caicedo

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http://www.youtube.com/watch?v=Vfw4xj66SzU La narrativa de Andrés Caicedo y sus otros discursos. La obra de Luis Andrés Caicedo Estela podemos ubicarla dentro del llamado “Posboom” en la literatura latinoamericana, un periodo en el que los escritores y las literaturas surgentes trataban de establecer una relación que los diferenciara de la que en décadas anteriores, pero con particular intensidad en los sesenta, dio a conocer comercialmente una nueva camada de escritores latinoamericanos al mundo y ponía al continente a la vanguardia en materia narrativa. Es imposible concebir la escritura caicediana sin la influencia de Julio Cortázar, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique y Gabriel García Márquez, y es frecuente de hecho, encontrar rastros del llamado “macondismo” en su tempranísima obra. Algunas historias fantástico-mágicas, la apropiación de un castellano urbano latinoamericano que antes del “Boom” no había figurado en la literatura, la representación de la ciudad, o la predilección por personajes y mundos adolescentes son elementos que Caicedo construye basándose un poco en estas lecturas. Otra influencia latinoamericana que no se debe pasar por alto es la del Mexicano José Agustín, “de cuya novela Final de la laguna los jóvenes caleños sabían el dato exacto de cuantos cigarrillos de marihuana se fumaban sus protagonistas a decir de Sandro Romero y Luis Ospina, influencia que lo emparenta directamente con el movimiento mexicano denominado literatura o narrativa de la onda que tiene muchas cosas en común con su literatura. Harto conocidas en la obra de Caicedo son también las influencias de Edgar Allan Poe y Howard Phillips Lovecraft. que alimentan particularmente su pasión por lo macabro y lo grotesco; y un poco menos conocidas son sus lecturas de Nataniel Hawthorne, Hermann Melville, Malcom Lowry, Henry James, James Joyce y Flanery O’Conor; lecturas que complementa su fanatismo por el cine, el rock y la salsa para crear un universo particularísimo inscrito en la ciudad de Cali. Alfred Hitchcock, Luis Buñuel, Roman Polanski, François Truffaut, Nicholas Ray, John Huston, Robert Aldrich, Roger Corman, Ingman Bergman y Jerry Lewis están entre sus cineastas favoritos;

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http://www.youtube.com/watch?v=Vfw4xj66SzU

La narrativa de Andrés Caicedo y sus otros discursos.

La obra de Luis Andrés Caicedo Estela podemos ubicarla dentro del llamado “Posboom” en la literatura latinoamericana, un periodo en el que los escritores y las literaturas surgentes trataban de establecer una relación que los diferenciara de la que en décadas anteriores, pero con particular intensidad en los sesenta, dio a conocer comercialmente una nueva camada de escritores latinoamericanos al mundo y ponía al continente a la vanguardia en materia narrativa. Es imposible concebir la escritura caicediana sin la influencia de Julio Cortázar, Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce Echenique y Gabriel García Márquez, y es frecuente de hecho, encontrar rastros del llamado “macondismo” en su tempranísima obra. Algunas historias fantástico-mágicas, la apropiación de un castellano urbano latinoamericano que antes del “Boom” no había figurado en la literatura, la representación de la ciudad, o la predilección por personajes y mundos adolescentes son elementos que Caicedo construye basándose un poco en estas lecturas. Otra influencia latinoamericana que no se debe pasar por alto es la del Mexicano José Agustín, “de cuya novela Final de la laguna los jóvenes caleños sabían el dato exacto de cuantos cigarrillos de marihuana se fumaban sus protagonistas” a decir de Sandro Romero y Luis Ospina, influencia que lo emparenta directamente con el movimiento mexicano denominado literatura o narrativa de la onda que tiene muchas cosas en común con su literatura.

