butler joan - armando la gorda

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JOAN BUTLER

Armando la gordaJoan Butler

139

JOAN BUTLER

ARMANDO LA GORDA

Ttulo original:

TROUBLE BREWING

Traduccin de

ANTONIO SINTES SINTES

Portada

Gracia

Primera Edicin: Julio, 1981

1981 PLAZA & JANES, S, A, Editores

Virgen de Guadalupe 2133

Esplugues de Llobregat (Barcelona)

ISBN: 840191017 X Depsito legal. B: 23.1281981

CAPTULO PRIMERO

El viejo pueblo de Deepdene, tan viejo como el mismo mundo, estaba sooliento bajo el sol de aquel atardecer. Slo un par de caballos, uno o dos cerdos y media docena de vacas erraban por sus calles. Unas cornejas lanzaban sus armoniosos graznidos desde las copas de los rboles, y en un campo cercano una codorniz saltaba de un lado a otro, indiferente a todo. En el umbral del Pelican, el ms anciano, de los habitantes de Deepdene, miraba fija y pensativamente hacia la lejana, mientras mascaba tabaco y escupa. La paz envolva la tierra: otro da estaba tocando a su fin.

Este haba sido un gran da en la historia del pueblo, pero no ms grande que muchos de los que le haban precedido. Durante la ltima quincena transcurrida, Deepdene haba ocupado la primera pgina de los ms frvolos peridicos, y sus vecinos se haban habituado a esta celebridad. Fotografas del pueblo, tomadas desde todos los ngulos, haban aparecido peridicamente. Un sinfn de jvenes ceudos y resueltos, con unos cuadernos de notas bajo el brazo, se haban hospedado da tras otro en las dos posadas ms importantes de Deepdene: el Pelican y el Pig and Litter.Su estancia haba sido corta, pero llena de incidentes. Llegaban, permanecan en observacin y regresaban a sus oficinas, y el nombre de Percival Trotter estaba en los labios de todo el pas.

Con las cejas ligeramente arqueadas, Dan'l Simms, propietario del Pig and Litter, observaba un lujoso coche que se detena ante su puerta. Cuando el chofer salt ligero, dirigindose hacia l, Dan'l no se sinti preso de ningn vrtigo, como le hubiese ocurrido sin duda alguna un mes atrs; no obstante, se sinti palidecer bajo su piel tostada por el sol, y tuvo que agarrarse a la barra del mostrador para que sus piernas no flaquearan, aun cuando en apariencia, salvo el repentino brillo de sus ojos, no dio ninguna seal de emocin.

Hay sitio? inquiri el chfer.

Dan'l mene afirmativamente su gruesa Cabeza.

Tengo habitaciones disponibles dijo.

Dos? pregunt aqul.

Tres respondi el posadero .Y muy buenas.

El chfer pareci dudar de sus palabras. Olfate con cierto recelo y lanz una mirada inquisidora a su alrededor, despus de lo cual se dirigi nuevamente hacia el coche.

Dan'l observ de reojo a una joven que se apeaba del coche. Haba sido por espacio de veinte aos un excelente padre de familia y un buen marido, pero no por ello pudo evitar contemplar a la joven con aire de aprobacin. Emanaba de ella un verdadero encanto y Dan'l estaba dispuesto a confesarlo as a cualquiera que le pidiese su opinin. Era quizs algo ms delgada que el ideal que l se haba forjado. Necesitaba estar ligeramente ms gruesa, pero apurando tanto las cosas no se podra encontrar perfecta a ninguna mujer. Segn pudo observar Dan'l inmediatamente, la segua un hombre bajo y grueso, con sombrero de copa, cuyo rostro congestionado recordaba un tomate maduro. Dan'l no prest tanta atencin al aspecto de este individuo, y si ste tena a su vez algn encanto pas inadvertido a los ojos del posadero. Observ cierto empaque en sus ademanes. Dan'l pens que haba algo de altivez en su porte y un soupon de arrogancia que trascenda de todo su ser. Dan'l era un hombre despreocupado y. dispuesto a cambiar de opinin, pero dudaba de que un determinado detalle le hiciera apearse de su juicio.

Es usted el dueo? pregunt el hombre grueso, fijando sobre Dan'l sus dos ojillos azules, como si quisieran perforar su cerebro.

Dan'l, con un airoso movimiento de cabeza, indic que, en efecto, lo era.

Dispone de unas habitaciones libres, verdad?

Tres, seor.

Estn limpias?

La clera de un Simms era lenta en encenderse. En aquella ocasin ni siquiera se inmut. Las dos ltimas semanas haban endurecido a Dan'l contra los insultos de esta naturaleza. Prefiri tomarlo a broma.

Puede usted comer en el suelo, s lo desea, seor contest con orgullo.

No quisiera verme precisado a ello.

Desde luego replic Dan'l. Quiero decir que podra hacerlo, s as se le antojara, a menos que quisiera tomar zopas.

Qu?

Zopas.

Quiere decir sopa intervino la joven.

Esto es ratific Dan'l. Las zopas empaparan el suelo.

Por amor de Dios exclam el seor, con irritacin Deje ya de hablar de sus zopas.

Adems prosigui Dan'l con voz tranquila, las zopas llenaran de manchas el techo del piso inferior, y esto no puedo permitirlo de ningn modo. De manera que si ustedes haban pensado tomarse las zopas en el suelo, desde luego no ser sobre el de mi casa.

El hombre, al or estas ltimas palabras, sinti que la sangre arrebolaba sus mejillas y, resoplando, dej caer su cuerpo pesadamente contra el mostrador. La muchacha, en cambio, apoy con dulzura su mano sobre el brazo de l, acaricindolo tiernamente.

En realidad no tenamos intencin de hacerlo dijo la muchacha a Dan'l, se lo aseguro.

Lo celebro, seorita. No me interesan las manchas de zopas en mis techos.

Por supuesto. Ya nos hacemos cargo. Entonces, tiene usted dos habitaciones disponibles?

Tres, seorita.

Nos basta con dos, gracias.

Perfectamente, les dar dos asinti Dan'l temiendo que su cortesa fuese excesiva. Se hizo con un grueso libro, un tintero y algo parecido a un espetn de algn antiguo asado, que haba sobre el mostrador, y pregunt: Su nombre, seorita?

El nombre se apresur a contestar el grueso seor es Smith. Ya firmar yo, Joy.

Y al decir esto agarr la pluma, resoplando con rabia.

Son acaso padre e hija? pregunt Dan'l.

Por supuesto. Qu es lo que usted crea que ramos?

Oh, esto no me, interesa! replic Dan'l con calma. Voy a ensearles las habitaciones.

Las sombras de la noche invadan rpidamente el pueblo, cuando se present el tercer visitante del da. Lleg en un coche de dos asientos que haba conocido tiempos mejores, pero no mucho mejores. El motor chirriaba lgubremente, y uno de los guardabarros delanteros haba dejado de hacer compaa al chasis. El coche no poda compararse en modo alguno con el RollsRoyce del seor Smith. No obstante, Dan'l Simms, modelo de posaderos, acogi al recin llegado con una amplia sonrisa de bienvenida.

Tena ste un aspecto simptico y ola a limpieza. Vesta con un llamativo traje a cuadros y, una vieja gorra, completando el conjunto con unos zapatos y calcetines de acuerdo con las dems prendas. No era precisamente lo que poda llamarse un hombre guapo, pero su rostro era franco y abierto, y su mirada noble. Salud alegremente al posadero, y pidi una cerveza. ste se la sirvi inmediatamente, y apenas el joven hubo refrescado su garganta, entabl conversacin.

Todo lleno, verdad? se aventur a preguntar, guiando un ojo a Dan'l. En el Pelican me aseguraron que no encontrara una habitacin disponible en todo el pueblo.

Pues son unos embusteros manifest Dan'l con tono pausado.

Son qu... ?

Unos embusteros sostuvo. S, lo son. Tengo una habitacin libre en el piso de arriba.

Dnde, amigo mo?

Dan'l levant su grueso pulgar, sealando el techo diciendo:

Aqu encima.

Est usted seguro?

Desde luego. Por algo nac en ella.

En este caso estar usted bien enterado, no es cierto?

Desde luego.

Est libre, pues? Quiero decir, no se produce ningn nuevo nacimiento en este instante?

En este caso, podra tal vez ofrecrsela?

De acuerdo. Consideradas las cosas de esta forma, supongo que no. Ms bien dicho, asegurara que no.

Se trata de una buena habitacin, seor.

No lo dudo, amigo.

Si hubiese llegado una hora antes, me habra sido posible ofrecerle otra mejor.

El joven hizo chascar su lengua con resignacin.

La vida es siempre as suspir. Por causas ajenas a nuestra voluntad, perdemos oportunidades como sta. En este caso la culpa fue del coche que sufri una avera. Deseara tomar otro vaso de cerveza, amigo. Deca usted que tena otros huspedes?

No.

Pero los tiene, verdad?

Bueno, s, dos.

Periodistas? inquiri el joven sutilmente.

No. Son padre e hija.

Esto no impide que sean periodistas, no le parece? Quiero decir que los periodistas, a pesar de sus ocupaciones, pueden ser padres, y las hijas pueden ser periodistas. El hecho de que un padre tenga una hija no impide que pueda ser periodista, o el hecho de que una muchacha sea periodista no le impide tener un padre. Usted me entiende, verdad?

S asinti Dan'l. Pero los periodistas no suelen llevar sombrero de copa.

Cuando han de asistir a alguna ceremonia suelen llevarlo.

Tampoco los periodistas recorren el pas en un RollsRoyce, conducido por un chfer.

Soy de su opinin se apresur a asegurar el joven. Un chfer, deca usted?

S.

Y sombrero de copa?

S seor, sombrero de copa, y flamante, adems.

Cmo se llaman?

Smith.

El joven se rasc la cabeza.

Jams he odo hablar de ellos.

Dan'l baj la voz, murmurando:

A mi juicio habrn venido seguramente para ver al seor Trotter.

El seor Trotter? Percy Trotter?

S. El seor Percy Trotter.

Usted cree que este Smith ha venido para verle?

S. Esto creo.

El joven se apoy sobre el mostrador.

Qu es lo que le ha inducido a pensar esto, amigo?

Ha dejado dicho que el coche pasara a recogerle a las once de la maana.

Y esto es lo que le ha hecho creer que piensa dirigirse a Towers?

S.

A las once?

S.

No es que desee refutar su opinin, pero, por qu no habra de dirigirse a otra parte?

Porque le o decir al chfer que averiguase hacia dnde se encuentra Towers.

Oh! Ha odo usted esto?

S.

Y cree usted que esto tiene alguna relacin con la cerveza cuya elaboracin ha inventado el joven Trotter?

sta es mi opinin.

Quiz tenga la intencin de adquirir uno o dos barriles.

Es posible admiti Dan'l tolerante, pero a m no me da la sensacin de ser un hombre que beba cerveza.

Por qu no?

No me ha pedido que la sirviera con la cena.

Esto parece bastante lgico... Y ahora que hablamos de comida, podra darme algo de corner?

Rosbif con legumbres? pregunt Dan'l.

El joven se pas la lengua por los labios:

Rosbif con legumbres; eso es. Y cerveza, mucha cerveza. Y mucho rosbif, sin olvidar las legumbres.

Perfectamente. El registro, seor.

El registro. Qu registro?

El registro del hotel.

Quiere usted que lo firme, verdad?

S.

El joven firm. Su nombre era Samuel Brewster, y aadi en la informacin que proceda de Londres. Una vez hubo llenado todos los requisitos, apart el libro y pidi le fuera servido sin ms demora el rosbif con legumbres.

