butler, judith el genero en disputa ilovepdf compressed 139 145

Upload: german-silvero-barreyro

Post on 17-Feb-2018

223 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/23/2019 Butler, Judith El Genero en Disputa Ilovepdf Compressed 139 145

    1/7

    CONCLUSIN:

    DE

    LAPARODIA A LA POLITICA

    Part de una especulacin sobre si la poltica feminista

    podra

    funcionar sin un sujeto en la categora de las muje

    res. No est en juego saber si todava tiene sentido, estrat

    gico o de transicin, aludir a las mujeres

    para

    afirmar

    que

    se

    las est representando. El nosotros feminista es siempre

    y

    exclusivamente

    una

    construccin fantasmtica,

    que

    tiene sus

    objetivos, pero que rechaza la complejidad interna y la im

    precisin

    del

    trmino,

    y

    se crea slo a travs de la exclusin

    de alguna parte del grupo al que almismo tiempo intenta re

    presentar.

    No

    obstante, la posicin endeble o fantasmtica

    del

    nosotros no es motivo

    de desesperacin

    0 por

    lo me

    nos, no es el nicomotivo de desesperacin. La inestabili

    dad radical de la categora cuestiona las limitaciones

    funda-

    cionales sobre las teoras polt icas feministas y da lugar a

    otras configuraciones, no slo de gneros y cuerpos, sino de

    la poltica en s.

    El argumento fundacionalista de la poltica de la identi

    dad tiende a

    dar por

    sentado que una identidad primero

    debe ocupar su lugar para que se definan intereses polticos,

    ya

    continuacin se inicie la accin poltica. razonamien

    to es que no es preciso que exista un agente detrs de la ac

    cin, sino que el agente se construye de manera variable

  • 7/23/2019 Butler, Judith El Genero en Disputa Ilovepdf Compressed 139 145

    2/7

    8

    EL GNERO EN DISPUTA

    CONCLUSIN: DE LA PARODIA A LA pOLncA

    279

    en la accin

    y

    a travs de ella. Esto no supone regresar a una

    teora existencial delyo conformado po r medio de sus actos,

    porque la teora existencial confirma una estructura predis

    cursiva tanto para

    el

    yocomo para sus actos. Lo que aqume

    ha interesado es justamente la construccin discursivamente

    variable de cada uno en elotro

    y

    a travs de l

    La cuestin de situar la capacidad de accin suele re

    lacionarse con la viabilidad del sujeto, cuando se conside

    ra

    que

    ste tiene alguna existencia estable anterior

    al

    campo

    cultural que negocia.

    O

    bien, si el sujeto est culturalmente

    construido, de todas formas posee

    una

    capacidad de accin,

    en general configurada como la capacidad para lamediacin

    reflexiva,

    que queda

    intacta sea cual sea su

    grado

    de inser

    cin cultural. Apoyndose en ese modelo, cultura y dis

    curso

    atrapan

    al sujeto, pero no lo conforman. Este movi

    miento para adjetivar y atrapar al sujeto preexistenteha sido

    necesario para crear un punto de

    donde

    surja su accin

    que

    no est completamente

    definido

    po r esa cultura y ese discur

    so. No

    obstante

    esta clase de

    argumento

    implica errnea

    mente:

    a

    que la capacidad de accin slo puede determi

    narse apelando a un yo prediscursivo, aunque ste est en

    medio de

    una

    concurrencia discursiva,

    y

    b que estar om-

    puesto

    po r

    el discurso es estar

    definido

    po r

    l,

    donde

    la defi

    nicin hace imposible la accin.

    Incluso en las teoras que defienden un sujeto detallada

    mente adjetivado o situado, ste sigue encontrando su mbi

    to discursivarnente conformado en un marco epistemolgi

    co de contraposicin. El sujeto culturalmente atrapado

    pacta sus construcciones,

    aun cuando

    stas sean los predica

    dos mismos de su

    propia

    identidad.

    En

    Beauvoir,

    po r

    ejem

    plo, hay un yo que hace su gnero, que se transforma en

    su gnero,

    pero

    ese yo, habitualmente relacionado con su

    gnero es, de todas formas, un lugar donde se ubica la capa

    cidad de accin que nunca consigue equipararse totalmente

    con su gnero.

