casiano floristan, vaticano ii un concilio pastoral

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    Casiano Floristn

    VATICANO IIUN CONCILIO PASTORAL

    Ediciones SguemeSalamanca 1990

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    Maquetacin y cubierta: Luis de Hona

    Ediciones Slgueme, S.A,Apartado 332 - 37080 Salamanca @spaa)ISBN: 84-301-1111-5Dep6sito legal: S. 321-1990Printd in spainImprime: ffficas Ortega, S.A.Pollgono El Montalvo. Slamanca 1990

    CONTENIDO

    Introduccin1. El hecho del concilio1. Desarrollo del Concilio Vaticano tr ....2. Mensaje del Concilio Vaticano II ....;........2, Las cuatro contituciones3. La renovacin bblica

    911133559

    (Constucin Dei Verbum) 6l4. La reforma litrgica(Constitucin Sacrosanctum concilium) ..... 815. La nueva conciencia eclesial(Constitucin Lumen gentium) lO76. La Iglesia en el mundo(Constitucin Gaudium et spes) 125El posconcilio .... 1497. La recepcin del Concilio Vaticano IL........ 1518. El posconcilio en la Iglesia 165

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    INTRODUCCION

    El concilio Vaticano [[ es, sin duda, el acontecimiento cris-tiano ms importante del siglo XX, comparable a los conciliosde Calcedoni y de Trento. As lo juzgan innumerables voces,dentro y fuera de la lglesia. Suele reconocerse que se llev acabo en un momento propicio religioso y cultural en pleno cam-bio de la sociedad europea y en una excelente coyuntura mun-dial. Los movimientos de renovacin anteriores al Vaticano II,en lucha contra fuerzas inmovilistas, propiciaron su feliz rea-lizacin. Quienes comparan los resultados del Vaticano II conla situacin teolgica y pastoral de la iglesia preconciliar, tienenraz6n en decir que este acontecimiento conciliar fue el final dela contrarreforma, cese de la inmovilidad litrgica, reconoci-miento de los valores de la modernidad, redescubrimiento deuna nueva conciencia de Iglesia y apertura a las exigencias dela palabra de Dios. Si se comparan sus propsitos con lo su-cedido un cuafo de siglo despus en la Iglesia, los juicios sondivergentes. Hay quienes descalifican el Vaticano II como de-cisi petgrosa y-equivocada; otros juzgan negativamente elpo.coniitio, por aberse comprendido y aplicado mal el propiotexto conciliar; no faltan quienes afirman que nos estamos des-viando del espritu conciliar, sin que haya consenso sobre dichoespritu. Lo cierto es que el Vaticano II tiene ms detractoresqui defensot"s. En cualquier caso es poco citado literalmente

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    por los telogos ms sobresalientes. Sin embargo, la batalla selibra en torno a una interpretacin global de las afirmaciones ypropsitos conciliares.A los diez aos del Vaticano II se escribieron los primerosbalances. Veinte aos despus las aportaciones por parte detelogos, facultades o gfupos y Snodo de obispos han sidoinnumerables. Celebramos en 1990 las bodas de plata de laclausura conciliar. Mi propsito es recoger lo ms sobresalienteque en estos rlltimos aos se ha escrito sobre el Vaticano II, esdecir, sobre su recepcin y puesta en prctica. Para esto esnecesario, creo yo, recordar lo que fue el Vaticano II, cmo sedesarroll y qu mensaje propuso. Me he detenido particular-mente en el anlisis de las cuatro constituciones consideradascomo los documentos decisivos. Despus hago balance del pe-rodo posconciliar.Entiendo que el Vaticano II fue un concilio pastoral. Desdeesta perspectiva me dirijo primordialmente a unos lectores quepor edad no vivieron aquel acontecimiento, sin olvidar a quieessiguieron paso a paso el concilio y han olvidado quiz su im-portancia o sus resoluciones. Lo que en ltima instanciarpretendoes ayudar a claricar el esplritu del concilio -repito- desdeun punto de vista pastoral, como ayuda a quienes tabajan eneste campo decisivo de la vida cristiana.

    Madrid, 6 de enero de 1990, festividad de la Epifana

    I. EL HECHO DEL CONCILIO

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    a)

    1. DESARROLLO DEL CONCIUO VATICANO tr

    l. Ins comienzos del Vaticano IIEl anuncio conciliar

    Despus que Plo IX (1846-1878) declar el dognra de lainfalibilidad del papa en el Concilio Vaticano I (1869-1870)parecan innecesarios los concilios; bastaba el magisterio pon-tificio. De hecho los pontificados desde Po IX a Pfo XIItuvieron una cierta continuidad en sus decisiones y declara-ciones, sin necesidad de convocar un concilio. A lo sumoalgunos papas intentaron terminar el Vaticano I, intemrmpidoen 1870 por la entrada en Roma de las tropas que anexionaronal reino de Italia gran pafe de los Estados Pontificios. Asl lopens Pfo XI, pero la gravedad de la situacin internacionalen la dcada de los aos veinte le hizo desistir'. En 1948 PoXII tuvo el mismo deseo pero, dadas las opiniones contra-puestas, renunci al proyecto en 1951'z. De ah que causaseuna gran sorpresa la convocatoria de un nuevo concilio hechapor Juan XXIII en la baslica romana de San Pablo el 25 de

    1. Cf. G. Caprile, Pfo XI e la riprew del Concilio Vartcano: La CiviltiCattolica (1966) 27-39; (l%9) 121-133 y 561-575.2. Cf. G. Caprile, Plo XII e un nuovo progetto di concilio ecumcnico: La,Civilt Cattolica (196q m9-227.13

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    enero de 1959, fiesta de la conversin del.Apstol. Dijo en-tonces el papa:

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    2. Estructura del Vaticano IIa) Objetivos

    El Vaticano II, a diferencia de otros concilios, no se convocpara rechazar unaherejfa o superar una crisis profunda. El pri-merpropsito claro del Concilio, segn el pensamiento expresadopofJuan XX[I, era negativo: no habra condenas, ni siquierael manismo o del comunismo. Un segundo propsito fue elde la apertura de la Iglesia o, si se quiere, la superacin d9 u1aetapa agotada, la del constantinismo y, ms en concreto, la dela contra-reforma postridentina. Es preciso recordar que JuanXXIII pens celebrar el Concilio en la basllica de San Juan deLetrn, quizpara dar a entender que no se situaba en la rbitadel Vaticano I. Aunque quirz el papa convocante no tuvo claroel programa del Vaticano II, puede pensarse que su objetivo secetr en el aggiornamento de la Iglesia, palabra que sustituaal trmino reforma, impronunciable en la convocatoria conciliarpor su apropiacin protestantee. Lo cierto es que los trminospastoral y aggionamenfo se pusieron de moda.En las alocuciones y discursos de Juan XXIII previos alVaticano II pueden deducirse, segn G. Gutirrez, tres objetivosconciliares: l)la apertura de la lglesia al mundo moderno y ala sociedad, escrutando , con objetode hacer inteligible el anuncio del evangelio;2) la unidad delos cristianos o presencia activa de la Iglesia en el ecumenismo,y 3)la lglesia di los pobres, con estricta fidelidad al evangelio'o.

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    mente propusiesen temas conciliares antes del 30 de octubre deese mismo ao. Aqu reside la primera explicacin del talanteparticipativo y pedaggico del Concilio. Habituados los obisposa obedecer rdenes de la curia romana sin ejercer su libertad ysu pensamiento, las 2.812 respuestas (unas 10.000 pginas en16 volmenes) fueron decepcionantes, ya que se limitaron aexponer errores o a sugerir mnimas reformas; no obstante, cons-tituyeron la base para el trabajo de la comisin antepreparatoria,presidida por el canonista Pericle Felici, quien sera posterior-mente secretario general del concilio. Sin embargo, se advirtien las respuestas una aceptacin plebiscitaria del Concilio. Des-graciadamente, no se hicieron priblicas las respuestas de dicha.encuesta. Slo pudieron ser consultadas por las comisiones pre-paratorias. Este hecho provoc malestar en los medios de co-municacin, que se quejaron con ruzn del secreto impuesto enlas deliberaciones conciliares.El 5 de junio de 1960, un ao despus de la encuesta, secrearon diez comisiones preparatorias (teologa, gobierno de lasdicesis, disciplina del clero y del pueblo cristiano, religiosos,sacramentos, liturgia, estudios y seminarios, Iglesias orientales,misiones y apostolado de los laicos), coordinadas por una co-misin central, que se ocupara de redactar el reglamento delconcilio. Se tema una lnea continuista ya que las comisioneseran presididas por cardenales de la curia, de talante conser-vador. La apertura vino por la creacin de tres nuevos secre-tariados: apostolado de los laicos, medios de comunicacin so-cial y unin de los cristianos, y por el nombramiento de obisposdiocesanos progresistas como miembros de las comisiones. Eltrabajo de las diez comisiones se plasm en 72 esquemas, partede los cuales se envi a todos los obispos tres meses antes decomenzar el Concilio. A excepcin de la constitucin sobre laliturgia, hecha por los renovadores del movimiento litrirgico, elresto de los esquemas tena una impronta escolstica, conser-vadora yjurdica. Posteriormente serlan rechazados por el Con-cilio; hubo que redactar menos esquemas y con una clara preo-cupacin renovadora.18

    A causa del secreto riguroso que se mantuvo en la prepa-racin del Concilio y a la vista del camino tradicional sin cam-bios importantes que sigui el Snodo romntno, inaugurado el24 de enero de 1960, hubo momentos de decepcin y desengaoque contrastaban con las expectativas levantadas por el anuncioconciliar. Tambin desalent muchos nimos la constitucinVeterum sapientia (22.1.1962), al afirmar que el latln era lalengua oficial de la Iglesia.c) Composicin

    Segn el reglamento del Concilio, haba tres tipos de reu-niones: sesiones pblicas, presididas por el papa, de ordinarioal comienzo y final de cada perodo conciliar; congregacionesgenerales en las que se discutan los esquemas , y comisiones,que reelaboraban los textos a tenor de las propuestas discutidas.El idioma de discusin fue de ordinario el latn; los padresorientales se expresaron casi siempre en francs.Se celebraron cuatro sesiones correspondientes a los otoosde los aos 1962-1965, con una duracin de unos dos o tresmeses cada sesin. Acudieron a la cita conciliar 2.540 obispos,mientras que en el Vaticano I hubo 750 y 258 en Trento'5.Recordemos que todos los obispos del Vaticano I eran de razablanca y mayoritariamente europeos. De entre los obispos pre-sentes en el Vaticano [I, eran europeos unos 1.000 (379 italia-nos), otros 1.000 americanos (casi la mitad latinoamericanos),unos 300 del Africa negra y otros 300 de Asia, con algunos deOceana y del mundo rabe. Los 150 obispos de los pasessocialistas soviticos tuvieron dificultades para participar. Losobservadores no catlicos fueron al principio 3I y al nal 93,que representaban a29 lglesias. Hubo ms de mil representantesde los medios de comunicacin social. El nmero de los expertos

