buzzati, dino - extaños nuevos amigos

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  • 8/16/2019 Buzzati, Dino - Extaños Nuevos Amigos

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    Dino Buzzati

    Extraños nuevos amigoExtraños nuevos amigo

    Dino Buzzati, el gran escritor italiano autor de El desierto de los tártaros y de El Secreto del bosqueviejo, nos entrega en este relato perteneciente a la colección titulada: Miedo en la Scala, un nuevo

    ángulo de su sentimiento de soledad cósmica y el testimonio de una espera angustiosa de algo que

    venga a romper la mediocridad de la eistencia! "eque#os y vulnerables, los $ombres elevamos

    nuestra modesta, titubeante esperanza!

     %uando murió Ste&ano Martella, director de una sociedad de seguros y que $ab'a pasado una

    temporada en la super&icie de la tierra pecando, trabajando y viviendo su partitura por casi

    cincuenta a#os, se encontró en una ciudad maravillosa $ec$a de palacios suntuosos, calles amplias

    y regulares, jardines, prósperos negocios, lujosos automóviles, cines y teatros, gente bienalimentada y elegante, sol brillante, todo bell'simo! %aminaba plácidamente por una avenida al lado

    de un se#or muy cort(s que le daba eplicaciones mostrándole la ciudad!

     )*o sab'a +pensaba+ no pod'a ser de otra manera! e trabajado toda mi vida, $e mantenido a mi

    &amilia, $e dejado a mis $ijos una $erencia respetable! En s'ntesis, $e cumplido con mi deber- por eso estoy en el para'so!)

     El se#or que lo acompa#aba se presentó con el nombre de .rancesco y le dijo que se encontraba

    a$' desde $ac'a diez a#os! )/%ontento0), le preguntó Martella con una sonrisa de complicidad,

    como si la pregunta &uera rid'culamente super&lua! .rancesco lo miró &ijamente: )/%ómo negarlo011*os dos rieron!

     /2caso .rancesco era &uncionario del municipio o lo $ac'a por mera cortes'a0 %ondujo a Martella

    de una calle a otra, de maravilla en maravilla! 3odo era per&ecto, ordenado, limpio, sin ruido y sin

    malos olores! %aminaron largamente sin que Martella, que era bastante corpulento, sintiera ning4ncansancio!

     En una esquina estaba estacionado un ve$'culo de lujo con un c$o&er de librea que esperaba! )Es

    de usted), dijo .rancesco e invitó a Martella a subir! Dieron un largo paseo! El invitado miraba a la

    gente en las calles, $ombres y mujeres de di&erentes edades y de variada condición social, perotodos bien vestidos y de aspecto &loreciente! 3odos ten'an buena epresión- sin embargo, en sus

    rostros se advert'a una especie de &ijeza, de aburrimiento secreto!

     )"or supuesto +se dijo Martella+ no pueden estar riendo de &elicidad todo el d'a!)

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     Se estacionaron en uno de los palacios más bellos! )Es su casa), dijo .rancesco, invitándolo a

    entrar! *a casa que $ab'a tenido Martella en el mundo era una pocilga comparada con esto!

     %omo en los cuentos de $adas, $ab'a de todo: salones, estudio, biblioteca, sala de billar y una seriede comodidades que es in4til enumerar- jard'n, naturalmente, con canc$a de tenis, pista para correr,

    alberca y un lago con peces! 5 por todas partes servidores que esperaban órdenes!

     Subieron en el elevador al 4ltimo piso! 2$' se encontraba, entre otras cosas, un encantador salón de

    m4sica con un inmenso vitral por donde escapaba la mirada!

     Martella re'a maravillado! "or más que &orzase la vista, no alcanzaba a ver el l'mite de la ciudad:terrazas, c4pulas, rascacielos, torres, pináculos, banderas al viento y, una vez más, terrazas, c4pulas,

     pináculos, torres, banderas, siempre más y más lejanas que parecer'an no tener &in! "ero $ab'a otra

    cosa: no se ve'a ning4n campanario! Entonces Martella preguntó: )/5 las iglesias, qu( no $ayiglesias aqu'0) )6Ba$7) respondió .rancesco y pareció sorprendido por la ingenuidad! )2qu' no

     parecen necesarias, /no es verdad0)

     )/5 Dios0), preguntó Martella 8en su corazón no le importaba en lo absoluto, pero le parec'a

    necesario, sólo por cortes'a, preguntar por el an&itrión, por el se#or de aquel reino9! )/5 Dios0

    ecuerdo que cuando era peque#o, en el catecismo dec'an que en el para'so uno puede ver a Dios!/;o se puede ver desde aqu' arriba0)