    Ese

    cogito nunca es

    plenamente delmundo

    cultural

    que

    negocia,

    independientemente

    de lo

    pequea

    que

    sea la distancia ontolgica

    que

    aleja a ese sujeto de sus

    predicados culturales. Las teoras feministas de la identidad

    que exponen predicados de color, sexualidad, etnicidad, cla

    se y capacidad fsica frecuentemente acaban con un tmido

    etctera al final de la lista. A lo largo de ese camino hor i

    zontal de adjetivos, estas posiciones

    pugnan po r

    incorporar

    un sujeto situado, pero permanentemente quedan incom

    pletas. No obstante, este fracaso es instructivo: qu impul

    so poltico

    puede desprenderse

    del etctera desesperado

    que

    se manifiesta con

    tanta

    frecuencia al final de esas des

    cripciones?

    Esto es un signo de cansancio, as como del pro

    cedimiento ilimitado

    de

    la significacin en s. Es el

    supple-

    ment el exceso que obligatoriamente va asociado a

    todo

    empeo

    po r

    reclamar la identidad definitivamente.

    No

    obs

    tante, este etctera ilimitado se

    presenta como un nuevo

    punto

    de

    partida para

    las teoras polticas feministas.

    Si la identidad se afirma

    po r

    medio de un procedimien

    to de significacin, si yaest siempre significada y aun as si

    gue significando mientras se mueve

    dentro

    de distintos dis

    cursos entretejidos, entonces la cuestin de la capacidad de

    accin

    no puede

    contestarse apelando a

    un

    yo

    que

    exista

    antes de la significacin.

    En

    definitiva, las condiciones que

    posibilitan

    una

    afirmacin del yo proceden de la estructu

    ra de significacin, las normas

    que

    reglamentan las invoca

    ciones legtima e ilegtima de ese pronombre las prcticas

    que

    determinan los trminos de inteligibilidad mediante los

    cuales ese pronombre

    puede

    moverse. El lenguaje no es un

    medioo instrumentoexterior

    en

    el

    que pueda

    introducir

    un

  • 7/23/2019 Butler, Judith El Genero en Disputa Ilovepdf Compressed 139 145

    3/7

    280

    EL GNERO EN DISPUTA

    CONCLUSIN: DE LA PARODIA A LA POLTICA

    281

    yo y

    del

    cual

    pueda

    extraer un reflejo de ese yo. El modelo

    hegeliano de reconocimiento de uno mismo

    que

    ha sido

    utilizado por Marx, Lukacs y en numerosos discursos libe

    radores contemporneos- admite

    una

    adecuacin eventual

    entre

    el

    yO

    que

    se

    enfrenta

    a su

    mundo

    incluido su len

    guaje, como un objeto,

    y el

    yo que se encuentra como un

    objeto

    en ese

    mundo. Pero

    la dicotoma

    sujeto

    objeto,

    que

    en este caso corresponde a la tradicin

    de

    la epistemologa

    occidental, determina la misma problemtica de la identidad

    que intenta solventar.

    Qu tradicin discursiva sita

    al

    yo

    y

    su Otro en

    un enfrentamiento epistemolgico que posteriormente de

    termina

    dnde y

    cmo se

    deben

    expresar las cuestiones de

    cognoscibilidad

    y

    capacidad de accin?

    Qu

    t ipos de capa

    cidad de accin se rechazan alpostular un sujeto epistemo

    lgico, ya

    que

    las normas y prcticas

    que

    rigen la invocacin

    de ese sujeto y regulan por adelantado su accin estn des

    cartadas como lugares de anlisis e intervencin crtica? El

    hecho de que elpunto de

    partida

    epistemolgico en ningn

    sentido sea inevitable se

    corrobora

    ingenua y constantemen

    te

    mediante

    las operaciones

    mundanas del

    lenguaje

    comn

    -c-exrensamente

    documentado

    en la antropologa- que

    advierten en la dicotoma

    sujeto/objeto

    una

    imposicin fl

    Iosfca extraa y contingente, cuando no violenta. El len

    guaje de apropiacin, instrumentalidad y distanciamiento

    bien aceptado en el modo epistemolgico tambin corres

    ponde a

    una

    tctica de dominacin

    que enfrenta

    al yo

    contra el Otro

    y,

    una

    vez

    que

    se realiza esa separacin,

    produce un conjunto artificial de preguntas acerca de la cog

    noscibilidad y recuperabilidad de ese

    Otro.

