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CAPÍTULO III. RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA. Atendida la especial índole de la obra, esta reseña mas bien dehiera llamarse petrográfica como en reali- dad es, supuesto que lo verdaderamente importante es el conocimiento de las rocas cuya descomposicion su- ministra de contínuo materiales á la tierra vegetal y sustancias que pueden servir de abonos y de mejora- mientos. Esto no obstante, se dará tambien una idea de las agrupaciones cronológicas que bajo el título de ter- renos forman las rocas de nuestro suelo. A mayor abun- damiento , el ^apa geológico adjunto esclarecerá la materia mejor que cuantas descripciones quieran darse. Las rocas que representan la constit^zcion geolbgica de Ia Península, pertenecen á las dos séries, eruptiva y neptúnica, admitidas por los geólogos; dando orígen en sus agrupaciones, aquellas, á los terrenos cristalino y volcánico, y estas, á los llamados primarios 6 paleozói- cos, secundarios, terciarios y cuaternarios. Veamos ahora qué rocas principales se incluyen en cada una de estas agrupaciones, y su distribucion por eI territorio; siendo casi excusado advertir que aunque se note alguna irregularidad en estos pormenores, no deberá extrañarse, por cuanto todo se subordina al ob- jeto principal de la aplicacion de este dato á nuestra agricultura. 7

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Page 1: CAPÍTULO III. · CAPÍTULO III. RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA. Atendida la especial índole de la obra, esta reseña mas bien dehiera llamarse petrográfica como en reali-dad

CAPÍTULO III.

RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA.

Atendida la especial índole de la obra, esta reseñamas bien dehiera llamarse petrográfica como en reali-

dad es, supuesto que lo verdaderamente importante es

el conocimiento de las rocas cuya descomposicion su-

ministra de contínuo materiales á la tierra vegetal y

sustancias que pueden servir de abonos y de mejora-

mientos. Esto no obstante, se dará tambien una idea de

las agrupaciones cronológicas que bajo el título de ter-

renos forman las rocas de nuestro suelo. A mayor abun-damiento , el ^apa geológico adjunto esclarecerá la

materia mejor que cuantas descripciones quieran darse.

Las rocas que representan la constit^zcion geolbgica

de Ia Península, pertenecen á las dos séries, eruptiva y

neptúnica, admitidas por los geólogos; dando orígen en

sus agrupaciones, aquellas, á los terrenos cristalino y

volcánico, y estas, á los llamados primarios 6 paleozói-

cos, secundarios, terciarios y cuaternarios.

Veamos ahora qué rocas principales se incluyen en

cada una de estas agrupaciones, y su distribucion por

eI territorio; siendo casi excusado advertir que aunque

se note alguna irregularidad en estos pormenores, no

deberá extrañarse, por cuanto todo se subordina al ob-

jeto principal de la aplicacion de este dato á nuestraagricultura.

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9$ GEOLOGIA AGRICOLA

Las rocas cristalinas hoy Ilamadas con más propie-dad hidro-termales, son los granitos, cuarzo, feldes-

pato y mica, y los pórfidos, incluyendo entre los prime-

ros al gneis, mica, y feldespato que muchas veces par-

ticipa del caráctér metamórfico; circunstancia atendíble

para el geólogo, pero que bajo el punto de vista de los

productos que puede suministrar al suelo, es indiferen-

te. Con estas rocas se enlazan estrechamente en muchos

puntos, pizarras de naturaleza varia, pero sobre todo

arcillosas, que mencionaremos tambien en aquellos

puntos donde se hallan relacionadas con los granítos y

pórfidos, de cuya descomposicion con frecuencia pro-

ceden.

Este primer grupo de rocas, así constituido, repre-

senta en la Península tres grandes focos de accion ter-

restre, á saber: los Pirineos, Galicia y Extremadura,

formando el granito el núcleo en que se hallan apoya-

dos los demas terrenos, y constituyendo la Causa per-

turbatriz, cuya energía ha determinado los trastornos

y la forma físic^ de los terrenos.

El foco más importante de la masa plutónica. de los

Pirineos se halla situado en su parte oriental; se extien-

de por toda la longitud de la cordillera; forma el eje y

Iospuntos culminantes, constituyendo el granito el Cabo

de Creus y el Pico Maladeta , adelantando ademas

masa.s ó islotes en direccion de la costa de Cataluña por

La Bisbal, Bagur, Palafurgell y la montaña de Mont-

seny, cérca de Barcelona; aparece junto al Bidasoa, en-

tre Navarra y Guipúzcoa, penetra hasta l^ájera, y al-

canza en último tbrmino entre Oña y Medina de Pomar.

La mayor extension del granito se halla acumulada

en la parte oriental de los Pirineos deI lado de Francia

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RE5EÑA GEOLÓGICA DE LA PENINSULA 99

y en menor escala en la de España, notándose yue ha

levantado los terrenos cretáceos, inclinando al N. los

depósitos de la creta; al paso que lo hacen al S. por el

lado del Ebro las mismas rocas y en igual órden de so-breposicion; ocupando una buena parte de los Piri-

neos, segun puede observarse en Sin, Señes, Serveto,en el Puerto ó paso de la Pez, y en el Puig Salvador,

próximo al Cabo de Creus.Forma el granito con la sienita y los pórfidos el sue-

lo de Galicia, ocultándose estas rocas al N. bajo las

olas del Océano; corren al S. internándose en Portu-

gal, desde Monterey y Sierra Segundera, por Braganza,

en las provincias de entre Duero y Miño y de Tras-os-Montes, ocupando el granito casi la totalidad de la pri-

mera y la parte occidental de la segunda; sigue en la

de Beira desde el Duero hasta Castellobranco, y áun

la villa de Cintra esta situada en una montaña de gra-

nito. Esta roca :continúa en los últimos confines de la

provincia de Zamora, adelantando al E. islotes en los

valles del Vierzo, y en Astúrias desde Rivadeo al Con-

cejo de Salas. El gneis se halla próximo á Pontevedra,

sierras de Porto, de Viana del Bollo y Trives, cerca de

Betanzos y entre Carril y Noya, presentando varieda-

des en otras localidades (talcoso , clorítico , pizarre-

ño, etc.,) y cargado de anfibol 6 de granates como en el

Cabo Ortegal. Tal es el desarrollo de las rocas plutóni-

cas ó hidrotermales en Galicia, que ocupan los dos ter-

cios de su suelo, escaseando las calizas, a punto que

únicamente se hallan en San Jorge de Moeche, á. tres

leguas al E. del Ferrol. Tambien el gneis y dernas pi-

zarras cristalinas ocupan una faja en la costa de la pro-

vincia etllre Duero y Miño, y en la oriental de Tras-os-

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I00 GEOLOGIA AGRÍCOLA

Montes, abundando las calizas cristalinas en Braganza,

y en la de Beira en Ponte de Vonga.Asimismo se hallan en relacion con el granito una

aérie de rocas metamórficas que pasan al gneis en la

sierra de San Lorenzo, y que con el Moncayo formanel dique que sepaza los terrenos secundarios y terciarios

del Ebro.Pero la más importante y el foco de accion más enér-

gico del granito y áun de las rocas cristalinas en la sec-

cion occidental de Europa, es la de Extremadura, que

puede clasificarse como la erupcion central de nuestro

suelo, que ha contribuido poderosamente á su configu-

racion, y á dar á esta parte del continente el sello mon-tañoso, áspero, quebrado y desigual que la caracteriza.

Constituye la parte de mayor importancia de esta masa

de granito la que se halla en la provincia de Cáceres, á

la izquierda del Tajo, y cuyas diferentes ramíficacíones

alcanzan en la provincia de Badajoz al Sur desde el

Haba y Campanario por Castuera á Belalcázaz, al S.O.

en Mérida y Burguillos: desde Montemolin y Monaste-

rio al Pedroso y Castilblanco en la provincia de Sevi-

lla, y en la de Huelva desde Aracena á Riotinto y con-

dado de Niebla.A1 O. corre por Valencia de Alcántara y penetra en

Portugal , prolongándose por la derecha del Tajo yconstituyendo el núcleo de la Sierra de la Estrella. Al

N. sigue hasta Plasencia, extendibndose pnr las dos

faldas de la cadena de Guadarrama en las provinciasde Avila, Segovia y Madrid; en la meridional por Ga-

lapagar á la Cabrera, así como desde Avila á la Granja

por la del N., y ocupando en direccion normal á la ca-

dena, desde Galapa,gar á Villacastin.

