El arte como fuente para comprender la historia

Carteles de la Guerra Civil

Carteles de la Guerra CivilEl arte como fuente para comprender la historia 2

ÍndiceIntroducción 03

Los carteles de guerra como fuente para el estudio de la historia 05

Arte y guerra

Ejemplos de carteles que han hecho historia 10

Movilizaciones para el frenteAyuda a los combatientesAyuda a Madrid, Euskadi y el norte de EspañaAyuda a refugiados y víctimasLa retaguardia: trabajo voluntarioPropaganda institucional y políticaPublicaciones y culturaDeporte y espectáculos

Autores representativos de los carteles de la Guerra Civil española 20

Carles FontserèArtur Ballester Martí BasLorenzo Goñi

Bibliografía 23

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Introducción

La producción artística en Cataluña durante la guerra se explica en parte por la proclamación de la Segunda República en 1931, que sig-nificó la restauración de la Generalitat, cuyos organismos potenciaron el interés cultural y artístico de la población.

Esta madurez social explica el protagonismo artístico de Barcelona. Muchas personas estaban afiliadas a entidades culturales, intelectua-les y artísticas, lo que explica la explosión cartelística que hubo desde el primer día de la guerra, cosa que no sucedió en otras ciudades, como Madrid, que tardó casi un mes en organizar los circuitos pertinentes.

La mayoría de los cartelistas eran diseñadores gráficos y publicitarios que buscaban continuidad profesional. El cartel estaba destinado a triun-far, transformando en arte las circunstancias trascendentes y las irrelevantes, por ser un medio popular y democrático de presentar, dar a conocer o reforzar un pensamiento o mensaje político a la sociedad.

Algunos historiadores consideran la propaganda política como una fuen-te secundaria para comprender la historia, pero en el caso de la Guerra Civil, es imposible acercarse a los hechos sin tener en cuenta los fo-lletos, los libros y las pancartas. Los más de 2.000 carteles creados durante la guerra nos muestran la evolución, tanto técnica como de contenido sociológico e histórico, de los mensajes políticos del momento.

La cambiante situación y las limitaciones técnicas dificultaron la acción de estas expresiones artísticas, que no tenían la instantaneidad de la radio. Aun así, el cartel estuvo presente en todos los escenarios y fue un autén-tico “soldado de papel”.

El cartel buscaba crear y mantener el clima de revolución y guerra, y fue eficaz condicionando las reacciones de la población y contribuyendo

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a la imagen heroica de la revolución española (tanto a nivel estatal como a nivel internacional). El cartel fue una herramienta más de la lucha, dada la enorme influencia política e ideológica que ejercía. A nivel artístico, mu-chas veces se priorizaba la cantidad a la calidad con el objetivo de que las proclamas llegaran a todos los ciudadanos.

A veces la historia precipita movimientos artísticos. En el caso del Estado Español, la Guerra Civil promovió una de las expresiones cartelísticas más importantes del siglo XX, con imágenes que transmiten una intensa car-ga social, política y cultural.

Sea por la fuerza gráfica, las consignas o el dramatismo, los carteles de la Guerra Civil continúan atrayendo e impactando. Según los his-toriadores Josep M. Solé i Sabaté y Joan Villarroya “es como si, observán-dolos, tomáramos consciencia de los combates de nuestros abuelos que, aunque derrotados, despiertan una emoción y una complicidad en noso-tros, a pesar del tiempo transcurrido”.

Defensar Madrid és defensar Catalunya, 1937 Martí Blas

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Cuando se analizan los precedentes artísticos de los carteles de la Gue-rra Civil española, hay que destacar la gran cantidad de carteles bélicos que se editaron en la Primera Guerra Mundial, en lo que podría llegar a calificarse de superproducción, ya que incluso se imprimieron para ser vendidos.

Durante los cuatro años que duró la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se editaron cerca de 10.000 obras que, y eso es un gran diferencia res-pecto a la Guerra Civil española, no fueron destruidas tras acabar el enfrentamiento.