    Como

    parte

    del legado epistemolgico de los discursos

    polticos contemporneos sobre la identidad, esta oposicin

    binaria es una jugada estratgica dentro de

    una

    serie

    de

    prcticas significantes,

    que

    sita

    al

    yo en esta oposicin y

    a travs de ella, y reifica esa oposicin como

    una

    necesidad,

    encubriendo el aparato discursivo constituyente de la rela

    cin binar ia en s. El

    cambio

    de un

    examen

    epistemolgico

    de la identidad a otro que sita la problemtica dentro de

    las

    prcticas de significacin

    permite

    analizar el

    modo

    episte

    molgico en s como

    una

    prctica significante posible y con

    tingente. Asimismo, la cuestin de la capacidad

    de accin

    se

    reformula como la pregunta de cmo operan la significacin

    y la resignificacin. En resumidas cuentas, lo

    que

    se signifi

    ca como una identidad no se sgnfca en un momento con

    creto despus del cual solamente est all

    como

    un frag

    mento

    inerte del

    lenguaje enttativo. Es evidente

    que

    las

    identidades puedenmanifestarse como otros muchos sustan

    tivos inertes; en realidad, los modelos epistemolgicos tien

    den a considerar esta apariencia como su punto

    de

    partida

    terico. No

    obstante

    el yo sustantivo slo se manifiesta

    como tal mediante una prctica significante que intenta es

    conder

    su

    propio

    funcionamiento y naturalizar sus efectos.

    Adems, cumplir las exigencias de

    una identidad

    sustantiva

    es una dura tarea,

    porque

    esas apariencias son identidades

    creadas

    mediante

    normas, y

    dependen

    de la invocacin

    constante y rei terada de reglas que determinan y limitan

    prcticas de

    identidad

    culturalmente inteligibles.

    En

    reali

    dad concebir la

    identidad

    como una prctica como una

    prctica

    que

    significa, es

    concebir

    a los sujetos culturalmen

    te inteligibles

    como el

    resultado de

    un

    discurso delimitado

    por normas, el cual se inscr ibe en los actos significantes

    mundanos y generalizados de lavida lingstica.

    Concebido

    de

    forma abstracta,

    el

    lenguaje alude a un sistema de signos

    abierto

    mediante

    el

    cual se genera y se rechaza de forma in-

  • 7/23/2019 Butler, Judith El Genero en Disputa Ilovepdf Compressed 139 145

    4/7

    282

    EL GNERO EN DISPUTA CONCLUSIN: DE LA PARODIA A LA

    POLlTICA 28}

    sistente la inteligibilidad. Como organizaciones del lenguaje

    histricamente concretas, los discursos se presentan en plu

    ral, coexisten dentro de marcos temporales y establecen

    coincidencias impredecibles e involuntarias a partir de las

    cuales se

    producen

    modalidades concretas de posibilidades

    discursivas.