Harto conocidas en la obra de Caicedo son también las influencias de Edgar Allan Poe y Howard Phillips Lovecraft. que alimentan particularmente su pasión por lo macabro y lo grotesco; y un poco menos conocidas son sus lecturas de Nataniel Hawthorne, Hermann Melville, Malcom Lowry, Henry James, James Joyce y Flanery O’Conor; lecturas que complementa su fanatismo por el cine, el rock y la salsa para crear un universo particularísimo inscrito en la ciudad de Cali. Alfred Hitchcock, Luis Buñuel, Roman Polanski, François Truffaut, Nicholas Ray, John Huston, Robert Aldrich, Roger Corman, Ingman Bergman y Jerry Lewis están entre sus cineastas favoritos; así mismo, es un hecho bastante conocido entre sus lectores y fans, que Caicedo había coleccionado todos los álbumes de los Rolling Stones y que cultivaba una devoción similar hacia The Beatles. Otros rockeros influyentes en su obra son Eric clapton y su banda Cream, Janis Joplin, Bob Dylan y The Animals.

Respecto a estas dos últimas pasiones del escritor caleño, el chileno Alberto Fuguet escribe en su blog: Caicedo es de nicho, sí, y ese nicho fusiona lo que podría denominarse la sensibilidad emo con la furia del fanboy (los cinéfilos acérrimos y fetichistas) con la de un autor literario, una suerte de Cesare Pavese tropical […] es una suerte de Kurt Cobain literario y cinéfilo que es capaz de unir a los fans de André Bazin con los de Bob Dylan. Mientras García Márquez, el mismo año, se maravillaba con las mariposas amarillas, Caicedo se obsesionaba con Travis Bickle y Taxi Driver. Si a esto agregamos que esas influencias y lecturas ocurren en Cali, ciudad que determina definitivamente el mundo ficcional caicediano, faltaría solo anexar los nombres de Richie Ray y Bobby Cruz, Ray

Barreto, Rubén Blades, Héctor Lavoe y las demás estrellas Fania para redondear parcialmente esta enumeración.

No obstante las influencias, o mejor gracias a estas, la literatura de Caicedo se caracteriza por haber logrado una voz propia dentro de la narrativa latinoamericana y por la construcción de un universo particular que se alimentaba de sí mismo para expandirse e imponerse a sus lectores como realidad literaria y que alcanza su mayor elaboración en la novela Que Viva la Música. Al respecto Sandro Romero y Luis Ospina dicen en el prólogo a Destinitos Fatales que Andrés: “hablaba de Raymond Chandler, en el sentido de nutrirse de sus propios textos y correlacionar los temas de unos y otros, de tal manera que todos sus trabajos conformasen un corpus de fijaciones y argumentos recurrentes”. Su obra, tanto de ficción como de no-ficción, es el mayor testimonio de este proceso.

Respecto a las temáticas habría que iniciar diciendo dos cosas, en primer lugar que todas las narraciones de Caicedo son historias sobre adolescentes, escritas por un adolescente para ser leídas por sus pares; y segundo, que su narrativa parte, se inscribe y depende de la ciudad de Cali (Sandro Romero y Luis Ospina). En ese sentido se trata de una narrativa urbana que produce una representación de la condición de la adolescencia en una ciudad emergente (podríamos decir también adolescente) en el marco de las tensiones sociales y culturales que los años sesenta y setenta traen para Colombia y Latinoamérica. A saber, la Revolución Cubana que despertó en Colombia ímpetus de cambio y revolución; la Alianza para el Progreso, programa impulsado por el gobierno de Estados Unidos para contrarrestar el mensaje revolucionario emitido por Cuba; el movimiento hippie, la psicodelia, el rock, el cine y la contracultura norteamericana; el segundo impulso comercial de la música afroantillana nacido en Nueva York y que agrupaba las diferentes fusiones y géneros que se consumían bajo la etiqueta musical de la “Salsa” que dio lugar a un fenómeno muy particular de apropiación e identificación de los habitantes de sectores populares de la ciudad hacia esta música; las revueltas estudiantiles de Argentina y Francia; y finalmente, por los cambios que sufrió la ciudad a raíz de un impulso modernizador que tuvo su momento cumbre en la organización de los Juegos Panamericanos en 1973 y que se sustentó en gran parte gracias a la gran bonanza producida por los primeros influjos del narcotráfico en la ciudad.