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RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENiNSULA IOI

En toda la zona, alrededor de esta gran masa granf-

tica, se hallan islotes como en Almaden en la parte delSur; Menasálbas (provincia de Toledo), Carolina, etc.,destacados de la masa principal, y que demuestran con

su existencia que puede considerarse han llegado los

efectos de la erupcion granítica desde la Cabrera, en la

provincia de Madrid, á Riotinto, en la de Huelva, de

un lado; desde la Carolina y el Pedroso hasta los der-

rames Norte de la Sierra de la Estrella y costa occi-

dental del Duero y Miño, y Lisboa, en Portugal, y Ga-licia, del otro; extension de suma importancia en la

generacian del suelo ibérico, y con la circunstancia en

el granito, de elevarse á grandes alturas, corno en Bur-

guillos y Santa Cruz (Extremadura) y Sierra de la Es-trella en Portugal.

No es de menor ímportancia la extension de las ro-

cas cristalinas en esta seccion central; pero su distri-

bucion se halla caracterizada por circunstancias espe-ciales, y en tal concepto ae califica en Extremadura

por las pizarras micáceas, pasando á las talcosas y clo-

ríticas, trastornadas hasta el punto de hallarse vertica-

les sus estratos, acompañados alguna vez de caliza;

pero desaparece el gneis casi enteramente, siendo un

terreno clásico en el desenvolvimiento y caractéres de

las pizarras el distrito de la Serena (Badajoz), formado

enteramente por esta roca en posicion vertical, y fa-

moso por sus excelentes pastos para las merinas. Sin

embargo, se halla atravesado este terreno por un gran

dique de granito de más de tres leguas de longitud,

llamado Hileras, que une el islote de la dehesa del

Bercial y Belalcázar con el de Campanario.

En Sierra Morena no se halla tampoco desenvuelto

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I02 GSOLOGIA AGRiCOLA

el gneis, á no ser en Fuencalien#e, y en las pizarras' que corren hácia Andfijar y Despeñaperros. Por el con-

trario, comienza el gneis al N. de Oropesa y Torralba,sigue por Ia cadena de Gredos y Guadarrama, y des-taca lslotes hasta Santa Marfa de Nieva, en la provin-cia de Segovia, con la circunstancia de que los picosmás elevados del grupo que separa las dos Castillas,se hallan constituidos por el gneis, si bien en Peñala-ra, que es el de mayor elevacion (2.¢0o metros sobre elnivel del mar) aparece atravesado por un filon de gra-nito blanco.

Por Gltimo, en la zona meridional de la Península yprbximo al Mediterr áneo, ocupan estas rocas notoriaextension en el antiguo reino de Granada, con la cir-cunstancia de carecer de granito; pero en cambio abun-da el gneis, con granates, tas pizarras cloríticas y anii-bblicas, y sobre todo la serpentina. En las sierrasNevada, Contraviesa, Almejigar, etc., abundan sobre•manera las dioritas y serpentinas , las cuales desde

s^Marbella, eri contacto con los focos traquítico y porfí-díco, penetran en las provincías de Malaga y AImerfa.La serpentina forma en la Serranfa de Ronda unamasa, que segun Magpherson, es mayor que Mont-blanc.

En resfimen, las rocas plutónicas b hidrotermales, ápartir de Barcelona y por el Cabo de Creus, siguen elcontorno de la Península, pasan por Galicia, penetranen Portugal, Extremadura y Andalucía, para terminaren Almería y Granadá, dibujando el perímetro de ungran cráter de erupcion, del que se destaca el islote cen-tral de nuestro suelo, sobre cuyas masas, como cimien-tos, se han asentado despues los terrenos siguientes,

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RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA I03

Las rocas volcánicas forman en las provincias de

Gerona y Barcelona, de Murcia y Almería, y de Ciu-

dad-Real y en Portugal, cuatro regiones de erupcion

volcánica, la de Castellfollit, Cabo de Gata, Campo de

Calatrava y Lisboa, que si bien pueden asimilarse por

ciertos fenómenos comunes á todas ellas, presentan, sinembargo, algunos otros que determinan la fisonomía

especial que las distingue; siendo de advertir, en pri-

mer término, que las fuerzas interiores que las produ-

jeron han cesado en su actividad desde antes de los

tiempos históricos, salvo el terremoto que á fines del

siglo xv destruyó á Olot y que llegb hasta Barcelona y

Perpiñan; los de Nlurcia y Orihuela, que se han sentido

en nuestros dias, y el de Lisboa en 1755, una de las

mayores catástrofes que han afligido á la humanidad.

Las rocas eruptivas que componen estas regiones son

las mismas, el basalto, la traquita y la puzolana, ca-

racterizadas por el olivíno y las zeolitas, las cuales han

atravesado los terrenos terciarios en su mayor parte,

áun cuando en la de Cataluña y Lisboa se relacionen

con los secundarios, y en la del Campo de Calatrava

con el silúrico. '

Ocupan en la region de Cataluña un espacio de 8 mi-

riámetros cuadrados, ó sean z5,8 leguas cuadradas des-

de Castellfollit, corriendo S,^ leguas de N. á S. hasta

Amer, y 4 de E. á O. desde Argelaguer hasta más allá

del Bosch de la Tosca, Monte de Santa María de la

Cot y Graderes de Santa Pau, y áun pudiera admitirse

que la fuerza eruptiva alcanza en la orilla derecha del

rio Ter á Hostalrich, Verges y La Bisbal, y á las islas

Columbretes en la costa de la provincia de Castellon

de la Plana, puesto que dichas islas están formadas de

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IOq. GEOLOGÍA AGRiCOLA

rocas volcánicas, caracterizando á esta region de Cata-

lurta las corrientes de aire que salen del interior de la

tierra por las hendiduras de las rocas, y conocidas en

el paSs con el nombre de bufadors. Si esta region se ha-

lla en ciertas relaciones con la costa, la del Gabo de Ga-ta lo está más, y en tanto grado, que forma el cordon

litoral desde^ Almería hasta Cartagena, en una exten-

sion de 25 leguas, desde el cerro llamado Morron de los

Genoveses á Mazarron, y aún se prolonga al Cabo de

Palos y Mar :Vlenor, presentándose el basalto en el Cabo

de Gata, y las traqilitas en l^,̂ ijar y Mazarron, con la

circunstancia de hallarse atravesada en esta localidad

por filones de galena; prolónganse las rocas eruptivaspor Bidar hasta Vera,

La del Campo de Calatrava ocupa una extensionde i8 leguas de F.. á O, desde el cerro del Tesoro, en

Bolaños, pasando por Cabeza-arados hasta las inme-diaciones de Almaden, en Peñabarriga y Puerto del

Cíervo, y q leguas de N. á S. desde Picon y Piedrabue-

na hasta Puertoliano, pudiendo extenderse aún la es-

fera de la accion eruptiva hasta Cabeza del Buey y

Castuera, puesto que en las inmediaciones de estos dos ,

pueblos se hallan aguas mineralizadas por el ácido car-

bbnico, carácter que con las emanaciones de este gas

distingue especialmeñte á la region volcánica del Cam-

po de Calatrava.

Compónense estas rocas eruptivas de basaltos, tra-

quitas y puzolanas, conocidas en el país con el nombre

de negrizales, y la fuerza volcánica farma un circo

abierto al E. como lo está la del Cabo de Gata, al paso

que la de Castellfollit se abre al S.; estas tres regíones

hállanse rodeadas por erupciones plutbnicas y diríase

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RESEÑA GEOLÓGICA DF. LA PENÍNSULA I05

á primera vista, que alteraron los terrenos silúrico y de-

vbnico, particularmente la del Campo de Calatrava.En relaciones de edad, si no de caracterés de compo-

sicion, se hallan con estas roca.s otras que las acompa-

ñan casi constantemente, los pórfidos, y áun las ofitas,

que tanta influencia han ejercido en la forma y estadoactual de la Península.

