cabo de hornos

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Memorias de un viaje al fin del mundo

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  • VVVVomo muchas personas a quienes les gusta la navegacin, Cristina, mi mujer, y yo haca mucho tiempo que sobamos con cruzar el Cabo de Hornos en velero.-

    Era no slo una pretensin, diramos, turstica, sino algo parecido a un desafo, a la emulacin de tantos viajes que habamos ledo y relatos escuchados desde siempre y, especialmente en las llamadas charlas de amarra, mentideros de todo puerto adonde se juntan los navegantes a contar aventuras propias y ajenas.-

    Este deseo se vio incrementado luego de que vimos por televisin un documental acerca de la navegacin por ese mtico lugar, con un magnfico velero argentino basado en Ushuaia.-

    A partir de ese momento comenc las averiguaciones correspondientes, indicndome en la Casa de Tierra del Fuego las direcciones de algunas agencias de turismo que podran ayudarnos a concretar nuestro anhelado viaje.-

    Mientras tanto, habamos reclutado para la expedicin a otro matrimonio que, siendo tambin ambos navegantes, tenan nuestro mismo deseo de navegar esas latitudes que siempre nos impusieron gran respeto. Eran Diana y Roberto Fratantoni, con quienes habamos compartido muchas singladuras juntos o con nuestros respectivos barcos. Con ellos, se configuraba una tripulacin de lujo, pues son, as como Cristina mi mujer, pilotos de yate, siendo yo slo patrn.-

    Nos pusimos en contacto con una de esas agencias y concertamos el viaje para el 20 de enero, en un velero que no era el que habamos visto por televisin, pero nos aseguraron que sera igualmente extraordinario y su capitn era un avezado marino de esos remotos lugares, con mucha experiencia y con varios viajes al cabo.-

    A todo esto, a principios de enero de 1999, partimos con nuestro barco recin comprado, el Sailor (el Sailor 1000 n 1), a disfrutar navegando el ro Uruguay hasta Gualeguaych en conserva con unos amigos, con escala en Nueva Palmira, R.O.U.-

    Al regresar, ya cercana la fecha en debamos partir hacia Ushuaia, nos encontramos con un misterioso mensaje en el que la gente de la agencia de viajes nos deca que por un hecho fortuito nos haban tenido que cambiar de barco, dicindonos que no nos preocupramos porque el que nos ofrecan sera mejor.-

    Como ya estbamos lanzados a la aventura, aceptamos el cambio, dada la confianza que se haban sabido ganar los operadores tursticos, y partimos en avin hacia el sur, partiendo en avin a las 9 hs. del da 19 de enero de 1999. Llegamos muy bien, pero dos de nuestras valijas no aparecieron entre el equipaje, por lo que tuvimos que denunciar su prdida. Imagnense el problema, dado que en ellas llevbamos la ropa de abrigo que debamos usar durante la navegacin

    En el aeropuerto nos recibi el matrimonio propietario de la agencia de viajes y nos instal

  • en nuestro hotel, diciendo que se ocuparan de nuestras valijas, que furamos a pasear un rato y que despus pasaran a buscarnos para ir a ver el barco en el que navegaramos, que era el Callas. Para nuestra sorpresa y alegra, era el protagonista del documental que habamos visto por televisin!

    Esa tarde, antes de mostrarnos el Callas, nos llevaron al varadero de un club nutico del lugar para que viramos el barco que haban contratado primero, el que se encontraba en reparaciones. Parece ser que el propietario del mismo, a fin de prepararse para la temporada de navegacin, sac a tierra el barco para hacerle mantenimiento y modernizar el instrumental de a bordo. Al terminar dichas tareas, decidi hacer una pequea fiesta para festejar la nueva botadura, invitando a varios amigos, entre ellos quienes nos relataban el hecho; como haba un volquete con basura cerca del barco y estando por llegar los invitados, pidi que lo sacaran de all y el camin que lo hizo, accidentalmente golpe el barco, el que se desplom estrepitosamente sufriendo averas en su casco y problemas en el instrumental nuevo, todo ello ante la mirada horrorizada de los invitados que ya haban comenzado a llegar. Parece que el propietario sufri una aguda depresin que le dur algn tiempo.-