Samuel Brewster, al encontrarse en su habitacin, en un estado de laxitud, se ech vestido sobre la cama. Sea por lo que fuera, aqul haba sido un da agitado para l, y su fatigado cerebro pareca haberse embotado. No obstante, fsicamente, estaba lejos de sentirse agotado.

Adems, la profunda quietud de la noche, rota solamente por el mugido de alguna vaca, ahuyent los deseos que haba acariciado de sumirse en un profundo sueo. Acostumbrado como estaba al bullicio de la vida nocturna de Londres, este silencio inquietaba sus nervios.

Apag la vela que le haba dado el posadero, abri la ventana de par en par y se asom a respirar toda la fragancia de la noche. El perfume tenue y sutil de las rosas lleg hasta su nariz. Con este perfume se mezcl otro, nada tenue ni sutil, de uno o dos cerdos que jugaban al escondite por las cercanas. Brewster estaba intrigado. Aquel olor penetrante era nuevo para l. Pas unos momentos divertidos, tratando de adivinar de dnde proceda y acabando por sospechar que sin duda alguna deba provenir de alguna planta extica del campo. Decidi descubrirla a la maana siguiente y coger una flor para prenderla en su ojal.

Tomada esta determinacin se dispona a retirarse de la ventana y acostarse, cuando un rumor de voces procedentes de la habitacin contigua le hizo detenerse. Estando ambas ventanas abiertas se poda advertir claramente lo que ocurra en el cuarto vecino. Los ojos de Brewster salieron ligeramente de sus rbitas y el color se disip de sus mejillas a medida que escuchaba.

No te has acostado todava, pap? pregunt la muchacha.

No.

A pesar de aquella lacnica respuesta, Brewster qued desfavorablemente impresionado por el tono y la expresin de aquella voz. El viejo no pareca estar de muy buen talante. Quizs era debido a la difcil digestin producida por el rosbif con legumbres de Dan'l, plato al cual no estaba acostumbrado.

Acaso ests pensando en Percy Trotter?

Fue en este preciso instante cuando Brewster qued como clavado en el suelo, y su rostro perdi aquel color saludable, propio de su tez.Por que, se pregunt, pasaba el viejo Smith las horas en vela, cavilando acerca de Percy Trotter? Haba alzo oscuro y siniestro en todo aquello.

En realidad he de confesar que pensaba en l.

Brewster aguz cuanto pudo el odo, y le pareci advertir el fantasma de un suspiro,

Lo mismo me ocurre a m, pap.

S?

Me es imposible conciliar el sueo, pensando en l.

Brewster qued sorprendido. Haca tiempo que no haba visto a Percy Trotter, pero en el curso de su ltimo encuentro con l, no le haba impresionado tanto como para trastornar el corazn de una muchacha. En cuanto al viejo Smith no pareca ser demasiado simptico.

Bien le aconsej, ser mejor que no pienses en l.

Vi su retrato en los peridicos. Est muy bien.

Sus palabras tropezaron con una dolorosa respuesta.

Bah! Te das cuenta, Joy, de que ese muchacho va a ser mi ruina? A menos que sea el Rey de todos los Embusteros, dentro de un par de meses habremos ido a parar a la Casa de Caridad.

Oh, no!

Ya lo creo! Si le es posible vender la cerveza a dos peniques el bock, quin va a pedir la ma? Esto era, desde luego, un verdadero problema. Hubo un intervalo de silencio, roto finalmente por el mismo Smith. Lo ves? Ya empiezas a darte cuenta de la situacin. Joy, es preciso que me venda su secreto!

Quiz se niegue a hacerlo.

En tal caso, te corresponde a ti persuadirle.

No s cmo me las arreglara para ello.

Has de conseguirlo. Enamrale. Ser fcil tarea. Es joven y tonto.

Parece muy inteligente.

Quiz lo sea, pero est destinado a ser un tonto all donde se interponga una mujer. Te ser fcil embaucarle, y no le sueltes hasta que acceda a vender.

No se me presentarn muchas oportunidades.

Ante esta muestra de debilidad, el viejo resopl, ordenando:

Haz lo que te he dicho. Busca las oportunidades. Permaneceremos aqu hasta que el asunto quede resuelto de una forma u otra. Si juegas bien tu carta, dentro de una semana te har proposiciones. Cuando esto ocurra t debes empezar a tratar del asunto.

Permitiras que me casara con l articul lentamente la muchacha slo para obtener el secreto de la elaboracin de su cerveza?

Permitir que te casaras con l? Yo mismo me casara para conseguirlo! Adems, yo no he hablado de esto, verdad? No te ser difcil romper luego el compromiso.

Esto no sera muy honrado, pap.

Bah! En los negocios no tienen cabida los sentimientos.

Hubo un nuevo silencio, roto esta vez por la muchacha.

Qu ocurrir si se niega a vender y yo no le gusto?

Por supuesto, le gustars.

A lo mejor, no. He encontrado muchos hombres que no me han pedido que me casara con ellos.

Habr sido por temor a que les dieras calabazas. De todos modos, no te preocupes por ello. Tu viejo es un hueso difcil de roer. Si todo fracasa, jugare otra carta.

Cul, pap?

El viejo Smith ri sarcsticamente.

No te preocupes. Ya lo vers si se presenta la ocasin. Ahora s buena chica, mrchate y djame acostar.

S. Estoy cansada. Buenas noches, pap.

Brewster oy el ruido de una puerta que se cerraba. Lanz un profundo suspiro, se retir al interior de la habitacin y empez a pasear de un lado a otro de la alfombra, que se extenda a los pies de la cama.

Su cerebro estaba confuso. La conversacin que haba odo por casualidad, le haba dejado abatido. Not que su frente estaba baada en sudor y sus orejas tensas por el esfuerzo realizado al aguzar el odo. Bendijo el accidente sufrido en su coche, el cual le haba obligado a pernoctar en Deepdene. Este mismo afortunado accidente le haba abierto los ojos ante el peligro que corra el joven y prometedor inventor, Percy Trotter.

Estos Smith pens Brewster, son un par de granujas. Desde luego, durante su variada carrera, raramente se haba encontrado con un tipo ms granuja. El inocente Percy Trotter tena pocas probabilidades de no caer en sus redes. La muchacha pareca poseer una conciencia algo elstica y poco firme; en cambio, el viejo la tena mucho ms endurecida. Pareca haber olvidado las lecciones recibidas en el regazo materno, y el tiempo lo haba curtido de forma tal, que estaba dispuesto a cambiar a su hija por una nueva marca de cerveza. El viejo Smith, supuso Brewster, haba nacido cuatro o cinco siglos demasiado tarde. Por ley natural debi haber sido un pirata.

Ante esta pareja, Percy Trotter sera como un cordero frente a una manada de lobos hambrientos. Smith y su hija se lo tragaran de un bocado, con pantalones y todo, y an buscaran a ver si quedaba algo a su alrededor. Brewster, por un deber de humanidad, decidi que deba ponerse del lado de Percy para ayudarlo. El joven estaba situado en un callejn sin salida, y necesitaba ayuda. Y l, Samuel F. Brewster, era el hombre destinado a prestarle auxilio.

Con este, pensamiento, Brewster se acost. Pero tan grande era la confusin que reinaba en su cerebro, que tard ms de diez minutos en conciliar el sueo.

CAPTULO II

Los pjaros lanzaban sus acostumbrados trinos, volando de rama en rama, y los corderos pacan en el campo, cuando Brewster se diriga en coche hacia Deepdene Towers, la mansin que Trotter haba heredado de sus mayores.

Brewster no prest la menor atencin al canto de los pjaros, lanzando tan slo una mirada distrada a los corderos, mientras su pie apretaba el acelerador. Los pjaros y los corderos no le atraan en absoluto en aquella clara maana de junio. Su mente estaba abstrada en cosas prcticas y serias. Su antiguo compaero de colegio, Percy Trotter, corra el peligro de caer de bruces en las redes de los Smith. La gravedad de este peligro slo pudo calibrarla Brewster cuando, a la hora del almuerzo, ante un plato de huevos fritos con jamn, se dedic a observar a los dos conspiradores.

El espectculo de Smith padre, le produjo tal impresin que engull un huevo frito de un bocado, en lugar de cortarlo a trozos como tena por costumbre. Conoca aquellos rasgos duros tan bien como los suyos propios. No haba error posible. Aquellos ojos redondos y penetrantes como los de un bho, llenos a la vez de una simulada expresin de bondad, le haban contemplado ms de una vez desde muchas fotografas; aquella boca grande, tierna como la del cocodrilo; aquellos carrillos mofletudos que recordaban los del sabueso comn, le resultaban desagradablemente familiares. Un escalofro recorri por la columna vertebral de Brewster, ponindole la carne de gallina. Ante l, devorando un plato de tostadas y tortas de maz, no se hallaba el vulgar Smith, sino Sir Henry Wigthorn, el millonario cervecero, en persona.

Aquella primera impresin fue seguida inmediatamente por otra. Brewster trat de reponerse haciendo un esfuerzo que dej su frente baada en sudor, y dirigi su atencin hacia la joven. Lanzo un resoplido, que se mezcl con el ruido producido por las mandbulas de Wigthorn al masticar. Esperaba encontrarse con una figura vulgar, si no del todo repulsiva, lo bastante desagradable para que Percy Trotter se sintiera estremecer.

Pero se qued completamente defraudado. Haba encontrado muchas mujeres atractivas en su camino, pero ninguna tanto como Joyce Wigthorn. Algo le haca presentir que Percy resultara fuera de combate en su primer encuentro con la joven.

Pensando todas estas cosas termin su comida en un santiamn, y sin perder un instante se lanz en busca de Percy Trotter, para entrevistarse con l y ponerlo en guardia. Sir Henry haba pedido el coche para las once; esto brind a Brewster, que era un gran madrugador, media hora de tiempo para poner en antecedentes a Percy. Esto le bastaba. Por lo que poda recordar, Trotter era un hombre listo y sagaz. La tarea de hacerle ver las cosas no ocupara ms de veinte minutos.

Brewster no qued desagradablemente sorprendido ante la doble verja de hierro que cerraba inusitadamente el paso de Deepdene Towers. Hizo sonar la bocina con impaciencia y tras unos minutos de espera apareci un individuo hosco, seguido de un perro. La expresin de su mirada no era realmente amistosa, y en cuanto al perro tampoco pareca dispuesto a recibir con agrado esta visita. Asom el, hocico entre los barrotes, levant la cabeza y mostr los dientes ms afilados que jams debieron hincarse en la pantorrilla de un periodista.

Forman una pareja repulsiva, pens Brewster, y le extra que Percy los tuviera a su servicio.

Sera usted tan amable dijo Brewster framente de abandonar su actitud hostil y abrirme la puerta? Tengo prisa. El tiempo es oro.

El individuo escupi primero, dando a entender que la pregunta de Brewster exiga una rplica ms que verbal. Sus ojos lanzaron una llama de desprecio, escupi de nuevo, y dijo:

No con tono seco.

Brewster contuvo una ola de rabia que le impulsaba a saltar del coche y sacudir la puerta con gran riesgo de su vida. Un ladrido del perro le ayud sin duda a reprimirse.

Estoy en Deepdene Towers?

S.

Vive aqu el seor Trotter?

S.

Vengo a visitarle.

No es posible.

Se niega usted a dejarme entrar?

S.

Por qu?

Ningn periodista ha podido franquear esta puerta.

Brewster lanz una carcajada de alivio.

Me ha tomado usted por un periodista?

