calímaco - himnos [bilingüe]

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7/31/2019 Calímaco - Himnos [bilingüe] http://slidepdf.com/reader/full/calimaco-himnos-bilinguee 1/65  BIBLIOTECA CLÁSICA GREDOS, 33 CALÍMACO HIMNOS * , EPIGRAMAS  Y FRAGMENTOS INTRODUCCIONES, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE LUIS ALBERTO DE CUENCA Y PRADO Y MÁXIMO BRIOSO SÁNCHEZ EDITORIAL GREDOS Asesor para la sección griega: CARLOS GARCÍA GUAL. Según las normas de la B. C. G., la traducción de esta obra ha sido revisada por EMILIO FERNÁNDEZ-GALIANO ARDANAZ. © EDITORIAL GREDOS, S. A. Sánchez Pacheco, 81, Madrid. España, 1980. Luis Alberto de Cuenca y Prado ha traducido los  Himnos y los Epigramas, y Máximo Brioso Sánchez, los Fragmentos. Depósito Legal: M. 18114-1980. ISBN 84-249-3549-7. Impreso en España. Printed in Spain. Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1980.-5166. * En nuestras ediciones digitales las obras aparecerán por separado [Nota del escaneador]

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  • 7/31/2019 Calmaco - Himnos [bilinge]

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    BIBLIOTECA CLSICA GREDOS, 33

    CALMACO

    HIMNOS*, EPIGRAMAS

    Y FRAGMENTOS

    INTRODUCCIONES, TRADUCCIN Y NOTAS DE

    LUIS ALBERTO DE CUENCA Y PRADOY

    MXIMO BRIOSO SNCHEZ

    EDITORIAL GREDOS

    Asesor para la seccin griega: CARLOSGARCAGUAL.

    Segn las normas de la B. C. G., la traduccin de estaobra ha sido revisada por EMILIO FERNNDEZ-GALIANOARDANAZ.

    EDITORIAL GREDOS, S. A.

    Snchez Pacheco, 81, Madrid. Espaa, 1980.

    Luis Alberto de Cuenca y Prado ha traducido los Himn os y los Epigramas, y Mximo BriosoSnchez, los Fragmentos.

    Depsito Legal: M. 18114-1980.ISBN 84-249-3549-7.

    Impreso en Espaa. Printed in Spain.Grficas Cndor, S. A., Snchez Pacheco, 81, Madrid, 1980.-5166.

    * En nuestras ediciones digitales las obras aparecern por separado [Nota del escaneador]

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    Calmaco H i m n o s 1

    INTRODUCCIN GENERAL

    1. Calmaco de Cirene

    Like a Hilliard painting1: es el smil pictrico de Ferguson. Estara pensando en el Retratode hombre joven del Victoria and Albert Museum londinense? Cabello ensortijado y miradaperdida, el joven de Hilliard se apoya indolentemente sobre el tronco de un rbol. Hojas y calzasblancas, flores, capa y gorguera: todo es uno. Uno y mltiple en el valo minsculo y perfecto,como la dulce sombra del bigote o esa postura de Apolo saurctono con que quiso inmortalizar,praxitelianamente, Nicholas Hilliard a su personaje. Uno y mltiple, porque los detalles son laatmsfera, y la atmsfera la melancola2.

    As, un triste arlequn de porte aristocrtico puede ser, de algn modo, el smbolo que presidaesta traduccin castellana de las Obras de Calmaco, porque el poeta de Cirene es tambin eseclown melanclico de la pintura, y entre l y el pintor miniaturista isabelino no slo son las tcnicasparangonables.

    Antes de seguir adelante, hay que advertir de un hecho fundamental: mientras que para un tipomuy extendido de poeta la literatura no es otra cosa que su propia vida, para Calmaco la vidano es otra cosa que literatura. As, no importa en absoluto (como en el caso del Peregrino, en lasSoledades de Gngora) si existi alguna vez el hermoso Lisanias del Epigrama XXVIII o si sealude a alguien de la casa real egipcia en un verso o en otro de losHimnos (como no importa, allen el fondo, la identidad real de Elisa en la gloga I de Garcilaso, o la paternidad fidedigna de laEpstola moral a Fabio). Calmaco haba llegado a Alejandra cuando el conocimiento y el saber sevaloraban por encima de la riqueza. Ptolemeo I Soter fund la biblioteca del Briquin, y PtolemeoII Filadelfo, con la inapreciable ayuda de Arsnoe II, su hermana y esposa, fund a su vez la del

    Serapin para duplicados. La Biblioteca de Alejandra no conoci rival en la Antigedad

    3

    .

    Desde lasfabulosas bibliotecas asirias de Senaquerib y Asurbanipal (siglo VII a. C.) la historia de la culturano haba conocido un fenmeno semejante. Filitas de Cos, propuesto por Calmaco en el prlogo desusAitia como espejo de virtudes literarias, haba iniciado el camino de la nueva poesa a fines delreinado de Alejandro. La ruta que conducir a la elega ertica romana estaba abierta. Calmaco sersu jaln ms inolvidable.

    En este ambiente, pues, de culto a los valores intelectuales va a desarrollarse la personalidadhumana y artstica del poeta de Cirene. Por ello es lgico que nuestro autor, al redactar sus obras, nod ms valor personal a la ancdota que el que se desprenda de su funcionalidad literaria. Losestudiosos comme il faut critican esta postura, entendiendo que todo distanciamiento engendrafrialdad y que la irona tiene sus lmites. Los estudiosos, siempre afanados en ordenar, clasificar y

    juzgar segn moldes fijados de antemano, se empean en identificar lo que a ellos les parecefrvolo y decadente (por su educacin esttica, discutible en todo caso) con los autoreshelensticos, los poetas latinos tardos, las letras bizantinas, la pintura manierista italiana, losNazarenos alemanes y los Prerrafaelistas ingleses, el Art Nouveau y el Art Dco, algunos de loshechos artsticos, en suma, por los que puede justificarse, sin demasiado nfasis, una vida. Losaficionados a la psicologa intentan trasladar a la literatura conceptos como verdadero, falso,superficial, profundo, etc., y los adeptos a la moral proyectan en la poesa esquemas debondad y maldad, de premio y castigo. Calmaco no hizo otra cosa que literatura a lolargo de toda su produccin, ya literaria, ya biogrfica. El hecho de que toda su obra no sea ms que

    1ApudJ. FERGUSON, The Epigrams of Callimachus, Greece & Rome XVII (1970), pg. 66.2 ROBERT BURTON publicara en 1621, dos aos despus de la muerte de HILLIARD, uno de esos libros de

    medicina que honran a la literatura: su clebre The Anatomy of the Melancholy. Dirase tributada al joven lnguido delminiaturista.

    3 Cf. W. W. TARN,Hellenistic Civilisation, 2.a ed., Londres, 1930, pgs. 236-237.

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    Calmaco H i m n o s 2

    el intento de trabajar un ejercicio, como la palestra, la natacin o el pugilato unos temas lamode en un momento histrico determinado, y el hecho de que el autor de ese intento sea unintelectual en el poder de la poca Ptolemaica, todo esto no es ms que literatura. Todo arte essiempre un arte por el (dentro del) arte, como la senda pura de Teeteto en el Epigrama VII.

    Una vez aclarado este punto, qu puede sorprendernos si Calmaco, el poeta y el erudito, odia

    en, para y por su concepto de literatura el poema cclico de los epgonos de Homero, aborreceel camino que arrastra aqu y all a la muchedumbre, abomina del nio que se entrega sindiscriminacin, y de la fuente pblica no bebe? (cf. el Epigrama XXVIII). Su poesa, acombination of polished craft and allusive scholarship 4,lo haba hecho libre, le haba conferido unpuesto de honor en la sociedad Ptolemaica, lo haba convertido en sumo sacerdote del culto a lapalabra escrita.

    Y el poeta se encuentra plenamente satisfecho en ese mundo de lugares comunes en el mejorde los sentidos que l no eligi (nadie elige, pese a los desafueros del existencialismo), pero quecolma sus aspiraciones de cronista de una poca (literaria): Contra todos los males Poesa es elfrmaco apropiado (Epigrama XLVI, verso 4).

    Pero no conviene absolutizar. Cada ficha erudita, cada hexmetro, es un instante, y Calmaco

    juega a que ese instante permanezca siempre. He dicho juega, no como Fausto, que lo que hace esenfatizar en su verweile dock, du bist so schn. Est, adems, la peculiar idiosincrasia del poeta:Calmaco, como los filsofos de la escuela Cirenaica, y a pesar de su racionalismo, no se afligecon sutilezas de raciocinio5;su principal problema se centra en la bsqueda de la felicidad terrena,sin residuo alguno de metafsica. As, pues, el temperamento de su autor ayuda tambin a fijar laabsoluta coyunturalidad al cabo, eternade la obra calimaquea. Una coleccin de impresionesfugaces, en prosa o en metro, no es, evidentemente, una declaracin de principios. Si el poeta deCirene conoce que todo, todo es escayola, ello no le produce el ms mnimo malestar: su nihilismono es catequizante, ni ortodoxo, ni adusto. Si hubiese sido un tipo de viento, habra sido la rfagasubitnea y anrquica. Es el ments y el vuelo alegre de Horacio o de Franois Villon. Y en esecarpe diem que las igualitarias pantomimas del otoo medieval han convertido en nihil (en el fondoes un tema con dos vertientes que se explican mutuamente), los hors la loi de la crtica tradicionalsiguen manipulando el lenguaje y jugando con l como intentando demostrarnos a todos que laliteratura ha sido posible.

    Supongamos un goliardo en la corte, no en la taberna. En un laboratorio, no en los caminoseuropeos. Son las mismas secuencias de pensamiento; lo que vara es el signo social. SloProvenza, con la dinasta de los grandes trovadores, con Guillermo de Aquitania y Bertrn de Born,crear un haz de sntomas estrictamente paralelos a los del ale jandrinismo de Calmaco6. Si ellibertino y jovial Duque de Aquitania es capaz de aislar su aparato retrico de un motivodeterminado y de expresar en ocho coblas singulars su muy particular nihilismo (literario) avant lalettre, es porque la poesa ha avanzado ya un largo trecho desde Homero; porque detrs estn los

    preciosistas romanos del Bajo Imperio (la osada innumerable de un Optaciano Porfirio, porejemplo), y, detrs de stos, los poetas helensticos. Entre ellos, Calmaco de Cirene7.

    4Apud J. FERGUSON, The Heritage of Hellenism, Londres, 1973, pg. 115.5ApudALFONSO REYES,La filosofa helenstica, 2.a ed., Mxico, 1965, pg. 82.6 Una retrica capaz de plasmarse en un poema tan calimaqueo como aquel vers de GUILLERMO DE AQUITANIAque comienza: Farai un vers de dreyt nien... (cf. GUILLERMO DE AQUITANIA y JAUFR RUDEL, Cancionescompletas, edicin bilinge a cargo de Luis ALBERTO DE CUENCA y MIGUEL NGEL ELVIRA, Madrid, 1978,pgs. 38-41).7 En prensa ya este libro, recibo un amplio estudio de CLAUDE MEILLIER titulado Callimaque et son temps.

    Recherches sur la carrire et la condition d'un crivain l'poque des premiers Lagides, Lille, 1979, que puede tenerinters para desentraar la significacin del hecho literario y del hecho literario calimaqueo en particular en laAlejandra de los Ptolemeos.

