carpeta informativa 10 de mayo

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11n 11 \ 1.4 REGIONAL DE ZAPOTLAN n /t_. NC1. PIS() CUENTO GANADOR DEL PRIMER Cf. DE CUENTO DEL UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA CENTRO UNIVERSITARIO DEL SUR COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL SI; SIS 1) :\,;SA FECHA: El 26 de abril de 2014, el jurado del Primer Concurso de Cuento del CUSur constituido por Rafael Medina, escritor; Carlos López de Alba, escritor y editor; y Fortunato Ruiz es- critor y académico, se reunió para la ddliberación de los 29 trabajos recibidos, de lo cual se concluyó el siguiente resultado. El primer lugar para el cuento titulado "El gobe- lino" firmado bajo el pseudónimo Julia de la Costra y cuya autoría corresponde a. Azucena Rodríguez Ana- "ya, alumna de la Licenciatura en Letras Hispánicas. -Además se. acordó entregar menciones honoríficas a los si- " guientes participantes: "El mariachi de la trompeta muda; pseudónimo Liebre de Marzo, de Paulina Velázquez Guzmán de la Licenciatura en Letras Hispánicas "El matrimonio", pseudónimo Paam, de Paola Alejandra Alfaro Montoya de la licenciatura en Periodismo. "El amor en tus tiempos, culera': pseudónimoTuupy, de Ale - ,jandro Valdovinos de la carrera de Médico Cirujano y Partero. "La desembocadura': pseudónimo Tacha, de Jorge Alejan: d ro von-Düben Padilla del la Licenciatura en Letras Hispánicas EL GOBELINO . Azucena Rodríguez Anaya Me dirigí a la entrada de la casa por la calle Rodríguez Peña, tal cómo lo indicó . Irene. El reloj marcaba justo las cinco, un acorde de ecos cobrizos se escuchaba a lo lejos y con el col' re inenzó una rebelión en mi estómago, sin remedio no hice tul' .que tocar a la puerta.... Incontables Ramadas se acumulará" en citas infortunas desde hacía meses, Irene se mostraba siem- pre dudosa y titubeante a recibirme, pero aquel día sostuve la suerte sin balbuceos y una nota sobre mi escritorio me dejó perplejo. "Llamó la señorita Irerie, presentarse a las cinco de la tarde por la calle Rodríguez Peña, probabilidad de venta': Era bien sabido por nuestro círculo de amigos que Irene y su herMano tenían diversas antigüedades en la casa, hecho w, enriquecía la posibilidad de aumentar mi extensa cgit.:c0n de objetos antiguos, el sólo pensar que podía liacep41 1te uno de los gobelinos tejid.o por el misrnísimo , , Cbarla Le Brun, me _, volvía ansioso e impaciente. - .410, , Tras mi colección de antigüedades me complacía tener ejemplares que deleitaban la dedniesura de coleccionistas B ,ailnes al gusto exquis'to, un armario oulle era la última adquisición que me ens \ berbecía, entre mi inventario podía contar trescientas veintiún\pinturas, trece escritorios con tapa de persiana, seis secreters de maderas finas. Noventa y cuatro sillas desde Luis XV, Morris'Chair, hasta Michael lhonet. Y mi colección numismática, me posicionaba como uno de los más afamados coleccionistas de antigüedades de toda la Argentina, pero sólo tenía tres gobelinos, dos de ellos eran de la serie sobre la india y uno del Quijote. Al llegar a la calle Rodríguez Peña me dispuse a tocar la : n puerta y acto seguido como k un presentimiento, la figura de Irene salió al descubierto Pasa, me dijo. El aire a sobriedad Av. Enrique Arreola 883, Centro, 49000 Cd. Guznán..lalisco. México. (01341) 575 2222, Fax 575.22.23 Ext. 46096 www.cUSUr.udg.m x

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Page 1: Carpeta informativa 10 de mayo

11n11 \ 1.4REGIONAL DE ZAPOTLAN

n /t_.