Desde luego.

Qu es lo que le hace suponer esto?

Slo un periodista dijo el hombre, escupiendo nuevamente, conducira un coche semejante.

Brewster se qued meditando sobre el asunto. La sangre arda en sus venas. Su impulso fue saltar por encima de la verja y lanzarse sobre el individuo, pero logr contenerse y dominar sus nervios. Record los principios que le haban enseado de nio en el colegio. Adems, aquel perro tena un aspecto verdaderamente feroz y pareca vanagloriarse de pertenecer a una familia de bullterriers. Por otra parte, no sera muy digno inaugurar su llegada con una tanda de puetazos. Semejante proceder causara una mala impresin en el joven Trotter y se divulgara rpidamente. Las personas de ciertos prejuicios vacilaran antes de relacionarse con l.

Todos estos pensamientos, al cruzar por el cerebro de Brewster, le hicieron reprimirse, y dando media vuelta al coche, apret con fuerza el acelerador y tom el camino del pueblo. Cuando los argumentos fracasan y no se quiere llegar a las manos, no queda ms remedio que recurrir a la estrategia para lograr los resultados que se persiguen. Los Brewster haban sido todos, buenos estrategas.

El plan de Brewster era sencillo. Despus de recorrer dos o trescientos metros, se detuvo, baj del coche y escal la tapia que rodeaba la finca. Los jardines estaban poblados de rboles y l abrigaba la esperanza de poder llegar inadvertidamente hasta la casa. Percy, mientras tanto, poda seguir confiando en su portero.

No obstante, an no haba recorrido unos cuantos metros, cuando un penetrante aullido a su espalda, semejante al que lanzan los lobos a la vista de su presa, le hizo comprender que haba juzgado demasiado ligeramente a su adversario. Apretando el paso lanz una mirada hacia atrs. A una prudente distancia advirti al hombre lanzado en acalorada persecucin y blandiendo una especie de hacha, A pesar de ser un buen corredor, el perro haba conseguido tomarle delantera. El fiel animal, sin cesar de lanzar unos ladridos amenazadores que iban cada vez en aumento, corra ligero como un galgo, abrindose paso entre arbustos y plantas, con la clara intencin de probar en Brewster la resistencia de sus dientes.

ste, al verse perseguido de esta forma, actu con su caracterstica prontitud y decisin. El caso exiga, a su parecer, una discreta astucia, ms que el acto de valor temerario que su sangre ardiente le impulsaba a realizar. Sin perder un segundo, se encaram por las ramas del rbol ms cercano, y trep con una agilidad que el mismo Tarzn, en su juventud, le hubiese envidiado. Cuando hubo alcanzado unos veinte pies de altura se detuvo, satisfecho de haber conseguido, por el momento, poner a salvo su vida, muy valiosa en aquellos instantes para la comunidad. Sin embargo, tras una profunda meditacin, trep unos cuantos pies ms arriba, lamentando no haber escogido otro rbol ms corpulento.

El perro haba llegado, por fin, jadeante, al pie del rbol, y empezaba a morder con furia su corteza como una demostracin de lo que pensaba hacer. Brewster, al ver aquel entrenamiento sinti la sangre helarse en sus venas, pero se mantuvo sereno. Con admirable indiferencia encendi un cigarrillo y aguard la llegada del portero.

ste no se hizo esperar. Unas imprecaciones hirieron el odo sensible de Brewster. Mir a travs de las espesas ramas y pudo divisar el rostro congestionado de su amigo de la verja. El hombre pareca de un humor irascible. Haba ocultado el hacha detrs de su espalda, pero sus intenciones estaban grabadas en sus crispadas facciones, y en sus ojos llameantes de clera.

Haga el favor de bajar le orden con voz ronca.

Ni por, todo el oro del mundo! contest Brewster. No se moleste en esconder el hacha, pues ya la he visto.

Va usted a bajar?

No me atrevo.

Entonces voy a subir yo.

Hgalo repuso Brewster, cordialmente.

Me brindar la feliz oportunidad de darle un puntapi en el hocico.

Esta amenaza pareci imponer cierto respeto a su interlocutor. Retrocedi unos pasos, y se rasco pensativamente la cabeza. Con muestras evidentes de descontento, se sent en el suelo, a fin de poder meditar con detenimiento. El perro, en cambio, continuaba dando vueltas, alrededor del rbol, agitando, la cola y lanzando de vez en cuando un gemido de impaciencia. Al ver sus ojos sanguinolentos, Brewster sinti un escalofro recorrer todo su cuerpo.

Al cabo de un rato, el hombre se decidi a hablar.

Piensa usted quedarse ah arriba?

Indefinidamente.

En este caso, seor, qudese ah.

Muy amable por su parte.

Le dejar el perro para que lo vigile.

Djelo. Necesita ejercicio.

De esta forma, si intenta usted bajar, le atrancar una pierna.

Cul de las dos? pregunt Brewster, interesado.

Las dos replic el hombre dando media vuelta.

Tiene que irse?

S. Voy a buscar una escopeta.

Una escopeta? inquiri Brewster, con voz velada.

S.

El portero dio unas breves instrucciones al perro:

Murdele, Snap, viglale, viglale.

El ruido de los pasos que se alejaban advirti a Brewster que el debate haba concluido. Su amigo el portero, se haba retirado para ir a armarse hasta los dientes. Brewster descendi un poco y examin la situacin.

Se vio obligado a admitir que la perspectiva distaba mucho de ser halagea. El perro estaba echado sobre el csped, con el hocico entre las patas, y la mirada fija sobre l. Brewster haba ledo mucho acerca de los exploradores del frica, sitiados en un rbol por los leones, y se haba extraado de su falta de iniciativa, pero ahora comprenda por qu stos esperan la llegada de un compaero armado, montado sobre un elefante. Esta medida era, desde luego, prudente y los exploradores saban lo que hacan, pero algo le hizo sentir que pasara mucho tiempo antes de que un amigo hiciese su aparicin y le librase de Snap. Mientras tanto la maana iba transcurriendo.

Brewster consult el reloj y lanzo un juramento de terror.

Las once! Su discusin con el portero le haba ocupado ms tiempo, de lo que haba supuesto. En este mismo, momento, si no estaba ya en camino, el viejo Wigthorn se diriga en su RollsRoyce a casa de Trotter. Dentro de unos minutos, l y su hija estaran celebrando su entrevista con Percy, tratando de sonsacarle el secreto de elaboracin de su cerveza. Este pensamiento bast para baar la frente de Brewster con un sudor pegajoso. Si bien sus deseos de hablar con su amigo Trotter se haban malogrado por causas ajenas a su voluntad, esto no poda servirle de gran consuelo.

Sam Brewster no era hombre para permanecer sentado ociosamente en un rbol, mientras su amigo Trotter perda una fortuna. No senta el menor deseo de ser mordido en una pierna, pero una tontera de esta ndole no poda de ningn modo retenerlo alejado de su deber. Uno o dos mordiscos podan soportarse fcilmente en aras de la amistad. Rompi una rama y se dispuso a descender.

Snap, el fiel sabueso, observaba estos preparativos con sumo inters. Se levant, avanz unos pasos y comenz a emitir unos gemidos. Fue un sordo gruido, pero su tono tuvo la suficiente elocuencia para el odo de Brewster. Snap paseaba lentamente su lengua por su hocico. Esta demostracin caus poco, o ningn efecto, sobre aquel arrojado e intrpido joven llamado Samuel Brewster. ste, una vez tomada una determinacin, no iba a retroceder ante el gruido de un perro. Sin embargo, baj tomando sus precauciones. No tena ningn deseo de perder los fondillos de su pantaln. El viejo Wigthorn y su hija llegaran de un momento a otro y Brewster se daba cuenta de que si tena que formar parte de la reunin, era preciso que sus pantalones se conservaran intactos.

Snap no comparta los mismos pensamientos. Se haba entrenado en diversas ocasiones mordiendo la tibia de algn cazador furtivo, y en las ltimas dos semanas haba ampliado sus experiencias a costa de un par de periodistas. Consideraba errneo atacar de frente, prefera atacar por el flanco e hincar sus colmillos en la pantorrilla de su adversario. Otras veces, atacaba por detrs mordiendo el muslo de su vctima. Casi siempre la sangre brotaba de las heridas, y jams se haba retirado de la lucha sin un trozo de pao entre las mandbulas. Desde luego, no tena ahora la intencin de no batir el acostumbrado rcord.

Brewster sigui deslizndose suavemente por el tronco del rbol. Snap se lanz al ataque. A los pocos segundos se oy el ruido de un pao que se desgarra y a una legua a la redonda pudo percibirse una blasfemia. Snap se retir un poco para paladear su botn. Haba ganado el primer round.

El segundo round, que dio fin a la lucha, correspondi a Brewster. Tal vez ste fuera descendiente de Berserk, o quiz la prdida de una buena parte de sus pantalones llev su ira al paroxismo, el caso es que una oleada de sangre invadi su rostro, y levantando la rama que haba arrancado, la descarg con fuerza sobre el lomo del perro. Snap, al recibir, desprevenido, aquel estacazo sobre sus costillas, consider que ya haba hecho bastante por aquel da, emprendi una carrera loca, aullando como una fiera, y desapareci entre la vegetacin, dejando a Brewster dueo del campo.

Sin embargo, Brewster no tena motivos para felicitarse por el resultado. Haba perdido en la lucha un palmo de pao de su pantaln, y este simple examen fue suficiente para hacerle comprender que no estaba en condiciones de formar parte de una reunin. Por primera vez en su vida conoci el sabor amargo de la derrota, y una blasfemia brot de sus labios. Se senta abandonado entre aquellos rboles, mientras el viejo Wigthorn y su hija iban a llevar a cabo sus perversos planes contra el amigo de su infancia, Percy Trotter. En aquel mismo momento, mientras se morda los labios con desespero, percibi el sonido de una bocina requiriendo la presencia del portero: Wigthorn y su hija haban llegado.

Brewster, que haba estado estudiando la situacin, no vacil un minuto ms. Se volvi bruscamente, y se dirigi a toda prisa hacia la casa. Caba la posibilidad de que Sir Henry Wigthorn, pese a su sombrero de copa y a su chfer con librea, fuese entretenido unos instantes en la verja. De ocurrir esto, no estaba todo perdido. Una sola palabra al odo de Trotter, seria suficiente para poner a Percy en guardia.

Esta esperanza fue vana. Brewster lleg en el instante preciso para presenciar cmo Wigthorn y su hija traspasaban el umbral de la puerta principal de Deepdene Towers. Se detuvo en seco, lanzando una maldicin sobre el portero y su perro.

Pero cuando un Brewster ha planeado un proyecto, no lo abandona con facilidad. Despus de mordisquearse los labios, se dirigi a grandes zancadas hacia la puerta, con toda la dignidad posible en un hombre que ha perdido los fondillos de sus pantalones. No hay nada, se dijo, que dificulte tanto el cumplimiento del deber, como la timidez.

Debi ser la causa de la ruina de los Trotter la prdida de un palmo de tela? Se ri sarcstica y speramente, con la risa de un hombre desesperado.

Un mayordomo le abri la puerta. Sam haba visto mayordomos a docenas. Haba sido criado entre ellos, pero ste le cay en gracia inmediatamente.

Era un hombre grueso, de contornos flccidos. En su rostro, dos ojos azules de brillo apagado contemplaban el mundo con una leve expresin de censura. Pero lo que ms impresionaba en l era su dignidad; la discrecin de sus modales. Sam haba conocido embajadores, con un porte similar al de aquel mayordomo. Tenia, en verdad, una figura imponente. Sam se dio cuenta en seguida de que se trataba de una persona que aceptara una propina con el aire de conceder un favor.

