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33 El ambiente propicio para realzar la productividad de los bosques tropicales depende de los valores forestales, la idoneidad de los terrenos y las metas de producción. Este capítulo trata principalmente del ambiente físico requerido para la producción forestal y de cómo desarrollarlo. El interés reciente del público por los bosques agrega una característica específica del ambiente, la cual se discutirá en detalle en el capítulo 10. Es necesario reconocer, sin embargo, que alcanzar la productividad de los bosques tropicales, de manera que satisfaga las necesidades humanas en la escala apropiada, pasa por una modificación de los bosques y el establecimiento de plantaciones. Es imprescindible que tales modificaciones y nuevas prácticas sean aceptables para el público; por consiguiente, se deberán cumplir estándares silviculturales que perpetúen la productividad del recurso fundamental, el suelo. Además el público deberá entender no sólo lo que se está haciendo, sino también el por qué, y aceptar las probables consecuencias. Sin tal entendimiento y aceptación, la producción forestal no será efectiva ni se aplicará en la escala necesaria para cubrir la demanda del futuro. Valores forestales Se cree que la evolución inicial del Homo sapiens tuvo lugar en las orillas de un bosque tropical o subtropical (Leakey 1964, citado por Longman y Jenik 1974). Más tarde, las tribus penetraron en los bosques en busca de alimento y refugio en tiempos de conflictos. Por milenios, los bosques han desacelerado el movimiento del agua, precipitado sedimentos, capturado nutrimentos y depositado el suelo, del cual dependen los pueblos tropicales para su subsistencia. El potencial agrícola creado por los bosques determina el nivel de desarrollo que alcance una cultura humana (Meggers 1954). La presencia o ausencia de cobertura forestal podría decidir el destino final de los seres humanos (Sartorius y Henle 1968). La América Tropical sin bosques probablemente no habría podido sostener la vida humana. La zona forestal más grande de América Tropical, las llanuras o tierras bajas del Amazonas, sólo han sido habitadas unos pocos milenios (Sioli 1973). Los habitantes evidentemente llegaron como cazadores y pescadores, recolectores de plantas alimenticias en las tierras altas, y adoptando la agricultura hasta un cierto punto (Sternberg 1968). Ya que eran poco numerosas, las tribus podían satisfacer sus necesidades sin afectar seriamente el ecosistema forestal. La explotación estaba Capítulo 2 El Ambiente Propicio para la Producción Forestal concentrada a lo largo de los ríos y en bosques tipo “varzea” (bosques anegados durante ciertas estaciones). Los ríos eran tan grandes que sus aguas digerían completamente los desechos humanos, y en muchas zonas hasta hace poco el agua de río todavía se podía beber sin peligro de sufrir infecciones intestinales (Sioli 1973). La población de la América Tropical no sólo ha alcanzado una cantidad sin precedentes —399 millones en 1990 (Anón. 1993b)— sino que su crecimiento ha sido muy rápido, aumentando a una tasa anual promedio de 2,7% (Anón. 1976k). La densidad promedio de la población, 18 personas por kilómetro cuadrado, es parecida a la del África tropical (16 pers/km 2 ), pero mucho menor que la de la zona tropical del Asia y del Pacífico (82 pers/km 2 (Anón. 1993b). Los bosques y el ambiente humano. En tiempos antiguos, el bosque tropical proporcionaba un ambiente favorable donde los seres humanos podían habitar. Las zonas cercanas a los ríos y fuentes naturales de recursos alimenticios generalmente eran forestadas. A medida que la población aumentaba y la competencia entre tribus por los recursos se comenzaba a sentir, el bosque les proporcionaba refugio y protección. Los pueblos indígenas que subsisten en América Tropical todavía usan el bosque de ese modo. Los bosques tropicales proporcionan (además de madera), material para bardas, cestos, cordaje, ornamentos, canoas, almidón, aceite, alimentos de origen vegetal y animal, pegamentos, pigmentos, caucho, condimentos, medicinas y venenos (Fig. 2-1, 2-2; Levi-Strauss 1952). Sólo recientemente los seres humanos han comenzado a descubrir la importancia del bosque como creador y conservador de un ambiente vital para la supervivencia humana (Poore 1976b). El bosque constituye una reserva de capital genético; en su interior permanece oculto el secreto de otros recursos naturales cuyos posibles usos aún se desconocen, además de oportunidades para su preservación, producción y utilización. Llegar a conocer el sinnúmero de especies protegidas por los bosques, además de donde ocurren, su comportamiento y posibles beneficios, es esencial para el uso completo de estos recursos. Sin embargo, en muchas zonas tales conocimientos se han perdido con la transición de los pueblos primitivos del bosque a sociedades modernas. Muchos bosques han sido destruidos antes de que se reconociera plenamente su posible utilidad.

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

El ambiente propicio para realzar la productividad de losbosques tropicales depende de los valores forestales, laidoneidad de los terrenos y las metas de producción. Estecapítulo trata principalmente del ambiente físicorequerido para la producción forestal y de cómodesarrollarlo. El interés reciente del público por losbosques agrega una característica específica delambiente, la cual se discutirá en detalle en el capítulo10. Es necesario reconocer, sin embargo, que alcanzar laproductividad de los bosques tropicales, de manera quesatisfaga las necesidades humanas en la escalaapropiada, pasa por una modificación de los bosques yel establecimiento de plantaciones. Es imprescindibleque tales modificaciones y nuevas prácticas seanaceptables para el público; por consiguiente, se deberáncumplir estándares silviculturales que perpetúen laproductividad del recurso fundamental, el suelo. Ademásel público deberá entender no sólo lo que se estáhaciendo, sino también el por qué, y aceptar lasprobables consecuencias. Sin tal entendimiento yaceptación, la producción forestal no será efectiva ni seaplicará en la escala necesaria para cubrir la demandadel futuro.

Valores forestalesSe cree que la evolución inicial del Homo sapiens tuvolugar en las orillas de un bosque tropical o subtropical(Leakey 1964, citado por Longman y Jenik 1974). Mástarde, las tribus penetraron en los bosques en busca dealimento y refugio en tiempos de conflictos. Pormilenios, los bosques han desacelerado el movimientodel agua, precipitado sedimentos, capturado nutrimentosy depositado el suelo, del cual dependen los pueblostropicales para su subsistencia. El potencial agrícolacreado por los bosques determina el nivel de desarrolloque alcance una cultura humana (Meggers 1954). Lapresencia o ausencia de cobertura forestal podría decidirel destino final de los seres humanos (Sartorius y Henle1968). La América Tropical sin bosques probablementeno habría podido sostener la vida humana.

La zona forestal más grande de América Tropical, lasllanuras o tierras bajas del Amazonas, sólo han sidohabitadas unos pocos milenios (Sioli 1973). Loshabitantes evidentemente llegaron como cazadores ypescadores, recolectores de plantas alimenticias en lastierras altas, y adoptando la agricultura hasta un ciertopunto (Sternberg 1968). Ya que eran poco numerosas, lastribus podían satisfacer sus necesidades sin afectarseriamente el ecosistema forestal. La explotación estaba

Capítulo 2El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

concentrada a lo largo de los ríos y en bosques tipo“varzea” (bosques anegados durante ciertas estaciones).Los ríos eran tan grandes que sus aguas digeríancompletamente los desechos humanos, y en muchaszonas hasta hace poco el agua de río todavía se podíabeber sin peligro de sufrir infecciones intestinales (Sioli1973).

La población de la América Tropical no sólo haalcanzado una cantidad sin precedentes —399 millonesen 1990 (Anón. 1993b)— sino que su crecimiento hasido muy rápido, aumentando a una tasa anual promediode 2,7% (Anón. 1976k). La densidad promedio de lapoblación, 18 personas por kilómetro cuadrado, esparecida a la del África tropical (16 pers/km2), peromucho menor que la de la zona tropical del Asia y delPacífico (82 pers/km2 (Anón. 1993b).

Los bosques y el ambiente humano. En tiempos antiguos,el bosque tropical proporcionaba un ambiente favorabledonde los seres humanos podían habitar. Las zonascercanas a los ríos y fuentes naturales de recursosalimenticios generalmente eran forestadas. A medida quela población aumentaba y la competencia entre tribuspor los recursos se comenzaba a sentir, el bosque lesproporcionaba refugio y protección. Los pueblosindígenas que subsisten en América Tropical todavíausan el bosque de ese modo. Los bosques tropicalesproporcionan (además de madera), material para bardas,cestos, cordaje, ornamentos, canoas, almidón, aceite,alimentos de origen vegetal y animal, pegamentos,pigmentos, caucho, condimentos, medicinas y venenos(Fig. 2-1, 2-2; Levi-Strauss 1952).

Sólo recientemente los seres humanos han comenzado adescubrir la importancia del bosque como creador yconservador de un ambiente vital para la supervivenciahumana (Poore 1976b). El bosque constituye una reservade capital genético; en su interior permanece oculto elsecreto de otros recursos naturales cuyos posibles usosaún se desconocen, además de oportunidades para supreservación, producción y utilización. Llegar a conocerel sinnúmero de especies protegidas por los bosques,además de donde ocurren, su comportamiento y posiblesbeneficios, es esencial para el uso completo de estosrecursos. Sin embargo, en muchas zonas talesconocimientos se han perdido con la transición de lospueblos primitivos del bosque a sociedades modernas.Muchos bosques han sido destruidos antes de que sereconociera plenamente su posible utilidad.

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Capítulo 2

Los bosques absorben y utilizan de manera productiva laradiación solar; mejoran al microclima reduciendo losextremos de la temperatura y la humedad disponible.Además, según Woodwell (1970) los bosques ejercenefectos significativos sobre el macroclima (equilibrio delcarbono en la atmósfera), pero todavía no ha sidocomprobado (Newell 1971). Los bosques absorben laspartículas y sustancias nocivas de la atmósfera (Cliff1973); pueden reducir el nivel de los ruidos; alberganorganismos capaces de causar epidemias, enfermedadesy pestes dañinas para los seres humanos, pero tambiénotros organismos naturales que proporcionan mediospara prevenir o controlar tales epidemias. Los bosquestambién actúan como depósitos efectivos aunquelimitados de desechos humanos, algo que generalmenteno se reconoce (van der Ploeg y Vlijm 1978). Cerca degrandes centros de población urbana se han usadodeliberadamente sistemas de bosques naturales, talescomo los manglares, para digerir y reciclar desechos. Enresumen, los bosques tropicales sirven comoamortiguadores gigantes y resistentes que reducen losextremos ambientales, y que, dentro de ciertos límites,compensan el daño causado por la intervención humana(Fig. 2-3).

La gente recién está comenzando a comprender la redde la vida —las interrelaciones entre las especies— enlos ecosistemas forestales. Estos nuevos conocimientosserán vitales para la preservación de muchas especies ypara su propagación mediante el manejo humano(Budowski 1976).

La vida animal juega un papel esencial, aunque sutil, enel mantenimiento del equilibrio del bosque. Muchasespecies de árboles desaparecerían si no fuese por la

Fig. 2–1.—Los troncos de casi todos los árboles delchicozapote (Manilkara zapota) en México yCentroamérica han sido repetidamente sangrados paraobtener el látex, base de la goma de mascar.

Fig. 2–2.—Los mangleres proporcionan una fuentelocalmente accesible y muy productiva de postesderechos para la construcción.

Fig. 2–3.—A pesar de la expansión urbana, los bosquessiguen siendo compañeros valiosos en el norte de PuertoRico.

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polinización y dispersión de semillas efectuados por lafauna. Además, la descomposición de la hojarasca for-estal es, en parte, el trabajo de la microfauna. Los demáspapeles que la fauna juega para preservar el equilibriode los elementos menos conspicuos del bosque sonprobablemente vitales para el bienestar y poderrestaurador de los ecosistemas forestales.

La fauna forestal proporciona beneficios sociales también.Para los cazadores, tanto primitivos como modernos, lafauna constituye un recurso no sólo alimenticio sinotambién deportivo. En todo el neotrópico, la mayoría delos animales y pájaros viven en el bosque. En la Amazonia,algunos agricultores efectúan la rotación de sus cultivoscon base en un ciclo de 20 años (aunque los suelos serejuvenecen cada 12 años) para permitir cultivos sucesivosmás avanzados de la vegetación que benefician a la faunadel bosque (Posey 1982). A lo largo de los ríos principales,los animales acuáticos comestibles pueden dependergrandemente, no sólo de la estabilidad de las orillasproporcionada por las raíces de los árboles, sino tambiénde la comida proveniente de los desechos del bosque quecaen al agua. La fauna silvestre del bosque tropical esestéticamente mucho más atractiva de lo que indicaría suuso actual; sin embargo, su conservación ya constituyeuna razón principal de inquietud entre el público.

Los ecosistemas del bosque tropical son muy eficaces encuanto al uso y preservación de la energía y otrosrecursos y han desarrollado mecanismos intrincados paraprevenir y reparar daños. Además, constituyen un campode estudio científico provocador y prometedor. Losestudios de los ecosistemas forestales deberían rendirconocimientos que fomenten el progreso humano enmuchos frentes distintos.

Los bosques y el agua. La contribución de los bosques alsuministro del agua se atribuye comúnmente a algúnefecto directo que estos ejercen sobre el volumen deprecipitación. La magnitud de este efecto sigue siendode carácter dudoso, por una parte, porque sólo se hanintentado unos pocos estudios y por otra debido a que esdifícil eliminar la variabilidad tanto del sitio como deltiempo. Los resultados sugieren que la mayoría de losefectos son de carácter local. El hallazgo de que granparte de la precipitación de la zona occidental de laAmazonia es agua transpirada por los bosques abarlovento (Villa Nova et al. 1976), puede sugerir —perono comprueba— que el volumen de la precipitaciónhubiera sido menor, si fuera resultado de la transpiraciónde otra vegetación diferente de los bosques, o si tal

evaporación hubiera provenido de zonas sin coberturaforestal.

En realidad, el efecto más importante de los bosquessobre el agua precipitada es la eliminación, una vez quela lluvia cae sobre el bosque. Parte de la precipitación esinterceptada por el dosel del bosque y se evapora. Lainterceptación de la lluvia por parte del dosel del bosquevaría con la densidad del dosel y la intensidad yduración de la lluvia. Si la precipitación consiste deaguaceros cortos y ligeros, toda el agua puedepermanecer en el denso dosel forestal y evaporarse.Mediciones durante un largo período sugieren que, enbosques cerrados, alrededor del 15 al 20% del agua delluvia permanece en el dosel (Kline et al. 1968, Lawsonet al. 1981). Se ha discutido largamente si esta lluvia“perdida” beneficia o no al ecosistema. La evaporaciónenfría la vegetación y el aire, y se supone que reduce lapérdida de agua sobre el suelo por transpiración. Lavegetación húmeda es de color más oscuro que lavegetación seca, y por eso absorbe más energía solar;esto sugiere que sin evaporación al menos parte de laenergía requerida por el ecosistema no hubiera estadodisponible (Satterlund 1972). Además, la difusión delagua interceptada requiere menos energía que latranspiración.

Estudios efectuados en la Amazonia brasileñademuestran que el 62% del agua desaparece con laevapotranspiración, el 90% de la cual se debe a undelicado balance de energía (Villa Nova et al. 1976).Debido a que el ciclo hidrológico está tan íntimamenterelacionado con la presencia de bosques, ladeforestación en general puede acarrear seriasconsecuencias.

La hojarasca que se acumula en el suelo del bosqueabsorbe el impacto físico de las lluvias torrenciales y ladescarga suavemente al suelo (Fig. 2-4). Este efectoamortiguador impide, por lo general, que el agua sellene de partículas de tierra suspendidas que obstruyenlos poros del suelo. Además, la hojarasca endescomposición enriquece el agua que penetra el sueloy transporta organismos que producen las capassuperiores de suelo. Estos procesos son la contribuciónmás evidente de los bosques al suministro de agua (Fig.2-5). La eliminación de agua del suelo es mayor enbosques con árboles de raíces profundas y altas tasas detranspiración. Entre tormentas, los suelos forestalesporosos son muy receptivos a las nuevas lluvias.

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Capítulo 2

El agua que cae durante las tormentas, generalmenterecibida en torrentes, puede arrastrar la hojarasca y lacapa superficial de suelo, si el agua no se infiltrarápidamente. Esta infiltración genera la vida misma deltrópico. Es ella la que mantiene el bosque sobre el suelo,corre por sendas subterráneas para reaparecer gradual ycontinuamente como fuentes que alimentan arroyos, losque a su vez protegen y apoyan la vida acuática, el

comercio, la irrigación y la vida urbana aguas abajo (Fig.2-6). Es esta íntima relación entre los bosques y el aguaaprovechable la que hace que el trópico sea habitable.Por consiguiente, los bosques tropicales proporcionanprotección al suelo, una alta tasa de infiltración del aguay, donde el suelo es profundo, un buen almacén desustancias retenidas (Pereira 1967).

Aún cuando el agua llega a los arroyos, sigue siendoafectada por los bosques ribereños. El crecimiento deárboles en las orillas de los ríos estabiliza los suelos;cuando hay inundaciones, la hojarasca del bosque sirvecomo alimento a la vida acuática, una fuente importantede alimentación para los seres humanos. Los bosquesanegados retardan el movimiento del agua y, por lotanto, precipitan sedimentos, capturan nutrimentos yayudan a la formación de depósitos de materiales en lasorillas. En la desembocadura de los ríos y estuarios y a lolargo de los litorales relativamente protegidos, losmanglares retienen sedimentos y proporcionan hábitatpara una importante fauna terrestre, anfibia y marina.

Muchos ríos separan naciones o corren a través de másde un país. Por lo tanto, los beneficios del flujo de losríos suelen constituir una preocupación internacional,que se expande para abarcar el interés de todas lasnaciones, uniéndolas en una red de interdependencia.

