capek, karel - la guerra de las salamandras [rtf]

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KAREL CAPEK

KAREL CAPEK

LA GUERRADE LAS SALAMANDRAS

Traduccin de Ana Falbrov y Ciro Elizondo

Libro Primero

ANDRIAS SCHEUCHZERI

CAPTULO PRIMERO

Las rarezas del capitn Van Toch

Si busca usted en el mapa la islita de Tana Masa, la encontrar exactamente en el Ecuador, un poco al oeste de Sumatra. Pero si pregunta al capitn J. van Toch, a bordo del Kandong Bandoeng, qu es esa Tana Masa ante la cual acaba de echar anclas, maldecir un rato y, despus, le dir que es el agujero ms sucio de toda esta zona de los Estrechos, an ms miserable que Tana Bala y al menos tan maldito como Pinos o Banka; que el nico hombre, con perdn, que vive all, sin contar, desde luego, a los piojosos batacos, es un agente comercial borracho, un mestizo de cubano y portuguesa, y ms ladrn, pagano y guarro que el cubano y la blanca juntos; y que si en el mundo hay algo maldito, seores, es la maldita vida en esa maldita Tana Masa. Despus de lo cual, probablemente, le preguntar usted por qu, entonces, ech en ese lugar las malditas anclas, como si pensara quedarse tres malditos das, y Van Toch refunfuar irritado y murmurar algo parecido a esto: que el Kandong Bandoeng no navegara hasta aqu solamente por la maldita copra o por aceite de palma, eso es fcil de entender y, adems, a ustedes no les importa y hagan el favor, seores, de ocuparse de sus propios asuntos. Y maldecir con tanta fluidez y amplitud como corresponde a un viejo capitn de barco, bien conservado para su edad.Pero si en vez de hacerle preguntas impertinentes, deja usted al capitn van Toch jurar y maldecir para s, acabar enterndose de muchas ms cosas. Acaso no se le nota que necesita desahogarse? Djelo en paz! Su amargura acabar encontrando, por s sola, una va de escape.Fjese usted, seor exclama el capitn, a aquella gente nuestra de Amsterdam, a aquellos malditos judos de all arriba, se les ocurre de pronto: Perlas, hombre! Averige dnde puede haber perlas. Te dicen que la gente anda loca por las perlas y nada ms!Aqu el capitn escupe asqueado.Est claro, quieren invertir su dinero en perlas! Eso ocurre porque ustedes, todo el mundo, estn pensando siempre en alguna de esas guerras o lo que sea... El miedo del dinero!, eso es todo. Y a esto le llaman crisis, seor mo!El capitn van Toch duda un momento si ponerse a hablar con usted sobre cuestiones de economa poltica, porque, hoy en da, no se habla de otra cosa. Slo que aqu, en Tana Masa, hace demasiado calor y uno se siente perezoso. El capitn van Toch hace un gesto con la mano y grue:Perlas! Es fcil decirlo, seor mo. En Ceiln las agotaron hace ya cinco aos, en Formosa se ha prohibido pescarlas... Pero ellos... ...trate Vd., capitn van Toch, de encontrar nuevos bancos. Vaya usted a aquellas malditas islas, quizs encuentre en ellas algn criadero completo...El capitn se suena con desprecio en su pauelo azul.Aquellas ratas europeas se imaginan que aqu se puede encontrar todava algo desconocido por todo el mundo. Dios mo! Sern estpidos? Como no quieran que les suene las narices a esos batacos, a ver si echan perlas... Nuevos bancos? En Padang hay un nuevo burdel, eso s, pero nuevos bancos de perlas? Seores, yo conozco estas islas mejor que mis propios pantalones, desde Ceiln hasta esa maldita isla de Cliperton... Si alguien piensa que aqu se puede encontrar an algo que proporcione alguna ganancia, pues feliz viaje, seor mo! Treinta aos hace que navego por estos mares y ahora quieren esos idiotas que les descubra todava algo...El capitn van Toch casi se ahoga de rabia al pensar en tan ofensiva exigencia.Que manden aqu a algn novato y les descubrir tantas cosas que se quedarn boquiabiertos! Pero pedirle eso a uno que conoce el lugar como el capitn van Toch... Comprndalo, seor! En Europa podran descubrirse quin sabe cuntas cosas, pero, aqu? Aqu la gente viene solamente a husmear lo que se puede zampar y, ni siquiera zampar! Lo que se puede comprar y vender. Seor mo, si en estos malditos trpicos quedara todava algo que tuviese algn precio, habra ya tres agentes, gesticulando y haciendo seas con sus sucios pauelos a los barcos de siete naciones para que se detuvieran. As es la cosa, seor. Yo esto lo conozco mejor que los empleados del Ministerio de Colonias de S.M. la reina... con perdn.El capitn van Toch hace esfuerzos por dominar su justa indignacin, lo que consigue despus de maldecir y jurar un rato.Ve usted a esos dos miserables holgazanes? Son pescadores de perlas de Ceiln, Dios me perdone, cingaleses como el Seor los cre (aunque, en realidad, no puedo comprender por qu lo hizo). A esos los llevo ahora conmigo, seores, y si alguna vez encuentro un trocito de costa en el que no est escrito Agencia, B'ata o Aduanas, los tiro al agua para que busquen perlas. El ms pequeo de esos granujas bucea hasta una profundidad de ochenta metros; hace poco, en las islas Prncipe, pesc a una profundidad de noventa metros la manivela de una cmara cinematogrfica, seor mo, pero, perlas? Ni soarlo! Son unos intiles codiciosos, estos cingaleses. sta es la maldita tarea que yo tengo, seores mos; hacer como que compro aceite de palma y, mientras, buscar nuevos criaderos de perlas. A lo mejor algn da se les ocurre que descubra un continente virgen, no? sta no es una tarea apropiada para un honrado capitn mercante; el seor J. van Toch no es ningn maldito aventurero, no, seor.Y as contina hablando... El mar es grande y el ocano del tiempo no tiene lmites. Escupa en el mar, hombre, y ver que ni se mueve; cuntele su destino y no se conmover. Y as, despus de muchas preparaciones y rodeos, llegamos al momento en que el capitn J. van Toch, del barco holands Kandong Bandoeng, lamentndose y maldiciendo, sube a un bote para que le lleve al kampong en Tana Masa y tratar con el agente borracho, mestizo de cubano y portuguesa, algunos asuntos comerciales.Lo siento, capitn dijo finalmente el mestizo, pero aqu en Tana Masa no llega a crecer ningn molusco. Estos cochinos batacos aadi con un gesto de asco, se comen hasta las medusas, estn ms tiempo en el agua que en la tierra y las mujeres apestan a pescado. No se lo puede usted imaginar...! Qu estaba diciendo? Ah, s! Usted me preguntaba por mujeres.Y no hay por aqu un trocito de litoral pregunt el capitn , donde no se metan en el agua esos batacos?El mestizo neg con la cabeza:No lo hay, seor, como no sea en la Baha del Diablo... pero aquello no es para usted.Y por qu?Porque... all no puede ir nadie. Le sirvo ms, capitn?Gracias. Hay tiburones all?Tiburones y... lo dems... balbuce el mestizo. Un mal sitio, seor. A los batacos no les gustara que nadie metiese las narices all.Pero, por qu?All hay diablos, seor. Diablos marinos.Qu es eso de diablo marino? Algn pez?No, ningn pez respondi evasivo el mestizo. Sencillamente, diablos, seor. Diablos submarinos. Los batacos los llaman Tapas. Dicen que esos diablos tienen su ciudad en el fondo del mar. Le sirvo ms bebida?Y qu forma tienen esos diablos marinos?El mestizo se encogi de hombros.Como diablos, seor, sencillamente, como diablos. Yo vi uno una vez... mejor dicho, solamente su cabeza. Volva en un bote del Cabo Haarlem... de pronto, justo delante de m, sali del agua una cabezota...Bueno, y cmo era? A qu se pareca?En fin, la cabezota era, ms o menos, como la de un bataco, pero completamente calva, seor.Y no sera un bataco?No lo era, seor. En aquel lugar no hay bataco que se meta en el agua! Adems, me haca guios con los prpados inferiores, seor el mestizo tembl de horror al recordarlo. Con los prpados inferiores que le cubran casi todo el ojo. As son los Tapas.El capitn J. van Toch hizo rodar entre sus gruesos dedos el vasito con vino de palma.Y... no estara usted borracho? No estara usted como una cuba?Lo estaba, seor. De no ser as, no habra remado por aquel lugar. A los batacos no les gusta que nadie moleste a esos diablos.El capitn van Toch neg con la cabeza.Mire, hombre, diablos no existen y, caso de existir, se pareceran a los europeos. Quizs fuese algn pez o algo parecido.Un pez? tartamude el mestizo. Un pez no tiene manos, seor. Yo no soy ningn bataco, seor, he ido a la escuela en Bandjoeng. Quizs me acuerde todava de los Diez Mandamientos y de otras enseanzas cientficas. Un hombre culto sabe distinguir perfectamente un diablo de un animal. Pregnteselo usted a los batacos, seor.sas son supersticiones de negros, hombre aclar jovialmente el capitn con la superioridad de un hombre culto. Cientficamente es algo sin sentido, pues un diablo no puede vivir en el agua. Qu hara all? No debes hacer caso de los cuentos de los nativos, muchacho. Alguien dio a ese golfo el nombre de "Baha del Diablo" y, desde entonces, los batacos le tienen miedo. As es la cosa aadi el capitn, golpeando con su gruesa palma la mesa, all no hay nada, muchacho, eso est cientficamente claro.Lo est, seor asinti el mestizo que haba ido a la escuela en Bandjoeng, pero ningn hombre con sus cinco sentidos tiene nada que buscar en la Baha del Diablo.El capitn van Toch enrojeci.Cmo? grit. Crees que me voy a asustar de tus diablos? Ya lo veremos! dijo levantando con gran dignidad su mole de cien kilos de peso. No voy a perder mi tiempo contigo, cuando tengo que ocuparme de negocios. Pero, recurdalo bien!, en las colonias holandesas no existe ningn diablo; si los hubiera sera, en todo caso, en las francesas. All es posible. Y, ahora, llmame al jefe de este maldito kampong.No fue preciso esperar mucho tiempo al referido mandatario. Estaba sentado en cuclillas junto a la tienda del mestizo, chupando una caa de azcar. Era un seor de cierta edad, completamente desnudo, aunque muchsimo ms delgado de lo que acostumbran a ser los alcaldes europeos. Tras l, un poco retirada para conservar la distancia apropiada, estaba sentada en cuclillas toda la aldea, incluidos mujeres y nios, esperando seguramente que los fueran a filmar.Escucha, viejo le dijo el capitn van Toch en malayo (poda haberle hablado tambin en holands o ingls, porque el muy honorable viejo bataco no saba una palabra de malayo, y todo el discurso del capitn se lo tena que traducir al bataco el mestizo; pero por alguna razn, el capitn consideraba el malayo la lengua ms adecuada). Escucha, viejo, necesitara algunos muchachos grandes, fuertes, valientes, para que viniesen conmigo a pescar, comprendes?, a pescar.El mestizo hizo la traduccin y el alcalde movi la cabeza afirmativamente, para demostrar que comprenda. Luego se volvi hacia el amplio auditorio y tuvo con su gente una conversacin, con evidente xito.El jefe dice tradujo el mestizo que toda la aldea ir con el seor capitn a pescar donde quiera.Lo ves? Diles, pues, que vamos a ir a pescar perlas a la Baha del Diablo.A esto sigui un cuarto de hora de agitadas discusiones en las que particip toda la aldea, principalmente las viejas. Por fin el mestizo se volvi hacia el capitn:Dicen, seor, que a la Baha del Diablo no se puede ir.El capitn empez a enrojecer.Y por qu no?El mestizo se encogi de hombros.Porque dicen que all hay Tapa-tapas. Diablos, seor.El capitn empez a ponerse morado.Bien, pues diles que si no vienen... les sacar los dientes, les arrancar las orejas, los colgar y le prender fuego a todo este piojoso kampongl comprendes?El mestizo lo tradujo escrupulosamente y de nuevo sigui una larga deliberacin. Finalmente, se volvi hacia el capitn.Dicen, seor, que irn a presentar una denuncia a la polica de Padang, que usted los ha amenazado... Dicen que contra eso hay leyes... El alcalde asegura que no va a dejar las cosas as...El rostro del capitn van Toch tom un tinte azulado...Bien, pues dile grit que es un...Y habl sin parar durante once minutos.El mestizo lo tradujo hasta donde le bast su reserva de palabras y, despus de una larga pero efectiva discusin con los batacos, tradujo a su vez al capitn:Dicen, seor, que estaran dispuestos a no llevar el asunto a las autoridades si el capitn paga una multa al jefe local. Dicen titube un momento que doscientas rupias, pero yo creo que es demasiado... Ofrzcales slo cinco.La tez del capitn van Toch empez a llenarse de manchas oscuras. Primero ofreci asesinar a todos los batacos del mundo, despus lo rebaj hasta trescientos puntapis y, finalmente, se hubiera conformado con disecar al alcalde para el Museo Colonial de Amsterdam. Por otra parte los batacos fueron rebajando tambin, de doscientas rupias a una bomba de hierro con una rueda, acabando por conformarse con que el capitn, como castigo, diese al alcalde un encendedor de gasolina.Dselo, seor trataba de convencerlo el mestizo, yo tengo tres en el almacn, pero sin mecha.As fue restablecida la paz en Tana Masa, pero el capitn J. van Toch saba que ahora estaba en juego el prestigio de la raza blanca.