Acompañan estas rocas á las volcánicas de Cataluña,

en Rivas y Camprodon y en San Juan de las Abadesas,

como lo verifican en el Campo de Calatrava las eufóti-

das, y las euritas en Almaden y Almadenejos, asocia-

das á los pórfidos, prolongándose en Sierra Morena

hasta Santa Cruz. La serpentina se presenta en el bar-

ranco de San Juan en Sierra Nevada, y en la cuesta de

Velinos en Sierrra Bermeja, constituida casi en su tota-lidad por dicha roca asociada á los pórfidos. En Sierra

Nevada se eleva el pico de Mulahacen á 3•554 metros

sobre el nivel del mar, y el de Veleta á 3.460.

La region lusitana interrumpe los depósitos secun-

darios que corren desde Aveiro, y ocupa una grandeextension, constituida casi en su totalidad por los basal-

tos entre Lisboa y Cintra, de tres leguas de N. á S. y

de dos y media de E. á O.

En la provincia de Huelva se presenta otra erupcion^

que podrá ser de la misma época, pero que ni ha atrave-

sado los terrenos terciarios, ni se halla limitada á deter-

minados espacios, y que ha tomado un desenvolvi-

miento prodigioso. Se distingue ademas por el carácter

especial de hallarse compuesto de una masa compactay

unida de manganeso y de sulfuro de cobre y de hierro,

dando orígen al magnífico criadero de Riotinto, de Tar-sis, ete., enclavados en el terreno silúrico.

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IOE GHOLOGÍA AGRÍCOLA

Las dioritas, las serpentinas, los pórfidos y las demasrocas de esta série forrnan un grande hecho en la cons-

titucíon de nuestro suelo, y puede decirse que han in-tervenido poderosamente en Ias revoluciones por que hapasado desde los primeros tiempos de los depósitos fo-

silíferos, puesto que las hallamos en loŝ Pirineos, enGalicia, en Astúrias, en Extremadura, en Sierra More-

na, en Sierra Bermeja, etc., con la particularidad muy

digna de tenerse en cuenta , de hallarse siempre rela-

cianadas con losĉriaderos metalíferos.

Aun cuando no de tanta extension como las rocas

plutónicas ó hidrotermales, ocupan las paleozóicas,

gneis, cuarcita, pizarras, alguna caliza, etc., una su-

perficie muy notable, relacíonadas con las anteríoresen una corona paralela, que lo viene á ser á la perife-

ria de Ia Penfnsula, y con tanta semejanza en sus con-

diciones, que la mayor extension de su masa ocupa el

centro de nuestro suelo, siguiéndola en magnitud la de

los Pirineos y de Astúrias, y presentando trozos desta-

cados en la línea de Levante hasta la provincia de Gra-

nada, Málaga, en la Serran£a de R.onda, y Portugal.

Comienzan estos terrenos en los Pirineos, cerca de

Camprodon, se prolongan siguiendo la cadena y en-

volviendo en su masa á los granitos y rocas cris^alinas,

hasta San Sebastian de Guipúzcoa; más adentro denuestro territorio forman una línea paralela á Ia dírec-

cion de los Pirineos casi contínua, desde Urgel hasta

que termina próximo á Tolosa de Guipúzcoa,

Los terrenos paleozóicos adquieren en Astúrias gran-

de desenvolvimiento, penetran en las provincias de

Leon, Santander y Palencia, y siguiendo en Galicia al

O. de Rivadeo, asentados sobre las rocas plutónicas, y

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RESEÑA GEOLGGICA DE LA PENÍNSULA I07

ocupando una extension de 83 kilómetros de N. á S. y

56 á 62 de E, á O. Tambien puede considerarse como

dependiente de esta masa sílúrica, la que envuelve al

terreno carbonífero de Leon, con la cual tiene relacio-

nes de naturaleza y áun de continuidad, como se des-

prende del estudia de los depósitos carboníferos.

En la orilla derecha del Duero en Portugal, y al N.

de Lamego y Valango, se halla un depósito paleozbico,

que desde Oporto se dirige hasta Abrantes de N. á S.,

y que sigue en continuidad, si no inmediata, al ménos

en fraccionamientos por la Sierra de la Estrella, enla-

zando con la gran masa del centro de la Península. En

Valongo hay una estrecha faja de terreno devónico con

capas de hulla antracítica, de escaso porvenir; la parte

septentrional de Alentejo está formada porlos terrenos

plutbnico y silúrico, relacionados con los de los Algar^

bes, que es la continuacion de la cordillera de Monchi-

que y de Caldeiro.Forman los terrenos paleozóicos de esta region cen-

tral dos grandes secciones: la primera, que ocupa y sP

extiende gor la vertiente de la cadena que separa lascuencas del Duero y del Tajo, y la segunda intercalada

entre ésta y la del Guadiana. Comienza la primera en

Grado, en la provincia de Segovia, próximo á la Pue-

bla de la Mujer-Muerta, en los confines de las de Gua-

dalajara y Segovia; sigue por las de Avila y Salamanca

y alcanza los límites de Astúrias, Galicia y Portugal,

calificados sus terrenos por los bilobites encontrados en

la Puebla de la Mujer-Muerta y en Tamames. I.a se-

gunda la compone una masa unida y compacta, que

abarca desde el meridiano de Toledo en Consuegra has-

ta dentro de Portugal de E. á O. y desde Toledo al

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IOó GEOLOG(A AGRiCOLA

Guadalquivir en el paralelo de Lora del Rio de N.

á S., fracturados estos terrenos por islotes de granito, .el más antíguo quizás de nuestro sueIo; toda vez que

los filones de esta roca penetran entre las capas de las

piZarras silGricas, trastomándolas hasta la posicion ver-

tical, y áun alterando su estructura, dándole una muy

parecida al gneis en Castuera, y envolviendo ademas eldepósito carbonífero de Belmez y Espiel.

En el litoral de Levante continúa en curva corres-

pondiente y paralela á la costa, y con retazos de estos

terrenos en las provincias de Málaga, Granada y Mur-

cia, ocupando los silúricos dos fajas, una en la costadesde Almerfa, constituyendo las sierras de Gador y

Contraviesa, por Urgiva, Alora y Marbella á terminar

más aI O. de Estepona, y Ia del N, desde Aguilas á Oria,

sierra de Gor y próximo á Guadix, con trozos más al E.

en el Cabo de Palos y sierra de Carrascoy, y aUn en Fi-

ues en los límites de la de Cuenca, asociados en estaúltima localidad al depósito de carbon de Henarejos y

terminando en Checa. Por manera que los terrenos pa-

leozbicos dibujan una curva paralela á la ocupada porlos plutónicos y cristalinos, y constituyen el molde en

que se depositaron los que vinieron despues, distribu-

yéndose sus componentes, los devónícos al N. y S.O. de

Almaden; en la vertiente meridional de la cadena can-

tábrica, provincia de Leon, con los hierros de Mieres y

Sabero en Ferroñés y Avilés, en AstGrias, al paso que

los sílúrícos forrnan la gran masa occidental de la sec-

cion en Astúrias, la que corre por la cadena de Guadar-

rama hasta Tamames; y sobre todo, las importantísimas

de los montes de Toledo, Extremadura y de la Sierra

Morena y Almería, calíficada la regíon extremeña por

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RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENíNSULA I09

las plantas fucoidéas que forman casi la masa completa

de una capa de cuarcitas en Castuera (llamada vulgar-

mente Piedraescrita) y por los bilobites, la cual, prolon-

gándose por Riotinto penetra en Portugal, termina en

la costa de los Algarbes, en una extension de N. á S.

desde Alcacerdosal, hasta junto al Cabo de San Vicen-

te y la sierra de Monchique.

Los depósitos carboníferos formados de calizas, are-

niscas y pizarras, se presentan diseminados en la su-

perficie de nuestro suelo, separados á grandes distan-

cias, pero ventajosamente colocados para su aprove-

chamiento; unos se hallan á corta distancia de la costa,

r^lientras que otros lo están en el centro de la Península,

como si la Providencia hubiera querido favorecernos

en todas circunstancias con el agente poderoso de la

riqueza y del poderío de las naciones modernas.

El total de los criaderos reconocidos hasta hoy lo

forman los de San Juan de las Abadesas en Cataluña,

Sabero en Leon, Orbó en Palencia, Mieres en Astúrias,

Belmez y Espiel en Cbrdoba, Villanueva del Rio en

Sevilla, y Henarejos en Cuenca, constituyendo otras

tantas zonas carboníferas, entre las cuales sobresalen

por su mayor importancia las de Mieres, Sabero, Es-piel, Palencia, Villanueva del Rio y San Juan de las

Abadesas. Las de Astúrias y Leon pueden considerarse

como partes de un gran depbsito que fué rasgado y

fraccionado por el levantamiento de la cordillera can^

tábrica, pues tienen mancomunidad reconocida en 1oscaractéres de las rocas que los componen y en los fó-

siles que los caracterizan, extendiéndose la de Astúrias

en una supel^icie de 60o kilómetros cuadrados alre-

dedor de Mieres.