    15. Cf. J. van Laarhoven, I-os cottcilios ecumnicos a exaneni Concilium187 (1983) 7s-92.T9

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    o peritos pas de 201 al comienzo del Concilio a 480 en la etapafinal, de los cuales 42 eran laicos. Algunos telogos otrora detendencias condenadas por la enccli ca Humani generis de 1950 ,como Congar, Chenu, de Lubac y Danielou, fueron nombradosperitos conciliares en 1962. Se sumaron otros telogos alineadosen la renovacin de la Iglesia, como Rahner, Schillebeeckx,Philips, etc.El consejo de la presidencia del Concilio estuvo formado enun comienzo por diez cardenales; luego se confi la direccina cuatro moderadores (los cardenales Agagianian, Dpfner, Ler-caro y Suenens), que se sumaron al consejo de presidencia. Lostextos eran aprobados cuando obtenan la mayora de los dostercios. El Vaticano II fue convocado oficialmente por JuanXXIII mediante Ia bula Humanae salutis del 25 de diciembrede 1961'6.3. Las sesiones conciliaresa) Primera sesin (ll de octubre a I de diciembre de 1962)

    El discurso inaugural de Juan XXIII caus una viva impre-sin al proponervarios puntos importantes: 1) el carcter pastoraldel Concilio" en el sentido de llevar al mundo el mensaje cris-tiano de un modo efrcaz, teniendo en cuenta las circunstanciasde la sociedad; 2) el propsito de no condenar errores por mediode anatemas, sino penetrar en la fuerza de la doctrina; 3) ladenuncia de los profetas de calamidades y 4)la bsqueda deunidad entre los cristianos y entre los hombres. Este discursofue denominado por Pablo VI

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    de salvaguardar el depsito de la fe en toda su integridad; perotenda a confundir la formulacin dogmtica con la revela-cin>>'e. En los finales del Concilio se agrup la minora de unos250 obispos conservadore s en el C o etus Internationalis P atrum,con la finalidad de impedir que los errores liberales se intro-dujesen en los textos del Concilio. Entre estos obispos fue muyactivo Marcel Lefbvre, que despus del Concilio incurrira encisma. La minora fue respetada por la mayora, aunque lasdiscusiones entre ambas tendencias impidieron algunos desarro.llos conciliares ms homogneos y dieron lugar a textos decompromiso caracterizados por su ambigedad.El Concilio empez prcticamente el22 de octubre de 1962con la discusin del esquema de liturgia, uno de los pocosredactados con mentalidad renovadora. Fue defendido por losobispos de las regiones donde se haba desarroll,Jo el movi-miento linrgico, cuyos postulados principales se haban acep-tado: participacipn activa del pueblo en el cr',lto, introduccinde la lengua verncula, reforma de los libros litrgicos, etc. Enla elaboracin de la constitucin Sacrosanctum concilium sobrela liturgia se tuvieron en cuenta estos tres principios: 1) respetoa la tradicin venerable, 2) formacin de los sacerdotes en lateologa de la liturgia y 3) adecuada pastoral litrgica al serviciode la participacin del pueblo en la asamblea. Los conservadoresdefendieron el 1atn como nica lengua litrgica y.rechazaronla autoridad de las conferencias episcopales en el mbito delculto. Se observ en el esquema de liturgia un cambio notableen la votacin de muchos obispos de Amrica Latina, Asia yAfrica, que se alistaron definitivamente con la mayora reno-vadora. Aunque haban estudiado en Roma, su talante no eracurialista. Fueron aprobadas las lneas generales del esquemasobre la liturgia por una mayora abrumadora el 14 de noviembrede 1962. Se admitieron muchos deseos nuevos: mejor seleccinde textos de la Escritura en toda la liturgia, reforma del calen-dario litrgico con nfasis pascual, adaptacin del breviario,

    19. Ibid.,558.22

    comunin bajo las dos especies, concelebracin, renovacin dela msica religiosa y del arte cristiano, etc.La comisin teolgica, en cambio, no elabor teolgica ypedaggicamente sus esquemas como lo hizo la comisin litr-gica. El esquema sobre las fuentes de la revelacin (De fontibusrevelationis) fue rechazado por 1368 votos frente a 822, despusde ocho das de vivas discusiones. Era ofensivo para las Iglesiade la Reforma, ya que condenaba el principio protestante de lasola Scriptura, y ni siquiera llegaba a los niveles de la encclicaDivino ffiante Spiritu, puesto que pona frenos a la crticablblica. Prcticamente cerraba las puertas al ecumenismo. Ladiscusin se centraba en si haba dos fuentes de revelacin (laBiblia y la tradicin) o si la tradicin era la misma Biblia ex-plicada por la Iglesia, sin necesidad de constituir una segundafuente. Se negoci entre las dos tendencias en una comisinmixta (presidida por los cardenales Bea y Ottaviani) para en-contrar una solucin intermedia con esta afirmacin: la Escri-tura, que debe ser leda e interpretada en la tradicin de la Iglesia,es la nica fuente de la revelacin.El examen del mediocre proyecto sobre los medios de co-municacin social (prensa, radio, cine y televisin) no produjoproblemas. Quiz los obispos del Concilio no se dieron cuentade la importancia de estos medios, como sucedi a los obisposde Trento respecto de la imprenta. El esquema sobre la unincon los orientales, tambin mediocre y mal coordinado, resultun fracaso.El 1 de diciembre de 1962 se cornenz a discutir el esquemasobre la Iglesia, redactado por la comisin teolgica y basadoen la Iglesia , con las aportaciones de laencclica de Po XII Mysticis Corporis Christi. Las discusionescrecieron. Era un texto segn De Smedt (Brujas) jurdico ytriunfalista, sin referencias al pueblo de Dios (Dpfner), sinsuficiente vinculacin a Cristo (Montini) y sin afirmar con cla-ridad la misin de la Iglesia (Suenens). De acuerdo con JuanXXIII, los cardenales Lger, Suenens y Montini solicitaron unarevisin a fondo del esquema para que se trabajase en la lnea

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    de una Iglesia o de un

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    aparcca en un esquema separado. Por votacin mayoritaria sepidi una nueva redaccin.Se plantearon varios temas de discusin. El primero se sus-cit cuando la minora conservadora se opuso a la afirmacinde que el colegio de los obispos, con su cabeza el papa, fueraresponsable mximo de toda la Iglesia. Lo que significaba unfreno al control de la curia, se entenda por los conservadores(Siri, Parente, Staffa y Carli de Segni) como una disminucindel poder papal. El segundo tema debatido fue la restawacindel diaconado permanente en hombres casados, lo cual fue en-tendido por algunos como un golpe bajo al celibato'zl. El tercerdebate discurri sobre la corresponsabilidad de los seglares o la de los laicos, con el peligro -segn algunosconservadores- de la reduccin de la autoridad eclesistica.Finalmente se intent extender la vocacin a la santidad a loslaicos y al clero secular.Hubo momentos de incertidumbre y descontento. Se produjouna cierta crisis a propsito de las posturas en torno a la cole-gialidad y al diaconado permanente. En el fondo se discuta laestructura de la lglesia y la funcin de la curia, cuestin que sehaba reservado Pablo VI pero que no estaba resuelta. Por estarazn sigui la discusin al tratm ahora el esquema de los obis-pos. El cardenla holands Alfrink pidi la creacin del un co-legio episcopal con derecho a la eleccin del papa; muchos sequejaron de la burocracia de la curia y el cardenal alemn Fringssolicit nuevos procedimientos, ms evanglicos, al Santo Ofi-cio. El clamor por las conferencias episcopales era unnime,prctica existente en la Iglesia alemana desde 1848. De hecho,durante el Concilio se crearon un gran nmero de conferenciaspor pases. Tambin se debati el delicado problema de losobispos auxiliares, que equivala a un amenaza de disgregacinen la direccin diocesana colegiada o a un problema planteadoen el caso de un titular anciano y enfermo. Se vio que los asuntos

    21. En la votacin orientativa del 30 de octubre de 1963 sobre la instauracindel diaconado permanente hubo 1.588 votos a favor y 525 en contra.26

    episcopales eran enoflnes. Se devolvi el esquema para su ree-laboracin. El papa decidi el 30 de noviembre de 1963 reva-lorizar el ministerio episcopal concediendo a los obispos com-petencias histricas que haban perdido por intomisiones de lacuria. A propsito de esta decisin dijo entonces con humor elpatriarca Maximos IV estas palabras: Algunas de las facultadesque se quiere conceder alos obispos nos dejan realmente per-plejos; por ejemplo, la facultad de conservar la sagrada eucaristaen su capilla, la de permitir a sus sacerdotes binar o trinar, lade permitir a las religiosas lavar los purificadores, corporales opalias, incluso el primer lavado. Si un sucesor de los apstolesno puede, por derecho propio, permitir a las religiosas lavar lospurificadores, qu puede hacer entonces? Los excesos a queha llegado la teora del papa, nica fuente de todo poder en laIglesia, manifiesta hasta qu punto hay que revisar esta teoradesde su base en orden a una sana eclesiologa>>".El tema del ecumenismo ocup las sesiones del 18 de no-viembre al 2 de diciembre. Para unos el ecumenismo era algovigente, mientras que para otros era tema enteramente nuevo.La cuestin capital era la relacin de la Iglesia catlica con elmovimiento ecumnico y el Consejo Mundial de las Iglesias.Hubo en las discusiones avance y apertura, junto a una oposicincerrada por parte de los que vean en el ecumenismo una ame-naza. Ms duras fueron las discusiones siguientes sobre losjudos y la libertad religiosa. Se pretenda corregir el tradicionalantisemitismo de los catlicos y defender claramenta la libertadreligiosa, tan denostada.Al terminarse el 4 de diciembre de 1963 la segunda sesindel Concilio, se aprobaron dos esquemas: la Constitucin sobrela sagrada liturgia (2.147 votos a favor, 4 en contra y 1 nulo),cuya idea bsica, en el sentir de H. Jedin, es '3; y elDecreto sobre los medios de comunicacin social (1.960 votos

    Cita en I charge pastorale des vques, Cerf, Paris 1969, 122.H. Jedin, El Conclio Vaticano II, o. c., 199.22.23.27

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    a favor, 164 en contra y 7 nulos), de escaso nivel y dbilrepercusin. En la clausura de esta sesin anunci pabl vI suintencin de peregrinar-a Jerusaln para encontrarse con el pa_triarca ecumnico Atengoras, via.ie que se efectu "n "r"ro'd"964.c) Tercera sesin (14 de septiembre a 2t de noviembre de1964). Reformado. el reglamento del concilio para facilitar los de_bates, comenzlaterceru sesin con uru *isa concelebrada porel papa y '24 padres conciliares, como seal de la reciente?_novacin litrgica. Eran momentos de optimismo. prctica_mente se terminaron en esta sesin las constituciones sobre laIglesia y la revelacin y el decreto sobre el "cu-enirmo, y s"lleg a un consenso en los documentos sobre la misin pur.ade los obispos y.las Iglesias orientales. Otros proyectos nuevosse abordaron quiz con precipitacin: libertad religiosa, judosy religiones no cristianas. Hubo que modicar loitemas sobreel apostolado de los laicos, los iacerdotes, los religiosos, laeducacin cristiana y el matrimonio.Finalrnente se discuti el esquema 13, as denominado porla serie numerada de los proyectos, que posteriormente seri tac_onstitucin pastoral sobre la Iglesia n el mundo actual o Gau_(it11t gt ye_s_. Este esquema no haba sido previsto en el programainicial del vaticano II en las comisiones pieconciliares.'En-enerode 1963 se denomin presencia efi caz delalglesia en el mundode hoy. El esq.uema 13 fue en realidad u texto en el queconfluyeron Juriol proyectos, entre ellos los elaborado, i,telogos enZtmch y Malinas. A causa de muchos probleascandentes que planteaba este texto (regulacin de ra natalidad,propiedad privada, uso de la bomba aImica, etc.), se decidireelaborarlo recurriendo a expertos laicos.En la tercera sesin se not un grado notable de madurezen los obispos. Creci la libertad depinin en los dos dt;;

