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Viernes 8 de julio de 2016 EL UNIVERSAL E12 CULTURA PROYECTO UNAM Texto: Roberto Gutiérrez Alcalá Obras de Ravel en la Sala Nezahualcóyotl La Orquesta Sinfónica de Minería interpretará, bajo la batuta de su director artístico Carlos Miguel Prieto, La valse, Concierto para la mano izquierda (pia- no), Pavana para una infanta difunta, Concierto en sol mayor (piano) y B olero, de Maurice Ravel, mañana sábado (20:00 horas) y el domingo (12:00 horas), en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario. ESPECIAL Vacuna contra el zika, en no menos de tres años En opinión de Susana López Cha- rretón, investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, la va- cuna experimental contra la enfer- medad del zika, aprobada reciente- mente por la FDA (Food and Drugs and Administration) de Estados Unidos, está a unos tres o cinco años de llegar al mercado. Esta va- cuna es de nueva generación, pues usa un plásmido en vez de un virus, lo que puede atenuar sus efectos negativos. Por lo pronto, la enfer- medad del zika está causando mu- cho daño en las poblaciones de las zonas tropicales, especialmente de América Latina y el Caribe. La inequidad, reto que se debe asumir y atender De acuerdo con los expertos que asistieron a la XIII Reunión Nacio- nal de Investigación Demográfica en México. Dinámicas de Población y Desigualdad, realizada en el Au- ditorio Jorge Carpizo de la Coordi- nación de Humanidades de la UNAM, la inequidad es un reto que la sociedad mexicana debe asumir y atender. También resaltaron que las tendencias relacionadas con la cantidad de habitantes y su distri- bución suelen ser causa y efecto de disparidades en el territorio nacio- nal. En el mundo hay 62 magnates que tienen la misma riqueza que mil 500 millones de personas. ESPECIAL Coccidioidomicosis: infección de zonas desérticas de Norteamérica También se le conoce como fiebre del Valle de San Joaquín y es causada por dos hongos del género Coccidioides , el más virulento para los mamíferos E n las zonas desérticas de Norteamérica, la posibilidad de ser atacado por una serpien- te venenosa o un alacrán es muy alta; sin embargo, casi nadie pensaría que unos hongos invisibles a simple vista pudieran poner en riesgo nuestra salud. Éste es el caso de Coccidioides immitis y Coc- cidioides posadasii , hongos causantes de la coc- cidioidomicosis (el género C occidioides es el más virulento de todos los hongos que causan micosis; de ahí que hasta hace unos años se le considerara con potencial para ser utilizado como un arma de bio terrorismo). La coccidioidomicosis se inicia una vez que uno de estos hongos —presentes en el aire de esas zo- nas desérticas— es inhalado. Como ocurre con otras micosis, si el sistema inmunológico de la persona está deprimido, lo más común es que esta infección endémica ataque, a través de la vía san- guínea, otros órganos y sistemas del organismo. “Por lo general, luego de ocasionar una cocci- dioidomicosis pulmonar, el hongo migra al sis- tema nervioso central; asimismo puede involu- crar a los huesos, principalmente los de las arti- culaciones (falanges, rodillas, codos y tobillos), y al tejido celular subcutáneo, donde provoca abs- cesos que drenan pus al exterior”, dice Laura Cas- tañón Olivares, investigadora de la Unidad de Mi- cología del Departamento de Microbiología y Pa- rasitología de la Facultad de Medicina de la Uni- versidad Nacional. De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, del año 2000 al 2013 se diagnosticaron 557 casos de coccidioidomicosis en 23 estados del país (Baja California, Sonora, Chihuahua y Sinaloa fueron los que tuvieron mayor morbilidad) y se registra- ron 314 defunciones por esta micosis. Signos y síntomas En el humano, los síntomas de esta infección va- rían según la ubicación del hongo en el organis- mo. A nivel respiratorio, que es donde la mayoría de las veces se diagnostica, la sintomatología pue- de variar desde ningún síntoma hasta signos y síntomas graves. Si una persona está en una buena posición in- munológica y aspira el hongo, fácilmente lo