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244 .AUTOBIOGRAFÍA CAPITULO XVI. ESFUERZOS DE LOS PATRIOTAS POR CONSEGUIR AUXILIOS DE LAB PO- TENCIAS EUROPEAS Y DE LOS ESTADOS UNIDOS.-SIMPATÍA DEL PUEBLO INGLÉS Y DEL AMERICANO POR LA CAUSA DE LA INDEPENDEN- CIA SUR-AMERICANA.-REC<f'íOCIMIENTO DE COLOMBlA.- BREVES CONSIDERACIONES SOBRE LA boCTRINA DE MONROE.-CONGRESO DE PANAMÁ. 1822. CUANDO, con la toma de Puerto Cabello, terminó el drama de la revolucion de Colombia, se creyó con derecho la nueva república de pretender su reconocimiento como nacion inde- pendiente por las potencias de Europa y los Estados Guidos. En nuestra lucha con España, los amigos de la libertad de uno y otro hemisferio se habian contentado con dar estériles muestras de simpatía á los patriotas sur-americanos; pero por mas esfuerzos que hicieron estos, no lograron el auxilio de ninguna potencia extranjera. En 1804, el coronel \V. Smith y Mr. Ogden, de New York, pusieron á disposicion de Miranda las dos corbetas Leandro y Emperador con fusiles, municiones y doscientos jóvenes voluntarios, primer auxilio que nos vino del extranjero. En 1810, lu junta de Carácas comisionó á los Sres, Luis Lo- pez Mendez y Simon Bolívar para impetrar el auxilio de la Gran Bretaña, que no pudieron conseguir porque los intereses de esta naciou estaban en aquellos tiempos identificados con los de España en la lucha que sostenia contra Bonaparte. En el mismo afio dicha junta envió tambien ú Teléstoro Orea y Vicente Bolívar á lall Estados Unides para interesados en la lucha que sostenia Colombia por su independencia, y si bien el pueblo norteamericano dió entonces, como siempre, seña- les de simpatía por la causa, no pudo obtener del gobierno federal que saliese de la neutralidad que se proponía maute-

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244 .AUTOBIOGRAFÍA

CAPITULO XVI.

ESFUERZOS DE LOS PATRIOTAS POR CONSEGUIR AUXILIOS DE LAB PO-

TENCIAS EUROPEAS Y DE LOS ESTADOS UNIDOS.-SIMPATÍA DEL

PUEBLO INGLÉS Y DEL AMERICANO POR LA CAUSA DE LA INDEPENDEN-

CIA SUR-AMERICANA.-REC<f'íOCIMIENTO DE COLOMBlA.- BREVES

CONSIDERACIONES SOBRE LA boCTRINA DE MONROE.-CONGRESO DE

PANAMÁ.

1822.

CUANDO, con la toma de Puerto Cabello, terminó el dramade la revolucion de Colombia, se creyó con derecho la nuevarepública de pretender su reconocimiento como nacion inde-pendiente por las potencias de Europa y los Estados Guidos.

En nuestra lucha con España, los amigos de la libertad deuno y otro hemisferio se habian contentado con dar estérilesmuestras de simpatía á los patriotas sur-americanos; peropor mas esfuerzos que hicieron estos, no lograron el auxiliode ninguna potencia extranjera. En 1804, el coronel \V.Smith y Mr. Ogden, de N ew York, pusieron á disposicionde Miranda las dos corbetas Leandro y Emperador confusiles, municiones y doscientos jóvenes voluntarios, primerauxilio que nos vino del extranjero.

En 1810, lu junta de Carácas comisionó á los Sres, Luis Lo-pez Mendez y Simon Bolívar para impetrar el auxilio de laGran Bretaña, que no pudieron conseguir porque los interesesde esta naciou estaban en aquellos tiempos identificados conlos de España en la lucha que sostenia contra Bonaparte. Enel mismo afio dicha junta envió tambien ú Teléstoro Orea yVicente Bolívar á lall Estados Unides para interesados en lalucha que sostenia Colombia por su independencia, y si bienel pueblo norteamericano dió entonces, como siempre, seña-

les de simpatía por la causa, no pudo obtener del gobiernofederal que saliese de la neutralidad que se proponía maute-

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ner en las cuestiones extranjeras. A pesar de esto, en 181~,se envió á Manuel Palacio á Washington para comunicar alpresidente que los pueblos de la Nueva Granada ya uo po-dian sostenerse por mas tiempo solos en la desigual luchaque hablau emprendido contra el despotismo. El gobiernodiö á aquel enviado esta respuesta:" Que si bien los Estados Unidos no tenian alianza, esta-

ban en paz con España, y por consiguiente no podian ayudará los patriotas; sin embargo, como habitantes del mismocontinente deseaban el buen éxito de sus esfuerzos."Desesperanzado el emisario de obtener ayuda del gabi-

nete de Washington, se dirijió al ministro frances, residen-te en aquella ciudad, Mr. Serrurier, quien le aconsejó fuese áver á Napoleon ; perú cuando este mas dispuesto parecia ásecundar los esfuerzos de los patriotas sur-americanos, ocur-rió la batalla de Leipsic que le obligó á pensar únicamenteen defender su territorio de la invasion de los aliados.En 1815 el senado de la Nueva Granada envió á Washing-

ton á Pedro Gual, y el año siguiente Bolívar al genoral LinoClemente, en la creencia de que el gobierno de los EstadosUnidos estaria mas dispuesto á prestar su eficaz auxilio á laindependencia de Colombia, puesto que en Luisiana se arma-ba una espedicion en favor de los patriotas de Méjico. Elpresidente Madison, fiel á In. política tradicional de sus pre-decesores, de mantener la mas estricta neutralidad en .lasouesciones de otros paises y de no formar alianzas engorro-sas (entangling alliancc8) mandó en una proclama, fechada enDiciembre de aquel año, disolver aquella espedicion, y autori-zado por el congreso, prohibió á los ciudadanos americanosla venta de buques de guerra á súbditos de toda potencia es-trangera beligerante.Sin embargo, el pueblo de los Estados Unidos no dejó de

manifestar BUS simpatías por los patriotas sur-americanos yen 1818 la legislatura de Kentucky, bajo la inspiracion deleminente orador H. Clay," invitó al Gobierno nacional á reoo-

• Eate es el mi.mo que deapues di6 como ministro de Estado 1... instrucciones qu.luego copiaré, á lo. comisionados para concurrir al COllgreso de Pawuwi.

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nocer la independencia de los paises hispano-americanos, y seles enviaron clandestiriamente de los Estados Unidos armasy municiones.Es un deber recordar aquí los nombres del coronel Duane,

lord Holland y sir Robert Wilson que merecieron mas ade-lante un tributo de gracias del Congreso colombiano por elinteres que habian manifestado á favor de la causa de la in-dependencia,En su mensaje al congreso de la Union (Diciembre 1819)

decia el presidente Monroe, el reputado autor de la doctri-na de su nombre, que la contienda sur-americana era degran interes para los Estados Unidos; pero que considerabaser de mayor importancia para el carácter nacional y la mo-ralidad de los ciudadanos impedir toda violacion de las leyesde neutralidad.Al pueblo ingles debimos nosotros alguna ayuda en la lu-

cha desigual que sosteníamos contra la metrópoli. Duranteel año de 1817, zarparon de los puertos de Inglaterra seis bu-ques que condujeron setecientos veinte hombres reclutadospor los coroneles S. Keene, Wilson, Hippisley, Campbell,Gillmore y Mac Donald. A pesar de haber sucumbido á lainclemencia del clima parte de las tropas llegadas en 1818,el año siguiente formó una legion de 1729 irlandeses para elservicio de Colombia el general D' Evereux á quien con jus-ta .razon se ha llamado el Lafayette de la América del Sur.Antes de embarcarse con sus tropas aceptó un convite que ledieron sus amigos en Dublin y en él dijo que creia servir á supatria combatiendo en las provincias de la América del Sur,'ó tima bendita d8 Dios y maldecida por los hombree, pródiga en cuan-to la naturaleza pued8 conceder; pero gastada durante siglcs por la mili

espantosa tiranía quejamae violentó ó humilló á la humanidad."Los coroneles Elsom y English en este mismo año engan-

charon en Europa dos mil setenta y dos individuos, entre loscuales se contaban trescientos alemanes.