    28

    (mayora y minora), hubo confrontaciones entre s e incluso semanifestaron tensiones a propsito del ecumenismo, colegiali-dad y libertad religiosa. Para satisfacer ciertas demandas de laoposicin conservadora, Pablo VI mand que se aadiera a lacnstitucin sobre la Iglesia una nota explicativa (llanada notapraevia) que situaba la colegialidad episcopal con relacin alprimado pontificio>>2a. Lanotadeclara que un obispo esmiembroel colegio episcopal por la consagracin y la comunin jerr-quica; d est modo participa responsablemente en la vida decomunin de las Iglesias.d) Cuarta sesin (14 de septiembre a 8 de diciembre de 1965)

    La cuarta sesin comenz conel anuncio papal de la creacindel Snodo de obispos, cuyos miembros seran nombrados porlas conferencias episcopales. Empezaron las discusiones sobreel esquema de libertad religiosa, totalmente reelaborado. Laminora conservadora se opuso de nuevo a este texto y tuvo queintervenir otra vez Pablo VI para que no hubiera ms obstruc-ciones. El clima conciliar se suaviz' De ah que apenas huboresistencias a la admisin de la constitucin sobre la Iglesia enel mundo. Se discutieron y aprobaron los decrqtos sobre misio-nes y sobre los sacerdotes. Despus de corregir algunos-textos,se aprobaron el 28 de octubre de 1965 cinco esquemas: funcinpast-oral de los obispos, religiosos, seminarios, educacin cris-iiana y religiones no cristianas. El 18 de noviembre se pro-mulgaron los textos sobre los laicos y la revelacin, y el 7 dedicimbre los cuatro ltimos documentos: misiones, sacerdotes,libertad religiosa y constitucin sobre la Iglesia en el mundo.Despus de 168 congregaciones generales, el Concilio diofin a su trabajo. Los ltimos das fueron prdigos en aconte-cimientos: despedida de los observadores no catlicos con unacelebracin conjunta (6 de diciembre),

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    excomunin>> mutua ente Roma y Constantinopla del ao 1054( !e $icimebre) y acto final en la plaza de an pedro (g dediciembre) con mensajes dirigidos en francs a diversos dp;;cualificados humanos (polticos,.sabios y artistas, mu3erJs, po_bres y enfermos, trabajadores y juventu.4. Cronologla del Concilio

    ill

    Peiodo antepreparatorio (1959-1960)1959 25 enerc

    17 mayo18 junio29 junio

    Anuncio del Concilio por Jum XXIIIConstitucin de la comisin mteprcpilatoria presidida por elcardenal TardiniCarta del cudenal Tardini a los obispos del mudo pidiendosugerencias para el ConcilioEnciclica Ad Petri cathedmm, que indic tos fies del ConcilioPerlodo preparatorio (1960-1962)19fi

    19611962

    5 juio25 dicbre.2 febercI julio

    10 julio5 septbre.ll rcptbrc.

    e instituyen las comisiones y secretariadosBula Hmmae salutis que convma el XXI Concilio Ecumnimpm 1962Se fija la feha de arcfum: lt.l}.lg62 y el lugu: bfflica deSm Pedo de RomaEncfclic Paenitenam agere. pidiendo omciones por el Con_coInvitacin a los crismos rcpamdos pm qw envien obswa_dores delegadosSe prcmulga el reglamento del ConcilioRadiomensaje de Jum XXm sobre el Concilio

    Primera etapa conciliar(11 octubre a 8 diciembre 1962)t962 11 octubrc13-20 ctubrc20 Gtubrc20 Gtubrcal

    7 dicbrc.8 dicbre.

    Inaugmcin del Concilio y discurso dol Papaconstitucin de las Comisiones conciliresMensaje de los Padrcs concilims al mundoDiscusin de los esquemas de liturgia, revelacin, medios decomunicacin, unidad de los cristimos e IglesiaClausua de la primera etapa

    t963 3 jmio2l junio27 junio14 septb.

    Muerc Jm XXItrEs elegido Pablo VIPablo VI mucia la sgunda etapa ptra el 29 de sptiembre.Nombmiento de cuatro moderadores; Agagimim, [:rcm,Dpfner y uenens

    Segunda etapa conciliar(29 septiembre a 4 diciembre 1963)1963 1-30 octubre5 novbre. al2 de dicbre.28 novbe.

    4 dicbrc.

    Discusin del esqrema sbrc la lglesiaDimsin de los esqremas sobre los obispos y sobrc emenismoElffiiores pffi completr mmisioncClaum de la sgmda etapa y prcmulgrcin de la constificinsb lia liturgia y dsrcto $bre los medios de comuircin

    1 96/ ' 4 -6 en em17 mayo2 julio

    Viaje de Pablo VI a JerualnCirein del SEtariado para los no aistimosRefom del Eglaretrto del Concilio

    30 31

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    Tercera etapa conciliar(14 septiembre. a 21 noviembre l!}64)t9@ 15 setbre.al20 novbre.

    21 novbre.

    Discusin de los esquemm sbre escaologia, la Virgen, obispos,libertad religiom, judos y relig. no cristims, revelacin, laicos,pesbfteros, Iglesim orientalm, Iglesia en el mmdo, misiones, re_ligiosos, semimios, educmin cristima y wm.Clausm de la tercem etapa y prcmulgacin de la constitucinsobre la Iglesia y los dsretos sobre ecmenismo e Iglesias Orient.Cuarta etapa concflir(14 septiembre. a 8 diciembre 19{5)

    1965 14 tbre.15 setbrc.al16 @tubre.15 de otbre.28 mtubre.18 novbrc.

    7 dicbre.8 dicbre.

    Msa concelebrada y diwuso de pablo VI.Disruin de los esquemN sobre tibertad regiosa, Iglesia en elmmdo, misiones y presbtercsViaje de Pablo VI a las Nrciones Unidas y dircrm en la O.N.U.Voto final y prcmulgacin de los dmtos sobre obispos, vidadigiosa, fomacin sacerdotal, educrcin cristima y relacin dela Iglesia on giones no cristimasVoto fmal y pmmulgacin de la constitucin sobre la revelacindivina y dereto sbre el aposolado de los laicosSesin pbe final. Prcmulgacin de los dtrretos sobre libertadreligiosa, presbbrcs, misiones y constitucin pastoml sobre laIglesia en el mndoAclo de clausm enlaplm de sm pedm

    BIBLIOGRAFIA

    Concilio Vaticano IL Con*itucions. Decretos. Declaracionzs, Editorial Catlica,Madrid 1965; Documentos corciliares completos, Razn y Fe, Madrid 1967; VaticruIL Enciclapedia conciliat. Histoia. Doctrilw. Documenfos, Regina, Barcelona 1967,Son importantes los comentarios a los documentos conciliares hechos en 1a BAC@ditorial Catlica, Madrid 1965-1969), en la coleccin dirigida por Y. Congar,Vatican II. Textes et Comrnntaires des Dcras Cottciliaires, 18 vol,, Cerf, Paris1965-1967 (raducidos en parte por Taurus, Madrid) y en la nueva edlicin del lxikonfiir Theologie und Kirche (Das Zweite Vatikanische Konzil. Dokumente urd Kom-mentare, 3 vol., Herder, Freiburg 1966-1961). Yer adems R. Caporale, bs Hommesdu Concile, Cerf, Paris 1965; Id., Iz concile Vafican II, Apostolat des Editions,Paris 1966; G. Caprile, Il concilio ecumenico Vaticano 11, 5 vols., Roma 1965-1968;E. Dhanis / A. Schmmetzer (eds.), Acta congressus internationalis de theologiaConcilii Vaticani I Typ. Pol. Vat., Ciudad de1 Vaticano 1968; Faculad de Teologade Deusto, Esndos sobre el concilio ecumnico Vaticano 11, San Sebastin 1967;M. Garcla, Concilio Vacano II, e Diccionario de Historia Eclesistica dz Espaa,C.S.I.C., Madnd 7972, vol. tr, 515-537; G. Garrone, l Concile. Orientations, Ed.Ouwires, Paris 1966; J.L. Martn Descalzo, El Concilio de Juan y Pablo. Docu-mentos pontificios sobre la prEtaracin, desanollo e interpretacin del Vaticano II,Editorial Catlica, Madrid 1967; B. Lambef , Cartas sobre el Corulio, Cristiandad,Madrid 1964; Ph. Ivillain, Ia. mcaniquc portque de Vatican II. La majorit etl'unnnimit dans un corcile, Beauchesne, Paris 1975; H. Rondet, Vaticano II, elConcilio d la nuva era, Btlbao 1970; X. Rymne, I Revolution d .Iean )Ail,Fleurus, Pais 1961; Temoignage Chretien, Balance gerural del Vatcano II, ZYX,Madrid 1966; A. Wenger, Historia del Concilio Vaticano ll,Estela, Barcelona 1967.

    32 33

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    2. MENSAJE DEL CONCILIO VATICANO II

    Segn J. W. O'Malley se han dado tres grandes refor-mas)> en la historia de la lglesial. la gregoriana del s. XI,hecha por Gregorio VII (1073-1086); la protestante del s.XVI, llevada a cabo por Lutero, y la vaticana del s. XX, poriniciativa de Juan XXI[. En las tres se dan unas ciertas coin-cidencias: necesidad de un profundo giro en el modelo oparadigma de la lglesia, cambio cualitativo teolgico, pro-grama reformador pastoral e intervencin de un gran lder'.Lo que catacleriza a un concilio es, en definitiva, su mensaje.El Vaticano II trat de renovar el mensaje cristiano desde unatriple exigencia: el retorno a las fuentes, la mirada a la realidadsocial y la visin de globalidad. En sntesis, el Concilio aportuna nueva conciencia de Iglesia en el Espritu de Cristo y delevangelio para el servicio del mundo en aras del reino deDios. Dicho de otro modo, el propsito del Concilio fue situara la Iglesia como

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    1. Necesidad de una reforma en la lglesia antes del ConcilioEn vsperas del Vaticano II la Iglesia catlica necesitaba unadoble reformapara resolver los dos contenciosos que tena plan_teados: con el mundo moderno y con las Iglesial protestantes.En realidad, los problemas venan desde la eform del s. XVI,a pesar de los esfuerzos llevados a cabo por el Concilio deTrento (1545-1563). De una parte se necesitaba un giro profundoen las relaciones ecumnicas y de otra era imprescindible re-conciliarse con el mundo y ponerse a su servici. para cumplirestas dos exigencias era necesario asimismo reformar la Iglsiadesde un punto de vista pastoral, a juzgar por los probl-emasque tena planteados: alianza con los poderes y poderosos enrgimen de cristiandad (concordatos con Hitler, Mussolini yFranco), curia vaticana burocratizada, autoritaria y centralizi_dora, liturgia oficial congelada, dogmatismo a ulnza y moralrgida, distanciamiento con las otras Iglesias y desconfianza delecumenismo, unifornidad pastoral y occidentalizacin del pen_samiento cristiano.Al mismo tiempo haban surgido diversos movimientoscatlicos de renovacidn, como eldellaicado durante los pon_tificados de Po XI y Fo XII (JOC desde 1913 y AC dlsde1922): el social a trav...s de algunas encclicas como euadra_gesimo anna de l93l; el elavida religiosa mediante la vueltaa las fuentes tradicionales y la aparicin de los nuevos ins_titutos seculares; el bblico,, al poner de relieve la importanciade la Escritura en la vida cristiana; el litrgico, cuando enl9O9 L. Beauduin traslada la liturgia viva desde los reductosmonsticos al pueblo y cuando en L947 po XII da carta deciudadana a una nueva concepcin del culto con la encclicaMediator Dei; el misionero con la fundacin en l94l de laMisin de Francia; e\ catequtico, al extenderse la iniciacincristiana del mndo infantil al de los adultos por medio delcatecumenado despus de la segunda guerra mundial; final_mente el ecumnico, al instituirse en l94B el Consejo Mundial

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    de las Iglesias'. Particularmente fecundo fue el perodo detreinta aos (1930-1960), durante el cual -afirma R. R-mond- '. Sin embargo, estarenovacin no se mostr del mismo modo en todos los pasesy en todos los mbitos. Incluso se podan detectar antes delconcilio, como opina G. Alberigo, sntomas manifiestos deun malestar profundo y extendido..., producido por un retrasohistrico cada vez ms insoportable>>4.