    Luego, nos reunimos en el Club Nutico con el dueo del Callas, Jorge Trabuchi, y su mujer Cristina para hablar del viaje y del barco. ste nos impresion como una persona excelente, culta y muy agradable, contndonos que tambin se desempea en el Museo Martimo de Ushuaia. Con ellos fuimos a ver el barco que es un magnfico ketch de 14,40 m de eslora y 4m de manga, casco de acero y mucha madera en su interior. Estuvimos un buen rato charlando con ellos, supongo que estara evaluando qu tipo de tripulacin tendra, y nos invit para que, al da siguiente,

    comenzramos nuestro viaje con una visita al Museo Martimo.-

    Volvimos al hotel y nos encontramos con la novedad de que haban aparecido las valijas, las que haban sido errneamente destinadas y cargadas en un crucero que sala para la Antrtida, pero las pudieron recuperar a tiempo. Nos salvamos!

    En la maana del 20, luego del desayuno, nos pasaron a buscar para llevar el

    equipaje al barco y hacer la visita guiada al Museo. ste es muy bueno y le estn haciendo a la antigua prisin una cantidad de obras de restauracin. Recorrimos varias salas y la rplica del faro de San Juan del Salvamento, pero tuvimos que salir rpidamente por cuanto la marea estaba bajando y debamos zarpar cuanto antes.-

    Llegamos al Callas alrededor de las 11,30 hs. y pese a varios intentos no pudimos zarpar por estar varados, as que decidimos tomarlo con calma, pese a nuestra lgica ansiedad; hicimos una picada y luego almorzamos, familiarizndonos con el barco y su maniobra, logrando zafar alrededor

  • de las 16,20 hs., zarpando con viento del SO a 30 nudos, slo con un foque, navegando maravillosamente el canal Beagle hacia el este.-

    Para nosotros todo es nuevo, el paisaje se nos presenta magnfico, de una soledad sobrecogedora y el mar con unas ondas suaves por popa, me llama la atencin pues se mueve de una manera diferente a las aguas que conozco, parece como si fuera ms denso que lo habitual. Algunos pinginos nos acompaan nadando cerca del barco.-

    Alrededor de las 20,45 hs. arribamos a Puerto Almanza, lo que para nosotros fue un gran acontecimiento, dado que el apellido de mi mujer es Almanza y el puerto lleva ese nombre por un antepasado suyo. All nos aprovisionamos de verdura, pan, frutillas, etc.-

    El lugar es un pequeo casero con un destacamento de la Prefectura Naval Argentina, algunas instalaciones de la Armada, y un par de pesqueros y un velero brasilero amarrados al muelle. Caminamos un poco, viendo los restos de la enlatadora de pescado que all funcion.-

    Estuvimos en Almanza slo unos minutos y cruzamos el Beagle hacia Puerto Williams, al que arribamos una hora despus. El viento haba cado mucho, hasta casi desaparecer.-

    En Williams amarramos a un viejo buque de la Armada Chilena llamado Micalvi, en el que funciona el Club Naval de Yates Micalvi; subieron a bordo empleados de aduana y migraciones e hicieron los trmites correspondientes y luego fuimos a la Capitana de Puerto a entregar el rol. Luego, como ya era bastante tarde y las emociones del primer da de navegacin nos haban cansado, comimos, brindamos y nos fuimos a dormir.-

    En la maana del 21 fuimos a la Capitana de Puerto a retirar el zarpe y luego a pasear por las inmediaciones, llegando hasta

    la aldea Ukika, donde conocimos a una de las ltimas yamanas puras, la Sra. Cristina Caldern, quien nos atendi en su casa muy amablemente y le compramos alguna de las artesanas que hace. Tambin vimos el barco de que est construyendo un pescador local, utilizando mtodos y herramientas tradicionales como la azuela y sierras de mano.-

