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1 Caballeros delincuentes en la España barroca 1 . Miguel Fernando GÓMEZ VOZMEDIANO Universidad Carlos III de Madrid y Archivo de la Nobleza [email protected]; [email protected] Abriles y caballeros, hay pocos buenosAdagio popular. Frente al arquetipo, fraguado por la tratadística de la época 2 , del noble como garante la paz social, dechado de virtudes o persona de seso y peso, la documentación extrajudicial relativa a la España de los Habsburgo conservada en archivos y bibliotecas, en especial los diarios íntimos, la correspondencia personal, los pliegos de cordel, las gacetas, las relaciones de sucesos y los avisos de Corte 3 están repletos de datos, rumores e impresiones sobre rencillas, escándalos, crímenes, violencias o conflictos protagonizados o alentados por hidalgos, caballeros y miembros de la baja nobleza en general. Curiosamente de muchos de tales incidentes o delitos apenas queda otro rastro que un comentario o unas pocas líneas en unas memorias o en el intercambio epistolar entre cortesanos, aristócratas y plebeyos. No obstante, creemos que tales informaciones y rumores nos permiten conocer de primera mano 1 Esta investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España a través del proyecto Palabra y Poder: Escritura, Representación y Memoria en la Monarquía de los Austrias (HAR 2008-05529). 2 Sendas panorámicas sobre la nobleza hispana a través de sus textos en David GARCÍA HERNÁN, La Nobleza en la España Moderna, Madrid, 1992; además de en Adolfo CARRASCO MARTÍNEZ, Sangre, honor y privilegio: La nobleza española bajo los Austrias, Barcelona, 2000; así como en Juan Antonio GUILLÉN BERRENDERO, Los mecanismos del honor y la nobleza en Castilla y Portugal, 1556-1621, tesis Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2009. 3 A este respecto, nos remitimos, entre otros, a los trabajos de Jean-Pierre ÉTIENVRE, “Entre la relación y la carta: los avisos” in María Cruz GARCÍA DE ENTERRÍA y otros (eds.), Las Relaciones de Sucesos en España (1500-1750), París-Alcalá de Henares, 1996, pp. 111-121; GIMENO BLAY, F.M., “Misivas, mensajeras, familiares… Instrumentos de comunicación y de gobierno en la Castilla del Quinientos” in Antonio CASTILLO GÓMEZ (ed.), Escribir y leer en el siglo de Cervantes, Madrid, 1999, pp. 193-209; Pedro MARTÍN BAÑOS: “La carta en el Renacimiento y el Barroco. Guía bibliográfica” in Cuadernos de Historia Moderna. Anejos, 4 (2005), pp. 187-201; Santiago MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, “Memoria aristocrática y cultura letrada: usos de la escritura nobiliaria en la Corte de los Austrias”in Cultura Escrita & Sociedad, 3 (2006), pp. 58-112; así como Zsuzsa BARBARICS y Renate PIEPER, “Handwritten newsletteers as means of comunications in Early Modern Europe” in Fernando BETHENCOURT y Florike EGMOND ( ed), Cultural Exchange in Early Modern Europe, Cambridge, 2007, III, pp. 53-79.

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1

Caballeros delincuentes en la España barroca1.

Miguel Fernando GÓMEZ VOZMEDIANO

Universidad Carlos III de Madrid y Archivo de la Nobleza

[email protected]; [email protected]

“Abriles y caballeros,

hay pocos buenos”

Adagio popular.

Frente al arquetipo, fraguado por la tratadística de la época2, del noble como garante la

paz social, dechado de virtudes o persona de seso y peso, la documentación extrajudicial

relativa a la España de los Habsburgo conservada en archivos y bibliotecas, en especial los

diarios íntimos, la correspondencia personal, los pliegos de cordel, las gacetas, las relaciones

de sucesos y los avisos de Corte3 están repletos de datos, rumores e impresiones sobre

rencillas, escándalos, crímenes, violencias o conflictos protagonizados o alentados por

hidalgos, caballeros y miembros de la baja nobleza en general. Curiosamente de muchos de

tales incidentes o delitos apenas queda otro rastro que un comentario o unas pocas líneas en

unas memorias o en el intercambio epistolar entre cortesanos, aristócratas y plebeyos. No

obstante, creemos que tales informaciones y rumores nos permiten conocer de primera mano

1 Esta investigación ha sido financiada por el Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España a

través del proyecto “Palabra y Poder: Escritura, Representación y Memoria en la Monarquía de los Austrias”

(HAR 2008-05529). 2 Sendas panorámicas sobre la nobleza hispana a través de sus textos en David GARCÍA HERNÁN, La Nobleza

en la España Moderna, Madrid, 1992; además de en Adolfo CARRASCO MARTÍNEZ, Sangre, honor y

privilegio: La nobleza española bajo los Austrias, Barcelona, 2000; así como en Juan Antonio GUILLÉN

BERRENDERO, Los mecanismos del honor y la nobleza en Castilla y Portugal, 1556-1621, tesis Universidad

Complutense de Madrid, Madrid, 2009. 3 A este respecto, nos remitimos, entre otros, a los trabajos de Jean-Pierre ÉTIENVRE, “Entre la relación y la

carta: los avisos” in María Cruz GARCÍA DE ENTERRÍA y otros (eds.), Las Relaciones de Sucesos en España

(1500-1750), París-Alcalá de Henares, 1996, pp. 111-121; GIMENO BLAY, F.M., “Misivas, mensajeras,

familiares… Instrumentos de comunicación y de gobierno en la Castilla del Quinientos” in Antonio CASTILLO

GÓMEZ (ed.), Escribir y leer en el siglo de Cervantes, Madrid, 1999, pp. 193-209; Pedro MARTÍN BAÑOS:

“La carta en el Renacimiento y el Barroco. Guía bibliográfica” in Cuadernos de Historia Moderna. Anejos, 4

(2005), pp. 187-201; Santiago MARTÍNEZ HERNÁNDEZ, “Memoria aristocrática y cultura letrada: usos de la

escritura nobiliaria en la Corte de los Austrias”in Cultura Escrita & Sociedad, 3 (2006), pp. 58-112; así como

Zsuzsa BARBARICS y Renate PIEPER, “Handwritten newsletteers as means of comunications in Early Modern

Europe” in Fernando BETHENCOURT y Florike EGMOND (ed), Cultural Exchange in Early Modern Europe,

Cambridge, 2007, III, pp. 53-79.

2

los sucesos más truculentos de la época y valorar en su justa medida el impacto social o

mediático que tuvieron entre sus coetáneos4.

Las páginas que siguen a continuación son el resultado de largos años de investigación

en los archivos nobiliarios (muchos de ellos albergados en la Sección Nobleza del Archivo

Histórico Nacional, institución adscrita al Ministerio de Cultura que concentra más de 250

fondos diferentes, con documentación relativa a un millar largo de títulos nobiliarios

europeos), en la Sección Órdenes Militares del Archivo Histórico Nacional y en la Biblioteca

Nacional de España, adonde fueron a parar manuscritos e impresos que antes habían estado en

los anaqueles de las grandes Casas de la aristocracia ibérica.

El resultado es un caleidoscopio de confidencias y noticias cercanas a los hechos, así

como una sucesión de expresiones e impresiones personales que nos trazan un cuadro

realmente pintoresco. Unos escritos que nos evocan retratos de otro tiempo y percepciones

subjetivas o sesgadas de unos acontecimientos que nos revelan la verdadera trascendencia que

se daba a las violencias cotidianas protagonizadas por aquellos privilegiados a los que se

consentían transgresiones, perpetraban venganzas de honor, abusaban de su estatus o se

tomaban la justicia por su mano, cuando no se refugiaban en el crimen como forma de vida

patibularia.

1. HÁBITOS DE VIOLENCIA DE LA NOBLEZA ESPAÑOLA.

La bibliografía sobre abusos señoriales en particular, y desafueros de la nobleza hacia

el resto de estamentos y hacia sus iguales en general es bastante profusa. Sin embargo, aparte

de las fuentes literarias o de los relatos de viajeros, así como de los inevitables autos judiciales

en los que se ven involucrados, el resto de documentos primarios han sido empleados de

forma marginal en las investigaciones sobre desorden y delincuencia en las Españas de los

siglos XVI y XVII, salvo estudios muy concretos y localizados en el tiempo o en el espacio5.

Desde luego, un vistazo por los archivos y bibliotecas históricas nos revela un mundo

mucho más abigarrado del que pensábamos, dominado por intereses contrapuestos,

4 Sobre los hábitos de escritura entre los cortesanos ver Fernando BOUZA ÁLVAREZ, “Escribir en la corte. La

cultura de la nobleza cortesana y las formas de comunicación en el Siglo de Oro” in D. PÉREZ SÀNCHEZ,

Vivir el Siglo de Oro. Poder, cultura e historia en la Época Moderna. Estudios en homenaje al profesor Ángel

Rodríguez Sánchez, Salamanca, 2003, pp. 77-99. 5 A medio camino entre la disidencia política, la trasgresión estamental y la delincuencia común se hallan por

ejemplo muchos bandidos en la Corona de Aragón. Ver Jorge Antonio CATALÁ SANZ, “Violencia nobiliaria y

orden público en Valencia durante el reinado de Felipe III. Una reflexión sobre el poder de la nobleza y la

autoridad de la monarquía” in Estudis, 20 (1994), pp. 105-119.