En este marco su literatura refracta la realidad producida por el choque de estas tensiones históricas en la ciudad de Cali mezclando temas como la violencia, la droga, la locura, el amor, el despertar a la sexualidad, la música, el cine, o el horror entre otros. El universo caicediano está compuesto de personajes adolescentes que asisten y participan de la degradación que la modernidad y el influjo de las culturas foráneas producen sobre los valores tradicionales del establecimiento conservador y católico colombiano. Sus personajes son eternos atormentados por la droga, por la locura, por el rock que les mete ideas raras en la cabeza. El repertorio va desde los simples droguitos fáciles de la Avenida Sexta, para pasar por nos niños psicópatas del norte que asesinan a sus padres y hacen una fiesta, o por Robertico Ross, un “chutero” de 13 años que se inyecta cocaína para escapar a la depresión que le producía su inhalación; hasta llegar al canibalismo, el vampirismo, los complejos edípicos, el masoquismo o el voyerismo, entre otras perversiones y complejos que recurren en estos relatos y novelas obsesionadas “por representar universos corruptos” (Sandro Romero y Luis Ospina). También aparece el mundo de las galladas juveniles, lugar de expresión del ser y el poder del adolescente marginal; la noche y la calle como espacios y tiempos predilectos de los personajes, lo que acentúa su condición liminal perpetua; la mujer como compendio incomprensible de hermosura y perversidad, desde Berenice, pasando por Antígona hasta la síntesis que se hace María del Carmen Huerta, que con frecuencia llevan a la perdición a los personajes masculinos.

Sin embargo, lo que hace que la obra de Caicedo tenga un lugar preponderante en la literatura latinoamericana contemporánea es su calidad estética. Su estilo narrativo, que está en desarrollo durante toda su obra conocida, llega a cristalizarse en una frescura que incluye e integra a al narrador en primera persona una multiplicidad de voces y registros discursivos que la narrativa colombiana no había escuchado bien hasta el momento: tanto del adolescente burgués que se destruye y se aliena mediante el rock y la droga, tanto del joven marginal popular que goza de la música salsa y está imbuido en todo este lenguaje afrocaribeño que florece Que Viva la Música, como a los integrantes de las pandillas juveniles que son exterminadas luego por la policía, o el cinéfilo solitario que no tiene otro modo de relacionarse con el mundo más que el cine. Además de esta plurivocidad se puede decir que hay una integración de algunos recursos narrativos del cine a su escritura: la imagen es un recurso predominante sobre los tropos retóricos; la narración avanza más sobre la base de la acción que del diálogo, y la reflexión ocupa un lugar secundario. Finalmente conviene resaltar la capacidad para crear símbolos en un discurso ágil, fresco, y sencillo de leer, lo que convierte sus obras en una literatura muy potente para la interpretación que todavía no ha sido suficientemente explorada por la crítica.

Además de la ficción destacan en Caicedo la escritura dramática en obras editadas y publicadas por la Universidad del Valle en 1997 donde sobresalen piezas como El mar, El fin de las vacaciones, Los imbéciles están de testigo, La piel del otro héroe Las curiosas conciencias; la escritura periodística en la compilación de su producción crítica sobre cine llamada Ojo al cine, producto de su actividad en el Cineclub San Fernando y de su revista homónima de la que alcanzó a editar 5 números antes de poner fin a su vida. Y la escritura de no-ficción, género donde cabe mencionar las memorias del escritor caleño editadas recientemente por la editorial Norma bajo el título El cuento de mi vida donde, a decir de El Zudaca en su reseña publicada en el periódico La Palabra, Andrés Caicedo “en tono confesional, se ausculta, se exhibe sin pudor alguno, se recrimina, se compadece, dialoga consigo mismo, con su familia, con sus amores, con sus pocos buenos amigos” (Periódico La Palabra, Universidad del Valle, # 170, mayo de 2007).