    Ya volviendo, pasamos por el cementerio y fuimos al centro comercial del pueblo, en uno de cuyos negocios vimos un curioso letrero en la vidriera: Sr. Cliente: Ud. voluntariamente eligi, compr y consumi, por favor cancele o pondremos su nombre en la vitrina (vidriera). Se ve que el comerciante tena serios problemas con el cobro de sus ventas.-

  • Hicimos aguada y despus del medioda zarpamos, navegando con rumbo general E. Navegamos el paso Mackinley, dejamos por babor los islotes Gemelos y nos acercamos al famoso

    islote Snipe. En este momento no puedo dejar de recordar cuando, en pocas de Frondizi, tuvimos un litigio con Chile por este islote y se deca que es una piedra en medio del mar que no sirve para nada y que debamos cedrsela a los chilenos, los que al final se quedaron con l. Al verlo all, como un verdadero centinela en medio del canal, desde donde se controla todo el trfico martimo que entra y sale de l, no pude menos que sentir pena por nosotros y rabia contra nuestros dirigentes. Desde su alta ubicacin en el islote, un Alcalde de Mar (Alcamar) que custodia el lugar, nos llam por

    radio pidiendo que nos identifiquemos y digamos adnde nos dirigimos, suponemos que ms que nada para hacer acto de presencia y cortar un poco la monotona de su guardia en tan desolado lugar.-

    Hay bastantes pinginos nadando alrededor y el viento casi ha desaparecido en esa agradable y nublada tarde austral, de una impresionante soledad.-

    Inmediatamente despus de dejar por babor el Snipe, pasamos por el buque hundido Logos, que en 1987 choc contra el islote Solitario. Este buque se encuentra con slo parte de la proa bajo el agua. Luego viramos hacia el sur, encarando el paso Picton (Ay, que nombres queridos para nosotros!), barajando la costa de la isla Navarino por el este.-

    A las 17,30 hs. atracamos en el muelle de madera de Puerto Toro, en esa isla. Vino el Alcamar a hacer los papeles y luego fuimos a caminar por el lugar, visitando la diminuta y muy

    prolija capilla de Ntra. Sra. del Carmen (alrededor de 4x2,5 m.), vimos en la playa los restos de un barco de madera muy interesante y llegamos hasta un arroyito de aguas muy negras por la turba. Ms tarde, con Jorge, fuimos hasta una pequea pennsula que divide la caleta en dos, en la que pude ver unas casamatas muy bien camufladas, ubicadas para defender la entrada del

  • puerto en la poca del conflicto de 1977-78. Cont Jorge que en algn momento pudo ver emplazadas ametralladoras pesadas en ese lugar.-

    Pedimos al Alcamar el estado del tiempo en el cabo de Hornos y ste pidi a la isla Lennox que preguntara a Hornos, dicindonos que el viento all era de 25 n. del SO, con rfagas de 40n. y la ola de 2,5 a 3m, con probabilidad de lluvias, por lo que decidimos pasar la noche en Toro y zarpar por la maana. Comimos centolla en cantidad, bien regada con excelente vino y nos fuimos a dormir en paz.-

    A la maana siguiente, 22 de enero, pedimos al alcamar que nos averiguara el estado del tiempo en Hornos y, luego de las consabidas consultas, nos comunic que el viento y el mar estaban calmos, por lo que desayunamos y a las 9,15 hs. dejamos Puerto Toro, el poblado ms austral del mundo.-

    Navegamos el paso Goree, con la isla Navarino por estribor, con poco viento, el que se fue refrescando despus de dejar por babor el islote Del Medio, lo que nos permiti establecer las cuatro velas. El mar est planchado y el clima fresco pero con sol, magnfico.-

