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Carmen Maganto Mateo Aspectos evolutivos de los niños y adolescentes. La entrevista con niños y adolescentes en mediación familiar Capítulo 8. Aspectos evolutivos de los niños y adolescentes. La entrevista con niños y adolescentes en mediación familiar

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Carmen Maganto Mateo Aspectos evolutivos de los niños y adolescentes. La entrevista con niños y adolescentes en mediación familiar

Capítulo 8. Aspectos evolutivos de los niños y adol escentes.

La entrevista con niños y adolescentes en mediación familiar

Carmen Maganto Mateo Aspectos evolutivos de los niños y adolescentes. La entrevista con niños y adolescentes en mediación familiar

1. INTRODUCCIÓN Ha sido largamente discutido entre los profesionales si los niños tienen que ser agentes participantes en el proceso de mediación. La declaración de los Derechos del Niño, junto a los estudios sobre protección infantil ante problemas familiares, ha condicionado diferentes posicionamientos profesionales en relación a este tema. Aquí se va a exponer el punto de vista profesional de la autora, así como las razones que sustentan la presencia de los hijos en el proceso de mediación familiar. Se aborda el tema partiendo de las características evolutivas de la infancia y adolescencia, para plantear, posteriormente, la entrevista con niños y adolescentes en el proceso de mediación familiar. Es importante que los padres estén preparados para afrontar la información con los hijos, es decir de qué van a informar y cómo hacerlo. Por ello, se ofrecen algunas indicaciones sobre este tema. Además, los aspectos técnicos sobre la entrevista con los hijos, debe realizarse ateniéndose a los principios de la medicación y al encuadre profesional de este proceso. Finalmente, se explicitan las cualidades de un buen entrevistador, y las funciones que el mediador debe cumplir en la entrevista. 2. CARACTERÍSTICAS DEL DESARROLLO EVOLUTIVO DE NIÑO S Y

ADOLESCENTES

2.1. El desarrollo desde el nacimiento a los 5 años : primera infancia

Podemos afirmar que el bebé es un sujeto eminentemente corporal, en el que el desarrollo psicomotor cobra gran importancia (Maganto y Cruz, 2004). Es asombroso la maduración que un niño realiza en esta etapa, como aprendizajes de la marcha, correr, subir y bajar, etc... hasta destrezas manipulativas de una gran riqueza y finura. La mayoría de los avances en el inicio de la vida se centran en esta maduración, y progresivamente se van adquiriendo otros aprendizajes también básicos

para su maduración posterior: lenguaje, capacidad cognitiva, adaptativa y socioemocional.

El desarrollo del lenguaje pasa del simple balbuceo a la repetición de bisílabas, inicialmente al azar, y posteriormente con sentido y significado, que sirven para llamar a sus padres y pedir lo que desea. Posteriormente inicia frases de dos o tres palabras hasta conseguir el desarrollo básico de la estructura lingüística. Sin embargo, el lenguaje no sirve al niño para explicar sus estados emocionales, ni siquiera para explicar lo que le ocurre, es la expresión a través del cuerpo y sus enfermedades lo que nos habla de sus problemas. Entiende más al adulto por lo que hace y por la comunicación no verbal que por el propio lenguaje, por lo que la relación con el niño está marcada por la vinculación afectivo-emocional.

La conducta adaptativa y socioemocional se desarrolla a partir del reconocimiento de la cara de la madre, y posteriormente de las personas que le rodean. La vulnerabilidad del nacimiento hace que el niño necesite de los progenitores o sustitutos para sobrevivir. La relación que se establece con los padres en este primer periodo de la vida es tan importante que, para diferentes teorías psicológicas, este periodo marca el desarrollo futuro del sujeto. Sin que este periodo sea absolutamente determinante, sí que está confirmado que la conducta de apego que se realiza con los progenitores, especialmente con la madre, es determinante para el futuro del ser humano. Por ello, el estudio de las emociones infantiles y el análisis de la capacidad socioemocional, es decir, de vincularse con los semejantes y aceptar las normas sociales, va a ser un punto clave para analizar el desarrollo del niño. El desarrollo cognitivo del niño es prioritariamente psicomotor, pero progresa desde el lenguaje hasta el desarrollo de habilidades de pensamiento concreto. Es un periodo de inteligencia sensoriomotriz y de inteligencia preoperacional.

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2.2. El desarrollo de 6 a11 años: Infancia media Desarrollo psicomotor. El inicio de este periodo se caracteriza por ser una etapa de mucha movilidad, pasa el tiempo moviéndose, cambia de juego o actividad sin cesar. Le gusta ponerse en situaciones de peligro, busca la lucha y juegos violentos. Hace equilibrios y salta sin cesar. La fatiga es habitual por el exceso de actividad, pero la recuperación es rápida. Los juegos y los deportes de hacen cada vez más específicos y se eligen en función de sus habilidades y aptitudes físicas. Relaciones socioemocionales: En su vida emocional manifiesta enfados inesperados. Suelen tener explosiones verbales sin motivos. También manifiestan actitudes insolentes con los padres, y se dedican a hacer payasadas, como forma de atraer la atención hacia ellos y provocar a sus hermanos.

A medida que avanza en edad, necesita de sus compañeros para definir y afianzar su propia individualidad. Empiezan a organizar grupos, pero hay bastante movilidad en ellos y les cuesta respetar las reglas del juego.

Cuando se le pide algo, tarda en responder y es lento en la ejecución, siempre encuentra una excusa. También manifiestan actitudes de terquedad para demostrar el inicio de su personalidad.

Su sentido del dinero ha aumentado, y quiere tener algo propio y decidir en qué y cómo lo gasta.

Se aprecia ambivalencia en relación a su desarrollo porque no quiere ser un niño, pero todavía no es capaz de asumir en rol de mayor.

Las diferencias debidas al sexo y al carácter quedan claramente reflejadas en sus actitudes no verbales y verbales, en las elecciones de deportes, amigos, diversiones, etc.

A esta edad las niñas son mucho más maduras que los niños a los que tratan con un poco de menosprecio; son más tranquilas, pero más susceptibles y dedican casi tanto tiempo a hablar como a jugar. Cuidan mucho de la elección de su ropa y les gusta variar a menudo.

A los chicos les gustan los grupos grandes de amigos, la acción y los deportes, así como los juegos virtuales con maquinitas, etc. Las chicas empiezan a funcionar con amigas más estables y en pequeños grupos.

El entendimiento con los hermanos crea problemas. Tiene necesidad de su territorio exclusivo, y generalmente no quieren compartir habitación, ni nada con sus hermanos.

Su curiosidad les lleva a pedir información más completa sobre temas sexuales, bien a la familia o bien a la escuela, pero sin duda que es entre compañeros un tema habitual de conversación en algunos momentos de este periodo.

La TV les apasiona, sin ser capaces de discriminar lo que puede o no pueden ver. En cuanto al desarrollo intelectual, se encuentran en el final de la etapa de sincretismo, en la que persiste la subjetividad. Empiezan a hacerse accesibles al razonamiento lógico y al análisis, pero de forma muy concreta. A esta edad: lo real y lo imaginario, lo físico y lo psíquico, están muy entrelazados. Es importante cuidar en este periodo que estén desarrollados los aspectos intelectuales que le preparan para los aprendizajes básicos del nivel de primaria. Esto implica vigilar para evitar que haya retrasos y fracaso escolar, vigilando cuidadosamente el desarrollo de:

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• Una buena lateralización y una buena organización del espacio y del tiempo.