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    La necesidad de un cambio religioso se manifiest, por otraparte, en un contexto de cambio social vertiginoso, propio deaquellos mismos aos de la posguerra mundi: fin dei clonia-lismo y presencia activa y creciente del Tercer Mundo; indus-trializacin de los pases nordatlnticos, que trajo consigo emi-graciones, turismo, ocaso del mundo rural, urbaniionesgigantescas y nacimiento la sociedad de consumo; por ltimo,la difusin de la televisin, con un fuerte impacto en la culturay. en las pautas de comportamiento6. Ciertos problemas acu-ciantes de la humanidad se hicieron asimismo presentes en elConcilio: el hambre en una gran parte del planeta, la escasavigencia de los derechos humanos en innumerables pases y lacrrrera de armamentos con el peligro de la destruccin d lahumanidad.2. Caractersticas generales del Vaticano IIa) Concilio universal de reforma y renovacin cristianasEl anuncio del Concilio fue para Juan XXI[, segn relatal mismo en su discurso de inauguracin, (n. 7). Al final dela primera sesin calificar al Concilio como un (n. 6).Al reunirse los obispos en concilio no saban bien cmoempezar y qu podra ocurrir en el aula. A lo largo de las cuatrosesiones se not una gran evolucin hacia una Iglesia colegial,comunitaria, dialogante con otras Iglesias y abirta al mudo.El Concilio supuso en numerosas personas, como afirma H. J.

    6. Cf. G. Martina, El contexto hstrico en el que naci la idea de un nuevoconcilio ecumnica, en R. Latourelle (ed.), Vaticano II. Balance y perspectivas,Salamanca 1989,25-64.38

    Pottmeyer,

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    y neoprotestante>>'o; J. M. Gonzlez Ruiz lo considera tt; Y. Congar, fin de la contrarreforma>>r2;K. Rahner, r3; H. J. pottmeyer,'a; R. Latourile,ttrl grqn signo dirigido a los hombres de nuestro tiempo>>'s; elSnodo extraordinario de los Obispos de 1985, .,CartaMagna,de la Iglesia del futuro y un don de Dios a la Iglesia y almundo; y Juan Pablo II, >re. J. I. Gonzlez Faus resume el espritu delVaticano I[ en estas tres afirmaciones: servicialidad en lugar deeclesiocentrismo, luz en lugar de poder y comunin en lugar desociedad2o.d) Concilio de cardcter pastoral

    En el discurso inaugural del concilio, Juan XXIII puso derelieve la importancia de un magisterio de carcter preva-lentemente pastoral>>. La dimensin pastoral de Vaticano IIse advierte en todos sus documentos centrales y en el mismodesarrollo de las discusiones, desde el examen del esquemasobre las fuentes de la revelacin>> a la denominacin de laGaudium et spes como constitucin pastoral. Esta dimen-sin se verific en aspectos importantes como la nueva con-ciencia eclesial, la renovacin de vida cristiana y el dilogocon el mundo, las Iglesias no catlicas y las religiones nocristianas2t.17. A. Antn, El misterio dc la lglesia, Editorial Catlica, Madrid 1986,Ir, 836.18. K. Rahner, Das neue BiId der Kirche:

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    3. Conceptos que definen el ConcilioAs como los concilios anteriores hicieron teologa de unmodo abstracto preocupados por las definiciones precisas, clarasy universales, el Vaticano II emplea un lenguaje bblico, pa-trstico y simblico, es decir, pastoral. Es un lenguaje que ins-pira, edifica e interpela22. En los documentos conciliares po-

    demos destacar estos conceptos:a) AggiornamentoEs palabra italiana que literalmente significa . La utiliz Juan XXIII para expresar la necesidad de unarenovacin evanglica, de una mejor respuesta a las exigenciasde la historia y de una nueva actitud para dialogar con loshermanos separados. A pesar de que algunos eclesilogos pien-san que el concepto de aggiornamentofirc al principio una 2' , result en la prctica enormemente fecunda.En la enclclica Ecclesiam suam, ecverda Pablo VI que la

    palabra, ya famosa, de nuestro venerado predecesor Juan XXIII,de feliz memoria, aggiornamento, ser siempre tenida comoorientacin programtica>>, como

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    c) DidlogoEl espritu de dilogo -afirma G. Girardi- es uno de losaspectos ms impresionantes del nuevo estilo de la Iglesio>27.En el Concilio se pas del anatema al dilogo. El Vaticao Itrfue dirlogo de los catlicos entre s, con los cristianos no ca-tlicos, con las religiones no cristianas, con los ateos y con el

    mundo. Los tres nuevos secretariados erigidos (para la unidad,las religiones no cristianas y los no creyentes) fueron muestrade la voluntad de dilogo. Pablo VI dedic al dilogo la encclicaEcclesiarn suam, publicada entre la segunda y tercera sesin delConcilio (6.8.1964). De tal modo ha penetrado la importanciay necesidad del dilogo en la Iglesia que hoy no se concibeproceder pastoralmente de otra manera.d) Mundo

    En el discurso de apertura de la segunda sesin(29.9.1963), afirm Pablo VI que el Concilio tratar de ten-der un puente hacia el mundo contemporneo>> (n. 43). euelo sepa el mundo -aade ms adelante-: la Iglesia lo miracon profunda comprensin, con sincera admiracin y con sin-cero propsito, no de conquistarlo, sino de servirlo; no dedespreciarlo, sino de valorizarlo; no de condenarlo sino deconfortarlo y salvarlo>> (n. 50). Recordemos que el mundoera en los catecismos preconciliares uno de los enemigos delalma. En el ltimo discurso de Pablo VI para clausurar elConcilio (7.12.1965), afirm el papa que el Vaticano II hatenido vivo inters por el estudio del mundo moderno>> (n.6). Junto a la palabra mundo, el Concilio ha pronunciadorepetidas veces los trminos sociedad e historia.

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    0 Signos de los tiempoEsta expresin fue divulgada por Juan XXIII. La empleen la bula Humanae salutis anunciadora del Concilio(25.12.1961) con estas palabras:

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    torno a las fuentes de la fe, en tanto que las otras dos, referidasa la Iglesia, contemplan lafe ad intra, es decir, en el mismopueblo de Dios, y ad extra, a saber, en el mundo. 33.5. Innovaciones del Vaticano II

    A raz del Vaticano II, la Iglesia -afirma H. Kng- des-p-ert grandes,esperanzas en el interior y en el exterior, ya queel concilio esboz >3o. Se logr en un plaz breve unanueva concepcin de la Iglesia como pueblo de Dios y delministerio como servicio al pueblo. Despert una gran ilusinla reforma litrgica, plenamente aceptad por el publo, se in-tensificaron los contactos ecumnicos, la uria rmana se hizoms internacional, comenzaron a renovarse los seminarios, huboun gran impulso del laicado, la Iglesia se abri casi de repentea la sociedad y al mundo de los pobres y la teologa mostr unagran vitalidad.La eclesiologa del Vaticano II, afirma H.J. pottmeyer,3s. Cabepreguntarnos hoy, despus de veinticinco aos posconciliares,en qu medida ha habido en la Iglesia profundf renovacin o,si se quiere, innovacin. Segn el mismo Concilio (SC 23), lasdenominadas innovaciones son posibles, pero deben ser intro-ducidas en la Iglesia con infinidd de cauielas.

    33. B.-D. Dupuy, Presentacin, en Id. (ed.), La Revelacion divina, Taurus,Madrid 1970, I, 13.34. H. Kng, Ser oistiano, Cristiandad, Madid 1977,65g-659.35. H. J. Pothneyer, Continuit et innovation dans I'ecclisiologie de VaticanII, e G, Alberigo (ed,), Les Eglises aprs Vatican II. Dyramisme et prospective(Coloque International de Bologne 1980), paris 1981, 91.48

    a) La reforma litrgicaEl primer campo de innovacin eclesial fue el litrgico:concepcin teolgica -no meramente rubricista- de la li-turgia como accin sacerdotal de Cristo realizada en la ce-lebracin, nfasis de la asamblea corno sujeto celebrante,lugar central de la eucarista, uso de la lengua verncula,

    mejor y ms amplia utilizacin de la palabra de Di,os. en losleccionarios bblicos, recuperacin catecumenal, transparen-cia de los signos, conexin con la realidad histrica y, endefinitiva, participacin del pueblo en la oracin total de laIglesia36. Estas innovaciones, que respondan a necesidadesuniversalmente sentidas y deseadas, auspiciaron excesiva-mente las expectativas y esperanzas de cambios profundos,ms o menos insinuados por las declaraciones del Concilio.La decepcin respecto a la reforma litrgica no slo mostrque la liturgia no agota toda la actividad de la Iglesia, comoagudamente lo expres el Concilio (CS 9),, sino que la reformaeclesial deseada por el Vaticano II sera controlada por lacuria romana en la legislacin cannica posterior.b) El ejercicio de la colegialidad

    El segundo campo de reforma eclesial, deseado asimismoantes del Concilio, era el de la colegialdaff1. Frente al centra-lismo burocrtico vaticano se deseaba un rgimen colegial: elpapa con los obispos y no slo el papa con la curia. Esta fueuna de las cuestiones ms controvertidas del Concilio. Se tratabade descentralizar la lglesia, poner el acento sobre el pueblo deDios y abrirla al mundo de las diferentes culturas. La novedadque entraa la colegialidad episcopal plantea de una forma nueva

    36. Cf. A. Bugnini, La rifurma liturgica (1946-1975), Roma 1983.37 - Cf. L. Vischer, Ia acogida dispensada a los d.ebates sobre la colegia-lidad, en G. Alberigo y J.-P. Jossua (eds.), Za recepcin del Vaticano 1I, Cris-tiandad, Madrid 1987, 281-298.49