A la Nueva Granada en la misma época llevó el general es-coses Mac Gregor seiscientos hombres, y el coronel Meceroniotros trescientos.Es de suponer que no fué un espíritu de mezquina ambicion

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el que movió á los jefes británicos á abandonar su patria pa-ra luchar en favor de un pueblo oprimido en el continen-te americano, sino mas bien la ambicion de la gloria militar,la aficion á nuevas y peligrosas aventuras y esa pasion delexcitement que hace que el ingles aparezca unas veces como lo-co y otras como héroe.

Algunos años despues de la independencia de Colombia,lord Byron dejaba la paz de las ciudades por ir á combatiren las montañas de Grecia en favor de un pueblo que, comonosotros los sur-americanos, quería conquistar su indepen-dencia. Que el polaco que vive, como dice un lírico italianohablando de sus compatriotas 8ervi Bi ma ognor jrementi, luchedonde quiera que un pueblo oprimido levante el estandartede la libertad, eil cosa que se comprende fácilmente; peroque el ingles que halla en su país toda la felicidad que UD ciuda-dano puede ambicionar, lo abandone para ir á auxiliar á pue-blos oprimidos, solo se esplica teniendo en consideracion el

. carácter noble, decidido y aventurero de IOR descendientesde aquel rey á quien apellidaron Corazon de Leon. Mecomplazco en la oportunidad que hoy se me presenta de tri-butar en nombre de mi patria un recuerdo á los valientescampeones de la Legion Británica y Batallón de Oarabobo, almismo tiempo que un homenaje de admiración al pueblo in-gles á quien el mundo debe el creer que es posible que lospueblos dirijan por sí mismos sus destinos y á quien ade-mas la humanidad es deudora de muchas instituciones fi-lantrópicas que la honran en el mas alto grado.

Finalmente en 9 de diciembre de 1823, despues de la to-ma de Puerto Cabello, llegó á Bogotá Mr. Anderson, el pri-mer ministro que los Estados Unidos enviaban á Colombia,y e13 de Octubre de 1824 se firmó el primer tratado entreambos paises. Francia é Inglaterra se habían anticipadoá enviar sus representantes.

Muy poco presentes debieron tener los hechos que he re-ferido los pueblos de la América del Sur que han contadocon la interveneion de los Estados Unidos ó cuando menoscon que ellos estaban obligados á facilitarles abiertamentemedios de resistir á sus enemigos europeos, en virtud de

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esa doctrina que dicen proclamó el presidente Monroe enunos de sus mensajes.

Sobrado injusto y fuéra de razon parecería exijir de unpueblo el sacrificio semi-quijotesco de la paz y una conduc-ta que le espusiese á los azares de la guerra, por defender áotra nación amenazada por una potencia estrangera, si noviésemos invocada esa doctrina por los mismos norte-ame-ricanos en la actual cuestion del imperio mejicano.

La tal doctrina de Monroe parece haber sido interpretadade dos modos muy diversos: para unos es un supuesto dere-cho que tiene una nacion de no dejar apoderarse á otrade un territorio que en caso de cambiar de dueño, á nadiesino á ella debe pertenecer: para otros, indudablemente masgenerosos, es la santa alianza de los pueblos americanos con-tra las injust.as pretensiones de una liga de gobiernos euro-peos i pero la historia no presenta un solo ejemplo de haber-se puesto en práctica semejante principio desde los tiemposde Monroe hasta los del presidente Johnson.La idea seria grande, sublime, si se hubiera dado á esa

doctrina una acepcion menos lata de la que se le ha conce-dido hasta. ahora y si se hubiera formulado de esta manera,por ejemplo: Liga de todas las repúblicas hispano-america-Das para oponerse á todo conato estrangero de restablecerelórden monárquico en los paises en donde fué derrocado : sa-grado respeto á las divisiones territoriales de la América, demodo que ninguno de esos paises extienda sus límites á es-pensas de otro, escepto por enagenacion hecha en un congrc-so nacional. Asi somantendría un equilibrio americano y na-die hubiera jamas acusado con tanta injusticia á la nobleáguila del N orte de ser la mas voraz de las aves de rapiña.

Sin que á ello les obligue doctrina alguna, los pueblos dela América del Sur que tienen territorios colindantes ó inte-reses comunes, en caso de peligro es de esperar que formenalianzas, pues esta ha sido y será siempre la política de losgobiernos sabios; así como nada impide que pueblos distantesmanifiesten sus simpatías por cualquiera cansa en que no ten-gan mas interes que el que despierta la comunidad de origenó la paridad de instituciones políticas.

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Asi se comprende que los Estados Unides no puedan mi-rar con indiferencia la oonsolidacion de un gobierno im-períal en los confines de su territorio, por la misma razonque España no veria con indiferencia el establecimiento deuna república allende los Pirineos, ni otra la Francia al otrolado del canal de la Mancha, ni Inglaterra otra de fenianosen Irlanda.

Ha llegado acaso el primer momento de que los EstadosUnides pongan en práctica In llamada doctrina de Monroe, nopor respeto á In idea republicana que ellos representan enAmérica, sino en oonsideracion á los inconvenientes que traeá su existencia política la vecindad de un gobierno cuyosprincipios no son análogos :í. los suyos.

Pero no cuente ninguna república sur-americana, en casode peligro, mas que con SU!! propias fuerzas y cuando mnchocon los auxilios Je la vecina si ti los intereses de esta convie-ne prestárselos. Todas ó casi todas ellas tienen muchas le-guas de costa, y si quieren estar preparadas para resistir áuna ngrosion estrnngcra, fortifiquen bien StH! puertos y procu-ren formal' escundras que ayuden á defenderlos.

Cuando en Europa se formó, para afirmar los tronos y de-fender los principios religiosos que ellos sosteniau, la llamadaSanta Alianza, crcyel'On los emancipados puchlos de Améri-ca quc se vcia amenazarla su independcncin, pues era naturalque Espmla buscase nliados p:\I'a rc-inblecer su dominio enAmérica, aun cuando tuviern quc dividir con ellos sus terri-torios. De aquí surjió la gran idea .le Bolivar de formar unaconfe.lcracion nmcricnna pam oponer la santa alianza. de lasrepúblicas á In (lt' lo!' reyes (h' Europa.