Bosques y suelos. La relación entre los bosques y los suelostropicales se deriva de la relación entre el bosque y elagua. Los ácidos del humus que el agua de lluvia recoge a

Fig. 2–6.—La construcción de carreteras de montaña yla deforestación muestran de inmediato cuán efectivoera el bosque en prevenir la sedimentación de este ríoen Sarawak.

Fig. 2–5.—La descarga del agua de lluvia en suelosforestados de tierras altas maximiza el valor de losembalses aguas abajo, vitales para los centros urbanos.

Fig. 2–4.—Los bosques tienen una capacidad inigualablede promover la infiltración del agua de lluvia en el suelo,la cual alivia el peligro de inundaciones y descargagradualmente un flujo constante y libre de sedimentos.

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

medida que pasa por el bosque aceleran la meteorizacióndel material rocoso y otros procesos de formación de lossuelos. El suelo del bosque (al absorber el choqueproducido por el golpeteo de la lluvia intensa) y el sistemaradicular denso y profundo de los árboles reducen losdeslizamientos de tierra. Estudios efectuados demuestran lasuperioridad del bosque en relación con cualquier otrotipo de cobertura vegetal (Lawson et al. 1981).

La efectividad de los bosques para controlar la erosiónvaría con el clima, el declive, la condición del suelo y elcarácter del bosque. Los bosques más densos, cuyo suelosuperficial permite el crecimiento de muy pocas plantas,quizás sean menos protectores que los bosques másabiertos, donde hay yerbas y pastos o árboles pequeñosque mantienen la hojarasca en su lugar en las laderas oen sitios donde puede darse lavado por inundaciones.Los árboles de forma escurrente, las palmas en particular,tienden a concentrar la precipitación haciendo que seescurra a lo largo de su tallo. En los bosques pluviales,casi el 10% de la lluvia llega al suelo de esta manera(Lawson et al. 1981); este flujo de agua se enriquece conlas partículas de corteza que arranca la lluvia y sedepositan como nutrimentos a la base del árbol, aunquetambién es posible que al precipitarse, el flujoconcentrado cause erosiones severas, en casos extremos.Las prácticas silviculturales pueden atenuar estos efectosen sitios donde sean de gravedad.

Bosques y agricultura. Ya hemos indicado que losbosques protegen a la agricultura en los trópicos. En granparte de la América Tropical, la extracción de madera delos bosques es una actividad integral de los agricultores,que les proporciona productos para el consumo local ode mercado. El empleo que genera el uso y laproducción de madera está en consonancia con lastradiciones y requisitos de las regiones forestales, yesencialmente ayuda a la gente rural. Casi todos lossuelos capaces de sostener agricultura en formaconstante (o aún intermitente) son rezagos de losbosques, los cuales facilitaron la formación de los suelos.Los resultados son particularmente impresionantes en lossuelos más productivos de la zona: fondos de valles ll-anos, arables y fértiles, al menos inicialmente. Unejemplo de estos suelos son las zonas de varzeaanegable en la Amazonia, usadas para producir cultivosde corto plazo (Sioli 1973). Si se crearan embalses parareducir el daño producido por las inundaciones a estosterrenos, dejarían de recibir los nutrimentos que losbosques río arriba suministran (Fig. 2-7); porconsiguiente, para el cultivo continuo de tales zonas, sedeben construir canales para introducir de maneracontrolada el agua que contiene sedimentos (Sioli 1973).

Los bosques tropicales benefician a la agricultura deotras maneras. En general, son la única fuente devariedades de plantas autóctonas; no sólo de las que seproducen ahora, sino también de muchas otras queposiblemente sean útiles. El valor de estos atributosaumenta, a medida que se debe intensificar laproducción de alimentos, forraje y fibra. Ahora se estánbuscando, conservando y cultivando variedades deplantas nativas debido a las ventajas que acarrean.

A diferencia de los cultivos agrícolas, los bosques mixtosnaturales rara vez sufren epidemias. Hace tiempo que laevolución y co-evolución de huéspedes, depredadores yparásitos en los bosques primarios han producidoequilibrios que minimizan las fluctuaciones en laspoblaciones de especies individuales dentro de lossistemas. Las tierras boscosas albergan organismos quepodrían transformarse en pestes una vez labradas; pero,a la vez, tales bosques contienen mecanismos para elcontrol de esas pestes. El uso máximo de tales controlesbiológicos es deseable cuando ocurren epidemias, por logeneral, debido a razones financieras además deambientales. Por consiguiente, la presencia de bosquesnativos dentro de regiones agrícolas puede facilitar estetipo de control, fomentando la producción de alimentos.Desafortunadamente, se desconoce la ubicación óptima,

Fig. 2–7.—El bosque que antes hubo acumuló suelosproductivos para la agricultura; los árboles en lomas ybordes continúan protegiendo el ambiente para laagricultura.

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Capítulo 2

extensión, configuración y técnicas de manejo debosques capaces de proporcionar controles biológicosde pestes en zonas no forestadas.

Los bosques adyacentes a los cultivos agrícolas tambiénalbergan insectos y otra vida silvestre esencial para lapolinización de los cultivos. Los insectos polinizan lamayoría de los cultivos de vegetales, frutas y flores(Biswas y Biswas 1976).

La importancia del bosque como fuente de suelosagrícolas se demuestra con toda claridad en los sistemasde agricultura migratoria y prácticas asociadas, quemantienen a la casi totalidad de la población de lostrópicos, cerca de 630 millones (Fig. 2-8; Nair 1980). Elelemento esencial de la agricultura migratoria es quedespués de la cosecha, la tierra se deja descansar de 1 a20 años o más. Durante ese tiempo, se recupera laproductividad del suelo para otro período de cultivo bajoun bosque en recuperación, permitiendo subsistir aagricultores con poco dinero y herramientas primitivas, apartir de cultivos producidos en suelos cuya fertilidad seagota muy rápidamente (Watters 1971). El período debarbecho restaura el suelo por medio de los nutrimentosque agregan la meteorización y la precipitación.Además, el desarrollo rápido de bosques secundariosprotege el suelo anteriormente expuesto a la erosión,restaurando con rapidez su porosidad y capturandonutrimentos que, de otro modo, serían eliminados por lalixiviación.

La tala y quema del bosque provee nutrimentos para elcultivo agrícola siguiente. El cultivo repetido de algunosde los suelos más pobres de los trópicos, donde lasladeras y propiedades físicas y químicas del suelo nofavorecen el cultivo continuo de ninguna clase,demuestran la efectividad de esta práctica.

Cultivos arbóreos artificialmente establecidos, como café(Fig. 2-9), cacao, aceite de palma y caucho (Fig. 2-10)también han mejorado y mantenido la condición y

Fig. 2–8.—Los bosques tropicales de crecimiento antiguogeneralmente se talan y queman por hallarse en sitiosremotos, lejos de los mercados. El propósito no es obtenermadera, sino usar el suelo para producir alimentos.

Fig. 2–9.—Los cultivos arbóreos como el café por logeneral reemplazan al bosque, y si son bien manejados,pueden persistir durante muchos años.

Fig. 2–10. — En el neotrópico, el sangrado del látex paraproducir goma sigue siendo una industria forestalimportante.

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

productividad del suelo. A diferencia de cultivosconvencionales o del pastoreo, estos cultivos no agotanal suelo; al menos no tan rápidamente; algunas zonashan estado en producción continua durante 50 años omás. Una práctica ha sido plantar estas cosechas bajo unestrato arbóreo. La presencia de una cobertura ligera deárboles fomenta la conservación del suelo y limita eldesarrollo de los cultivos del estrato inferior a un nivelproporcional a la disponibilidad de nutrimentos. Elcultivo de una cobertura arbórea constituye unainversión sabia porque puede alargar enormemente elperíodo productivo en tierras que de otro modorequerirían fertilizantes y otras medidas costosas deconservación del suelo.

Los efectos positivos de los bosques sobre la agriculturano están confinados a los trópicos húmedos. En zonassecas, los árboles pueden extraer la humedad deprofundidades mayores que los cultivos alimenticios; suhojarasca reduce la evaporación superficial del suelo yproporciona nutrimentos que de otra forma no estaríandisponibles en la superficie. El uso de árboles esparcidos(particularmente de especies leguminosas) sobre cultivoses muy común en zonas secas.

Los bosques como fuentes de productos. Desde el puntode vista biológico, los bosques convierten energía ynutrimentos en asimilados, un proceso llamado“producción primaria bruta”. Después de deducir larespiración, el crecimiento resultante de raíces, tallos,ramas y hojas se llama “producción primaria neta”. Laproducción primaria neta de los bosques tropicales(sobre el suelo) alcanza 30 t/ha/año (Anón. 1980e). Lasplantaciones madereras, por otro lado, pueden rendirhasta 60 t/ha/año (Oudshoorn 1974).

La madera es una de las materias primas más útiles delmundo; es una materia versátil, de amplia disponibilidady de relativamente bajo costo. Comparada con lamayoría de materiales, la madera es superior en cuanto asu resistencia en función del peso, su trabajabilidad y suapariencia mucho más atractiva. También, es máscaliente al tacto.

El procesamiento de una tonelada de acero requiere 87veces más energía que una de madera, y la de aluminio,45 veces más (Makhijani y Lichtenberg 1972). Además,los productos madereros son biodegradables, y nopresentan serios problemas ambientales para sueliminación. Tales ventajas han hecho que el consumode madera, al menos en el pasado, sea

aproximadamente equivalente en peso al consumocombinado de todos los metales, cemento y plástico,aún en los EE.UU. (Cliff 1973).

Industrialmente, se usan tres grandes categorías deproductos madereros: (1) madera sólida noestructuralmente alterada, (2) fibra, el complejo decelulosa en las paredes de células huecas, y (3) loscomponentes químicos de la celulosa, lignina yextractos.

La producción mundial de productos madereros en 1992se estimó en 3477 billones m3, para un aumento del 19%durante la década (Anón. 1993b). De esa cantidad, 380millones (cerca del 11%), fueron producidos en elneotrópico para un aumento del 20% durante la década(Cuadro 2-1). El 74% de esa madera se empleó comoleña y carbón; proporcionalmente este rubro no muestracambios durante la última década. Las exportaciones deproductos madereros provenientes de los países de laregión en 1992 se estimaron en $2,2 billones de dólaresestadounidenses, un aumento del 126%, en términos desu valor actual en dólares.

De los productos industriales de la región, la maderaaserrada de especies no coníferas alcanzó 13,9 millonesm3 en 1992, con exportaciones valoradas en US$215millones (Fig. 2-11). De mayor significado económicofue la producción de papel y cartón, con un total de 9,8millones de toneladas y exportaciones por US$867millones, que significaron un aumento del 40% en laproducción de los últimos diez años, y cuatro veces másel valor de la exportación en términos de dólaresactuales. La producción de pulpa de madera aumentó un56%, alcanzando 6,1 millones de toneladas en 1992,con exportaciones valoradas en US$698 millones(Cuadro 2-1).

Sin embargo, los países neotropicales consumen másmadera aserrada, enchapada y contrachapada de la queproducen. En 1982, los países en desarrollo de Américaprodujeron sólo el 3% de toda la madera exportada anivel mundial, una porción insignificante de maderapara aserrío y enchapado, pero el 19% de la maderaaserrada y el 34% de láminas enchapadas (Fig. 2-12;Anón. 1984a).

Brasil ha sido tradicionalmente el líder en materia deproducción de fibra en América Tropical. En 1982, esepaís produjo casi tres millones de toneladas de pulpa ypoco más de tres millones de toneladas de papel; pero

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Capítulo 2

Cuadro 2-1.—Producción y exportación de productos de madera en América Tropical en 1982 y 1992

Producción ExportaciónProducto 1982 1992 1982 1992

Miles de m3 Miles de dólares (US$)Madera rolliza 316,500 379,900 —a —a

Leña/carbón 233,200 280,400 —a —a

Productos manufacturados —b —b 977,500 2,214,600Madera aserrada (no conífera) 13,100 13,900 202,300 214,900Tableros de madera 3,900 4,100 179,100 279,700Hojas de enchapado 300 400 59,500 52,900Contrachapado 1,500 1,500 62,800 127,300

Miles de toneladas Miles de dólares (US$)Pulpa de madera 3,900 6,100 278,500 698,100Papel y cartón 7,000 9,800 216,700 866,900

Fuente: Anón. 1993a.aInformación no disponiblebUnidades no acumulables

en 1992 producía 6 100 000 toneladas de pulpa y9 800 000 toneladas de papel (Anón. 1993b).

Un indicador de la importancia económica de losbosques tropicales es proporcionado por el registro delServicio Forestal de la India, que históricamente ha sidouna de las agencias forestales públicas más efectivas delmundo. Esta agencia está involucrada en muchas formasde asistencia pública, aparte de la mera venta demadera; sin embargo, entre 1950 y 1960, tuvo ingresossuperiores en más del 50% de sus gastos (Anón. 1960d).

La producción forestal, según se define aquí, es lacosecha de madera de viejo crecimiento, que constituyeun patrimonio natural y no un producto del esfuerzohumano (Fig. 2-13). Este patrimonio se está erosionandoen muchos lugares; sin embargo, con el manejo y elcultivo en muchos lugares se ha alcanzado un éxitoextraordinario en la producción continua.

En los países neotropicales, el desarrollo de procesos queusan una mezcla de maderas tropicales en la fabricaciónde pulpa y papel ha reducido las importaciones de estoscostosos productos forestales. Los problemas presentespara la expansión del uso de la celulosa son denaturaleza económica más que técnica (Kyrklund yErfurth 1976). Una posibilidad es la utilización completade los rodales naturales; otra es que las maderas livianas

de árboles de crecimiento rápido, provenientes de laregeneración natural, produzcan una pulpa tan buena omejor que los primeros raleos de rodales naturales. Lafactibilidad de las plantaciones en la mayoría de laspartes de la región depende, en gran medida, de losmercados de celulosa para tamaños intermedios ocultivos de rotación corta.

Además de los suelos, del agua que conservan y de losnutrimentos que almacenan, el bien más importante delos bosques tropicales ciertamente ha sido la leña. Másde 1,5 mil millones de gente a nivel mundial depende dela leña para cocinar y para calefacción (Anón. 1977b).Se estima que en Latinoamérica el consumo de leñavaría de 0,36 a 1,03 m3 por persona por año (Arnold yJongma 1979). En 1974, eso significaba un total de 240millones m3; un octavo del consumo mundial total, o el82% del total de madera consumida para todos lospropósitos en la región (Arnold 1978). La maderaproporcionó el 20% del consumo de energía total deLatinoamérica en 1974. En sus bosques, los países endesarrollo tienen un potencial de energía todavía sindesarrollar, el cual, bien manejado, podrá abastecertodos sus requerimientos de energía y proporcionar unexcedente para la exportación (Earl 1975). Quizástodavía es válida una predicción de hace algunos añosen el sentido de que si sólo el 5% de los terrenosdeforestados en los países en desarrollo fueran plantados

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

con especies forestales de crecimiento rápido, el mundono tendría que enfrentar escasez de madera, ya que ladeforestación está creciendo tan rápido como lasnecesidades por madera.

La madera consiste principalmente de celulosa ylignocelulosa; el 50% es carbón (C), 6% hidrógeno (H) y44% oxígeno (O) (Earl 1975). Su valor calorífico es de4,7 kcal/t secado al horno y 3,5 secado al aire; la

variación entre las especies es poco significativa. Encomparación, el carbón bituminoso tiene un valorcalórico de 6,9 kcal/t y 9,8 kcal/t los combustiblesfósiles.

La leña es el combustible más barato disponible en granparte de la región; no necesita almacenamiento, pero sinembargo, se puede almacenar durante largos períodos.Su producción requiere mano de obra intensiva, lo quepuede ser, o no, una ventaja. Explotada de maneraintensiva, puede hacer desaparecer bosques enteros, porlo que se requiere disciplina en el manejo. Puede ser degran grosor, lo que dificulta el transporte yalmacenamiento (Earl 1975).

Un análisis de la situación leñera hace algunos años enAmérica Tropical demostró que las siguientes zonasestán sufriendo escasez: Haití, el este del Brasil, El Salva-dor, el litoral del Perú y el altiplano de Bolivia (Anón.1981f). Déficits de naturaleza menos crítica se dan en elnorte de México, en Honduras, Cuba, Jamaica,República Dominicana, las laderas de los Andes desdeColombia a Bolivia y, en Trinidad.

En las extensas zonas deforestadas del hemisferio orien-tal la producción de leña en las plantaciones forestalesha tenido gran éxito. Una especie favorita es la Casua-rina equisetifolia, un árbol de crecimiento rápido ymadera densa. En Madras, India, este árbol, con una

Fig. 2–11. — La madera de las tierras bajas tropicales,por lo general se transporta a través de los ríos, como seve en Panamá.

Fig. 2–12. — Los grandes árboles de madera atractiva ypeso medio proporcionan unos de los productos másvaliosos de los bosques tropicales, el enchapado,manufacturado aquí en Sarawak a partir de unadipterocarpácea.

Fig. 2–13. — Típicamente, el interés único de la cosechade madera tropical es la ganancia inmediata, a expensasde los árboles inmaduros que podrían cosecharse en elfuturo.

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Capítulo 2

rotación de 4 años, rinde de 200 a 250 t/ha de maderaseca (Kaul y Gurumurti 1981). En Dahomey -ahoraBenin- el combustible requerido por la densa poblaciónde una región muy poco forestada, ha sido suministradopor plantaciones de C. equisitifolia a lo largo del litoraldel país (Buffe 1962).

La futura demanda por leña parece asegurada porque, engeneral, faltan sustitutos satisfactorios; por ello, serequiere una mayor eficacia en el uso de la leña. Lascocinas de fuego abierto consumen cinco veces lacantidad de leña que consumen las cerradas (Arnold yJongma 1979). Mejoras simples en el diseño de lascocinas pueden aumentar el ahorro hasta en 70%. Otraalternativa es la conversión de los desechos de maderaen carbón. Las plantaciones para leña, exitosas durantemuchas décadas en India y en otros países, tambiénpueden concentrar la producción y tener éxito si seajustan a las tradiciones y conocimientos del pueblo.