Esperamos esta pequeña presentación de la obra aguce al lector neófito a internarse en los universos caicedianos y al lector iniciado a estudiar seriamente su obra, pues es ésta una deuda que a la fecha, 30 años después de su muerte y a pesar de la difusión mediática del escritor en Colombia, todavía conserva la crítica literaria colombiana. El contenido de este portal se propone contribuir en algo al saneamiento de esa deuda.

Biografía

Luis Andrés Caicedo Estela  nace el 29 de septiembre de 1951 y muere el 4 de marzo de 1977  en Cali, ciudad en la que pasó la mayor parte de su vida.

Se trata de un escritor precoz que desde que descubrió su vocación por la literatura no quiso perder ni un minuto de su vida, hasta el punto de convertir la construcción de su obra en una obsesión. En 1964, cuando entró a cursar tercer grado, escribió su primer cuento, El Silencio, pero es al parecer hasta 1969, año en que gana el segundo premio del Concurso Latinoamericano de la Revista Imagen de Caracas con el cuento Los dientes de Caperucita -del que había escrito siete versiones-, que Caicedo logra consolidar una disciplina en la escritura. Desde ese momento, Caicedo

continuó escribiendo cuentos cortos y piezas teatrales, y comenzó a escribir sus primeras novelas.

En la época de los festivales teatrales de los setenta se conocieron sus primeras obras teatrales Recibiendo al Nuevo Alumno y La Piel del otro héroe. Asistió a las reuniones un grupo de escritores de la ciudad llamado Los dialogantes que contaba con la participación de escritores y críticos como Carmiña Navia, Gustavo Álvarez Gardeazábal, y Eduardo Serrano entre otros y a partir de la cuál inicia un periodo de compulsividad en su consciente formación como escritor.

A su vez, y sin detener su actividad literaria, trabaja con el Teatro Experimental de Cali como actor. Allí funda el Cineclub de Cali, que inicialmente funcionaría en la sala del TEC para posteriormente ser trasladado al desaparecido Teatro Alameda y luego al Teatro San Fernando, cineclub que poco a poco se convierte en “una actitud generacional” para los jóvenes de Cali, epicentro de una intensa actividad cultural en la ciudad y que junto con Ciudad Solar –especie de posada - espacio cultural- se convierten en centro de operaciones y disipaciones de Andrés y su grupo de amigos. También es desde el cineclub que planea y ejecuta su folleto Ojo al cine que hacia 1974 se convertiría en la revista especializada sobre cine más importante de Colombia. Es también entre el cineclub y Ciudad Solar que Caicedo iniciaría sus proyectos cinefílicos con sus “pocos buenos amigos” entre los que sobresalen Hernando Guerrero, Luis Ospina, Carlos Mayolo y Sandro Romero, con quienes intenta llevar al cine su guión Angelita y Miguelángel, de cuyas grabaciones todavía se conservan algunos fragmentos.

En 1973, Caicedo viajó a Estados Unidos, con cuatro guiones de largometrajes escritos por él y que pretendía vender al cineasta Roger Corman. Fue allí donde iniciaría la escritura de Que viva la música y la redacción de Pronto, memorias de una cinesífilis, diario que pretendía convertir en novela. En 1974 escribió el cuento corto Maternidad, que él mismo consideraba su obra maestra. En 1975 publicó con el patrocinio de su madre en las Ediciones Pirata de Calidad su relato El Atravesado que tuvo un éxito relativo a nivel local. También entregó ese mismo año

la versión final de ¡Que viva la música! a Colcultura para ser publicada. En 1976 la casa editora Crisis, de Buenos Aires, compró los derechos de impresión de ¡Que viva la música! Caicedo intentaría por primera vez suicidarse ese año.

Finalmente y cuando tenía tan sólo 25 años, el 4 de marzo de 1977, después de recibir el primer original de la novela ¡Que viva la música! Publicado por Colcultura, Andrés Caicedo muere de una sobredosis al ingerir intencionalmente 60 pastillas de Seconal, según él, porque "vivir más de veinticinco años era una insensatez". Caicedo consideraba que debía dejar el mundo antes de pasar los veinticinco años, pero habiendo dejado una prueba de su existencia como forma de trascender.