Considerando como una amenaza {¡ ln vidn <le las nuevasrepúblicas el dominio español sobre las islas '¡p Cuba y Puer-10 Rico, ent raba en los planes de 1;\coufcderncion libertarlasJc·1 yag" hispano. mediarite los esfuerzos combinados de lasmismas repúblicas,

Ya por los años de 18:!5 hubo en Méjico el proyecto defOI mar en la Florida, si lo permitian los Estados Unidos, unae~t·edi('ion destinada á libertar á Cubil. para 1:\ cual contri-buirian con buques y hombres los Estados Unidos, Méjico,

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Colombia, Buenos Aires, Perú, Chile y Santo Domingo i pero tan atrevida como arriesgada empresa, no pasó de ser unaamenaza centra España. Tuvo mejor fortuna la proposicionde Bolívar de reunir los diputados de todas las nacionesamericanas en el istmo de Panamá" centro del globo que mi-ra al Asia por una parte y por otra al Africa y á la Europa."Invitóse á los Estados Unidos á enviar diputados á aquella

reunion, y el gobierno de Washington aceptó la invitacionnombrando comisionados á los Sres. Ricardo C. Anderson yJuan Sergeant, á quienes dió instrucciones que revelan la granprudencia con que esta gran nacion ha obrado siempre en losnegocios graves, no menos que su buena fé y respeto á lasnaciones con que vive en paz.Los consejos que los Estados Unides daban á todos los

comisionados y las instrucciones que recibieron los suyos, fue-ron las siguientes :"Las relaciones de amistad que mantienen los Estados

Unides con las demas potencias americanas, y los deberesintereses y afectos que las abrazan, han determinado al Presi-dente tí aceptar la invitacion que nos han hecho las repúblicasde Colombia, Méjico y América Central para enviar represen-tantes al Congreso de Panamá. Ciertamente él no podíarehusar una invitación que dimana de tan respetables autori-dades y que se ha comunicado con la mayor delicadeza yatencion, sin exponer los Estados Unides á la tacha de insen-sibilidad á los mas preciosos intereses del hemisferio ameri-cano, y quizás de falta de sinceridad en declaratorias muyimportantes, solemnemente hechas por su predecesor, á la pazdel antiguo y del nuevo Mundo. Cediendo, pues, á los amis-tosos deseos de estas tres repúblicas, consignados en las notasoficiales de sus respectivos ministros en vVashington, cuyascopias acompaño, los Estados Uuidos obran en un todo con-formes con su anterior conducta y pronunciamiento respectode los nuevos estados americanos. La reunion de un Con-greso en Panamá, compuesto de representantes diplomáticosde las naciones independientes de América, formará unanueva época en los acontecimientos humanos. El'hecho porsi solo, cualquiera que sea el éxito de las conferencias del

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DEL GENERAL PÁEZ. 251Congreso, no puede ménos de excitar la atencion de la actualgcneracion del mundo civilizado, y captar la de la posteri-dad."Pero nos lisonjeamos con la esperanza de que tendrá

otros títulos mas sólidos á la consideracion del mundo quelos que provienen de la mera circunstancia de su novedad; yde que merecerá el amor y perpetua gratitud de toda laAmérica por la sabiduría y liberalidad de sus principios, ypor las nuevas garantías que creará en favor de los grandesintereses que han de comprender sus deliberaciones.

" En ocasion tan importante y grave el Presidente ha de-seado que la representacion de los Estados Unidos se compo!:!-ga de ciudadanos distinguidos, y confiando en vuestro zelo,talentos y patriotismo, os ha elegido para este interesante ser-vicio, por parecer y acsenso del Senado, estando su voluntaden 'Iue con la posible brevedad marcheis á Panamá.

" Estais, Señores, autorizados para tratar con los ministrosde todos y cada uno de los Estados americanos, de paz,amistad, comercio, navegacion, código marítimo, derechos deneutrales y beligerantes, ú otros objetos interesantes al con-tinente americano. Cangeados los poderes, es preciso de-terminar la forma de delibera y el modo de proceder delCongreso. El Presidente está persuadido que dicho Con-greso es puramente diplomático, sin que pueda revestirse delcarácter ele legislativo ; es decir, que ninguno de los Estadosrepresentados en él debe quedar sujeto á un tratado, con-vencíon, pacto ó acto al que no haya consentido su represen-tante: y que además para su validez, es indispensable la ra-tificacion de los Estados interesados con arreglo á su consti-tucion. No puede, por consiguiente, quedar sometida laminoría {\las resoluciones 'Iue se hayan adoptado contrasu voluntad, bajo cl pretexto de haber convenido en ellas lamayoría, pues que cada uno de los Estados debe gobernarselibremente y segun convenga á sus pnticulares intereses. Serechaza, por tanto, toda pretension de establecer un consejoanfictiónico, que tratase de abrogarse facultades para de-cidir controversias entre los diversos estados americanos 6

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arreglar su conducta j pues que semejante establecimiento,si en otro tiempo pudo convenir á unos Estados, que reuni-dos todos, no ocupaban tanto territorio como la menor delas naciones americanas, no podría en el día encargarse deconducir con suceso los diversos y complicados intereses detan vasto continente. Pero aun cuando fuese de desear lacreacion de semejante tribunal, los Estados Unidos lIO po-drian asentir á su establecimiento sin alterar BU actual cons-titucion j y aunque en los periódicos se ha sugerido esta idea,asociándola con el Congreso que va á tenerse, no es de espe-rarse que ninguno de los Estados la proponga y sostenga.

" Despues de haber fijado este punto preliminar, las instruc-ciones del Presidente llaman toda vuestra atencion á queobserveis que los Estados Unidos, al aceptar la invitacionque se les hs hecho, no tratan de sepamrse de su sistema depaz y neutralidad. Por el contrario, las tres repúblicas quelos han convidado, han convenido, y por nuestra parte hemosmanifestado en las comunicaciones, que sobre esta materiahemos tenido con ellas, que los Estados Unidos seguirianestrictamente esta política, y llenarían fielmente los deberesde neutral. Tan inútil como imprudente seria, que limitán-dose la guerra á las actuales partes interesadas, los EstadosUnidos tomasen una parte activa en ella j pues que ni siquie-ra puede imaginarse que favorezcan á España, y seria iufrue-tuosa RU decision á favor de las repúblicas, que por sí solas handefenaulo Btecausa, y vencido las fuerzas de España, aunque to-davía no han conquistado su obstinacion. .Jlllntelllimdo In po-sicion neutral que han elegido, los Estados Unides han ha-blado á la Europa en un lenguaje firme y capaz de contenerlaen cualquiera disposicion que hubieran podido tener de ayu-dar á España á reconquistar las Colonias. Si separándose elesu neutralidad, se hubieran precipitado en uua guerra, esmuy probable que su cooperacion hubiera sido neutralizada yaun excedida por aquellas potencias, que siguiendo un ejem-plo tan imprudente se hubiesen declarado á favor de España.Teniendo por lo tanto siempre á la vista la política pacíficade los Estados Unidos, y los deberes que emanan de su neu-

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DEL GENERAL PÁEZ, 253tralidad, procedo á particularizar los asuntos que probable.mente llamarán la consideracion del Congreso de Panamá,

,e Pueden clasificarse estos asuntos en dos capítulos: elprimero se refiere á la continuacion de la guerra entre Es-paña y las potencias combinadas ó separadas de la América,y el segundo á aquellos en que tOI1:18las naciones americanas,ya neutrales ó beligerantes, pueden tener un iutercs cernun.

