caro baroja, julio - soliloquio sobre la inquisición y los moriscos

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  • 7/25/2019 Caro Baroja, Julio - Soliloquio Sobre La Inquisicin y Los Moriscos

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    Soliloquio sobre la inquisicin y los moriscos

    Julio Caro Baroja

    Es evidente que la Historia tiene que ver con la Moral, pero lo que no es tan claro es cmo tiene quever. Para los hombres de confesin y de doctrina, no hay duda. Los buenos estn a un lado y los malos a

    otro. La misin del historiador es exponer las maldades de unos (que llean a lo f!sico o material" y lasbondades de los otros# adems, en esta tarea bastante similar a la del predicador o el aboado, hay quedemostrar que son los hechos los que cantan, es decir, que el expositor har ala de ob$etividad, riorcient!fico, equilibrio, adems de convicciones y se sentir como el $ue% $usto ante el pleito claro.

    La Historia es el triunfo de la &erdad# todo con may'sculas. Lo malo es que hace ya mucho que loshistoriadores eniales no estuvieron de acuerdo con esta posicin y que pensaron que la Moral propiamentedicha tiene poco que ver con el $ueo de las acciones humanas en la Historia. uc!dices frente a Herodoto. )los que, historiadores profesionales o no, han defendido postura seme$ante en *pocas modernas, se les hallamado +maquiav*licos, dando a la palabra un sentido peyorativo de inmoralidad. Hoy d!a hay queconfesar que existen pocos disc!pulos de uc!dides y s! muchos autores de sermones morali%adores, de

    derechas y de i%quierdas, que terminan $u%ando# y, sobre esto, tenemos la lacra de las +escuelas y de lasrivalidades, un tanto farisaicas, de ctedras, profesores, candidatos en estado de merecer y alumnos.

    Lo que para unos es la verdad absoluta, para otros es un con$unto de errores roseros, de patra-as o demalos arumentos. La sentencia pascaliana acerca de la sinificacin de los Pirineos para determinar lo quees verdad o no, podr!a adaptarse a otros accidentes o elementos f!sicos, por e$emplo, las paredes de unflamante instituto de investiacin. e comprender as! que el tratar de asuntos como el que me tocadesarrollar ahora, es decir, el de la /nquisicin y los moriscos tomando como e$emplo y u!a a un historiadorprecristiano y a'n tachado de ateo por alunos, puede decir cosas que pare%can horribles a una serie deentes beat!f!cas en todo o, cuando menos, aque$adas de beater!a intelectual. Hacer la apolo!a de la /nquisicin es dif!cil desde hace tiempo. Hacer p'blicos sus horrores y errores, msfcil pero, en todo caso, las dos tareas se han llevado adelante y no ser* yo el que vaya a continuarlas. ihubiera vivido en tiempos de la /nquisicin, creo que habr!a sido un enemio ms o menos tcito de ella.Pasado el tiempo en que funcion, he de ser enemio de los hbitos que de$ metidos en sanre a muchosespa-oles hasta hoy y que del mbito reliioso han pasado al pol!tico y burocrtico. Hbitos de soploner!a,denuncia secreta, venta$ismo oficial, fanatismo y otras lacras que conocemos por experiencia lara. 0lhaber vivido a-os en que rebrot la casta de los denunciantes p'blicos, de lo que en castellano antiuose llamaron malsines y en rieo recibi el raro nombre de +sicofantes, nos puede servir para recrear orevivir histricamente otras *pocas y otros ambientes. ambi*n puede servirnos en este caso el haberobservado los efectos terribles del odio entre rupos raciales. Pero vamos al cuento.

    A ms moros, ms ganancia

    0n los estados medievales de la Pen!nsula /b*rica, /beria o 0spa-a, aparte de diferencias *tnicas ylin1!sticas que caracteri%aban, como hoy caracteri%an, a catalanes y araoneses, castellanos y navarros,alleos, asturianos o vasconados, portuueses y andaluces, etc., hab!a tres rupos *tnicos de sinificadoreliioso2 en esencia, cristianos, moros y $ud!os. 3uando don 3arnal hac!a su +convocatoria famosa en elpoema del )rcipreste de Hita, empe%aba as!2

    4on 3arnal poderoso por la racia de 4ios ) todos los xristianos, moros * $udis

    3omo un rey pod!a hacerlo. 0n el silo 5/& viv!an moros y $ud!os repartidos en proporciones diversas en las distintas partes de 0spa-a.