3

estigmatizado por la violencia estructural6, pero también por la resignación de la mayoría

frente a los abusos de los poderosos y por la eclosión de unas violencias pasionales que

cristalizan en el seno de una casta de poder, orgullosa no solo de portar sino de utilizar la

espada, todo un símbolo que los identifica como elite entre sus convecinos.

Desde luego, los duelos estaban a la orden del día7, sobre todo en las ciudades de

cierta relevancia, pero mucho más lo estaban las agresiones físicas y/o verbales de los nobles

hacia los plebeyos, las agresiones por desplantes fútiles8, los desafueros de los caballeros, las

banderías locales, los quebrantamientos de condenas e incluso los crímenes alevosos entre los

que se suponía que anteponían su honor a su vida y su linaje a su propia bolsa. Además,

galanteos inapropiados, amoríos frustrados y matrimonios truncados parecen ser una fuente

inagotable de desdichas, desde para el más encumbrado aristócrata9 como para el hidalgo

rural; igual que las bromas pesadas o las burlas entre cortesanos10

. De ahí que la propia corona

tomase cartas en el asunto; veamos cómo se aborda este asunto en el intercambio epistolar de

la aristocracia española del seiscientos:

6 Juan Luis CASTELLANO, “La violencia estructural en el barroco” in Juan Luis CASTELLANO, Violencia y

conflictividad en el universo barroco, Granada, 2010, pp. 1-12. 7 Todo ello a pesar de las condenas civiles y eclesiásticas. El Concilio de Trento, en su cap. XIX y bajo el

epígrafe titulado Prohíbese el duelo con gravísimas penas contempla lo siguiente: “Extermínese enteramente del

mundo cristiano la detestable costumbre de los desafíos, introducida por artificio del demonio para lograr a un

mismo tiempo que la muerte sangrienta de los cuerpos, la perdición de las almas. Queden excomulgados por el

mismo hecho, el Emperador, los Reyes, los Duques, Príncipes, Marqueses, Condes y señores temporales, de

cualquier nombre que sean, que concedieren en sus tierras campo para desafío entre cristianos; y ténganse por

privados de la jurisdicción y dominio de aquella ciudad, castillo o lugar que obtengan de la iglesia, en que, o

junto al que, permitieren se pelee, y cumpla el desafío; y si fueren feudos, recaigan inmediatamente en los

señores directos. Los que entraren en el desafío, y los que se llaman sus padrinos, incurran en la pena de

excomunión y de la pérdida de todos sus bienes, y en la de infamia perpetua, y deban ser castigados según los

sagrados cánones, como homicidas; y si muriesen en el mismo desafío, carezcan perpetuamente de sepultura

eclesiástica. Las personas también que dieren consejo en la causa del desafío, tanto sobre el derecho, como

sobre el hecho, o persuadieren a alguno a él, por cualquier motivo, o razón, así como los espectadores, queden

excomulgados, y en perpetua maldición; sin que obste privilegio ninguno, o mala costumbre, aunque sea

inmemorial”. A este respecto remitimos al estudio de José Luis BERMEJO CABRERO, “Duelos y desafíos en el

derecho y en la literatura” in Sexo barroco y otras transgresiones premodernas, Madrid, 1990, pp. 109-126. 8 “a Don Juan Pacheco su hijo mayor han llevado preso al convento de Calatrava por aver mandado dar una

cuchillada en a la cara a Tomas Fernandez, autor de comedias, porque no quiso echar comedia nueva a su

instancia”; Nuevas de Madrid 8/15-II-1637. Noticias de Madrid desde el año de 1636 hasta el de 1638

recogidos por D. Josef Antonio de Armona, corregidor de Madrid [1777-1792]. Y desde el año de 1680 hasta el

siglo presente por D. Juan Francisco de Ayala Manrique y es su propio original, Biblioteca Nacional de España

[en adelante BNE.] mss. 18447, f. 42v. 9 “El señor duque de Medinasidonia a tenido un desafío por su dama de palazio, hija del conde de los Arcos, no

se con quien fue que le dijo tenia orden de su padre para galantearla para casamiento, saco por padrino a don

Pedro de Toledo a San Bernardino, vinieron mui vien, el otro subio herido. Los frailes se metieron de por medio

y los trujeron a sus casas. Al duque dizen destierran y esta con seis alguaciles de guarda”. 1-VIII-1685, Madrid.

SECCIÓN NOBLEZA DEL ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL [en adelante SNAHN.], Osuna, cartas 47,

doc. 9. 10

En la carta enviada por un tal Gavilanes al duque de Gandía, hablando de un tercero dice que “en dias pasados

viendole tan lampiño le hablaron par si queria acomodarse en una capilla por juzgar que tenia las señales de

buen tiple, y eso le ha melancolizado tanto que quiere alquilar unas barbas”; 1690, julio, 12, Madrid. SNAHN.

Osuna, cartas 114, doc. 22, sf.

4

“a mandado S.M. no haya galanteos; a cuyo fin a dado el marques de Astorga las ordenes

a los mayordomos y guardas para que no se permita a los cavalleros hacer terrero, ni senda a las

damas, excepto a los que fueren casamientos, que en dando quenta de sus bodas a Sus

Magestades, puedan estar declarados galanes y se les permita la asistenzia entonzes, pero no

antes”11

.

En el caso del hidalgo don Diego Duque de Estrada, en su autobiografía nos habla de

su nacimiento en Toledo (1589), su temprana orfandad y que ya con cinco años edad su tutor

le llevó a la escuela de los jesuitas, de modo que en 1596 se considera maestro en danzar y

tañer castañeta. Siendo un chaval cuenta la anécdota que, jugando con un compañero, le

punzó un ojo por accidente; sin embargo, cuando el maestro lo castigó con una azotaina,

nuestro protagonista no se resignó y le hizo unos jirones en el manteo con su puñal; es más,

después, ya en la calle, junto a otros muchachos apedreó la fachada del Colegio de la

Compañía de Jesús. Hacia 1597 empezó a tomar clases para montar a caballo de tal modo

que, en 1602, cuando tendría unos 13 años, se alistó como soldado aventurero y participó en

la expulsión de los moriscos de Toledo (1609-10). El 18 de junio 1611, Diego es acusado de

dos muertes en la Ciudad Imperial; había asesinado a su amada hermanastra y a su mejor

amigo, a quienes sorprende acaramelados en un cuarto, por lo cual es encarcelado de

inmediato. Durante meses, permanece recluido en la caja de galeotes, si bien debido a su

condición hidalga es acomodado en los aposentos superiores, donde estaban los caballeros

procesados por delitos de sangre. La octava del Corpus, por la mañana, es atormentado por el

verdugo de la real justicia, quedando traumatizado por dicha experiencia; la crueldad con fue

tratado le basta para calificar al corregidor de Toledo, el caballero sevillano don Francisco de

Villacid, como “mozo valiente, arrogante y riguroso”12

. Curiosamente, al día siguiente, el

mismo ejecutor se ofrece a curarlo y estirarle sus miembros; prometiéndole reo que si lo

dejase sano le daría doscientos escudos de oro, proporcionándole un ungüento que

supuestamente llevaba “grasa de hombre, unto de culebra, de oso, de león, de víbora, de

ranas, por partes iguales, deshecho todo a fuego lento con aceituna de almendras dulces, de

pericón, de manzanilla, rosado y bálsamo de Oriente”13

. En realidad, don Diego solo termina

de recuperarse del todo de este trance un año después, cuando había cumplido 23 años de

11

Carta de don Gaspar de la Cerda (1653-1697), conde de Galve, a su hermano el duque del Infantado; 13-III-

1688, Madrid. SNAHN. Osuna, cartas 54, doc. 31 12

Fray Luis de ARIZ (comp.), “Comentarios del desengaño de sí mismo, prueba de todos estados y elección del

mejor de ellos, o sea, Vida de don Diego Duque de Estrada” in Autobiografías de soldados (siglo XVII), BAE.

90, Madrid, 1956, p. 277. 13

Ibídem, p. 281

5

edad y ya había sido condenado a la pena capital. De su prolongada estancia entre rejas solo

recuerda miserias y desdichas. Así describe cómo muchos reos, que tilda como pícaros y

valentones, entre los que se encuentra él mismo, se enfrentan todos los días, de tal modo que

en una de las trifulcas más severas “cada uno peleaba como si fuera con turcos”14

. Apela al

duque de Lerma, pero termina por fugarse de su confinamiento en 1613, gracias a una monja

enamorada, y el 15 de octubre abandona subrepticiamente la ciudad. Ya prófugo de la justicia,

desde Barcelona pasaría a Italia y desde allí vive mil aventuras hasta terminar ingresando en

la Orden de San Juan de Dios (1635) y muriendo como tal religioso hospitalario en la isla de

Cerdeña. Aunque haya algunos acontecimientos poco creíbles en su relato (¿un hidalgo

torturado?) y destaque más las hazañas que sus mezquindades, lo cierto es que durante todo el

verosímil discurso de su atribulada vida se vanagloria de su linaje y se muestra orgulloso de

su valentía; unos valores propios de su estatus nobiliario y unas vanidades que comparte, en

mayor o menor medida, con el resto de los investigados.