    Como procedimiento, la significacin contiene en su

    seno lo

    que el

    discurso epistemolgico llama capacidad

    de

    accin. Las normas que gobiernan

    la

    identidad inteligible, o

    sea,

    que

    posibilitan y limitan la afirmacin inteligible de

    un

    yo, estn parcialmente articuladas sobre matrices

    de

    jerar

    qua de gneroy heterosexualidad obligatoria, y operan a tra

    vs de

    la

    repeticin. En realidad, cuando se afirma que

    el

    su

    jeto est constituido, esto slo significa que

    el

    sujeto es

    el

    resultado de algunos discursos gobernados

    por

    normas

    que

    conforman la mencin inteligible de la identidad. El sujeto

    no est

    formado

    por

    las reglas mediante las cuales es creado,

    porque la significacin noesun acto

    fundador

    sinoms bien

    unprocedimiento regulado derepeticin que almismo tiempo

    se esconde y dicta sus reglas precisamente mediante la pro

    duccin de efectos sustancalizadores. En cierto modo, toda

    significacin tiene lugar dentro de la rbita de

    la

    obligacin

    de repetir; as pues, la capacidad de accin es estar

    dentro

    de

    la

    posibilidad de cambiar esa repeticin. Silas normas que

    gobiernan la significacin no slo limitan, sino

    que

    tambin

    posibilitan la afirmacin de campos diferentes de inteligibili

    dad

    cultural, es decir, nuevas alternativas para

    el

    gnero que

    refutan los cdigos rgidos de binarismos jerrquicos, enton

    ces slo

    puede

    ser posible una subversin de la identidad

    en

    el seno

    de

    la

    prctica de significacin repetitiva. El precepto

    de

    serde

    un gnero concreto obligatoriamente genera fraca

    sos: una variedad de configuraciones incoherentes que en su

    multiplicidad sobrepasan y desafan

    el

    precepto mediante

    el

    cual fueron generadas. Asimismo,

    el

    precepto msmo de ser

    un gnero concreto se genera mediante rutas discursivas: ser

    una buenamadre, ser un objetoheterosexualmente deseable,

    ser un trabajador capacitado, en definitiva, significar a la vez

    una

    gran cantidad de garantas

    que

    satisfacen

    una

    variedad

    de exgencias distintas. La coexistencia o concurrencia de es

    tos preceptos discursivos permite

    una

    reconfiguracin y un

    replanteamiento complejos; no se trata de un sujeto trascen

    dental

    que

    permita

    la

    accin en medio de tal concurrencia.

    No

    hay

    ningn

    yo

    que

    sea anterior a la concurrencia o

    que

    preserve una integridad anterior a su entrada en este cam

    po cultural conflictivo. Slo hay

    el

    recoger las herramientas

    de

    donde

    estn,

    donde

    un recoger mismo es posible

    por

    la

    herramienta que est all

    Qu

    establece una repeticin subversiva

    dentro

    de las

    prcticas significantes de gnero? Yo he afirmado eyo me

    sirvo de

    la

    gramtica

    que

    rige

    el

    gnero literario de la con

    clusin filosfica, pero obsrvese que la gramtica misma es

    la que usa y hace posible este yo, incluso cuando

    el

    yo

    que se reitera aqu repite, reutiliza y -c-como sealarn los

    crticos-

    contradice la gramtica filosfica mediante la cual

    es a la vez posible

    y

    limitado que,

    po r

    ejemplo,

    dentro

    de la

    distincin sexo/gnero,

    el

    sexo se presenta como

    real y

    lo fctico, la base material o corporal en la

    que

    intervie

    ne el gnero como un acto de inscripcin cultural. No obs

    tante,

    el

    gnero no est escrito sobre

    el

    cuerpo

    de

    la misma

    forma en que el instrumento torturador de escritura de La

    colonia penitenciaria de Kafka se circunscribe

    de

    forma

    ininteligible sobre la carne del acusado. La pregunta no es

    qu significado implica esa inscripcin>, sino qu aparato

    cultural concierta este encuentro entre instrumento y cuer-

  • 7/23/2019 Butler, Judith El Genero en Disputa Ilovepdf Compressed 139 145

    5/7

    284

    EL GNERO EN DISPUTA

    CONCLUSION: DE LA PARODIA A LA POLTICA

    285

    po y

    qu intervenciones son posibles en esta repeticin

    ri

    tualsta? Lo real y lo esexualmente fctico son construc

    ciones fantasmticas -ilusiones de sustancia- a las que los

    cuerpos estn obligados a acercarse, aunque nunca puedan.

    Entonces qu permite ensear

    la

    hendidura entre

    lo fantas

    mtico y lo real, mediante lo cual lo real se reconoce como

    fantasmtico? Proporciona esto la opc in de

    una

    repeti

    cin que no est completamente constreida por la orden de

    volver a afianzar identidades naturalizadas?

    As

    como las su

    perficies corporales se representan como lo natural, estas

    superficies

    pueden

    convertirse en

    el

    sitio de una actuacin

    disonante y desnaturalizada que descubre elcarcter perfor

    mativo de lo natural en s.