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    las relaciones entre el papa, los obispos y las iglesias locales,a travs sobre todo del snodo de obispos, delas conferenciasepiscopales y de la curia reformada3s.Quiz ha sido el slnodo de obispos la mayor innovacininstitucional posconciliar, consecuencia de la colegialidad. Fueinstituido por Pablo VI el 15 de septiembre de 1965, poco antesde acabar el Concilio, a travs del motu proprio Apostolicasollicitudo. Es formado por para prestar al papa , con objeto de participar en

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    pertenecen al mismo unas 300) y ausencia de catlicos y orto-doxos. Recordemos que en L928laencclica Mortalium animosde Po XI prohiba a los catlicos el incipiente ecumenismo. Entiempos de Po Xtr hubo una tmida apertura (encclica Orien-talis Ecclesiae en 1944) llena de cautelas (instruccin De mo-nitione oecumenica del Santo Oficio en 1949). Se mantena latesis de que slo la Iglesia catlica era Iglesia verdadera; de ahel temor a que mediante el ecumenismo se reconociese el ca-rcter eclesial de las otras confesiones. Los cristianos no cat-licos -se pensaba antes del Concilio, de acuerdo a la encclicaMystici Corporis Christi- estn al Cuerpo de Cris-to o pertenecen a la Iglesia

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    dbiles (PO 6) en perspectiva misionera. La prioridad no sepone en el culto sino en la evangelizacin. De hecho, el mi-nisterio sacerdotal haba evolucionado antes del concilio con laaparicin de curas-obreros, la presencia de presbteros en losmovimientos laicales como consiliarios, la incorporacin desacerdotes en el trabajo profesional, su toma de conciencia po-ltica, su contacto con no creyentes y, en definitiva, su insercinen la vida cotidiana del pueblo. Con todo, se produjo una tensinentre la teologa sacerdotal preconciliar y la vocacin enovadapastoral de los presbteros. El salto casi repentino dado por lossacerdotes del culto a la evangelizacin y de la separacin (osegregacin) a la encarnacin en la sociedad trajo inmediatasconsecuencias.Con gran lucidez y valentfa, el Concilio reconoce

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    BIBLIOGRAFIA

    l !. Ale,t, Ensayo dz una sistemazscin de ta teologa sobre In base del concilioVaticano 1I: .Revista Espaola de Teologa 27 (1967) 117'137|' G' Baillargeon(ed.), I.e Concile revisit. Rftexions sur le Concile et aprs.Concile, Paulines'otrg 1986; J. Combn, In que fue y lo que es el Vaticano II:

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    LAS CUATRO CONT,MJCIONES

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    3. LA RENOVACION BIBLICA(Constitucin dogmtic a Dei Verbumsobre la revelacin divina)

    Durante varios siglos el pueblo catlico ha carecido de uncontacto directo con la palabra'de Dios, a causa del temor quetena la jerarqua a las interpretaciones personales y libres porparte de los fieles. Pero antes del Vaticano II, el movimientobfUtico de renovacin haba ayudado a redescubrir el valor delas Escrituras. Con todo, ha sido un logro importante del Va-ticano II el acercamiento de 1a palabra de Dios al pueblo cristianomediante la constitucin Dei Verbum.1. ln palabra de Dios antes del Concilio

    Antes del concilio, solamente los especialistas, seminaristasy sacerdotes tenan acceso directo a la Bilia, en su versin latinallamada Vulgata. Recordemos, sin embargo, que la Vulgataapareci cuando el griego se hizo lengua culta y el pueblo ha-blaba corrientemente el latn, con el fin de que la palabra deDios fuese oda o leda por todos en su idioma. En la EdadMedia, cuando el pueblo ya no comprenda el latn aparecieronlas traducciones bblicas en lengua verncula, como sucedi en6l

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    I

    Espaa antes de Alfonso X el Sabio (1252-1284)1. Con todo,se han dado momentos histricos en que la Biblia ha sido pro-hibida en lengua vulgar por temor a los herejes, como en el s.XIII frente a los albigenses y en el s. XVI respecto de losprotestantes. Todava el Cdigo de Derecho Cannico anteriorprohiba las versiones hechas o editadas por catlicos en cual-quier idioma (c. 1399, 1), prohibicin que ciertamente habacado en desuso. No obstante, las traducciones deban ser apro-badas por la Santa Sede, ser editadas bajo la vigilancia de losobispos y contener anotaciones garantizadas.Despus del concilio de Trento -a pesar de acentuar laautoridad de la tradicin y del magisterio frente al priircipioprotestante de la Scriptura soln- hubo una notable expansinbblica entre los catlicos, hasta el punto que algunos llamansiglo de oro al perodo comprendido entre 1560 y 1660,. peroeste renacimiento bblico se apag como consecuencia de lascrecientes crticas a la hermenutica catlica por parte de laexgesis protestante y de algunos historiadores y exegetas ra-cionalistas o no creyentes. La Iglesia catlica reaccion nega-tivamente. Una muestra de esta actiud fue la victoria de laposicin conservadora de J. B. Bossuet sobre la renovadora deR. Simon hacia 1678. A partir de esa fecha, el conocimientobblico se puso al servicio de una tradicin dogmtica funda-mentalista, a saber, la exgesis ayudaba al telogo en sus de-mostraciones como pruebas del sistema frente a las herejas3.La exgesis se convirti en sirviente de la dogmtica y de laapologticaa. De 1680 a 1880 transcurrieron doscientos aos de

    1. Cf. J. P. Richard Guzmn, Tra.ducciones de la Biblia, en L. AlonsoSchkel (ed.), Comentarios a l.a constitucin Dei Verbum sobre la divina re-velacin, Ed. Catca, Madrid 1969, 700-723.2. Cf. M. Gilbert, Expectativas e instancias en exgesis despus del Vaticano11, en R. Latourelle (ed.), Vaticano II. Balance y perspectivas, Veinticinco aosde spus ( I 962 - I 987), Sgueme, Salamanca 1989, 221 -234.3. Cf. F. Pastor, Escritura y teologa, en L. Alonso Schkel (ed.), Iaconstitucin Dei Verbum..., o. c.,724-751.4. Cf. P. Grelot, la. Biblia, palnbra dz Drbs, Herder, Barcelona 1968.62

    gran pobreza escriturstica. Daba la sensacin de que la Bibliaera un libro protestante.>'. Recordemos que los do-cumentos antimodernistas de 1907, a saber, el decreto Lamen-tabili y la encclica Pascendi, se centraron en los mbitosfilosfico y teolgico ms que en el exegtico. Con todo, lospolemistas conservadores pretendieron condenar a M.J. La-grange, el cual tuvo que abandonar provisionalmente entre 1910y l9l3la Escuela Bblica de Jerusaln, que l mismo habafundado'. En 1909 San Po X fund en Roma el Instituto BblicoPontificio, en el que posteriormente se formaran generacionesde estudiosos de la Biblia. Pero a pesar de tantas trabas y di-ficultades, el movimiento exegtico iniciado por M.J. Lagrangeprodujo frutos entre 1910 y 1940.

    5. A. lblez Anna, Ia Constitucin Dei Verbum y los estudios bblicos,en Balance dl Concilio Vaticano. II a los veinte aos, Esef, Vitoria 1985, 60.6. Lo expone en su pequeo libro La mthode historique, Paris 1903.7. P. Grelot, kts evangelios y la historia, Herder, Barcelona 1987, 4O.8. Cf. P. Benoit, l P. Lagrange. Al servicio de la Biblia, Descle, Bilbao1970.63

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    lI

    El mayor impulso preconciliar a la investigacin bblica lodio Po XII en 1943 con la encclica Divino afflant, Spiritu. Eneste documento se aceptaron las contribuciones de las cienciaspositivas, se admitieron los

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    li

    >).Una vez discutido en la cuarta sesin, se enriqueci y fue de-

    17. G. Ruiz, Historia d ln constitucin Dei Verbum, o. c., 9.18. E. Bianchi, Carcter central de la palabra dc Dios, en G. Alberigo yJ.-P. Jossua (eds.), Ia recepcin dl Vaticano II, Cristiandad, Madrid 1987, 152.66

    ilII

    finitivamente aprobado el29 de octubre de 1965 por 2'344 votosdirmativos contra 6 negativos. a) Cristo es la cumbre y plenitud de la revelacin

    Al desarrollar la afirmacin tridentina de que el evangelioes la fuente de la revelacin, la constitucin Dei Verbum noacenta la distincin enEe conocimiento natural de Dios y re-velacin sobrenatural. La revelacin -viene a decir la consti-tucin- se centra en en el seoro de Cristo, quien la llevahacia su plenitud (DV 2, 4 y 17) . 4'El elemento mediador de la revelacin est constituido al mismotiempo por el suceso salvador y las palabras que lo interpretan,tenieho en cuenta que Cristo es a la vez el mediador supremoy la plenitud de toda la revelacin (DV 2)' Fvidentemente, laievelacin hecha en la historia est en relacin con la manifes-tacin de Dios en las realidades creadas. En definitiva Dei Ver-bum tiene una orientacin cristocntrica.Sigue siendo eficaz esta orientacin conciliar?, se preguntaL. loso Schkel.

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    la nueva liturgia, se cenffa cadavez ms en Cristo: tambin lahomila es est volviendo ms cristolgica. En circulos msselectos, se trabaja por encontrar el sentido cristiano del AT ypor incorporarlo a la vida cristiana>2l.b) Escritura y Tradicin en la revelacin

    Una de las cuestiones ms debatidas en la redaccin de DeiVerbumfuelarelacin entre Escritura y Tradicin. Ah chocarondos mentalidades_ que parecan antagnicas: la de la mayoraconciliar y la de la minora. Como consecuencia de una iertainterpretacin de._la sesin IV del concilio de Trento, algunostelogos preconciliares consideraban la Escritura y la Trad'icincomo dos canales distintos, equivalentes a dos fuentes que trans_miten la revelacin. Es la tesis de las . Incluso laTradicin -segn esta tendencia de la minora conservadora_1bT"u ms que la Escritura, lo cual significa que algunas ver-dades se encuentran ah y no en la Escritura; a l,o sunio estaranen la Biblia implcitamente>>. Consecuencia de este modo depensar es atribuir al magisterio la cualidad de ,casi con el mismo nivel de validez que la Esclitura y laTradicitP"-. Una segunda interpretacin de la mayora conciliar abiefaafirma que la Escritura y Tradicin son dos momentos impor-tantes pero diferentes: uno es apostlico y otro es eclesistico.Segrn D. B" Dqpuy, >23.