A pesar de su temprana muerte, Caicedo dejó un gran legado a la literatura colombiana, el cual se puede ver reflejado en la obra de autores como Manuel Giraldo 'Magil', Octavio Escobar Giraldo, Rafael Chaparro Madiedo y más recientemente Efraím Medina y Ricardo Abdahllah. El grupo de teatro Matacandelas de Medellín ha presentado durante años la obra Angelitos Empantanados, basada en los cuentos homónimos del escritor.

Cronología

1951: Nace Luis Andrés Caicedo Estela, hijo de Carlos Alberto Caicedo y Nellie Estela

1956: Inicia sus estudios primarios en el Colegio Pio XI. 1958: Nacie Francisco José Caiciedo, hermano de Andrés,

este continúa su primarea en el Colegio del Pilar. 1960. comienza a dibujar sus primeras tiras cómicas.

Revela un marcado interés por la lectura. 1961: Muere Francisco José, el hermano menor de la 1ª

faimilia. Andrés queda como único hijo varón. 1964: ingresa a tercero de bachillerato en el colegio

Calasanz de Medellín. De esta época data su primer cuento El silencio.

1965: Ingresa al colegio San Juan Berchmans de Cali. Este establecimiento marca profundamente su universo literario.

1966: Escribe el relato Infección y suprimera obra teatral Las curiosas conciencias. Ingresa al colegio San Luis.

1967: Dirige su adaptación de La cantante calva de Ionesco. Escribe las piezas de teatro El fin de las vacaciones,  Recibiendo al nuevo alumno, el mar, Los imbécilestambién son testigos, y La piél del otro héroe, esta última ganadora del Primer Festival de Teatro Estudiantil. Comienza su novela La estatua del soldado de plomo. Se presume que por esta época comienza a escribir una reflexión sobre la elación entre libro, teatro y cine. Participa en los festivales de arte estudiantil de Cali.

1968: Culmina su bachillerato en el Colegio Camacho Perea. Se vincula al Departamento de Teatro de la Universidad del Valle en el cual permanecerá hasta 1971.

1969: Ingresa como actor al Teatro Experimental de Cali donde conoce a Enrique Buenaventura. Hace parte del grupo Los Dialogantes conformado hacia 1967 por estudiantes de la Universidad del Valle. Empieza a ejercer crítica cinematográfica en los diarios. El País, Occidente, y

El Pueblo. Su relato Berenice es premiado en el concurso de cuento Universidad del Valle y su relato Los dientes de Caperucita obtiene el segundo premio en el ConcursoLatinoamericano de Cuento organizado por la revista venezolana Imagen. Adapta y dirige Las sillas de Ionesco. Escribe los relatos Por eso yo regreso a mi ciudad, Vacío, Los mensajeros, Besacalles, de arriba abajo, de izquierda a derecha, El espectador, Felices amistades y Lulita, ¿que no quiere abrir la puerta?

1970: Adapta y dirige La noche de los asesinos de José Triana. Escribe el relato Antígona.

1971: Escribe los relatos Patricialinda, Calibanismo, Destinitos fatales, y El atravesado. También os ensayos Los héroes al principio (acerca de La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa) y El mar (sobre la obra de Harold Pinter).

1972: Escribe el guión Un hombre bueno es difícil de encontrar, basado en el cuento homónimo d eFlannery O’Connor. Escribe también los relatos El pretendiente y  El tiempo de la ciénaga (premiado Concurso Nacional de Cuento Universidad Externado de Colombia).

1973: Empieza a escribir ¡Que Viva la Música! Pasa una temporada en los Estados Unidos.

1974: vive en Ciudad Solar en una casa comunitaria con Hernando Guerrero, Luis Ospina, Jaime Acosta y Francisco Ordoñez. Con Carlos Manolo rueda la película Angelita y Miguel Ángel. Escribe Maternidad, cuento que considera su obra maestra. Aparece el primer número de Ojo al cine. Realiza un segundo viaje a los Estados Unidos para asistir a la muestra internacional de cine.