" En ór.Ieu nl primero, nosotros no tomamos L1menor partepor las razones 'lile ya sc han alegado, y toda discusion enesta materia (It..be limitarse á las partos interesadas en lagueITa; pur cuya razou os abstendreis do comprometeros enella, ni es (le esperal'~e que se trate de ello, Pero al p!lSO

que los Estallos Uni.los uo quieren arriesgar Sil neutralidaden el COllgreso, pueden ser rcqueritlo« para formar una alianzaofensi va y .lefeusi va para en caso que la 1!,t/ll(lfla Santa Alianza ill-tentea}/ulur ii b España [l reducir á las nuevas repúblicas á suantiguo estado de Colonias, ó las quiera obligar á adoptarsistemas políticos mas conformes á sus miras é intereses.En esta suposición, es claro el intéres y ,le!Jcr de los Esta-dos Uni.los, y Sil último Presidente dccl.uó el pnrt ido queensemejante vuso hnbinu (le tomar, en cuya declarar-ion estánde acuer.lo d pueblo y el nct nul jefe superior del E,t:luo,

"Si l:ts potencias eontinent.ilos de E:lropa so hubieran em-peña.lo eil h guerra para al.~lIno .Ie los tines iu.lica.los, losEstados Unides apenas hubieran reclamado el mérit o deobrar por un impulso de generosa simpar ía á ÚVOl' cl ~ losnuevos Estados oprimidos, pups que se hubieran visto obli-gados á defender su propi.i causa, Es indndable que el es-píritu de presuncion que hubiera irnpeli lo á las nacionesellropc:ls :í hacer lu g'nerr:l, ora en favor de España, ora sobreIns formas ue las inst.it.uciones políticas d" los nuevos Estados,!lO se huhieran contenido en caso de habe r sido victoriosassus armas en una contienda tan injusta, hasta que hubieranvisto dosaparecer de este suelo todos los vestigios de la vo-luntad humana,

" Hubo 811 verdad un tiempo en el que se revelaron funda-damente estos disignios; pero es de creerse que la declaraciondcl último Presidente contribuyó á contener sus pl'og¡'esos

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junto con la determinacion que manifestó la Gran Bretaña,"En vísta de la "revolucion de las dos granJes potencias,

marítimas, la Europa continental ha debido desistir de todoproyecto de ayudar á la España, y desde aquel tiempo laalianza europea no ha vuelto á indicar designios centra lasnuevas repúblicas, tragando sin duda en silencio el disgustoy pesar, que la haya causado el suceso de los nuevos EstadosyJ1.en el establecimiento de sus sistemas políticos.

"Si hubo pues, semejantes intenciones de parte de la alianzaeuropea, los sucesos posteriores no solo las han desvanecido,sino que han convertido aquellas naciones á sentimientos pa-cíficos, cuando no favorables hácia las repúblicas hermanasnuestras, Desde que el actual Presidente se hizo cargo deIa administrcion pública, ka dirijido 8U atencion á astablecer la pasmtrlJ la España '!I IJIltaanuevaa repúblicas, valiéndo8e !U la miama alian-", con la que contaba aql~lld para recobrar 8118colonias. Con el mis-mo emperador de Rusia, que era el alma de dicha alianza, yde ouya amistad y sabiduría los Estados U nidos tienen tan-tas pruebas, se dió el primer paso, y entre vuestras instruc-ciones se halla la copia de la nota que este ministerio pasóal ministro americano en San Petersburgo con relacion á es-ta medíacion. Iguales copias se mandaron al mismo tiempoá las córtes de Paris y Lóndres :í fin de (lue cooperasen al es-tablecimiento de la paz, y se esperaba que los esfuerzos de losEstados Unidos, á una con los de las graudes potencias euro-peas hubieran reducido al consejo de España á acceder á unapaz, que si es posible, ha llegado á serlo mas necesaria que álas mismas repúblicas. En las copias de las notas, que se oshan entregado, hallaréis la respuesta que últimamente ha dadola Rusia por medio de MI', Middleton", cuyo contenido lo haratificado el ministro ruso en la entrevista oficial que he tenidocon él iY por su tenor veudreis en conocimiento de que la in-terposicion con la Rusia no ha sido inútil, y qUé el último em-perador, convencido de la necesidad de hacer la paz, habíaprincipiado ántes de su mnerte á emplear sus buenos oficios,

.. Mas adelante en un capitulo sebre Cuba copio esta nota.

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DEL GENERAL PÁEZ.

Este mismo camino seguirá su sucesor, y es probable que em-peñe todo su influjo en hacer una paz satisfactoria á ámbaspartes," Pueden ser ineficaces todos estos esfuerzos, y que sea in-

conquistable la obstinacion yorgullo de España j mas no obs-tante es de esperarse que se avendrá á hacer la paz bajo labase de la independencia de sus colonias, 6 que en caso decreer demasiado humillante este paso, acceda á una suspen-sion de hostilidades ( como sucedió con los Paises Bajos) queal fin terminaria en un reconocimiento formal de la indepen-dencia de los nuevos Estados. Pero sea cual fuere el resul-tado de esta negociacion con respecto á España, la favorableacogida que el Emperador ha dado á las proposiciones de 108Estados U nidos (sin contar con los conocidos deseos de laFrancia y demás potencias del continente europeo de seguirel ejemplo de los Estados Unidos y la Gran Bretaña) auto-riza á creer que la Santa Alianza no se empeñará en hacer laguerra por favorecer á España, y que mantendrá su aotualneutralidad. Removido, pues, este peligro, no hay necesidadde contraer una alianza ofensiva y defensiva entre los Esta-dos Unidos y demas repúblicas americanas, pues que seriaperjurlicial, por cuanto podia eseitnr los sentimientos delEmperadol' y sus aliados, que uo deben provocarse sin causa.

" La república de Colombia ha pedido últimamente la me-diacion amistosa de este gobierno para con España á fin deconseguir un armisticio bajo las condiciones mencionadas enla nota del Señor Salazar, cuya copia, junto con mi favorablerespuesta, la hallaréis adjunta i y en esta conformidad se hanexpedido instrucciones á los ministros de los Estados Uuldosen Madrid y San Petersburgo.

"Otros motivos, ademas disuaden á los Estados Unidos decontraer semejante alianza: desde el establecimiento de suactual constitucion, nuestros ilustres estadistas han inculcadocomo la principal máxima de su política, ab8teners8de mtr. _alian'Ul8 e"trangertu, si bien es cierto que el objeto de esta pre-caución se refiere á las potencias europeas, cuyas relaciones éintereses son tan diferentes de las nuestras, y por lo tanto noes tan aplicable á las nuevas repúblicas. Conviniendo, pues,

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en que pueda ocurrir el caso en que sea útil y convenienteuna estrecha alianza entre estos Estados y los nuevos deAmérica, no parece háber llegado el de una urgencia para se-pararnos de esta máxima. El justo é igual arreglo de loscontingentes de fuerzas y otros medios para conseguir el ob-jeto comun, seria el primer obstáculo para una alianza de es-ta naturaleza, y el segundo el de deterrninar de antemano ysin dar márgen á contestaciones, cuando era llegado el casusfreckrill. Ademas de esto, los esfuerzos que todos los Estadosse verían obligados á hacer por su propia conservacion, encaso de que la Europa tratase de invadir las libertades deAmérica, serian mas poderoso que una alianza por solemne quefuese.

"Es, pues, de esperarse que estas consideraciones y las de-mas que os puedan OCUl'J'Íl', convencerán á los representantesde los Estados americanos de lo innecesario y aun perjudi-cial que seria una alianza ofensiva y defensiva. Si, no obstan-te esto, observáseis que la resolución de abstenerse de estaalianza perjudicaba al buen suceso de otras negociaciones,propondréis que se expresen por escrito los términos de se-mejante alianza, asegurándoles que los tomais ad referéndum.De este modo el gobierno ganará tiempo para volver á con-sideral' la materia, y se aprovechará de los informes que pue-dan adquirirse en el intérvalo i por otra parte, exijieudo bas-tante tiempo la decision de semejante alianza (aun cuando seaadmisible) es probable que el Congreso de Panama abando-ne un proyecto que al fin este gobierno había de rechazar.