NC1. PIS()CUENTO GANADOR DEL PRIMER Cf.DE CUENTO DEL

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARACENTRO UNIVERSITARIO DEL SURCOORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

SI; SIS 1) :\,;SA FECHA:

El 26 de abril de 2014, el jurado del Primer Concurso deCuento del CUSur constituido por Rafael Medina, escritor;Carlos López de Alba, escritor y editor; y Fortunato Ruiz es-critor y académico, se reunió para la ddliberación de los 29trabajos recibidos, de lo cual se concluyó el siguiente resultado.El primer lugar para el cuento titulado "El gobe-lino" firmado bajo el pseudónimo Julia de la Costra ycuya autoría corresponde a. Azucena Rodríguez Ana-

"ya, alumna de la Licenciatura en Letras Hispánicas.-Además se. acordó entregar menciones honoríficas a los si-" guientes participantes:

"El mariachi de la trompeta muda; pseudónimo Liebre deMarzo, de Paulina Velázquez Guzmán de la Licenciatura enLetras Hispánicas

"El matrimonio", pseudónimo Paam, de Paola AlejandraAlfaro Montoya de la licenciatura en Periodismo.

"El amor en tus tiempos, culera': pseudónimoTuupy, de Ale -,jandro Valdovinos de la carrera de Médico Cirujano y Partero.

"La desembocadura': pseudónimo Tacha, de Jorge Alejan:d ro von-Düben Padilla del la Licenciatura en Letras Hispánicas

EL GOBELINO .

Azucena Rodríguez AnayaMe dirigí a la entrada de la casa por la calle Rodríguez Peña,

tal cómo lo indicó . Irene. El reloj marcaba justo las cinco, unacorde de ecos cobrizos se escuchaba a lo lejos y con el col'

reinenzó una rebelión en mi estómago, sin remedio no hice tul'.que tocar a la puerta.... Incontables Ramadas se acumulará"en citas infortunas desde hacía meses, Irene se mostraba siem-pre dudosa y titubeante a recibirme, pero aquel día sostuve lasuerte sin balbuceos y una nota sobre mi escritorio me dejóperplejo. "Llamó la señorita Irerie, presentarse a las cinco dela tarde por la calle Rodríguez Peña, probabilidad de venta':Era bien sabido por nuestro círculo de amigos que Irene y suherMano tenían diversas antigüedades en la casa, hecho w,enriquecía la posibilidad de aumentar mi extensa cgit.:c0nde objetos antiguos, el sólo pensar que podía liacep411te unode los gobelinos tejid.o por el misrnísimo,, Cbarla Le Brun, me_, volvía ansioso e impaciente. -

.410,

, Tras mi colección de antigüedades me complacía tenerejemplares que deleitaban la dedniesura de coleccionistas

B,ailnes al gusto exquis'to, un armario oulle era la últimaadquisición que me ens \berbecía, entre mi inventario podíacontar trescientas veintiún\pinturas, trece escritorios con tapade persiana, seis secreters de maderas finas. Noventa y cuatrosillas desde Luis XV, Morris'Chair, hasta Michael lhonet. Y micolección numismática, me posicionaba como uno de los másafamados coleccionistas de antigüedades de toda la Argentina,pero sólo tenía tres gobelinos, dos de ellos eran de la serie sobrela india y uno del Quijote.

Al llegar a la calle Rodríguez Peña me dispuse a tocar la:n puerta y acto seguido como k un presentimiento, la figura deIrene salió al descubierto Pasa, me dijo. El aire a sobriedad

Av. Enrique Arreola 883, Centro, 49000Cd. Guznán..lalisco. México. (01341) 575 2222, Fax 575.22.23 Ext. 46096

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Page 2: Carpeta informativa 10 de mayo

)REGIONAL DE ZAPOTIÁN

FECHA: ti CL 14 2/a

UNIVERSIDAD DE GUADALAJARACENTRO UNIVERSITARIO DEL SUR

COORDINACIÓN DE COMUNICACIÓN SOCIAL

SÍNTESIS DE PRENSA

en su rostro me recordó los años en que fuimos compañerossu hermano y yo, los días lejanos en que visité su casa tantasveces con el disimulado empeño de verla a ella; y la indeleblepropuesta fallida que le formulé desde aquel entonces, estu-vieron a punto de volver mis pasos atrás; pero la ruindad deacrecentar mi colección evocó el motivo de mi visita en la casa.Vi en sus manos el tejido y su mirada se incrustó en mi cabelloEstás canoso, repuso. Los años virtuosos se acumularon en mivientre y el pecho me pulsaba al ritmo de un reloj sin tiempo,comencé a sudar frío.