La poca flexibilidad de los mercados de leña se apreciaen la India, un país muy poblado, donde el 80% de lasnecesidades energéticas rurales todavía se satisfacen confuentes no comerciales. De esta cantidad, el 64% es leñausada principalmente para cocinar. En zonas dondeescasea el combustible, las plantaciones de leña sonpreferibles a cualquier otro cultivo forestal. El consumode cerca de 0,6 toneladas por persona por año es tangrande como en las zonas mucho más forestadas de laAmérica Tropical (Kaul y Gurumurti 1981). Cocinar arrozen la India cuesta casi el 17,5 del contenido energéticodel arroz mismo (Revelle 1981).

El carbón de leña tiene un valor calorífico de 7,1 kcal/t,comparable con el carbón mineral; quema casi sin humoy mucha de su energía es emitida como calor radiante.Su baja densidad hace que sea frágil y necesitetransporte y almacenamiento especial. Su uso en lugarescerrados crea la posibilidad de envenenamiento pormonóxido de carbono (Earl 1975). El carbón de leña esun combustible común en las zonas urbanas de la regióna nivel doméstico e industrial.

La elaboración del carbón de leña es particularmenteapropiada para la sociedad tropical rural. Se puedeefectuar a pequeña escala y reportar ganancias. Larelación entre capital y mano de obra es baja, así quegenera mayor empleo que muchas industrias. Utilizadestrezas comunes y requiere poca pericia gerencial osupervisora. Su ubicación en zonas rurales contribuye alequilibrio económico urbano/rural (Earl 1975).

En el futuro, la madera de los bosques será tanimportante para los trópicos como lo ha sido en elpasado. Los países tropicales forestados importanproductos de madera, pero el mundo desarrollado dentrode poco quizás tenga muy poca madera paraexportarles. Se espera que la demanda por toda clase demadera, incluso para usos como leña y combustible paraciertos procesos químicos, ha de aumentar en los paísesdesarrollados. Así, los países con abundantes reservas demateria prima mejorarán su posición negociadora(Mitchell 1978). La sustitución por otros materiales no esmuy probable porque no existe suficiente energía baratapara crear sustitutos. Se pronostica que entre 1980 y2000, la demanda de productos a base de maderastropicales aumentará un 110% a nivel mundial, 180% enlos trópicos y 220% en el neotrópico (Pringle 1976).

Consecuencias del uso excesivo. La explotaciónexcesiva de los bosques tropicales es común, debidoprincipalmente a la tradición del libre uso. Donde losbosques son abundantes, el libre uso no ha sidodeclarado ilegal ni reconocido como un gastoinnecesario (Hardin 1968). Las tradiciones de usoestablecidas comienzan a considerarse derechos,generalmente antes de que el público o el gobierno sedé cuenta de lo desastrosas que son las consecuencias.

La sobre-explotación es grave porque los bosquestropicales son intrínsecamente frágiles. Aparentemente,los bosques en sitios húmedos muestran poderesextraordinarios de recuperación de las perturbaciones,regenerándose rápidamente en terrenos abandonadosdespués del cultivo y cerrando los claros del dosel. Losbosques sometidos a una explotación selectiva o a laagricultura migratoria poco frecuente pueden, en gen-eral, no mostrar grandes cambios de apariencia. En unsentido cuantitativo, quizás parezca que soportanbastante bien, aún lo que parece ser un tratamientoabusivo. Su complejidad resulta, sin embargo, de unared de interdependencia entre componentes cuyaevolución ha sido sincrónica. Perturbaciones en eldelicado equilibrio entre organismos, aún mediantecosechas cautelosas y selectivas, pueden eventualmentesimplificar el ecosistema hasta tal punto que suestabilidad se deteriora y su capacidad de auto-regeneración se reduce. En un sentido estricto, seconsidera que los ecosistemas tropicales primarios, unavez modificados significativamente, ya no sonrecuperables (Gómez-Pompa y Vázquez-Yanes 1972).Aún si se dejara un período largo de proteccióncompleta, los cambios climáticos a largo plazo y otras

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

influencias, evitarían la restauración de un bosqueesencialmente idéntico al bosque primario.

Una de las consecuencias más sutiles de la intervenciónhumana en los bosques tropicales es la pérdida gradual debiodiversidad. Esta puede deberse, por ejemplo, a lacosecha directa de todos los árboles maduros (portadoresde semillas) de la especie Cedrela, o a la caza de animalesadultos. Aún más sutil sería el deterioro de los hábitats, o elhecho de que la intervención humana favorezca, sinadvertirlo, el desarrollo de enemigos de cierta especie.Debido a que los requerimientos de hábitat, el parasitismoy la depredación son procesos todavía no estudiados enforma exhaustiva, tales daños quizás no se detecten. Porsupuesto, si se necesitan al menos 10 000 individuos paraconservar la gama genética de una especie (Poore 1976a),la declinación de tal especie, particularmente si sudistribución es escasa, puede pasar desapercibida hastamucho después que su población se haya reducido pordebajo de ese nivel.

El efecto de la explotación maderera sobre la diversidadno puede ser medido puramente en términos de uncambio en la cantidad de especies vegetales. Ciertasespecies de animales pueden verse particularmenteafectadas por ciertas plantas que los biólogos reconocencomo claves, desde el punto ecológico. Las especies deplantas claves pueden, por ejemplo, servir como fuentede alimento durante períodos en que otros alimentospreferidos no estén disponibles. Las evidencias indicanque cantidades mínimas, tales como el 1% de estasespecies claves, pueden ayudar a la mayoría de la faunasilvestre que se alimenta de frutos en los bosqueshúmedos; si la explotación maderera conserva ciertasespecies claves, quizás no se reduzca la capacidad delbosque de alimentar a muchas clases de animalessilvestres. Queda por comprobar, sin embargo, si lasespecies claves seguirían protegidas de pestes yenfermedades si aumentara la proporción de especiesclaves en el bosque, y si otros requisitos de laspoblaciones animales, tales como el hábitatreproductivo, persistirían a pesar del tratamiento recibidopor el resto del bosque.

Otra consecuencia evidente de la explotación excesivadel bosque es la disminución de la capacidad deproducir madera comercial después de haber extraídolos mejores árboles madereros y del consiguiente daño alas especies remanentes. Generalmente, la cosechatambién provoca erosión por efecto de caminos

abandonados e inestables y de pistas de arrastre. Lasobre-explotación continua reduce los rendimientos demadera para uso local y de exportación.

El uso excesivo de los bosques es evidente en los sitiosdonde los cultivos deterioran el suelo tan rápidamenteque no producen en un período razonable. En lasterrazas altas del Amazonas, por ejemplo, se cultiva pordos años seguidos por un período de barbecho de diezaños lo cual permite un cultivo más de tipo tradicional(Sioli 1973). El cultivo de la tierra disminuye lainfiltración del suelo, reduce la recarga de agua yaumenta el flujo de inundaciones, por lo que se puedenproducir erosiones y derrumbes. El uso excesivo de losterrenos forestales ha acortado gradualmente el períododel barbecho en ciertas zonas, hasta el punto que elbarbecho no es suficiente para restaurar la fertilidad delsuelo ni para regenerar un cultivo forestal aprovechable(Anón. 1977b). La restauración, entonces, se ve comouna medida poco práctica, y la gente tiene queabandonar el sitio o continuar viviendo una existenciamarginal. El resultado final puede ser una gran áreadesperdiciada e improductiva; condiciones quepreceden a las hambrunas, enfermedades epidémicas yguerras civiles. Ejemplos existen en el África y en otraspartes del mundo (Poore 1976b).

En el centro de Tanzania, la recolección de leña parauna familia promedio requiere de 250 a 300 díashombre al año (Anón. 1977b). Una situación extrema seda en el Punjab de la India, donde los bosques sólosatisfacen el 1% de la demanda por leña; bajo estascondiciones, la gente rural, aunque consciente delimpacto sobre la producción de alimentos, está forzada ausar el estiércol de vaca, tallos de maíz y otros desechosagrícolas como combustible para cocinar (Sagreiya1946a, Singh y Randev 1975).

Como lo ilustran acontecimientos mundiales recientes,las consecuencias de una deforestación excesiva puedenser de largo alcance. Se piensa que el crecimiento de losdesiertos en el África (al sur del Sahara) son el resultadode los incendios en los matorrales, la corta de ramaspara forraje, la deforestación, el pastoreo excesivo y lavegetación pisoteada por los animales (Delwaulle 1973).Estas prácticas provocan el deterioro de la vegetaciónnatural restante y disminuyen el rendimiento de loscultivos, lo que a la vez, provoca el éxodo en masa delos habitantes.

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Capítulo 2

Cuadro 2-2.—Producción de alimentos en América Tropical, 1972-81

Índice de producción Índice de producciónPaís de alimentos per capita País de alimentos per capita

Brasil 115 Guatemala 92Bolivia 114 Honduras 91El Salvador 112 Perú 90Colombia 110 Panamá 84Ecuador 110 República Dominicana 84Jamaica 110 Surinam 83México 101 Cuba 81Venezuela 99 Guyana 68Paraguay 94 Haití 67Costa Rica 93 Nicaragua 62

Fuente: Anón. 1993a

Nota: El índice de producción de alimentos per cápita de 1969-71 fue 100.

Terrenos forestales y no forestalesEl establecimiento de metas razonables para el uso deterrenos forestales requiere que se consideren primerolas prioridades y los requisitos de uso de los terrenos noforestales y luego, que se efectúe una evaluación de losprincipales usos forestales. Un diagrama para laidentificación de terrenos forestales y no forestales y sudesarrollo se muestra en la Fig. 2-14.

Bosque versus agricultura. La producción de alimentosofrece rendimientos más obvios y oportunos que laproducción forestal. El crecimiento de la población no seequipara en todas partes con un aumento en laproducción de alimentos (Cuadro 2-2).

Una consecuencia de esta tendencia es la deforestacióncontinua, cuyo fin es explotar el suelo y los nutrimentosque se han reciclado de la vegetación forestal. Entre1980 y 1982 la población dedicada a actividadesagrícolas en la región neotropical aumentó en más de 2millones de personas (Anón. 1993b). Los terrenosdedicados a la agricultura, tanto permanente como tem-poral, aumentaron en más de 65 millones de hectáreasentre 1970 y 1991 (Anón. 1993b). La agricultura conirrigación, que en gran parte depende del agua delbosque, aumentó en cerca de 2 millones ha entre 1981 y1991.

Lo más difícil en la preservación de terrenos para laproducción forestal a largo plazo es cómo protegerloscontra la producción de alimentos y forraje. Los bosques

crecen mejor en terrenos que, a la vez, son los mejorespara la producción de alimentos y forraje. Así, ladeforestación para establecer cultivos agrícolas podríaparecer necesaria, aún cuando las prácticas agrícolas nohayan sido exitosas o duraderas.

Cualquier comparación entre el cultivo de alimentos ode forraje y el cultivo de madera generalmente acarreauna predisposición en contra de los bosques, porque losvalores agrícolas no sólo son tangibles sino inmediatos,mientras que muchos valores forestales no lo son.Además, las investigaciones agrícolas han conducido ala intensificación de los métodos de producción, la cualno tiene paralelo en la producción forestal. A diferenciade los terrenos agrícolas, los bosques tienen muchosárboles de baja calidad, no comerciales y, por lo general,ningún árbol genéticamente mejorado. Los recursosforestales no son controlados, como tampoco elsuministro de nutrimentos, las malezas, los insectos o lasenfermedades. Si la agricultura tuviera estas desventajastampoco sería económicamente atrayente. Al corregirestas deficiencias en el cultivo de cafetales en PuertoRico (un cultivo forestal), aumentaron los rendimientos almenos en 12 veces (Wadsworth 1962). El rendimiento dela yuca en suelos podsólicos rojo-amarillentos deltrópico húmedo aumentó casi un 60% con unaaplicación modesta del fertilizante NPK, el cual mejorótambién las propiedades del suelo (McIntosh et al. 1980).

La producción de alimentos está disminuyendo en másde la mitad de los países del neotrópico (Anón. 1993b);

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

Fig. 2–14.—Secuencia esquemática para la identificación y tratamiento de terrenos para la producción de árboles ybosques.

TERRITORIO NACIONAL

▼ ▼

(Vegetación primaria dominante)

SABANA, MATORRALES, PASTOS O DESIERTO(Conservar y reforestar si hace falta)

FORESTAL

▼ ▼

NO FORESTAL(Desarrollar, usar árboles compatibles)

FORESTAL(Beneficios o productos necesarios,

excluir usos no forestales)

▼▼

(Principal valor potencial)

AGUA, BIODIVERSIDAD, RECREACIÓN(Conservar el bosque y desarrollar,

productos cuando sean compatibles)

PRODUCCIÓN(Desarrollar usos

múltiples compatibles)

▼ ▼

(Productividad potencial)

BAJA(Optimizar la producción

sostenible)

ALTA(Optimizar la producción

sostenible)

(Mejor uso potencial)

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Capítulo 2

por ello, cada vez hay más presión para que terrenosllanos y bien irrigados, con suelos profundos yapropiados para la labranza sean usados para laproducción de alimentos y forraje. No obstante, si estosterrenos fueran manejados al máximo de suproductividad, y fuesen protegidos de las grandesfluctuaciones en el flujo de los ríos por los bosques delas tierras altas, la mayoría de los países podrían producirla mayor parte de los alimentos y del forraje quenecesitan y aún así, dedicar grandes regiones a laproducción de madera y a otros beneficios forestales.

Desafortunadamente, los mejores suelos de la región noson totalmente productivos, por lo que se dedicanterrenos menos apropiados para el uso agrícola. Lossuelos demasiado pobres como para sostener un cultivocontinuo pueden ser usados de manera temporaldespués que se tala el bosque, pues los nutrimentos enlos árboles se liberan al cortarlos (Fig. 2-15). Lasuperficie requerida para alcanzar un rendimiento dadoen ese tipo de terreno marginal es mucho mayor, ya quedespués de uno o dos cultivos, el terreno debe quedar enbarbecho durante varios años. En las zonas montañosas,la erosión severa que resulta de esta práctica puede porúltimo impedir el cultivo de los árboles mismos. EnCuba, por ejemplo, un país tradicionalmente forestado,la conversión de terrenos dejó sólo el 16% de la islacubierta por bosques en 1990 (Anón. 1993a). Más del80% de la isla de Puerto Rico fue deforestada con el

mismo propósito (Murphy 1916). Sin incentivosespeciales, los agricultores dudan en adoptar prácticasque permitirían un cultivo continuo de los terrenos, aúncuando el barbecho haya sido evidentementedegradado por la reducción del período, y se hayandesarrollado y comprobado avances tecnológicos (Wardy Cleghorn 1964).

La expectativa de un mayor rendimiento financiero,mediante la producción de alimentos y forraje en vez demadera en los mejores terrenos, ha conducido a unadeforestación extensa en los trópicos, en gran partecomo resultado de una colonización deliberada y deproyectos de desarrollo rural. Tales proyectosgeneralmente tienen éxito en provocar la deforestación,pero su éxito es menor en cuanto a garantizar un apoyocontinuo a los colonizadores a través de la agricultura.Como resultado, quedan abandonadas extensas zonas,una vez cubiertas por bosques exuberantes. Este hechojustifica que no se dejen a la agricultura todos losterrenos forestados que a priori parecen idóneos para laexplotación agrícola. Un uso mucho más razonable seríaintensificar la agricultura en terrenos que ya se handeforestado.

En la mayoría de los casos, la cantidad de bosquesdestruidos y la densidad de la población rural estándirectamente relacionadas (Poore 1983). Laurbanización, por el contrario, se asocia con unadeforestación de menor alcance. En zonas conpoblaciones de bajas densidad, como la parte central delAmazonas, los bosques están menos amenazados que enlas regiones más densamente pobladas de América Cen-tral. El sur del Asia se considera una excepciónprometedora; allí se da un manejo forestal intensivo,forestería comunitaria y una agricultura intensiva de altacalidad, que permiten sostener una población rural muydensa con una baja destrucción forestal.

Holdridge (1959) establece las características climáticasque limitan la producción de alimentos y forraje, másque la producción maderera. Según él, la agricultura esmás exitosa en regiones donde la precipitación y laevapotranspiración son más o menos iguales; o sea, enlas zonas de vida húmedas y secas, en contraposicióncon las zonas muy húmedas y muy secas (Apéndice B).En la zona muy húmeda es difícil mantener la fertilidaddebido a la lixiviación y la erosión; en la zona muy seca,el agua constituye una limitación. Si bien allí laagricultura migratoria es posible, los rendimientos seríantan bajos que impedirían el asentamiento de poblacionespermanentes.

Fig. 2–15. — Las laderas recientemente deforestadas deSarawak, generalmente se convierten en plantaciones depimienta negra, un cultivo que genera ingresos enefectivo.

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

Tosi (1975) considera que la zona de vida ‘bosquehúmedo’ de Holdridge es de naturaleza óptima para laagricultura y ganadería. Sin embargo, aún allí latemporada de sequía puede abarcar hasta siete meses,en sitios donde un período de dos a cuatro meses essuficiente para causar deficiencias de humedad encultivos sin irrigar y pastizales. Tosi menciona ademásque en las zonas de vida ‘bosque muy húmedo’ y‘bosque lluvioso’, los excedentes de agua son tangrandes que la lixiviación reduce la fertilidad del suelodrásticamente. Aún los terrenos de pastoreo son de bajaproductividad debido a que el ganado pisotea los suelosanegados. En una región bien irrigada, como laAmazonia, el cultivo de arroz y maíz es dudoso porquedependen demasiado del capital y maquinaria, en unazona de agricultores inexpertos (Smith 1978). El cultivomultiestratificado de 13 especies de plantas usado porlos Caribes bajo estas condiciones es menos riesgoso(Smith 1978), pero no significa una fuente deabastecimiento futuro de productos adecuados para elmercado urbano.