Al atardecer sali del barco Kandong Bandoeng un bote en el que se encontraban el capitn J. van Toch, el sueco Jensen, el islands Gudmundson, el finlands Gillemainen y dos cingaleses pescadores de perlas. El bote se dirigi a la Baha del Diablo.A las tres, al culminar la marea baja, el capitn estaba en la playa, el bote cruzaba a unos cien metros de la costa para ahuyentar a los tiburones, y los dos buzos cingaleses esperaban, con los cuchillos preparados, la seal para sumergirse en el agua.Bien, ahora t dijo el capitn sealando al ms alto de los hombres desnudos. El cingals salt al agua, dio unas cuantas brazadas y despus se sumergi. El capitn mir su reloj.A los cuatro minutos y veinte segundos apareci, a unos sesenta metros a la izquierda, una cabeza oscura; con un extrao, desesperado y, al mismo tiempo, rgido apresuramiento, el cingals se aferraba a los pedruscos, en una mano el cuchillo, en la otra una madreperla.El capitn se enfad.Qu pasa? dijo secamente.El cingals segua resbalando por las piedras, dando gritos de horror.Qu ha ocurrido? grit el capitn.Sahib, Sahib...! pudo articular por fin el cingals, y cay desplomado en la playa. Luego, con la respiracin entrecortada dijo: Sahib, Sahib!Tiburones?Djinns! solloz el cingals Diablos, seor, miles de diablos! se tapaba los ojos con los puos. Nada ms que diablos, seor!A ver esa madreperla! dijo el capitn, y la abri con un cuchillo. En ella haba una perlita pequea y limpia.Y no has encontrado nada ms?El cingals sac todava otras tres madreperlas del saquito que llevaba colgado al cuello.Hay madreperlas, seor, pero los diablos las estn guardando... Me observaban cuando yo trataba de despegarlas...Sus rizados cabellos se erizaron de espanto.Sahib, aqu no!El capitn abri las madreperlas. Dos estaban vacas, pero en la tercera haba una perla como un guisante, redonda como una gota de mercurio. La mirada del capitn van Toch iba de la perla al cingals desplomado en el suelo.Oye, t dijo dudando, no quieres sumergirte una vez ms?El cingals neg con la cabeza, sin pronunciar palabra.El capitn J. van Toch sinti en la lengua un gusto fuerte que lo incitaba a maldecir, pero con sorpresa advirti que estaba hablando silenciosamente, casi con suavidad.No tengas miedo, muchacho! Y... qu aspecto tienen esos... diablos?Parecen nios pequeos tartaje el cingals, tienen rabo, seor, y son as de altos indic un metro y unos veinte centmetros sobre el suelo. Estaban a mi alrededor y miraban lo que haca... formaban un crculo as... el cingals tembl. \Sahib, sahib, aqu no!El capitn van Toch reflexion un momento.Y qu ms?, hacen guios con los prpados inferiores, o cmo?No s, seor dijo con voz ronca el cingals. Hay por lo menos diez mil!El capitn mir al segundo cingals. Estaba a unos ciento cincuenta metros de distancia y esperaba indiferente, con las manos cruzadas sobre los hombros. La verdad es que, cuando uno est desnudo, no tiene otro lugar en que poner las manos ms que en sus propios hombros. El capitn le hizo una sea silenciosamente, y el pequeo cingals salt al agua. Al cabo de tres minutos y cincuenta segundos apareci agarrndose a los pedruscos con sus resbaladizas manos.Sal ya! grit el capitn, pero despus lo mir con atencin y empez a saltar por las piedras en direccin a aquellas vacilantes manos. Uno nunca hubiese imaginado que un hombrn as pudiera saltar de esa manera. En el ltimo momento agarr al cingals por una mano y, aupa!, lo sac del agua. Luego lo coloc sobre las rocas y se sec el sudor. El muchacho yaca inerte; tena una herida en la pantorrilla, probablemente causada con alguna piedra, pero, aparte de eso, estaba ileso. El capitn le levant los prpados. Se vea solamente el blanco del ojo. No tena ni madreperlas ni cuchillo.En ese momento el bote con los marineros se acerc a la orilla.Seor! grit el sueco Jensen, hay algunos tiburones! Van a seguir pescando?No respondi el capitn, vengan a recoger a estos dos.Cuando regresaban al barco, Jensen llam la atencin del capitn van Toch.Mire usted, seor, qu poca profundidad hay en este lugar. Va desde aqu, directamente hasta la orilla sealaba metiendo el remo en el agua, como si hubiese algn dique bajo el agua.

Una vez en el barco, el pequeo cingals recobr el conocimiento. Estaba sentado con la barbilla apoyada en las rodillas y le temblaba todo el cuerpo. El capitn despidi a la gente y se arrellan en su asiento.Anda, desembucha dijo, qu has visto?Diablos, djinns, sahib tartaje el pequeo cingals. Ahora empezaron a temblarle tambin los prpados y, por todo el cuerpo, se le puso la carne de gallina.El capitn van Toch tosi un poco.Dime, qu tipo tienen?Como... como...El cingals empez a poner de nuevo los ojos en blanco. El capitn van Toch, con una agilidad inesperada, le dio unas bofetadas en ambas mejillas con el dorso de la mano, para hacerlo volver en s.Gracias... sahib... jade el pequeo cingals, y en el blanco de sus ojos brillaron de nuevo las nias.Ya ests bien?S, sahib.El capitn van Toch continu su interrogatorio con no poca paciencia y minuciosidad.S, all hay demonios.Cuntos?Miles y miles. Son del tamao de un nio de diez aos, seor, casi negros. En el agua nadan, pero en el fondo andan sobre las patas traseras. En dos, como usted y yo, seor, pero, al mismo tiempo, van contonendose, tin tan, tin tan, siempre tin tan... S, seor, tambin tienen manos como las personas. No, no son garras, ms bien son parecidas a las manos de los nios. No, sahib, ni tienen cuernos ni son peludos. S, la cola un poco parecida a la de los peces, pero sin aletas. Y una cabezota redonda, como las de los batacos. No, no decan nada, seor, pero parecan masticar.Cuando el cingals despegaba las ostras a unos diecisis metros de profundidad, sinti en la espalda el roce de unos dedos fros. Se volvi y vio a su alrededor cientos y cientos de estos diablos, nadando y de pie en las rocas, todos mirando lo que haca. Entonces tir el cuchillo y las madreperlas y trat de salir a la superficie. En el camino tropez con algunos que nadaban sobre l. De lo que ocurri despus, ya no saba nada. El capitn van Toch contempl pensativo al tembloroso buzo. Este muchacho ya nunca servir para nada, se dijo, lo enviar desde Padang a su tierra, Ceiln. Refunfuando y gruendo se fue a su camarote. Una vez all dej caer sobre la mesa dos perlas, desde el cartuchito que las guardaba. Una era pequeita como un grano de arena, y la segunda era como un guisante con brillo plateado, tirando a rosado. El capitn del barco holands rezong y sac del armario su whisky irlands.

A las seis se hizo llevar de nuevo en el bote a la aldea y, directamente, a aquel mestizo. Toddy, dijo, y sa fue la nica palabra que pronunci. Sentado en la veranda, sostena entre sus dedos rollizos el vaso de grueso vidrio, beba y escupa, y miraba fijamente, bajo sus pobladas cejas, a las flacas y amarillentas gallinas que picoteaban Dios sabe qu en el sucio y pisoteado patio entre las palmeras. El mestizo se guardaba muy bien de hablar, limitndose a servirle vino de palma. Poco a poco, los ojos del capitn se pusieron sanguinolentos y sus dedos empezaron a moverse con dificultad. Anocheca ya cuando se levant y se estir los pantalones.Ya se va a dormir, capitn? le pregunt cortsmente el mestizo de demonio y diablo.El capitn alz un dedo en el aire.Tendra gracia dijo que hubiese en el mundo diablos que yo no conociera! Oye, t, dnde est ese maldito noroeste?Por ah seal el mestizo. A dnde va, capitn?Al infierno! dijo con voz ronca el capitn J. van Toch. Voy a echarle una mirada a la Baha del Diablo.Aquella noche comenzaron las rarezas del capitn J. van Toch. Volvi al kampong al amanecer y no pronunci ni una palabra. Se hizo llevar al barco, donde se encerr en su camarote hasta que anocheci. Esto todava no extra a nadie, porque el Kandong Bandoeng tena mucho que cargar en la bendita isla de Tana Masa (copra, pimienta, alcanfor, gutapercha, aceite de palma, tabaco y mano de obra). Pero cuando le anunciaron por la noche que la mercanca estaba ya embarcada, solamente rezong y dijo:Un bote! A la aldea!Y volvi de nuevo al amanecer. El sueco Jensen, que lo ayud a subir a cubierta, le pregunt solamente por cortesa:Entonces, continuaremos hoy el viaje, capitn?El capitn se volvi como si le hubiesen pinchado en el trasero.A ti qu te importa? Ocpate de tus malditos asuntos!Durante todo el da estuvo el Kandong Bandoeng con las anclas echadas, a un nudo de distancia de la costa de Tana Masa, sin hacer nada. Al anochecer sali el capitn de su camarote y orden: Un bote! A la aldea!El pequeo griego Zapatis lo mir con un ojo ciego y el otro bizco.Muchachos tartamude, o nuestro viejo tiene all una novia, o se ha vuelto completamente loco.El sueco Jensen frunci el ceo.A ti qu te importa? Ocpate de tus malditos asuntos!Luego, con ayuda del islands Gudmundson, baj un bote pequeo y remaron en direccin a la Baha del Diablo. Llegaron con el bote hasta los pedruscos y esperaron a ver qu iba a pasar. El capitn lleg a la Baha; pareca que esperaba a alguien. Al cabo de un momento se par y llam: Chiss, chiss, chiss...Mira! dijo Gudmundson sealando al mar, ahora rojo y dorado por la puesta de sol.Jensen cont dos, tres, cuatro, seis aletas, afiladas como cuchillos, que se dirigan a la Baha del Diablo.Caramba! exclam Jensen. Vaya cantidad de tiburones que hay por aqu!A cada momento desaparecan un par de aletas, sobre el agua se agitaba una cola, formndose luego un remolino. Entonces el capitn van Toch empezaba a saltar furioso en la orilla, maldiciendo y amenazando a los tiburones con el puo. Despus lleg el rpido crepsculo tropical y la luna brill sobre la isla. Jensen tom los remos y acerc el bote hasta unos doscientos metros de la orilla. El capitn se haba sentado sobre las piedras y haca: Chiss, chiss, chiss...Algo se mova a su alrededor, pero no se divisaba bien qu era.Parecen focas pens Jensen, pero las focas se arrastran de otra manera.Salan del agua por entre las piedras y se contoneaban como pinginos. Jensen rem silenciosamente y se aproxim a unos cien metros del capitn. S, el capitn deca algo, pero el diablo poda entenderlo! Pareca malayo o tamules. Extenda las manos como si echase algo a aquellas focas (Pero no son focas se deca Jensen) y, al mismo tiempo, les hablaba en chino o malayo.En ese momento se le escap a Jensen el remo de la mano y fue a parar al agua. El capitn alz la cabeza, se levant, dio unos treinta pasos hacia el agua, y de pronto empez a brillar y estallar algo. El capitn disparaba su browning en direccin al bote. Casi simultneamente se oy en el golfo un ligero susurro y, despus, un ruido como si miles de focas se zambullesen de pronto en el agua. Pero ya Jensen y Gudmundson haban cogido los remos y, como un rayo, alejaban el bote hasta que qued escondido tras las rocas ms cercanas. Cuando volvieron al barco no dijeron a nadie ni una palabra. Esos nrdicos, desde luego, saben callar cuando es preciso. Por la madrugada lleg el capitn. Su aspecto era malhumorado y cruel, pero no habl. Slo cuando Jensen le ayud a subir a bordo, se encontraron dos pares de ojos azules en una mirada fra e inquisitiva.Jensen dijo el capitn.S, seor.Partimos hoy.S, seor.En Surabaya recibir su libreta.S, seor.Y eso fue todo. Ese da el Kandong Bandoeng sali hacia Padang. Desde all envi el capitn J. van Toch a su sociedad de Amsterdam un paquetito asegurado en mil doscientas libras esterlinas y, al mismo tiempo, una peticin cablegrfica de un ao de vacaciones. Urgentes razones de salud, etc.. Despus deambul por Padang hasta encontrar la persona que buscaba. Era un salvaje de Borneo, un dayak, por el que se interesaban de vez en cuando los viajeros ingleses como cazador de tiburones, solamente por el placer de ver cmo los mataba. Porque el dayak trabajaba todava a la antigua, armado solamente con un enorme cuchillo. Era, seguramente, canbal, pero tena su precio fijo: cinco libras por tiburn, adems de las comidas. Aparte de eso causaba una impresin terrible, porque en los brazos, pecho y piernas tena la piel rasguada por los tiburones, y las narices y odos adornados con dientes de tiburn. Le llamaban Shark, o tiburn.Y con este dayak se estableci el capitn J. van Toch en la isla de Tana Masa.

