carta alimentaria cipa 49

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PERSPECTIVA ALIMENTARIA C ENTRO DE INICIATIVAS DE POLÍTICAS AMBIENTALES Año 3– No. 49 15 al 31 de mayo 2014 CONTÁCTENOS: Centro de Iniciativas de Políticas Ambientales-CIPA- Managua, Nicaragua [email protected] 505 8989-5711-Apartado Postal A-245 Managua Dirección: Cirilo Antonio Otero Edición: Martha Patricia Molina Editorial La inseguridad alimentaria y nutricional (IAN) es una consecuencia directa de la pobreza. Entendida esta última como la ausencia de información, de educación, de trabajo, de derechos sociales y políti- cos en una sociedad desigual e inequitativa como Nicaragua. Es decir, la pobreza no es únicamente la ausencia de bienes materiales, es también, la nega- ción de oportunidades en términos de igualdad y accesibilidad en el ámbito social, político, cultural y humano. La pobreza es como un cáncer, si tene- mos pobres en la sociedad nicaragüense, eso se multiplicara, se extenderá prontamente a los no pobres Decir que estamos en la búsqueda de erradicar la pobreza y la pobreza extrema no es un asunto de dádivas, de donaciones, de estadísticas o de rega- lías. Es un asunto de trabajar conjuntamente y todos los días para eliminar las causas de la desigualdad, y de las diferencias sociales. Mismas, que se encuentran en las políticas tributarias; en la aplicación de las leyes; en la distribución del erario público; en los servicios de salud preventiva; en los servicios de transporte colectivo; en el derecho a una educación inclusiva y de calidad. Calidad, que nos ponga en capacidad de entender y trabajar con la ciencia y la tecnología moderna, es decir, en el marco de las actuales relaciones sociales de producción. La seguridad alimentaria y nutricional (SAN) pasa también por asegurar que la producción de los alimentos sea suficiente y pase por lo cuatro pilares que dice la FAO: acceso, disponibilidad, inocuidad y utilización biológica de los mismos. Los cuentos de que son acaparadores del frijol los responsables, son solo cuentos, lo que debemos hacer es produ- cir más y mejor. La seguridad alimentaria y nutri- cional tiene relación directa con la tecnología, con el mercado, con la infraestructura, con los insumos agrícolas, con la capacidad de almacenamiento, con el clima, con la energía, con la asistencia técnica, con las prácticas productivas; entre otros ámbitos. Entonces, ¿Dónde estamos los y las nicaragüenses? 8 razones para temerle al cambio climático La lista es parte de un largo reporte sobre cómo el calentamiento global está afectando a los humanos y al planeta, y sobre cómo el futuro será peor a menos que se haga algo. El reporte fue detalla- do en una reunión que lleva a cabo el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Los científicos crearon la lista para hacer comprensible e ilustrar las cuestiones que tienen el mayor potencial de causar daño real ”. A continuación, una versión condensada de lo que los científicos dicen depara el futuro para la Tierra si continúa el cambio climático: 1. Inundaciones costeras matarán a personas y causarán destruc- ción. 2. Algunas personas padecerán hambre por el calentamiento, la sequía y las lluvias torrenciales. 3. Las grandes ciudades quedarán dañadas por inundaciones. 4. La escasez de agua hará a los pobres aún más pobres en zonas rurales. 5. El clima inestable, como las tormentas, puede hacer la vida mi- serable, dañando algunas de las cosas que damos por sentadas, como el suministro eléctrico, el agua potable y los servicios de emergencias. 6. Algunos peces y otros animales marinos podrían verse en apuros, lo que dañaría a comunidades pesqueras. 7. Algunos animales terrestres también la pasarán mal, y eso no es bueno para personas que dependen de ellos. 8. Las olas de calor, en especial en ciudades, matarán a los ancia- nos y a los más jóvenes.