1975: El atravesado es publicado en Ediciones Pirata de Calidad. Escribe En las garras del crimen. Aparece en número 2 de Ojo al Cine. Entrega a Colcultura la redacciónfinal de ¡Que viva la música!

1976: La editorial Crisis de Buenos Aires compra los derechos de ¡Que viva la música! Aparecen los números 3. 4 y 5 de Ojo al cine. Escribe Pronto y Noche sin fortuna. Primer intento de suicidio de Andrés.

1977: el 4 de marzo, a la edad de 25 años, Andrés se suicida con sesenta pastillas de Seconal. En abril aparece su novela ¡Que viva la música! Editada por el Instituto Colombiano de Cultura en su Colección Popular.

Tomado de: Andrés Caicedo y su obra. Estudio crítico incluido en las ediciones de Norma de su serie Cara y Cruz de las obras de Caicedo.

Obra Mi cuerpo es una celda-una autobiografía-

Editorial Norma. Colombia, 2008.

En junio de 1976, Andrés Caicedo fue internado en la Clínica Psiquiátrica Santo Tomás de Bogotá. Estuvo 39 días sometido a un tratamiento de desintoxicación. Días antes de ingresar había intentado

suicidarse por segunda vez.

En la Santo Tomás no fue la primera vez que había estado internado, pero fue un momento clave en su espiral descendente hacia la autodestrucción. En esa clínica Andrés se puso a escribir a máquina como parte de su terapia. Ahí confeccionó lo más parecido a un diario de vida o, mejor dicho, un resumen de ésta. (Leer+)

El libro negro de Andrés Caicedo-La huella de un lector voraz-

Editorial Norma. Colombia, 2008.

Como el lector empedernido que era, Andrés Caicedo tomaba notas de cuanto leía. De un tirón escribía en su máquina Olivetti sus impresiones sobre los libros y sus autores. Cuando murió dejó un fólder titulado El Libro Negro en el que recogía breves reseñas, de gran agudeza y sarcasmo, irreverentes como todo lo suyo, sobre las decenas de libros, especialmente de literatura, que devoró durante su corta existencia. (Leer+)

El Atravesado.

Ediciones Pirata de Calidad. Cali, 1971. Editorial Mercedes.  Colombia, 1971. Editorial Norma. Colombia, 1997. Serie: colección

Milenio. Incluye: Maternidad (Relato) Editorial Norma. Serie: Cara y Cruz, Colombia 2003.

Incluye: Andrés Caicedo, Vida y obra.

Berenice. El atravesado. Maternidad. El Tiempo de la ciénaga,

Editorial Andes. Bogotá 1978. Serie: Colección Rotativa.

¡Que viva la música!

Instituto Colombiano de Cultura, Colombia. Colombia 1977. Serie: Biblioteca Colombiana de Cultura. Colección Popular.

Editorial Andes. Bogotá 1982. Serie: Novelistas del Día.

Editorial Plaza y Janés. Colombia, 1985 – 1999 (8 Ediciones). Serie: Selección Cultura Colombiana.

Ediciones Drake. Colombia, 1998, 2000.

Editorial Víctor Hugo. Colombia. Sin fecha. Editorial Norma. Colombia, 2001

Destinitos Fatales.

Editorial Oveja Negra, Colombia 1984. Serie: Biblioteca de Literatura Colombiana. Incluye: Prólogo crítico de Sandro Romero Rey y Luis Ospina (Compliladores); Calicalabozo (Relatos); Angelitos Empantanados o Historias para Jovencitos (Relatos); Noche Sin fortuna (Novela inconclusa).

Recibiendo al nuevo alumno

Editorial de la Facultad de Humanidades de la Universidad del Valle. Colombia, 1995. Serie: Tiempo Estético.

Angelitos empantanados o historias para jovencitos.

