ciertamente, ante todo, a la interpretacinrevisionista de su obra econmica ". (7)

    Dinmica histrica (y cclica)

    La negacin de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y de su vnculo con la tendencia al

    colapso impide a los revisionistas como nuestro crtico, comprender la adecuada periodizacin delas diversas etapas del modo de produccin capitalista que emergen de su peculiar dinmica

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    histrica. En oposicin a este concepto, plantean una "dinmica cclica" que, al modo de unacalesita, renueva las fases de las crisis y ascenso que es propia de la economa del capital,girando siempre sobre la base de un mismo eje. Toda la ciencia "anticatastrofista" se limita aidentificar al capitalismo con el movimiento de ese otro simptico juego de plaza condenadoperpetuamente a subir y baja, en este caso en el pasaje sin fin de la economa capitalista de

    estabilidad a la crisis, de la crisis a la expansin...y vuelta a empezar. La caracterizacin de lasetapas del capitalismo que tienen que ver con su dinmica histrica abarca al perodo constitutivooriginal, al de su desarrollo y madurez y, finalmente, al de su descomposicin y agotamiento. Elanisis de esta ltima etapa fue un tema dominante en los anlisis clsicos del marxismo de lasprimeras dcadas del siglo pasado, con los matices propios, en el caso de Rosa Luxemburgo,Nicols Bujarin, Rudolf Hilferding, y del clebre trabajo de Lenin sobre el imperialismo. De unmodo general el catastrofismo de Marx tom una nueva connotacin que el mismo Leninidentific con la de un capitalismo senil. Un capitalismo "agnico" que, con el monopolio y laproduccin a gran escala, con su asociacin directa con el aparato estatal de la burguesa y con suextensin planetaria, abra una "etapa de transicin" hacia un orden social superior. Era la faseterminal ("superior" y "ltima") del modo de produccin burgus. Lenin habla por eso del "lugarhistrico" del imperialismo como el de la "reaccin en toda la lnea", de catstrofes econmicas y

    cataclismos sociales sin precedentes, etc., etc. Nos vemos obligados a recordar algo que es bienconocido en trminos de la tradicin marxista porque Katz comete la torpeza de asignar a esteplanteamiento un valor meramente coyuntural que habra dejado de tener vigencia en losprimeros aos de la dcada del 20 del siglo pasado. La ltima etapa del capitalismo fueanticipada ya por Marx en el mencionado captulo XXIV de "El Capital", cuando explic las tresdimensiones que eran propias del ciclo histrico del capital: la de la acumulacin primitiva, cuandoal expropiar al productor precapitalista crea las premisas de su propia produccin; la segundafase, cuando procede con sus propios mtodos a confiscar el valor producido por la clase obreraque ha creado; la tercera, cuando esta confiscacin se extiende al propio capital, revela su lmitehistrico y plantea que el desarrollo de las fuerzas productivas se hace incompatible con lasrelaciones de produccin capitalistas.

    En su tarea de revisar el pasado, Katz estigmatiza la caracterizacin marxista del imperialismocomo etapa ltima o superior del modo de produccin capitalista. Lo hace a su manera: "elcontraste simplificado entre una poca floreciente y otra decadente del capitalismo - dice - ,pierde de vista los rasgos del sistema que han sido comunes a todas sus etapas". No comprendede este modo, que los rasgos del sistema" inherentes al capitalismo" son los que conducen a su...decadencia, de la misma manera que los "rasgos comunes de la vida" (respirar, comer, defecar)conducen de la niez a la senilidad... y siguen siendo "comunes" en ambos extremos. Cmo va aser imposible, entonces, distinguir la etapa floreciente o de decadencia de un ser vivo porque seperderan entonces los rasgos comunes de su vida? Katz supone que si el capitalismo tuvo crisis yrecuperaciones ayer, hoy -como las podr tener maana- de qu sirve detenerse en una

    precisin de las etapas histricas del capital? Siempre que llovi, par y as suceder en "pocas"que se sucedern las unas a las otras sin que podamos hablar de una etapa final o terminal. Katzes un milenarista del capitalismo.

    Nuestro crtico, entonces nos brinda una visin alternativa: "el contraste entre una poca dereformas sociales (1880-1914) y otra de atropellos capitalistas (1914-1940) fue establecida - dice -para distinguir la expansin de la socialdemocracia de la ascensin del fascismo". Katz no nosinforma quien "estableci" el contraste que desplaza el eje del problema a un plano polticoigualmente interesante, al diferenciar entre un perodo "socialdemcrata" hasta el 14, y otro deascenso del fascismo hasta 1940. En el medio desapareci octubre del 17, el punto de partida de

    la era de la revolucin socialista. No hay imperialismo, no hay "ltima etapa", no hay etapa detransicin, no hay revolucin. Y no slo eso, porque luego de la etapa del fascismo, nos indica que

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    sigui "otra de avances sociales durante el estado de Bienestar" (1950-1970). Socialdemocracia,fascismo, democracia, esta sera la periodizacin del siglo XX en trminos que reproducen lasbanalidades de un manual de las agencias educativas de cualquier gobierno capitalista. Estadode Bienestar! Nada de catstrofe, nada de revolucin, nada de decadencia.

    Repasemos con un mnimo de realismo la poca del "bienestar", las famosos "aos gloriosos" delcapitalismo de posguerra del siglo XX: la revolucin china, la guerra de Corea, la revolucincubana, los levantamientos del 60 en el mundo entero. El eufemismo "avances sociales en elcapitalismo" es absolutamente engaoso: en la posguerra, con la revolucin china, la mitad deterritorio del planeta qued bajo el dominio de los regmenes que expropiaron al capital; a partirde 1959, con Fidel y el Che, la ola revolucionaria debut en Amrica Latina. En 1962 con la crisisde los misiles asistimos a la posibilidad cierta de una hecatombe nuclear. En el 68, loslevantamientos obreros, estudiantiles y populares recorrieron el globo, de Pars a Praga, de lasluchas en el corazn del imperialismo yanqui al continente latinoamericano. La ofensiva delVietcong iniciaba la cuenta regresiva para los invasores en el sudeste asitico. En las metrpolis la

    clase obrera merced a la colaboracin contrarrevolucionaria de la burocracia moscovita eraintegrada al rgimen burgus a costa de importantes conquistas, luego de la carnicera espantosade la Segunda Guerra en el medio del siglo. Catstrofes y revoluciones? No, responde Katz,"avances sociales" que superaron el perodo de la descomposicin capitalista y nos condujeron alEstado (burgus) del bienestar. Es la repeticin de dogma y del discurso oficial urbi et orbi sobrenuestra poca. Katz puede postularse tambin al Ministerio de Educacin.

