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CABARET VOLTAIRE facebook: Editorial Cabaret Voltaire www.cabaretvoltaire.es [email protected] Escena de caza (furtiva) de Agustín Gómez Arcos La represión en los últimos años del franquismo ¿Quién era don Germán Enríquez, Jefe de Policía asesinado, objeto de unas fastuosas honras fúnebres en la catedral de una ciudad minera del norte de España? ¿Por qué, en ese día de luto, se vislumbra un punto de regocijo agazapado entre velos negros y caras de circunstancias? Agustín Gómez Arcos nos introduce en los subterráneos del crimen, de la ambición y del poder; en la intimidad más secreta de los poderosos y sus secuaces. Desnuda, sin omitir detalles, los engranajes de la represión, de la tortura, de la clandestinidad de las víctimas. Escena de caza (furtiva), finalista premio Goncourt, es su novela más violenta y fascinante. La más cargada de esperanza. Novedad marzo 2012 ISBN 978-84-938689-7-0 480 páginas PVP 22.95 euros

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Page 1: CABARET VOLTAIRE · No es una Almería lírica lo que fue mi infancia. Nací en 1933 y los tres años de la guerra civil son el principio de mi memoria, muy dura. En Enix comía migas

CABARET VOLTAIRE facebook: Editorial Cabaret Voltaire [email protected]

Escena de caza (furtiva)de Agustín Gómez Arcos

La represión en los últimos años del franquismo

¿Quién era don Germán Enríquez, Jefe de Policía asesinado, objeto de unas fastuosas honras fúnebres en la catedral de una ciudad minera del norte de España? ¿Por qué, en ese día de luto, se vislumbra un punto de regocijo agazapado entre velos negros y caras de circunstancias?

Agustín Gómez Arcos nos introduce en los subterráneos del crimen, de la ambición y del poder; en la intimidad más secreta de los poderosos y sus secuaces. Desnuda, sin omitir detalles, los engranajes de la represión, de la tortura, de la clandestinidad de las víctimas. Escena de caza ( furtiva), finalista premio Goncourt, es su novela más violenta y fascinante. La más cargada de esperanza.

Novedadmarzo 2012

ISBN 978-84-938689-7-0480 páginas

PVP 22.95 euros

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Agustín Gómez Arcos: Un hombre libre

Extracto de las entrevistas contenidas en Agustín Gómez Arcos: un hombre libre. (Años 1991, 1992, 1997, 1998.)

¿Le amarga España?En realidad sí, pero mi situación es privilegiada. Desde la muerte de Franco regreso pero nunca es definitivo. Cuando me cabreo, me voy a Francia. Mis amigos dicen que lo mío es un cabreo constan-te. La verdad es que cabrearse es sano para vivir y para crear.

¿Cree en la reconciliación?La reconciliación es mentira. No ha existido nunca. Lo que hoy estoy viviendo en España con esta crispación es más duro que lo que yo viví en el franquismo. Es muy grave que se le deje al país sin pasado. Y aquí se ha hecho un gran esfuerzo por borrar el pasado.

¿Cree más en Francia?En Francia la democracia es más que una actitud vital, es una religión.

¿Tiene aquí asignaturas pendientes?Sí, en cierta manera. De todas formas mi obra novelística la he escrito en francés. Vivo una situación extraña. Puede que algún día mis libros se traduzcan al español. Soy una especie de fantasma en este país.

¿Le marcó mucho su infancia?No es una Almería lírica lo que fue mi infancia. Nací en 1933 y los tres años de la guerra civil son el principio de mi memoria, muy dura. En Enix comía migas de salvado, como los cerdos. Iba a los montes a arrancar esparto durante doce o catorce horas, algo que no se puede imaginar. Pero eso lo he transformado en memoria para novelas. En mis novelas siempre sale Almería, irremediablemen-te, aunque salga como otra ciudad. Mi tema sempiterno ha sido la miseria porque la miseria es mi recuerdo. Mi infancia y la vida de mi familia está recogida en el libro «El niño pan», que es un libro de lectura en los liceos de Francia.