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IIO G80LOGfA AGRÍCOLA

En Leon comprende eI depósito de Sabero, y mejor,

desde Guardo en 1os limites de la provincia de Palencia

hasta Otero en direccion E.O.; y en la de N. á S. á

partir de Pedrosa y Boca de Buérgano, cuatro leguas al

Norte de Sabero hasta Guardo, prolongándose áun más

al O. hasta Villafranca del Vierzo y los Picos-de An-

cares, en una longitud que alcanza cerca de 8o kiló-metros de E. á O.

El de Palencia ocupa so kilóraetros en longitud de

E. á O. desde Orbó hasta Espigiiete, fraccionadas las

capas carboníferas en las inmediaciones de Cervera por

una gran masa de terreno devónico, y de N. á S. desde

Piedras Luengas hasta et mismo Cervera, de 2g kiló-metros. Este criadero es la prolongacion del de Leon,

a1 que se halla unido en continuidad, por manera quepueden y deben considerarse los depósitos carbonfferos

de Leon y Palencia como partes de un todo que cons-

tituye el de Castilla la Vieja, ^orrespondiente al de As-

tGrias, y deI cual fué separado por el levantamiento de

la cadena cantábrica.

El de Belmez y Espiel ae halla reconocido en una

extension de 55 kilómetros de E. á O. en la cañada del

rio Guadiato, desde Espiel á Fuente Ovejuna, y en la

falda meridional de Sierra Morena, como el de Villa-

nueva del Rio lo está en la ^vertiente S. de Ia misma

Sierra en et Golfo, por el cual desemboca el rio Huez-

na en el Guadalquivir, y en una extension de i.25o me-

tros de N. á S. y I.ooo metros de E. á O.; siendo es-tos dos depósitos, y en especial el de Belmez, los que

alimentan las vias férreas de Portugal y Andalucía.

En San Juan de las Abadesas ocupa el criadero de

carbon una superfic^e de ^4,a kilómetros cuadrados,

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RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA III

ó sea una legua, desde Camprodon al Valle de Rivas

de E. á O., y desde Fonuller hasta los cerros de Sasa

y Pelats de N. á S., encerrado en el terreno silúrico

al N. y por el numulítico al S.

Por último, el de Henarejos forma un pequeño man-

chon relacionado con criaderos de hierro en la provin-cia de Cuenca..

La distribucion de los terrenos secundarios afecta un

carácter tati especial en nuestra suelo, es tan singular

su desenvolvímiento en sus diferentes miembros, que

el triásico y el jurásico se desarrollan en la seccion

oríental en zonas que siguen la direccion del Mediter-

ráneo, con truzos destacados en la provincia de San-

tander y en Portugal, al paso que el último término de

la série, el cretáceo, recorre la del Norte, penetra en el

centro de las Castillas con cierta continuidad, y á reta-

zos ó girones, rasgados por el levantamiento de los Piri-

neos, por la cordillera de Guadarrama y por otros acci-denteŝ debidos á las convulsiones de la costra terrestre.

El terreno triásico, compuesto, segun su propio nom-

bre indica, de tres órdenes de materiales, á saber: de

areniscas dichas, ródeno, calizas dolomíticas ó mus-

chelkaJk, y arcillas de variados matices con yeso, sal

comun y muchas otras sustancias, ocupa una zona que

desde el Moncayo, y volviendo al 5. E. se extiende por

Teruel y Castellon de la Plana, Valencia, Cuenca, Ali-

cante y]4lurcia, la Sierra de Segura y algunas de Jaen;

tambien existe en la provincia de Granada; pero lus

núcleos de mayor importancia se hallan en Castellon

de la Plana y Valencia, donde se advierten todos los

miembros que lo componen, incluso el muschelkalk

con sus fósiles característicos.

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TI2 GSOLOGÍA AGRICOLA

Las sierras de Espadan y gran parte de las de Bor-

riol, Villafamés, Naquera, Crevillente y Orihuela estállformadas de calizas y areniscas del trias; el cual se pro-

longa hácia las provincias de Albacete, Alicante, donde

abundan las margas irisadas en Novelda, contornos deVillena, y hasta San Vicente; en algunos puntos asoma

tambien la caliza. En ivlanuel, Sax, Villena, Minglani-

Ila y otros muchos, hállase caracterizado el trias por

la abundancia de la sal que aparece disuelta en las

aguas manantiales en muchas localidades.

En Minglanilla, Onil y Villavieja, en Buñol, en Mo-gente, Anna y en otras localidades abundan los jacintos

de Gompostela, ó sean los cristales de cuarzo, teñidos de

rojo por el peróxido de hierro. En Alcaráz predominan

las dolomías y depósitos de calamina; las areniscas y

las pizarras cobrizas en la sierra de Segura, cuyas ro-

cas forman el terreno elevado en que se ostentan las

sierras de Cazorla, Castril, La Sagra, Alcaráz, Carache,

en direecipn'S.S.O. en correspondencia con el litoral.

La gran masa triásica interiur ocupa desde Utiel y

Camporrobres hasta Ubeda en direccion N.E. 5.0.

y á partir de las inmediaciones de Cuenca en la de

S.E. N.O. hasta el Sur de Almansa. Se estrecha entrela Roda y Albacete y vuelve á tomar grande extension

desde el nacirniento del Guadiana á Caravaca en la

provincia de Murcia; y áun se manifiestan trozos triá-

sicos en Montaro, y el comprendido entre Alhandin,

Lucena, Benamejí, Loja y Antequera.

La arenisca abigarrada determina los terrenos de la

falda oriental del Moncayo, de Talamantes á Calcena;

en Segovia, en Pradales y Honrubia; en Astúrias el

Keuper adquíere hasta T.5oo piés de espesor y se pre-

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RESEÑA GEOLCIGICA DE LA PENÍNSULA I13

senta en la derecha del Nalon, en la izquierda del Pi-loña, en Avilés, Gijon, Colunga, etc. En Valencia y

Castellon, forma esta roca la sierra de Portaceli y

Espadan con un picacho aislado al E. que ŝonstituyelas agujas de Santa Agueda.

Por último, en la provincia de Santander ocupa el

trias una grande extension desde Torrelavega á Rei-

nosa, de tres leguas de ancho, que se prolonga á las

Provincias Vascongadas. Esta seccion del trias tiene

mucha importancia en la actualidad, por ser el criadero

de un depósito de calamina que se beneficia en las fá-

bricas de Avilés. ^

En conjunto puede decirse que las areniscas han al-

canzado mayor desenvolvimiento en la parte Norte de

la zolla del trias, las margas irisadas en la parte Sur,

y las calizas ocupan los crestones de las desigualdades

del terreno.

En Portugal ocupa el trias la parte S.O. de la pro-

vincia de Beira y la N. de la Extremadura lusitana en-

tre Aveiro, Thomar y Lisboa.

El terreno jurásico, compuesto de calizas, arcillas y

margas con alguna arenisca, se desenvuelve á retazos,

interrumpidos por depósitos más modernos ó por denu-

daciones que permiten la aparicion de otros más an-

tiguos, formando dos grandes masas en direccion N.O.

á S.E. en las de Murcia, Málaga y Granada, Sin em-

bargo, su mayor extension se halla enclavada en las pro-

vincias de Cuenca, Valencia, Sória, Teruel y Zaragoza,

de la que se destacan islotes aislados al N.O. y al S.E.