En otras ocasiones, cargos u honores disputados terminan en tragedia, como el grave

atentado al que sobrevivió Antonio Sancho Dávila y de Toledo (1590-1666), III marqués de

Velada y Grande de España (desde 1614), en Lisboa, en 1619. Parece que su deudo, el capitán

Osuna, quería solicitar a través de dicho aristócrata el mando la compañía vacante por muerte

de Pedro de la Cueva, y fue a las diez de la noche a pedirle a su protector que le diese

memorial recomendándole. Ambos montaron en el mismo caballo para dirigirse a la posada

del marqués, donde permanecían sus criados, pero de repente les sorprenden en una celada

una decena de matachines, quienes en medio de la refriega asesinan al capitán, que cabalgaba

detrás, dejando malherido a Velada a quien

“dieronle dos cuchilladas en la cabeza de que cayo… el marques como tan baliente

caballero y tan axil se levanto y vino con esta gente15

y devieron de darle con algun

magual (sic) o pedrada que volvio a caer y dieronle una estocada que le paso la espalda y

salio debaxo del brazo el torno a levantarse otra vez y aviansele caido los antojos... y le

dieron en ella una cuchillada, un cochero suyo dio voces que matan al marques mi señor

y con esto le dexaron... y entro en casa del marques de Linares y pidiendo que le troxeran

14

Los implicados en este alboroto fueron castigados duplicando sus condenas, sufriendo azotes, vergüenza

pública, galeras, tormentos, palos, prisiones y teniendo que pagar sobornos; resultando heridos en este

escaramuza 40 rufianes, además de 3 muertos y 2 ahorcados. Ibídem, 283-284. 15

La bizarría de este joven aristócrata fue cantada por Luis de Góngora y Argote en su famoso poema titulado

“Al Marqués de Velada, herido de un toro que mató luego a cuchilladas”, escrito hacia 1623.

6

un confesor y un cirujano lo mas que os puedo dezir es que an dicho los portugueses que

an sido los castellanos los que an erido”16

.

En la correspondencia coetánea hallamos otros curiosos pormenores, como que al

capitán Osuna hallaron encima unas disciplinas, un cilicio y mil reales en su faltriquera, o que

se ofrecieron dos mil ducados para quien aclarase el suceso, de como que “salio un cartel que

dezia que si querian saber quien irio al de Velada fuese al duque de Pastrana o el de Uceda y

el de Saldaña al propio puesto que alli se lo dirian; salio otro con letras coloradas y negras

que dezia el que irio a Velada y mato al capitan fue don fulano Cutino que es un caballero

que esta preso muchos dias a”17

. El asunto tuvo más recorrido que este sangriento atentado, e

incluso se solicitó cárcel para dicho aristócrata, pero es más que probable que su amistad con

los círculos palaciegos le eximieron de exigirle mayores responsabilidades18

.

En otras ocasiones las aguas no llegan al río, y todo queda en una pugna soterrada por

el poder. O bien en libelos que empapelan plazas y mentideros. Así, en 1691, un cortesano

informa a Pascual Francisco Borja Centelles Ponce de León, X duque de Gandía, sobre unos

anónimos que circulaban denostando a los consejeros de Estado: “la gente de esta Corte todo

es poner pasquines contra los consejeros de Estado motejando a Pastrana de tonto, a Melgar

de chulo, a Aguilar de loco y Montalvo de galanteador, esto sirve de diversión a los

desocupados”19

.

Los incidentes menudean, sobre todo los de tipo protocolario y los que afectaban a la

honra20

, hasta tal punto que hubo de dictarse sucesivas pragmáticas sobre tratamientos y

cortesías (la primera data de 1586)21

que, sin embargo, apenas apaciguaran la maraña de

litigios, duelos y malentendidos que minaban las puntillosas relaciones nobiliarias. Algo

16

Copia de una carta del marques de Flores al de Orellana 6-X-1619, Lisboa. SNAHN. Frías, caja 25, doc. 31. 17

Copia de la carta del duque de Fernandina a su contador, Francisco de Arizmendi. Ibídem. 18

“Decreto de su majestad en que avissa de lo que sucedió al marqués de Velada a quien hirieron en Lisboa y

que vea el Consejo lo que se podrá hazer en raçon de la licencia de su majestad o suya que pide para declarar

açerca dello”; 12-X-1619, Santarem. Papeles de Órdenes, nº 15, f. 32v (citado por Óscar LILAO FRANCA y

Carmen CASTRILLO GONZÁLEZ, Catálogo de manuscritos de la Biblioteca Universitaria de Salamanca,

Salamanca, 2002, II, p. 250). Todavía a inicios de 1620, el presidente del Consejo de Órdenes dictaminaba que,

para preservar la vida del marqués, sería preferible confinarlo. 19

Carta de Dionis Ros Castelví a Pascual Francisco Borja Centelles Poce de León, X Duque de Gandía. 4-VII-

1691, Madrid. SNAHN. Osuna, cartas 88, doc. 13. 20

“Por aca tambien ay pendencias. Al de Cabra le trato de señoria don Diego de Toledo, hijo obliquo del duque

de Alva y aunque iva con el señor Antonio Martín y su hermano. En el Prado, donde fue el lanze vino solo con

los tres, hasta que se junto el de Solera y otro caballero. Hubo muchas espadas y ningunas heridas. Los

parientes los dividieron y ahora estan presos mientras que se ajusta”. Carta dirigida al duque del Infantado. 30-

VI-1688, Madrid. SHAHN. Osuna, cartas 40, doc. 11. 21

Antonia HEREDIA HERRERA, “La Pragmática de tratamientos y cortesías: Fuente legal para el estudio de la

diplomática moderna” in Recopilación de estudios de diplomática indiana, Sevilla, 1985, pp. 8-15.

7

similar pasa con los casamientos de conveniencia22

, los matrimonios frustrados, las

desavenencias conyugales y las alianzas de linajes, eterno venero de disgustos y hasta de

reyertas23

.

A fines del siglo XVII, cuando don Luis de Borja, hermano del duque de Gandía, se

retiraba a sus aposentos en la Corte, pasadas las diez de la noche, al transitar frente a las

caballerizas de la Reina mientras se celebrabas una fiesta, unos fuegos artificiales asustan a su

caballo, que se desboca con el jinete y su lacayo a la montura, atropellando a uno de los

asistentes; pero, lejos de aceptar las disculpas

“este se agavillo con quatro mas y saliendo al encuentro maltrataron de palabras a su

señoria y aun dizen dieron un palo al lacayo de iva a las ancas y su señoria no se pudo contener y

dexando el cavallo choco con los sinco a cuchilladas, fue grande su valor y mas su fortuna pues

aviendole dado dos estocadas ninguna es peligrosa... la una le pasa el brazo derecho y la otra le a

entrado por la boca del estomago y el broquel hecho una criva haviendosele quebrado la espada,

el lacayo huio con que fue mayor la bizarria de su señoria, zeso la pendencia porque salio una

muger con una luz y conozio al señor don Luis y enpeso a decir miren que es el hermano del

duque de Gandia”24

.

2. NOBLES VÍCTIMAS Y VERDUGOS EN LA ESPAÑA IMPERIAL.

En realidad, no puede asignarse un papel inequívoco a hidalgos y caballeros en la

España Imperial, ya que lo mismo los vemos abusando de su estatus que son víctimas

propiciatorias de timadores o malhechores. Las noticias que hemos recopilado durante años

no dan lugar al equívoco.

En el verano de 1636, don Andrés Pardinas, caballero de Almansa, requiere al

gobernador de Gandía para que le entregue el cadáver sin cabeza ni una mano de su hermano

Antonio, arrojado a una huerta de La Safor en la cuaresma pasada, tras robarle más de 1.400

ducados de oro y otros bienes que llevaba encima25

. Proverbiales eran los salteadores

22

Valga de ejemplo un romance reimpreso en pliegos de cordel durante siglos y de título tan interminable como

elocuente de su contenido: Xacara nueva, en que se refiere, y da cuenta de veinte muertes que una doncella

llamada doña Teresa de Llanos, natural de la ciudad de Sevilla, siendo las primeras a dos hermanos suyos, por

averle estorvalo el casarse. Y tambien se declara como se vistió de hombre, y fue presa, y sentenciada a muerte,

y se vio libre por averse descubierto que era muger y el dichoso fin que tuvo. 23

“El domingo por la mañana sacaron a la hija de Osuna por el Parque y se la entregaron a la suegra que se la

llevo a su hijo a Las Rozas. Van desterrados 30 leguas de la Corte sin tiempo determinado. Asimismo se dice

que la duquesa de Osuna se divorcia de con el duque y que se va a Pinto”; 6-X-1688, Madrid. SHAHN. cartas

52, doc. 54. 24

Cartas de Dionís Ros y Castelví a Pascual Francisco Borja Centelles Ponce de León, X Duque de Gandía,

notificándole la agresión sufrida por su hermano Luis de Borja Centelles Fernández de Cordoba, futuro XI

Duque de Gandía. 1686, agosto, 21, Madrid. SNAHN. Osuna, cartas 88, d. 1. 25

7-VII-1636, Almansa. SNAHN. Osuna, caja 598, doc. 15.

8

valencianos, que unas veces eran contratados como esbirros a sueldo por algún señor y otras

perpetraban robos sin importarles la calidad de los esquilmados.

En Cieza (Murcia), en la década de 1630, era tan enconada la rivalidad entre el capitán de

milicias Lorenzo Padilla González26

, que hacía gala de su flamante título de alguacil mayor de

la villa (por el que había pagado 38.000 rs.), contra sus rivales, los linajes de los Marín y los

Falcón, que no faltan incidentes y altercados esporádicos que se reproducen durante años.