• Agudeza visual y auditiva normales y una buena psicomotricidad. • Un desarrollo del lenguaje hablado adecuado y ausencia de

trastornos de elocución. • Capacidad de análisis y síntesis para estudiar y establecer

semejanzas y diferencias.

Por el desarrollo que su inteligencia son capaces de comprender las relaciones causa - efecto, tiempo - espacio, así como los sistemas de valores, reglas y códigos, pero no logran realizar esas operaciones lógicas si no es sobre un ejemplo concreto.

Además el desarrollo de los intereses es enorme. Muestran una curiosidad natural por los temas que se refieren a los fenómenos físicos, como la geografía, ecología, medio ambiente, vida en el espacio, animales, etc.

La memoria escolar, por ejemplo, empieza a ejercitarse de una forma consciente, sistemática y disciplinada. Puede observarse un gran desarrollo a esta edad si se la ejercita convenientemente, aunque son indolentes para ello.

2.3. El desarrollo a partir de los 11 años: la adol escencia

Dos áreas son de especial interés en su desarrollo: el área socioemocional y el área cognitiva.

El desarrollo socioemocional es rico, complejo y variado, y muy

diferente de unos sujetos a otros, tanto en la rapidez de los cambios, como en el ritmo de los mismos. Son características habituales de esta edad las siguientes:

Es una etapa en la que a los adolescentes les gusta ser ellos mismos y decidir su actuación, mostrando más dinamismo y seguridad que años anteriores.

Aunque en esta edad tanto chicos como chicas evitan hacer las cosas como las hacen los demás, en el fondo parecen clónicos unos de otros, tanto en el lenguaje, como en las actitudes, manera de vestir, gustos musicales, etc.

Progresivamente han pasado de admirar y necesitar la autoridad externa para regular la conducta a guiarse por la propia conciencia y sentido de responsabilidad y obligación.

Por regla general, mantienen el autocontrol en situaciones sociales: clases, restaurantes, personas ajena a la familia, lugares públicos, etc., pero cuando alcanzan un grado de excitación fuerte, tienen conductas muy impulsivas.

Se hacen más realistas, saben aceptan la crítica de los demás y reconocer errores sin desmoronarse.

La TV sigue apasionándoles, pero son más capaces de seleccionar lo que desean ver.

Destacan a esta edad las siguientes características:

• Enorme energía. • Curiosidad insaciable. • Hablan sin parar y tienen risas estridentes. • Estado de ánimo y conducta variable, con extremos

emocionales: de la ternura a la rabia, de la tristeza a la alegría, del activismo a la pasividad, de la omnipotencia a la impotencia, etc.

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• Pueden mostrar a veces conductas emprendedores, con decisión, y a veces también actúan con grosería e insolencia, con discusiones en las que siempre quieren tener la razón.

• Les encantan las actividades extraescolares, aprecia, en general, todo lo nuevo, lo que les libera y les incita a algo distinto.

• Momentos y actitudes de madurez e infantilismo. • Se portan mejor y se muestran más maduros fuera de la familia. • Suelen tener celos de los hermanos, de los amigos, de los

iguales que posean las cualidades que a ellos y ellas les gustaría poseer.

• Intereses variados y cambiantes, según el grupo y el contexto. • En el inicio de este periodo sienten ganas de comportarse como

mayores, y fumar y beber les resultan tentadores, "pero a escondidas".

• Tienen en consideración la opinión del grupo. • Piensan más en hacerse mayores y en cómo les gustaría ser. • Mejoran las relaciones con los hermanos y hermanas, no están

tan irritables y sienten admiración por el hermano o hermana mayor.

Al final de la adolescencia los cambios de humor se atemperan y la

actitud exterior aparece más calmada, son más afables y muestran menos espontaneidad. No tienen tanta prisa por crecer y ser mayores como en los años anteriores. Expresan más autonomía.

Las chicas: se dan cuenta más precozmente de los cambios físicos porque acaecen antes que los cambios de sus compañeros. Por ello, y por la presión social que existe sobre el “cuerpo ideal” de la mujer, tienen más conciencia del propio cuerpo, de las formas, del tamaño, etc. Así, la preocupación por la imagen corporal, la belleza, la estética y la opinión de los demás en relación a su cuerpo ocupa un lugar primordial.

Las chicas se desarrollan físicamente en formas y funciones

femeninas: se preocupan por la regla, por mayor temor al sexo, y tienden a

refugiarse en la amiga. Idealizan a algún chico y sienten atracción por chicos más mayores que ellas, buscando un ambiente íntimo para confidencias entre chicas o con un amigo.

Los chicos despliegan gran fuerza física, y se entregan a los deportes con más entusiasmo que las chicas. Suelen parecer más infantiles, porque los cambios físicos y características propias son algo más tardíos. El interés por el sexo es diferente. Quieren información sobre el acto sexual, pero prefieren hablar de estos temas con amigos que con la familia Se sienten atraídos por las chicas, aunque en general son algo más tímidos en el trato con ellas, pero si se enamoran lo muestran de forma directa, o bien llaman por teléfono o escriben mensajes, o lo dicen cara a cara... Se unen más a los amigos, les interesa el grupo de amigos y se desenvuelven bien en grupos numerosos.

En ambos sexos, a medida que aumentan en madurez se repliegan más sobre sí mismos, escuchan más, pueden posponer sus deseos sin la inmediatez del presente, son capaces de ponerse en el lugar de otro, aunque sea un adulto. El pensamiento es más crítico y objetivo, van logrando su propio mundo de valores, actitudes e intereses en la vida y se orientan profesionalmente con más realismo.

Desarrollo cognitivo . A nivel intelectual su desarrollo está a caballo entre la Inteligencia práctico - concreta y la abstracta, con un pensamiento más racional, lógico y deductivo. Es preciso que su desarrollo les permita manejar conceptos como: peso, tiempo, espacio, volumen, y las relaciones entre ellos.

Saben expresar su forma de ver las cosas y saben hacer críticas a la gente.

En el Colegio, si los estudios les van normal o bien, tienen más sentido de responsabilidad hacia sus profesores. Buscan más el intercambio intelectual y se muestran más críticos.

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No les gustan las personas que les representen la autoridad. Puede distinguir entre profesor y materia. Son capaces de canalizar bastante energía al trabajo escolar. Les gusta discutir con el profesor pero tiene necesidad de respetarlo.

Se interesan progresivamente por sus futuros estudios, pero las preocupaciones escolares en esta edad pueden angustiarles por la presión social sobre las notas para proseguir estudios.

Los sujetos que tiene dificultades en el desarrollo de la inteligencia, o bien han llegado a esta etapa con un fracaso escolar importante, el tema escolar es a esta edad una fuente de frustración continua y de consecuentes problemas psicosociales e incluso emocionales. Tienen que terminar la secundaria porque es obligatorio, pero acumulan suspensos de cursos precedentes, lo que les incapacita el aprendizaje que se les propone..

Tiene mucha variedad de intereses, por lo que la vida escolar no puede ahogar sus necesidades, llenándoles excesivamente el tiempo. Antes de abordar las razones y motivaciones profesionales para incluir a los menores en el proceso de mediación, se inicia el tema planteando una síntesis en la que se recogen las características evolutivas más importantes en el desarrollo de la infancia y adolescencia, dividiendo este período en lo que tradicionalmente se ha llamado primera infancia, infancia media y adolescencia. 3. LOS NIÑOS EN MEDIACIÓN FAMILIAR

Entre los autores que más han trabajado en la definición del derecho de los niños a ser sujetos activos en el proceso de mediación podemos citar a Contreras (2003), cuyos estudios sobre los niños como

sujetos de derecho, no sólo como objetos de protección, ha sido ampliamente reconocida.