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    de los estudiosos. Con el Vaticano II,

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    de Dios>>, el texto se centra en la revelacin; por eso se llamaConstitucin dogmtica sobre la divina revelacin. Ahorabien,al ser la palabra el medio privilegiado de comunicacin humana,Dios lo asume para comunicarse con los hombres : Dios habla en la Escritura por medio de hombres yen lenguaje humano (DY 12)32. La constitucin Dei Verbumse divide en seis captulos:a) Naturaleza de la revelacin (n. 2-6)

    El primer captulo expone la naturaleza de la revelacin, susetapas, la respuesta humana a la revelacin y las verdades re-veladas. Dios se revela y da a conocer su salvacin a los hombrespor medio de Cristo. La revelacin entera es un acto de Diosque se extiende desde la creacin hasta la plenitud de los tiem-pos. A esta iniciativa de Dios corresponde la respuesta del hom-b,rer_ eue, por ser creado a imagen divina, tien la posibilidadde llegar, por la razn, a un cierto conocimiento de Oios.b) Transmisin de la revelacin (n. 7-IO)- El captulo segundo -dice L. Alonso Schkel-

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    0 La Escritura en la vida de la lglesia (n. 2l-26)L. Alonso Schkel resume este ltimo captulo, fecundo ydesordenado, as: 3o.

    5. La palabra de Dios despus del Concilio.As como respecto de otros textos conciliares se han pro_mulgado documentos oficiales despus del Vaticano II para ch_ryrlos o profundizarlos -caso e la exhortacin postlicaEvangelii nuntiandi en relacin al decreto Ad gentes)_, no seha dado ninguna intervencin magisterial sobre la constitucinDei.Verbum o alguno de sus temas centrales. Lo que sl seadvierte en estos riltimos veinticinco aos es el estudi levadoa cabo por los especialistas en temas que ya abord la consti_

    tncin: revelacin, inspiracin, verdad de ia Escritura, herme_19qtica, gneros literarios, historicidad de los evangelios, tra_dicin, maisterio y uso de la Biblia en la vida de t tgteiia.Despus de la constitucin Dei Verbum, los escriluristas,con plena libertad dentro del mbito que determina la fe, hanhecho avanzar los estudios bblicos exiraordinariamente y hanaproximado las posiciones de las Iglesias en el movimientoecumnico de todos los cristianos. En estas ltimas dcadas seha desarrollado la hermenutica bblica, ha madurado el estudiode los gneros literarios y, sobre todo, ocupa un lugar centralla palabra de Dios en la vida de la Iglesia y en el nulvo modode- replantear los problemas teolgios. Sgn E. Bianchi, laBiblia hapenetrado despus del Concilio pricipalmente en tressectores: las comunidades tradicionales (panoquias e instucio_nes ligadas a ellas), movimientos eclesies cn sus centros de34. Ibid., 668.

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    upiritualidad y movimientos de liberacin ligados a las co-munidades de base3s.a) En primer lugar, en las parroquia el acercamientodo la palabia de Dioi al pueblo se ha dado a travs de loshbits litrgico y catequtico. Han ayudado las excelentestraducciones Uibtitas actuales, los leccionarios oficiales cui-

    dadosamente preparados y los diversos comentarios a las lec-turas de la eucarista dominical. Se usan los salmos en eleantoral, el contenido de los cantos es ms bblico que antesy la predicacin se cie a las lecturas. En la catequesis deirinot y de adultos se advierte la importancia de la palabra deDios, ie ha incorporado la exgesis a los nuevos catecismos,se ha descubierto el valor de las celebraciones de la palabracn el proceso de la educacin de la fe-y se multiplican losgrupoi que estudian con ahnco la Biblia3u. El cristiano asiduot.otto ominical de una parroquia renovada segn el espritudel concilio adquiere semana tras semana una educacin b-blica que antesra difcil .de conseguir. De hecho, las cons-tituciones sobre la palabra de Dios y sobre la liturgia han sidolas ms fecundas en el mbito pastoral' Con todo, a causa deun descuido en su preparacipon bblica, algunos sacerdoteshan recado en la predicacin moralista de antao' Sin em-bargo, es evidente que las parroquias se renuevan medianteun ontacto vivo corrla palabra de Dios. Pero aunque la Bibliano ha'llegado a ser familiar a todos los fieles, ni incluso atodos losiacerdotes,

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    b) En segundo lugar, la palabra de Dios tambin ha pe-neffado en la vida y espiritualidad de algunos movimientos eile-siales, como los movimientos apostlicos, la renovacin caris-mtica y las comunidades neocatecumenales. Bsicamente laBiblia es usada como elemento fundamental de revisin, oracino celebracin; tambin tiene una utilizacin catequtica. La es-piritualidad del movimiento constituye la clave he lectura b-blica. Como lo que importa en algunos colectivos es la expe-riencia directa religiosa de comunin con Dios o de conversinpersonal, la exgesis rigurosa es secundaria. Con frecuencia sehace una hermenutica literal y fundamentalista, con interpre-taciones subjetivas, lejos de la realidad social. 3g.Los movimientos especializados de Accin Catlica utili-zaron desde sus comienzos, antes del Concilio, la revisin devida, para la cual era necesaria la Escritura, as como en elproceso de ver, jlzgar y actuar. De hecho, los evangelios fueronmanejados habitualmente por militantes de la JOC-.Tambin se ha difundido la palabra de Dios en los monas-terig de acogida, casas de retiro y centros de espiritualidad.Tradicional es entre los monjes la lectio divina, cn objeto deque la palabra de Dios se convierta en fundamento de vidaespiritual. En los monasterios, la lectura bblica ocupa un lugarimportante en la celebracin litrgica, sea eucarstica o liturgiade las horas.

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    la palabra de Dios primacfa para analizar los hechos o los signosde los tiempos, sino que a veces la ideologla es la que interpretael pasaje bblico elegido, con lo que se produce una rupturaepistemolgica. As puede llegarse a que la comunidad juzgala palabra, no al revs, que la palabra seajuicio de la comunidad.Al mismo tiempo pueden alejarse algunos miembros de la ora-cin personal y grupal, como tarea superflua por confundirlacon la inutilidad. Lo que no cabe duda es que la palabra de Diosha retornado al pueblo, se ha puesto a su servicio y contribuyea dotar de un rostro nuevo a la lglesia en su tarea evangelizadoray educadora.

    BIBLIOGRAFIA

    rI

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    4, LA REFORMA LITURGICA(Constituci n Sacrosanctum conciliumsobre la sagrada liturgia)

    El cambio ms visible e inmediato del Vaticano II en todalir lglesia ha sido, qtiz, e7 producido por la reforma litrgica,rcrcibiday aplicada en todas partes con entusiasmo. Esto significarue haba necesidad y deseos de cambios profundos en estecainpo, expresados con anterioridad por pastores, especialistasy fieles. De hecho, la reforma litrgica aprobada por el Conciliohaba sido preparada por algunas reformas parciales bajo e1rontificado de los ltimos papas, por la experiencia litrgicavivida en monasterios, grupos de laicos y parroquias y por nu-nlerosos estudios dedicados a este tema por los liturgistast. Laconstitucin Sacrosanctum concilum sobre la liturgia fue elprimer fruto del Concilio y el de ms largo alcance, consecuencia-como apunta el mismo documento- de dos trabajos previosI'undamentales: sobre la liturgia y la experiencia adquiridacn el movimiento litrgico (SC 23). Al promulgar Pablo VIdicha constitucin el 4 de diciembre de 1963, el movimiento

    1. I, Oatibia, La reforma litrgica desde San Po X hasta el Vaticano II,en C. Morcillo (ed,.), Comentarios a la constitucin sobre la sagrada liturgia,l:d. Catlica, Madrid 1965,84.81

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    litrgico dio paso a la reforma conciliar de la liturgia. Desdeentonces, la liturgia ha sido fomentada por la jerarqua, pro-movida pastoralmente por los responsables de la accin pastoraly estudiada con dimensin teolgica en diversos centros de es-tudio. Es necesario, sin embargo, observar que en la constitucinsobre la liturgia no se emplea la palabra

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    los monasterios recin creados de Beuron en Alemania (1863)y Maredsous en Blgica (1872), en donde Dom Grard tradujopor primera vez el misal para uso de los fieles, con gran es-cndalo de algunos conservadores. Este mismo benedictino de-fendi en 1883 la comunin dentro de la misa y fund la primerarevista en el campo de la liturgia. Comenzaba de este modo lapastoral litrgica. Los monjes de Beuron crearon el monasteriode Mont-Csar (1898), centro de inadiacin litrgica, al queperteneci la genial figura de L. Beauduin. Adems, Dom G-rard fund cerca de Brujas la procura benedictina de Saint-Andr, en donde redact y public Dom G. Lefebvre su co-nocido misal de los fieles. Monjes de Solesmes llegaron a Silosen 1880, renovaron la abada y en 1896 profesaron los cincoprimeros benedictinos en este impofante centro. El otro grancentro monstico espaol es la abada de Montserrat, restauradaen 1835 y que en 1862 perteneci a la congregacin de Subiaco,con un ideal al principio ms asctico que litrgico. El espritulitrgico se desarroll en Catalua desde comienzos de estesiglo. Tuvo un momento floreciente en el Primer Congreso Li-trgico de Montserrat (1915)8.b) I"a aportacin teolgica del movimiento litrgicoJunto a l aportacin monstica, que descubre la liturgiacomo oracin de Ia Iglesia, est la consideracin histrica yteolgica del culto cristiano. Los monjes francese primero, ylos alemanes despus, aportaron consideraciones cientficas so-bre la liturgia, Se imprimieron algunas fuentes antiguas quecontenan los libros litrgicos y se rescat con rigor el cantogregoriano. En Alernania fue decisiva la abada de Maria Lach(1904), con su abad I. Herwegen, el monje O. Casel y el amigode ambos J. Pinsk. Ah se hicieron estudios profundos de eru-

    8. Cf. C. Floristrn, l renouveau liturgique: Espagne: LllllD 74 (1973) 109-127; l. M. Gol,:-lez limnez, Movimiento litrgico en Espaa, en D. Safore yA.M. Triacca (eds.), Nuevo dicciomrio de linrga, Paulinas, Madrid 1987, 1383-1388.84

    dlcin histrica y las primeras reflexionesllturgia. La aportacin telogica comenz hacia 1914; en 1918to hicieron visibles los primeros frutos y en 1921 comenz arditarse la primera revista cientfica sobre la liturgia' R. Guardini(1885'1968), en contacto con la abada de Maria Laach, supomostrar las dimensiones antropolgicas del culto cristiano yfomentar un

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    sarrollado en Klosterneuburg, cerca de Viena. Un investigadorde gran talla cientfica fue el jesuita J. A. Jungmann, quienelabor una monumental obra sobre el sacrificio de la misa(Missarum solemnia). Su preocupacin de unir la liturgia a lapastoral fue constante.En realidad, el movimiento litrgico con un sello pastorallo suscit Dom L. Beauduin (1873-1960), quien haba partici-pado como joven sacerdote en dos movimientos innovadores: larenovacin tomista, promovida en 1893 por el cardenal Mercier,y la renovacin social, inspirada en el magisterio de Len XItr.En 1906, a los 33 aos profes Dom Beauduin en Mont-Csar.Ya en 1909 lleg a estas dos conclusiones: 1) La liturgia debellegar a las masas populares y 2) no hay que mirar slo al pasadosino tener presente el porvenir, respetando profundamente lasriquezas de las antiguas instituciones". Las ideas renovadorasde Dom Beauduin fueron bien acogidas por el historiador G.Kurth y el cardenal Mercier -inspiradores de la renovacin delcatolicismo belga- en el Congrs national des oeuvres ca'tholiques de Malinas, en 1909. Ah se propuso difundir el misalde los fieles, ya traducido; promover la piedad popular litrgica;lograr que el pueblo participase en las vsperas; rehacer el cantogregoriano; dar sentido litrgico a los retiros, ofrecer oracionesadecuadas a la familia y fomentar semanas y cursillos especialessobre liturgia. A partir de esa fecha se promueven las