    Kondratieff y el perpetuo renacer

    En honor a la polmica digamos que el esquema -dogma de Katz reitera un antiguo planteamiento del economista ruso Kondratieff, que hace muchos aos retomaran algunos "economistas deizquierda", anteriores a Katz. En el debate original Kondratieff cuestionaba el punto de vista de losbolcheviques sobre la crisis planteada en el final de la Primera Guerra y en el debut de laRevolucin Rusa. Kondratieff sostuvo entonces, que no se trataba de una crisis nica niexcepcional y que su funcin histrica no era la de anunciar el colapso del capitalismo sinofacilitar el reestablecimiento del equilibrio de su metabolismo productivo.

    Segn Kondratieff, las oscilaciones de largo plazo del capitalismo eran semejantes a las

    planteadas por Marx para perodos del orden de los siete a diez aos en que la curva de laactividad capitalista desembocaba sistemticamente en interrupciones violentas de todo elproceso econmico. Estas crisis eran un resultado de las contradicciones del mecanismo propio dela economa capitalista y de la competencia entre los diversos capitales y, en ese contexto,tambin un mecanismo de salida para la continuidad de la acumulacin capitalista. Esto ltimoen la medida en que la quiebra y desvalorizacin de capitales, el desempleo y la baja de salarioscreaban las condiciones para recuperar la tasa de ganancia, cuya tendencia a la cada seencuentra detrs de toda crisis. En consecuencia, estos ciclos obedecan a una regularidadimpuesta por el propio movimiento del capital, cuyo motor es siempre la produccin para obtenerganancias.

    La misma regularidad, sin embargo, no puede extrapolarse para explicar los movimientos ms

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    amplios, en perodos ms extensos, del propio desarrollo capitalista. Esto fue precisamente lo queTrotsky critic de Kondratieff y de manera muy explcita: "por lo que se refiere a las fases largas(de cincuenta aos) en la tendencia de la evolucin capitalista, para las cuales el profesorKondratieff sugiere, infundadamente, el uso del trmino "ciclos", debemos destacar que sucarcter y duracin est determinada, no por la dinmica interna de la economa capitalista, sino

    por las condiciones externas que constituyen la estructura de la evolucin capitalista" (entre loscuales Trotsky cita textualmente el caso de las "guerras y revoluciones"). Por lo tanto, al indagarsobre el proceso de acumulacin de capital en un sentido histrico general no se puede procedercon el enfoque propio de la regularidad de los ciclos determinados por factores recurrentes sino,de un modo ms decisivo, por los elementos no peridicos que, como se seala en la crtica deTrotsky, no pertenecen a su "dinmica interna", sino que la condicionan en ltima instancia.

    El nfasis polmico de Trotsky, en cambio, se vinculaba a la incapacidad del "modelo deKondratieff" para dar cuenta del cambio operado en las condiciones generales de la evolucin delcapitalismo, es decir, no del ciclo del capital sino del momento histrico en que ese ciclo se

    desenvuelve. Los bolcheviques y Trotsky tenan precisamente en cuenta que el capitalismo habaencontrado un lmite histrico con la emergencia del imperialismo, una poca de "guerras yrevoluciones", de catstrofes econmicas y sociales y de reaccin en toda la lnea. Esta era lacuestin decisiva y la que Kondratieff cuestionaba.

    Al desarrollar su punto de vista Trotsky recurri en forma reiterada a la analoga de la vitalidaddel capitalismo con la del propio corazn humano. Este ltimo siempre late, como los latidos en elmetabolismo de la economa capitalista que son los ciclos. Pero en la juventud y en la madurez elcorazn late con vigor y regularidad mientas que con la senilidad, el latido pierde fuerza, se haceirregular y est sometido a arritmias y accidentes diversos. Es lo que corresponde a la "ltima

    etapa" o a su "fase superior" de un metabolismo viviente. Y es lo que es el imperialismo respectoa las etapas de ascenso y plenitud del modo de produccin capitalista. "En estos trminos, lasenilidad del capitalismo de posguerra -segn el propio Trotsky- podra detectarse por latransformacin de los ciclos regulares en "espasmos" convulsivos del tipo de los experimentadosen 1920-21".

    La preocupacin de Trotsky en la poca consista precisamente en indagar cmo secorrelacionaban en los "espasmos" de aquel momento dos fenmenos de naturaleza diferente:una eventual recuperacin coyuntural del ciclo econmico (la revolucin no se haba extendidovictoriosamente, haba fracasado en Alemania) con la curva bsica del capitalismo, que mostraba

    las evidencias de una decrepitud histrica. Trotsky se delimitaba entonces de las tendenciasultraizquierdistas de la III Internacional y del partido bolchevique, que se negaban a considerar losritmos cambiantes de la agona capitalista. Como ahora, no haba que confundir una cosa con laotra. Por eso mismo, reaccion vigorosamente cuando Kondratieff pas de hecho a cuestionar lateora del derrumbe y del agotamiento histrico del capital para postular la reconstitucininevitable del "equilibrio" capitalista a partir de su "descubrimiento" de lo ciclos largos.

    Original y copia

    "Trotsky -dice Richard Day en un extenso trabajo sobre este punto- rechazaba la idea de grandes

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    ciclos porque Kondratieff haba oscurecido la diferencia entre ciclos peridicos y perodoshistricos independientes". Eso es. Por eso mismo, cuando Kondratieff insisti con sus puntos devista en el ao 1926, "Sujanov intervino en el debate con los argumentos de Trotsky mostrandoque Kondratieff haba ignorado las diferentes etapas del capitalismo. De acuerdo con Sujanov,Kondratieff estudiaba la economa de la misma forma en que un astrnomo poda investigar las

    rbitas inmutables de los cuerpos celestes. Sera precisa una aproximacin ms racional paraconsiderar la juventud, madurez y decrepitud del capitalismo, e incluso la proximidad de sumuerte. Tomando prestada la analoga de Trotsky de los latidos del corazn, Sujanov clamaba queel capitalismo haba perdido su fuerza creativa y se volva senil" (8).

    En realidad, el asunto es tan sencillo que las tesis de Kondratieff no hubieran trascendido luegodel debate de la dcada del 20 sino por dos acontecimientos que tienen alcance y perspectivadistinta. Primero: quien rescat a Kondratieff del olvido fue el austriaco Joseph Schumpeter, uneconomista burgus relativamente heterodoxo, que se declaraba admirador de Marx y de loseconomistas "neoliberales" y enemigo declarado del socialismo. Schumpeter, como muchos otro

    economistas burgueses, vio en Kondratieff la posibilidad de una teora de los ciclos compatible conuna visin del capitalismo como mecanismo inevitable de ascensos y cadas que constituan laforma natural e ilimitada de su reproduccin econmica, "a lo Katz". Como extravagancia digamosque, ahora, el idelogo del menemismo en Argentina -Jorge Castro- pronostica, a partir de estamisma apreciacin, que ya se ha iniciado un ciclo largo de ascenso capitalista que durardcadas, impulsado por la restauracin capitalista en China y el imperialismo norteamericano.