¿Cómo vivió la etapa madrileña?Muy mal. Un detalle. Recuerdo que en aquella época yo iba a comer a una casa de comidas donde iban los ciegos de los «iguales», iban los colilleros y todo eso. Allí se comía a real la albóndiga y si tenías dos reales comías dos albóndigas. Estaba en la calle Pizarro de Madrid. De eso no me olvidaré nunca. La primera habitación que tuve en Madrid la alquilaba una señora que era una antigua cuple-tista, un personaje bastante divertido, bastante extraño. Nos la alquilaba a dos personas, un chico que era albañil que dormía por la noche, y a mí que era un poco farandulero y dormía por el día. Son anécdotas que nunca he contado pero dan ejemplo de lo que eran mis tiempos aquellos. Es lógico cuando se empieza. El bachillerato lo he hecho en Almería y luego me fui a la Universidad, a Barce-lona, donde sólo estudié dos años de Derecho. Decidí entonces que la carrera universitaria no era lo mío sino la escritura. Fue cuando decidí irme a Madrid. Así estuve diez o doce años, que en realidad compartía entre las dos ciudades. Vivía como ahora que estoy siempre entre Madrid y París. Hice todas esas cosas que hay que hacer para sobrevivir y que continué haciendo en el extranjero, fregar platos, limpiar casas, fregar escaleras, dar clases de español a veces.

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¿Cómo se forja la decisión definitiva de irse a París?Cuando me dieron el segundo premio Lope de Vega de teatro, que se convirtió en accésit lo que conllevaba que no se estrenaba la obra, decidí que no tenía nada que hacer en este país. Pensé que un cambio de aires y de horizonte me iría muy bien. Aprendí otra lengua, escribí en otra lengua y ese fue el cambio que ha sido muy saludable para mi manera de pensar, de escribir y de relacionarme profe-sionalmente a través de mi escritura que es lo que verdaderamente me interesa.

Percibo en tu trayectoria literaria una importante relación entre teatro y novela, teatro dentro de novela. Hay un sentido de espectacularidad, de teatralidad en todas, tus novelas.Yo creo que en todas mis novelas hay el sentido del espectáculo. El hecho de haber hecho y escrito teatro durante mucho tiempo ha sido para mí como una aportación para la novela. En primer lugar para el diálogo, porque en el teatro aprendí lo que es dialogar. Por ejemplo, casi todos los novelistas, tienen sistemáticamente un problema con el diálogo. Yo no tengo ninguno. Yo sé casi instintivamente cuándo un personaje debe hablar. Cuando los personajes dialogan en uno de mis libros, siempre lo hacen porque es estrictamente necesario para la composición del libro, para dar una de las dimensio-nes de la novela. Como lo aprendí en el teatro, nunca he tenido problemas con eso.

El autorAgustín Gómez Arcos (Enix 1933 - París 1998) nace en el seno de una familia republi-

cana. A los 20 años, tras haber finalizado su bachillerato en Almería, se desplaza a Barcelona para estudiar derecho, pero pronto descubre que su vocación es la literatura y, su auténtica pasión, el teatro. A mediados de los años 50 se traslada a Madrid donde trabaja como actor, director de teatro y traductor. Su labor de dramaturgo se ve premiada, en dos ocasiones, con el Premio Nacional Lope de Vega pero la censura prohíbe la representación de sus obras. Aco-sado por la dictadura, decide exiliarse: primero en Londres, luego, definitivamente, en París donde se instala en 1968, dedicándose, desde entonces, al género narrativo. Gómez Arcos murió tras haber publicado 14 novelas en francés, haber sido galardonado con numerosos premios literarios, finalista del premio Goncourt en dos ocasiones –Escena de caza ( furtiva) y Un pájaro quemado vivo– y condecorado con la Orden de las Artes y las Letras francesas con grado de caballero (1985) y oficial (1995). Su obra forma parte del programa educativo de los liceos franceses. Murió, en suma, como un escritor prestigioso y, como tal, fue enterrado en el cementerio de Montmartre.

Otros títulos de Agustín Gómez Arcos en Cabaret Voltaire El cordero carnívoro, Ana no, La enmilagrada, El niño pan y Poesía (Obra completa).

