características geográficas · margen oriental, y la segunda masa de agua en tamaño, el océano...

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TEMA 1 Características geográficas del territorio español La España peninsular forma un bloque batante macizo, de costas recortadas, con disposición periférica de los sistemas montañosos (no dejan pasar la influen- cia suavizadora del mar) y elevada altitud media (650 metros). Es una tierra de encrucijada (entre pueblos, masas de agua, continentes, placas tectónicas, vientos) que lo ha convertido en un país diverso lleno de contrastes.

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TEMA 1

Características geográficas del territorio español

La España peninsular forma un bloque batante macizo, de costas recortadas, con disposición periférica de los sistemas montañosos (no dejan pasar la influen-cia suavizadora del mar) y elevada altitud media (650 metros). Es una tierra

de encrucijada (entre pueblos, masas de agua, continentes, placas tectónicas, vientos) que lo ha convertido en un país diverso lleno de contrastes.

1.1. La península ibérica y los dos archipiélagos: situación y posición en el contexto mundial y europeo.

El lugar donde se ubica un territorio condiciona su evolución histórica y económica. La situa-ción y posición de España ha determinado nuestro país de forma positiva y negativa. Se sitúa en el hemisferio norte del planeta Tierra, en las latitudes medias, al sur de la zona climática templada (entre el círculo polar ártico y el trópico de cáncer). Su situación, en latitud y longitud, se puede ver aquí:

*Punto más septentrional: Estaca de Bares (Asturias), 43º 47´ N. *Punto más meridional de la España peninsular: Punta de Europa (Cádiz), 36º N (la isla de Hierro está a 27º 30´ N). *Punto más occidental: cabo Touriñán (A Coruña), 9º 17´ O (la isla de Hierro está a 18º O).*Punto más oriental de la España peninsular: cabo de Creus (Girona), 3º 19´ E (el cabo Espero en Menorca

está a 4º 19´ E).

Además de estar en latitudes medias (zona templada del hemisferio norte), su longitud está próxima al meridiano O (de Greenwich), que se utiliza para fijar las horas en todos los países del mundo y atraviesa la ciudad de Castellón, por lo que tenemos territorio en longitud Este (menos) y Oeste (más). Nos correspondería la misma hora que Inglaterra, pero por razones prácticas aquí adelantamos el horario una hora con respecto a la hora solar para igualarnos al resto del continente europeo.

Hasta hora la situación de España. Su posición podemos decir que se sitúa al suroeste del con-tinente europeo, o del gran bloque continental euroasiático (pues Europa no deja de ser una gran península de la mayor masa continental del mundo). Y si Europa es península España se sitúa, en su mayor parte, dentro de otra: la Península Ibérica, la más meridional y occidental de las que componen Europa. El geógrafo Estrabón la comparó con la piel de un toro. Es así, su macizo caracter peninsular (de pen-insula, o “casi una isla”) define la geografía de un país que se encuentra situado entre dos grandes masas continentales (Europa, a la que pertenece, sepa-rada y unida por el itsmo de los Pirineos, y África, separada y unida por los 14 km del Estrecho de Gibraltar) y entre dos grandes masas de agua (el Mediterráneo o “en medio de tierras” en su

margen oriental, y la segunda masa de agua en tamaño, el Océano Atlántico, en su margen occi-dental). Para acentuar más su carácter de encrucijada, también es frontera de placas tectónicas y masas de aire.

Así pues, ha sido un puente de paso para infinidad de pueblos en la Historia. Esto ha sido una ventaja de la posición geográfica de España. Otras son el acceso a los dos mares que más han influido en la Historia humana: el Mediterráneo y, a partir del siglo XVI, el Océano Atlántico.

Entre las desventajas de su posición geográfica, el estar situado en la periferia europea, y sepa-rado del resto de Europa por la cordillera pirenaica, obstáculo natural que se sumó a otros ais-lamientos de España con respecto a la próspera Europa del Norte ya en la Edad Moderna. Esta visión es determinista geográfica. Es cierto que los condicionamientos geográficos han perdido peso en el desarrollo de las regiones españolas.