El cartelismo en la Gran Guerra contó con la parti-cipación de los mejores artistas y fue de una gran calidad y variedad a nivel artístico. De hecho, fue la primera gran oportunidad del cartel litográfico pa-ra liderar y demostrar sus posibilidades como ins-trumento de motivación bélica.

De hecho, durante el primer tercio del siglo xx es-ta expresión artística fue el medio de comuni-cación líder en cuestiones políticas, y así fue hasta la introducción de los medios de comunica-ción masivos, como el cine, la radio y la televisión. En este sentido, el cartel de la Guerra Civil, por el momento histórico en que se produjo y las condi-ciones tecnológicas de España en ese momento, se encuentra en el punto de inflexión de esa evolución.

Los carteles de guerra como fuente para el estudio de la historia

Les milícies us necessiten, 1936 Cristóbal Arteche

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Ya en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) la producción de carteles superó los 10.000 ejemplares, con tirajes elevados, dada la impresión por offset. En este caso, este tipo de creaciones eran un apoyo, o estaban su-peditadas a otros medios más efectivos de audiencia masiva, como la prensa, la radio o la televisión.

La violencia y la agresividad fueron los elementos más destacados de los carteles en las campañas alemanas. Es probable que los autores re-publicanos se inspiraran en la estética de los años del dominio del III Reich.

En cuanto a los de tipo político fascista en la Italia de los años 30, su be-lleza y diversidad artística fueron muy útiles para cumplir con la función política que tenían.

En la revolución y la guerra civil rusa, los carteles cumplieron una labor educativa crucial, pues hicieron llegar las ideas de la revolución a millo-nes de rusos, entre los cuales la media de analfabetismo superaba el 70%. En este caso, el máximo desarrollo en innovación y a nivel artístico se alcanzó en los primeros años del periodo de paz, entre 1922 y 1929, aunque entre los años 1927 y 1930 la censura condicionó la propagan-da soviética y el artista se convirtió en un instrumento más de la pu-blicidad oficial. Esto provocó una depuración artística, que solo permitió una visión parcial de su cartelismo.

En cuanto a los precedentes his-tóricos en el propio territorio catalán, se encuentran las obras realizadas por artistas modernis-tas como Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Miquel Utrillo o Adrià Gual. Estos carteles, propiciados por la burguesía y dirigidos a las clases acomodadas, servían a la vida cul-tural, social y comercial de la épo-ca e impulsaban el consumo. Los de estilo modernista tenían una máxima pretensión: modernizar las costumbres e introducir una moderada sensualidad en el mundo de la publicidad.

Venedors completeu la vostra jornada allistant-vos al treball voluntari, 1937

Enric Cluselles

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El cartel del primer periodo republicano, en cambio, tenía una raíz nove-centista, con el espíritu de civilidad y elegancia que había impulsado la Mancomunitat. La sociedad de entonces defendía por encima de todo las buenas costumbres.

Durante estos años previos a la Guerra Civil, ya se habían producido mo-vimientos y estrategias conservadoras a fin de hacer caer la joven Repú-blica. Por ello, la sociedad catalana, desde las asociaciones hasta los parti-dos, pasando por los sindicatos y los órganos del gobierno, que sabían lo que estaba en juego, estaban preparados, tanto a nivel social como ideo-lógico, para hacer frente a un choque que se había convertido en pre-visible.

El organismo de la Generalitat más vinculado al cartelismo de guerra fue el Comisariado de Propaganda, dirigido por Jaume Miravitlles, con delegaciones en seis capitales europeas y en Nueva York. Impulsó activi-dades artísticas y culturales y fue punto de encuentro de periodis-tas, escritores y artistas estatales y extranjeros.

La sociedad era consciente del peligro que representaba verse sometida a regímenes políticos autoritarios, que sin duda les arrebatarían todos los derechos consolidados tras años de lucha.