La traductoraAdoración Elvira. Catedrática (EU) del Departamento de Filología Francesa de la Univer-sidad de Granada. Ha impartido clases de traducción literaria, como profesora invitada, en varias universidades extranjeras (Pekín, Moscú, Kiev, Bruselas, Saarbrüken, La Habana, Es-trasburgo). Ha traducido para Cabaret Voltaire: ¿Estáis locos? de René Crevel (Premio Stend-hal de traducción 2008), El cordero carnívoro (2008), Ana no (2009) y La enmilagrada (2010) de Agustín Gómez Arcos.

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FELICIANO FIDALGO, París 21 NOV 1978

Patrick Modiano, Premio Goncourt de novelaEl español Agustín Gómez Arcos, finalista

Archivado en: Patrick ModianoPatrick Modiano Declaraciones prensaDeclaraciones prensa Agustín Gómez ArcosAgustín Gómez Arcos Premio GoncourtPremio Goncourt Premios literariosPremios literarios NovelaNovela NarrativaNarrativa PremiosPremios EventosEventos GenteGente

LiteraturaLiteratura SociedadSociedad CulturaCultura

Patrick Modiano, de 33 años, tiene además los premios Roger Nimier 1968 y Feneón 1969. Suobra literaria, traducida a más de catorce idiomas, gira en torno a la segunda guerra mundial yla ocupación alemana de su país. «Todo es aleatorio en mis libros, no hago realismo», hadeclarado sobre su estilo literario. Entre sus novelas figuran La place de l'Etoile y Lesboulevards de ceinture; la editorial Alfaguara ha publicado en castellano Los bulevaresperiféricos y próximamente aparecerán La ronde de nuit y Livret de famille.

Un español, finalistaNacido en Almería, el señor Gómez Arcos llegó a Francia en 1968 tras una breve estancia enInglaterra, «porque comprendí que estaba más cercano a la cultura francesa». En Españahabía escrito teatro (Elecciones generales, Los gatos, Diálogos de la herejía), pero la

imposibilidad de representarlo lo incitó al autoexilio. En Francia ha escrito y publicado cuatronovelas: El cordero carnívoro, María República, Anna no (130.000 ejemplares) y la que ahora

compite en el Goncourt, que, en dos meses, ha superado los 30.000 ejemplares de venta. Hasido traducida en ocho idiomas, pero nunca se publicaron sus novelas en español, «porqueningún editor me ha hecho proposiciones en tal sentido».El señor Gómez Arcos insiste en quevive fuera de la circulación literaria de moda, «porque no cultivo el personaje». En vísperas dela selección del Premio Goncourt, mantuvimos con él la conversación que se transcribe acontinuación.

P. ¿En qué escuela o tradición literaria se incluiría usted?

R. Soy independiente y lo reivindico. No creo en las teorías y soy lo bastante iconoclasta comopara rechazar los cenáculos. Para mí escribir es otra cosa. Escribir, para mí, es una pasiónvital, y la practico como un ejercicio de la libertad individual. Por eso me fui de España. Por otraparte, como parece ser que tengo talento para escribir, considero esto como un deber hacialos demás.

P. ¿Qué es para usted la novela en esta sociedad de consumo?

R. En esta sociedad, como en otra cualquiera, la novela es la memoria de la humanidad, másque cualquier otra expresión literaria. Es el único sentido que tiene para mí. Me explico con unejemplo capital: el político, olvida; el escritor, no.

P. ¿Qué opinión le merecen los premios literarios?

R. Son un negocio inventado con el consenso de todas las partes interesadas. A veces, escierto, los premios coinciden con la calidad literaria.

P. ¿Por qué los escritores españoles se desconocen en Francia y en el mundo, y por quécualquier medianía extranjera, francesa en particular, se valora tanto en España?

R. En primer lugar, porque España no ha sabido vender su cultura. Por lo que se refiere a los

MARTES, 21 de noviembre de 1978

ARCHIVOEDICIÓN

IMPRESA

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escritores, la culpa es también del sistema español de derechos de autor. En Francia es eleditor quien vende al extranjero, mientras que en España es el autor o sus herederos. Estocomplica el intercambio. En segundo lugar, la libertad de expresión tradicional en Europa hainfluido también, porque la libertad añade algo a la calidad. En España hay que ser un geniopara ser considerado, mientras en el extranjero se valora el talento. Todo lo dicho explicaría elcomplejo de inferioridad del español ante lo que viene de fuera, con detrimento para losvalores del interior.