Aquí se va a exponer, tras la revisión de la literatura pertinente, la posición personal que proviene no solamente de la formación académica, sino de la experiencia profesional en el trabajo psicológico con niños y adolescentes.

Así pues, mi posición profesional, en relación a la participación de

niños y adolescentes en los procesos en que están implicados, en este caso, en el proceso de mediación familiar, es la siguiente:

• Es necesaria la participación de los sujetos en los procesos en los que están implicados, incluidos si éstos son niños, puesto que son agentes del propio proceso.

• Los niños tienen derecho, y a su vez necesitan, dar y recibir

información sobre lo que les ocurre o sobre aquello que por distintas razones están involucrando.

• Los aspectos sobre la claridad informativa, exhaustividad,

sinceridad y sencillez de las explicaciones, deberá adecuarse a la edad, al problema, etc., pero la expresión de lo que está aconteciendo debe ser un aspecto a tratar durante el proceso de mediación o cualquier otro proceso que están viviendo.

• Como principio de respeto a la persona, son los únicos

autorizados para hablar sobre sí mismos (la única autoridad sobre su malestar), al igual de lo que ocurre en el ámbito de la salud. Son ellos los únicos que pueden decir cómo se sienten ante esta situación.

• La confidencialidad debe estar asegurada en los términos que

el código deontológico plantea. Las excepciones de la

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confidencialidad vienen definidas con ambigüedad en dicho código, pero no deben ser la norma, sino la excepción. Los jóvenes tienen que saber que tener conocimiento de que la confidencialidad será respetada.

• En un proceso de mediación, tras escuchar la historia de

ambos cónyuges, es importante conocer “la tercera historia” que completa el círculo familiar. La historia de los protagonistas “secundarios” da sentido y significado a la narración de los padres.

• La importancia de las decisiones que se tomen para el futuro

de las orientaciones que se planteen, les afecta directamente. Por ello, conviene que estén previamente informados de que estas decisiones se están tomando y en los términos en que se están haciendo. A veces resulta más fácil plantear los miedos y dudas ante un tercero que ante los padres.

Además de este posicionamiento, sobran razones que justifican su

presencia.

3.1. Razones de su presencia:

• Recabar una visión más integral y contextual del problema sobre el que se está realizando la mediación.

• Lograr mejor información de circuitos de conflicto interaccional.

Los niños y adolescentes han experimentado y experimentan este conflicto.

• Permitir pensar en mejores y más ajustadas alternativas de

solución al problema de separación o divorcio

• Posibilitar a los menores expresar sus sentimientos y expresar lo que desean en función de la edad y la situación de momento.

• Personalizar al sujeto, no tratarlo como el objeto sobre el que

se media. • Negar su presencia es ficticio, la ausencia de los hijos si no

acuden a mediación es física, porque su presencia invade la mediación a través de los distintos posicionamientos en que los padres los sitúan:

� Hijos parentalizados � Triangulados � Intermediarios � Relegados

• Dar cumplimiento a la Convención de los Derechos del Niño,

que lo contempla como un derecho propio. • Generar un clima de mayor confianza entre todos,

especialmente para los hijos, a través de una persona neutral en el proceso.

Nunca la participación de los hijos debe imponerse, en principio es

aconsejable, pero ambos deben estar de acuerdo. Debe ser realizada por un profesional bien entrenado con niños,

que conozca la psicología evolutiva y tenga experiencia en este tipo de actuaciones.

Hay que aclararles que se trabaja con un encuadre delimitado, por

ejemplo, los hijos pueden opinar, pero no se les otorga la responsabilidad de decidir.

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Pueden ofrecérseles algunos datos de los que la investigación confirma (McIntoch, 2003): • Los niños prefieren que los padres no estén presentes con

más frecuencia que lo contrario • La presencia de los hijos ayuda a los padres a hablar más

fácilmente con ellos. • En ocasiones se valoraron posteriormente sus opiniones y se

han cambiado acertadamente pre-decisiones. • El posibilitar a los hermanos hablar juntos con un tercero,

propicia que los niños hablen posteriormente entre ellos. • Tranquiliza a los niños saber que tienen un interlocutor neutro

a quién acudir.

En síntesis, incluir a los niños en mediación posibilita responder a los derechos ya reconocidos para los menores:

• Derecho a saber: Los padres van a tomar decisiones de

cambio. • Derecho a estar informados: Capacidad de comprender • Derecho a opinar y expresar sus sentimientos y deseos:

Conocer su opinión. • Derecho a recibir ayuda si ser inundado emocionalmente:

Propiciar un ambiente neutro. • Derecho a participar en el proceso de decisión: Adolescencia.

Podríamos decir que la ausencia de los hijos en el proceso de

mediación responde en general a una forma profesional de trabajar, o bien a miedos de los padres injustificados, pero bien argumentados. No obstante, puede haber circunstancias que aconsejen lo contrario, aunque éstas deben ser las excepciones.

4. COMO PREPARAR A LOS PADRES PARA LA ENTREVISTA DE LOS HIJOS

Antes de que los hijos acudan a una entrevista con los mediadores o mediador, deben los padres informarles de que están en este proceso, y de que tienen la oportunidad de hablar de lo que piensan y sienten con las personas que están trabajando con ellos. Además, es conveniente que les hayan informado previamente de algunos puntos sobre los que se están tomando decisiones en el propio proceso.

Afrontar el tema de la información es para los padres un punto difícil y doloroso del proceso de separación. Sin embargo, como dice Dolto (1988), la palabra humaniza la realidad y te hace responsabilizarte de ella: no la niega, oculta, transforma, sino que la identifica, la clarifica, permite integrar las emociones y libera el dolor. No conviene hacer “coro” de la negación de los pequeños.

Los padres tienden a creer que lo que es bueno para ellos lo es para los hijos, y no siempre es así.

Tranquiliza a los padres que les explique por qué anticipar los hechos permite prepararse, y en contra de lo que se cree, evita que la angustia se desborde. La información nos dispone a afrontar lo que va a ocurrir con otras estrategias, excepto si la información que se da o el modo en que se haga sea muy negativa.

Ningún niño está preparado para afrontar esa situación, por ello es frecuente la negación de la información recibida. Nunca piensan que las broncas van a terminar así, esperan que se solucionen entre ellos, sin que impliquen a los hijos.

Tienen que informar los propios padres y preferiblemente juntos, no terceras personas. Puede haber excepciones en función de la situación y contexto del caso.

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Hay que decir siempre la verdad ante las preguntas que ellos formulen, de la forma más clara, sencilla y simple. Los padres dudan sobre qué información deben dar y cómo hacerlo. Baste señalar algunos puntos que han de ser trabajados con ellos previamente en el proceso de mediación, en alguna de las entrevistas habidas con ellos:

4.1. Qué información transmitir Existe acuerdo en la información que se debe trasmitir, aunque no en el momento y en el cómo o quién hacerlo. La información básica que los hijos deben conocer es: • Se han dejado de querer entre ellos, como pareja, pero no han

dejado de quererles a ellos como hijos. El cariño por los hijos es distinto de todos y nunca desaparece.

• Pueden expresar el cariño al otro progenitor sin que se sientan

culpables o desleales. Ellos tienen que seguir queriendo a los dos como lo han hecho hasta ahora.