Todo había quedado en un caso más de enemistad entre viejos y nuevos oligarcas si no fuese

por la larga tradición de banderías en los pueblos murcianos27

y el recurso a facinerosos

forasteros para atentar contra la vida del aforado militar. En 1631, siendo Padilla

administrador de la encomienda de Ricote (Orden de Santiago), el clan contrario contrató los

servicios de un tal Jusepe Covarro, bandolero famoso, a quien se le atribuía la muerte del

señor de Agrés (Reino de Valencia)28

, quien debía acabar con su vida; sin embargo, median

los Falcón con un valentón valenciano afincado en Murcia, Gaspar Miralles, para disuadir al

sicario, frustrándose su asesinato. En marzo de 1632 vuelven a la carga sus enemigos

capitales, conspirando contra dicho militar los también valencianos Juan Peres Blanco y Pedro

Juan Blasco. Este nuevo intento no desanimó a los linajes enfrentados, de modo que en

carnestolendas de 1633, los Marín y los Falcón reclaman desde Valencia a Antonio López

Morote, para que los fieros bandoleros de Monforte del Cid (Alicante) terminasen el trabajo

que habían comenzado otros; así, reclamados por sus enemigos capitales, una docena de

facinerosos acuden desde Arazil a Cieza por Semana Santa y son escondidos por el clan rival,

pero no llegan a atentar contra la vida de Padilla. Por fin, el 1 de mayo de 1633, estando el

capitán tomando el fresco de la noche en la puerta de su casa, don Francisco Falcón le dispara

un escopetazo en el corazón y tres balas de plomo le atraviesan pecho, desangrándose de

inmediato. El homicida es detenido y poco después es condenado a muerte, desterrándose y

multándose a sus hermanos como cómplices de tal iniquidad29

. Este crimen fue tan

escandaloso y truculento que inspiró romances orales y hasta pliegos de cordel novelados en

26

Nacido en 1587 en Cieza; capitán de milicias, escribano del rey, alguacil mayor perpetuo del concejo desde

1637 y alcaide de la fortaleza de castillo de Cieza. Ganó ejecutoria de hidalguía, despachada el 26-X-1637, en

San Lorenzo de el Escorial. [en línea] [Consult. 8 marz. 2011] Disponible en:

<http://www.abcgenealogia.com/Padilla04.html> 27

G. LEMEUNIER, “Una gente belicosa y de ánimos altivos. Sobre los bandos murcianos en la época moderna”

in Economía, sociedad y política en Murcia y Albacete (s. XVI-XVII), Murcia, 1990, pp. 267-296, así como “Los

bandos de Cieza (1660-1674). Palabras y gestos de la guerra privada” in L. ÁLVAREZ MUNARRIZ, F. FLORES

ARROYUELO y A. GONZALEZ BLANCO (eds.), Cultura y sociedad en Murcia, Murcia, 1993, pp. 175-195. 28

En realidad, en 1623, en la plaza de la catedral valenciana terminó pagando por dicho delito con su cabeza el

caballero don Joan Vic; cuyo cadáver decapitado fue enterrado en la iglesia de la Merced de la capital del Turia. 29

ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL Órdenes Militares, Archivo Histórico de Toledo [en adelante AHN.

OOMM. AHT.] (Pleitos), leg. 71752, sf.

9

verso cantaron la valentía del flamante hidalgo de ejecutoria y la cruel infamia de sus

enemigos.

En este sentido, cuentos moralizantes y manuscritos curiosos recogían anécdotas

similares, aunque con un fin algo más ejemplarizante, como son los apuntes que siguen:

“Un hombre muy preciado como matón se llego a un gran señor ofreciéndose a servirle

como baliente suio para matar a diestro y siniestro quantos se le antojase. Havia rezibido

muchas heridas en algunas pendencias y presentava por testimonio de su valentia las

cicatrices. El señor le despidio con irrisión diciéndole: tráiganme Vuesa Merced para

valientes mios a los que le dieron todos esos golpes que a esos me atengo en todo caso”30

.

Sin embargo, más común era todavía que los ricos hidalgos fuesen objeto de los rapacerías

de delincuentes habituales, que veían en ellos un raudal inagotable de dinero fácil. Es el caso

del relato del escandaloso aviso que remite desde la Corte por Felipe de Izco de Quincoces al

duque de Gandia y marqués de Lombay, trufado entre otros asuntos de sus Estados:

“A un caballero indiano que se allava con 80.000 pesos emprendieron a urtarle siete

ladrones con descredito de la nación valenciana porque todos eran de ella, dos clerigos y

cinco seglares y estos dicen que asistian en la casa del Almirante de Aragon que no le dan

ninguna reputación tales efectos. Prendio a la justicia a los seis y se escapo, malhirieron

de un carabinazo a un alguacil y de su parte mataron al clerigo que era ijo del barbero de

Cullera tal Suarez. El otro clerigo era Isidro Isidoro de Medina de Alzira [de] grande

abilidad de arpa, un sastre de Valencia que se llamaba tal Borja y otro que según las

señas es Cortes el que estaba en Bellrreguart, uno de Jativa y otro de Alcoy y se juzga que

perecerán menos mosen Medina”31

.

Hasta los clérigos se implicaban en asaltos y hurtos, y ya no se respetaba ni a los aforados

de las Órdenes Militares. En ese sentido versan noticias como las que llegaban desde La

Mancha, en pleno estío de 1641, donde yendo frey Miguel de Camargo, caballero del hábito

de Santiago, y el Prior de Uclés a contrastar las pruebas para ingresar en dicha Orden32

presentadas por el candidato don Francisco de Astudilllo a San Clemente (Cuenca), por el

camino les asaltaron una cuadrilla de bandoleros, y aunque el caballero santiaguista mató a

uno, no pudo impedir que les arrebatasen varias caballerías, maltratando al religioso. Poco

30

“Colecciones cogida de dichos u hechos celebras de antiguos y modernos con otras varias curiosidades”.

SNAHN. Torrelaguna, documento sin catalogar, f. 136v. 31

6-X-1660, Madrid. SNAHN. Osuna, cartas 20, doc. 30. 32

Los mecanismos de concesión de hábitos de las Órdenes Militares como fermento del conflicto en E. SORIA

MESA: “Los linajudos. Honor y conflicto social en la Granada del Siglo de Oro” in J.J. LOZANO NAVARRO y

J.L. CASTELANO, Violencia y conflictividad en el universo barroco, Granada, 2010, pp. 401-427.

10

después, un alcalde de Corte, prendió a diez de dichos cuatreros cuando comían con cuatro

mujerzuelas en la Morería Vieja (Madrid), embargándoles bestias, vestidos y dineros33

.

Asimismo, las gacetas barrocas madrileñas recogen atentados graves a hidalgos, como el

perpetrado el 28 de octubre de 1622 contra el caballero almagreño don Pedro de Samano y

Castro34

, deudo del conde de Lemus (¿Lemos?) “a quien dieron una gran cuchillada en la

cabeça y frente… dieronsela a boca de noche y no se supo quien”35

. Y es que tampoco se

respetaba ni siquiera a los jueces del rey. El segundo día de la Navidad de 1644 en la noche,

junto a la parroquia de San Sebastián, disparan con una carabina a don Íñigo de Mendoza,

exgobernador de Martos y por entonces corregidor de Cuenca, que había ido a pasar las

Pascuas a Madrid; el tiro fue tan certero que cayó al suelo fulminado, muriendo sin dejarle

desenfundar las dos pistolas que portaba en la faltriquera. Corrían varios rumores acerca de la

causa de su asesinato, diciendo unos que había azotado a un hidalgo en Cuenca y otros que

era por un lío de faldas. Semanas después aparece inculpado en la causa Gabino Penducho36

,

receptor del Consejo de Aragón y hombre rico, yendo a la cárcel de Corte con su mujer y su

madre, porque parece que el asesinado galanteaba a su mujer, y que el marido engañado hizo

que su criado atentase contra el corregidor. Un mes después, el sospechoso abandonaba su

prisión, aunque su licenciosa esposa quedó confinada en el convento de las madres

capuchinas de Pinto, en las afueras de Madrid37

.

Por ejemplo, si polarizamos nuestra atención en la Corte durante los meses de estío del

1688 (estación, lugar y año pródigos en incidentes truculentos), comprobamos cómo en la

correspondencia de los cortesanos menudean las noticias sobre crímenes sangrientos. De esta

manera sabemos que don Pablo de Guzmán agonizaba de sus heridas, aunque había

33

30-VII-1641, Madrid. PELLICER DE OSSAU Y TOVAR, José de: Avisos Históricos que comprenden las

noticias y sucesos mas particulares ocurridos en nuestra monarquía, desde 3 d enero 1640 a 25 octubre 1644 in

Enrique TIERNO GALVÁN (comp.), Madrid, 1965, p. 121. 34

Este caballero ya había dado que hablar décadas antes cuando, en 1600, se casa de manera clandestina con

doña María Serrano, demandando su propia madre al párroco almagreño que había celebrado la boda en la

iglesia de la Madre de Dios (Almagro) ante el vicario de Ciudad Real. ARCHIVO DIOCESANO DE TOLEDO,

caja sin numerar ni catalogar. 35

Jerónimo GARZÓN DE TORQUEMADA, Gaceta y nuevas de la Corte de España desde el año 1600 en

adelante, Madrid, 1991, p. 136. 36

Funcionario que unos años antes había estado envuelto en un proceso por emplear información privilegiada

para enriquecerse fraudulentamente. Ver Elena María GARCÍA GUERRA, “Delito económico, causa política:

falsificadores y contrabandistas en el imperio de los Austrias durante el siglo XVII” in Anuario Americanista

Europeo, 4-5 (2006-2007), pp. 83-104, en concreto pp. 90-91. 37

Avisos de 29-XII-1643, 19-I y 16-II-1644, Madrid. José de PELLICER DE OSSAU Y TOVAR, Avisos

Históricos que comprenden las noticias y sucesos mas particulares ocurridos en nuestra monarquía, desde 3 de

enero 1640 a 25 octubre 1644, in Enrique TIERNO GALVÁN (comp.), Madrid, 1965, pp. 213, 216 y 219.