Escena de caza (furtiva) es una novela sobre la tortura con todos los personajes inherentes

(torturador, cómplices y víctima) en la que, al final, surge un nuevo personaje que, un día, echamano del fusil y dispara. El semanario Le Point ha escrito sobre el libro de Gómez Arcos: «La

novela de Gómez Arcos merece el Goncourt.» El diario Le Matin: «Una riqueza de escritura

absolutamente inaudita.» L'Humanité Dimanche: «Ha nacido un gran novelista francés.» LeMonde: «El anuncio de la esperanza de la que era portador ha resurgido aquí.» L'EstRepublicaine: «Novela de un poderío monumental.»

© EDICIONES EL PAÍS, S.L.

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Muere en París Agustin Gómez Arcos, autor que combatió la desmemoria del franquismo El escritor de 'El cordero carnívoro' buscó en la lengua francesa la libertad literaria

OCTAVI MARTÍ, París 21 MAR 1998

Archivado en: Dramaturgos Escritores Agustín Gómez Arcos Novela Narrativa Teatro Literatura Gente Artes escénicas Espectáculos Cultura Sociedad

Aparte de la fascinación que siempre ejerce quien renuncia a la facilidad de la propia lengua, Agustín Gómez Arcos ofrecía al mundo cultural francés una imagen de España truculenta, repleta de monstruos y vísceras, de torturadores y curas. "Le doy las gracias al catolicismo por haber me hecho comprender por fin que Dios no existe", escribía provocador. Hijo de un ex alcalde republicano, crecido en un mundo de miseria y represión, dentro de una familia dividida, pastor de cabras en su niñez y adolescencia, enfrentado al mundo universitario, escritor precoz que vio cómo sus obras teatrales eran prohibidas por la censura franquista, Gómez Arcos inició su carrera de autor doblemente exiliado en 1975, cuan do ya llevaba nueve años viviendo en Francia. Su obra le hizo acreedor de varios premios y en 1995, junto con Julian Bames y Albert Cossery, fue condecorado por el ministro de Cultura y nombrado Oficial de las Artes y las Letras. Uno de sus textos, Ana, non (1977), fue llevado al cine por Jean Prat, con Rogelio Ibáñez y Germaine Montero como protagonistas. En él la Ana que justifica el título acaba por cerrar la casa familiar y marcha hacia ese Norte mítico en el que la gente es o era más rica, culta y civilizada. La obra está repleta de alegorías, mezcla detalles de la realidad más inmediata con un cierto de lirio lírico: "La novela surge del choque entre la realidad y nuestro imaginario".

El recuerdo infantil, filtrado por el poso de la crueldad, permitía transformar al superagente Conesa en lo que había sido, matarife

sin aura, mamporrero sin pesquisa. Gómez Arcos no dejó de describir los mecanismos del poder, de ese elemental entramado que sirve a los ricos, a la Iglesia o a los militares. "Los pobres, cuando pierden algo, lo pierden para siempre... incluso un botón. No recuperan nada. Ni el tiempo perdido".

La homosexualidad aparece como motivo de rechazo y marginación desde su primer libro, en el que el protagonista, cuando nace, tarda quince días en abrir los ojos para no ver la mediocridad de la derrota republicana. Catástrofe, batalla perdida, sueño roto, da igual. Esa voluntad de memoria y la rabia ante la mansuetud de una transición política fundada en la amnesia le empujan a dedicar sus libros "a la III República, que nacerá un día, aunque tenga que nacer del fuego".Lentamente, al mismo tiempo que Valle-Inclán y el teniente coronel Tejero dejaban su puesto a la movida y el pelotazo, el recuerdo de Gómez Arcos se hacía cada vez más y más imaginario, con una España poblada de fantasmas coprófagos y niños que se trasladan al Sur, que buscan en el pasado y en Marruecos la verdad oculta, ésa que según el escritor nadie quiere oír en la península.

SÁBADO, 21 de marzo de 1998

A RCH IV OEDICIÓN

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04/03/2012http://elpais.com/diario/1998/03/21/cultura/890434801_850215.html

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