    Los moros que quedaron en los estados cristianos reconquistados, estaban ms concentrados al 0ste y alur# tambi*n los hab!a en ciertas %onas del centro y lleaban hasta la parte ms meridional de 6avarra y3atalu-a. 0n las ciudades hab!a barrios enteros constituidos por esta clase de poblacin, pero otro sectorrande viv!a en aldeas, alquer!as y ran$as de se-ores. 0n )ran y &alencia hab!a pueblos enteros de

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    moros. La poblacin $ud!a era esencialmente urbana. )unque no faltaban, eran pocos los $ud!os que viv!anen distritos rurales. 0l elemento cristiano dominante por doquier, salvo en el peque-o y muy abatido reino moro de 7ranada,ten!a una postura ambiua entre los pertenecientes a las dos randes reliiones sometidas. &iv!an los$ud!os peados a los castillos reales y siendo a veces personas de toda confian%a de monarcas y randes.4e ve% en cuando, el pueblo uiado por hombres reliiosos y violentos, irrump!a en las al$amas, hac!arandes matan%as y saqueos. 0n casos, tambi*n se obli a muchos $ud!os a convertirse al 3ristianismo

    por la fuer%a, por miedo. Primeros intentos de +unificacin. 8endit!sima palabra siempre. Los moros, que recib!an nombres distintos y que eran conocidos en eneral por mud*$ares, viv!an con susautoridades reliiosas y civiles que han de$ado leyes escritas, incluso en romance, partiendo siempre del3orn. La +Morer!a era su barrio propio en los n'cleos mayores y sol!an ser buenos artesanos y art!fices.Ms famosos eran a'n como hortelanos y cultivadores de vereles con variedad de rboles frutales, entierras de read!o. 0conmicamente depend!an de se-ores cristianos que sacaban de ellos muchaanancia. 9n refrn que se populari% y que est en el Vocabulariode 7on%alo 3orreas, es el de +) msmoros, ms anancia. Los se-ores en sus estados, sobre todo en los reinos de )ran y &alencia, ten!an a los moros muysumisos, ms sumisos que a los vasallos cristianos. 0ntre el labrador cristiano vie$o que cultivaba trio ycereales en los secanos y el moro horticultor se desarroll una antipat!a que qued hasta la *poca delconflicto final con los moriscos, se'n expresan textos como el del araon*s )%nar de 3ardona. Pero no slo era por leyes civiles y reliiosas, *neros de vida, traba$o y estatuto dentro de los reinos por

    los que los moros eran distinuibles. e distinu!an tambi*n porque hablaban el rabe, me$or o peor, y elromance con peculiaridades propias. u atuendo, sobre todo el femenino, era distinto, como distintas eranlas comidas, fiestas y tradiciones en eneral. 0n 'ltima instancia, escrib!an tambi*n con caracteres rabestanto en su idioma como en el romance, al que llamaban al$amia. Modernamente se han hecho randesavances en el estudio de la literatura al$amiada que llea a los moriscos. 0n t*rmino de lo que losantroploos llaman +3ultura, los mud*$ares ten!an una y los cristianos otra, con sus variedadesreionales que hac!an distinuirse al moro +taarino de la banda del 0bro, del valenciano, del andalu% o elmurciano. 0l esp!ritu de lina$e, la solidaridad antica era entre ellos ms fuerte de lo que se ha dicho, siuiendoacaso demasiado al pie de la letra un texto memorable de )ben :ald'n.

    Comienza el drama

    ) fines del silo 5&, esta situacin que puede considerarse vlida para los doscientos a-os anteriores,queda cambiada por completo. 0l reino de 7ranada cae. Los moros son totalmente vencidos como potenciaestatal. 0l enemio secular ha desaparecido ante el empu$e evidente de los cristianos que se expresa noslo en la uerra. Los moros que quedan en el reino conquistado son ente parecida en hbitos ycostumbres a los mud*$ares vie$os, salvo alunas familias aristcratas que de modo ms o menos lento seincorporan a la noble%a cristiana o se +camuflan como pueden. ; aqu! comien%a otro ran drama. Los moros ranadinos son ob$eto de randes campa-as decatequi%acin llevadas adelante por dos hombres de temperamento distinto.

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    cristianismo hispnico, en 'ltima instancia, es el resultado poco cristiano en verdad de que pueblos enterosvivan obsesionados por nociones como la de +limpie%ao +pure%ade sanre y que proliferen los famososestatutos, que excluyen de caros determinados no slo a los conversos sino a sus descendientes por al'ncostado. La pure%a en beneficio del +enchufista. iFu* hermosuraG 6adie puede calcular lo que la aplicacin de estas ideas ha costado en t*rminos de dinero, depreocupacin, de ver1en%a y esfuer%os de astucia. 6adie puede determinar la cantidad de neurosis ymonoman!as que han podido producir. 6adie sabr, a punto fi$o, la cantidad de ficciones, ocultaciones y