11

perdonado a su anónimo agresor38

; a don Diego de Saavedra un lunes por la noche le dieron

en una pierna con un estoque de matar toros, estando todos persuadidos que era una agresión

premeditada, muriendo días después de amputársela39

. Según avanzaba julio se suceden en

Madrid y su rastro otros casos sangrientos, de tal modo que no faltan testimonios como el

siguiente: “Por aca señor todas son desdichas. Los criados de Villamanrique estan presos y

el Gaiterillo creo que dara un buen dia a los vecinos, porque dicen a cantado muchas cosas

mas y que se allo en lo de la viexa de las Vistillas”40

. A lo largo de septiembre tampoco faltan

rumores sobre incidentes desdichados; si el 11 se escribe que “al conde de Pedrosa le dieron

un carabinazo que le hizieron pedazos un muslo, dizen morira y si no sale el marques de

Valdefuentes y su familia le acaban y matan al hijo de el corregidor que iba con el. Fueron

los criados de la Sauson que yendo Pedrosa y el ijo del corregidor a buscar a otros sujetos

chocaron con ellos y ellos se defendieron”41

, el 29 de dicho mes se apostilla que “Al conde las

Torres le dieron un mosquetazo en un ojo y a el hijo de la de Sauson irieron y ambos se dize

moriran”42

. Malos tiempos se vivían en la capital de un imperio postrado. No obstante, a

menudo son los propios nobles quienes envenenan la situación, encabezan bandos y

parcialidades urbanas o incluso alientan motines populares. Veamos tres casos arquetípicos y

su eco en las fuentes coetáneas.

En primavera de 1598 se suscita en la ciudad de Valladolid un tremendo escándalo por la

difusión de una coplas satíricas, llamadas de la Chacona43

, debido al cual son encarcelados en

la prisión de la real audiencia una decena de caballeros, algunos de cuyos nombres

conocemos: “estan presos por ellas don Francisco Enríquez, el señor de Bolaños, don

Gonçalo Enriquez, don Baltasar de Paredes, don Francisco de Ribadeneira, don Gomez de

Enebro, don Diego Calderon, el licenciado Sanchez y dícenme que estan dados

38

“Don Pablo de Guzman todavia no a muerto. A declarado que no conoce quien le dio y pide a Su Magestad

que perdone a su agresor, de que por esta accion espero en Dios no a de morir”; 14-VII-1688, Madrid.

SHAHN. cartas 52, doc. 38. 39

“No se sabe nada de donde le vino. La justiçia no a echo ninguna diligençia. Se dize por muchas partes que

podia suzeder asi de mugeres como de juego. Dios lo tenga en el cielo”; 22-VII-1688, Madrid. SHAHN. cartas

52, doc. 39. 40

14-VII-1688, Madrid. SHAHN. cartas 52, doc. 38. A menudo, las noticias que relatan son crípticas para los

investigadores modernos, pero en su momento hablaban de situaciones candentes de las cuales todos estaban al

corriente. Estos y otros extremos en Fernando BOUZA ÁLVAREZ (coord.), Cultura epistolar en la Alta Edad

Moderna: usos de la carta y la correspondencia entre el escrito y el impreso, Madrid, 2006. 41

11-IX-1688, Madrid. SHAHN. cartas 52, doc. 50. 42

29-IX-1688, Madrid. SHAHN. cartas 52, doc. 53. 43

La Chacona era un ritmo muy animado, chocarrero y picaresco, de origen incierto pero bastante popular en el

tiempo de Cervantes. A. MAC HABEY, “Les origines de la chaconne et de la passacaille” in Revue de

Musicologie, 15 (1946).

12

mandamientos para prender a más”44

. Además, en una misiva posterior, son mencionados

también como cómplices en esta campaña de difamación política don Antonio Villegas y don

Diego Mejía. Desconocemos el texto de la Chacona, pero pueden estar relacionadas con las

coplas que circulan en Madrid con motivo de la boda del duque de Alcalá, estando moribundo

Felipe II.

Cuando cruzamos tales noticias con las fuentes judiciales vislumbramos la verdadera

magnitud del libelo infamatorio45

, que criticaba la carrera meteórica de algunos cortesanos y

manifestaba la alcurnia de los implicados. Parece ser que en Valladolid, el domingo

Carnestolendas, se difundió esta carta-pasquín, escrita en tercetos y cuatro sonetos, que

empezaba con el pie “si los ves no los ves” cuya autoría se atribuía en primer lugar a

Francisco Henríquez, señor de Bolaños, a don Rodrigo de Anaya, al médico y licenciado

Sánchez y a don Antonio de Villegas.

La cabeza del proceso se abre el 22 de mayo de 1598 cuando en casa de la dama

vallisoletana doña Teodora de la Vega, a la sazón cuñada del duque de Osuna, se recibe un

pliego de cartas (incluida la del miércoles anterior, víspera del Corpus) mientras estaba en su

vivienda, junto a otras personas pías, vistiendo la imagen de Nuestra Señora de San Llorente,

de la que era devota, quedando estupefacta al leer este pliego anónimo.

Interrogados varios caballeros de la ciudad y sus criados, uno de los sirvientes de don

Antonio de Luna Enríquez (capitán de cien continos de la guardia vieja de Castilla y señor de

Fuentidueña –Segovia-, además de conocido pendenciero, pertinaz litigante ante la

Chancillería vallisoletana46

y casado con una Mendoza), Gabriel de Narváez, de 34 años de

edad47

, confiesa que su amo solamente escribió unas estrofas loando unos cabellos negros. No

obstante, también reconoce que había concertado con un mozo de mulas el envío de dos cartas

por dos reales; una dirigida al marqués de Tábara y otra a doña Teodora de la Vega.

Asimismo, sabemos que la madrugada del 16 mayo de 1598, don Antonio de Luna envió otras

cartas, escritas de su puño y letra, utilizando la estafeta, ofreciendo seis escudos al correo

mayor de Madrid para que las hiciese llegar a un hombre a su señorío de La Adrada (Ávila), a

44

Carta de Francisco de Villapadierna a Diego Sarmiento de Acuña; 16-V-1598, Valladolid. Real Biblioteca

mss. II/2135, 63. Cit. Fernando BOUZA ÁLVAREZ: Corre manuscrito. Una historia cultural del Siglo de Oro,

Madrid, 2001, p.126, notas 52-54. 45

La tradición sediciosa de los libelos políticos en la Monarquía Católica puede consultarse en Teófanes EGIDO

(int. y comp.): Sátiras políticas de la España Moderna, Madrid, 1973. 46

ARCHIVO DE LA REAL CHANCILLERÍA DE VALLADOLID, Registro de Ejecutorias, cajas 1744, doc.

32; 1550, doc. 68; 1554, doc. 30; 1711, doc. 2; 1715, doc. 63; 1770, doc. 47; 1811, doc. 61 y 1972, doc. 29. 47

Dicho criado fue prendido en tierra de Toledo, desde donde llama a su amo Antonio de Luna, quien le quita el

alguacil y lo entregó al alcaide de la fortaleza de Fuentidueña para que lo confinase entre sus muros. AHN.

OOMM. AHT. (Pleitos), leg. 20426, sf.

13

Sebastián García, a Luis de Vera, al cura de una iglesia de Valladolid, a Ana de Pinedo

(monja en San Quirze) y a Antonia de Ayala. Lo cierto es que amo y criado viajaron semanas

antes por Madrid, Toledo, Aranjuez y otros lugares comarcanos, retornando a Valladolid,

desde donde se encaminaron de nuevo a Madrid, junto a don Francisco Enríquez, conde de

Nieva y tío del señor de Fuentidueña. Los autos incluyen un impreso que se lamentaba sobre

que las vejaciones que soportaban los soldados por parte de la justicia ordinaria y la corona,

reclamando que el Consejo de Guerra mandase carta de salvaguarda y proponiendo a don

Antonio de Luna como juez privativo de sus hombres48

.

Todavía a fines del verano, el licenciado Domingo de Mendieta, vicario de Madrid,

procedía contra frey don Antonio de Luna, caballero Santiago y comendador de

Fuentelmaestre, por tener en su poder las famosas coplas de la Chacona, habiéndole

fulminado causa criminal también por la Real Chancillería de Valladolid. Por fin, el 1 de

septiembre de 1598, el caballero santiaguista se presenta en el monasterio San Felipe Neri de

la Corte. No sabemos en qué quedó el caso, pero se le tomó declaración en dicho cenobio,

quedando libre bajo fianza, aunque prohibiendo de momento el Consejo de las Órdenes

Militares que entrase en Valladolid. Era el 7 de septiembre de 1598 y la justicia todavía no

había sacado nada en claro; y sin embargo, hubo de escapar bien en esa coyuntura de cambio

de rey, porque don Antonio de Luna, VII señor de Fuentidueña, fue elevado a la dignidad de

conde el 31 de enero de 1602, aunque sabemos que muere poco después en Valladolid (1605).