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    2.La vida

    Calmaco naci en Cirene (Libia) antes del ao 300 a. C., probablemente hacia 310. La fuenteprincipal que poseemos para la reconstruccin de su biografa es el artculo del lxico bizantino

    Suda. Su padre se llamaba Bato (cf. su epitafio en el Epigrama XXI), que es tambin el nombre delfundador de Cirene, antepasado del poeta segn Estrabn XVII 837. En el Epigrama XXI nos diceque su abuelo, otro Calmaco, conquist fama como estratego del ejrcito de su ciudad natal. Sumadre se llamaba Mesatma (o Megatima). Su esposa era siciliana, la hija de un tal ufrates deSiracusa. El hijo de su hermana Megatima, llamado Calmaco el Joven, escribi un poema pico:Sobre las islas. Hasta aqu las referencias familiares.

    Entre 290 y 285, Calmaco march a Alejandra donde, sbitamente empobrecido, se ganaba lavida como profesor de gramtica en el suburbio de Eleusis. Segn las Vitae Arati, estuvo en Atenascomo discpulo de Praxfanes, el filsofo peripattico, y como compaero de Arato de Solos, elautor de los Phaenomena; no hay nada seguro de esta estancia ateniense del poeta; luego veremos,adems, cmo Praxfanes sera uno de sus rivales literarios. La Suda hace tambin a Calmaco

    pupilo del gramtico Hermcrates de Yaso, toda una autoridad en materia de acentos, pero no diceen qu perodo de su vida.

    Ptolemeo II Filadelfo termin por fijarse en el joven maestro de Cirene y le encarg la tarea dellevar a cabo un catlogo completo de los fondos bibliogrficos acumulados en la Biblioteca deAlejandra, a fin de hacerla manejable. Ese catlogo constituira los ciento veinte libros de losPinaces, una ordenacin exhaustiva de

    la Biblioteca siguiendo los diversos gneros pica, lrica, dramtica, oratoria..., con losnombres de los autores en orden alfabtico, as como los ttulos de sus obras, que, como no siempreeran seguros, obligaron a Calmaco a consignar las palabras iniciales y el nmero de lneas de cadaobra. Cada autor, adems, iba precedido por una biografa del mismo, en la que la mayora de lasveces se abordaban tambin problemas de ndole erudita o de exgesis literaria.

    Parece seguro que Calmaco nunca ejerci el cargo de director de la Biblioteca, pese a lanumerosa discusin que ha suscitado el tema. A Zendoto le sucedi parece Apolonia deRodas, discpulo del de Cirene y principal adversario suyo en cuestiones estticas.

    Su vida se prolong hasta el reinado de Ptolemeo III Evrgetes. Tanto el Epigrama LI como elepilioLa Cabellera de Berenice (traducido fielmente por Catulo [LXVI] al latn) rinden homenaje ala esposa de Evrgetes y deben fecharse hacia 246-245 a. C. La fecha de su muerte generalmenteadmitida (240) podra no alejarse gran cosa de la realidad.

    3.La obra

    La Suda se refiere a la abrumadora cifra de ochocientos volmenes compuestos por Calmaco.Aunque ese nmero parece exagerado, la obra del poeta-bibliotecario debi ser considerable.Como erudito, redact numerosos trabajos en prosa, que citar a continuacin. Ninguno de ellos

    ha llegado hasta hoy.Sobre los certmenes quiz se relacionara con los Pinaces. Profundizaciones parciales sobre

    autores del catlogo fueron sin duda la Tabla de las glosas y composiciones de Demcrito y laTabla y registro de poetas dramticos ordenados cronolgicamente desde los tiempos msantiguos, que Aristteles utiliz ya en susDidascalias.

    Unas Costumbres de los pueblos extranjeros ostentan el mismo ttulo que una obra de Helnicode Mitilene, ms de un siglo anterior.

    Diversas denominaciones tnicas reuna los nombres de unos mismos objetos en distintas

    regiones. Son el primer ejemplo que conocemos de un lxico por grupos de cosas. Partes de estaobra seran, probablemente, Sobre el cambio de nombres de los peces, Nombre de los meses enpueblos y ciudades, Sobre los vientos y Sobre las aves.

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    De tema geogrfico sera Sobre los ros del mundo, mientras que Fundaciones de islas yciudades y sus cambios de nombres tendra un contenido histrico y lexicogrfico.

    Como coleccionista de lo maravilloso, compuso unas Rarezas de todo el inundo reunidas segnlos lugares. Con esta obra fund Calmaco la paradoxografa, de tanta importancia en el panoramacultural de la Antigedad y del Medievo, hasta que los viajes ultramarinos de espaoles e ingleses

    hicieron ms pequea la tierra y las distancias menos misteriosas y mgicas. Antgono de Caristo(finales del siglo III a. C.) imit lasRarezas en suLibro de las maravillas.

    De carcter mitolgico sera su tratado Sobre las ninfas, y su Per logdwn, de ttulo tanambiguo, sera una especie de miscelnea.

    Contra Praxfanes se inscribe entre los opsculos de polmica literaria. Praxfanes, filsofoperipattico y presunto maestro de Calmaco, escribi Sobre poetas y Sobre poemas siguiendo lasdirectrices aristotlicas, y el de Cirene combatira esos escritos en nombre de un concepto nuevo depoesa.

    Museo y Recuerdos histricos son, sin duda, colecciones anticuarias y eruditas. El sofistaAlcidamante redact otro Museo en la primera mitad del siglo IV a. C. Recuerdos histricos estambin el ttulo de una miscelnea en prosa de Euforin de Calcis, el ms oscuro, junto a Licofrn,

    de los fillogos-poetas del mundo helenstico8.Como poeta, Calmaco es autor, en primer lugar, de unos Himnos y de unos Epigramas, las dos

    nicas obras que nos han llegado a travs de la tradicin manuscrita. En lo que atae a aqullos, fuedecisivo el que un annimo colector los reuniese en un corpusjunto a losHimnos homricos, los deOrfeo, los Argonautica rficos y los Himnos de Proclo. Conservamos en su integridad las seiscomposiciones que formaron el libro calimaqueo de losHimnos.

    Nunca sabremos si Calmaco agrup en libro sus Epigramas. LaAntologa Palatina ofrece unaseleccin de los mismos a travs de Meleagro, primero, y de Constantino Cfalas, ms tarde.Cuando Mximo Planudes recopil, en 1299, su Antologa, incluy en ella veintids epigramasgenuinos de Calmaco presentes ya en la Palatina. Las piezas contenidas en el florilegio dePlanudes preceden en nuestras ediciones9 a aquellas que se incorporaron procedentes de laredescubiertaAntologa Palatina, lo que ha producido un notable caos en la ordenacin temtica delos Epigramas calimaqueos.

    Hemos perdido la obra ms importante, sin lugar a dudas, de Calmaco como poeta, los Aitia uOrgenes, pero los hallazgos papirceos han desvelado no poco su contenido. Constaba de cuatrolibros, y su ttulo,Aitia, se explica porque trata de las motivaciones (atia) de fiestas, costumbres,fundaciones y denominaciones. En el prlogo, la clebre Respuesta a los Telquines, el poetapolemiza con sus adversarios, que defendan el Gran Poema de inspiracin homrica frente alPoema Breve, y muy cuidado formalmente, que caracterizara a la escuela potica alejandrina. LaCabellera de Berenice probablemente estaba inserta en el libro cuarto de losAitia, lo que situara laredaccin final de stos en los ltimos aos de vida de Calmaco, no antes de 246-245 a. C.

    Los Yambos, libro compuesto de trece poemas, representan un claro precedente de la saturaromana arcaica.La obra en verso de Calmaco fue objeto, ya en la Antigedad, de numerosos comentarios.

    Conservamos unos inapreciables resmenes o digseis de partes del primer libro de los Aitia (enversin amplia), y de los dos ltimos libros de esta obra, de los Yambos, de los poemas lricos, de la

    Hcale y de los dos primeros Himnos (en versin extractada de la ms amplia). En la edicin quesirvi de base para la redaccin de estas digseis seguan a los Yambos cuatro relatos lricos: unaExhortacin a muchachos hermosos; una Pnniquis, en la que eran invocados los Dioscuros yHelena; la Divinizacin de Arsnoe, un lamento sobre la repentina muerte de la reina Arsnoe,hermana y esposa de Filadelfo muerta en 270 a. C.; y el Branco, dirigido al amado homnimo de

    8 LUIS ALBERTO DE CUENCA, Euforin de Calcis, Madrid, 1976, pgs. 122-128, yMuseo, Barcelona, 1978, pgs.63-68.9 A excepcin de las llevadas a cabo por GOW-PAGE en susHellenistic Epigrams, Cambridge, 1965, I, pgs. 57-74, ypor L. A. DE CUENCA en la revista Estudios Clsicos, vols. XVIII-XX, Madrid, 1974-1976.

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    Apolo, antepasado de los Brnquidas de Ddima, orculo al sur de Mileto.El epilioHcale fue de gran significacin programtica para la poesa alejandrina y su influencia

    posterior. En Roma, la Lo de Licinio Calvo y la Esmirna de Helvio Cinna, las Bodas de Tetis yPeleo de Catulo y la Ciris de laAppendix Vergiliana dependen de laHcale calimaquea, redactadaen hexmetros.

    La Victoria de Sosibio era un epinicio compuesto en versos elegacos.El poemaIbis, del que muy poco sabemos, a pesar delIbis de Ovidio, era, con toda probabilidad,

    una invectiva. Calmaco insultaba a un enemigo que, segn noticias antiguas, sera Apolonio deRodas, partidario, como aquellos Telquines de los que sin duda formaba parte, del largo poemacclico frente al poema corto, preciosista y erudito, fiel reflejo del nuevo mundo cultural y estticoque Alejandra representaba.

    En cuanto al Grafeon (Archivo?), otro poema elegaco, y a su presunto contenido centrado entemas de historia literaria, no podemos afirmar nada a ciencia cierta.

    Galatea deba tratar de las Nereidas, mientras que el Poema a las bodas de Arsnoe permaneceen la ms absoluta oscuridad.

    Pudo ser un ttulo calimaqueo, a partir de un fragmento de dudosa adscripcin, una Elega a

    Magas y Berenice. Magas, rey de Cirene, era hijo de Berenice I, la esposa de Ptolemeo I Soter, ypadre de Berenice II, la esposa de Ptolemeo III Evrgetes e inspiradora deLa cabellera de Berenice.

    La Suda habla tambin, por ltimo, de tragedias, comedias y dramas satricos compuestos porCalmaco de Cirene.

    4. Valoracin e influencia posterior10

    Calmaco, probable cabeza de una corriente artstica de su tiempo, fue sin duda modeloreconocido de la poesa griega y latina posterior. Y ello tanto en calidad de poeta como en cuantoterico, de obligada referencia en cualquier planteamiento programtico.

    Si el hallazgo de papiros de la obra de un autor y las citas de esa misma obra en autores de laantigedad es un buen sntoma (incluso cuantificable) de su valoracin positiva y su influencia, enel caso de Calmaco los unos y las otras demuestran el alto inters que hubo durante muchos siglospor este autor alejandrino.

    Entre sus mismos contemporneos Calmaco dej una profunda huella, siendo Apolonio deRodas seguramente (si hacemos caso de una tesis muy extendida), incluso de modosuperficialmente paradjico, uno de sus ms constantes mulos. Su presencia es constatable enAntpatro de Sidn, en Euforin, en Nonno y su discutida escuela, en prosistas como Aristneto,etc. Hasta el siglo mi' Calmaco tiene peso decisivo en la literatura en lengua griega, a pesar de losintensos cambios histricos que presionan sobre ella.