eli- minará; es decir, la infección cursará de manera a s i n to m á t i c a . Los signos y síntomas de una coccidioidomi- cosis pulmonar leve son iguales a los de un res- friado común, como fluido nasal, dolor de cabeza y malestar general, y no duran más de una o dos semanas, después de lo cual la persona se recu- pera totalmente. Una coccidioidomicosis pulmonar moderada incluye fiebre (en Estados Unidos, esta infección es conocida como fiebre del Valle de San Joaquín, región de California donde se ha diagnosticado una gran cantidad de casos) de 39 ó 40 grados Celsius, dolor severo en las articulaciones, dificul- tad para respirar cuando la persona sube una es- calera o camina, y, en ocasiones, inflamación de las articulaciones. “Finalmente, los signos y síntomas de una coc- cidioidomicosis pulmonar grave son cianosis (co- loración azul o lívida de la piel y las mucosas como consecuencia de una oxigenación deficiente) e imposibilidad para respirar, por lo que la persona no puede llevar a cabo sus actividades diarias y, si no es atendida a tiempo, muere.” Cuando esta infección migra al sistema nervio- so central, el desarreglo neuronal resultante de- pende de la cantidad del hongo que esté afectan- do el cerebro y de su localización (en la corteza o parénquima); puede incluir desde dolor de cabeza y meningitis hasta pérdida de la noción espa- cio-tiempo. “Y cuando la coccidioidomicosis afecta el tejido celular subcutáneo, da origen a nódulos que se vuelven abscesos; en la mayoría de los casos esto es consecuencia de que el hongo se haya disemi- nado, de modo importante, en todo el organis- m o”, apunta la investigadora. Hábitat natural de los hongos Como casi todos los casos de esta infección se re- gistran en las zonas desérticas del norte de México (Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Sinaloa, Durango y Zacatecas) y del sur de Estados Unidos (California y Arizona), se ha llegado a la conclusión de que el hábitat natural de C. immitis y C. posadasii es el suelo de zonas con un clima árido y seco (hasta la fecha, estos hongos no han podido ser identificados a simple vis ta). “Sin embargo, los estudios de epidemiología que se hacen en mi laboratorio han registrado ca- sos humanos de coccidioidomicosis diagnostica- dos en Yucatán, Chiapas y Oaxaca, estados que no comparten las características climáticas antes mencionadas, por lo que se infiere que esas per- sonas viajaron hacia el norte de nuestro país, mu- chas veces con la intención de cruzar la frontera, se infectaron en los estados endémicos y regre- saron ya enfermos a sus lugares de origen, donde fueron diagnosticados. Otra posibilidad es que los hongos se hayan adaptado a condiciones ambien- tales distintas de las ya conocidas.” Además del humano, otros animales pueden ser susceptibles a esta micosis, sobre todo prima- tes como gorilas, orangutanes y chimpancés, así como los perros. Con todo, la coccidioidomicosis no es contagiosa de animal a humano, ni de hu- mano a humano. Grupos vulnerables Al igual que otras micosis pulmonares, ésta re- sulta muy fácil confundirla, por sus signos y sín- tomas, con la tuberculosis. Los grupos humanos considerados vulnerables son aquellos cuyo sis- tema inmunológico está deprimido y desempe- ñan algún trabajo asociado a la tierra de las zonas desérticas del norte del país y del sur de Estados Unidos: topógrafos, ingenieros, agricultores, eda- fólogos, antropólogos y paleontólogos, entre otro s. “La mayoría de los casos humanos de coccidioi- domicosis son del sexo masculino, aunque, esta- dísticamente, la diferencia no es significativa con respecto a las mujeres; sin embargo, se sabe que las mujeres embarazadas corren mayor riesgo de que, una vez infectadas, esta enfermedad se di- semine a otras áreas de su organismo. Así, se de- duce que C. immitis y C. posadasii tienen recep- tores que permiten su desarrollo ante la presencia de determinadas hormonas”, indica Castañón Olivare s. Otro grupo vulnerable a la coccidioidomicosis es el de los individuos que practican deportes ex- tremos a bordo de vehículos todo-terreno, cua- trimotos o