Est en casa el seor Trotter? pregunt Sam.

El seor Trotter dijo el mayordomo, con la entonacin de un arzobispo bendiciendo las multitudes est ocupado.

Con el seor Henry Wigthorn? inquiri Sam. Estoy al corriente de todo. El seor deseara verme.

Perfectamente. A quin debo anunciar?

Brewster. Es ste el abrigo del seor Trotter?

S, seor; es el suyo.

Voy a ponrmelo.

Como guste, seor.

Sufr un pequeo percance al cruzar el jardn.

Lo lamento mucho, seor.

S. Me desgarr los pantalones.

El seor Trotter sentir una gran satisfaccin al ver que lleva usted su abrigo.

No me sorprendera que tuviera usted razn manifest Sam.

El mayordomo le ayud a ponerse el sobretodo y prosigui:

El seor Trotter se encuentra en la biblioteca.

No me sienta mal, verdad? Algo corto, y me da la impresin de tener una serpiente enroscada alrededor de mis hombros. Me disgustara verme precisado a nadar con l en un ro de mucha corriente.

Le cubre perfectamente el desgarrn, seor.

S, verdad?

S, seor. Completamente.

Si es as, iremos a reunirnos con los dems.

Perfectamente, seor.

El mayordomo abri de golpe la puerta de la biblioteca y, con una voz que recordaba el taido de las campanas de una iglesia, anuncio:

El seor Brewster desea verle, seor.

Sam penetr en la estancia con paso majestuoso, llevando con dignidad el abrigo de Percy Trotter. La circunstancia, a su juicio, requera un alarde extraordinario de tacto y de noblesse oblige. En seguida advirti que le corresponda a l poner sin dilacin a sus anchas a aquellos seores.

Hola, hola! La cuadrilla est completa! exclam alegremente. Quiero decir que ya estamos aqu todos reunidos.

CAPTULO III

La cosa sali bien. Percy Trotter salt de su asiento, tapndose la boca con la mano para contener el grito que brotaba de su pecho. Era de elevada estatura, delgado, de frente despejada y ojos cubiertos por unas enormes gafas de concha. En fecha no muy lejana, sus cejas haban sufrido los efectos de una terrible explosin y desde entonces nunca volvieron a ser las mismas. Sea por lo que fuere, parecan haber perdido su firmeza, y aquella falta de vello daba un aspecto de singular juventud y candor al ltimo vstago de los Trotter. sta no era una simple apariencia, ya que Trotter posea, en realidad, el corazn de un nio.

Sir Henry Wigthorn se mostr ms retrado, Se levant pesadamente, con el ceo fruncido, mostrando con su actitud el desagrado que le causaba aquella interrupcin. Slo la muchacha segua sentada, tranquila, pero sus ojos se abrieron ligeramente, y sus labios se separaron apenas, dejando entrever una doble hilera de dientes como perlas.

Brewster! exclam Percy, apartando la mano de su boca y tragando saliva.

En carne y hueso contest Sam, con imperturbable serenidad, Qu tal te va, hombre? En perfecta salud, verdad? Has engordado desde la ltima vez que te vi. Ests ms lleno; has ganado por lo menos dos kilos de peso. El ltimo da que nos vimos te encontr muy flaco; ahora, por lo menos, tienes ms corpulencia. Has mejorado mucho, creme.

El joven Trotter, sorprendido todava por la brusca aparicin de su viejo amigo, descuid contestar a todas aquellas amables frases y dijo a boca de jarro:

Qu diablos has venido a hacer aqu?

Pues un viajecito declar Sam para visitar a todos los amigos de mi infancia. Una idea magnfica, verdad?

Estoy seguro de que estarn contentos de verte dijo Percy, un poco cohibido.

Por cierto que t has sido el primero. Adems, es lgico que as fuera. Recuerdas los ratos que pasamos juntos? Pero ya hablaremos de esto ms tarde. No te violentes por m; sintate y considrame de la familia.

Gracias dijo Percy y, procurando reponerse, hizo las presentaciones: La seorita Joyce Wigthorn, el seor Brewster. Un viejo, amigo, seorita. Fuimos a la escuela juntos. Luego, volvindose: Sir Henry Wigthorn. Luego dijo: Sir Henry y yo prosigui el joven Trotter estbamos discutiendo sobre un pequeo asunto de negocios.

Me parece magnfico exclam Sam. Prosigan ustedes y no se preocupen por m. Y dando unos golpecitos afectuosos sobre el hombro de Percy, continu: Entre viejos amigos de infancia, no debe haber secretos, verdad?

Este asunto es reservado indic el viejo Wigthorn con calma.

Oh, no, no lo es! replic Sam. Estoy al corriente de todo. Usted est tratando de sonsacar a Percy la frmula de la elaboracin de su cerveza, no es as? Verdad que he dado en el clavo?

Se oy respirar fuertemente a Sir Henry, recordando a un perro que hoza en el agujero por donde se le acaba de escapar una rata.

No acabo de comprender, seor Brewster, de dnde ha sacado esta informacin.

Sam lanz una sonora carcajada:

Usted no puede engaar a un Brewster, amigo. Hombres mucho ms listos que usted han fracasado en su intento. Me figuro que le gustara hacerme creer que ha hecho todo este camino para adquirir un barril de este brebaje, no es verdad?

No tena ninguna intencin de decirle nada semejante.

Me alegro de ello porque no le habra credo. De esta forma estamos mejor orientados, y pueden ustedes continuar.

La sangre se agolp en el rostro de Sir Henry, hinchndole las venas. Ante estos signos, harto conocidos, de inminente apopleja, Joyce tomo parte en la conversacin:

Si el seor Trotter no tiene ningn inconveniente en que este seor est presente en la conversacin, no tienes por qu preocuparte, pap.

Inconveniente? exclam Sam. Desde luego que no. Cogi del brazo a Percy, con una expresin fra y hostil en los ojos, y aadi: Esta idea no ha cruzado siquiera por tu imaginacin, verdad?

No.

Ests realmente contento de volver a verme?

Oh, s, desde luego! Contentsimo!

Ya me lo figuraba!

Perfectamente ataj Sir Henry. En este caso hablemos de nuestro asunto.

Desde luego convino Sam, con tono cordial. Pueden ustedes proseguir.

Soy de la opinin que es mejor no andarse por las ramas comenz Wigthorn.

Que ramas? pregunt Brewster, con verdadero inters.

Siempre he sido enemigo de los rodeos. Prefiero ir directamente al grano.

Adelante, pues, amigo le anim Sam.

Sir Henry esboz una sonrisa aterradora.

Si usted me lo permite, seor Brewster, le dir que es con el seor Trotter con quien he de tratar del negocio, y no con usted, como parece creerlo.

Si insina usted con esto que yo no tengo vista, est usted en un error, amigo. Dio unas palmaditas sobre el hombro de Percy, dicindole: Este estimado seor es tan inocente en asuntos de negocios como un nio recin nacido. Luego, volvindose hacia Wigthorn, continu: l le dara a conocer la frmula de la elaboracin de su cerveza si le cayera usted en gracia, y me permito decirle de paso, que as es. Pero nosotros, los Brewster, somos distintos. Procuramos sacar provecho de las negociaciones. No obstante, si prefiere usted tratar del asunto con Percy, hgalo.

Gracias, seor Brewster.

Llmeme usted Sam.

Cmo iba diciendo prosigui Sir Henry, me gusta ir directamente al grano. Usted posee algo que desea vender. Yo...

Aqu est usted en un error interrumpi Sam.

Usted perdone.

No tenemos ninguna intencin de vender, verdad, Percy?

En realidad no s todava balbuce el joven Trotter, con voz apenas perceptible.

Entonces acepta mi consejo, y no vendas. Y de ningn modo a este precio.

Qu precio?

El que Sir Henry quiere ofrecerte.

Cul es?

Lo ignoro, pero sea el que sea, es demasiado bajo.

Sir Henry, que haba estado dando verdaderas seales de impaciencia, intervino bruscamente:

Si usted diera fin a este coloquio, seor Brewster, quiz me permitira hacer mi proposicin al seor Trotter.

Adelante, pues. Hable!

Es usted muy amable. Mi proposicin, seor Trotter, es la siguiente: le pagar a usted al contado...

Cunto? interrumpi Sam.

La cantidad que acordemos.

Su proposicin es muy vaga.

Luego me har cargo de la elaboracin de la cerveza, siempre y cuando sea un producto vendible, y le dar un tanto por ciento sobre los beneficios.

Su proposicin contina siendo vaga insisti Sam. Cunto piensa usted pagar?

Como el pago es al contado, pensaba dar cinco mil libras.

En este caso, amigo mo, ser mejor que lo piense otra vez y, desde luego, en unas condiciones ms generosas. No tengo razn, Percy?

S, desde luego exclam Trotter, con un entusiasmo que hasta aquel momento no haba demostrado. Tienes toda la razn, Sam.

Le parece demasiado pequea la cantidad? pregunt Wigthorn, mordisqueando con exasperacin su labio inferior.

Desde luego, verdad, Percy?

S.

En realidad, nos ha dado ganas de rer...

S.

Reconozco declar Sir Henry que debo subir un poco...

Pero no tal vez lo suficiente.

Como iba diciendo, estoy dispuesto a subir un poco, siempre y cuando la cerveza, responda a las exigencias del pblico.

Desde luego, responde a esto y a mucho ms. Jams en mi vida he probado cosa parecida.

La ha probado usted, seor Brewster?

Todava no. Pero por lo que Percy me ha dicho, sostengo mi afirmacin.

En aquel momento, Percy, que empezaba a sentirse impaciente, tom cartas en el asunto:

Debo confesar, Sir Henry, que no estoy del todo satisfecho de mi producto.

Ah! exclam el viejo Wigthorn.

Pero me parece que podr estarlo dentro de breves das.

Por supuesto, por supuesto. No lo dudo.

Entonces podr probarla y a continuacin hablaremos de las condiciones.

Su idea es muy prctica, seor Trotter.

Pero debo advertirle dijo Trotter, francamente que el precio ser elevado. Preferira que usted ya lo tuviera en cuenta, desde el primer momento.

Ah! exclam Sir Henry, con leve acento de disgusto en la voz.

Se mordi de nuevo el labio inferior, y tras esforzada lucha, consigui arrancar el tercer botn de su chaleco. Satisfecho de esto, se qued meditando en silencio.

Usted debe de haber ledo en los peridicos que cifro mi ambicin en poder suministrar cerveza a un precio mdico a todas las clases trabajadoras de Inglaterra.

Necesitars una fbrica grandiosa seal Sam, animndole.

Esta cerveza es muy fcil de elaborar, y la cantidad que se puede extraer de cada fruto es realmente asombrosa.

Si usted no lo cree dijo Sam, vaya a cualquier taberna y eche un vistazo.

Debido a estas circunstancias, comprender que el precio de coste de la cerveza es muy barato. Tan barato que con una instalacin grande y moderna, puedo producir y vender a dos peniques el bock, y obtener, an, y as, pinges beneficios.

Ante esta noticia el rostro de Sir Henry palideci un poco y sus ojos se hundieron en sus rbitas, dada la clara visin de la ruina que lo aguardaba gracias a aquel joven correcto con cara de nio.

La idea que persigo continu Percy de poder ofrecer al trabajador una cerveza a un precio asequible a todos los bolsillos, me permitir quiz, con el tiempo venderla ms barata todava. Aqu se detuvo, antes de concluir sentencioso con estas trascendentales palabras: Tan barata, que tal vez alcance el precio de un penique el bock. Y ahora, qu piensa usted de esto?