    En Roma11

    una infinidad de poetas manifiestan la influencia de Calmaco. Propercio se califica as mismo de Calmaco romano12.Ennio, Catulo, Tibulo, Estacio, entre otros, y sobre todo Ovidio,lo tienen presente entre sus fuentes inspiradoras, siendo innegable su influjo (aunque menor) enHoracio y Virgilio.

    Los Yambos de Calmaco repercuten en la fbula posterior, en Babrio por ejemplo. Y es muyposible que sean uno de los antecedentes de la satura romana13.Hcale, tal como ocurre con lasobras de Euforin o Nonno, ejerce una poderosa atraccin sobre Licinio Calvo, Cinna y Ovidio; es

    10 Sobre el tema, vase un detallado compendio en HERTER, Realencyclopdie, Suppl. XIII, pgs. 258 sigs., conbibliografa.11 . Cf. W. WIMMEL, Kallimachos in Rom, as como otros ttulos que damos en la Bibliografa (C).12 Vase, por ejemplo, J. P. SULLIVAN, Propertius. A Critical Introduction, Cambridge, 1976, sobre todo pgs. 111 ysigs.13 As PUELMA-PIWONKA, Lucilius und Kallimachos; L. DEUBNER, Die Saturae des Ennius und die Jamben desKallimachos, Rhein. Mus. XCVI (1953), 289-292, etc.

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    comentada por el gramtico Salustio y su texto fue ampliamente absorbido por los diccionariosmedievales14. Todava en el siglo XII el bizantino Miguel Acominato aparece como un devotoconocedor de esta obra.

    La fecha del 1205, con la cada de Atenas en las postrimeras de la Cuarta Cruzada, debe tomarsecomo el lmite de la supervivencia de la produccin completa de Calmaco, puesto que a partir de

    entonces sern solamente los Himnos y los Epigramas los que, por su transmisin autnoma, lorepresentarn en la cultura mundial, al menos a un nivel relativamente amplio.

    En Occidente, es a fines del siglo XV A. Poliziano el primero en atraer la atencin de loscrculos ms refinados hacia Calmaco: traduce el Bao de Palas, recoge fragmentos de Hcale eincluso es probable que estudiase otros de losAitia. Otros humanistas y eruditos que descuellan eneste terreno sern Dorat, Escaligero, Bentley, etc. Ronsard imita losHimnos. Macaulay es un lectorasiduo de Calmaco. Pero en la segunda mitad del siglo XVIII la tesis de Winckelmann de que elpostclasicismo griego no era sino un arte decadente se impuso de un modo tan decisivo que losmedios cultos europeos arrinconaron a autores como Calmaco, y se ha de esperar hasta casi finesdel siglo siguiente para que el romanticismo, ya en declive, redescubra y valore la poesaalejandrina15.

    Calmaco no estuvo en modo alguno ausente de la Pennsula. El portugus Aquiles Staciotraduce al latn un par de himnos en 1549. En el siglo xvi tambin el humanista LorenzoPalmireno16 parece haber explicado en sus clases losHimnos. F. de Vergara acepta a Calmaco entrelos poetas que deben leerse segn su mtodo pedaggico, y algo semejante sabemos sobre P. SimnAbril17.Todava en el siglo XVIII se utiliza a Calmaco igualmente en la enseanza del griego enEspaa, y es a fines de este siglo (1796) cuando Jos Antonio Conde lleva a cabo su traduccin delosHimnos, la nica castellana cuando la cita Menndez y Pelayo18,que se conserva manuscritaen la Biblioteca Nacional.

    De hecho, y a pesar de que an podramos haber reunido otros datos, la presencia de Calmacoen el Occidente moderno es relativamente precaria y casi nula en el perodo cronolgico ya citado.Calmaco no es un autor de mayoras, sin duda, y, por otro lado, muchos de sus mejores momentoseran fcilmente accesibles a travs, por ejemplo, de los poetas latinos. Pinsese, por citar un caso,en el tpico de la escritura ertica en la corteza de los rboles en Acontio y Cidipa (fr. 73), quereaparece en Ariosto y Shakespeare, pero que est tambin en Virgilio, Ovidio y Propercio. Obrascomo las de E. R. Curtius19, G. Highet 20 o el volumen de Pfeiffer que corresponde a pocareciente21,que sumadas nos ofrecen lo mejor de la influencia clsica sobre la literatura y la culturamodernas, apenas mencionan a Calmaco. Que en nuestros das el alemn Wiesinger-Maggi hayareelaborado el tema de Hcale (1953)22 o que, curiosamente en el mismo ao, A. Theros(seudnimo del politico S. Theodoropoulos) haya publicado una parfrasis en griego actual de lamisma obra23,no dejan de ser excepciones notables.

    An ms precaria es esta presencia de manera concreta en la Espaa de nuestra poca. Bastara

    con decir que no existe ni una sola edicin completa ni traduccin semejante en castellano ni enninguna otra lengua del pas, y que seguramente la traduccin que en conjunto ms textos abarcasea la de Mara Elena del Ro y Mara Teresa Forero de Asman en la Biblioteca de Iniciacin al

    14 Vase una larga lista de imitaciones y rememoraciones en la edicin de I. KAPP, pgs. 45.15 Cf. R. PFEIHER, The Future of Studies in the Field of Hellenistic Poetry,Journ. Heil. Stud. LXXV (1955), 69-73.16 Cf. J. LPEZ RUEDA,Helenistas espaoles del siglo XVI, Madrid, 1973, pgs. 129 y 361.17 LPEZ RUEDA, obra citada, pgs. 241, 248 y 253.18Biblioteca de traductores espaoles, Edicin Nacional, I, Santander, 1952, pg. 359. El texto completo de estatraduccin es hoy accesible fcilmente gracias a su reproduccin por C. HERNANDO en su obra Helenismo e

    Ilustracin (el griego en el siglo XVIII espaol), Madrid, 1975, pgs. 357 y sigs.19Literatura europea y Edad Media latina (trad. cast.), Mxico, 1955.20The Classical Tradition. Greek and Roman Influences on Western Literature, Oxford, 1949.21History of Classical Scholarship. From 1300 to 1850, Oxford, 1976.22 En su Theseus der Jngling.23 Cf. F. M. PONTANI, In margine alla fortuna dell'cale, Giorn. It. Filol., N. S., III (1972), 85-95.

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    Humanismo de la editorial Aguilar (1972), que, ms bien para su propio descrdito, incluye laversin de unos pocos fragmentos. Solamente los Epigramas han sido ms afortunados y esto enfechas muy prximas: hoy contamos con las excelentes traducciones de L. A. de Cuenca (en suedicin) y de M. Fernndez-Galiano en el tomo I de la Antologa Palatina de esta misma coleccin.De losHimnos existe en cataln una versin de P. Villalba (Barcelona, 1972), y de dos de ellos (V y

    VI), una castellana de M. Benavente (Universidad de Granada, 1975).En el campo de los estudios filolgicos no estamos en mejor situacin. Los nicos trabajos

    dignos de ser citados hasta ahora son algn breve artculo del mismo M. Fernndez-Galiano y de L.F. Guilln, una tesis de C. Ipins Llorca y un muy recienteLxico de losHimnos por E. Fernndez-Galiano, de todos los cuales el lector hallar cita detallada en la parte bibliogrfica.

    5. Transmisin

    Parece que hasta el siglo vi al menos Calmaco era un autor bien conocido y, segn hemosadelantado ya, hasta los primeros aos del siglo XIII su obra se conserv completa.

    Tambin hemos adelantado que Himnos y Epigramas sobrevivieron gracias a su propia eindependiente transmisin. Los primeros fueron coleccionados por un editor annimo bizantino

    junto con otros del mismo gnero (los llamados Homricos y Orficos, etc.), probablementealgo despus del siglo X, y nos han llegado con una transmisin manuscrita cmoda y simple hastala edicin princeps de J. Lscaris (hacia 1496). Los Epigramas nos son conocidos en su inmensamayora a travs de la Antologa Palatina, excepto dos, que conocemos por citas de Ateneo yEstrabn. En las ediciones modernas han recibido ordenaciones diferentes, por ejemplo porsubgneros temticos.

    Del inters por las obras que hoy leemos fragmentariamente hemos hablado ya. De loscomentarios que los eruditos antiguos les dedicaron nos han llegado como restos unas digseis oresmenes, que en bastantes casos facilitan y completan nuestro conocimiento de estas obras.

    De los fragmentos hay dos clases de fuentes. En primer lugar las citas en obras antiguas, ya seade eruditos, ya sea de lxicos, etc. En segundo lugar los papiros, cuyo nmero no ha cesado deaumentar en los ltimos aos, hasta el punto de que en muchos aspectos la edicin de Pfeiffer haquedado rpidamente envejecida.

    En lo tocante al captulo de las ediciones de Calmaco hay que distinguir entre una ciertaabundancia de las dedicadas a los Himnos y Epigramas, y una mayor escasez de aquellas que hantratado de abarcar la obra completa del autor. Los Epigramas, sobre todo, se han visto agraciadospor las circunstancias de su transmisin, de modo que puede hallrselos en todas las ediciones de la

    Antologa Palatina.A fines del siglo XVII Bentley recopil un nmero asombrosamente elevado de fragmentos

    (417), duplicando casi la cifra de los recogidos por Th. Stanley. La edicin de Bentley impuso unaordenacin de los textos que ha pesado y sido respetada hasta fechas muy recientes, en detrimentosin duda de un orden hoy ms aceptable. O. Schneider, en la segunda mitad del siglo XIX, saca ya ala luz la que puede considerarse la primera edicin moderna y que es tan monumental por suextensin como por sus aciertos (desgraciadamente tambin por sus errores). Puede citarse por suimportancia la posterior, pero ms parcial, de U. von Wilamowitz, y como decisiva para losestudios calimaqueos, a mediados ya de nuestro siglo, la de R. Pfeiffer.

    Adems de las citadas ediciones, y entre aquellas que el lector actual puede manejar, debencitarse las siguientes: la de E. Cahen, con versin francesa y muy escasamente til hoy en losapartados correspondientes a los fragmentos; la de A. W. Mair (Himnos y Epigramas slo), contraduccin inglesa; la de Howald y Staiger, con traduccin alemana y no muy completa en la parte

    fragmentaria; la de los fragmentos y con traduccin inglesa a cargo de C. A. Trypanis, en muchosaspectos mucho ms modernizada que la propia de Pfeiffer gracias a su posterior aparicin; y otrasde carcter an ms parcial como la an excelente a pesar de su fecha de la Hcale de I. Kapp, las

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    de los Yambos de Gallavotti y de Dawson, as como las delHimno a Artemis de F. Bornmann, delHimno a Apolo de F. Williams y delHimno a Zeus de G. R. McLennan.

    De los Epigramas solamente habra que citar muchas y buenas ediciones de la AntologaPalatina (las de Paton, Waltz y colaboradores, Beckby, etc.), a ms de la ejemplar, aunque dembito ms restringido, de Gow y Page. Por otra parte, hemos mencionado ya, y de ella queda

    tambin constancia en la Bibliografa, la edicin debida al joven fillogo espaol L. A. de Cuenca.Aunque ya hemos recogido bastantes referencias a las traducciones de Calmaco y sera

    superfluo abrir un nuevo apartado con este ttulo, s puede ser necesario citar algunas otras o aadiralguna nota complementaria sobre las ya aducidas.

    El lector actual tiene a su alcance un nmero suficiente de versiones de Calmaco en diversaslenguas de cultura. No obstante, la fluctuante situacin de los fragmentos y las dificultades queconllevan han hecho que sea ste el terreno en que las posibilidades de eleccin son muchomenores. Seguramente sean las traducciones que se incluyen en las ediciones de HowaldStaiger yTrypanis las ms completas a este respecto, y esto aun a pesar de sus limitaciones.