    posiciones ambiuas que. ha producido el miedo a la impure%a y la baladronada oticista. Los franceses e,italianos del 5&/, observadores mal*volos del poder hispnico, ya di$eron bastante con respecto a esteambiente en el que se crea todo el lenua$e. La palabra +morisco, por e$emplo, parece suponer la existencia del lat!n +mauriscus. 0n rieo vulartambi*n +mauris. 3on valor ad$etivo en el habla medieval, reistra vocablos adelante como +recisco,equivalente a rieo o cosa de rieos y en el se habla com'n +berberisco, 0l +morisco aparece albauti%arse, +vellis nollis, el moro, el mud*$ar, sea taarino, elche o de la estirpe y actividad que sea. 3ovarrubias, en su esoro, lo definir!a as!, casi al tiempo de la expulsin2 +Los convertidos de moros a la

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    mitad del 5&/, ms tarde las calvinistas, en castiar incr*dulos, blasfemos, escandalosos, hechiceros yhechiceras de distintas castas y pela$es, bru$os y bru$as. 0n nombre del bien com'n y de la +9nidad. +)uservice de /ordre, como podr!a estar Mr. Paul 8ouret a comien%os de este silo dentro de estructurapol!tica muy distinta. 0l se-or /nquisidor, all! donde funcionaba su ribunal, actu e hi%o actuar a la ente produciendo,mecnicamente casi, un tipo de persona que se da en distintas sociedades y que cobra perfiles muyacusados en la que nos ocupa2 este tipo es el del mals"n, el mal*volo denunciador secreto, el sopln o

    chivato. como ahora se dice. +Mals!n Evuelvo a 3ovarrubiasE es el que de secreto avisa a la $usticia dealunos delitos con mala intencin y por su propio inter*s. Malsines hubo en los estados medievales. Losmalsines desempe-an siempre un ran papel en tiempos de 4espotismo y de error, en que los conceptosde +delitoy +$usticia andan como 4ios quiere. Mas para operar fr!amente en t*rminos histricos, de$emosa un lado a los chivatos modernos y a los malsines de hace cuatrocientos o ms a-os. Decordemos a lossicofantes mencionados al principio. 0l e$ercer de sicofante en 7recia no es en orien alo reprobable.)cusar p'blicamente a los criminales y delincuentes era un deber. KPero qui*nes eran los criminales y delincuentes He aqu! el quid. Pronto se dieron abusos y la +delatoriacuriositasde unos se uni a la maldad interesada de otros para atacar a ente distinuida y por lo tanto,envidiada. 4esde el silo & a. de 3. el sicofante es un ser del que se habla con desprecio. Ms tarde enDoma, en *pocas de tiran!a de alunos emperadores o de anarqu!a militar, el malsinar estuvo a la orden deld!a. iempre ante una +$usticia y un +orden con unas fiuras de delito tambi*n. Pero, vuelvo a mi tema,Kqu* tienen que ver este orden y esta $usticia con la Moral individual on casi siempre productos contrarios

    a ella. La /nquisicin espa-ola acaso us de los malsines en forma ms recatada que los tribunales rieos yromanos.

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    #a%ome&anos con'encidos

    Hace ya ms de sesenta a-os que el bibliotecario que estuvo al frente de la seccin de manuscritos de la8iblioteca 6acional, don Pedro Lons, sacerdote araon*s al que yo trat*, public un estudio esmeradoacerca de La vida religiosa de los moriscos. 0ste libro se compuso a la lu% de muchos manuscritos de las/nquisiciones de )ran, oledo y &alencia y de otros documentos privados y p'blicos. 0s una prueba

    evidente de que los moriscos procesados procuraban seuir la ley islmica en todos sus aspectos. )rt!culosde la fe, mandamientos de la ley, profesin. 0sto para empe%ar. 0n materia de abluciones y purificaciones,los documentos hablan de las existentes y es inmenso el espacio dedicado a las oraciones, sus formas,horas y ob$etos. Los preceptos referentes al ayuno y la limosna fueron seuidos tambi*n con escrupulosidad. Desultacurioso observar cmo hubo moriscos que cumplieron con el quinto y 'ltimo de los preceptos islmicoshaciendo la pererinacin a La Meca. 0n =NBO public en Jarao%a don Mariano de Pano las Coplas del peregrino de Pue Monon , que sonilustrativas a este respecto. Desulta, en fin, que en todos los actos de la vida, desde el nacimiento a lamuerte pasando por el matrimonio y las prescripciones alimenticias cotidianas, estos moriscos con causainquisitorial eran mahometanos de fe y de acto. 6o es esto todo. 0l libro de Lons se ci-e a lo preceptivo2en los archivos de la /nquisicin y a trav*s de otros documentos, se ve tambi*n que en lo que se refiere aformulas micas, a t*cnicas astrolicas, a mitos y leyendas, viv!an tambi*n dentro de una tradicin