Magnficosuspir $ir Henry. Vaya beneficios que podr obtener usted! Millones, millones!

Realmente no son los beneficios lo que me interesa declar el joven Trotter con tono indiferente. Quedar ms que satisfecho con un cincuenta por ciento y me entregara de lleno a este negocio. Sin embargo, no veo la forma material de sacrificar todo mi tiempo a la elaboracin de esta cerveza, y si usted estuviese dispuesto a hacerse cargo de la produccin yo quedara sinceramente muy aliviado.

Desde luego lo estoy contest Sir Henry con un temblor de emocin en las mejillas y los, ojos chispeantes de codicia. Lo estoy, y lo nico que le pido es que me brinde usted esta oportunidad.

En tal caso, voy a decirle el precio que exijo.

Diga, diga,

Cincuenta mil...

Y otras cincuenta mil ataj Sam, rpidamente cuando se haya firmado el, contrato, lo cual suma cien mil que debern pagarse al contado.

Seor Brewster! rugi Sir Henry. Quiere hacerme el favor de no meterse en ... ?

Lo siento declar Sam. ste es nuestro precio. Cien mil pavas. No tengo razn, Percy?

Desde luego, Sam contest ste, tragando saliva.

Siempre la tengo. Y acerca del tanto por ciento sobre el negocio, qu opinas, Percy?

Un veinte...

Veinte no sera suficiente, mejor ser un cincuenta.

Absurdo! resopl Sir Henry.

Tmelo o djelo, amigo mo.

Pues bien, lo dejo.

De, acuerdo. Y pasando a otra cosa: Usted nos comprara toda la produccin de hayucos, no te parece, Percy?

Si convino ste.

Es un verdadero timo! rugi el rey de la cerveza. No me interesa en absoluto. Un cincuenta por ciento!

Todo lo que usted quiera dijo Sam, con tono cordial. Demos este asunto por terminado. Queda usted al margen de este negocio, pero, le advierto que ha perdido la oportunidad de ganar un milln, aunque a nadie podr reprochrselo ms que a usted mismo. Percy, amigo mo, ya montaremos nosotros una grandiosa fbrica de cerveza. Yo me encargar de dirigirla, poniendo en ello todo mi entusiasmo y mi energa.

T eres el hombre ideal, para un asunto de esta envergadura.

Gracias por tus buenas palabras. Alcanzaremos el precio de un penique por bock.

Sin duda alguna.

Y quiz consigamos rebajar todava ms el precio.

De esta forma tendremos muy pocos competidores, no crees?

Ninguno, asegurara yo. Seremos los dueos absolutos del mercado.

Francamente, habramos cometido una idiotez desprendindote de este negocio. Se trata de un asunto de millones.

Empiezo a creerlo as. Era una idea absurda, verdad?

En efecto corrobor Sam. Suerte que te detuve a tiempo.

Miren... interrumpi el viejo Wigthorn.

Pero, est usted todava aqu? pregunt Sam, dando muestras de sorpresa. Habiendo fracasado las negociaciones, le imaginaba ya camino de casa, meditando sobre la oportunidad que haba perdido. Qu es lo que est rumiando ahora?

Seor Trotter, concdame una semana para pensarlo.

No faltara ms, Sir Henry. Tmese usted todo el tiempo que necesite.

Mientras tanto dijo Sam, descontento por el giro que tomaban las cosas, nos dedicaremos a buscar por los alrededores un lugar apropiado para el montaje de la fbrica.

No es preciso. Ya tengo elegido un lugar en la finca, y ya he puesto los anuncios pertinentes en la Prensa para que me hagan ofertas; espero que stas lleguen de un da a otro.

Bien hecho, as no perdemos el tiempo.

Lo menos posible dijo Percy, con modestia.

Vamos directamente al grano. Desde luego.

No nos andamos por las ramas, ni en titubeos.

No hagan nada interrumpi Sir Henry, con cierta excitacin hasta que reciban noticias mas.

Desmintame, si estoy en un error dijo Sam, cortsmente. Pero, no nos dio usted a entender que ya no le interesaba este asunto? No fue ste el quid de sus observaciones? Creo recordar algo sobre una declaracin suya acerca de un pretendido timo. Es esto lo que quera expresar, o hablaba por hablar?

Sir Henry dio un puetazo sobre la mesa:

Necesito disponer de algn tiempo para reflexionar. Un asunto de esta envergadura no puede decidirse en unos momentos.

Entonces ser conveniente que est usted alerta. Pase por aqu la semana prxima, y ya vera colocada la primera piedra. No dude que siempre ser bien recibido.

Seor Trotter, no haga nada hasta dentro una semana.

Mi nica ambicin, por el momento, es dedicarme al perfeccionamiento de mi cerveza.

Yo te ayudar dijo Sam.

Mi hija y yo dijo Sir Henry, aguardaremos en aquella posada de nombre tan raro.

El Pig and Litter? En ingles: el cerdo y la cuadra.

pregunt Sam. Un nombre muy apropiado. No me refiero a usted, amigo mo; estaba pensando en Simms y en los suyos.

No puedo permitir esto manifest Percy.

Permitir qu? pregunt Sam.

Que Sir Henry y la seorita Wigthorn, se hospeden en el Pig and Litter.

No seas tonto, por qu no?

Deben quedarse aqu dijo, y a continuacin murmur: Ten en cuenta que hago esto por que me interesa.

Ya lo s repuso Sam, entre dientes.

Oh! Entonces, por qu pusiste tantas trabas, tonto?

Por qu no, despus de aquella ingenua sugestin tuya? Luego en voz alta dijo: Cmo diablos quieres que Sir Henry permanezca aqu? No te das cuenta que es un hombre de negocios y que tiene muchas ocupaciones? Hoy mismo le esperan un sinfin de asuntos y no me extraa que se echara a rer, al or tu proposicin.

No me he redo, absoluto, seor Brewster.

Entonces usted tiene equivocado el sentido del humor. Jams he odo una cosa tan divertida en mi vida.

Al contrario, estimo que por parte del seor Trotter, es una verdadera gentileza hacernos esta invitacin.

Desde luego, tiene un corazn excelente. Es una lstima que ustedes no puedan aceptar. Formaramos todos reunidos un feliz crculo familiar.

Desde luego que pueden aceptar intervino de nuevo Percy. Insisto en ello.

Es para mi un gran placer poder aceptar su amable invitacin anunci Sir Henry, con nfasis.

Me hago cargo respondi Sam.

Es una verdadera gentileza por parte del seor Trotter dijo la muchacha, rompiendo un largo silencio.

No cabe duda dijo Sam. Y les anuncio que Percy es un muchacho estupendo cuando uno le conoce en la intimidad.

Las miradas de la joven y de Sam se cruzaron expresando una misma aversin. Algo pareca decirles que nunca podran ser amigos. Ella se deca para sus adentros que jams labia tropezado con un individuo tan grosero como Brewster. Acerca de hombres de su calaa haba ledo mucho en las novelas que describan el lado malo de la vida, pero sta era la primera en que se encontraba con uno de carne y hueso. Era una experiencia que no senta ningn deseo de repetir, y no comprenda cmo Trotter poda tolerarlo.

Entretanto, por el cerebro de Sam cruzaban las frases odas casualmente la noche anterior. Admiti que posiblemente ella no fuera de la misma estofa que su padre, pero, no obstante, era de cuidado. Seguramente, hubiera cambiado de opinin si se hubiese dignado contemplarla. Sus enormes ojos pardos eran cndidos como los de un nio, y de no haber sido por aquella conversacin que le defini su carcter, se habra sentido ms que dispuesto a convertirse en su amigo. Dalila, aunque empleando una tcnica diferente, haba sido su digna predecesora.

Percy, que era ms entendido en qumica que en mujeres, sera pan comido para ella. Una dulce mirada de aquellos grandes ojos le embriagaran y una sola palabra de aquellos gruesos labios, te hara perder el sentido durante un mes. Percy estara ms seguro en su laboratorio, entregado a sus frmulas, que dejado a merced de esta sirena.

Estar encantada dijo Joyce, dirigindose a Sam, e imprimiendo a su voz un ligero tono de desafo.

Lo cree usted realmente? pregunt Percy con ansiedad.

Estoy segura de ello. Este es uno de los lugares ms encantadores de Inglaterra, Mr. Trotter, no es verdad?

Lo ser indic Sam cuando tengamos en marcha la cervecera.

Por supuesto, Mr. Trotter dijo Sir Henry, ligeramente turbado por la ltima declaracin de Sam. Confo que no tomarn ninguna decisin hasta no haber recibido mi respuesta.

Lo tendr en cuenta le asegur Percy, mirando fijamente a los ojos de Joyce. No tengo la menor duda, Sir Henry, que finalmente llegaremos a un acuerdo satisfactorio. Con buena voluntad, Por ambas partes, no hay nada imposible.

Estoy muy contento de orle hablar as dijo Sir Henry, haciendo uso de una cortesa inslita en l. Y ahora, Joy, tenemos que marcharnos.

No pueden ustedes quedarse a almorzar con nosotros? pregunt Percy.

No, no! No debemos abusar de su hospitalidad. Adems, he de escribir algunas cartas.

Puede escribirlas aqu. Le dar papel y pluma.

Sir Henry rise alegremente ante esta ocurrencia, pero continuo acercndose a la puerta.

En realidad, seor Trotter, resulta difcil rechazar sus invitaciones. Puede tener la seguridad de que vendremos a comer sin falta. Mientras tanto, le dejaremos para que hable a sus anchas con su amigo, el seor Brewster. No hay duda que tendrn ustedes muchos recuerdos que evocar de las buenas horas pasadas juntos.

La conversacin entre los dos amigos de infancia, y a la que casualmente haba aludido Sir Henry, dio comienzo cuando el viejo Wigthorn y su hija acababan de subir a su RollsRoyce.

Me gustara saber comenz diciendo el joven Trotter a su amigo Brewster, con tono acalorado qu es lo que pretendes metiendo tus narices en un asunto privado y portndote groseramente con mis visitas. Siempre fuiste un imbcil; pero ltimamente tenas, por lo menos, la suficiente decencia para limitarte a tus malditas ocupaciones. Ahora, al parecer observ Trotter, mordaz, haces caso omiso de esta virtud.

Cmo? pregunt Sam. Te molestara repetrmelo?

No me estabas escuchando?

Naturalmente que no. Te figuras que doy tan poco valor al tiempo para malgastarlo escuchndote? Calma, amigo Qu diablos te propones pidiendo a esta gente que se hospede en tu casa?

El joven Trotter se ruboriz ligeramente, y mordindose los labios, replico:

Soy dueo de hacer en mi casa lo que me parece, no es as?

Si llevas la discusin por este derrotero no llegaremos a ninguna parte dijo Sam, framente. Cuando entr, te salud con el tpico apretn de manos del colegio, no es verdad?

S, y casi me dislocaste la mueca. Pero, qu quieres decir con todas estas tonteras?

Me refiero al significativo apretn de manos del colegio repiti Sam, con la mirada hmeda. Aquel apretn de manos que nos dbamos cuando ramos pequeos e inocentes, con los ojos brillantes y el rostro encendido. Aunque, por lo que puedo recordar, a tus mejillas les faltaba con frecuencia un poco de color. La costumbre an sigue en pie, y cuando te estrech la mano debas haberte dado cuenta de que haba algo turbio en el asunto.