    El segundo acontecimiento que tiene que ver con el reflotamiento contemporneo de Kondratiefffue la tentativa del citado Ernst Mandel, quien trat de conciliarlo con el marxismo. Una misinimposible porque como dice el citado Richard Clay "o el capitalismo se desarrolla segn una pauta

    evolutiva continua, en cuyo caso puede hablarse de ciclos, o esa teora oculta el desarrolloirregular del capitalismo, tal como Trotsky sostena. Toda la sutileza del mundo ser incapaz desuperar el hecho bsico de que, en la opinin de Trotsky, las ondas largas -o de los grandes ciclos-son incompatibles con una periodizacin marxista de la historia del capitalismo. Mandel, encambio, est de acuerdo con Trotsky y con Mandel, algo que es lgicamente imposible" (9).

    Claro que el problema de Mandel no era "lgico" sino poltico porque expresaba la adaptacin alas presiones derivadas del imperialismo y el stalinismo luego de que contuvieran la revolucin enel final de la segunda guerra mundial. Sobre la misma base y confusin de Kondratieff, Mandelcaracteriz que con la posguerra se iniciaba una "onda larga" de crecimiento capitalista o

    "neocapitalista"; as como identific al stalinismo, en el nuevo contexto, como un factor objetivode impulso a la revolucin, primero, y a la renovacin democrtica ms tarde (con Gorbachov yla denominada perestroika).

    Fuerzas productivas

    Es tambin de Mandel que Katz copia la crtica a la afirmacin muy conocida de Trotsky en "ElPrograma de Transicin" de 1938 cuando dice que las "fuerzas productivas han cesado de

    crecer".Una caracterizacin, por otra parte, inseparable del anlisis sobre el carcter de la etapasuperior y ltima de la sociedad capitalista y la realidad catastrfica de su tiempo que es el

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    tiempo, claro, que nos toca vivir. Cmo va a frenarse el desarrollo de las fuerzas productivas, seinterroga Katz, si las tcnicas de produccin siguen mejorando, aparecen nuevos inventos,progresa la ciencia aplicada en el mundo de los negocios, etc.? Pero Trotsky no negaba esto sinoque lo inclua en su propia caracterizacin: "la premisa econmica de la revolucin proletaria hallegado hace mucho tiempo al punto ms alto que le sea dado alcanzar bajo el capitalismo. Las

    fuerzas productivas de la humanidad han cesado de crecer. Las nuevas invenciones y los nuevosprogresos tcnicos no conducen a un acrecentamiento de la riqueza material. Las crisis decoyuntura, en las condiciones de la crisis social de todo el sistema capitalista, aportan a las masasprivaciones y sufrimientos siempre mayores". Y agregaba, pensando en los Katz de la poca,encandilados con la recuperacin de las fuerzas productivas del capital, luego de la catstrofe de1929: "Las charlataneras de toda especie segn las cuales las condiciones histricas no estarantodava "maduras" para el socialismo no son sino el producto de la ignorancia o de un engaoconsciente". No necesitamos sealar que Trotsky hablaba del socialismo revolucionario y no de lademocracia "socializante" que pregona nuestro crtico.

    No hay que ser Trotsky de todos modos, para comprender que si, por ejemplo, losdescubrimientos de la ciencia atmica se aplican a la elaboracin limpia, conciente y adecuadade alternativas energticas, no es lo mismo que si se utilizan para liquidar miles o millones deseres humanos en una guerra nuclear. La creacin de una usina elctrica, abastecida por uranio,puede hacer crecer el PBI como una fbrica de bombas de hidrgeno. Pero la "medida" de laactividad econmica del capital no permite deducir el significado cualitativo, el lugar que ocupa enla evolucin del capital el predominio de una u otra cosa. Es la apologa del capital y no sutendencia a revolucionar las tcnicas de produccin lo que enceguece a Katz, incapaz decomprender que es esa misma revolucin la que lo condena a llevarnos a un retroceso civilizatorioo a dar paso a un orden social superior.

    Marx afirm que una "era de revolucin social" queda abierta cuando las relaciones de produccin se convierten en una traba al desarrollo de las fuerzas productivas. Una "era del socialismo",entonces, era la que los revolucionarios de octubre consideraron abierta con el imperialismo comomanifestacin de la poca signada por el agotamiento histrico de la civilizacin capitalista. Elplanteo de que las fuerzas productivas han cesado de crecer es muy concreto: son las relacionesde produccin las que deben ser revolucionadas para abrir una nueva poca del progresohumano. El clsico sealamiento de Marx tiene un sentido muy preciso con respecto a la etapa enla cual esas mismas relaciones de produccin eran, al revs, un estmulo a la capacidad delhombre de transformar la naturaleza (fuerzas productivas) y planteaban un desarrollo histricoprogresivo del capitalismo respecto a los modos de produccin precapitalistas. La referencia alcese del crecimiento de las fuerzas productivas es muy especfica e inequvoca para designar la

    poca histrica cuyo debut est marcado por la guerra imperialista de la segunda dcada de sigloXX y la revolucin rusa del 17.

    El "cese" del desarrollo de las fuerzas productivas toma una forma absoluta, por otra aprte,cuando su carcter crecientemente destructivo (la expresin es de Marx) se manifiesta en unadepredacin humana y ambiental sin precedentes, con crisis cada vez ms profundas, msextendidas y ms duraderas, con el predominio de las formas ms parasitarias del capital(mercados monoplicos y capital financiero) y una pauperizacin creciente de las masas dealcance planetario. Cuando la pauperizacin relativa y absoluta de las masas alcanza lasdimensiones gigantescas que hoy conocemos, cmo es posible insistir tozudamente con el

    cuento de que "las fuerzas productivas no cesan de crecer porque la tendencia a la"autoexpansin" es la caracterstica distintiva de su modo de produccin? Se olvid Katz "que el

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    desenvolvimiento de las fuerzas productivas motivado por el capital mismo en su desarrollohistrico, una vez llegado a cierto punto, anula la autovaloracin del capital y que a partir decierto momento el desenvolvimiento de las fuerzas productivas se vuelve un obstculo para elcapital; por tanto la relacin del capital se torna en una barrera para el desarrollo de las fuerzasproductivas del trabajo", que es lo que dice Marx en los Grundrisse, segn reza el epgrafe de esta

    misma nota.