Editorial La Carreta Literaria, Medellín 1977. Editorial Norma, Colombia 1995, 2002. Serie: Cara y

Cruz. Incluye: A propósito de Andrés Caicedo y su obra.

Angelitos empantanados y los diplomas (historias para jovencitos)

Ministerio de Cultura. Bogotá 2000. Cuentos puestos en escena en teatro. Con: Los Diplomas. Dramaturgia Cristóbal Peláez González.

Teatro

Editorial Universidad del Valle. Colombia, 1997. Incluye las piezas teatrales: El mar; El fin de las vacaciones; Los imbéciles están de testigo; La piel del otro héroe; y Las curiosas conciencias.

Calicalabozo

Editorial Norma, Colombia 1998. Serie: La Máquina del Tiempo.

Editorial Norma, Colombia 2003. Serie: Cara y Cruz. Incluye: Andrés Caicedo, vida y obra.

Calicalabozo [grabación sonora], Colombia : Instituto Nacional para Ciegos. INCI, 2006.  Especificaciones: 1 Cd (5h 19m); formato DAISY; (requiere programa Incireader para su uso). INCIReader: programa lector de libros hablados en formato DAISY. Permite la lectura de libros almacenados en CD en formato especial perteneciente al consorcio internacional DAISY, grabados en INCI por locutores

especializados.

Ojo al cine

Editorial Norma, Colombia 1999. Serie: Colección vitral. Selección, y comentarios por Sandro Romero Rey y Luis Ospina.

Noche sin fortuna: acompañada del relato Antígona.

Editorial Norma, Colombia 2002.

El cuento de mi vida, Las memorias inéditas, Colección Historias no contadas

Editorial Norma. Colombia 2007. Incluye: colección de fotografías inéditas.

Traducciones a otras lenguas:

Salsavida: Roman

Im Peter Hammer Verlag, Koln, 1997. Aus dem spanischen von Klaus D. Hebenstreit. Título original: ¡Qué viva la Música!

Textos críticos sobre el autor

Una mirada a Andrés Caicedo . Por: Leonardo Abonía Ocampo ¡Qué vivan la música, la literatura y la gallada en

Calicalabozo!: Andrés Caicedo nos hace falta.   Por Harold Pardey

Topoanálisis del espacio en la obra   El mar , de Andrés Caicedo Estela: Estudio de las ensoñaciones de la casa de José y Jacinto desde la perspectiva de

Gaston Bachelard. Por: Leonardo Abonía Ocampo

En Libros:

ROMERO, SANDRO . Andrés Caicedo o la muerte sin sosiego. Grupo Editorial Norma. Bogotá, 2007.

COBO BORDA, Juan Gustavo. Andrés Caicedo: Destinitos Fatales. En: La Narrativa Colombiana Después de García Márquez. Tercer Mundo Editores. Bogotá 1990. Publicado en Internet bajo el titulo La demencia como fruto del rigor (Ver bibliografía crítica en Internet)

LINCK, Anouck. Andrés Caicedo: un meteore dans les lettres colombiennes. L'Harmattan, Paris 2001.

OCHOA MARÍN, Jorge Mario. La Narrativa de Andrés Caicedo. Fondo Editorial Universidad de Caldas. Manizales, 1993.

SHOUSE, Corey Clay. The unwriting of the lettered city: fiction, fragmentation and postmodernity in Colombia. UMI, Ann Arbor 1994.

TONO, Lucía. La oralidad desde la escritura: nuevas tácticas discursivas en tres novelas del posboom latinoamericano. Brown University, Providence (Rhode Island) 1999.

VARANINI, Francesco. La salsa y el suicidio. Andrés Caicedo: Cultura juvenil y cultura de la violencia en Colombia. En: Viaje literario por América Latina. El Acantilado, Barcelona 2000.

WILLIAMS, Rymond L. Andrés Caicedo - ¡Que viva la música!. En: Una Década de Novela Colombiana. La experiencia de los setenta.  Editorial Plaza y Janés. Bogotá 1981.