motocicletas en las dunas de los de- siertos de Norteamérica. Diagnóstico y tratamiento El diagnóstico de la coccidioidomicosis es sencillo. Para emitirlo se hacen pruebas con el suero del paciente, en las que se buscan an- ticuerpos (anti-Coccidioides). La más usada es la técnica inmunoenzimática (ELISA). Otra prueba menos común, pero que se practica en los laboratorios de investigación es la de in- munodifusión doble (Ouchterlony). “Cualesquiera de otras muestras, como esputo (flemas), líquido pleural o cefalorraquídeo, o pus, se pone en un portaobjetos, se agrega solución sa- lina o algún colorante para dar un poco de con- traste y se ve al microscopio para buscar la pre- sencia de esférulas, estructuras redondas, gran- des (de unos 60 micrómetros de diámetro), con una pared gruesa, dentro de las cuales están con- tenidas múltiples endoesporas. El hallazgo de es- tas estructuras es característico de la infección. No hay ninguna otra enfermedad que dé una imagen parasitaria como ésta, por lo que, si aparece en el examen microscópico, el diagnóstico es induda- ble: la persona padece coccidioidomicosis”, infor- ma la investigadora. La coccidioidomicosis es curable, siempre y cuando el médico, en colaboración con el perso- nal del laboratorio, la diagnostique a tiempo. A nivel pulmonar, y si la vida del paciente no corre peligro, se recurre al itraconazol; y en caso de una coccidioidomicosis pulmonar grave o disemina- da, al fluconazol (fármaco capaz de traspasar la barrera hemato-encefálica) o a la anfotericina B (medicamento tóxico que debe administrarse cuidadosamente). Aunque muy costosas, otras al- ternativas de tratamiento son el posaconazol y el voriconaz ol. Medida preventiva Debido a la virulencia de C. immitis y C. posadasii , el cultivo de muestras con fines de investigación se debe efectuar en cabinas de bioseguridad nivel 3 (este lineamiento se sigue en el laboratorio de Castañón Olivares). En Estados Unidos, la Food and Drug Administration prohibió fabricar el an- tígeno coccidioidina porque implicaba el cultivo a gran escala de estos hongos. “Una semana después del cultivo de las mues- tras crece una pelusita blanca sobre el medio de cultivo. Entonces, para confirmar que efectiva- mente es C occidioides , hay que ver al microscopio, con las condiciones de seguridad referidas, un mi- celio hialino (cuerpo vegetativo del hongo) y la presencia de artroconidios (esporas). Estos últi- mos son las partículas infecciosas para los ma- míferos, incluyendo al humano. Las especies de C occidioides tienen un poder de replicación muy alto. Cada artroconidio aspirado por una persona se transforma en una esférula que produce 800 endoesporas. Y cuando esa esférula madura en los tejidos del organismo, se abre y libera esas en- doesporas, cada una de las cuales es potencial- mente el origen de otra esférula…” En opinión de Castañón Olivares, una medida para prevenir esta micosis sería pavimentar o as- faltar todos los caminos de terracería que van de un poblado a otro en las zonas desérticas del norte del país. “De esa manera, ante rachas de viento muy fuertes, no se levantaría tanto polvo del suelo y, con él, los hongos del género C occidioides , lo cual haría que disminuyera la posibilidad de que éstos fueran inhalados por las personas.” b “Por lo general, luego de ocasionar una coccidioidomicosis pulmonar, el hongo migra al sistema nervioso central; asimismo puede involucrar a los huesos, principalmente los de las articulaciones (falanges, rodillas, codos y tobillos) y al tejido celular subcutáneo, donde provoca abscesos que drenan pus al exterior” LAURA CASTAÑÓN OLIVARES Investigadora de la Facultad de Medicina de la UNAM EL DATO Más hombres. La ma- yoría de los casos hu- manos de coccidioido- micosis son del sexo masculino, aunque, es- tadísticamente, la dife- rencia no es significa- tiva con respecto a las mujeres Tratamiento. La coccidioidomico- sis es curable, siempre y cuan- do se diagnosti- que a tiempo ESPECIAL Los hongos están presentes en el aire de los desiertos del norte de México y del sur de Estados Unidos. [email protected]