Una de las masas más notables se extiende desde Si-

gtienza y Medinaceli, prolongándose con interrupcio-

nes var^^s hasta 1^ ven^a ^íe Chiva, próximo á Valen-8

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IT4 GEOLpGiA AGRfCOLA

cia, en una longitud de 50 leguas por ^ de anchura,

presentando los fósiles que la caracterizan en varias lo-

calidades, siendo las más notables Ablanque sn la union

del rio Gállo con el Tajo; Torremocha en la provincía

de GuadaIajara; Josa y Obon en la de Teruel, y otras

muchas.La segunda masa jurásica ocupa el lado opuesto en

la sierra de Solorio y de Molina, que se extiende para-

lelamente á la anterior por Ibdes y Embid. En las sier-

ras de Cameros y de San Lorenzo, aparece otra masa

jurásica, orientada igualmente del N.O, al S.E., que

se prolonga por las provincias de Soria, Logroño y

Búrgos; en Almarza, Canales, Niaurilla de la Sierra,

Barbadillo, y en la de Cameros, desde Arnedo, en con-

tinuidad hasta Epila, entre Almunia y Zaragoza.En la vertiente septentrional de la cadena cantábrí-

ca y eñ su direccion E.O., corre otro depósito de los

mismos terrenos desde Inza, en la provincia de Navar-

ra y por Tolosa, Villareal, Elorrio, Durango, Baram-

bio y Lezama en las provincias de Guipúzcoa, Vizca-

ya y Santauder, hasta terminar en Astúrias. Hácia el S.,

en la falda meridional de Sierra-)viorena, se han reco-

nocido en Cabra Ias calizas, margas y arcillas jurásicas

que corren hasta Basna, pudiendo clasificarse, como

pertenecientes al mismo terreno, las masas de la Puebla

de Don Fadrique, 5ierra-María, montes de Granada y

Sierra Elvira, y desde Alhama á las calizas rojizas de

ammonites de Antequera, que se prolongan por Ronda

y terminan en Gibraltar. De modo, que considerando

en conjunto los diferentes horizontes jurásicos, fáeil-

mente se advierte que se hallan separados de los triá-

sicos y cretáceos que les han precedido y seguido en

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RESEIvA GEOLÓGICA DE LA PENINSULA I15

edad relativa, hallándose orientados en bandas parale-

las del N.O. al S.E., alcanzando grandes altitudes como

sucede en la provincia de Cuenca entre Valdemoro y

Cañete en la localidad llamada Cabeza de Don Pedro,de L4oo metros sobre el nivel del mar, y formando me-

setas ondulosas y cortadas por barrancos estrechos y

profilndos de I2o á Zoo metros, que sirven de lecho á

los arroyos de estas comarcas, conocidos con el nom-

bre de Hoces. En Albarracin, el Guadalaviar corre en

uno de aoo á 30o metros de profundidad con orillas

cortadas á pico, en las que se manifiestan las capas del

lías bastante inclinadas.Ocupa el terreno cretáceo, el más moderno de los se-

c^indarios, compuesto de calizas, arcillas, margas y are-

niscas, una banda que desde Figueras se prolonga por

toda la falda de los Pirineos en Cataluña, Aragon y Na-

varra, paralela á la que se halla del lado de Francia en

iguales condiciones, atándose en Fuenterrabía estos dos

trozos de un todo que fué, y separado hoy por el le-

vantamiento de los Pirineos.En la cadena cantábrica aparece tambien el terreno

cretáceo siguiendo la vertiente Norte; desde Fuenter-

rabía corre por San 5ebastian, y Santander , termi-

nando en el Cabo de Peñas en la provincia de Oviedo;

en la falda Sur de la misma cadena continúa otra faja

cretácea que se ^une en Vitoria con la de los Pirineos,

formando Orduña el nudo ó lazo que las estrecha y el

punto culminante de la cadena.

Estos depósitos cretáceos se extienden en la parte

superior del Ebro desde Reinosa á Frias, y de N. á 5.desde Castro-Urdiales hasta Oña, con un desenvolvi-

miento de 80 lcilómetros; destacándose al O, uII ra-

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I16 GEOLOGIA AGRÍCOLA

mal cretáceo desde Frias hasta las inmediaciones de

Leon, en donde remata en pun#a á pocos kilómetros

de esta ciudad. Los depósitos cretáceos al N. de la cos-

ta cantábrica buzan hácia el Océano, y los del S. á Cas-

tilla, ocultándose éstos bajo los terrenos lacustres del

Duero, y la deI N. bajo las olas del mar.

Partiendo del E. de Búrgos, y entre esta provincia

y la de Soria, se destaca otra masa cretácea que des-

cansa sobre las rocas jurásicas de la sierra de Búrgos,

y se pierde bajo los depósitos terciarios de Castilla; se

prolonga por la regíon superior del Duero, vuelve al

S.O., sigue la sierra de Somosierra y de G^iadarrama,

y llega hasta cerca de Villacastin en la provincia deSegovia, adosándose álas vertientes de la cadena en

iguales coudicíoues de posicion que Io hace la de los

Pirineos y costa cantábrica. Del lado Sur de Guadar-

rama y paralela á la anterior, aparece otra faja cretá-

cea, que desde Valdemorillo se extiende á Torrelaguna,

Tamajon, próxímo á Hiendelaencina en la provincia

de Guadalajara, que alcanza i.6oo metros de altitud.

La region cretácea del centro, cuyo núcleo es la sier-

ra de Cuenca, comienza en el promontorio sobre que

se halla asentada esta ciudad, y sigue 8o kilómetros al

N.O. hasta Trillo. No se conoce ni se halla bien deter-

minada al S.E., pero al E. continúa hácia Valencia y

Castellon fracturada en retazos, que se elevan en Peña

Golosa á mayores alturas i.8oo metros que las masas

jurásicas de Cabeza de Don Pedro y los picos Tejo y Ra-nera. Tambien se halla la creta entre Buñol y Almansa,

entre esta ciudad y Villena, y al Sur de Valencia en

Alicante constituye un grupo de montañas con capas

muy inclinadas, como en ^loncabrer ó Mariola, que

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RESEI^IA GEOL6GICA DE LA PENÍNSULA I17

penetran en el Mediterráneo por los Cabos Albir y de

San Antonio.En los límites de Aragon y Cataluña ocupan los de-

pGsitos cretáceos una extensa region en forma de trián-

gulo equilátero, de roo kilómetros de lado: el primero

paralelo al litoral desde Castellon á Toltosa, en direc-

cion N.E. á S.O.; el segundo de Tortosa á Montalban

del E. al O•, y el tercero que vuelve desde Montalban á

Castellon; comarca que consíderada en conjunto forma

una meseta elevada y fria, que se pierde en el Mediter-

ráneo, hácia donde buzan sus estratos y desciende en

ondulaciolles al O. siguiendo dos ejes que se cruzan en

ángulo recto, y forman en su cruzamiento el punto cul-

minante de Peña Golosa. La creta se presenta tambien

en FIYas, Calornarde, Griegos, etc., meseta elevada de

la que nacen el Tajo, el Júcar, el Cabriel, el Guadala-

viar y varios rios y arroyos que corren al Ebro.

Los terrenos terciarios empiezan de abajo arriba por

el horizonte llamada nummulítico formado de calizas,

arzillas y areniscas, al que pertenece ]a mayor parte de

la extensa region que desde Figueras se prolonga por

la falda del Pirineo, exceptuando únicamente una faja

estrecha que desde el N. de Figueras corre por Cam-

prodon, Urgel y Benasque á las inmediaciones de Vi-

toria. Tambien se consideran entre estos depósitos los

que se extienden en Cataluña alrededor del santuario

de Monserrat, elevado á I.z3q metros sobre el nivel del

mar, el que formando un promontorio en la confluen-

cia del Llobregat con otro rio de menor caudal, cons-

tituye el centro de esta masa nummulítica.

Tambien es nummulítico el terreno montañoso, que

á partir de Biar, en la provincia de Alicante, y en coli-

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IIñ GF.OLDGÍA AGRICOLA

nas paralelas, se prolonga hasta algunos kilómetros de

esta ciudad y que constituye el grupo de montañas que

separan á Valencia de Alicante en la direccion desde

Jijona al Cabo San Antonio, el cual se Ievanta á r.soometros, como en el puerto de la Carrasqueta, en Puig

Campana, en Ser{ella, etc.; de modo que segun se des-

prende de estas indicaciones, el terreno nummulítico

forma dos grandes y principales regiones, una en la

falda de los Pirineos en Cataluña, y otra en Alicante y

Valencía, con eI carácter distintivo de no penetrar en

el interior, manteniéndose en el litoral mediterránico.