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Page 1: Carta alimentaria cipa 49

PERSPECTIVA ALIMENTARIA

CENTRO DE INICIATIVAS DE POLÍTICAS AMBIENTALES Año 3– No. 49 15 al 31 de mayo 2014

CONTÁCTENOS:

Centro de Iniciativas de Políticas Ambientales-CIPA- Managua, Nicaragua [email protected]

505 8989-5711-Apartado Postal A-245 Managua Dirección: Cirilo Antonio Otero Edición: Martha Patricia Molina

Editorial La inseguridad alimentaria y nutricional (IAN) es una consecuencia directa de la pobreza. Entendida esta última como la ausencia de información, de educación, de trabajo, de derechos sociales y políti-cos en una sociedad desigual e inequitativa como Nicaragua. Es decir, la pobreza no es únicamente la ausencia de bienes materiales, es también, la nega-ción de oportunidades en términos de igualdad y accesibilidad en el ámbito social, político, cultural y humano. La pobreza es como un cáncer, si tene-mos pobres en la sociedad nicaragüense, eso se multiplicara, se extenderá prontamente a los no pobres

Decir que estamos en la búsqueda de erradicar la pobreza y la pobreza extrema no es un asunto de dádivas, de donaciones, de estadísticas o de rega-lías. Es un asunto de trabajar conjuntamente y todos los días para eliminar las causas de la desigualdad, y de las diferencias sociales. Mismas, que se encuentran en las políticas tributarias; en la aplicación de las leyes; en la distribución del erario público; en los servicios de salud preventiva; en los servicios de transporte colectivo; en el derecho a una educación inclusiva y de calidad. Calidad, que nos ponga en capacidad de entender y trabajar con la ciencia y la tecnología moderna, es decir, en el marco de las actuales relaciones sociales de producción.

La seguridad alimentaria y nutricional (SAN) pasa también por asegurar que la producción de los alimentos sea suficiente y pase por lo cuatro pilares que dice la FAO: acceso, disponibilidad, inocuidad y utilización biológica de los mismos. Los cuentos de que son acaparadores del frijol los responsables, son solo cuentos, lo que debemos hacer es produ-cir más y mejor. La seguridad alimentaria y nutri-cional tiene relación directa con la tecnología, con el mercado, con la infraestructura, con los insumos agrícolas, con la capacidad de almacenamiento, con el clima, con la energía, con la asistencia técnica, con las prácticas productivas; entre otros ámbitos. Entonces, ¿Dónde estamos los y las nicaragüenses?

8 razones para temerle al cambio climático

La lista es parte de un largo reporte sobre cómo el calentamiento global está afectando a los humanos y al planeta, y sobre cómo el futuro será peor a menos que se haga algo. El reporte fue detalla-do en una reunión que lleva a cabo el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Los científicos crearon la lista para “hacer comprensible e ilustrar las cuestiones que tienen el mayor potencial de causar daño real”. A continuación, una versión condensada de lo que los científicos dicen depara el futuro para la Tierra si continúa el cambio climático: 1. Inundaciones costeras matarán a personas y causarán destruc-ción. 2. Algunas personas padecerán hambre por el calentamiento, la sequía y las lluvias torrenciales. 3. Las grandes ciudades quedarán dañadas por inundaciones. 4. La escasez de agua hará a los pobres aún más pobres en zonas rurales. 5. El clima inestable, como las tormentas, puede hacer la vida mi-serable, dañando algunas de las cosas que damos por sentadas, como el suministro eléctrico, el agua potable y los servicios de emergencias. 6. Algunos peces y otros animales marinos podrían verse en apuros, lo que dañaría a comunidades pesqueras. 7. Algunos animales terrestres también la pasarán mal, y eso no es bueno para personas que dependen de ellos. 8. Las olas de calor, en especial en ciudades, matarán a los ancia-nos y a los más jóvenes.

Page 2: Carta alimentaria cipa 49

Los programas paternalistas de erradicación de la pobreza rural deben ser reemplazados por

una educación que ayude a erradicarla.

Por: Polan Lacki

En los últimos 50 años prácticamente todos los gobiernos nacionales de América Latina ejecutaron reiterados y muy costosos programas con el objetivo de erradicar la pobreza rural. Con tal fin, realizaron reformas agrarias, distribuye-ron maquinaria, animales de producción, semillas e insumos modernos, otorgaron créditos subsidiados y pos-teriormente refinanciaron y condonaron las deudas, conce-dieron garantías oficiales de precios y de comercialización de sus cosechas. Estos programas paternalistas, con rarísi-mas excepciones, han sido y siguen siendo sinónimos de gigantescos derroches de recursos públicos y de reiterados fracasos. Y siempre han fracasado porque los beneficiarios de dichos programas, no recibieron una adecuada forma-ción y capacitación; y por esta razón sencillamente, no sa-bían cómo transformar estos apoyos materiales y financie-ros en más producción y más ingresos familiares. La inade-cuada e insuficiente educación rural fue y sigue siendo la causa de fondo de los sucesivos fracasos de estos progra-mas. Y, mientras no reconozcamos que este prerrequisito educativo es absolutamente imprescindible, todos estos programas de erradicación de la pobreza rural seguirán fra-casando.