Otra cuestión, nada baladí, era que las villas campesinas castellanas del seiscientos están a

veces sojuzgadas por los abusos de sus oligarquías. Así, cuando hacia 1610 se revisan los

procesos criminales que había tramitado el difunto escribano de Corral de Almaguer (Toledo),

Pedro de Zacarías y que conservaba su viuda, salen a la luz los “atrocisimos delitos de

muertes, cuchilladas, eridas, strupos, robos, fuerzas, palos, albazuçaços (sic), redomazos,

libelos infamatorios, sartas de cuernos puestas a las puertas de mugeres casadas mui

onradas y de buena opinion”49

, que por si fuese poco habían quedado todos impunes.

Además, se emplazaba a don Pablo Miguel de Aillón, caballero de San Juan, y a sus hermanos

Francisco Miguel y Lorenzo Miguel para que declarasen qué “delitos de muertes y de otros

desafueros qué gente rica y poderosa desta villa an cometido de los quales yo no ago

relacion”. De este modo, sobre don Damián de Almaguer se dice que quebrantó una noche la

casa de una mujer honrada, Ana de Ulate, a quien azotó, abofeteó y rasgó la toca; otro día

apaleó en mitad de la plaza a Martín de Zamora, a quien alevosamente acuchilla en la cabeza;

48

7-VIII/10-X-1598, San Lorenzo de El Escorial. Ibidem. 49

1-X-1610, Madrid. AHN. OOMM. AHT. (Pleitos), leg. 17918, sf.

14

en otra ocasión dio un bofetón a un forastero de Lillo; en el Cerro de la Cabeza, para evitar

que un carbonero le robase el carbón, le pegó un tiro en pierna y el forastero termina

muriendo de tales heridas; por último, a un anciano llamado Ramos, de más 70 años de edad,

le dio espaldarazos y coces hasta matarlo. Por su parte, don Antonio de Almaguer apuñaló

hasta matar a la Pacherra, quien “estando ilando al torno y murio sin confesion”. Por si fuese

poco un tal Francisco Esteban, cuñado de don Pedro de Almaguer, cuando fue alcalde de la

Santa Hermandad local, patalea a un pobre hasta matarlo el hospitalero local; en tanto que un

criado de don Fernando Almaguer, acompañado de otros dos facinerosos, dio una estocada

por la noche al albañil Alonso Carralero “que lo traspasaron de parte a parte”. Si atendemos

a este informe, no solo ocurría que los Almaguer tenían atemorizados al pueblo, sino que sus

excesos quedaban sin castigar porque nadie se atrevía a atajarlos.

Cambiemos de escenario. En Ocaña, una agrociudad manchega perteneciente al priorato

santiaguista, secularmente asolada por banderías nobiliarias50

, en torno a 1631 estaba

profundamente dividida por la insaculación quinquenal de los oficios concejiles,

enfrentándose sus oligarquías por controlar el ayuntamiento. Unas familias se alineaban en

torno al gobernador don Rodrigo Juárez y la mayoría de los capitulares, con sus clientelas

inclusives; en tanto que los otros se agrupaban alrededor de don García Bravo, marqués de

Villar, y de varios caballeros de apellido Alcarasso, además de otros catorce hidalgos y otros

tantos ambiciosos plebeyos descontentos al verse alejados de los resortes de poder local.

La tensión se traduce en altercados menores durante meses, que van in crescendo hasta

que la festividad de San Pedro, la parcialidad encabezada por don Lopez de Alcarasso

acuchillan por la noche al hermano del gobernador, estoqueándole en la puerta de Toledo y

dejándolo medio muerto. El 6 de julio de 1631 siguiente, con motivo de la multitudinaria

procesión que se organiza en Ocaña con motivo de la beatificación de San Juan de Dios, un

grupo fuertemente armado acaudillado por don García Brabo, al frente de medio centenar de

personas armadas con armas cortas y prohibidas, amenaza al gobernador con arrebatarle el

estandarte consistorial. Una semana después, unos desconocidos arrancaron un escudo de

armas de la ventana de la casa de un vecino, llevándolo a la plaza para defecarse encima,

dejándolo expuesto colgado del tejado del corredor del ayuntamiento durante las fiestas, junto

con una pasquín escrito con excrementos que rezaba así “estas armas que aqui estan cagadas

tan de mañana son de Francisco López de Cañas”51

, a pesar de cuya afrenta el agraviado no

50

José Antonio GARCÍA LUJÁN, “Arnaltes y Romanes en Ocaña; un ejemplo de banderías nobiliarias

bajomedievales” in I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, Ciudad Real, 1985, tomo VI, pp. 239-241. 51

AHN. OOMM. AHT. (Pleitos), leg. 13.592, f. 149v

15

presentó ninguna querella. Todos presagiaban un motín; caballos, joyas y dineros se ponen a

salvo fuera de la villa e hidalgos y plebeyos portan por calles broqueles o espadas desnudas,

andando en cuadrillas para amedrentar al bando contrario. Enterado el Consejo de Órdenes, en

agosto siguiente envía al juez-pesquisidor Marco Antonio de Oviedo, que un mes después

sanciona a los Alcarasso y a sus deudos; es decir, destierra a los cabezas del bando perdedor,

evitando castigar a las docenas de hidalgos implicados en los disturbios más recientes.

Muy distinto es el grave incidente suscitado en 1632 en Puertollano, una localidad

ganadera y pañera emplazada al sur del Campo de Calatrava. Desde hacía siglos se

conmemoraba que el vecindario se había librado de la pandemia de Peste Negra bajomedieval

que asoló medio mundo, corriendo el pueblo varias vacas o toros que después se sacrificaban,

para ser comidos por toda la comunidad en una jornada festiva. Pues bien, coincidiendo con el

aumento de la presión fiscal y la enésima crisis de la monarquía, el corregidor del realengo,

don Juan Triviño Velarde (caballero calatravo, alférez y regidor perpetuo Ciudad Real,

además de comisario del Real Donativo) fue invitado a dicha celebración. Parece que éste,

abusando de su estatus, ordenó a su criado azuzar al alano que los acompañaba contra el toro

del Voto, enzarzándose en una lucha desigual. Pues bien, los mozos lugareños (seguramente

descontentos con la reciente concesión del Donativo en la villa) ven con estupor como el can

del corregidor hacía presa en el astado, considerando que se ofendía a los puertollaneros,

golpeando al perro y rodeando con aviesas intenciones a las autoridades forasteras,

insultándoles y repartiéndose una lluvia de golpes. Los testigos presenciales aseguran que si

no hubo de lamentarse muertes fue porque el párroco local y los vecinos de la cercana

población de Argamasilla de Calatrava mediaron en la trifulca. Lo cierto es que la algarada

popular se salda con un pesquisidor que llega a Puertollano semanas después e impone

sanciones pecuniarias a 51 de los implicados (algunos arrebatados del sagrado de la emita de

San Mateo), incluidos los alcaldes y los escribanos del lugar y de pueblos limítrofes; la

mayoría pagaron su osadía con multas y destierros, aunque no faltan los condenados a

galeras52

.

3. LA DELINCUENCIA HABITUAL COMO FORMA DE VIDA CABALLERESCA.

Frente al ideal literario que se recreaba en la apacible existencia de la que gozaban los

hidalgos castellanos53

, las fuentes históricas insisten en presentarnos a un colectivo orgulloso

52

AHN. OOMM. AHT. (Pleitos), leg. 34923, sf. 53

“Soy más que medianamente rico y es mi nombre don Diego de Miranda; paso la vida con mi mujer, y con mis

hijos y con mis amigos; mis ejercicios son el de la caza y la pesca; pero no mantengo ni halcón ni galgos, sino

16

y vehemente, cuyas vidas a veces terminan siendo víctimas de la espiral de violencias que

ellos mismos propician o en las que se ven envueltos. Unas fechorías que crearían un clima de

alarma muy importante, y más en una sociedad estamental que consideraba a la nobleza como

el mejor fermento de la paz social, ya que actuaba por capilaridad, apaciguando conflictos y

liderando el control sobre sus paisanos con una mezcla de rigor y paternalismo54

.

En este contexto, nos llama poderosamente la atención la cantidad de noticias que hacen

de los linajudos un grupo privilegiado germen de agresiones físicas y verbales, cuando no

amparaban, espoleaban o son cómplices de los facinerosos. Los testimonios son tozudos a este

respecto, y se constata que no solo menudeaban los procesos incoados por la Sala de Alcaldes

de Casa y Corte contra tales dones55

, sino que la mayoría de tribunales, audiencias y

chancillerías se hacen eco de un fenómeno cada más generalizado, desestabilizador y

escandaloso.