En terrenos pobres, las ventajas de los árboles sobre losdemás cultivos es abrumadora, especialmente donde seobtienen bajos rendimientos y ciclos cortos deproducción. Algunos expertos agrícolas reconocen queel cultivo permanente de árboles es más apropiado ensitios donde la precipitación es alta y los suelos pobres.Su más importante ventaja ecológica sobre los cultivosanuales es su valor protector.

Según Alvim (1981), el cultivo de árboles exige menosnutrimentos y tolera mayor acidez y toxicidad dealuminio que los cultivos agrícolas. El hecho de queexigen menos nutrimentos no sólo se debe al reciclaje deminerales —una función que las plantas anuales nopueden efectuar eficazmente— sino también a que losproductos cosechados de cultivos perennesgeneralmente tienen menor valor nutritivo que loscultivos anuales.

Alvim enumeró sólo cinco cultivos agrícolas perennesrecomendables para la Amazonia: caucho, aceite depalma, cacao, caña de azúcar y pimienta negra. Otroscultivos arbóreos que se pueden considerar son:guaraná, achiote, frutos de palma, palmito y madera delcopaiba. El requerimiento de terreno para estos cultivossería no mayor del 1% de la cuenca amazónica, dejandoel resto de la zona libre para la producción de madera.Sin embargo, los cultivos perennes tienden a fragmentarel bosque, lo que quizás constituya un peligro más serio

para la seguridad de los bosques que la agricultura desubsistencia y los cultivos anuales (Gordon 1961).

En terrenos marginales, la producción de madera difieredel pastoreo de las siguientes maneras: (1) requiere máscapital por unidad de trabajo y superficie de terreno; (2)produce mayores ingresos por unidad de terreno; (3)emplea más gente por unidad de terreno; y (4) es mássensible a las tasas de interés (Johnston 1966).

Se ha puesto en duda el manejo del pastoreo en suelospobres del trópico húmedo. Pruebas simuladas delrendimiento probable en la Amazonia no permitenafirmar que ninguno de los sistemas (populares ofomentados) que se usan actualmente puedan asegurarrendimientos sostenidos (Fearnside 1979b). En climasmás secos, el pastoreo no solamente es marginal sinoque además puede dañar irreversiblemente al bosque,según lo indican los 1,7 millones ha de pastos lalang enIndonesia, consecuencia de la quema de los bosques. Lareforestación de tales zonas ha sido difícil.

En terrenos apropiados para la agricultura, u otrosterrenos usados para producir cultivos alimenticios,también pueden haber lugares remotos donde se puedenestablecer bosques productivos. Por ejemplo, en elPunjab, donde el 80% de los terrenos se dedican a laagricultura, el 4% es forestado (Singh y Randev 1975);esta zona de 100 000 ha incluye 42 000 ha de franjas alo largo de las líneas de ferrocarril, carreteras, drenajes ycanales; otras 22 000 ha corresponden a pequeñosbloques a lo largo de los ríos, y las restantes 36 000 ha seencuentran diseminadas entre los llanos y las colinas.Más de la mitad de estos terrenos forestales se conservanpor su valor protector; sólo 0,15 ha per cápita se dedicaa la producción de madera para uso humano.

La inexorable invasión de los bosques por cultivosmigratorios y pastoreo, en suelos cada vez menosestables e improductivos, viene acompañada por unacreciente miseria humana y la pérdida de la capacidadproductiva de la tierra a futuro, tanto para cultivosagrícolas como, posiblemente, para cultivos forestales(Fig. 2-16). Por consiguiente, ha comenzado la búsquedade alternativas capaces de asegurar rendimientossostenibles. Estudios bajo condiciones favorables en elcentro de Brasil (Watters 1974), han demostrado que unaaldea de 145 personas, establecida durante 90 años,necesitaba 5500 ha de bosque (38 ha per capita) parasobrevivir. Los cultivos en el bosque quizás necesitenmenos trabajo para producir una unidad específica de

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Capítulo 2

alimento que el cultivo en pastizales o la operación deun sistema agrícola permanente (Ward y Cleghorn 1964);sin embargo, quizás no haya tal disponibilidad de tierraen los bosques tropicales.

El manejo agroforestal surge como alternativa, el cualincluye el cultivo de productos agrícolas y forestales deforma simultánea o alternada en un mismo terreno; estetema se discute en el capítulo 8. La integración decultivos simultáneos incluye plantaciones extensas ycomprobadas como café, cacao y frutales bajo la sombrade otros árboles, y el uso de cultivos convencionales deárboles, como el caucho, la palma aceitera y la copra encombinación con alimentos y forrajes, e incluso forrajearbóreo para ganado. Un buen manejo del estratoarbóreo superior, que protege a los cultivos de alimentoso forrajes, ayuda a estabilizar la producción agrícola,alargando la productividad del período de cosecha oreduciendo el tiempo del barbecho. Pequeñas gananciasde este tipo pueden ser populares entre los agricultores yreducir la necesidad de talar más bosque; una gananciade carácter secundario sería la producción de madera.

La sucesión integrada de cultivos agrícolas y madererosconstituyen el sistema taungya, ya centenario. Este buscael establecimiento de plantaciones madererasentremezcladas con cultivos alimenticios en los primerosaños. Este tipo de plantación busca producir árboles paraotros usos diferentes de la madera, el espaciamientopuede o no permitir el cultivo continuo de productos

agrícolas o forrajeros bajo los árboles, dependiendo delpotencial del sitio para los dos tipos de cultivos.

El sistema agroforestal es especialmente útil en terrenosque de otro modo serían marginales para la agricultura.En 1979 se decía que casi 49 millones km2 de terrenosen los trópicos (65% de la superficie total) seencontraban en una situación de “agotamiento” (King1979a). Cerca de 630 millones de gente (35% de lapoblación total de los países en desarrollo) dependen deestos terrenos para su subsistencia. El sistemaagroforestal constituye un método de producir madera yalimentos a partir de una misma unidad de terreno.

El sistema agroforestal podría ser muy importante para laidentificación de terrenos que se podrían dedicar a laproducción forestal. El sistema agroforestal no prometetodos los beneficios de los bosques cerrados, pero sí esestable, puede reemplazar a la agricultura migratoria ydefinir los límites entre bosque cerrado y fincas. Aún sise emplearan los 630 millones de gente, el sistemaagroforestal sin duda sería más provechoso en losterrenos agotados, lo que permitiría que los bosquessecundarios permanezcan intactos. Tosi (1975) advirtióque las nuevas colonias deberían confinarse casiexclusivamente a las zonas húmedas (bosque húmedo);sólo bajo ciertas condiciones especiales del suelo sepodría permitir que las zonas muy húmedas (anegadas)se consideren apropiadas para la agricultura o elpastoreo sostenibles.

La experimentación con sistemas agroforestales está enlos primeros pasos; por ello no se puede predecir elvolumen y la calidad de la madera que rendirán. Lasfuentes de incertidumbre incluyen la adaptabilidad alsitio y el rendimiento de especies madereras bajo elsistema (en comparación con la producción simple demadera), la importancia (si la hubiere) de los árbolesfrutales como madereros, y el hecho de que el sistemasería aceptado únicamente por los que lo aplicarían si lamadera fuera sólo un subproducto de la producción dealimentos o forrajes.

Capacidad de uso de la tierra. La selección de terrenospara la producción forestal debe basarse en laspropiedades del terreno mismo y los requisitos de lasdistintas clases de explotación. Un primer paso en laplanificación de una buena explotación sería eldesarrollo y la aplicación de un sistema de evaluaciónde los terrenos. Young (1976) especificó que un sistematal debería hacer lo siguiente:

Fig. 2–16. — El uso excesivo de laderas antiguamenteforestadas produce terrenos degradados, tal como se veaquí en Haití.

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

• Evaluar los terrenos para usos específicos.

• Considerar otros usos físicamente posibles yeconómica y socialmente beneficiosos.

• Tomar en cuenta tanto la producción como los demásbeneficios e inversiones o gastos necesarios.

• Considerar los efectos ambientales.

• Permitir la evaluación por etapas, de acuerdo con lospropósitos e intensidad de la evaluación.

• Ser versátil, aplicable en superficies grandes ypequeñas.

• Producir resultados permanentes, independientes delas tendencias económicas actuales.

• Permitir que se hagan revisiones

• Presentar resultados en forma simple, que inspirenconfianza en el público no especializado.

Poore (1976b) dijo que el éxito en la planificación deluso de la tierra depende de que se reconozcan losdistintos intereses públicos y que sean categorizados conhabilidad. La resolución de conflictos es esencialmenteuna cuestión de política. En el proceso de planificación,él recomienda una secuencia lógica: (1) identificar lasprincipales áreas de interés público, (2) examinar losterrenos en función de su importancia para cada una deesas áreas, (3) comparar valores, y (4) resolver losconflictos. Para comprobar las bondades de cualquieracción se debe de determinar la magnitud de su efectoen el bienestar humano; pero, según Poore, existen doscomplicaciones para determinar el efecto de una acción:(1) muchos de esos efectos tardan tiempo enevidenciarse, y (2) los efectos pueden manifestarse lejosdel lugar de origen.

El desarrollo y aplicación de sistemas de evaluación dela tierra recién se inicia en el neotrópico. Los parámetrosclimáticos, fisiográficos y edáficos fundamentales paratomar decisiones no han sido elaborados en todas partesy, donde existen, en general no son bien entendidos. Losmapas constituyen la base de la mayoría de laspropuestas para la distribución de la aptitud productivade los terrenos de la región. Además, la evaluación yplanificación son procesos de largo plazo que sólo sepueden efectuar en etapas; sin embargo, hay una gran

presión que impele a tomar decisiones rápidamente paracumplir con necesidades inmediatas. Lo mismo sucedeen las zonas templadas también. Por eso, la disposiciónde Young (1976), de que el sistema de planificación debepermitir revisiones a medida que aparezcan nuevosdatos es de importancia crítica.

En la planificación del uso productivo de la tierra se usandos tipos de criterios: (1) criterios físicos esencialmenteconstantes, y (2) criterios sociales sujetos a cambios en eltiempo. Los siguientes son algunos criterios específicosque ayudan a determinar si los terrenos se deben dedicara la producción forestal, y si así fuera, los beneficios oproductos más apropiados:

• Ambiente físico

— El clima, particularmente la cantidad y uniformidadde la precipitación.

— El suelo, particularmente su profundidad(capacidad de contener agua) y susceptibilidad a laerosión.

— Fisiografía — particularmente valor escénico,laderas, contribución al posible uso del agua oinundaciones río abajo y accesibilidad.

— Presencia y calidad de los bosques y característicasparticulares, comparativamente escasas en otrossitios.

• Futuro ambiente social

— Patrón de uso productivo del suelo y prácticastradicionales.

— Necesidades futuras relacionadas con el bosque,incluyendo las de poblaciones adyacentes yturismo.

— Futuras presiones de la población humana: tierrapara la producción de alimentos, uso del agua ríoabajo y suministro de madera, incluyendo lasexpectativas de exportación.

Como antes se mencionó, Holdridge (1959) indica quela agricultura sustentada en el agua de lluvia es másexitosa donde la precipitación y la evapotranspiraciónson más o menos iguales. Dubois (1971) aplicó otrocriterio cuando fundamentó su recomendación para laproducción de cultivos anuales, perennes, pastoreo,caucho, cacao, palma aceitera y madera, o para laagricultura migratoria, en la severidad y periodicidad delas inundaciones en la Amazonia. Holdridge (1976), conbase en las evidentes presiones sociales, enumeró laszonas que con mayor probabilidad perderían sus

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Capítulo 2

bosques en Costa Rica: (1) los llanos aluviales fértiles sinuna estación seca marcada (las tierras bajas del Caribe),(2) los terrenos arables y fértiles con una estación secalarga, y (3) los terrenos montañosos de las laderas delPacífico sujetos a sequías e incendios.

Plath y van der Steenis (1968), con base en datosdisponibles sobre clima, suelos y pendientes, clasificaronlas aptitudes de los terrenos de Centroamérica ( Cuadro2-3). A partir de este cuadro, pareciera que sólo el 38%de los terrenos deberían ser usados para propósitosagrícolas. El resto son zonas necesarias para propósitosresidenciales, comerciales e industriales; pero lo mejorpara la mayor parte de los terrenos sería quepermanecieran bajo cobertura forestal. La categoría quePlath describe como “cultivos extensos” en zonashúmedas parece corresponder a las zonas donde laagricultura migratoria es sostenible. La parte de lasubregión dedicada a la agricultura migratoria es, concerteza, mucho más extensa que eso, cubriendo grandesextensiones de terrenos clasificados como inapropiadospara la agricultura.

El sistema de clasificación de la aptitud productiva de lossuelos creado por el Servicio de Conservación de losSuelos de los EE.UU. (Norton 1939) ha sido sometido aprueba en América Tropical. Este sistema se basa en laproductividad, drenaje y erodabilidad del suelo. Unestudio en la región andina y parte de las cuencas delAmazonas y del Orinoco en Colombia (Cortés 1977)demostró que sólo el 20% del terreno es apropiado parasostener cultivos anuales; un 30% adicional son terrenosllanos o con pendientes suaves y pobre drenaje, oterrenos excesivamente pedregosos, empinados o sujetosa la erosión. El 50% restante es apropiado sólo parabosques, pastizales de especies nativas u otra vegetaciónnatural que protege las cuencas y la vida silvestre.

McKenzie (1976) estimó que el 5% del territorio de Ven-ezuela es apropiado para cultivos anuales, 32% parapastoreo y 62% para manejo de bosques. De acuerdocon Luna (1976), el 39% del país debe permanecer bajocobertura forestal; de esa cantidad, el 31% (12% delpaís) debería mantenerse principalmente por losbeneficios que proporciona y no por los bienes y el 69%(27% del país) para la producción maderera.

En 1978, Kudela estimó que el 25% de Cuba deberíapermanecer forestada (sólo el 13% lo era en aquelentonces). Se ha recomendado como idónea parabosques, la mitad de la superficie total de Puerto Rico

(Cuadro 2-4; Birdsey y Weaver 1982, Wadsworth ySchubert 1977).

Una conclusión común a la que llegan estos estudiossobre la aptitud productiva de la tierra es que grandeszonas que deberían permanecer con cobertura arbórea,son deforestadas, sobrexplotadas y abandonadas. Ladisparidad entre el ideal identificado por estos estudios yla realidad no debería relegarlos al olvido, pues conocerlo que es deseable reporta importantes beneficios; aúncuando esta disparidad está empeorando con el aumentode la población es posible dirigir la degradación alugares donde se arriesga una menor cantidad derecursos y restaurar bosques en terrenos abandonados.La reforestación se puede centrar en zonas donde selogre un mayor valor agregado.

Una característica importante del estudio efectuado enPuerto Rico fue la identificación de terrenos donde

Cuadro 2-3.—Capacidad de uso de la tierra enCentroamérica

SuperficieCategoría del uso de la tierra (millones km2) (%)

Apropiado para la agricultura sostenibleClima más favorable

(trópico húmedo)Cultivo intensivo

Anuales 16 3Perennes 4 1Subtotal 20 4

Cultivo extensivoAnuales 6 1Perennes 38 8Con árboles 24 5Subtotal 68 14

Total 88 88Climas menos favorables 103 20

Total (apropiado para agricultura) 191 38

No apropiado para la agricultura sostenible(apr. para bosques)Climáticamente 115 23De otro modo 193 39

Total 308 62

Total superficie terrestre 499 100

Fuente: Plath y van der Steenis 1968.

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

existen menos disputas en cuanto al uso, entre lasagencias gubernamentales de desarrollo y lospropietarios. Otra característica importante fue encontraruna actitud liberal en la expansión de la infraestructura(urbana, industrial y comercial) relacionada con el usoproductivo de los terrenos; afortunadamente, esta actitudliberal y generosa resultó ser menor en función de todala zona estudiada. Finalmente, los terrenos asignados ala agricultura fueron establecidos con base en unaevaluación realista de los posibles mercados para loscultivos, de modo que en esta isla densamente pobladaquedan grandes extensiones de terreno potencialmentedisponibles para bosques. Teóricamente, más de uncuarto de la isla está disponible para beneficios intan-gibles; sin embargo, todavía es capaz de satisfacer conuna tecnología comprobada, más de la mitad de lademanda por productos forestales proyectada para lospróximos 25 años.

Control del uso de los suelos. El largo período quegeneralmente se necesita para producir bosques ycultivos forestales requiere que las inversiones se hagandonde no se vayan a perder por cambios arbitrarios en eluso de los terrenos. La naturaleza social e intangible delos beneficios forestales justifica la participación delgobierno para fomentar tal estabilidad. Puesto que elbienestar de naciones enteras y de sus culturas está enpeligro, el pueblo tiene el derecho y la responsabilidad

de participar en las decisiones que afectan el futuro delos bosques nacionales.

Una consecuencia lógica de esta filosofía ha sido lareserva pública de bosques, particularmente los que seconsideran valiosos por otras razones más importantesque la explotación inmediata de sus recursos madereros.Se han reservado bosques en la mayoría de los paísestropicales del mundo, incluso en América Tropical. En elÁfrica Occidental, por ejemplo, entre 1929 y 1950 secrearon más de 600 reservas forestales en nueve paísespara un total de 146 000 km2; o sea, el 2,4% delterritorio en cuestión (Bellouard 1952).

Sin embargo, Gordon (1961) advirtió del peligro queexiste en reservar legalmente terrenos forestados queluego se consideran más apropiados para la producciónde alimentos o forrajes. La responsabilidad de reservar yproteger terrenos forestados generalmente se deja enmanos de agencias forestales gubernamentales. SegúnGordon, los forestales podrían engañarse si creen que lamayor parte de los terrenos reservados en el pasado parapropósitos forestales permanecerán en el futuro.