Y si la sociedad estaba preparada, los cartelistas también lo estaban. Esta es la razón por la que, ya desde el inicio de la guerra, crearon obras que destacaban por su fuerza revolucionaria, que se convirtieron en clási-cos. Renunciaron a los esteticismos vacíos y a la retórica, para apos-tar con fuerza por la eficacia en sus mensajes. Se buscaba concienciar a la sociedad de lo decisivo del momento y del hecho que la lucha y el apoyo a la retaguardia era crucial para ganar la guerra. El cartel se había convertido en un arma de combate.

Se han publicado muchos libros sobre la Guerra Civil y se han recupera-do revistas, periódicos y fotografías. Siguiendo con esta labor, es impor-tante reivindicar también la importancia del cartel, tanto por su valor his-tórico como artístico.

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Arte y guerra

Simbología

En cuanto a la simbología utilizada, el cartelismo se valió de los logotipos tradi-cionales de cada bando, como la estre-lla revolucionaria de cinco puntas, la hoz y el martillo para un bando y el yugo y las flechas o la cruz gamada para el otro. Aún así, también se utiliza-ron de manera reiterada imágenes de inequívoca interpretación para el públi-co. Por ejemplo, el puño cerrado, la mano en forma de garra del invasor, la serpiente o la oruga fascista, una gruesa cadena rota como símbolo de li-beración, la espiga, la hoz y el brazo alzado.

El gran éxito del cartel durante el conflicto se explica, en parte, por el alto grado de analfabetismo de la población, cercano al 45%, que hizo ne-cesario que las obras apostaran más por la ilustración que por el tex-to. De este modo, el artista buscaba que la consigna se interpretara inme-diatamente, de manera que el texto y la imagen debían integrarse sin desviaciones conceptuales que dificultaran su interpretación. Este hecho contribuyó a una involución de las tendencias artísticas en relación a la dé-cada anterior.

Los carteles eran esquemáticos, muy expresivos y de fácil identifica-ción, puesto que muchos se limitaban a reproducir la imagen del soldado, el brazo alzado y el fusil. Imágenes de gran fuerza visual que, más allá de la estética, transmiten la gran carga social, cultural y política de los primeros meses de guerra.

A diferencia del cartel comercial, que busca seducir, el político (y sobre todo el de guerra) busca persuadir. Por ello el mensaje, tanto del texto como de la imagen, debe ser contundente, imperativo y exigente, con claras con-signas dirigidas a la población, que planteaban hacia dónde se iba a orientar la revolución y la guerra.

Aixafem el feixisme!, 1937 Pere Català i Pic

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Los carteles del inicio de la contienda eran un reflejo de la realidad que se vivía en la calle, estaban llenos de euforia revolucionaria, transpiraban por los cuatro costados la defensa de las libertades amenazadas, la lu-cha por la construcción de una nueva sociedad y la lucha de clases.

Técnicas e impresión

En el capítulo referido a las técnicas utilizadas, la mayoría de los carteles se imprimieron solo en tres colores o tintas planas diferentes.

Dado que casi todos los artistas que se dedicaron a este tipo de arte lo hi-cieron de manera súbita sin experiencia litográfica, casi todos los carteles fueron dibujados en talleres de dibujo, lejos del taller litográfico.

En la España de 1936 eran prácticamente desconocidos los procedimientos fotomecánicos que se utilizaban en Europa en ese momento, y los existen-tes no daban abasto para imprimir la gran cantidad de carteles que fueron necesarios repentinamente.

En este sentido, un motivo de debate recurrente durante la guerra fue la función y la eficacia del cartel, tanto por el desperdicio de medios en una economía de guerra, como por la distorsión de la realidad que, a veces, po-día representar la ilustración.