Presenta el terciario medio el carácter especial de

ocupar dos grandes regiones, una en el litoral desde

Cataluña á la embocadura del Tajo, que ciñendo las

costas penetra muy adentro de las tierras en forma de

golfos; otra que se extiende por el corazon de la Pe-

ninsula, con la circunstancia de corresponder en la zo-

na del litoral á los depbsitos miocenos marinos, mien-

tras que son lacustres los que constituyen las grandes

cuencas de las dos Castillas y del Ebro. Ademas, estas

fracciones de la masa central terciaria no se hallan almísmo nivel, constituyendo en realidad tres grandes

mesetas que se elevan á qoo metros de altitud la del

Duero, á 600 la del Tajo y á zoo la del Ebro.Los terrenos terciarios de esta region se dividen en

tres horizontes muy distintos, á saber: superior, calizo,

medio, margo-yesoso, inferior, arenáceo, y si bien com-ponen estos depósitos el total de los terciarios, no exis-

te en todas las localidades el completo de los tres pisos,

pues sblo lo están en Valladolid (venta de Mudarra),

Burgos, Alcárria y en la Mancha, en cuyas zonas no

han sido denudados ni mutilados. En otras se hallan

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RESEÑA GEOLÓGICA DE LA P$NÍNSULA II(^ .

reducidos á los dos extremos, faltando el horizonte de

las margas-yesosas, como se observa próximo á Trillo

en las dos montañas llamadas Tetas de Viana de I.qoo

metros de altitud, presentando sobre el Tajo que corre

á su pié un corte de 35o metros de caliza silícea y de

conglomerados (nagel-flulie) en capas horizontales. En

las provincias de Madrid y Guadalajara aparecen úni-

camente los dos pisos inferiores, habiendo desapareci-

do el calizo por la denudacion verificada en la época

cuaternaria.

Considerando en conjunto los terrenos terciarios del

centro de la Península, se percibe claramente que fue-

ron depositados en tres grandes lagos de agua dulce,

cuyo litoral se hallaba ceñido por los depósitos cretá=

ceos ó graníticos, comunicándose entre sí por cataratas

ó rápidos, de un modo parecido á lo que silcede en la

actualidad en los lagos del continente Norte-Americano.

El lago que ocupaba el terreno de Castilla la Nuevase halla cerrado al O. por la cadena granítica de Gua-

darrama, que se prolonga por la sierra de Gredos á

Plasencia, juntándose en Allnaraz con la de Guadalu-

pe, derivada de los montes de Toledo; estos montes y

la seccion oriental de Sierra Morena y la de Alcaraz

formaban sus límites al S.; una faja cretácea de 130

á 14o kilbmetros de longitud en cuyo centro se hallaba

la ciudad de Cuenca, era su litoral al E.; y al N. com-

pletaba el perímetro una série de colinas llamadas Sier-

ra-Pelá que separa los últimos estribos de Guadar,rama

de la region montañosa de Molina de Aragon. Este la-

go probablemente comunicaria con el del Duero por

Barahona entre Sigiienza y Almazan, y penetraba en

Murcia y Valencia, segun lo determinan los depósitos

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I20 G80LOGiA AGRSCOLA

lacustres que alcanzan hasta Minglanilla, Utiel, Re-

quena, Muela del Oro, rio Magro, Jarafuel y Zarra,induciendo g creer que se hallaba en contacto con el

mar al S. y S.E. El total de la superficie ocupada por

sus aguas era de ¢65,i miriámeŝoá cuadrados, ó sea de

r.goo leguas cuadradas.El del Duero comprende un espacio de forma cua-

drada y orientada con el meridiano del que formaban

los cuatro vértices Leon, Búrgos, Salamanca y Sepúl-

veda en la provincia de Segovia. El lado N., de i,5o á

ióo kilómetros de longitud, está formadopor la cadena

cantábríca; el del E. Io constituyen las sierras de Búr-

gos y de Soria, ai S. la sierra de Guadarrama y al O.

una línea de Zoo kilómetros que corre desde Salaman-

ca á Leon, encerrando un espacio de 3o.oookilómetros

cuadrados, cuyo perimetro en sus tres cuartas partes

de N.E. á S.O. lo forman los depósitos cretáceos, mién-

tras que al O: le separan de Portugal el gneis y el gra-

nito. Este gran lago, únicamente pudiera comunicarse

con la cuenca del Ebro por el desfiladero de Pancorbo.

Ocupaba el lago del Ebro la region comprendida

desde Miranda de Ebro, b mejor, á partir de Logroño,

hasta Aseo y Mora en una longitud de 35o kilbmetros

y ioo de ancho, cerrado aI E, por el dique montañoso

que desde Barcelona lame la costa hasta Tortosa, bar-

rera que atraviesa hoy por un profundo corte cuya ro-

tura habrá sido una de las causas, y la máĉ poderosatat vez, de su desagiíe total. Todos estos fenómenos de-

ben haber coincidido con grandes alteraciones en el re-

lieve del suelo y distribucion de las tierras y de los ma-

res en la Europa occidental,

Por otra parte, Ia duracion de estos lagos en el régii

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RESEIŝA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA 12I

men que los constituia ha debido ser de grandes pe-

rfodos de tiempo, como puede notarse en los depbsi-

tos de caliza, arenas y pudingas que en Minglanilla, en

Trillo y la montaña de las Tetas de V^na alcanzan un

espesor de 30o metros.Los depbsitos miocenos marinos se extienden por

todo el litoral desde la embocadura del Tajo á la del

Guadarrama, Guadalquivir y la costa de Alentejo en

Portugal, Huelva, Murcia, Valencia y Alicante, cuyo

castillo está construido sobre rocas miocenas marinas,

6 tal vez pliocenas, á juzgar por los fbsiles que en mis

Gltimas exploraciones por aquellos alrededores he te-

nido ocasion de encontrar.

E1 manchon del Guadalquivir abraza la cuenca de

este rio con todas sus afluencias desde los últimos con-

trafuertes de la sierra de Ronda hasta los que limitan

la de Aracena, penetra hasta Linares, AndGjar y la

Carolina de un lado, y en la vega de Granada del otro,

encerrado entre las Alpujarras y Sierra Morena.

El del Tajo se ha11a limitado por la corriente de este

rio desde Lisboa hasta Abrantes al N., y al S. por los

depbsitos secundarios de Alentejo, constituyendo el

golfo que corresponde á los miocenos; y uniéndose en

Badajoz á los del Guadiana, penetra al S. en los límites

de la provincia de Sevilla en Monasterio, y al E, sigue

por Villanueva de la Serena hasta los linderos de los

montes de Toledo.

La topografía de los terrenos terciarios demuestra

que han sido denudados en la época cuartenaria por

grandes masas de agua, justificando este fenbmeno los

depósitos diluviales que rodean las cadenas cantábri-

cas y de Guadarrama, y que se extienden en las provin-

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I42 G80LOGáA AGRÍCOLA

cias de Valladolid, Segovia y Madrid, en la cuai lle-

gan hasta Alcalá de Henares á 2g ó 3o kilbmetros de la

sierra. Tambien se halla reconocido el diluvial en las

das orillas del Tajo, desde Almaráz hasta Jaraicejo.

Los valles de Ias cordilleras subalternas de Sierra

Nevada están ocupados por materiales terciarioa de-

positados en mares tranquilos y por el diluvium y alu-

viones modernos con rocas erráticas, debidas estas últi-

mas á causas y fenómenos idénticos á los que se veri-

fican en los Alpes.

Las relaciones de extension é intensidad de los fenb-

menos plutónicos y paleozbicos han determinado la ge-neracion de los minerales lztiles á las artes y su riqueza

en nuestro suelo, que fué el dorado de los fenicios, car-

tagineses, romanos, godos y árabes; y que desde la

época constitucional de i82o ha vuelto á ponerse de

manifiesto, eon las ventajas consiguientes al celo y acti-

vidad del interes índividual, garantizado por leyes pro-

tectoras.

Los terrenos plutónicos son el criadero del oro en

Galicia, trasportado junto con las arenas del rio Sil;

por el Genil en Granada, y por el Tajo en Extrema-

dura en las del Arroyo del Puerco. El estaño se halla

tambien en Galicia en ]os mismos terrenos, y en Por-

tugal en Tras-os-Montes, en el granito, en iguales con-

dicíones que en Monterey. Los minerales argentíferos

en Guadal.canal, Almagrera y Hiendelaencina en rocas

cxistalinas y en el gneis, así como el plomo argentífero

en Cartagena, el cobre en Linares y Riotinto, en Za-

mora y Almuradiel el sulfuro de antimonio. El criade-

ro de hierro de Somorrostro está situado entre Baracal-

do y Galdácano; alcanza una longitud da q.ooo metros

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RF.SEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA 123

por 3.00o de anchura, formando varias masas de mi-neral intercaladas en la arenisca micáeea del terrenocretáceo.