Monografías de Grado:

ECHEVERRY  B., Ana Cecilia.  Andrés Caicedo: literatura de música y droga. Colombia: Universidad del Valle, 1978. Monografía de grado de la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle.

HENAO RESTREPO, Darío. El Lumpen de la literatura: análisis de ‘Bomba Camará’ de Humberto Valverde y ‘Que viva la Música’ de Andrés Caicedo. Monografía de grado de la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle. Cali, Octubre de 1982.

OSPINA SILVA, Barney Alberto. Aspectos sociales en la obra de Andrés Caicedo. Colombia: Universidad del Valle, 1988. Monografía de grado de la Escuela de Estudios

Literarios de la Universidad del Valle. VALENCIA VALENCIA, Rodrigo. Cine, música y droga en

la narrativa de Andrés Caicedo. Colombia: Universidad del Valle. Facultad de Humanidades, 1985. Monografía de grado de la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle.

En Publicaciones Seriadas:

Andrés Caicedo: suicidio y consagración  EN: Sociedad y Economía: Revista de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Valle, Año 2004, # 006.

Andrés Caicedo o “el partido de la adolescencia”, EN: El Colombiano. Historias que Contar. Domingo 3 de Marzo de 2002. (Ver bibliografía crítica en Internet).

Andrés Caicedo: Un joven de medio siglo. EN: Gaceta Dominical El País. Septiembre 23 de 2001, # 567.

Una hermosa modelo que se convirtió en vampiro. EN: Revista Universidad de Antioquia. Año 1996, Octubre-Diciembre, # 246.

Andrés Caicedo: El delirio de una época   EN: Metáfora  Año 1993,  Volumen 1,  # 2.

Andrés Caicedo y Antonio Caballero: dos delirios. EN: Revista  Universidad de Antioquia. Año 1986, Julio-Septiembre, # 205.

Andrés Caicedo. Notas para una lectura EN: Universitas Humanística. Año 1986 Volumen 15,  # 25.

La Lucidez del sonámbulo. EN: Gaceta Bogotá. Año 1980, # 27.

En Internet:

¡Que vivan la música, la literatura y la gallada en Calicalabozo!: Andrés Caicedo nos hace falta. Periódico La Palabra. En http://lapalabra.univalle.edu.co/andres_caicedo.htm

El descentramiento de la palabra: Andrés Caicedo Estela. Por Gastón A. Alzate. En http://www.lablaa.org/blaavirtual/literatura/narrativa/Volumen2CapI.pdf

Un reguero de tinta sobre el manuscrito. Revista Red y Acción. En http://www.redyaccion.com/andrescaic03.htm

Andrés Caicedo o “el partido de la adolescencia”, Tomado de El Colombiano. Historias que Contar. Domingo 3 de Marzo de 2002. http://www.bibliotecapiloto.gov.co/bib_autor/noticias/colombia/marzo/2c_03.htm

Caicedo: conocido en su casa. Del blog de Alberto Fuguet. http://albertofuguet.blogspot.com/2007/04/caicedo-conocido-en-su-casa.html

Nota biográfica sobre Andrés Caicedo. http://www.lablaa.org/blaavirtual/biografias/caicandr.htm

La demencia como fruto del rigor. Reseña crítica de J. G. Cobo Borda al volumen Destinitos Fatales. http://www.lablaa.org/blaavirtual/publicacionesbanrep/boleti

n/boleti3/bol3/demencia.htm

Enlaces

Blog dedicado a Andrés Caicedo: http://andresquevivalamusica.blogspot.com/

Fragmentos de la obra de Andrés Caicedo: http://www.geocities.com/Athens/Parthenon/4429/andres.html

Página de Carolina Cuellar dedicada a Andrés Caicedo: http://www.geocities.com/cuellarcarolina/andres_caicedo.html

Fotoblog dedicado a Andrés Caicedo http://www.andrescaicedo.blogspot.com/

Texto del cuento “En las garras del Crimen” incluido en los volúmenes Calicalabozo y Destinitos Fatales. www.lablaa.org/blaavirtual/literatura/veinte/caicedo.doc