Ya me di cuenta dijo Percy. Crees que en caso contrario, hubiera permitido tu intromisin?

stas son palabras mayores, impropias de ti seal Sam con amargura Tu sabas que el asunto no era limpio? Entonces, por qu diablos no te pusiste de mi parte?

Ya lo hice!

Lo hiciste? Pues no me di cuenta!

S, me puse de tu parte; y no creo que necesites drtelas de chistoso, lo cual en cambio es propio de ti. Dej el asunto en tus manos desde el principio, y buen lo te armaste.

Hablas por hablar, amigo; pero dejemos todo esto. Cuando t invitaste a esa pareja de desahogados para que se quedaran aqu, yo me opuse, no es verdad?

S; y me gustara saber qu diantre perseguas con ello. Y hablando de otra cosa, Brewster: no quiero que en mi casa te permitas tratar de desahogada a Miss Wigthorn.

No me refera a ella precisamente, hablaba en trminos generales.

Pues conste que no lo es.

T lo crees?

Desde luego. Es una muchacha encantadora.

S, verdad?

Es la muchacha ms encantadora que he conocido en mi vida; y, si vuelves a hablar de ella en trminos tan poco respetuosos, te echar de casa, comprendes?

S, te comprendo. T crees que no merece este adjetivo?

No se lo merece.

Crees que no la define bien?

En absoluto dijo el joven Trotter con voz hueca. Nada podra ser ms injusto e inhumano.

Qu te parece si la tildase de despistada?

Despistada?

Tampoco lo permitiras?

Desde luego que no.

Y si la llamase necia?

Si tienes que referirte a ella dijo Percy con admirable dominio, hazme el favor de llamarla Miss Wigthorn.

Muy bien, la llamar Miss Wigthorn. Y ahora que hemos dejado bien sentado este punto a satisfaccin nuestra, volvamos al asunto.

Est bien dijo Percy. Pero empezaremos por el principio. Qu diablos te trajo por aqu?

El jefe dijo Sam me mand aqu para escribir un artculo sobre tu cerveza.

Dile que se vaya al diablo rugi Percy, furioso.

Ya se lo he dicho varias veces, pero hasta la fecha no ha tomado en consideracin, mi consejo.

Y hay otra cosa que me gustara saber continu Percy, levantando la voz. Qu demonios ests haciendo con mi abrigo encima de tus malditos hombros?

No esperaras que me lo pusiese en los pies, verdad?

Lo que no esperaba es que te lo pusieras.

Oh! Es esto lo que te molesta? La verdad es que tuve una disputa con el perro de tu portero, y antes de conseguir demostrarle su error, logr arrancarme lo que podra describirse como la parte vital de mis pantalones; me comprendes, verdad?

Es una lstima que se contentase slo con tus pantalones dijo Percy, con acritud. Sin embargo, no importa; tengo que mandarlo a la tintorera.

Deberas haberlo enviado hace ya varios meses observ Sam, framente, pero contigo dentro. No has mejorado con los aos, Trotter. Cuando te miro, todava me pregunto por qu viniste al mundo. Un gran descuido por parte de tus progenitores! Recuerdo que esta pregunta acaparaba toda mi atencin al principio de conocerte. Me pareca una lstima que no te hubiesen hecho desaparecer. Y actualmente sigo todava con la misma opinin.

Dejemos todo esto dijo Percy, con hasto, sino no llegaremos a ninguna parte. Dime, Sam, qu tienes contra estos Wigthorn? Tal vez el viejo sea algo judo, pero la muchacha me rob el corazn en cuanto la vi.

Entonces ser mejor que vayas a rescatarlo otra vez, tonto! dijo Sam. Permteme decirte, amigo mo, que anoche me hosped en el Pig and Litter, y pude or muchas cosas.

Me importa un comino dnde te hospedaste declar Percy, con rudeza. No puedes ir al grano? Ahrrate contarme la historia de tu vida. No me interesa en absoluto.

Pues ah est precisamente el grano del asunto. De no haberme hospedado en el Pig and Litter, estaras listo a estas horas. El quid del asunto es ste: el viejo Wigthorn y su hija se encontraban tambin all.

Ya s lo que vas a decirme interrumpi Percy, con tono despreciativo. Que se present bajo el nombre supuesto de Smith. Y bien, qu mal hay en ello? No quera que, los peridicos se, enterasen de la oferta que vena a hacerme.

No era esto lo que iba a decirte. Por cierto que ya supuse que tendra sus razones para presentarse bajo ese nombre, y que la causa no era porque la Polica estaba siguiendo su pista.

Bien, prosigue.

Yo tena la habitacin donde naci Dan'l Simms. El viejo Wigthorn tena el cuarto contiguo al mo, y ambas ventanas estaban abiertas. Yo estaba asomado a la ventana, aspirando el perfume de unas flores exticas, cuando o el rumor de unas voces. En resumen, las del viejo Wigthorn y su hija.

Sigue, qu es lo que decan?

Preprate para recibir un golpe.

Percy, sofocando un grito, lo cogi por la mueca con fuerza, diciendo:

No irs a decirme que...

No, no, nada de esto. Ella es realmente su hija. Se trata de algo completamente distinto, algo que te concierne a ti.

A m?

S. La muchacha dijo que no poda dormir pensando en ti.

Dios mo, si jams me haba visto hasta ahora!

Y eso no es todo, estpido! El viejo zorro contest diciendo que a l le ocurra lo mismo; por lo tanto, el motivo no poda ser tu encanto personal. Dijo que haba estado cavilando toda la noche sobre ti y que tu imagen se haba interpuesto continuamente entre l y su sueo. Manifest que de triunfar tu cerveza en el mercado, se vera sumido en la mendicidad en un plazo de dos meses, teniendo que contentarse con fumar alguna colilla recogida por las calles.

Eso dijo? pregunt Percy, con avidez.

Algo por el estilo. Luego continu diciendo que tena la intencin de tratar de comprarte la frmula de esta psima cerveza que fabricas, pero pareca dudar de que estuvieses dispuesto a vender. Si te negabas a ello, entonces la muchacha entrara en accin para atontolinarte, lograr que te enamorases de ella, le pidieras en matrimonio y luego romper el compromiso una vez el viejo te hubiese hecho firmar el contrato. Estabas enterado de todo esto, Trotter?

Percy, ante el asombro de Brewster, se puso muy colorado, respirando ruidosamente por la nariz. El joven se haba impresionado de veras ante este relato, y sus ojos tornbanse vidriosos. Todo pareca indicar que iba a sufrir un ataque de apopleja.

No puedo creerlo balbuce.

Espero que no te irritars la prxima vez que la llame desahogada dijo Sam.

Claro est que me enfadar. No lo es! Ests equivocado!

No acostumbro a equivocarme. Ella es muy astuta y su padre tambin.

Reptelo otra vez! dijo Percy con tono de desafo, y te romper el crneo.

Sernate suplicole Sam, riendo a carcajadas, te va a dar un ataque.

Reptelo!

Por supuesto que lo repetir. Siempre estoy dispuesto a hacer un favor. Ella es...

La puerta se abri, y la voz armoniosa del mayordomo acarici con dulzura sus odos, como si en vez de hablar hubiese emitido notas musicales.

Miss Charteris desea verle, seor.

Dios mo! exclam Trotter, y se desmay.

CAPTULO IV

Examinando la cuestin desde todos los puntos de vista, Sam no vio ninguna razn para que su amigo Trotter se desmayase por el mero hecho de haber odo mencionar el nombre de aquella muchacha. sta, al entrar pisndole los talones al mayordomo, caus a Sam una agradable impresin. Era alta y, a su juicio, tena un tipo perfecto. Haba visto muchachas ms bonitas, pero jams ninguna que tuviese mayor atractivo. Hizo su aparicin con una alegre sonrisa, al mismo tiempo que se quitaba los guantes. Mientras la contemplaba con simpata, no pudo descubrirle Sam nada que justificase el visible gesto de horror de su amigo, y acab por verse obligado a apartar la vista de ella para sustraerse a su atractivo fsico.

Hola, Percy dijo ella, extendiendo la mano, cmo te encuentras? Tal vez me equivoque pero pareces estar indispuesto. Tienes las mejillas hundidas y sin color. Ya s lo que te ocurre: habrs estado trabajando demasiado...

Percy hizo un esfuerzo y se repuso, pero dej sin contestacin su amable saludo.

Dnde est tu madre?, murmur.

Mi madre est en casa, en cama.

En cama?

S. Ha tenido la gripe.

La gripe?

S. La gripe.

La tristeza que cubra el semblante plido de Trotter, desapareci en parte, y sus ojos cobraron brillo.

Esplndido! exclam, expansivo.

Supuse que te alegraras.

Por supuesto.

Ya hace varias semanas que guarda cama.

La cosa no puede ir mejor!

Pero el doctor asegura que muy pronto podr levantarse y salir.

Esto ya no me gusta tanto declar Percy. Sin embargo, an podra ser peor. Todava transcurrir bastante tiempo antes de que pueda hacerme alguna visita.

Desde luego.

Es muy divertido a su edad coger la gripe. No obstante, es un paso hacia el Ms All.

Qu quieres decir con esto, Percy?

Nada dijo apresuradamente. Sin duda te habrs dejado caer por aqu para traerme la noticia, verdad?

S. Mi madre me envi.

Muy amable por su parte.

Me encarg te comunicara que vendra a verte lo ms pronto posible.

Oh! Va a venir?

S, y tengo que aguardar su llegada.

Eres el diablo en persona! Qu quiere tu madre? Qu es lo que est tramando?

Tengo la idea de que su propsito es hablarte sobre el negocio de tu cerveza y darte su valiosa opinin.

Ya me lo tema refunfu Percy. No podra la buena mujer preocuparse de lo suyo?

Miss Charteris movi la cabeza, rindose.

No. T ya sabes que esto no es posible. Ya habra venido mucho antes de no haber sido por la gripe. Al principio crey que se trataba de uno de tus locos inventos y se sinti inclinada a tomarlo a broma. Pero luego, cuando los peridicos comenzaron a hablar de ti seriamente, se alarm y sufri una recada.

Bien dijo Percy, con calma, esto ya es algo. Por lo menos no he malgastado del todo mi tiempo.

Lo anotar en mi Diario como dato interesante. Sin embargo, ella no perda an la esperanza de tu fracaso; pero cuando los peridicos continuaron elogiando tu cerveza y pronosticaron su xito, me mand aqu para que te vigilara hasta que ella pudiese venir.

Qu desfachatez! exclam Percy con arrebato, olvidndose de los buenos modales. Cules son sus intenciones?

Pues, como t ya sabes observ Miss Charteris ingenuamente, ella es secretaria de la Liga Anticervecera, y le pareci que si esta cerveza que ests fabricando, puede venderse a dos peniques el bock, tendra que luchar contra un poderoso handicap.

Mndale un cable sugiri Percy dicindole que confo venderla a seis peniques el galn. Esto le producir otra recada.

Como te iba diciendo, me envi para comunicarte que si no abandonas este asunto, har que t mismo llegues a maldecir la hora en que viniste al mundo.

Esto dijo?

S, y, adems, me parece que habl de hacerte la vida imposible.

No me extraa; ste es su sistema.

Aadi, de paso, que cuando naciste hubieran tenido que dejarte abandonado en el arroyo.

No parece haber cambiado mucho.

Tambin dijo que deberan arrojarte en una cuba de aceite hirviendo.

De veras?

S. Pero mi opinin es que debes vender esta cerveza por encima de todo, incluso por encima de su cadver.

Nada podra causarme un placer ms grande dijo Percy, sin ambages.