• Explicarle el amor previo que se han tenido y que ellos nacieron de

ese amor. La satisfacción que han tenido en su crianza y educación. • Decirles que tener que darles esta información es uno de los

aspectos más difíciles para ellos, porque es doloroso también para ellos tener que separarse, aunque sea temporalmente de ellos.

• Asegurar que lo que se haga va a ser pensando en ellos, en su

bienestar y seguridad, no en lo que a ellos como padres más les gustaría que ocurriera en adelante.

• Informar de que algunos niños se sienten culpables por este hecho, pero que no tiene que sentirse culpable, es una cuestión de los padres, no del comportamiento de los hijos. No son ellos los responsables de la situación que han tomado como marido y mujer.

• Confirmarles que ambos se van a preocupar y ocupar por lo que les

ocurre en el colegio, por la alimentación, salud, actividades de tiempo libre, es decir, los aspectos cotidianos de la vida con lo cambios que esto implique.

• No les corresponde, como hijos, hacer nada para que las cosas

vuelvan a funcionar. La decisión de separarse es de dos personas adultas, que esto afecta directamente a la relación entre ellos como pareja.

• Que, en definitiva, lo que esto supone es que se van a SEPARAR, es

decir ya no van a vivir juntos, van a vivir e casas distintas y que va a haber otros cambios, por ejemplo, dónde van a vivir y con quién o en qué días; quién les va a buscar, al colegio, deportes, etc.; la relación con la familia extensa de ambos, abuelos, tíos, primos , etc.

En síntesis, hay cuatro unidades básicas de información en este

primer momento:

1. Falta el cariño de pareja: El amor, el cariño, la relación... no existe, no funciona, no nos queremos para vivir juntos.

2. Cuidado y responsabilidad hacia los hijos: Los dos os vamos a

cuidar, y os vamos a seguir queriendo igual, pero vamos a vivir de forma distinta a como lo hemos hecho hasta ahora.

3. Con quién se va a vivir: Tú o vosotros vais a vivir conmigo (por

ahora, hasta que, lo que se haya acordado) durante la semana

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(o como se haya acordado) y los fines de semana estaréis con papá. Quizá luego podáis elegir (o ahora).

4. Dónde se va a vivir: Vamos a vivir separados, en casas

distintas (ciudad, etc. lo que sea). Va salir de casa mamá o papá. Vamos a vivir en esta casa como siempre (si se va a cambiar, decidlo).

4.2. Cómo informar:

En general, los niños se dan cuenta de que las cosas van mal, aunque los padres quieran negarlas para no hacerles sufrir. Pero hay quien se empeña en mostrar una felicidad ficticia, y los hijos se encuentran con este hecho por sorpresa, otros niños lo adivinan por conversaciones con terceros. Para otros conocer que se van a separar es un alivio

• Buscar ambiente, lugar y momento apropiado ( no a la noche). • Elegir un momento en e que se esté más tranquilo. • Pensar y preparar lo que se va a decir y lo que se sería

conveniente no decir. • Palabras sencillas. • No mentir, y contestar con sinceridad, no con crueldad a lo que

preguntan. • Es mejor decir lo que va a ocurrir que lo que ha ocurrido: “papá

se ha ido” (Dolto, 1989) • No hacerles testigos de sus disputas y enfrentamientos en ese

momento. • Ir dando la información a la medida que la soliciten. • Frases cortas y con información clara y precisa, no ambigua. • Hablar despacio y dejando hablar. • Pedir su opinión o confirmación de que comprenden.

• No decir todo en un día y no acabar con el tema en un solo día, es decir, no hacerlo para quitarse un peso de encima: “ya se lo hemos dicho”.

• Hablar si es posible ambos padres. Si sólo informa un progenitor, proteger la autoestima del otro para no dañar al niño, pero sin mentirle

• Que haya después un tiempo para observar las reacciones de los hijos.

• Hablarlo en más de un momento, en función de la situación de la pareja y de los hijos.

• Con algunos hijos hay que hablar de forma individual. • No expresar frases como: “eres tan egoísta, raro,

desordenado...como tu padre/madre”. • Explicar los intentos de solución antes de romper. No culpar a

nadie y desvincular sentimiento de responsabilidad de sentimiento de culpa.

• No involucrar al niño en el proceso: “Lo hubiéramos hecho antes si no hubiera sido por ti”.

• Lenguaje evolutivo, de acuerdo a la edad, características del niño y factores o causas que rodean la situación.

4.3. Cuándo informar: Es conveniente no adelantarse, pero también no llegar demasiado tarde. Conviene informar: • Cuando la separación emocional es un hecho • Cuando se están tomando serias medidas • Cuando el proceso es irreversible • Durante el periodo de búsqueda de alternativas o toma de

decisiones, previa información de los padres.

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5. LA ENTREVISTA EN MEDIACIÓN FAMILIAR

5.1. Definición de entrevista y características gen erales

La definición de entrevista psicológica aborda compendia distintos aspectos que la diferencian de otro tipo de entrevistas. Entre las definiciones más conocidas de entrevista están la de Sullivan (1954) y la de Pope ( 1979). Una síntesis de los principales elementos que entran en la definición de entrevista es la siguiente: una conversación y/o relación interpersonal entre dos o más personas, con unos objetivos determinados, en la que alguien solicita ayuda y otro la ofrece, lo que configura una diferencia explícita de roles en los intervinientes. Estos roles marcan una relación asimétrica, puesto que uno es el experto, el profesional, y otro es el que necesita de su ayuda.

Una explicación más detallada, y que permita un acercamiento y

comprensión de la misma, puede verse en Maganto y Cruz (2003). Parafraseando a estas autoras, se van a exponer algunos aspectos que directamente hacen relación a la entrevista en general para, posteriormente, abordar la especificidad de la entrevista con niños. Siguiendo, por tanto a estas autoras, diríamos que:

La entrevista se caracteriza por ser una técnica previa a cualquier

modalidad de intervención, imprescindible en el proceso de toma de decisiones por la variedad y riqueza de información que aporta del sujeto en un breve espacio de tiempo.

Se desarrolla a través de una conversación con una finalidad, ya que se centra en la demanda del sujeto, luego es una técnica que recoge abiertamente la petición de ayuda del entrevistado, porque especialmente en la primera entrevista, el entrevistado se encuentra en una situación de conflicto, o ante un problema por el que desea consultar o sobre el que desea recibir ayuda profesional. Importa más conocer el punto de vista de la persona que consulta que recoger con toda precisión los datos exactos

sobre el dicho problema (Borrell, 1989), por ello, la presencia de los sujetos involucrados en el problema es absolutamente necesaria.

Es una actividad profesional con un espacio de tiempo y lugar

prefijado en el que se intenta comprender y dar respuesta a las necesidades de la persona que solicita la entrevista (Rossell, 1990). El entrevistador utiliza sus conocimientos, aporta su experiencia y trabaja con las técnicas que considera más adecuadas. Esto hace, por otra parte, que las habilidades de escucha y de formular preguntas sean decisivas para el éxito de la entrevista. Posteriormente se hablará de este aspecto.

La información aportada por el entrevistado se convierte en el foco

de referencia y de trabajo en común a partir del cual se establece la relación de entrevista. Sobre esta primera información se organizan otros nuevos datos que permiten completar las hipótesis y las alternativas de actuación posterior.