     .rancesco rio, en un tono un poco burlón, para ser sinceros! )ey, querido Martella, perdóneme si

    se lo digo, pero me parece que usted es demasiado pretencioso!) 8"ero /porqu( se re'a de aquelmodo tan antipático09 )%ada uno tiene el para'so que se merece- por supuesto, con&orme a su propia

    naturaleza! /"or qu( se interesa a$ora por Dios, si jamás creyó en (l0)

     Martella no insistió- despu(s de todo /qu( le importaba0

     sted cree que &alten, justo aqu' en el para'so0)

     En el %'rculo, una residencia digna de un monarca, siete u oc$o se#ores de conspicua altura social

    se reunieron en torno a Martella con la cordialidad de los viejos amigos! 3uvo la impresión dereconocer a dos- tuvo incluso la vaga sospec$a de que $ab'an sido colegas, rivales suyos, a quienes

    quizá les $ab'a $ec$o alguna mala jugada! "ero no estaba seguro! 2l resto no lo reconoció! )6ete

    aqu' tambi(n t47), dijo el más viejo de aquellos se#ores, de cabellos blancos, y que lo contemplaba

    dignamente ávido: )/%ontento0, /contento0) ).orzosamente contento), respondió Martella,atrapando al vuelo un aperitivo que le o&recieron!

     )/"or qu( dices ?&orzosamente10 +intervino otro, &laco, sobre la treintena, con un rostro parecido al

    de

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    aquello que nos $ac'a su&rir allá!!! +$izo un gesto etra#o que Martella no $ab'a visto jamás,

    evidentemente un gesto convencional y bastante com4n en el más allá para indicar la primeraeistencia+ todo aquello que nos $ac'a su&rir allá, a$ora $a desaparecido!)

     )/3odo, absolutamente todo0 /@ncluyendo a los que no nos ca'an bien0), preguntó Martella para

    $acerse el gracioso!

     )Eso espero), dijo el viejo de cabellos blancos!

     )/5 en&ermedades0, /no $ay siquiera res&riados0)

     )/En&ermedades0 /Entonces para qu( se estar'a en el para'so011 5 acentuó esta 4ltima palabra como

    si la despreciase!

      )3ranquil'zate +con&irmó el &laco &ijando la mirada en su nuevo compa#ero+ es in4til esperar 

    en&ermedades! ;o vendrán!)

     )/5 qu( te $ace pensar que las espero0 5a $e tenido bastantes, yo dir'a), contestó Martella

    complacido de que le $ubiese salido, espontáneamente, una gracejada!

     );unca se sabe, nunca se sabe), insistió el &laco! ;o se entend'a si estaba bromeando o no! );oespere estar alg4n d'a en la cama con &iebre!!! o tener dolor de muelas!!! ;i siquiera un retortijón!

    6;i siquiera un vulgar retortijón le será concedido7)

     )"ero /por qu( le $ablas as'0 6%omo si &uera una desgracia7), eclamó el viejo, dirigi(ndose al

    reci(n llegado! );o se preocupe! /Sabe0, (l se divierte $aciendo bromas!)

     )S', ya me di cuenta), dijo Martella con &orzada desenvoltura, porque en realidad se sent'a bastanteincómodo! )Entonces, aqu' no eiste el dolor!)

     );o eiste el dolor, querido m'o +con&irmó el se#or de cabello blanco+ por lo tanto no eisten

    $ospitales, ni manicomios, ni asilos!)

     )6"recisamente7 +aprobó el &laco+, 6vamos, epl'cale todo bien7)

     )Eacto +continuó el viejo se#or+, )nosotros no tenemos dolores! 5 por lo tanto nadie tiene miedo!/De qu( cosa temer'amos0 5a verás que nunca vas a volver a sentir el corazón desbocado!)

     )/;i cuando tenga sue#os desagradables0 /;i cuando tenga pesadillas0)

     )/5 por qu( crees que vas a tener pesadillas0 ;o creo que siquiera vayas a so#ar! Desde que estoy

    aqu' no recuerdo $aber so#ado una sola vez!)

     )/5 tienen deseos0 Me imagino que tienen deseos!!!)

     )/Deseos de qu(0 *o tenemos todo! /=u( más podemos desear0 /=u( nos $ace &alta0)

     )/5 las as' llamadas!!! penas de amor011

     )3ampoco eso, naturalmente! ;i deseos, ni amores, ni arrebatos, ni odios, ni guerras! 2qu' todo esabsolutamente tranquilo!)