Lo sospechaba. Tal vez haya olvidado algn otro mensaje, pero fcilmente puedes imaginrtelos ahora que ya conoces sus intenciones. De todas formas, he de vigilar que no cometas ninguna temeridad, hasta que ella venga a encauzarte por el camino de la rectitud, aunque para ello tenga que apelar a cualquier recurso.

Bendita sea la gripe! exclam Percy con entusiasmo. Jams hasta la fecha haba tenido una opinin tan elevada de ella; pero ahora me descubro ante la gripe. La enfermedad capaz de retener a esta mujer en cama es digna de todo encomio. Con un poco de suerte, el negocio habr pasado a manos de otro cuando ella est en condiciones de levantarse.

Acaso, insinas que piensas dejarte sobornar, vendiendo la patente? pregunt Miss Charteris, con asombro.

Si, estoy decidido.

Quin es el comprador?

Sir Henry Wigthorn me ha hecho una oferta.

Oh!

S, una oferta realmente esplndida.

Me alegro que lo creas as, pero debes andar con cuidado.

Qu quieres decir?

Miss Charteris mir de soslayo a Sam. A ste, que no perda de vista ningn detalle, le pareci helada su mirada. Quiz se equivocaba, pero tuvo esta impresin y trat de rechazarla. Oy su voz que preguntaba:

Puedo hablar con franqueza?

Con absoluta franqueza dijo Percy con impaciencia. Aqu te presento a Sam Brewster, un viejo amigo mo. Sam, mi prima, Miss Charteris. Y ahora, Sidney, qu tienes que decir de Sir Henry?

Pues que es un tramposo.

Un tramposo?

S, un tramposo. Con frecuencia he odo hablar de l a mi madre. Si ella supiese que tienes la intencin de venderle el negocio, le dara un ataque.

En este caso exclam Percy con jbilo, lo menos que podemos hacer es comunicrselo. Es un deber de humanidad. Qu le induce a suponer que Sir Henry es un tramposo?

No lo supone, lo sabe concretamente. En varias ocasiones ha tenido que tratar con l.

Esto no prueba que sea un tramposo. Hay que ser ms indulgentes. Qu clase de trato han tenido?

No lo s; pero me figuro que deba estar relacionado con la Liga Anticervecera.

Percy lanz desdeosamente un fuerte resoplido y exclam:

Qu liga ms nefasta!

Desde luego confirm Miss Charteris, alegremente.

No es de esperar que tu madre le encuentre alguna virtud a un cervecero, no es cierto? Quiero decir que encontrara lgico que a la primera oportunidad que se le presentase le cortara el pescuezo y bailara el charlestn sobre su cadver. Considera a los cerveceros como las ratas. Les dara veneno si esto no fuera contrario a la ley.

Sidney asinti con la cabeza.

Admito que hay una parte de razn en lo que dices, pero esto no cambia el hecho de que ella considera a Sir Henry como un tramposo. Y, como primos que somos, Percy, te recomiendo que estudies minuciosamente el asunto antes de cerrar ningn trato con l, de lo contrario, es casi seguro que te va a timar. Es posible que seas un verdadero experto en este negocio, pero cuando hay que tratar con Sir Henry Wigthorn, mano a mano, lo ms probable es que te despelleje. Quiz m madre, en realidad, no sienta mucha simpata por ti, Percy, pero yo te quiero mucho, y tendra un disgusto si te supiera explotado y estafado por esa vbora.

Esto es exactamente lo mismo que yo le estaba diciendo hizo observar Sam con un sentimiento de alivio.

Miss Charteris le mir de nuevo, y Sam volvi a sentir una sensacin deprimente. Esta muchacha, por alguna razn insospechada, no le haba prestado a primera vista ninguna atencin.

Usted tambin se lo ha dicho? pregunt Miss Charteris con tono displicente.

S afirm Sam. El tonto quera vender el negocio por cincuenta mil.

Miss Charteris lanz un pequeo suspiro, y abri desmesuradamente los ojos.

Cincuenta mil?

S, pero yo elev el precio hasta cien mil, ms el cincuenta por ciento sobre los beneficios.

Usted est loco!

Lo cree realmente as?

Estoy segura de ello. No comprende que si cabe alguna posibilidad de que Percy cobre cincuenta mil libras esterlinas, no hay en cambio una sola de que obtenga cien mil?

No vamos a discutir esto ahora opin Sam, con ligero enfado. La cuestin es saber cunto estara dispuesto a pagar para no terminar sus das en la Casa de Caridad,

En la Casa de Caridad?

Eso es. Le o perfectamente cuando dijo a su hija que dentro de un par de meses iran a parar a la Casa de Caridad, si no iban a un arreglo con Percy. He aqu la cuestin! No se trata de asesinar a su madre, sino de no tener que ingresar en la Casa de Caridad. No cree usted que estara dispuesto a deshacerse de cien mil libras con tal de eludir este triste destino?

No lo creo si confa obtener lo que persigue valindose de otros medios replic Miss Charteris con firmeza.

Sin duda alguna, pero aqu estamos nosotros para impedirlo.

Nosotros?

S. Usted y yo afirm Sam, impasible.

No sirvo yo acaso para manejar mis propios asuntos? inquiri Trotter, con tono molesto.

No declar Sam.

Adems, nunca has servido confirm Sidney. Sobre este punto estoy de acuerdo con Mr. Brewster. Supongo que Sir Henry no habr aceptado el precio que pediste.

No confirm Percy con disgusto. Quiere que le conceda una semana para pensarlo detenidamente y tomar una decisin. Es un asunto de mucha envergadura como comprenders.

Entretanto intervino Sam, debido a una debilidad de nuestro joven amigo y colega, Sir Henry va a permanecer aqu.

Aqu? grit Sidney horrorizada.

S, aqu repiti Sam con energa. Bajo este mismo techo.

Dios mo, Percy! Te vas a encontrar en una difcil situacin.

Y no se trata solamente de Sir Henry continu Sam, implacable. Va acompaado de una hija.

Por qu diablos la trajo con l?

Voy a decrselo dijo Sam con indiferencia. La trajo para fascinar a Percy y seducir su corazn. Su papel se reduce a engaar a Percy enamorndole y cuando lo tenga chiflado y ardiente de ansiedad, comportarse entonces con la mxima frialdad y dirigindose a Percy continu: Aunque te pese, Trotter, te lo decimos por tu bien. Algn da nos lo agradecers con los ojos anegados en lgrimas.

Pero, est usted seguro de esto, Mr. Brewster?

Sam sacudi la cabeza afirmativamente.

Les o hacer juntos los planes. Ella empieza por conceder a Percy una amplia y alentadora sonrisa; luego le da a entender que l lo significa todo para ella; le sonsaca el secreto, le hace firmar el contrato y despus rompe las relaciones. Y el tonto cay en la trampa! Lo comprende?

Sidney volviose hacia su primo y pregunt:

Pero, es verdad todo esto?

Por supuesto que no! exclam Trotter, acaloradamente Miss Wigthorn es una muchacha encantadora e incapaz de cometer una accin deshonrosa. No tiene nada que ver con este proyecto tan vil y con cierta amargura aadi: Probablemente Brewster estara borracho.

T me dijiste ataj Sam, sin hacer caso del insulto que era la muchacha ms encantadora que jams habas visto.

Bien, y qu tiene de particular si lo dije?

T me amenazaste con echarme de esta casa cuando insinu que, a mi juicio, ella era una desahogada y una pcara.

Y lo hubiera hecho!

Ya lo ves! Te has enamorado de ella, y slo con mencionar, su nombre tus ojos despiden llamaradas de amor. Un da o dos ms, amigo mo, y le escribirs poemas.

Un da o dos ms murmur Trotter y con la ayuda de Dios te mandar a ti flores. Si no fuera porque ests aqu de visita, te rompa ahora mismo las narices.

Sernate dijo Sam, framente. No hay motivo para representar un drama vulgar. A menos de que nos tomemos las cosas con calma, el viejo Wigthorn saldr beneficiado, con la cartera repleta de unas ganancias mal adquiridas. Tenemos que dividir la manera de entorpecer sus malvados proyectos.

Hay algo que no veo muy claro en todo esto dijo Sidney.

Pues ya se lo aclarar.

Cmo se enter usted de ello?

Eso es lo que yo digo convino Trotter. Quin te pidi que metieras tus narices en este asunto?

Brewster no tom en consideracin este insulto, y aspirando a pleno pulmn, pregunt con tono de reproche:

Acaso soy el tipo de individuo que permanece ocioso cuando ve que un viejo amigo de la infancia se halla en una crtica situacin? Cuando me entero de que se traman intrigas contra un compaero, cul es mi deber con respecto a la humanidad y a mi propia conciencia?

Tu deber es ocuparte de tus malditos asuntos contest Percy, con desdn.

Esto es precisamente lo que estoy haciendo, no lo crees as? Vine aqu en busca de noticias para escribir un artculo, y tengo que encontrarlo aunque me vea obligado a inmiscuirme en ellas.

Es usted periodista, Mr. Brewster?

S. El rey de los periodistas. Si las noticias no quieren venir hacia m, yo voy hacia ellas. Este motivo me trajo aqu, y permanecer en esta casa hasta conseguirlo.

Aqu?

Por qu no? Si puedes tolerar a un Wigthorn bajo tu arcaico techo, deberas saltar de alegra ante la suerte de poder dar albergue a un tal Brewster. Esta oportunidad no se presenta todos los das, amigo.

Afortunadamente gru Percy. Cmo voy a poder trabajar con tanta gente en la casa?

Qu trabajo tienes que hacer? pregunt Sidney.

Tengo que acabar de refinar esta cerveza, antes de que el viejo Wigthorn la pruebe.

A propsito, amigo. Por qu no nos concedes este honor? Lamento verme obligado a dar lecciones de hospitalidad a un Trotter, pero me parece que sta es la nica manera de poder echar un trago. Soy un excelente catador de cerveza, y te dar m opinin sobre la misma, con absoluta imparcialidad.

Eres muy amable declar Percy con aspereza, pero tengo la opinin de un hombre que sabe lo que dice.

Quin es?

Mi mayordomo.

Es nuevo no es verdad? pregunt Miss Charteris.

S. Hace una semana que lo tengo.

Qu le ha ocurrido a Higgs?

Se fue.

No lo despediste, verdad, Percy?

No. Se march sin decir una sola palabra. nicamente dejo una nota diciendo que haba muerto una ta suya, y que haba heredado una fortuna. Yo estaba ausente entonces y ni siquiera pudo aguardar mi regreso.

Es raro, verdad? Haca mucho tiempo que estaba a tu servicio.

S, es algo raro. Lo he visto toda mi vida en nuestra casa.

Me figuro que sentira la, necesidad de un cambio de aires coment Sam, con impaciencia. Bueno, volvamos a nuestro asunto.

Qu opin este majadero de tu cerveza?

Convino que no era todava perfecta, pero que tena grandes posibilidades de llegar a serlo. Asegur que prevea un futuro risueo para ella.

S? Y qu ms dijo?

Pues que en este asunto haba en juego un milln.

Tal vez tenga razn asinti Sam, impresionado. Debe ser perito en la materia. Apostara que no ha perdido el tiempo desde que ha entrado en la bodega. Me recuerda enormemente a un arzobispo, y todos los arzobispos que he conocido son buenos catadores de cerveza. Sin embargo, ya lo comprobaremos nosotros mismos. Dnde guardas el cuete, Percy?

En mi laboratorio. Pero est cerrado.

Eres prudente. Dnde est la llave?

Si quieres te ensear el laboratorio.

No te molestes; ensanos la cerveza. El resto ya lo haremos nosotros.