Los tirajes de los carteles de guerra siempre estuvieron limitados por el papel y los medios disponibles, por lo que era imperante optimizar su uso. Esto hizo que no se imprimieran obras de este tipo para coleccionar, aunque los más representativos sí que se editaron en pequeño formato, co-mo calendarios, postales, sellos y viñetas.

De hecho, si ya existía poco material impreso, la conservación se hizo aún más difícil por el hecho que, durante la posguerra, la simple posesión de carteles republicanos era considerado delito y suponía un peligro y un serio riesgo personal. Esto ayuda a explicar la rareza de estas creacio-nes y el gran desconocimiento que ha existido al respecto.

Además, tras la guerra la creatividad del cartelismo cayó en picado, so-bre todo por el encarcelamiento, muerte o exilio de casi todos los cartelistas del bando republicano.

El aspecto artístico más destacado del cartelismo de la Guerra Civil fue su buen nivel del grafismo.

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03

Al Front!, 1936 Carles Fontseré

Podemos englobar los carteles de la Guerra Civil en diversas categorías:

• Movilizaciones para el frente• Ayuda a los combatientes • Ayuda a Madrid, Euskadi y el norte de España • Ayuda a refugiados y víctimas • La retaguardia: trabajo voluntario • Propaganda institucional y política • Publicacions y cultura• Deporte y espectáculos

A continuación veremos con más detalle todos estos estos temas, con ejemplos de algunos de los carteles más representativos de cada uno de ellos.

Movilizaciones para el frente

Este tipo de carteles promovían el reclutamiento de voluntarios para luchar en el frente, en las co-lumnas de las milicias que se organizaron para detener al ejército rebelde y recuperar el territo-rio ocupado por los franquistas.

En estos carteles destaca el espíritu revoluciona-rio y pluripartidista propio de las primeras sema-nas de la contienda, momento en el que se ani-

Ejemplos de carteles que han hecho historia

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maba a la población civil a alistarse para luchar en el frente, aún sin tener preparación militar. Esto se consigue con una estética muy clara y esque-mática: se trata de diseños sencillos en los que, mayoritariamente, apare-ce un hombre y un fusil.

Allisteu-vos a les milícies antifeixistes, 1936Oliva - Lluís Perotes

Les milícies us necessiten, 1936 Cristóbal Arteche

Els aixafarem... amb l’Exèrcit Popular, 1937Jacint Bofarull

Homes forts al front, 1936Autor desconocido

Más adelante, en estas representaciones gráficas se encuentran eslóganes que se refieren a la im-portancia de la creación de un ejército popular. El objetivo era promover la acción de este ejérci-to, organizado y dirigido por militares profesiona-les, que el gobierno de la República se había visto obligado a crear dada la poca eficacia bélica de las columnas de milicianos.

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Ayuda a los combatientes

Los carteles de ayuda a los combatientes buscaban concienciar a la po-blación que no estaba movilizada en el frente para que apoyaran, con di-versas acciones de respaldo y asistencia, a los soldados que luchaban en primera línea. La idea era transmitir que toda la retaguardia estaba al la-do de los soldados.

Este cartel del Socorro Rojo Internacional (SRI) lo expresa muy claramente.

Otros fomentaban las donaciones de sangre, o el envío de recursos a la primera línea.

Con estos carteles se buscaba la colaboración de la población en todo tipo de iniciativas; desde ayuda sanitaria hasta aportaciones al Consejo de Sanidad de Guerra, ya fuera adquiriendo sellos, fabricando ropa para las frías noches en el frente, o promoviendo el envío de cartas, periódicos o libros a los soldados.

La mayoría de estos carteles utilizaba un realismo expresionista, con silue-tas contrastadas o fotomontajes.

¡Antifeixistes! Penseu en els que lluiten, 1936Antoni García

Ofereix uns grams de sang i salvaràs una vida, 1938Autor desconocido

Ambulàncies per al front, 1936Carles Fontserè

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Ayuda a Madrid, Euskadi y el norte de España

Desde Cataluña se organizó un gran apoyo humano y económico a la lucha que se realizaba tanto en Madrid como en Euskadi. Al-gunos carteles son muy represen-tativos de esta solidaridad con las ciudades asediadas.