CAPTULO II

Los seores Golombek y Valenta

Era un verano demasiado caluroso para poder escribir algo, uno de esos veranos en los que no ocurre nada, pero absolutamente nada, en los que no se hace poltica y ni siquiera existe la cuestin europea. Y, sin embargo, tambin en esa poca los lectores de peridicos, tumbados en la agona del aburrimiento a la orilla del agua o a la escasa sombra de los rboles, desmoralizados por el calor, la naturaleza, la tranquilidad campestre y, en resumen, por la vida sencilla y sana de las vacaciones, esperan cada da, para desilusionarse despus, que los peridicos traigan algo nuevo, refrescante, algn crimen, una guerra o un terremoto. En fin, ALGO! Y si no lo hay, tiran el diario amargados diciendo que en los peridicos ya no hay nada, pero absolutamente nada que leer, y que no renovarn su suscripcin.Y mientras tanto, en la redaccin estn sentados cinco o seis individuos abandonados, porque los otros colegas se han ido tambin de vacaciones y estarn tirando con desprecio los peridicos, quejndose de que en todo el nmero no hay NADA, pero absolutamente NADA que valga la pena. Y de la linotipia sale el seor tipgrafo diciendo en tono de reproche: Seores, seores, todava no tenemos el artculo de fondo para maana!Bueno, pues ponga usted ese artculo sobre la situacin econmica en Bulgaria sugiere uno de los abandonados.El seor tipgrafo suspira ruidosamente.Pero quin va a leer eso, redactor? Otra vez no habr en todo el peridico NADA que valga la pena.Seis caballeros abandonados levantan sus ojos hacia el techo, como si en l pudieran descubrir ALGO que se pueda leer.Si de pronto pasara algo... sugiere uno.O si tuviramos algn reportaje interesante aade otro.Sobre qu?Qu s yo!O... si se inventara alguna nueva vitamina refunfua un tercero.Ahora en verano? replica el cuarto. Hombre, las vitaminas son cosas instructivas. Eso pegara mejor en el otoo, cuando empiezan las clases.Dios mo, qu calor! dice bostezando el quinto. Deberamos escribir algo sobre las regiones polares.Pero, qu?Bueno, algo como aquello del esquimal Welzl. Dedos helados, hielos perpetuos y cosas parecidas.Es fcil decirlo interviene el sexto, pero de dnde sacarlo?Un silencio sin esperanzas se extiende por la redaccin.Yo estuve el domingo en Jevcko dice dudando el seor tipgrafo.Y qu?Parece ser que est all de vacaciones un tal capitn van Toch. Dicen que naci en Jevcko.Qu van Toch?Uno gordo. Dicen que es capitn de un barco, ese van Toch. Algunos aseguran que ha sido pescador de perlas.Golombek mir al seor Valenta.Y dnde las pescaba?En Sumatra y en las Clebes... en fin, por aquellos parajes. Parece ser que vivi all unos treinta aos.Hombre, no es mala idea dice el seor Valenta. Podra hacerse un reportaje formidable. Vamos, Golombek?Bueno, podemos probar decide el seor Golombek bajando de la mesa en la que est sentado.

Aquel seor es dijo el posadero de Jevcko. En el jardn, junto a una mesa, se arrellanaba en su asiento un hombre gordo con una gorra blanca de marinero, bebiendo cerveza y garabateando con su dedo ndice en el mantel. Los dos seores se dirigieron a l.Redactor Valenta.Redactor Golombek.El seor grueso alz la vista.Whatf Qu?Soy el redactor Valenta.Y yo el redactor Golombek.El seor grueso se levant con dignidad.Capitn J. van Toch, servidor de ustedes. Very glad. Sintense, muchachos, por favor.Los dos seores se sentaron satisfechos.Qu bebern, muchachos?Un refresco de frambuesa indic el seor Valenta.De frambuesa? repiti incrdulo el capitn. Por qu? Posadero! Trigales unas cervezas. Bien. Y qu es lo que quieren? dijo apoyando el codo sobre la mesa.Es cierto que naci usted aqu, seor van Toch?S. Aqu he nacido.Por favor, dgame, cmo lleg usted al mar?Va Hamburgo.Y cunto tiempo ha sido usted capitn?Veinte aos, muchachos. Y la documentacin la tengo aqu dijo golpeando enrgicamente el bolsillo de su chaqueta, para ensersela a quien la quiera ver.El seor Golombek tena grandes deseos de verla, pero se contuvo.En esos veinte aos, capitn, habr visto usted una buena parte del mundo, no es as?S, un buen pedacito. S.Y dnde ha estado?En Java, Borneo, Filipinas, las islas Fidji, las Solomn, las Carolinas, Samoa, la maldita isla de Cliperton. Una serie de malditas islas, muchachos. Por qu lo preguntan?Por nada, porque es interesante. Nos gustara que nos contase muchas cosas, sabe?Aja! Entonces ustedes preguntan sin ton ni son, no?El capitn fij en ellos sus ojos azul plido.No son ustedes de la plice} Quiero decir, de la polica, no?No, capitn. Somos periodistas.Ah, de los peridicos! Reporteros, eh? Entonces pueden escribir: Capitn J. van Toch, capitn del barco Kandong Bandoeng.Cmo ha dicho?Kandong Bandoeng, de puerto Surabaya. Objeto del viaje: vacances... cmo se dice?Vacaciones.Ah, s, vacaciones. Pongan entonces en el peridico quin lleg a puerto. Y ahora, guarden ya sus notas, jvenes. A su salud, muchachos!Seor van Toch, hemos venido para que usted nos cuente algo de su vida.Y por qu?Para escribirlo en nuestro peridico. Al pblico le interesar mucho leer algo sobre los pases lejanos y lo que pas y vivi en ellos su compatriota, un checo natural de Jevcko.El capitn asinti con la cabeza.Es cierto, muchachos, soy el nico capitn de Jevcko. As es la cosa. Dicen que tambin hay aqu un capitn, pero ser de alguna mecedora... Yo creo que no es un verdadero capitn aadi confidencialmente. Eso se mide segn el tonelaje del barco, saben ustedes?Y qu tonelaje tiene su barco, capitn?Mil doscientas toneladas, muchachos.Entonces, usted es un gran capitn.S, muy grande dijo van Toch con dignidad. Muchachos, tienen dinero?Los dos seores se miraron un poco confusos.Tenemos, pero poco. Acaso necesita usted, capitn?S. Necesitara.Ya lo ve. Si nos cuenta muchas cosas, lo escribiremos en los peridicos y usted recibir dinero.Cunto?Quiz... algunos miles dijo magnnimo el seor Golombek.En libras esterlinas?No, en coronas checoslovacas.El capitn J. van Toch movi la cabeza.Coronas no quiero, tengo bastantes, muchachos. Sac del bolsillo del pantaln un gran paquete de billetes y dijo: Ven?Despus apoy el codo en la mesa y se inclin hacia los dos seores.Seores, yo podra proporcionarles un big business. Cmo se dice?Un gran negocio.Yes, un gran negocio. Pero ustedes tendran que poner quince... esperen!, quince o diecisis millones de coronas. Qu les parece?Los dos seores se miraron una vez ms algo intranquilos. Los redactores, desde luego, tienen sus experiencias sobre las ms extraordinarias clases de locos, estafadores e inventores.Esperen dijo el capitn, puedo mostrarles algo. Busc con sus gruesos dedos en el bolsillo del chaleco, sac algo y lo puso sobre la mesa. Eran tres perlas rosadas del tamao de huesos de cerezas. Entienden ustedes de perlas?Qu valor pueden tener? jade el seor Valenta.Yes, lots ofmoney, muchachos. stas las llevo solamente como muestra. Bueno qu, quieren asociarse conmigo? dijo alargando a travs de la mesa su amplia mano.El seor Golombek suspir.Seor van Toch, tanto dinero!...Alto! le interrumpi el capitn. Ya s... t no me conoces, pero pregunta por el capitn van Toch en Surabaya, en Batavia, en Padang, donde quieras! Ve y pregunta, y todos te dirn: Yes, Captain van Toch, he is as good as his word.Seor van Toch, no es que no le creamos protest el seor Golombek, pero...Espera! orden el capitn. Ya s, t no quieres dar tu bonito dinero slo porque s. Eso es elogiable, muchacho! Pero vas a invertir tu dinero en un barco, comprendes? T compras el barco, te conviertes en naviero y podrs venir conmigo. Yes, puedes venir y vers cmo lo administro. Pero el dinero que se saque con l serfifty-fifty. Es un negocio honrado, no?Pero, seor van Toch pudo articular por fin el seor Golombek un poco agobiado, si no tenemos tanto dinero!Aja! Eso ya es otro cantar dijo el capitn. Sorry, seores, pero entonces no comprendo por qu han venido a verme.Para que nos cuente su vida, capitn. Usted debe de haber vivido tantas experiencias!Eso s, muchachos; muchas experiencias tengo yo!Ha naufragado usted alguna vez?Qu quiere decir? Ship-wrecking} Eso no! Qu te has credo t, hombre? Si me das un buen barco, no puede ocurrir-le nada. Si quieres informes sobre m, pregunta en Amsterdam, pregunta.Y qu tal los nativos de aquellas islas? Conoci usted a muchos nativos?El capitn van Toch sacudi la cabeza.Eso no es tema para gente culta. Esas cosas se callan.Pues cuntenos cualquier otra cosa.Yes, contar gru el capitn con desconfianza. Y ustedes, despus, van con el cuento a cualquier compaa y ella enva all sus barcos. Te digo, my lad, que la gente es muy ladrona. Y los ms ladrones son esos banqueros de Colombo.Ha estado muchas veces en Colombo?Yes, muy a menudo. Y tambin en Bangkok y en Manila. Jvenes! dijo de pronto, yo s de un barco muy til a un precio muy barato, que est en Rotterdam. Vengan conmigo a verlo. Rotterdam est ah al lado y seal con el ndice por encima del hombro. Ahora los barcos estn muy baratos, a precio de chatarra. ste es un barco de unos seis aos, con motor diesel. Quieren verlo, muchachos?No tenemos tiempo, seor van Toch.Qu gente tan rara son ustedes! suspir el capitn, y se son ruidosamente en el cielo azul de su inmenso pauelo. Y no saben de alguien que quiera comprar un barco?Aqu, en Jevcko?Yes, aqu o cerca de aqu. Yo quisiera que este gran negocio lo hiciese alguien de mi tierra.Es usted muy bondadoso, capitn.Yes, porque los otros son demasiado ladrones y, adems, no tienen dinero. Ustedes, como periodistas, deben conocer a los peces gordos de por aqu, banqueros, shipowners... cmo se dice? navegadores?Navieros. No, no conocemos a nadie, seor van Toch.Es lstima! exclam contrariado el capitn.El seor Golombek trat de recordar.Quiz conozca usted al seor Bondy.Bondy?... Bondy?... Espera! Ese nombre me suenael capitn reflexion. Bondy... Yes, en Londres hay una Bond Street en la que vive gente muy rica. No tendr ese tipo algn comercio en Bond Street, muchachos?No, seor, vive en Praga y creo que naci en Jevcko.Caramba! exclam alegremente el capitn, tienes razn, muchacho. Aqul que tena en la plaza una tienducha en la que venda de todo. Yes, Bondy... Cmo se llamaba?... Max, Max Bondy. As que, ahora, tiene un comercio en Praga?No, el que usted dice es el padre. Este Bondy se llama G.H., el presidente G.H. Bondy, capitn.G.H. neg con la cabeza el capitn, G.H. no haba ninguno. Como no sea Gustl Bondy... pero l no era presidente ni mucho menos. Un judito pecoso... No puede ser l!S que puede ser l, seor van Toch. Hace muchos aos que usted no lo ha visto!Tienes razn, muchsimos aos! Puede que ese Gustl ya sea mayor. Y qu hace?Es presidente del Consejo de Administracin de la M.E.A.T. sabe?, esa fbrica grande que construye calderas y cosas parecidas. Y, adems, presidente de unas veinte sociedades y trusts. Un gran seor, capitn van Toch. Lo llaman el capitn de nuestra industria.Capitn? se extra van Toch. Entonces, no soy el nico capitn de Jevcko! Caramba! As que Gustl es tambin capitn. Tendr que ir a verlo. Y, tiene dinero?Ya lo creo! Montones de dinero, seor van Toch! se tendr sus buenos cientos de millones. Es el hombre ms rico del pas.El capitn van Toch estaba pensativo.Y tambin capitn!... Muchas gracias, muchachos. Voy a buscar a ese Bondy; / know, yes, Gustl Bondy. Un judito pequeo era... Y ahora es el capitn G.H. Bondy. Yes, yes... cmo vuela el tiempo! dijo suspirando melanclicamente.Capitn, nosotros tenemos que irnos ya para no perder el tren de la noche.Les acompaar hasta el puerto dijo el capitn con la fuerza de la costumbre, y empez a levar anclas.Me alegro de que hayan venido, seores. Conozco a un redactor en Surabaya, buen muchacho, yes, a good friend of mine. Un tremendo borracho, jovencitos. Si tienen inters, les puedo buscar un puesto en el peridico de Surabaya. No quieren? Est bien, muchachos!Al ponerse en marcha el tren, el capitn J. van Toch les dijo adis, despacio y con solemnidad, agitando su inmenso pauelo azul. Al hacerlo, se le cay al suelo una gran perla, de forma irregular. Perla que nunca encontr nadie.