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    haga abortar todo el "trabajo'4. La conferencia episcopal ale-mana cre entonces una comisin litrgica de expertos. Lasdiscusiones giraron en torno a las relaciones entre liturgia yespiritualidad y entre liturgia y compromiso cristiano's.A causa de estas discusiones intervino la Santa Sede. Enenero de 1943 escribi el secretario de Estado una carta alcardenal Bertram de BresLau para que los obispos alemanesvigilasen el recto proceder en la renovacin litrgica. Respondiel cardenal alemn con una decidida defensa del movimientolitrgico'6. El 20 de noviembre de 1947 apareci la encclicade Po XII Mediator Dei et hominum sobre la liturgia, en laque, con aceptaciones y reproches, se reconocia oficialmente elvalor del movimiento linirgico. Trata la encclica estos grandestemas: naturaleza de la liturgia, el culto eucarstico, el oficiodivino y el ao litrgico y unas nornas pastorales. De hechoesta encclica es considerada como la de la re-novacin de la liturgia antes del Concilio. A partir de esta fechael movimiento litrgico se convirti en apostolado litrgico.En Francia surgi en 1943 con el apoyo de Dom Beauduinel Centre de Pastorale Liturgique; en 1945 apareci la revistaLa Maison-Dieu y posteriormente se sucedieron diversas se-siones y semanas nacionales de liturgia. En Lyon (1947) se tuvoel primer encuentro de los liturgistas europeos. Las sesionesinternacionales de estudios litrgicos se celebraron en MariaLaach (1951), St. Odilienberg (1952), Lugano (1953), Mont-Csar (1954), Ass (1956), Montserrat (1957) y Munich (1950).La sesin de Ass en 1956 tuvo como marco el I Congresointernacional de pastoral litrgical?. En este ltimo congresoafrm Po XII que

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    la liturgia sino dar una visin doctrinal de la misma". Se dividila comisin en trece subcomisiones, correspondientes a los di-ferentes temas a deliberar y se trabaj entre 1960 y 1961. Diocomo resultado un primer esquema, que se examin por todoslos miembros de la comisin y, que despus de innumerablesenmiendas, desemboc en un segundo texto. Fue aprobado porel cardenal G. Cicognani, ya enfermo gravemente, unos dasantes de que muriese. Todo el trabajo recay de momento sobreel secretario A. Bugnini, que posteriormente sera sustituidoincomprensiblemente por el P. Antonelli. Al cardenal G. Ci-cognani le sucedi el cardenal espaol A. Larraona, de tendenciaconservadora. El texto de la comisin litrgica fue discutido porla comisin central del Concilio, cuyos miembros ms conser-vadores introdujeron algunas restricciones relativas a la lengualitrgica y a la concelebracin. En el verano de 1962 pudieronrecibir los padres conciliares el proyecto de la constitucin deliturgia (que contrastaba con los esquemas conservadores de lacomisin doctrinal) para ser debatido en la primera sesin comoprimer tema. Aunque se justific esta decisin con el argumentode que la liturgia es la oracin de la Iglesia (el Concilio haempezado orando>>, afirm el cardenal Montini a sus diocesanosde Miln), larazn ms obvia era que presentaba menos difi-cultades que el esquema de las dos fuentes de la revelacio>por estar mejor elaborado, tener apertura de miras y concitarlas voluntades de los obispos. En la decisin de Juan XXIIIinfluira tambin, a no dudar -escribe I. Oatibia-, el carctereminentemente pastoral del esquema, muy en consonancia conlos fines del Concilio, y el grado de madurez que en la Iglesiahaba alcanzado la cuestin lit6rgica>>2'.

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    cardenales Ottaviani, Siri y Ruffini, al creer que no haba ne-cesidad de cambio alguno. Otros, como los obispos espaolesF. Martnez, A. del Pino y G. Modrego, sealaban algunasdesviaciones>> y rechazaban frontahnente cualquier novedad'u.3. Contenido de la constitucin sobre la liturgia

    En una primera lectura de la constitucin -escribe A. G.Martimort-, lo que ms atrae la atencin y el entusiasmo esla apertura de la liturgia a las lenguas vernculas, el rol con-cedido a las conferencias episcopales, la restauracin de la con-celebracin y comunin bajo las dos especies, la simplificacindel oficio divino, las perspectivas misioneras que ofrecen lasposibles adaptaciones, la preferencia del trmino uncin de en-j"rmos sobre el antiguo de extremaunciny, finalmente, el anun-iio de que es posible reformar toda la liturgi>2'. El contenidode la constitu"in lo forman un prembulo y siete captulos".a) Principios generales de la reforma litrgica

    Al ser esta constifucin el primer texto discutido y aprobadoen el concilio, se enuncian en st prembulo los fines del Va-ticano II: 1) acrecentar la vida cristiana, 2) adaptar las institu-ciones eclesiales a nuestro tiempo, 3) promover la unin de loscristianos y 4) proponer a todos los hombres la invitacin deentrar en la Iglesia.En el captulo primero se expone la naturaleza de la liturgia.Recordemoi que l propsito de los redactores de esta consti-tucin fue ehLorar lo que podra llamarse un texto doctrinal ypastoral o una enseanza sobre el misterio de la santa liturgi,26. Cf. A. Franquesa, Et Concilio Vaticano II y la constitucin sobre lasagrada linrgia: Phase 167 (1988) 389 y 394'27. ,.G. trrlartimo.t, ltt consttution 3o. Recordemos que

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    e) El ao litrgicoPor una tradicin apostlica>, el ao litrgico se apoya eilel domingo, da del SleRoD y

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    -afirmaconstitucin- no son acciones privadas sino celebraciones dela Iglesia, qu,e es sacramento de unidad, es decir, pueblo santocongregado y ordenado bajo la direccin de los obispos (SC26)".c) Todos los fieles deben participar activamente en la asam-blea

    Lanaturaleza de la liturgia exige una participacin plena,consciente y activa en las celebraciones por parte de todos losfieles, en virtud del bautismo, ya que la liturgia es la fuenteprimaria y necesaria en la que han de beber los fieles el esprituverdaderamente cristiano (SC 14). Justamente, para hacer po-sible esta participacin se ha reformado la liturgia.En realidad, desde san Po X hasta el Vaticano II se dijorepetidas veces que el pueblo deba participar activamente, perose entendi mal a veces esta participacin, como si se redujeseal plano de lo interior. La constitucin dice que la participacinha de ser (SC 30), ya que la liturgia entraa signos y es manifestacin dela Iglesia.d) El clero y los fieles necesitan una formacin litrgica

    En realidad, la constitucin Sacrosanctum concilium es unacatequesis fundamental sobre la liturgia. Pero dado el escasoconocimiento litrgico que hasta hace poco tenan los sacerdotes

    33. Cf. P. Tena, lglesia-Asamblea. Una nueya aportacin teolgica: Phase>>28 (1988) 415-436; P. Romano Rocha, Z principal manifestacin de la lglesia(SC 41), en R. Latourelle (ed.), Vaticano IL Balance y perspectivas, o. c., 453-467.96

    rlurr cran cosa de los sacerdotes, se necesita una iniciacin li-trrrgica constantemente. No basta, que los textos litrgicos seIrruluzcan e incluso se adapten. La liturgia no se comprendertikl intelectualmente, sino que se necesitan celebraciones sig-rril'icativas, ya que se trata de un proceso de iniciacin. Recor-tlcrros que la reforma litrgica entraa varias cosas: nuevoslcxtos, cambio de signos, visin acertada del culto, nuevo estilork celebrar, y muy especialmente transformacin de mentali-tlutles. Algunos sacerdotes, carentes hoy todava de formacinlitrirgica, siguen aferrados al juridicismo y ritualismo.Durante estos ltimos veinticinco aos posconciliares se hancomprobado, entre otras cosas, estas dos: l) el nivel bblico delrucblo era muy bajo y nula su formacin litrgica; 2) ha crecidolcntamente esta doble formacin a travs de las lecturas de losrkrmingos, cuando la homila ha sido adecuada, y mediante lactlidad puesta en las celebraciones.

    c) La palabra de Dios da Espritu a la liturgiaLa constitucin dedica un nmero a las relaciones entreliiblia y liturgia.

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    ri5. La litargia despusa) Ejecucin d.e la constitucin Sacrosanctum concilium

    Para facilitar la aplicacin de la constitucin sobre laliturgia, que entrara en vigor el 16 de febrero de 1964,primer domingo de cuaresma de ese ao, se public el motuproprio Sacrarn liturgiam el25 de enero de ese mismo ao3o'Algunos consideraron este documento como un retrocesorespecto de la constitucin, ya que la Santa Sede, por ejem-plo, se reservaba el derecho de aprobar las traducciones alas lenguas del pueblo. El25 de enero de 1964 cre PabloVI el Consilium para la aplicacin de la constitucin sobrela sagrada liturgia>>, con el cardenal Lercaro al frente y A.Bugnini de secretario. En marzo de ese ao se dio a conocerla lista de los 42 miembros que componan dicho Consilium.Se nombraron adems consultores y asesores especialistasde diversos pases, que se distribuyeron en 40 grupos detrabajo. Los primeros temas examinados y aprobados fueronla concelebracin y la comunin bajo las dos especies. Tam-bin se public la instruccin Inter oecumenici para aplicardebidamente la constitucin sobre la sagrada liturgia. Eltrabajo del Consilium se desarroll entre 1964y 1973, coun objetivo triple: poner en prctica la constitucin sobrela liturgia, preparar los nuevos libros litrgicos segn lasnormaJdel eoncilio y promover experiencias litrgicas ade-cuadas.El primer resultado prctico de la reforma litrlrgica fue Iaintroduccin progresiva, pero imparable, de la lengua del pueblo

    34. Ver los documentos litrgicos emanados del Concilio en R. Kaczynski,Enchiridion d.ocumentorum instaurationis liturgicae | (1963-1973), Marietti, To'rino 1976.98

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    on desuso el latn y, con el latn, el canto gregoriano'6. Se hizonocesaria enseguida la creacin de cantos nuevos en la lenguadol pueblo, as como nuevas oraciones e incluso plegarias eu-carfsticas. El Consilium di dos instrucciones para la celebracinCucarstica. Una en 1964 sobre el marco de la celebracin: altarcxento, sede, ambn y nave. Hubo que adaptar las iglesias delmundo entero para celebrar la misa de cara al pueblo. Otra en1965 para ayudar a concelebrar y dar la comunin bajo las dosopecies. Bn 1967 aparecieron otras dos instrucciones, sobre lamsica sagrada y el misterio eucarstico. En los cinco aosliguientes se editaron los nuevos libros lifirgicos. Recordemostrmbin la publicacin de tres directorios prcticos en torno alr misa en grupos pequeos (1969), los ministros extraordinariosde la comunin (1973) y las misas con nios (1973). Las dis-posiciones litrgicas emanadas del Concilio han sido incorpo-radas al Cdigo de Derecho Cannico de 1983".b) Evaluacin de la reforma linirgica