    Katz ha hecho del crecimiento del PBI un fetiche y no importa si mide la expansin de lacivilizacin mercantil y capitalista o el contrabando de armas, drogas y personas convertido enpilar del negocio capitalista en su etapa de descomposicin ms acentuada; si mide la expansindel capital industrial (histricamente progresivo) o la de las formas parasitarias del capitalmonoplico y financiero, sin cuya distincin es imposible dar cuenta del perodo dedescomposicin capitalista. Como para Katz todos los gatos son pardos no puede considerar lacuestin decisiva, que "ningn ndice de produccin industrial puede suplantar a las condicioneshistricas en que se desenvuelve la acumulacin del capital. La produccin debe ser analizada a la

    luz del proceso de la acumulacin capitalista, de ningn modo al revs; los datos' no puedensuplantar al anlisis, tienen que ser explicados a la luz de ste. En realidad, la economa de lospases desarrollados crece en el ltimo cuarto de siglo, medida tanto en valores reales comoficticios (las armas que se destruyen en una guerra; las operaciones de limpieza de un derrame depetrleo, incluido el petrleo derramado; los gastos que corresponden a un dficit fiscal, etc., secomputan como valor agregado en el sistema de contabilidad nacional) a una tasa del 2% anual,no solamente bien por debajo de la mitad de los 20 primeros aos de la ltima posguerra sinofundamentalmente bien por debajo del potencial productivo existente" (10).

    Los dogmticos, dice nuestro crtico, hemos modificado el concepto de fuerzas productivas

    desplazndolo al campo de la ciencia econmica al de la filosofa. Esto porque habramosinventado la especie de que el "hombre es la principal fuerza productiva", algo que sera ajeno ala economa y al marxismo ya que no puede "medirse" como la produccin, el consumo, o elahorro. Algunos aos atrs Katz celebraba un artculo de un colega del EDI que en largas pginashaba probado que nunca Marx haba usado semejante concepto. Ley mal: porque "de todos losinstrumentos productivos el mayor poder productivo es la clase revolucionaria misma", creyconveniente aclarar el mismo Marx al concluir la que se considera su primer obra integral decrtica a la economa poltica (11). En lenguaje "katziano" se poda decir que Marx era sin duda unpsimo economista y un gran filsofo.

    Dogmatismo, ciencia, axiomas

    La crtica al "dogmatismo", ttulo del largo texto de Katz que aqu consideramos, es, por lo tanto,engaosa. Su funcin es presentar como un supuesto "marxismo abierto" lo que no es otra cosaque el cuestionamiento de los fundamentos del socialismo revolucionario y las lecciones de unsiglo y medio de desarrollo poltico del movimiento obrero y su vanguardia. En este terreno lacrtica al dogmatismo es completamente improcedente. Porque no se trata de cuestionar eldesarrollo eventualmente unilateral y cristalizado de una herencia y un patrimonio comn, sinode revisarlo por completo. No por casualidad el artculo de nuestra autora que Katz critica,comenzaba sealando que copiaba de manera literal el planteo de Bernstein muy tardamente, sin

    la altura del original y en un perodo histrico distinto. La crtica de Katz, entonces, no es unacrtica al "dogmatismo marxista" sino al marxismo. "La dialctica de la historia es tal -seal

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    Lenin en su oportunidad - que el triunfo terico del marxismo obliga a sus enemigos a disfrazarsede marxistas". Como sabemos, la historia, cuando se repite, se presenta como farsa.

    El marxismo como toda ciencia naci y se desarroll en oposicin a las verdades absolutas yeternas que son propias de todo dogma. Pero, como en toda ciencia, el marxismo encuentra enciertos principios y axiomas su fundamento distintivo que es exactamente lo que Katz tira por laborda. El carcter histrico (y por eso relativo) del hombre y del mundo no autoriza a un"relativismo" gnoseolgico, segn lo cual "todo vale" y la provisoriedad o la incertidumbre puedenser generalizadas sin ton ni son. Katz llega a afirmar que es intil hacer "pronsticos" porque elfuturo es "impredecible" con lo cual liquida de un plumazo un atributo clave de todo conocimientocientfico, que consiste en demostrar su terrenalidad prctica en la capacidad predictiva que surgede la "ley del movimiento" del fenmeno que busca indagar. Nuestro crtico pasa as delembellecimiento del capitalismo que nunca se derrumba al oscurantismo anticientfico, lo cual nodeja de tener su propia lgica.

    Es posible que la palabra axioma suene fuerte al intelectual sensible; porque axioma equivale alplanteo de algunas formulaciones que se toman como pilares incuestionables de un edificioterico ms elevado sin que tales puntos de partida necesiten demostracin. Esto no significa queno sean verdaderos y/o que no puedan ser cuestionados porque en definitiva, todo axioma oprincipio es siempre el resultado de una experiencia humana en el desarrollo de la especie. Perolos principios y axiomas no pueden ser "demostrados" porque ellos mismos constituyen el puntode partida, la base, el inicio de toda disciplina. El caso ms conocido y paradigmtico es el de lageometra, cuyos axiomas sobre el punto la recta y el plano constituyen la base de un perdurableedificio milenario.

    Es posible trazar una analoga entre este concepto de principio o axioma en la cienciamatemtica y el marxismo considerado como ciencia? Absolutamente. Es Marx mismo quien en"La Ideologa Alemana" afirma textualmente que en su anlisis "la premisa no precisa serdemostrada", porque su concepcin de la historia no parte del ser humano "pensado, predicado orepresentado" sino del hombre de carne y hueso, viviente y real. Ya la realidad es un axioma, "nopuede ser demostrada", existe como tal. Marx recurre a un axioma tambin cuando indica que sumaterialismo reposa en la "prioridad de la naturaleza" o en el momento en que cita losdescubrimientos de Darwin como "fundamento histrico natural" de su propia concepcin. Losaxiomas pueden ser muy sencillos y muy simples aunque no por eso el recurso a ellos deja de serrevolucionario. Es lo que seal Engels ni ms ni menos que en la oracin fnebre en ocasin de la

    muerte de Marx cuando indic que el abordaje cientfico de la historia de la sociedad humana apartir de indagar las condiciones de produccin de la vida del propio hombre es un principioextremadamente sencillo; en definitiva, entender al hombre no por lo que dice sino por lo quehace. Un planteamiento -agreg el compaero de Marx - que, oculto por siglos de prejuicios ymistificaciones, permiti fundar un pensamiento riguroso, terico y prctico, para latransformacin del mundo en que vivimos. No pretendemos el rigor metodolgico en este brevecomentario para distinguir entre los axiomas y los postulados bsicos o reglas que siguenaquellos en orden a formular enunciados o teoras cientficas. Pero todo estudiante sabe que entrelos planteos fundantes del marxismo se encuentran precisamente los que Claudio Katz impugna,como veremos enseguida.