"Al tratar esta materia tan interesante á -Ias nacionesamericanas ya esten en guerra ó ya en paz, no perdereis Inmenor ocasión de hacer sentir .la necesidad de adoptar rne-dios de preservar la paz tanto entre sí como con el cxtrangc-ro, pues si es ventajosa á todas las naciones, lo es mucho masá los nuevos Estados. La paz es la gran necesidad de la América.Mas, apesar de ser incuestionable su ventaja, nada en el díainduce á las repúblicas americanas á sacrificar ni un átomo tl'lindepeadencia y soberanía para lograrla, Deben por consi-guiente rechazar toda idea de conceder priv..ile,r¡i08perpí;tu08 de co-rMT'CW á una nacion extrangera, pues esta concesion, incompaiibl« con BU

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actual independencia absoluta, la red14C1'r¡ade hecho, cuando no en la for-ma, al estado anti9uo de eoloma«. Ni el honor ni el orgnllo nacio-nal permiten que siquiera so discuta el proyecto de comprarpOl' dinero el reconocimiento de su independoncia por laEspaña."

"A 1:\ necesidad de poner término á la guerra entre Españay las nuevas repúblicas, sigue la de pro\'eel' medíos para con-servar eu adelante la paz entre las naciones americanas y contodo cl mundo, N o puede presentarse á los Estados Unidesde América un tiempo mas oportuno para indagar las causasque han contribuido á perturbar el reposo del mundo; ypara establecer al mismo tiempo principios justos y sábiospor los que puedan gobernarse en paz y en guerra, removi-endo to.lo caso ele duclas é intcrpretacíones. Sin antiguaspreocupaciones que combatir, sin usos establecidos que cam-biar, sin alianzas que romper, sin códigos de guerra y comer-cio que alterarse, se hallan en absoluta libertad rle consultar ála experiencia del mundo entero, y establecer sin parcialidadprincipios capaccs ele promover In paz, seguridad y su felici-dar!' Distantes de Europa no es probable que se hallan en-vuelt os eil las guerras que suelen asolar :'1 aquella parte delglobo, y en esto caso In política ,lc toda la América debe serla misma que la rlue los Estados Unklos han observado siem-pre, paz y neutrali.la.l.' .

" En Diciembre de 18:!:} el Presidente delos Estados Unidos, {¡ la apertura del Congreso, anunció ensu :\Iensaje anual cl principio de que IÍ nl¡¡!Jlln.i nacion europea sepallld/Me establecer IwefllS colonias eil cste continente: mas, no setrataba por esto principio de perturbar las colonias europeasya estnl.lecidas eil América. Varios ele los nuevos Estadosnrúericauos dieron parto lIe '}ue ndoptahan esto principio, ydebe creerse que obtendrá la sanciou del mundo imparcinl.Cuando la América era comparntivnmeutc un vasto é incir-cuuscrito erial ó un desierto sin poblacion, reclamado y tulvez ocupado por primera Yl'Z por los puebles civilizados deEuropa que lo descubrieron, si pudieron convenirse en sus res-pectivos límites, no había entónces un Estado americanoque se opusiese :" ello, ó cuyos derechos se perjudicasen con

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el establecimiento de nuevas colonias. Pero en el dia esbien diferente el caso, pues que desde los límites delNordeste de los Estados Unidos de la América del Nortehasta el cabo de Hornos en la América del Sur en el Pací-fico, con solo una 6 dos inconsiderables excepciones, y desdedicho cabo hasta el 51 de latitud norte de N orte Américaen el Océano Pacifico, sin ninguna excepcion, todos lospaises y costas pertenecen á potencias soberanas residentesen América. No hay por consiguiente dentro d8 108límites d88crito8fin vacío en que pueda establ8c(ff'86 una nueva colonia europea sin violar108 d8r6C7w8 territoriales d8 alguna nacion. americana. Debe, pue8,conaid8rar8e como una usurpacion ~"ntolerableel que cualqteiera potenciaeuropea intente fundar 8emeJante colonia para con BU establecimientoadquirir d8re~7w8d8 8ob(ff'anía."

" Mas, si una parte de la poblacion europea, arrojada de supatria por la opresion ó excitada por el deseo de mejorar susuerte y la de su posteridad, quisiese emigrar á América, essin duda un interés de los nuevos Estados el concederles unasilo, y dispensar, por la naturalizacion, á los que sean dignosde ellos, los mismos privilegios políticos que gozan los natu-rales, siguiendo en nuestra constante política. Pero de estafacultad de emigrar, ningun derecho de soberanía en Amé-rica puede provenirle á la potencia europea, donde han naci-do tales emigrados. En el juicio de la conducta y preten-siones para con un pueblo, es justa aquella. regla que inver-tida la posicion, habla de hallarla buena otro pueblo. ¿ Quédiría la Europa si Ia América pretendiese establecer en ella.una colonia americana? Si, pues, su provocado orgullo ypoder habían de castigar tan temeraria empresa, tiempo esya de hacer comprender que los americanos, descendientesde los europeos, sienten como ellos, y conocen sus dere-chos."

" Por consiguiente, para cortar de raiz el que cualquieranacion europea pueda tener esta pretension, el Presidentequiere que propongan Vds. que ninguno d8 108Estados de Amé-rica (obrando y obligándose no obstante cada. uno por sí ypor sus respectivos territorios) pueda en ad8lante p(ff'mitir elesta-blecimiento r1e una colonia europea. Es de esperarse que solo le

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DEL GENER.AL PÁEZ. 259efecto de una declaracion unánime de todas las naciones deAmérica, será suficiente para desvanecer semejante preten-sion; pero, en caso que se hiciese semejante tentativa, habrátiempo para tratar entre ellas el asunto, y siendo necesariocoligarse pal'a repeler semejante agresion. El respeto quese deben á sí mismas y el que se debe á la Europa, exijeque las naciones americanas confien en que una tan solemnedeclaración será recibida con universal deferencia. Esta de-claraeion puede firmarse por todos los representantes delCongreso, y publicarse ante el mundo entero como un tes-timonio de la unanimidad de sentimientos de todas las na-ciones americanas."

Recomendábase á los comisionados que diesen importan-cia á Ia cuestion de abolir el corso, y que en ello insistieraná peRar de ser los Estados Unidos el país mejor situado parasacar partido de este sistema de guerra.

Otro de los puntos de las instrucciones que revelan elgran tacto del entonces secretario H. Clay, es el que serefiere á la forma de gobierno que debían adoptar los nuevospueblos americanos.

" Ni ahora ni nunca, dice, ha animado á los Estados U ni-dos un espíritu propagandista, y como no permiten que nin-guna nacion extranjera intervenga en la formación y régi-men de su gobierno, se abstendrán igualmente de mezclarseen la constitucion de las demas naciones, á pesar de que pre-fieren su actual federación á las demas formas de gobierno.Seguirian en el caso presente su constante máxima de evitarla discusion de un asunto tan delicado, si no tuvieran funda-mentos para creer que, una ó tal vez mas potencias europeashan trabajado en subvertir en Colombia y Méjico (y tal vezen otras partes) las formas establecidas de gobierno librepara sustituir á ellas las monárquicas y colocar en los nuevostronos príncipes europeos. El aliciente ofrecido es el deque la adopcion de las formas monárquicas empeñará á lasgrandes potencias europeas á reconocer la independencia delos nuevos Estados, y á reconciliarse con ellos. Nada seriamas deshonroso para las nuevas repúblicas que someterse ácomprar una indopendencia conquistada á fuerza de valor y

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sacrificios, y. después de haber arrostrado todos los temoresde un ataque combinado de las potencias europeas, seriavileza que hallándose en tranquila posesíon del mayor de losbeneficios humanos cediesen á las intrigas secretas ó á lasabiertas amenazas de los gabinetes europeos." Tal es el re-súmen de las instrucciones dadas por el gobierno de Wash-ington á los comisionados Anderp.on y Sergeant.