Uno de los ejemplos más conocidos es el cartel editado por el Comisa-riado de Propaganda de la Generali-tat de Cataluña, con imágenes del presidente Companys pronuncian-do una frase que ha quedado para la historia: Madrileños! Cataluña os ama.

Madrileños! Cataluña os ama, 1937Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Cataluña. Agulló

Defensar Madrid és defensar Catalunya, 1937Martí Blas

Per la llibertat de Cataluña Ajudeu Madrid, 1937Enrique Ballesteros «Henry»

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La camaradería entre catalanes y vascos quedó patente en una serie de carteles en los que, primero, los catalanes pedían ayuda para defen-der Euskadi de la invasión franquista y, después, las instituciones vascas agradecían el apoyo recibido.

Era frecuente que en este tipo de carteles aparecieran las siluetas de mo-numentos conocidos de los territorios a los que Cataluña brindaba su apoyo, como la Puerta del Sol o el árbol de Gernika.

Ayuda a refugiados y víctimas

Durante la guerra, los territorios más alejados del frente, como Cataluña y Valencia, se convirtieron en tierra de acogida de muchas personas que huían del bando fascista. Los refugiados preferían trasladarse a es-tas zonas ya que contaban con una salida al extranjero, ya fuera por tie-rra o por mar.

Solo en los primeros tres meses del conflicto Cataluña acogió a 100.000 personas refugiadas, que a finales de 1936 ya eran más de 300.000. El gobierno catalán debía cubrir la alimentación, la sanidad, el alojamiento y la escolarización de los hijos de estos refugiados.

Catalans: ajudeu als nostres germans bascos, 1938Setmana pro Euskadi Comissió Oficial d’Ajut a Euskadi CV

Catalans, Euskadi agraeix el vostre ajut. Eskerrik-Asko, 1937Serra Molist

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Segell pro-refugiats. Compreu-lo. Comitè Central d’Ajut als Refugiats de Cataluña, 1937Martí Bas

Alivia la ausencia del padre... con tus donativos, 1936Josep Lluís Rey Vila «Sim»

Infants El feixisme us llença bombes Cataluña us ofrena joguines, 1936Josep Lluís Rey Vila «Sim»

En los hogares catalanes falta pan. Nunca ha faltado pan a los refugiados. Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Cataluña, 1938Autor desconocido

Por ello, los carteles que se editaron para recabar fondos están llenos de mensajes dramáticos sobre la escasez de alimentos y llamadas a la solidaridad, siempre utilizando un grafismo clara-mente informativo.

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Dones antifeixistes La dona a la reraguarda us espera. Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Cataluña, 1937Autor desconocido

Venedors Completeu la vostra jornada allistant-vos al treball voluntari, 1937Enric Cluselles

Allisteu-vos per al treball voluntari, 1936Martí Bas

La retaguardia: trabajo voluntario

Cuanto más avanzaba la guerra, más difíciles se ponían las cosas para los que estaban en la retaguardia de los terri-torios fieles a la república. No sabían qué estaba pasan-do en el frente y, además, cada vez faltaban más re-cursos.

Para intentar mejorar sus condiciones de vida, y las de los que estaban en el frente, se pusieron en funcionamiento di-versas iniciativas para fomentar el trabajo ‘voluntario’; en el campo, en la industria, en los hospitales, confeccio-nando ropa para la retaguardia o los soldados, construyen-do refugios donde protegerse de los ataques aéreos, etc..

Se trataba de obras con mensajes muy claros e imágenes directas: un hombre trabajando la tierra, una maza gol-peando un yunque, una mujer con una cesta, obreros, mujeres cosiendo, etc.

Otros carteles transmitían la importancia de luchar contra aquellos que difundían rumores falsos y pasaban informa-ción al enemigo, los llamados “quintacolumnistas”.

