carta centenario rosario

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Rosario, 3 de abril de 2013 Queridos amigos del Colegio La Salle de Rosario Con un profundo sentimiento de gratitud y emoción los invitamos a iniciar la conmemoración de los 100 años de nuestra escuela. El año 1913 marca el inicio de la actividad escolar de nuestra institución y cien años después, reconociéndonos privilegiados por el tiempo que nos toca transitar, queremos celebrar en comunidad un año de gracia por este siglo de vida. Cien años con las puertas abiertas En el año 1907 se instalaban en Rosario los primeros Hermanos de las Escuelas Cristianas invitados por el obispo de Santa Fe, Monseñor Boneo, para dar respuesta a las necesidades educativas en los barrios mas poblados de nuestra ciudad. Así fue como los Hermanos Ceciliano, Zime de Jesús y Cipriano, al no tener un lugar propio donde alojarse, fueron acogidos por el presbítero Joaquín Zalazar en la casa parroquial de la Inmaculada Concepción. En el mes de abril de ese año, los Hermanos iniciaron las clases en dicha parroquia y un año más tarde comenzarían también a trabajar en la Escuela San José del barrio Refinería con más de 350 alumnos. Ambas obras tuvieron un desarrollo admirable, llegando a contar en pocos años con más de 800 alumnos. Así los Hermanos, destacados por sus métodos avanzados de enseñanza, su dedicación por los niños y su compromiso por la educación, dejarían marcada su impronta en ambas escuelas, ocupándose de la Inmaculada hasta el año 1920 cuando fallece el padre Zalazar, y hasta el año 1937 la escuela del barrio Refinería, cuando la dejan en manos de la obra Don Orione. Pero dado los auspiciosos resultados que comenzaban a vislumbrar en los primeros años, los Hermanos trabajaron en la construcción de una escuela propia, en otro lugar de la ciudad, más precisamente en la manzana comprendida entre las calles Mendoza y San Juan; Alem y 1° de Mayo. Así fue como adquirieron parte del terreno con fondos propios de la Congregación y otra parte con el dinero que les donara el señor Sebastián Gana en memoria de su esposa, Ana Jaureche de Gana, quien quería ver hecha realidad la escuela proyectada por los Hermanos. Finalmente en 1913 se abrían por primera vez las puertas de nuestra actual escuela. A partir de entonces, los Hermanos se abocan al desarrollo de esta institución, imprimiendo su carisma y expandiendo su misión, continuando con el legado de nuestro Fundador e incorporando nuestra escuela a la gran familia lasallana presente en la actualidad en más de 80 países de los cinco continentes. El centenario: jubileo de nuestra escuela Cumplir 100 años es un hito en la vida de cualquier institución y, con los ojos de la fe, cobra mayor sentido y trascendencia. Estos 100 años los entendemos enmarcados dentro de la historia de salvación, que es historia de Dios, llamado asumido por nuestro Fundador a construir el Reino desde las escuelas. Por eso nuestro centenario se convierte en buena noticia y, entendida como tal, no puede ser callada ni guardada para unos pocos. Como Pedro y Juan frente al Sanedrín, nosotros tampoco podemos callar lo que hemos visto y oído (Hech. 4, 20). La Buena Noticia debe ser comunicada, compartida, difundida: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación” (Mc. 16, 15).

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Carta por la apertura del Centenario del Instituo La Salle Rosario

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Page 1: Carta Centenario Rosario

Rosario, 3 de abril de 2013

Queridos amigos del ColegioLa Salle de Rosario

Con un profundo sentimiento de gratitud y emoción los invitamos a iniciar la conmemoración de los 100 años de nuestra escuela. El año 1913 marca el inicio de la actividad escolar de nuestra institución y cien años después, reconociéndonos privilegiados por el tiempo que nos toca transitar, queremos celebrar en comunidad un año de gracia por este siglo de vida.