Los problemas inherentes al establecimiento de reservassin tomar en cuenta el entorno social pueden ilustrarsecon las experiencias sufridas en Venezuela. En 1950, enlos llanos occidentales se reservaron acerca de 9370 km2

Cuadro 2-4.—Uso futuro potencial de la tierra en Puerto Rico

SuperficieCategoría del uso Principal uso sostenible (miles km2) (%)

Urbano Residencial, industrial, comercial 100Cultivos agrícolas Cultivo de alimentos y forrajes 345Otros terrenos rurales

Mangles, pantanos Bosques de protección 10 1Precipitación >250 cm/año Bosques de protección 43 5Precipitación 100–250 cm/año

Pendiente >60% Bosques de protección 68 8Pendiente <60% Bosques de protección y productivos 202 23

Precipitación <100 cm/año Bosques de protección 122 13Subtotal 445

Total 890 1Resumen del uso forestal

Protector solamente 243 27Protector y productivo 202 23

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Capítulo 2

de bosques (Veillon 1977). Debido a que gran parte deese terreno es llano y bien irrigado, se inició elestablecimiento creciente de campesinos con finesagrícolas y pastoreo del ganado (Luna 1973). Losesfuerzos del gobierno por controlar estas prácticas singenerar reacciones hostiles no han sido efectivos, y enconsecuencia, se segregó parte de una reserva para laagricultura. Luego se permitió a los transgresores vendersus cultivos, lo que aumentó la presión. Para 1973, laReserva de Turen casi había desaparecido (Luna 1973);el total de los bosques reservados se había reducido enun tercio a 6270 km2 (Veillon 1977). Sin embargo, másde la mitad de la deforestación se ha dado en la zonapremontana, donde la protección a las nacientes de losríos es necesaria. En 1977, Veillon denunció que para elaño 2000 desaparecerían la mitad de los bosquesremanentes en la reserva. En el neotrópico, los bosquesmuy húmedos y húmedos existentes en 1992 abarcaban6,80 millones km2, un 22% menos de los 8,73 milloneskm2 que originalmente había (Anón. 1993b).

En resumen, los terrenos forestales -definidos como losterrenos que se deben dedicar a los bosques,independientemente de si en la actualidad estánforestados o no- constituyen una parte significativa decada país en el neotrópico. Estos terrenos abarcan todosaquellos donde pueden crecer bosques, y que no senecesitan ahora o en un futuro próximo para otrospropósitos. En la mayoría de los países, la deforestación,racional e irracional, restringe los bosques a terrenos quedeben permanecer forestados por razones ajenas a laproductividad maderera, tales como las siguientes:

• zonas inservibles para otros propósitos

• zonas de valor escénico ya en uso para propósitosrecreativos y turísticos

• cuencas superiores lluviosas y empinadas,particularmente donde el uso actual del agua escrítico

• zonas inundables, áreas costeras y arboladosespinosos

En conjunto, estos bosques quizás no sean losuficientemente extensos o productivos como parasuministrar productos necesarios (ni se deberían usarpara tales propósitos). Mientras puedan proporcionarbeneficios forestales, constituyen un ambiente quizásestable, y su permanencia como bosques puede

garantizar otros beneficios a largo plazo. Pero, debido aque estas zonas tienden a ser marginales, tanto para laproducción forestal como para la agricultura, quizás seanecesario contar con más terrenos para productosforestales. Por consiguiente, se deben de investigarterrenos más favorables para determinar su posiblerendimiento forestal.

Los bosques públicos reservados no garantizan laproducción forestal. En el pasado, algunas reservas deuna región se han dejado sin protección, olvidadas yperdidas. La mayor parte de los terrenos aptos parabosques son de propiedad privada, ocupados ydemasiado caros como para que el gobierno piense enadquirirlos. Así, se necesitan incentivos para que lospropietarios de terrenos conserven, manejen o reforestensus propios terrenos. Tales incentivos deben asegurar unaproducción forestal continua. Este objetivo se puedecumplir parcialmente intercalando bosques y terrenoscultivados, pero el éxito depende, más que todo, decontar con buenos mercados y un esfuerzo serio deextensión que involucre a los propietarios de bosque y alas comunidades rurales.

Terrenos forestales: la repartición del usoEl requisito previo para un manejo intensivo del bosque,que promueva una producción creciente y sostenida, esque genere otros beneficios aparte del rendimiento delproducto. El cultivo y manejo intensivo de unaplantación requieren pericia técnica, y la mayor parte delos ingresos pueden beneficiar a los residentes rurales,con lo que se contrarresta la emigración a las ciudades.Del mismo modo, gran parte del procesamiento de lamadera se puede efectuar con tecnología intermedia enzonas rurales. Un estudio en Australia demostró que laexplotación y procesamiento de madera aserradaproveniente de plantaciones proporcionaban empleocontinuo a un grupo de 6 a 26 personas por cada 10 000m3 de producto (Greig 1979). Para la administración yservicios recreativos en el bosque solamente seempleaban de 4 a 7 personas por 100 000 días-visitante.A nivel mundial, la cosecha y procesamiento de maderaindustrial, más el trabajo silvicultural asociado y losservicios periféricos emplearon casi 75 millones de per-sonas en 1963 (Sartorius y Henle 1968).

En el futuro, el manejo de bosques productivos setornará progresivamente más complejo, involucrando laconservación de ecosistemas naturales, la supervivenciade especies, el flujo favorable de energía y materiales yla renovación orgánica, el valor escénico y las

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

consecuencias múltiples de la actividad humana en losbosques (Ovington 1974). Además, a pesar de laimportancia de la economía en la toma de decisiones,debe de respetarse el estilo de vida de los individuos,familias y tribus cuyo patrimonio está arraigado en losbosques y terrenos aledaños. Sólo haciendo un usocompleto de las habilidades, características, creencias yprejuicios de los pobladores locales se puede mejorar laproductividad general de los terrenos (Beresford-Pierse1962).

Nuestra preocupación en este libro es la producciónforestal; por ello, un punto de partida lógico esidentificar las zonas apropiadas para tal producción. Amenudo se ha pasado por alto la importancia de estepaso; sin embargo, este no es un proceso simple. Laselección de terrenos debe comenzar con una revisiónde los objetivos que se persiguen. A continuación sepresenta una lista de los propósitos principales de losbosques, adaptada de Poore (1976b), la cual puedeservir de guía en la selección: (1) apoyo a los pueblosindígenas, (2) avance en el conocimiento científico, (3)preservación del germoplasma, (4) conservación delsuelo y agua, (5) instrucción al público, (6) recreaciónpública, (7) control biológico, y (8) producción debienes, tales como la madera.

Todos los bosques tropicales sirven para más de uno deestos propósitos; sin embargo, no todos tienen lascualidades necesarias para servir varios propósitos con elmismo grado de eficiencia. Los distintos propósitos noson completamente compatibles, así que al proporcionarciertos beneficios forestales, se limitan las oportunidadesde obtener otros beneficios en la misma zona. Laincertidumbre inicial generalmente tiene que ver concuánto territorio se necesita para cada propósito, ycuántos propósitos se pueden servir al mismo tiempo enuna misma zona. Ningún régimen fijo puede guiar todasestas decisiones. Debido a que el enfoque del procesodebe centrarse en objetivos a largo plazo, es prudenteevitar, minimizar o postergar decisiones irreversibles queexcluyen otras alternativas que más tarde podríanconsiderarse superiores. Las restricciones que más tardese consideren innecesarias o excesivas puedencambiarse con facilidad y la pérdida temporal del usosería un costo menor.

La dedicación de terrenos para uso forestal debería sertan liberal como factible para todos los beneficiosprevisibles. En los trópicos, se sabe muy poco sobre lostipos de bosques más apropiados para cada propósito y

la extensión de terreno que cada propósito requiere.Mientras tanto, cuanto mayores sean las extensiones deterreno que se preserven, tanto más seguramente sepodrá satisfacer las necesidades futuras. Idealmente,debería haber un margen de seguridad para compensarposibles errores de juicio, y además, para cada zona sedeberían proyectar múltiples usos compatibles.

El uso de la tierra debe planificarse racionalmentemediante un análisis integral de los recursos (Norton yWalker 1982). Una región se puede dividir en unidadesde terrenos, homogéneas en cuanto a clima, tipo desuelo, pendiente, tipo de vegetación, hábitat oaccesibilidad. Luego, se debe evaluar cada unidad paradeterminar su capacidad de ofrecer beneficiosprevisibles. La capacidad podría ser representada en unaserie de mapas transparentes superpuestos, que muestrenla idoneidad de cada unidad terrestre para cada tipo deuso. Al montar los mapas transparentes unos sobre otros,se lograría una imagen compuesta que muestre donde sepueden integrar los usos compatibles, o en qué sitioschocan menos los usos incompatibles. En la actualidad,los sistemas de información geográfica estánrevolucionando este proceso mediante la clasificación ysuperposición de distintas características de los terrenosen forma electrónica.

Las directrices recomendadas para la región delAmazonas (Dubois 1979) ilustran la aplicación deprincipios sólidos de uso de la tierra en una zonasubdesarrollada: (1) mantener la mayor superficie posiblebajo protección y sin modificación alguna, hasta que seconozcan mejor los ecosistemas, (2) concentraresfuerzos en la consolidación de zonas ya colonizadas,(3) limitar las nuevas colonizaciones a las zonas demayor fertilidad, (4) usar sistemas de producciónsemejantes a los de la naturaleza, y (5) dentro de laszonas colonizadas, determinar la aptitud de parte de lazona para el uso forestal.

Culturas que dependen de los bosques. Los recursos delbosque que deben acomodarse primero son los másvulnerables al deterioro irreversible por el maltrato.Existen culturas indígenas de características individualesúnicas que dependen del bosque en gran parte de laAmérica Tropical. Para la preservación de tales culturas,se deben de reconocer como zonas críticas los lugaresdonde las costumbres de las tribus forman parte íntegradel bosque y dependen en gran medida del usoconsuetudinario de lugares, suelos, recursos de fauna yflora, migración estacional y rutas de transporte. Estos

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Capítulo 2

pueblos generalmente constituyen una rica reserva deinformación sobre plantas alimenticias y medicinales,estrategias de supervivencia y conceptos sociales quedeben ser preservados y que quizás sean útiles en otrasregiones. La interacción entre las tribus del bosque y elmundo exterior casi siempre erosiona el delicadoequilibrio que tradicionalmente ha existido entre lastribus y su ambiente natural (Poore 1976b). Por lo tanto,se debe controlar estrictamente la llegada de usuariosexternos, incluso turistas y científicos, si se desea lasupervivencia de tales culturas.

Estudio científico. El segundo recurso más frágil delbosque, la diversidad orgánica, parecería tener pocovalor a primera vista. Sin embargo, los recientes estudiossobre la diversidad y dinámica de los ecosistemasmuestran beneficios que, se prevé, son de largo alcance.La principal información generada evidencia lasinteracciones entre los sistemas vivientes como un todo,y entre sus componentes individuales y el desarrollo co-evolutivo del medio ambiente, interdependencia ysimbiosis que han guiado, y podrían seguir guiando, a lasociedad humana en su búsqueda de formas de vida másarmoniosas y duraderas en el medio tropical.

Las manifestaciones del avance evolutivo, vitales para elbienestar del ecosistema, se pueden apreciar en bosquesdonde el desarrollo conjunto de organismos se ha dadocon poca perturbación de actividades humanas. En talesambientes, debido a su larga estabilidad relativa, lasrelaciones ecológicas de causa y efecto son másevidentes y mejor desarrolladas. Por consiguiente, paraefectuar estudios científicos no destructivos, debenpreservarse sin modificación alguna las zonasautosostenibles de bosques poco disturbados, ubicadosen unidades climáticas o edáficas claramente definidas.Tales zonas deben permanecer libres de perturbaciónhumana a lo largo de un número indefinido de estudiossucesivos. Estas zonas deben ser lo suficientementegrandes como para tener un carácter autónomo, eidealmente deben estar protegidas por zonas deamortiguamiento para preservar especies raras ymigratorias de la fauna silvestre. En ecosistemascomplejos tales como los bosques húmedos tropicales,para tener una zona con carácter autónomo se requierenreservas de mayor extensión de lo que en principio sepodría pensar (Terborgh 1976), o bosques continuosadyacentes. Las zonas forestales sin modificar tambiénsirven como puntos de referencia para registrar cambiosa nivel mundial a largo plazo. En algunos países yregiones ya es demasiado tarde para establecer reservas

ideales de tal magnitud, aún si la opinión públicapudiera ser movilizada para apoyarlas; sin embargo,bajo tales condiciones, siempre es conveniente reservaráreas representativas en cuanto a suelo o clima, aún silos bosques están muy modificados o no tienencobertura forestal alguna, pues con el tiempo estas zonasgradualmente podrían revertirse a ecosistemas forestalescon muchas de las características del bosque original.

Preservación de la biodiversidad. Un tercer beneficio delos bosques nativos es la diversidad de genotipos deespecies útiles, o potencialmente útiles. Muchas plantasy animales esenciales para el bienestar de losecosistemas naturales -alimenticias, medicinales,extractos útiles y animales estéticamente atractivos, oque pueden ser usados como alimento- se distribuyenescasamente a través de grandes extensiones de bosquetropical y su desaparición debe ser evitada. La dificultadestá en determinar cuáles especies serán de mayorimportancia en el futuro, hasta qué punto están enpeligro de desaparecer y si son genotipossignificativamente diferentes y en qué parte del bosqueocurren. Para la mayor parte de la región, no se cuentacon esta información, ni con los métodos para asegurarla preservación de todos los genotipos; por lo tanto, si sedeben preservar las especies raras pero posiblementeútiles, es urgente ubicarlas y evaluarlas. La evaluaciónpuede, de hecho, ser interminable a medida que sedescubren nuevos valores potenciales de un recurso. Lapreservación de especies raras puede darse parcialmentecon la reserva de zonas forestales; pero siempre esnecesario determinar los requerimientos de hábitat de lasespecies críticas para lograr el manejo forestalsostenible. Si se integran correctamente, las áreasforestales reservadas para estudios científicos nodestructivos podrían ser compatibles con las zonasusadas por grupos indígenas dependientes del bosque ylas dedicadas a la preservación de la biodiversidad.

Conservación de suelo y agua. Un cuarto beneficio, laconservación del suelo y del agua, ha sido ampliamentedocumentado. La importancia de los bosques conrespecto a la erosión y a la infiltración del agua se ilustramediante los datos del efecto de tres tormentas sobreladeras con un declive del 20% en Cuba (Cuadro 2-5;Herrero et al. 1975). Particularmente impresionante es elgran contraste entre la erosión sufrida por bosques,pastizales y zonas cultivadas; la infiltración fue casi lamisma en los pastizales no pastoreados y en los bosques,y menor en las zonas cultivadas.

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

Cuadro 2-5.—Influencia de la vegetación en la erosión e infiltración en los bosques tropicales de Cuba

Intensidad de la precipitación Tasa de erosión Tasa de infiltraciónVegetación (mm/min) (kg/ha) (mm/min)

Bosque de esp. latifoliadas de 40 años 3.3–3.5 10.4 3.4–3.5Bosque de pinos de 40 años 2.0–2.3 2.2 2.0–2.3Terrenos de pastoreo en desuso 3.3–3.5 7.3–115.6 3.3–3.5Yuca cultivada, 3 meses de edad 2.1–2.3 1,591–4,874 1.7

Fuente: Herrera et al. 1975

La superioridad de los bosques en cuanto a la retencióndel suelo e infiltración del agua es mayor en las laderasempinadas, en suelos sueltos y bajo condiciones deprecipitación muy intensa. Los beneficios de la coberturaforestal varían también con la magnitud del impactoeconómico de la erosión e inundaciones aguas abajo.Los bosques dedicados a la conservación del suelo yagua son, por consiguiente, de mucho valor en zonaslluviosas, pero también sean quizás esenciales para laestabilidad de los suelos en climas secos donde loschaparrones, aunque infrecuentes, pueden ser intensos.Particularmente críticas son las cuencas que sirven zonasde cultivos bajo irrigación actual o potencial en llanurasinundables, acuíferos en terrenos bajos y fuentes de aguapara uso urbano e industrial. Los bosques dedicados a laconservación del suelo y agua también pueden usarsecon otros propósitos, siempre que no se afecte sucapacidad de protección básica. Este tipo de bosques,por ejemplo, pueden ser compatibles con el uso degrupos indígenas que dependen de los bosques, lapreservación de la biodiversidad y el estudio científicono destructivo.

La importancia de los bosques para las orillas de los ríoses especialmente evidente a lo largo del Amazonas,donde una deforestación extensa en algunas zonas haarruinado el agua de tal forma, que los organismosacuáticos han desaparecido y los vectores deenfermedades se han diseminado (Sioli et al. 1969).Buenas prácticas silvícolas, sin embargo, puedenprevenir tales consecuencias.

Ilustración al público. La totalidad de beneficios que unbosque ofrece no serán evidentes sin la participación yapoyo del público en general, incluso de gente que vivelejos del bosque. No puede esperarse que el públicoentienda el bosque si no posee un cierto conocimiento deprimera mano en cuanto a los bosques y sus beneficios;

por ello, se debe promover que el público visite losbosques donde se demuestran tales beneficios. Así, sedeben identificar, mantener y desarrollar bosques quesirvan a este propósito; buscar la participación de losjóvenes, especialmente los estudiantes; idealmente, loscurrículos educativos debieran considerar visitas a losbosques, además de instrucción e investigación forestal.Una red de sitios forestales educativos que muestren unaamplia gama de beneficios forestales y cercanos a lasciudades para facilitar las visitas del público, sería de granprovecho. En Puerto Rico ya existe tal red (Fig. 2-17). Estaszonas deben demostrar los beneficios de un buen manejoen un área reducida para que los visitantes la puedanrecorrer a pie. Además, deben ser manejadas de modo quesean completamente compatibles con la preservación dela biodiversidad y la conservación del suelo y agua.