Esta relación suele iniciarse con un desconocimiento mutuo por

parte de las personas integrantes, por lo que ambos necesitan estrategias de acercamiento y conocimiento para establecer las bases de una adecuada relación. Sin embargo, sobre el que dirige la entrevista, recae la responsabilidad de recabar información para lograr un conocimiento del sujeto y de su entorno en este breve espacio de tiempo.

La diferencia de roles y actitudes entre ambos diferencia la

entrevista de una relación de amistad o de cualquier otro tipo de relación. En este sentido, la variable examinador es decisiva en el desarrollo de la misma. No solamente su formación teórica es importante, sino que están implícitos su mundo de valores y creencias, sus propias experiencias de vida, las elecciones personales, así como sus experiencias infantiles y el modo como ha resuelto sus propios conflictos. Estos aspectos van a marcar desde este primer momento un estilo de relación psicológica específica de los protagonistas (intervinientes) de esta relación.

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Una de las características propias de esta técnica el que se trata de una relación interpersonal que conlleva la influencia recíproca en los individuos implicados (Bassols, 1990; Kvale, 1996). La relación ocurre en un escenario en el que adquieren gran intensidad los sentimientos e ideas desvelados, y cuanto más significativas sea esa relación más intenso es el efecto provocado en el interlocutor. Esta influencia bidireccional (García Marcos, 1983; Muñoz, 2003), se denomina también retroalimentación inmediata.

También es específico de esta técnica la flexibilidad que adquiere

el desarrollo de la misma, ya que, a pesar de tener unos objetivos prefijados, el examinador debe adaptarse a las características propias del entrevistado a lo que ocurre en el “aquí y ahora”. Permite observar en directo la conducta del sujeto, y si bien es siempre una muestra de su conducta, es inapreciable el valor de la observación en una situación de relación interpersonal-social (Bleger, 1977).

La entrevista, además, cumple una serie de funciones que la convierten en una de las técnicas más polivalentes de la evaluación psicológica (García Marcos, 1983). Tiene una función motivadora al establecer una relación que estimula y posibilita el cambio; una función clarificadora porque al exponer los problemas, ponerles nombre, ordenarlos, secuenciarlos, buscarles su razón de ser, etc., permite que el sujeto se clarifique su propio problema; y cumple también una función terapéutica por el mismo hecho de verbalizar lo que preocupa y porque el psicólogo ofrece alternativas y estrategias de cambio al sujeto, o bien un punto de vista diferente que por sí mismo modifica la cognición del problema.

5.2. Etapas de la entrevista

La entrevista inicial tiene una secuencia temporal en el proceso de realización que varía ligeramente en función de los objetivos de la propia entrevista (Martorell y González, 1997; Peterman y Müler, 2001). Esta

secuencia o proceso tiene sus fases que pueden ser bien delimitadas. (Par ver un análisis más exhaustivo de este tema, consultar Maganto y Cruz, 2003).

5.2.1. Pre-entrevista

Cuando se recibe a una persona se conocen de él algunos aspectos, especialmente cuál es el motivo por el que acude a la entrevista. El profesional conoce de forma breve quién solicita ayuda y por qué. En los casos de mediación familiar, el profesional conoce la historia de los padres y el conflicto por el que se separan, así como algunas de las soluciones que se están consensuando en el proceso de separación.

Como se ha dicho anteriormente, conviene que los padres adviertan a los hijos que van a acudir con el/los profesionales con los que ellos están trabajando, a fin de que puedan informar sobre lo que piensan y sienten es ese momento y puedan exponer también todo lo que les preocupa.

Esta fase tiene que servir para trabajar padres y mediadores sobre lo que consideran que es más conveniente que los hijos estén informados antes de asistir a la entrevista.

5.2.2. Entrevista

Primera fase: Mutuo conocimiento

En esta primera parte de la entrevista se realizan fundamentalmente tres funciones: Contacto físico, saludos sociales y tentativas de conocimiento mutuo

A esta primera parte de la entrevista se denominada de mutuo conocimiento, ya que es el momento que toman contacto por primera las

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personas integrantes, y necesitan de un tiempo para situarse ante la otra persona que tienen como interlocutora. En esta primera fase suceden los saludos y presentaciones. No hay una manera ideal de abordar a un niño o adolescente. Hay quién extiende la mano y saluda mientras dice su nombre, y hay quien saluda y se presenta sin dar lugar al contacto físico. En toda la presentación hay formas abiertas y expansivas, mientras que hay otras más restringidas a lo puramente formal. Sin embargo, porque en este primer momento la preocupación y ansiedad del entrevistado son elevadas, se aconseja que la actitud acogedora, cálida y empática se cuiden con esmero, así como la comunicación no verbal. El clima de confianza va a ser determinante y va a condicionar el proceso de entrevista (Maganto y Cruz, 2003).

Tras estos saludos y presentaciones se suele indicar que conocemos la situación familiar y que vamos a tener un tiempo para hablar de ello (especificar el tiempo o no depende de cómo trabajen los profesionales.

Segunda fase: Afrontar la situación problema

La segunda fase se conoce como la fase de exploración o bien de afrontamiento de la situación problema. Podríamos decir que es el cuerpo de la entrevista (Giordano, 1997; Othmer y Othmer, 1996; Wozencraft, 1997), en el que los sujetos entrevistados explican cómo ven la situación, qué piensan de ella, qué sienten en relación a ella, etc.

La principal función del profesional es la de observar, escuchar y saber formular preguntas idóneas al entrevistado, atendiendo tanto a su conducta verbal como no verbal. Es importante que sepa utilizar de modo profesional y técnico estrategias comunicacionales a fin de conseguir los objetivos que se plantea.

Es la fase en la que se intenta lograr una comprensión del problema. Esta comprensión que ser preciso es conocer y registrar

adecuadamente los datos, implica conocer cuál es realmente la preocupación de sujeto, cómo percibe la situación, por qué cree que ocurre esto, y que soluciones cree que serían las más idóneas.

En esta etapa se ponen en juego las habilidades del examinador que analizaremos en el apartado dedicado a ello. La actitud del psicólogo, su experiencia y habilidades personales y profesionales son la base para comprender el porqué y para qué una persona acude a un profesional. Es de suma importancia, como se viene repitiendo, saber escuchar, así como saber qué preguntar, cuándo y cómo hacerlo (Maganto y Cruz, 2003).

Tercera fase: Despedida Esta fase tiene al menos dos funciones: proponer si se desea una nueva cita y despedirse físicamente del sujeto.

Esta fase final es bastante diferente de unos sujetos a otros. Algunos están más tranquilos porque han hablado de sus problemas y ya han logrado entender algo mejor lo que ocurre. Para otros, es un momento difícil porque toman conciencia de que las cosas que ocurren en familia son irreversibles, y que los profesionales no van a lograr la unión de los padres tal y como ellos desearían.

5.2.3. Post-entrevista: Conviene que el profesional, tras despedir al sujeto, trate de elabore un mapa conceptual del problema y anota cuantas observaciones considere necesarias para posteriormente ayudar a afrontar las mediación a los padres.

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6. ENTREVISTA CON NIÑOS Y ADOLESCENTES

6.1. Primera fase de la entrevista: Etapa de mutuo conocimiento y encuadre

• Saludos • Nombres de cada uno. • Ubicación en la sala, reconocimiento y habituación a la misma. • Explicitar los principios básicos deontológico: Confidencialidad

y el consentimiento informado

En esta primera fase de la entrevista se trata de poder situar el tema con los hijos y de poder aclarar cuantas dudas tengan, especialmente el motivo por el que han venido y la posibilidad que se les oferta de hablar, preguntar, expresar sus preocupaciones y malestar. Se trata de dar crear un clima adecuado para la realización de la entrevista. Los aspectos que hay que abordar son:

Clarificación. “Me gustaría que me contaras si te han explicado por qué o para

qué has venido aquí. ¿Qué te han dicho?” (Clarificar en función de las lagunas).