1.2. Superficie y división administrativa de España.

España tiene una superficie de medio millón de km2. Es, por tamaño, el 4º país de Europa, tras Rusia, Ucrania y Francia. Engloba 3 grandes unidades físicas: la España peninsular y los archi-piélagos canario y balear. Tiene casi 8.000 km de costas y su altitud media es bastate elevada (650 m, 2º país europeo tras Suiza), por las cordilleras pero sobre todo por la gran extensión de la meseta. Se divide en 17 comunidades autónomas y 2 ciudades autónomas (Ceuta y Melilla). Las comunidades se dividen en unidades administrativas más pequeñas, las provincias, hasta un total de 50, que fueron fijadas ya en 1833 por Javier de Burgos. Las provincias, a su vez, se dividen en municipios (hay 8.111, pero su número cambia, ya que se fusionan y separan).

1.3. La organización actual del territorio: condicionantes físicos (relieve y ríos) y raíces históricas (la Reconquista de norte a sur)

La división territorial de la España de hoy es fruto de la imbricación entre las características del medio geográfico peninsular y la evolución histórica del país. En cuanto a las causas físi-cas, las grandes unidades del relieve y los cursos fluviales (ambos de disposición Este-Oeste) han influido en la organización territorial del país, así como el proceso de la Reconquista (que se desarrolló de Norte a Sur entre los siglos VIII y XV. El tramo final del Miño separó siempre Galicia de Portugal y, en cuanto a montañas, los Pirineos nos separan de Francia, la Cordillera Cantábrica separa comunidades al norte (Asturias, Cantabria, P. Vasco) y al sur (C. y León), el Sistema Central parte la meseta en dos, la submeseta norte (cuenca del Duero, C. y León) y la sur (cuencas del Tajo y Guadiana separadas por los montes de Toledo, en comunidades de Ex-tremadura, Madrid y C. y la Mancha). Más al sur, el escalón que supone Sierra Morena, separa la meseta del valle del Guadalquivir, que coincide en buena parte con Andalucía, atravesada en el sur por los Sistemas Béticos, que sirvieron de frontera en la baja Edad Media entre la baja Andalucía y la Alta o Reino musulmán en Granada.

Y es que la Reconquista ha determinado nuestra organización territorial. Tras la conquista musulmana del 711, la reconquista se inició en el siglo VIII desde dos nucleos, el occidental al norte de la Cordillera Cantábrica y el oriental en los condados y marcas que aparecieron hacia el 800 tras la creación de la Marca Hispánica por Carlomagno.

En el sector occidental aparecieron territorios como:

*Galicia (de ella se desgajaría Portugal en el siglo XII) *Asturias (que se expandió hacia el sur y de esa expansión nacería el reino de León), *Cantabria, que repobló las tierras de Castilla La Vieja (hoy C. y León), y esta a su vez conquistó las tierras de Castilla La Nueva (hoy C. la Mancha) entre los siglos XII y XIII. En el siglo XIII los reinos cristianos llegarían a la Baja Andalucía y a finales del XV culminarían la unidad territorial tras conquistar el reino Nazarí de Granada en los Sistemas Béticos o Alta Andalucía. *El País Vasco y Navarra, costreñida a partir del siglo XI por Castilla y Aragón, fueron los dos únicos nucleos cristianos que no se expandieron hacia el sur. Navarra, junto a los conda-dos aragoneses y catalanes, en un principio lideró el proceso reconquistador del sector oriental, influido por la Marca Hispánica carolingia, un conjunto de estados-tapones frente a los podero-sos reinos musulmanes del sur. La expansión de estos nucleos orientales tomó brío a partir del XI pero se vio frenada por la barrera natural del Sistema Ibérico, que sirvió como límite natural entre los ámbitos de influencia castellano y aragonés. Éstos últimos acabaron expandiéndose hacia Valencia y Baleares, que caen en manos cristianas en el XIII, e sirve de punta de lanza para la conversión de la corona de Aragón en una talasocracia (poder del mar) durante la Baja Edad Media, cuando comienza a dominar el Mediterráneo como vía de escape a su falta de territorio peninsular, pues Murcia, que fue conquistada en coalición a principios del siglo XIII, no cayó bajo la órbita oriental; el expansionismo castellano se la arrebató a Aragón. *La fortaleza castellana se desmostró en la toma de Granada (1492), en la conquista del archipiélago canario, la toma de Melilla (Ceuta no pasaría de Portugal a España hasta el XVII) y la conquista y colonización del Nuevo Mundo.