Recreación pública. Acampar, explorar y visitar zonasforestales de gran belleza escénica y clima favorable sonactividades terapéuticas reconocidas para una vida ur-bana cada vez más frenética. El término “vacación”significa literalmente ‘desocupar’, alejarse de la rutina.Para tal propósito, los bosques extensos son idóneospues proporcionan aventuras y recreación menosextenuante. Los bosques recreativos deben serrazonablemente accesibles desde los centros poblados, yofrecer instalaciones básicas para acomodar a losvisitantes en una pequeña área, preferiblemente en laperiferia. Un producto de la recreación forestal sería elmayor aprecio del público por los beneficios ynecesidades de los bosques. Este tipo de bosque debe sercompatible con la conservación de suelo y agua y con lailustración al público (Fig. 2-18).

Producción de bienes. Estadísticas recientes sobre elconsumo de madera en la región demuestran lanecesidad de producir madera y otros productos afinesen los bosques tropicales (Cuadro 2-6). Entre 1982 y

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Capítulo 2

1992 hubo un aumento superior al 20% en el uso demadera y 13% en el consumo de pulpa y papel (Anón.1993b), aumento que probablemente ha de continuar.No obstante, FAO sugiere una reducción leve en el usode madera, de 1,00 al 0,96 m3 per capita y de 45 a 42kg en productos de pulpa y papel. Los terrenos forestaleselegidos para la producción deben ser capaces de rendircosechas repetidas de árboles de buena forma ycrecimiento, donde la topografía y el acceso facilitan laextracción y el mercadeo. El área forestal requerida paracumplir con una demanda cada vez mayor puede sersólo una pequeña porción del total del bosque, pero sutamaño debe aumentar con el tiempo, o aumentar laproductividad, o ambos. Como mínimo, los terrenosforestales dedicados a la producción de madera debenser adecuados para cumplir con los requerimientosproyectados a futuro, con base en la productividadesperada del manejo intensivo.

Al seleccionar terrenos para la producción de madera sedeben reconocer los límites prácticos de la

productividad. Por ejemplo, en Bolivia los mejoresbosques de caoba se encuentran en las tierras bajas,pero a la vez, estas zonas son también las mejores parala agricultura, la cual posiblemente sea el mejor uso(Scott 1961). En el otro extremo, las tierras de bosqueseco del Brasil, los llamados “campos cerrados”, queBeard (1953) considera son el resultado de extremos deinundación y sequía en latosoles seniles, muestranevidencias de agua a 2-3 m de profundidad (Denevan1965, Ferri 1961, Rawitscher 1950, Young 1976). Salvoque se produzcan incendios, sería posible establecerbosques en esa región; desde luego, habría quedeterminar la posible productividad de madera.

Las distintas condiciones de los suelos del Amazonasconstituyen ejemplos intermedios. Dubois (1971)recomendó que los manglares se usaran para producirtanino; que los bosques de varzea sujetos a la influenciade las mareas se usaran para madera, palma aceitera,caucho y cacao; la varzea estacional para madera yforraje y los suelos superficiales de los facies de igapó

Fig. 2–17.—El sistema público de reservas forestales de Puerto Rico incluye diversos climas, suelos y ecosistemas.

ESCALA

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

(bosque anegado durante largo tiempo) se usaran paramadera. En tierra firme, Dubois propuso unacombinación de madera, cultivos alimenticios perennes,pastoreo y agricultura migratoria. También se podríacultivar la nuez del Brasil (castaña del Pará). En lamedida en que la producción de productos forestalesrequiere la modificación del bosque, este uso puede serincompatible con la preservación de la biodiversidad yla recreación; sin embargo, debidamente integrada,podría ser compatible con el uso de grupos indígenas yla conservación de suelo y agua.

Integración de usos del bosque. La evaluación de losposibles beneficios óptimos de los bosques tropicalespodría parecer inútil en vista de las dificultades socialesinherentes a la tala descontrolada de los bosquesestatales, para establecer cultivos u otras formas deagricultura. Sólo con metas razonables se podría guiar laplanificación del uso de la tierra. Por lo tanto, laplanificación debe evidenciar la naturaleza y magnitudde áreas forestales sacrificadas en aras de otros usosimportantes o inevitables, además de los sacrificiosinherentes a cualquier cambio del uso forestal.

Debido a que ninguna zona puede producir todos losbeneficios deseados, el papel de los bosquesindividuales debe ser determinado a través decompromisos. Cada uso posible rinde un distintobeneficio acumulado durante distintos períodos, ymuchos beneficios forestales son difíciles de cuantificareconómicamente. Un axioma es asignar un alto valor a

beneficios únicos o que requieren bosques que, una vezmodificados, nunca más servirían al propósito original.Las zonas que más necesiten una protección total de lasinfluencias destructoras externas (terrenos pertenecientesa las tribus, ecosistemas vírgenes y zonas de especiesraras), quizás no sean las que ofrezcan un rendimientoeconómico grande e inmediato.

La incompatibilidad entre distintos usos de los bosquessugiere que ningún beneficio sería maximizado, aún enlas zonas donde parecería ser el más apropiado. Porejemplo, para preservar el suelo, la calidad del agua y elhábitat animal, debe reducirse la producción forestal.

Políticas de producciónLas actividades humanas pueden comprometer laproductividad primaria, la biodiversidad y la estabilidada largo plazo de los ecosistemas naturales. Cómoacomodar tales actividades sin una pérdida permanentede estos valores es un desafío ecológico de grandesproporciones (Farnworth y Golley 1973). La complejidadde esta cuestión no debe pasar desapercibida para elprofesional forestal. Meyer et al. (1961) llegaron a laconclusión, hace muchos años, de que en pocasdisciplinas los objetivos del manejo de los recursosserían tan difíciles de lograr, o los problemas tancomplejos o los esfuerzos de tal magnitud, como en elmanejo de los bosques. La razón fundamental para queel hombre intervenga en la producción forestal es que lanaturaleza requiere de mucho tiempo para producirciertos valores útiles para los seres humanos.

Fig. 2–18. — Con instalaciones simples en sitios de granbelleza natural se puede ofrecer recreación dentro delbosque, como este en Puerto Rico.

Cuadro 2-6.—Consumo de madera en AméricaTropical en 1992

Consumo de productos de maderaPulpa, papel

Madera y cartónRegión (milliones m3) (milliones toneladas)

México 23.1 4.3Centroamérica 31.2 .6Caribe 11.9 .6Trópicosudamericano 315.2 10.8Total 381.4 16.3

Fuente: Anón. 1993a.Nota: El consumo se calcula sumando lasimportaciones y la producción, y sustrayendo lasexportaciones.

58

Capítulo 2

Laurie (1962) se refirió al gran homenaje que se le hadado a la biocenosis, el equilibrio biológico y la armoníaque existe en los bosques naturales, pero que no sonútiles para la producción de productos forestales. Unasilvicultura apropiada es un compromiso entre el respetopor la naturaleza y las consideraciones económicas acorto plazo (Smith 1962). Un bosque manejado,compuesto principalmente de especies arbóreas útiles,puede diferir radicalmente de la asociación clímax; y sinembargo, puede ser más vigoroso, más productivo ymejor protegido contra el daño (Smith 1962).

Los tratamientos que buscan un aumento inmediato delrendimiento, tales como la regulación de la composicióndel rodal, la estructura o densidad del rodal, reducen elgrado de utilización del sitio (Spurr 1961). Pero, lostratamientos que afectan la productividad o el potencialgenético de un rodal son efectivos sólo después de largosperíodos.

La producción equilibrada de valores económicos yculturales del bosque requiere de mucho tacto en lasregiones subdesarrolladas debido a la desesperadanecesidad de obtener rendimientos financieros a cortoplazo. Se han propuesto dos enfoques opuestos para laintegración de estas metas (Dawkins 1964b): uno esmanejar los bosques comerciales en función de todos losvalores que ofrece. El otro enfoque es desarrollar laproducción de madera en bosques que deben serpreservados principalmente por sus valores nocomerciales.

Las políticas de producción deben reflejar el amplioespectro de necesidades que la producción forestal debesatisfacer en los trópicos. Una política tiene que ver conel énfasis relativo que se ha dado a los productos yservicios del bosque, pues pareciera deseable producir lamayor cantidad de madera requerida a nivel local con elfin de minimizar las importaciones. Sin embargo,también existe la necesidad de preservar ecosistemasrepresentativos, hábitats silvestres naturales, o bosquesde hermosos paisajes para la recreación y el turismo;objetivos no totalmente compatibles con lamaximización de la producción de madera. La solucióneventual, aunque no inmediata, no es la separacióngeográfica de los usos forestales sino su integración. Elequilibrio apropiado depende hasta cierto grado de laconciliación, siempre que existan terrenos forestalesdisponibles. No hay una regla de aplicación general; lasnecesidades de cada país se deben considerar de maneraindependiente.

La segunda política tiene que ver con el grado en que laproducción forestal atiende mercados nacionales o deexportación. La ventaja aparente de abastecer elmercado local puede ser parcialmente contrarrestada porel mayor rendimiento neto que ofrece la exportación demaderas finas. Por otra parte, por razones de seguridadnacional, no se debe depender excesivamente delcomercio, tanto a nivel de fuente de abastecimientocomo de mercado; por lo tanto, la solución óptima enestas circunstancias quizás sea una decisión política enla cual los rendimientos económicos constituyen sólo unfactor entre otros.

Una tercera política se relaciona con la producción for-estal en manos públicas o privadas. En la mayoría de lospaíses de la región, el dominio de los bosques ha pasadodel dominio público al privado. Las iniciativas delgobierno sirven principalmente para estimular laproducción privada. En terrenos marginales, losrendimientos de cultivos madereros y empleos asociadostambién pueden ser financieramente atractivos, si sedesarrolla una tecnología apropiada. Pero al público leinteresan otros valores forestales no necesariamenteeconómicos, tales como la rehabilitación del suelo y labiodiversidad forestal. Toda zona forestal de propiedadpública, por muy pequeña que sea, puede ser valiosapara objetivos sociales que no interesan a lospropietarios privados, y como ejemplo de manejo for-estal diversificado para mostrar a los mismos propietariosprivados.

La cuarta política se relaciona con el grado en el que sepueden (o deben) efectuar usos múltiples en los bosquestropicales. Es imposible manejar un bosque a partir dealguno de sus valores sin aumentar o disminuir los otros.Sin embargo, quizás exista una gran ventaja en elmanejo de usos integrados, en vez del manejo de unsólo objetivo económico, aún si hay costos financieros.El primer enfoque es más atractivo para los propietariosforestales públicos; el segundo es apropiado para losbosques privados.

La quinta política tiene que ver con las tendencias delrendimiento. Un principio básico del manejo forestal esla estabilidad del rendimiento. Si los rendimientosactuales caen por debajo del rendimiento potencial,quizás sea posible aumentarlos para que abastezcan lasnecesidades futuras de madera, o generen exportacionessignificativas a nivel nacional. Toda meta de producciónfutura no debe exceder los niveles sostenibles;aprovechar por encima del nivel de sostenibilidad se

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

justifica solamente en tiempos de emergencia o si unacatástrofe inminente pone en peligro la cosecha. Nisiquiera el aprovechamiento del primer ciclo, cuando secosecha una gran cantidad de árboles demasiadomaduros, debe exceder el rendimiento sostenibleesperado.

Hay muchos argumentos para establecer como máximoel rendimiento sostenible. Las tendencias actuales de latasa de explotación de productos del bosque tropical nomuestran señales de declinación. Si no se aseguran losrendimientos futuros ahora mismo, es probable que enlos años venideros haya una mayor escasez, muy supe-rior a cualquier restricción que hubiera que aplicar en elconsumo actual. El rendimiento sostenible ha sidocriticado como de carácter incierto, pero no lo es; lo quesí puede ser incierto son los datos disponibles parapredecir los niveles de rendimiento a futuro. Maximizarel valor actual de todos los beneficios forestales netosparece ser una base sólida para predecir el rendimientosostenible a futuro; pero eso requiere una evaluacióncompleta de los valores intangibles del bosque y losimpactos sociales y económicos de rendimientosconstantes, variables o declinantes (Pant 1977). Estosvalores son tan inciertos que toda meta de rendimientose debería establecer arbitrariamente en algún punto quese considere óptimo, y por más imprecisa que sea laforma de determinarlo, el concepto del rendimientosostenible es fundamental para el manejo forestal. Si seaumenta el nivel de explotación, hay que asegurarse queese aumento sea sostenible.

El concepto de rendimiento sostenible, sin embargo, espuesto en duda como objetivo de producción enbosques secundarios de calidad inferior a la de bosquesprimarios. Aunque los bosques secundarios quizásrindan la misma cantidad de productos que los bosquesprimarios, los productos no necesariamente son de lamisma calidad. Además, la mayoría de las aspiracioneshumanas en los trópicos son cortoplacistas; por ello, elhecho de sacrificar el consumo actual para alcanzarrendimientos sostenibles en un futuro remoto, seconsidera como fuera de la realidad del mundo endesarrollo (Leslie 1977). Sin embargo, tal realidad no vaacorde con el futuro. Así, a pesar de la disminución con-tinua de los terrenos forestales, el rendimiento sostenibledebe ser un objetivo de la producción forestal; de hecho,este constituye la base fundamental de la ciencia forestal(Gentle 1987).

El principio de sostenibilidad no debe vincularsedogmáticamente con el tamaño y la composición de lascosechas iniciales de madera. El manejo forestal debebuscar rendimientos altos de los productos que más senecesitarán en el futuro, incluso árboles más pequeños yespecies que ahora no están en uso. Ambos cambios soncomponentes legítimos de la futura productividadsostenible.

Protección forestal. La protección forestal comienza conla protección a los bosques existentes. Protección noquiere decir necesariamente impedir el uso o lamodificación de los bosques. De hecho, el término“conservación” ha sido definido como “uso prudente”(Leopold 1933). Algunos bosques, según se ha indicado,están en terrenos que podrían ser mejor usados paraotros propósitos. Sin embargo, todos los bosques, por sumera presencia, rinden ciertos beneficios: pueden ser losmejores y más baratos custodios del terreno. A menosque exista otro uso sostenible mejor como alternativa, lomás razonable es favorecer la protección y laconservación de los bosques existentes.

La protección de los bosques significa más quesimplemente prevenir su destrucción. La mayoría de losvalores forestales son sistémicos, por la contribución deun sinnúmero de organismos que interactúan parautilizar y almacenar energía y nutrimentos que de otromodo se perderían. La protección, por lo tanto, significala salvaguarda de este proceso, aún en bosques noinminentemente amenazados por la destrucción. Lacosecha de los mejores especímenes de una o másespecies de plantas o animales puede afectarseveramente al ecosistema remanente. La presencia dedesechos sólidos, líquidos o gaseosos provenientes deactividades humanas, también puede causar estrés en losbosques; por ejemplo, el uso de bosques pantanososcomo vertederos de aguas negras y los gases emitidospor los vehículos a lo largo de carreteras principales.

El nivel preciso de protección es incierto, pues losrequerimientos y recursos de los bosques no se conocenpor completo, ni se han evaluado en detalle. La utilidadreal de los recursos vegetales del bosque tropical seevidencia en la cantidad de especies, usadas con distintosfines, por los pueblos que han vivido durante siglos allí.Sólo en la región noroeste de la Amazonia se hanencontrado 1600 plantas medicinales y alucinógenas(Schultes y Raffauf 1990). En la región del Caribe se handescrito 798 plantas medicinales (Liogier 1990).

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Capítulo 2

Otros productos forestales incluyen látex, gomas, frutas,nueces, cañas y miel. Estos productos tradicionalmenteson extraídos de los bosques naturales y han recibidomuy poca atención. Algunas resinas oleaginosas, comoel “elemí”, extraídas a partir de Amyris, Canarium yProteum, se usan en la manufactura de barnices ypinturas, plásticos y tinturas para la imprenta (Tongacan1972). El látex gutapercha, extraído del Palaquium, y lagoma balata, extraída del Manilkara, son gomasinelásticas, resistentes a la pudrición, que se usan paraaislar cables subterráneos o submarinos. El chicle,extraído también de Manilkara, es un ingrediente de lagoma de mascar y está legalmente protegido en losbosques del sur de México. El tanino, anteriormenteextraído de los manglares, se produce de maneraintensiva en plantaciones de Acacia y Albizia (Tongacan1973). El rattan proviene de varias especies de Calamus,enredaderas que viven en los bosques nativos (Fig. 2-19)y que se han propagado en la India bajo una rotación de15 años (Ordinario 1973). La cosecha de la nuez delBrasil es tan importante para la economía brasileñacomo para instaurar una ley nacional que prohíbe la talade los árboles maduros. El valor de la miel y cera deabejas en los bosques nativos de Tanzania justifica lapreservación de grandes zonas boscosas (Tesha 1968). ElCuadro 2-7 (Krishna Murthy 1967, 1974) ofrece una listaparcial de otros productos diferentes de la maderaprovenientes del bosque que se aprovechan en la India.

Con toda certeza, en el futuro la sociedad humana habráde desear que la diversidad de productos forestales seamayor (y no menor). La preservación de la diversidad enla fuente misma de tales recursos exige la protecciónperpetua de los bosques, como si fueran grandesalmacenes de conocimientos aún no descubiertos. Unaprotección tal requiere patrullajes para monitorear yprevenir el maltrato a los bosques. Una tarea más grandepero más satisfactoria es la de moldear la opiniónpública para que, en vez de resistir, apoye la protecciónforestal. Esto requiere un esfuerzo continuo a gran escalay el uso de todos los medios disponibles para convencerespecialmente a la gente de ciudad, de que los bosquesson beneficiosos, no sólo porque producen bienes sinotambién para muchos otros propósitos.

El mismo grado de protección que se brinda a losbosques existentes, debe brindarse también a terrenosforestales sin cobertura boscosa, pues adecuadamenteprotegidos, la mayoría de estos terrenos pueden volver aser bosques; algunos sin más inversión que laprotección. Estos nuevos bosques pueden controlar la

erosión, restaurar la infiltración del agua de lluvia,almacenar nutrimentos y desarrollar beneficiossistémicos. En un principio, se necesita protección contraincendios y pastoreo, principalmente; cuando los árbolesalcanzan un tamaño utilizable, protección contra laexplotación excesiva para leña y forraje.