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Page 1: C o cc i d i o i d o m i cos i s : infecciÒn de zonas ... · en la Sala NezahualcÒyotl, del Centro Cultural Universitario. E S P EC I A L Vacuna contra el zika, en no menos de tres

Viernes 8 de julio de 2016 EL UNIVERSALE12 CU LT U R A

PROYECTO UNAM Texto: Roberto Gutiérrez Alcalá

Obras de Ravel en la Sala NezahualcóyotlLa Orquesta Sinfónica de Minería interpretará, bajo la batuta de su directorartístico Carlos Miguel Prieto, La valse, Concierto para la mano izquierda (pia-no), Pavana para una infanta difunta, Concierto en sol mayor (piano) y B olero,de Maurice Ravel, mañana sábado (20:00 horas) y el domingo (12:00 horas),en la Sala Nezahualcóyotl, del Centro Cultural Universitario.

E S P E

C I A L Vacuna contra el

zika, en no menosde tres añosEn opinión de Susana López Cha-rretón, investigadora del Institutode Biotecnología de la UNAM, la va-cuna experimental contra la enfer-medad del zika, aprobada reciente-mente por la FDA (Food and Drugsand Administration) de EstadosUnidos, está a unos tres o cincoaños de llegar al mercado. Esta va-cuna es de nueva generación, puesusa un plásmido en vez de un virus,lo que puede atenuar sus efectosnegativos. Por lo pronto, la enfer-medad del zika está causando mu-cho daño en las poblaciones de laszonas tropicales, especialmente deAmérica Latina y el Caribe.

La inequidad, retoque se debeasumir y atenderDe acuerdo con los expertos queasistieron a la XIII Reunión Nacio-nal de Investigación Demográficaen México. Dinámicas de Poblacióny Desigualdad, realizada en el Au-ditorio Jorge Carpizo de la Coordi-nación de Humanidades de laUNAM, la inequidad es un reto quela sociedad mexicana debe asumiry atender. También resaltaron quelas tendencias relacionadas con lacantidad de habitantes y su distri-bución suelen ser causa y efecto dedisparidades en el territorio nacio-nal. En el mundo hay 62 magnatesque tienen la misma riqueza quemil 500 millones de personas.

E S P E

C I A L

C o cc i d i o i d o m i cos i s :infección de zonasdesérticas de Norteamérica

También se le conocecomo fiebre del Vallede San Joaquín y escausada por dos hongosdel género Co cc id io ide s ,el más virulento para losm a m í fe ro s

En las zonas desérticas de Norteamérica, laposibilidad de ser atacado por una serpien-te venenosa o un alacrán es muy alta; sinembargo, casi nadie pensaría que unoshongos invisibles a simple vista pudieranponer en riesgo nuestra salud.

Éste es el caso de Coccidioides immitis y Coc -cidioides posadasii, hongos causantes de la coc-cidioidomicosis (el género C occidioides es el másvirulento de todos los hongos que causan micosis;de ahí que hasta hace unos años se le consideraracon potencial para ser utilizado como un arma debio terrorismo).

La coccidioidomicosis se inicia una vez que unode estos hongos —presentes en el aire de esas zo-nas desérticas— es inhalado. Como ocurre conotras micosis, si el sistema inmunológico de lapersona está deprimido, lo más común es que estainfección endémica ataque, a través de la vía san-guínea, otros órganos y sistemas del organismo.

“Por lo general, luego de ocasionar una cocci-dioidomicosis pulmonar, el hongo migra al sis-tema nervioso central; asimismo puede involu-crar a los huesos, principalmente los de las arti-culaciones (falanges, rodillas, codos y tobillos), yal tejido celular subcutáneo, donde provoca abs-cesos que drenan pus al exterior”, dice Laura Cas-tañón Olivares, investigadora de la Unidad de Mi-cología del Departamento de Microbiología y Pa-rasitología de la Facultad de Medicina de la Uni-versidad Nacional.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud,del año 2000 al 2013 se diagnosticaron 557 casosde coccidioidomicosis en 23 estados del país (BajaCalifornia, Sonora, Chihuahua y Sinaloa fueronlos que tuvieron mayor morbilidad) y se registra-ron 314 defunciones por esta micosis.

Signos y síntomasEn el humano, los síntomas de esta infección va-rían según la ubicación del hongo en el organis-mo. A nivel respiratorio, que es donde la mayoríade las veces se diagnostica, la sintomatología pue-de variar desde ningún síntoma hasta signos ysíntomas graves.

Si una persona está en una buena posición in-munológica y aspira el hongo, fácilmente lo eli-minará; es decir, la infección cursará de maneraa s i n to m á t i c a .