O bien iniciar la clarificación abordando uno de los aspectos que les resulta más fácil hablar: los cambios.

“Ellos, cuando se separen, tienen que decidir algunos aspectos que

te afectan, y están muy interesados en hacer lo que mejor y más conveniente sea para ti (tus hermanos). ¿Sabes qué cosas pueden cambiar? (casa, padre con el más tiempo convivirán, lugar donde vivirá el otro progenitor, etc..)”

Comprensión de los hechos: Dar información

“Es muy importante que preguntes sobre lo que ocurre, tus padres desean informarte y a veces, aunque lo expliquen es difícil de entender, pero ahora podemos hablarlo para que lo entienda mejor, sobre todo las cosas que te parecen más complicadas. Estamos aquí para poder informarte de lo que tus padres están decidiendo, y aunque ellos te lo hayan explicado, si algo no entiendes puedes preguntar lo que desees”

Personalizar la preocupación Cada niño tiene preocupaciones diferentes y singulares, por lo que

conviene no generalizar, sino personalizar las preocupaciones de cas hijo. Puede decírsele, por ejemplo, “¿A ti, en concreto, de lo que está ocurriendo en tu casa qué es lo que más te preocupa?” Expresión de sus emociones y dificultades

Es importante que tú tengas un espacio para poder hablar, para decir lo que piensas o lo que sientes. Nosotros tenemos un tiempo para que las preocupaciones, las dudas, etc., que todos tenemos cuando nos ocurren cosas que nos disgustan o sorprenden puedas expresarlas y esto te ayudará a aclararte a ti mism@. A veces en casa no es fácil hablar en estos momentos, pero aquí podemos hablar de todo aquello que tu quieras. Opinar y/o decidir sobre la toma de decisiones

Dependiendo de la edad, se les puede pedir opinión sobre algunos acuerdos o decisiones que los padres están trabajando, como por ejemplo con quién quieren vivir o cómo quieren compartir la custodia. Puede decírsele: “Estas decisiones las tienen que tomar ellos, pero es mejor conocer tú opinión, saber cómo te sientes con ellos y con cada uno. Cómo

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ha sido y es tu relación con ellos. Hablando las cosas se aclaran y ayuda a tomar mejor las decisiones”.

O bien, en función de la edad: “Posiblemente puedas decidir con

quién deseas vivir cuando se separen tus padres. Podemos hablar cómo te sientes ante este hecho de poder decidir o de que te consulten ¿has pensado algo? ¿qué motivos tienes?” (Este tema es muy importante: culpa, lealtades, chantajes, etc.) Esta primera fase en la entrevista de mediación puede ser más o menos larga en función de diferentes variables, pero no hay que acelerarla, ya que puede ser de gran riqueza de contenido y de comunicación. Sien embargo, muchos niños se angustian hablando directamente de estos problemas y necesitan hablar de otros temas ya que necesitan más tiempo para conocer la entrevistador y expresar sus problemas. Por otra parte, es importante entrar en una fase de la entrevista que permita el conocimiento del niño a otros niveles, porque será de gran ayuda para los profesionales a la hora de trabajar en mediación con los padres.

6.2. Fase de conocimiento y afrontamiento del problema

El paso a esta etapa puede ser imperceptible o puede ser necesaria una introducción del tipo de: ¡Ahora vamos a hablar de otras cosas que haces en tu vida, y de cómo eres en general con tus amigos, etc... (suele ser recomendable iniciar esta fase con preguntas fáciles de generales, poco concretas que den pie a la conversación fluida, no a respuestas si/no). Por ejemplo, me gustaría que habláramos de:

Aspectos generales: Lo que te gusta o disgusta Lo que te alegra o pone triste

Lo que te da miedo Qué cosas recuerdas de cuando eras pequeño Qué cosas haces los fines de semana Cuáles son tus programas favoritos de la TV (cantantes, futbolistas... ) Qué hiciste estas vacaciones (o alguna fiesta cercana señalada) (Otras cuestiones en función del caso) Aspectos familiares Podemos hablar ahora de cómo es tu familia. Detenerse en cada

miembro de la familia directamente. Ampliar si conviene con familia extensa. Este apartado debe ser trabajado cuidadosamente y en más de una entrevista Preguntar sobre aspectos como:

Qué hacen Qué les gusta Quién se lleva mejor con quién Quién está más en casa Qué ocurre cuando falta... Quién es más severo/a... más permisivo/a Si hay castigos: quién los pone, por qué, a quién y cómo son (Otros aspectos según el caso) Aspectos escolares Este apartado es muy amplio y depende de la edad y de la

satisfacción escolar para hablar más o menos. Puden tratarse muchos temas, pero algunos de éstos son los más usuales.

Cuéntame quiénes son tus más amigos y qué hacéis. Les has dicho lo que ocurre en tu familia. Hay niños en tu clase o entre tus amigos que sus padres se han separado

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Háblame de tus profesores, de cada uno. Qué asignaturas te gustan más y menos Qué soléis hacer en los recreos Participas en algún deporte en tu Colegio/Ikastola o fuera de él/la (Otras cosas en función del caso)

Hobbies o actividades preferidas La mayoría de los niños tienen algunas actividades preferidas y que practican con sus amigos o con sus padres. Es una buena ocasión de conocer si éstas actividades se van a poder seguir practicando o no, y qué progenitor se va a responsabilizar de acompañarles en caso de qué sigan. Es un aspecto que los hijos hablan con poca dificultad excepto en los casos en que los hijos hacen actividades para dar gusto a los padres, pero no porque les gustan a ellos.

6.3. Fase final: análisis y planeamiento de los cambios:

Antes de finalizar la entrevista tenemos que haber abordado lo que los hijos piensan y sienten sobre la situación que están viviendo. Puede hacerse diciéndoles: “A ver si he entendido bien lo que me has dicho: Tu piensas que ...; Tú te sientes un poco preocupado porque....; A ti te gustaría que ....” O bien puede decírsele: “Vamos a concretar (completar, revisar, aclarar...) lo que hemos hablado:

• Tú qué piensas que tus padres van a decidir? • Cómo te sientes ante esta situación? • Tú que desearías (fantasía y realidad) • Piensas qué va a ser fácil o difícil estos cambios? Dos casas,

No ver a papa/mamá cada día, etc., (los que se prevean) • Quién crees que podría ayudarte más a superar esta situación?

• Qué crees que podrías hacer tú para superar esto? • Qué crees que podrían hacer tus padres para que fuera algo

más fácil o qué te gustaría que hicieran? • En qué y cómo consideras que yo puedo ayudarte.

Obviamente toda la entrevista debe estar condicionada por algunas variables fundamentales, entre las que están:

• Edad • Sexo • Capacidad cognitiva • Historia previa • Personalidad del niño • Decisiones ya tomadas • Otras variables del caso

6.4. Dudas más comunes de los niños

La entrevista tiene que posibilitar que se afronten las dudas más comunes para los niños y que se ofrezcan respuestas sinceras. Las principales dudas suelen ser:

• Responsabilidad y culpa personal. • Perder uno de los padres. • Cómo y cuándo se relacionarán con cada uno. • Cómo se las arreglarán con dos casas • Si les seguirán queriendo. • Qué decir a los demás o si ocultarlo. • Quién de los progenitores tiene la culpa. • Poder hablar con ellos cuando quieran o con sus familiares más

extensos. • Si podrán mantener el nivel de gastos actual, asistir a

actividades deportivas, clases particulares, etc. • Temor a ser separados de sus hermanos.