    Alrededor de las 12 hs. abandonamos el paso, entrando en la baha Nassau, que es una enorme porcin de mar, rodeada por varias islas y lo que llama mucho la atencin es el cordn de picos nevados que se ve, a lo lejos, por el oeste. Es un paisaje verdaderamente imponente, su vastedad y belleza producen una fuerte emocin, especialmente porque no hay absolutamente nadie alrededor, la soledad y el silencio son impresionantes.-

    Durante el trayecto las mujeres, muy prosaicas e imponindose a los deseos de la tripulacin masculina y especialmente del capitn, se lavaron el pelo, secndolo luego con secador elctrico, para lo cual hubo de ponerse en funcionamiento el ruidoso generador de electricidad. Todo un incordio en esa inmensidad.-

    Luego de estos menesteres femeninos y para aplacarnos, nos prepararon una magnfica picada con buena msica de fondo (como notarn, la navegacin es muy tranquila y relajada), aprovechando yo esos momentos para escribir en mi libretita las impresiones del viaje y para una amensima charla con el resto de la tripulacin.-

    Alrededor de las 13,30 hs. aparecieron los primeros delfines jugando cerca de la proa del barco, eran cinco y estuvieron un buen rato con nosotros deleitndonos con sus juegos. Nosotros parecamos chicos con juguete nuevo, corramos de un lado al otro para verlos mejor y fotografiarlos si era posible.-

    La navegacin por la baha Nassau fue un verdadero placer, dado que el mar estaba calmo, el viento suave y un magnfico sol reinaba en el cielo. Navegbamos teniendo por estribor las islas Wollaston, con sus innumerables bahas, caletas, cabos y elevaciones, realmente un paisaje increble.-

    Tres horas despus entramos en la baha Arquistade, pasando por entre las islas Freycinet y

  • Deceit, acompaados nuevamente por un show de delfines que durante ms de diez minutos juguetearon por proa y parecan responder a nuestros llamados y silbidos. Realmente fue un gran espectculo el que nos regalaron esas criaturas.-

    Continuamos la navegacin por el Paso Mar del Sur, entre las islas Herschel y Deceit, y avistamos ya la mtica isla Hornos. El viento no era mucho, el mar estaba en relativa calma y la emocin del momento nos impact a todos. Al fin veamos la ansiada meta!

    Al salir del paso y abrirse el mar, que slo presentaba por el sudoeste la isla Hornos, la inmensidad fue grandiosa, veamos el famoso Pasaje Drake y tambin la causa de tantos naufragios, haba gran cantidad de escollos que sobresalan slo algunos pocos metros sobre el mar, como si fueran garras, especialmente los islotes Deceit, los que producan una imagen terrorfica al pensar en cmo sera estar all de noche y con tormenta, en pocas en que no haba las ayudas a la navegacin con que hoy contamos.-

    Nos fuimos acercando a Hornos y tuvimos a la vista la caleta San Len, lugar en el debamos fondear y desembarcar, pero notamos que el boyn de amarre no estaba y al consultar al alcamar del Faro Monumental, nos inform que lo haban retirado para hacerle mantenimiento. Como el desembarco all es bastante dificultoso y no podamos hacerlo en el bote de goma, decidimos continuar y cruzar el cabo de Hornos sin desembarcar en la isla, dado que el cruce era el fin que nos habamos propuesto en nuestro viaje.-

    La emocin era muy grande, yo estaba al timn en ese momento y para no ser yo solo el que timoneara al pasar, vino Roberto para gobernar juntos en el anhelado pasaje del cabo. El barco pareca subir la cuesta de esas grandes ondas y bajar por el otro lado, pero senta que ese inmenso mar nos deca claramente cuando me d la gana los trago como a tantos otros.-

    Veamos el inmenso pen que es el cabo, en toda su magnificencia y rodeado de rompientes, gracias a que el da estaba claro y con bastante sol, pensando cuntos lo habran visto como el ltimo confn de Amrica al cruzar de uno a otro ocano y para cuntos esa habra sido su ltima visin.-