CAPTULO III

G.H. Bondy y su paisano

Es cosa sabida que, cuanto ms importante es una persona, menos tiene escrito en la placa de su puerta. Un seor como el viejo Max Bondy, de Jevcko, tena carteles sobre su tienda, a los lados de las puertas y en las ventanas, que decan que all estaba Max Bondy, comerciante en toda clase de artculos al detalle, ajuares para novias, batistas, toallas, servilletas, manteles y sbanas, holandas y algodones, pao de primera calidad, sedas, cortinas, visillos, pasamanera y todo lo necesario para coser. Casa fundada en el ao 1885.Su hijo G.H. Bondy, capitn de industria, presidente de la sociedad M.E.A.T., consejero de la Cmara de Comercio, consejero de la Bolsa, vicepresidente de la Sociedad de Industriales, Cnsul de la Repblica del Ecuador, miembro de muchos consejos de administracin, etc., etc., tena en su puerta una sencilla placa de cristal negro con letras doradas, en la que deca simplemente:

Nada ms. Solamente Bondy. Hay otros que escriben en sus puertas: Julio Bondy, representante de la firma tal o cual, o Dr. Ervin Bondy o S. Bondy y Compaa. Pero hay slo un Bondy que es sencillamente Bondy, sin ninguna indicacin adicional. Segn tengo entendido, el Papa tena tambin escrito en su puerta solamente PO, sin ningn ttulo ni nmero. Y Dios no tiene puesta placa ni en la Tierra ni en el Cielo. Eso ya lo debes de saber t, hombre!, que l vive all. Pero esto no viene a cuento, y quede mencionado solamente, entre parntesis.Ante aquella placa de cristal se par, un da de calor agobiante, un seor con una gorra blanca de capitn de marina, y se limpi el pescuezo con su pauelo. Maldita casa de nobles! pens, y un poco inseguro tir del mango de latn de la campanilla.En la puerta apareci el portero Povondra, midi con los ojos a aquel inmenso caballero, desde los pies hasta los galones de la gorra, y dijo con cierta reserva:Qu desea usted?Oye, muchacho reson la voz del inmenso caballero, vive aqu un tal seor Bondy?Desea usted?... pregunt el seor Povondra con frialdad.Dgale que quisiera hablarle el capitn J. van Toch, de Surabaya... Yes -dijo recordando, aqu est mi tarjeta. Y entreg una tarjeta de visita al seor Povondra, en la que, bajo un ancla, estaba impreso lo siguiente:

El seor Povondra inclin la cabeza y vacil un momento. Debo decirle que el seor Bondy no est en casa? O que lo siento, pero que el seor Bondy tiene una importante conferencia? Hay visitas que se deben anunciar, y otras que un portero como es debido resuelve por s mismo. El seor Povondra sinti una atormentadora ausencia de intuicin, que era la que le haba ayudado siempre en casos parecidos. Aquel grueso caballero no poda contarse entre la acostumbrada clase de visitas que no se anuncian. No pareca ni agente comercial, ni funcionario de alguna sociedad benfica.Mientras tanto, el capitn J. van Toch se limpiaba la frente con su pauelo azul, y curioseaba el recibidor.Caramba! qu bien puesta tiene la casa Gustl! Parece el saln de uno de esos barcos que navegan de Rotterdam a Batavia. Qu dineral debe de costar todo esto! Y entonces era un judito lleno de pecas... se extraaba el capitn.Mientras, G.H. Bondy miraba sorprendido la tarjeta del capitn.Qu es lo que quiere? pregunt pensativo.No s, seor contest respetuosamente el seor Povondra.El seor Bondy tena todava en sus manos la tarjeta. Un ancla. Capitn J. van Toch, Surabaya. Dnde est Surabaya? No es por Java? El seor Bondy senta la impresin de algo extrao, lejano. Kandong Bandoeng... eso suena a golpes de gong. Surabaya... Y hoy, precisamente, hace un tiempo verdaderamente tropical. Surabaya...Bien, hgalo pasar! orden el seor Bondy.En la puerta apareci un hombre inmenso, con una gorra de capitn de marina, que le saludaba.G.H. Bondy sali a su encuentro.Very glad to meet yon, captain. Please, come in.Hola, hola, seor Bondy! exclam jovialmente el capitn.Pero... usted es checo? dijo extraado el seor Bondy.Yes, checo. Nosotros, seor Bondy, nos conocemos de Jevcko. Tienda de granos van Toch. Do you rememberfCierto, cierto se alegr ruidosamente Bondy, pero sintiendo como una especie de decepcin. (As que no es holands!)S, la tienda de granos van Toch, en la plaza, verdad? No ha cambiado usted mucho, seor van Toch. Siempre el mismo viejo! Y, qu?, cmo le va la tienda?Gracias contest el capitn atentamente. Pap hace tiempo que se fue... cmo se dice?Muri? Caramba, caramba! Si es verdad! Usted debe de ser el hijo. Los ojos del seor Bondy se animaron con los recuerdos. Hombre de Dios! No es usted aquel van Toch con el que me pegaba yo en Jevcko cuando ramos pequeos?Yes, yes, se soy yo confirm el capitn seriamente. Por ese motivo me mandaron mis padres a Moravsk Ostrava.Pelebamos muy a menudo, pero usted era ms fuerte que yo reconoca sinceramente el seor Bondy.S, s. Usted entonces era un judito flacucho, y aguantaba mucha lea en el trasero... Muchsima!Es verdad, mucha lea record G.H. Bondy conmovido.Bueno, sintese, paisano. Es usted muy amable al haberse acordado de m. Y, de dnde sale, capitn?El capitn van Toch se sent dignamente en el silln de cuero y coloc su gorra en el suelo.Estoy aqu de vacaciones, seor Bondy. S, as es. Eso mismito.Recuerda usted dijo enfrascndose en los recuerdos el seor Bondy cmo gritaba persiguindome: Judo, judo, te llevar el demonio?...Yes dijo el capitn, y trompete conmovido en su pauelo azul. Ay, s, qu tiempos ms hermosos aqullos, muchacho! Qu se le va a hacer! El tiempo vuela. Ahora los dos somos capitanes y ambos de bastante edad.Es verdad, usted es capitn, record el seor Bondy Quin lo hubiera dicho! Captain of long distances... se dice as?Yes, sir. A bighseaer. East India and Pacific Lines, sir.Hermosa profesin! suspir el seor Bondy. Me cambiara ahora mismo con usted, capitn. Tiene que contarme muchas cosas.Eso es lo que quiero se anim el capitn. Yo quisiera contarle algo, seor Bondy. Una cosa muy interesante, joven-cito.El capitn J. van Toch mir intranquilo a su alrededor.Busca usted algo, capitn?Yes, t no bebes cerveza, seor Bondy? A m me ha entrado una sed en mi viaje desde Surabaya...El capitn empez a buscar en los inmensos bolsillos de su pantaln y sac un pauelo azul, un saquito de tela con algo dentro, una bolsa de tabaco, una navaja, un comps y un fajo de billetes de banco.Quisiera enviar a alguien a por cerveza. Quiz ese stewart que me trajo a esta cabina...El seor Bondy toc el timbre.Djelo, capitn! Encienda, mientras tanto, uno de estos cigarros.El capitn tom un puro con anillo negro y dorado y lo olfate.Esto es tabaco de Lombok. All son grandes ladrones, a decir verdad.Y luego, ante los ojos horrorizados del seor Bondy, aplast el costoso puro en su potente palma y meti la picadura en su pipa.S, Lombok o Surabaya.Mientras tanto, apareci en la puerta el seor Povondra.Traiga cerveza orden el seor Bondy.El seor Povondra alz las cejas.Cerveza?... y... cunta?Un galn gru el capitn, aplastando la cerilla encendida contra la alfombra. En Aden haca un calor terrible, muchacho. Yo tengo una novedad que contarte, seor Bondy. De las islas de la Sonda, sabes? All se podra hacer un negocio formidable. A big business. Pero para eso, tendra que contarte toda... cmo se dice?, the story, no?La historia.Yes. Es una magnfica historia, seor. Espere el capitn clav en el techo sus azules ojos color nomeolvides. No s por dnde empezar.Otro negocio pens G.H. Bondy. Seor, qu aburrimiento! Me va a decir que podra exportar mquinas de coser a Tasmania, o calderas de vapor e imperdibles a las Fidji. Formidable negocio! ya s... Para eso ha venido. Al demonio! Yo no soy ningn tendero. Tengo fantasa, soy un poeta a mi manera. Cunteme, marinero, de las Sindibads o de Surabaya, o de las islas Fnix. No te llev a su nido un grifo? No vuelves con un cargamento de perlas, canela y bezoar? Venga hombre, empieza a mentir!Bien, creo que empezar por lo de aquellos animales dijo el capitn.Por qu animales? pregunt extraado el financiero Bondy.Bueno, con esos... cmo se dice? ... lizards.Lagartos?Yes, caramba!, lagartos. All hay unos lagartos, seor Bondy...Dnde?En una de aquellas islitas. El nombre no se lo puedo decir, muchacho. Es un gran secreto, que vale muchos millones. El capitn van Toch se sec la frente con su pauelo. Oye, dnde est esa cerveza?En seguida la traen, capitn.Yes. Est bien. Para que usted lo sepa, seor Bondy, son animales muy simpticos y muy buenos, esos lagartos. Yo los conozco muy bien, muchacho el capitn dio un puetazo en la mesa: y eso de que son diablos, es una gran mentira. A damned lie, sir. Ms fcil es que usted o yo seamos diablos, yo, el capitn van Toch, seor! Puede usted creerme.G.H. Bondy empez a inquietarse. Delirium se dijo. Dnde estar ese maldito Povondra?All hay unos cuantos miles de lagartos, pero los devoran esos... caramba! cmo se dice? Sharks.Tiburones?Yes, tiburones. Por eso son tan escasos esos lagartos, seor Bondy, y solamente existen en un lugar de la costa que no le puedo decir.Entonces, esos lagartos viven en el mar?Yes, en el mar. Solamente cuando anochece salen a la orilla, pero a las pocas horas tienen que volver de nuevo al agua.Y qu aspecto tienen? el seor Bondy se esforzaba por ganar tiempo hasta que volviese el maldito Povondra.Bueno... por el tamao seran como focas, pero cuando caminan sobre las patas de atrs, entonces son as de altos sealaba el capitn. No se puede decir que sean bonitos, eso no! No estn cubiertos por esas laminillas...Escamas?Yes, escamas. Estn completamente pelados, seor, como las ranas y las salamandras, y sus patas delanteras son como las manitas de los nios, pero con cuatro dedos. Son tan infelices! aadi compasivo el capitn, pero muy listos y muy simpticos, seor Bondy. El capitn se puso en cuclillas y en esa posicin empez a balancear su enorme cuerpo de un lado para el otro. As andan aquellos lagartos, seor Bondy.El capitn van Toch se esforzaba por dar cierto ritmo ondulante a sus movimientos y, al mismo tiempo, levantaba las manos como un perrito pedigeo, clavando en el seor Bondy sus ojos color nomeolvides, que parecan implorar simpata.G.H. Bondy estaba fuertemente impresionado y, podra decirse, humanamente avergonzado. Y para colmo de sus males, apareci en la puerta el silencioso seor Povondra con la jarra de cerveza, y levant sorprendido sus expresivas cejas al ver la posicin poco digna del capitn.Deje aqu la cerveza y vyase! exclam apresuradamente el seor Bondy.El capitn se levant resollando.As son esos animalitos, seor Bondy. A su salud! dijo, y bebi con ganas. Tienes buena cerveza, muchacho, eso hay que reconocerlo. Una casa como la que tienes t... el capitn se sec los bigotes.Y cmo encontr usted esos lagartos, capitn?Eso es, precisamente lo que quiero contarle, seor Bondy. Pues ocurri lo siguiente: Un da fui a pescar perlas a Tana Masa el capitn se detuvo de pronto, bueno, por all. Era en otra isla, pero su nombre es mi secreto, jovencito. La gente es ladrona, muy ladrona, seor Bondy, y uno tiene que saber cerrar el pico. Y cuando aquellos dos malditos cingaleses arrancaban bajo el agua las sbells sas de las perlas...Madreperlas?Yes. Esas madreperlas estn pegadas a las rocas, tan firmes como los judos a su fe, y hay que arrancarlas con cuchillos. Pues bien, aquellos lagartos se pusieron a mirar lo que hacan los cingaleses, y esos malditos creyeron que eran diablos marinos. Son gente poco culta, esos cingaleses y batacos! Se empeaban en que en aquella baha slo haba diablos. El capitn trompete en su inmenso pauelo. Sabes, muchacho? Yo empec a darle vueltas y ms vueltas al asunto ese de los diablos. Yo no s si slo nosotros los checos somos una nacin tan curiosa, pero en cualquier lugar en que me he encontrado con un compatriota, siempre tena que meter las narices en todas partes y enterarse de qu haba detrs de cada cosa. Me parece que eso se debe a que los checos somos muy desconfiados, no crees? Entonces se me meti en esta vieja y tonta cabeza que tena que ver a esos diablos de cerca. Desde luego, estaba borracho, es verdad, pero todo era por culpa de esos diablos, que no me poda quitar de la imaginacin. Es que all abajo, en el Ecuador, todo es posible, hombre, as que me decid a ir una noche a la Baha del Diablo...El seor Bondy trat de imaginarse una baha tropical, rodeada de rocas y selvas vrgenes.Y bien?Me sent all e hice: Chiss, chiss..., para ver si se acercaban aquellos diablos. Y, oye!, de pronto vi salir del agua a uno de aquellos lagartos, que se alz sobre sus patas posteriores y empez a retorcer su cuerpo mientras me haca tambin: Chiss, chiss, chiss... Si no hubiera estado borracho, quiz le hubiese disparado, pero, compaero!, yo estaba tan borracho como una cuba, as que me acerqu a l y le dije: Ven, ven aqu Tapa-boy, que no te har nada malo.Y le hablaba usted en checo?No, en malayo. All lo que ms se habla es malayo, muchacho. Y l no haca ms que balancearse de uno al otro pie, y se retorca como un niito avergonzado. Alrededor nuestro haba cientos de lagartos, que sacaban del agua sus hociquitos y me miraban. Y yo, le juro que estaba completamente borracho!, me puse en cuclillas y empec a retorcerme lo mismo que el lagarto, para que me tomase confianza. Luego sali del agua otro lagarto, del tamao de un chico de diez aos, que comenz tambin a moverse as: Tin tan, tin tan... Y en sus patitas delanteras tena una de esas conchas en las que se cran perlas. El capitn volvi a beber. A su salud, seor Bondy! La verdad, yo estaba ms borracho que una cuba, as que me acerqu y le dije: Qu?, sinvergenza, quieres que te abra esa madreperla? Pues acrcate y te la abrir con mi cuchillo. Pero el lagarto me miraba y no se atreva. As que empec de nuevo a retorcerme yo, como si fuera una niita tmida, y l fue acercndose ms y ms, hasta que alargu la mano y le cog la concha de entre sus patas. Miedo tenamos los dos, te lo puedes imaginar, seor Bondy, pero como yo estaba borracho, no me daba cuenta de lo que haca. As que cog el cuchillo y le abr el molusco, buscando con los dedos por si esconda alguna perla, pero solamente estaba el bicho ese que vive dentro! Toma, le dije, chiss, chiss, chiss, trgatelo si quieres. Y le ech la concha abierta. Si hubieras visto, muchacho, cmo se relama! Para esos lagartos, las ostras deben ser un formidable tit-bit..., cmo se dice?Una golosina.Yes, golosina. Slo que, los pobrecitos, tienen las manos demasiado finas para poder abrir esas conchas. Qu vida tan dura, yes\ El capitn bebi. Despus, meditando sobre todo ello, me dije: Cuando esos lagartos vieron a los cingaleses arrancar las madreperlas, seguramente se dijeron: Aja! ellos se las comen, y quisieron ver cmo las abran los muchachos. Un cingals es bastante parecido a un lagarto, pero estos lagartos son mucho ms listos que cualquier cingals o bataco. Y el bataco nunca aprende ms que a robar aadi el capitn van Toch indignado.Pues bien, cuando yo les haca chiss, chiss en la playa y me retorca como un lagarto, seguramente pensaron que era una salamandra grandota. Por eso no se asustaron demasiado y vinieron a que les abriese aquella madreperla. As son de inteligentes y confiados esos animales!El capitn van Toch se ruboriz y sigui contando:Cuando ya los conoca un poco mejor, seor Bondy, me desnud un da completamente para parecerme ms a ellos, para estar completamente libre de ropas. Pero los lagartos se extraaban al ver mi pecho tan peludo y todas esas cosas... Yes. El capitn se pas el pauelo por su bronceada nuca. No s si no le parecer mi historia demasiado larga, seor Bondy.G.H. Bondy le escuchaba maravillado:No, no, capitn. Siga, siga usted contando, por favor.Bueno, si no le canso... Cuando aquel lagarto relama la ostra, los otros, que lo estaban mirando, salieron a la playa. Algunos tenan tambin ostras en sus patas delanteras. Es bastante extrao, muchacho, que supieran arrancarlas, con aquellas manitas como las de los nios, de los cliffs. Se pararon un momento, como si tuvieran vergenza, y despus se dejaron quitar las ostras de las patas. Bueno, no eran solamente madreperlas, lo que me entregaban para que se las abriese, sino toda clase de indecentes conchas. Entonces yo las tiraba al agua y les deca: eso no, pequeos, con mi cuchillo no les voy a abrir esas tonteras sin valor. Pero cuando era una madreperla, la abra y tanteaba para ver si haba alguna perla escondida. Luego, les daba el molusco para que se lo comieran. A todo esto, ya haba algunos cientos de lagartos a mi alrededor, mirando cmo abra yo las ostras. Y algunos trataban de imitarme, metiendo un pedacito de concha de las que haba tiradas por la arena, y haciendo los mismos movimientos que haca yo con mi cuchillo. Eso me extra mucho, muchacho, porque no hay ningn animal que sepa cmo manejar las herramientas. Dgase lo que se diga, el animal no es ms que parte de la naturaleza. Cierto que en Buitenzorg vi una vez a un mono que abra con una navaja una de esas latas... de conserva, creo que se llaman. Pero un mono no es un animal cualquiera, seor mo, y aun as, me pareci muy raro.El capitn bebi otra vez.Slo aquella noche encontr en las madreperlas que me dieron a abrir dieciocho perlas! Las haba pequeitas y ms grandes, y tres de ellas eran como huesos de fruta, seor. As de grandes! el capitn van Toch movi ceremonioso la cabeza. Cuando a la maana siguiente volv a mi barco, me dije: Capitn van Toch, lo habrs soado todo! Estabas borracho, sir. Pero era intil! En este bolsillo tena las dieciocho perlas. Yes.sta es la mejor historia suspir el seor Bondy que he odo en toda mi vida.Lo ves, muchacho? exclam el capitn van Toch complacido. Durante el da calcul bien todo el asunto. Pens: Voy a... domesticar, no?, a esos lagartos, y ellos me traern shells con perlas. En esa Baha del Diablo las debe de haber a montones. As pues, volv a ir al da siguiente, pero no tan tarde. Cuando empezaba a ponerse el sol, los lagartos sacaron sus cabezotas del agua, por aqu y por all, hasta que se llen la playa de ellos. Yo me sent en la playa y haca: Chiss, chiss, chiss... De pronto miro, y veo que se acerca un tiburn. Solamente salan del agua sus aletas. Luego se oy, plas!, y desapareci un lagarto. Cont unos doce tiburones que a la cada del sol se dirigan hacia la Baha del Diablo. Seor Bondy, en una sola tarde esas fieras se tragaron veinte de mis lagartos rezong el capitn, sonndose con rabia. Yes, ms de veinte. Es cosa natural, un lagarto con esas patas no puede defenderse. Uno llorara al ver un caso as. Si hubieras estado all, muchacho!El capitn se qued un momento pensativo.Es que yo soy muy amante de los animalitos, hombre dijo finalmente, levantando su mirada hacia G.H. Bondy. No s qu pensar de esto que le he contado, capitn Bondy.El seor Bondy movi la cabeza para manifestar que estaba completamente de acuerdo.Entonces, me alegro dijo contento van Toch. Esos tapa-boys son muy buenos y sensatos. Cuando uno les habla, prestan atencin como si estuviesen escuchando a su amo. Y, ms que nada, esas manitas suyas... sabes, muchacho? Yo soy un hombre viejo y no tengo familia... Yes, un hombre completamente solo en el mundo gru el capitn, tratando de disimular su emocin. Esos lagartos son tremendamente simpticos, hay que reconocerlo. Si no los devorasen los tiburones! Cuando yo empec a tirarles piedras, quiero decir a esos sharks, ellos, los tapa-boys, empezaron a tirarles tambin. Es verdad que no alcanzaban muy lejos, porque tienen los brazos muy cortitos, pero, de todos modos, oye, es extrao. Si son tan maosos, muchachos, les dije, traten de abrir una madreperla con mi navaja. Y dej la navaja en el suelo. Al principio parecan tmidos, pero luego uno de ellos tom la navaja y prob a meter la punta entre las dos conchas. Hay que ir abrindola poco a poco, le dije, ves?, torciendo la navajita y ya est! El pobrecito probaba y probaba, hasta que al fin se oy un crujido y el molusco se abri. Lo ves?, le dije, si es muy sencillo! Si lo sabe hacer uno de esos paganos cingaleses o batacos, cmo no iba a hacerlo un tapa-boy}- Yo, desde luego, no poda decirles a los lagartos que el que hubiesen abierto una concha era algo maravilloso y extraordinario. Pero crame usted!, yo estaba... bueno, completamente thun-derstruck.Como el que ve visiones sugiri el seor Bondy.Yes, eso es, como el que ve visiones. Todo esto me daba tantas vueltas en la cabeza que decid quedarme con mi barco, en aquel lugar, todava un da ms. Y al atardecer, volv otra vez a la Baha del Diablo y de nuevo contempl cmo los tiburones mataban a mis indefensos lagartos. Aquella noche, muchacho, jur que no iba a dejar las cosas as. A todos ellos les di mi palabra de honor, seor Bondy. Tapa-boys, Captain J. van Toch os promete, bajo estas estrellas, que os ayudar!