Los terrenos galeozóicos contienen los plomos de Ex-tremadura y Cartagena, y en la primera de estas comar-cas los singulares é importantísimos criaderos de fosfo-rita de Belmez, Logrosan y Cáceres; el cinabrio deAlmaden y Mieres; los depósítos de carbon mineral yel de antracita de Valongo en Portugal. En los triási-cos arman los singulares depósitos de zinc de Alcaraz;los de la provincia de Santander son más modernos; elcobalto de la sierra de Espadan; las mejores minas desal, sustancia que existe tambien en los terrenos tercia-rios como en Cardona y Peralta; en el cretáceo mucholignito como el de Utrillas, Estercuel y Gargallo enTeruel y del puerto de Fenifazar en Castellon, com-bustible que arma tambien en el terciario de Dosaguasy Alcoy: el azufre en Hellin, Libros y Conil, y los hier-ros hidratados en el cretáceo de Castellon y Teruel, etc.

I^ejando, empero, la indicacion de las demas sustan-cias útiles á la industria que en la constitucion geólo-gica de la Península se encuentran, concretemos elasunto á los que más directamente pueden interesarnos,á saber: á señalar las rocas que por regla general se en-cuentran en los diferentes terrenos, pues de este datono sólo puede deducirse la índole especial de las tierrasque de su descomposicion resultan, sino tambien losdiversos mejoramientos y abonos minerales de que ellabrador puede echar mano.

Los terrenos graníticos y porfídicos están representa-dos por los granitos y pórfidos con todas sus varieda-des, sucninistrando productos que principalmente se

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I24 GEOLOGáA AGRÍCOLA

distinguen por su carácter arcilloso, arenisco y mi-

cáceo.Las farmaciones volcánicas de la Peninsula, casi

todas pertenecen al perfodo basáItico, exceptuando al-

gunas erupciones traquiticas de la costa de Murcia y

A1merFa. En dicha formacion, ademas del basalto, figu-

ran la puzolana y los peperinos, como se ve en Olot é

islas Columbretes. La descomposicion de estas rocas

suministra materiales arcilloso-arenosos de colores os-

curos, lo cual justifica el nombre de negrizales que en

la Mancha Baja dan á estas tierras, muy fértiles para

cereales y para muchas otras plantas, por razones que

en lugar oportuno indicaremos.

En los terrenos de sedimento, los primeros de abajo

arriba, ó sean e1 cámbrico y silúrico, constan por lo co-

mun de cuarcita, gneis y pizarras arcillosas, micáceas y

otras, generalmente dispuestas en bancos muy ínclina-

dos, á veces verticales, y con muchas ondulaciones y

replegamientos; circunstancia que comunica al terreno

un aspecto y condiciones especiales orográfico-hidro-

'gráñcas , y como es consiguiente, tambien agrícolas.

Con frecuencia acompañan estas rocas á criaderos de

hierro, cuya descomposicion comunica a las tierras una

coloracion rojiza favorable por Ia causa que la deter-

mina al cultivo de determinadas plantas, y sobre todo

de la vid y el olivo, como ostensiblemente se ve en An-

dalucía, Cataluña, Aragon y otras comarcas.

El terreno devónico difiere poco del anterior en com-

posicion y accidentes, confundiéndose con él en aque-

llos puntos en que los restos orgánicos faltan; y como

quiera que bajo el punto de vista agrícola importa mé-

z^os saber la época á que debaii referirse los terrenos,

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RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA I25

que su composicion mineral y orgánica, y accidentes

que originan, de aquí el que podamos prescindir sin

grave inconveniente, de la indicacíon de sus materiales,

entre los cuales figura más que en el silúrico el ele-

mento calizo, agregándose tambien algunas areniscas y

conglomerados de naturaleza silícea y á veces feldespá-

tica. La descomposicion de las rocas devónicas y silú-

ricas proporciona materiales azcíllosos, cuarcíticos y

micáceos , presentándose los detritus en fragmentos

irregulares, sobre todo donde las pizarras predominan.

Aunque la verdadera importancia del terreno carbo-

nífero sea más bien industrial que agrícola, sin embar-

go, no estará demas saber que sus elementos constitu-

tivos son grandes bancos de caliza en la base, como se

observa, segun el Sr. Maestre y Schultz, en Santander

y Astúrias, en Belmez y otras cuencas, cubiertos por

otros areniscos y conglomerados, no tan frecuentes en

la Península como en varias regiones de Europa; y por

arriba pizarras arcillosas con impresiones de las mis-

mas plantas que se convirtieroll en carbon , el cual,

dispuesto en capas, alternando con las pizarras y algu-

nas masas de hierro, determinan la riqueza mineral de

este terreno, en el que casi siempre se observan tierras

arcilloso-arenosas, algo b mucho cargadas de hierro

por la accion de los agentes exteriores, y sueios adapta-

bles á determinados cultivos, como veremas más ade-

lante.Prescindiendo del terreno pérmico, por no estar aún

bien determinada su existencia en la Península, y por

confundirse, en caso de que realmente exista, con el

triásico, los materiales que en estos dos horizontes

geolb^icos, reunidos en uno por Marcou bajo 1a deno,

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I18 GEOLOGtA AGRÍCOLA

minacion de días 6 terreno diásico se encuentran, san

areniscas de colores varios, dominando casi siempre el

rojo, y conglomerados de naturaleza silícea, calizas por

lo comun magnésicas, y arcillas que se han llamado iri-

sadas por los diferentes matices que presentan, ofre-

ciendo como materias accidentales, pero muy impor-

tantes, la sal comun, el yeso y cristales de cuarzo, que

reciben el nombre de Jacintos de Compostela, teñidos

de varios colores. Si á la composicion de este terreno

concurren los tres elementos mineralbgícos índícados,

las tierras que resultan de la descomposicion de éstos,

sobre todo si son lecales, suelen ofrecer excelentes con-

diciones de fertilidad, por cuanto se nota en ellas el

equilibrio mas conveniente entre la arcílla, la calíza yla arena silícea; si falta alguno de ellos, los detritus

participan del carácter de las rocas que subsisten; y si

estas son Ias arcillas, puede encontrar el agricultor en

el yeso que allí abunda uno de los abonos más Gtiles

para el cultivo de las leguminosas, segun en lugar opor-

tuno explicaremos.El terreno jurásico consta generalmente en España

de calizas, arcillas y margas, de colores claros, donde

dominan los horizontes superiores, como he tenido oca-

sion de ver en Jérica y Vivel, en la Cueva Santa y

otros puntos de la provincia de Castellon, y en las limí^

trofes de Valencia y Teruel, por eI contrarío, de tintas

oscuras; en la parte inferior del terreno, como puede

verse en Sarrion, Albarracin y otros puntos de aquella

comarca; no lejos de Sarrion 1as calizas llevan nódulos

de cuarzo y se ^ hallan impregnadas de sílice, circuns-

tancia que debe tenerse muy en cuenta para explicar

la estructura algo arenosa dc aquellas tierras, en las

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RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA I27

que se dan excelentes trigos. Allf mismo ví un pequeño

criadero de hierro, aunque no suele ser comun en este

terreno, al ménos en la Penfnsula. Por el contrario, las

margas son abundantes, sobre todo en los puntos en

que dominan los matices claros, como sucede en Be-

jis, el Toro,. Jérica, Pozohondon y otros puntos de las

provincias de Castellon, Teruel, etc.

Las tierras relacionadas con el jurásico 6 que proce-

den de la descomposicion de sus materiales, son en ge-

neral gruesas y húmedas, especialmente si predomina

el elemento arcilloso; bastante secas y cálidas si es la

caliza la dominante.