La millor arma dels traïdors Rumors falsos No els cregueu ni els propagueu, 1937Lorenzo Goñi

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Propaganda institucional y política

La propaganda institucional durante la guerra era más conceptual y tenía como objetivo principal recordar prin-cipios generales como la lucha contra el fascismo, la soli-daridad entre pueblos o datos que informaban de los de-sastres de la guerra.

El lenguaje plástico y gráfico que se usaba era muy diver-so, como el aerógrafo o los recursos fotográficos.

Una de las creaciones más universales de la Guerra Civil es esta del Comisariado de Propaganda de la Generalitat de Cataluña.

El bando republicano lo formaban agrupaciones políticas de izquierdas muy diversas, desde las más moderadas hasta las más radicales. El cartelismo, que todas utiliza-ron, refleja esa diversidad, aunque en muchos casos también actuaban conjuntamente, defendiendo un obje-tivo común.

El que produí el feixisme 10 mesos de desordre, 1937Fulgenci Martínez Surroca

Cataluña venció al fascismo en 24 horas... Comissariat de Propaganda de la Generalitat de Cataluña, 1936Autor desconocido

Aixafem el feixisme!, 1937Pere Català i Pic

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Publicaciones y cultura

Durante la guerra siguió vigente la libertad de prensa iniciada durante la República, pero solo en zonas republicanas y no en territorios ocupados donde imperaba la censura. Se editaron creaciones en un espectro muy variado: no solo hablamos de carteles, también de publicaciones en perió-dicos, revistas… Usaban el imperativo “Llegiu”/”Leed” junto con imágenes de estética innovadora, en línea con las corrientes de vanguardia europeas.

Libertad!! FAI, 1936Carles Fontserè

Ciutadà... llegeix la revista mensual Nova Ibèria, 1936Antoni Clavé - Ricard Fàbregas

¡¡Trabajadores!! Leed Solidaridad Obrera. Diario de la Revolución CNT, 1936Eduardo Vicente

Obrer, camperol, milicià!! Treball és el teu diari, 1936Autor desconocido

Unió és força UGT - CNT, 1936Jaume Solà

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Deporte y espectáculos

El gobierno de la República procuró, durante la guerra, mantener un ambiente de máxima normalidad respecto a las actividades de la población, como los deportes o los espectáculos. Se pretendía mantener el dinamismo de las asociaciones y entidades deportivas que la Repú-blica había promovido, a la vez que se juntaba a los ciu-dadanos de procedencia diversa, o se recaudaban fon-dos para la causa republicana y para rendir homenaje a los héroes caídos.

En este sentido, el gobierno republicano organizó la Olimpiada Popular, que se debía celebrar en julio de 1936, con la intención de contrarrestar los Juegos Olím-picos del III Reich, pero que se suspendió a causa del al-zamiento militar.

También se mantuvieron las fiestas populares, actuacio-nes de coros y coblas, cines, etc.. siempre con un mar-cado acento ideológico.

Los carteles que anunciaban este tipo de acontecimien-tos muestran la gran diversidad artística del momento, desde el estilo novecentista hasta el realismo socialista, pasando por el art decó o el realismo.

Diada de la Joventut, 1937Enrique Ballesteros «Henry»

Olimpíada Popular, 1936Fritz Lewy «LY»

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Carles Fontserè

Nacido en 1916, fue un escenógrafo, ilustrador, dibujante de publicidad y fotógrafo que destacó como cartelista durante la Guerra Civil.

Dibujó para el Comisariado de Propaganda de la Generalitat y formó par-te de las Brigadas Internacionales a favor de la República.

Al terminar la guerra se exilió a Francia y, tras pasar por campos de con-centración, se instaló en París, donde siguió con su labor artística como dibujante de cómics, escenógrafo y pintor, además de editor e ilus-trador de libros.