Cien años con las puertas abiertasEn el año 1907 se instalaban en Rosario los primeros Hermanos de las Escuelas Cristianas invitados por el obispo de Santa Fe, Monseñor Boneo, para dar respuesta a las necesidades educativas en los barrios mas poblados de nuestra ciudad. Así fue como los Hermanos Ceciliano, Zime de Jesús y Cipriano, al no tener un lugar propio donde alojarse, fueron acogidos por el presbítero Joaquín Zalazar en la casa parroquial de la Inmaculada Concepción. En el mes de abril de ese año, los Hermanos iniciaron las clases en dicha parroquia y un año más tarde comenzarían también a trabajar en la Escuela San José del barrio Refinería con más de 350 alumnos. Ambas obras tuvieron un desarrollo admirable, llegando a contar en pocos años con más de 800 alumnos. Así los Hermanos, destacados por sus métodos avanzados de enseñanza, su dedicación por los niños y su compromiso por la educación, dejarían marcada su impronta en ambas escuelas, ocupándose de la Inmaculada hasta el año 1920 cuando fallece el padre Zalazar, y hasta el año 1937 la escuela del barrio Refinería, cuando la dejan en manos de la obra Don Orione.Pero dado los auspiciosos resultados que comenzaban a vislumbrar en los primeros años, los Hermanos trabajaron en la construcción de una escuela propia, en otro lugar de la ciudad, más precisamente en la manzana comprendida entre las calles Mendoza y San Juan; Alem y 1° de Mayo. Así fue como adquirieron parte del terreno con fondos propios de la Congregación y otra parte con el dinero que les donara el señor Sebastián Gana en memoria de su esposa, Ana Jaureche de Gana, quien quería ver hecha realidad la escuela proyectada por los Hermanos.Finalmente en 1913 se abrían por primera vez las puertas de nuestra actual escuela. A partir de entonces, los Hermanos se abocan al desarrollo de esta institución, imprimiendo su carisma y expandiendo su misión, continuando con el legado de nuestro Fundador e incorporando nuestra escuela a la gran familia lasallana presente en la actualidad en más de 80 países de los cinco continentes.

El centenario: jubileo de nuestra escuelaCumplir 100 años es un hito en la vida de cualquier institución y, con los ojos de la fe, cobra mayor sentido y trascendencia. Estos 100 años los entendemos enmarcados dentro de la historia de salvación, que es historia de Dios, llamado asumido por nuestro Fundador a construir el Reino desde las escuelas. Por eso nuestro centenario se convierte en buena noticia y, entendida como tal, no puede ser callada ni guardada para unos pocos. Como Pedro y Juan frente al Sanedrín, nosotros tampoco podemos callar lo que hemos visto y oído (Hech. 4, 20). La Buena Noticia debe ser comunicada, compartida, difundida: “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación” (Mc. 16, 15).

Page 2: Carta Centenario Rosario

El centenario es para nosotros motivo de alegría y esperanza, de anuncio y memoria, de encuentro y perdón. Nos sentimos interpelados a vivir de manera especial este tiempo jubilar. El término «jubileo» expresa alegría; no sólo alegría interior, sino un júbilo que se manifiesta exteriormente […] Es justo, pues, que toda expresión de júbilo tenga su manifestación exterior (TMA N° 16). En este sentido, los festejos por el centenario se extenderán a lo largo de todo el año, promoviendo diferentes espacios de encuentro, reflexión y celebración que nos habiliten a vivir el sentido profundo de júbilo que nos congrega.

El acontecimiento de jubileo y la fiesta, son dos dimensiones indispensables y necesarias para todos los cristianos: Jesús hacía fiesta porque la entendía como anuncio y experiencia del Reino querido por Dios. La fiesta es encuentro, posibilidad de perdón, interrupción de lo cotidiano, participación igualitaria, identidad por la memoria y alegría por la vida. Desde esta clave de fiesta es que queremos celebrar el centenario de nuestra escuela.

Por ser metáfora del Reino, todos estamos invitados a la fiesta del centenario. Es nuestra intención que todos los que fuimos construyendo esta escuela seamos protagonistas y nos encontremos juntos celebrando en comunidad y como una sola familia este centenario.

El centenario: esperanza por la historia, fe por el futuroLa esperanza de sabernos con un siglo de vida, respondiendo a las necesidades de los tiempos, nos motiva y nos alienta a seguir dando pasos en la escuela soñada y querida por La Salle.

Para ello, hacer memoria se vuelve imprescindible para reconocer nuestra identidad y, a partir de ella, proyectar nuestro futuro desde el reconocimiento y valoración de nuestra historia, esa que nos configuró y nos permitió llegar hasta donde estamos hoy.

Interpelados por nuestro Fundador a “no mirar nada sino con los ojos de la fe”, el centenario es un momento ideal para volver a poner la mirada en Dios, sumergirnos en su misterio y poner en sus manos esta obra de Rosario

Desde luego que esta fe no es una experiencia invisible ni una simple expresión de adhesión. Por el contrario, y como sostiene Benedicto XVI, la fe implica un testimonio y un compromiso público. El cristiano no puede pensar nunca que creer es un hecho privado. La fe es decidirse a estar con el Señor para vivir con Él. Y este «estar con Él» nos lleva a comprender las razones por las que se cree. La fe, precisamente porque es un acto de la libertad, exige también la responsabilidad social de lo que se cree (Porta Fidei, N° 10).

Con este enorme desafío y con todo el año por delante, llenos de alegría por la oportunidad del encuentro, esperanzados por la ocasión de crecimiento y gozosos por sabernos en camino les dejamos un afectuoso abrazo y los invitamos a ser protagonistas de nuestro centenario.

Los cien años nos convocan, nos alientan y nos desafían. Juntos, y con los ojos de la fe, damos la bienvenida al jubileo de nuestra escuela.

Consejo Directivo y Equipo Pastoral