Si á estos materiales se agregan las arenas silíceas y

micáceas en parte, algunos depbsitos de hierro hema-

títico, y otros de lignito, se tendrá en xesúmen conoci-

miento de la composicion mineral del terreno cretáceo

de la Penfnsula, que se distingue ademas por la seque-

dad del territorio que ocupa, y de las tierras que de su

descomposicion resultan. Contribuye en gran parte á

determinar este carácter del terreno en cuestion, no sblo

el ser muy permeables las calizas y areniscas, sino tam-

bien una circunstancia particular que en muchos pun-

tos ofrece, cual es el hallarse acribillada toda la super-

ficie de estas rocas de gran número de agujeros de ta-

maño á veces considerable, resultado de la propia es-

tructura de la caliza, y de su descomposicion química;

circunstancia que hace desaparecer instantáneamente

el agua de lluvia, por torrencial que esta sea; resultan-

do la sequedad del terreno á la superficie, y la circula-

cion subterránea de grandes masas de agua, que cuando

aparecen al exterior, originan abundantísimos manan-

tiales, como el de Bellús, que surte á la ciudad de Já-

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I2ó GEOLOGÍA AGRÍCOLA

tiva y su huerta, la Fuente de los Santos, junto á la Al-cudia de Crespins, las de Molinar, Barchell, Uxola yotras copiosfsimas quc constituyen la verdadera rique-za de Alcay, etc.

Los terrenos terciarios, aunque separados en tres gru-pos por los geblogos, pueden sin embargo bajo el puntode vista agrfcola considerarse divididos en dos, á saber:inferior nummulftico, y superior mioceno y plioceno,autorizando este agrupamiento la diferente compasí-cion y estructura de aquel y de estos, y el poco desar-rollo del último, que sólo se encuentra en pocos puntosdel litoral y en rnuy contados en el interior.

El tercíarío nummulitico b inferior que forma, comoya queda iiidicado, una faja bastante ancha á lo largode la falda occidental de los Pirineos, y que figura tam-bien en varí^s localidades de la provincia de Alicantey de otras en la Península, hállase compuesto de cali-zas duras y compactas, alternando con areniscas silí-ceas, tambien muy resistentes, y de conglomerados,dispuesto toda en bancos de notable inclinacion y hastacompletamente verticales en algunos puntos, como enAlcoy, comunicando á Ia orografía del país condicionesespeciales. Los detritus de este terreno dan orígen átierras arenoso-calizas secas y ardientes.

El grupo superior de los terrenos terciarios consta,por regla general, de calizas, de arcillas, margas y con-glomerados de colores generalmente claros, dispuestosen bancos poco accidentados y con frecuencia comple-tamente horizontales, presentando como materias deutilidad para la agricultura el yeso, segun se observaen los alrededores de Madrid, en Valencia y en otras1^ucl^as localidades; el pedernal en Vallecas, Vicálva-

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RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA I2(^

ro, Cabañas, etc.; en algunos puntos lignito cuyas ce-

nizas, segun veremos más adelante, pueden emplear-

se como excelente abono. Estos materiales, particular-

mente los del horizonte mioceno, pertenecen en su ma-

yor parte á depósitos lacustres, como lo justifica ]a

naturaleza de los restos orgánicos que en su seno se

encuentran; pero los hay tambien marinos, segun se

nota en los valles de Albaida, Mogente, Enguera y al-

rededores de Valencia y Alicante, donde algunos perte-

necen tal vez al plioceno. Unos y otros, sin embargo,

se distinguen por el número considerable de fósiles que

contienen, cuya aplicacian á la agricultura daremos á

conocer más adelante, y margas en abundancia, tíerra

ó piedra excelente como mejoramiento y abono, de la

que sin embargo se hace entre nosotros muy poco uso.

Las tierras, producto de la descomposicion de estos

^nateriales, participan de la naturaleza caliza y arcillo-

sa de sus componentes; tierras frias y húmedas por re-

gla general, donde predomina el elemento arcilloso ó

margoso: en ella prospera grandemente la vid, como

se ve en el grandioso valle de Albaida y en el de Mo-

gente, y en todas las tierras llamadas albarizas en An-

dalucía, figurando entre ellas las especiales de Jerez,

SanlGcar de Barrameda y otros puntos; tambien se

crian y adquieren gran desarrollo el olivo, el algarrobo

y muchas otras plantas.Por último, en el terreno cuaternario, como resultado

de las múltiples y variadas causas que en la larga du-

racion de este período geológico actuaron y siguen fun-

cionando en la superficie y en el interior del globo, gar-

ticipan sus materiales de una notoria variedad, á lo

cual concurre tambien la circunstancia de no haber si-

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I j0 GP.OLOGjA AGRICOLA

do trasportados aquellos hasta el fondo de los mares ólagos, foreiando depósitos de sedimento; circunstancia

que imprime un carácter propio á las rocas de los dife-rentes terrenos. Así resulta que unos son resultado de

la destruccion y acarreo de los materiales componentes

de aquellos terrenos que xepresentan la estructura gealógica de las diferentes comarcas, variando su compo-

sicion y aspecto á tenor de su procedencia. Obsérvase

esto muy especialmente en la formacion llamada dilu-

vial de la Península, comparando la de unas comarcas

con otras, como, por ejemplo, la de Madrid, donde

figuran cantos rodados de todos tamaños, grava, arena,

arcillas de naturaleza feídespática, granítica, porfídica,

cuarzosa, etc., recordando la estructura geológica de

Guadarrama; lo cual forma contraste con el mismo de-

pósito diluvial de Sierra Morena, donde la composicionvaría á tenor de los diferentes terrenos que en ella exis-

ten, de donde resulta que en algunos puntos como, por

ejemplo, en Valdepeñas, sea el diluvial areno.so y roji-

zo, como el terreno triásico de donde procede; al paso

que en otros puntos esta formacion toma los detritus

de las pizarras y cuarcitas silGricas b de Ias calizas y

areniscas de atros harizontes geológicos. Y como quie-

ra que la tierra vegetal forma parte de estos depósitos,

resulta que su composicion y estructura, y con fre-

cuencia hasta las tintas ó matices que ofrece, varían al

igual de los terrenos de cuya descomposicion proáede,

sobre todo si aquella pertenece al grupo de tierras lo-

cales. ^Precisamente este es el punto que claramente indica

las relaciones que existen entre el suelo geológico y el

agrícola, y donde puede decirse que estriba la razon ó

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RESEÑA GEOLÓGICA DE LA PENÍNSULA 131

fundamento principal de esta obra, encaminada ŝ de-

mostrar la necesidad que tiene el agriĉultor ilustrado

del perfeeto conocimiento de la composicion y estruc-

tura geológica de su comarca, si quiere apartarse de la

rutína y dar carácter científico á lo que hoy no pasa de

ser un arte meramente empírico.

Ademas de la formacion diluvial ó acarreo antiguo,

existen en el período llamado cuaternario otras que son

muy importantes; por ejemplo, la tobacea, no sólo por

la eantidad de caliza que produce, sino por el curioso

procedimiento que la naturaleza emplea, segun opor-

tunamente indicamos, en su formacion, pues antes de

reconstruirse el carbonato neutro de cal, permanece

por más ó ménos tiempo en disolucion en las aguas,

en cuyo estado llega en la tierra vegetal hasta las mis-

mas raíces que facilmente lo absorben. En la Península

abundan extraordinariamente en las cavernas, y al ex-

terior estas calizas incrustantes, pudiendo citar como

ejemplos muy notables el famoso Rio Piedra, junto áAlhama de Aragon , Segot•be, Alcudia en Valencia, y

muchos otros puntos que omito por brevedad. Bajo el

punto de vista agrícola completa la séríe de materialesdel petriodo cuaternario y actual , entre los que no

existe una verdadera separacion, los depósitos de turba

como producto de la combustion lenta y de ciertas

reacciones químicas que se verifican'en el seno de plan-

tas de organizacion bastante sencilla, que viven particu-

larmente en España, no lejos de la costa, en la des-

embocadura y hasta en el curso de algunos rios, comoel Ebro, el Gitadalquivir, etc.

Encuéntrase muy desarrollada esta formacion en los

rios ya citados, en Torre Blanca, Oropesa, Castellon de

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Ij2 GEOLUGÍA AGRÍCOLA

la Plana, y en todo aquel litoral hasta muy cerca de

Valencia.

De la fertilidad del suelo en dichas comarcas, y hasta

de las ventajas que pudieran obtenerse de la aplicacion

de ]a turba como abono, responden cumplidamente los

resultados que se obtienen en todos aquellos puntos

donde se ha establecido el cultivo, y muy especial-mente el del arroz.