cao xueqin – sueño en el pabellón rojo

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Día del Libro 23 de abril de 2013 -¿Realmente se ha extraviado el jade?- preguntó. Nadie se atrevió a responder. La dama Wang entró, tomó asiento y luego mandó llamar a Xiren, que en su confusión cayó de rodillas con lágrimas en los ojos. -Levántate –ordenó la dama-. Que hagan otra búsqueda cuidadosa. Será peor si perdéis el control de la situación. Los sollozos impedían hablar a Xiren. Por temor a que la muchacha dijera la verdad, Baoyu intervino: -Señora, esto no tiene nada que ver con Xiren. Lo perdí el otro día, cuando fui a ver la ópera en la mansión del duque. -¿Y por qué no lo buscaste entonces? -Tuve miedo de decirlo y no les conté nada. Pero pedí a Beiming y los otros que buscaran en el exterior. -¡Pamplinas! –exclamó la madre-. ¿Acaso Xiren y las otras muchachas no te ayudan a desvestirte? ¡Cada vez que vuelves tienen que investigar si falta una bolsita o un pañuelo! ¿Acaso no te habrían preguntado por el jade? Aquello dejo en silencio a Baoyu, pero complació a la concubina Zhao, que intentó sacar partido. Cao Xueqin – Sueño en el pabellón rojo

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Page 1: Cao Xueqin – Sueño en el pabellón rojo

Día del Libro 23 de abril de 2013

-¿Realmente se ha extraviado el jade?- preguntó.

Nadie se atrevió a responder.

La dama Wang entró, tomó asiento y luego mandó llamar a

Xiren, que en su confusión cayó de rodillas con lágrimas en los

ojos.

-Levántate –ordenó la dama-. Que hagan otra búsqueda

cuidadosa. Será peor si perdéis el control de la situación.

Los sollozos impedían hablar a Xiren. Por temor a que la

muchacha dijera la verdad, Baoyu intervino:

-Señora, esto no tiene nada que ver con Xiren. Lo perdí el

otro día, cuando fui a ver la ópera en la mansión del duque.

-¿Y por qué no lo buscaste entonces?

-Tuve miedo de decirlo y no les conté nada. Pero pedí a

Beiming y los otros que buscaran en el exterior.

-¡Pamplinas! –exclamó la madre-. ¿Acaso Xiren y las otras

muchachas no te ayudan a desvestirte? ¡Cada vez que vuelves

tienen que investigar si falta una bolsita o un pañuelo! ¿Acaso

no te habrían preguntado por el jade?

Aquello dejo en silencio a Baoyu, pero complació a la

concubina Zhao, que intentó sacar partido.

Cao Xueqin – Sueño en el pabellón rojo