1.5. El proceso histórico de la formación y división administrativa interna del Estado español.

En el 197 a.C., se produce la primera división administrativa en el territorio peninsular. Los roma-nos, que habían llegado 20 años antes en el marco de la 2ª guerra púnica, crearon las provincias (que viene de pro-víncere, “para vencer”) de Citerior (franja mediterránea) y Ulterior (la posterior Bética, o sea, Andalucía). Esa división duró 2 siglos, hasta que Augusto subdividió en el 27 a.C. las dos pro-

vincias en tres nuevas: Bética (capital Córduba), Lusitania (capital Emérita Augusta) y Tarraconense (capital Tarraco). Luego en el siglo III apareció Gallaecia (capital Braccara), y en el 298 d.C. Diocle-ciano creó la cartaginense (capital Cartago Nova). En el 385 d.C. Teodosio creó una 6ª, la Baleárica, y en 395 d.C. se añadió una 7ª: la Tingitania (hoy Marruecos, con capital en Tingis, hoy Tánger).

Hasta las invasiones bárbaras, la península sólo era una Diócesis (Hispania) dividida en 7 provin-cias. En el 409 penetran los pueblos bárbaros: suevos (en Galicia), alanos (en la Meseta) y vánda-los (en la Bética, antes de cruzar a África), asolan la península, y durante ese siglo V se enfrentan con los visigodos, instalados en el Reino de Tolosa, al norte de los Pirineos. Pero tras su expulsión por los francos, los visigodos unifican el solar peninsular (salvo el norte) y establecen su reino con capital en Toledo, enfrentándose con bizantinos y (la nobleza) entre sí, ya que la visigoda tenía un sistema monárquico electivo.

La llegada de los musulmanes en 711 rompe de nuevo esa unidad. Al norte, se forman los reinos cristianos, débiles y fragmentados; al sur, un poder fuerte y unificado (aunque con tensiones y guerras civiles): el Emirato (después Califato) de Córdoba, o Al Andalus. Esto se mantuvo hasta el siglo XI, cuando se descompone el Califato en reinos de Taifas, más débiles militarmente (que no culturalmente), por lo que los reinos cristianos avanzaron hacia el sur y en el siglo XIII ya habían aislado a los musulmanes en el reino de Granada. También en ese siglo el poder en la península lo congregaron dos coronas, la centralista castellano-leonesa (unida en 1230) y la pactista cata-lano-aragonesa (en 1137), cada una con su vocación marítima, atlántica o mediterránea), que terminarán uniendo sus territorios bajo Fernando e Isabel en 1469.

Durante la Baja Edad Media, también existían otros 3 reinos: el nazarí, Navarra y Portugal. Gra-nada cayó en 1492, Navarra fue conquistada por Fernando el Católico en 1512, que lo anexionó a Castilla. Y Portugal, que había sido independiente desde 1127, fue ocupado por Felipe II en 1580 y perteneció unido a la Monarquía Hispánica de los Austrias hasta 1640, un Imperio universal pero descentralizado, cada reino con sus leyes, costumbres y fueros.

Al terminar la Guerra de Sucesión (Inglaterra se queda con Gibraltar en 1704), se instauró la monar-quía borbónica, heredera de la tradición centralista del Rey Sol (Luis XIV), que centralizó el poder en la capital, Madrid. Por los Decretos de Nueva Planta, en 1716 Cataluña y Aragón perdieron insti-tuciones y fueros, al haber apoyado al bando austracista durante la guerra y no al francés vencedor.