El 22 de junio se reunió al fin el Congreso de Panamá, ycuáles fueron sus resultados puede versé en lo que copio dela obra del historiador Cantu :

" Inespertos los amerrcanos en los negocios públicos, celo-808 de una libertad que todavía no sabían lo que era, igno-rando cuanta prudencia requiere su uso y no pudiendo su-frir un estado social que enfrenase las sueltas pasiones, ánada pudieron dar cima.

" Los norteamericanos asistieron á este Congreso, pero notomaron parte en sus deliberaciones. Chile so hallaba agi-tado por turbulencias interiores: Buenos Aires rechazó laidea de Ia convocacion : Perú, ó sea Bolivia, no estaba aunreconocida como Estado independiente: el Paraguay vivíaaislado : el Brasil, habiéndose declarado libre de distintamanera, no fué invitado á intervenir; yasí solamente losdiputados de Méjico, de Guatemala, de Colombia y del Perújuraron mantener la federacion perpétua, la república popu-lar representativa y federal y una constitucion como la delos Estados Unidos, á escepcion de la tolerancia religiosa."

En esta parte de mis Memorias me encontraba cuandose dá al público la correspondencia diplomática entre eleminente estadista Mr. Seward y el ministro do FranciaMr. Druyn de Lhuys sobre la intervencion francesa en :Mé-jico. N o puedo resistir al deseo de hacer aquí un extractode un documento tan precioso para los intereses americanos.Dice así en la parte que se refiere á la doctrina de Monroe yá las acusaciones que se han dirijido contra Méjico, por laanarquía que ha reinado en el pais desde su indcpcndencia :

" Dónde quiera que el pueblo de un país ha establecido ysometídose voluntariamente á una institucion monárquica de8U propia elección, libre de toda cohibicion ó interveneion

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extrangera, como el Brasil hoy ó Méjico en ] 822, los Es-tados Unides no se niegan á mantener relaciones con esosgobiernos, ni tratan de derribar tales instituciones por me-dio de la propaganda de la fuerza ó Je la intriga. Al con-trario, sí una nacion ha establecido instituciones republica-nas y domésticas, parecidas á las nuestras, los Estados Uni-dos mantienen en favor de estas, que ninguna nacion extrangera puede legalmente intervenir por la fuerza para subvertirinstituciones republicanas y establecer las de carácteropuesto ...." 1\11'.Druyn de Lhuys mantiene que el gobierno de Maxi-

miliano está pasando por la suerte muy comun á los nuevospoderes, mientras que tiene sobre todo la desgracia de tenerque sufrir las consecuencias de las discordias producidasbajo un gobierno anterior. Mr, Druyn de Lhuys manifiestaque esta desgracia y esta suerte son en efecto la desgracia ysuerte de los gobiernos que no han encontrado competidoresarmados, y que han gozado durante la paz de una autoridadsin óbice alguno. Alega que son las revueltas y guerrasciviles la condicion Je Méjico, é insiste además en que laoposicion que algunos caudillos militares hacen al estableci-miento de un imperio bajo Maximiliano, es solo conse-cuencia natural de la misma falta de disciplina, y la mismacontinuacion de la anarquía de que han sido víctima los quehan precedido á aquel en el gobierno de Méjico.

" N o es intencion, ni seria consecuente al carácter de losEstados Unidos, el negar que Méjico ha sido por muchotiempo teatro de facciones y guerras intestinas. Los Esta-dos Uuidos confiesan este hecho con pesar, tanto mas sincerocuanto que la experiencia de Méjico ha sido no solo penosapara su propio pueblo, sino desgraciadamente de perniciosainfluencia en otras naciones. Por otra parte, serian injustoslos Estados Unidos y no cumpliría á la amistad que profe-san :"Méjico el enrostrar al pueblo de este país sus calami-dades pasadas, ni mucho ménos invocar 6 aprobar la inñie-cion de un castigo á SIlS errores políticos por una nacionextrangera. La población de Méjico y su situacion tienenpeculiaridades que sin duda son bien comprendidas por la

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Franoia. .Al principio de este siglo ellos se vieron forzados,por convicciones que el género humano no puede ménos derespetar, á derrocar un gobierno monárquico extrangero quejuzgaba incompatible con su bienestar y engrandeoimiento.Viéronse forzados al mismo tiempo, por convicciones que elmundo debe respetar, á probar el establecimiento de lasinstituciones republicanas sin la completa experiencia, edu-cacion práctica y hábito que desde luego afirmarian satisfac-toriamente dichas instituciones é ideas americanas. Tenianla esclavitud africana, las instituciones coloniales y los mo-nopolios eclesiásticos. Participaron con los Estados Unidosde la primera, mientras que estos felizmente estaban exentosde .las otras.

" N o podemos negar que la anarquía en Méjico, de que sequeja Mr. Druyn de Lhuys, fué necesaria y aún sabiamentetolerada en los esfuerzos para establecer una base segura deámplia libertad republicana. N o sé si puede esperarse quela Francia concuerde con nosotros en este modo de ver, quemitiga en nuestra opinion los errores, desgracias, y calamida-des de Méjico. Como quiera que sea, nosotros volvemosde nuevo á la opinion que mantenemos de que ningunapotencia extranjera puede legalmente intervenir en ensayoscomo los de Méjico, y que bajo el pretesto de desearcorrejir esos errores, Beprive al pueblo del derecho naturalque tiene á la libertad doméstica y republicana. Todos losdaños y tuertos que Méjico ha cometido centra cualquierotro Estado, han encontrado severo castigo en las consecuen-cias que lejítimamente siguieron á la comisión de ellos.

l< N o estan autorizadas las naciones para correjir los erro-res de cada una, excepto en cuanto sea necesario para evitaró deshacer un agravio que les toque muy de cerca. Si unapotencia tiene derecho para intervenir en otra para estable-cer el órden, constituyéndose por si en juez de la ocasión,ent6nces cada Estado tiene el mismo derecho de interveniren los asuntos de los otros, siendo él el único árbitro deltiempo y la oportunidad. De este modo, llevado {I caboprácticamente el principio de interveneion, vendria á resul-tar incierta y falaz toda soberanía é independencia y todapaz y amistad internacional."

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N o habrá quien no admire el tacto diplomático y la buenafé y justicia con que en este documento se trata la cuestionque ha puesto á los Estados Unides en el caso de declarar loque significa la doctrina de Monroe. . j Feliz nacion la quecuenta con hombres como el que redactó este interesantedocumento!

Terminaré el capítulo traduciendo lo que últimamente hapublicado el ex-presidente Buchanan sobre los planes de1\11'. Canning para oponerse á los proyectos de la SantaAlianza, que dieron por resultado el renombrado mensajedel presidente Monroe,

" Las potencias aliadas de Europa, al triunfar de Napoleon,colocaron de nuevo en el trono de Francia á Luis XVIII,vástago de una de las ramas mas antiguas de los Borbones.Envalentonadas con el buen éxito obtenido, Rusia, Austriay Prusia formaron en 181;') In Santa Alianza, de la que pocodespues formaron tambien parte Francia y todas las poten-cias continentales; solo la Gran Bretaña se negó á entrar ensemejante coalicion. Proponínnse los aliados abolir los go-biernos liberales en el continente europeo, y mantener elderecho divino que tenian los soberanos de gobernar lospueblos á su albedrío, ó lo que es lo mismo, oponer un muroen que se estrellasen las olas del progreso de las institucio-nes liberales y entronizar de nuevo el despotismo que existíaantes de la revolución francesa. A la Francia se encomendóel destruir á mano armada el gobierno liberal de las Córtesespañolas y de establecer el poder absoluto en manos delimplacable y mogigato Fernando VII.-En IS::!3, Españafué invadida por un ejército francés, al mando del duque deAngulema, y solo una batalla bastó para llevar á cabo el ci-tallo proyecto.