    A las 18,30 hs. pasamos por el travs de la baliza que marca el meridiano del cabo de Hornos y, en medio de nuestra emocin y algaraba, apareci una botella de champagne con la que brindamos alegremente por nosotros y por los que haban cruzado antes, tambin se hizo un brindis por los que all quedaron en el intento de pasar de uno a otro ocano. Adems, entregamos al mar algo del precioso brebaje, como una libacin.-

  • Luego vir a babor, navegando el Pasaje de Drake hacia el este, el que se presentaba con una onda alta y tendida, todo muy tranquilo, En ese momento ced el timn a Cristina, mi mujer, quien nuevamente cruz el meridiano del cabo, esta vez de oeste a este.-

    Luego de este segundo cruce del cabo, el viento empez a refrescarse y a arbolarse un poco el mar, por lo que nos dirigimos, siempre con Cristina al timn, desandamos el Paso al Mar del Sur con un cielo amenazador, entrando nuevamente a la baha Arquistade con algo de lluvia y bastante viento. Al rato de entrar a la baha aparecieron los delfines que nos acompaaron mucho tiempo, hasta que llegamos a la caleta Martial, de la isla Herschel, en la que fondeamos con dos anclas engalgadas y 30m. de cadena muy pesada, en alrededor de 9 m. de profundidad y con fuerte viento del NE y E. Despus de una oppara comida y ms brindis, nos dormimos, estando todos muy cansados por las emociones del da y el trabajo del fondeo y, seguramente, algo habrn influido los brindis reiterados.-

    A la noche, el viento rol al NO, soplando a 30 nudos, con rfagas de mucho ms, pero casi no nos enteramos por lo profundo de nuestro sueo.-

    En la maana del 23, luego de desayunar, comenzamos con la tarea de levar anclas. La CQR con cadena sali con relativa facilidad gracias al malacate, pero la de cepo engalgada dio bastante trabajo y ms an traerla a bordo.-

    Salimos navegando el canal Bravo y, por l, desembocamos en la baha Nassau, con bastante buen tiempo. Durante esa navegacin, que fue muy tranquila aunque llovi varias veces, nos visitaron frecuentemente manadas de delfines que hacan toda clase de piruetas y les encantaba nadar bajo nuestra proa, golpendose algunas veces con ella, y ponindose de costado para mirarnos a los que nos asombamos por la borda. Todo un espectculo!

    Cuando navegbamos por la baha Nassau, avistamos a lo lejos por babor la sombra negra de una patrullera chilena, cuyo personal al vernos nos llam por radio pidiendo que nos identificramos. Jorge contest pero no nos escuchaban y pudimos ver como la patrullera viraba y vena a nuestra encuentro, por lo que nuestro capitn le pidi al alcamar de Lennox que le hiciera puente, pudindose ver luego que el buque continu con su patrulla. Mucho despus, cuando salamos del paso Richmond, vimos a lo lejos la patrullera, la que, aparentemente, no se comunic con nosotros nuevamente. Todo esto ocurra en medio de un atardecer esplendoroso, con nubes color fuego y rayos de sol que las atravesaban.-

    Era casi de noche cuando atracamos nuevamente en el muelle de madera de Puerto Toro. Acabbamos de amarrar cuando se present el alcamar del lugar, portando un libro de actas, manifestando que como no habamos respondido a los reiterados llamados de una unidad de la Armada chilena, el capitn (Jorge) debera comparecer ante las autoridades navales de Puerto Williams en cuanto arribara a l, para dar las explicaciones correspondientes por su actitud. Le rela-

  • tamos lo sucedido, pero le hizo firmar a Jorge la notificacin contenida en el libro. En realidad esos llamados, si existieron, no los escuchamos, pese a estar la radio encendida y haber gente cerca de ella a las 21,40 hs. en que dicen haber intentado la comunicacin.-

