cámara 42

8
Crónica: OSWALDO CORTÉS OJEDA § Poesía: LAURA SOLÓRZANO § Fotografía: NELLY ANGÉLICA ACOSTA

Upload: miguel-angel-andrade

Post on 29-Mar-2016

222 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Suplemento de letras e imágenes Crónica: OSWALDO CORTÉS OJEDA § Poesía: LAURA SOLÓRZANO § Fotografía: NELLY ANGÉLICA ACOSTA

TRANSCRIPT

Page 1: cámara 42

Crónica: OSWALDO CORTÉS OJEDA § Poesía: LAURA SOLÓRZANO § Fotografía: NELLY ANGÉLICA ACOSTA

Page 2: cámara 42

Visor

DIRECTOR GENERAL:Gabriel Sánchez Andraca

DIRECTOR EDITORIAL:Mario Alberto Mejía

COORDINADOR EDITORIAL:Miguel Ángel Andrade

DISEÑO GRÁFICO:Óscar Cote Pérez

CONTACTO:[email protected]

CONSEJO EDITORIAL: AraceliLanche, Miguel Maldonado,Alejandro Meneses†, BeatrizMeyer, Efigenio Morales,Enrique de Jesús Pimentel,Gerardo Horacio Porcayo,Gabriela Puente, MarcoAntonio Puente, Miguel ÁngelRodríguez, Harald Rumpler,Gerardo Arturo Zepeda.

CÁMARA 42

En esta edición, la segundaparte de la crónica sobreChicontla, pueblo de la Sie-rra Norte poblana.

Fotografía de orillas cla-ras y ondulantes son las deNelly Angélica Acosta

Poemas de Laura Solórzano,agudos y voraces, cierran elsigno de interrogación en lapágina.

En portadaFotografía de NellyAngélica Acosta

Los niñitos de los caliches¿Duendes? ¿Chaneques? ¿Querubines?¿Entes benévolos u oscuros? A vecesruidosos, juguetones. Tan pillos que sellevan a lugares altos e inalcanzables alos infantes. No son “dañeros”, sólobuscan diversión y se les puede con-trolar dándoles dulces, leche o hacién-doles mucho ruido y gritándoles gro-serías: “Cuando recién había pasadola creciente, según nosotros nostábamos cuidando del río grande ycual, los caliches crecieron bien

refeo, el que pasa por debajo de nues-tra casa creció tanto que hasta semetió y yo cuando andaba revisan-do afuera, vide como andaba un ni-ñito delgadito jugando en el agua, sele veían como hojitas secas en susojitos, yo me espanté porque nuncahabía visto a un niño así como esepor allá, sentí nomás como se meenfriaba la espalda y me metí co-rriendo pa´ dentro...”

En Chicontla se ramifican ve-redas, las pendientes sirven como

rampa para esos juguetones se-res y al doblar las esquinaspareciere que te vas a topar conuno de ellos.

En el pueblo del siete han exis-tido varios curanderos, pero los demayor tradición, respeto y los quela gente acude más a ver: DonTiburcio y Don Simón. De ellos seha contado infinidad de historias eincluso pueblerinos afirman que loshan visto convertirse en criaturasanómalas o esperpénticas.

Osvaldo Cortés Ojeda

El brujo pueblo del siete

Chicontla es bruja, seductora e inminente para elvisitante. Acercarse a los lugareños para escuchar sushistorias, para tomar una cerveza, para sentir el bo-chorno serrano, es parte del embrujamiento. Las

siguientes narraciones de sus habitantes muestran eltemor y fe que le tienen a estos seres.

Segunda y última parte

Page 3: cámara 42

3

Los nahuales“¡Yo lo vi!, cuando recién habíamuerto el brujo Tiburcio, estabayo sentado aquí... era en la ma-drugada, cuando de por allá —atrás de la iglesia— se oían unoschiflidos... yo no sé si el Tiburcioera nahual, pero yo vi que veníasubiendo por las escaleras un ani-mal como caballo, bien negro.Caminaba como sinchado, un fríome recorrió todo el cuerpo y elcorazón me empezó a latir bienrapidito, se escuchaban bien refeosus pasos, jadeaba bien feo, yacuando lo vi más cerca, ¡n´ombre!Casi me orino, era un animal ho-rrible, como un caballo cruzadocon perro, con sus pelos todos tie-sos, cuando pasó frente de mí seme quedó viendo, no le hallaba yosus ojos parecía que me tragabacon la mirada y que se sonríe con-migo, ¡n´ombre! Yo me respantéque me quedé como helado, nome podía mover.

”¡Virgen santísima! En ese ratohasta se me olvidó acordarme deDiosito, pero no nomás yo lo hevisto, también mi comadre Clemen-te, que vive mas pa´rriba. Él tam-bién dice que cuando todavía no semoría el Tiburcio, que una vez lofue a espantar, que mi compadrellegó a su casa y que vio como unperro estaba echado, pero él luegose dio cuenta quién era y no hizocaso. Se metió a su casita y que elanimal empezó a chiflar, a hacermaldad y media y a jalar a las galli-nas. Las gallinas chillaban refeo,como cuando las quieren comer.Que sale mi compadre con laguaparra y que le dice al Tiburcio,porque ya sabía que era él, “miraTiburcio jijo de tu p... madre, vetepor allá y no andes haciendo tusmaldades aquí”. Dice mi compa-dre que el animal nomás inclinó lacabeza y como se llevaba con él,pus no hizo el intento de atacarlo.”