     En ese momento, el &laco se levantó con una epresión dura en el rostro! );i siquiera lo pienses

    +dijo a Martella con 'mpetu+, clávatelo en la mente! 2qu' todos somos &elices, /entiendes0 ;ada te

    va a costar trabajo! ;unca te sentirás cansado, no tendrás sed, nunca te dolerá el corazón a la vistade una mujer, nunca recibirás la luz del amanecer como una liberación, revolcándote en tu cama!

    2qu' no tenemos ni nostalgias, ni remordimientos, nada nos da miedo, 6no tenemos miedo ni del

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    in&ierno7 Somos &elices, como puedes darte cuenta!) 82qu' $izo una pausa, como si se le atravesase

    un pensamiento desagradable!9 )5 además!!! además, especialmente una cosa, entre nosotros noeiste la muerte, /entiendes0 5a no tenemos la &acultad de morir!)

     )=u( maravilla, /verdad0 Estamos de+&i+ni+ti+va+men+te 8remarcando las s'labas9, de&initivamente

    eonerados! 2qu' pasa lentamente el tiempo, $oy es igual a ayer, ma#ana igual a $oy, nada malo

    nos puede suceder +la voz se $izo lenta y grave! /3e acuerdas cuánto odiábamos a la muerte06%ómo nos amargaba la vida7 5 los cementerios, /te acuerdas0 5 los cipreses! 5 las luces en la

    noc$e, y los &antasmas, los &antasmas con cadenas que sal'an de sus tumbas!!! 5 el pensamiento

    sobre el más allá, las discusiones que se $ac'an a ese respecto, aquel misterio, /te acuerdas0 /=ui(n

    se acuerda de eso a$ora0!!! 2qu' todo es di&erente- aqu' somos libres &inalmente, no $ay nadie quenos espere a la puerta! =u( satis&acción, /no es verdad0 6=u( maravillosa alegor'a7)

     El viejo se#or, que $ab'a escuc$ado el discurso con creciente aprensión, intervino duramente: )65a

     basta7 65a basta7 /%ómo es posible que pierdas as' el control0)

     )/El control0 5 /qu( me importa0 /5 por qu( no tendr'a que saberlo (l0 +eclamó el &laco, bu&ando, dirigi(ndose otra vez a Martella+: as venido t4 tambi(n a marc$itarte, /qu( no lo

    entiendes0 2 miles de gentes les pasa lo mismo que a ti, /sab'as0 65 encuentran su automóvil,castillos, teatros, mujeres, paseos, y no tienen en&ermedades, ni amores, ni ansia, ni miedo, ni

    remordimientos, ni deseos, ni nada7)

     Era demasiado! Sin escándalo pero con una etrema &irmeza, tres de los presentes, entre ellos el

    viejo de cabellos blancos, cogieron al &laco por los brazos, llevándolo por la &uerza $acia la salida,

    como conven'a a un pacto imperioso del cual depend'a la eistencia com4n! "or otra parte, la

     prontitud de la intervención denotaba que no era una novedad! Escenas del mismo g(neroseguramente $ab'an sucedido muc$as veces!

     El &laco &ue epulsado por la puerta y despu(s por la escalera $acia el jard'n, pero continuó

    gritando, siempre dirigi(ndose a Martella: ??6%onserva tu palacio, los jardines, las joyas, divi(rtete

    si eres capaz! /=u( no te das cuenta que $emos perdido todo0 ;o $as entendido que!!!11 2qu' las palabras &ueron so&ocadas, como si le $ubieran puesto una mordaza! *a &rase terminó en un

    murmullo in&orme que Martella no pudo desci&rar! 5a no importaba, despu(s de todo! >na voz sutil,

    etremadamente precisa murmuró: )Estamos en el in&ierno!)

     )/El in&ierno0 /%on esos palacios, esas &lores y tantas criaturas agraciadas0 /Esto, el in&ierno06=u( absurdo7) Sin embargo, Ste&ano Martella miraba etraviado en torno suyo, sintiendo que se le

    desbordaba el corazón! Miraba invocando algo que lo desmintiera! "ero a su alrededor se

    encontraban seis o siete rostros impecables, con la piel lisa y bien alimentada! ostros misteriososque lo miraban con los labios cerrados y regularmente regocijados! >n sirviente se acercó para

    o&r(cele otra copa! Martella tomó un sorbo con disgusto- se sent'a $orriblemente solo, abandonado

     por la $umanidad- lentamente se repuso, miró a la cara a sus queridos amigos, uni(ndose a la

    desesperada conjura! 5 todos juntos, con un enorme cansancio, trataron de sonre'r!

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