    El agua de los tanques se termin, por lo que despus de comer fuimos los hombres a buscarla al arroyo que desemboca en la caleta del puerto, la que viene de los trbales, por lo que es colorada y sucia, pero decantada sirve para lavar. Para el aseo personal usaremos agua mineral.-

    Esa noche sopl bastante y volvi a llover, pero dormimos bien, pese a un grupo de jvenes que, en el muelle, se dedic a hacer todo el ruido posible, incluidos tambores Cosas de la confraternidad argentino-chilena.-

    A eso de las 10 de la maana del 24 soltamos amarras, navegando el paso Picton, con rumbo a la isla de ese nombre, la que rodeamos por el norte hasta alcanzar la caleta Banner, arribando a Puerto Pabelln despus de medioda, con mucho viento del SO (30 nudos y rfagas de mayor velocidad). El muelle all existente est en muy malas condiciones, por lo que slo pudimos amarrar la proa al extremo de l y luego almorzamos. Este es otro lugar totalmente desolado y el viento reina, aunque el paisaje es con colinas de un verde intenso y bello.-

    Debo aclarar que el lugar est deshabitado, vindose las instalaciones abandonadas del personal de alcalda de mar.-

    Una cosa que tambin agreg algo interesante a nuestro viaje fue el hecho de que yo haba llevado el libro Tres hombres a bordo del Beagle, de Richard Lee Marks, el que lea para mi en los ratos libres y tambin en voz alta algunos pasajes que nos contaban las extraordinarias aventuras de Darwin, Fitz Roy y los tres yamanas que llevaron a Inglaterra. Especialmente la trgica odisea de Alan Gardiner que sucedi all mismo, en Banner, culminando con su muerte por hambre en baha Aguirre (Spaniard Harbor) en 1851.-

    Despus de almorzar, con mi mujer, Cristina, bajamos a tierra con alguna dificultad y caminamos por la playa de la caleta hasta el arroyo que all desemboca y luego subimos por su orilla algn trecho, recordando que all estuvo el misionero anglicano Alan Gardiner antes de ir a morir de hambre a Puerto Espaol.-

  • Volvimos y subimos por la ladera que baja hasta la caleta, llegando a una pequea gruta con una imagen de la Virgen, en la que, considerando que esa es una tierra argentina, dej una medalla de la muy criolla Nuestra Seora del Rosario de San Nicols. Continuamos subiendo y llegamos hasta el puesto abandonado del alcamar y sub la torre de madera que hay en el lugar para fotografiar la caleta y nuestro barco.-

    Regresamos al Callas y zarpamos con yankee, trinqueta y mesana, siendo alrededor de las 16 hs., con viento muy fuerte.-

    Estuve timoneando, haciendo bordes, con rumbo general oeste. Alrededor de las 17 hs. cruzamos una lancha de prcticos que, siendo amigos de Jorge, se acerc a saludarnos y dijo que nos encontrara en puerto Harberton cuando llegsemos all, alejndose saltando de ola en ola hacia su apostadero.-

    Alcanzamos el islote Snipe a las 18,45 hs., recibiendo el consabido llamado del alcamar. Haba cado mucho el viento y entregu el timn a Cristina, mi mujer (esta aclaracin es vlida porque la mujer de Jorge tambin tiene ese nombre, aunque no sabe navegar), continuando la navegacin hacia el oeste, en demanda de Puerto Williams.-

    Cerca de la medianoche llegamos a Puerto Williams y amarramos nuevamente en el Club Naval de Yates Micalvi. Comimos y la tripulacin procedi a baarse en las bastante precarias instalaciones del club.-

    En la maana del 25, luego del desayuno, lo acompa a Jorge a la Capitana de Puerto para hacer el descargo por el incidente con la patrullera, pero no nos pudieron atender, dicindonos que regresramos ms tarde. Caminamos un rato por el pueblo. Volvimos y luego de una espera considerable lo atendieron slo a Jorge, quien tuvo que recibir de pi las amonestaciones que le dirigi el Capitn de Puerto por un hecho que consideramos inexistente. All se dio por terminada la cuestin.-