Entonces, si la principal causa de la pobreza rural reside en la insuficiencia/inadecuación de conocimientos, la solu-ción para erradicarla no puede ni debe ser otra. En una primera etapa la prioridad no debe consistir en proporcio-narles más créditos, más tierra y más animales, sino que capacitarlos para que ellos sepan qué y cómo hacer para mejorar la bajísima productividad de la mano de obra fami-liar, de la tierra y de los animales que ellos ya utilizan, sean propios o de terceros.

Y entonces, si ya sabemos qué y cómo hacer para erradicar la pobreza rural ¿por qué no la erradicamos de una vez? No lo hacemos porque, en vez de formar y capacitar a los pobres rurales para que puedan mejorar su desempeño productivo, estamos politizando e ideologizando el tema de la pobreza rural y confundiendo a los pobres del campo con los dos siguientes planteamientos, ambos totalmente equivocados e improductivos/inocuos:

a. Primer planteamiento equivocado e improductivo/estéril. Seguir diciendo a los pobres rurales que ellos son pobres por culpa del colonialismo, del imperialismo, de las políticas del Banco Mundial y del FMI, de la globalización de los mercados, del neoliberalismo, de los subsidios y proteccionismos que los países ricos conceden a sus agricultores: Este planteamiento, es equivocado e

improductivo por dos motivos:

En primer lugar es equivocado porque la inciden-cia de estos supuestos enemigos del extranjero, en el fracaso económico de nuestros productores rura-les, es ínfima por no decir nula;

En segundo lugar, es improductivo porque ni siquiera las más altas autoridades de nuestros países latinoamericanos tienen la más remota posibilidad y fuerza política para poder acabar con estos supues-tos ocho causantes de nuestra pobreza rural, recién mencionados.

b. Segundo planteamiento equivocado y también totalmen-te improductivo: Proponer que nuestros gobiernos sigan adoptando aquellas añejas medidas paternalistas, que en las cinco décadas anteriores ya han demostrado su más abso-luta ineficacia, tales como: distribución de tierras, créditos, maquinaria e insumos modernos, refinanciaciones y con-donaciones de deudas, etc. Personalmente no logro enten-der cómo, después de 50 años de estar aplicando, esta mis-ma y siempre fracasada “receta” paternalista, aún siga-mos ilusionando a los productores rurales con estas uto-pías, que tienen las dos siguientes debilidades: primera debilidad: son absolutamente no factibles de ser llevadas a la práctica porque nuestros endeudados y desfinanciados gobiernos, aunque quisiesen, no dispondrían de recursos suficientes para poder proporcionar estos ingredientes de la receta paternalista a todos los pobres rurales; má-xime porque varios ingredientes de dicha receta los go-biernos tendrían que distribuirlos año tras año; segunda y más grave debilidad: estas propuestas populistas, en vez de levantar la autoestima de los pobres rurales y despertar su deseo de superación, están destruyendo su dignidad, al acostumbrarlos a recibir alimentos y otras riquezas, en vez de capacitarlos para que ellos mismos sepan producirlas, con el fruto de su propio y más eficiente esfuerzo.

Por todas estas razones ya no tenemos motivos para seguir insistiendo en estos lirismos e ingenuidades. Necesitamos deponer, inmediata y definitivamente, estos dos mediocres planteamientos demagógico-populistas los que, en vez de erradicar más bien están perpetuando la pobreza rural. Y reemplazar estos planteamientos por una educación que desarrolle las potencialidades latentes y las capacidades de los habitantes rurales, para que ellos mismos quieran, sepan y puedan corregir sus ineficiencias de producción, de admi-nistración rural y de comercialización de sus cosechas; y con ello prescindir del retórico paternalismo estatal.

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