Siete animalesSegún cuentan los viejos deChicontla, los nahuales son guar-dianes del lugar y deben existir encada pueblo y ser siete (nuevamen-te el número mágico vuelve a es-tar presente). Algunos supuesta-

mente ya traen ese don para po-derse convertir en los animales queellos deseen. Otros más deben dehacer sus conjuros en los cruce-ros, que es la de revolcarse con laspieles de siete animales en los quese desean convertir. Por lo regularla forma que mas han visto loschicontecos es en una especie decruza de caballo, con perro y be-cerro, de color negro.

Cuentan los que los han visto,que cuando miran a sus ojos pa-recen ser que ven al infinito, quesienten que te atrapan y te devo-ran con esas tenebrosas concavi-dades, que a algunos se les venlas manitas como de niño cuan-do te agarran o intentan atacar.Son tan extraordinarios quecuando los han querido matarnomás la escopeta no truena, latienen que curar; ya sea hacién-dole una cruz con ajos o de cabe-llos y ponérsela en la boca delarma, para que ésta funcione. Losque se han agarrado a guaparrazoscon estos animales sobrenatura-les, dicen que nomás se ve cómosalen chispas al pegarles, como sile dieran de machetazos a unaroca y como jadea un cristiano;al machete también lo tienen quecurar con cruces de ajo. Se ha lle-

gado también a escuchar quecuando estos seres mueren o sonacribillados, si algunos de sus“compadres” llegan a encontraraunque sea un pelito, lo puedenvolver a revivir. Para hacer que setransforme en humano, se necesi-ta un rebozo con siete nudos.

Fotos / Miguel Ángel Andrade

Page 4: cámara 42

4Nelly Angélica Acosta

Nelly Angélica Acosta (Pue-bla, 1978) se dedica a la fotogra-fía desde hace más de siete años.

Actualmente planea la crea-ción de una fotogalería. Aprincipios de septiembre pre-sentará una sencilla muestrade su trabajo en el CaféLagarte, ubicado en el Cen-tro Histórico de Puebla.

Page 5: cámara 42

5

Page 6: cámara 42

6Laura Solorzano

Ojo sin corazón, cabeza sin oro, costilla sin doblez,diente encinto, dedo indicado y el rumbo del río en lainterioridad del agua.

Ojo contigo, ojo roto, párpado sin descanso, pinturadada, peñasco en dorso y larga búsqueda en boca.

Ojo sin sentido, cabeza sin emoción, contexto sin piedad,codo mudo, muslo inundado y la semana sin vuelta.

Ojo de diamante en el diente de pastilla, el dedo depintura en el peñasco del pasado y el agua desatadapor el corazón.

Boca perdida(c

ero)

Page 7: cámara 42

7

*Poemas del libro “boca perdida”, de próxima publicación en Edi-torial Bonobos, de Toluca. Laura Solórzano nació en Guadalajara en1961. Estudió psicología en la Universidad de Guadalajara y ArtesVisuales en la UNAM. Ha publicado los libros evolución (U de G,l976); Semilla de Ficus (Rimbaud, 1999); y lobo de labio (filodecaballos2001) y lobo de labio (completo) (El cálamo, 2003).

(atm

osfé

rica)

(ven

a)La enumeración de los tallos en el recuento del alma biológica.La incorporación de los sueños a todas las geometrías de uso carnal.El tránsito de los números verídicos y su dispersión en la fauna.Los animales en el racimo de los seres sublimesy en el cielo de los ejes paralelos: la emoción de dios.Los raciocinios en la génesis del cromosoma inmune, estados móvilesen la estadística de los símbolos: el Yo al amparo de la sustanciay dentro la sustancia. La memoria silábica, la médula fotográfica, la media tintade las migraciones incomprendidas. El cerebro de los ácidos hermosos.Las maquinaciones de los organismos fundamentalmente diversos.La célula madre, la dermis mística, las demás bestias ideales.

¿esta introducción te presiente? ¿esta introducción no traduce?¿esta tarde camina la garganta del goce y gotea con la garza a cuestas?

¿no transita? ¿pide su grito? ¿pide su gancho veraz en la angostura del gris terrestre?¿yo sigo sembrada en cerebro nocturno? ¿en tallo de visiónque presiente en boca y vierte en esto, rama verde y sol?

¿vena? ¿subsiguiente vena? ¿de silla?¿llora la silla como un Yo perdiéndose?

City Square, Alberto Giacometti

Page 8: cámara 42

Laura Solórzano

Escoger entre todos los verbos: venirAnimar con la lengua una larga repisa (sentir el suelo)Un lago que tiembla en la punta al pensar en pie. Esta pedrada lo alcanza.Escoger de los alcances el más abierto. Suscribir en la cimaun cerco de nubes sentadas donde aniden los rostrosy externar un verbo de exteriores donde los tímpanos escuchanal verboso, al velado, al tímido terreno.Extraer la tentación y tirar.

(versión)