Lo normal es que duelos a espada y pendencias sangrientas se atribuyan a jóvenes

caballeros, impetuosos y de sangre caliente, a quienes con frecuencia se les disculpa e incluso

se alaba su valentía, cuando no se solicita disculpar su ímpetu o directamente su perdón56

. Un

caso muy sonado fue el protagonizado en su día por un hijo de don Francisco de Barrionuevo,

quien una mañana, en la calle del Lobo, a la entrada de la del Príncipe (Madrid), mató a frey

Cosme de Salcedo, caballero soriano del hábito de Santiago, “sin decir ¡Dios, valme!”,

acogiéndose luego al sagrado de la iglesia de San Jorge, augurando su pariente que “escapará,

que tiene valor y manos para salir de todo bien”. También relata nuestro informante que

fueron encarcelados por esta fechoría su padre, su joven agresor y otro primo de Sevilla, todos

algún perdigón manso o algún hurón atrevido. Tengo hasta seis docenas de libros, cuales de romance y cuales

de latín, de historia algunos y de devoción otros; los de caballerías aún no han entrado por los umbrales de mis

puertas. Hojeo más los que son profanos que los devotos, como sean de honesto entretenimiento que deleiten el

lenguaje y admiren y suspendan la invención, puesto que de éstos hay muy pocos en España. Alguna vez como

con mis vecinos y amigos y muchas veces los convido; son mis convite limpios y aseados, y… nada escasos; ni

gusto de murmurar, ni consiento que delante de mi se murmure; no escudriño las vidas ajenas, ni soy lince de

los hechos de otros; oigo misa cada día; reparto los bienes con los pobres, sin hacer alarde de las buenas

obras... soy devoto de Nuestra Señora y confío en la misericordia infinita de Dios Nuestro Señor”. Diálogo del

Caballero del Verde Gabán con don Quijote; Miguel de CERVANTES SAAVEDRA: El ingenioso hidalgo don

Quijote de La Mancha, Madrid, 1614, II, cap. XVI. 54

La conceptualización del efecto balsámico de nobleza y oligarquías en la España de los siglos XVI al XVIII en

Francisco José ARANDA PÉREZ (coord.), Poderes intermedios, poderes interpuestos. Sociedad y oligarquías

en la España Moderna, Cuenca 1999. 55

Ángel ALLOZA: La vara quebrada de la justicia. Un estudio histórico sobre la delincuencia madrileña entre

los siglos XVI y XVIII, Madrid, 2000, p. 109. 56

“Francisco Rojo, se alla preso en la carcel de Corte por inputarle algunas travesuras de mozedad; en que me

an asegurado no resulta culpado. V.S. me ara merçed de favorecerle pidiendo lo mismo a los amigos, para que

en la soltura deste preso le aga toda la grazia que espero por mano de VS. que sera de toda estimazion para mi.

Guarde Dios a V.S. muchos años como deseo”; 22-IX-1684, Madrid. Carta del Condestable de Castilla al

marqués de Castrillo en “Varios memoriales y cartas presentadas al Señor Marques de Castrillo, siendo Fiscal

del Consejo, para administracion de Justicia. No contienen cosa sustancial”. SNAHN. Torrelaguna, caja 425, sf.

17

freiles de Santiago, Alcántara y Calatrava. El asesinado había recibido primero un carabinazo

en las asentaderas pero, cuando intentó defenderse, le dispararon de nuevo hasta matarle.

Parece que el motivo de esta venganza fue por alabarse el difunto en público que había

galanteado a la mujer de don José de Barrionuevo, recluyéndose la esposa infamada en un

convento, de donde la trasladaron a Toledo. Parece que el galán difunto había sido condenado

a degollar por los alcaldes del crimen de la Chancillería de Valladolid y estaba desterrado de

Soria y Madrid. Los inculpados intentaron escapar de las garras de la justicia, aduciendo

como coartada haber estado el día y hora de autos jugando a naipes en casa de don José del

Poyo57

.

Se da la circunstancia que, demasiado a menudo, las fuentes omiten los nombres de los

caballeros delincuentes, seguramente para no atraer venganzas de sus parientes ni

comprometerse en difamar sin fundamento a importantes linajes castellanos, sobre todo si se

trata de avisos impresos58

. Sin embargo, cuando se trata de cartas confidenciales o de casos

sentenciados, tales prevenciones pasan a un segundo plano, prefiriendo informar con pelos y

señales que omitir datos morbosos. Es el caso de un diario cívico del siglo XVII madrileño

donde se recogen noticias como la siguiente: “en el mes de febrero del año de 1672

degollaron a don Jayme de Castilblanco, 40 años, señor de Torres Baxas por cabeza de

bando y aber hecho moneda falsa y asesino, natural de Cuenca”59

.

No parece casualidad que sea precisamente en plena decadencia política, económica y

demográfica castellana cuando empiecen a menudear noticias sobre hidalgos criminales. Tal

vez uno de los casos más notables fue el protagonizado por don Jerónimo de Loaysa Treviño.

Vástago bien emparentado en Ciudad Real, de donde era oriundo, y con todos sus familiares

vestidos con el hábito de las Órdenes Militares, muy joven viajó a Madrid, huyendo de un

marido disgustado por sus galanteos a su esposa. De carácter violento y patibulario, merodeó

por la Corte, donde se engolfó tras frecuentar malas compañías y frustrarse al no encontrar un

57

A. PAZ Y MELIA (ed.), Avisos de Jerónimo de Barrionuevo, Madrid, 1968, I, prólogo XVI. 58

“El miércoles de ceniza ahorcaron dos mozos de sangre bien conocida por ladrones y una mozuela que era

cómplice con ellos; por no tener edad no los acompañó: más diéronla 200 azotes y debajo de la horca le

cortaron las orejas y tuvieron todo el día colgada de los cabellos a vista del pueblo, y del castigo quedó tal que

murió dentro de dos días”; 16-II-1644, Madrid. José de PELLICER DE OSSAU Y TOVAR, Avisos Históricos

que comprenden las noticias y sucesos mas particulares ocurridos en nuestra monarquía, desde 3 d enero 1640

a 25 octubre 1644, Enrique TIERNO GALVÁN (comp.), Madrid, 1965, pp. 218-219 59

Miguel de SORIA, Libro de las cosas memorables que an sucedido desde el año de mil y quinientos y noventa

y nueve, BNE. mss. 2856, f. 62r. Escrito por varias manos, al comienzo contiene el diario vital de Miguel de

Soria (1599-1638), pero luego continúan recogiendo sucesos de Corte José de la Paz, quien se autocalifica de

portero de don Francisco de Medrano y Bazán (1647- h. 1661) y el manuscrito termina en poder de un tal

Francisco Zizero (1674), que ofrece dinero a quien hallase este diario extraviado.

18

empleo digno de su calidad60

. A fines de 1636 tenemos la primera referencia al principio del

fin de su carrera delictiva: “han metido en la capilla a cinco capeadores famosos, y el uno de

ellos un caballero muy principal de España llamado don Gerónimo de Loaysa Treviño,

natural de Ciudad-Real”61

. Las cartas de los jesuitas inmortalizarán su carrera delictiva y el

desasosiego de los cortesanos ante sus hazañas rufianescas:

“Sacáronse en esta... Corte cuatro a ahorcar y uno a degollar, todos por capeadores famosos y

ladrones, que no habían dejado calle en Madrid donde no hubieran hecho de las suyas, y entre

todas han matado a un clerigo sacerdote porque no quería soltar la capa, y al duque de Híjar

quitándole la suya, el broquel y la espada, aunque su Excelencia que se precia de valiente,

corrido de lo que ha dicho, lo niega fuertemente. El degollado era don Gerónimo de Loaysa

Treviño, caballero cualificado y natural de Ciudad Real, de edad de 19 años, saliendo adocenado

con pícaros, si bien vestido de luto. Además de haberse juntado con ellos había acabado de matar

el al clérigo, y en su tierra había matado a una mujer, y a su marido que venía en seguimiento de

ella le había dado de cuchilladas. Toda la vida había sido vellaco y travieso, desobediente a sus

padres y así vino a tener su pago merecido, sin que el Rey le haya querido perdonar por grandes

diligencias que se hicieron con Su Magestad. Al día siguiente hubo una sarta de diez azotados,

hombres y mujeres, por ladrones y encubridores, y prendieron a un hijo de Don Luis Narváez,

echándole a un calabozo por ladrón y escalador de casas, y créese que le ahorcarán. Este lugar

hierve de gente semejante, sin que la diligencia y cuidado de los ministros de la justicia baste a

remediarlo”62

.

Su ejecución pública impactó entre los madrileños, acostumbrados a autos de fe y

ahorcamientos de malhechores63

, pero impresionados por su impecable porte caballeresco y el

semblante aniñado de este joven hidalgo forastero:

“Ayer ahorcaron a cuatro y degollaron a uno, por capeadores y homicidas escaladores de casas.

El degollado era caballero de Ciudad Real y noble, llamábase don Gerónimo de Loaysa y

Treviño, sus deudos allanaron le diesen esta muerte por merced, que el delito no la merecía sino

como la de los compañeros. Tenía sólo 22 años, sin pelo de barba sino bozo, de la mejor cara y

disposición que Vuesa Reverencia ha visto. Causó grande lástima, todos fueron muy bien

dispuestos, y uno de ellos había sido novicio de la Compañía pocos años há, al cual despidieron

por ser recio de natural, pues siendo cocinero riñó con otro hermano y le dió un sartenazo por lo

cual pareció no era a propósito para la Compañia, y vino a tenerla después con capeadores”64

.

60

Sus correrías son citadas por Julio CARO BAROJA, Ensayo sobre la literatura de cordel, Madrid, 1969. 61

Cartas de algunos padres de la Compañía de Jesús sobre los sucesos de la monarquía entre los años de 1634

y 1648, Memorial Histórico Español, Madrid, 1861, tomo XIII, p. 541, not. 1. 62

24-I-1637, Madrid. Ibidem, tomo XIV, p. 6, nota 1. 63

Carlos MARTINEZ SOTO, La delincuencia en Madrid. Siglo XVII, tesis Universidad Autónoma de Madrid,

Madrid, 1987. 64

27-I-1637, Madrid. Cartas de algunos padres de la Compañía de Jesús… cit., pp. 26-27.