Un año antes de esta expedición, el gobierno de los Es-tados Unidos había legalmento reconocido la indepeudenciade todas las repúblicas del Sur, poco antes colonias espa-ñolas, y el Congreso, en 4 de 1'1ayo de 1822, asignó cien milpesos con que sufragar los gastos que fueran necesarios paramantener representantes en los Estados independientes delcontinente americano."

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"Miéntras los invasores franceses obtenían victorias,el gobierno británico llegó á comprender que los aliados asique consiguiesen someter á los liberales españoles, auxilia-rian á Fernando VII en la empresa de conquistar lo que lla-maba colonias insurrectas allende el Atlántico, yentoncesno solo se opuso vigorosamente á la idea, sino que tambiense manifestó dispuesta á contrarestarla; pues, sí los aliadoslograban su objeto, el comercio inglés con los paises surame-rieanos recibiría un terrible golpe, y nadie ignora cuán sen-sible es la Gran Bretaña ä todo 10 que afecta sus interesesmercantiles. "

" Para alejar este inminente peligro, Mr. Canning, minis-tro entónces de relaciones extrangeras en Inglaterra, propusoen Agosto de 1823 á Mr. Rush, embajador americano enLóndres, que ämbos gobiernos se pusieran de acuerdo ymanifestaran ä la Europa que se oponían á la política de laalianza y los planes formados contra los paises del conti-nente americano. Así se esperaba <{ueEspaña abandona-ría la idea de reconquistar las colonias: que el reconocimien-to de estas como Estados independientes era ya hecho san-cionado por el tiempo y las circunstancias : que las los po-tencias, sin embargo, no pondrian obstáculos á cualquieraarreglo amistoso entre aquellas colonias y España, y que sibien no pretendían adquirir para sí territorio de dichas colo-nis,s, no verian con indiferencia que pasara ninguna de ellasá poder de otra nacion. Observaba tambien Mr, Canningque en su concepto tan unánime declaracion por parte dela Gran Bretaña y. de los Estados Unidos bastaria por sísola para evitar la intervencion, á mano armada, de los alia-dos en la suerte de las ex-colonias españolas. Tales causasindujeron ä Mr. Canning á invitar á Mr. Rush á que tomaseparte en aquella declaracion en nombre de su gobierno,Aunque Mr. Rush carecia de instrucciones directas queapoyasen su accion, como 10 comunicó á MI'. Canning, con-vino prudentemente en asumir la responsabilidad, pero conla expresada condicion de que el gobierno inglés, ante todo,reconociese la independencia de las nuevas repúblicas amerieanas, como ya lo habían hecho los Estados Unidos.

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.Mr. Canning, aunque estaba resuelto á destruir los planes dela Alianza centra las repúblicas, no estaba entónces prepa-rado para dar este paso decisivo, y así no se llevó á cabo launánime declaración."

" Mr. Rush, en su despacho de 18 de Setiembre de 1823 áMr. Jobn Quincy Adams, á la sazon secretario de Estadodel gabinete de Washington, dió á éste luminosa relacionde dichas negociaciones con documentos explicativos, y elpresidente .Monroe, despues de meditarlos, los envió acom-pañados; de su opinion sobre el contenido á la oonsideracionde 1\11'.Jefferson, pidiéndole su parecer sobre la conductaque el gobierno debia seguir á fin de alejar el peligro queamenazaba."

" I.Alcontestacion dada por Mr. J effersou, y fechada enMonticello el 24 de Octubre de 1823, es enérgica, entnsiastay elocuente, mostrando aquel estadista en su vejez la saga-cidad y ardiente patriotismo de que ya habia dado mues-tras como autor de Ia Declaracion de independencia, Endicho documento, se presenta y recomienda la Doctrina deMonroe en el sentido mas lato. Por ser tan importante lacopio integra de la Vida de J efferson por Randal."

" La cuestion que V. presenta en las cartas que me haescrito es la mas importante de cuantas se han presentadoá mi contemplacion desde la independencia. A esta debe-mos ser una nacion ; mas, la que ahora se nos presenta fijanuestra brújula y nos marca el rumbo que debemos tomaren ol océano de tiempo que se descubre á nuestra vista, enel que jamas podrémos engolfamos con mas favorables cir-cunstancias. Debe ser nuestra máxima fundamental el evi-tar enredarnos en las diseneiones europeas. Como segundamáxima el no consentir jamas que Europa se mezcle en losasuntos cisatlänticos. La América del N orte y del Surtiene cada una un conjunto de intereses distintos de los delas naciones europeas; debe por lo tanto América tener unsistema propio y exclusivamente separado del de Europa.Mientras que esta se empeña en domiciliar en su seno eldespotismo, nosotros debemos esforzarnos siempre en hacerde nuestro hemisferio la mansion de la libertad."

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" Una nación, mas que todas, podria p onernos embarazoen este empeño j mas ahora nos brinda para dar cabo á laidea con guia, ayuda y cooperaeíon, Accediendo nosotros ásus proposiciones, Ia separarémos de una comparsa de dés-potas¡ se colocará el peso de su poder en la balanza de losgobiernos libres y se obtendrá así de un solo golpe laemancipacion de todo WI continente, que de otro modo per-maneceria por largo tiempo en dudas y dificultades."

La Gran Bretaña entre todas, es la naeion que puede ha-cernos mas daño: teniéndola pues de nuestra parte no debe-mos temer al orbe entero. Mantendríamos con ella una amis-tad cordial, y nada contribuiría mas á estrechar nuestras sim-patías como el pelear otra vez juntos por la misma causa.N o seria yo en verdad quien comprase su amistad al preciode acompañarle en sus guerras; pero sí la actual proposicionDOS comprometiese en una guerra, seria nuestra causa y nola suya la que estaría defendiendo. Su objeto es introduciry establecer el sistema americano de alejar de nuestro suelotodo poder estraagero; el de jamas consentir que nacioneseuropeas se mezclen en los asuntos de las nuestras¡ el de sos-tener nuestros propios principios y no el de alejamos de ellos;y si para facilitar este resultado podemos separar del cuerpoeuropeo al IDaS poderoso de sus miembros, no veo razon nin-guna para que no lo admitamos. Estoy completamente deacuerdo con la opinion de Mr. Canning de que este paso envez de provocar va evitar la guerra. Trasladada Ingla-terra de la balanza de las naciones europeas á la de nues-tros dos continentes, toda Ia Europa combinada no osaríaemprender tal guerra: porque ¿ cómo podria intentar medirsus armas con sus enemigos sin contar para ello con escua-dras superiores? Tampoco, debemos despreciar la oportuni-dad que esta proposioion nos ofrece para hacer nuestra protes-ta contra las atroces violaciones de los derechos de las nacionesreferente á la interveneion de cualquiera de ellas en los asuntosde la otra, tau perversamente iniciada por Bonaparte y prose-guida por la no menos ilegal Al~anza sediciente Santa.

"Pero debemos dirijirnos la siguiente pregunta ¿ deseamosadquirir para nuestra confederacion alguna de las provinciashispano-americanas ?"