    Nos entregaron los correspondientes diplomas que acreditan el cruce del cabo de Hornos y nos informaron que el polica internacional que deba autorizar nuestra salida del territorio chileno, estaba en el cabo de Hornos, por lo que no podamos zarpar hasta tanto volviese, por lo que tuvimos que esperarlo. Como llova, no nos import mucho.-

    Despus del medioda lleg de Hornos el polica internacional, el que a bordo del Callas realiz los trmites correspondientes y, dado que ya tenamos el zarpe de la autoridad portuaria, nos dijo que podamos abandonar el territorio chileno, lo que procedimos a hacer de inmediato.-

  • Al ir cruzando el canal Beagle hacia Puerto Almanza, el personal de Prefectura Naval Argentina nos llam por radio con el consabido: Velero que navega con rumbo general norte, identifquese por favor, como yo estaba cerca de la radio respond identificando el velero, a lo que me respondi el operador solicitndome la posicin, a lo que respond que me tena a la vista, pero dado que insisti le pas la posicin dada por el GPS y ah termin la cuestin (se ve que estaba muy aburrido el operador de radio).-

    Pasamos cerca de la isla Gable, por el lado oeste, el que presenta el Frontn Gable, que es una inmensa pared de roca, de considerable altura, que prcticamente cierra el canal Beagle al navegar desde Ushuaia hacia el Atlntico.-

    En puerto Almanza hicimos los trmites de entrada a la Argentina, llamndole la atencin al personal de Prefectura el apellido de mi mujer (Almanza). Parece ser que un conocido del bisabuelo de Cristina quiso establecerse en ese lugar e instalar una enlatadora de pescado, para lo cual necesitaba fondos, los que fueron provistos por el Sr. Almanza. En agradecimiento por el prstamo, este seor cuyo nombre desconozco, le puso al lugar Puerto Almanza, el que se conserva hasta nuestros das.-

    All nos tomamos fotos con todo letrero que dijera Almanza (puestos de Prefectura y Armada), caminamos un poco por el casero y zarpamos hacia Puerto Harberton. Para ello, gracias a la gran experiencia de Jorge en esos parajes, navegamos dejando la isla Gable por estribor, cruzando los pasos Piedrabuena y Remolcador Guaran, el que segn las cartas no deja paso, pero siguiendo algunas enfilaciones que nuestro capitn conoca y le transmita a Roberto que estaba al timn, pudimos pasar sin inconvenientes, aunque algunas veces con slo un palmo de agua bajo la quilla. Tambin haba en esos lugares gran cantidad de cachiyuyos, que haba que esquivar para no tener problemas con la hlice o el timn.-

    As llegamos a la isla Martillo, a la que nos acercamos para ver una pinginera que hay en ella. Realmente fue un magnfico espectculo ver esa gran cantidad de aves haciendo un ruido infernal con sus gritos, en su hbitat natural, al que no se permite acercarse mucho para no molestarlos. Desde all, dejando por babor la isla Yunque, nos dirigimos a Puerto Harberton. Nos llam la atencin, mientras navegbamos, una columna de humo que se alzaba algo al norte de nuestra posicin, pero no pudimos determinas qu era.-

    Un rato despus, atracamos al muelle de la estancia Harberton y vino a visitarnos a bordo el dueo del lugar, que es amigo de Jorge, y estuvo charlando un buen rato con nosotros. Entre otras

  • cosas nos cont que en esos momentos haba un pequeo (an) incendio forestal en una parte del campo, por lo que nos ofrecimos Jorge y yo para ir a colaborar en el control del fuego hasta que llegaran los bomberos, lo que fue aceptado de muy buena gana.-