    Por otro lado, no querramos dejar de mencionar aqu, porque para el lector de lengua castellanason importantes, la traducciones de pasajes sueltos que pueden leerse en la versin del libro de A.

    Krte y P. HndelLa poesa helenstica, especialmente a cargo de C. Miralles.

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    BIBLIOGRAFA

    Este catlogo, dadas las caractersticas de la presente coleccin, ser necesariamente muy brevey selectivo. De ah que ni siquiera aparezcan muchos ttulos que el lector podr encontrar citados enlas notas y que, en general, se darn de modo abreviado. Bibliografas mucho ms extensas sehallan, por ejemplo, en obras como la colectiva Kallimachos (editada por Skiadas), en el tomo I del

    Lxico de los Himnos de E. Fernndez-Galiano, o, para un caso como el de los Yambos, en lamonografa de Clayman, y, en ltimo extremo, si la necesidad de informacin fuese mayor, en losvolmenes deL'Anne Philologique.

    Esencialmente nos reducimos a dar la referencia de trabajos de valor excepcional y quenormalmente no se restringen a cuestiones de detalle, as como a los de fecha relativamente

    reciente. Hemos de aadir que otro criterio importante para la seleccin ha sido el carcter de mayoraccesibilidad de muchas de las obras citadas. En los casos en que una misma monografa trata a lavez, por ejemplo, de Himnos y Epigramas, de Himnos y fragmentos, etc., hacemos una nicareferencia bibliogrfica.

    A. Ttulos de inters general:

    G. CAPOVILLA, Callimaco, (Studia Philologica 10), Roma, 1967.G. CODRIGNANI, L'Aition nella poesia greca prima di Callimaco, Convivium XXVI (1958),

    527-545.E. FERNNDEZ-GALIANO,Lxico de los Himnos de Calmaco, 1-1V , Madrid, 1976-1980.

    L. F. GUILLN, Calmaco, una poesa de porcelana, Est. Clsicos XII (1968), 385-406.H. HERTER, Kallimachos, en Realencyclopdie de PAULY-WISSOWA, Suppl. V (1931),386-452, y XIII (1973), 184-266.

    E. HOWALD,Der Dichter Kallimachos von Kyrene, ErlenbachZurich, 1943.C. IPINS LLORCA, Estudio literario de la obra de Calmaco, tesis doctoral, Madrid, 1959.A. KAMBYLIS, Die Dichterweihe und ihre Symbolik: Untersuchungen zu Hesiodos,

    Kallimachos, Properz und Ennius, Heidelberg, 1965.A. FORTE-P. HNDEL, La poesa helenstica (trad. cast., Biblioteca Universitaria Labor),

    Barcelona, 1973.R. PFEIFFER,History of Classical Scholarship from the Beginnings to the End of the Hellenistic

    Age, Oxford, 1968.

    A. D. SKIADAS (editor), Kallimachos, Darmstadt, 1975.B. SNELL,Las fuentes del pensamiento europeo (trad. cast.), Madrid, 1965.T. B. L. WEBSTER, Chronological Problems in Early Alexandrian Poetry, Wien. Stud.

    LXVII (1963), 68-78.U.VON WILAMOWITZ-MOELLENDORFF, Hellenistische Dichtung in der Zeit des

    Kallimachos, 1-II, Berln, 1924 (= 1962).

    B. Ediciones:

    F. BORNMANN, Callimachi Hymnus in Dianam, Florencia, 1968. . CAHEN, Callimaque,

    Pars, 5.a ed., 1961.L. A. DE CUENCA, Calmaco, Epigramas, Est. Clsicos XVIII-XX (1974-1976),

    suplementos.

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    C. M. DAWSON, The Iambi of Callimachus. A Hellenistic Poet's Experimental Laboratory,Yale Class. Stud. XI (1950), 3-168.

    C. GALLAVOTTI, Callimaco. II libro dei Giambi, Npoles, 1946. A. S. F. Gow-D. L. PAGE,The Greek Anthology. Hellenistic Epigrams, Cambridge, 1965.

    E. HOWALD-E. STAIGER,Die Dichtungen des Kallimachos, Zurich, 1955.

    I. KAPP, Callimachi Hecalae Fragmenta, tesis doctoral, Berln, 1915.G. R. McLENNAN, Callimachus, Hymn to Zeus, Roma, 1977.A. W. MAIR, Callimachus. Hymns and Epigrams, Londres, 1921 (= 1960).R. PFEIFFER, Callimachus,Oxford, 1949-1953.O. SCHNEIDER, Callimachea, I-II, Leipzig, 1870-1873.C. A. TRYPANIS, Callimachus. Fragments, Londres, 1958 (= 1975).U. VON WILAMOWITZ-MOELLENDORFF, Callimachi Hymni et Epigrammata, Berln, 1882

    (6.8 ed., 1962).

    C. Calmaco y otros autores antiguos:

    W. BHLER, Archilochos und Kallimachos, en Archiloque (Entretiens sur l'antiquitclassique, X), Vandoeuvres-Ginebra, 1964, pgs. 223-253.

    W. CLAUSEN, Catullus and Callimachus,Harv. Stud. Class. Philol. LXXIV (1970), 85-94.J. V. CODY,Horace and Callimachean Aesthetics, Bruselas, 1976.E. EICHGRN, Kallimachos und Apollonios Rhodios, tesis doctoral, Berln, 1961.E. V. GEORGE,Aeneid VIII and the Aitia of Callimachus (Mnemosyne, Suppl. XXVII), Leiden,

    1974.M. KLEIN, Callimachus, Apollonius Rhodius, and the Concept of the Big Book', Eranos

    LXXIII (1975), 16-25.G. LOHSE, Die Kunstauffassung im VII. Idyll Theokrits und das Programm des

    Kallimachos,Hermes XCIV (1966), 413-425.H. E. PILLINGER, Some Callimachean Influences on Propertius, Book 4,Harv. Stud. Class.

    Philol. LXXIII (1969), 171-199.M. PINO, Echi callimachei in Tibullo,Maia XXIV (1972), 63-65.M. PUELMA-PIWONKA, Lucilius und Kallimachos. Zur Geschichte einer Gattung der

    hellenistisch-rmischen Poesie, Francfort, 1949.H. REINSCH-WERNER, Callimachus H esiodicus . Die Rezep t io n der hesiodischen Dichtung

    durch Kallimachos von Kyrene, Berln, 1976G. SCHLATTER, Theokrit und Kallimachos, tesis doctoral, Zurich, 1941.F. WEHRLI, Horaz und Kallimachos, Mus. Helv. I (1944), 69-76.

    W. WIMMEL, Kallimachos in Rom. Die Nachfolge seines apologetischen Dichtens in derAugusteerzeit (Hermes Einzelschr. XVI), Wiesbaden, 1960.

    D.Himnos:

    A. BARIGAZZI, Su due luoghi di Callim. Hy. VI,Riv. Filol. Istr. Class. XCVI (1968), 32-35.P. BENVENUTI FALCIAL, Per l'interpretazione dell'inno VI di Callimaco, Prometheus II

    (1976), 41-66.H. ERBSE, Zum Apollonhymnos des Kallimachos,Hermes LXXXIII (1955), 411-428.G. GIANGRANDE, Kallimacheische Beitrge,Hermes XCI (1963), 151-159.

    Due note callimachee,Maia XXVI (1974), 227-230. K. J. McKAY, The Poet at Play. Kallimachos, the Bath of Pallas (Mnemosyne, Suppl. VI),

    Leiden, 1962.

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    Erysichthon. A Callimachean Comedy (Mnemosyne, Suppl. VII), Leiden, 1962. Mischief in Kallimachos' Hymn to Artemis,Mnemosyne XVI (1963), 243-256.F. PIROVANO, Momenti magici in un rituale religioso. Callim. Hymn. VI, vv. 1-21 e 116-

    138,Acme XXXI (1978), 157-166.A. P. SMOTRYTSCH, Le allusioni politiche nel II inno di Callimaco e la sua datazione,

    Helikon I (1961), 661-667.

    E. Epigramas:

    A. BARIGAZZI, Amore e poetica in Callimaco (ep. 28 e 6),Riv. Filol. Istr. Class. CI (1973),186-194.

    J. BOUSOUET, Callimaque, pigramme 41,Rev. tud. Grec. LXVIII (1955), 121-123.F. Bum,Die Epigramme des Kallimachos, Viena, 1940.Q. CATAUDELLA, Tre epigrammi di Callimaco,Maia XIX (1967), 356-362.F. CHAMOUX, Sur une pigramme de Callimaque (p. 54), Rev. tud. Grec. LXXX (1967),

    258-263.G. GIANGRANDE, Das Dichten des Kallimachos im mittleren und hohen Alter, Hermes

    XCVI (1968), 710-725. L'pigramme XIII Pf. de Callimaque: Maintien de mon interpretation, Rev. tud. Grec.

    LXXXV (1972), 57-62.M. MARCOVICH, Callimachus' Epigram XIII again, Rev. tud. Grec. LXXXIII (1970), 351-

    355.E. A. SCHMIDT, Interpretationen Kallimacheischer Epigramme, Hermes CIV (1976), 146-

    155.

    F. Fragmentos:

    A. ARDIZZONI, Considerazioni sulla struttura del libro dei Giambi di Callimaco, enMiscellanea di Studi Alessandrini in memoria di A. Rostagni, Turn, 1963, pgs. 257-262.

    A. BARIGAZZI, L'epinicio per Sosibio di Callimaco, Par. Pass. VI (1951), 410-426. Sull'Ecale di Callimaco,Hermes LXXXII (1954), 308-330. Il dolore materno di Ecale (P. Oxy. 2376 e 2377),Hermes LXXXVI (1958), 453-471. L'aition di Frigio e Pieria in Callimaco, Prometheus II (1976), 11-17. L'aition callimacheo di Euticle di Locri, ibid., 145-150. Eracle e Tiodamante in Callimaco e Apollonio Rodio, ibid., 227-238.

    V. BARTOLETTI, L'episodio degli uccelli parlanti nell'Ecale di Callimaco, Stud. It. Filol.Class. XXXIII (1961), 154-162. Sui frammenti dell'Ecale di Callimaco nei P. Oxy. 2376 e 2377, en Miscellanea... A.

    Rostagni, pgs. 263-272.D. L. CLAYMAN,Interpretations of Callimachus' Iambi, University of Pennsylvania, 1972. Callimachus' Thirteenth Iamb: The Last Word,Hermes CIV (1976), 29-35. The Origins of Greek Literary Criticism and the Aitia Prologue, Wien. Stud., N. F., XI

    (1977), 27-34.C. CORBATO, La funzione delle fabulae in Callimaco, en La struttura della fabulazione

    antica, Universidad de Gnova, 1979, 45-64.M. FERNNDEZ-GALIANO, Varia Graeca,Humanitas III (1950-51), 318-322.

    F. KRAFFT, Die neuen Funde zur Hekale des Kallimachos, Hermes LXXXVI (1958), 471-480.H. LLOYD-JONES, J. REA, Callimachus, fragments 260-261, Harv. Stud. Class. Philol.

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    LXXII (1967), 125-145.G. LOHSE, Der Aitienprolog des Kallimachos als Reproduktion von Wirklichkeit,Antike und

    Abendl. XIX (1973), 20-43.V. P. SMOTRYTSCH, Zur Frage der literarischen Kritik im Prolog der Aitia des Kallimachos,

    enMiscellanea... A. Rostagni, pginas 249-256.