La Convención del Comercio Internacional de Especiesen Peligro (CITES) prohíbe el comercio internacional deciertas especies de plantas y animales en peligro, amenos que no se arriesgue el carácter sostenible de suexistencia. Actualmente forman parte de tal lista lassiguientes especies de árboles de la América Tropical:Abies guatemalensis, Balmea stormiae, Caryocarcostaricense, Dalbergia nigra, Guaiacum officinale, G.sanctum, Oreomunnea pterocarpa, Platymisciumpleiostachyum, Podocarpus parlatorei, Swieteniahumilis, y S. mahagoni.

Selección de productos. Los productos o beneficios quese desea obtener de los bosques son críticos para sumanejo. La producción forestal abarca la totalidad de losbeneficios, incluso intangibles, como el aprecio delpúblico por las oportunidades recreativas y educativasque proporcionen los bosques. Un buen manejo forestaldebe tomar en cuenta estos intangibles, pues en últimainstancia depende de ellos, los afecta y es afectado porellos. Los bosques manejados como fuente deinformación ecológica sólo necesitan protección yacceso para las investigaciones. Los bosques manejadospor sus especies raras deben recibir una protección

Fig. 2–19. — Diferentes variedades de rattan provienende lianas de los bosques tropicales de la región del Asiay del Pacífico.

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

Cuadro 2-7.—Productos no madereros aprovechados en bosques de la India

Número de especies Número de especiesProducto forestales a Producto forestales a

Medicina 1,800 Celulosa 44Alimento humano 280 Cultivos de cobertura 26Tinturas 112 Venenos de peces,Fibras 100 pesticidas 24Taninos 78 Bebidas 16Aceites grasos 75 Cuentas 13Forrajes 75 Abono verde 11Gomas y resinas 75 Saponinas 10Canastos y bastones 60 Látex 3Aceites esenciales 44 Otros >100

Fuente: Krishna Murthy 1967, 1974.aCantidad de especies diferentes usadas para cada propósito.

intensiva y ser accesibles para los estudios que puedanayudar a preservar dichas especies. Los bosques usadospara la educación o recreación del público necesitantener un acceso seguro, instalaciones con los serviciosnecesarios, inventarios y controles de lo que se estáexhibiendo y personal capacitado que asegure el usoadecuado y efectivo de las áreas.

La productividad de la vida silvestre quizás no sea elúnico objetivo del manejo forestal en muchas partes deAmérica Tropical. Sin embargo, el manejo en generaldeberá asegurar el bienestar de la vida silvestre en elecosistema. Todas las formas de vida animal jueganpapeles significativos y a veces críticos en el ecosistemaforestal, los cuales todavía no han sido suficientementeestudiados (p. ej. polinización, dispersión de semillas,descomposición y mantenimiento de la calidad delsuelo). Los bosques albergan muchas especies deanimales que desaparecerían si no persisten lascondiciones necesarias.

Todos los bosques son significativos en cuanto a laconservación del suelo y del agua. Los bosques puedendar una protección máxima al suelo y capturar lamáxima cantidad de agua de lluvia, de la cual puedenextraer una cantidad máxima de energía, antes dedescargar el agua que pasa a través de ellos (Hoover1962). Estos atributos definen la necesidad de mantenerciertos bosques naturales sin perturbacionesinnecesarias. En los bosques dedicados a la producciónde bienes, la protección de las cuencas debería ser fun-

damental, en términos de las prácticas silviculturales yde aprovechamiento.

El uso directo más común del bosque es la madera y susderivados. En los trópicos, el consumo de madera comocombustible está en primer lugar, seguido por losproductos de fibra, tales como el cartón y el papel, queaumenta rápidamente. Otros productos madereros degran uso industrial incluyen: postes telefónicos y pilotes,madera de construcción, madera contrachapada y deenchapar, maderas para la construcción de muebles ygabinetes y maderas especializadas para tornería yfósforos.

El bambú es un material leñoso de uso limitado en elneotrópico. En Filipinas, el bambú se usa para laconstrucción de casas, vagones, enrejados, porta-remos,andamios, utensilios agrícolas, sombreros, canastas,sogas, trampas de pescar, esteras, muebles y papel(Fernández 1951). En Cambodia (Kampuchea), India,Indonesia, Paquistán y Tailandia también se usa paraproducir papel (Doat 1967).

Los bosques proporcionan leña para la mayor parte de lapoblación del mundo. En 1992, se sacaron de losbosques del mundo unos 1,51 mil millones m3 demadera para ser usados como leña y carbón (Anón.1993b). La demanda en el hemisferio oriental es tangrande, que se han mantenido plantaciones de Albizialebbek, Bauhinia variegata, Dalbergia sissoo, y Prosopisjuliflora, a costa de un gasto público significativo, con el

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Capítulo 2

fin de producir leña (Misra 1960, Singh 1951). En AsiaTropical existe una larga historia de producción de leña,donde sólo quedan 0,03 ha de bosques per capita (Anón.1993b).

En el neotrópico también se usa la leña en gran medida;particularmente donde la población se concentra ensitios de clima seco. Algunas de las plantaciones másextensas y mejor manejadas de la región son las de Eu-calyptus en Brasil, establecidas para abastecer la indus-tria del acero. Debido a que el precio del petróleoimportado aumenta cada vez más, se calculó elrendimiento potencial de las plantaciones de Eucalyptuscomo combustible (Anón. 1979c). Con una rotación decinco años, se espera un rendimiento anual de 12 500toneladas de madera por 1000 ha; esa cantidad demadera rendiría de 2,3 a 2,5 millones de litros de etanol,de 1 a 1,8 mil toneladas de coque metalúrgico de altacalidad, 2000 toneladas de forraje y 1,4 millones kg dedióxido de carbono. A partir de este cálculo, se llegó a laconclusión de que dos millones de hectáreas de Eucalyp-tus plantadas en 1979 proporcionarían suficiente etanolpara remplazar el 19% del consumo de petróleoproyectado para el país en 1984 (Anón. 1979e). SegúnGrut (1975), las plantaciones de Eucalyptus en Sudáfricahan convertido cerca del 0,5% de energía solar en com-bustible útil.

Los requerimientos energéticos de la región indican quela demanda por leña sigue en aumento. El total deenergía consumida a nivel mundial en 1976 era de 27,7mil millones de julios (Burley 1980c), de los cuales lamadera suministraba sólo el 1% (Earl 1975); el 66% seconsumía en África (Burley 1980c), el 29% en Asia y el20% en América Tropical.

La provisión de madera para leña, de por sí limitada enzonas secas, ha llegado a un nivel crítico en casi todoslos países neotropicales. Muchas zonas de la regióntienen un abastecimiento deficiente, y otras sufren deescasez aguda.

Donde existen otros combustibles más eficientes, lamadera y el carbón se usan con menos frecuencia. Porunidad de peso, la madera secada al aire tiene menos dela mitad del valor calorífico del combustible fósil y sólodos tercios del valor calorífico del carbón. Sin embargo,en los trópicos, la madera es el combustible máseconómico porque su costo consiste principalmente dela mano de obra; por consiguiente, el lugar de la maderapara leña en la producción forestal a futuro parece

asegurada en los trópicos. Los combustibles alternativossuben de precio más rápidamente que la leña ygeneralmente son importados.

Los objetivos de las plantaciones energéticas valorantanto la calidad como la cantidad. El valor calorífico dela madera aumenta con la densidad (una correlación de+0,99 por caloría por centímetro cúbico) (Doat 1977).Los valores máximos encontrados en maderas deSurinam fueron 1940 cal/cm3 para Cecropiasurinamensis, la cual tiene una gravedad específica de0,42, y 5000 cal/cm3 para Tabebuia serratifolia, quetiene una gravedad específica de 1,04 (Doat 1977).

El contenido de humedad de la madera es crítico para elcalor neto disponible, porque eliminar la humedad con-sume calor. El rendimiento calórico neto de una maderacon un contenido de humedad del 60% esaproximadamente un tercio menor que el de la maderacon 20% (Murphy et al. 1981). Por consiguiente, el usode madera verde puede anular los posibles beneficiosque provienen de estimular el crecimiento forestalmediante tratamientos silviculturales (Cuadro 2-8; Anón.1980g).

Los bosques húmedos tropicales pueden contener en 1ha la energía térmica equivalente a más de 50 000 litrosde petróleo (Catinot 1974). Las plantaciones de Eucalyp-tus en Brasil, que rinden de 30 a 40 m3/ha/año, producenuna energía térmica equivalente a 5000-5500 litros depetróleo/ha/año.

Earl (1975) presentó muy buenos argumentos para elestablecimiento de metas nacionales de producción paralas plantaciones para leña en los trópicos. Indicó que sibien en zonas de bajos ingresos y escasa disponibilidadde combustibles, los rendimientos financieros de lasplantaciones para leña son marginales, los beneficiossociales son muy grandes. De hecho, si se contrata atrabajadores subempleados y se les paga el sueldo quelas instituciones forestales están obligadas a pagar, esesueldo constituye en efecto un subsidio. La producciónde madera para leña ocupa mucha mano de obra; poreso los sueldos pagados repercuten directamente en elsector rural.

El valor de la madera como sustituto de otros combus-tibles se ilustra gráficamente en un país tan densamentepoblado como la India, donde se quema el estiércol devaca como combustible. El estiércol como fertilizantetiene un valor de casi el doble que como fuente directa

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

de calor, pero sin embargo se lo quema debido a laescasez de leña (Sagreiya y Venkataramany 1962). SegúnFoot (1968a) para reemplazar el estiércol por leña en laIndia se necesitaría aumentar la producción de maderaen 3,4 millones m3/año.

Las fuentes de leña dependen en parte de la presencia deotras industrias forestales. Donde hay una demanda pormadera de aserrío y pulpa, las virutas se pueden vendercomo excedente para calefacción, aún si solamenterepresentan el 10% del volumen de madera, o el 35%del volumen de pulpa. Así, sólo la madera no aceptablepara estos otros usos se vende como combustible(Murphy et al. 1981). Además, las industrias de pulpa yaserrío crean residuos de bajo costo (tanto en el bosquecomo en el procesamiento) equivalentes al 50-70% delvolumen de los árboles talados. Por consiguiente, lafactibilidad económica de producir energía a partir de lamadera pocas veces es de aplicación general; esnecesario analizar caso por caso. Los cambios en elprecio de los combustibles fósiles hacen necesaria unareevaluación periódica del potencial de los bosquescomo productores de energía.

Aparte de la leña, el producto de madera sólida másusado en el trópico son los postes para cercas. En lasáreas ganaderas de leche y engorde es inteligenteconsiderar entre los objetivos forestales la producción depostes para cercas. Las plantaciones se puedenestablecer con espaciamientos cortos para obtener de ungran volumen de postes en los raleos. Los ingresos quegenere la venta pueden aplicarse a la amortización delas inversiones que la plantación demanda. Para el

establecimiento de cercas vivas se necesitan especies deárboles que rebroten con facilidad y que sostengan demanera permanente los hilos de alambre. Pero, talesárboles sirven solamente en ciertos tipos de cercas, así esque siempre habrá mercado para postes.

La presencia en los bosques tropicales de maderas parala elaboración de muebles, de calidad superior a las dela zona templada ha provocado la exportación en granescala. La madera de alta calidad para muebles provienede tablas anchas de troncos de gran diámetro, o de hojasde enchapado obtenidas a partir de grandes troncos. Poreso, los tratamientos silviculturales del pasadoprivilegiaban la producción de grandes árboles. Elpropósito del manejo era distribuir el aprovechamientodel bosque primario a lo largo de un períodosuficientemente largo como para permitir la maduraciónde los árboles adolescentes, o el crecimiento de unanueva generación. Los datos de crecimiento demostraronque rotaciones de hasta 80 años serían necesarias paraproducir árboles con una medida de 90 a 120 cm a laaltura del pecho, diámetros a los que se habíanacostumbrado los importadores. Las famosasplantaciones de teca en Nilambur, India, han sidomanejadas para producir con rotaciones de 80 años.Wyatt-Smith (1959) predijo una rotación de 70 años parasu sistema uniforme en Malasia. El plan de manejo de losbosques naturales de Uganda también usa un sistema derotación de 70 años (Dawkins 1958g).

El hecho de que sólo existían unos pocos árbolesgrandes comerciables en los bosques mixtos generó lapregunta de qué hacer con un volumen en pie del 90 al95%, para el cual no había mercado. Las mejoras en elacceso, el aumento de la población y el mejorconocimiento de maderas poco usadas han creadomercados para una mayor cantidad de maderastropicales. En algunas partes, existen mercados localespara la fibra del 90% de las especies arbóreas (Frisk1979). Se han estudiado las propiedades y los posiblesusos de cientos de maderas (Berni et al. 1979, Chudnoff1984, Maineri et al. 1983). Este conocimiento ha abiertolas oportunidades para el uso de más bosques naturales,la aceptación de una mayor cantidad de opciones, talescomo la regeneración satisfactoria, las rotaciones máscortas y la extracción de productos intermedios.Particularmente significativo para este cambio ha sido elcrecimiento del mercado de la celulosa; la madera degéneros de crecimiento rápido, como Eucalyptus y Pinus,son apropiadas para este mercado.

Cuadro 2-8.—Efectos del contenido de humedad en elvalor calorífico de la madera

Contenido de Valor calorífico Pérdidas porhumedada (%) (kcal/m3) humedad (%)

0 4,670 020 3,780 1940 3,160 3260 2,710 4280 2,380 49

100 2,070 56

Fuente: Anón. 1980g.aCon base en el peso seco.

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Capítulo 2

En relación con las rotaciones cortas, Baskerville (1966)advirtió a los profesionales forestales que no debensuponer que los madereros cosecharán el volumenmáximo que una plantación pueda producir. Todos losprocesos conocidos para la manufactura de madera sonlineares; por eso, trabajar con árboles pequeños es máscaro que trabajar con los más grandes. Las ganancias,por lo tanto, son directamente proporcionales al tamañodel árbol.

Un objetivo fundamental de la producción forestal tropi-cal ha sido satisfacer las necesidades de madera de lasaldeas rurales, una práctica que comenzó en la India en1873 (Kapoor 1961), con el fin de eliminar el uso delestiércol de vaca como combustible. Se eligieron zonaspara establecer bosques comunales donde la escasez deleña era aguda y había buenas expectativas decooperación. Las zonas muy erosionadas y los bosquesexistentes se protegieron del pastoreo, y se establecieronprotecciones contra incendios. También se utilizaronotros terrenos como los bordes de las carreteras, orillasde canales y cercas de los campos (Kapoor 1961). Seincluyeron además, árboles de sombra y plantas dejardín. Los bosques de las aldeas generalmente abarcanuna extensión de 20 ha o más. Las especies de árbolesincluyen Prosopis spp., Casuarina spp., y Dalbergiasissoo (Kaul y Maun 1977). El éxito de tales empresasdepende de la cooperación y participación de los líderesdel pueblo (Phillips 1961).

Las tendencias previsibles del mercado de productosforestales y los requisitos sociales para los beneficiosforestales deben determinar las metas nacionales conrespecto al tamaño y tipo de bosque requerido. Lamb(1968c) vio la necesidad de metas de producción,directamente relacionadas con las futuras demandas,incluso las de exportación. Indicó que los bosques altostropicales constituyen una fuente de maderas valiosasque no pueden producirse en ninguna otra parte delmundo. Los suministros ahora están seriamenteagotados. Las presiones de las poblaciones hacen que enmuchos países se busque producir madera en cadahectárea disponible y apropiada. La tendencia delconsumo de la madera tropical se está apartando de losproductos especializados para dirigirse más hacia laproducción en gran escala. Sin embargo, la gran bellezay el valor decorativo de las maderas tropicales quizáscontinúen la demanda por productos especializados demadera tropical (Erfurth 1976).

Metas de producción. La producción forestal, como uncometido a largo plazo, requiere la definición deobjetivo a largo plazo, quizás muy distintos entre sí yextensamente separados en el tiempo. El establecimientode objetivos involucra ciertos factores relacionados sóloindirectamente con los bosques, pues se deben integrarconsideraciones sociales, económicas y silviculturales.Hasta que no se definan los objetivos, ningún esfuerzode producción forestal a gran escala, público o privado,será manejado correctamente.

En el pasado, la presencia o ausencia de una coberturaforestal determinó el destino de sociedades tradicionales(Sartorius y Henle 1968). La mala fortuna que hansufrido los pueblos tropicales se debe menos ainsuficiencias de la naturaleza que a errores de lasociedad. Hay potencial para mejorar la deforestacióntropical y sus consecuencias, a través de cambios que lasociedad misma desea. Para lograr este cambio, elenfoque de la planificación forestal se debe centrar enmetas de alcance muy amplio (King 1968b).

Como observó Miller (1975), en esa época el manejoforestal tuvo la oportunidad de participar en empeñosmundiales destinados a lograr el uso sostenible de losrecursos naturales necesarios para la vida. Las iniciativasidentificadas incluían asegurar la protección de lasespecies y terrenos forestales, determinar las estrategiasde conservación, implementar prácticas adecuadas parasatisfacer las necesidades de la población rural yrestaurar los terrenos agotados.

La conservación requiere de la protección forestallegalizada, pero eso no es suficiente. Se estima que losparques y reservas naturales establecidos legalmente enSudamérica abarcan 489 000 km2; casi tres veces lasuperficie reservada para ese propósito en los EE.UU.(Mares 1986). Sin embargo, gran parte de estas zonas noson productivas ni están adecuadamente protegidas.Para realzar la productividad forestal, además de laprotección legal es necesario el manejo.