CAPTULO IV

La empresa del capitn van Toch

Al referir todo esto, al capitn van Toch se le erizaban los cabellos en la nuca de entusiasmo y emocin.Yes, seor, eso fue lo que jur. Desde aquel da, muchacho, no he tenido un momento de tranquilidad. En Batang ped vacaciones y les envi a aquellos judos de Amsterdam ciento cincuenta perlas, todas las que me haban trado los ani-malitos. Despus encontr a un hombre, era dayak y cazador de tiburones, de sos que los matan bajo el agua. Un ladrn y asesino terrible. Y con l, despus de vagar algn tiempo por los barcos, volv de nuevo a Tana Masa. Ahora, fellow, le dije, con tu cuchillo vas a matar a esos tiburones para que dejen tranquilos a mis lagartos. Pero aquel dayak era tan asesino y tan pagano que no se preocupaba de mis tapa-boys. Diablo o no diablo, a l le daba igual. Y yo, mientras tanto, observaba a aquellos lagartos y haca experimentos con ellos. Ya vers, tengo un gran libro en el que escriba todos los das.El capitn sac del bolsillo de su chaqueta algunas notas que empez a hojear.A qu estamos hoy? A 25 de junio, verdad? Aqu: 25 de junio, desde luego, del ao pasado. Yes. "El dayak mat un tiburn. Los lagartos demuestran gran inters por el bicho. Toby (era un lagarto ms bien pequeo, pero muy listo explic el capitn; tuve que ponerles toda clase de nombres, sabes?, para poder escribir un libro sobre ellos); bien, contino: Toby ha metido su dedo en uno de los agujeros hechos por el cuchillo. Por la noche, los lagartos me han trado ramas secas para el fuego." Eso no es nada gru el capitn. Voy a buscar otro da. Quiz el 20 de junio, no? "Los lagartos han construido un... un..." Cmo se dice jetty?Dique, no?Yes, un dique. Una especie de dam. Pues bien, construyeron ese nuevo dique en la parte noroeste, al fondo de la Baha del Diablo. Si lo hubieras visto, hombre! explicaba el capitn, era una obra formidable. Un verdadero breakwater.Rompeolas?Yes. Ellos ponan sus huevos en aquel lugar y queran tener aguas en calma, sabes? Ellos solos idearon el hacer una especie de dique; pero te digo que ningn empleado ni ingeniero del Waterstat de Amsterdam hubiera hecho un proyecto mejor para aquella especie de dique submarino. Una obra formidable que demostraba su habilidad! Pero se lo llev el agua. Los lagartos hacen cerca de la costa, bajo el agua, unos agujeros profundos en los que viven durante el da. Son animales tremendamente listos, seor, igual que los beavers.Castores.Yes, esas ratas grandes que saben hacer diques en los ros. Mis lagartos tenan hechos una gran cantidad de esos diques y diquecitos en aquella Baha del Diablo, unos dams tan hermosos!, completamente rectos. Aquello pareca una especie de ciudad submarina. Y antes de irme yo, queran hacer un dique que cruzase toda la Baha del Diablo. As es, amigo continu. Ya saben transportar las piedras de un lugar a otro, hacindolas rodar. Alberto... era un tapa-boy se ha aplastado los dedos... 21 de junio: El dayak se ha comido a Alberto. Despus se puso muy enfermo. 15 gotas de ludano. Prometi no hacerlo ms. Ha llovido durante todo el da... 30 de junio: Los lagartos han construido un dique. Toby no quiere trabajar... se s que era vivo, seor! explicaba con admiracin el capitn. Esos vivos siempre estaban inventando algo para no hacer nada. Haba que ver a aquel Toby! Qu se puede hacer? Hasta entre los lagartos hay grandes diferencias. 3 de julio: Hoy le he entregado un cuchillo a Sergent. Era un lagarto grande y fuerte, aquel Sergent. Y muy hbil, seor mo... 7 de julio: Sergent ha matado con su cuchillo un cuttle-fish. Es un pez que tiene una especie de tinta color maroon, sabe?Sepia?Yes, eso sera. 20 de julio: Sergent ha matado con su cuchillo a un gran jelly-fish. Es una especie de bicho como gelatina, que quema como las ortigas. Un bicho repugnante! Y, ahora, atencin, seor Bondy. 13 de julio lo tengo subrayado: Sergent ha matado con su cuchillo un pequeo tiburn. Peso: 35 kilos. Aqu lo tiene usted declar solemnemente el capitn, aqu est escrito en negro sobre blanco. Fue un da glorioso, muchacho. Precisamente, el 13 de julio del ao pasado.El capitn cerr su cuaderno de notas.No me avergenza decirlo, seor Bondy. Aquel da ca de rodillas en la Baha del Diablo y llor de pura alegra. Entonces comprend que mis tapa-boys no me decepcionaran. Como premio, Sergent recibi un nuevo arpn. El arpn es lo mejor, muchacho, si quieres cazar tiburones. Y yo le dije: Be a man, Sergent, y mustrales a esos tapa-boys que tambin ellos se pueden defender.El capitn golpe entusiasmado sobre la mesa y continu:Hombre!, sabes que tres das ms tarde nadaba el cadver de un inmenso tiburn lleno de...?Heridas?Yes, lleno de heridas de arpn el capitn bebi con avidez. sta es la pura verdad, seor Bondy. Entonces fue cuando hice una especie de contrato con aquellos tapa-boys, es decir, les di mi palabra de honor de que, si me traan madreperlas, yo les dara arpones y knives, quiero decir, cuchillos para que pudieran defenderse, comprende? Era un negocio justo, seor. Qu remedio queda? Uno ha de ser honrado hasta con los animales. Y tambin les di alguna madera y dos wheelbarrows.Carretillas.S, unas carretillas para que pudiesen acarrear las piedras hasta su dique. Los pobrecitos tenan que llevarlas en las manos, sabes? En fin, les di una gran cantidad de cosas, porque yo no quera estafarlos, eso no. Espera, muchacho, te voy a ensear algo.El capitn van Toch se sostuvo con una mano el enorme vientre y, con la otra, sac una bolsita de tela del bolsillo del pantaln.Aqu las tengo dijo, y vaci el contenido sobre la mesa. Haba ms de mil perlas de todos los tamaos, pequeitas como semillas, grandes, grandsimas como guisantes y, algunas, del tamao de cerezas. Perlas perfectas como gotas de agua, perlas deformes, perlas plateadas, azuladas, color carne, amarillentas, de tonalidades oscuras y rosadas. G.H. Bondy estaba como extasiado, no poda evitarlo; necesitaba tocarlas, hacerlas rodar con las yemas de sus dedos, taparlas con sus dos manos...Qu maravilla, capitn! exclam. Parece un sueo!Yes, sir dijo el capitn sin alterarse lo ms mnimo. Son bonitas. Y en un ao que estuve con ellos, mataron 30 tiburones. Aqu est escrito dijo golpendose el bolsillo de la chaqueta. Hay que ver la de cuchillos que ya les he dado! Y unos cinco arpones. Esos cuchillos me cuestan unos dos dlares americanos la unidad. Son muy buenos cuchillos, muchacho, de ese acero que no se...Inoxidable.Eso es. Porque son cuchillos para usarlos bajo el agua, quiero decir, en el mar. Y aquellos batacos tambin me costaron un dineral.Qu batacos?Me refiero a los naturales de aquella islita. Ellos creen que los tapa-boys son diablos, y les temen. Cuando vieron que yo hablaba con los diablos me quisieron matar sin ms ni ms. Noches enteras estuvieron tocando una especie de campana, para alejar a aquellos diablos de su aldea. Hacan un ruido terrible, seor. Y luego, por las maanas, queran que yo les pagase por todo el jaleo que haban armado. Segn decan, por el trabajo que les daban los demonios. Qu poda hacer? Los batacos son unos grandsimos ladrones. Pero con esos tapa-boy s, sir, con esos lagartos, se podra hacer un magnfico negocio, y muy honrado. As es, seor Bondy, un buen negocio!G.H. Bondy crea estar soando.Comprarles perlas?Yes. Pero es que en la Baha del Diablo ya no queda ni una, y en las otras islas no hay tapa-boys. Y ahora entramos en el asunto, jovencito.El capitn J. van Toch alz su rostro triunfalmente.se es, precisamente, el negocio que tengo metido en la cabeza. Muchacho dijo haciendo chasquear sus dedos en el aire, esos lagartos se han multiplicado enormemente desde que tienen medios para protegerse! Ahora pueden defenderse ellos solitos, sabe usted? Y cada vez habr ms. Qu le parece, seor Bondy? No cree que sera un magnfico negocio?Acabo de comprender qu es lo que usted me propone exclam inseguro el seor Bondy.Llevar a los tapa-boys a otras islas donde haya perlas exclam finalmente el capitn. He observado que esos lagartos no pueden atravesar sin ayuda las olas ni el mar profundo. Tienen que nadar un poco y andar otro rato por el fondo, pero en los lugares profundos hay demasiada corriente, sabe?, y como son tan blandos... Pero si yo tuviera un barco en el que se pudiese hacer para ellos una especie de tanque, podra llevarlos donde quisiera, me comprende? Ellos buscaran perlas, y yo viajara y les llevara cuchillos, arpones y todo lo que les hiciera falta. Esos pobrecitos de la Baha del Diablo se dividieron... cmo se dice?Multiplicaron.Yes, eso es, se multiplicaron tanto que pronto no tendrn ni qu comer. Se tragan los pececitos pequeos y los moluscos, y todos esos bichitos marinos, pero tambin pueden comer patatas y galletas, todas esas cosas corrientes. Por eso no sera difcil alimentarlos en esa especie de tanques de los barcos. Y yo, en un sitio apropiado donde no hubiese mucha gente, los soltara al agua de nuevo y hara all una especie de... granjas para mis lagartos. Me gustara que los pobres animalitos se pudiesen ganar la vida, porque, son tan simpticos y listos, seor Bondy! Pues bien, ste es el gran negocio que yo haba imaginado.G.H. Bondy estaba confuso.Lo siento muchsimo, capitn comenz a decir dudando, pero yo... en realidad... no s...Los ojos del capitn van Toch se llenaron de lgrimas.Eso no me gusta, muchacho. Yo te dejara aqu todas estas perlas como garanta por el barco, pero yo no puedo comprarlo solo. S de uno muy apropiado que hay en Rotterdam... con motor diesel.Por qu no le ofreci ese negocio a algn holands?El capitn movi la cabeza.Conozco a esa gente, muchacho. Con ellos no puede uno hablar de estas cosas. Yo podra, adems, llevar en el barco toda clase de mercancas, seor, y las vendera por aquellas islas. Yes, eso podra hacerlo muy bien. Tengo all muchsimos conocidos, seor Bondy. Y, al mismo tiempo, en esa especie de tanque transportara a mis lagartos...Eso ya sera otra cosa reflexion el seor Bondy. Precisamente... S, tenemos que buscar nuevos mercados para nuestra industria. Sobre este punto he hablado, ltimamente, con algunas personas... Me gustara comprar un par de barcos: uno para la Amrica Latina y el otro para esos pases orientales...El capitn se anim.Hars muy bien, seor Bondy, sir. Los barcos estn ahora baratsimos, puedes comprarte, por poco dinero, todo un puerto lleno si quieres...El capitn van Toch comenz a hacer una explicacin tcnica sobre dnde y a qu precios haba barcos para la venta, boats y tank-steamers. G.H. Bondy no lo escuchaba; slo lo contemplaba en silencio, porque G.H. Bondy saba conocer a la gente. Ni por un momento tom en serio los lagartos del capitn van Toch, pero l, como marino, vala la pena. Un hombre honrado a carta cabal, s, y conocedor de las condiciones reinantes en aquellos parajes. Un loco, desde luego, pero terriblemente simptico. En el corazn de G.H. Bondy vibr una especie de cuerda fantstica. Un barco con perlas y caf, un barco con especias y todos los aromas de Arabia. G.H. Bondy senta cierta sensacin, que experimentaba siempre antes de tomar alguna decisin afortunada, una sensacin que no poda explicarse con palabras. No s por qu, pero seguramente emprender este negocio, se dijo. Mientras tanto, el capitn van Toch dibujaba en el aire, con sus inmensas mana-zas, barcos y awning-decks o quarter-decks, formidables barcos, muchacho...Sabe qu, capitn van Toch? dijo de pronto G.H. Bondy venga usted dentro de quince das. Volveremos a hablar sobre su barco, le parece bien?El capitn van Toch comprendi el tremendo significado que tenan aquellas pocas palabras. Se puso rojo de alegra y slo pudo decir:Entonces, esos lagartos... podr llevarlos tambin en su barco?Claro que s! pero, desde luego, no hable de ellos a nadie, por favor, la gente creera que se ha vuelto loco... y yo tambin.Y puedo dejar aqu estas perlas?Puede.Yes, pero tengo que elegir dos perlas de las ms bonitas para enviarlas a alguien.A quin?A dos redactores, muchacho. Yo... caramba!, espera...Qu pasa?Mecachis!, cmo se llamaban? el capitn van Toch gui pensativo los ojos. Tengo una cabeza! Figrate que no me puedo acordar del nombre de aquellos dos boys.