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IC(J(mfolo Irancammt6 (jU6M ,ido Ii8mpre ele opinion (jU6 (Juba ,1JMtJ

la ailiciDn mal interuant6 (jU6poiJri'a Aacer,e ti nuutro 'Mtema ele utarloB.El dominio que uta i8la con 61promontorio de la Florida no, daria Bobreelgolfo cle ~ü:o 11 .obrfJ la8 utad08 11el Mtmo qU6lo ciñm 48í como ,obrelo,territorio8 cugOl rio. rJuaguan en él, colmaría la medida cle nuestro bien-estar político. Sin embargo, persuadido de que esto jamas po-drä obtenerse, aun contando con el consentimiento de aquella,sin evitarnos una guerra, y que su independencia que es nues-tro inmediato interés (y especialmente su independencia deInglaterra) puede lograrse pacíficamente, no vacilaré en aban-donar mi primer deseo á las vicisitudes futuras y aceptar suindependencia manteniendo paz y amistad con Inglaterra conpreferencia ä su asociacion á nosotros á costa de la guerra yde su enemistad.

ce Yo no tendria empacho alguno en manifestar tambien enla propuesta declaracion, que aunque no es nuestra intencionadquirir territorio alguno de las provincias que mantienenrelaciones de amistad con la Madre patria, nos opondrémos,sin embargo, con todas nuestras fuerzas á la interposicion ar-mada de cualquiera otra potencia, ya sea con el carácter de au-xiliar, mercenaria ó bajo otra cualquier forma ó pretesto, y es-pecialmente ä que pasara ä poder de otra nacion por conquis-ta, cesion ó cualquiera otro medio de adquisición. Creo, porconsiguiente oportuno que el Poder Ejecutivo debe animaral gobierno ingles á continuar en las buenas disposiciones queexpresan esas cartas, asegurándole que obrará de consunocon él hasta donde alcance su autoridad, y que como ello pue-de provocar una guerra, para cuya declaracion es necesarioun decreto del congreso, el asunto se presentará á la consi-deracion de los miembros de este Cuerpo en sus próximasaesiones bajo· el mismo razonable aspecto en que el Ejecutivolo considera.

ce He estado por tan largo tiempo apartado de asuntos polí-ticos sin tomar en ellos interes alguno, que no me creo aptopara manifestar opinion alguna que merezca ser atendida.Pero la cuestion vijente es de tan durables consecuencias yde tanta importancia para nuestra suerte futura, que ha revi-vido en mi todo el interes que hasta ahora me ha animado eD

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circunstancias semejantes, moviéndome á aventurar opiaio-nes que deben solo considerarse como muestras del deseo decontribuir con mi óbolo á lo que pueda ser útil á nuestrapatria.

"Deseando que se acepte solo en lo que valga, quedo comosiempre de U. constante amigo y servidor".

" El presidente Monroe, fortalecido con el apoyo de Mr.Jefferson, manifestó en su 70 mensaje al Congreso (Diciem-bre 12 de 1823) la ahora tan renombrada Doctrina de Monroe.

"Toda ella está comprendida en laasercion "de que es prin-cipio que toca á los derechos é intereses de los Estados Uni-dos que los continentes americanos por ellibre é indepen-diente estado que tienen y han hasta ahora mantenido, no po-dran en adelante ser súbditos ni colonos de ninguna potenciaeuropea."

"Se emplea la frase "en adelante," porque Francia é Ingla-terra, y nótese que no habla del Brasil, en la época del men-saje poseian colonias en este continente; así no se les com-prende en los términos de la declaracion. Se refiere á lofuturo y no á lo pasado, como mas se especifica cuando de-clara despues" que ni nos mezclamos ni no nos mezclarémoscon las colonias existentes que dependen de alguna de laspotencias europeas."

" Ellector ha podido percibir que las recomendaciones deMr. J efferson escedieron á la declaracion de los gobiernospropuesta por Mr. Canning. Esta se limitaba á las coloniashispano americanas; pero la Doctrina de Mónroe estiende laproteccion de los Estados Unidos á todo el continente. "

" Mr. Monroe prosigue en su mensaje discutiendo y conde-nando de un modo claro y hábil Ios proyectos de la Alianzacentra las repúblicas del sur poniendo de manifiesto las con-secuencias. N o obstante, jamas pierde de vista la doctrinamas extensa que ha proclamado al principio del mensaje con-tra la colonizacion de cualquier territorio americano por unapotencia europea empleando las siguientes frases. "Debe-mos declarar en obsequio de la sinceridad y de las relacionesamistosas que existen entre los Estados Unídos y aquellaspotencias (las europeas), que consideramos cualquiera tenta-

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DEL GENERAL PÁEZ. 269tiva de ellas por estender su forma de gobierno ä algun terri-torio de este hemisferio como peligrosa ä nuestra paz y segu-ridad." Aun mas j despues de hacer presente que nuestrapolítica tradicional era no intervenir en 108negocios domés-ticos de las potencias europeas, considerar como legítimotodo gobierno de fado y mantener relaciones amistosas conél, dice: "Pero en cuanto á estos continentes las circunstan-cias 80n en todo y por todo enteramente diferentes. Impo-sible es que las potencias aliadas estiendan su sistema políticoá cualquier parú de utB continente sin que corran riesgo nuestrapaz y felicidad, ni uadie puede creer que nuestros hermanosdel sur, si se les deja deliberar por sí 8010s,adoptasen espon-táneamente aquella forma de gobierno. Es tambien imposi-ble, por consiguiente, que nosotros veamos con indiferencia.tal interposicion, cualquiera que sea 8Uforma."

" Tal es la doctrina de Monroe. Op6nese á la futura colo-nizacion de cualquier parte del continente americano j opö-nese tambien á la introducion en él de instituciones europeasdespóticas ó monárquicas y ä toda tentativa CGnque preten-dan los soberanos europeos subyugar la República norteamericana de Méjico ö cualquiera de las de la América delSur. En cuanto á ellas, dice enfáticamente: "Pero conrespecto á los gobiernos que han declarado y sostenido suindependencia, la cual nosotros hemos reconocido teniendoen cuenta grandes consideraciones y principios justos, no po-driamos mirar la interposicion de cualquiera potencia euro-pea cuyo propósito fuese oprímírlas.ö ejercer predominio enmanera alguna sobre los destinos de ellas, sino como una ma-nifestacion hostil hácia los Estados Unidos."" Era muy racional que los Estados Unidos, siendo la mas

antigua y sin disputa la mas poderosa república de este con-tinente, pusiera el esoudo de su proteccion para defender ásus hermanos mas débiles centra los asaltos del despotismoeuropeo."Cuando se recibió en Lóndres el mensaje del presidente

Monroe (segun nos informa Mr. Rush), el documento fuéleido con la mayor atencion. Todos hablaban de él. To-da la prensa hizo sus comentarios. Los diputados hispano

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americanos se manifestaron escesivamente gozosos: subieronde precio en la plaza los bonos de sus gobiernos, y se tuvopor asegurada la independencia de los nuevos estados contratoda ooaccion europea. Los aliados poco después abando-naron sus propósitos hostiles contra las nuevas repúblicas ysu independencia fné asegurada.

" La parte del mensaje que se refiere á. la proteccion de lasnuevas repúblicas, estando de acuerdo con la política maní-festada por la Gran Bretaña, fué acogida favorablemente porel gobierno inglés; pero no asi la que se refiera á impedirla futura colonizacion europea, que encontró la mas decididaoposicion. La Doctrina de Monroe, no obstante, vino muypronto á ser para el pueblo americano un cánon de fé poli-tiea."