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    HIMNOS

    INTRODUCCIN

    Seis composiciones comprende el libro de los Himnos calimaqueo, nico que ha llegado deentre toda la obra del poeta en su integridad hasta nosotros. Se titulan: A Zeus, A Apolo, A

    Artemis, A Delos, Al bao de Palas y A Demter. Estn escritas en hexmetros, a excepcin delBao, que lo est en versos elegacos. Los cuatro primerosHimnos utilizan el dialecto pico-jnico,mientras que el quinto y el sexto se sirven de un dialecto drico literario muy semejante al de

    Tecrito.Como formas literarias, los Himnos de Calmaco dependen de los Himnos Homricos1. Esta

    dependencia puede constatarse en los aspectos ms superficiales incluso en el metro y dialecto, siexceptuamos V y VI, pero no en la materia y el sentimiento que anima a las piezas calimaqueas,muy diversos de los de su modelo. LosHimnos Homricos eran un recitado preliminar a una obrapica ms extensa, o bien un recitado pico de leyendas divinas; su materia y su composicin eran,sobre todo y fundamentalmente, picas. LosHimnos de Calmaco, por el contrario, presentan unamateria y una composicin lricas, brindando al lirismo cantado una alternativa recitada, msordenada, menos exaltada, ms original y ms sincera, relacionada ntimamente con la religin y elceremonial religioso. A Zeus debe considerarse un caso aparte, mucho ms cerca de la literaturapura que del culto a los dioses.

    Este nuevo lirismo tena que encontrar un soporte formal en que expresarse. Calmaco intent enuna ocasin (V) el metro elegaco; en las dems, el verso pico habitual. En losHimnos II,V y VI,los ms personales, se mezclan en un conjunto originalsimamente combinado la forma pica, lamateria lrica y la ordenacin dramtica de los elementos, faltando este ltimo componente en losrestantes; e igualmente se funden los tres temas caractersticos de esta hmnica nueva: religioso,patritico y ritual.

    Rasgo comn a todos los Himnos es la erudicin, centrada en un envidiable dominio de lamitologa y en un gusto obsesivo por la etiologa en todas sus facetas. Sin embargo, no estamos antela erudicin enigmtica e imposible de Licofrn, ni ante el culteranismo exorbitado de Euforin deCalcis. La erudicin calimaquea es siempre pintoresca, con una puerta abierta a la imaginacin y a

    la fantasa. Los nombres geogrficos antiguos o las tradiciones mticas locales son en Calmacosensaciones, no realidades absolutas. El anticuario nunca ahoga al poeta.El escepticismo de nuestro autor, unido a la actitud de curiosidad y de humor que mantiene con

    respecto a los mitos y leyendas divinas, no est reido con su religiosidad: pocas veces se hadescrito con tanta uncin el estado mstico de entusiasmo y temor que provoca en los fieles laepifana de la divinidad2.

    Se ha discutido mucho si Calmaco compuso o no sus Himnos con un propsito prctico, esto es,para ser recitados en ocasiones reales de ceremonias pblicas o semipblicas. Yo soy escptico alrespecto. Los estudiosos han venido identificando infinidad de fiestas particulares reflejadas en cada

    Himno, sin llegar a ponerse de acuerdo. Dice A. W. Mair3,con mucha gracia, que la famosa Oda ala muerte del Duque de Wellington, de Tennyson, no ganara nada en virtudes poticas o en valor

    1 Cf. la traduccin de A.BERNAB en esta misma Biblioteca Clsica, n 8 (Madrid, 1798)2 Cf. . CAHEN, Callimaque. pigrammes, Hymnes, 5. ed., Pars, 1961, pg. 20633 En Callimachus. Hymns and Epigrams, 2.a ed., Londres, 1955, pg. 18.

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    histrico si nos entersemos de que fue escrita para ser recitada por un grupo de jvenes de ambossexos ante la tumba del prcer, en la Abada de Westminster. Lo mismo ocurre con los Himnoscalimaqueos: si fueron recitados o no en festivales religiosos es algo que puede suscitar curiosidad,pero que carece de inters literario.

    A Zeus parece ser el primerHimno escrito por Calmaco. El marco del poema no es una fiesta en

    honor del dios, sino una reunin de amigos sensibles a los ms eruditos refinamientos. El de Cirenejuega en esta pieza con la tradicin, pero no la desprecia ni la ridiculiza, como hara Voltaire, sinoque, tan lejos de la profeca como de la crtica racionalista, aprovecha cuanto de bello hay en elmito, despojndolo de todo el atavo que interesa a su nueva cosmovisin esttica. Fuera y dentrodel mito, por encima y a su nivel, Calmaco sabe convertir en belleza la lejana escptica y elcompromiso religioso, y sabe hacerlo al mismo tiempo.

    ElHimno III, A rtemis, es uno de los ms eruditos. Se mezclan en l elementos argumentales yestilsticos muy diversos. Uno de los encantos ms notables del ars poetica calimaquea loconstituye el humor, un humor que nunca es grosero, un humor delicado que nunca hiere. Aqu semuestra en tres cuadros inolvidables. En el primero de ellos, Artemis nia, sentada en las rodillas deZeus, pide a su padre le conceda los atributos que la distinguirn. En el segundo, ante los Cclopes,

    la diosa arranca, juguetona, un puado de vello del poderoso pecho de Brontes. En el tercero, elglotn Heracles espera la llegada de Artemis cazadora a las puertas del Olimpo, con el estmagopendiente de las piezas que haya podido cobrar la diosa.

    ElHimno a Delos (IV) est emparentado temticamente con elHimno Homrico a Apolo Delio,pero es muy distinto de su modelo. La peregrinacin de Leto buscando un lugar donde dar a luz estnarrada maravillosamente: es muy original la imagen de que ciudades, ros y pases huyan, pormiedo a Hera, de la futura madre de Apolo, que solicita asilo para su parto. Parece que no debevincularse este Himno a una determinada fiesta de Delos. Mezcla habilsima de humor y dealabanza cortesana es la mencin a Ptolemeo II Filadelfo: todava en el vientre de Leto, Apoloprofetiza, cuando su madre se acerca a la isla de Cos, que all nacer un da otro dios, un Ptolemeo,bajo cuyo dominio estar la tierra. Se presupone, pues, en el poema la divinizacin de Filadelfo,acaecida en 270 a. C., tras la muerte de Arsnoe, su hermana y esposa.

    Los Himnos II, V y VI presentan rasgos en comn. Estn todava ms lejos de los HimnosHomricos que I, III y IV. Parecen compuestos, en consecuencia, por Calmaco en poca ms tardaque stos. En el consagrado a Apolo (II) el mismo poeta acta de interlocutor, siendo sus palabrasuna especie de eco de la fiesta religiosa y del milagro de la epifana del dios4; lo mismo ocurre en Vy en VI. El estilo se dramatiza. Los sucesos narrados adquieren una inslita emotividad. Y es que, alcabo, Calmaco canta en elHimno a Apolo el origen de su ciudad natal, Cirene, donde en honor deFebo se celebran las famosas Carneas. Al final de la pieza, el hijo de Leto despide de un puntapi ala Envidia, porque sta le quiso convencer de que slo tena valor la gran poesa, el Gran Poemadefendido por Apolonio de Rodas, el rival literario de Calmaco, quien se niega a creer en la bondad

    de un ro caudaloso que arrastra multitud de lodos e inmundicias en sus aguas.ElHimno quinto, Al bao de Palas, est escrito, como el sexto, en dialecto drico. Es el nicocompuesto en dsticos elegacos. El poeta, que es aqu el ordenador de la fiesta, nos introduce demanera muy viva y muy real en la ceremonia, cuya atmsfera llegamos a respirar. Nos encontramosante el templo de Atenea en Argos, en la fiesta que consiste en el bao ritual de una imagen de ladiosa. Ello no quiere decir que el Himno fuese escrito para la fiesta Argiva. Tanto el traslado enprocesin de la estatua a las ondas del ro naco como el bao de la propia diosa se confunden,producindose una especie de ruptura en el discurso lgico del poema y cegando al lector con elinsoportable brillo de una divina epifana. Se incluye la historia de Tiresias, que perdi la vista alcontemplar desnuda a Atenea.

    Lo mismo que en el Bao de Palas, el marco de A Demter (VI) es el de una ceremonia

    religiosa, expuesta por el propio poeta como testigo presencial de la misma. Se espera la procesin

    4 Cf. A. LESKY,Historia de la literatura griega, trad. cast., Madrid, 1968, pg. 738.

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    que traslada al templo de Demter el cesto con los objetos sagrados de su misterio. Nada importa siese traslado lo imagin Calmaco en Cirene, donde la diosa reciba culto, o en Eleusis, suburbio deAlejandra con nombre harto significativo. El mito ejemplifica, en esta ocasin, la eficacia punitivade Demter en la persona del sacrlego Erisictn; el poeta nos lo cuenta con una inimitable irona.Todo en este Himno, como en los anteriores, contribuye a desterrar el viejo tpico que vea en la

    hmnica calimaquea una poesa fra y reglamentada, opaca y distante.Sigo en mi traduccin la modlica edicin de Rudolf Pfeiffer (Oxford, 1953)*. Existe una versin

    castellana reciente de los Himnos calimaqueos, llevada a cabo por M. E. del Ro y M. T. Forero(Madrid, 1972); la cito simplemente como curiosidad, porque es difcil que un volumen puedaalbergar los desatinos que se contiene. Me ha servido de inapreciable ayuda el Lxico de los

    Himnos de Calmaco reunido por E. Fernndez-Galiano (Madrid, 1976-1980, cuatro tomos), unaobra rigurosa y conspicua.

    Texto griegohttp://www.perseus.tufts.edu/hopper/text.jsp?doc=Perseus%3Atext%3A1999.01.0226%3Atext%3

    Dintro (de la edicin : Callimachus, Hymns and Epigrams, Ulrich von Wilamowitz-Moellendorff,Ed.). El comentario a la misma aparece al final de nuestra edicin digital.

    * En la edicin bilinge que ofrecemos se ofrece el texto griego de la edicin de Wilamowitz [Nota del escaneador].

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    I A ZEUS

    En el momento de las libaciones, a quincelebraremos sino a Zeus? A qu dios sino al, que siempre es grande y es rey siempre,vencedor de los Pelagones1 y juez de losUrnidas?

    Pero, cmo lo cantaremos? Como Dicteoo como Liceo?2. Mi espritu vacila, pues sediscute tu nacimiento [5]. Unos dicen, Zeus,que naciste en los montes Ideos3;otros, que enArcadia. Quines, oh padre, no dicen laverdad? Los Cretenses, eternos mentirosos,

    los Cretenses que han llegado incluso aconstruirte una tumba, oh soberano4. Pero tno has muerto jams, t existes para siempre.En la Parrasia5 te dio a luz [10] Rea, all dondees ms densa la espesura de la montaa: desdeentonces ese lugar es sagrado, y ningunacriatura bestia o mujer penetra en lcuando necesita a Ilita6; los Apidaneos7 lollaman antiqusimo lecho de Rea.