    Bajamos a tierra, vestidos con nuestras camperas de agua y botas, y en una camioneta del establecimiento nos dirigimos al lugar del incendio, llevando tambin a tres o cuatro chicas de las que hacen pasantas en Harberton (Jorge dijo que aunque a mi no me llamara la atencin, esa era la mayor concentracin de mujeres jvenes de la toda la zona). Llegamos hasta un lugar en el que debamos dejar la camioneta para continuar a pie. Tuvimos que vadear un par de arroyos que traan bastante agua, tratando de que no se nos inundaran las botas y, luego de caminar un rato llegamos al lugar del incendio, en el que ya estaban trabajando con motosierras, palas, baldes, etc.-

    All nos encontramos con varios rboles con sus troncos y copas encendidas, los que eran derribados por los operarios de las motosierras, los que muchas veces no avisaban la cada, por lo que debamos estar muy atentos para evitar accidentes. En ese lugar aprend que el incendio no slo se da en la superficie, en los rboles, sino que como el piso es principalmente de turba, lleva el fuego oculto por debajo, por lo que hay que tener mucho cuidado de extinguir tambin el fuego que no se ve. A mi me ocurri que estando acarreando baldes de agua, en un momento sent mucho calor en la planta de mis pies y era que el suelo estaba muy caliente por el fuego que corra por abajo y me estaba quemando la suela de las botas. Trabajamos bastante tiempo, casi en total oscuridad, salvo por el fuego, hasta que nos avisaron que llegaban los bomberos y emprendimos el regreso, medio a tientas, vadeando nuevamente los arroyos en los que hubo algunas cadas y mojaduras.-

    Pasamos por la casa principal y all pude ver que la cocina econmica (a lea) estaba encendida y que la chapa superior estaba casi al rojo vivo, lo que se destacaba mucho en la oscuridad reinante (parece que no la apagan nunca). Exhaustos llegamos a bordo y nos dormimos profundamente (dice Cristina que yo tena un olor a humo insoportable).-

    Luego fuimos a recorrer el parque y a visitar el lugar en el que la Dra. Goodall hace sus investigaciones sobre mamferos marinos, disciplina en la que es conocida y consultada mundialmente. All pudimos ver parte de su coleccin de esqueletos y el laboratorio en el que prepa-

  • ran los especmenes.-

    Esa tarde dejamos Puerto Harberton para dirigirnos hacia la baha Cambaceres, en la que entramos con mucho cuidado, pues Jorge dijo que en algn lugar del estrecho canal de entrada, haba una piedra cuya ubicacin precisa no recordaba. En eso estbamos, entrando muy despacio, cuando se oy como una campanada el golpe de la piedra contra el casco de acero, pero dada la poca velocidad que traamos, no hubo ninguna consecuencia para el barco.-

    A orillas de la baha se encontraba el campamento de investigacin arqueolgica del profesor Piana, a quien bajamos a visitar. Esto fue un interesantsimo agregado a nuestro viaje, pues pudimos ver en el terreno cmo hacan las excavaciones buscando restos de los antiguos pobladores del lugar, mostrndonos Piana objetos hallados con una antigedad de varios miles de aos y explicndonos como all consideraba l que se haban realizado ritos de iniciacin de los jvenes guerreros yamanas, mostrndonos los sitios en los que esto haba tenido lugar. Realmente una experiencia inigualable.-

    Esa noche, fondeados en la baha interior, celebramos nuestra despedida, pues al da siguiente desembarcaramos en Harberton para ser conducidos por tierra hasta Ushuaia. Hubo canto, bailes, centolla y champagne para la celebracin, pero todo esto no pudo borrar la nostalgia que ya comenzbamos a tener por los excelentes momentos pasados en tan buenos lugares y en inmejorable compaa-

    Por la maana dejamos la baha Cambaceres, navegando nuevamente hacia puerto Harberton, donde nos esperaba una camioneta para llevarnos de vuelta a Ushuaia. Hubo muchos abrazos, ojos hmedos y palabras que se negaban a salir de nuestras gargantas. Miramos por ltima vez el Callas y partimos