Est en el laboratorio, idiota.

Ensanos entonces el laboratorio.

Perfectamente. Acompame, pues.

Tenemos que salir al exterior? inquiri Sam.

S. Por qu?

Estaba pensando en el perro.

Qu perro?

El que desgarr mis pantalones. Puedo ir tranquilo?

Creo que s. No es probable que nadie le haga dao.

No lo dudo, pero tal vez sea l quien nos lo haga a nosotros.

Si se encontrase por casualidad por aquellos alrededores, no me extraara, pues no siente mucha simpata por los forasteros.

Ya me lo supona dijo Sam, cogiendo un grueso bastn del paragero del vestbulo. No te importa que me lleve esto?

No, no! Hazte cargo que ests en tu casa.

No lo hago por m, sino por tu abrigo observ Sam.

Ya.

Adems, imagnate qu bochorno para m si lo desgarra. Por qu tienes a un animal tan salvaje en tu casa?

Porque me es de gran utilidad contest Percy.

No lo dudo, pero, en qu sentido? Tiene la especialidad de morder a los periodistas.

De veras?

S. Parece que los reconoce por instinto o por olfato. La semana pasada sorprendi a uno que saltaba por encima de la verja, y lo mordi con verdadera furia.

Ha mordido a muchos periodistas?

S.

Y t lo apruebas?

Por supuesto. De esta manera no vuelven ms.

Ya me hago cargo. Pero, por qu esta aversin hacia los periodistas?

Me hart de ellos. Se presentaban aqu a todas las horas del da y de la noche. Por esta razn di rdenes severas prohibindoles la entrada en esta casa. T has sido el primero desde entonces que has logrado penetrar en ella.

Para impedir la entrada a un Brewster se necesita algo ms que un perro salvaje dijo Sam con modestia. Es ste el laboratorio?

S.

El laboratorio, no sin justa razn, se hallaba situado en medio de un grupo de rboles, a cierta distancia de la casa. Exista siempre el peligro de una explosin, segn deca Trotter. Adems de esta causa, el hedor que sigui a sus primeros experimentos, fue de una naturaleza tan poderosa, que el pueblo entero de Towers le envi un ultimtum. Percy, cediendo gustosamente a la demanda del pueblo, hizo construir este edificio en el lugar donde menos molestias poda causar a sus conciudadanos.

Era un edificio largo, de planta baja, con tres ventanas a cada lado y una sola puerta. Las ventanas, en aquel momento, tenan los cerrojos echados, y la puerta estaba cerrada bajo candado. El joven Trotter hizo observar con orgullo, que no haba necesidad de tomar tales precauciones.

El laboratorio dijo Trotter, con una ligera sonrisa en los labios, era mirado con verdadero horror por todo el mundo. Incluso los cazadores, que eran hombres resistentes, pasaban a gran distancia.

No los censuro declar Sidney, arrugando la nariz Desde luego se nota un olor peculiar, no te parece?

Te refieres a este tenue olor aromtico?

Bien, llmalo como quieras.

Hedor, es la palabra que yo habra empleado dijo Sam con franqueza Me recuerda el olor a perros muertos. En qu estado se encuentran las alcantarillas, amigo?

No hay ninguna alcantarilla aqu replic Trotter con brusquedad.

Mejor sera que te preocupases de este asunto sin prdida de tiempo, antes de que este vaho llegue hasta las narices del inspector de Sanidad.

Proviene de la cerveza anunci Percy.

El qu?

El olor.

Vaya por Dios! Hablas en serio?

Desde luego.

Y t hablas honradamente cuando dices que piensas vender esta pcima a los ingleses que se precian de tener un paladar refinado?

Qu hay de malo en ello?

Que es repugnante contest Sam. Un vaso de este brebaje junto a la nariz, sera suficiente para revolver el estmago del ms sano y no alcanzo a comprender cmo es posible que alguien se lo beba.

Aqu queda demostrada la cortedad de tu entendimiento declar Percy con aspereza,

Tal vez, pero esto es ajeno al hedor. ste se filtra por los poros.

Creo declar Percy, abriendo la puerta, que podra suavizarse un poco. ste era uno de los puntos que hizo observar Bates, mi mayordomo. Dijo que a l, particularmente, no le molestaba el olor, pero comprenda que a algunos podra ofenderles. Cuando le comuniqu que exista la posibilidad de que este olor peculiar desapareciese estando en el barril, pareci quedar completamente satisfecho. De todos modos, como no soy amante de contar con el azar, ya he encontrado una frmula para quitarle el olor. No es que me disguste, muy al contrario; personalmente lo encuentro ms bien agradable y estimulante.

T disfrutaras en una fbrica de cola observ Sam con tono de crtica. Bien, ahora que estamos aqu supongo que podremos probar la cerveza.

He aqu la tina anunci Percy, con un ligero rubor de orgullo en el rostro.

Sam se asom por encima del borde y qued defraudado al comprobar que no haba cabras muertas flotando en la superficie. Vio, en cambio, un lquido claro, de color moreno, cubierto de espuma que burbujeaba continuamente. Sinti una impresin desagradable, y retrocedi tambalendose, preso de unas nuseas que le atenazaban la, garganta.

Sidney, turbada por aquel tufo, haba salido al exterior y estaba apoyada contra un rbol, con un pauelo delante de la cara. Sam sinti deseos de imitarla, pero el orgullo de los Brewster vino en su ayuda. Si Percy poda soportar aquella atmsfera nauseabunda, Samuel F. Brewster poda tambin soportarla, y aun gustarle.

He aqu los barriles continu Percy, impasible.

Estn llenos? inquiri Sam.

Completamente llenos. Dentro de ellos acaba de adquirir su punto.

Vaya!

Por supuesto, esta cerveza declar Percy excusndose, no est todava completamente refinada para el consumo.

En esto estoy de acuerdo contigo, amigo mo.

Pero aqu tengo dos barrilitos del producto, perfeccionado del todo. Al principio me vi obligado a elaborar de una sola vez varias pequeas cantidades, cada una con una frmula distinta. Para hacer la prueba, por separado, con cada frmula, habra necesitado mucho tiempo. Cuando logr obtener el mejor resultado posible que se poda apetecer, vert el lquido en la tina principal. El contenido de la tina, que finalmente decid lanzar al mercado, se encuentra en estos cuetes completamente listo y en condiciones de ser bebido.

Quiere decir que esto es, en realidad, todo lo que tienes?

Hasta que la cerveza de los otros barriles alcance el punto de sazn, s.

Bien, sea por nuestra amistad, probar un vaso. Pero si me enveneno, Trotter, ser tu pesadilla hasta el da de tu muerte. Toma nota de esto.

No tengas miedo replic Percy, con frialdad; y llenando un vaso, prosigui: Confo en que oir una opinin honrada.

Desde luego, amigo. Dime, tengo que beberla o simplemente olerla?

Tienes que sorberla despacio para apreciarla bien.

No te preocupes, as lo har.

Sam acerc el vaso a sus labios, y comenz a beber con la mayor reserva. Saba que Percy le vigilaba atentamente, pero esto le tena sin cuidado. Percy, sin duda, estaba pendiente de sus reacciones. Sam, por su parte, se estaba preguntando si llevaba a cabo un acto juicioso. Tena ante s un futuro brillante y prometedor y era una imprudencia jugrselo as tan a la ligera. Luego se imagin tendido en el suelo, con los ojos en blanco y la boca llena de espuma. Este pensamiento no le caus una grata impresin. A su modo de ver haba otras formas ms dignas de morir.

Finalmente sus escrpulos se desvanecieron y acab por catar el sabor amargo y penetrante de la cerveza. Acudi a su memoria lo que su padre le haba explicado acerca de la vendimia de anteguerra. Animado por aquellos recuerdos, tom otro sorbo. Una ola de calor recorri todas sus venas, y la tensin que pareca tenerlo congestionado, desapareci de su rostro. Bebi otro sorbo y una alegre, sonrisa ilumin sus facciones. Luego vaci el vaso de un trago.

Qu te parece? pregunt Percy, con ansiedad.

No s dijo Sam. Necesitara otro vaso para poder apreciarlo mejor.

Lo siento, pero no puedo ofrecrtelo. Me queda muy poca, y transcurrirn por lo menos unas cuantas semanas antes de que haya preparado una nueva cantidad. Cul es tu verdadera opinin, Sam?

Percy declaro aqul con gravedad, hay realmente un milln en perspectiva, si tan slo consigues eliminar este olor, y si te es posible llegar a venderla al precio que nos has dicho.

Lo crees de veras?

S Brewster puso una mano encima del hombro de su amigo y prosigui. Tu cerveza es un xito, Trotter. Es la clase de cerveza con la cual he soado durante aos.

Gracias, Sam. Me alegra orte hablar as.

Tienes motivos para ello. Te aseguro, Percy, que esta cerveza levanta los nimos.

En efecto, as es.

S; me hace sentirme otro hombre. Me hace tener confianza en el futuro, cosa que no tena durante estos ltimos veinte minutos. Lo nico que siento, Percy, es que ofrecimos el negocio al viejo Wigthorn. Por qu se lo habremos dicho? Es nuestro secreto, no es cierto?

Ya te expuse mis razones replic Trotter con impaciencia. Y no me arrepiento. Es posible lo del milln, pero yo no tengo ningn deseo de pasar el resto de mi vida fabricando cerveza.

Por qu no? Qu otra cosa mejor podras hacer?

No discutamos sobre esto ahora ataj Percy. Vmonos. Ya ha tocado el gong para el almuerzo.

Oye pregunt Sam, al salir del laboratorio. Dnde hay posibilidad de que encuentre a tu perro?

Junto a la verja de entrada. Qu quieres de l?

Deseara amaestrarlo declar Sam. Este perro no puede romper los pantalones de un Brewster y marcharse tan tranquilo llevndose un trozo entre sus dientes. A propsito, Percy, tendrs que prestarme unos pantalones para el almuerzo. No es muy correcto sentarse a la mesa con el abrigo puesto, y bajo ningn concepto podra sentarme sin l; por lo tanto, cuento contigo.

De acuerdo. Ya te prestar unos.

Es muy amable por tu parte. Despus del almuerzo telegrafiar para que me manden sin demora unos trajes.

Crees necesario tomarte esta molestia? pregunt Percy, irnico.

CAPTULO V

Durante el almuerzo Brewster estuvo obsesionado por una idea fija acerca de Sidney Charteris.

Pese a las pruebas contrarias, Sam estaba convencido de que en el curso de su carrera periodstica haba tropezado con aquella muchacha, pero por ms que le daba vueltas a su cerebro, no consegua recordar las circunstancias de aquel encuentro.

Parecale imposible haber sido presentado a ella. Cuando hizo su aparicin aquella maana, no haba dado la menor muestra de conocerlo. Ninguna exclamacin de alegra haba brotado de sus labios cuando l le dio la bienvenida con una amplia sonrisa. Tampoco su nombre, pronunciado por Percy, le haba hecho morderse el labio y permanecer pensativa. Sin embargo, su rostro era de los que ningn hombre sensato poda olvidar, y Sam estaba completamente dispuesto a reconocer que un verdadero encanto emanaba de toda su persona.

Por lo tanto, terminada la comida, acogi con verdadero agrado la decisin de Trotter de retirarse a su laboratorio para llevar a cabo unos complicados experimentos. Percy, teniendo en cuenta sin duda que no eran ellos unos invitados de compromiso, diole a entender claramente con su conducta que no necesitaban en absoluto de l para ayudarles a pasar el tiempo. Sin ms demora, sal