    [15] All tu madre, despus de haber parido

    1 Los Gigantes.2 El Dicte es un monte de Creta, y el Liceo, de Arcadia.3 Esto es, en el Ida, monte de Creta.4 La frase entrecomillada, proverbial, se atribuye a EPIMNIDES DE CRETA (fr. 1 DIELS-KRANZ). En lo que ataea la tumba hay que decir que en la sepultura de Minos, rey de Creta e hijo de Zeus, rezaba la inscripcin Mnos toa

    Dis tphos; con el tiempo se borrMnos toa, quedando sloDis tphos, tumba de Zeus, lo que dio origen a laconfusin. Lo cuenta el escoliasta ad loc. (cf. ed. PFEIFFER, pg. 42).5 Regin de Arcadia.6 Divinidad femenina que preside los partos.7 Otro nombre de los Arcadios.8 Otro nombre de Arcadia.9 Si el Ladn y el Erimanto son dos conocidos ros de Arcadia, afluentes del Alfeo, poco o nada sabemos del Yan y delMelas, salvo que tambin son Arcadios. Los otros tres ros, Carin, Cratis y Metopa, han sido identificados en la mismaregin. Como puede verse, CALMACO nunca se hubiera extraviado en Arcadia.10 Hija de Ocano que, segn CALMACO, traslad a Zeus a Creta desde Arcadia, despus de atender a Rea en suparto. La madre del dios la recompens, llamandoNeda al ro que ella misma hizo brotar milagrosamente de la roca.11 El mar.12 Calisto, amada por Zeus y transformada por ste en constelacin. Con el dios tuvo un hijo, rcade, hroe epnimodel pueblo Arcadio.13 De omphals, ombligo. Los Cidones son un pueblo de Creta.14Panacra viene a ser Altas Cumbres, otro nombre del Ida.15 Genios bienhechores que protegieron a Zeus en Creta de las asechanzas de Crono. Ms tarde se llamarn as lossacerdotes asociados al culto de Zeus y Rea-Cbele.16 Epteto de Artemis: la de la tnica corta.17 Cf. HESODO, Teogona 96.

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    el fruto de sus entraas, busc una corriente deagua para lavar las manchas delalumbramiento, para baar tu cuerpo. Pero elcaudaloso Ladn no discurra an por all, ni elErimanto, el ms lmpido de los ros, y estaba

    seca[20] an toda la Acnide8,la que un da iba

    a ser llamada la tierra de las bellas aguas.Entonces, cuando Rea se solt el cinturn, seerguan sobre el lecho del hmedo Yannumerosas encinas; numerosos tambincorran sobre el Melas los carros; numerosaseran las bestias

    [25] que sobre el mismo cauce del Carintenan sus guaridas; los hombres iban y venana pie y sedientos sobre el Cratis y sobre elguijarroso Metopa: bajo sus pies fluan,numerosas, las aguas9.

    La venerable Rea dijo entonces, en mediode su angustia: Gea amiga, da a luz tambint; son soportables [30] los dolores de tuparto. As habl la diosa y, despus,extendiendo hacia arriba su vigoroso brazo,golpe la montaa con su cetro; sta se abrien dos, y un abundante chorro brot. Laventonces tu cuerpo, oh rey, lo envolvi en

    paales, y te confi a Neda

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    para que tellevase al refugio de Creta donde transcurriratu oculta crianza; a Neda, la ms venerable de[35] las Ninfas que la asistieron aquel da, y lade ms edad despus de stige y de Flira. Yno fue vana la recompensa de la diosa, ya quepuso el nombre de Neda a aquellas aguas; sucaudal numeroso se mezcla con las ondas deNereo11 junto a la plaza fuerte de losCaucones, que es llamada Lepreo: es el aguams antigua [40] que beben los hijos de la

    Osa, hija de Lican12

    .Al abandonar Tenas rumbo a Cnoso ambos lugares estn cerca, la Ninfa tellevaba, padre Zeus, cuando cay el ombligode tu cuerpo. Eso explica por qu desdeentonces llaman Onfalio los Cidones a esta[45] llanura13. Oh Zeus, las compaeras de losCoribantes, las Melias del Dicte, te tomaron ensus brazos: te meca Adrastea en una cuna deoro, y t chupabas la ubre opulenta de la cabra

    18 Ptolemeo II Filadelfo. CALMACO traza a continuacin un elogio entusiasta de su monarca y protector, alter ego deZeus en la tierra.

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    Amaltea, y vidamente consumas la dulcemiel, producto repentino de la abeja Pancrideen los montes Ideos que se llaman Panacra14.Alrededor de ti bailaron apretadamente losCuretes15 su danza guerrera, golpeando sus

    armas para que en los odos de Crono se oyerael estrpito del escudo y no tus gemidos.

    [55] Bellamente creciste, Zeus celestial,bellamente adquiriste fuerza; pronto te hicisteadolescente, y asom en tus mejillas el primerbozo. Aunque eras todava un nio, tuinteligencia era perfecta. A pesar de quehaban nacido antes, tus hermanos no tedisputaron [60] el cielo, la morada que tecorresponda. Los antiguos aedos no fuerontotalmente veraces. Decan que la suertedividi en tres partes los dominios de los Cr-nidas. Pero, quin que no fuera un completoinsensato iba a echar suertes entre Olimpo yHades? Lo justo es que los sorteos adjudiquencosas iguales, y entre stas [65] media unverdadero abismo. De mentir, que nuestrasmentiras sean, al menos, convincentes. No, noha sido el azar quien te ha hecho rey de losdioses, sino las obras de tus brazos, tu poder ytu fuerza, a quienes instalaste junto a tu trono.

    A la ms poderosa de las aves hicistemensajera de tus portentos. Ojal seansiempre favorables a mis [70] amigos! Deentre los hombres elegiste lo que es mejor. Noal que navega, ni al que agita su escudo, ni alaedo; a todos esos los dejaste a cargo de losdioses menores, y t escogiste para ti a los

    jefes de las ciudades, bajo cuyo dominio estel labriego, y el que empua la [75] lanza condestreza, y el que maneja el remo, y todocuanto existe. Qu no hay bajo el poder de un

    jefe? A los herreros los llamamos gente deHefesto; a los guerreros, de Ares; de ArtemisQuitona16 son los cazadores; de Febo, los quesaben bien los sones de la lira; pero los reyesvienen de Zeus17,y nada hay ms [80] divinoque los reyes de Zeus: por eso hiciste de ellostu parte. Les confiaste la guarda de lasciudades, y t, en lo alto de la ciudadela, estssentado, atento a quin gobierna al pueblo conmedios tortuosos y a quin lo hace con

    justicia. Pusiste en ellos la opulencia y la

    felicidad en abundancia; en todos, pero no [85]por igual. Prueba de ello es nuestro prncipe18:

    sobrepasa con mucho a los dems. Realiza por

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    la tarde lo que ha proyectado por la maana, sison asuntos importantes; si son cosas menores,al mismo tiempo que las proyecta. Otros, paralo mismo, necesitan un ao y, a veces, ms; aotros les estorbas t mismo las realizaciones

    [90] y echas por tierra sus propsitos.Salud, Crnida, a ti, el ms alto de los dioses,fuente de todo bien y de toda prosperidad.Quin podra cantar tus hazaas? Ni hanacido ni nacer; pues, quin sera capaz decantar las hazaas de Zeus? Salud, oh padre,salud una vez ms. Concdenos virtud yriquezas. Una felicidad sin virtud no haceprosperar [95] a los hombres, ni una virtudprivada de riquezas. Concdenos virtud yfelicidad.

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    II A APOLO

    Cmo se agita la rama de laurel de Apolo!Cmo se agita su morada entera! Lejos, lejosde aqu todo malvado. Ya golpea Febo laspuertas con su bello pie. De pronto, la palmeraDelia se inclina dulcemente [5] no loves? y el hermoso canto del cisne se esparcepor el aire. Abros vosotros mismos, cerrojosde las puertas! Girad, llaves! El dios no est

    lejos. Y vosotros, jvenes, preparaos para elcanto y para la danza.Apolo no se muestra a todos, sino solamente

    al que [10] es bueno. Quien lo ve, se es feliz, yquien no lo ve, desgraciado. Te veremos, ohFlechador, y no seremos nunca desgraciados.Que los nios no tengan silenciosa la ctara niel paso callado cuando Febo est en su morada,si es que quieren casarse y llegar a ver blancos[15] sus cabellos, y si ha de permanecer lamuralla sobre los antiguos cimientos1. Me

    complazco en los nios, porque su lira ya noest inactiva.

    Guardad silencio mientras escuchis el canto

    1 Las murallas de las ciudades en las que los nios habitan.2 De Licorea, ciudad fundada por los Delfos en la cumbre del Parnaso y protegida por Apolo.3 Alusin al mito de Nobe.4 De Licto, ciudad de Creta.5 Otro nombre de Delfos.6 Protector de pastores y rebaos.7 Ro de Tesalia.8 Al matar Zeus a su hijo Asclepio, Apolo se veng dando muerte a los Cclopes, forjadores del rayo. En castigo por suofensa, Zeus le orden que sirviese como esclavo a un mortal durante un ao. Febo se present en la corte de Admeto,rey de Tesalia, de quien, dicen algunos, se haba enamorado y a quien sirvi como boyero, trayendo la prosperidad a sucasa.9 Antiguo nombre de la isla de Delos.10 Habitantes del Cinto, monte de Delos.11 Bato es el fundador de Cirene, en las costas de Libia. Cf. HERDOTO, IV 155.12 Socorredor.13 De Claro, ciudad de Asia Menor donde exista un importante santuario en honor de Apolo.14 Sobrenombre de Apolo entre los pueblos Dorios.15 Se refiere a Teras, hroe epnimo de la isla de Tera.16 Otro nombre de Bato.17 Otro nombre de la regin Cirenaica.18 Diosa guerrera.19 Manantial de Libia donde fue construida la ciudad de Cirene.

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    de Apolo. Incluso el mar guarda silenciocuando celebran los aedos la ctara o el arco,instrumentos de Febo [20] Licoreo2.Ni siquieraTetis persiste en sus desolados lamentos porAquiles, su hijo, cuando escucha el hi pen,

    hi pen; y la roca que llora deja para ms tar-de sus dolores, la piedra hmeda que est fijaen Frigia, mrmol silente en vez de mujer queexhala dolorosos gemidos3. Gritad hi, hi. Noes bueno rivalizar [25] con los bienaventurados.Quien lucha contra ellos lucha contra mi rey;quien ataca a mi rey tambin ataca a Apolo. Eldios honrar al coro, si es que canta a suvoluntad. Lo puede hacer, pues se sienta a ladiestra de Zeus. El coro cantar a Febo no slouna [30] jornada: debe ser celebrado en muchoshimnos. Qu fcil es cantar a Febo!

    De oro es el manto de Apolo, y la tnica quese abrocha; de oro es su lira, y el arco Lictio4 yla faretra; de oro son tambin sus sandalias.Apolo es todo l oro y riqueza: Pito5 es buenaprueba de ello. Siempre [35] es hermoso,siempre es joven. Ni el ms mnimo bozocubri jams las tiernas mejillas de Febo. Suscabellos derraman por tierra esenciasperfumadas, pero no es un aceite aromtico lo

    que destilan sus melenas, sino la mismsimapanacea: en la ciudad en [40] la que alguna deesas gotas cae al suelo, todo es inmortal.

    Nadie tan rico en artes como Apolo. Lepertenecen tanto el arquero como el aedo, puesel arco y el canto estn encomendados a Febo.Suyos son las profetisas [45] y los adivinos.Febo es quien ha enseado a los mdicos el artede retrasar la muerte.