Las metas de producción forestal deben coordinarse anivel mundial, ya que el interés propio de todas lasnaciones en materia social y económica inevitablementeestá fusionado con el de todos los demás. En cada país,se debe coordinar la productividad forestal dentro delcontexto de la economía local, considerando a lapoblación, los terrenos, los alimentos, los demás

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

recursos y las tradiciones. La interacción de estosfactores decidirá los objetivos nacionales de laproductividad forestal.

En la planificación nacional, generalmente sesubestiman los valores sociales y económicos de laproducción forestal. La contribución de la madera a laproducción nacional bruta en cualquier país(generalmente inferior al 10%) es poco realista (Sartoriusy Henle 1968). La producción y procesamiento demadera se realiza en empresas multifacéticas querequieren muchos empleados y afectan a industriasrelacionadas. Por consiguiente, inversiones para produciry procesar madera tienen una mayor influencia en laeconomía de lo que generalmente reflejan lasestadísticas.

Tampoco se reconoce el posible aporte de la producciónmaderera a la balanza de pagos de las naciones endesarrollo. Los países en desarrollo enfrentancondiciones de comercio desventajosas que pueden seraumentadas por el uso de navíos extranjeros. Además, eldesarrollo del país se ve afectado también por el empleode divisas en la importación de productos forestales quepodrían ser producidos localmente. Las importacionessignifican gastos repetidos, en tanto que para elprocesamiento de materia prima local se requiere de unsolo gasto inicial, aunque posiblemente mayor al inicio.Probablemente, ningún producto ofrece una mejoroportunidad para la inversión nacional, que favorezcauna balanza de pagos más sana que la maderaproducida en el país mismo.

Las comparaciones tradicionales de costos y beneficiostienden a subestimar la producción forestal debido a quelas tasas del descuento en largos períodos no sonconfiables y porque los beneficios forestales indirectosno pueden ser expresados en términos monetarios. Alevaluar el valor de las inversiones forestales, también sedeben acreditar la oportunidad de empleo y lasganancias que esta genera.

En las naciones en desarrollo, la economía forestal debecumplir funciones más extensas que en cualquier otraparte. Entre ellas, ofrecer el máximo de empleo a lapoblación rural según su nivel de destreza. La industriamás deseable en los países en desarrollo es la que gen-era empleos rápidamente y usa materias primas localespara la manufactura de productos de consumo local. Elempleo quizás sea más importante que la productividadde bienes y servicios. La silvicultura y la regeneración

forestal, normalmente requieren grandes cantidades demano de obra empírica y calificada para aumentar omejorar el capital forestal: el bosque en crecimiento.

Los objetivos de producción también son afectados porla proporción utilizable del árbol, que depende deldiámetro mínimo utilizable, del ancho del duramen y dela proporción de albura. Estas consideraciones tambiénafectan la selección de especies, la rotación y losregímenes de poda y tala.

Otra fuente de diversidad en los bosques es de caráctergenético. Existe una amplia gama de potencial genético.La manipulación genética puede producir árboles concaracterísticas que no se encuentran en la naturaleza.Las modificaciones genéticas pueden generar árbolesque prosperan en sitios actualmente marginales; de estemodo se lograría aumentar el área forestal productiva.Para conservar estas opciones, se deben preservardistintos genotipos naturales de las poblaciones nativasde árboles.

El aserrado de madera sólida, a diferencia delprocesamiento de otras materias primas, no requiere unamaquinaria complicada y cara. Puesto que la materiaprima es gruesa y pesada, el incentivo es ubicar losaserraderos en zonas rurales cerca de los bosques, quees precisamente donde más se necesita el desarrolloeconómico. Para productos como madera aserrada,enchapados y tableros de partículas de madera, sepueden operar exitosamente pequeñas unidades deproducción que requieren poco capital y habilidadgerencial y que aprovechan destrezas tradicionales. Paralos productos forestales, el valor de la materia prima ydel empleo son relativamente altos; para los productosde madera aserrada, la materia prima puede representarentre el 50 y 75% del costo total de producción.Además, el aserrado de un metro cúbico de maderapuede emplear de 10 a 15 horas de trabajo. Lafabricación de madera contrachapada consume de 10 a20 horas de trabajo por tonelada y no requiere maderasde alta calidad, agua limpia ni grandes suministros deenergía. Además, una producción forestal enfocada deesta manera, puede fácilmente cambiar de dirección sien el futuro se imponen productos menos exigentes encuanto a tamaño del árbol y especie.

Para los países en desarrollo, el empleo es tanimportante que quizás sea mejor desestimar lacompetitividad entre alternativas y dar énfasis a laproductividad como objetivo del manejo forestal (Sarto-

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Capítulo 2

rius y Henle 1968). Los enfoques competitivos en elaprovechamiento de los recursos y la satisfacción de lasdemandas locales quizás no satisfagan las necesidadeslaborales; podría ser que la necesidad de crear empleosesté por encima de los rendimientos económicosdirectos. El efecto multiplicador de las operacionesvinculadas con la industria de la madera varía de 4 a 17(Svanqvist 1976).

En relación con la mecanización, en los trópicos esdeseable un menor grado de mecanización que en lospaíses desarrollados, pues esta generalmente depende demaquinarias importadas y capacitación especializada(Sartorius y Henle 1968). Factores sociológicos (ademásde técnicos y económicos) deben ayudar a decidir cuáles el grado apropiado de mecanización.

La producción de madera y el desarrollo industrial localresultante, a pesar de su gran contribución, son objetivossociales inadecuados para la forestería tropical. Lasindustrias forestales de los países en desarrollo debentener el apoyo del público, una planificación sólida ymedidas de seguridad adecuadas. Por su parte, lasagencias forestales gubernamentales deben contar conmetas y poder regulador de carácter amplio; de no serasí, el sector forestal avanza de manera descontrolada,en tanto que las débiles agencias forestales permanecenparalizadas.

Silvicultura. Hasta la fecha, los bosques tropicales se hanmanejado principalmente para la producción de madera,y no para otros productos o beneficios. La silvicultura,incluyendo el estímulo a la productividad de bosquessecundarios y de la regeneración, se tratan en detalle encapítulos posteriores, pero su papel en relación con laproducción del bosque se revisa en este capítulo.

El cultivo de bosques tropicales tuvo su origen con lasprácticas de tribus primitivas, desafortunadamente, noquedan registros de esas prácticas. Parece cierto que elImperio Maya en Centroamérica, una región de bosquesdeciduos durante ciertas estaciones, debe haber tenidoregímenes de cultivo del bosque, tal como los teníanpara cultivos agrícolas. La silvicultura, tal como seconoce hoy, fue llevada desde la zona templada a lostrópicos del hemisferio oriental en 1855 (Parker 1923).

La silvicultura siempre ha sido aliada de la ecologíaforestal. Los profesionales forestales han ayudado aidentificar los árboles y los tipos de bosques, y han

estudiado su reacciones al sitio y a las condiciones delbosque, tanto naturales como impuestas. Si la ecologíaera el enfoque, la silvicultura era la aplicación delmismo por parte de los forestales. Todo forestal de éxito,desde el conservador que dirige los programas forestaleshasta el guardaparques que patrulla el bosque, podríanser considerados como ecólogos practicantes. Lamayoría no ha dejado registros del saber acumulado consus observaciones personales; pero entre los principalestrabajos publicados sobresalen Foxworthy (1909),Watson (1928) y Wyatt-Smith (1961a) en Malasia; vanSteenis (1958) en Indonesia; Troup (1921) y Champion yTrevor (1938) en la India; Aubreville (1948) en ÁfricaOccidental, y Beard (1944b), Holdridge (1947), Schulz(1960), Hueck (1972), de Graff (1986) y Lamprecht(1989) en América Tropical. El manual de silvicultura deChampion y Trevor (1938) es todavía la única fuente dedatos ecológicos sobre los bosques de la India. Durantemucho tiempo, en la India se le ha llamado “ecologíaaplicada” al manejo forestal (Seth 1955). Casi toda lainformación técnica sobre producción forestal consistedel registro de la respuesta de los árboles a su ambiente,y la interpretación de tales reacciones en términos deuna productividad comercial. Un viejo manual desilvicultura para diferentes tipos de bosque delhemisferio occidental (Fors y Reyes 1947), escrito para laEscuela Forestal de Pozos Dulces en Cuba, comienzacon la ecología forestal como base fundamental de lasprácticas recomendadas. Para cada informe publicado,hubo sin duda muchas conclusiones adicionales delpersonal nativo de campo, íntimamente familiarizadocon los componentes y la conducta de sus bosques.

Aunque los manejadores de bosque pueden haber sidolos primeros ambientalistas (Ghosh 1975), la sensibilidadcreciente del público a toda perturbación del ambientenatural ha puesto al manejo forestal bajo la miradaatenta del público. El manejo tradicional de los bosquesincluía el tratamiento diferenciado por especies, laintervención en bosques primarios irremplazables, lacorta a tala rasa en zonas visibles al público, elestablecimiento de plantaciones puras, la introducciónde especies de árboles exóticos, el uso del fuego parareducir peligros y el uso de herbicidas y pesticidas(Ovington 1974). A pesar que estas prácticas puedenincrementar la producción de madera y ser aceptablesbajo ciertas circunstancias, ninguna de ellas esampliamente aceptada por el público en estos días. Losmanejadores de bosque deben reducir el impactoecológico adverso en la planificación preliminar y

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El Ambiente Propicio para la Producción Forestal

discutir las propuestas con el público en sus propiostérminos. De otro modo, habrá que lidiar con la críticarazonable o emocional del público.

El manejo forestal a menudo se percibe como decarácter puramente explotador, obsesionado por elrendimiento máximo de la madera, y preocupado nadamás en apariencia por otros valores del bosque. Algunasprácticas forestales apropiadas para el manejo debosques silvestres, en realidad son una forma deconversión; sin embargo, los méritos del manejo debosques no han sido adecuadamente justificados ante elpúblico. Los aspectos silviculturales del manejo van másallá de la aplicación de conocimientos ecológicos. Lacantidad de energía fijada anualmente por los bosquestropicales puede ser grande, pero sólo si se aplicanprincipios silviculturales sólidos y prácticos se logrará unaumento cualitativo y cuantitativo en la producción demadera. Los responsables del desarrollo de cultivosforestales “desde la semilla hasta la madera aserrada”deben ser generalistas más que especialistas, pero debentambién aprovechar de la experiencia de losespecialistas para obtener beneficios máximos delbosque (Singh 1960). Mientras manejan los árboles de lapróxima cosecha, también deben explorar el potencialdel mejoramiento genético para aumentar laproductividad.

Un aspecto final de la producción forestal es el serviciodirecto que presta a la agricultura, incluyendo el uso debosques y árboles como forraje, protección yrompevientos, sombra para cultivos y rehabilitación depantanos. En las zonas secas del hemisferio oriental esdonde más se han usado los bosques para la producciónde forraje, en combinación con la producción de maderapara leña. El follaje y las vainas de Prosopis juliflora(Singh 1951) y el follaje de Leucaena leucocephalasirven como alimento para el ganado(Singh 1951). Otrasespecies forrajeras usadas en la India incluyen Acaciaarabica, Azadirachta indica, Bauhinia variegata yZizyphus jujuba (Chaturvedi 1948).

Como rompevientos, los árboles protegen a los cultivosy, por consiguiente, aumentan el rendimiento de lascosechas. Por ejemplo, en Ecuador, maizales protegidospor bosques registraron un rendimiento del 20% másque en campos no protegidos (Anón. 1955b); los génerosusados fueron Cupressus y Pinus. En Perú, Eucalyptusglobulus se usa comúnmente como rompeviento.Especies de Erythrina e Inga se usan extensamente paraproporcionar sombra a las plantaciones de café en Costa

Rica, El Salvador, Puerto Rico, Surinam, Trinidad y Ven-ezuela; Cordia alliodora se usa también en Colombia yCosta Rica. En Uganda, donde el drenaje de los pantanospara el control de los mosquitos es deseable perocostoso, se ha comprobado la efectividad deplantaciones de Eucalyptus y Senna siamea (Dale 1943).

Ejemplos de diversidad forestal. Las posibilidades de laproducción forestal son tan diversas como lascondiciones y las necesidades humanas en los trópicos.Los bosques mismos, según se ha visto, son diversos, convariaciones que van desde densos bosques pluviales abosques de matorrales y sabanas. Los bosques naturalesmás pobres quizás sean los que más requieran atención,debido al papel que juegan en la estabilidad de losterrenos, y posiblemente como única fuente de leña.Tales bosques han sido diversificados aún más por laintervención humana, lo que conduce a una gransucesión de bosques secundarios que difieren encaracterísticas, productividad y utilidad.

La extensión de los bosques de un país influye en losobjetivos de producción. Los bosques extensos requierenun manejo de intensidad diferente a la de un bosquepequeño. Por ejemplo, los bosques secundarios extensospueden manejarse con base en la regeneración natural ypocos insumos y bajo rendimiento, proporcionando unempleo rural geográficamente disperso. Donde losbosques nativos son menos extensos, se puedennecesitar plantaciones de alto rendimiento por unidad dezona forestal (Earl 1975).

La estructura diversa de los bosques naturales puedetambién influir en la producción. Los rodales puedenclasificarse como positivos, neutrales o negativosdependiendo de cómo se relaciona con la curva deLiocourt, el número de tamaños de árbol (Sammi 1961).Esta curva es una progresión logarítmica constante detres números, que abarca los tamaños de árbol desde losmás grandes a los más pequeños. Los rodales positivostienen un exceso de árboles pequeños de especiescomerciales que se regeneran de manera natural; losbosques negativos, no. Por consiguiente, en estos debenaplicarse métodos que aseguren la regeneración, yajustar los objetivos en términos de productos yrendimientos. Un ejemplo es un bosque rico en Virola,pero con pocos o ningún árbol pequeño de esta especie.Si no se induce silviculturalmente la regeneración deesta especie, es muy posible que al cosechar los árbolesmaduros de Virola se favorezca el crecimiento de otrasespecies, posiblemente menos útiles.

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Capítulo 2

La variación local en la capacidad del sitio para producirdistintas especies de árboles, sostener un crecimientorápido y rendir árboles comerciales, también afecta lasmetas de producción. La teca en el neotrópico, porejemplo, según el sitio, produce a los 30 años, árbolesque varían de 3 a 30 m de altura, con un crecimientoanual promedio de 1 a 11 m3/ha (Keogh 1979). Lasventajas de los mejores sitios son obvias.

Los extremos ambientales, tales como la frecuencia dehuracanes, o períodos de alto riesgo de incendio,pueden influir en el largo de la rotación, especiesusadas, densidad del rodal y prácticas silvícolas (Gane1970).

Finalmente, cuando una prioridad del gobierno esaumentar el empleo, el tipo de bosque producido puedeser de naturaleza crítica. De acuerdo con un estimado,el empleo máximo que genera un bosque regenerado demanera natural es de 1 persona por cada 100 a 125 ha(Svanqvist 1976). Las plantaciones de rotación corta, porel contrario, pueden emplear 1 persona por cada 15 a 20ha. Cultivos mixtos de alimentos y árboles de largarotación pueden emplear 1 persona por cada 7 a 18 ha,pero gran parte de la mano de obra se atribuiría alcultivo agrícola.

Las experiencias adquiridas en Malasia demuestran queel manejo forestal puede lograr varias metas de impactonacional (Wyatt-Smith y Vincent 1962b). Entre ellas seencuentra la salvaguarda de los suministros de agua, laprevención de la erosión e inundación de los terrenosagrícolas, y el suministro, a perpetuidad, de todo tipo deproductos forestales que puedan ser producidos con bajocosto en el país y que sean necesarios para propósitosagrícolas, domésticos e industriales.

En Sudáfrica, se tuvieron que tomar medidas extremasporque grandes extensiones del país están desprovistasde árboles (Anón. 1966a). Así, se introdujeron especiesde árboles apropiadas para los mercados de madera,además de la tecnología para cultivarlas sin generarpérdidas; finalmente, la madera de las plantaciones setuvo que convertir en productos que compiten con lasimportaciones.

En Trinidad, un análisis del potencial de la producciónforestal demostró que existen grandes posibilidades deempleos futuros (Gane 1969). La expansión de lasplantaciones de protección de 160 a 200 ha/año podría

crear, a 60 años plazo, el doble del empleo queactualmente generan los bosques y sus productos. Noobstante, el aumento de las plantaciones de pino y tecade 280 a 320 ha/año produciría aún mayoresoportunidades: para la producción y procesamiento de lateca se requeriría el doble del empleo que generan lasplantaciones de protección, mientras que el pino lesuperaría en siete veces.

En Uganda, el análisis de los requerimientos nacionalesde madera esclareció las metas del manejo forestal(Dawkins 1958e). Debido a que se necesitaría unamayor cantidad de madera en el futuro y ya que laimportación no era una opción económica, laproducción local era de carácter imperativo. Sin em-bargo, las plantaciones resultaron tan caras, que aún sisu productividad fuese enorme, su establecimiento muyprobablemente sería muy lento; por lo tanto, seconsideró que los extensos bosques naturales serían lafuente primaria de madera. Los objetivos forestalesfueron los siguientes (Dawkins 1958e):

• El dos por ciento del bosque se mantendría comoreserva para la preservación de su desarrollo natural.

• Los bosques protegerían la recreación, agricultura ysuministro de agua.

• La producción de madera se supeditaría a lasnecesidades de protección y no se emprenderíadonde la preservación de la naturaleza fuese unobjetivo.

• La producción de madera debería ser suficiente parasatisfacer las distintas necesidades de la población.

• Se daría énfasis a las maderas fuertes, fáciles detrabajar y preferiblemente permeables, útiles para laconstrucción de edificios y muebles.

• Se trataría de maximizar la eficiencia de laproducción.

Los objetivos del manejo forestal en el neotrópico debenser multidimensionales y muy diversas. Lo importante esreconocer la necesidad imperativa de establecerobjetivos (1) firmemente establecidos y estables, (2)tecnológicamente sólidos, (3) socialmente aceptables, y(4) sujetos a la selección, preparación, ejecución yevaluación de proyectos y actividades forestales.