    Las prcticas de la parodia

    pueden

    servir

    para

    volver a

    mostrar y afianzar la distincin misma entre

    una

    configura

    cin de gnero privilegiada y naturalizada y otra que se ma

    nifiesta

    como

    derivada, fantasmtica y mimtica: una copia

    fallida,

    por

    as decirlo. Y seguramente la parodiase ha utili

    zado para fomentar una poltica de desesperacin, que con

    firma la exclusin supuestamente inevitable de los gneros

    marginales del territorio de lo natural y lo real. No obstante,

    este fracaso

    para

    hacerse real y encamar

  • 7/23/2019 Butler, Judith El Genero en Disputa Ilovepdf Compressed 139 145

    6/7

    286

    EL GNERO EN DISPUTA

    CONCLUSiN; DE LA PARODIA A LA POLTICA

    287

    ble. La principal tarea del feminismo

    no

    es

    crear un punto

    de vista externo a las identidades construidas; esto equival

    dra

    a la construccin de un modelo epistemolgico que

    deje de aceptar su propia posicin cultural

    y por

    lo tanto,

    se

    promueva

    como

    un sujeto global, posicin que usa pre

    cisamente las estrategias imperialistas que el feminismo de

    bera criticar. La principal tarea ms bien radica en localizar

    las estrategias de repeticin subversiva que posibilitan esas

    construcciones, confirmar las opciones locales de interven

    cin mediante la participacin en esas prcticas de repeti

    cin que forman

    la

    identidad y po r consiguiente, presentan

    la

    posibilidad inherente de refutarlas.

    Esta indagacin terica ha procurado situar lo poltico en

    las propias prcticas significantes que determinan, regulan y

    desregulan la identidad. No obstante, este intento slo pue

    de efectuarse planteando un conjunto de preguntas que am

    plan la nocin misma de lo poltico. Cmo cambiar los fun

    damentos que contienen distintas configuraciones culturales

    de gnero? Cmo desestabilizar y devolver a su dimensin

    fantasmtica las premisas de la poltica de identidad?

    Esta tarea ha exigido una genealoga crtica de la natura

    lizacin del sexo y de los cuerpos en general. Tambin ha re

    querido replantearse la figura del

    cuerpo

    como mudo, ante

    rior a la cultura, en espera de significacin; una figura que

    posee referencias cruzadas con la de lo femenino, esperando

    la inscripcin como incisin del significante masculino para

    introducirse en el lenguaje y la cultura. A partir de un estu

    dio poltico de la heterosexualidad obligatoria ha sido preci

    so poner

    en

    duda

    la construccin del sexo

    como

    binario,

    como

    una relacin binaria jerrquica. Desde el punto de vis

    ta del gnero como prctica se han planteado preguntas

    acerca del carcter fijo de la identidad de gnero como

    una

    profundidad interior que

    supuestamente

    se exterioriza en

    diversas formas de expresin. Se ha

    demostrado

    que la

    construccin implcita de la construccin heterosexual pri

    maria de l deseo se mant iene aunque se mani fieste en el

    modo

    de bisexualided primaria. Tambin se

    ha

    expuesto

    que las estrategias de exclusin y jerarqua continan plan

    teando la distincin sexo/gnero y

    recurriendo

    al sexo

    como lo prediscursivo, as como priorizando la sexualidad

    respecto de la cultura y,concretamente, la construccin cul

    tural de la sexualidad como lo prediscursivo. Finalmente,

    el

    paradigma epistemolgico que admite la prioridad del agen

    te

    sobre

    la accin crea un sujeto global y globalizador que

    no acepta su propia ubicacin ni tampoco las condiciones

    para una

    intervencin local.

    Si se los toma como la base de una teora o poltica femi

    nista, estos efectos de la jerarqua de gnero y de la hete

    rosexualidad obligatoria no slo se detallan

    errneamente

    como fundamentos, sino que las prcticas significantes que

    hacen posible esta descripcin metalptica errnea conti

    nan

    estando fuera del alcance de una crtica feminista de

    las relaciones entre los gneros. Introducirse en las prcticas

    repetitivas de este

    terreno

    de significacin no es

    una

    elec

    cin, pues el

  • 7/23/2019 Butler, Judith El Genero en Disputa Ilovepdf Compressed 139 145

    7/7

    288

    EL GNERO EN DISPUTA

    terminados como preceptos normativos: deciden qu se

    puede

    considerar sexo inteligible, usan y refuerzan las

    limi-

    taciones reproductivas sobre la sexualidad, determinan los

    requisitos preceptivos mediante los cuales los cuerpos se

    xuados o con gnero llegan a la inteligibilidad culturaL

    Por

    consiguiente, la ontologa no es un fundamento, sino un pre

    cepto normativo

    que

    funciona insidiosamente

    al

    introducir

    se en

    el

    discurso poltico como su base necesaria.