    Invocamos tambin a Apolo como Nomio6

    desde que en las riberas del Anfriso7 cuidaba de

    las yeguas de tiro, ardiendo de deseo por el

    20 Lugar de Libia, montaa y ro segn el escoliasta.21 Cirene, hija de Hipseo, rey de los Lapitas, raptada por Apolo y conducida a Libia por el dios.22 Montaa de Libia.23 Eurpilo, rey de Libia, haba prometido una parte de su reino a quien diera muerte a un len que diezmaba su ganado.Cirene llev a cabo la tarea, recibiendo a cambio lo que ms adelante constituira el reino de Cirene.24 Juego de palabras.Hivendra del imperativo hei, arroja, lanza.25 Alusin a la polmica literaria entre los defensores del gran poema (APOLONIO DE RODAS y su escuela) y lospartidarios del pequeo poema o epilio, entre los que se contaba CALMACO, apologeta furibundo de la miniatura y desus postulados estticos. Cf. la famossima respuesta a los Telquines, en el prlogo de los Aitia, y, entre otros

    epigramas, el XXVIII.26 Referido a cualquier ro de Oriente (Tigris, ufrates) cuya corriente arrastre muchos limos.27 Demter.28La Envidia fue arrojada del Olimpo.

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    joven Admeto8.[50] Fcilmente el ganado se multiplicar, y

    las cabras de los rebaos no carecern de cras,si Apolo fija en ellas, mientras pacen, sus ojos.Las ovejas darn leche y no permanecern

    estriles, y todas tendrn descendencia, y la queslo pari una cra dar a luz en seguidagemelos.

    [55] Siguiendo a Febo planearon loshombres sus ciudades, pues Febo se complacesiempre en la fundacin de ciudades, y elpropio Febo construye los cimientos. Tenacuatro aos cuando lo hizo por primera vez[60] en la bella Ortigia9,cerca del lago circular.Cuando volva de la caza, rtemis traa cabezasy cabezas de cabras Cintades10, y Apoloedific con ellas un altar: de cuernos hizo elbasamento, con cuernos ajust el altar, crneoseran los muros que puso alrededor. Asaprendi por vez primera Febo a erigir loscimientos de las ciudades.

    [65] Fue tambin Febo quien indic a Bato11

    mi ciudad de suelo fecundo, y, en forma decuervo, a la derecha del fundador, gui laentrada en Libia de su pueblo. Y jur darmurallas a nuestros reyes. Apolo siempre es fiel

    a sus juramentos.[70]Muchos te llaman Boedromio12, Apolo,muchos te llaman Clario13; en todas partestienes muchos nom-bres. Yo te llamo Carneo14:

    as te llaman en mi patria. Esparta fue, Carneo,tu primera morada; la segunda fue Tera; latercera, la ciudad de Cirene. Un descendiente,el sexto, de Edipo15 te llev desde Esparta a[75] la colonia Terea. Y desde Tera el fuerteAristteles16 te condujo a la tierra Asbstide17;

    te construy un hermossimo santuario e

    instituy en la ciudad un sacrificio anual en elque muchos toros, oh soberano, se precipitanpor ltima vez sobre sus flancos. Hi, hi, [80]Carneo, tan invocado por los suplicantes, tusaltares se cubren en primavera de tantas y tandiversas flores cuantas las Horas traen cuandoel Cfiro sopla roco, y en invierno, de dulceazafrn. Para ti brilla siempre el fuegoinextinguible, y nunca se amontona la cenizasobre el carbn de ayer. Grande alegra sintiFebo [85] cuando llegado el tiempo de las

    sagradas fiestas Carneas, los guerreros deEnio18,ceidos para el combate, danzaron entre

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    las rubias Libias. No haban podido an losDorios acercarse a las fuentes de Cire19; habi-taban Acilis20, de espesos valles. El propioSoberano los [90] vio y los mostr a su ninfa21

    desde lo alto de la cumbre Mirtusa22,all donde

    la Hipseide mat al len que devastaba losrebaos de Eurpilo23. No vio otro coro Apoloms divino que aqul, ni otorg a ningunaciudad [95] tantos beneficios como a Cirene, enrecuerdo del rapto de antao. Y los Batadasveneraron a Febo sobre todos los dioses.

    Hi, hi pen omos: fue el primer estribilloque invent el pueblo Delfo para ti, al tiempoque mostraste [100] tu habilidad con el arco deoro. Hacia Pito te dirigas cuando sali a tuencuentro la prodigiosa fiera, la terribleserpiente. T la mataste, disparndole, una trasotra, agudas flechas. Y grit el pueblo: Hi,hi pen, lanza24 tus dardos. Ya te engendr tumadre como auxiliador. Desde entonces se tesaluda as.

    [105] La Envidia habl furtivamente al odode Apolo: No me gusta el aedo cuyo canto noes como el mar25. Apolo rechaz a la Envidiacon el pie y dijo as: Grande es la corriente delro Asirio26, pero arrastra en [110] sus aguas

    muchos lodos y muchas inmundicias. A Deo

    27

    no le llevan las abejas agua de cualquier proce-dencia, sino el pequeo chorro que mana, sinmancha y puro, de la fuente sacra: la supremadelicia.Salud soberano. Y que el Reproche vayatambin adonde est la Envidia28.

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    III A ARTEMIS

    A rtemis celebramos no es buenoque la olviden los que cantan, a la quegoza con el arco y con la caza de la liebre, ycon el coro numeroso, y con los juegos enlas montaas. Para empezar, diremos cmo,siendo an muy nia, sentada sobre lasrodillas de su [5] padre, le dijo en un tonoinfantil: Dame, pap, una eternavirginidad, y muchos nombres, para queFebo no me aventaje. Dame tambin flechas

    y un arco. No, deja, padre, no voy a pedirteni una faretra ni un gran arco; ya mefabricarn los Cclopes en un instante [10]los dardos y un arco flexible. Permteme, s,llevar antorchas y ceirme una tnica concenefa hasta la rodilla, para matar bestiassalvajes. Dame tambin un coro de sesentaOceaninas, todas de nueve aos, todas ansin ceidor. Dame veinte ninfas Amnsides1

    por cradas [15], para que cuiden bien demis sandalias y, cuando haya terminado de

    disparar mis flechas contra linces y ciervos,de mis veloces perros. Dame todos los mon-tes y una sola ciudad, la que t quieras.Raro ser que rtemis baje a una ciudad.Vivir en las montaas, y [20] slo tomarcontacto con las ciudades de los hombrescuando me llamen en su ayuda las mujeresatormentadas por los vivos dolores delparto; las Moiras me asignaron, desde elmomento en que nac, la tarea desocorrerlas, pues mi madre me engendr y

    me llev en [25] su seno sin sufrimientoalguno, y sin esfuerzo dio a luz al fruto desus entraas. As habl la nia, y queratocar el mentn de su padre, extendiendolos brazos una y otra vez para conseguirlo,pero fue en vano. Riendo, asinti el padre y,acaricindola, dijo: Que las [30] diosas meden hijos semejantes, y me preocupar bienpoco de las iras de la celosa Hera. Recibe,hija, cuanto has querido pedir, y mucho ms

    1 Esto es, Cretenses. El Amniso es un ro de Creta.

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    2 Ro de Creta. Aparece aqu en vez del Amniso, cf. v. 15.3Tthtys, hija de Urano y de Gea, esposa de Ocano y madre de las ninfas Oceaninas u Ocenides. No confundir conTetis-Thtis, hija de Nereo y madre de Aquiles.4 Isla prxima a Sicilia, donde la leyenda situaba las fraguas de Hefesto. Hasta la poesa alejandrina no aparecen losCclopes como compaeros de forja del dios cojo.5 Del Osa, monte de Tesalia.6 Sicilia.7 Crcega.8 Los presentes que se hacen a un nio a quien se ve por primera vez.9 Cretense.10 Del Mnalo, monte de Arcadia.11 De Cinosura, ciudad de Laconia cuyas perras de caza eran muy apreciadas.12 En Arcadia.13 Ro de Tesalia, segn el escoliasta. Pero existe un contrasentido: si encontr a las ciervas en el monte Parrasio (Arca-dia), cmo iban a estar paciendo a orillas del Anauro (Tesalia)? Adems, el ro Celadonte (v. 107) y el monte Cerineo(v. 109) vuelven a situarnos en Arcadia.14 Afluente del Alfeo, en Arcadia.15 En Arcadia.16 Esto es, doncella, virgen.17 Gigante que, instigado por Hera, trat de violar a Leto, madre de rtemis y Apolo, quienes abatieron al monstruo.18 Monte de Tracia.19 De la ciudad y el monte homnimos, en Arcadia, o bien, etimolgicamente, el que nada tiene que ver con el mal (a-kaksios), esto es, bienhechor.20 Heracles, nieto de Alceo, rey de Tirinto en Arglide. Su fama de glotn aparece reflejada, por ejemplo, en las Ranasde ARISTFANES.21 Heracles.22 Hera.23 Segn el escoliasta, Frigia es una colina de Traquis, en Tesalia, donde Heracles fue quemado. ESTEBAN DEBIZANCIO habla de un lugar Frigio en el monte Eta, cerca de Traquis, llamado as porque all fue quemado(pephrkhthai) Heracles. La tradicin comn afirma que Heracles, envenenado por la tnica de Neso, dispuso para suna pira en la ms alta cumbre del monte Eta, y que, mientras la hoguera arda, fue arrebatado al cielo y convertido en

    dios.24 Atravesaba Heracles el pas de los Dropes, en el macizo del Parnaso, en compaa de su esposa Deyanira y de su hijoHilo, cuando el nio sinti hambre. Vio el hroe a Tiodamante, rey de los Dropes, arando, y le pidi algo de comerpara su hijo, a lo que el monarca se neg. Heracles desunci entonces uno de los bueyes de la yunta de Tiodamante, lodegoll y despedaz, y se lo comi luego en familia. En el nterin, su oponente reuni fuerzas contra el hijo de Zeus yentabl combate con l. Tiodamante muri en el transcurso de la lucha. La historia de Heracles y Tiodamante constituyetambin uno de losAitia calimaqueos (frs. 24 y 25 PFEIFFER).25 Variante de Amnsides. Cf. n. 1.26 Ro de la isla de Delos, de cuyas aguas se deca que comunicaban con las del Nilo. Cf.Himno a Delos, vv. 206 sigs.27 Ciudad de Laconia.28 Demo del tica.29 Demo del tica.30 Pueblo que habitaba el Quersoneso Turico, hoy Crimea.31 De Estinfea, ciudad del Epiro famosa por sus bueyes.32 Esto es, Alargada. Puede referirse a Creta, a Icaros una isla frente a las costas Licias o a Eubea.33 Ciudad de Panfilia, en Asia Menor.34 Macizo montaoso entre Laconia y Mesenia.35 Estrecho entre Beocia y Eubea.36 De Gortina, ciudad de Creta.37 Me viene a la memoria la intrpida y aguerrida Britomart, personificacin de la Castidad en The Faerie Queene, deSPENSER, una de las obras maestras de la literatura europea.38 Pueblo del noroeste de Creta, y tambin Cretenses en general. Cf. n. 9.39 Por haber cado en unas redes, dktya.40 Nombre del monte Dicte, al este de Creta.41 Epteto de rtemis en feso, Esparta, etc.42 Ninfa Tesalia hija de Hipseo, rey de los Lapitas. Apolo la rapt y la condujo a Libia; cf. Himno a Apolo, vv. 90 sigs.43 La tumba de Pelias, en Yolco (Tesalia). A la muerte de Pelias, su hijo Acasto organiz unos famosos juegos fnebresen su honor.44 Se trata de Procris, esposa de Cfalo, hijo de Deyoneo y rey de Tesalia, quien la mat involuntariamente en el curso

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    que voy a darte yo. Treinta ciudades teconceder, y no slo un recinto amurallado;treinta ciudades que no venerarn a otra[35] divinidad que no seas t, y sernllamadas de Artemis. Compartirs con otros

    dioses otras muchas ciudades, tanto delinterior como costeras, y en todas habraltares y bosques consagrados a Artemis. Ysers protectora de los caminos y de lospuertos. Dicho esto, [40] confirm suspalabras con un gesto de su cabeza. Marchla nia a Leuco, la montaa Cretea decabellos de selva, y, desde all, al Ocano,donde escogi a numerosas ninfas, todas denueve aos, todas an sin ceidor. Granalegra sinti Crato2, el gran ro; granalegra [45] sinti Tetis3 al enviar a sus hijasa la Letoide como compaeras.

    de una cacera. Recurdese el prodigioso lienzo de PIERO DI COSIMO sobre el tema, posible fuente de la bellsimaimagen de la ninfa muerta (Cerca del agua, en un lugar florido, / estaba entre la hierba degollada, / cual queda elblanco cisne cuando pierde / la dulce vida entre la hierba verde) en la gloga tercera de GARCILASO.45 Anticlea es la madre de Ulises, pero aqu no parece ella, sino una ninfa cazadora de la que no sabemos nada.46 Una de las empresas que reuni a la flor y nata de los Helenos. Atalanta fue la primera en herir al jabal enviadopor rtemis a Calidn, en Etolia, para castigar un olvido de su rey Eneo, y Meleagro, hijo de Eneo, lo remat. DueoMeleagro de los despojos del animal, se los ofreci a Atalanta, pero los hijos de Testio, tos del hroe, intentaron arreba-trselos. Meleagro los mat, asegurando as los despojos para Atalanta, que los llev a Arcadia, su patria.