    Juicios de valor

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    En la primera lnea de su crtica a los "dogmticos" Katz afirma que "defendemos elcatastrofismo sin registrar el carcter valorativo que hacen de esa nocin". Se equivoca desde unprincipio: los registramos absolutamente Katz excluye los "valores" del tratamiento riguroso o

    cientfico de la realidad porque retoma una vieja concepcin del pensamiento positivista, en suversin ms primitiva y grotesca. Nuestro "economista" repite as a los manuales de su materiams vulgares, que distinguen entre, primero, una economa de "valores" (normativa) y luego,otra positiva (reglas, tcnica, clculo, etc.) y que excluyen a la primera del terreno de ciencia pararelegarla al terreno supuesto de la metafsica o del pensamiento especulativo. Segn este criterio,un cientfico de la economa no podra establecer con criterio propio si corresponde producir, porejemplo, caones o caramelos (es una controversia de "valores"), lo nico que puede hacer esexplicar mediante que procedimientos es ms eficiente su produccin. Claro que esta divisinarbitraria entre "valores" y ciencia tena y tiene como funcin santificar el orden existente... o laproduccin de caones, para decirlo metafricamente. El economista Katz se cocina en su propiasalsa.

    Toda la obra de Marx comienza con una enorme cantidad de planteamientos de "carctervalorativo" y es difcil encontrar otro punto de arranque para cualquier ciencia, a condicin claroest que, "los valores" hundan sus races en la realidad y en una intuicin profunda sobre laestructura del universo que aborda. Los positivistas ms sofisticados, que no es el caso de nuestrocrtico, no desconocen el status difcil de precisar de lo intuitivo y de la induccin, pero buscanintegrarlo y no apartarlo del campo de la ciencia. La intuicin del joven Marx sobre el carcter"catastrfico" del capitalismo como fuente de enajenacin y explotacin humana no queda enabsoluto disminuida por su posterior y metdica investigacin sobre las leyes del capital, en lacual abundan asimismo las consideraciones "valorativas" que Katz excluye del campo delconocimiento ms elevado pero a las cuales apela sistemticamente para polemizar con los

    "dogmticos". Katz no respeta el "valor" de la coherencia que es un principio insoslayable de todaciencia.

    El punto de partida de Marx fue la consideracin "valorativa" sobre la alienacin y la miseriaexistencial que dominaba al trabajador o productor asalariado en la sociedad capitalista en la cual,contradictoriamente, la potencia del trabajo del hombre se revelaba como nunca en la historia enla creacin de un mundo de riquezas y desarrollo de fuerzas productivas sin precedentes. Muchoantes de descubrir la plusvala y las leyes especficas de la explotacin capitalista en unainvestigacin rigurosa sobre el surgimiento, funcionamiento y posibilidades del modo deproduccin correspondiente a la sociedad burguesa; antes, entonces, de proceder a su trabajo

    cientfico ms conocido, Marx intuy la contradiccin bsica que marca la historia contempornea.Fue cuando escribi sus "Manuscritos" cuando tena algo ms de veinte aos y donde su visinsobre el "trabajo alienado" moderno brilla todava con alcance proftico. Un trabajo preado decontenidos "valorativos" en donde late, sin embargo, la gnesis de toda su labor posterior, quegan en profundidad, mtodo y sistematicidad. Cmo se "miden", en la ciencia "positiva" deKatz, las caracterizaciones de aquellos "Manuscritos" sobre la negacin del hombre en el trabajo,sobre la devaluacin del mundo humano mientras ms se valoriza el mundo de las cosas, losaforismos de estilo hegeliano sobre el hombre convertido en animal por la explotacin capitalistay la mutilacin del alcance universal de su trabajo como especie conciente? Pero inclusive elelemento "valorativo" que Katz desprecia, es una constante en toda obra de Marx y, por supuesto,en su texto cientfico ms elevado. Al concluir "El Capital" Marx dir que el capitalismo ha venidoal mundo chorreando lodo y sangre por todos sus poros.

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    Los "valores" que Katz desprecia no son de modo alguno ajenos al escrutinio cientfico. La propiaciencia y an los metodlogos ms creativos han eliminado la barrera absoluta que distingua los"juicios de valor" de los "juicios de hecho". Un interesante trabajo reciente de Hillary Putnamretoma esta controversia para sealar que la verdad o la falsedad de los juicios es un campo queremite tanto a los juicios de "hechos" como de "valor". Y agrega que, por eso mismo, valores como

    simplicidad y coherencia son presupuestos del conocimiento cientfico. Putnam impugna que sepueda hablar de "objetividad" en los trminos de lo que sera una mera descripcin de objetos Yafirma que as como es una dura tarea establecer la verdad o falsedad de juicios de hecho, nopuede dejar de serlo respecto de los juicios de valor. Los propios juicios de valor, que ciertos"objetivistas" dejan al margen de la ciencia, pueden, entonces, tambin ser objetivos.Precisamente porque existen diversos tipos de afirmaciones que, aunque no sean descripcionesde objetos, estn bajo el control de la racionalidad. Por ejemplo, "cruel", "elegante", "vulgar", etc.no son conceptos susceptibles de encasillarse con la etiqueta de lo descriptivo o de lo valorativode un modo excluyente, del modo que pretenden ciertos epistemlogos positivistas. El ttulo deltrabajo que citamos es de por s una definicin: "El colapso de la distincin entre hechos y valores"y fue publicado por Oxford University Press (12).

    Principios y valores en Marx

    En los estudios bsicos con respecto a la estructura del pensamiento cientfico los mentadosvalores y/o axiomas se plantean una y otra vez como principios fundantes de toda arquitecturaterica posterior. Valores o axiomas son normalmente entendidos en la teora del conocimientocomo sinnimos. Inclusive en las variantes ms especulativas y no cientficas (en este sentido,filosficas) la cuestin ha dado lugar a una disciplina particular -la "axiologa". Los ya citadosaxiomas o "valores" de Euclides han dado lugar a uno de los planteamientos ms perdurables de

    la aventura humana del pensamiento racional. Tuvieron que pasar prcticamente dos mileniospara que uno de esos axiomas fuera cuestionado (el propio Euclides dudaba de su eficacia comotal) y esto dio lugar a las geometras no euclidianas, tan frtiles en la exploracin cientfica delsiglo XX, si se tiene en cuenta que la clebre teora de la relatividad de Einstein se funda en estasuerte de redespliegue de la matemtica moderna. Ni siquiera los axiomas son verdades eternas.Tampoco los de Marx porque son atinentes a la historia humana que siempre -no slo la delhombre sino tambin la de la naturaleza- es una historia creadora y cambiante, de continuidad yruptura. Marx tom en este sentido el planteo hegeliano. El filsofo alemn consider a la "razn"que desde Descartes se haba convertido en un axioma o valor atemporal y demiurgo delpensamiento cientfico en un hecho precisamente histrico. No hay una y sola "razn" sino undesenvolvimiento de lo "racional" histrico y contradictorio. Por eso, segn la clebre afirmacinde Hegel: todo lo real es racional y todo lo racional es real. Pero es claro que cualquiera sean los

    lmites de los axiomas y valores, estos se "validan" en contextos determinados y sobre esta baseson absolutos, hasta que se demuestre lo contrario. Como puede ver nuestro crtico, y contra loque supone, somos plenamente concientes del carcter "valorativo" de nuestros juicios.