    Paradjicamente, la constitucin Sacrosanctum c onciliumtB invocada hoy por quienes rechazan toda reforma en laIlesia y, en concreto, la reforma litrgica. Los ms conser-Ytdores recuerdan algulos pasajes de dicha constitucin, sintncuadrarlos en su contexto, especialmente estos dos: l) Seoonservar el uso de la lengua latina en los ritos latinos, salvodorecho particula (SC 36,1), y 2)

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    116). Nos guste o no, el latn ha sido prcticamente aban.donado como lengua litrgica por ser una lengua muerta. Elcanto gregoriano, en cambio, apreciado por su belleza y ex-presividad religiosa, es hoy ejecutado en algunos monasteriosy grupos aficionados al canto religioso. La dificultad de suaprendizaje y el hecho de que acompae, de ordinario, a textoslatinos lo hace inviable prcticamente en la accin pastoralcon el pueblo. Es hoy nostalgia de conservadores y aoranzade ciertas lites.En realidad, tres de las discusiones vivas que se produjeronen el Concilio al examinar la constitucin sobre la liturgia,como la lengua del pueblo, la concelebracin y la comuninbajo las dos especies, parecen estar hoy resueltas, aunque esteltimo tipo de comunin se presenta difcil de emplear enasambleas masivas por razones prcticas. La comunin en lamano fue permitida posteriormente, el 29 de mayo de 1969,de acuerdo a los criterios de las conferencias episcopales. EnEspaa entr con timi&z el 12 de febrero de 1976. Dada lainvolucin reciente sn rnuchos aspectos de la Iglesia, no sha desarrollado entre nosotros suficientemente esta prctica(tradicional hast el siglo IX), que hoy es, adems, ms hi-ginica.En cambio, siguen siendo polmicas, aunque con menosvirulencia que entonces, dos cuestiones: l) las facultades delos obispos en las prescripciones litrgicas y 2) la adaptacino inculturacin de la liturgia al genio de cada pueblo.Respecto de la primera cuestin, es lgico, y as lo pres-cribi el Concilio, que 38.

    38. X. Basurko, La eonstitucin d.el Vaticano 1/, eo D. Borobio (ed.), Zcelebracin en la lglesia, o-e., 775.100

    illobrar superficialmente e incluso con pobreza de expresin,con la justificacin de acercarse al pueblo, y remitir para unfuturo que nunca llega, con infinidad de trabas, las adapta-llones ms profundas>> segn que tienen los libros litrgicosDtra optar por una u otra frmula son, en realidad, pequeas.Do hecho, se ha dado ms libertad en la adaptacin de losfltuales, con arreglo a estos criterios: exigencias de la culturadol pueblo, necesidades de la Iglesia local y posibilidad del misma liturgia. De la renovacin se ha pasado con dificultadI la adaptacin y de la adaptacin a la inculturacin.e) La recepcin de la reforma litrgica

    Por iniciativa de la Congregacin para el culto divino secelebr en octubre de 1984, en Roma, un Congreso Inter-Racional de las Comisiones nacionales de liturgia sobre ellcma Veinte aos de reforma litrgica, para trazar un balancede dicha reforma3e. Podemos hablar de tres etapas.La primera esla etapa del entusiasmo, correspondiente ala dcada de los sesentay ala renovacin llevada a cabo porcl Consilium creado por Pablo VI en 1964. La mayor partede los sacerdotes y de los fieles acogieron con entusiasmo lareforma litrgica. Se puso el acento en el misterio pascual,creci la participacin de los fieles y su sentido comunitario,ue diversificaron los ministerios de la asamblea, aparecieron39. Cf. Congregazione per il Culto Divino, Atti del Convegno dei Presidentit Segretari delle Comissioni Nazionali di Liturgia. Venti anni di rifom lturgica.Bllancio e prospettive (Citt del Vaticano, 23-28, ottobre 1984), Ed. Messagero,Pndova 1986.

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    las liturgias propias de los gmpos y se dignific el cultooo' El segundo momento esla etapa del desencanfo, que co-dcada de los setenta, a un tiempo de desa-

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    Como cntrapartida, falt una adecuada preparacin litrgica'catequtica y UiUtica en sacerdotes y fieles, aument l ver-balidad (poi inflacin de la palabra) y se simplificaron lossignos en e*"eso. De hecho, al reducirse en la reforma litr-gia la ritualidad y al simplificarse las ceremonias, se haieducido el polo viiual y se ha dado realce al polo auditivo'Naturalmenti, la palabra es importante en la liturgia, pero nodebe haber inflacin de palabras. Hoy nos pronunciamos poruna gran sobriedad en el decir y un cierto deseo de fomentaralgunos gestos, movimientos y smbolos.- Desd el primer momento hubo dos reacciones: una in'tegrista o invlucionista, aferrada al latln, al gregoriano y almisal de san Po V (editado en 1570). Sus defensores pre-tendan seguir , durante la misa o almargen dJla misma. Vean peligrar la espiritualidad tradi-conil no litrgica y las devociones populares. Es actitud tpicaindividualista y pietista que ve en lo comunitario un colec-tivismo inaceptable y en la participacin un activismo sinespritu. Los defensores de esta postura buscaban y crean.encontrar deficiencias doctrinales o incluso herejas por todaspartes. De hecho hay que reconocer que la reforma litrlrgicaej a un lado al catolicismo popular y la expresin que llevaconsigo una cierta religiosidad>>, como si fuese algo mgicoe irra-cional. La segunda actitud es la progresis,a o refor-madora, propia de los impacientes por los cambios rpidos yen profundidad. Los renovadores promovieron las misas do-miticas y las liturgias grupales, generalmente con perspec-tivas sociales y liberadoras. Descuidaron la ritualidad y laespiritualidad iitrgica con un excesivo afn secularizador'Se les acusa de perdir el sentido del misterio y de lo sagradoo''. Cf. A. Pardo, L4 Sacrosanctum Concilium en Espaa: Notitiae 270-27r (1989) 7s-8t.41. Cf. A. Franquesa, El Concilio Vaticano II y la constitucin sobre lasagrada liurgia: Phase 167 (1988) 397.t02

    orponde a laralizacin y a una cierta fijacin de las celebraciones por laDublicacin de los libros litrgicos Se comprob que lallturgia no resuelve el inmenso mundo de la accin pastoraldo la Iglesia. Coincide esta etapa con las corrientes secularesy ol dJspertar poltico, el crecimiento rpido de la seculari-ircin la sociedad y la crisis de los sacerdotes y de algunosillovimientos apostlicos. Al ver que la liturgia no resolvaloe problemas e fondo, la preocupacin se volc hacia lalvangelizacin, el compromiso social y el testimonio de vida.o advirti, asimismo, que los cursillos intensos de prepa-lrcin litrgica recibidos por los sacerdotes en la etapa an-tGrior se mostraban insuficientes.El tercer momento es la etapa de la recuperacin o de la$orientacin, correspondiente a la dcada de los ochenta y alr bsqueda de un nuevo estilo de celebrar. En este tiemporc comprueba que la liturgia debe ocupar un lugar importanteln la pistoral, sin que se le pida lo que no puede dar. Setolaciona mejor la celebracin con la evangelizacin, la ca-toquesis y el compromiso. Se ahonda teolgica y pastoral-mnte en la liturgia, a saber, en su historia, dimensin an-tropolgica, simbolismo, sentido liberador y fuente depiritualidad. Todava se advierte en esta etapa, en la quenos encontramos, como en otros campqs, la tensin entre los(restauracionistas>>, que desean volver de algn modo a lafljacin normativa de la liturgia preconciliar', y los refor-madoresrr, que desean avaflzar en la aplicacin de los criteriosconciliares, especialmente desde la dimensin social y la ne-cosidad de la inculturacin. Algunos entienden el

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    mativoso3.

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    (Constitucin dogmtica Lumen Sentiumsobr la Iglesia)

    El campo teolgico ms discutido despus del concilio hado el deTa eclesiologa, no slo por las orientaciones dog-ticas del Vaticano II en torno al concepto de Iglesia, sinoDor las mutaciones pastorales que la realidad de la Iglesia mismaha tenido en estos ltimos veinticinco aos'. En 1958, seis aostes de que se proclamara la constitucin Lumen gentium (2It noviembre de 1964), ningn telogo progresista hubiese so-Ilado con el advenimiento de este documento conciliar. Seislos ms tarde de su promulgacin -en el congreso mundial 1970 sobre El futuro de ln lglesia, organizado por la revistarConcilium- apenas eran citados textos del Vaticano II, qugantonces, segn el cardenal Suenens, 2.l, Tendencias eclesiolgicas previas al Vaticano II

    El Concilio fue, desde su comienzo, un lugar de confron-trcin entre dos tendencias eclesiolgicas: conservadora y pro-I . Cf. mi tata,p Ia lgtzsia dspus ilel Vaticano II, en C. Floristt y J. J. Tamayo

    fid,r, El Vaficano II, veitue ans despts, Cristiardad, Ivfa&id 1985' 67-103.2, El futuro d.e la lglesia: Concilium 60 bis (1970) 182.to1

    gresista, que respondan a dos modos de entender el conceptoy la realidad de la Iglesia3. clla sacerdotes y laicos. As lo afirm san Po X en la cartaL9O6 a los obispos de Francia: La Iglesia

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    a) Tendencia conservadoraLa eclesiologa dominante previa al Vaticano II considerabsicos en la Iglesia sus componentes jerrquico, jurdico y

    apologtico. La Iglesia es definida como sociedad pefecta en elsentido que posee todos los medios necesarios, como el Estadoy frente al mismo, para alcanzar su fin sobrenatural, a saber,es completa y autosuficientea. Nace este concepto a finales dels. XVIII entre los canonistas, como reaccin frente a diversosmovimientos polticos de emancipacin civil que pretendan res-tringir la libertad de la Iglesia o reducir la autoridad del papasobre las Iglesia locales. El magisterio pontificio entre po IXy Po XII, as como la teologa de los manuales, calificaban ala Iglesia de sociedad perfectas. De este modo se lleg a unaeclesiologa caracterizada por los siguientes rasgos:1. Es iglesia sociedad de desiguales predominantementejerrquica, denominada por Congar jerarcologa>>, ya que laIglesia se identifica con el clero. > o en la infalible autoridad>>, es entendidala Iglesia como sociedad de desiguales, puesto que se dan en

    3. Cf. G. Philips, Deux tendences dans Ia thologie contemporain. En margedu II.e Concile du Vatican: Nouvelle Revue Thologique 95 (1963) 2ZS-239.4. Cf. P. Granfield, Auge y declive de la societas perfcta,: Concilium177 (1982) 10-19; K. Walf, Die katholische Krche - eine societas perfecta,,!:Theologische Quarralschrif$> 157 (1977) 107-1 18.5. Cf. Y. Congar, L'ecclsiologie de la Rvolution frangaise au concile duVatican sous le signe de I'afirmation dc I'autorit, el L'Ecclsiologie au XIXe.,Pas L960,77-114.6, F. J. Laishley, A veinte aos del Vacano II, .seguimos adelante?:

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    II, la lglesia se identifica con una nica yvasta dicesis con un jefe visible (el papa), una doctrina (laescolstica), una liturgia (la romana) y un derecho (el Cdigode 1917). Los obispos son ah agentes ejecutivosT.En resumen, la tendencia eclesiolgica conservadora es sen-sible a la doctr