    La deconstruccin de

    la

    identidad no es la deconstruc

    cin de la poltica; ms bien instaura como poltica los tr

    minos mismos con los que se estructura la identidad. Este

    tipo de crtica cuestiona elmarco fundacionista en que se ha

    organizado

    el

    feminismo como una poltica de identidad. La

    paradoja interna de este fundacionismo es que determina

    y

    obliga a los mismos sujetos que espera representar y libe

    rar. La tarea aqu no es alabar cada

    una

    de las nuevas opcio

    nes posibles

    en tanto que

    opciones, sino redescribir las op

    ciones

    que y

    existen,

    pero que

    existen

    dentro de

    campos

    culturales calificados como culturalmente ininteligibles e

    imposibles. Si las identidades ya no se establecieran como

    premisas de un silogismo polt ico, y si ya no se creyera que

    la poltica es

    una

    serie

    de

    prcticas derivadas de los supues

    tos intereses

    que

    incumben a un conjunto de sujetos pre

    concebidos, seguramente nacera una nueva configuracin

    de la polt ica a partir de las ruinas de la anterior. Las confi

    guraciones culturales del sexo y

    el

    gnero podran entonces

    multiplicarse o, ms bien, su multiplicacin actual

    podra

    es

    tructurarse

    dentro

    de los discursos

    que

    determinan la vida

    cultural inteligible, derrocando

    el

    propio binarismo del sexo

    y revelando su antinaturalidad fundamental. Qu otras es

    trategias locales

    que

    comprometan lo no natural podrian

    conducir a la desnaturalizacin del gnero como tal?

    NOTAS

    PREFACIO

    1999

    1.

    A la fecha deesta edicin[1999] hay editores franceses que contemplan la

    posibilidad de traducir esta obra pero nicamente

    porque Didier

    Eribon Y

    otros

    han

    introducido

    los

    argumentos del texto en los

    debates

    polticos

    que

    tienenlugar

    en Franciaen la actualidad

    sobre la

    ratificacin de

    las

    parejas del mismo sexo.

    2.

    He

    escri to dos ensayos breves

    sobre

    esta cuestin: el eplogo para

    Butch/Femme:

    Inside Lesbian

    Gender

    SalIy Munt Icomp.I,

    Londres

    Cassell,

    1998,

    y otro eplogo para Transgender in LatnAmerica: Persons,

    Practices

    and

    Meanings, nmero especial de la revista

    Sexualities

    vol. 5, n 03 1998.

    3. Catharine MacKinnon,

    Feminism

    Unmodified: Disrourses

    on Lile and

    Law Cambridge,

    Haward

    University Press, 1987, pgs. 6-7.

    4. Desgraciadamente, El

    gnero

    en disputa se

    public unos

    meses antes que

    la magnfica

    obra

    Epistemology 01the

    Closet

    BerkeleylLos ngeles, University of

    California Press, 1991 trad. cast.: Epistemologa delermerio Barcelona, Edicio

    nes de laTempestad, 1998 , de Eve Kosofsky Sedgwick; por tanto los argumen

    lOS

    que

    aqu planteo no pudieron

    beneficiarse

    de

    la

    matizada discusin del gne

    ro y lasexualidad

    que

    se incluye en el primer capitulode dicha obra.

    5. J

    onathan

    Goldberg me convenci de esto.

    6. Vase una bibliografa ms o menos completa de mis publicaciones y de

    las citas demis estudios en laexcelenteobra que Eddie Yeghiayan ha realizadoen

    la bibl ioteca Irvine de la Universidad de California:

    7. Estoy especialmente agradecida a Bddy Martin, Eve Sedgwck, Slavoj

    Zizek, Wendy Brown, Saidiya Rartman Mandy Merck, Lynne Layton, Tlmothy

    Kaufmann-Osbome Jessica Benjann, Seyla

    Benhabib Nancy

    Frasee, Diana

    Fuss, Jay Presser, Lisa Duggan y liz abeth

    Grosz por

    sus acenadas criticas de la

    teora de la performatividad.