    Como valores y axiomas, los principios de la investigacin marxiana estn presentes en primerlugar, en el Prefacio de la Contribucin a la Crtica de la Economa Poltica. All Marx establece dequ se trata del "hilo conductor" de toda su obra ulterior; que para estudiar al hombre importaestudiar las condiciones en que se produce y produce su vida, que la existencia determina laconciencia, que las relaciones de produccin condicionan las fuerzas productivas de modo tal quesiendo originalmente un impulso a su desarrollo se transforman con el tiempo en un obstculo

    insalvable para su ulterior evolucin. Que cuando esto ltimo sucede se abre un perodo derevolucin social, etc. La relatividad de los axiomas en el marxismo y en toda ciencia (ya vimos el

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    caso de la ms abstracta y "perfecta", la matemtica) no consiste en postularla de un modogenrico en nombre de que los valores o principios fundantes del conocimiento son siempretransitorios. Es preciso demostrar la inviabilidad de uno de los fundamentos de cualquier teora deun modo concreto. Katz puede cuestionar y cuestiona a Marx. Lo que no corresponde es que lohaga en nombre de Marx y de su oposicin a los "dogmas". El marxismo no es un dogma pero s

    una doctrina en los trminos en que puede ser concebida cualquier teora cientfica: su capacidadde develar la estructura contradictoria y autodestructiva del capital, con relacin a losmecanismos de su propio desarrollo ha soportado la prueba de la prctica y de su fecundidad enel pensamiento y en la accin, a condicin, claro est, de entenderla correctamente y de respetarlos procedimientos correspondientes a la crtica O pretende Katz, como algunos crticos queretoman su mtodo, que discutamos si "colapso" implica una suerte de "fecha de vencimiento"como la de un cartn de leche en el supermercado, como da hipottico de un "estallido final" oacaso la especie de que el mismo "colapso" implica automticamente la inminencia de unrevolucin " a la vuelta de la esquina"?

    Valor en la economa

    Tanto desprecio por el "contenido valorativo", es decir, cualitativo y no cuantitativo de losconceptos y categoras del anlisis revela, adems, la "miseria del economista", es decir, laausencia de todo abordaje crtico de la economa poltica burguesa. Fue Hegel antes de Marxquien percibi el aspecto "cualitativo" del valor en la economa clsica. Designaba as la "cualidad"de los productos del trabajo de mediar la satisfaccin de una necesidad del hombre como especiepor la va de su vnculo con la naturaleza. La dimensin cualitativa era para el gran filsofoalemn indisociable de la cuantitativa, que permita intercambiar esos mismos productos deltrabajo como valores para dar a esa capacidad de satisfacer necesidades humanas un alcance

    universal. Para Hegel, dice el muy interesante trabajo de un joven economista sovitico de ladcada del 20, rescatado recientemente del olvido, el valor era la "unidad dialctica" de susdimensiones cualitativas y cuantitativas (13).

    Marx fue an ms all porque vio en el "aspecto cualitativo" del valor -en lo que llam la formavalor- la alienacin del carcter social del trabajo, que los propietarios privados independientesnegaban al momento de producir y que slo se expresaba de un modo indirecto a posteriori,mediante el intercambio "cuantitativo" de los resultados de su trabajo. Los productos del trabajohumano se transforman en mercancas, en valores, como resultado de la ausencia de todaregulacin social de la divisin del trabajo. Si esta ltima existiera, si la produccin fuera

    inmediatamente social, no habra necesidad de mercancas, valores y precios para asignar eltrabajo a las distintas ramas de la produccin (14). Donde la economa clsica vea en el valorapenas una "medicin" -dira Katz- de la riqueza, Marx puso de relieve el carcter contradictoriode la sociedad capitalista que universaliza la circulacin de valores, es decir, mercancas. Apunto tal que la crisis y el derrumbe del capital se expresa en un conflicto que se torna recurrentey crecientemente insoluble porque chocan, se enfrentan y oponen de un modo irreconciliable, lacapacidad de los productos de satisfacer necesidades y la definitiva incapacidad de losconsumidores humanos por realizar su dimensin cuantitativa, es decir, comprarlos. No dijoMarx, en definitiva, que "la razn ltima" de todas las crisis es la pobreza provocada por el mismocapital?

    La cuestin decisiva del valor, la forma social especfica del producto del trabajo en una sociedad

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    mercantil, es la que Marx tuvo en cuenta cuando tuvo que responder a la crtica sobre la dificultadque presentaba la lectura de "El Capital". En particular en su inicio, cuando se tratan los"enigmas" del valor y las apariencias nebulosas y hasta msticas de la mercanca. Marx mismorespondi entonces que era imposible abordar cientficamente el movimiento del capital sincomprender los problemas claves del valor. Y nuestro crtico supone, sin embargo, que la

    evaluacin del destino histrico del capital, la produccin del valor, y los lmites de launiversalizacin de la circulacin mercantil se resumen en medir el PBI, el consumo, el ahorro, conlos mtodos, adems, de la contabilidad mistificada de la economa burguesa que suma como sifuera la misma cosa, la produccin de valor y aquella que no lo es. En el citado texto deleconomista sovitico se revela al menos que casi cien aos atrs este problema ya haba sidodestacado frente a los Katz del momento:

    "La economa burguesa se caracteriza por un empirismo superficial que intenta formular leyeseconmicas abstractas con relacin a lo que aparecen como datos concretos, tales como elvolumen de produccin, el nivel del empleo, las tasas de inters, los precios de las acciones, etc.

    Para Maksaksakovsky, sin embargo, tales indicadores superficiales no son sino la manifestacinfenomnica de un movimiento dialctico esencial que no puede ser captado por la simpleobservacin y medicin...Las leyes que gobiernan el capitalismo como un todo no pueden serencontradas simplemente por la abstraccin de lo emprico; al revs, lo emprico tiene que serprimero conceptualmente aprehendido, comenzando por la lgica interna que determina y formala superficie del fenmeno econmico" (15)

    Final provisorio

    Katz ha abandonado la teora y la prctica revolucionaria para seguir empricamente lasvisicitudes del "capitalismo que se mantiene en pie a pesar de los pronsticos de loscatastrofistas dogmticos". Confirma aquello de que sin teora revolucionaria no hay polticarevolucionaria y el teorema recproco: una teora anticatastrofista del capitalismo culmina en unaapologa del capital: "ni las guerras, ni los genocidios, la explotacin y la destruccin del medioambiente, que se han multiplicado, ni el creciente auxilio estatal para asegurar la continuidad desu reproduccin..., ninguna de estas modificaciones (sic) eliminan el sustento objetivo del capitalen la competencia por la ganancia, que se dirime en crecimiento, innovacin y ampliacin de losmercados". Este es el capitalismo para Katz, la sociedad que no se derrumba, "crecimiento,innovacin y ampliacin de los mercados", antes, ahora y siempre. Qu catstrofe?: "la crisisnunca es una fase perdurable, porque slo existe en funcin de su par simtrico que es la

    estabilidad".... la propia reproduccin del capital requiere una expansin significativa delconsumo", etc.