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7. CARACTERÍSTIAS DEL BUEN ENTREVISTADOR

Finalmente, se van a exponer las principales características que debe poseer un buen entrevistador ya que el rol del profesional es determinante en el desarrollo de la entrevista. Se van a exponer brevemente las principales características del buen entrevistador, parafraseando el texto ya citado sobre el capítulo recientemente escrito sobre la entrevista psicológica (Maganto y Cruz, 2003). Comentábamos allí que la formación y entrenamiento del profesional contemplar tres aspectos

• Características actitudinales • Habilidades de escucha • Estrategias en el manejo de las verbalizaciones 7.1. Características actitudinales

El tema de las actitudes ha sido ampliamente estudiado (Arranz y

Cancio, 2000; Dietrich, 1986; Giordano, 1997; Hills, 1991; Okun, 2001; Rogers, 1973), pudiendo afirmar que hay un consenso en admitir la importancia de, al menos, las siguientes:

La empatía. Es una actitud en la que el entrevistador trata de ponerse en el lugar del otro, aceptar lo que dice y cómo lo dice, atendiendo al punto de vista y el mundo de valores de los progenitores. Implica capacidad por parte del entrevistador para comprender las preocupaciones y problemas de las personas con las que trabaja, y ser capaz de trasmitirles dicha comprensión. Es por tanto un camino de ida y vuelta en el que se genera un feed-back receptivo-expresivo (Berger, 1987; May, 1999; Patton, 1990). Esta actitud empática es fundamentalmente de respeto, por no interpreta, ni juzga ni aconseja, sino sencillamente intenta captar los sentimientos que hay detrás de las palabras del que habla (Berger, 1987).

Son muchos los investigadores que consideran que la empatía favorece el establecimiento del rapport, da confianza al entrevistado y propicia una interacción relacional genuina y única (Rogers, 1951; 1973; Arranz y Cancio 2000; Cormier y Cormier, 1994; Othmer y Othemer, 1996; Okun, 2001).

Competencia. El entrevistador no se responsabilizará de aquellas situaciones o problemas que por distintas razones le sobrepasan o desconoce. La competencia del psicólogo implica conocer sus limitaciones y derivar al sujeto a otro profesional si considerara que él no es suficientemente competente para trabajar con él. Los entrevistados deben experimentar que han consultado con alguien que puede ayudarles, que tiene experiencia en este ámbito de trabajo y que posee capacidad profesional para entenderle y para ofrecerle la ayuda que necesita. (Highley-Marchington, y Cooper, 1998; Othmer y Othmer, 1996).

Asertividad. Es una cualidad que se manifiesta en la actitud de ser capaz de mantener su opinión y autoafirmarse en sus criterios, a pesar de la no aceptación o incluso oposición de un progenitor o de ambos. El exceso de timidez e inseguridad no facilita la resolución de los problemas del entrevistado e incapacita para ejercer adecuadamente el rol profesional. Por ello, un buen entrevistador Es una cualidad indispensable en un entrevistador para desempeñar con seguridad el rol profesional que ejerce. La persona asertiva sabe enfrentar los conflictos, mantener la serenidad ante ellos y crear las condiciones óptimas para solventarlo (Highley-Marchington, y Cooper, 1998; Patton, 1990).

Flexibilidad y tolerancia. Es una cualidad humana y profesional imprescindible en un entrevistador, ya que la variedad de situaciones implica saber dar respuesta ante situaciones imprevistas sin perder el objetivo que se persigue (Arranz y cols, 2003; Roji, 1986; García Marcos, 1983). El psicólogo tiene ser flexible para adaptarse a la diversidad de personas con las que trabaja: nivel socioeconómico y cultural muy variado, distintos lenguajes, actitudes, intereses humanos y objetivos de vida muy

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diferentes al suyo, sin hacer mención de las diferencias de raza, religión, ideas políticas, etc.

Honestidad y ética profesional. Es obvio que esta es una de las actitudes que deben primar en todo el proceso de mediación. Esto significa trabajar desde los intereses de los que consultan con sinceridad, actitud abierta y honrada. Es una de las características que más subrayan los teóricos de la comunicación y en la que existe consenso desde todos los modelos teóricos de la psicología. Además las normas deontológicas deben regular su actuación y la toma de decisiones a lo largo de todo el proceso de actuación profesional, bien como mediador o como psicólogo terapeuta (APA, 1992; Kvale, 1996; Mattheus y Walker, 1997). Por ello, debe dejar explicitar a los entrevistados que trabaja baja estos supuestos, y que el consentimiento informado, la confidencialidad y la protección de la información están garantizadas.

7.2. Habilidades de escucha

Las habiliades de escucha requieren formación y entrenamiento profesional. Hay habilidades de escucha no verbales que favorecen el desarrollo de la entrevista como por ejemplo, el modo de mirar, la forma de asentir, de sentarse, de moverse, etc.. con lo que se intenta trasmitir: “le entiendo”, “continúe hablando si lo desea...”, “estoy con Vd...”, es decir, todo aquello que crea un clima de acogida,, sereno y cálido que trasmite al otro que que puede tomarse su tiempo, que estamos ahí para que él pueda tomar sus decisiones y hacer los cambio que desee. Además de toda la comunicación no verbal, las habilidades más necesarias en las entrevistas, son:

Dejar hablar. Es evidente que para entender a alguien y saber realmente qué es lo que desea y le preocupa, es más importante escuchar que hablar. También es evidente que no podemos escuchar mientras hablamos, y sin embargo es un error muy frecuente abusar del uso de la

palabra (Morganstern, 1986; Giordano, 1997). Exponemos aquí, como ya lo hicimos anteriormene (Maganto y Cruz, 2003) el decálogo de la escucha formulado por Davis y Newstron (1987) ya que sintetiza los aspectos más importantes a este respecto:

1. ¡Deje hablar! 2. Demuestre al entrevistado su interés en escuchar 3. Propicie un ambiente de confianza 4. Evite las distracciones 5. Establezca una buena relación (rapport) con el entrevistado 6. Dé tiempo y déselo a Vd. mismo, no interrumpa 7. Controle su impulsividad y enojo 8. No haga valoraciones críticas o entre en discusiones 9. Pregunte lo necesario, pero no haga de la entrevista un

interrogatorio 10. ¡Deje de hablar!

Escuchar activamente . La empatía y la escucha activa son, según Alemany (1994) dos aspectos vinculados entre sí, y que han recibido distintos nombres: “escucha empática”,“escucha absoluta”, o “escucha holística”, etc., pero lo que subyace debajo de esstos términos es la atención psicológica interna por parte del profesional.

Saber mantener el silencio adecuado . El silencio suele ser mal soportado en la vida cotidiana, viviéndolo con tensión y como agresión o rechazo. Efectivamente puede serlo, y es una de las maneras de romper la relación con alguien. Sin embargo, hay silencios que favorecen la relación interaccional y promueven en el entrevistado seguir hablando (Giordano, 1997), ya que se utilizan para facilitar la reflexión y comprensión de lo que se está hablando, promueven profundizar en el

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tema o bien desinhibir el bloqueo en la comunicación. Son silencios serenos, no fruto del nerviosismo del examinador o del no saber cómo continuar o qué hacer. Estos silencios, denominados instrumentales, favorecen la escucha y mantienen la presencia del entrevistador y la cercanía al entrevistado.