Los signos y síntomas de una coccidioidomi-cosis pulmonar leve son iguales a los de un res-friado común, como fluido nasal, dolor de cabezay malestar general, y no duran más de una o dossemanas, después de lo cual la persona se recu-pera totalmente.

Una coccidioidomicosis pulmonar moderadaincluye fiebre (en Estados Unidos, esta infecciónes conocida como fiebre del Valle de San Joaquín,región de California donde se ha diagnosticadouna gran cantidad de casos) de 39 ó 40 gradosCelsius, dolor severo en las articulaciones, dificul-tad para respirar cuando la persona sube una es-calera o camina, y, en ocasiones, inflamación delas articulaciones.

“Finalmente, los signos y síntomas de una coc-cidioidomicosis pulmonar grave son cianosis (co-loración azul o lívida de la piel y las mucosas comoconsecuencia de una oxigenación deficiente) eimposibilidad para respirar, por lo que la personano puede llevar a cabo sus actividades diarias y,si no es atendida a tiempo, muere.”

Cuando esta infección migra al sistema nervio-so central, el desarreglo neuronal resultante de-pende de la cantidad del hongo que esté afectan-do el cerebro y de su localización (en la corteza oparénquima); puede incluir desde dolor de cabezay meningitis hasta pérdida de la noción espa-cio -tiempo.

“Y cuando la coccidioidomicosis afecta el tejidocelular subcutáneo, da origen a nódulos que sevuelven abscesos; en la mayoría de los casos estoes consecuencia de que el hongo se haya disemi-nado, de modo importante, en todo el organis-m o”, apunta la investigadora.

Hábitat natural de los hongosComo casi todos los casos de esta infección se re-gistran en las zonas desérticas del norte de México(Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila,Nuevo León, Sinaloa, Durango y Zacatecas) y delsur de Estados Unidos (California y Arizona), seha llegado a la conclusión de que el hábitat naturalde C. immitis y C. posadasii es el suelo de zonascon un clima árido y seco (hasta la fecha, estoshongos no han podido ser identificados a simplevis ta).

“Sin embargo, los estudios de epidemiologíaque se hacen en mi laboratorio han registrado ca-sos humanos de coccidioidomicosis diagnostica-dos en Yucatán, Chiapas y Oaxaca, estados que nocomparten las características climáticas antesmencionadas, por lo que se infiere que esas per-sonas viajaron hacia el norte de nuestro país, mu-chas veces con la intención de cruzar la frontera,se infectaron en los estados endémicos y regre-saron ya enfermos a sus lugares de origen, dondefueron diagnosticados. Otra posibilidad es que loshongos se hayan adaptado a condiciones ambien-tales distintas de las ya conocidas.”

Además del humano, otros animales puedenser susceptibles a esta micosis, sobre todo prima-tes como gorilas, orangutanes y chimpancés, así

como los perros. Con todo, la coccidioidomicosisno es contagiosa de animal a humano, ni de hu-mano a humano.

Grupos vulnerablesAl igual que otras micosis pulmonares, ésta re-sulta muy fácil confundirla, por sus signos y sín-tomas, con la tuberculosis. Los grupos humanosconsiderados vulnerables son aquellos cuyo sis-tema inmunológico está deprimido y desempe-ñan algún trabajo asociado a la tierra de las zonasdesérticas del norte del país y del sur de EstadosUnidos: topógrafos, ingenieros, agricultores, eda-fólogos, antropólogos y paleontólogos, entreotro s.

“La mayoría de los casos humanos de coccidioi-domicosis son del sexo masculino, aunque, esta-dísticamente, la diferencia no es significativa conrespecto a las mujeres; sin embargo, se sabe quelas mujeres embarazadas corren mayor riesgo deque, una vez infectadas, esta enfermedad se di-semine a otras áreas de su organismo. Así, se de-duce que C. immitis y C. posadasii tienen recep-tores que permiten su desarrollo ante la presenciade determinadas hormonas”, indica CastañónOlivare s.

Otro grupo vulnerable a la coccidioidomicosises el de los individuos que practican deportes ex-tremos a bordo de vehículos todo-terreno, cua-trimotos o motocicletas en las dunas de los de-siertos de Norteamérica.