    En resumen Katz y la "nueva izquierda" que representa, se caracterizan, en primer lugar, porentregar las posiciones conquistadas en un siglo y medio de experiencia socialista conciente yrevolucionaria. Llegado este punto correspondera abordar los planteamientos polticos de nuestrocrtico. Se dira inclusive que para Katz el socialismo ha sido realizado en Venezuela o al menosque esta "a la vuelta de la esquina" si mejora la distribucin de la renta petrolera, como afirma,palabras ms, palabras menos en la segunda parte de su texto de respuesta "al dogmatismo". Uncuasi-socialismo que adems se completara, como lo sealramos al principio de este mismo

    artculo, con un acuerdo de "integracin" con los gobiernos y las economas capitalistas yfondomonetaristas del Cono Sur. Queda pendiente, entonces, analizar los meandros que conducen

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    a nuestro crtico de la catstrofe terica al derrumbe poltico de quien supo ser un militantesocialista. Las cosas, finalmente, tienen su propia lgica. A modo de cierre cabe ahora, unpequeo apndice referido a unos insospechados seguidores de Katz.

    Apndice sobre la catstrofe terica (o el PTS)

    "El capitalismo no se caracteriza por una decadencia crnica e irresoluble" dice una nota recientededicada a criticar el "catastrofismo" del PO, en la lnea de Katz. Pero lo notable, en este caso, esque la afirmacin pertenece a dos jvenes que se jactan de dominar la "teora marxista" desdeuna revista que publica el Partido Socialista de los Trabajadores (16). La nota respectiva estconcebida con una evidente mala fe. Desde el propio ttulo cuando seala que su objeto es lacrtica del catastrofismo..."inminente". Algo que no se plantea en ningn lugar del artculo quepretenden criticar - el citado "Defensa del catastrofismo"-. Hubieran acertado los noveles

    petesistas si hablaran del catastrofismo "inmanente" (no slo hay que saber algo de marxismosino conocer tambin la lengua espaola), algo que es propio del capitalismo. Inclusive podranhaber hecho un aporte al artculo original. Porque el signo catastrfico del capitalismo no esapenas un atributo de su poca de decadencia sino inclusive una propiedad gentica de todo sudesarrollo.

    Los tericos nos adjudican de manera fraudulenta el concepto de "catastrofismo inminente" y loconvierten, adems, en sinnimo de "revolucin a la vuelta de la esquina"; algo explcitamentenegado en el texto que impugnan cuando dice textualmente: "No existe automatismo entre ladescomposicin capitalista y la revolucin llamada a superarla ... se trata de la caracterizacin de

    una poca y negar la primera significa formalmente tornar innecesaria la segunda, en trminosdel proceso histrico contemporneo" (17). La cita vale para nuestros crticos del PTSprecisamente porque su negacin de la poca capitalista como catastrfica revela que detrs desu fraseologa revolucionaria campea la misma versin del momento histrico de Katz. Elcapitalismo, segn el PTS, sera un fenmeno "complejo" y "contradictorio" en la medida en que"la mecnica interna del desarrollo capitalista (se da) a travs de la incesante alternancia de crisisy boom". Por lo tanto, se preguntan, como hablar de "catstrofe"?, si luego de la depresineconmica sigue la recuperacin "porque ninguna crisis se extiende de forma indefinida".

    Ni inminente ni inmanente -dice el PTS-, el catastrofismo es extrao a toda caracterizacin del

    capital, simplemente porque su ciclo econmico se caracterizara por altas y bajas de la actividadeconmica. En una alarde de aparente sutileza nos imputan desconocer "las crisis parciales queacompaan permanentemente el devenir del capital", de "las crisis generalizadas que desnudantodas las miserias del capitalismo" pero que an as "no son ms que un momento dentro delmovimiento de la economa capitalista". Resumiendo: se podra hablar de catstrofe capitalistacuando se produce una crisis y no cualquiera sino una generalizada, pero como an as se trata deun fenmeno pasajero, "momentneo", la asociacin entre catstrofe y capitalismo serainadecuada.

    Para el PTS, en cambio la teora de la tendencia al derrumbe no es de Marx sino que se trata de

    una versin posterior del asunto que adjudican a Rosa Luxemburgo o a Kautsky y que norespondera, otra vez, al "complejo" y "contradictorio" anlisis de Marx. Y objetan que el autor que

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    critican no diga a cual de las dos versiones del "derrumbe" se refiere, suponiendo que ignora de loque habla. Es al revs porque es propio de ignorantes proclamarse marxista y desconocer o negarla mentada teora del colapso o el derrumbe formulada por el autor del Manifiesto Comunista.Para el PTS la teora del derrumbe debe ser desechada como una "teora unilateral desmentidapor los acontecimientos histricos". Es decir, el PTS es una expresin de lo que podemos llamar el

    revisionismo tardo, una versin francamente empeorada del original.

    Para nuestros crticos, como para una serie de corrientes revisionistas modernas, la sealada"ley de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia" es un gran descubrimiento de Marx si sele quita precisamente su carcter catastrofista y se la entiende apenas como el hilo conductorpara comprender el carcter cclico que reviste la economa capitalista en su desarrollo, pasandode la crisis a la euforia y viceversa. La teora del derrumbe sera "unilateral" por sealar lamarcha al colapso sin entender que cada cada es seguida por un ascenso ulterior. Lo cierto esque a travs de su movimiento cclico el capitalismo se encuentra con lmites absolutos que nopuede superar y en esto consiste su tendencia inevitable a la descomposicin. Ambas

    dimensiones - la que explica la sinuosa dinmica de la economa capitalista y la que revela su"irresoluble" agotamiento- deben ser integradas. Entenderlas como fenmenos antagnicos espropio del revisionismo que asegura, como el PTS, que el movimiento "complejo", "contradictorio"y "cclico" del capitalismo desautoriza cualquier conclusin respecto a su irreversible marcha alcolapso o al derrumbe.