7.3. Habilidades en el manejo de verbalizaciones.

Está demostrado que el modo en el que el entrevistador utiliza sus verbalizaciones van a condicionar las verbalizaciones del entrevistado, es decir, las interrupciones y el tipo de intervenciones que realiza variabilizan el transcurso de la entrevista. De ahí la responsabilidad del profesional en formarse adecuada en el manejo de sus verbalizaciones. Las estrategias y habilidades son diversas y han sido recogidas recientemente por Giordano (1997) y Othmer y Othmer (1996) entre otros. Generalmente las verbalizaciones cumplen dos funciones fundamentales: preguntar e informar. Se exponen aquí aquellas que suelen ser más utilizadas.

Hacer eco: Es una de las que más facilitan seguir manteniendo

una conversación, es poco intrusiva porque supone repetir al entrevistado una frase similar a la que él ha dicho, o bien a la repetición de su última frase, como si de un espejo se tratara. Son intervenciones neutras, son comentarios que no comprometen, que simplemente indican a la otra persona que siga adelante, que estamos ahí escuchando, participando de lo que dice. Igualmente, en el lenguaje no verbal se traduce en gestos o asentimientos de cabeza que son confirmatorios de que se está escuchando y se invita a seguir. Esto facilita al entrevistado centrase y orientarse en el tema que está tratando. Por ello se denomina también técnica especular porque trata de devolver al entrevistado la toma de conciencia de lo que está diciendo.

Realimentación. Es también una de las técnicas que más ayuda a la comunicación de la pareja. Como ya se ha explicado en el tema de la comunicación ( ver capítulo 5?) existen varias formas de realimentación:

a) Realimentación informativa: los hechos. Se trata, como en la técnica del espejo, de repetir lo que alguno de los entrevistados ha dicho para asegurarnos de que hemos entendido bien. Por ejemplo: “Si no he entendido mal, me decían que las cosas se complicaron con el accidente”. La otra persona comprueba si la información está siendo recibida correctamente, y en caso contrario tiene oportunidad de corregirla.

b) Realimentación del comportamiento. Cuando le decimos al

otro las reacciones que producen sus palabras o su comportamiento. Por ejemplo: “Cuando repetidamente desvía la mirada y evita el contacto ocular su mujer siente que la excluye de la conversación”, o bien “cuando Vd. habla con ese tono de voz su hijo se queda bloqueado”. Esta forma de realimentación es muy importante y la que más ayuda a conocer la reacción que produce en los demás su propia conducta, es decir, tomar conciencia de las reacciones de las otras personas que son importantes para él. La realimentación sobre la reacción de las personas no prejuzga al otro, ni le atribuye sentimientos e intenciones determinadas, sólo expone las reacciones emocionales y conductuales que determinadas personas tienen ante su comportamiento.

El señalamiento . Se le ha denominado también la técnica del

subrayado. Su finalidad, al igual que el objetivo de otras técnicas, es poner en evidencia un problema del entrevistador que él mismo ha verbalizado sin tomar conciencia de ello. Por este medio, se focalizan los aspectos imprescindibles para comprender lo que ocurre. Esta técnica debe ser

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ampliamente utilizada, evitando la interpretación, puesto que en el proceso de mediación el entrevistador debe ser lo más neutro posible.

Modo de hacer preguntas: preguntas abiertas, cerrad as y devolver preguntas. Preguntas abiertas . Es aconsejable formular preguntar abiertas ya que permiten que el entrevistado se manifieste desde sí mismo, y no en respuesta a lo que al entrevistador le interesa, respetando el ritmo, los tmeas que elige, el orden de exposición, etc. Las respuestas cerradas suelen ser contestadas con un monosílabo sí o no y esto reduce la informació, pero deben formularse para confirmar una información, concretar un aspecto del problema o para obtener un dato específico. Devolver la pregunta al entrevistado permite que éste siga reflexionando y pensando por sí mismo, y le indica que es posible que él encuentre la respuesta a lo que pregunta por sí mismo, devolviéndole la capacidad de resolver los problemas por sí mimo.

Preguntas con encabezamiento . Hay otro estilo de peguntas que se denominan “con encabezado” porque plantean una situación que los entrevistadores presenta, y de ahí surgen varias posibilidades, por ejemplo: “cuando Vds. están en casa y discuten, qué reacciones suelen tener los hijos?, o bien ¿cómo suelen terminar las discusiones...?, etc.

Verbalizaciones de confrontación directa. Se utilizan para provocar en el entrevistado la toma de conciencia de las contradicciones entre lo que está diciendo y su conducta o bien entre lo que ha dicho en un momento de la entrevista y lo que dice en otro. En ocasiones, incluso, se puede confrontar un dato o hecho que es falso en sí mismo, pero que el entrevistado lo dice para salir airoso de una situación de la que se sabe responsable y no la quiere admitir, responsabilizando a otros de los hechos que cuenta. Son situaciones difíciles de manejar y que requieren una gran experiencia. El talante respetuoso, pero asertivo, del entrevistador es imprescindible en estos casos. Por ejemplo, en ocasiones hay que hacer una confrontación en relación a aceptar los límites. No

suele ser usual tener que recordar los límites establecidos en el modo de trabajo: fumar o no, abandonar el lugar sin permiso del entrevistador, demorarse en el tiempo, etc. El entrevistador verá la necesidad o no de hacerlo, pero dejarlo pasar por alto suele traer consecuencias en el proceso de mediación. También son indicaciones del funcionamiento de los progenitores o de uno de ellos.

Centrar el tema en aquello que se está mediando o se consulta como mediación. Cuando el entrevistado no se centra en los problemas importantes el psicólogo tratará de hacer preguntas que incidan en lo que interesa conocer. Si persiste esta tendencia huidiza de los problemas el psicólogo cambiará directivamente de conversación a fin de indagar aquello que es el objeto de la entrevista. La presión respecto a las preguntas que haga y los cambios de conversación que introduzca deben permitir a la pareja o a uno de ellos encarar los temas centrales objeto de mediación, cuidando no bloquear aún más la tendencia escapatoria o trivializante de alguno de los progenitores. Para Othmer y Othmer (1996) esta es una técnica básica de conducción de entrevista que el psicólogo debe saber utilizar con profesionalidad. Finalmente, a modo de síntesis, se exponen las funciones propias del mediador en el proceso de las entrevistas:

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8. LAS FUNCIONES DEL MEDIADOR EN LAS ENTREVISTAS

1. FUNCIONES DE CLARIFICACIÓN

1. Definición de los términos. 2. Reformulación 3. Resumen-síntesis 4. Explicitación

2. FUNCIONES DE ORGANIZACIÓN

5. Conceder la palabra 6. Suscitar la participación 7. Frenar la participación 8. Sensibilización al tiempo

3. FUNCIONES DE FACILITACI ÓN

9. Exteriorizar 10. Distender 11. Enfocar

4. FUNCIONES DE CONSENSUAR

12. Ser posibilista/realista 13. Suscitar acuerdos 14. Equilibrar fuerzas

5. FUNCIONES DE MEDIAR

15. Todos pierden algo 16. Todos ganan algo 17. Conservar la coparentalidad.

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