En el siglo XVIII se mantiene la división administrativa heredada de los antiguos reinos medie-vales, junto a las intendencias militares creadas por los Borbones. La Revolución Francesa pone todo patas arriba y cuando estalla la Guerra de la Independencia surgen los primeros intentos liberales de reformar la administración del territorio español, durante las Cortes de Cádiz en 1813. 20 años después, Javier de Burgos lleva a cabo la división provincial que todavía subsiste, creando 49 provincias (Canarias se subdividiría en 2 en 1927, hasta llegar a 50) como forma de favorecer el control estatal del territorio, que se acrecentó tras la abolición de los fueros vascos por las derrotas carlistas. Pero esa centralización terminó fomentando movimientos descentralizadores. Los regio-nalismos espoleados por el romanticismo decimonónico derivaron en movimientos nacionalistas tanto en Cataluña como en el País Vasco a finales de siglo.

Ya en el XX, se da un baile entre descentralización y centralización. A la creación de mancomuni-dades regionales siguió la reacción centralizadora de la dictadura de Primo de Rivera durante los años 20. En los 30, la 2ª República favoreció la creación de estatutos de autonomía a las nacionali-dades históricas (Cataluña en 1932 y País Vasco en 1936, Andalucía y Galicia no pudieron por la Guerra Civil). Tras esta, el régimen franquista volvió al centralismo y con la Constitución de 1978, se regresa al espíritu descentralizador (se crean 17 estatutos de autonomía de 1979 y 1983).

1.6. España y la Unión Europea.

La integración de España en la UE ha sido uno de los hechos más importantes de la historia de nuestro país. La gran transformación española en el último cuarto de siglo se debe en buena parte a la incorporación de España a Europa en 1986.

Los orígenes de la UE se dieron tras la 2ª GM. Era una forma de buscar la integración política y económica para evitar futuros conflictos. En 1948 la creación del BENELUX (unión aduanera entre Bélgica, Holanda y Luxembur-go) fue un precedente del proceso. *En 1957, 6 países europeos (Alemania, Italia, Francia y los 3 del Benelux) firmaron el Tratado de Roma que crea el Mercado Común Europeo, embrión de la UE, para rebajar los aranceles proteccionistas aduaneros entre los 6 países. *En 1967 se firma el Tratado de la Unión, por el que apareció la Comunidad Económica Europea (CEE), que suprimió todos los aranceles. *En 1973 se incorporan 3 más (Reino Unido, Irlanda y Dinamarca). Era la Europa de los 9. La integración económica fue más fácil de conseguir que la política, aunque en 1979 comien-zan las primeras elecciones al Parlamento Europeo con sede en Estrasburgo. *En 1982 entra Grecia, y en 1986, Portugal y España, que había pedido entrar en el Mercado Común desde el principio, pero la dictadura y la falta de libertades no le permitió la entrada. Ahora, llegada la democracia tras la Transición, y una vez hechos los ajustes económi-cos, entró, un año antes de que se firme el Acta Única Comunitaria (la CEE pasa a ser CE). *En 1992 se firma el Tratado de Maastricht, y la CE (Comunidad Europea) pasa a ser la UE (Unión Europea), un continente sin fronteras interiores (libre paso para mercancías, capitales y personas). España recibe por entonces abundantes fondos comunitarios que reactivan sus regio-nes más desfavorecidas. En 1996 entran 3 países +: Suecia, Finlandia, Austria (Europa de los 15). *En 2002 entra el euro como moneda común. Y en 2004 se da la mayor ampliación: de 15 pasa a 25, entran 10 países del Este: Polonia, Rep. Checa, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Lituania, Letonia, Estonia, Chipre, Malta. En 2006 entran 2 más: Bulgaria y Rumanía. Y en 2013, Croacia entra (Europa de los 28). ***En la actualidad, la UE vive en crisis, motivada en parte por la crisis económica y el di-ferente peso económico de la Europa del norte y del sur (los PIGS). Lleva años intentando adoptar una Constitución común, que ha sido rechazada en países como Francia y Holanda. Permanece latente la integración de Turquía. Los últimos países en integrarse (Europa del Este) reciben ahora los fondos de compensación que antes recibía España de la UE.