19

Poco antes, se había conocido una trama de homosexuales encumbrados en la Corte que

escandalizó Palacio y dio que hablar a todo Madrid. Así en un diario privado se recoge la

siguiente noticia, escrita el 18 de agosto de 1636: “en dias pasados se ha descubierto un

numeroso enjambre de putos”. Parece que el milanés Agustín Merlo, quiso mantener

relaciones sexuales con el hijo de Valdés, un músico de la Real Capilla; su padre le aconsejó

apuñalarle, pero lo termina delatando a la justicia. Puesto en el potro el milanés, delató a otros

treinta y seis bujarrones, incluido un primo de la marquesa de Aguilar, inculpando en su

nómina a numerosos pajes españoles y extranjeros de la Corte de Su Majestad65

; salpicando

las sospechas de sodomía al mismísimo Cosme Pérez, alias “Juan Rana”, el más famoso

cómico de la Corte de Felipe IV66

.

De esta auténtica caza de brujas homófoba tampoco se libra don Sebastián de Mendizábal,

calificado como “el puto mas descocado de quantos ha habido en el Mundo, quando

muchacho fue page del Conde de Saldaña y ahora era mequetrefe, dando, quitando,

alquilando bancos en las comedias y viviendo de mohatras y de alcahuete”67

. Don Sebastián

de Mendizábal, que hacía de celestino, y su compañero don Pedro Mendieta, con quien

convivía, terminan quemados en la pira, mostrando su contrición y devoción, informándonos

un testigo de los hechos que los espectadores a dicha ejecución fueron multitud.

Sin embargo, a pesar del fuerte impacto mediático de tales hechos, ninguna superó al

descubrimiento de la red de hampones, descubierta en Madrid en pleno estío de 1696:

“Estan dos en capilla ombres muy conocidos y de parientes muy onrados y con ocupaciones

publicas. Es el caso que se a descubierto un Colegio que se intitulaba del Buscon. El qual solo su

estudio era el quitar el dinero. Tenian muchos congregantes y Constituciones para entrar. Es cosa

ridicula. Ellos lo consideraban por entretenimiento. Cojieron uno un dia en casa de un ingles y

confeso de plano. Y dizen que era el Secretario del Colegio y le cojieron los papeles y en ellos la

nomina de lo que habian de operar este verano. Mañana creo les dan garrote porque tambien

salian al campo y si alguien encontraban [y] conozia alguno tambien lo mataban. Y ellos a todas

oras hacian su ejercicio y se juntaban como era menester o pocos o muchos. Estaban llamados a

editos y pregones los que faltan. Señor, esto es una Sierra Morena, cada instante hay hurtos,

65

Noticias de Madrid desde el año de 1636 hasta el de 1638 recogidos por D. Josef Antonio de Armona,

corregidor de Madrid [1777-1792]. Y desde el año de 1680 hasta el siglo presente por D. Juan Francisco de

Ayala Manrique y es su propio original, BNE. mss. 18447, ff. 22r-23v y 32r. 66

N.D. SERRALTA, “Juan Rana homosexual”, Criticón, 50 (1990), pp. 81-92 y Peter E. THOMPSON, The

Triumphant Juan Rana: A Gay Actor of the Spanish Golden Age, University of Toronto Press, 2006. La obsesión

homófoba de la época en Francisco TOMAS Y VALIENTE, “El crimen y el pecado contra natura”, in Sexo barroco

y otras transgresiones premodernas, Madrid, 1990, pp. 33-55. 67

Noticias de Madrid desde el año de 1636… cit, f. 33r.

20

pendenzias y muertes y an salido unas ordenes para rondar tremendas de que quitan las armas en

dando las doce, no siendo Titulo o Grande”68

.

Da la sensación que, a fines del siglo XVII, la postración general del Imperio había tocado

suelo y contagiado incluso a las estirpes más preclaras de la metrópoli, víctimas de la

degradación de la paz social y de la precariedad reinante. En esta línea, parece premonitoria la

estrofa del poeta Sebastián de Horozco:

“¿Qué os aprovecha galán,

presumir de caballero,

ser Mendoza o ser Guzmán

pues en casa no hay pan

ni en vuestra bolsa dinero?”69

.

4. EPÍLOGO. LA CRISIS BARROCA Y LA DEGRADACIÓN DE LA SANGRE

AZUL.

Hasta donde sabemos, el clima de inseguridad generalizado, la alarma social provocada

por las transgresiones protagonizadas por la nobleza, así como el libertinaje reinante en la

babilonia de la Corte son un lugar común en las fuentes históricas y literarias de la España de

los Austrias Menores70

, siendo tanto más evidente cuando más se deterioraba la credibilidad

de las autoridades del reino y la eficacia de jueces y políticos71

.

No obstante, la incidencia del desorden nobiliario, en todo este marasmo de intereses

contrapuestos, cotidianeidad del delito y violencia estructural que sazonan la olla podrida que

era la sociedad estamental española del barroco, siempre fue más cualitativa que cuantitativa.

En este contexto, la novela picaresca coetánea se nos antoja apenas un pálido reflejo de la

realidad que se vivía a cada paso. Tanto es así que el crimen no es monopolio de miserables ni

desesperados, sino que más bien son las capas populares las que se impregnan de los hábitos

de violencia de los que hacen gala los estamentos privilegiados, en tanto que la elite acude a

los bajos fondos para solventar de manera privada sus disensiones interestamentales.

68

18-VII-1696, Madrid. SHAHN. Osuna, cartas 52, doc. 72. 69

J.J. LABRADOR, Ralph di FRANCO y Ramón MORILLO-VELARDE (eds.), Cancionero de Sebastián de

Horozco, Toledo, 2010. 70

Una obra clásica de esta cristalización de lo picaresco en la realidad cotidiana de las urbes barrocas es el libro

de José DELEITO Y PIÑUELA, La mala vida en la España de Felipe IV, Madrid, 1987 (1ª ed. 1950). 71

Así, en un año tan desastroso como 1661 se dice desde la Corte lo siguiente: “Aquí se an puesto muchas

banderas de golpe con que esta Madrid lleno de ladrones y no ay hombre seguro en ser de noche. Al fin esta

jente dara primero aquí la guerra que en Portugal”; 2-III-1661, Madrid. SNAHN. Osuna, cartas 29, doc. 36.

21

Igualmente es perceptible una degradación de la moral y del orden público conforme

avanza la centuria del Barroco. En este sentido nos parece tremendamente esclarecedor un

testimonio recabado a fines del reinado de Carlos II, referido concretamente a julio de 1696:

“Fue cosa rara en este tiempo la multitud de ladrones que corrian en Madrid, porque aunque en

otros tiempos calamitosos la necesidad los ocasiona y se v[e]ian atrivimientos (sic) de robar;

ahora mas que la pobreza era maldad descarada de algunos hombres moços de los que quieren

hazer travesuras y gastar viciosamente lo que tienen siendo pobres o hijos de familia, llegando a

manchar la primera nobleza de la Corte”72

.

En este sentido, es significativo que los nombres de nobles implicados en escándalos o

crímenes se hallan cifrados en dicho diario de sucesos, tachándose minuciosamente sus

apellidos para evitar que quedase memoria escrita de sus desafueros73

. Hasta tal punto era

inquietante su contenido que dicho libro misceláneo nunca se imprimió.

En suma, constamos cómo la delincuencia no fue siempre sinónimo de marginalidad; de

igual modo que no existía un monopolio de la violencia por parte de ningún estamento ni aún

del mismo rey. También comprobamos como el lenguaje empleado en misivas, relaciones de

avisos, diarios y pliegos de cordel, pocas veces es desapasionado y destila una doble moral,

justificando igual las venganzas de sangre que su castigo por parte de las autoridades;

valorándose la compasión, pero prefiriendo siempre la ejemplaridad a la justicia o la

reparación del honor ultrajado a la rehabilitación del delincuente.

Por último, llamamos la atención sobre los documentos extrajudiciales, muy ricos en

matices y a veces esquivos, pero que nos aportan una visión pintoresca y costumbrista, en

todo caso complementaria a los autos procesales, la legislación vigente y la práctica forense,

de tal modo que los creemos tremendamente ilustrativos para valorar en su justa medida el

impacto de sucesos, crímenes y tragedias en el mundo preindustrial. Un universo violento y

complejo, donde se asume la desigualdad de los súbditos hacia la ley, y tanto la corrupción

como los prejuicios de todo tipo forman parte íntima del propio sistema de valores asumidos

por la mayoría. Entre sus páginas, manuscritas e impresas, se vislumbran a sus linajudos

protagonistas, los escenarios de la trasgresión, los motivos del conflicto y aún la misma

72

Noticias de Madrid desde el año de 1636… cit., ff. 169r-v. 73

Tal vez el autor de tal encriptación fuese el propio Juan Francisco de Ayala Manrique. Si la homonimia no nos

traiciona se trataría de un prestigioso canonista nombrado Provisor y Vicario General de la diócesis de Segorbe

(Valencia) y en 1734 fue nombrado juez de la Nunciatura apostólica. Muere en Madrid en 1753. Es también

autor de un manuscrito titulado Tesoro de la lengua castellana en que se añaden muchos vocablos, etimologías y

advertencias sobre el que escribió el doctísimo don Sebastián de Covarrubias, cuyo primer tomo escribió entre

1693-1727. A este respecto, nos remitimos a José Antonio ÁLVAREZ Y BAENA, Hijos de Madrid: ilustres en

santidad, dignidades, armas, ciencias y artes, Madrid, 1790, tomo III, pp. 305-306.

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construcción del fenómeno delictivo, sin olvidar la doble dimensión del poder y de la

conciencia social a través del delito, del castigo y del perdón.