    Para que no haya dudas sobre nuestra interpretacin agreguemos que el PTS afirma literalmenteque "en las crisis no se expresan las tendencias del capitalismo a su disolucin", exactamente loopuesto a los planteos ms elementales de Marx. Hasta en el clebre Manifiesto, se afirma que"las crisis plantean de forma cada vez ms amenazante la existencia de la burguesa", es decir,

    las tendencias autodestructivas del capital. Si las crisis, cuando la sociedad capitalista se hundeporque produce demasiado para la capacidad del propio capital de acumular ganancias y mata dehambre porque sobran mercancas que no pueden consumir los millones de explotados; si estascrisis de sobreproduccin no expresan las tendencias al capitalismo a su disolucin, qu es lo queexpresan? Para el PTS lo nico que se puede decir es que "las crisis son producto de lascontradicciones del sistema y que por ello son inevitables"; una vulgaridad que no tendraproblema en sostener cualquier economista, no necesariamente de izquierda.

    A la derecha de Bernstein

    La tesis de que el capitalismo marchaba a un agotamiento inevitable para dar paso a un ordensocial superior, es patrimonio comn de todas las corrientes del movimiento obrero, inclusivepara las revisionistas de finales del sigo XIX. Estos ltimos sostenan que en lugar de un derrumbey del agravamiento de sus contradicciones, la evolucin del capital permitira superar de manerapacfica y en forma relativamente armoniosa los antagonismos propios de su desarrollo y abrirpaso a una sociedad socialista. Tal era el planteo de Bernstein. Para el revisionismo moderno, encambio, el capitalismo no acarrea las condiciones de su superacin. Al negar la tendencia alcolapso, niegan tambin el socialismo. Pero en este caso, se quita a la clase obrera todofundamento objetivo para su accin. No es extrao que la mayora de estas corrientesrevisionistas hayan concluido por proponer, apenas, una correccin de rumbo al capitalismo con la

    pretensin de darle un carcter ms "social", por ejemplo, en la vana y reiterada empresa de"distribuir la riqueza", que es el dogma de Katz y los "economistas de izquierda". Al negar la

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    tendencia al colapso el PTS se coloca a la derecha de Bernstein. El revisionista alemn de fines delsiglo XIX pretenda entonces avanzar al socialismo mediante "reformas" en una poca en la queno pudo reconocer la catstrofe capitalista en el momento histrico de su mximo desarrollo; elPTS desconoce la catstrofe del capital en su perodo de agona y descomposicin.

    En una manifestacin de macaneo y barbarie, que no deja de provocar alguna sonrisa por susencillez pueril, el PTS se anima a oponer a Trotsky a...Marx: el primero no habla, dicen, decatstrofe capitalista sino de "declinacin" del capital, de "momentos" de crisis y, de conjunto deun "equilibrio inestable". Un verdadero brulote que concluye con la afirmacin de que en elartculo "Rieznik revela su miseria de mtodo frente a la nocin (trotskista) de equilibrioinestable". La "riqueza de mtodo" sera, entonces, sustituir la apreciacin sobre el destinohistrico del capital al derrumbe por la pavada de que el capitalismo no flota ni se hunde porquesube y baja y lo que hoy se encuentra arriba maana estar abajo y viceversa, ciertamente un"equilibrio inestable". Y esto se lo adjudican a Trotsky, transformado en una versin degradada deKeynes que ellos mismos han adoptado.

    De conjunto la crtica del PTS es un verdadero despropsito. Adjudica a quien critica sus propiaslimitaciones y de un modo burdo. Como no puede entender de que se trata la "defensa delcatastrofismo" y la identifica con una suerte de "inminencia de la revolucin", adjudica al PO lasupuesta tesis de que nos encontramos ante una situacin revolucionaria desde...1848. Cuandolos autores del escrito seguramente tenan dientes de leche, el PO public una larga serie deartculos criticando la puerilidad de semejante tesis y negando la existencia de una situacinrevolucionaria en la Argentina que entonces sostena el MAS, cuando lo integraban los actualesdirigentes del PTS. No hay tiempo y espacio para entrar ahora en materia, pero vale la penaapuntar que conviene siempre saber de que se est hablando y que la confusin deliberada como

    "mtodo", eso s es una "miseria". No es posible ahora detenernos en este tema con el cuidadoque merece. Mientras tanto estos, nuestros nuevos crticos, pueden muy bien recorrer laspginas indicadas, publicadas en un extenso y profundo trabajo de Jorge Altamira (18). Finalmenteel valor de toda la polmica es aportar a la formacin poltica y terica de la nueva generacin.

    (1) "En defensa del catastrofismo; miseria de la economa poltica de izquierda", en la revista "Endefensa del marxismo" N 34, diciembre 2006

    (2) es un captulo del libro de Carlos mesa, "Emancipacin frustrada" La concepcin de la Historia en Marx, Ed. Biblioteca Nueva, Espaa. 2004

    (3) titulado "Los efectos del dogmatismo" (paper)

    (4) Marx, en los Grundisse

    (5) el prrafo reproduce lo que plantea Michael Savas-Matsas en "La mundializacin como

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    espectro del capitalismo" en Revista "En Defensa del Marxismo", N 21, octubre 1998

    (6) ver Pablo Heller, "Sobre la tendencia decreciente de la tasa de ganancia" en la revista N de

    (7) en Roman Rosdolski, "Genesis y estructura del Capital del Marx", Siglo Veintinuno Editores.

    (8) ver Richard Day, "Teora de los grandes ciclos", Ed. Akala, Madrid, 1980

    (9) idem

    (10) en Jorge Altamira en "El alcance de la actual crisis mundial", en Revista "En Defensa delMarxismo" N 23 Marzo 1999

    (11) en Marx, "Miseria de la Filosofa"

    (12) citado por Marina Rieznik en su trabajo "Sobre la objetividad cientfica y su historia en elsiglo XX" en "El mundo no empez en el 4004 antes de Cristo - Marx, Darwin y la cienciamoderna", Ed. Biblos, diciembre 2005.

    (13) ver estudio de Richard B. Day, "Pavel V. Maksakovsky: The Capitalist Cycle, An Essay on theMarxist Theory of the Cycle", Ed. Leiden, Boston, 2006.

    (14) ver cap. 3 de Pablo Rieznik, "Las formas del trabajo y la historia -Una Introduccin a la

    economa poltica-, Ed Biblos, Bs. As, 2007

    (15) En Pavel Makskovsky; op.cit

    (16) Esteban Mercatante y Martn Noda, en "Entre el escepticismo y la catstrofe inminente",Revista de Teora y Poltica Marxista "Lucha de Clases", Nro. 7, Segunda poca, junio de 2007, Bs.As.

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    (17) "En defensa del catastrofismo..., op. cit.

    (18) ver Jorge Altamira, "La estrategia de la izquierda en la Argentina", ediciones del Partido

    Obrero, 1990.