    47 Centauros de Arcadia que intentaron violar a Atalanta y fueron muertos por las flechas de ella.48 Del Mnalo, monte de Arcadia donde tuvo lugar el episodio de la fallida violacin. Cf. n. 10.49 Esto es, vestida con la tnica corta, propia para cazar.50 El pas de Ccrope, esto es, Atenas. A Neleo se le crea fundador de Mileto.51 El Quesin es un cabo de la isla de Samos; el lmbraso, un ro de la misma.52 Helena era hija, segn una leyenda, de Nmesis, la divinidad del demo de Ramnunte, en el tica.53 Rey de Tirinto. Sus dos hijas, Lisipe e Ifianasa (tres, segn otros, aadindose a stas Ifnoe), se jactaron de ser mshermosas que Hera, y la diosa las castig con la locura. Por intercesin de rtemis, Melampo las cur, mezclando unashierbas con el agua de una fuente a la que ellas acudan a beber.54 Juego etimolgico entre Coria y la palabra koras, hijas.55 En Arcadia.56 Ciudad de Arcadia.57 La amansadora, la apaciguadora.58 Una de las Amazonas. Cf. v. 266.59 Se refiere al auls, un tipo de flauta.60 Entre Lidia y Frigia, en Asia Menor.61 Delfos.62 Se trata de Dugdamm, -rey de los Ummn-Manda en una inscripcin de Asurbanipal (apudE. FERNNDEZ-GALIANO, Lxico de los Himnos de Calmaco, III, Madrid, 1978, pg. 401). La expedicin, aludida aqu, de losCimerios a Asia Menor tuvo lugar a comienzos del siglo VII a. C.63 El Bsforo, bos-pron.64 Se trata de o.65 Ro de Lidia.66 Por Muniquia, una zona del puerto del Pireo, en Atenas.67 De Feras, ciudad de Tesalia.68 Rey de Calidn, en Etolia. Se olvid de ofrecer un sacrificio en el altar de Artemis, y sta, en castigo, envi un

    terrible y devastador jabal a sus tierras. Cf. n. 46.69 Agamenn, que fue castigado con el sacrificio de su hija Ifigenia por haberse jactado, al matar una cierva, de queArtemis no lo habra hecho mejor.71 Muertos por Artemis por haber atentado contra su virginidad.

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    Luego fue en busca de los Cclopes. Losencontr en la isla de Lpara Lpara hoy,pues entonces su nombre era Melignide4,junto a los yunques de Hefesto, en torno alhierro incandescente. Una gran obra los

    urga: fabricaban un abrevadero de caballos[50] para Posidn. Las ninfas seaterrorizaron al ver a los terriblesmonstruos, semejantes a las rocas Oseas5,todos con su nico ojo bajo la ceja,descomunal como un escudo hecho decuatro pieles de buey, brillando de manerahorrible. Y se aterrorizaron al or el ruidodel yunque que retumbaba en la distancia, yel fuerte [55] resoplido de los fuelles, y elpesado jadeo de los propios Cclopes. Puesresonaba el Etna, y resonaba la Trinacria6,morada de los Scanos, y resonaba la vecinaItalia; la propia Cirno7 dejaba or un granestruendo cuando aqullos, alzando losmartillos por encima de los hombros,golpeando por turno ya el bronce candente[60] al salir del horno, ya el hierro,resoplaban con todas sus fuerzas. LasOceaninas no podan mirarlos de frente sintemblar, ni recibir en sus odos el estrpito

    que producan. No es de extraar: lasmismas hijas de los dioses, ya crecidas, nopueden verlos sin temor; [65] cuando unade ellas desobedece a su madre, sta llama alos Cclopes, a Arges o a Estropes, y de loms profundo de la casa sale Hermes,untado de negra ceniza, y asusta a la nia,que corre a ocultarse en el regazo [70] de sumadre, tapndose los ojos con las manos.Pero t, Nia, eras an ms pequea tenas tres aos cuando Leto lleg,

    contigo en brazos, a casa de Hefesto, que oshaba invitado para darte los regalos debienvenida8. Entonces Brontes te sentsobre sus [75] robustas rodillas, y t teagarraste al espeso vello que poblaba supoderoso pecho, y se lo arrancaste confuerza. Sin vello permanece hasta hoy lamitad de su pecho, como sucede cuando laalopecia se establece en [80] la sien de unhombre y devora su cabellera. Despus,muy tranquila, les dijiste: Cclopes, ea,

    fabricadme un arco Cidonio9, y flechas, yuna aljaba hueca para los dardos. Tambinyo soy Letyade, como Apolo. Y [85]

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    cuando con mi arco cace una bestia solitariao un animal enorme, se lo podrn comer losCclopes. Hablaste, y ellos realizaron suobra: al instante quedaste armada, diosa.

    Partiste al punto en busca de tu jaura.

    Fuiste a Arcadia, al antro de Pan. Trinchabaste la carne de un lince Menalio10 paraalimentar a sus perras recin paridas [90].El Barbudo te dio dos perros de colorblanco y negro, tres de color rojizo y unomoteado, de los que son capaces de derribara los propios leones, saltndoles a lagarganta, y de arrastrarlos an vivos hastael cercado; te dio siete Cinosrides11 msrpidas [95] que el viento, las ms velocespara perseguir a los cervatillos y a la liebreque no cierra los ojos, las mejores pararastrear la guarida del ciervo y los cubilesdel puercoespn, ideales para conducirte traslas huellas del corzo. Al partir de all,seguida de tu jaura, [100] hallaste al pie delmonte Parrasio12 unas ciervas brincando,algo soberbio. Pacan en las mrgenes delAnauro13 de negros guijarros, ms grandesque toros, y les brillaba el oro de loscuernos. Te quedaste, de sbito, admirada,

    y dijiste a tu alma: Dignas de rte mis sonestas primicias de caza. Eran cinco entotal. [105] Cuatro cogiste, movindote conrapidez, sin ayuda de los perros, para quecondujeran tu veloz carro. A la restante, quehua por el ro Celadonte14 y que ms ade-lante, por designio de Hera, sera objeto deuno de los trabajos de Heracles, la acogi elmonte Cerineo15.

    rtemis Partenia16, matadora de Ticio17,

    de oro son no tus armas y tu cinturn; un

    carro de oro unciste, diosa, y a tus ciervasles pusiste frenos de oro. Dnde, por vezprimera, te condujo tu carro de cornudoscorceles? A la cumbre del Hemo18 Tracio,de donde vienen las rfagas de Breastrayendo fro huracanado a [115] los quecarecen de manto. Dnde cortaste el pinode tu antorcha y en qu llama la encendiste?En el monte Olimpo de Misia, y leinfundiste el soplo de luz inextinguible quedespiden los rayos de tu padre. Cuntas

    veces probaste, diosa, tu arco de plata? Laprimera 120 vez lo disparaste contra unolmo; la segunda, contra una encina; la

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    tercera, contra un animal salvaje; la cuarta,no ya contra una encina, sino contra unaciudad de malvados que llevaban a cabotodo tipo de crmenes contra propios yextraos. Desdichados aquellos sobre

    quienes descargas tu implacable clera! Lapeste consume [125] sus rebaos; la helada,sus campos; los ancianos se cortan elcabello por sus hijos; las parturientasmueren de un golpe sbito o, si consiguenescapar, dan a luz seres incapaces de tenerseen pie sobre sus tobillos. En cambio, a losque miras propicia y favorable la tierra lesda mies abundante, su ganado se [130]reproduce y su hacienda aumenta; no seacercan a la tumba si no es para llevar aalguien gastado por la edad; la discordia noarruina su linaje, la discordia que echa aperder las casas mejor asentadas; alrededor[135] de una sola mesa de fiesta ocupan susasientos todas las cuadas, las mujeres delos hermanos y las hermanas del marido.Seora, que forme parte de ellos quien esmi amigo verdadero; que forme parte deellos yo mismo, soberana, y que la poesasea siempre mi ocupacin. En mi canto

    estarn las bodas de Leto, en l estars tmuchas veces, y Apolo, y todas tus hazaas,[140] y tu jaura y tu arco, y el carro queconduce airosamente tu esplendor, cuandolo guas hacia la morada de Zeus. All, en elmismo umbral, sale a tu encuentro HermesAcacesio19 y recoge tus armas, y Apolohace lo mismo con la caza que lleves, o, almenos, lo haca,[145] antes de que llegarael fuerte Alcida20. Ahora Febo ya no tieneencomendada esa tarea, pues el Yunque

    Tirintio21

    est siempre delante de las puertaspara recoger lo que traigas, por si vienescon algn rollizo alimento. Y todos losdioses se ren de l con risa interminable[150], y, en especial, su propia suegra22,

    cuando trae desde el carro un toro enorme oun robusto jabal, y agarra al animal, que seagita convulso, por las patas traseras. Llegaa darte consejos, diosa, con marrulleracharla: Dispara tus dardos sobre losanimales dainos, para que los mortales te

    invoquen como auxiliadora, igual que a m.Deja a corzos y liebres [155] pacer en la

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    montaa. Qu mal hacen a nadie loscorzosy las liebres? Los jabales son, los jabales,quienes destruyen campos y plantas, y losbueyes son un gran mal para los hombres. Astos tienes que disparar. As habl y,

    rpidamente, volvi a afanarse en la enormebestia; pues ni siquiera cuando su cuerpo sehizo divino, en la hoguera Frigia23,ces ensu glotonera [160]. Su hambre es todavaaquella con la que, cierto da, se top conTiodamante24, que estaba arando. Mientrastanto, las Amnisades25cepillan a las ciervasdesuncidas del yugo, y les traen, comopasto, abundante racin del trbol que crecedeprisa, segado en la [165] pradera de Hera,del que se alimentan tambin los caballosde Zeus; y llenan los ureos pilones deagua, gratsima bebida para las ciervas.Entonces entras t en el palacio de tu padre.Todos te invitan a la vez a su lado, y ttomas asiento junto a Apolo.

    [170] Cuando las ninfas te rodean con sucoro, cerca de las fuentes del EgipcioInopo26 o en Ptane27 tambin es tuyaPtane, o en Limnas28, o en Alas Araf-nides29, tu residencia al llegar de Escitia,

    cuando pusiste [175] fin a los ritos de losTauros30,ojal entonces no