Diagnóstico y tratamientoEl diagnóstico de la coccidioidomicosis essencillo. Para emitirlo se hacen pruebas con elsuero del paciente, en las que se buscan an-ticuerpos (anti-C occidioides). La más usada esla técnica inmunoenzimática (ELISA). Otraprueba menos común, pero que se practica enlos laboratorios de investigación es la de in-munodifusión doble (Ouchterlony).

“Cualesquiera de otras muestras, como esputo(flemas), líquido pleural o cefalorraquídeo, o pus,se pone en un portaobjetos, se agrega solución sa-lina o algún colorante para dar un poco de con-traste y se ve al microscopio para buscar la pre-sencia de esférulas, estructuras redondas, gran-des (de unos 60 micrómetros de diámetro), conuna pared gruesa, dentro de las cuales están con-tenidas múltiples endoesporas. El hallazgo de es-tas estructuras es característico de la infección. Nohay ninguna otra enfermedad que dé una imagen

parasitaria como ésta, por lo que, si aparece en elexamen microscópico, el diagnóstico es induda-ble: la persona padece coccidioidomicosis”, infor-ma la investigadora.

La coccidioidomicosis es curable, siempre ycuando el médico, en colaboración con el perso-nal del laboratorio, la diagnostique a tiempo. Anivel pulmonar, y si la vida del paciente no correpeligro, se recurre al itraconazol; y en caso de unacoccidioidomicosis pulmonar grave o disemina-da, al fluconazol (fármaco capaz de traspasar labarrera hemato-encefálica) o a la anfotericina B(medicamento tóxico que debe administrarsecuidadosamente). Aunque muy costosas, otras al-ternativas de tratamiento son el posaconazol y elvoriconaz ol.

Medida preventivaDebido a la virulencia de C. immitisyC. posadasii,el cultivo de muestras con fines de investigaciónse debe efectuar en cabinas de bioseguridad nivel3 (este lineamiento se sigue en el laboratorio deCastañón Olivares). En Estados Unidos, la Foodand Drug Administration prohibió fabricar el an-tígeno coccidioidina porque implicaba el cultivoa gran escala de estos hongos.

“Una semana después del cultivo de las mues-tras crece una pelusita blanca sobre el medio decultivo. Entonces, para confirmar que efectiva-mente es C occidioides, hay que ver al microscopio,con las condiciones de seguridad referidas, un mi-celio hialino (cuerpo vegetativo del hongo) y lapresencia de artroconidios (esporas). Estos últi-mos son las partículas infecciosas para los ma-míferos, incluyendo al humano. Las especies deC occidioides tienen un poder de replicación muyalto. Cada artroconidio aspirado por una personase transforma en una esférula que produce 800endoesporas. Y cuando esa esférula madura enlos tejidos del organismo, se abre y libera esas en-doesporas, cada una de las cuales es potencial-mente el origen de otra esférula…”

En opinión de Castañón Olivares, una medidapara prevenir esta micosis sería pavimentar o as-faltar todos los caminos de terracería que van deun poblado a otro en las zonas desérticas del nortedel país.

“De esa manera, ante rachas de viento muyfuertes, no se levantaría tanto polvo del suelo y,con él, los hongos del género C occidioides, lo cualharía que disminuyera la posibilidad de que éstosfueran inhalados por las personas.” b

“Por lo general, luego deocasionar una coccidioidomicosispulmonar, el hongo migraal sistema nervioso central;asimismo puede involucrar a loshuesos, principalmente los de lasarticulaciones (falanges, rodillas,codos y tobillos) y al tejido celularsubcutáneo, donde provocaabscesos que drenan pus alexterior ”LAURA CASTAÑÓN OLIVARESInvestigadora de la Facultadde Medicina de la UNAM

EL DATO

Más hombres. La ma-yoría de los casos hu-manos de coccidioido-micosis son del sexomasculino, aunque, es-tadísticamente, la dife-rencia no es significa-tiva con respecto a lasmujere s

Tratamiento. Lacoccidioidomico-sis es curable,siempre y cuan-do se diagnosti-que a tiempo

E S P E

C I A L

Los hongos están presentes en el aire de los desiertos del norte de México y del sur de Estados Unidos.

ro [email protected]