    arbia, no cristiana. )l publicar, en =B=C, los dos randes y admirables maestros del arabismo espa-ol,don :ulin Dibera y don Miuel )s!n, el catloo de unos manuscritos rabes y al$amiados adquiridos por la+:unta para ampliacin de estudios que se hab!an descubierto en =NNA en )lmonacid de la ierraescondidos entre un piso ordinario y un falso piso de madera, atribu!an a la decadencia de la instruccinteolica de los moriscos la abundancia de libros y librillos de esta clase. 0n realidad, los que coleccionabanlos libros con frmulas y recetas maravillosas para obtener todo lo humanamente apetecible, seu!antambi*n una vie$!sima tradicin del /slam. 6o menor desarrollo tienen en al$am!a las narraciones leendarias, fantsticas por un lado. Por otro, losformularios notariales y $udiciales. Lo ms le$ano a la realidad cotidiana y lo ms prximo a ella.

    La !cues&in morisca

    Parece, pues, que la /nquisicin ten!a que hab*rselas con esta ente como el rupo escandaloso de+apstatas de la fe, se'n la terminolo!a de la *poca. Porque los moriscos lo eran en p'blico y en privadoy se curaban poco del hecho de haber sido bauti%ados, de tener ilesias en los pueblos donde viv!an enmayor!a y donde se hac!an misiones, etc. in embaro, no puede decirse que en la lara historia del anto@ficio los moriscos hayan sido ob$eto de preocupacin tan constante e intensa como los $udai%antes, losprotestantes y hasta los los cristianos vie$os, lan%ados a opinar a su modo. 0sto, por dos causas. Laprimera, temporal. 4esde los primeros bauti%os en bloque a la expulsin sistemtica, pasa un poco ms deun silo y la /nquisicin empie%a alo antes y dura dos silos ms. )unque en tiempos de

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    cristiano. 0l cristiano al morisco. Las pruebas son much!simas y no hay para qu* acumularlas ahora.)s! pues, podemos decir que dentro de la monarqu!a absolutista hab!a un cuerpo enquistado. 0l morisco

    se afirma una y otra ve%, simpati%a con el mayor enemio que tiene aqu*lla entre los infieles2 el +urco. 0nlas playas de &alencia y )ndaluc!a se cuentan casos y ms casos de apoyo de la poblacin morisca aturcos y berberiscos. Por otra parte, en sus neocios de arrier!a el morisco trae y lleva noticias y al fin es, opuede ser un aente de la monarqu!a cristiana frontera y enemia2 la de O> y ==? y ha puesto bien de relieve estas conexiones evidentes y otros motivos de %o%obra para unestado que no era tan fuerte como se dice2 porque la misma uerra de 7ranada revel debilidades randesy de todo *nero. Mas siamos con la /nquisicin.

    (n)luencias m"s&icas y )ilos)icas

    Las causas contra los $ud!os reistradas en el catloo de la /nquisicin de oledo llean a la *poca de>? en adelante con

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    de acuerdo al calcular el n'mero, pero los ms autori%ados aceptan la antiua, ya de ms de CO?.??? de losexpulsados. ambi*n estn de acuerdo en reafirmar la ravedad econmica de la medida. 4ado elabsolutismo de los que tomaron y aplaudieron, dif!cil es pensar en otra solucin. 9na fuer%a misteriosa quelos rieos llamaban anank actu. ; hay que recordar que los mismos rieos usaban la palabra paraaludir a los males que trae el 4estino a los hombres, ms que a los bienes# que los sufrimientos, miserias ypenas y hasta las coacciones tambi*n se llamaban as!. i, la eocracia tiene que ver con la Moral y hasta esclaro que el tecrata crea que *l es un instrumento de ella. Pero el hombre actual, al narrar la lucha entre el

    alfaqu! y el inquisidor, no puede tomar parte como muchos han tomado. ampoco contentarse con servir alaficionado a las an*cdotas o al +color localromntico. Homero dice en al'n lado que al hombre le ustadivertirse con las desracias pasadas. i *stas son las de otro, acaso le entretienen ms y pueden darocasin a expresar de modo lib*rrimo sentimientos de piedad. La piedad proyectada le$os o en t*rminosretrospectivos, puede parecerse a la mala retrica, pero como un sentimiento vivo que nos hace llorarsiempre el sino desraciado del hombre sobre la tierra, es fundamental y el historiador ha de cultivarlocontando con sus recursos. ristes y enormes recursos.

    +or Julio Caro BarojaHistoriador y antroploo