Avanzamos por el pasillo intercambiando algunas frases y lacasa pretérita, me pareció más antigua que mi propia colección,las sobrecamas eran las mismas, tos almohadones de plumas,en los que alguna vez se posaron los deseos de amanecer jun-tos, eran los mismos, y aquel impávido deseo que anheló serconsumado en días que no llegaron, en ese instante parecióclarividente. La revocación de tal aspiración no tuvo' razones,frene en simple disimulo las guardó para sí, ahora ya no cabrían -en mis bolsillos. .

Nuestros pasos avanzaron sobre los tres dormitorios, alpasar la biblioteca alcancé a ver la modesta colección de lite-ratura francesa y sobre el escritorio la colección de estampillasdel padre de Irene, destelló la .monotoníaen que ambos her-manos seguían viviendo. Llegamos a la sala y el aire longevode los.muebles me situó en el lugar favorito de la estancia, micolección de-antigüedades. El olor a madera abrió los poros demis recuerdos, volcándome en la primera antología de objetosque iniciaron mi creciente voluntad de poseer piezas, a faltade poseerla a ella. Ese día estuvimos Irene y yo casi cercanos.

Irene me mostró el gobelino que estaba afable a venderme,la imagen representaba el mausoleo de una dinastía egipcia queconservaba colores dorados, veteados con un color rojo obscuroi Quieró mostrarte mi colección de pañoletas, ahora vuelvo,me dijo. Y caminó con destino a su recámara, yo ensimismadocomencé a valorar el estado del gobelino, saqué mi lupa y medispuse a examinarlo detenidamente, en efecto se podía ver lafirma de Le Brun, dudé en tocarlo y palpitar mis dedos en sutextura, a punto estaba cuando Irene a mis espaldas se aproxi-mó con un cajón lleno de coloridas pañoletas, algunas verdes,otras blancas y solo una de color lila.

Me acerqué sutilmente a ella tratando de verlaS; la cabezade Irene se inclinó sobre mi pecho en un acto de ternura, unmovimiento anticipado me sorprendió y en un parpadeo yatenía la pañoleta lila en mi rostro bordeando mi nariz; tenía unolor a naftalina y una humedad tenue. Sin controlar espasmos-telúricos de mis brazos, se soltó la lupa de mis dedos y cayóen la alfombra haciendo un ruido seco, una contorsión en lasrodillas me hizo caer al suelo golpeando mi cabeza.

Desperté en un. lóbrego espacio reducido a mí cuerpo;tratéde incorporarme y me percaté que estaba limitado a moverúnicamente mis manos, la altura de los muros que me rodea-ban impedían que alzara los codos, algo húmedo sujetaba mis

pies, presentí que estaba en un sarcófago recubierto de algúntipo de alfombra, el gobelino vino a mi mente, palpé con .mismanos la textura aterciopelada del tapiz imaginando el colorveteado. Algo chorreante y viscoso sentí en la nuca embebiendomi cabello sobornándome la rigidez de la espalda.

Por lapsos indeterminados perdí el sentido cayendo en epi-sodios de sueño, desperté aturdido y sin fuerza en las entrañas,se escapó de mi mente el tiempo, huyó la pericia de mis dedos,el ansia y la impaciencia devoraban mis entrañas. En retabloslamentables despertaba y dormía, ideas vagas respiraba enun aire que se tornaba claustrofóbico, dormía y el calor de mirespiración me despertaba. Espacios incrédulos de imaginar afrene clavándome las agujas del tejido con furia en la garganta.enmudecieron mi voz, un dolor inútil e inválido me miraba defrente. Escuché las campanadas a lo lejos; melancólicas esta vez,una brizna emancipada se posó en mis hombros y mí pecho.Tal vez Irene me piense y acuda a verme; con algo de suerte,me ayude a limpiar el gobelino.

Av. Enrique Arreola 883, Centro, 49000Cd. Guzmán, Jalisco. México. (01341) 575.22.22, Fax 575.22.23 Ext. 46096

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