CAPTULO V

El capitn J. van Toch y sus lagartos amaestrados

Que me muera de repente si no eres Jensen! dijo un hombre cierto da en Marsella.El sueco Jensen levant la vista.Espera dijo, y no hables hasta que adivine de dnde te conozco. Se puso una mano sobre la frente. Seagull, no. Empress of India... no. Pernambuco, no. Ya lo tengo! Vancouver. Hace cinco aos en Vancouver, Osake-Line, Fris-co. Y te llaman Dingle, sinvergenza, y eres irlands.El hombre ense sus amarillentos dientes y afirm:Rigbt, Jensen. Y bebo toda clase de alcohol que se me presente. De dnde sales?Jensen seal con la cabeza.Voy ahora en la lnea Marsella-Saign. Y t?Tengo vacaciones presumi Dingle, as que voy a casa, a ver en cuntos hijos me ha aumentado la familia mientras estaba fuera.Jensen lo mir atentamente.Otra vez te han despedido!, no es verdad? Por emborracharte en horas de trabajo y cosas parecidas... Si fueras a la YMCA Asociacin cristiana de jvenes que acoge en albergues econmicos a transentes necesitados. (N. del T.). como yo, hombre...Dingle exclam con entusiasmo:Aqu hay YMCA?Sabes que hoy es sbado, no? gru Jensen. Y por qu mares has viajado?Una especie de vagabundeo contest Dingle evasivo. Por todas las islas imaginables de all abajo.Y de capitn?Un tal van Toch, holands o algo parecido.El sueco Jensen reflexion un momento.El capitn J. van Toch. Con se tambin navegu hace aos, hermano. Barco: Kandong Bandoeng. Lnea: del demonio al diablo. Gordo, calvo, y maldice hasta en malayo, para que surta ms efecto. Lo conozco muy bien.Ya estaba entonces tan chalado?El sueco Jensen neg con la cabeza.El viejo van Toch es all rigbt, hombre.Llevaba sus lagartos en el barco?No Jensen dud un momento. Algo he odo hablar sobre eso, en Singapur. Un mentiroso deca no s qu tonteras sobre eso.El irlands se sinti ofendido.No son tonteras, Jensen, es la pura verdad. Todo lo que te pueden haber contado sobre los lagartos es cierto.Aqul de Singapur tambin deca que era cierto gru el sueco y se gan un golpe en la jeta termin victorioso.Deja que te cuente se defendi Dingle lo que hay de verdad en ese asunto, compaero. He visto a esos bichos con mis propios ojos!Yo tambin murmur Jensen. Casi negros, con un rabito, un metro sesenta de altura y andan sobre dos patas. Ya lo s.Son repugnantes se estremeci Dingle, llenos de verrugas, oye. Virgen santa! No los tocara por nada del mundo. Y deben de ser venenosos!Por qu, hombre? respondi el sueco. Yo he servido en muchos barcos que estaban llenitos de gente, en el over y lower dock. Hombres, mujeres y cosas parecidas, que bailabany jugaban a las cartas. Y yo era all fogonero... Y ahora dime t, estpido!, qu es ms venenoso...?Dingle escupi.Si fuesen caimanes, hombre, no dira nada. Yo tambin he llevado una vez serpientes a un parque zoolgico, en Bandsermasin y vaya si apestaban, seor mo! Pero estos lagartos, Jensen, son unos animales muy raros. Durante el da estaban en esos tanques de agua que les haban preparado, pero por las noches salan: chap, chap, chap... Todo el barco se llenaba de ellos. Andaban sobre sus patas traseras y volvan completamente la cabeza para mirarle a uno... el irlands se santigu. Adems, nos llamaban como las putas de Hongkong: cbiss, chiss, chiss... Que Dios me perdone, pero yo creo que hay algo sucio en este asunto. Si no llega a ser por lo difcil que es encontrar trabajo, no hubiera durado all ni una hora, Jensen, ni una hora!Aja dijo Jensen, por eso vuelves con tu mamata?En parte, s. Uno tiene que beber como un condenado para poder soportar eso y, ya sabes, el capitn es un perro. Hay que ver el escndalo que arm porque una vez le di un puntapi a un bicho de sos! Y con qu gusto, oye!, hasta le romp el espinazo. Hubieras visto gritar al viejo... se puso azul, me agarr por el cuello y falt poco para que me tirase al agua. Si no hubiera estado all el compaero Gregorio, lo conoces?Jensen afirm con la cabeza.Ya tiene bastante, dijo Gregorio, y me tir un cubo de agua a la cabeza. En Kotopo dej el barco.El seor Dingle escupi abundantemente.El viejo se interesaba ms por esos bichos que por la gente. Sabes que les enseaba a hablar? Te lo juro! Se encerraba con ellos y les hablaba durante horas y horas. Yo creo que los est amaestrando para el circo. Pero lo extrao es que despus los suelta al agua. Se para en alguna maldita isla, va con un bote hasta la orilla y mide la profundidad, luego se mete en esos tanques, abre las esclusas y deja a esos bichos saltar al agua. Muchacho! Saltan unos detrs de otros como focas amaestradas, siempre diez o doce de una vez. Y luego, por la noche, va el viejo Toch a la orilla con unas cajas. Lo que hay en ellas es un secreto. Luego continuamos el viaje. se es el caso del capitn van Toch, Jensen. Extrao, muy extrao!Los ojos del seor Dingle quedaron fijos un momento.Dios todopoderoso, Jensen! No sabes qu angustia senta con todo eso. Beba, oye, beba como un loco... Y cuando por las noches andaban por todo el barco y hacan chiss, chiss... yo pensaba: Muchacho, eso ser la bebida. Ya me haba ocurrido una vez en Frisco, t lo sabes, Jensen. Entonces vea por todas partes araas. De-li-rium, decan los doctores del Sailor Hospital. As que no saba qu pensar. Pero luego le pregunt a Big Bing si haba visto tambin lagartos por las noches, y me dijo que s. Deca que haba visto con sus propios ojos cmo uno de los lagartos puso su pata delantera en el picaporte de la cabina del capitn, abri la puerta y entr. No s qu pensar, porque Joe tambin beba terriblemente. Crees que Joe tambin tendra delirium? Qu te parece?El sueco Jensen se encogi de hombros.Y Peter, el alemn, nos cont que en las islas Manihiki, cuando llev al capitn a la orilla, se escondi tras las rocas y vio lo que haca el viejo Toch. Deca que el viejo les dio un escoplo a los lagartos y stos abrieron ellos solos las cajas. Y sabes qu haba en ellas? Cuchillos, compaero! Unos cuchillos as de largos, arpones y cosas parecidas. Muchacho, yo a ese Peter no le creo mucho, porque lleva gafas en la nariz... Pero es extrao, no te parece?A Jensen se le marcaron las venas de la frente.Bueno gru slo te digo una cosa, y es que ese alemn tuyo mete las narices donde no le importa. Y yo te digo que no se lo aconsejo!Pues escrbeselo y en paz sonri el irlands. Y lo ms seguro es dirigir la carta al infierno, creo que all la recibira antes o despus. Lo ms extrao es que el viejo van Toch va de vez en cuando a visitar a los lagartos en los sitios en que los desembarc. Te lo juro! Se hace llevar a tierra al anochecer y vuelve por la maana. Dime t, Jensen, qu ir a buscar all. Y dime tambin qu es lo que enva en esos paquetes pequeos, que asegura a veces en mil libras esterlinas.Cmo lo sabes? se enfureci Jensen.Uno sabe lo que sabe aadi Dingle evasivo. Y sabes de dnde son esos lagartos? De la Baha del Diablo! Del golfo del demonio, Jensen. Yo tengo all un conocido, un agente muy culto, y l me dijo: Escucha, sos no son lagartos amaestrados, qu va! Eso de que son animalitos, que se lo cuenten a los nios de teta! No te dejes engaar, muchacho.El seor Dingle gui intencionadamente los ojos.As es la cosa, Jensen, para que sepas. A m me vas a decir que el capitn van Toch es all ghtlAtrvete a decirlo otra vez! carraspe amenazador el sueco.Si el viejo Toch fuera all right, no llevara por el mundo diablos. Y no los dejara por todas las islitas, como chinches en colchn. Durante el tiempo que he estado con l, Jensen, ha llevado unos cuantos miles. El viejo Toch ha vendido su alma, hombre, y yo s bien qu le dan los diablos a cambio: rubes, perlas y cosas parecidas. Ya te puedes figurar que gratis no lo hara, no seas inocente, Jensen.Jensen se enfureci.Y qu te importa a ti? grit golpeando la mesa. Ocpate de tus malditos asuntos!El pequeo Dingle salt del susto.Pero, hombre tartamude confuso, qu te ha pasado tan de repente? Yo slo digo lo que he visto, y si te empeas, pues lo he soado y en paz. Por ser t, Jensen, si quieres dir que es delirium. No quiero que te molestes conmigo, Jensen. Si ya sabes que me ocurri una vez en Frisco! Un caso difcil, decan los doctores del Sailor Hospital. Hombre, te juro que fue un sueo eso de los lagartos, o diablos, o lo que sean! En el barco no haba ninguno.Los haba, Pat dijo sombro el sueco. Yo tambin los he visto.No, Jensen trataba de contradecirle el irlands. Tendras tambin delirium. El viejo van Toch es all right, pero no deba llevar esos diablos por todo el mundo. Sabes qu? Cuando llegue a casa, har decir una misa por su alma. Que me caiga muerto si no le mando a decir una misa, Jensen!En mi religin no se hacen esas misas gru Jensen pensativo. Qu crees t, Pat, ayudar el que digan una misa por alguien?Hombre! No te lo puedes imaginar! exclam el irlands. Yo te podra contar miles de casos en los que una misa fue la salvacin. Hasta en casos dificilsimos. Contra los diablos y cosas parecidas, es el mejor remedio.Pues yo tambin har decir una misa catlica decidi Jensen, por el alma del capitn van Toch. Pero la har decir aqu, en Marsella. Yo creo que en esa iglesia grande la dirn ms barata, como a precio de fbrica.Quizs, pero las misas irlandesas son las mejores. En mi tierra, oye, hay sotanas del diablo Se refiere, al parecer, a los jesuitas (N. del T.). que saben hasta embrujar. Igual que los faquires o los paganos.Mira, Pat dijo el sueco, yo te dara doce francos para esa misa, pero t eres tan bandido, hermano, que te los beberas.Jensen, un pecado as no lo querra tener sobre mi conciencia. Pero, espera, para que me creas, te dar un recibo como que te debo esos doce francos, te parece bien?No estara mal dijo el sueco, amante del orden.El seor Dingle cogi un pedazo de papel y lpiz, y se arrellan cmodamente en la mesa.Bueno, qu debo escribir?Jens Jensen lo mir por encima del hombro. Escribe arriba que ese papel es como un recibo. Y despus Dingle, despacio y sacando la lengua a causa del esfuerzo, y chupando de vez en cuando el lpiz, escribi:Est bien as? pregunt el seor Dingle inseguro. Y quin de los dos debe quedarse con el recibo?Desde luego que t, burro! dijo el sueco con naturalidad. El recibo es para que uno no se olvide de que recibi dinero, hombre.El seor Dingle se bebi los doce francos en El Havre y, adems, en lugar de marchar a Irlanda se fue a Yibut. En resumen: la misa no fue dicha y, por tanto, ningn poder supremo intervino en el curso normal de los acontecimientos.