En 1949 fijó su residencia en Nueva York, desde donde se desarrolló co-mo artista polifacético; dibujante de cómics de cowboys, ilustrador de re-vistas y fotógrafo de temática social.

Colaboró con Dalí en el diseño de escenografías y pintó la serie de acríli-cos Cases catalanes vora el mar antes de regresar a Cataluña en 1973, donde siguió desarrollando su labor artística y redactó sus memorias.

En los últimos años de su vida participó en la Comissió de la Dignitat, de-dicada a reivindicar el retorno a Cataluña de los documentos requisados por el ejército franquista y depositados en Salamanca.

Artur Ballester

Ballester nació en Valencia en 1892 y uno de sus carteles más conocidos es El País Valencià a l’avantguarda d’Ibèria. Pintor, dibujante y cartelista, Ar-tur Ballester empezó exponiendo como pintor retratista. En el mundo

Autores representativos de los carteles de la GC04

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del cartelismo realizó publicidad y otros trabajos comerciales, en los pri-meros años siguiendo la tradición modernista.

Durante la Guerra Civil realizó carteles de propaganda política, sobre to-do para la CNT, organización en la que militaba.

Tras la guerra no se exilió, aunque se mantuvo al margen de toda activi-dad pública hasta 1979.

Martí Bas

Pintor y dibujante nacido en 1910, durante la Guerra Civil desarrolló una intensa actividad como cartelista.

También participó en la Exposición de Primavera de 1937 y en el Salón de Otoño de 1938, ambos en Barcelona, además de colaborar en publicacio-nes como Cigronet y L’esquella de la Torratxa.

Cuando acabó la guerra se exilió a París, donde participó en el Salon d’Au-tomne y el Salon des Indépendants.

Lorenzo Goñi

Dibujante e ilustrador, a los 15 años quedó sordo como consecuencia del sarampión, hecho que le condicionó el carácter y lo convirtió en una persona aislada y tímida, más allá del círculo familiar.

Estudió en diversas academias de pintura, donde aprendió a dibujar bodegones y desnudos al natural, gracias a los cuales adquirió la soltura que acabaría siendo una de las señas de identidad de su grabados y di-bujos.

Durante la Guerra Civil fue miembro del Sindicat de Dibuixants Professio-nals de UGT, y realizó carteles propagandísticos. Uno de ellos es el céle-bre I tú ? Què has fet per la victòria?

Al finalizar la guerra Lorenzo Goñi intentó “olvidar” esta parte de su vida creativa, hasta el punto que ni sus amigos más íntimos lo sabían.

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Durante la posguerra se instaló en Pamplona, don-de ejerció de dibujante publicitario en la revista Haz, firmando con su segundo apellido, Suárez del Árbol.

Cuando volvió a firmar con el apellido Goñi empe-zó a trabajar en el diario ABC, donde se asentó su carrera como ilustrador. Destacó en el arte del grabado, disciplina en la cual una de sus obras más relevantes es la serie de 13 grabados Tauro-maquia onírica. A partir de los años 80 se dedicó exclusivamente a la pintura y al grabado.

I tú ? Què has fet per la victòria?, 1936 Lorenzo Goñi

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Artur Ballester i Marco. Gran Enciclopèdia Catalana, Enciclopèdia.cat.

Carles Fontserè i Carrió. Gran Enciclopèdia Catalana, Enciclopèdia.cat.

Cartells Catalans. La República en guerra, 1936-1939. Jesús M. Giralt i Radigales (Editor), Enciclopèdia Catalana.

Col·lecció de Cartells de la Segona República i de la Guerra Civil. Centre de Re-cursos per a l’Aprenentatge i la Investigació de la Universitat de Barcelona.

Lorenzo Goñi. Gran Enciclopèdia Catalana, Enciclopèdia.cat.

Martí Bas. Gran Enciclopèdia Catalana, Enciclopèdia.cat.

Bibliografía05

www.grupenciclopedia.cat