CAPTULO VI

Un yate en la laguna

El seor Abe Loeb parpadeaba al contemplar la puesta de sol. Hubiera querido expresar de alguna forma lo hermoso que era todo, pero su Queridita Li, alias Miss Lily Valley, de verdadero nombre Lilian Nowak, en resumen, Cabellos de oro, la blanca Lily, esa larguirucha de Lilian y toda la serie de nombres que le decan hasta sus diecisiete aos, dorma sobre la clida arena envuelta en un suave albornoz y hecha un ovillo, como un perrito cuando duerme. Por eso el seor Abe no dijo nada sobre la belleza de la naturaleza y se limit a suspirar, urgndose los dedos de sus pies descalzos, porque se le haba metido arena entre ellos. All en el mar estaba anclado el yate Gloria Pickford, regalo de pap Loeb por el xito de sus exmenes de ingreso en la Universidad. Pap Loeb era un hombre formidable. Jesse Loeb, magnate cinematogrfico, etc. Abe, convida a un par de amigos o amiguitas y ve a conocer un poco de mundo, le haba dicho el viejo. Qu tipo tan formidable es pap Loeb! All, en la superficie nacarada, se mece el Gloria Pickford, y aqu, en la caliente arena, duerme su Queridita Li. Abe suspir feliz. Duerme como un nio, pobrecita. El seor Abe Loeb sinti un inmenso deseo de protegerla de alguna manera. En realidad, debera casarme de verdad con ella, piensa el joven seor Loeb, sintiendo en su corazn una hermosa y atormentadora pulsin, compuesta de firme decisin y temor. Mam Loeb, desde luego, no estara de acuerdo, y pap Loeb alzara los brazos al cielo y exclamara: Ests loco, Abe!Sencillamente, los padres no pueden comprender, eso es todo. Y Mr. Abe, suspirando tiernamente, tap con una punta del albornoz el blanco tobillo de su Queridita Li. Qu fastidio pens confuso, que yo tenga unas piernas tan terriblemente peludas!Dios mo, qu hermoso es todo esto, qu hermoso! Lstima que Li no lo vea. Mr. Abe contempl la firme lnea de su cadera y, por una especie de asociacin, empez a pensar en el arte. Su Queridita Li era una artista. Artista cinematogrfica. Verdad es que todava no haba rodado ninguna pelcula, pero estaba firmemente decidida a ser la mayor estrella cinematogrfica de todos los siglos, y Li sola conseguir siempre lo que quera. Eso es precisamente lo que mam no comprende, pens Abe. Una artista es, sencillamente, artista, y no puede ser como las dems jovencitas. Y, adems, hay jovencitas que tampoco son diferentes a mi Li, decidi Mr. Abe. Por ejemplo, esa Judy del yate, una muchacha tan adinerada!... y yo s muy bien que Fred va a su camarote cada noche, mientras que Li y yo... En resumen, Li no es de sas. Yo le deseo mucha suerte a Baseball Fred, pens magnnimo el joven Abe, es mi mejor amigo de la Universidad, pero, cada noche! Una muchacha tan adinerada no debera hacer eso. Quiero decir, una muchacha de una familia como la de Judy. Y, adems, Judy no es artista. De qu hablarn a veces estas muchachas?, pens Abe, y cmo les brillaban los ojos! Fred y yo nunca hablamos de esas cosas. El seor Abe sigui su meditacin: Li no debera beber tantos ccteles, despus no sabe lo que dice. Como, por ejemplo, esta tarde... Ha sido todo tan desagradable! Esa discusin que han tenido ella y Judy, sobre cul de las dos tena las piernas ms bonitas... Est claro que Li!, lo s muy bien. Y a Fred no se le deba haber ocurrido que hicisemos un concurso de belleza de piernas. Eso estara bien en Palm Beach, pero no en la intimidad. Adems, las muchachas no tenan ninguna necesidad de haberse levantado tanto las faldas. Aquello ya no eran solamente piernas! Por lo menos,Li no deba haberlo hecho y, precisamente, delante de Fred. Y una muchacha tan adinerada como Judy no est bien que haga esas cosas! Creo que yo tampoco hice bien en llamar al capitn para que juzgase qu par de piernas eran ms bonitas. Hice una tontera. Y, cmo enrojeci el capitn y se le erizaron los bigotes! Despus dijo solamente: Perdonen y se march dando un portazo. Violento. Terriblemente violento. El capitn no necesitaba ser tan brusco. Despus de todo, es mi yate, no?... Es verdad que el capitn no tiene aqu ninguna amiguita. Cmo puede, el pobre, mirar tranquilo estas cosas? Quiero decir, si tiene que estar solo. Y por qu ha llorado Li cuando Fred ha dicho que Judy tena mejores piernas? Luego me dijo Li que Fred era un grosero, y que le haba estropeado todo el viaje... Pobrecita Li!... Y ahora las chicas no se hablan, y cuando me he acercado a charlar con Fred, Judy lo ha llamado como si fuera su perro. Despus de todo, Fred es mi mejor amigo! Es natural; si es amante de Judy, ha de decir que ella tiene las piernas ms bonitas. Pero, claro, no necesitaba afirmarlo tan rotundamente. Ha sido una falta de delicadeza... Li tiene razn cuando afirma que Fred es un chiquillo mal educado, prendado de s mismo. Un chiquillo terrible! En realidad, me haba imaginado este viaje de otra manera... Maldita la hora en que invit a Fred!Mr. Abe se dio cuenta de que ya no contemplaba embriagado el mar nacarado, sino que estaba realmente molesto, muy molesto!, mientras jugaba con la arena y las conchas. Se senta incmodo y destemplado. Pap Loeb le haba dicho: Anda a ver un poco de mundo. Hemos visto acaso un poco de mundo? Mr. Abe trat de recordar todo lo que haba visto, pero a su memoria volva la imagen de Judy y de su Queridita Li enseando las piernas, y Fred, el corpulento Fred, en cuclillas ante ellas. Abe se enfurru todava ms. Cmo se llama esta isla de coral? Taraiva, creo que dijo el capitn. Taraiva o Tahuara o, quiz Taraiha-tuara-ta-huara? Si al menos no hubiese llamado al capitn!, pens enojado Mr. Abe. He de hablar con Li para que no vuelva a hacer cosas parecidas. Dios mo! Cmo puedo quererla tan terriblemente} Cuando se despierte le hablar. Le dir que nos podramos casar... Mr. Abe tena los ojos llenos de lgrimas. Dios mo!, es amor o dolor?, o es este dolor la causa de que la quiera tanto?Los prpados sombreados de azul de su queridita Li, parecidos a dos delicadas Conchitas, se movieron.Abe dijo medio dormida, sabes qu pienso? Que en esta islita se podra hacer una pelcula for-mi-da-ble.Mr. Abe cubri con arena sus piernas terriblemente peludas.Una idea magnfica, Queridita. Y... qu clase de pelcula?Queridita Li abri sus enormes ojos azules.Bueno... imagnate que yo fuera una Robinsona en esta isla. Verdad que es una idea magnfica y original?S contest Mr. Abe, poco seguro. Y cmo habras llegado hasta aqu?Magnficamente respondi una dulce voz. Sabes?, nuestro yate naufragara y todos vosotros os ahogarais, Judy, el capitn, todos!Y Fred tambin? Fred nada magnficamente.La lmpida frente se ensombreci.Bien, pues a Fred lo devorara un tiburn. Sera un detalle formidable dijo aplaudiendo Queridita. Fred tiene un cuerpo terriblemente precioso para eso, no te parece?Mr. Abe lanz un suspiro.Y qu ms?Y a m, que habra perdido el conocimiento, me arrastrara una ola hasta la orilla. Llevara puesto ese pijama, el azul a rayas que tanto te gust anteayer. Entre los prpados entreabiertos naveg una profunda mirada, ejemplo de seduccin femenina. En realidad tendra que ser una pelcula en colores, Abe. Todos dicen que el azul va muy bien con mi cabello.Y quin te encontrara aqu? sigui preguntando Mr. Abe.Queridita reflexion un momento.Nadie. Si hubiese aqu gente ya no sera yo Robinsona dijo Li con una lgica sorprendente. Por eso sera tan formidable, Abe. Yo estara aqu siempre sola. Imagnate, Lily Valley en el principal y nico papel.Y qu haras durante toda la pelcula?Li se apoy en un codo.Eso ya lo he pensado. Me baara y cantara subida en las rocas.En pijama?Sin dijo Queridita. No crees que tendra un xito extraordinario?No querrs decir que iras desnuda en toda la pelcula! gru Abe con un vivo sentimiento de desaprobacin.Por qu no? se extra inocentemente Queridita. Qu tendra que ver?Mr. Abe dijo algo incomprensible.Y despus sigui imaginando Li... espera, ya est. Despus me raptara un gorila, sabes? Un gorila terriblemente peludo, un gorila bien negro.Mr. Abe se sonroj, tratando de ocultar sus desgraciadas piernas, todava ms, entre la arena.Pero si aqu no hay gorilas exclam poco convencido.Hay. Aqu hay toda clase de animales imaginables. Debes ver las cosas desde el punto de vista artstico, Abe. A mi tez le sentara un gorila oscuro magnficamente. Te has fijado qu piernas tan peludas tiene Judy?No respondi Abe, a quien no le agradaba el tema.Unas piernas terribles continu Queridita, mirndose sus pantorrillas. Y cuando el gorila me llevara en sus brazos, saldra de la selva un joven y hermoso salvaje y me salvara.Cmo ira vestido?Llevara un arco decidi sin vacilar Queridita y una corona de flores silvestres en la cabeza. Y ese salvaje me llevara prisionera a una tribu de canbales.Aqu no existen canbales dijo Abe, tratando de defender la islita de Tahuara.S que los hay! Y esos canbales me querran sacrificar a sus dioses, y cantaran para celebrarlo canciones hawaianas, sabes?, como sas que cantan los negros en el Caf Paraso. Pero el canbal joven se enamorara de m suspir Queridita, abriendo los ojos de par en par con entusiasmo y todava se enamorara de m otro salvaje, quizs el jefe de la tribu... y despus, un blanco...Y de dnde saldra el blanco? pregunt, para estar seguro, el seor Abe.Estara tambin prisionero de la tribu. Podra ser algn famoso tenor que cay en manos de los salvajes. Es para que pueda cantar en la pelcula, sabes?Y cmo ira vestido?Queridita examin el dedo pulgar de su pie.Ira vestido... sin nada, como van los canbales.Mr. Abe movi con desaprobacin la cabeza.Queridita, eso es imposible. Si todos los tenores famosos son terriblemente gordos!Qu lstima! exclam Queridita. Entonces Fred podra interpretar el papel del blanco, y el tenor cantara. Sabes cmo se hace la sincronizacin en las pelculas?Pero si a Fred se lo haba tragado un tiburn!Queridita se enfad.No seas tan terriblemente realista, Abe. Contigo es imposible hablar de arte. Y ese jefe de la tribu enlazara mi cuerpo con un cordn de perlas...De dnde las iba a sacar?Aqu hay una barbaridad de perlas asegur Li. Y Fred, lleno de celos, boxeara con ellos en las rocas, sobre el oleaje furioso del mar. Fred estara formidable en s